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EL PEQUEÑO VAMPIRO Ángela Sommer-Bodenburg Introducción
Este trabajo está compuesto del resumen de los veintiún capítulos del libro “El pequeño
Vampiro”, obra escrita por Ángela Sommer
-Bodenburg. También daré una opinión del libro, las partes que más me gustaron, el
personaje que más se parece a mí, en sus características y cualidades. Además se conocerá
la vida y las obras de la autora, nombraremos los 20 libros que componen la saga del
pequeño vampiro. Capítulo 1 La cosa en la ventana Era sábado: los padres de Antón salen
de la casa. Antón no les iba a decir a sus padres que a las 11:00 pm iba a ver una película
policiaca. A lo que sus padres se fueron se puso a ver la película. La estaba viendo cuando
escucho un ruido Salió de la habitación y escucho otra vez el ruido, fue a su habitación y se
encontró una sombra en la ventana, era un vampiro, pero de los reales él creía que eso solo
pasaba en las películas de misterios y Antón se asustó, pero después se hicieron buenos
amigos, conversaron del estómago débil de los vampiros, que el dulce para ellos era
veneno. Antón pregunto que por qué era tan pequeño él, le conto que él se volvió vampiro
cuando él era niño por eso era tan pequeño le explico sobre sus amigos y todas las cosas, de
repente conversando de algunas aventuras de la familia, le iba a contar la historia del
guardián del cementerio, cuando llegaron los padres de Antón. Capítulo 2 Sabiduría de
padres Antón estaba soñando, con que el corría, y sentía que lo perseguía un monstruo, y
ahí escucho una voz familiar y una risa, era Rüdiger, el vampiro, quien le empezó a contar
la historia del guardián del cementerio. Justo, ahí lo llamo la mamá, para tomar desayuno.
Antón les pregunto si creían en vampiros, el papá y mamá lo molestaron, y se rieron de él.
Antón solo quería que llegara el sábado para ver a su amigo. Capítulo 3 La punta misteriosa
Antón quería que sus padres salieran, para que pudiera visitarlo Rüdiger. Preparo los
libros, de superhéroes, y coloco libros y posters de vampiros, que el mismo pinto. Cuando
llego el papá del trabajo, la mamá se torció el pie, lo que preocupo a Antón, porque tal vez
no iban a salir de la casa. La mamá decidió no salir, y Antón se preocupaba por su amigo,
no sabía cómo avisarle que no estaba solo. Por fin llego la noche y Rúdiger, vio los libros,
estaba contento, felicito a Antón por las pinturas. Mientras conversaban, la mamá de Antón
se asomó a la pieza, casi los pilla Rudiger estaba escondido en el armario. Cuando la mamá
se fue decidió irse volando. Anton
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Ángela Sommer-Bodenburg (nacida el 18 de diciembre de 1948 en Reinbek, localidad
cercana a Hamburgo) es una escritora alemana. Estudio educación, psicología y sociología
en la Universidad de Hamburgo. Ejerció de maestra durante doce años, dedicándose
finalmente a sus dos pasiones, la pintura y la literatura. Ha escrito más de cuarenta libros
entre poesía y novela. Su gran éxito han sido las novelas infantiles del pequeño vampiro, de
las que ha vendido más de diez millones de ejemplares.
ARGUMENTO
La obra trata de la amistad entre el niño humano Anton y el niño vampiro Rüdiger. Anton
vive inquietantes aventuras entre los vampiros, acompañado por Rüdiger, que suele
visitarle apareciendo inesperadamente en el alféizar de su ventana. Una de las dificultades a
las que se enfrentan es la de tratar de evitar que los padres de Anton lleguen a enterarse de
que Rüdiger es un vampiro.
Anton va conociendo cada vez a más miembros de la familia de Rüdiger, como la hermana
pequeña Anna y el hermano mayor Lumpi. También vive emocionantes vuelos nocturnos
con la capa que le presta su amigo, y pronto se familiariza con los problemas que tienen que
afrontar los vampiros: el ajo, el tener que hacer la mudanza con un ataúd o el sufrir la
persecución del cazador de vampiros Geiermeier.
TEMA
La amistad entre dos personajes muy diferentes.
VOCABULARIO
Irreflexivo = Falta de reflexión.
Disecada = Preparar unanimal muertopara su conservación.
Reprochó= Reconvenirocensurar.
Lápidas= Piedrallanaparauna inscripción.
Engullía= Tragar sinmascar.
Desdeñoso=Esquivo,despejado.
Chalado= Abobado,enloquecer,alelado.
Coléricos=Enojo,enfadado.
Descansillo=dormiro tranquilo.
Fotofobia=Rechazoenfermizoalaluz.
LOS PERSONAJES
AntonBohnsack(hijo)
A Antonle gustamucho leernovelasde terror,especialmente de vampiros.Vivemuchas
aventurasconsus amigosvampirosycon el paso del tiempose hace cada vezmás valiente.
Gracias a ellosaprende muchascosasacerca de la existenciade estosseres.Antonesmuyleal
hacia ellos,ylesayudatodoloque puede.Asíque no sólorescataa RüdigeryAnnade numerosos
peligros,sinoque tambiénayudaaque lospeligrosos familiaresde susamigospermanezcana
salvode lossereshumanos.
RüdigervonSchlotterstein
Rüdiger,el pequeñovampiro,se convirtióenvampirocuandoeraniño,hace másde ciento
cincuentaaños.La edadque reflejaesincierta,aunque suabuelodice enunaocasiónque yaha
llegado"ala edadde trece años para un vampiro".A lolargo de su dificultosaexistencia,siempre
se ha preocupadoprincipalmente de símismoysu propiointerés.A pesarde ello,nuncadejaenla
estacadaa susamigos.Le muestraa Antonel mundode losvampirosyemprende conél cosasde
lasque normalmente noeracapaz. El pequeñovampiroestáenamoradode Olgavon
Seifenschwein,aunque ellanuncale hace caso yse aprovechade él. Tiene mucho respeto por su
hermano mayor Lumpi y trata de imitarle continuamente. Con su hermana Anna siempre
tiene las típicas peleas de hermanos.
Anna von Schlotterstein
Anna es la hermana pequeña de Rüdiger y Lumpi. Su apodo inicial es "Anna la
Desdentada", puesto que aún no tiene los dientes de vampiro y se alimenta de leche. Está
enamorada de Anton e intenta no convertirse del todo en un vampiro, aunque no puede
hacer nada al respecto. Es la más sensata de sus hermanos y, aunque es la más pequeña, se
convierte en "Anna la Valiente" tras demostrar las cosas que es capaz de hacer.
Lumpi von Schlotterstein
Lumpi, apodado "el Fuerte", es el hermano mayor de Anna y Rüdiger. Se convirtió en
vampiro cuando tenía unos 15 años. Como ya estaba en la pubertad, a menudo tiene fuertes
arranques temperamentales. Es muy impulsivo y se divierte asustando a Anton. Lumpi es
miembro de un grupo de vampiros que mantienen una competición cuyo fin es demostrar
quién es el mejor vampiro.
Tía Dorothee
Dorothee von Schlotterstein-Seifenschwein es la tía de Rüdiger, Anna y Lumpi. Es uno de
los vampiros más sanguinarios y se hace en cierto sentido cargo de los vampiros pequeños.
Se comporta a menudo como una estricta institutriz, y suele espiar a los niños. Su marido,
el tío Theodor, fue asesinado por Geiermeier, a quien Dorothee profesa un odio especial. Su
desprecio por los humanos no le impide enamorarse de Igno Rante, si bien creyendo que es
un vampiro, y robar más adelante el corazón del señor Cisneros, profesor de la academia de
baile de Anton.
Los padres de Anton
No creen en vampiros. La madre de Anton es maestra y su padre trabaja en una oficina.
PERSONAJES SECUNDARIOS
Olga von Seifenschwein
Olga es la sobrina de la tía Dorothee. Vivía en un castillo en Transilvania, hasta que sus
padres fueron asesinados por cazadores de vampiros. Olga, debido a su descendencia
nobiliaria, es altiva, arrogante y gusta de utilizar a los demás para su propio interés; desea
que la llamen "la señorita von Seifenschwein". Se considera especialmente guapa y trata de
conseguir a Anton. Entre ella y Anna se establece una abierta enemistad. Rüdiger está
enamorado de ella.
Helga Bohnsack
La madre de Anton es profesora, no cree en vampiros y le molesta mucho la manía que
tiene su hijo con ellos. Por ello reacciona a menudo con severidad y envía a Anton a un
psicólogo.
Anton Bohnsack
El padre de Anton no se toma el fanatismo por los vampiros de su hijo tan a la tremenda.
Normalmente trata de mediar entre Anton y su madre. A menudo intenta pasar su tiempo
libre con Anton, tratando de hacer cosas que cree que le pueden gustar a su hijo, como unas
vacaciones aventureras. En los primeros libros, su nombre no era Robert, sino Anton, como
su hijo.
El guardián del cementerio, Geiermeier
Su nombre es Hans-Heinrich.Geiermeierse hamarcado el objetivode acabarcon todoslos
vampirosdel cementerioypoderasídecorarloy cuidarlocomoun parque.Está constantemente
malhumoradoysiempre llevaencimacabezasde ajos.Sospechade todoel mundo.Ni tansiquiera
un infartode miocardiole hace cesar en suempeñode cazar a los vampiros.Suayudante,
Schnuppermaul,siemprehace lascosasmal,ensu opinión.
El jardinerodel cementerio,Schnuppermaul
El descerebradoayudante de Geiermeieresde Stuttgart.Sumayor preocupaciónespoder
ensuciarse oresfriarse enlacaza nocturnade vampiros.Traba amistadcon Lumpi sinsaberque es
un vampiro;le llamaeducadamente "el señorvonSchlotterstein"y"mi jovenamigo".
El psicólogo,el señorSchwartenfeger
El doctor JürgenSchwartenfegeresel psicólogoal que Antónacude habitualmente.Conél suele
hablarde lasemanay de las vacaciones.Enrealidaddebe acabarcon el fanatismode Antonhacia
losvampiros,peroel psicólogocree enellosyhadesarrolladounextensoprogramaconel que
quiere curarlosde sumiedoal luzdel sol.
Udo Holzapfel
Amigode Anton.Se hace pasar por Rüdigercuandolospadresde Antonle exigenaeste (Anton)
que lespresente asusamigos.
RESUMEN DE EL PEQUEÑO VAMPIRO
CAPITULO1 La cosa enla ventana
Un sábado por lanoche,aprovechandoque suspadressalieronacomer,Antonse preparopara
veruna películapolicial.Como todavíanoempezaba,se pudoaleerunanovelade terror.A Anton
le encantabatodolo que tuvieraque vercon el terrory losmonstruos.En supiezateniapor
ejemplounposterde King-Kong.Le diohambre yfue a la cocina,cosa que no le gustabahacer de
noche.. ¡Odiabael pasillo,conlalámparaeternamenterotaque nadie reparaba!¡Odiabalos
abrigosque se balanceabanenel roperoy que parecían ahogados!Y ahora le dabamiedoincluso
la liebre disecadadel cuartode trabajode su madre,a pesar de que otras vecesa él le gustara
tanto asustarcon ellaa otrosniños.
Saco del refrigeradorjugode manzanasyquesoyal llegara su piezanoescuchoel televisor
encendido.Esoqueríadecirque algúnladrónhabía entradoa supieza,pensó.
Efectivamente,laTV estabaapagada.Llegóhasta sunariz uncuriosoolor enrarecidoya moho
como el del sótano,yasí comosi se hubieraquemadoalgo.¿Vendríade latelevisión?
Rápidamente retiróel enchufe,probablementese habíanquemadoloscables.
Entoncesenla ventanavioque algoestabasentadoylo mirabafijamente.Teníaunaspectotan
horrible que Antónpensóque ibaacaerse muerto.Dos ojospequeñose inyectadosensangre
relampagueabanfrenteaél desde unrostroblancocomo lacal; una cabellerapeludale colgabaen
largosmechoneshastaunasucia y negracapa. La gigantescaboca,rojacomo la sangre,se abría y
cerraba,y los dientes, que eranextraordinariamenteblancosyafiladoscomopuñales,chocaban
con un rechinaratroz.A Antónse le erizóel peloyse le detuvolasangre enlas venas.
—¡Un vampiro! —gritóAntón.
Y la cosa contestócon una vozque parecía salirde las más lóbregasprofundidadesde latierra:
—¡Sí,señor,unvampiro! —Y de un saltohabía entradoya enla habitación,colocándosedelante
de la puerta—.¿Tienesmiedo? —preguntó.
El vampiroprobóun dulce de Anton(unositode goma) peroloescupióy le explicoaAnton:—
¡Porque uno,comovampiroque es,tiene unestómagosensible,tonto!Lodulce esvenenopara
nosotros.
—¿Eresya viejo? —preguntóAnton.
—Viejísimo.
—Perosi eresmuchomás bajoque yo...
—¿Y qué?Es que morí precisamente cuandoeraniño.
—Ah,vaya.
Con esonohabía contadoAntón.
—¿Y ya estás...,quierodecir,tambiéntienesunatumba?
El vampiroreprimiólarisa.
—Y puedesvisitarme cuandoquieras.Perosólodespuésde ponerseel sol.Durante el día
dormimos.
De pronto,Antonle hablode que a losvampirosse loseliminabaconunaestacay el vampirose
enojoporque nole gustabaescuchareso.
Luegoel pequeñovampirole rompióel posterycomenzóa destrozarle suslibrosde terrorhasta
que encontróunode Dracula,que era su favoritoyse lo pidióprestadoaAnton.
—Porcierto,¿cómote llamas?,le preguntoAnton
—Antón.¿Ytú?
—Rüdiger.
—Dime,¿estásamenudoasí,solo,encasa? —preguntóel vampiro.
—Todoslossábados.
—¿Y notienesningúnmiedo?
—Sí.
—Yotambién.Sobre todoenla oscuridad —declaróel vampiro—.Mi padre dice siempre:
«Rüdiger,túnoeresun vampiro,¡eresunagallina!».
—Ennuestracasa siempre pasaalgo.
—¿Qué?¡Cuéntame! —¡Al finoiríaunaauténticahistoriade vampiros!
—Puesbien —dijoel vampiro—,fue el inviernopasado.¿Te acuerdasaúnde lofrío que fue...?
Bien,nosdespertamos;el malditosol acabade ponerse.Entoncesyotengounhambre horrible y
quierolevantarlatapadel ataúd,¡perono se puede!Golpeocontraellaconlospuños,empujo
con lospies...,¡nada!Yoigocómo misparientesse esfuerzanexactamente igualque yoenlas
tumbasde alrededor.¡Eimagínate:durante dosnochesseguidasnoconseguimosabrirlos
ataúdes!Despuésempezóporfinadeshelarypudimoshacersaltarlas tapascon losmayores
esfuerzosdel mundo.¡Casi nosmorimosde hambre!Peroestonoesabsolutamentenadaen
comparacióncon el asuntodel guardiándel cementerio.¿Quieresoírlotambién?
—¡Claro!
—Bien,ocurrióenun... —empezóel vampiro,perose interrumpióde pronto—.¿Nooyesnada? —
susurró.
En ese momento,llegaronlospadresde AntonyRüdigerse fue volandoporlaventana.
CAPITULO2 Sabiduríade padres
A la mañanasiguiente preguntóAntónasuspadres —¿Qué opináisrealmente de losvampiros? —
cuandoestabasentadoa la mesadel desayuno.Suspadresnocreían envampirosasí que no le
prestaronmuchaatencióny se rieronde él. Antonse enojoy lesdijoque yaveríanque existíande
verdad.
CAPITULO3 La puntamisteriosa
El sábadosiguiente Antonpreparosupiezapararecibira Rüdiger.Colocoensuestante librosde
vampirosypintoun cuadro con laimagende un vampiro.
—¡liih!—Habíagritadolamadre al descubrirel cuadro—.¿Tienesque pintaresascosastan
horribles?
MientrasAntonesperabalanoche para recibirlavisitadel pequeñovampiro,estabasegurode
que sus padresvolveríanasaliry mientrasmatabael tiempoleyendolibrosde terror.
De pronto,escuchoungrito.Era su madre que se había torcido unpie al caer de una escalera.
Antonpensóque auncon esa torcedurasumadre podría saliry comenzóadar consejospara
calmar el dolorcomopor ejemplocolocarle compresasfrías.Luegose ofrecióair a la farmacia.
—Casi podría tenerlaimpresiónde que quieresdeshacerte de míestanoche —dijolamadre.
—Seacomosea...,ya me he decididode todasmaneras —añadiósonriendolamadre—:¡Me
quedoencasa!
¡Ahora,naturalmente,se habíaechadotodoa perder!¡Si solamente supieracómopodía prevenir
al vampiro...!¡Si hubierasolamente unaposibilidadde comunicarseconél! Antónse echósobre
su cama y enterrólacabeza bajoel cobertor.
Entoncesgolpearonenlaventana...
—Mi madre —susurróAntón— se hatorcidoel pie.
A Rüdigerpareciónoimportarle eso.Másbienestabainteresadoenloslibrosque Antonle mostro
y enel cuadro. LuegoRüdigerle pidióprestadootrolibrodiciéndole aAntonque suhermana
pequeñaestabaleyendoel libroque le habíaprestadoantesel niño.
De repente oyóque se abría lapuerta de la salade estar.
—¡Mi madre! —exclamó—.¡Rápido,dentrodel armario!Le dijoaAntón.
—Antón—exclamólamadre—,¿tomamosté?
—Mi libroestáenestosmomentostaninteresante...,le respondióAnton.
—Hayen tu cuarto unolor tan raro...Antón,¿acaso hasjugadocon cerillas?
—¿Yoooo...?—ExclamóindignadoAntón—.¡No!
—Hayalgo raro aquí —declarólamadre,y agarró la misteriosapuntade telanegraque sobresalía
de la puertacerrada del armarioy tiró de ella.
—¡Ay!—Gritóunavoz apagadadesde el interiordel armario—.¡Mi capa!
Antónse había puestoblancocomo latiza.
—Un amigomío —dijorápidamente
—Bien,puesentoncesnada —dijoofendidalamadre—.Voyaprepararel té.
Dichoesto,fue cojeandohacialapuerta.
—¿Y ahora?—preguntóAntón,que andabaagitadode unladoa otro de la habitación.
—¡Yome voyvolando!—declaróel vampiroconvozde ultratumba.
—¿Dónde estátuamigo? —preguntólamadre enla puerta,sorprendidaal noverlo,luegode
regresarde la cocina.
—Él...,ejem—dijoAntón—,puesahorase haido
Mientrastomabanel té lamadre preguntó:
—¿De qué se había disfrazadotuamigo?
—Ah,él;se había disfrazadode vampiro
CAPITULO4 La segundacapa
—Antón—preguntólamadre al día siguiente—,¿vaa venirhoytuamigo?
Los padresqueríanir esanoche al teatroy por ellose habían vestidoespecialmente elegantes.
—Ejem,quizá,dijoAnton
—Encualquiercaso —dijolamadre a Antón—,querríamosconocerprontoatu amigo.Y a sus
padres,naturalmente,también.
La madre tambiéndijoadiósconlamano,peroparecía intranquilaypensativa.¿Sospecharíaalgo?
Antóncerró lapuertay se fue a su habitación.Porlaventanapudovercómo suspadressubían al
coche y arrancaban.
En la calle,seispisosdebajode él,se habíanencendidolasfarolas.Unamariposagrande ynegra
revoloteabaallí.Enese momentose produjoenellaunararatransformación:enprimerlugar
aparecierondospiesbajolasalas,despuésasomarondosmanosy,finalmente,vioAntónuna
horrorosacabeza que le era muyfamiliar.Erael pequeñovampiro,que ahoraaterrizabaconun
hábil girojunto a Antónenla repisade la ventana.
—¡Te he traído algo!,le dijoRüdiger
Y de debajode sucapa sacó otra de igual corte y tambiénnegra.Era una auténticacapa de
vampiro.
—Póntela—susurróel vampiro.
—¡Y ahora...puedesvolar!
—¿Volar?—preguntóAntón—.¿Ycómo?
—¡Nadamásfácil que eso! —exclamóel vampirosaltandosobre elescritorioyextendiendolos
brazos—.¡Simplemente imagínateque tusbrazossonalas!Y entonceslosmuevescomoalas,muy
tranquilaysuavemente.
—¡Todavíatenemosmuchascosasque hacer estanoche!,le dijoRüdiger
Al decirestose elevóyvoló afuera,enlanoche.Antón,que de prontoya no teníaningúnmiedo,
losiguió.
CAPITULO5 Murmullosde cementerio
Ambosse dirigieronvolandoal cementeriodonde vivíaRüdiger,directoasu ataud.
Rüdigerle dijoaAntonque no debíameterruidopara no ser vistosporel guardiándel cementerio
y agrego:—Porque nopuede soportarnos.¿Qué esloque creesque llevaensubolsillo?¡Estacas
de madera y unmartillo!
—¿Cómolosabes?,preguntoAnton
—¡Porque ami queridotío Theodorle atravesóunaestacaen el corazón!Y todosolamente
porque mi tío Theodor,despreocupadamente,tocóuncuartetoencimadel ataúdpocodespuésde
ponerse el sol.El guardiándel cementeriosólotuvoque observarel sitioenque se encontrabala
tumbay al día siguiente,cuandoaúnerade día...
Y tambiénle dijoque nopodían morderal guardiánporque comía ajo todoel día. En cambio,el
antiguoguardiánnocreía envampirosyno losmolestaba.
Rüdigerle explicoque sutumbaestabaoculta: —Una medidade seguridad —aclaróel vampiro—.
Hemostraído todoslosataúdesa unacripta comúnbajo tierraque sólotiene unaúnicay bien
escondidaentrada.Además,naturalmente,tenemostambiénunasalidade emergencia.
Miró cautelosamenteasualrededor.Entonceslevantóunapiedraplanaycubiertade musgoque
se encontraba,casi invisible,bajoungranabeto.Aparecióunestrechopozo.
CAPITULO6 La CriptaSchlotterstein
Aterrizaronsobre una plataforma.Un débil resplandorsubíahastaél y olía a podredumbre ya
moho.
Con pasosinseguros,Antónfue haciaabajoescalónporescalónhastallegarde repente auna
gruta. Era una habitaciónbaja,sóloiluminadadébilmenteporladelgadavelaque estaba
encendidaenunnichojuntoa laentrada.A excepciónde losataúdesapoyadosenlasparedes,
estabacompletamentevacía.Encimadel primerataúdestabade pie el pequeñovampiromirando
de frente a Antóncon unaresplandeciente sonrisa.
—¡BienvenidoalaCripta Schlotterstein!—exclamóRüdiger
A continuaciónle mostrolosataúdesde sufamilia:
- AnnavonSchlotterstein,suhermanamenor.Suapodoes"Anna laDesdentada",
- Lumpi vonSchlottersteinel Fuerte,suhermanomayor
- Dorothee vonSchlotterstein-Seifenschwein eslatíade Rüdiger
- Olgavon Seifenschwein,eslasobrinade la tía Dorothee
- LudwigvonSchlottersteinel Terrible,supapa
- HildegardlaSedienta,sumadre
- Sabine vonSchlottersteinlaHorrible,suabuela
De prontoescucharonlavoz de la tía Dorothee yRüdigerle dijoaAntonque se escondieraensu
ataúd.
—¡Ay,qué débil estoy! —Se quejólatía—.¡Si al menostuvieraalgoque comer!
—Pero¿qué esesto? —Exclamóconlavoz de prontocompletamente cambiada—.¡Huelosangre
humana!
—Perotía —dijoel vampiro—,esoescompletamenteimposible.Debesde estarequivocada.
Entoncesla tía salióde la cripta.
—Quieroirme acasa —murmuró Antón
—Estábien,si quieres —gruñóel vampiro—,podemosvolarde vuelta.¡Peronoolvidestuslibros!
ApenasdiezminutosdespuésAntónestabaechadoensucama.
CAPITULO7 Mal despertar
Al día siguienteAntondespertótarde ycuandose levantovioque sumama estabazurciendola
capa de vampiroque teníamuchosagujeros.
Su mama le preguntocómose llamabasuamigoy anton le respondió:Rüdiger
Antónestabaenfadadoporhaberdejadolacapa tan al alcance de la mano aunsabiendoque sus
padressiempre se asomabanporlasmañanasa su habitaciónparaversi estabadurmiendo
todavía.
Peroquizáno fueratan maloque ella zurcieralosagujeros.Enrealidad,el vampirodebíapoder
volarmucho mejorconuna capa sinagujeros.¡Al final tendríarazónsu madre y él estaría
realmente agradecidoporel zurcido!
—Podríallevarte enel coche —propusoel padre.
—¿Adó...adonde? —tartamudeóAntón.
—Bueno,acasa de tu amigo —dijoel padre—.Yopasoporel cementerio.
—Y así lo invitamos —completólamadre.
—Pero... —dijoAntónindefenso—,esque siguedurmiendo,yademásprefieroira pie...
—Déjalo—dijolamadre;yvolviéndose aAntóndeclaró—:Perome gustaríaal menosque lo
invitaras.¡Queremosconocerlode unavez!
Se detuvo,reflexionandounmomento.
—El miércolesme vienebien.¡Podríainclusohacerosunpastel!
—Yo...me voyahora —murmuróAntón.
—¡Noolvideslacapa! —gritólamadre—.Y piensaenello:¡el miércolesalascuatro!
CAPITULO8 Lapidasen formade corazón
Los pasosde Antónse habían hechocada vezmás lentossegúnse ibaacercandoal cementerio.
Ahorase detuvo.Cerrólosojosypensó.
—¡Eh,Antón! —oyóentonces.
—¿Tú?—dijoAntónpestañeando.
Frente a él estabaUdo, unchico de quintocurso que teníael mote de «Cotorra».
—Sí —dijoAntón—,vengoavisitaraun amigo.
—¿Loconozco? —preguntóUdoal acecho.
—Nocreo—dijoAntónriéndose irónicamente—,¿oconocesaalgún vampiro?
—¡Vampiros!¡Estáschalado!¡Ni que estuviéramosenel cine!,le dijoUdo
Antonsiguiócaminandoe ingresoal cementerio,alejándosede Udo.De repente le entróprisapor
entregarlacapa y abandonarel cementerio.Pues¿quiénsabe todolo que vagaríapor allí?
Casi tropezócon una lápidaenlahierba.Era una curiosapiedra:¡teníala formade un corazón! Y
con escriturafloridayapenaslegibleyaponía:«LudwigvonSchlotterstein,1803-1850». Antónse
sorprendió,¡puessi lasfechasestabanbien,el padre de Rüdigerllevabamásde cienañosmuerto!
Un par de pasosmás alládescubrióunasegundalosaigualmente enformade corazónenla que
ponía: «HildegardvonSchlotterstein,1804-1849». Allíal ladoencontrólaslápidasde losabuelos:
«Sabine vonSchlotterstein,1781-1847» y «WilhelmvonSchlotterstein,1780-1848». ¡Y todaslas
lápidasteníanlamismaforma de corazón!
Mientrasaún reflexionabaoyóde prontouncrujidoenla malezajuntoa él y al volverse vioel
rostro de Udo, que se reía irónicamente.
—Pensabaque seríami amigo —aclaróAntón—,íbamosa encontrarnosaquí,perono ha venido
todavía.
¿Se creería esoUdo? ¡Conlas prisasno se le había ocurridonada mejor!
—Túpiensasque yosoy tonto,¿eh?
Agarró a Antónde la barbillay empujólentamente haciaarriba.
—Yo...yono he mentido —dijoAntón—.He quedadode verdadconunamigoaquí.
—¿Y cómose llamatuamigo?
—Rüdiger.RüdigervonSchlotterstein.
—Nosotros...queríamosbuscartumbasde vampiros —dijofinalmente.
—¡Dicenque se puedenreconocersustumbasporuna cosa! —declaróAntón. —¡Sí!¡Porlas
lápidas!tienenformade corazón
—¿Apostamos? —Preguntóde repente Udo—.Tresmarcosparati si encontramoslaslápidas,ysi
no,cuatro para mí.
Antónhabía caminadoapenasunpar de pasosen direcciónala capillacuandooyógritar a Udo.
—¡Antón,venrápido! —exclamó—.¡Lashe encontrado!
—Quizásí crea envampiros—dijoUdo—,yencaso de que no,podrías presentarme atu amigo
para convencerme.
—¿Y porqué has dichoque habías quedadode encontrarte conél?
—Es que teníaque deciralgo tonto —dijoAntón.
—¡Tú...,tú,imbécil!¡Lárgate contusvampiros!¡Esosoncuentos!
Udo se diolavueltay desapareció.
En ese momentose le ocurrióa Antónuna idea:«si el miércolesnofueraRüdigersinoUdoquien...
Perono como Udo,sinocomo...».¡Claro,ésaerala salvación!Suspadresnose iban a dar cuenta
de nada; ¡endefinitiva,ellosnohabíanvistoa Rüdigertodavía!
—¡¡U...dooo!! —gritóAntóntanaltocomopudo,echandoa correr tras él—.¡Espera!
CAPITULO9 Annala Desdentada
Antóndormía ya cuando,esamismanoche,llamaronsuavemente alaventana.Era Rüdigerysu
hermanaAnna.
—Ellaesla únicade la familiaque se alimentade leche —rióel vampiro.
—Ellaqueríaconocerte comofuera—declaróel vampiro.
—Es que queríavertus libros,dijoAnna
—Dime —preguntóRüdiger—,¿dónde estámi segundacapa?
—La he prestado —dijoAntón.
—¡¿Lahas prestado?!
—Sí,y cuando estabaenel cementerio —prosiguióAntón—aparecióde prontomi amigodel
colegioUdo...(«¡Rüdigernoteníapor qué saberde ningunamaneraque eranamigos!») ¡Ytuve
entonceslaideasalvadora!
—¿Qué tipode ideasalvadora? —preguntóel vampiro.
—¡Muysencillo! —dijoAntón—.¡Mi amigoUdote sustituirá!
De prontoAnnaencendióunaradioa todovolumenyAnton,sabiendoque suspadresse
despertarían,lesdijoalosvampirosque se escondieran.
—Antón—dijocansadasumadre—,¿cuántasveceste hemosdichoyaque...?
—Sí,sí —respondiórápidamente Antón—.¡Losiento!
—Antón—dijoellaolisqueando—,¿qué esloque hueleasí?
—Antón—dijo—,¿cuándote haslavadoporúltimavez?
—¿La...lavado?—MurmuróAntón—.A...ayer.
—¡Notienesporqué reírte! —dijolamadre marchándose asu pieza—.¡Sabesque te tienesque
lavartodos losdías!
—¿Y mi capa? —preguntóde nuevoel vampiro.¿Cuándolatendré?
—El mi...miércoles —respondióAntón.
—Bien—dijoel vampiro,yañadióenvozbaja—:Es que no esmía. ¡La he cogidodel ataúdde Tío
Theodor!
Luegolosdos vampirosse fueron.
CAPITULO10 La gran escenade Udo
—TuRüdigerno esprecisamente muypuntual —dijolamadre el miércoles,cuandoUdo,a las
cuatro y media,nohabía llegadoaún.
En ese momentosonóel timbre.Aliviado,Antónse levantóde unsalto.
¡Era Udo! Antóncasi no le había conocido:tanraro estabacon lospantalonesoscurosylacamisa
negrasobre la que,segúnloacordado,llevabalacapa.
La mamade AntonsaludoaUdo y le preguntosi le había gustadoque le zurcieralacapa. Udo le
respondióque si yle diolasgracias.
Le ofrecieronde comeryUdo dijosinpensar: —Siempre he tenidobuenapetito —mascullóconla
boca llena—.Mi madre siempre dice:«Udo,te vasa tragar hasta el últimopelode lacabeza».
—¿Cómodices? —quisosaberlamadre sorprendida—.¿Udo?
—Bueno,sí—dijoUdo—,mi segundonombre,¿sabe usted?Rüdiger-Udo
Luegollegoel papade Antony tambiensaludoaUdo pensandoque eraRüdiger
Al poco rato Udo se despidióporque supapay el de Antonerancompañerosde oficinaytuvo
miedode que el papade Antonloreconocierayle devolviólacapaa Anton.
—¿Y bien?—Preguntóenérgicamente Antón—.¿Qué oshaparecido?
—Bueno—dijolamadre—,muyhabladornoera. —Nunca lo es —aclaró Antón.
—Y tampoco tiene precisamente los mejores modales en la mesa —añadió ella.
CAPITULO 11 Hora crepuscular
A la noche Anton no sintió ruido de TV en casa lo que significaba que sus padres habían
salido. Entonces fue a la cocina y al volver a su pieza se encontró con Anna.
Anton le ofreció leche y la vampirita le dijo que había tenido ganas de visitarlo.
Con un gesto de descontento sacudió violentamente su capa.
—¡Qué cosa tan odiosa! —increpó—. ¿Sabes?, antes me daba completamente igual mi
aspecto. Pero ahora... Seguro que te gustaría aún más con ropa normal, ¿no te parece?
—Bueno —dijo Antón—, tú necesitas ésa para volar.
—¡Pero es injusto! —se enojó—. ¡Las niñas-persona pueden ponerse lo que quieran; sólo
las niñas-vampiro tienen que llevar siempre estos andrajos!
—¿Y qué te parezco yo? —preguntó Anna, riéndose.
—Guapa —dijo Antón, sintiendo cómo se ponía colorado.
—¿Dónde... dónde está Rüdiger? —preguntó, para cambiar de tema.
—¿Y bien? —dijo él—. ¿No va a venir?
—No —murmuró—. No puede.
—¿No puede?
—¡No, está enfermo! Intoxicación de sangre —aclaró.
—A nosotros no nos cuida nadie —dijo Anna—. Mis parientes o están en el ataúd y
duermen, o están fuera y... —Hizo una pausa—. ¡Bueno, ya sabes! ¡En cualquier caso,
nadie tiene tiempo para nosotros, y a mí nadie me ha leído nada, ni han jugado conmigo, ni
tampoco me han contado historias!
—Pero nosotros sí podríamos cuidar a Rüdiger —propuso él—, tan pronto como se vayan
tus parientes.
—¡Ojalá esto salga bien! —dijo Antón en voz baja mientras se cubría con la capa y se
reunía con ella en la ventana.
Después echaron a volar.
CAPITULO 12 Historias de vampiros
—¿Sabes qué historia me ha gustado más de las de tu libro? —preguntó Anna cuando
volaban en la noche juntos—. ¡La del vampiro de nieve!
El vampiro de nieve: Ocurre en las montañas, en una vieja casa completamente solitaria.
Allí, después de la puesta de sol, tienen que cerrarse las cortinas en todas las habitaciones
que miran al oeste, ¡y ay de ellos si las abren! Un día hay visitantes en la casa y comienza
una tormenta de nieve. Una mujer va a la ventana y corre a un lado la cortina. Afuera ve
una figura blanca que pasa lentamente al lado de la casa. ¡Pero los visitantes no creen que
sea un vampiro! Piensan que es una mujer que se ha extraviado en medio de la tormenta de
nieve. Uno sale para hacerla entrar... A la mañana siguiente lo encuentran. Está apoyado en
un árbol. A su alrededor hay pequeños hoyos como si el viento hubiera levantado de un
soplo la nieve.
¡Pero en realidad había sido el vampiro de nieve!
—A mí me ha gustado mucho la de la mariposa nocturna —dijo Antón
La mariposa nocturna: Comienza en una noche lluviosa y tormentosa. El hombre del que se
cuenta la historia está solo. De repente llaman. Va a la puerta. Afuera hay una mujer joven
y muy hermosa. Tiene el pelo negro, orejas puntiagudas y labios muy rojos. Su voz es
singularmente profunda y ronca... Él la invita a entrar porque piensa que debe de estar
completamente empapada... pero está completamente seca. El hombre, sin embargo, tiene
un perro... y ese perro lanza al verla un aullido de miedo tan terrorífico que el hombre tiene
que llevarlo al jardín. Cuando regresa el hombre, la mujer le pregunta por el camino de la
ciudad. El quiere guiarla y sale delante de la puerta con el farol en la mano... pero la mujer
ha desaparecido. El hombre, sin embargo, tiene un amigo. Le cuenta lo de su visitante
nocturna. El amigo le previene y le aclara que la mujer es un vampiro. Pero el hombre no se
lo cree. Sólo le pide que se quede con el perro durante un par de días porque éste parece, de
repente, tener miedo en su propia casa. Por la noche aparece la mujer por segunda vez. Se
acerca a él y le pone sus manos gélidas sobre los hombros. A él le invade una extraña
indolencia..., cuando, de repente, ¡siente entre sus dedos la Biblia! El hombre lo atravesó
¡Con una cerilla (fosforo)!¡Ella se había convertido de pronto en una mariposa nocturna y
bastaba una simple cerilla afilada!
Anna gritó, y le corrían las lágrimas por la cara: ¡Lo has contado sólo para darme miedo!
Pero ella sacudió la cabeza en silencio y apresuró el vuelo, de forma que Antón ya no la
podía seguir.
—¡Espera! —Gritó Anton—. No he pensado eso. No quería asustarte, de veras que no.
¡Perdona, por favor!
—¡Ven, volemos entonces! —Se rió y le cogió del brazo—. ¡Enseguida llegamos!
CAPITULO 13 Primeros auxilios
Llegaron al cementerio y Anna entro primero en la cripta. Anton entonces escucho unos
pasos: era el guardián del cementerio que se acercaba con unas varillas de madera y un gran
martillo
Antón vio cómo se movía la piedra que ocultaba la cripta; entonces tuvo una idea: cogió del
suelo un gran guijarro y lo tiró tan lejos como pudo.
La piedra hizo un fuerte ruido al caer y, como tocado por el rayo, el guardián del
cementerio volvió la cabeza y se abalanzó allí donde se había oído el ruido. Al hacerlo
aulló:
—¡Al fin os tengo!
Antón vio cómo empezaba a cavar entre la maleza agitando las estacas y el martillo como si
fueran un arma. Entonces se acercó a donde estaba Anna; tomando aliento se deslizó en el
pozo y cerró el agujero de entrada sobre su cabeza.
—¡Rüdiger! —Exclamó sobresaltado Antón—. ¿Qué tal está?
—¿Él? —Dijo Anna—. Bien. Ya se ha vuelto a levantar. Pero ahora es Lumpi el que está
acostado.
—¿Qué tiene? —preguntó Antón.
—Gripe —aclaró Rüdiger—. No es tan raro, cuando se sale únicamente de noche.
Lumpi abrió en ese momento los ojos. Refunfuñando se levantó y miró fijamente a Antón.
—¿Quién es éste? —dijo con voz profunda.
—Pero Lumpi —dijo Anna tranquilizándolo—. ¡Si éste es Antón, del que ya te hemos
hablado!
—Ahora vamos a jugar una partida de «Vam-piro-no-te-enfades» —declaró Lumpi sacando
del ataúd una caja de cartón alargada.
—¡Qué bien! —exclamó excitada Anna—. Ven, Rüdiger, ayúdame a montar la mesa de
juego.
Después de jugar un rato Lumpi perdió, se enojo y se fue a acostar.
—En ese momento empezó a crujir la piedra del agujero de entrada. Lumpi hizo como si
durmiera, pero Rüdiger se había quedado parado y miraba fijamente la entrada de la cripta
con los ojos dilatados de miedo.
Anna echó a Antón a un lado susurrando:
—¡Tienes que esconderte!
—Pero ¿dónde? —exclamó Antón.
—¡Pues..., en algún ataúd!
—¡Ay, esto sólo podía pasarme a mí!
—¿Qué ocurre, tía Dorothee?
—Mi dentadura —se quejó ella—. Debo haberla olvidado en el ataúd.
—Bueno, me voy otra vez —dijo, pero de repente se detuvo—. Dime, Rüdiger —
exclamó—, ¿cómo es que no estás en el ataúd?
—Ya estoy mucho mejor —contestó Rüdiger.
—¡No! eso no lo puedo permitir —declaró tía Dorothee—. ¡Si se enterase tu madre!
Rüdiger, ahora mismo te vas al ataúd.
Rüdiger tuvo que entrar a su ataud donde estaba oculto Anton. Espero a que su tía se
acostase y salió nuevamente
Pero sólo un débil quejido salió del ataúd, y al abrir Anna, llena de ideas recelosas, la tapa,
vio cómo Rüdiger se inclinaba sobre Antón, que tenía los ojos cerrados.
Asustada, gritó:
—¡Rüdiger! ¡¿No habrás atacado a Antón?!
El pequeño vampiro le dijo a su hermana que Anton se había desmayado y que solo le hizo
respiración artificial
—Perdona, Antón —dijo avergonzado—, yo... yo sólo quería ayudarte. ¿No creerás qué...?
—No —dijo Antón tendiéndole la mano—. Ya está olvidado.
Luego, Anton se despidió y se fue.
CAPITULO 14 Demasiado
Anna acompaño volando a Anton.
—Lo que siempre te había querido preguntar —dijo ella— es si realmente hay también
historias de amor con vampiros.
—Una vez leí una historia que terminaba felizmente —dijo de pronto ella, con entusiasmo.
—Ah, ¿sí? —dijo Antón—. ¿Cómo terminaba?
—¡Al final los dos fueron vampiros y vivieron juntos para siempre!
—¡¿Qué?! —exclamó Antón—. ¿A eso lo llamas tú feliz?
—¿Tú no?
Ella lo miró con ojos grandes y resplandecientes.
—¿No quieres que tú y yo...?
¡Ahora Antón debía tener cuidado para no decir nada que la ofendiera!
—¿Sabes? —empezó.
—¿Sí?
—¡Es que yo no puedo volverme vampiro!
Irritado, siguió volando sin mirar a Anna. Sólo cuando oyó detrás de sí un sollozo dio la
vuelta.
—Tú... tú no me quieres —balbuceó ella—. ¡Tú tienes otra novia!
—No —dijo Antón—. ¡Claro que no!
—La ventana está cerrada —susurró Anna, cuando llegaron a casa de Anton
Anna lo acompañó hasta la puerta del edificio. Allí Antón se quitó la capa y se la dio. Ella
se puso de repente muy triste.
—Adiós, Antón —dijo en voz baja, y sin volverse desapareció en la noche.
CAPITULO 15 Preguntas delicadas
Mientras Antón subía en el ascensor intentó imaginarse qué le iban a decir sus padres.
¿Estarían enfadados? ¿O coléricos? ¿O decepcionados?
De todos modos, no podía significar nada bueno que la puerta de la casa estuviera cerrada
cuando salió del ascensor.
—¿Sabes la hora que es? —preguntó la madre en lugar de saludarlo.
—¿Dónde estabas? —preguntó.
—¿Yo? De paseo con Anna, que es hermana de Rüdiger y mi novia
Su papa entonces tomo el teléfono.
—¿Señor Holzapfel? Soy Bohnsack. Perdone la molestia. Sólo una breve pregunta: mi hijo
afirma que su hija Anna... ¿Qué? ¿Que no tiene ninguna...? —Hizo una pausa—.
Entiendo... —dijo entonces—. ¡Muchas gracias otra vez!
Colgó satisfecho el auricular y se dirigió a Antón:
—¿Sabes que tu supuesto amigo Rüdiger no tiene ninguna hermana? Sólo un hermano, ¡y
se llama Leo!
—¿Leo? —preguntó Antón.
—Y por lo que respecta a tu Rüdiger..., ¡no se llama Rüdiger, ni tampoco Rüdiger Udo,
sino sólo Udo!
Entonces intervino la madre.
—Antón —dijo—, tienes que admitir al menos que es muy extraño que vayas a pasear con
una hermana que en realidad no existe en absoluto. ¿No vas a decirnos la verdad?
—He reconocido a tu supuesto Rüdiger. ¡Es el hijo de mi compañero de trabajo y no se
llama Rüdiger von Schlotterstein, sino Udo Holzapfel!
—Fue así... —dijo Antón—, vosotros me habéis dado siempre la lata con que debía traer a
Rüdiger. Pero Rüdiger no quería venir, y entonces le pregunté a Udo. Además —añadió—,
¡yo no sabía que Udo se apellida Holzapfel!
—¿Y por qué no quería venir Rüdiger? —preguntó la madre.
—Porque... él siempre se levanta muy tarde y además no le gustan nada los pasteles. Y un
poco extraño sí que es. Además, huele mal. Y tampoco sabe comportarse correctamente.
—Pero, Antón —dijo la madre—, ¿no es mucho más importante que uno tenga o no un
buen corazón?
—Bueno, ¿cuándo veremos a Rüdiger, el famoso vampiro?
—Yo..., es que tengo que preguntárselo primero —murmuró Antón
CAPITULO 16 Un nuevo colega
Esa noche Anton tuvo una pesadilla, soño que se convertiría en vampiro. Que estaba de
visita en la cripta y toda la familia de Anna iba a morderlo.
CAPITULO 17 Oídos aguzados
Esa noche Anton estaba viendo TV con sus padres cuando nono el teléfono. Era Anna
—¿Sigues enfadado conmigo! —Preguntó ahora Anna—. Quiero decir por lo de ayer...
Porque yo no...
—No, no —dijo rápidamente Antón—. En absoluto.
—¡Tengo una sorpresa para ti!
—¿Una sorpresa?
Por el rabillo del ojo vio cómo los padres cambiaban una mirada significativa.
—¿Y qué... qué es? —preguntó.
—Una historia —dijo ella—. Una auténtica historia de amor de vampiros.
Al decir las últimas palabras se rió tan fuerte que apenas pudo entenderla.
—¿Puedo leértela esta noche?
—Ho... hoy mejor que no —tartamudeó—. ¿Mañana quizá?
—Bien —dijo ella—, mañana. ¿A qué hora?
Antón miró a sus padres y reflexionó.
—Mi abuela tenía veintiún relojes —dijo entonces, para que sus padres que escuchaban su
conversación no supieran que vería a Anna al día siguiente
Pero Anna le había comprendido.
—¡Entonces, a las veintiuna horas!
—dijo.
—¿Y por qué no has invitado a Anna? —quiso saber el padre.
—Porque... no se me ha ocurrido.
—¿Y a Rüdiger? —dijo la madre—. ¿Ya le has avisado?
—No.
—¿Y por qué no?
—Porque todavía no lo he visto.
—¿No está en tu colegio?
Antón tuvo que reírse.
—No.
CAPITULO 18 Cita en pijama
A la noche siguiente recibió la visita de Anna.
—¿Hueles algo? —preguntó ella alegremente.
—Eh..., sí —murmuró Antón.
¿Qué tenía que contestar? ¿Que olía a moho, polvo de polilla y aire de ataúd? ¡Pero seguro
que ella no quería oír eso!
—Mi perfume —aclaró ella—. ¡«Muftí elegante»! Mi madre misma lo fabrica. ¡Es sólo
para vampiros!
—Huele así un poco como a cebollas —dijo Antón.
Sus ojos empezaban a lagrimear y le picaba la nariz.
—Es que las cebollas son el ingrediente principal —aclaró ella—. Además, lleva también
colmenillas pestilentes y brotes hediondos.
—Yo quería leerte algo —exclamó—. ¡Una auténtica historia de amor de vampiros!
Historia de amor de vampiros: «Había una vez un rey y una reina que deseaban muchísimo
tener un hijo. Pero nunca tenían ninguno. Pero un día que la reina estaba en el baño
apareció en el agua una rana, que saltó a tierra y le dijo: "Tu deseo será cumplido". Y antes
de que pasara un año, la reina dio a luz un varón. Como se alegraron tanto, celebraron una
gran fiesta a la que invitaron a todos sus familiares, amigos y conocidos, y también a las
mujeres sabias, que debían traer suerte al niño. Pero había en el reino trece mujeres sabias
y, como sólo había platos dorados para doce, una de ellas tenía que quedarse en casa. La
fiesta se celebró con toda pompa y cuando terminó las mujeres sabias obsequiaron al niño
con sus dones: la una con salud, la otra con inteligencia, la tercera con belleza, y así en todo
aquello que es deseable en este mundo. Cuando once de ellas habían dicho sus oráculos,
entró la decimotercera, que no había sido invitada, y gritó en voz alta: "¡El príncipe se
pinchará con un huso a los quince años y caerá muerto!". Entonces se adelantó la
duodécima, que aún no había hecho su regalo. Como no podía levantar el maleficio, sino
sólo suavizarlo, dijo: "No morirá, sólo dormirá cien años". El rey, que quería salvar a su
niño querido de la desgracia, dio orden de que todos los huesos del reino debían ser
quemados. Sucedió que el día en que el príncipe cumplió los quince años, el rey y la reina
no estaban en el palacio. Entonces él se dedicó a explorar y, al final, fue a dar a una vieja
torre. Subió la estrecha escalera y llegó a una pequeña puerta. En la cerradura había una
llave oxidada, y al hacerla girar se abrió la puerta; allí, en una pequeña cámara, estaba
sentada una vieja mujer hilando hilo con un huso. "¿Qué objeto es ése que salta de forma
tan divertida?", preguntó el príncipe; se acercó al huso y quiso también hilar. Apenas había
tocado el huso, se cumplió el encantamiento. Se pinchó en el dedo y se desplomó sobre la
cama que había al lado, cayendo en un profundo sueño. Y ese sueño se extendió por todo el
castillo. El rey y la reina, que acababan de regresar, empezaron a dormirse, y toda la corte
con ellos. Entonces se durmieron también los caballos en el establo, los perros en el patio,
las palomas en el tejado y las moscas en las paredes. Alrededor del castillo empezó a crecer
un seto de zarzas que se hacía cada año más alto y que, finalmente, rodeó todo el castillo de
forma que ya no se podía ver. Sin embargo, por el país del hermoso joven durmiente
corrieron rumores de que, de tiempo en tiempo, aparecían princesas que querían entrar en el
castillo a través del zarzal. Pero no lo conseguían porque los espinos se entrelazaban como
manos y las princesas se quedaban prendidas en ellos y morían horriblemente. Después de
muchos, muchos años llegó al país otra princesa y oyó cómo un hombre viejo hablaba del
zarzal que debía esconder detrás un castillo en el que un hermosísimo príncipe dormía
desde hacía ya cien años.
«Entonces dijo la princesa: "Yo no tengo miedo; quiero entrar y ver al hermoso joven".
Pero el hombre viejo no podía saber que la princesa era, en realidad, un vampiro, y, así,
pudo transformarse en murciélago y sobrevolar el zarzal. Entró en el patio del castillo y vio
a los caballos y a los perros durmiendo. Cuando entró en el palacio, las moscas dormían en
las paredes.
Entonces siguió andando y vio en la sala a toda la corte que dormía en el suelo. Al fin, llegó
a la torre y abrió la puerta de la pequeña cámara en la que dormía el príncipe. Allí yacía él,
y era tan hermoso que ella no podía apartar sus ojos; entonces se inclinó y le dio un beso de
vampiro. Un momento después él abrió los ojos y la miró amablemente. No tardó mucho en
convertirse también en vampiro, y vivieron felices hasta el fin de sus días.»
—Yo conozco esa historia —dijo Antón—. Era el cuento de la Bella Durmiente.
—¿Y tus padres? —preguntó Anna—. ¿Creen en vampiros?
Antón sacudió la cabeza.
—Ellos menos que nadie. Pero les gustaría conoceros.
—¿A quién?
—A Rüdiger y a ti. Estáis invitados a tomar café.
Luego, Anna se marcho feliz.
CAPITULO 19 Los últimos preparativos
Anton le explico a su mama que sus amigos no vendrían sino hasta las 20 hrs porque
dormían siesta. ¡A Antón se le quitó un peso de encima! Su madre no sólo había aceptado
que sus amigos no vinieran hasta las ocho..., ¡
Como su mama había preparado algunas cosas pensando que llegarían temprano, dejo que
anton comiera mientras parte de esas cosas.
CAPITULO 20 Velada artística
Poco después de las ocho llamaron al timbre. Eran Anna y su hermano. Y realmente...,
Rüdiger y Anna tenían un aspecto como para asustar a cualquiera: se habían puesto colorete
en las mejillas, sus labios estaban pintados de rojo y su piel, normalmente blanca como la
cal, estaba cubierta de polvos de tono tostado..., pero tan mal que aún asomaban manchas
blancas por todas partes. Además, despedían un penetrante olor a «muftí elegante».
—¡Para usted! —dijo Rüdiger, tendiéndole un ramo a la madre de Anton.
Antón reconoció las ramas: ¡procedían de los arbustos del cementerio!
En general, los vampiros parecían mucho más extraños e inquietos que de costumbre, y
Antón se dio cuenta de que tenían que haber venido a su casa directamente desde sus
ataúdes..., ¡y eso significaba que aún no habían podido comer absolutamente nada!
¡Rüdiger tenía un aspecto auténticamente débil y demacrado!
—¿No... no tenéis hambre? —dijo cauteloso Antón.
—Sí —dijo Rüdiger—, bastante...
—¿Tenéis también leche? —susurró Anna.
Los padres habían puesto la mesa con la vajilla de porcelana, velas y servilletas...
—¡Qué bonito! —dijo—. En casa nunca es así.
Nosotros siempre comemos fuera, ¿sabe usted? —se dirigió al padre.
—¿De veras? —dijo la madre
—Comer siempre fuera es muy caro —dijo.
—¡Oh, no, es muy barato! —contestó el vampiro
—¡Estas ramas tienen un olor extraño —dijo el padre—. ¿No queréis que abramos una
ventana?
—¡No! Mejor no —dijo la madre—, o vendrán las polillas.
—¿Polillas? —se rió Rüdiger—. ¡Pero si son dulces animalitos!
—¡Ag! —exclamó la madre.
—O murciélagos. ¡Tienen unas caras tan lindas!
En eso el pequeño vampiro comenzó a toser.
—¿Te encuentras mal? —preguntó la madre; Rüdiger tosía cada vez más.
Corrió a la cocina y regresó con un vaso de agua.
—¡Aquí tienes, bébetelo! ¡Te sentará bien!
Pero apenas ella le había hecho beber las primeras gotas cuando dio un salto y salió
corriendo al pasillo y entro al baño.
Después de un rato la mama fue a ver a Rüdiger al baño pero este había desaparecido.
—¿Y no os peleáis nunca?, le preguntaron a Anna
—Sí —dijo Anna—; en algunas cosas mi hermano tiene unas opiniones bastante
anticuadas.
—Ah, ¿sí? ¿Y en qué cosas?
—Ah, en todas las que se refieren a chicas. Afirma que los chicos son más valientes que las
chicas.
—¿Y no lo son? —preguntó el padre.
—¿Cómo dice? —siseó Anna—. ¿Acaso usted también es uno de ésos?
Su rostro se había puesto rojo de indignación.
—Bueno —se defendió el padre—, debes admitir que la mayoría de las chicas prefieren
llevar bonitos vestidos a trepar a los árboles y ensuciarse.
—¿Qué? —exclamó Anna—. ¡Eso no es verdad! ¿Por qué llevan las chicas bonita ropa?
¡Porque sus madres se la han puesto! ¿Y por qué no trepan a los árboles? ¡Porque les
prohíben mancharse la ropa!
—¿Qué dices tú, Antón? —preguntó el padre.
—¿Yo?
Antón vaciló.
—Encuentro estúpidas a las chicas que siempre se ríen y se dejan caer enseguida al suelo
cuando juegan a la pelota.
—Y yo encuentro estúpidos a los chicos que dicen siempre que las chicas no pueden jugar
al fútbol —declaró Anna.
Ahora me tengo que marchar, dijo la niña.
Se levantó y alisó su capa.
—Pero volveréis pronto,
¿no? —Dijo el padre—. Antón, si no, se pondrá muy triste —añadió.
—¿De veras? —Dijo Anna lanzándole a Antón una tierna mirada—.
Epílogo
—¡Una chica simpática! —Dijo el padre cuando estuvieron de nuevo sentados a la mesa—.
¿A ti qué te ha parecido, Helga?
—¿A mí? Yo la he encontrado un poco rara.
—¿Rara? ¿Por qué?
—La cara tan pálida..., la ridícula capa..., la voz...
—¿Y qué te ha parecido Rüdiger? —preguntó.
—¿Rüdiger? ¡Aún peor! Con sus ojos inyectados en sangre y los dedos huesudos...
—¡Una chica simpática! —Dijo el padre cuando estuvieron de nuevo sentados a la mesa—.
¿A ti qué te ha parecido, Helga?
—¿A mí? Yo la he encontrado un poco rara.
—¿Rara? ¿Por qué?
—La cara tan pálida..., la ridícula capa..., la voz...
—¿Y qué te ha parecido Rüdiger? —preguntó.
—¿Rüdiger? ¡Aún peor! Con sus ojos inyectados en sangre y los dedos huesudos...
—No queremos prohibirte absolutamente nada —aclaró la madre—, pero sí que podemos
hablar sobre tus amigos, ¿o no podemos?
—Sí —gruñó Antón.
—¿Por qué os empeñasteis en conocerlos?... ¡Ya os había prevenido!
—¡Sí, nos habías prevenido! —dijo la madre riéndose—. Quizá con el tiempo me
acostumbre a ellos —dijo finalmente.
¡El padre seguía, como antes, sin tener la más remota idea, y la madre terminaría por
tranquilizarse también! ¡Mejor no podía haber resultado todo!
El pequeño vampiro ángela sommer

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El pequeño vampiro ángela sommer

  • 1. EL PEQUEÑO VAMPIRO Ángela Sommer-Bodenburg Introducción Este trabajo está compuesto del resumen de los veintiún capítulos del libro “El pequeño Vampiro”, obra escrita por Ángela Sommer -Bodenburg. También daré una opinión del libro, las partes que más me gustaron, el personaje que más se parece a mí, en sus características y cualidades. Además se conocerá la vida y las obras de la autora, nombraremos los 20 libros que componen la saga del pequeño vampiro. Capítulo 1 La cosa en la ventana Era sábado: los padres de Antón salen de la casa. Antón no les iba a decir a sus padres que a las 11:00 pm iba a ver una película policiaca. A lo que sus padres se fueron se puso a ver la película. La estaba viendo cuando escucho un ruido Salió de la habitación y escucho otra vez el ruido, fue a su habitación y se encontró una sombra en la ventana, era un vampiro, pero de los reales él creía que eso solo pasaba en las películas de misterios y Antón se asustó, pero después se hicieron buenos amigos, conversaron del estómago débil de los vampiros, que el dulce para ellos era veneno. Antón pregunto que por qué era tan pequeño él, le conto que él se volvió vampiro cuando él era niño por eso era tan pequeño le explico sobre sus amigos y todas las cosas, de repente conversando de algunas aventuras de la familia, le iba a contar la historia del guardián del cementerio, cuando llegaron los padres de Antón. Capítulo 2 Sabiduría de padres Antón estaba soñando, con que el corría, y sentía que lo perseguía un monstruo, y ahí escucho una voz familiar y una risa, era Rüdiger, el vampiro, quien le empezó a contar la historia del guardián del cementerio. Justo, ahí lo llamo la mamá, para tomar desayuno. Antón les pregunto si creían en vampiros, el papá y mamá lo molestaron, y se rieron de él. Antón solo quería que llegara el sábado para ver a su amigo. Capítulo 3 La punta misteriosa Antón quería que sus padres salieran, para que pudiera visitarlo Rüdiger. Preparo los libros, de superhéroes, y coloco libros y posters de vampiros, que el mismo pinto. Cuando llego el papá del trabajo, la mamá se torció el pie, lo que preocupo a Antón, porque tal vez no iban a salir de la casa. La mamá decidió no salir, y Antón se preocupaba por su amigo, no sabía cómo avisarle que no estaba solo. Por fin llego la noche y Rúdiger, vio los libros, estaba contento, felicito a Antón por las pinturas. Mientras conversaban, la mamá de Antón se asomó a la pieza, casi los pilla Rudiger estaba escondido en el armario. Cuando la mamá se fue decidió irse volando. Anton
  • 2. BIOGRAFÍA DEL AUTOR Ángela Sommer-Bodenburg (nacida el 18 de diciembre de 1948 en Reinbek, localidad cercana a Hamburgo) es una escritora alemana. Estudio educación, psicología y sociología en la Universidad de Hamburgo. Ejerció de maestra durante doce años, dedicándose finalmente a sus dos pasiones, la pintura y la literatura. Ha escrito más de cuarenta libros entre poesía y novela. Su gran éxito han sido las novelas infantiles del pequeño vampiro, de las que ha vendido más de diez millones de ejemplares. ARGUMENTO La obra trata de la amistad entre el niño humano Anton y el niño vampiro Rüdiger. Anton vive inquietantes aventuras entre los vampiros, acompañado por Rüdiger, que suele visitarle apareciendo inesperadamente en el alféizar de su ventana. Una de las dificultades a las que se enfrentan es la de tratar de evitar que los padres de Anton lleguen a enterarse de que Rüdiger es un vampiro. Anton va conociendo cada vez a más miembros de la familia de Rüdiger, como la hermana pequeña Anna y el hermano mayor Lumpi. También vive emocionantes vuelos nocturnos con la capa que le presta su amigo, y pronto se familiariza con los problemas que tienen que afrontar los vampiros: el ajo, el tener que hacer la mudanza con un ataúd o el sufrir la persecución del cazador de vampiros Geiermeier. TEMA La amistad entre dos personajes muy diferentes. VOCABULARIO Irreflexivo = Falta de reflexión. Disecada = Preparar unanimal muertopara su conservación. Reprochó= Reconvenirocensurar. Lápidas= Piedrallanaparauna inscripción. Engullía= Tragar sinmascar. Desdeñoso=Esquivo,despejado.
  • 3. Chalado= Abobado,enloquecer,alelado. Coléricos=Enojo,enfadado. Descansillo=dormiro tranquilo. Fotofobia=Rechazoenfermizoalaluz. LOS PERSONAJES AntonBohnsack(hijo) A Antonle gustamucho leernovelasde terror,especialmente de vampiros.Vivemuchas aventurasconsus amigosvampirosycon el paso del tiempose hace cada vezmás valiente. Gracias a ellosaprende muchascosasacerca de la existenciade estosseres.Antonesmuyleal hacia ellos,ylesayudatodoloque puede.Asíque no sólorescataa RüdigeryAnnade numerosos peligros,sinoque tambiénayudaaque lospeligrosos familiaresde susamigospermanezcana salvode lossereshumanos. RüdigervonSchlotterstein Rüdiger,el pequeñovampiro,se convirtióenvampirocuandoeraniño,hace másde ciento cincuentaaños.La edadque reflejaesincierta,aunque suabuelodice enunaocasiónque yaha llegado"ala edadde trece años para un vampiro".A lolargo de su dificultosaexistencia,siempre se ha preocupadoprincipalmente de símismoysu propiointerés.A pesarde ello,nuncadejaenla estacadaa susamigos.Le muestraa Antonel mundode losvampirosyemprende conél cosasde lasque normalmente noeracapaz. El pequeñovampiroestáenamoradode Olgavon Seifenschwein,aunque ellanuncale hace caso yse aprovechade él. Tiene mucho respeto por su hermano mayor Lumpi y trata de imitarle continuamente. Con su hermana Anna siempre tiene las típicas peleas de hermanos. Anna von Schlotterstein Anna es la hermana pequeña de Rüdiger y Lumpi. Su apodo inicial es "Anna la Desdentada", puesto que aún no tiene los dientes de vampiro y se alimenta de leche. Está enamorada de Anton e intenta no convertirse del todo en un vampiro, aunque no puede hacer nada al respecto. Es la más sensata de sus hermanos y, aunque es la más pequeña, se convierte en "Anna la Valiente" tras demostrar las cosas que es capaz de hacer.
  • 4. Lumpi von Schlotterstein Lumpi, apodado "el Fuerte", es el hermano mayor de Anna y Rüdiger. Se convirtió en vampiro cuando tenía unos 15 años. Como ya estaba en la pubertad, a menudo tiene fuertes arranques temperamentales. Es muy impulsivo y se divierte asustando a Anton. Lumpi es miembro de un grupo de vampiros que mantienen una competición cuyo fin es demostrar quién es el mejor vampiro. Tía Dorothee Dorothee von Schlotterstein-Seifenschwein es la tía de Rüdiger, Anna y Lumpi. Es uno de los vampiros más sanguinarios y se hace en cierto sentido cargo de los vampiros pequeños. Se comporta a menudo como una estricta institutriz, y suele espiar a los niños. Su marido, el tío Theodor, fue asesinado por Geiermeier, a quien Dorothee profesa un odio especial. Su desprecio por los humanos no le impide enamorarse de Igno Rante, si bien creyendo que es un vampiro, y robar más adelante el corazón del señor Cisneros, profesor de la academia de baile de Anton. Los padres de Anton No creen en vampiros. La madre de Anton es maestra y su padre trabaja en una oficina. PERSONAJES SECUNDARIOS Olga von Seifenschwein Olga es la sobrina de la tía Dorothee. Vivía en un castillo en Transilvania, hasta que sus padres fueron asesinados por cazadores de vampiros. Olga, debido a su descendencia nobiliaria, es altiva, arrogante y gusta de utilizar a los demás para su propio interés; desea que la llamen "la señorita von Seifenschwein". Se considera especialmente guapa y trata de conseguir a Anton. Entre ella y Anna se establece una abierta enemistad. Rüdiger está enamorado de ella. Helga Bohnsack La madre de Anton es profesora, no cree en vampiros y le molesta mucho la manía que tiene su hijo con ellos. Por ello reacciona a menudo con severidad y envía a Anton a un psicólogo. Anton Bohnsack
  • 5. El padre de Anton no se toma el fanatismo por los vampiros de su hijo tan a la tremenda. Normalmente trata de mediar entre Anton y su madre. A menudo intenta pasar su tiempo libre con Anton, tratando de hacer cosas que cree que le pueden gustar a su hijo, como unas vacaciones aventureras. En los primeros libros, su nombre no era Robert, sino Anton, como su hijo. El guardián del cementerio, Geiermeier Su nombre es Hans-Heinrich.Geiermeierse hamarcado el objetivode acabarcon todoslos vampirosdel cementerioypoderasídecorarloy cuidarlocomoun parque.Está constantemente malhumoradoysiempre llevaencimacabezasde ajos.Sospechade todoel mundo.Ni tansiquiera un infartode miocardiole hace cesar en suempeñode cazar a los vampiros.Suayudante, Schnuppermaul,siemprehace lascosasmal,ensu opinión. El jardinerodel cementerio,Schnuppermaul El descerebradoayudante de Geiermeieresde Stuttgart.Sumayor preocupaciónespoder ensuciarse oresfriarse enlacaza nocturnade vampiros.Traba amistadcon Lumpi sinsaberque es un vampiro;le llamaeducadamente "el señorvonSchlotterstein"y"mi jovenamigo". El psicólogo,el señorSchwartenfeger El doctor JürgenSchwartenfegeresel psicólogoal que Antónacude habitualmente.Conél suele hablarde lasemanay de las vacaciones.Enrealidaddebe acabarcon el fanatismode Antonhacia losvampiros,peroel psicólogocree enellosyhadesarrolladounextensoprogramaconel que quiere curarlosde sumiedoal luzdel sol. Udo Holzapfel Amigode Anton.Se hace pasar por Rüdigercuandolospadresde Antonle exigenaeste (Anton) que lespresente asusamigos.
  • 6. RESUMEN DE EL PEQUEÑO VAMPIRO CAPITULO1 La cosa enla ventana Un sábado por lanoche,aprovechandoque suspadressalieronacomer,Antonse preparopara veruna películapolicial.Como todavíanoempezaba,se pudoaleerunanovelade terror.A Anton le encantabatodolo que tuvieraque vercon el terrory losmonstruos.En supiezateniapor ejemplounposterde King-Kong.Le diohambre yfue a la cocina,cosa que no le gustabahacer de noche.. ¡Odiabael pasillo,conlalámparaeternamenterotaque nadie reparaba!¡Odiabalos abrigosque se balanceabanenel roperoy que parecían ahogados!Y ahora le dabamiedoincluso la liebre disecadadel cuartode trabajode su madre,a pesar de que otras vecesa él le gustara tanto asustarcon ellaa otrosniños. Saco del refrigeradorjugode manzanasyquesoyal llegara su piezanoescuchoel televisor encendido.Esoqueríadecirque algúnladrónhabía entradoa supieza,pensó. Efectivamente,laTV estabaapagada.Llegóhasta sunariz uncuriosoolor enrarecidoya moho como el del sótano,yasí comosi se hubieraquemadoalgo.¿Vendríade latelevisión? Rápidamente retiróel enchufe,probablementese habíanquemadoloscables. Entoncesenla ventanavioque algoestabasentadoylo mirabafijamente.Teníaunaspectotan horrible que Antónpensóque ibaacaerse muerto.Dos ojospequeñose inyectadosensangre relampagueabanfrenteaél desde unrostroblancocomo lacal; una cabellerapeludale colgabaen largosmechoneshastaunasucia y negracapa. La gigantescaboca,rojacomo la sangre,se abría y cerraba,y los dientes, que eranextraordinariamenteblancosyafiladoscomopuñales,chocaban con un rechinaratroz.A Antónse le erizóel peloyse le detuvolasangre enlas venas. —¡Un vampiro! —gritóAntón. Y la cosa contestócon una vozque parecía salirde las más lóbregasprofundidadesde latierra: —¡Sí,señor,unvampiro! —Y de un saltohabía entradoya enla habitación,colocándosedelante de la puerta—.¿Tienesmiedo? —preguntó. El vampiroprobóun dulce de Anton(unositode goma) peroloescupióy le explicoaAnton:— ¡Porque uno,comovampiroque es,tiene unestómagosensible,tonto!Lodulce esvenenopara nosotros. —¿Eresya viejo? —preguntóAnton. —Viejísimo. —Perosi eresmuchomás bajoque yo... —¿Y qué?Es que morí precisamente cuandoeraniño. —Ah,vaya. Con esonohabía contadoAntón. —¿Y ya estás...,quierodecir,tambiéntienesunatumba? El vampiroreprimiólarisa. —Y puedesvisitarme cuandoquieras.Perosólodespuésde ponerseel sol.Durante el día dormimos. De pronto,Antonle hablode que a losvampirosse loseliminabaconunaestacay el vampirose enojoporque nole gustabaescuchareso. Luegoel pequeñovampirole rompióel posterycomenzóa destrozarle suslibrosde terrorhasta que encontróunode Dracula,que era su favoritoyse lo pidióprestadoaAnton.
  • 7. —Porcierto,¿cómote llamas?,le preguntoAnton —Antón.¿Ytú? —Rüdiger. —Dime,¿estásamenudoasí,solo,encasa? —preguntóel vampiro. —Todoslossábados. —¿Y notienesningúnmiedo? —Sí. —Yotambién.Sobre todoenla oscuridad —declaróel vampiro—.Mi padre dice siempre: «Rüdiger,túnoeresun vampiro,¡eresunagallina!». —Ennuestracasa siempre pasaalgo. —¿Qué?¡Cuéntame! —¡Al finoiríaunaauténticahistoriade vampiros! —Puesbien —dijoel vampiro—,fue el inviernopasado.¿Te acuerdasaúnde lofrío que fue...? Bien,nosdespertamos;el malditosol acabade ponerse.Entoncesyotengounhambre horrible y quierolevantarlatapadel ataúd,¡perono se puede!Golpeocontraellaconlospuños,empujo con lospies...,¡nada!Yoigocómo misparientesse esfuerzanexactamente igualque yoenlas tumbasde alrededor.¡Eimagínate:durante dosnochesseguidasnoconseguimosabrirlos ataúdes!Despuésempezóporfinadeshelarypudimoshacersaltarlas tapascon losmayores esfuerzosdel mundo.¡Casi nosmorimosde hambre!Peroestonoesabsolutamentenadaen comparacióncon el asuntodel guardiándel cementerio.¿Quieresoírlotambién? —¡Claro! —Bien,ocurrióenun... —empezóel vampiro,perose interrumpióde pronto—.¿Nooyesnada? — susurró. En ese momento,llegaronlospadresde AntonyRüdigerse fue volandoporlaventana. CAPITULO2 Sabiduríade padres A la mañanasiguiente preguntóAntónasuspadres —¿Qué opináisrealmente de losvampiros? — cuandoestabasentadoa la mesadel desayuno.Suspadresnocreían envampirosasí que no le prestaronmuchaatencióny se rieronde él. Antonse enojoy lesdijoque yaveríanque existíande verdad. CAPITULO3 La puntamisteriosa El sábadosiguiente Antonpreparosupiezapararecibira Rüdiger.Colocoensuestante librosde vampirosypintoun cuadro con laimagende un vampiro. —¡liih!—Habíagritadolamadre al descubrirel cuadro—.¿Tienesque pintaresascosastan horribles? MientrasAntonesperabalanoche para recibirlavisitadel pequeñovampiro,estabasegurode que sus padresvolveríanasaliry mientrasmatabael tiempoleyendolibrosde terror. De pronto,escuchoungrito.Era su madre que se había torcido unpie al caer de una escalera. Antonpensóque auncon esa torcedurasumadre podría saliry comenzóadar consejospara calmar el dolorcomopor ejemplocolocarle compresasfrías.Luegose ofrecióair a la farmacia. —Casi podría tenerlaimpresiónde que quieresdeshacerte de míestanoche —dijolamadre. —Seacomosea...,ya me he decididode todasmaneras —añadiósonriendolamadre—:¡Me
  • 8. quedoencasa! ¡Ahora,naturalmente,se habíaechadotodoa perder!¡Si solamente supieracómopodía prevenir al vampiro...!¡Si hubierasolamente unaposibilidadde comunicarseconél! Antónse echósobre su cama y enterrólacabeza bajoel cobertor. Entoncesgolpearonenlaventana... —Mi madre —susurróAntón— se hatorcidoel pie. A Rüdigerpareciónoimportarle eso.Másbienestabainteresadoenloslibrosque Antonle mostro y enel cuadro. LuegoRüdigerle pidióprestadootrolibrodiciéndole aAntonque suhermana pequeñaestabaleyendoel libroque le habíaprestadoantesel niño. De repente oyóque se abría lapuerta de la salade estar. —¡Mi madre! —exclamó—.¡Rápido,dentrodel armario!Le dijoaAntón. —Antón—exclamólamadre—,¿tomamosté? —Mi libroestáenestosmomentostaninteresante...,le respondióAnton. —Hayen tu cuarto unolor tan raro...Antón,¿acaso hasjugadocon cerillas? —¿Yoooo...?—ExclamóindignadoAntón—.¡No! —Hayalgo raro aquí —declarólamadre,y agarró la misteriosapuntade telanegraque sobresalía de la puertacerrada del armarioy tiró de ella. —¡Ay!—Gritóunavoz apagadadesde el interiordel armario—.¡Mi capa! Antónse había puestoblancocomo latiza. —Un amigomío —dijorápidamente —Bien,puesentoncesnada —dijoofendidalamadre—.Voyaprepararel té. Dichoesto,fue cojeandohacialapuerta. —¿Y ahora?—preguntóAntón,que andabaagitadode unladoa otro de la habitación. —¡Yome voyvolando!—declaróel vampiroconvozde ultratumba. —¿Dónde estátuamigo? —preguntólamadre enla puerta,sorprendidaal noverlo,luegode regresarde la cocina. —Él...,ejem—dijoAntón—,puesahorase haido Mientrastomabanel té lamadre preguntó: —¿De qué se había disfrazadotuamigo? —Ah,él;se había disfrazadode vampiro CAPITULO4 La segundacapa —Antón—preguntólamadre al día siguiente—,¿vaa venirhoytuamigo? Los padresqueríanir esanoche al teatroy por ellose habían vestidoespecialmente elegantes. —Ejem,quizá,dijoAnton —Encualquiercaso —dijolamadre a Antón—,querríamosconocerprontoatu amigo.Y a sus padres,naturalmente,también. La madre tambiéndijoadiósconlamano,peroparecía intranquilaypensativa.¿Sospecharíaalgo? Antóncerró lapuertay se fue a su habitación.Porlaventanapudovercómo suspadressubían al coche y arrancaban. En la calle,seispisosdebajode él,se habíanencendidolasfarolas.Unamariposagrande ynegra revoloteabaallí.Enese momentose produjoenellaunararatransformación:enprimerlugar
  • 9. aparecierondospiesbajolasalas,despuésasomarondosmanosy,finalmente,vioAntónuna horrorosacabeza que le era muyfamiliar.Erael pequeñovampiro,que ahoraaterrizabaconun hábil girojunto a Antónenla repisade la ventana. —¡Te he traído algo!,le dijoRüdiger Y de debajode sucapa sacó otra de igual corte y tambiénnegra.Era una auténticacapa de vampiro. —Póntela—susurróel vampiro. —¡Y ahora...puedesvolar! —¿Volar?—preguntóAntón—.¿Ycómo? —¡Nadamásfácil que eso! —exclamóel vampirosaltandosobre elescritorioyextendiendolos brazos—.¡Simplemente imagínateque tusbrazossonalas!Y entonceslosmuevescomoalas,muy tranquilaysuavemente. —¡Todavíatenemosmuchascosasque hacer estanoche!,le dijoRüdiger Al decirestose elevóyvoló afuera,enlanoche.Antón,que de prontoya no teníaningúnmiedo, losiguió. CAPITULO5 Murmullosde cementerio Ambosse dirigieronvolandoal cementeriodonde vivíaRüdiger,directoasu ataud. Rüdigerle dijoaAntonque no debíameterruidopara no ser vistosporel guardiándel cementerio y agrego:—Porque nopuede soportarnos.¿Qué esloque creesque llevaensubolsillo?¡Estacas de madera y unmartillo! —¿Cómolosabes?,preguntoAnton —¡Porque ami queridotío Theodorle atravesóunaestacaen el corazón!Y todosolamente porque mi tío Theodor,despreocupadamente,tocóuncuartetoencimadel ataúdpocodespuésde ponerse el sol.El guardiándel cementeriosólotuvoque observarel sitioenque se encontrabala tumbay al día siguiente,cuandoaúnerade día... Y tambiénle dijoque nopodían morderal guardiánporque comía ajo todoel día. En cambio,el antiguoguardiánnocreía envampirosyno losmolestaba. Rüdigerle explicoque sutumbaestabaoculta: —Una medidade seguridad —aclaróel vampiro—. Hemostraído todoslosataúdesa unacripta comúnbajo tierraque sólotiene unaúnicay bien escondidaentrada.Además,naturalmente,tenemostambiénunasalidade emergencia. Miró cautelosamenteasualrededor.Entonceslevantóunapiedraplanaycubiertade musgoque se encontraba,casi invisible,bajoungranabeto.Aparecióunestrechopozo. CAPITULO6 La CriptaSchlotterstein Aterrizaronsobre una plataforma.Un débil resplandorsubíahastaél y olía a podredumbre ya moho. Con pasosinseguros,Antónfue haciaabajoescalónporescalónhastallegarde repente auna gruta. Era una habitaciónbaja,sóloiluminadadébilmenteporladelgadavelaque estaba encendidaenunnichojuntoa laentrada.A excepciónde losataúdesapoyadosenlasparedes, estabacompletamentevacía.Encimadel primerataúdestabade pie el pequeñovampiromirando
  • 10. de frente a Antóncon unaresplandeciente sonrisa. —¡BienvenidoalaCripta Schlotterstein!—exclamóRüdiger A continuaciónle mostrolosataúdesde sufamilia: - AnnavonSchlotterstein,suhermanamenor.Suapodoes"Anna laDesdentada", - Lumpi vonSchlottersteinel Fuerte,suhermanomayor - Dorothee vonSchlotterstein-Seifenschwein eslatíade Rüdiger - Olgavon Seifenschwein,eslasobrinade la tía Dorothee - LudwigvonSchlottersteinel Terrible,supapa - HildegardlaSedienta,sumadre - Sabine vonSchlottersteinlaHorrible,suabuela De prontoescucharonlavoz de la tía Dorothee yRüdigerle dijoaAntonque se escondieraensu ataúd. —¡Ay,qué débil estoy! —Se quejólatía—.¡Si al menostuvieraalgoque comer! —Pero¿qué esesto? —Exclamóconlavoz de prontocompletamente cambiada—.¡Huelosangre humana! —Perotía —dijoel vampiro—,esoescompletamenteimposible.Debesde estarequivocada. Entoncesla tía salióde la cripta. —Quieroirme acasa —murmuró Antón —Estábien,si quieres —gruñóel vampiro—,podemosvolarde vuelta.¡Peronoolvidestuslibros! ApenasdiezminutosdespuésAntónestabaechadoensucama. CAPITULO7 Mal despertar Al día siguienteAntondespertótarde ycuandose levantovioque sumama estabazurciendola capa de vampiroque teníamuchosagujeros. Su mama le preguntocómose llamabasuamigoy anton le respondió:Rüdiger Antónestabaenfadadoporhaberdejadolacapa tan al alcance de la mano aunsabiendoque sus padressiempre se asomabanporlasmañanasa su habitaciónparaversi estabadurmiendo todavía. Peroquizáno fueratan maloque ella zurcieralosagujeros.Enrealidad,el vampirodebíapoder volarmucho mejorconuna capa sinagujeros.¡Al final tendríarazónsu madre y él estaría realmente agradecidoporel zurcido! —Podríallevarte enel coche —propusoel padre. —¿Adó...adonde? —tartamudeóAntón. —Bueno,acasa de tu amigo —dijoel padre—.Yopasoporel cementerio. —Y así lo invitamos —completólamadre. —Pero... —dijoAntónindefenso—,esque siguedurmiendo,yademásprefieroira pie... —Déjalo—dijolamadre;yvolviéndose aAntóndeclaró—:Perome gustaríaal menosque lo invitaras.¡Queremosconocerlode unavez! Se detuvo,reflexionandounmomento. —El miércolesme vienebien.¡Podríainclusohacerosunpastel! —Yo...me voyahora —murmuróAntón. —¡Noolvideslacapa! —gritólamadre—.Y piensaenello:¡el miércolesalascuatro!
  • 11. CAPITULO8 Lapidasen formade corazón Los pasosde Antónse habían hechocada vezmás lentossegúnse ibaacercandoal cementerio. Ahorase detuvo.Cerrólosojosypensó. —¡Eh,Antón! —oyóentonces. —¿Tú?—dijoAntónpestañeando. Frente a él estabaUdo, unchico de quintocurso que teníael mote de «Cotorra». —Sí —dijoAntón—,vengoavisitaraun amigo. —¿Loconozco? —preguntóUdoal acecho. —Nocreo—dijoAntónriéndose irónicamente—,¿oconocesaalgún vampiro? —¡Vampiros!¡Estáschalado!¡Ni que estuviéramosenel cine!,le dijoUdo Antonsiguiócaminandoe ingresoal cementerio,alejándosede Udo.De repente le entróprisapor entregarlacapa y abandonarel cementerio.Pues¿quiénsabe todolo que vagaríapor allí? Casi tropezócon una lápidaenlahierba.Era una curiosapiedra:¡teníala formade un corazón! Y con escriturafloridayapenaslegibleyaponía:«LudwigvonSchlotterstein,1803-1850». Antónse sorprendió,¡puessi lasfechasestabanbien,el padre de Rüdigerllevabamásde cienañosmuerto! Un par de pasosmás alládescubrióunasegundalosaigualmente enformade corazónenla que ponía: «HildegardvonSchlotterstein,1804-1849». Allíal ladoencontrólaslápidasde losabuelos: «Sabine vonSchlotterstein,1781-1847» y «WilhelmvonSchlotterstein,1780-1848». ¡Y todaslas lápidasteníanlamismaforma de corazón! Mientrasaún reflexionabaoyóde prontouncrujidoenla malezajuntoa él y al volverse vioel rostro de Udo, que se reía irónicamente. —Pensabaque seríami amigo —aclaróAntón—,íbamosa encontrarnosaquí,perono ha venido todavía. ¿Se creería esoUdo? ¡Conlas prisasno se le había ocurridonada mejor! —Túpiensasque yosoy tonto,¿eh? Agarró a Antónde la barbillay empujólentamente haciaarriba. —Yo...yono he mentido —dijoAntón—.He quedadode verdadconunamigoaquí. —¿Y cómose llamatuamigo? —Rüdiger.RüdigervonSchlotterstein. —Nosotros...queríamosbuscartumbasde vampiros —dijofinalmente. —¡Dicenque se puedenreconocersustumbasporuna cosa! —declaróAntón. —¡Sí!¡Porlas lápidas!tienenformade corazón —¿Apostamos? —Preguntóde repente Udo—.Tresmarcosparati si encontramoslaslápidas,ysi no,cuatro para mí. Antónhabía caminadoapenasunpar de pasosen direcciónala capillacuandooyógritar a Udo. —¡Antón,venrápido! —exclamó—.¡Lashe encontrado! —Quizásí crea envampiros—dijoUdo—,yencaso de que no,podrías presentarme atu amigo para convencerme. —¿Y porqué has dichoque habías quedadode encontrarte conél? —Es que teníaque deciralgo tonto —dijoAntón. —¡Tú...,tú,imbécil!¡Lárgate contusvampiros!¡Esosoncuentos!
  • 12. Udo se diolavueltay desapareció. En ese momentose le ocurrióa Antónuna idea:«si el miércolesnofueraRüdigersinoUdoquien... Perono como Udo,sinocomo...».¡Claro,ésaerala salvación!Suspadresnose iban a dar cuenta de nada; ¡endefinitiva,ellosnohabíanvistoa Rüdigertodavía! —¡¡U...dooo!! —gritóAntóntanaltocomopudo,echandoa correr tras él—.¡Espera! CAPITULO9 Annala Desdentada Antóndormía ya cuando,esamismanoche,llamaronsuavemente alaventana.Era Rüdigerysu hermanaAnna. —Ellaesla únicade la familiaque se alimentade leche —rióel vampiro. —Ellaqueríaconocerte comofuera—declaróel vampiro. —Es que queríavertus libros,dijoAnna —Dime —preguntóRüdiger—,¿dónde estámi segundacapa? —La he prestado —dijoAntón. —¡¿Lahas prestado?! —Sí,y cuando estabaenel cementerio —prosiguióAntón—aparecióde prontomi amigodel colegioUdo...(«¡Rüdigernoteníapor qué saberde ningunamaneraque eranamigos!») ¡Ytuve entonceslaideasalvadora! —¿Qué tipode ideasalvadora? —preguntóel vampiro. —¡Muysencillo! —dijoAntón—.¡Mi amigoUdote sustituirá! De prontoAnnaencendióunaradioa todovolumenyAnton,sabiendoque suspadresse despertarían,lesdijoalosvampirosque se escondieran. —Antón—dijocansadasumadre—,¿cuántasveceste hemosdichoyaque...? —Sí,sí —respondiórápidamente Antón—.¡Losiento! —Antón—dijoellaolisqueando—,¿qué esloque hueleasí? —Antón—dijo—,¿cuándote haslavadoporúltimavez? —¿La...lavado?—MurmuróAntón—.A...ayer. —¡Notienesporqué reírte! —dijolamadre marchándose asu pieza—.¡Sabesque te tienesque lavartodos losdías! —¿Y mi capa? —preguntóde nuevoel vampiro.¿Cuándolatendré? —El mi...miércoles —respondióAntón. —Bien—dijoel vampiro,yañadióenvozbaja—:Es que no esmía. ¡La he cogidodel ataúdde Tío Theodor! Luegolosdos vampirosse fueron. CAPITULO10 La gran escenade Udo —TuRüdigerno esprecisamente muypuntual —dijolamadre el miércoles,cuandoUdo,a las cuatro y media,nohabía llegadoaún. En ese momentosonóel timbre.Aliviado,Antónse levantóde unsalto. ¡Era Udo! Antóncasi no le había conocido:tanraro estabacon lospantalonesoscurosylacamisa negrasobre la que,segúnloacordado,llevabalacapa. La mamade AntonsaludoaUdo y le preguntosi le había gustadoque le zurcieralacapa. Udo le
  • 13. respondióque si yle diolasgracias. Le ofrecieronde comeryUdo dijosinpensar: —Siempre he tenidobuenapetito —mascullóconla boca llena—.Mi madre siempre dice:«Udo,te vasa tragar hasta el últimopelode lacabeza». —¿Cómodices? —quisosaberlamadre sorprendida—.¿Udo? —Bueno,sí—dijoUdo—,mi segundonombre,¿sabe usted?Rüdiger-Udo Luegollegoel papade Antony tambiensaludoaUdo pensandoque eraRüdiger Al poco rato Udo se despidióporque supapay el de Antonerancompañerosde oficinaytuvo miedode que el papade Antonloreconocierayle devolviólacapaa Anton. —¿Y bien?—Preguntóenérgicamente Antón—.¿Qué oshaparecido? —Bueno—dijolamadre—,muyhabladornoera. —Nunca lo es —aclaró Antón. —Y tampoco tiene precisamente los mejores modales en la mesa —añadió ella. CAPITULO 11 Hora crepuscular A la noche Anton no sintió ruido de TV en casa lo que significaba que sus padres habían salido. Entonces fue a la cocina y al volver a su pieza se encontró con Anna. Anton le ofreció leche y la vampirita le dijo que había tenido ganas de visitarlo. Con un gesto de descontento sacudió violentamente su capa. —¡Qué cosa tan odiosa! —increpó—. ¿Sabes?, antes me daba completamente igual mi aspecto. Pero ahora... Seguro que te gustaría aún más con ropa normal, ¿no te parece? —Bueno —dijo Antón—, tú necesitas ésa para volar. —¡Pero es injusto! —se enojó—. ¡Las niñas-persona pueden ponerse lo que quieran; sólo las niñas-vampiro tienen que llevar siempre estos andrajos! —¿Y qué te parezco yo? —preguntó Anna, riéndose. —Guapa —dijo Antón, sintiendo cómo se ponía colorado. —¿Dónde... dónde está Rüdiger? —preguntó, para cambiar de tema. —¿Y bien? —dijo él—. ¿No va a venir? —No —murmuró—. No puede. —¿No puede? —¡No, está enfermo! Intoxicación de sangre —aclaró. —A nosotros no nos cuida nadie —dijo Anna—. Mis parientes o están en el ataúd y duermen, o están fuera y... —Hizo una pausa—. ¡Bueno, ya sabes! ¡En cualquier caso, nadie tiene tiempo para nosotros, y a mí nadie me ha leído nada, ni han jugado conmigo, ni tampoco me han contado historias! —Pero nosotros sí podríamos cuidar a Rüdiger —propuso él—, tan pronto como se vayan tus parientes. —¡Ojalá esto salga bien! —dijo Antón en voz baja mientras se cubría con la capa y se reunía con ella en la ventana. Después echaron a volar.
  • 14. CAPITULO 12 Historias de vampiros —¿Sabes qué historia me ha gustado más de las de tu libro? —preguntó Anna cuando volaban en la noche juntos—. ¡La del vampiro de nieve! El vampiro de nieve: Ocurre en las montañas, en una vieja casa completamente solitaria. Allí, después de la puesta de sol, tienen que cerrarse las cortinas en todas las habitaciones que miran al oeste, ¡y ay de ellos si las abren! Un día hay visitantes en la casa y comienza una tormenta de nieve. Una mujer va a la ventana y corre a un lado la cortina. Afuera ve una figura blanca que pasa lentamente al lado de la casa. ¡Pero los visitantes no creen que sea un vampiro! Piensan que es una mujer que se ha extraviado en medio de la tormenta de nieve. Uno sale para hacerla entrar... A la mañana siguiente lo encuentran. Está apoyado en un árbol. A su alrededor hay pequeños hoyos como si el viento hubiera levantado de un soplo la nieve. ¡Pero en realidad había sido el vampiro de nieve! —A mí me ha gustado mucho la de la mariposa nocturna —dijo Antón La mariposa nocturna: Comienza en una noche lluviosa y tormentosa. El hombre del que se cuenta la historia está solo. De repente llaman. Va a la puerta. Afuera hay una mujer joven y muy hermosa. Tiene el pelo negro, orejas puntiagudas y labios muy rojos. Su voz es singularmente profunda y ronca... Él la invita a entrar porque piensa que debe de estar completamente empapada... pero está completamente seca. El hombre, sin embargo, tiene un perro... y ese perro lanza al verla un aullido de miedo tan terrorífico que el hombre tiene que llevarlo al jardín. Cuando regresa el hombre, la mujer le pregunta por el camino de la ciudad. El quiere guiarla y sale delante de la puerta con el farol en la mano... pero la mujer ha desaparecido. El hombre, sin embargo, tiene un amigo. Le cuenta lo de su visitante nocturna. El amigo le previene y le aclara que la mujer es un vampiro. Pero el hombre no se lo cree. Sólo le pide que se quede con el perro durante un par de días porque éste parece, de repente, tener miedo en su propia casa. Por la noche aparece la mujer por segunda vez. Se acerca a él y le pone sus manos gélidas sobre los hombros. A él le invade una extraña indolencia..., cuando, de repente, ¡siente entre sus dedos la Biblia! El hombre lo atravesó ¡Con una cerilla (fosforo)!¡Ella se había convertido de pronto en una mariposa nocturna y bastaba una simple cerilla afilada! Anna gritó, y le corrían las lágrimas por la cara: ¡Lo has contado sólo para darme miedo! Pero ella sacudió la cabeza en silencio y apresuró el vuelo, de forma que Antón ya no la podía seguir. —¡Espera! —Gritó Anton—. No he pensado eso. No quería asustarte, de veras que no. ¡Perdona, por favor! —¡Ven, volemos entonces! —Se rió y le cogió del brazo—. ¡Enseguida llegamos!
  • 15. CAPITULO 13 Primeros auxilios Llegaron al cementerio y Anna entro primero en la cripta. Anton entonces escucho unos pasos: era el guardián del cementerio que se acercaba con unas varillas de madera y un gran martillo Antón vio cómo se movía la piedra que ocultaba la cripta; entonces tuvo una idea: cogió del suelo un gran guijarro y lo tiró tan lejos como pudo. La piedra hizo un fuerte ruido al caer y, como tocado por el rayo, el guardián del cementerio volvió la cabeza y se abalanzó allí donde se había oído el ruido. Al hacerlo aulló: —¡Al fin os tengo! Antón vio cómo empezaba a cavar entre la maleza agitando las estacas y el martillo como si fueran un arma. Entonces se acercó a donde estaba Anna; tomando aliento se deslizó en el pozo y cerró el agujero de entrada sobre su cabeza. —¡Rüdiger! —Exclamó sobresaltado Antón—. ¿Qué tal está? —¿Él? —Dijo Anna—. Bien. Ya se ha vuelto a levantar. Pero ahora es Lumpi el que está acostado. —¿Qué tiene? —preguntó Antón. —Gripe —aclaró Rüdiger—. No es tan raro, cuando se sale únicamente de noche. Lumpi abrió en ese momento los ojos. Refunfuñando se levantó y miró fijamente a Antón. —¿Quién es éste? —dijo con voz profunda. —Pero Lumpi —dijo Anna tranquilizándolo—. ¡Si éste es Antón, del que ya te hemos hablado! —Ahora vamos a jugar una partida de «Vam-piro-no-te-enfades» —declaró Lumpi sacando del ataúd una caja de cartón alargada. —¡Qué bien! —exclamó excitada Anna—. Ven, Rüdiger, ayúdame a montar la mesa de juego. Después de jugar un rato Lumpi perdió, se enojo y se fue a acostar. —En ese momento empezó a crujir la piedra del agujero de entrada. Lumpi hizo como si durmiera, pero Rüdiger se había quedado parado y miraba fijamente la entrada de la cripta con los ojos dilatados de miedo. Anna echó a Antón a un lado susurrando: —¡Tienes que esconderte! —Pero ¿dónde? —exclamó Antón. —¡Pues..., en algún ataúd! —¡Ay, esto sólo podía pasarme a mí! —¿Qué ocurre, tía Dorothee? —Mi dentadura —se quejó ella—. Debo haberla olvidado en el ataúd. —Bueno, me voy otra vez —dijo, pero de repente se detuvo—. Dime, Rüdiger — exclamó—, ¿cómo es que no estás en el ataúd? —Ya estoy mucho mejor —contestó Rüdiger.
  • 16. —¡No! eso no lo puedo permitir —declaró tía Dorothee—. ¡Si se enterase tu madre! Rüdiger, ahora mismo te vas al ataúd. Rüdiger tuvo que entrar a su ataud donde estaba oculto Anton. Espero a que su tía se acostase y salió nuevamente Pero sólo un débil quejido salió del ataúd, y al abrir Anna, llena de ideas recelosas, la tapa, vio cómo Rüdiger se inclinaba sobre Antón, que tenía los ojos cerrados. Asustada, gritó: —¡Rüdiger! ¡¿No habrás atacado a Antón?! El pequeño vampiro le dijo a su hermana que Anton se había desmayado y que solo le hizo respiración artificial —Perdona, Antón —dijo avergonzado—, yo... yo sólo quería ayudarte. ¿No creerás qué...? —No —dijo Antón tendiéndole la mano—. Ya está olvidado. Luego, Anton se despidió y se fue. CAPITULO 14 Demasiado Anna acompaño volando a Anton. —Lo que siempre te había querido preguntar —dijo ella— es si realmente hay también historias de amor con vampiros. —Una vez leí una historia que terminaba felizmente —dijo de pronto ella, con entusiasmo. —Ah, ¿sí? —dijo Antón—. ¿Cómo terminaba? —¡Al final los dos fueron vampiros y vivieron juntos para siempre! —¡¿Qué?! —exclamó Antón—. ¿A eso lo llamas tú feliz? —¿Tú no? Ella lo miró con ojos grandes y resplandecientes. —¿No quieres que tú y yo...? ¡Ahora Antón debía tener cuidado para no decir nada que la ofendiera! —¿Sabes? —empezó. —¿Sí? —¡Es que yo no puedo volverme vampiro! Irritado, siguió volando sin mirar a Anna. Sólo cuando oyó detrás de sí un sollozo dio la vuelta. —Tú... tú no me quieres —balbuceó ella—. ¡Tú tienes otra novia! —No —dijo Antón—. ¡Claro que no! —La ventana está cerrada —susurró Anna, cuando llegaron a casa de Anton Anna lo acompañó hasta la puerta del edificio. Allí Antón se quitó la capa y se la dio. Ella se puso de repente muy triste. —Adiós, Antón —dijo en voz baja, y sin volverse desapareció en la noche.
  • 17. CAPITULO 15 Preguntas delicadas Mientras Antón subía en el ascensor intentó imaginarse qué le iban a decir sus padres. ¿Estarían enfadados? ¿O coléricos? ¿O decepcionados? De todos modos, no podía significar nada bueno que la puerta de la casa estuviera cerrada cuando salió del ascensor. —¿Sabes la hora que es? —preguntó la madre en lugar de saludarlo. —¿Dónde estabas? —preguntó. —¿Yo? De paseo con Anna, que es hermana de Rüdiger y mi novia Su papa entonces tomo el teléfono. —¿Señor Holzapfel? Soy Bohnsack. Perdone la molestia. Sólo una breve pregunta: mi hijo afirma que su hija Anna... ¿Qué? ¿Que no tiene ninguna...? —Hizo una pausa—. Entiendo... —dijo entonces—. ¡Muchas gracias otra vez! Colgó satisfecho el auricular y se dirigió a Antón: —¿Sabes que tu supuesto amigo Rüdiger no tiene ninguna hermana? Sólo un hermano, ¡y se llama Leo! —¿Leo? —preguntó Antón. —Y por lo que respecta a tu Rüdiger..., ¡no se llama Rüdiger, ni tampoco Rüdiger Udo, sino sólo Udo! Entonces intervino la madre. —Antón —dijo—, tienes que admitir al menos que es muy extraño que vayas a pasear con una hermana que en realidad no existe en absoluto. ¿No vas a decirnos la verdad? —He reconocido a tu supuesto Rüdiger. ¡Es el hijo de mi compañero de trabajo y no se llama Rüdiger von Schlotterstein, sino Udo Holzapfel! —Fue así... —dijo Antón—, vosotros me habéis dado siempre la lata con que debía traer a Rüdiger. Pero Rüdiger no quería venir, y entonces le pregunté a Udo. Además —añadió—, ¡yo no sabía que Udo se apellida Holzapfel! —¿Y por qué no quería venir Rüdiger? —preguntó la madre. —Porque... él siempre se levanta muy tarde y además no le gustan nada los pasteles. Y un poco extraño sí que es. Además, huele mal. Y tampoco sabe comportarse correctamente. —Pero, Antón —dijo la madre—, ¿no es mucho más importante que uno tenga o no un buen corazón? —Bueno, ¿cuándo veremos a Rüdiger, el famoso vampiro? —Yo..., es que tengo que preguntárselo primero —murmuró Antón CAPITULO 16 Un nuevo colega Esa noche Anton tuvo una pesadilla, soño que se convertiría en vampiro. Que estaba de visita en la cripta y toda la familia de Anna iba a morderlo.
  • 18. CAPITULO 17 Oídos aguzados Esa noche Anton estaba viendo TV con sus padres cuando nono el teléfono. Era Anna —¿Sigues enfadado conmigo! —Preguntó ahora Anna—. Quiero decir por lo de ayer... Porque yo no... —No, no —dijo rápidamente Antón—. En absoluto. —¡Tengo una sorpresa para ti! —¿Una sorpresa? Por el rabillo del ojo vio cómo los padres cambiaban una mirada significativa. —¿Y qué... qué es? —preguntó. —Una historia —dijo ella—. Una auténtica historia de amor de vampiros. Al decir las últimas palabras se rió tan fuerte que apenas pudo entenderla. —¿Puedo leértela esta noche? —Ho... hoy mejor que no —tartamudeó—. ¿Mañana quizá? —Bien —dijo ella—, mañana. ¿A qué hora? Antón miró a sus padres y reflexionó. —Mi abuela tenía veintiún relojes —dijo entonces, para que sus padres que escuchaban su conversación no supieran que vería a Anna al día siguiente Pero Anna le había comprendido. —¡Entonces, a las veintiuna horas! —dijo. —¿Y por qué no has invitado a Anna? —quiso saber el padre. —Porque... no se me ha ocurrido. —¿Y a Rüdiger? —dijo la madre—. ¿Ya le has avisado? —No. —¿Y por qué no? —Porque todavía no lo he visto. —¿No está en tu colegio? Antón tuvo que reírse. —No.
  • 19. CAPITULO 18 Cita en pijama A la noche siguiente recibió la visita de Anna. —¿Hueles algo? —preguntó ella alegremente. —Eh..., sí —murmuró Antón. ¿Qué tenía que contestar? ¿Que olía a moho, polvo de polilla y aire de ataúd? ¡Pero seguro que ella no quería oír eso! —Mi perfume —aclaró ella—. ¡«Muftí elegante»! Mi madre misma lo fabrica. ¡Es sólo para vampiros! —Huele así un poco como a cebollas —dijo Antón. Sus ojos empezaban a lagrimear y le picaba la nariz. —Es que las cebollas son el ingrediente principal —aclaró ella—. Además, lleva también colmenillas pestilentes y brotes hediondos. —Yo quería leerte algo —exclamó—. ¡Una auténtica historia de amor de vampiros! Historia de amor de vampiros: «Había una vez un rey y una reina que deseaban muchísimo tener un hijo. Pero nunca tenían ninguno. Pero un día que la reina estaba en el baño apareció en el agua una rana, que saltó a tierra y le dijo: "Tu deseo será cumplido". Y antes de que pasara un año, la reina dio a luz un varón. Como se alegraron tanto, celebraron una gran fiesta a la que invitaron a todos sus familiares, amigos y conocidos, y también a las mujeres sabias, que debían traer suerte al niño. Pero había en el reino trece mujeres sabias y, como sólo había platos dorados para doce, una de ellas tenía que quedarse en casa. La fiesta se celebró con toda pompa y cuando terminó las mujeres sabias obsequiaron al niño con sus dones: la una con salud, la otra con inteligencia, la tercera con belleza, y así en todo aquello que es deseable en este mundo. Cuando once de ellas habían dicho sus oráculos, entró la decimotercera, que no había sido invitada, y gritó en voz alta: "¡El príncipe se pinchará con un huso a los quince años y caerá muerto!". Entonces se adelantó la duodécima, que aún no había hecho su regalo. Como no podía levantar el maleficio, sino sólo suavizarlo, dijo: "No morirá, sólo dormirá cien años". El rey, que quería salvar a su niño querido de la desgracia, dio orden de que todos los huesos del reino debían ser quemados. Sucedió que el día en que el príncipe cumplió los quince años, el rey y la reina no estaban en el palacio. Entonces él se dedicó a explorar y, al final, fue a dar a una vieja torre. Subió la estrecha escalera y llegó a una pequeña puerta. En la cerradura había una llave oxidada, y al hacerla girar se abrió la puerta; allí, en una pequeña cámara, estaba sentada una vieja mujer hilando hilo con un huso. "¿Qué objeto es ése que salta de forma tan divertida?", preguntó el príncipe; se acercó al huso y quiso también hilar. Apenas había tocado el huso, se cumplió el encantamiento. Se pinchó en el dedo y se desplomó sobre la cama que había al lado, cayendo en un profundo sueño. Y ese sueño se extendió por todo el castillo. El rey y la reina, que acababan de regresar, empezaron a dormirse, y toda la corte con ellos. Entonces se durmieron también los caballos en el establo, los perros en el patio, las palomas en el tejado y las moscas en las paredes. Alrededor del castillo empezó a crecer un seto de zarzas que se hacía cada año más alto y que, finalmente, rodeó todo el castillo de
  • 20. forma que ya no se podía ver. Sin embargo, por el país del hermoso joven durmiente corrieron rumores de que, de tiempo en tiempo, aparecían princesas que querían entrar en el castillo a través del zarzal. Pero no lo conseguían porque los espinos se entrelazaban como manos y las princesas se quedaban prendidas en ellos y morían horriblemente. Después de muchos, muchos años llegó al país otra princesa y oyó cómo un hombre viejo hablaba del zarzal que debía esconder detrás un castillo en el que un hermosísimo príncipe dormía desde hacía ya cien años. «Entonces dijo la princesa: "Yo no tengo miedo; quiero entrar y ver al hermoso joven". Pero el hombre viejo no podía saber que la princesa era, en realidad, un vampiro, y, así, pudo transformarse en murciélago y sobrevolar el zarzal. Entró en el patio del castillo y vio a los caballos y a los perros durmiendo. Cuando entró en el palacio, las moscas dormían en las paredes. Entonces siguió andando y vio en la sala a toda la corte que dormía en el suelo. Al fin, llegó a la torre y abrió la puerta de la pequeña cámara en la que dormía el príncipe. Allí yacía él, y era tan hermoso que ella no podía apartar sus ojos; entonces se inclinó y le dio un beso de vampiro. Un momento después él abrió los ojos y la miró amablemente. No tardó mucho en convertirse también en vampiro, y vivieron felices hasta el fin de sus días.» —Yo conozco esa historia —dijo Antón—. Era el cuento de la Bella Durmiente. —¿Y tus padres? —preguntó Anna—. ¿Creen en vampiros? Antón sacudió la cabeza. —Ellos menos que nadie. Pero les gustaría conoceros. —¿A quién? —A Rüdiger y a ti. Estáis invitados a tomar café. Luego, Anna se marcho feliz. CAPITULO 19 Los últimos preparativos Anton le explico a su mama que sus amigos no vendrían sino hasta las 20 hrs porque dormían siesta. ¡A Antón se le quitó un peso de encima! Su madre no sólo había aceptado que sus amigos no vinieran hasta las ocho..., ¡ Como su mama había preparado algunas cosas pensando que llegarían temprano, dejo que anton comiera mientras parte de esas cosas. CAPITULO 20 Velada artística Poco después de las ocho llamaron al timbre. Eran Anna y su hermano. Y realmente..., Rüdiger y Anna tenían un aspecto como para asustar a cualquiera: se habían puesto colorete en las mejillas, sus labios estaban pintados de rojo y su piel, normalmente blanca como la cal, estaba cubierta de polvos de tono tostado..., pero tan mal que aún asomaban manchas blancas por todas partes. Además, despedían un penetrante olor a «muftí elegante». —¡Para usted! —dijo Rüdiger, tendiéndole un ramo a la madre de Anton. Antón reconoció las ramas: ¡procedían de los arbustos del cementerio!
  • 21. En general, los vampiros parecían mucho más extraños e inquietos que de costumbre, y Antón se dio cuenta de que tenían que haber venido a su casa directamente desde sus ataúdes..., ¡y eso significaba que aún no habían podido comer absolutamente nada! ¡Rüdiger tenía un aspecto auténticamente débil y demacrado! —¿No... no tenéis hambre? —dijo cauteloso Antón. —Sí —dijo Rüdiger—, bastante... —¿Tenéis también leche? —susurró Anna. Los padres habían puesto la mesa con la vajilla de porcelana, velas y servilletas... —¡Qué bonito! —dijo—. En casa nunca es así. Nosotros siempre comemos fuera, ¿sabe usted? —se dirigió al padre. —¿De veras? —dijo la madre —Comer siempre fuera es muy caro —dijo. —¡Oh, no, es muy barato! —contestó el vampiro —¡Estas ramas tienen un olor extraño —dijo el padre—. ¿No queréis que abramos una ventana? —¡No! Mejor no —dijo la madre—, o vendrán las polillas. —¿Polillas? —se rió Rüdiger—. ¡Pero si son dulces animalitos! —¡Ag! —exclamó la madre. —O murciélagos. ¡Tienen unas caras tan lindas! En eso el pequeño vampiro comenzó a toser. —¿Te encuentras mal? —preguntó la madre; Rüdiger tosía cada vez más. Corrió a la cocina y regresó con un vaso de agua. —¡Aquí tienes, bébetelo! ¡Te sentará bien! Pero apenas ella le había hecho beber las primeras gotas cuando dio un salto y salió corriendo al pasillo y entro al baño. Después de un rato la mama fue a ver a Rüdiger al baño pero este había desaparecido. —¿Y no os peleáis nunca?, le preguntaron a Anna —Sí —dijo Anna—; en algunas cosas mi hermano tiene unas opiniones bastante anticuadas. —Ah, ¿sí? ¿Y en qué cosas? —Ah, en todas las que se refieren a chicas. Afirma que los chicos son más valientes que las chicas. —¿Y no lo son? —preguntó el padre. —¿Cómo dice? —siseó Anna—. ¿Acaso usted también es uno de ésos? Su rostro se había puesto rojo de indignación. —Bueno —se defendió el padre—, debes admitir que la mayoría de las chicas prefieren llevar bonitos vestidos a trepar a los árboles y ensuciarse. —¿Qué? —exclamó Anna—. ¡Eso no es verdad! ¿Por qué llevan las chicas bonita ropa? ¡Porque sus madres se la han puesto! ¿Y por qué no trepan a los árboles? ¡Porque les prohíben mancharse la ropa! —¿Qué dices tú, Antón? —preguntó el padre. —¿Yo? Antón vaciló.
  • 22. —Encuentro estúpidas a las chicas que siempre se ríen y se dejan caer enseguida al suelo cuando juegan a la pelota. —Y yo encuentro estúpidos a los chicos que dicen siempre que las chicas no pueden jugar al fútbol —declaró Anna. Ahora me tengo que marchar, dijo la niña. Se levantó y alisó su capa. —Pero volveréis pronto, ¿no? —Dijo el padre—. Antón, si no, se pondrá muy triste —añadió. —¿De veras? —Dijo Anna lanzándole a Antón una tierna mirada—. Epílogo —¡Una chica simpática! —Dijo el padre cuando estuvieron de nuevo sentados a la mesa—. ¿A ti qué te ha parecido, Helga? —¿A mí? Yo la he encontrado un poco rara. —¿Rara? ¿Por qué? —La cara tan pálida..., la ridícula capa..., la voz... —¿Y qué te ha parecido Rüdiger? —preguntó. —¿Rüdiger? ¡Aún peor! Con sus ojos inyectados en sangre y los dedos huesudos... —¡Una chica simpática! —Dijo el padre cuando estuvieron de nuevo sentados a la mesa—. ¿A ti qué te ha parecido, Helga? —¿A mí? Yo la he encontrado un poco rara. —¿Rara? ¿Por qué? —La cara tan pálida..., la ridícula capa..., la voz... —¿Y qué te ha parecido Rüdiger? —preguntó. —¿Rüdiger? ¡Aún peor! Con sus ojos inyectados en sangre y los dedos huesudos... —No queremos prohibirte absolutamente nada —aclaró la madre—, pero sí que podemos hablar sobre tus amigos, ¿o no podemos? —Sí —gruñó Antón. —¿Por qué os empeñasteis en conocerlos?... ¡Ya os había prevenido! —¡Sí, nos habías prevenido! —dijo la madre riéndose—. Quizá con el tiempo me acostumbre a ellos —dijo finalmente. ¡El padre seguía, como antes, sin tener la más remota idea, y la madre terminaría por tranquilizarse también! ¡Mejor no podía haber resultado todo!