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RELATOS
   DE
NAVIDAD
    IES. ARRIGORRIAGA


       CURSO 2010-11
Para el Olentzero:
Este año me he portado muy bien pero no te
voy a pedir ningún regalo. Tengo 5 años y voy
al cole. Todos los años hacemos un decorado
en la escuela y pintamos al Olentzero con
muchos colores. También ponemos globos y tus
ayudantes nos vienen a visitar a la clase y
cuando estamos en los recreos, nos dejan
regalos en las mesas.

Pero este año, una amiga me ha dicho que no eres de verdad,
y que los que me traen los regalos son los padres, pero yo
no le creo, yo sé que eres de verdad.

Cuando les pregunto a mis padres, me dicen que ellos no
tienen tanto dinero para comprarme cosas. Tienen razón.
También me dicen que ellos a la noche se van a dormir, y no
pueden poner regalos porque están cansados.

No sé si ellos me dicen la verdad, y por eso te lo pregunto
a ti.

Mis amigas se burlan de mí, porque dicen que yo no sé nada
de nada.

Pero yo creo que mis padres me mienten, porque el año
pasado, en Navidades, mientras estaba jugando a las Barbies
en el cuarto de mis padres, se me cayeron unos tacones de
las muñecas en un hueco que había entre el armario y la
pared. Ahí me encontré unos regalos y ellos me dijeron que
eran para mi cumple, pero mi cumple había sido en noviembre.

Te agradecería mucho si me dijeras la verdad. Agur.

                                   Lucía
                 Posdata: Sé que eres de verdad.




                                       NEKANE ASPIAZU
CARTA AL OLENTZERO


Señor Olentzero me llamo Mikel. Tengo siete años y dos hermanos; Jon que
es cuatro años mayor que yo y Endika que es un año más pequeño. Mis
padres dicen que somos como el perro y el gato, porque siempre nos estamos
pegando, insultando,... vamos haciendo cosas típicas entre hermanos.

Este año estoy pasando muchísimo más tiempo con mi madre, porque ahora
el que trabaja es mi padre, creo que ella ha dejado de trabajar o algo así
parecido, por culpa de lo que los informativos llaman crisis.

He notado que mis padres en lugar de comprarme las sudaderas que me
gustan llevo las de Jon y eso me pasa con más con más cosas: camisetas
zapatillas y algunas cosas más, como estuches, mochila..... . A mi hermano
Endika le esta pasando lo mismo que a mi, pero mi madre me echa la
bronca, porque dice que no sé cuidar bien las cosas, para que luego las usen
otros, que le has hecho un agujero a el pantalón, que con qué habré
manchado esa camiseta...Ni siquiera vamos a los centros comerciales para
pasear o comer una hamburguesa en Mc Macdonal .

Y todavía no he terminado, toda mi familia está contagiada. Mis abuelos ya
no me dan paga y mi tío ha dejado de llevarme al cine y si por lo menos mis
padres alquilasen alguna película para ver en casa. Pero esto es ciencia
ficción, por lo que te pido de rodillas,
suplicando que este año le traigas a mi madre
un trabajo para que pueda estrenar ropa
nueva, para poder cambiar las botas de
fútbol. ¡Yo adoro el fútbol!¡Nunca podré ser
bueno si me hacen daño en el dedo gordo , si
apenas puedo correr , nunca podré ser como
Llorente!

 ¡Ah ¡A mi padre que siga igual , me lo paso genial con él, a lo mejor si
puedes le gustaría tener una cámara de fotos nueva. Y si no puedes como
siempre unos calcetines que no sean negros, pues tiene muchos de ese color.


                 Y ya para mí y para mis hermanos un juego nuevo para el
                 ordenador,!pero sobretodo mis botas, por favor Olentzero!
Sé que eres un hombre majo y confió en ti, seguro que harás todo lo posible
y si no, mis botaaaassss.



                                                                  Bryan Sciacca




                                       JOKIN

                                          Y

                                 SUS ILUSIONES




Era una noche fría, ya llegaba la NAVIDAD. Jokin un chico que tenía 12 años estaba
desilusionado, porque no creía en Olentzero y ya no tenía ilusiones. Era el 16 de
Diciembre tras ir al concierto de MOTOR HEAD, decidió no volver al instituto hasta
después de navidades.



23 de diciembre


Mientras Jokin estaba durmiendo, escuchaba a la gente subir al
Instituto para celebrar la nAvIdAd. Jokin pensó que por qué él era
la única persona que no tenía ilusión por la navidad. Al anochecer
Jokin vio una luz NEGRA y otra luz BLANCA; al parecer tenía
que elegir una de las dos, y como no, acudió a la NEGRA. Tras
tocar la luz oscura, Jokin empezó a ver MONSTRuOS de todas las formas. Se supone que
Jokin tenía que tener miedo pero no fue así (le encantaban los monstruos)

Jokin después de haber visto todo, se desmayó, al despertar se dio cuenta de que había
sido un sueño. El siguiente DIA 24 de diciembre, se despertó como todos los días,
cayéndose de morros. Se fue al baño a limpiarse la sangre que le salía de la nariz.
Como de costumbre desayunaba sus cereales choco-crispies.
Quedó para dar una vuelta con los amigos y volvió a su casa para comer. A las 08:00
mientras cenaban su hermano de 5 años dijo:

-¡Qué bien hoy viene el Olentzero!

Jokin se levantó y dijo:

-¡OLENTZERO NO EXISTE, Y JAMÁS EXISTIRÁ!!!!!!!!!!!


La reacción de su hermano mayor lo dejo llorando. Jokin se fue a su cuarto y empezó a
dormir.
A las 02:17 de la mañana escuchó un ruido que provenía de la sala y con el corazón en la
garganta se dirigió a la sala.


                                             FIN


                  Un momento, esto es un error no hemos terminado.




                                             Jokin entró en la sala y vio a OLENTZERO,
                                             cerró los ojos y los volvió a abrir, pero ya no
                                             estaba. Se dio la vuelta volvió a la cama como
                                             si no hubiera pasado nada.


                           Ahora sí, podéis aparecer las letras F, I y N




                                             FIN

                                                                  Jokín Ajuría Arkotxa



                                  EL MENDIGO

       Érase una vez, en una casa de New York, una como otra cualquiera, en la que
vivían unos hermanos, Pol y Esther. Ellos no eran ricos, pero tampoco pobres.
Terminaban las clases el 24 de diciembre y ese mismo día, después de salir de clase,
a Pol y a Esther les perseguían unos matones y se metieron en un callejón, ahí
conocieron a Bill, un mendigo que vivía allí.

Pol y Esther le dijeron que si quería quedarse en su casa a cenar y a dormir, pero
Bill asustado contestó:

-¡Me lo diréis de broma, iría encantado, pero a vuestros padres no les gustará la
idea!

-¡Qué va! a nuestros padres les encantará la idea de que vengas, siempre dicen que
el día de Navidad, hasta un mendigo tiene que estar con alguien y así, al estar
acompañado, sentirse más feliz.

 ¡Además, si quieres, te ayudaremos a estar guapo. Te afeitarás, un poco de colonia,
un baño, te dejaremos ropa y ya verás que guapo!

Sois muy majos, pero no hace falta que hagáis todo esto por mí.

-¡UY! ¡Qué no!. ¡Ven síguenos!

Fueron a su casa y ahí le pusieron guapísimo. Llegó la hora de cenar, y los padres no
pusieron ninguna pega.

Entonces mientras rezaban, Esther le dijo:

-¡No ves! ningún problema, y le guiñó el ojo.

Al día siguiente, a la mañana, el mendigo se levantó muy temprano y les hizo el
desayuno a todos en muestra de agradecimiento.

Al levantarse todos vieron el desayuno, tenía buena pinta, pero cuando lo probaron
no estaba tan rico, de todas formas se lo comieron, Bill se lo había preparado con
mucho cariño.

Desde entonces, Bill no era el mismo, ayudaba mucho y estaba muy trabajador.

Los hermanos le ofrecieron esto:

-Bill, ya que estás tan trabajador, te ayudaremos, si te parece bien, a encontrar
trabajo y empezar una nueva vida.



-¡OK! Vale.

Bill encontró un trabajo como camarero de un restaurante italiano y cuando tuvo
un poco de dinero, se fue a un apartamento.

-¡Bill, te echaremos de menos!
-Y yo también a vosotros, gracias por todo, ha sido el mejor regalo de Navidad que
me ha hecho nadie.

Los abrazó a todos y se fue. No podía olvidar todo lo que habían hecho por él.

Al de unos años se presentó en casa de Pol y Esther.

¡Hola! gracias por todo lo que hicisteis por mí, ahora que tengo dinero, os he
comprado unos regalos.

-¡No hacía falta, pero bueno, a ver qué nos has traído!

 Les trajo la cosa más bonita que podían imaginar:




                           -¡Mamá, papá! Bill nos ha traído un gatito pequeño,




mirar que bonito

-Gracias, lo cuidaremos como a uno más.

Y Bill y esa familia que tanto le ayudó, se reunían todos los años para celebrar la
Navidad.
NEREA RODRÍGUEZ

                                                                    CURSO: 1ºF




               QUERIDO OLENTZERO


                          Todos seguro que ya sabéis quién es Olentzero. Es
                          un señor que vive en los montes y que todos los 24 de
                          diciembre baja a repartir regalos a todos los niños de
                          Euskadi.

                           El 24 de diciembre de 2010 Olentzero bajó de su casa
                           como todos los años a repartir regalos, y fue poco a
                           poco por todos los pueblos y ciudades de Euskadi.
                           Cuando acabó su tarea como siempre, fue por todas
                           las casas de nuevo a ver si les gustaban los regalos.
Miró en una casa cualquiera, pero no había nadie. Miró en otra casa, pero
tampoco había nadie. Olentzero comenzó a sospechar que a los niños ya no les
gustaban sus regalos, se puso triste y se volvió al monte con su burro. Se metió
en la cama, porque estaba muy cansado. A la mañana siguiente volvió por las
casas a ver si habían visto ya los regalos. No, no los habían visto. Olentzero se
preocupó. No sabía qué hacer y volvió a su casa. Pero Olentzero no sabía que
todos los niños le iban a dar una sorpresa. Le iban a regalar un carro para llevar
los regalos a los niños más fácilmente.

 A la mañana siguiente, los niños, metieron una carta en casa del Olentzero en la
que ponía:                                                                     -
Olentzero, hoy te esperamos en la plaza mayor de Bilbao a la 17:00..

Olentzero se quedó asombrado y decidió ir a Bilbao.

Olentzero bajó con su burro poco a poco hasta que llegó a Bilbao.
Allí no vio tampoco a nadie, pero él sabía que tenía que ir a la plaza.
                                      Según iba acercándose el ruido y la
                                      música era más alta.

                                             Al entrar en la plaza todo estaba
                                             lleno de gente. Olentzero se puso
                                             muy feliz al ver a una multitud de
                                             personas. En cuanto entró y la gente
                                             le vio todos comenzaron a aplaudir
                                             como locos.       Olentzero había
                                             llegado.

                                            Se subió a un escenario que le
habían preparado los ciudadanos y allí recibió su regalo. Su nuevo carro para
llevar los regalos.

 Entonces la gente le dijo que le hacían un regalo porque el siempre regalaba,
pero nunca recibía nada.

                           Olentzero estaba muy feliz. Se habían acordado de él
                           para darle un regalo y no como siempre para pedirle
                           cosas.

                           A partir de ese día Olentzero baja todos los años en
                           su nuevo carro para repartir regalos a los niños de
                           Euskadi.




                                                          Jon Ander López 1-E




                        Cuento navideño

 Llevaba un par de horas sentado en el balcón sin despegar los ojos del libro que me
habían mandado leer en vacaciones. Era 21 de diciembre, pero no tenía clase, debido
a una reforma urgente del centro. Empecé a tener frío, pero no entré, ya que estaba
muy bien leyendo. Terminé entrando, cuando mi madre me gritó:
-   ¡Pablo entra ya, que la cena está servida!

 -   ¡Ya voy mama!

 Entré y cerré la puerta ajeno a todo lo que estaba
ocurriendo desde hacia unos días por los alrededores.
Mientras cenábamos mi madre preguntó:

 -   ¿Has empezado con los deberes de Navidad?

 -   No, ni siquiera he cogido nada de la mochila.

 -   Excepto ese libro que te tiene obnubilado.

 -   ¡Es mentira!

 -   ¡Llevas 2 horas en la calle con 5º de temperatura y no llevas encima nada más
     que una fina sudadera!

 -   ¿Tanto frío hace? Ni siquiera lo he notado, suponía que había unos 17º.

 -   Ya, claro, y también suponías que eran las 8 de la tarde, cuando te he      dicho
     que bajases a cenar.

 -   A veces, el tiempo pasa volando.



                                     Esa noche fui tarde a la cama. Estuve largo rato
                                     leyendo en la cama, hasta que el cansancio pudo
                                     conmigo. La siguiente mañana desperté con el
                                     libro sobre el regazo y la luz encendida. ¡La que
                                     me cayó!.

                                          Después de la merecida bronca de una
hora, me dediqué a descubrir en qué página había dejado anoche la lectura. Estuve
un cuarto de hora para encontrar la maldita página.




       Antes de que pudiese empezar a leer, mi hermano pequeño empezó a decirme
que iba a jugar con mi consola, y con tal de que no la usase, me puse a jugar yo. Tenía
un nuevo juego, así que poniéndolo en el lector me dediqué a jugar durante un largo
rato. Mi madre me tuvo que llamar para que bajase a comer y cuando me fue a echar
la bronca por haber estado leyendo le dije:
-   ¡Pues resulta que he estado jugando a la consola!.

 -   ¡Es verdad, que ni siquiera me ha dejado jugar!-
     Protestó mi hermano.




 Esa tarde decidí ir en bici al monte cercano a casa y leer tranquilo aquel libro que
me tenía enganchadísimo, y mi madre, me obligó a llevar una chamarra, ya que veía
que me iba en sudadera.



                                        Pedaleé   durante    una   hora      hasta   que
                                        vislumbré una pequeña colina que sobresalía y
                                        me acomodé bajo un sauce que allí yacía. Leí
                                        durante   horas,    pero   tuve   la    extraña
                                        sensación de que un extraño ser me vigilaba.
                                        El hecho de que mi libro fuese de miedo no
                                        hizo sino acrecentar mi inquietud.




 De vuelta ya a casa fui bastante más rápido de lo que iría normalmente, ya que
intuía que algo o alguien me perseguía sin descanso, raudo y veloz entre la arboleda
que se extendía a la derecha del camino.



 Llegué a casa poco antes del anochecer,
pensando que tendría unas palabras por parte
de mi madre. No fueron demasiadas, ya que
mis abuelos, mis tíos y mis primos se
encontraban ya en mi casa.




 La cena con la familia fue muy tranquila, lo
cual me ayudo a desconectar. Los más jóvenes
decidimos salir a la calle a jugar un pequeño
partido de fútbol en un campo adyacente a mi
casa. También jugamos al escondite entre
todos y estando yo escondido, observé como
una extraña figura se abalanzaba sobre mi justo a tiempo cuando saltaba hacia un
lado para esquivarla.




 Dimos por concluido el juego tras una gran insistencia por mi parte.




 Esa noche seguí leyendo el libro, ya que no podía dormir. El cuento de miedo seguía
su curso rápidamente. El personaje, se abalanzaba hacia una muerte inevitable. El
libro me tenía lo demasiado enganchado, como para darme cuenta de lo que ocurría,
hasta que la oscura figura que me había seguido se abalanzó sobre mí atravesando la
ventana.




 Entonces, horrorizado, observé la figura a la luz de la lámpara de lectura. Era
exactamente como yo, pero con unas rasgadas vestimentas y con algunas
malformaciones causadas por roturas.




 En el último instante, conseguí interponer el libro entre los dos y apartarme
deprisa. Corrí hasta la cocina, donde armado con un cuchillo, intenté protegerme del
extraño ser que me atacaba. En uno de esos ataques, el enemigo salió herido y huyó
por la puerta.




 Nunca volví a ver a ese extraño, pero viví con el temor de hacerlo, y por si pasaba
algo, siempre estuve alerta.


                                                              AITOR CRESPO




                     SORPRESA DE NAVIDAD

Querido Olentzero:

Este año, después de mucho deliberar, he decidido qué pedirte. No quiero nada, bueno
más bien, no necesito nada. Tengo todo lo que quiero y por lo tanto prefiero que le des
mis regalos a la gente que de verdad los necesite o a la que le hagan más ilusión que a mí,
a gente que tenga poco y que le gustaría tener más; porque yo no soy como los otros
niños, todo lo que en anteriores años me has regalado, lo he estado utilizando, he jugado
con todos mis juguetes mil veces, tantas que algunos han acabado estropeados. Aunque es
verdad que me gustaría remplazar esos juguetes rotos por otros nuevos, he preferido
arreglarlos yo mismo para volver a disfrutar de ellos.

 Bueno, supongo que esta habrá sido otra carta más para ti, pero aunque no te haya pedido
nada, espero que le prestes el mismo interés que a las de los otros niños. Adiós y ¡FELIZ
NAVIDAD!

                    Firmado: Mikel



                                       Llegó el 24 de diciembre y Mikel, estaba muy
                                     contento, por que como anualmente, era Navidad,
                                     una de las épocas más bonitas del año. La época en
                                     la que los árboles desnudos se vestían de blanca
                                     nieve, nieve que abarrotaba de alegría todos los
                                     lugares de la ciudad. Esa era la época que todos los
                                     niños deseaban que llegase, junto con los regalos y
                                     el espíritu navideño.



 El muchacho, se encontraba alrededor del fuego que calentaba el hogar en el que residía
junto con su familia, pero él decidió acostarse, pues ya eran altas horas de la noche y
estaba verdaderamente agotado. Su madre, le acompañó hasta su cuarto, le acomodó la
almohada y tras darle un dulce beso en la mejilla, se marchó. Seguidamente, el niño
escuchó el sonido de las campanas de la iglesia, dando las doce y cuando se dispuso a
cerrar los ojos, observó que no se encontraba solo, en esa habitación había otra persona,
alguien al que no conseguía ver con exactitud, alguien con un aspecto algo corpulento, de
estatura media, y con una barba abundante. ¡ERA EL OLENTZERO!

-¿Olentzero, qué haces tu aquí? ¿No deberías estar repartiendo regalos a los niños?-
preguntó Mikel con bastante inquietud e interés.



                                     -Si, debería estar repartiendo regalos, pero he
                                     preferido dejar mi trabajo por unos instantes y venir
                                     aquí a hablar contigo. Tu carta me ha impactado, sí
                                     que tienes razón con eso de que no eres igual que
                                     todos los demás niños, por que todos me han pedido
                                     alguna cosa, todos menos tú. Tú has preferido ser
                                     feliz con lo que tienes y me parece muy sensato,
                                     pero poco común en niños de tu edad. Te voy a
confesar un secreto, los juguetes no traen la felicidad, yo los reparto para después
observar la alegría de los niños al recibirlos, porque en realidad, luego normalmente los
suelen dejar apartados y nunca más vuelven a

jugar con ellos. Pero es que yo busco mi felicidad en la felicidad de los niños. A mí me
hace feliz ver a los niños sonreír, cuando desenvuelven sus regalos; pero sabes que me
hace más feliz, ver a niños como tú, niños que sonríen, aunque no tengan regalos de
Navidad, niños que prefieren dar un poco de su felicidad a los que no la tienen, en este
día de Navidad.



El niño se quedó estupefacto, tras escuchar las palabras del Olentzero.



-Me alegro mucho de que te guste tanto tu trabajo y tranquilo, que tu secreto está a salvo
conmigo.

-Lo sé, por eso te lo he contado a tí. Sé como eres, te llevo años observando.

-Yo de mayor quiero ser como tú.- aclaró el niño.

-Tú, ya eres como yo, una persona humilde y sencilla que reparte felicidad a los que la
necesitan. Bueno, me tengo que ir, tengo que seguir con mi trabajo.

- Claro, adiós Olentzero y gracias por todo, espero que pronto nos volvamos a ver.-
añadió Mikel con una sonrisa de oreja a oreja.



 La imagen del Olentzero fue desvaneciéndose poco a poco, hasta que desapareció por
completo. Entonces, entró su madre en la habitación.



-¡Vamos Mikel, es hora de levantarse! ¿No estás impaciente por ver que te ha traído el
Olentzero este año?




                                        El chaval se levantó de la cama y se percató de
                                        que todo había sido un simple sueño, el mejor
                                        sueño que había tenido nunca. Bajó las escaleras y
                                        cuando llegó al salón, vio que debajo del árbol
                                        había una carta para él, que decía:
Mikel, pásalo bien en el día de Navidad y no te olvides, nunca cambies si quieres seguir
siendo como yo, porque la felicidad de cada uno está en cualquier parte y la tuya y la mía,
están en la de los demás.

                                    Firmado: TU AMIGO, EL OLENTZERO




                                                               LEIRE ALONSO 2ºD




                     MIS NAVIDADES


       Hace mucho tiempo, vivía en un orfanato una niña llamada Melani y como
cantaba muy bien, la tenían encerrada en su cuarto afinando su voz. Pretendían
ganar dinero con ella.

       Como ya estaba cansada de hacer siempre lo mismo se escapó y se fue al
centro de la ciudad.

       La empezaron a buscar con la policía y la encontraron. Como se había
escapado, todavía le hacían cantar más y la tenían mas vigilada.

       Pasó una semana y pensó que todos los niños podían escribirles cartas al
Olentzero y que entonces, ella también podía.

       Ese mismo día se puso a escribir su carta que decía lo siguiente:

“Querido Olentzero , nunca te he pedido nada, pero este año quiero que nos rescates a
todos los niños y niñas del orfanato. Nos tratan muy mal y a mi me tienen todo el día
encerrada en mi cuarto haciéndome cantar para mejorar mi voz. Quieren que cante
villancicos por la calle y que la gente les den dinero por escucharme.

       Estoy segura de que podrás venir a buscarnos.
Si conseguimos ser libres, con nuestras voces podríamos hacer felices a los
demás.

      Un saludo de todos los niños del orfanato, un beso

                                                                         Melani”



                                            Melani se reunió con los demás del
                                            orfanato y les contó lo que había
                                            hecho y que si resultaba, dentro de
                                            una semana iban a ser rescatados.

                                                 Al   Olentzero     le     llegaron    las
                                            cartas;    primero    leyó    la   carta   de
                                            Melani y pensó que él solo no iba a
                                            poder. Pero cuando leyó la siguiente
                                            carta dijo:

                                            -¡¡Al rescate!!




En la carta ponía:




“Hola Olentzero, me llamo Jaione y quiero ayudarte en alguna de tus aventuras. No te
voy a pedir nada más, pero quiero que eso se cumpla, un beso

                                                                           Jaione”




      Pasó la semana y la noche de Nochebuena; y el Olentzero fue a mi casa
para una nueva aventura. Yo al principio me asusté un poco, pero al ver que era
el Olentzero le di un abrazo que casi le deja sin respiración.

      Tardamos un poco porque al principio tuvimos que repartir los regalos a
los demás niños.
Mientras tanto, Melani estaba un poco desilusionada porque el Olentzero
todavía no había llegado.




        En ese momento yo estaba llegando con el Olentzero al orfanato; al
vernos, a todos los niños y niñas se les dibujó una sonrisa en la cara. Les
                                  indiqué por donde tenían que salir y todos quedaron
                                  libres. Los niños como habían prometido, cantaron
                                  para hacer feliz a la gente.




                                                                  Jaione García



       Carlos, el niño que no
        creía en Papá Noel.



El 23 de diciembre, Papá Noel cargaba el saco de los regalos en su viejo carruaje mientras le
decía a su elfo:



- ¿Quiénes están en la lista negra este año?



                                          - Uno de ellos es Carlos, que no cree en Papá Noel.



                                          - ¡¡¡Tengo un plan magnífico!!! – Dijo Papá Noel,
                                          mientras montaba en su trineo.
Cuando llegó, cargo el pesado saco sobre sus hombros y trepo por la pared de una casa hasta la
chimenea, como si subiera por una escalera. Luego, llegó al cuarto de Carlos.

Se despertó y Papa Noel le dijo:



-¿Cómo estás esta noche amiguito? - Le preguntó Papá Noel, mientras Carlos se levantaba. -
Levántate y vístete rápido que vas a venir conmigo, esta noche llevarás tú el saco. Venga
perezoso.



Dándole la mano le ayudó a salir de la cama. Carlos no decía nada, pero estaba un poco
asustado. Papá Noel le empujó por la chimenea arriba, llevándolo por encima de los tejados de
las casas.



- ¿Crees ya en Papá Noel?



Pero Carlos estaba tan cansado que no movió ni la cabeza.



- Me parece que lo haces muy bien.



Pero Carlos no decía ni una palabra. Repartiremos todos los regalos a los niños. Por fin el saco
quedo vacío y Carlos se alegró. Estaba muy cansado.



                                     Al llegar a casa, Papá Noel lo metió en el saco y bajó la
                                     chimenea con él.




                                     -¿Crees ahora en Papá Noel?
Carlos dijo que sí con la cabeza, y se metió en la cama. Ala mañana siguiente desayunó muy
pronto, porque había quedado con sus tres amigos para construir un trineo. Pero al llegar a la
puerta, se encontró con su hermanita Izaro que le pregunto:



- ¿A dónde vas con tanta prisa?



- Voy a ver a mis amigos. – Respondió él.



- ¿No vendrás conmigo esta mañana? – Dijo su hermanita.



- No, pero volveré pronto.- Dijo.



- Recuerda que tenemos que ir a visitar el árbol de Navidad de la plaza, el año pasado hubo una
gran fiesta. - ¿No te acuerdas que el año pasado vino Papá Noel?



- Sí, me acuerdo, pero Papá Noel vino ayer a la noche. -Dijo Carlos.



- Vendrá también esta noche, es Navidad.



Carlos se quedó intrigado, ¿Fue acaso un sueño?



                                      -Oye Izaro, tengo algo que contarte, Papá Noel ha venido
                                      la noche pasada, y me ha hecho llenar muchas medias y
                                      calcetines con regalos, porque no creía en él. Quizás si me
                                      acercara a la chimenea y dijera: - Papá Noel creo en ti. No
                                      se enfadaría conmigo.



Cuando llegó la noche su madre le comentó:



-No te olvides de dejar las medias colgadas.
Carlos las colgó y dijo tres veces por el hueco de la chimenea:



- ¡¡¡Papa Noel, ya creo en ti!!!



Se metió en la cama e intentó quedarse despierto, pero los ojos se le cerraron. Cuando se
despertó fue a ver enseguida sus medias y vio que estaban llenas de regalos, Papá Noel había
venido y le había perdonado. Desde aquel momento juró no decir nunca más:



-Papa Noel, no creo en ti.

                                                              Isely Lope: 2.d


           EL LADRÓN DE NAVIDAD

Hace bastante tiempo, una familia esperaba con gran ilusión la nochebuena. Cuando el
                       esperado día llegó, una inesperada sorpresa, o debería decir
                       desgracia, les aguardaba, ¡un misterioso hombre se estaba llevando
                       los regalos navideños! La familia, formada por sus 4 miembros que
                       eran: el padre, la madre, el hijo y la hija; bajó al salón, pero para
                       cuando llegaron, el misterioso hombre se había marchado. El hijo,
                       llamado David, tenía 12 años y creía ciegamente en el Olentzero.
                       Era rubio y muy deportista, y no se quedaba atrás con las notas. Su
                       hermana tenía 15 años y sus creencias hacia el Olentzero eran
                       dudosas, pero estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para ayudar a
                       su hermano. Su nombre era Cristin, pero la solían llamar Cris. Su
                       pelo era moreno y era muy madura para su edad. David,
                       decepcionado, le pidió a su hermana que le ayudase a encontrar al
Olentzero y junto a él detener al misterioso hombre. Su hermana aceptó, pero le dijo a
David que sólo le ayudaría una vez. Sin decir nada a sus padres se marcharon, dejando
únicamente una nota que decía:

“Queridos ama y aita, Cristin y yo hemos salido en busca del Olentzero para ayudarle a
detener al misterioso hombre que nos robó los regalos. No os preocupéis, porque
volveremos pronto. Besos, Cristin y David.”

Su búsqueda no duró mucho, pues no encontraron al Olentzero, sino que el Olentzero les
encontró a ellos. Cristin, libre de sospecha de que el Olentzero existía dijo:
-¡Tú, existes de verdad!

-¡Sí, Cristin, y siento haberte hecho dudar de mi existencia!- respondió el Olentzero.

-Olentzero- dijo David- ¡Un misterioso hombre está robando todos los regalos de
Navidad!

-Lo sé- respondió el Olentzero.

Sin más conversación fueron detrás del misterioso hombre al que denominaron el “ladrón
de Navidad”. David tuvo una idea, a la que se unió todo el grupo. Éste era el plan: el
Olentzero ponía falsos regalos en una casa y en el interior de los regalos habían sistemas
de rastreo, para encontrar el escondrijo del ladrón. El plan fue a la perfección hasta que
llegaron al escondrijo.

Entraron en el escondrijo pero se llevaron una gran sorpresa, ¡el ladrón no era más que un
adolescente quinceañero al que un año le dejaron sin regalos.

-¡Si eres Max!- dijo el Olentzero

-¿Le conoces?-preguntaron David y Cristin.

-¿Por qué lo haces Max?-pregunto el Olentzero

                                        -Porque me dejaste sin regalos, y si yo no tengo
                                        regalos nadie los tendrá-respondió Max

                                        -Piensa por qué lo hice,¿acaso te portaste bien?-
                                        respondió el Olentzero-Lo que estás haciendo es
                                        completamente egoísta.

                                        Con mucha conversación lograron persuadir a
                                        Max y sin que la policía hiciese nada, David,
                                        Cristin y el Olentzero lograron devolver todos los
                                        regalos a los niños.

                                                     JOSEBA CASTARROYO

     CARTA PARA EL OLENTZERO
Un día de estos, normal y corriente del mes de diciembre, una niña de unos 10
años llamada Samanta, empezó a escribir una carta para el Olentzero:




      Hola Olentzero:

      Soy Samanta, tengo 10 años y por este mensaje te quería decir 3 cosas:

      Soy de África y he venido aquí, porque mis padres no tenían mucho dinero y
tuvieron que venir en busca de trabajo y dinero. Para ello tuvimos que sufrir mucho…

      Este año te voy a ser muy sincera y concreta, para que sepas que me tienes que
traer y no te equivoques.

      He sido una niña muy formal y he tenido muy buenas notas en la primera
evaluación:

      En lengua he aprobado con un 10, en natura con otro, y en mate más de lo
mismo… Pero siempre hay alguna asignatura que se nos da un poco peor que las
demás, en mi caso es el euskera. Tuve un 4 pero, como soy de África…, todavía estoy
estudiando para que el último trimestre pueda aprobarlo con un 8 o 9 o incluso con un
10…

      El año pasado me trajiste una bicicleta con cuatro ruedas cuando tenía 9 años,
también me regalaste cuatro figuritas de cantantes famosos y dos pares de pendientes.

      ¡Ya sé que mi número favorito es el cuatro, pero tampoco es para tanto!

      Por eso este año he cambiado de número favorito: el tres, y por esa misma razón
te voy a pedir solamente tres cosas

      Teniendo en cuenta las notas que he sacado y que he sido una de las niñas más
formales de todo el instituto e incluso de todo el mundo, he aquí el listado de regalos
que me gustaría recibir:

      1.- Una bici con dos ruedas, porque si no mis amigas de clase se van a reír de mí
         como el año pasado.
2.- Ya sé que este regalo te va a costar pero, como tu puedes hacer magia, podrás
         regalarme el iphod que tanto deseo.

     3.- Y éste si que te va a costar un poco más conseguirlo pero… quiero que todos
         los niños de África sean felices y que no tengan que pasar por lo que yo he
         pasado.




     Una vez escrita la carta, salió a la calle en busca de un buzón para enviársela al
Olentzero. Cuando estaba junto al buzón, se dio cuenta de un pequeño detalle: -
¡Mierda!- dijo acordándose de una cosa justo al meter la carta dentro del buzón-¡¡¡pero
si el Olentzero no sabe hablar castellano!!!




                                                    Y así se fue Samanta a casa para
                                               volver a escribir la carta en “euskera”, ese
                                               idioma que tanto se le resistía.




                                                    Lo que Samanta no sabía es que el
                                               Olentzero entiende las cartas de todos los
                                               niños y niñas que le escriben hablen el
                                               idioma que hablen.




                                                                         JON IPIÑA

                    La magia de la navidad


La nieve abundaba en todos los rincones de Madrid. Jorge,
observaba como los copos de nieve se posaban sobre el frío
suelo que rodeaba su casa. Este niño tenía tan solo 5 años, pero
nada le impedía adorar la nieve. Era sábado 22 de diciembre;
eso quería decir que faltaban solo 3 días para que papá Noel se
introdujese por su chimenea y dejase allí los regalos. El grito desesperado de su madre lo
despertó de sus ilusiones.

- Jorge!!!!!!! A cenar!!!!! Te he dicho 4 veces que vengas!

- Ya voy mamá. - respondió el chiquillo.

Cuando llegó a la cocina, su madre le cantó las cuarenta.

- Jorge, te tengo dicho que no sueñes tanto con la nieve. Pero ya que estamos, te diré una
noticia que te va a gustar: cuando venga papá, salimos a jugar con la nieve ¿vale?

- Si!!!! Qué bien nos lo vamos a pasar!! - respondió Jorge.

No sabía lo equivocado que estaba.

                                Al principio todo marcho bien: su padre y su madre le
                                construyeron un muñeco de nieve que después derribaron.
                                Hicieron una guerra de nieve en la que nadie salió
                                vencedor. Pero lo que fastidió el día fue cuando le
                                entraron ganas de mear. Fue a un callejón a mear (a pesar
de su edad sabía mear solo. A su edad había niños que no saben mear solos) y cuando
acabó escucho a dos chicos más mayores que él comentar:

- Venga chaval, que mis padres me van comprar el" DJ HERO" para papa Noel. ¡Flipa!

- A mí me van a pillar el "NEED FOR SPEED HOT PURSUIT" que me han dicho que es
una pasada.

A Jorge esto último le dio igual, pero lo del primer chaval no le cuajaba.¿ Porque sus
padres le van a comprar algo para papa Noel? Siguió escuchando la conversación, cosas
que no debió haber hecho nunca.

- Eso de que papa Noel existe es una niñada. Todo el mundo sabe que son los padres.

- Ya, tío!

Jorge se quedó asombrado. Nunca se imaginó algo así. Sus padres le habían mentido
durante siete años. ¿Cómo era posible? Tenía que resolver dudas. Después de esto fue
corriendo a donde sus padres, para resolver todas las dudas que tenía. En cuanto llegó a
donde su padre, rápidamente preguntó.

- Papa, se sincero conmigo por favor. Así que respóndeme sin mentiras: ¿Quién es
realmente papa Noel? - preguntó.

Su padre se rascó la barbuda barbilla antes de comenzar a hablar.

- ¿En serio quieres que te lo cuente?
Jorge asintió con la cabeza.

- Pues veras, papa Noel no existe, solo es un truco para que los chavales sientan la
verdadera magia de la navidad. Pero veo que tu ya la has perdido. - dijo el padre.

Jorge se quedo atónito. Jamás debió haber escuchado esa conversación. Pero aun así dijo.

- Pues no. Te estás equivocando de cabo a rabo. Yo sigo manteniendo el espíritu
navideño y siempre lo tendré. - respondió.

La noche del 24 de diciembre, Jorge ideó un plan: a la noche se despertaría y esperaría a
que pasase por ahí papa Noel.

Llego esa noche, y cuando sus padres se marcharon a la cama, este se levanto y se sentó
al lado del árbol de navidad. Pasaron una hora, dos horas y no apareció. De pronto,
                               cuando toda esperanza estaba perdida, escucho unos
                               ruidos extraños en la chimenea. De repente, un trasero
                               redondo chocó contra la fría moqueta de la casa. Si, era
                               papa Noel.

                               - Madre mía, cada vez hacen las chimeneas más pequeñas.
                               Será que me estoy haciendo gor...

                                No terminó la frase porque en ese momento sus ojos
chocaron con la mirada de un emocionado Jorge, que lo miraba como si sería de oro.

- Chaval, ¿qué haces despierto a estas horas? - preguntó con una amabilidad tremenda.

- Descubrir si eras de verdad o solo salías en los cuentos. - respondió el crio.

- Jojojo! Qué bromista es este chaval. Claro que existo. ¿no me has visto o qué? - dijo
papa Noel. - Ahora vete a la cama. Que los niños de tu edad tienen que dormir mucho.
Además, yo tengo mucho trabajo.

Jorge, rebosante de alegría, se fue rápidamente a la cama. Estaba feliz porque había
hecho realidad uno de sus sueños: conocer en persona a papa Noel y porque había
descubierto una nueva magia: la de la navidad.

                                                                       AITOR IBARRETXE
1 de diciembre de 2010

Hola Olentzero:

Antes de nada, yo quiero decirte que este año los regalos no los lleves a mi casa. Es
mejor que los lleves al sitio donde estaré de vacaciones estas Navidades. Yo no me
acuerdo del nombre del sitio, pero mi ama me ha dicho que es un sitio muy alto y que
está lleno de nieve. Bueno, una vez dicho esto, volvamos a lo de siempre. Me he
portado muy bien este año, porque como lo que te voy a pedir es muy grande me tenía
que portar fenomenal para conseguirlo. Cuando mejor me porté, fue cuando ayudé a
mis padres a recoger la casa todos los sábados de septiembre y Octubre. Aunque
también me he portado bien todas las veces que he ido a visitar a mi tía, la de las
espinacas, le llamo así porque siempre que voy a su casa, me pone espinacas para
comer. Sé que no está bien que la llame así, pero es que encima ella dice que como nos
da todas las espinacas a nosotros (se supone que a ella le gustan) ella tiene que comer
macarrones con tomate. A pesar de que haga esto creo que me merezco la bicicleta que
te voy a pedir. Ya sé que estarás pensando “¡vaya niño me va ha hacer cargar con la bici
desde mi casa hasta ese sitio alto con nieve!”. ¡Pues sí! Pero no te pido nada más para
que no vayas muy cargado. Además te dejo que te montes en ella para ir más cómodo.
Para que no te equivoques de regalo te describo aquí que bici es la que quiero: Mi bici
quiero que sea la bicicleta plegable que sale en los anuncios de la tele. Claro que como
es plegable para envolverla en papel de regalo puedes plegarla y gastar menos papel, así
ahorras (ves que bien me porto, hasta se reciclar). Quiero que la bici sea la que tiene
fuego pintado, no me importa si es rojo o azul, te dejo elegir. Por favor tráeme el regalo
prontísimo porque yo madrugo mucho y no te quiero pillar. Aun así tranquilo este año
no me quedaré esperándote para ver los regalos. Pero aunque lo intente luego siempre
me duermo. ¡A! no te olvides de mi hermana y de las muñecas que te habrá pedido. Yo
esta carta te la escribo y te la mando tan pronto para que te de tiempo de encontrar la
bici, pero ¡Feliz Navidad y que te lo pases bien!

De Martín:




Post data: ¡Corre a por la bici!
RUBÉN IBARRONDO




Era el 23 de Diciembre. Unai, un niño de 7 años, estaba ansioso de que llegara el día siguiente,
quería saber cuanto antes lo que le iba a traer el Olentzero por Navidades.

Había estado todo el mes de Noviembre y parte del de Diciembre pidiendo cosas para que le
regalase.

Pasó el día y llegó el 24. Era la hora de cenar, estaba reunida toda su familia en el comedor de la
casa. Cuando terminaron, fueron a dar una vuelta por el pueblo, y al volver, el árbol estaba lleno
de regalos.

Unai empezó a buscar cuál de ellos era el suyo, pero lo único que encontró fue una carta con su
nombre. La leyó lentamente, en la carta ponía esto:

Querido Unai:



Hay muchos niños pobres en el mundo que no tienen ni un solo juguete, algunos ni siquiera
tienen qué comer. Por lo tanto, he decidido que este año por tu egoísmo, te vas a quedar sin
ningún regalo.




Atentamente: Olentzero



Él empezó a llorar, y al contarles a sus padres lo que el Olentzero le había dejado escrito en la
carta, ellos le dijeron que se lo merecía por haber sido tan egoísta. Aquella noche Unai no pudo
dormirse, y cabreado por lo ocurrido decidió ir al monte la próxima noche en busca de aquel
hombre que le había escrito la carta.

Pasó el día y cuando sus padres fueron a dormir se marchó de casa. Después de estar varias
horas caminando, vio un burro al lado de una cabaña y supuso que esa sería la casa de aquel
hombre.




Llamó a la puerta y un hombre bastante gordo le abrió.

Según le vio, supo que aquel niño era al que le había dejado sin regalos el día anterior, pero
igualmente le preguntó a ver que quería:

-Pues quisiera decirle que no me parece normal que no me haya traído ningún regalo.



- Lo siento Unai, pero este año no te has portado muy bien, has sido muy egoísta y con esto
aprenderás.



- Vale, sé que no me he portado muy bien, pero te prometo que este año me voy a empezar a
portar mejor. Adiós.



-Espera. Sé qué puedes hacer para empezar a portarte mejor. Esta noche te vas a quedar aquí
conmigo para ayudarme a empezar a hacer más juguetes para el próximo año, que sois muchos
niños y las cosas no se pueden dejar para última hora. ¿Te parece bien?



-Por supuesto, ¿pero si los niños todavía no te han enviado sus cartas cómo puedes saber que
juguetes hacer?



- Nunca lo entenderás.
Diciendo esto los dos se pusieron a trabajar durante toda la noche. Mientras trabajaban el
Olentzero le estuvo contando anécdotas suyas de cuando era pequeño, cómo se hizo
Olentzero… Y le explicó en qué situación vive la gente que no tiene apenas dinero.

Gracias a todo lo que hablaron aquella noche Unai recapacitó, y se dio cuenta de lo egoísta que
había sido hasta entonces. Se hizo muy amigo del Olentzero, aquella noche había sido la mejor
de toda su vida, porque aparte de cambiar mucho se lo pasó en grande construyendo juguetes
para todos los niños. No pensó en ningún momento que alguno de esos juguetes sería para él.

Ya eran las seis de la mañana, se tenía que ir rápido a casa. Se despidió del Olentzero y le dio las
gracias por todo, y que algún día si le necesitaba que le llamase:



-Espera, antes de que te vayas tengo algo para ti.- Le dijo el Olentzero.- Si quieres puedes elegir
uno de los juguetes que hemos hecho para que lo tengas como recuerdo de que has estado
aquí.

-No, gracias. Creo que hay niños que los necesitan más que yo.

Y diciendo esto se fue a su casa.

Pasó un año, era el 24 de diciembre. El árbol estaba lleno de regalos, y uno de ellos era para él.
Lo abrió cuidadosamente. Dentro del papel de envolver se cayó una carta en la que ponía que
como ya había madurado no le había traído ningún juguete, sino algo más especial: una bola de
cristal. Cada vez que necesitara su ayuda tan solo tenía que agitarla, y él aparecería en un
segundo.

Ahora mismo Unai es mayor, y a veces sube al monte y le ayuda al Olentzero a hacer carbón
para los niños malos y egoístas.




                                                                              Nerea Peña
“Querido Olentzero; este año como he sido muy buena, te quiero pedir:
una muñeca, vestidos para la muñeca, un cochecito y un peluche”




      No es lo que te pediría, ni pondría ahora en una carta, pero sí es lo que
te puse, cuando tenía cinco años. Ahora que tengo doce y sé todos los secretos
de la Navidad, me apetece recordar con qué entusiasmo abría los regalos, lo
nerviosa y a la vez feliz que me dormía la noche del 24 de diciembre.

      Me encanta la Navidad pero ya no la vivo como antes. Estás un poco
mezclado con los Reyes Magos en mi recuerdo, pero no importa. Me apetece
contarte una Navidad en mi familia.

      Primero vamos a la misa, que yo siempre me aburro mucho. Luego vamos
a ver como se quema tu muñeco y subimos a casa de mi amama a cenar con mis
primos: Irati, Jon y Mikel. Irati es la mayor, pero es de mi edad, me llevo
muy bien con ella. Jon es el del medio y tiene un año menos que yo,
normalmente está jugando con Mikel o viendo la tele. Mikel es el pequeño, tiene
seis años. Me quiere mucho, pero es un poco bruto, cuando juega con Jon.
Cenamos en el comedor y luego vienes tú y dejas los regalos en el balcón.

      Cuando llego a casa, aún no has venido, pero a la mañana siguiente están
junto al árbol los regalos. A la hora de comer vienen mis tíos: Iraide y Juan.
Iraide es muy maja y me encanta como me trata. Juan es muy bromista y me
da muchos besos para hacerme rabiar, pero es majo. Me dan el regalo que les
has dejado en su casa. No sé por qué normalmente me dejas ropa.

      La víspera de Reyes voy a Bilbao a ver la cabalgata. Ya sé que es tu
competencia, pero las carrozas son muy bonitas. En la cabalgata me encuentro
con todos los primos. Nos peleamos por coger el mayor número de caramelos,
aunque cuando llueve algunos caramelos terminen con barro y al final nadie se
come los caramelos. Después de ver la cabalgata vamos a la heladería “Alaska”
a tomar un helado. Yo siempre me tomo un chocolate caliente con mi prima
Paula. Como dice mi primo Martín, ir a “Alaska” tras la cabalgata, es ya una
tradición familiar.

      Antes de acostarme, no se me olvida limpiarme los zapatos y dejar
preparados turrón y bombones para los Reyes, y agua y cereales a los camellos.
Más de un año les he tenido que dejar un cartel indicando que dejen a los
camellos fuera de casa, no se les vaya a ocurrir meterlos.

        A la mañana siguiente me levanto la primera y tengo que despertar a mis
padres, ya que tenemos que entrar al salón todos juntos. Siempre es un
momento emocionante y lleno de tensión y mi aita hace alguna broma. Abro los
regalos, yo siempre tengo más, y luego vamos a desayunar a casa de mi amama.
El desayuno es especial: chocolate, roscones que ha rellenado de crema, zumos
naturales, cruasanes caseros recién horneados, sándwiches,…




        Bueno tengo tantos recuerdos… yo siempre dejaba un dibujo a los Reyes
                                               y otro a ti. Pero un año no os
                                               llevasteis ni tú ni los Reyes el
                                               dibujo y me pusiste una nota
                                               diciendo: “Iratxe, gracias por tu
                                               dibujo, pero guárdalo tú, que a
                                               mí con tantos juguetes se me va
                                               a   perder”.       Cuando      vi    la
                                               respuesta     al   día   siguiente   no
sospeché nada, mejor dicho no me fijé. Pero el otro día quitando unos papeles
para tener más sitio para mis libros, encontré tu nota. Tu letra se parece a la
de mi aita. Entre mis libros creo que voy a dejar un sitio para este dibujo y la
nota.




                                          Iratxe Renteria                      1ºE



                    LA MAGIA DE LA NAVIDAD




                                          Una mañana de invierno, cuando yo tenía
                                         diecisiete años y todavía vivía en casa de
                                         mi tía Gertrudis a quien no apreciaba
                                         mucho, ya que estoy a su cargo desde el
accidente de mis padres una Nochebuena, me fui a casa de un amigo para hacer los
deberes. Cuando llegué, vi que había un reloj antiguo que me             daba un mal
presentimiento. Me agaché para cogerlo, pero en cuanto lo rocé, noté como si un
remolino me transportase a otro lugar y de repente, vi la misma calle de siempre
pero estaba en ¡El pasado! Exactamente diez años atrás, cuando ocurrió el accidente
de mis padres, justo en esta misma calle. Entonces descubrí dos cosas: una, el reloj
había desaparecido, y dos, el viejo Volvo de mis padres estaba a punto de chocar
justo como en el accidente de coche en el que ellos habían muerto. Justo cuando
iban a chocar, el mundo se detuvo y sonaba una voz melódica y cercana a la vez que
parecía estar a miles y miles de kilómetros. Ya sabes lo que va a pasar, el coche
colisionará y morirán. Pero aunque eso pase, deberías seguir celebrando la Navidad,
porque es el día más mágico de todo el año, y además, no deberías de tomarla con la
tía Gertrudis, porque cuando ellos murieron, ella tuvo la amabilidad de darte alojo en
su casa. Yo no sabía de donde provenía esa voz y tampoco si me escuchaba, pero le
contesté:

-Me niego a celebrar el aniversario de su muerte, aunque sea el veinticuatro de
diciembre.

La Navidad tiene que celebrarse, porque si no, la magia desaparecería.

                 -Exactamente, ¿qué eres?

                 Soy el espíritu de la Navidad, aquel que trae felicidad y regalos a
                 las familias de todo el mundo.

                 -Vale, pero por mucho que quieras, no celebraré la Navidad.

                 Max, tus padres te querían, y siguen queriéndote allá dónde estén.

                 Yo me negaba a creerle, así que intenté marcharme. Entonces me
cortó el paso una extraña neblina que tenía dos ojos amarillos y que poco a poco tomó
la forma de una persona alta y delgada con un traje negro aunque no se le veía la
cara.

No te vayas, todavía no has aprendido la lección.

-¿Qué lección?

Tienes que aprender que tus padres te querían y si ahora mismo te estuvieran viendo
querrían que disfrutases de la navidad porque sólo es una vez al año y deberías
apreciarlo.

-Pero mis padres murieron, y les echo de menos.
Pero no puedes quedarte atrás, tienes que seguir adelante y superarlo

-¡Tienes razón! Tenía que haber seguido adelante en vez de deprimirme. Gracias por
todo.

Por fin has descubierto el significado de la Navidad.

                Se desvaneció en una pequeña humareda y de repente volví a sentir
                el remolino, estaba en mi tiempo. Entonces corrí hacia la casa de mi
                tía Gertrudis y la abracé.




                                                            Iker López Carrillo 1.E




                             OLENTZERO

Había un pueblo que se llamaba Lator y era muy grande. En una de las casas
del pueblo vivía Olentzero. Todavía faltaba mucho para ser invierno. Olentzero
estaba muy aburrido. La casa era grande y la tenía llena de regalos. Comía
cuatro veces al día, y todo lo que pillaba lo zampaba.

Faltaba un mes para que fuese diciembre y los niños ya estaban pensando qué
pedir. A Olentzero no le cabían más regalos, por lo que tuvo que dejar muchos
en la calle debajo de un toldo. En el monte tenía un carro y ciervos, preparados
para volar.

Un dÍa Olentzero se levantó y en casa no había ni un regalo, ni debajo del toldo
de la calle. Olentzero buscó por toda el pueblo durante cuatro dias. Olentzero vió
a un niño con los juguetes y le preguntó: ¿de dónde has sacado esos regalos?. El
niño respondió: Me los ha dado mi amigo Julen.

Olentzero se enfadó mucho y dio un golpe en la mesa. La mesa se r ompió por la
mitad. No sabía qué hacer. De repente, se le ocurrió contárselo a la policía. La
policía no le hizo ni caso. Olentzero tenía ganas de llorar y después de dos horas de
fue a Juguetos para comprar muchos juegos. Dejó la tienda sin nada, se llevó
todo menos un muñeco.

Llegó diciembre y, como al día siguiente era el día del Olentzero, se preparó para
ir. Se fue al monte para ver cómo estaban el carro y los ciervos voladores. De
repente, con la mirada vio que no había ni un ciervo y ni el carro. El Olentzero se
cabreó tanto que rompió dos árboles. Olentzero se quedó tumbado en el suelo
porque no podía hacer nada. Se fue a una tienda para coger otro carro y ciervos
voladores, pero no quedaba nada. Buscó por toda la ciudad, pero tampoco había
nada. Se fue al pueblo de al lado y por fin encontró lo que buscaba y lo compró.

Se dió cuenta de que no tenía más dinero y ya no podía aguantar más. Lo que
estaba pasando era bastante grave. Se tumbó en el sofá de su casa. Por última
vez se tumbó media hora. Olentzero ahora sí estaba preparado para repartir los
juguetes. Empezó a leer las postales y decidió que llevar. Pasó el dia y llegó la
noche.

Empezó a nevar mucho y se llenó todo el pueblo de blanco. Se notaba que era
invierno. Olentzero comenzó a meter los regalos en el camión y se fue al monte.
Allí metió los regalos en el carro. El carro era muy grande. Se puso el cinturón y
los ciervos empezaron a volar.

Olentzero se paró en la primera casa y cogió los regalos. Se metió por la
chimenea y casi no cabía, pero haciendo fuerzas, lo consiguió. Dejó los diez
regalos al lado del árbol de Navidad.

Así hizo en todas las casas, pero en la última no le llegaron los regalos y se fue
a la tienda. La tienda estaba cerrada. Cogió varias cosas que tenía en casa y las
envolvió con papel de regalo. Todos y todas las niñas estaban contentos,
menos la de la última casa porque no dejó juguetes, sólo las cosas que tenía
Olentzero en casa: una alfombra, una manta de cama, un reloj y cosas así.
Menos mal que no le habían robado estas cosas.

Los ladrones estarán más contentos porque tienen estos regalos y muchos más.

                                          AITOR MARDARAZ ETXANIZ
NOCHE DE DESEOS

Había una vez, un pueblo llamado Barle. Era la navidad
y todos querían que se cumpliese su gran deseo.

El 9 de diciembre, cuando estaban en clase, la profesora
les dijo a los niños que dijesen su deseo y todos
empezaron a gritar:
-¡Yo quiero que los Reyes Magos me traigan una moto
de nieve!
-¡Yo quiero que me regalen un viaje a Roma!
-¡Yo quiero tener otro hermanito!
… Todos pedían deseos normales en los niños, pero hubo una niña que se quedó callada,
su madre había muerto un poco antes de Navidad, por que la había atropellado un
borracho y por eso estaba muy triste, y la profesora le dijo:
-¿Y tú qué quieres pedirles a los Reyes Magos, Ana?
-¡Yo quiero que mi madre vuelva a la vida y nada más!-le contestó y se puso a llorar
como una loca.
-A todos nos gustaría que tu madre volviese a la vida, pero sabes que eso es imposible.
-Pero, ¿por qué a mi madre le tenía que pasar esto, y justo, un poco antes de Navidad, por
qué?
-Hay cosas que no se pueden evitar y tú lo sabes. Las cosas pasan y ya está.

Justo en ese momento tocó la campana y todos se fueron a casa.
Ana corrió hasta llegar a su casa, se metió en su cuarto y empezó otra vez a llorar y a
llorar y a llorar.
Su padre la oyó y corrió a su cuarto por si le había pasado algo y le pregunto que quéle
pasaba.
Ana le contestó así:
-Sólo que estoy muy triste por lo de mamá, nada más.
-Todos estamos muy tristes, pero lo tienes que superar.
-He estado pensando que les podría pedir a los Reyes Magos que mamá volviese a la
vida.
-Tú sabes que ellos te traen regalos y no vuelven a hacer que la gente vuelva a la vida. Si
no, ahora habría resucitado todo el mundo que estuviese muerto.
-Ellos lo pueden hacer, son mágicos y con la magia se puede lograr todo.

Al día siguiente, empezó a hacer la carta para los Reyes Magos y empezó a escribir:

Queridos Reyes Magos:
Hola soy Ana, la niña de 8 años que vive en Barle.
Este año os quiero pedir algo especial, algo que nunca he pedido y que
creo que ningún niño os ha pedido.
He estado todas las noches pensándolo y como sois mágicos, lo podréis
hacer.
Quiero que mi mamá vuelva a la vida, mi
                          padre dice que es imposible, pero yo sé que
                          no es verdad.
                          Hacerlo por favor. Es el único regalo que os
                          voy a pedir pero es el que más deseo en el
                          mundo.
                          Me paso todos los días llorando, esperando a
                          que mi padre o mi madre me despierten y que
todo hubiese sido una pesadilla.
Como veis, la hecho de menos.
Adiós. Un beso:
                              Ana Martínez.




Dos días antes de que fuese la noche de Reyes, Ana fue al buzón del pueblo a echar la
carta y se encontró con su mejor amiga, Marta.

-¿Qué deseo o regalo les has pedido a los Reyes Magos?-le preguntó Marta.

-Que mi madre vuelva a la vida ¿Y tú?

-Yo le he pedido una moto de nieve. Y hablando de tu deseo, ¿tú crees que Los Reyes van
a cumplir el deseo que les pediste? Tienen magia, pero sólo sirve para hacer regalos a los
niños.

-Si tienen magia, es para todo y punto.

A la mañana de Reyes, su madre fue a despertarle a la cama.

Cuando Ana se despertó y vio a su madre se puso a gritar y a gritar y su madre le
pregunto:

-¿Qué te pasa, Ana?
-Ha, nada, nada.

¡Todo había sido un sueño, parte de su deseo se había cumplido!




                                                   Malena Núñez Martínez
                                                                    1. E
CARTA AL OLENTZERO
Querido olentzero:


Soy Elene ya a pasado otro año, he cumplido diez años y como se acercan las navidades, he
decidido escribirte la carta.



Este año he sido muy buena, aunque tengo mis cosillas, como por ejemplo pelearme con mi
hermano, desobedecer a mis padres a veces… Pero te prometo que el próximo año me portaré
mejor.

Como todos los años celebraré, las navidades con toda mi familia. En navidades hay ciertas cosas
especiales, como los regalos. Después de pensarlo mucho, he decidido pedir estas cosas y me
encantaria que me que me trajeras estas cosas:



Unos patines: me gustaría tener unos para salir con mis amigas y patinar con ellas. A ser posible
los que vi en la juguetería. Los del año pasado se me han quedeado demasiado pequeños y soy
la única que no tiene patines me encantaria tener unos.




Una película: concretamente la de Avatar. Fui a verla al cine con mis amigas y me encantó. Me
gustaría mucho tenerla.




                                             Un perro: ya sé que esto último es bastante
                                             complicado, pero me encantaría tener uno. Si me lo
                                             traes, te prometo cuidarlo super bien. Y el año que
                                             viene me portaré genial.
Espero que leas esta carta y que me traigas   lo que te he pedido, o al menos alguna cosa.

También te agradecería que consideraras lo del perro, y a ser posible que me trajeras uno.



  Espero que pases unas Felices Navidades y que te de tiempo a dejar regalos a los demás niños.




                                                                      ELENE AGUIRRE




               OLENTZERO
  Hola Olentzero:



Como te dije en la carta del año pasado, me voy a controlar (es broma) , porque

este año estamos en crisis. ¿Bueno te acordaras de mi, no? Yo soy Mikel Goti, un

chico no muy alto más bien bajo, soy rubio, tengo los ojos azules con un poco de

verde por alrededor del azul, soy normal sin ningún defecto preocupante. Como

habrás visto en mi dirección, vivo en Sautuolabarri en la casa **** por si te

pierdes, para estar seguros.

Tú ya lo tienes que saber pero estoy en el insti de Arrigorriaga. En esta primera

evaluación no he dejado ninguna he aprobado todas con no muy buena notas,

por eso me tengo que poner las pilas en todas las asignaturas, menos en

gimnasia que tengo buenas cualidades físicas y he sacado buena nota. Mi clase

es 1,E como clase somos un poco desastre porque cada vez que el profesor no

esta encima de nosotros para hacer lo deberes o los trabajos cada uno está a lo

suyo, los profesores ya nos han dicho que nos tenemos que tranquilizar. Pero a

la hora de trabajar somos buenos y hacemos bien el trabajo.
Antes ya sabes que estaba en taewkondo y que me gustaba, pero ahora he

cambiado por el baloncesto y se me da bien. Soy el base de mi equipo, juego en

el Padura, me llevo muy bien con los demás jugadores, porque son muy majos.

En mi equipo hay uno que salta mucho, otro que tira muy bien y otro que pasa el

balón muy bien. Yo a baloncesto me apunté con un amigo de Zeberio que es

                            muy majo y se llama Aitor, vive en un barrio de

                            Zeberio llamado Ermitabarri que es como un monte.

                            En mi equipo no es que seamos malos, pero el año

                            anterior de 20 partidos que jugamos ganamos sólo
                            dos, porque cada uno va por su lado, pero no nos

                            importa, porque nos lo pasamos bien.


Tengo una hermana que se llama Maialen, esta haciendo 5º curso y es como

una lapa y un poco pija, pero muy maja y nunca se queja.

Bueno, antes de ir a los regalos me gustaría hacerte unas preguntas para

solucionar unas pequeñas dudas que siempre he tenido, bueno hace un par de

años descubrí tu secretito pero tranqui está a salvo, note preocupes. También

he querido saber siempre cómo te lo montas para dar cada regalo en cada casa

en una solo noche? ¿Y cómo Consigues todos los regalos? porque no creo que

vayas al Toy Rus a comprarlos.¿Cómo se te ocurrió tener este oficio? Éstas son

todas las preguntas, si quieres respóndeme, si no, no te preocupes.



Este año me lo he pasado sobre todo muy bien con los amigos, ya sé que

estamos en crisis y que la gente trabaja muy duro, pero como son estas fechas y

desde pequeñito me has traído muchas cosas, este año me voy a controlar

bastante, que por mucho que diga Obama seguimos en crisis.
Sabes que los lunes voy a Miravalles a tocar la guitarra, y la que tengo ahora es

muy pequeñita (se la regalaron a mi hermana los Reyes, tus rivales, hace unos

años), por eso te pido que me traigas una guitarra eléctrica. Estas navidades

con mi padre y mi hermana igual tocamos la canción “I´m yours” los tres juntos,

bueno mi hermana cantará, quiere ser cantante. También te quería pedir una play

tres porfa porfa porfa, porque todos mis amigo tienen una y así podemos jugar

online a los juegos y sobretodo quiero una play 3 porque me encantan los

                          videojuegos. Con la play3 pediré el juego de ”JUST

                          CAUSE” un mercenario que va por una isla gigante,

                          puedes volar con paracaídas y matar a la gente y bueno

                          ese tipo de juego de matar. Luego quiero otro juego de
                          la play que se llama skate 3, que es un juego de skate que

                          vas por la calle así patinando normalmente, tiene unos

                          gráficos que bueno una pasada y hay un modo de jugar

                          que se llama rompehuesos, que te tiras de un tejado de

30 pisos y sueltas el skate y bueno, por los huesos que te rompes te dan puntos.

Un helicóptero- teledirigido de la marca Giro, es uno que lanza misiles para jugar

con un amigo mío que tiene otro helicóptero.



Bueno te he contado mi vida, espero que no te hayas aburrido al leer esta carta

y que me traigas lo que te he pedido. Yo por mi parte intentaré sacar mejores notas y

estudiaré más. Me comportaré mejor. Espero que el año que viene te vuelva a

escribir otra carta. Cuídate mucho y búscate algunos ayudantes.



           AGURRRR!!!!


                                                                MIKEL GOTI
LAS NUEVAS NAVIDADES DE ASIER

   Érase una vez un niño que se llamaba Asier, vivía en Arrigorriaga y tenía 12 años. Sus
padres estaban recién separados. Para él, estas vacaciones de Navidad iban a ser muy tristes,
este año no podría cenar con sus padres, como habían hecho hasta ahora. Tendría que
dividirse e ir a una casa y luego a otra. El veía cómo sus amigos hablaban felices de las
vacaciones, de cómo hacían planes, de los regalos que abrirían junto a su familia. Ni se
imaginaba que sus vacaciones de Navidad serían tan divertidas, casi tanto o más que las de
sus amigos.

                                                 Para el día de Nochebuena, su padre había
                                            alquilado una casa rural. Cuando llegaron a la
                                            casa, les estaban esperando toda la familia, allí
                                            en la cocina estaban las mujeres preparando
                                            una riquísima cena. Los demás chavales estaban
                                            sentados al lado del fuego, Asier se acercó a
                                            ellos, planeaban lo que iban a hacer. Le pareció
                                            estupendo todo lo que se estaba organizando.
                                            Pasaron la noche riendo, comiendo y contando
chistes malos.

         A la mañana siguiente, le despertaron los gritos de los niños pequeños que subían y
bajaban por las escaleras saltando como locos entusiasmados con sus regalos. Asier se
levantó y bajó a por sus regalos. Le sorprendió todo lo que esta nueva familia le había
regalado. Emocionado con todas sus cosas, subió corriendo a vestirse.

         El plan para esa mañana no podía ser mejor: irían todos a montar a caballo. Eso era
algo que él nunca había hecho, pero estaba tan contento que subió sin ningún miedo. La
mañana se le pasó enseguida y así sin darse cuenta estaban otra vez en casa sentados en la
mesa comiendo felices.

               Asier pensó lo bien que se lo había pasado con su padre y su nueva familia, y
recordó lo triste que estaba antes de conocerles. Nunca se imaginó que pudiera estar tan
feliz, y pensó que a casa de su madre iría con menos miedo y más alegría.



                                                 Cuando llegó la Nochevieja, fue a casa de
                                              su madre, allí conoció a otra nueva familia.
                                              Esta vez, en la cocina sólo había hombres,
                                              enseguida le dieron un delantal y le pusieron a
                                              trabajar con ellos. Asier lo pasó en grande
                                              escuchando las historias que contaban y
cantando las canciones de siempre, a veces con letra inventada y otras veces bastante
  desafinado.

                Las chicas en ese momento preparaban disfraces para todos. Ellas se habían
  encargado también de la decoración. Estaba todo fantástico, a Asier le pareció que realmente
  estuvieran en China con todos los farolillos que colgaban del techo.

              La cena fue muy divertida, unas veces se caía una peluca, otras veces era algún
  adorno el que se caía al plato y así llegaron a las uvas. En ese momento comenzaron a sacar
  velas y a hacer encantamientos para pedirle al Año Nuevo toda la suerte posible. A Asier le
  pareció tan extraño como divertido y se alegró de conocer a esta nueva familia también.

           Cuando pasaron las vacaciones y volvió a ver a sus amigos, les contó todo lo nuevo
  que había vivido, y lo feliz que había sido con sus padres y con toda la gente nueva que
  ahora era su familia también. Asier ya no estaba triste y pensó que ahora, además de sus
  padres tenía más gente que lo quería.




                                             LUKEN DEL BLANCO GÓMEZ



                        CARTA AL OLENTZERO


Querido Olentzero:




      Soy Ylenia, una chica de 13 años, vivo en Arrigorriaga y voy al instituto de
Arrigorriaga.

      Es el primer año que estoy en el instituto. Para mí ha sido un cambio muy
grande y cuando salgo al patio me da un poco de vergüenza, porque veo mucha gente
mayor y desconocida. Por lo tanto he decidido pedirte otro patio para el instituto y
                                así nos podremos dividir en cursos, primero y segundo
                                en un patio y tercero y cuarto en el otro. El regalo que
                                te pido no sólo será para mí, sino que será bueno para
                                todos los alumnos del instituto.




      Por otra parte me gustaría que me ayudaras a conseguir
un regalo: tener Internet en mi casa.
Creo que lo mejor sería que convencieras a mis padres y a cambio, si me
ayudas, prometo esforzarme en este curso con los deberes y con los exámenes.




      Olentzero, espero que puedas cumplir los deseos de todos y conseguir así que
estemos felices.

      Un saludo.




                                                               Ylenia Castaño
ALUMNOS DE 1º Y 2º DE ESO

   IES. ARRIGORRIAGA

     CURSO 2010-11
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Cuentos y cartas de navidad

  • 1. RELATOS DE NAVIDAD IES. ARRIGORRIAGA CURSO 2010-11
  • 2. Para el Olentzero: Este año me he portado muy bien pero no te voy a pedir ningún regalo. Tengo 5 años y voy al cole. Todos los años hacemos un decorado en la escuela y pintamos al Olentzero con muchos colores. También ponemos globos y tus ayudantes nos vienen a visitar a la clase y cuando estamos en los recreos, nos dejan regalos en las mesas. Pero este año, una amiga me ha dicho que no eres de verdad, y que los que me traen los regalos son los padres, pero yo no le creo, yo sé que eres de verdad. Cuando les pregunto a mis padres, me dicen que ellos no tienen tanto dinero para comprarme cosas. Tienen razón. También me dicen que ellos a la noche se van a dormir, y no pueden poner regalos porque están cansados. No sé si ellos me dicen la verdad, y por eso te lo pregunto a ti. Mis amigas se burlan de mí, porque dicen que yo no sé nada de nada. Pero yo creo que mis padres me mienten, porque el año pasado, en Navidades, mientras estaba jugando a las Barbies en el cuarto de mis padres, se me cayeron unos tacones de las muñecas en un hueco que había entre el armario y la pared. Ahí me encontré unos regalos y ellos me dijeron que eran para mi cumple, pero mi cumple había sido en noviembre. Te agradecería mucho si me dijeras la verdad. Agur. Lucía Posdata: Sé que eres de verdad. NEKANE ASPIAZU
  • 3. CARTA AL OLENTZERO Señor Olentzero me llamo Mikel. Tengo siete años y dos hermanos; Jon que es cuatro años mayor que yo y Endika que es un año más pequeño. Mis padres dicen que somos como el perro y el gato, porque siempre nos estamos pegando, insultando,... vamos haciendo cosas típicas entre hermanos. Este año estoy pasando muchísimo más tiempo con mi madre, porque ahora el que trabaja es mi padre, creo que ella ha dejado de trabajar o algo así parecido, por culpa de lo que los informativos llaman crisis. He notado que mis padres en lugar de comprarme las sudaderas que me gustan llevo las de Jon y eso me pasa con más con más cosas: camisetas zapatillas y algunas cosas más, como estuches, mochila..... . A mi hermano Endika le esta pasando lo mismo que a mi, pero mi madre me echa la bronca, porque dice que no sé cuidar bien las cosas, para que luego las usen otros, que le has hecho un agujero a el pantalón, que con qué habré manchado esa camiseta...Ni siquiera vamos a los centros comerciales para pasear o comer una hamburguesa en Mc Macdonal . Y todavía no he terminado, toda mi familia está contagiada. Mis abuelos ya no me dan paga y mi tío ha dejado de llevarme al cine y si por lo menos mis padres alquilasen alguna película para ver en casa. Pero esto es ciencia ficción, por lo que te pido de rodillas, suplicando que este año le traigas a mi madre un trabajo para que pueda estrenar ropa nueva, para poder cambiar las botas de fútbol. ¡Yo adoro el fútbol!¡Nunca podré ser bueno si me hacen daño en el dedo gordo , si apenas puedo correr , nunca podré ser como Llorente! ¡Ah ¡A mi padre que siga igual , me lo paso genial con él, a lo mejor si puedes le gustaría tener una cámara de fotos nueva. Y si no puedes como siempre unos calcetines que no sean negros, pues tiene muchos de ese color. Y ya para mí y para mis hermanos un juego nuevo para el ordenador,!pero sobretodo mis botas, por favor Olentzero!
  • 4. Sé que eres un hombre majo y confió en ti, seguro que harás todo lo posible y si no, mis botaaaassss. Bryan Sciacca JOKIN Y SUS ILUSIONES Era una noche fría, ya llegaba la NAVIDAD. Jokin un chico que tenía 12 años estaba desilusionado, porque no creía en Olentzero y ya no tenía ilusiones. Era el 16 de Diciembre tras ir al concierto de MOTOR HEAD, decidió no volver al instituto hasta después de navidades. 23 de diciembre Mientras Jokin estaba durmiendo, escuchaba a la gente subir al Instituto para celebrar la nAvIdAd. Jokin pensó que por qué él era la única persona que no tenía ilusión por la navidad. Al anochecer Jokin vio una luz NEGRA y otra luz BLANCA; al parecer tenía que elegir una de las dos, y como no, acudió a la NEGRA. Tras tocar la luz oscura, Jokin empezó a ver MONSTRuOS de todas las formas. Se supone que Jokin tenía que tener miedo pero no fue así (le encantaban los monstruos) Jokin después de haber visto todo, se desmayó, al despertar se dio cuenta de que había sido un sueño. El siguiente DIA 24 de diciembre, se despertó como todos los días, cayéndose de morros. Se fue al baño a limpiarse la sangre que le salía de la nariz. Como de costumbre desayunaba sus cereales choco-crispies.
  • 5. Quedó para dar una vuelta con los amigos y volvió a su casa para comer. A las 08:00 mientras cenaban su hermano de 5 años dijo: -¡Qué bien hoy viene el Olentzero! Jokin se levantó y dijo: -¡OLENTZERO NO EXISTE, Y JAMÁS EXISTIRÁ!!!!!!!!!!! La reacción de su hermano mayor lo dejo llorando. Jokin se fue a su cuarto y empezó a dormir. A las 02:17 de la mañana escuchó un ruido que provenía de la sala y con el corazón en la garganta se dirigió a la sala. FIN Un momento, esto es un error no hemos terminado. Jokin entró en la sala y vio a OLENTZERO, cerró los ojos y los volvió a abrir, pero ya no estaba. Se dio la vuelta volvió a la cama como si no hubiera pasado nada. Ahora sí, podéis aparecer las letras F, I y N FIN Jokín Ajuría Arkotxa EL MENDIGO Érase una vez, en una casa de New York, una como otra cualquiera, en la que vivían unos hermanos, Pol y Esther. Ellos no eran ricos, pero tampoco pobres. Terminaban las clases el 24 de diciembre y ese mismo día, después de salir de clase,
  • 6. a Pol y a Esther les perseguían unos matones y se metieron en un callejón, ahí conocieron a Bill, un mendigo que vivía allí. Pol y Esther le dijeron que si quería quedarse en su casa a cenar y a dormir, pero Bill asustado contestó: -¡Me lo diréis de broma, iría encantado, pero a vuestros padres no les gustará la idea! -¡Qué va! a nuestros padres les encantará la idea de que vengas, siempre dicen que el día de Navidad, hasta un mendigo tiene que estar con alguien y así, al estar acompañado, sentirse más feliz. ¡Además, si quieres, te ayudaremos a estar guapo. Te afeitarás, un poco de colonia, un baño, te dejaremos ropa y ya verás que guapo! Sois muy majos, pero no hace falta que hagáis todo esto por mí. -¡UY! ¡Qué no!. ¡Ven síguenos! Fueron a su casa y ahí le pusieron guapísimo. Llegó la hora de cenar, y los padres no pusieron ninguna pega. Entonces mientras rezaban, Esther le dijo: -¡No ves! ningún problema, y le guiñó el ojo. Al día siguiente, a la mañana, el mendigo se levantó muy temprano y les hizo el desayuno a todos en muestra de agradecimiento. Al levantarse todos vieron el desayuno, tenía buena pinta, pero cuando lo probaron no estaba tan rico, de todas formas se lo comieron, Bill se lo había preparado con mucho cariño. Desde entonces, Bill no era el mismo, ayudaba mucho y estaba muy trabajador. Los hermanos le ofrecieron esto: -Bill, ya que estás tan trabajador, te ayudaremos, si te parece bien, a encontrar trabajo y empezar una nueva vida. -¡OK! Vale. Bill encontró un trabajo como camarero de un restaurante italiano y cuando tuvo un poco de dinero, se fue a un apartamento. -¡Bill, te echaremos de menos!
  • 7. -Y yo también a vosotros, gracias por todo, ha sido el mejor regalo de Navidad que me ha hecho nadie. Los abrazó a todos y se fue. No podía olvidar todo lo que habían hecho por él. Al de unos años se presentó en casa de Pol y Esther. ¡Hola! gracias por todo lo que hicisteis por mí, ahora que tengo dinero, os he comprado unos regalos. -¡No hacía falta, pero bueno, a ver qué nos has traído! Les trajo la cosa más bonita que podían imaginar: -¡Mamá, papá! Bill nos ha traído un gatito pequeño, mirar que bonito -Gracias, lo cuidaremos como a uno más. Y Bill y esa familia que tanto le ayudó, se reunían todos los años para celebrar la Navidad.
  • 8. NEREA RODRÍGUEZ CURSO: 1ºF QUERIDO OLENTZERO Todos seguro que ya sabéis quién es Olentzero. Es un señor que vive en los montes y que todos los 24 de diciembre baja a repartir regalos a todos los niños de Euskadi. El 24 de diciembre de 2010 Olentzero bajó de su casa como todos los años a repartir regalos, y fue poco a poco por todos los pueblos y ciudades de Euskadi. Cuando acabó su tarea como siempre, fue por todas las casas de nuevo a ver si les gustaban los regalos. Miró en una casa cualquiera, pero no había nadie. Miró en otra casa, pero tampoco había nadie. Olentzero comenzó a sospechar que a los niños ya no les gustaban sus regalos, se puso triste y se volvió al monte con su burro. Se metió en la cama, porque estaba muy cansado. A la mañana siguiente volvió por las casas a ver si habían visto ya los regalos. No, no los habían visto. Olentzero se preocupó. No sabía qué hacer y volvió a su casa. Pero Olentzero no sabía que todos los niños le iban a dar una sorpresa. Le iban a regalar un carro para llevar los regalos a los niños más fácilmente. A la mañana siguiente, los niños, metieron una carta en casa del Olentzero en la que ponía: - Olentzero, hoy te esperamos en la plaza mayor de Bilbao a la 17:00.. Olentzero se quedó asombrado y decidió ir a Bilbao. Olentzero bajó con su burro poco a poco hasta que llegó a Bilbao.
  • 9. Allí no vio tampoco a nadie, pero él sabía que tenía que ir a la plaza. Según iba acercándose el ruido y la música era más alta. Al entrar en la plaza todo estaba lleno de gente. Olentzero se puso muy feliz al ver a una multitud de personas. En cuanto entró y la gente le vio todos comenzaron a aplaudir como locos. Olentzero había llegado. Se subió a un escenario que le habían preparado los ciudadanos y allí recibió su regalo. Su nuevo carro para llevar los regalos. Entonces la gente le dijo que le hacían un regalo porque el siempre regalaba, pero nunca recibía nada. Olentzero estaba muy feliz. Se habían acordado de él para darle un regalo y no como siempre para pedirle cosas. A partir de ese día Olentzero baja todos los años en su nuevo carro para repartir regalos a los niños de Euskadi. Jon Ander López 1-E Cuento navideño Llevaba un par de horas sentado en el balcón sin despegar los ojos del libro que me habían mandado leer en vacaciones. Era 21 de diciembre, pero no tenía clase, debido a una reforma urgente del centro. Empecé a tener frío, pero no entré, ya que estaba muy bien leyendo. Terminé entrando, cuando mi madre me gritó:
  • 10. - ¡Pablo entra ya, que la cena está servida! - ¡Ya voy mama! Entré y cerré la puerta ajeno a todo lo que estaba ocurriendo desde hacia unos días por los alrededores. Mientras cenábamos mi madre preguntó: - ¿Has empezado con los deberes de Navidad? - No, ni siquiera he cogido nada de la mochila. - Excepto ese libro que te tiene obnubilado. - ¡Es mentira! - ¡Llevas 2 horas en la calle con 5º de temperatura y no llevas encima nada más que una fina sudadera! - ¿Tanto frío hace? Ni siquiera lo he notado, suponía que había unos 17º. - Ya, claro, y también suponías que eran las 8 de la tarde, cuando te he dicho que bajases a cenar. - A veces, el tiempo pasa volando. Esa noche fui tarde a la cama. Estuve largo rato leyendo en la cama, hasta que el cansancio pudo conmigo. La siguiente mañana desperté con el libro sobre el regazo y la luz encendida. ¡La que me cayó!. Después de la merecida bronca de una hora, me dediqué a descubrir en qué página había dejado anoche la lectura. Estuve un cuarto de hora para encontrar la maldita página. Antes de que pudiese empezar a leer, mi hermano pequeño empezó a decirme que iba a jugar con mi consola, y con tal de que no la usase, me puse a jugar yo. Tenía un nuevo juego, así que poniéndolo en el lector me dediqué a jugar durante un largo rato. Mi madre me tuvo que llamar para que bajase a comer y cuando me fue a echar la bronca por haber estado leyendo le dije:
  • 11. - ¡Pues resulta que he estado jugando a la consola!. - ¡Es verdad, que ni siquiera me ha dejado jugar!- Protestó mi hermano. Esa tarde decidí ir en bici al monte cercano a casa y leer tranquilo aquel libro que me tenía enganchadísimo, y mi madre, me obligó a llevar una chamarra, ya que veía que me iba en sudadera. Pedaleé durante una hora hasta que vislumbré una pequeña colina que sobresalía y me acomodé bajo un sauce que allí yacía. Leí durante horas, pero tuve la extraña sensación de que un extraño ser me vigilaba. El hecho de que mi libro fuese de miedo no hizo sino acrecentar mi inquietud. De vuelta ya a casa fui bastante más rápido de lo que iría normalmente, ya que intuía que algo o alguien me perseguía sin descanso, raudo y veloz entre la arboleda que se extendía a la derecha del camino. Llegué a casa poco antes del anochecer, pensando que tendría unas palabras por parte de mi madre. No fueron demasiadas, ya que mis abuelos, mis tíos y mis primos se encontraban ya en mi casa. La cena con la familia fue muy tranquila, lo cual me ayudo a desconectar. Los más jóvenes decidimos salir a la calle a jugar un pequeño partido de fútbol en un campo adyacente a mi casa. También jugamos al escondite entre todos y estando yo escondido, observé como
  • 12. una extraña figura se abalanzaba sobre mi justo a tiempo cuando saltaba hacia un lado para esquivarla. Dimos por concluido el juego tras una gran insistencia por mi parte. Esa noche seguí leyendo el libro, ya que no podía dormir. El cuento de miedo seguía su curso rápidamente. El personaje, se abalanzaba hacia una muerte inevitable. El libro me tenía lo demasiado enganchado, como para darme cuenta de lo que ocurría, hasta que la oscura figura que me había seguido se abalanzó sobre mí atravesando la ventana. Entonces, horrorizado, observé la figura a la luz de la lámpara de lectura. Era exactamente como yo, pero con unas rasgadas vestimentas y con algunas malformaciones causadas por roturas. En el último instante, conseguí interponer el libro entre los dos y apartarme deprisa. Corrí hasta la cocina, donde armado con un cuchillo, intenté protegerme del extraño ser que me atacaba. En uno de esos ataques, el enemigo salió herido y huyó por la puerta. Nunca volví a ver a ese extraño, pero viví con el temor de hacerlo, y por si pasaba algo, siempre estuve alerta. AITOR CRESPO SORPRESA DE NAVIDAD Querido Olentzero: Este año, después de mucho deliberar, he decidido qué pedirte. No quiero nada, bueno más bien, no necesito nada. Tengo todo lo que quiero y por lo tanto prefiero que le des
  • 13. mis regalos a la gente que de verdad los necesite o a la que le hagan más ilusión que a mí, a gente que tenga poco y que le gustaría tener más; porque yo no soy como los otros niños, todo lo que en anteriores años me has regalado, lo he estado utilizando, he jugado con todos mis juguetes mil veces, tantas que algunos han acabado estropeados. Aunque es verdad que me gustaría remplazar esos juguetes rotos por otros nuevos, he preferido arreglarlos yo mismo para volver a disfrutar de ellos. Bueno, supongo que esta habrá sido otra carta más para ti, pero aunque no te haya pedido nada, espero que le prestes el mismo interés que a las de los otros niños. Adiós y ¡FELIZ NAVIDAD! Firmado: Mikel Llegó el 24 de diciembre y Mikel, estaba muy contento, por que como anualmente, era Navidad, una de las épocas más bonitas del año. La época en la que los árboles desnudos se vestían de blanca nieve, nieve que abarrotaba de alegría todos los lugares de la ciudad. Esa era la época que todos los niños deseaban que llegase, junto con los regalos y el espíritu navideño. El muchacho, se encontraba alrededor del fuego que calentaba el hogar en el que residía junto con su familia, pero él decidió acostarse, pues ya eran altas horas de la noche y estaba verdaderamente agotado. Su madre, le acompañó hasta su cuarto, le acomodó la almohada y tras darle un dulce beso en la mejilla, se marchó. Seguidamente, el niño escuchó el sonido de las campanas de la iglesia, dando las doce y cuando se dispuso a cerrar los ojos, observó que no se encontraba solo, en esa habitación había otra persona, alguien al que no conseguía ver con exactitud, alguien con un aspecto algo corpulento, de estatura media, y con una barba abundante. ¡ERA EL OLENTZERO! -¿Olentzero, qué haces tu aquí? ¿No deberías estar repartiendo regalos a los niños?- preguntó Mikel con bastante inquietud e interés. -Si, debería estar repartiendo regalos, pero he preferido dejar mi trabajo por unos instantes y venir aquí a hablar contigo. Tu carta me ha impactado, sí que tienes razón con eso de que no eres igual que todos los demás niños, por que todos me han pedido alguna cosa, todos menos tú. Tú has preferido ser feliz con lo que tienes y me parece muy sensato, pero poco común en niños de tu edad. Te voy a
  • 14. confesar un secreto, los juguetes no traen la felicidad, yo los reparto para después observar la alegría de los niños al recibirlos, porque en realidad, luego normalmente los suelen dejar apartados y nunca más vuelven a jugar con ellos. Pero es que yo busco mi felicidad en la felicidad de los niños. A mí me hace feliz ver a los niños sonreír, cuando desenvuelven sus regalos; pero sabes que me hace más feliz, ver a niños como tú, niños que sonríen, aunque no tengan regalos de Navidad, niños que prefieren dar un poco de su felicidad a los que no la tienen, en este día de Navidad. El niño se quedó estupefacto, tras escuchar las palabras del Olentzero. -Me alegro mucho de que te guste tanto tu trabajo y tranquilo, que tu secreto está a salvo conmigo. -Lo sé, por eso te lo he contado a tí. Sé como eres, te llevo años observando. -Yo de mayor quiero ser como tú.- aclaró el niño. -Tú, ya eres como yo, una persona humilde y sencilla que reparte felicidad a los que la necesitan. Bueno, me tengo que ir, tengo que seguir con mi trabajo. - Claro, adiós Olentzero y gracias por todo, espero que pronto nos volvamos a ver.- añadió Mikel con una sonrisa de oreja a oreja. La imagen del Olentzero fue desvaneciéndose poco a poco, hasta que desapareció por completo. Entonces, entró su madre en la habitación. -¡Vamos Mikel, es hora de levantarse! ¿No estás impaciente por ver que te ha traído el Olentzero este año? El chaval se levantó de la cama y se percató de que todo había sido un simple sueño, el mejor sueño que había tenido nunca. Bajó las escaleras y cuando llegó al salón, vio que debajo del árbol había una carta para él, que decía:
  • 15. Mikel, pásalo bien en el día de Navidad y no te olvides, nunca cambies si quieres seguir siendo como yo, porque la felicidad de cada uno está en cualquier parte y la tuya y la mía, están en la de los demás. Firmado: TU AMIGO, EL OLENTZERO LEIRE ALONSO 2ºD MIS NAVIDADES Hace mucho tiempo, vivía en un orfanato una niña llamada Melani y como cantaba muy bien, la tenían encerrada en su cuarto afinando su voz. Pretendían ganar dinero con ella. Como ya estaba cansada de hacer siempre lo mismo se escapó y se fue al centro de la ciudad. La empezaron a buscar con la policía y la encontraron. Como se había escapado, todavía le hacían cantar más y la tenían mas vigilada. Pasó una semana y pensó que todos los niños podían escribirles cartas al Olentzero y que entonces, ella también podía. Ese mismo día se puso a escribir su carta que decía lo siguiente: “Querido Olentzero , nunca te he pedido nada, pero este año quiero que nos rescates a todos los niños y niñas del orfanato. Nos tratan muy mal y a mi me tienen todo el día encerrada en mi cuarto haciéndome cantar para mejorar mi voz. Quieren que cante villancicos por la calle y que la gente les den dinero por escucharme. Estoy segura de que podrás venir a buscarnos.
  • 16. Si conseguimos ser libres, con nuestras voces podríamos hacer felices a los demás. Un saludo de todos los niños del orfanato, un beso Melani” Melani se reunió con los demás del orfanato y les contó lo que había hecho y que si resultaba, dentro de una semana iban a ser rescatados. Al Olentzero le llegaron las cartas; primero leyó la carta de Melani y pensó que él solo no iba a poder. Pero cuando leyó la siguiente carta dijo: -¡¡Al rescate!! En la carta ponía: “Hola Olentzero, me llamo Jaione y quiero ayudarte en alguna de tus aventuras. No te voy a pedir nada más, pero quiero que eso se cumpla, un beso Jaione” Pasó la semana y la noche de Nochebuena; y el Olentzero fue a mi casa para una nueva aventura. Yo al principio me asusté un poco, pero al ver que era el Olentzero le di un abrazo que casi le deja sin respiración. Tardamos un poco porque al principio tuvimos que repartir los regalos a los demás niños.
  • 17. Mientras tanto, Melani estaba un poco desilusionada porque el Olentzero todavía no había llegado. En ese momento yo estaba llegando con el Olentzero al orfanato; al vernos, a todos los niños y niñas se les dibujó una sonrisa en la cara. Les indiqué por donde tenían que salir y todos quedaron libres. Los niños como habían prometido, cantaron para hacer feliz a la gente. Jaione García Carlos, el niño que no creía en Papá Noel. El 23 de diciembre, Papá Noel cargaba el saco de los regalos en su viejo carruaje mientras le decía a su elfo: - ¿Quiénes están en la lista negra este año? - Uno de ellos es Carlos, que no cree en Papá Noel. - ¡¡¡Tengo un plan magnífico!!! – Dijo Papá Noel, mientras montaba en su trineo.
  • 18. Cuando llegó, cargo el pesado saco sobre sus hombros y trepo por la pared de una casa hasta la chimenea, como si subiera por una escalera. Luego, llegó al cuarto de Carlos. Se despertó y Papa Noel le dijo: -¿Cómo estás esta noche amiguito? - Le preguntó Papá Noel, mientras Carlos se levantaba. - Levántate y vístete rápido que vas a venir conmigo, esta noche llevarás tú el saco. Venga perezoso. Dándole la mano le ayudó a salir de la cama. Carlos no decía nada, pero estaba un poco asustado. Papá Noel le empujó por la chimenea arriba, llevándolo por encima de los tejados de las casas. - ¿Crees ya en Papá Noel? Pero Carlos estaba tan cansado que no movió ni la cabeza. - Me parece que lo haces muy bien. Pero Carlos no decía ni una palabra. Repartiremos todos los regalos a los niños. Por fin el saco quedo vacío y Carlos se alegró. Estaba muy cansado. Al llegar a casa, Papá Noel lo metió en el saco y bajó la chimenea con él. -¿Crees ahora en Papá Noel?
  • 19. Carlos dijo que sí con la cabeza, y se metió en la cama. Ala mañana siguiente desayunó muy pronto, porque había quedado con sus tres amigos para construir un trineo. Pero al llegar a la puerta, se encontró con su hermanita Izaro que le pregunto: - ¿A dónde vas con tanta prisa? - Voy a ver a mis amigos. – Respondió él. - ¿No vendrás conmigo esta mañana? – Dijo su hermanita. - No, pero volveré pronto.- Dijo. - Recuerda que tenemos que ir a visitar el árbol de Navidad de la plaza, el año pasado hubo una gran fiesta. - ¿No te acuerdas que el año pasado vino Papá Noel? - Sí, me acuerdo, pero Papá Noel vino ayer a la noche. -Dijo Carlos. - Vendrá también esta noche, es Navidad. Carlos se quedó intrigado, ¿Fue acaso un sueño? -Oye Izaro, tengo algo que contarte, Papá Noel ha venido la noche pasada, y me ha hecho llenar muchas medias y calcetines con regalos, porque no creía en él. Quizás si me acercara a la chimenea y dijera: - Papá Noel creo en ti. No se enfadaría conmigo. Cuando llegó la noche su madre le comentó: -No te olvides de dejar las medias colgadas.
  • 20. Carlos las colgó y dijo tres veces por el hueco de la chimenea: - ¡¡¡Papa Noel, ya creo en ti!!! Se metió en la cama e intentó quedarse despierto, pero los ojos se le cerraron. Cuando se despertó fue a ver enseguida sus medias y vio que estaban llenas de regalos, Papá Noel había venido y le había perdonado. Desde aquel momento juró no decir nunca más: -Papa Noel, no creo en ti. Isely Lope: 2.d EL LADRÓN DE NAVIDAD Hace bastante tiempo, una familia esperaba con gran ilusión la nochebuena. Cuando el esperado día llegó, una inesperada sorpresa, o debería decir desgracia, les aguardaba, ¡un misterioso hombre se estaba llevando los regalos navideños! La familia, formada por sus 4 miembros que eran: el padre, la madre, el hijo y la hija; bajó al salón, pero para cuando llegaron, el misterioso hombre se había marchado. El hijo, llamado David, tenía 12 años y creía ciegamente en el Olentzero. Era rubio y muy deportista, y no se quedaba atrás con las notas. Su hermana tenía 15 años y sus creencias hacia el Olentzero eran dudosas, pero estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para ayudar a su hermano. Su nombre era Cristin, pero la solían llamar Cris. Su pelo era moreno y era muy madura para su edad. David, decepcionado, le pidió a su hermana que le ayudase a encontrar al Olentzero y junto a él detener al misterioso hombre. Su hermana aceptó, pero le dijo a David que sólo le ayudaría una vez. Sin decir nada a sus padres se marcharon, dejando únicamente una nota que decía: “Queridos ama y aita, Cristin y yo hemos salido en busca del Olentzero para ayudarle a detener al misterioso hombre que nos robó los regalos. No os preocupéis, porque volveremos pronto. Besos, Cristin y David.” Su búsqueda no duró mucho, pues no encontraron al Olentzero, sino que el Olentzero les encontró a ellos. Cristin, libre de sospecha de que el Olentzero existía dijo:
  • 21. -¡Tú, existes de verdad! -¡Sí, Cristin, y siento haberte hecho dudar de mi existencia!- respondió el Olentzero. -Olentzero- dijo David- ¡Un misterioso hombre está robando todos los regalos de Navidad! -Lo sé- respondió el Olentzero. Sin más conversación fueron detrás del misterioso hombre al que denominaron el “ladrón de Navidad”. David tuvo una idea, a la que se unió todo el grupo. Éste era el plan: el Olentzero ponía falsos regalos en una casa y en el interior de los regalos habían sistemas de rastreo, para encontrar el escondrijo del ladrón. El plan fue a la perfección hasta que llegaron al escondrijo. Entraron en el escondrijo pero se llevaron una gran sorpresa, ¡el ladrón no era más que un adolescente quinceañero al que un año le dejaron sin regalos. -¡Si eres Max!- dijo el Olentzero -¿Le conoces?-preguntaron David y Cristin. -¿Por qué lo haces Max?-pregunto el Olentzero -Porque me dejaste sin regalos, y si yo no tengo regalos nadie los tendrá-respondió Max -Piensa por qué lo hice,¿acaso te portaste bien?- respondió el Olentzero-Lo que estás haciendo es completamente egoísta. Con mucha conversación lograron persuadir a Max y sin que la policía hiciese nada, David, Cristin y el Olentzero lograron devolver todos los regalos a los niños. JOSEBA CASTARROYO CARTA PARA EL OLENTZERO
  • 22. Un día de estos, normal y corriente del mes de diciembre, una niña de unos 10 años llamada Samanta, empezó a escribir una carta para el Olentzero: Hola Olentzero: Soy Samanta, tengo 10 años y por este mensaje te quería decir 3 cosas: Soy de África y he venido aquí, porque mis padres no tenían mucho dinero y tuvieron que venir en busca de trabajo y dinero. Para ello tuvimos que sufrir mucho… Este año te voy a ser muy sincera y concreta, para que sepas que me tienes que traer y no te equivoques. He sido una niña muy formal y he tenido muy buenas notas en la primera evaluación: En lengua he aprobado con un 10, en natura con otro, y en mate más de lo mismo… Pero siempre hay alguna asignatura que se nos da un poco peor que las demás, en mi caso es el euskera. Tuve un 4 pero, como soy de África…, todavía estoy estudiando para que el último trimestre pueda aprobarlo con un 8 o 9 o incluso con un 10… El año pasado me trajiste una bicicleta con cuatro ruedas cuando tenía 9 años, también me regalaste cuatro figuritas de cantantes famosos y dos pares de pendientes. ¡Ya sé que mi número favorito es el cuatro, pero tampoco es para tanto! Por eso este año he cambiado de número favorito: el tres, y por esa misma razón te voy a pedir solamente tres cosas Teniendo en cuenta las notas que he sacado y que he sido una de las niñas más formales de todo el instituto e incluso de todo el mundo, he aquí el listado de regalos que me gustaría recibir: 1.- Una bici con dos ruedas, porque si no mis amigas de clase se van a reír de mí como el año pasado.
  • 23. 2.- Ya sé que este regalo te va a costar pero, como tu puedes hacer magia, podrás regalarme el iphod que tanto deseo. 3.- Y éste si que te va a costar un poco más conseguirlo pero… quiero que todos los niños de África sean felices y que no tengan que pasar por lo que yo he pasado. Una vez escrita la carta, salió a la calle en busca de un buzón para enviársela al Olentzero. Cuando estaba junto al buzón, se dio cuenta de un pequeño detalle: - ¡Mierda!- dijo acordándose de una cosa justo al meter la carta dentro del buzón-¡¡¡pero si el Olentzero no sabe hablar castellano!!! Y así se fue Samanta a casa para volver a escribir la carta en “euskera”, ese idioma que tanto se le resistía. Lo que Samanta no sabía es que el Olentzero entiende las cartas de todos los niños y niñas que le escriben hablen el idioma que hablen. JON IPIÑA La magia de la navidad La nieve abundaba en todos los rincones de Madrid. Jorge, observaba como los copos de nieve se posaban sobre el frío suelo que rodeaba su casa. Este niño tenía tan solo 5 años, pero nada le impedía adorar la nieve. Era sábado 22 de diciembre; eso quería decir que faltaban solo 3 días para que papá Noel se
  • 24. introdujese por su chimenea y dejase allí los regalos. El grito desesperado de su madre lo despertó de sus ilusiones. - Jorge!!!!!!! A cenar!!!!! Te he dicho 4 veces que vengas! - Ya voy mamá. - respondió el chiquillo. Cuando llegó a la cocina, su madre le cantó las cuarenta. - Jorge, te tengo dicho que no sueñes tanto con la nieve. Pero ya que estamos, te diré una noticia que te va a gustar: cuando venga papá, salimos a jugar con la nieve ¿vale? - Si!!!! Qué bien nos lo vamos a pasar!! - respondió Jorge. No sabía lo equivocado que estaba. Al principio todo marcho bien: su padre y su madre le construyeron un muñeco de nieve que después derribaron. Hicieron una guerra de nieve en la que nadie salió vencedor. Pero lo que fastidió el día fue cuando le entraron ganas de mear. Fue a un callejón a mear (a pesar de su edad sabía mear solo. A su edad había niños que no saben mear solos) y cuando acabó escucho a dos chicos más mayores que él comentar: - Venga chaval, que mis padres me van comprar el" DJ HERO" para papa Noel. ¡Flipa! - A mí me van a pillar el "NEED FOR SPEED HOT PURSUIT" que me han dicho que es una pasada. A Jorge esto último le dio igual, pero lo del primer chaval no le cuajaba.¿ Porque sus padres le van a comprar algo para papa Noel? Siguió escuchando la conversación, cosas que no debió haber hecho nunca. - Eso de que papa Noel existe es una niñada. Todo el mundo sabe que son los padres. - Ya, tío! Jorge se quedó asombrado. Nunca se imaginó algo así. Sus padres le habían mentido durante siete años. ¿Cómo era posible? Tenía que resolver dudas. Después de esto fue corriendo a donde sus padres, para resolver todas las dudas que tenía. En cuanto llegó a donde su padre, rápidamente preguntó. - Papa, se sincero conmigo por favor. Así que respóndeme sin mentiras: ¿Quién es realmente papa Noel? - preguntó. Su padre se rascó la barbuda barbilla antes de comenzar a hablar. - ¿En serio quieres que te lo cuente?
  • 25. Jorge asintió con la cabeza. - Pues veras, papa Noel no existe, solo es un truco para que los chavales sientan la verdadera magia de la navidad. Pero veo que tu ya la has perdido. - dijo el padre. Jorge se quedo atónito. Jamás debió haber escuchado esa conversación. Pero aun así dijo. - Pues no. Te estás equivocando de cabo a rabo. Yo sigo manteniendo el espíritu navideño y siempre lo tendré. - respondió. La noche del 24 de diciembre, Jorge ideó un plan: a la noche se despertaría y esperaría a que pasase por ahí papa Noel. Llego esa noche, y cuando sus padres se marcharon a la cama, este se levanto y se sentó al lado del árbol de navidad. Pasaron una hora, dos horas y no apareció. De pronto, cuando toda esperanza estaba perdida, escucho unos ruidos extraños en la chimenea. De repente, un trasero redondo chocó contra la fría moqueta de la casa. Si, era papa Noel. - Madre mía, cada vez hacen las chimeneas más pequeñas. Será que me estoy haciendo gor... No terminó la frase porque en ese momento sus ojos chocaron con la mirada de un emocionado Jorge, que lo miraba como si sería de oro. - Chaval, ¿qué haces despierto a estas horas? - preguntó con una amabilidad tremenda. - Descubrir si eras de verdad o solo salías en los cuentos. - respondió el crio. - Jojojo! Qué bromista es este chaval. Claro que existo. ¿no me has visto o qué? - dijo papa Noel. - Ahora vete a la cama. Que los niños de tu edad tienen que dormir mucho. Además, yo tengo mucho trabajo. Jorge, rebosante de alegría, se fue rápidamente a la cama. Estaba feliz porque había hecho realidad uno de sus sueños: conocer en persona a papa Noel y porque había descubierto una nueva magia: la de la navidad. AITOR IBARRETXE
  • 26. 1 de diciembre de 2010 Hola Olentzero: Antes de nada, yo quiero decirte que este año los regalos no los lleves a mi casa. Es mejor que los lleves al sitio donde estaré de vacaciones estas Navidades. Yo no me acuerdo del nombre del sitio, pero mi ama me ha dicho que es un sitio muy alto y que está lleno de nieve. Bueno, una vez dicho esto, volvamos a lo de siempre. Me he portado muy bien este año, porque como lo que te voy a pedir es muy grande me tenía que portar fenomenal para conseguirlo. Cuando mejor me porté, fue cuando ayudé a mis padres a recoger la casa todos los sábados de septiembre y Octubre. Aunque también me he portado bien todas las veces que he ido a visitar a mi tía, la de las espinacas, le llamo así porque siempre que voy a su casa, me pone espinacas para comer. Sé que no está bien que la llame así, pero es que encima ella dice que como nos da todas las espinacas a nosotros (se supone que a ella le gustan) ella tiene que comer macarrones con tomate. A pesar de que haga esto creo que me merezco la bicicleta que te voy a pedir. Ya sé que estarás pensando “¡vaya niño me va ha hacer cargar con la bici desde mi casa hasta ese sitio alto con nieve!”. ¡Pues sí! Pero no te pido nada más para que no vayas muy cargado. Además te dejo que te montes en ella para ir más cómodo. Para que no te equivoques de regalo te describo aquí que bici es la que quiero: Mi bici quiero que sea la bicicleta plegable que sale en los anuncios de la tele. Claro que como es plegable para envolverla en papel de regalo puedes plegarla y gastar menos papel, así ahorras (ves que bien me porto, hasta se reciclar). Quiero que la bici sea la que tiene fuego pintado, no me importa si es rojo o azul, te dejo elegir. Por favor tráeme el regalo prontísimo porque yo madrugo mucho y no te quiero pillar. Aun así tranquilo este año no me quedaré esperándote para ver los regalos. Pero aunque lo intente luego siempre me duermo. ¡A! no te olvides de mi hermana y de las muñecas que te habrá pedido. Yo esta carta te la escribo y te la mando tan pronto para que te de tiempo de encontrar la bici, pero ¡Feliz Navidad y que te lo pases bien! De Martín: Post data: ¡Corre a por la bici!
  • 27. RUBÉN IBARRONDO Era el 23 de Diciembre. Unai, un niño de 7 años, estaba ansioso de que llegara el día siguiente, quería saber cuanto antes lo que le iba a traer el Olentzero por Navidades. Había estado todo el mes de Noviembre y parte del de Diciembre pidiendo cosas para que le regalase. Pasó el día y llegó el 24. Era la hora de cenar, estaba reunida toda su familia en el comedor de la casa. Cuando terminaron, fueron a dar una vuelta por el pueblo, y al volver, el árbol estaba lleno de regalos. Unai empezó a buscar cuál de ellos era el suyo, pero lo único que encontró fue una carta con su nombre. La leyó lentamente, en la carta ponía esto: Querido Unai: Hay muchos niños pobres en el mundo que no tienen ni un solo juguete, algunos ni siquiera tienen qué comer. Por lo tanto, he decidido que este año por tu egoísmo, te vas a quedar sin ningún regalo. Atentamente: Olentzero Él empezó a llorar, y al contarles a sus padres lo que el Olentzero le había dejado escrito en la carta, ellos le dijeron que se lo merecía por haber sido tan egoísta. Aquella noche Unai no pudo
  • 28. dormirse, y cabreado por lo ocurrido decidió ir al monte la próxima noche en busca de aquel hombre que le había escrito la carta. Pasó el día y cuando sus padres fueron a dormir se marchó de casa. Después de estar varias horas caminando, vio un burro al lado de una cabaña y supuso que esa sería la casa de aquel hombre. Llamó a la puerta y un hombre bastante gordo le abrió. Según le vio, supo que aquel niño era al que le había dejado sin regalos el día anterior, pero igualmente le preguntó a ver que quería: -Pues quisiera decirle que no me parece normal que no me haya traído ningún regalo. - Lo siento Unai, pero este año no te has portado muy bien, has sido muy egoísta y con esto aprenderás. - Vale, sé que no me he portado muy bien, pero te prometo que este año me voy a empezar a portar mejor. Adiós. -Espera. Sé qué puedes hacer para empezar a portarte mejor. Esta noche te vas a quedar aquí conmigo para ayudarme a empezar a hacer más juguetes para el próximo año, que sois muchos niños y las cosas no se pueden dejar para última hora. ¿Te parece bien? -Por supuesto, ¿pero si los niños todavía no te han enviado sus cartas cómo puedes saber que juguetes hacer? - Nunca lo entenderás.
  • 29. Diciendo esto los dos se pusieron a trabajar durante toda la noche. Mientras trabajaban el Olentzero le estuvo contando anécdotas suyas de cuando era pequeño, cómo se hizo Olentzero… Y le explicó en qué situación vive la gente que no tiene apenas dinero. Gracias a todo lo que hablaron aquella noche Unai recapacitó, y se dio cuenta de lo egoísta que había sido hasta entonces. Se hizo muy amigo del Olentzero, aquella noche había sido la mejor de toda su vida, porque aparte de cambiar mucho se lo pasó en grande construyendo juguetes para todos los niños. No pensó en ningún momento que alguno de esos juguetes sería para él. Ya eran las seis de la mañana, se tenía que ir rápido a casa. Se despidió del Olentzero y le dio las gracias por todo, y que algún día si le necesitaba que le llamase: -Espera, antes de que te vayas tengo algo para ti.- Le dijo el Olentzero.- Si quieres puedes elegir uno de los juguetes que hemos hecho para que lo tengas como recuerdo de que has estado aquí. -No, gracias. Creo que hay niños que los necesitan más que yo. Y diciendo esto se fue a su casa. Pasó un año, era el 24 de diciembre. El árbol estaba lleno de regalos, y uno de ellos era para él. Lo abrió cuidadosamente. Dentro del papel de envolver se cayó una carta en la que ponía que como ya había madurado no le había traído ningún juguete, sino algo más especial: una bola de cristal. Cada vez que necesitara su ayuda tan solo tenía que agitarla, y él aparecería en un segundo. Ahora mismo Unai es mayor, y a veces sube al monte y le ayuda al Olentzero a hacer carbón para los niños malos y egoístas. Nerea Peña
  • 30. “Querido Olentzero; este año como he sido muy buena, te quiero pedir: una muñeca, vestidos para la muñeca, un cochecito y un peluche” No es lo que te pediría, ni pondría ahora en una carta, pero sí es lo que te puse, cuando tenía cinco años. Ahora que tengo doce y sé todos los secretos de la Navidad, me apetece recordar con qué entusiasmo abría los regalos, lo nerviosa y a la vez feliz que me dormía la noche del 24 de diciembre. Me encanta la Navidad pero ya no la vivo como antes. Estás un poco mezclado con los Reyes Magos en mi recuerdo, pero no importa. Me apetece contarte una Navidad en mi familia. Primero vamos a la misa, que yo siempre me aburro mucho. Luego vamos a ver como se quema tu muñeco y subimos a casa de mi amama a cenar con mis primos: Irati, Jon y Mikel. Irati es la mayor, pero es de mi edad, me llevo muy bien con ella. Jon es el del medio y tiene un año menos que yo, normalmente está jugando con Mikel o viendo la tele. Mikel es el pequeño, tiene seis años. Me quiere mucho, pero es un poco bruto, cuando juega con Jon. Cenamos en el comedor y luego vienes tú y dejas los regalos en el balcón. Cuando llego a casa, aún no has venido, pero a la mañana siguiente están junto al árbol los regalos. A la hora de comer vienen mis tíos: Iraide y Juan. Iraide es muy maja y me encanta como me trata. Juan es muy bromista y me da muchos besos para hacerme rabiar, pero es majo. Me dan el regalo que les has dejado en su casa. No sé por qué normalmente me dejas ropa. La víspera de Reyes voy a Bilbao a ver la cabalgata. Ya sé que es tu competencia, pero las carrozas son muy bonitas. En la cabalgata me encuentro con todos los primos. Nos peleamos por coger el mayor número de caramelos, aunque cuando llueve algunos caramelos terminen con barro y al final nadie se come los caramelos. Después de ver la cabalgata vamos a la heladería “Alaska” a tomar un helado. Yo siempre me tomo un chocolate caliente con mi prima Paula. Como dice mi primo Martín, ir a “Alaska” tras la cabalgata, es ya una tradición familiar. Antes de acostarme, no se me olvida limpiarme los zapatos y dejar preparados turrón y bombones para los Reyes, y agua y cereales a los camellos.
  • 31. Más de un año les he tenido que dejar un cartel indicando que dejen a los camellos fuera de casa, no se les vaya a ocurrir meterlos. A la mañana siguiente me levanto la primera y tengo que despertar a mis padres, ya que tenemos que entrar al salón todos juntos. Siempre es un momento emocionante y lleno de tensión y mi aita hace alguna broma. Abro los regalos, yo siempre tengo más, y luego vamos a desayunar a casa de mi amama. El desayuno es especial: chocolate, roscones que ha rellenado de crema, zumos naturales, cruasanes caseros recién horneados, sándwiches,… Bueno tengo tantos recuerdos… yo siempre dejaba un dibujo a los Reyes y otro a ti. Pero un año no os llevasteis ni tú ni los Reyes el dibujo y me pusiste una nota diciendo: “Iratxe, gracias por tu dibujo, pero guárdalo tú, que a mí con tantos juguetes se me va a perder”. Cuando vi la respuesta al día siguiente no sospeché nada, mejor dicho no me fijé. Pero el otro día quitando unos papeles para tener más sitio para mis libros, encontré tu nota. Tu letra se parece a la de mi aita. Entre mis libros creo que voy a dejar un sitio para este dibujo y la nota. Iratxe Renteria 1ºE LA MAGIA DE LA NAVIDAD Una mañana de invierno, cuando yo tenía diecisiete años y todavía vivía en casa de mi tía Gertrudis a quien no apreciaba mucho, ya que estoy a su cargo desde el
  • 32. accidente de mis padres una Nochebuena, me fui a casa de un amigo para hacer los deberes. Cuando llegué, vi que había un reloj antiguo que me daba un mal presentimiento. Me agaché para cogerlo, pero en cuanto lo rocé, noté como si un remolino me transportase a otro lugar y de repente, vi la misma calle de siempre pero estaba en ¡El pasado! Exactamente diez años atrás, cuando ocurrió el accidente de mis padres, justo en esta misma calle. Entonces descubrí dos cosas: una, el reloj había desaparecido, y dos, el viejo Volvo de mis padres estaba a punto de chocar justo como en el accidente de coche en el que ellos habían muerto. Justo cuando iban a chocar, el mundo se detuvo y sonaba una voz melódica y cercana a la vez que parecía estar a miles y miles de kilómetros. Ya sabes lo que va a pasar, el coche colisionará y morirán. Pero aunque eso pase, deberías seguir celebrando la Navidad, porque es el día más mágico de todo el año, y además, no deberías de tomarla con la tía Gertrudis, porque cuando ellos murieron, ella tuvo la amabilidad de darte alojo en su casa. Yo no sabía de donde provenía esa voz y tampoco si me escuchaba, pero le contesté: -Me niego a celebrar el aniversario de su muerte, aunque sea el veinticuatro de diciembre. La Navidad tiene que celebrarse, porque si no, la magia desaparecería. -Exactamente, ¿qué eres? Soy el espíritu de la Navidad, aquel que trae felicidad y regalos a las familias de todo el mundo. -Vale, pero por mucho que quieras, no celebraré la Navidad. Max, tus padres te querían, y siguen queriéndote allá dónde estén. Yo me negaba a creerle, así que intenté marcharme. Entonces me cortó el paso una extraña neblina que tenía dos ojos amarillos y que poco a poco tomó la forma de una persona alta y delgada con un traje negro aunque no se le veía la cara. No te vayas, todavía no has aprendido la lección. -¿Qué lección? Tienes que aprender que tus padres te querían y si ahora mismo te estuvieran viendo querrían que disfrutases de la navidad porque sólo es una vez al año y deberías apreciarlo. -Pero mis padres murieron, y les echo de menos.
  • 33. Pero no puedes quedarte atrás, tienes que seguir adelante y superarlo -¡Tienes razón! Tenía que haber seguido adelante en vez de deprimirme. Gracias por todo. Por fin has descubierto el significado de la Navidad. Se desvaneció en una pequeña humareda y de repente volví a sentir el remolino, estaba en mi tiempo. Entonces corrí hacia la casa de mi tía Gertrudis y la abracé. Iker López Carrillo 1.E OLENTZERO Había un pueblo que se llamaba Lator y era muy grande. En una de las casas del pueblo vivía Olentzero. Todavía faltaba mucho para ser invierno. Olentzero estaba muy aburrido. La casa era grande y la tenía llena de regalos. Comía cuatro veces al día, y todo lo que pillaba lo zampaba. Faltaba un mes para que fuese diciembre y los niños ya estaban pensando qué pedir. A Olentzero no le cabían más regalos, por lo que tuvo que dejar muchos en la calle debajo de un toldo. En el monte tenía un carro y ciervos, preparados para volar. Un dÍa Olentzero se levantó y en casa no había ni un regalo, ni debajo del toldo de la calle. Olentzero buscó por toda el pueblo durante cuatro dias. Olentzero vió a un niño con los juguetes y le preguntó: ¿de dónde has sacado esos regalos?. El niño respondió: Me los ha dado mi amigo Julen. Olentzero se enfadó mucho y dio un golpe en la mesa. La mesa se r ompió por la mitad. No sabía qué hacer. De repente, se le ocurrió contárselo a la policía. La policía no le hizo ni caso. Olentzero tenía ganas de llorar y después de dos horas de
  • 34. fue a Juguetos para comprar muchos juegos. Dejó la tienda sin nada, se llevó todo menos un muñeco. Llegó diciembre y, como al día siguiente era el día del Olentzero, se preparó para ir. Se fue al monte para ver cómo estaban el carro y los ciervos voladores. De repente, con la mirada vio que no había ni un ciervo y ni el carro. El Olentzero se cabreó tanto que rompió dos árboles. Olentzero se quedó tumbado en el suelo porque no podía hacer nada. Se fue a una tienda para coger otro carro y ciervos voladores, pero no quedaba nada. Buscó por toda la ciudad, pero tampoco había nada. Se fue al pueblo de al lado y por fin encontró lo que buscaba y lo compró. Se dió cuenta de que no tenía más dinero y ya no podía aguantar más. Lo que estaba pasando era bastante grave. Se tumbó en el sofá de su casa. Por última vez se tumbó media hora. Olentzero ahora sí estaba preparado para repartir los juguetes. Empezó a leer las postales y decidió que llevar. Pasó el dia y llegó la noche. Empezó a nevar mucho y se llenó todo el pueblo de blanco. Se notaba que era invierno. Olentzero comenzó a meter los regalos en el camión y se fue al monte. Allí metió los regalos en el carro. El carro era muy grande. Se puso el cinturón y los ciervos empezaron a volar. Olentzero se paró en la primera casa y cogió los regalos. Se metió por la chimenea y casi no cabía, pero haciendo fuerzas, lo consiguió. Dejó los diez regalos al lado del árbol de Navidad. Así hizo en todas las casas, pero en la última no le llegaron los regalos y se fue a la tienda. La tienda estaba cerrada. Cogió varias cosas que tenía en casa y las envolvió con papel de regalo. Todos y todas las niñas estaban contentos, menos la de la última casa porque no dejó juguetes, sólo las cosas que tenía Olentzero en casa: una alfombra, una manta de cama, un reloj y cosas así. Menos mal que no le habían robado estas cosas. Los ladrones estarán más contentos porque tienen estos regalos y muchos más. AITOR MARDARAZ ETXANIZ
  • 35. NOCHE DE DESEOS Había una vez, un pueblo llamado Barle. Era la navidad y todos querían que se cumpliese su gran deseo. El 9 de diciembre, cuando estaban en clase, la profesora les dijo a los niños que dijesen su deseo y todos empezaron a gritar: -¡Yo quiero que los Reyes Magos me traigan una moto de nieve! -¡Yo quiero que me regalen un viaje a Roma! -¡Yo quiero tener otro hermanito! … Todos pedían deseos normales en los niños, pero hubo una niña que se quedó callada, su madre había muerto un poco antes de Navidad, por que la había atropellado un borracho y por eso estaba muy triste, y la profesora le dijo: -¿Y tú qué quieres pedirles a los Reyes Magos, Ana? -¡Yo quiero que mi madre vuelva a la vida y nada más!-le contestó y se puso a llorar como una loca. -A todos nos gustaría que tu madre volviese a la vida, pero sabes que eso es imposible. -Pero, ¿por qué a mi madre le tenía que pasar esto, y justo, un poco antes de Navidad, por qué? -Hay cosas que no se pueden evitar y tú lo sabes. Las cosas pasan y ya está. Justo en ese momento tocó la campana y todos se fueron a casa. Ana corrió hasta llegar a su casa, se metió en su cuarto y empezó otra vez a llorar y a llorar y a llorar. Su padre la oyó y corrió a su cuarto por si le había pasado algo y le pregunto que quéle pasaba. Ana le contestó así: -Sólo que estoy muy triste por lo de mamá, nada más. -Todos estamos muy tristes, pero lo tienes que superar. -He estado pensando que les podría pedir a los Reyes Magos que mamá volviese a la vida. -Tú sabes que ellos te traen regalos y no vuelven a hacer que la gente vuelva a la vida. Si no, ahora habría resucitado todo el mundo que estuviese muerto. -Ellos lo pueden hacer, son mágicos y con la magia se puede lograr todo. Al día siguiente, empezó a hacer la carta para los Reyes Magos y empezó a escribir: Queridos Reyes Magos: Hola soy Ana, la niña de 8 años que vive en Barle. Este año os quiero pedir algo especial, algo que nunca he pedido y que creo que ningún niño os ha pedido. He estado todas las noches pensándolo y como sois mágicos, lo podréis hacer.
  • 36. Quiero que mi mamá vuelva a la vida, mi padre dice que es imposible, pero yo sé que no es verdad. Hacerlo por favor. Es el único regalo que os voy a pedir pero es el que más deseo en el mundo. Me paso todos los días llorando, esperando a que mi padre o mi madre me despierten y que todo hubiese sido una pesadilla. Como veis, la hecho de menos. Adiós. Un beso: Ana Martínez. Dos días antes de que fuese la noche de Reyes, Ana fue al buzón del pueblo a echar la carta y se encontró con su mejor amiga, Marta. -¿Qué deseo o regalo les has pedido a los Reyes Magos?-le preguntó Marta. -Que mi madre vuelva a la vida ¿Y tú? -Yo le he pedido una moto de nieve. Y hablando de tu deseo, ¿tú crees que Los Reyes van a cumplir el deseo que les pediste? Tienen magia, pero sólo sirve para hacer regalos a los niños. -Si tienen magia, es para todo y punto. A la mañana de Reyes, su madre fue a despertarle a la cama. Cuando Ana se despertó y vio a su madre se puso a gritar y a gritar y su madre le pregunto: -¿Qué te pasa, Ana? -Ha, nada, nada. ¡Todo había sido un sueño, parte de su deseo se había cumplido! Malena Núñez Martínez 1. E
  • 37. CARTA AL OLENTZERO Querido olentzero: Soy Elene ya a pasado otro año, he cumplido diez años y como se acercan las navidades, he decidido escribirte la carta. Este año he sido muy buena, aunque tengo mis cosillas, como por ejemplo pelearme con mi hermano, desobedecer a mis padres a veces… Pero te prometo que el próximo año me portaré mejor. Como todos los años celebraré, las navidades con toda mi familia. En navidades hay ciertas cosas especiales, como los regalos. Después de pensarlo mucho, he decidido pedir estas cosas y me encantaria que me que me trajeras estas cosas: Unos patines: me gustaría tener unos para salir con mis amigas y patinar con ellas. A ser posible los que vi en la juguetería. Los del año pasado se me han quedeado demasiado pequeños y soy la única que no tiene patines me encantaria tener unos. Una película: concretamente la de Avatar. Fui a verla al cine con mis amigas y me encantó. Me gustaría mucho tenerla. Un perro: ya sé que esto último es bastante complicado, pero me encantaría tener uno. Si me lo traes, te prometo cuidarlo super bien. Y el año que viene me portaré genial.
  • 38. Espero que leas esta carta y que me traigas lo que te he pedido, o al menos alguna cosa. También te agradecería que consideraras lo del perro, y a ser posible que me trajeras uno. Espero que pases unas Felices Navidades y que te de tiempo a dejar regalos a los demás niños. ELENE AGUIRRE OLENTZERO Hola Olentzero: Como te dije en la carta del año pasado, me voy a controlar (es broma) , porque este año estamos en crisis. ¿Bueno te acordaras de mi, no? Yo soy Mikel Goti, un chico no muy alto más bien bajo, soy rubio, tengo los ojos azules con un poco de verde por alrededor del azul, soy normal sin ningún defecto preocupante. Como habrás visto en mi dirección, vivo en Sautuolabarri en la casa **** por si te pierdes, para estar seguros. Tú ya lo tienes que saber pero estoy en el insti de Arrigorriaga. En esta primera evaluación no he dejado ninguna he aprobado todas con no muy buena notas, por eso me tengo que poner las pilas en todas las asignaturas, menos en gimnasia que tengo buenas cualidades físicas y he sacado buena nota. Mi clase es 1,E como clase somos un poco desastre porque cada vez que el profesor no esta encima de nosotros para hacer lo deberes o los trabajos cada uno está a lo suyo, los profesores ya nos han dicho que nos tenemos que tranquilizar. Pero a la hora de trabajar somos buenos y hacemos bien el trabajo.
  • 39. Antes ya sabes que estaba en taewkondo y que me gustaba, pero ahora he cambiado por el baloncesto y se me da bien. Soy el base de mi equipo, juego en el Padura, me llevo muy bien con los demás jugadores, porque son muy majos. En mi equipo hay uno que salta mucho, otro que tira muy bien y otro que pasa el balón muy bien. Yo a baloncesto me apunté con un amigo de Zeberio que es muy majo y se llama Aitor, vive en un barrio de Zeberio llamado Ermitabarri que es como un monte. En mi equipo no es que seamos malos, pero el año anterior de 20 partidos que jugamos ganamos sólo dos, porque cada uno va por su lado, pero no nos importa, porque nos lo pasamos bien. Tengo una hermana que se llama Maialen, esta haciendo 5º curso y es como una lapa y un poco pija, pero muy maja y nunca se queja. Bueno, antes de ir a los regalos me gustaría hacerte unas preguntas para solucionar unas pequeñas dudas que siempre he tenido, bueno hace un par de años descubrí tu secretito pero tranqui está a salvo, note preocupes. También he querido saber siempre cómo te lo montas para dar cada regalo en cada casa en una solo noche? ¿Y cómo Consigues todos los regalos? porque no creo que vayas al Toy Rus a comprarlos.¿Cómo se te ocurrió tener este oficio? Éstas son todas las preguntas, si quieres respóndeme, si no, no te preocupes. Este año me lo he pasado sobre todo muy bien con los amigos, ya sé que estamos en crisis y que la gente trabaja muy duro, pero como son estas fechas y desde pequeñito me has traído muchas cosas, este año me voy a controlar bastante, que por mucho que diga Obama seguimos en crisis.
  • 40. Sabes que los lunes voy a Miravalles a tocar la guitarra, y la que tengo ahora es muy pequeñita (se la regalaron a mi hermana los Reyes, tus rivales, hace unos años), por eso te pido que me traigas una guitarra eléctrica. Estas navidades con mi padre y mi hermana igual tocamos la canción “I´m yours” los tres juntos, bueno mi hermana cantará, quiere ser cantante. También te quería pedir una play tres porfa porfa porfa, porque todos mis amigo tienen una y así podemos jugar online a los juegos y sobretodo quiero una play 3 porque me encantan los videojuegos. Con la play3 pediré el juego de ”JUST CAUSE” un mercenario que va por una isla gigante, puedes volar con paracaídas y matar a la gente y bueno ese tipo de juego de matar. Luego quiero otro juego de la play que se llama skate 3, que es un juego de skate que vas por la calle así patinando normalmente, tiene unos gráficos que bueno una pasada y hay un modo de jugar que se llama rompehuesos, que te tiras de un tejado de 30 pisos y sueltas el skate y bueno, por los huesos que te rompes te dan puntos. Un helicóptero- teledirigido de la marca Giro, es uno que lanza misiles para jugar con un amigo mío que tiene otro helicóptero. Bueno te he contado mi vida, espero que no te hayas aburrido al leer esta carta y que me traigas lo que te he pedido. Yo por mi parte intentaré sacar mejores notas y estudiaré más. Me comportaré mejor. Espero que el año que viene te vuelva a escribir otra carta. Cuídate mucho y búscate algunos ayudantes. AGURRRR!!!! MIKEL GOTI
  • 41. LAS NUEVAS NAVIDADES DE ASIER Érase una vez un niño que se llamaba Asier, vivía en Arrigorriaga y tenía 12 años. Sus padres estaban recién separados. Para él, estas vacaciones de Navidad iban a ser muy tristes, este año no podría cenar con sus padres, como habían hecho hasta ahora. Tendría que dividirse e ir a una casa y luego a otra. El veía cómo sus amigos hablaban felices de las vacaciones, de cómo hacían planes, de los regalos que abrirían junto a su familia. Ni se imaginaba que sus vacaciones de Navidad serían tan divertidas, casi tanto o más que las de sus amigos. Para el día de Nochebuena, su padre había alquilado una casa rural. Cuando llegaron a la casa, les estaban esperando toda la familia, allí en la cocina estaban las mujeres preparando una riquísima cena. Los demás chavales estaban sentados al lado del fuego, Asier se acercó a ellos, planeaban lo que iban a hacer. Le pareció estupendo todo lo que se estaba organizando. Pasaron la noche riendo, comiendo y contando chistes malos. A la mañana siguiente, le despertaron los gritos de los niños pequeños que subían y bajaban por las escaleras saltando como locos entusiasmados con sus regalos. Asier se levantó y bajó a por sus regalos. Le sorprendió todo lo que esta nueva familia le había regalado. Emocionado con todas sus cosas, subió corriendo a vestirse. El plan para esa mañana no podía ser mejor: irían todos a montar a caballo. Eso era algo que él nunca había hecho, pero estaba tan contento que subió sin ningún miedo. La mañana se le pasó enseguida y así sin darse cuenta estaban otra vez en casa sentados en la mesa comiendo felices. Asier pensó lo bien que se lo había pasado con su padre y su nueva familia, y recordó lo triste que estaba antes de conocerles. Nunca se imaginó que pudiera estar tan feliz, y pensó que a casa de su madre iría con menos miedo y más alegría. Cuando llegó la Nochevieja, fue a casa de su madre, allí conoció a otra nueva familia. Esta vez, en la cocina sólo había hombres, enseguida le dieron un delantal y le pusieron a trabajar con ellos. Asier lo pasó en grande escuchando las historias que contaban y
  • 42. cantando las canciones de siempre, a veces con letra inventada y otras veces bastante desafinado. Las chicas en ese momento preparaban disfraces para todos. Ellas se habían encargado también de la decoración. Estaba todo fantástico, a Asier le pareció que realmente estuvieran en China con todos los farolillos que colgaban del techo. La cena fue muy divertida, unas veces se caía una peluca, otras veces era algún adorno el que se caía al plato y así llegaron a las uvas. En ese momento comenzaron a sacar velas y a hacer encantamientos para pedirle al Año Nuevo toda la suerte posible. A Asier le pareció tan extraño como divertido y se alegró de conocer a esta nueva familia también. Cuando pasaron las vacaciones y volvió a ver a sus amigos, les contó todo lo nuevo que había vivido, y lo feliz que había sido con sus padres y con toda la gente nueva que ahora era su familia también. Asier ya no estaba triste y pensó que ahora, además de sus padres tenía más gente que lo quería. LUKEN DEL BLANCO GÓMEZ CARTA AL OLENTZERO Querido Olentzero: Soy Ylenia, una chica de 13 años, vivo en Arrigorriaga y voy al instituto de Arrigorriaga. Es el primer año que estoy en el instituto. Para mí ha sido un cambio muy grande y cuando salgo al patio me da un poco de vergüenza, porque veo mucha gente mayor y desconocida. Por lo tanto he decidido pedirte otro patio para el instituto y así nos podremos dividir en cursos, primero y segundo en un patio y tercero y cuarto en el otro. El regalo que te pido no sólo será para mí, sino que será bueno para todos los alumnos del instituto. Por otra parte me gustaría que me ayudaras a conseguir un regalo: tener Internet en mi casa.
  • 43. Creo que lo mejor sería que convencieras a mis padres y a cambio, si me ayudas, prometo esforzarme en este curso con los deberes y con los exámenes. Olentzero, espero que puedas cumplir los deseos de todos y conseguir así que estemos felices. Un saludo. Ylenia Castaño
  • 44. ALUMNOS DE 1º Y 2º DE ESO IES. ARRIGORRIAGA CURSO 2010-11