El profesor mantiene la calma ante un alumno desafiante que intenta provocarlo. Le explica que cuando alguien intenta ofenderlo o darle algo desagradable, como rabia o rencor, él puede decidir no aceptar ese "regalo" y mantener su propia serenidad. Aunque no puede controlar lo que otros llevan en su corazón, sí depende de él lo que carga en el suyo propio. Todos escogen cada día las emociones que ponen en su corazón.