2. Había una vez un precioso bosque donde convivían
muchísimos animales en paz y armonía.
Este bosque no era
un bosque cualquiera, en él existían flores y plantas de
extremada rareza y belleza.
Además se encontraba recóndito
y escondido, por lo que pocos ajenos al bosque podían
llegar a él.
3. Un día la ardilla jefa estaba correteando por
los árboles de rama a rama cuando vio
a un humano adentrándose en el bosque.
Ésta, extrañada por la inusual presencia de
humanos, decidió avisar a un oso que estaba
cercano durmiendo la siesta junto a un árbol.
4. -¡Señor Oso! ¡Señor Oso! ¡Despiértese por favor!-
Gritaba la ardilla desolada.
El Oso abrió un ojo perezosamente y vio
a la ardilla saltando de un lado hacia otro diciéndole
algo que él no podía entender bien (pues las pequeñas
ardillas hablan tan bajito que solo los animales
de su tamaño pueden escucharlas).
5. -¿Qué le ocurre ardilla jefa?- Preguntó el oso.
-Tendrás que hablarme más alto, yo no puedo
entenderte, eres demasiado pequeña y no logro
escuchar bien tu tono de voz.
6. A todo esto llegó la lechuza volando
malhumorada, se paró en la rama del árbol y
dijo airada:
- Un maldito humano ha
llegado al bosque, no se cómo ni por donde pero
anda paseando por nuestras tierras, hay que
hacerle entender que no puede estar a sus
anchas por aquí.
7. La ardilla nerviosa corría por alrededor del
árbol, intentaba explicar que ella también había
visto al humano.
-Yo también lo he visto- decía.
-Parecía perdido y despistado- explicó.
8. Después la lechuza se acercó a la ardilla y se
dirigió a ella diciéndole de muy malas formas:
- ¡Ardilla!, no hables con animales tan grandes,
no ves que tu eres ridículamente
pequeña y ¡nunca, nunca podrán oírte!.
La ardilla avergonzada y triste se quedo
retraída sentada en el árbol.
9. Entonces el oso le dijo a la lechuza :
-Lechuza, se que estás angustiada por la presencia del
humano, que te inquieta y te hace sentir incómoda, pero si
hablas así a un animal de nuestro precioso bosque este se
sentirá triste y desolado, y con ello la madre tierra
también lo estará, no deberías tratar así a la ardilla, aun
que sea pequeña es tan digna como cualquier otro anima
La lechuza miró hacia otro lado indignada y no dijo nada
más.
10. -Esta bien, veamos qué podemos hacer. Dijo el oso
-Busquemos al humano primero y averigüemos qué le trae
por aquí- añadió.
La ardilla se levantó y se subió en el hombro del oso
dispuesta a partir.
La lechuza dijo:
-está bien, busquemos al dichoso humano, pero no estoy
dispuesta a consentir que esté aquí, ¡este no es su terreno!
El oso suspiró abatido y empezó a andar con la ardilla al
hombro. La lechuza les siguió.
11. Los tres anduvieron durante un largo rato sin hallar rastro del
humano, cansados se pararon en el río principal del bosque a
beber un poco de agua.
La lechuza se posó en una roca y con gesto airado empezó a
quejarse:
-estoy cansadísima, muy cansada, hemos andado tan lento que
apenas hemos recorrido la mitad del bosque, nunca
encontraremos al humano.
El oso y la ardilla escuchaban las quejas incansables de la
lechuza:- –
-¡Malditos humanos!, seguro que ha venido a llevarse algo de
nuestro bosque, seguro que las criaturas están en peligro, ¡pero
no os dais
cuenta!.
12. Mientras la lechuza gritaba cada vez más enfadada
la ardilla advirtió que se escuchaba algarabía en algún
lugar cercano del bosque:
-por allí, vayamos por allí- vociferaba
la ardilla.
El oso entendió por sus gestos lo que quería
decir y fueron hacia donde indicaba ésta. La lechuza,
sin otro remedio, les siguió sin dejar de replicar y
quejarse.
13. De pronto llegaron a la madriguera de los lobos, y cuál
fue su sorpresa: vieron allí al humano sentado con los
demás lobos y otros animales del bosque.
-Hola amigos del bosque, hola amigo humano- dijo el
Oso entusiasmado.
Todos saludaron y la loba jefa y el lobo jefe invitaron
a que se sentaran y almorzaran.
14. La loba jefe comprendió el asombro de ellos y
comenzó a explicarse:
-Veréis amigos, os contaré lo que ha sucedido.
Todos escuchaban expectantes.
-El otro día mi hijo menor despistado se perdió
en el bosque, asustado echó a correr con tan
mala suerte que tropezó y calló a una profunda
zanja.
15. -Resulta que se había alejado tanto que estaba cerca
de un poblado humano, mi hijito herido y asustado aulló
en busca de socorro, y fue entonces cuando apareció
Tom (el humano) y le llevó a su poblado.
Allí le curaron las heridas, le dieron comida, bebida y
le acogieron hasta que al día siguiente cuando ya
estaba totalmente recuperado.
Después le acompañaron hasta la madriguera, donde
estábamos todos preocupados y angustiaos por su
ausencia.
16. Todos entusiasmados por la historia sonreían y
alababan al humano.
El lobo jefe añadió:
-Gracias a los humanos mi hijo hoy está a salvo y con
nosotros, siempre estaré muy agradecida.
Tom es nuestro hermano, y hoy ha venido a visitar a mi
hijo para ver como se encontraba después de lo
sucedido, ¡brindemos por él!-.
Todos brindaron contentos y se abrazaron, la ardilla
emocionada lloraba de alegría.
17. La lechuza al ver a la ardilla se acercó a ella y con gesto
arrepentido dijo:
-Perdóname ardilla, antes me he dejado
llevar por mi preocupación y mi ira, no quería ofenderte.
Ahora veo que he estaba equivocada, el humano solo quería
ayudar. ¡Has sido muy astuta al encontrar la manada de
Lobos!
La ardilla sonrió y le dio un abrazo en señal de
reconciliación. El oso se acercó al ellos y también los
abrazó y añadió:
-Veis amigos, todos formamos parte del bosque y
somos hermanos.
18. Y desde ese día la lechuza aprendió a
respetar a todos los animales y a
mostrar sus sentimientos sin herir a
nadie, y además empezó a confiar en
los humanos.