Foro%2002 02-2011 latinoamericano de partidos politicos progresistas
1. Foro
Internacional
de Partidos Políticos
Latinoamericanos
Progresistas
MEMORIA
Ministerio
de Coordinación de la Política
y Gobiernos Autónomos
Descentralizados
6. Doris Soliz Carrión
Ministra de Coordinación de la Política y
Gobiernos Autónomos Descentralizados
Alexis Rivas
Secretario Técnico
Mónica Mancero Acosta
Directora del Programa de Estudios y
Pensamiento Político
Producción
Ministerio de Coordinación de la Política y
Equipo Investigador Gobiernos Autónomos Descentralizados
Martha Arízaga
Jason Byron Diseño:
Claudia Cañizares Lorena Serrano Islas
Cecilia Manzo
Impresión:
Andrés Ortiz Gráfikos
Shura Rosero
Lorena Paredes Quito, Diciembre 2010
7. Contenido
Presentación 9
Introducción 13
PRIMERA PARTE
Discursos Inaugurales 21
Presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa Delgado 23
Vice–presidente de la República del Ecuador, Lenin Moreno 31
Ministra de la Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados,
Doris Soliz 35
Líder de la izquierda alemana y miembro fundador del partido Die Linke, Oskar
Lafontaine 39
SEGUNDA PARTE
Partidos Políticos, Hegemonía y Poder 43
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) – Venezuela, Francisco Rivero 47
Polo Democrático Alternativo (PDA) – Colombia, Clara López Obregón 57
Alianza País (AP) – Ecuador, Ricardo Patiño 71
TERCERA PARTE
Estructura, Democracia Interna y Modos de Organización de los Partidos
Políticos 79
Partido del Movimiento al Socialismo (PMAS) – PARAGUAY, Jorge Cabral 83
Movimiento al Socialismo (MAS) – Bolivia, Sergio Loayza 92
Alianza País (AP) – Ecuador, Orlando Pérez 96
CUARTA PARTE
Partidos Políticos en Gobiernos Progresistas, Liderazgos, Oposición y
Democracia 103
Partido de los Trabajadores (PT) – Brasil, Valter Pomar 107
Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) – El Salvador, Leonel Búcaro 115
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) – Nicaragua, Carlos Fonseca Terán 122
Alianza País (AP) – Ecuador, César Rodríguez 133
QUINTA PARTE
Partidos Políticos e Integración 143
Partido Comunista de Cuba(PCC) – Cuba, Rafael Hidalgo 165
Encuentro por la democracia y la equidad (EDE) – Argentina, Hugo Varsky 161
Alianza País (AP) – Ecuador, María Fernanda Espinoza 171
SEXTA PARTE
Ponencia de Cierre 173
Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo, René Ramírez 175
Manifiesto de Quito en el Foro Internacional de Partidos Políticos 189
Conclusiones 195
8.
9. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
PRESENTACIÓN
Para el Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
(MCP–GAD) es de importancia estratégica la generación de debates rigurosos alrededor de los
nuevos retos que encaran los movimientos y partidos políticos de América Latina, en el escena-
rio de las emergentes transformaciones políticas y sociales. En este contexto fue organizado el
Foro Internacional de Partidos Políticos de América Latina. Con este libro pretendemos difundir
los resultados de dicho evento, que recogió las experiencias partidistas en la región y nos ofreció
vías diversas para lograr el fortalecimiento de la nueva democracia en nuestros países.
Nuestro compromiso es crear un ideario común de justicia social, equidad y desarrollo sostenible,
que nos permita superar los históricos problemas de inequidad y exclusión en nuestra región. Los
movimientos y partidos políticos son una forma democrática y necesaria para la articulación de
demandas desde diferentes sectores de la sociedad, sobre todo desde aquellos grupos excluidos,
que no cuentan con otras formas de expresión. El Programa de Estudios y Pensamiento Político
del Ministerio Coordinador de la Política propició este espacio de reflexión, en relación con las
formas organizativas, el funcionamiento y la democracia interna de los partidos políticos, temas
cuyas exposiciones han sido sistematizadas en este volumen.
El diseño del evento y la invitación a los líderes y/o representantes de partidos políticos de la
región fue amplio y plural, bajo el criterio de que fueran movimientos progresistas, que impulsan
transformaciones sociales. Consideramos importante incluir, al menos, una experiencia partidis-
ta por país.
El presente texto de Memorias del Foro Internacional de Partidos Políticos recoge las exposi-
ciones de políticos, militantes e intelectuales que han liderado importantes procesos de cambio
en América Latina. El debate se desarrolló en Quito, los días 11 y 12 de noviembre del 2010,
con la participación de representantes del Polo Democrático Alternativo (PDA), de Colombia;
del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV); del Movimiento al Socialismo de Bolivia
(MAS); del Partido de los Trabajadores de Brasil (PT); del Frente Farabundo Martí de Liberación
Nacional (FMLN), de El Salvador; del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Ni-
caragua; del Partido del Movimiento al Socialismo, de Paraguay (PMAS); del Partido Comunista
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10. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
de Cuba (PCC); del Encuentro por la Democracia y la Equidad (EDE), de Argentina; y del Partido
Die Linke, de Alemania.
Asimismo, el auditorio estuvo compuesto por líderes sociales, asambleístas, por partidos políticos
y movimientos del país, autoridades locales y funcionarios públicos y miembros de la academia,
acogidos en las instalaciones de CIESPAL.
Las experiencias presentadas en el Foro fueron articuladas alrededor de cuatro temas eje, que
abordan los problemas, pero también las potencialidades que debemos encarar en este siglo.
Esos ejes son: Partidos políticos, hegemonía y poder; Estructura, democracia interna y modos
de organización de los partidos políticos; Partidos políticos en gobiernos progresistas; Lideraz-
gos, oposición y democracia; y Partidos políticos e integración. Hemos incorporado también en
esta publicación los discursos de los principales líderes políticos del proceso de la Revolución
Ciudadana del Ecuador en el acto de apertura del evento: el Presidente Rafael Correa, líder
indiscutible de este proceso; el compañero Lenin Moreno, vicepresidente, y la Ministra Coordi-
nadora de la Política, Doris Soliz.
Este texto busca convertirse en un documento que nos proporcione las luces necesarias para
fortalecer el debate político de nuestras sociedades. Consideramos que las experiencias de cada
uno de los países latinoamericanos, que han vivido historias irrepetibles en el fortalecimiento y
consolidación de la democracia, nos proporcionan aprendizajes a partir de las matrices de do-
minación y exclusión que compartimos y de los sueños libertarios y justos de nuestros pueblos,
que enarbolamos. El sentido final de estas reflexiones será el de refundar la soberanía popular,
que conducirá al Buen Vivir de todos y todas.
Expresamos nuestro reconocimiento a todas/os los que de una u otra manera contribuyeron a
la exitosa realización de este Foro y aspiramos a una lectura provechosa de estas memorias.
Doris Soliz Carrión
MINISTRA DE COORDINACIÓN DE LA POLÍTICA Y
GOBIERNOS AUTÓNOMOS DESCENTRALIZADOS
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11.
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13. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
INTRODUCCIÓN
Durante el siglo XX se atribuyó a la democracia un espacio medular dentro del campo político;
fue un tiempo de aguda disputa en torno a diversas visiones respecto de ella. Dos puntos de la
polémica se volvieron centrales: el uno se refería a lo que debería ser una democracia deseable;
y, el otro exploraba sus condiciones estructurales. En la primera mitad del siglo, lo deseable se
tradujo en una concepción de la democracia exclusivamente como forma de gobierno. Al final de
las dos guerras mundiales, se convergió en la idea de que la práctica democrática estaba emi-
nentemente ceñida a un procedimiento electoral que configuraba gobiernos. Esta noción, que se
implantó como paradigma político, restringió las vías de participación y soberanía.
El debate relativo a las condiciones –o impedimentos– estructurales de la democracia, cuyos
principales teóricos apuntan a Moore (1966) y Przeworski (1985), estaba orientado a medir su
densidad o calidad en los países. Esto significaba que la propensión a instaurar y profundizar
la democracia al interior de los mismos era cuantificada de acuerdo a una tipología configurada
según parámetros estructurales. Este enfoque, por lo tanto, determinaba cuán preparados se
encontraban los países para la democracia. La implicación inmediata, durante la mitad del siglo
XX, fue atribuir la baja calidad democrática en los países “tercermundistas” a un conjunto de
características estructurales que la propiciaban.
Otras controversias vinculadas a este punto también se desarrollaron en torno a la compatibili-
dad o no de la democracia con el capitalismo y a los valores redistributivos intrínsecos que se le
otorgaban. Los marxistas ortodoxos consideraron que, al interior de las sociedades capitalistas,
se generaba per se una imposibilidad para democratizar la producción material. Fue de esta
manera como surgieron perspectivas alternativas a la democracia de orientación liberal. La que
tuvo mayor impacto fue la democracia participativa, que consagra el derecho de las ciudadanas
y ciudadanos a participar en los asuntos de interés público, así como en el control popular de las
instituciones del Estado, la sociedad y sus representantes. Hacia los años setenta, la democracia
vinculada al modelo liberal seguía siendo la más influyente y la que más se expandía por el mun-
do. Se propagó hacia el sur de Europa, avanzó a América Latina y a Europa del Este (O´Donnell
y Schmitter, et al. 1986).
13
14. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
Con el tiempo surgieron nuevos problemas relacionados con la forma, la construcción y la va-
riación de la democracia. Se impuso la concepción elitista propuesta por Schumpeter –basada
en la apatía política de los ciudadanos durante las dos guerras mundiales– y se convirtió en la
concepción hegemónica de la democracia (De Sousa Santos, 2004). Boaventura de Sousa San-
tos señala como elementos relevantes de este lineamiento democrático la elección de líderes,
quienes estarían en capacidad para tomar decisiones; a la configuración de diseños electorales,
al tratamiento del pluralismo como forma de incorporación partidaria y de disputa entre las élites;
y a una respuesta minimalista al problema planteado por la participación (2004: 37). Esta solu-
ción elitista, que reitera los mecanismos de representación, descartó la posibilidad de combinarla
o complementarla con dispositivos sociales de participación.
En algunos países de América Latina1 la democracia liberal representativa, antes de llegar si-
quiera a consolidarse, empezó a mostrar sus falencias. La crisis de representación política em-
pezó a vislumbrarse fenomenológicamente a finales de los setenta, y con mayor énfasis, en los
ochenta y los noventa. El rechazo a los mecanismos vigentes de la representación democrática
se hizo visible a través de la “patología de la participación”, con el aumento en gran escala
del abstencionismo (De Sousa Santos, 2004: 38). Los ciudadanos consideraban que cada vez
estaban menos representados por aquellos que eligieron. Se perdió la creencia de que los re-
presentantes actuaban, efectivamente, en su nombre, de conformidad con sus preferencias o en
nombre del bien común, promoviendo beneficios públicos que considerasen las necesidades y
preferencias de la ciudadanía en su conjunto, o que implementasen políticas públicas identifica-
das con el bienestar general de la comunidad.
Los gobiernos fueron incapaces de enfrentar las resistencias de los diversos grupos de po-
der llevados por sus intereses corporativos; tampoco pudieron poner freno a las prácticas
clientelares y particularistas que se habían arraigado en las relaciones entre el Estado y la
sociedad. Peor aún, no tuvieron ningún tipo de destreza para responder a las crisis econó-
micas y financieras como la que estalló a partir de 1982, como resultado de la deuda externa
latinoamericana.
Fue así como América Latina se postró durante una década, para sucumbir luego con la aplica-
ción de las políticas estabilizadoras y de ajuste estructural que llegaron a imponerse, según el
Consenso de Washington, para combatir la crisis de los ochenta. Su implantación se realizó en
forma descontextualizada y pobremente ajustada a las realidades de estos países; fue una grave
limitante para el efectivo cumplimiento de los compromisos de los regímenes democráticos. La
apelación a la construcción de Estados mínimos, dejando atrás sus antiguas políticas protecto-
ras, propició que los sacrificios procedentes de las reformas recayeran sobre vastos sectores
vulnerables de la población y produjeron secuelas que agravaron su situación, al generar diver-
sos grados de pobreza, inequidad y polarización social.
1 Con especial énfasis los que integran la Región Andina.
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15. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
Las desigualdades sociales cada vez fueron más irreductibles; no dejaron y aún no han dejado
de ser una rémora social. La posibilidad de alcanzar una mejor distribución de la riqueza estu-
vo también lejos de ser desbloqueada, al igual que la probabilidad de que las reivindicaciones
sociales fueran tomadas en cuenta por los representantes de la población. De esa manera se
instauraron en la gramática social el desencanto, la frustración y el escepticismo hacia el sistema
político tradicional; la intolerancia hacia las políticas económicas; la pérdida de legitimidad y de
credibilidad en las instituciones y los actores políticos, especialmente del sistema partidario. La
condensación de esta deslegitimación, agudizó la crisis de representación y de gobierno.
Bajo estas circunstancias, hemos revelado nuestros anhelos relativos a la configuración de nue-
vos paradigmas socio–políticos capaces de renovar nuestros Estados y nuestras sociedades,
haciéndolas más justas para el mayor porcentaje de nuestras poblaciones. Diversos actores
sociales han pugnado por sostener una relación directa con el Estado, por “democratizar la
democracia”, promoviendo una democracia más profunda y radical a través de procesos parti-
cipativos; poniendo énfasis en la justicia social, la equidad, la inclusión política y la rendición de
cuentas. Esta propuesta democrática–antiliberal, que hemos impulsado, busca transformar los
excluyentes modelos de Estado, ampliando los canales de la representación política.
La propensión a buscar formas ampliadas de democracia, que acogiesen las diferencias, que
reconociesen la pluralidad humana y diesen prioridad a la creación de una nueva construcción
social y cultural y que, además, se articulasen a una nueva institucionalidad, nos impulsó a
buscar concepciones alternativas, contra–hegemónicas. Hemos examinado tradiciones partici-
pativas que fueron dejadas de lado; las hemos recuperado y potenciado, pero también redefinido
bajo el ideal del “derecho a tener derechos”.
En la actualidad, nuestros partidos y movimientos políticos latinoamericanos de tendencia pro-
gresista, tras largos años de democracia trunca, se han posicionado dentro de esta renovada
visión democrática que busca refundar la plena soberanía popular de toma de decisiones. Es
una apuesta incluyente, que promueve un contexto social de bien público, basada en los mutuos
reconocimientos que conducen a lo que el proyecto de la Revolución Ciudadana ha definido
como el «Buen Vivir» de todas y todos. Postula, además, un principio de deliberación amplio,
que coloca en el interior del debate democrático la temática social y, a la vez, participativa. Este
re–significado ideal democrático incorpora un proyecto de inclusión social y de innovación cultu-
ral, que intenta institucionalizar una nueva soberanía democrática.
La concepción degradada y deslegitimada que dejó la práctica de los partidos políticos tradi-
cionales en los imaginarios nacionales, nos abrió las oportunidades para que ingresáramos en
la escena política, buscando alejarnos de todo aquello que pudiera vincularnos con las viejas
élites y sus prácticas. Hemos plasmado proyectos transformadores al interior de nuestros par-
tidos y movimientos ciudadanos. La construcción de nuestras doctrinas ha estado alentada por
nociones participativas, inclusivas y principios de solidaridad social; se han construido acogien-
do, integrando, representando y haciendo partícipes a una multiplicidad de ciudadanos en la
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16. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
transformación política, social, económica y cultural de nuestras naciones. Se trata de partidos
y movimientos empeñados en deslindarse de los lineamientos tradicionales, en donde partidos
políticos y corporaciones económicas privadas se desempeñaban como únicos agentes que
desde la sociedad formulaban y gestionaban las decisiones públicas.
Nuestros actuales proyectos socialistas se inclinan por la regulación de los monopolios de poder,
para democratizar nuestras sociedades, para recuperar la noción primigenia de lo público, lo
que supone abrir las posibilidades para que los ciudadanos puedan participar en la formación
de la opinión y la voluntad política, siempre bajo principios de igualdad, pluralismo político y
deliberación, en donde converge y se armoniza la libertad con la igualdad y la diversidad con la
inclusión. La potencialidad de la participación ciudadana se sustenta, entonces, en la promoción
de la igualdad, mitigando los efectos de las divergencias tanto sociales como económicas sobre
la participación política, así como creando un campo de respeto hacia la diversidad, cuyo eje
central es la deliberación.
Las dimensiones democráticas que se han propuesto potenciar nuestras organizaciones polí-
ticas apuntan a la invocación del ciudadano como locus de la deliberación autónoma y de su
capacidad para involucrarse y agenciar con juicio los asuntos públicos. Este impulso demo-
crático no presupone el debilitamiento de las instituciones representativas, sino que implica su
reforzamiento, puesto que contribuye a corregir las asimetrías de la representación política de
los ciudadanos en las instancias públicas. En otras palabras, significa desplegar una instituciona-
lidad de representación que pluraliza el sistema político bajo pautas ético–políticas, que implican
tratar al prójimo como libre e igual.
La posibilidad de democratizar la esfera política depende de la capacidad de auto–represen-
tación social para la satisfacción de necesidades colectivas. Nuestros proyectos socialistas
presentes en el Foro de Partidos Políticos, cuyo compromiso está ligado con el fortalecimiento
de la democracia, han apelado a la constitución y a la promoción de un tejido social para que
se involucre y asuma los temas que conciernen a la recuperación de la soberanía de nuestros
pueblos, sobre basamentos de prácticas sociales de solidaridad y justicia. Con el fin de institu-
cionalizar la participación política, nos hemos insertado en un proceso que promueve el cultivo
de las relaciones horizontales de reciprocidad, fortalece el poder democrático de la organiza-
ción colectiva, estimula la capacidad de movilización de las personas, comunidades, pueblos
y nacionalidades por construir un mundo más justo, igualitario y sostenible. En definitiva, lo
que nuestros proyectos han pretendido, pretenden y continuarán pretendiendo, mediante el
impulso de nuestros procesos políticos, ha sido, es y será articular programas nacionales de
cambio profundo, que lleven a cada uno de las y los ciudadanos a la consecución del buen
vivir o sumak kawsay.
Para plasmar en la realidad estas aspiraciones, que incentivan la vigencia del socialismo
como proyecto político, la Revolución Ciudadana en Ecuador, ha marcado siete ejes revo-
lucionarios de acción, cuyo centro primordial es el ser humano. El primer eje revolucionario
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17. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
es el político, el mismo que procura reconstruir y desarrollar un Estado democrático, plu-
rinacional e intercultural, a más de recuperar el carácter público mediante la desprivatiza-
ción del Estado.
El segundo eje trata de una revolución del sistema de justicia, basado en la reforma institucional
íntegra del campo judicial. Lo que se pretende es la despartidización y desmercantilización de la
Función Judicial y capacitar a las juezas y jueces para lograr una adecuada profesionalización
de la justicia.
La revolución económica, productiva y laboral es el tercer eje; consiste en fomentar un desarrollo
económico sustentado en las fuerzas productivas nacionales, para insertarse en forma estraté-
gica dentro del mercado mundial, manteniendo relaciones de mutuo respeto y cooperación. Lo
que se procura es fortalecer las potencialidades y capacidades de los hombres y las mujeres
trabajadores, para alcanzar una verdadera transformación social y económica.
La cuarta revolución es la ecológica. Está encaminada a efectuar un desplazamiento desde las
economías dependientes hacia las economías sustentables. La nueva Constitución aprobada
en Montecristi en 2008, al otorgar derechos a la naturaleza, sentó las bases de la revolución
socio–ecológica.
Como quinta revolución se encuentra la relacionada con la inclusión social, la igualdad y la socie-
dad de derechos, que apunta a configurar un Estado democrático, constitucional, plurinacional
e intercultural, como garante de derechos. Su enfoque es re–equilibrar las relaciones sociales a
favor de la justicia y la igualdad, reconociendo la diversidad; e igualmente, estableciendo políti-
cas públicas sociales universales, que permitan el pleno ejercicio de los derechos.
La sexta revolución se orienta a mejorar las relaciones internacionales, la integración y la so-
beranía. Persigue el fortalecimiento del multilateralismo y de los espacios latinoamericanos de
integración, encaminados a la construcción de una comunidad internacional sustentada en la
convivencia equitativa y pacífica.
Finalmente, se encuentra la revolución ética y el combate a la corrupción, cuyo fundamento es
fortalecer los mecanismos de control, la rendición de cuentas y la transparencia. En definitiva, lo
que el Socialismo del Buen Vivir busca, a través de la consecución de los ejes revolucionarios, es
dotar al país de estabilidad y legitimidad política para propiciar un desarrollo humano adecuado,
que dé paso a una transición hacia una modernidad alternativa, entendida de acuerdo a nuestros
propios términos.
Se trata de una modernidad con muchos rostros, que refleja la riqueza y pluralidad latinoameri-
cana pero, además, sus plataformas de lucha para la consecución de una democracia profunda,
humana y soberana. Entre esos rostros podemos nombrar a los gremios e indígenas de Bolivia,
los que vienen de experiencias sindicales y reivindicaciones por la tierra de Brasil, los frentes
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18. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
amplios de izquierda de Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile, con una enorme experiencia
organizativa popular y socialista; los partidos que vienen de la lucha armada y que ahora se
encuentran en el poder, como el Frente Sandinista y el Frente Farabundo Martí; aquellos que
nacen del desgaste y deslegitimación de los actores políticos tradicionales y la necesidad de un
cambio revolucionario, como Venezuela y Ecuador, configurados por fuerzas heterogéneas que
aglutinan a diversos sectores de la sociedad. Por último, aquellos partidos que están en esce-
narios adversos como el Polo Democrático de Colombia, con una alta presencia de sectores de
movimientos sociales y políticos.
Todos estos grupos han surgido para gestar transformaciones, para impulsar un cambio de pa-
radigma democrático con distinto enfoque epistémico, que configure un nuevo sujeto político
inserto en relaciones más horizontales. Esto implica el entendimiento de una ciudadanía que
traza su propio sentido de democracia, una democracia más justa, equitativa, incluyente y, sobre
todo, participativa. Frente a un sistema político alejado de los ciudadanos, desvinculado de sus
demandas y expectativas, creemos en la necesidad de construir movimientos, partidos, e inclusi-
ve Estados, centrados en la participación y el diálogo. De este modo se busca generar procesos
de politización más amplios para la construcción de una democracia real y crítica, tanto al interior
como al exterior de los partidos y los movimientos.
Más allá de definir a una organización como movimiento, o como partido político, y demarcar las
características inherentes a cada una de ellos, lo que verdaderamente trasciende es el enfoque
social que orienta a nuestras nuevas fuerzas socio–políticas. Reconocer la exclusión e injusticia
como problema histórico es un elemento que concierne a nuestros países del Sur; de ahí que
el objetivo común debe ser el establecer o restablecer la condición de ciudadanía de los pobla-
dores. El cambio fundamental de nuestras revividas democracias se ubica en los encuentros e
intercambios que se establecen y se concretan entre el sistema político y los ciudadanos orga-
nizados y sus comunidades con aquellos ciudadanos con capacidades para tomar decisiones y
asumir las responsabilidades que requiere la solución de sus graves problemas.
Sobre los hombros de nuestros partidos y movimientos políticos latinoamericanos recae la con-
tradicción intrínseca, relativa a la profunda desigualdad de las sociedades complejas contem-
poráneas; el verdadero reto es encontrar una solución. Isunza Vera y Olvera señalan que el
principio de distribución debe ser un proyecto con argumentos democráticos, basado en la idea
de “iguales derechos” (2006: 267–268), donde el derecho al voto y a elegir representantes es
un poder menor, que debe complementarse con un poder mayor como es la reinvención de la
emancipación social. Emancipación que se concreta con la creación de espacios plurales de
discusión, deliberación pública, cogestión y construcción de una voluntad común, desde la idea
de una “necesaria igualdad compleja”.
Crear espacios democráticos de intercambio y vínculo es repensar lo político, pero además, es
recrear formas alternativas para gestionar la política. Es precisamente con este propósito que se
ha impulsado un proceso de diálogo y cuestionamiento respecto del papel que deben desempe-
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19. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
ñar nuestros partidos y/o movimientos con visión socialista. Y es por este motivo que se concibió
el Foro de Partidos Políticos. Un Foro abierto para compartir innovadoras propuestas políticas,
encaminadas a superar las condiciones de exclusión, a crear una red permanente en América
Latina para fortalecer y defender la democracia. Pero sobre todo, y finalmente, un Foro que
aborde cómo esbozar un mundo justo y equitativo, donde se evoque la dignidad y la soberanía
de nuestros pueblos latinoamericanos.
Programa de Estudios y Pensamiento Político
Bibliografía
De Sousa Santos, Boaventura. 2002. Democratizar la democracia. Los caminos de la democracia participativa. Méxi-
co: Fondo de Cultura Económica
Isunza Vera, Ernesto y Alberto J. Olvera. 2006. Democratización, rendición de cuentas y Sociedad Civil: participación
ciudadana y control social. México: Universidad Veracruzana, CIESAS, Miguel Ángel Porrúa.
Moore, B. 1966. Social origins of Dictatorship and Democracy; Lord and Peasant in the Making of the Modern World.
Boston: Beacon Press.
O’Donnell y Schmitter, et al. 1986. Transitions from Authoritarian Rule: Prospects for Democracy. Baltimore: Johns
Hopkins University Press.
Przeworski, A. 1985. Capitalism and Social Democracy. New York: Cambridge University Press.
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23. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
1. Presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa Delgado
Queridas amigas y amigos, compañeros de Alianza País y, sobre todo, compañeros de todas
partes del mundo que nos visitan en este día:
Un abrazo a Jorge Cabral y, por su intermedio, al Movimiento Al Socialismo del Paraguay, donde
se está librando una lucha muy fuerte contra las fuerzas retardatarias de siempre.
Al doctor Francisco Rivero Álvarez, del Partido Socialista Unificado de Venezuela: ni un paso
atrás, compañero, pese a toda la campaña de desinformación que se ha dado en la propia Vene-
zuela y en el mundo. Eso significa que vamos por el camino correcto; como dijo Sancho: “Si los
perros ladran, es señal de que avanzamos”.
Doctora Clara López, del Polo Democrático Alternativo de Colombia, un inmenso abrazo a ese
querido pueblo colombiano y sobre todo al Polo Democrático.
Sergio Loaiza, del Movimiento Al Socialismo, de Bolivia, una esperanza para toda la región y el
planeta entero, un proceso extremadamente hermoso, liderado por ese queridísimo compañero
indígena: Evo Morales.
Valter Pomar, del Partido de los Trabajadores, del Brasil: bienvenido y felicitaciones por esa her-
mosísima victoria de la compañera Dilma, en la cual también tiene mucho que ver el compañero
Lula da Silva. Mis felicitaciones al Partido de los Trabajadores.
Leonel Búcaro, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador: un inmenso
abrazo a El Salvador y a su Presidente Mauricio Funes.
Carlos Fonseca, del Frente Sandinista de Liberación Nacional: querido Carlos, tu padre es una
leyenda en América Latina, es un honor tenerte aquí.
Hugo Barsky, del Encuentro por la Democracia y la Equidad, EDE, de Argentina: adelante Argen-
tina, y hoy más que nunca con la partida de Néstor, ni un paso atrás y a respaldar a la Presidenta
Cristina Fernández.
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24. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
Rafael Hidalgo, del Partido Comunista de Cuba: justo ayer que llamé a Hugo Chávez, estaba en
Cuba almorzando con Fidel y tuve la oportunidad de conversar con el Comandante, así que un
inmenso abrazo a esa Cuba socialista, digna, firme, que resiste un bloqueo criminal de más de
cuatro décadas. Y nos hablan después de derechos humanos, ¿verdad?
También tenemos el honor de contar con la presencia de ese entrañable amigo del Che Guevara, con
el cual dio la vuelta a Sudamérica en “La Poderosa”. Bueno, la poderosa se dañó al iniciar la vuelta,
pero dieron la vuelta a Sudamérica como pudieron: Alberto Granados. Alberto, ¡bienvenido a tu casa!
Les decía, como nos sucede a todos, a aquellos que leen las noticias fuera del país o dentro
del país: aquí hay un gobierno populista, monstruoso, sanguinario; con un dictador que lo único
que tiene es ansias de poder, que se desvela todas las noches haciendo leyes perversas para
aplastar a la gente, porque hasta ahora no hay una ley de las que hemos enviado que sea buena:
eso es lo que dice la oposición y los medios de comunicación. Pero esta es una campaña contra
todos los coordinadores de estos procesos de cambio. También se ha desatado una campaña
para tratar de desacreditar a Ernesto Che Guevara. Comentaba a Alberto que me tocó ver un
libro de un supuesto analista francés, en el que el Che Guevara era poco menos que un asesino
compulsivo. Gracias a Dios, aquí tenemos testimonios de gente que vivió con el Che y conoce
la profundidad humana, la inmensidad humana de uno de los más grandes latinoamericanos de
todos los tiempos, de un hombre que estuvo dispuesto al máximo sacrificio por su querida Amé-
rica; ese compañero de siempre, inspiración de siempre, Ernesto Che Guevara.
Y un abrazo, a los compañeros de la Mesa Directiva:
Oskar Lafontaine, Director de La Izquierda de Alemania.
Al querido Fernando “Corcho” Cordero, Presidente de la Asamblea Nacional del Ecuador.
A Doris Soliz, nuestra Ministra Coordinadora de la Política.
Y a Ricardo Patiño, Canciller de la República y Secretario de Alianza País.
Queridas amigas y amigos: me han pedido hacer un saludo a este Encuentro. En realidad esas
son las limitaciones, los sacrificios que uno tiene que asumir como Presidente; me hubiese en-
cantado participar de este encuentro, me habría encantado haber traído una propuesta mucho
más elaborada, mucho más académica. Lastimosamente los apremios de la Agenda, las pre-
ocupaciones presidenciales, lo han impedido. Pero no podía desaprovechar la oportunidad para
darles un saludo afectuoso a todas y a todos. Bienvenidos hermanas y hermanos del extranjero,
siéntanse como en su casa. Bienvenidos integrantes de Alianza País que participan en este
Foro. Éste es el camino: prepararnos, reflexionar juntos, crear pensamiento común, para no
equivocarnos tanto, para prepararnos cada día mejor a cumplir con esas exigencias que nos
presenta el pueblo ecuatoriano.
Hoy se vive un reto distinto en nuestra América: la izquierda no está en minoría, no está en
oposición, está en el poder en muchos países, desde el gigante Brasil, pasando por Venezuela,
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25. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Paraguay, Uruguay y Argentina. Por tanto, tenemos
que saber responder a esos nuevos retos, a esas nuevas circunstancias. Enfatizo esto porque
muchas veces parecería ser que la izquierda se ha acostumbrado a la oposición y no entende-
mos que en el poder, desde el ejecutivo, tenemos que gobernar y generar manos para gobernar,
y muchas veces nuestros propios compañeros de izquierda parecieran ser nuestros principales
opositores. Siguen manteniendo esa dinámica de cuando éramos minoría, teníamos gobiernos
neoliberales, gobiernos entreguistas.
Este es un punto importante de reflexión: el pragmatismo que debe acompañar a la nueva iz-
quierda. Como decía Pepe Mujica, ese querido amigo Presidente de Uruguay: “esa izquierda del
todo o nada es la mejor aliada del statu quo”, porque si queremos el todo o nada, va a quedar el
nada, tengan la seguridad.
Ganar las elecciones en América Latina, como casi en todas partes del mundo, dicho sea de
paso en Estados Unidos también, no es ganar el poder, es ganar una pequeña parte del poder.
Los poderes fácticos siguen ahí vivitos y coleando; los poderes económicos, los sociales, el po-
der informativo, ese temible adversario que tienen los gobiernos progresistas de América Latina:
empresas de comunicación que han tomado el puesto, la posta, de los partidos de derecha en
decadencia y hacen política descaradamente y tratan de desestabilizar y conspirar día a día.
Ese poder informativo está ahí, vivito y coleando. Poderes religiosos, incluso. Injerencias inter-
nacionales. Hay que luchar contra todo aquello. Pero esa política del todo o nada, esa izquierda
del todo o nada, puede ser la mejor aliada de esos poderes fácticos que están esperando que
cometamos una equivocación grave para tratar de desestabilizarnos.
Permítanme hacer unas reflexiones: Hay un resurgir de la izquierda en nuestra región, que a
la vez representa el resurgir de nuestros pueblos, el despertar de nuestros pueblos, sobre todo
después de la larga y triste noche neoliberal. Probablemente ese fue un fruto positivo no desea-
do del neoliberalismo: se llegó a tales extremos de inequidad, de explotación, de saqueo, de
entreguismo, de colonialismo, que los pueblos dijeron ¡basta! y permitieron surgir gobiernos pro-
gresistas a lo largo y ancho de la región. Pero debemos ser una nueva izquierda, una izquierda
que no repita los errores de la izquierda tradicional; hay que reconocer los errores, tenemos que
ser autocríticos. Alguna vez se satanizó la palabra “revisionista”; tenemos que revisarnos día a
día, inventarnos día a día, reinventarnos día a día, eso es lo que busca el socialismo del siglo
XXI, el SOCIALISMO DEL BUEN VIVIR que practicamos en Ecuador, en Bolivia, en Venezuela.
No se trata de tener la misma medicina para toda clase de enfermos, no se trata de tener las
respuestas antes de saber las preguntas. Es un proceso en constante construcción, con mucha
atención, con los pies bien puestos sobre la tierra, tratando de dar respuestas concretas a los
problemas de nuestros pueblos.
Por supuesto –y aquí viene la razón de denominarnos de izquierda–, en función de esos prin-
cipios irrenunciables de la izquierda. ¿Cuáles son esos principios? Un principio irrenunciable,
25
26. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
clarísimo, que ni haría falta caracterizar, es la supremacía del ser humano sobre el capital. Y
estas son palabras mayores en el siglo XXI, después de que durante décadas el neoliberalismo
convirtió al ser humano en una mercancía más, en un instrumento funcional al capital. En este
país, el gobierno que sube 10 dólares al salario mínimo es “populista”, “demagogo”, “expande
el gasto público”, pero nadie se escandalizaba, en una economía dolarizada, que los bancos
cobraran un interés del 22, 23, 25 por ciento. Es decir, remuneración al capital sin límites, y siem-
pre justificada por las condiciones del mercado, la incertidumbre, el riesgo país. Era no poner
límites a la remuneración del capital y poner límites al ser humano en función de las necesidades
de acumular ese capital. Ese es un principio fundamental de la izquierda: supremacía del ser
humano sobre el capital.
Otro principio: la necesidad de acción colectiva. Se nos bombardeó durante décadas, con que el
egoísmo, el individualismo racional, era el motor de la sociedad. ¡Y eso es tan falso! Cualquier
intento de simplificar procesos tan complejos como el desarrollo de la sociedad, en leyes sim-
plistas, está condenado al fracaso. Sobre todo leyes que no tomen en cuenta el entorno cultural,
los avances tecnológicos que pueden lograr más cambios que cualquier ideología o cualquier
sistema en los modos de producción, en las relaciones de producción.
Simplismos como el individualismo racional, el individualismo como motor de la sociedad; una
ideología que se nos impuso como ciencia y se desestimó todo lo que era acción colectiva. La
izquierda debe rescatar esa necesidad de acción colectiva, siempre respetando las libertades
individuales, pero sabiendo que hay problemas colectivos a los que solo podemos dar respues-
tas colectivas: un agricultor puede atender su chacrita, pero no puede solo hacer el camino para
sacar sus productos, ahí se requiere acción colectiva. Y la forma en que una sociedad realiza
acción colectiva es a través del Estado, la representación institucionalizada de dicha sociedad.
En otras palabras, la izquierda debe reivindicar el rol del Estado para el desarrollo, para la justi-
cia, para la equidad social; rol del Estado tan vilipendiado en las últimas décadas, sin llegar a los
extremos del estatismo en que caímos anteriormente.
Sabemos que el sector privado tiene un rol importante, sabemos que los mercados son un fe-
nómeno económico innegable; pero una cosa es entender que existen mercados y hacer que
funcionen con orientación hacia los objetivos sociales, y otra es someter vidas, personas, so-
ciedades enteras a esa entelequia llamada mercado. Para controlar esos mercados, para que
el mercado sea siervo y no amo, se requiere acción colectiva y se requieren Estados fuertes,
reguladores, que traduzcan el bien común y que permitan acción colectiva, respuestas colectivas
a problemas colectivos.
Este es otro principio irrenunciable de la izquierda moderna: el rol del Estado, el rol de la acción
colectiva. Y eso también se traduce hasta en los más pequeños detalles, donde debemos cam-
biar las lógicas, incluso en la de los impuestos. Cuando uno está en el gobierno se da cuenta
lo difícil que es adaptar las cosas, por las incomprensiones hasta de quienes nos llamamos de
izquierda, que muchas veces reproducimos las categorías con las que nos ha bombardeado la
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27. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
derecha tanto tiempo. Si se quiere poner un impuesto adecuado, que los ricos paguen, los po-
bres son los primeros aliados para evitar ese impuesto; y los supuestos dirigentes de izquierda
se oponen a los impuestos porque es una cuestión delicada. Hasta en esas cosas tenemos que
ver lo que es acción colectiva. Un impuesto es una contribución de cada uno de nosotros para
lograr esos fines que nos atañe a todos.
Yo siempre pongo como ejemplo en Ecuador que, si desde hace cinco años cada ecuatoriano
hubiera dado un centavo, lo que significaba 3 dólares 75 centavos por ecuatoriano cada año
–cosa que no iba a empobrecer a nadie– ahora tendríamos doscientas escuelas del milenio,
escuelas super modernas que estamos haciendo a lo largo y ancho del país, y estuviera trans-
formada la educación del país. Entonces, tenemos que entender todas estas cosas como acción
colectiva, acción conjunta para resolver problemas colectivos.
Otro punto fundamental e irrenunciable para la izquierda, que es nuestra razón de ser, o no po-
dríamos llamarnos izquierda, es privilegiar la generación de valores de uso, antes que valores de
cambio. Lo que se hizo en los últimos años es generar mercancías, no generar valor. Y muchas
veces, en función de la generación de esas mercancías, se consumieron valores fundamentales
para el bienestar de la sociedad humana. En otras palabras, se generaron cosas que tienen pre-
cio, no necesariamente las cosas de mayor valor. ¿Cuál es el precio del medio ambiente? ¿Cuál
es el precio de la seguridad social? De eso no se preocupa el mercado, de eso no se preocupa
el capitalista; sí tiene que preocuparse la izquierda: enfatizar la generación de valores de uso.
Y eso nos lleva a problemas muy contemporáneos, como éste del cambio climático. Enfrentar
la depredación ambiental, porque son valores de uso que no tienen precio explícitos y, en con-
secuencia, no le interesan al mercado, se tienen que hacer con acción colectiva, y hay que dar
prioridad a visiones progresistas, visiones de izquierda, visiones que buscan el Buen Vivir de la
humanidad y no solamente el enriquecimiento de unos cuantos.
Otro principio fundamental de la izquierda, para llamarnos izquierda: el énfasis en la justicia social.
Estas son palabras mayores en América Latina, el continente más desigual del mundo. América
Latina no es el continente más pobre del mundo, más pobre es África, más pobres son ciertas
regiones de Asia. Se supone que América Latina es la clase media mundial; de hecho, gran parte,
incluso Ecuador está clasificado como país de desarrollo humano medio–alto. ¿Cuál es el proble-
ma? La desigualdad. Estamos hablando de promedios, y ese es uno de los grandes problemas
de los economistas. Dicen que el economista es un profesional que si ve a un pobre hombre con
la cabeza metida en un horno ardiendo, y los pies metidos en un balde de agua fría, es capaz de
decir que, en promedio, está bien. Entonces, sí, en promedio somos la clase media mundial, pero
aquí hay gente viviendo mejor que en Alemania o en Suiza y gente viviendo peor que en África.
Entonces, hablar de justicia social en nuestro continente, en Ecuador que, de acuerdo al Informe
de Desarrollo Humano 2010 de las Naciones Unidas, es de los cuatro países más desiguales de
América Latina (Haití es el más desigual, Guatemala y Brasil, empatan con Ecuador) hablar de
justicia social, es un desafío inmenso. Y es irrenunciable para una izquierda verdadera.
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28. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
Estas son las características, los principios fundamentales de la izquierda. Pero todos estos
principios irrenunciables tenemos que aplicarlos con mucho sentido común, con mucho prag-
matismo, con procesos de error–corrección, tocando temas que antes no se consideraban a la
altura de la izquierda, como el de la eficiencia. Tenemos que ser eficientes, pero, esta es una de
las palabras que no le gusta mucho a la izquierda y de la cual se apoderó la derecha. Tenemos
que apoderarnos de esta palabra. Tal vez la mejor forma de lograr justicia social es logrando una
alta eficiencia con lo que tenemos, produciendo y muchísimo más, por supuesto. La distribución
siempre va a ser fundamental. Con los niveles de Producto Interno que tenemos en Ecuador en
estos momentos y una mejor distribución del ingreso, eliminaríamos la pobreza absoluta con lo
que tenemos hoy. Pero hay que hablar de eficiencia, tenemos que ser pragmáticos, tenemos
que cambiar algunas visiones equivocadas que tuvo la izquierda en los últimos años, que creyó
que el enemigo era el Estado, y se pareció mucho más al anarquismo –que desapareció ya en la
guerra civil española– que a la izquierda. Y ustedes ven lo que pasó en nuestro país.
Si estamos con el ser humano, si estamos con el trabajo humano, si creemos que el trabajo
humano no es un factor más de producción sino el fin mismo de la producción, por supuesto que
vamos siempre a apoyar la organización laboral, los sindicatos, etcétera. Pero tenemos que ser
realistas: en nombre del sindicalismo ¿qué se hizo? Con la derecha, con la propiedad privada
nunca se metieron, solo se metieron con el Estado, y qué extremos, qué abusos a los que llega-
ron con el sindicalismo público.
Y confundimos los roles: resulta que el sindicalismo no era una forma de disputarle rentas al
capital, sino de sacarle rentas al Estado, y el Estado somos todos nosotros. Le estaban sacando
rentas al pueblo ecuatoriano, a nuestros pueblos. Tenemos que cambiar estas visiones y estas
equivocaciones y tenemos que ser muy pragmáticos, sin renunciar a nuestros principios tradicio-
nales. Como decía un amigo: “viendo claro, sintiendo hondo y obrando recio”.
Tenemos un inmenso desafío; la izquierda en muchas partes de nuestra América está en el
poder, y no podemos fallarles a nuestros pueblos, no podemos fallarle al reto histórico que en-
frentamos. Y para eso debemos ser muy autocríticos, para eso debemos estar muy atentos,
para eso debemos experimentar cada día, derrumbar dogmas, fundamentalismos y evitar el que
tal vez fue el mayor error que cometió la izquierda tradicional: no satisfacer las necesidades de
los pueblos, sino las necesidades de sus propias fijaciones ideológicas. Nunca más caer en ese
error, y creo que este Foro es un buen paso, un gran paso adelante para ese proceso de reflexión
continua, de autocrítica; para cumplir, insisto, con esa inmensa tarea que el destino y nuestros
pueblos nos han dado.
Mucha suerte y cuenten siempre con el respaldo de la Revolución Ciudadana. ¡Bienvenidos
compañeros de todas partes del mundo!
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31. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
2. Vice–presidente de la República del Ecuador, Lenin Moreno
He leído con detenimiento la convocatoria a este importante Foro y celebro, con mucha expecta-
tiva, no solo la iniciativa de la reunión, sino los temas y las inquietudes planteadas inicialmente.
La derecha se ha desgañitado pregonando el fin de las ideologías. ¡De ninguna manera! Basta
recorrer el mapa de nuestro continente para demostrar que el siglo XXI se abre con el triunfo de
gobiernos claramente revolucionarios, en unos casos, o pueblos decididamente participativos,
en otros.
No son las ideologías lo que está en crisis, sino el neoliberalismo; es esa nueva máscara, esa
nueva forma que adopta la explotación y la extorsión a los pueblos, la que está en crisis y que
–en algún momento– va a ser derrotada.
El consenso de Washington ha fracasado estrepitosamente. Sus políticas de ajuste y reorienta-
ción del gasto público sólo consiguieron aumentar los índices de pobreza.
Y ahora, son precisamente las ideologías –evidenciadas en nuestros partidos– las que tienen
que hacer frente a problemas que compartimos todos, como la pobreza, la inequidad, la concen-
tración de la riqueza; y a temas que debemos discutir con propuestas innovadoras y proactivas,
como las armas nucleares y, sobre todo, la paz.
Un problema común exige una propuesta común de solución, por lo que celebro este encuentro
ya que resulta evidente que, ahora, la izquierda fomenta una integración paritaria y equitativa.
Hemos saludado la UNASUR y el ALBA. Ahora saludo encuentros como éste, porque crean una
plataforma continental de reflexión.
Tenemos que fortalecer nuestros partidos de izquierda porque tenemos que hacer frente a la
arremetida de las organizaciones de derecha, que pretenden desconocer, desprestigiar y des-
acreditar los avances que se han logrado, a través de distintas organizaciones nacionales e
internacionales, creadas a propósito para eso.
Desde el consenso de Washington hasta esta desacreditación, las organizaciones por ellos crea-
das se han inmiscuido en nuestras políticas con fines muy claros de provecho propio.
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32. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
Quiero contarles un caso vergonzoso, pero ilustrativo de cómo operaban: los organismos como
el BID o el Banco Mundial fueron contratados para levantar las estadísticas de las discapacida-
des en el Ecuador. Según ellos, acogiendo una constante mundial (basada en sus cálculos) la
población con discapacidad en el Ecuador ascendía al 12,14%; esto daba paso a que se hicieran
grandes e interminables estudios que solo conseguían elevar teoría sobre teoría y, a la final, se
perdían en un lenguaje tecnocrático que únicamente comprendían entre ellos.
Después de recorrer casa por casa, sin importar cuán difícil fuera su acceso, en un programa
que llamamos Misión Solidaria Manuela Espejo, podemos asegurar que ese dato no es real: en
ningún caso llegaremos al 5% de discapacidad en el país.
Sus aspiraciones son muy claras: inflar una estadística para asegurarse su contratación futura y
endeudamiento posterior, distorsionar las realidades para hacerse necesarios. Poco les importó
entregar al gobierno un dato irreal, que pudo truncar políticas de atención a los marginados entre
los marginados.
Por ello se impone la necesidad de vigorizar el papel del Estado. Hemos demostrado que el mer-
cado no es el único agente de desarrollo y ,mucho menos, de equidad social. Todo lo contrario:
han aumentado la desigualdad, la inequidad y la exclusión.
Creemos que el Estado debe ser fuerte y vigoroso, pues necesitamos que intervenga decidi-
damente para reducir las brechas heredadas, para crear rubros de inversión en vivienda, en
proyectos sociales solidarios e inclusivos.
Las propuestas neoliberales nunca imaginaron que buscábamos una nueva sociedad en donde
no se discriminara por alguna diferencia, visible o no. No imaginaron que queremos mantener
naciones multiétnicas y pluri culturales, en las cuales el reconocimiento de la diversidad (a todo
nivel) es el cimento de cualquier riqueza.
Un Estado vigorizado genera nuevas relaciones con el ciudadano, que ya sabe demandar el
cumplimiento de políticas públicas; ahora ¡el ciudadano exige! Un Estado revolucionario no pre-
cariza la condición del trabajo humano.
Por ello, llamo a reconocer nuevos retos de las organizaciones de Izquierda, como aquel de en-
frentar la globalización cultural, tecnológica, científica, aprovechando esos avances para mejorar
las condiciones de vida, pero afianzándonos en una herencia sabia y ancestral. Hay otro tipo de
necesidades básicas insatisfechas, como poder ejercer mi cultura en mi tierra de origen, o poder
darme a entender en mi idioma, en mi propio país o respirar aire puro y tomar agua limpia.
El neoliberalismo soslayó el problema ecológico, embelesado en números y tasas. Olvidó tam-
bién la equidad y, cuando se percató de que nos íbamos de sus manos, reorientó el discurso con
giros “dizque” sociales.
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33. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
¡Cuidado! El “post socialismo” puede estar trayendo nuevos capitalismos. No me cansaré de
insistir a quienes entregamos ayudas técnicas, que no nos agradezcan porque estamos cum-
pliendo con el deber de un Estado que entiende que el servicio es su obligación. Tampoco nos
cansaremos de tratar al extranjero como hermano y compatriota del planeta, y de seguir impul-
sando, contra viento y marea, la ciudadanía universal.
Nuestro objetivo debe ser crear una sociedad solidaria, equitativa e inclusiva. Que la goberna-
bilidad no sea sino el que cada uno encuentre su trinchera de lucha para que nunca más se
conculquen los derechos de nadie, por diferente que sea, por distinto que piense o por extrañas
que nos parezcan sus creencias y costumbres.
Si al Consenso de Washington le siguió el Consenso de Santiago, mi aspiración sería que de
aquí salga el Consenso de Quito.
Compañeras, compañeros.
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35. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
3. Ministra de la Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos
Descentralizados, Doris Soliz
En un momento en que en América Latina se consolidan varios procesos de cambio constitu-
cional y democrático, con profundas transformaciones que están revirtiendo la pobreza, la des-
igualdad y la exclusión política y social provocadas por el neoliberalismo y las élites dominantes,
diversos partidos y movimientos políticos ensayan distintas maneras para liderar, acompañar,
consolidar y adecuarse a los nuevos escenarios democráticos de la región.
La crisis de legitimidad de los partidos políticos se inscribe en un proceso más profundo de
agotamiento de las viejas bases institucionales y de los principios normativos de la democracia
liberal. Sin embargo, la esencia base de la agrupación política bajo el sistema de partidos debe
ser rescatada y renovada, con el fin de que los nuevos movimientos y partidos políticos vuelvan
a ser contexto latinoamericano. La posibilidad real de que los ciudadanos y ciudadanas accedan
a participar en las estructuras de partidos políticos, en la toma de decisiones, en el control social,
ha generado una variedad de formatos de representación política, así como diversas y nuevas
formas de acción colectiva.
La reflexión sobre la representación y participación política en contextos de cambio y consolida-
ción de democracias más incluyentes y participativas no puede dejar de lado la discusión sobre
la génesis de partidos o movimientos políticos y sus retos organizacionales, sus modos de re-
composición ideológica y sus formas de relacionarse con la sociedad y los movimientos sociales.
Los partidos y movimientos políticos del siglo XXI deben afrontar de manera proactiva las dis-
cusiones referidas a las tareas de construcción y reconstrucción de sus estructuras internas;
de sus formas de tomar decisiones y relacionarse de modo más plural y abierto con el extenso
universo de ciudadanos y de organizaciones de la sociedad civil, bajo el horizonte de una nueva
política sustentada en la ética del bien común. Por tanto, las organizaciones partidistas deben
estar involucradas en el sistema político como los principales articuladores de los intereses de la
ciudadanía, que cumplen con socialización política y creación de opinión; armonización de inte-
reses; reforzamiento, estabilización y legitimación del nuevo sistema político. La nueva democra-
cia se fundamenta a través de ellos, pues son focos de discusión y debate. Consecuentemente,
la generación de debate en la sociedad, la generación de consenso y su función canalizadora
de demandas de la población hacia los poderes públicos, convierten a los partidos políticos en
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36. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
elementos indispensables en una democracia y refuerzan la necesidad de fortalecerlos en los
países democráticos, con el fin de que se adapten a los tiempos actuales más globales.
Propiciar amplios debates en relación con los mecanismos para vigorizar al movimiento o partido,
discutir las políticas de alianzas, los formatos deliberativos y la organización de la democracia
interna por medio de las elecciones primarias, resulta urgente en un contexto de estructuración
organizativa y de participación, control y movilización social.
El Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos, cuya organización ha estado a
cargo del Programa de Estudios y Pensamiento Político de este Ministerio, está orientado a
propiciar reflexiones sobre los problemas, los límites, las potencialidades y los desafíos que
afrontan los partidos políticos, en el contexto de sus tareas gubernamentales en la política con-
temporánea.
A través de este evento se pretende:
• Generar un espacio de debate e intercambio de experiencias con los líderes de los
principales partidos políticos democráticos de América Latina, sobre la crisis de legitimi-
dad de las democracias representativas y las posibilidades de (re) construcción de las
dinámicas partidistas.
• Debatir alrededor de los problemas, retos y desafíos que enfrentan los partidos políti-
cos de cara a los procesos de transformación constitucional y democrática que vive la
región.
• Generar insumos de reflexión política en relación a las formas organizativas, funciona-
miento y democracia interna de los partidos políticos latinoamericanos.
• Obtener insumos sobre las dinámicas partidistas de movimientos y partidos democráti-
cos, como actores fortalecedores de la democracia en Latinoamérica.
El diseño del Foro Internacional de Partidos Políticos (democráticos) Latinoamericanos Progre-
sistas, y la invitación a líderes y/o representantes de partidos políticos de la región ha sido amplia
y plural.
Agradecemos especialmente por aceptar nuestra invitación a los compañeros:
De Colombia, Clara López, dirigente del Polo Democrático Alternativo; de Venezuela, Francisco
Rivero, del Partido Socialista Unificado de Venezuela; de Bolivia, Sergio Loayza, del Movimiento
al Socialismo; de Brasil, Valter Pomar, del Partido de los Trabajadores; de El Salvador, Leonel
Búcaro, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional; de Nicaragua, Carlos Fonseca, del
Frente Sandinista de Liberación Nacional; de Paraguay, Jorge Cabral, del partido Movimiento al
Socialismo; de Cuba, Rafael Hidalgo Fernández, del Partido Comunista de Cuba; de Argentina,
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37. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
Hugo Varsky, del Encuentro por la Democracia y la Equidad; y, de Alemania, al Cofundador del
Partido Die Linke, Oskar Lafontaine.
Este Foro se inscribe en la vocación por fortalecer los procesos de aprendizaje e intercambios de
las experiencias de los países del Sur. Cada uno de los países de América Latina y el Caribe ha
vivido historias irrepetibles en el fortalecimiento y consolidación de la democracia. En este senti-
do, reconstruir a partir de vivencias concretas la experiencia histórica de matrices de dominación
y exclusión comunes, hace que los vínculos y el aprendizaje sean más cercanos.
Los ejes del Foro son los siguientes:
• Partidos políticos, hegemonía y poder: debate acerca del tipo de partido político que
se necesita para fortalecer los procesos de cambios estructurales, constitucionales y
democráticos que viven los gobiernos progresistas de la región.
• Estructura, democracia interna y modos de organización de los partidos políticos;
• Partidos políticos en gobiernos progresistas, liderazgos, oposición y democracia; y,
• Partidos políticos e integración Sur–Sur, que trata de deliberar acerca de cómo fortale-
cer las agendas programáticas de los bloques de integración regional.
Agradecemos la presencia del Presidente de Ecuador, Rafael Correa; del Vicepresidente, Lenin
Moreno; de las autoridades del gobierno nacional; la aceptación de la invitación de los ponentes
internacionales; también a La Fundación Rosa Luxemburgo, que ha hecho posible la presencia
del reconocido líder de la izquierda alemana Oskar Lafontaine; y a los asistentes, militantes polí-
ticos, estudiantes, académicos y ciudadanía en general que participa en este Foro.
Gracias a todos y todas.
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39. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
4. Líder de la izquierda alemana y miembro fundador del partido Die
Linke, Oskar Lafontaine
Buenos días compañeros y compañeras:
Les traigo el saludo de la izquierda alemana. Especial saludo para el presidente Rafael Correa,
con el que temblamos todos juntos cuando la derecha lo atacó. La izquierda alemana y la izquier-
da europea, todos estuvimos muy contentos cuando vimos que las cosas pasaron y le deseamos
mucho éxito a él, a su trabajo y a Alianza País en el Ecuador.
Una observación colateral con relación a nuestro gobierno: mi bloque legislativo volvió a presen-
tar una propuesta ante el Parlamento Alemán, para apoyar nuevamente el proyecto ITT.
Me pidieron decir algunas palabras sobre el Partido Die Linke (izquierda alemana) y su trabajo.
El partido Die Linke es un movimiento de oposición contra el neoliberalismo, que está organi-
zado como un partido político. En una nación industrializada, como Alemania, no existe otra
posibilidad de trabajar activamente que desde el lado político; allí rige el lema: “lo que no está
organizado, no puede tener efecto”. Nuestra organización tiene una estructura descentralizada;
existen grupos de bases, en los pueblos existen grupos distritales, existen grupos provinciales
o de país (Land) y una organización central. Así también funcionan las propuestas políticas: se
entregan a nivel de base y se van discutiendo en los diferentes niveles, hasta llegar al directorio.
En todo el mundo, la izquierda siempre ha tenido el mismo problema: en el momento en que
estaba en el gobierno, corría el peligro de decepcionar a sus electores. Una experiencia simi-
lar tuvimos cuando yo era parte de la Democracia Social; yo era ministro de ese gobierno, el
gobierno decepcionó a sus electores. Yo aprendí mi lección de eso y hay una sola receta para
evitarlo: no hay que dejar que solo los miembros de los partidos sean quienes tomen todas las
decisiones del gobierno. Si el Partido Social Demócrata alemán hubiera permitido que decidieran
sus miembros, entonces hoy en día no tuviera el 20% sino estaría en el 40%.
Al igual que aquí, tenemos el problema de que los medios están en contra nuestra. La prensa
tiene una organización de derecho privado y no quiere perder sus privilegios. Por eso vamos a
intentar utilizar el internet para informar y para formar opinión. El internet no está bajo el control
privado, por lo tanto todo el mundo puede participar a través de este medio. En la última reunión
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40. Foro Internacional de Partidos Políticos Latinoamericanos
del Parlamento Alemán, se discutió que las leyes son hechas por los bancos para los bancos,
por la economía de la energía para la economía de la energía y por el empresariado para el
empresariado. La democracia parlamentaria esta desacreditada en Alemania.
Nosotros siempre pensamos en el lema del gran líder democrático, Pericles, quien decía: “la de-
mocracia es aquel sitio donde los intereses generales prevalecen”. En una sociedad donde caen
los ingresos o donde caen los sueldos, donde caen las jubilaciones o donde caen los aportes
sociales, ya no existe una democracia, porque no prevalecen los derechos de la mayoría. Noso-
tros decimos para nuestro partido, y tal vez sirva para ustedes: se debe prohibir que los partidos
sean financiados ya sea por bancos, por seguros o por empresarios grandes o personas ricas,
eso es fundamental; si no se lo hace, la política es comprable.
También estamos obligados a decir qué es el socialismo democrático; esta palabra no le sirve a
todos los ciudadanos/as porque no saben qué es. Por eso nosotros decimos que el socialismo
democrático es una sociedad sin explotación y sin supresión. Es importante, tal como dijo el pre-
sidente Correa, que el ser humano esté por encima del capital. En Alemania estamos discutiendo
últimamente qué es la propiedad; de acuerdo con el Manifiesto Comunista, la propiedad es el
asunto primordial del movimiento. Y ahora voy a decir una oración revolucionaria: la propiedad
solo existe a través del trabajo, no a través de la herencia o a través de la pereza.
A través de la teoría liberal, el suelo nunca pudo haber sido propiedad porque nadie pudo crearlo
o conseguirlo a través del trabajo; por lo mismo el agua tampoco puede ser privada, porque na-
die ha trabajado haciendo agua. Si seguimos así, ya mismo van a privatizar el aire y tendremos
que pagar por respirar. Todo lo que aparece a través del trabajo colectivo puede ser solamente
propiedad del colectivo, esa es la clave para abrir el ordenamiento capitalista.
Si en las grandes empresas se crea un gran patrimonio o riqueza empresarial, jamás puede ser
propiedad de una sola persona. La palabra propiedad privada es correcta, porque privado quiere
decir robar. Por eso el tema de la propiedad es el puente que puede permitir cruzar del capita-
lismo hacia una sociedad donde el ser humano esté por encima del capital. La última oración,
en este sentido, sería que todas las personas deben participar dentro de la vida económica; así
podemos corregir los errores de los Estados socialistas anteriores.
Existen sujetos económicos que deben estar en manos del Estado, por ejemplo los grandes
bancos. Igual cosa rige para las grandes empresas de la economía energética, pero como
socialistas también tenemos que empezar a pensar y a crear pequeñas entidades descentra-
lizadas de generación eléctrica, a través recursos o fuentes alternativas, para no ser esclavos
de las grandes empresas de generación eléctrica. La descentralización es un principio que
va de arriba para abajo dentro un ordenamiento socialista. El error de los estados socialistas
anteriores fue que los trabajadores no tenían nada que decir, tan poco como tenían que decir
las empresas capitalistas.
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41. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
La revolución ciudadana consideró que había puesto de lado al feudalismo, ese es un gran error.
El feudalismo estaba antes en los sectores rurales, hoy se encuentra en la economía y no lo
hemos abatido aún.
Tengo poco tiempo y quisiera topar un tema adicional: el imperialismo. La izquierda alemana
lucha contra el imperialismo. Nosotros somos en Alemania el partido que dice que las guerras en
el Irak y Afganistán no son guerras a favor de la democracia, sino son guerras para asegurarse el
petróleo y el gas. Por eso, nosotros somos el único partido que dice No a la guerra en Afganistán
y No a la guerra en Irak. El socialismo también es un movimiento pacifista, es un movimiento que
busca la solución pacífica de los conflictos.
Con mucha empatía miramos el trabajo que ustedes hacen aquí en América Latina; acompaña-
mos su trabajo con el corazón apasionado y esperamos que no cometan los errores que noso-
tros cometimos. Para concluir, siempre hay que tratar de que participen los miembros del partido
conjuntamente con la población, en todas las decisiones que se tomen.
¡Hasta la Victoria Siempre!
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45. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
Pregunta Eje:
¿Qué tipo de partido político se necesita para fortalecer
los procesos de cambios estructurales, constitucionales y
democráticos que viven los gobiernos progresistas de la región?
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46.
47. Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados
1. Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) – Venezuela, Francisco
Rivero
a. Historia PSUV
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)2 se constituyó a partir de una convoca-
toria realizada por el presidente Hugo Chávez durante la campaña electoral para la elec-
ción presidencial de 2006. Su creación tuvo como objetivo unir la izquierda venezolana
para proseguir con la transformación del país de cara a la construcción del Socialismo del
Siglo XXI. En el 2006 se fusionaron algunas de las expresiones políticas y movimientos
sociales que apoyaron el proceso de cambio emprendido por la Revolución Bolivariana,
entre ellas el Movimiento Quinta República (MVR), el Movimiento Electoral del Pueblo, el
Movimiento Independiente Ganamos Todos, la Unidad Popular Venezolana, el Movimien-
to Tupamaro y la Liga Socialista.
La fundación del Partido tuvo tres fases destinadas al logro de varios objetivos:
• La primera se inició en marzo de 2007 y consistió en la juramentación de los pri-
meros militantes, a quienes se les exigió no poseer militancia política previa.
• La segunda empezó en julio de 2007, con la creación de las unidades de base
conocidas como batallones socialistas. Los batallones debatieron en asambleas
aspectos vinculados a la fundación del partido. En enero de 2008 se llevó a cabo
el Congreso Fundacional, cuyo fin fue diseñar las bases del PSUV, establecer
principios y estatutos, estructura e ideología política del partido, así como selec-
cionar los candidatos para cargos de elección popular.
• En la tercera fase se eligieron las autoridades transitorias del PSUV.
Los principios fundamentales del PSUV tienen como hilo conductor el ideario bolivariano,
la contribución de Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez y las contribuciones de lucha y
organización de los pueblos indo–afroamericanos. Los valores en que se fundamenta el
partido son los orígenes del cristianismo y de la teoría de la liberación. Se sustenta en el
socialismo científico y en las experiencias de las luchas revolucionarias y aquellas que
han construido el socialismo.
2 PSUV – Libro Rojo
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El Partido Socialista Unido de Venezuela se declara anticapitalista, antiimperialista, so-
cialista, marxista, bolivariano, humanista, internacionalista, patriótico, unitario, original,
creativo, crítico y autocrítico. Lucha contra la corrupción y por la unidad cívico–militar
con el propósito de garantizar la defensa y la soberanía nacional y popular. Propugna la
ética y la moral, tanto en la política como en la vida cotidiana, característica propia de la
acción revolucionaria. Se considera defensor de la igualdad y la equidad de género, de
los derechos de la madre tierra y de las personas con discapacidad y busca promover el
poder popular y el desarrollo endógeno.
El objetivo primordial del PSUV es la construcción del Socialismo Bolivariano y la con-
solidación de la democracia bolivariana: participativa y protagónica. Según sus objetivos
estratégicos, aquello implica la lucha contra la antigua cultura liberal y neoliberal bur-
guesa vinculada a la democracia representativa. Considera que el pueblo, al ejercer su
soberanía y participar políticamente, va construyendo una nueva sociedad y un nuevo
Estado Socialista basado en la libertad, la igualdad y la justicia.
El PSUV representa las demandas del proletariado urbano y rural y de los grupos huma-
nos marginados, de la clase trabajadora y de los sectores populares en general. Su pro-
pósito es alcanzar el bienestar social a través de la derrota de la pobreza, de la seguridad
nacional, de la soberanía e independencia nacional. Es de esta manera como pretenden
consolidar la Democracia Participativa y Protagónica, la Democracia Socialista.
b. Reseña Biográfica: Francisco Rivero
Médico Psiquiatra Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Dr. “José María Vargas” de
La Guaira, Estado Vargas. Forma parte del Centro de Estudios LIBRE MENTE, dedicado
al estudio de la Guerra de Cuarta Generación y sus efectos sobre la conducta humana.
Francisco Rivero es militante del PSUV. Actualmente es vocero del Batallón Socialista
de la Circunscripción 18 del Estado Vargas. Ocupa el cargo de Asesor y Director de
Estrategia Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la
Información 2010.
Ha sido candidato en el proceso de selección de delegados al Congreso Fundacional del
PSUV en el año 2007. Del 2000 al 2004, fue Secretario Permanente del Movimiento V
República en el Estado Vargas. En el año 2000, Rivero se desempeñó como legislador
designado por la Asamblea Nacional Constituyente para integrar la Comisión Legislativa
transitoria del mencionado Estado.
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c. Ponencia
Agradezco al Ministerio de Coordinación de la Política del Ecuador por la invitación a
participar en este importante evento, que contribuirá a enriquecer el debate político en el
seno de la Revolución Ciudadana liderada por el Presidente Rafael Correa.
Un especial saludo a la ministra Doris Solíz y a todo su equipo de trabajo, encabezado por
el compañero Mario Ramos, por la excelente organización y recibimiento del que hemos
sido objeto, mis más sinceras felicitaciones.
Y principalmente un saludo revolucionario a ustedes, compañeros y compañeras de
Alianza País y de todos los partidos de izquierda y militantes de movimientos sociales
presentes en este evento.
Les traigo un mensaje de la organización de base del PSUV a la cual pertenezco: con la
inmensa movilización de calle que pudimos observar a través de Telesur el pasado 30
de septiembre, estamos seguros que el fascismo y los imperialistas en el Ecuador ¡No
Pasarán!, o como decimos en Venezuela, ¡No Volverán!
Quiero también informar que, cuando compartí con los camaradas de mi organización de
base o “Batallón Socialista” sobre mi participación en el Foro, decidimos abrir una discu-
sión sobre cuáles serían los aspectos fundamentales a resaltar en esta ponencia, la cual,
por tanto, fue realizada en forma “participativa y protagónica”.
Camaradas:
Hay partidos revolucionarios que hacen una revolución y la moldean con su doctrina y su
programa político. Pero hay casos, donde es el desarrollo mismo de la Revolución la que
moldea la definición ideológica del partido revolucionario, sobre la base de las vivencias
y contingencias del día a día, e incluso de los latigazos recibidos de la contrarrevolución,
como solía decir Trotsky. Este es el caso del PSUV.
Repasemos un poco lo más resaltante de la historia de la Revolución Bolivariana:
Existen grandes paralelismos entre la revolución ecuatoriana y la venezolana; ambas al-
canzan el poder como culminación de un largo camino de valiente y tenaz lucha por parte
de sus pueblos, de enfrentamientos con las clases dominantes, de traiciones, de marchas
y contramarchas, pero que al final, para despecho y furia de la oligarquía, podemos decir
hoy con orgullo revolucionario que tanto en Venezuela como en Ecuador ¡lo logramos!,
logramos desplazar del gobierno a la oligarquía y su partidocracia podrida.
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En el caso venezolano, el ciclo revolucionario no se inició el 6 de diciembre de 1998 con
la victoria electoral de Chávez, como muchos pudieran pensar, sino con el llamado “cara-
cazo” en los días de febrero y marzo de 1989, en que el pueblo enfurecido fue masacrado
en las calles mientras protestaba en contra del modelo neo–liberal que se nos impuso
desde el Norte con la complicidad de una burguesía desnacionalizada y corrupta, y en
el marco de la denominada Democracia Representativa, donde los únicos representados
eran los intereses de los poderosos y el imperialismo.
A partir del triunfo electoral del Comandante Chávez, la burguesía y su proyecto político
quedaron letalmente acorralados. Demasiadas décadas de desmanes y represión habían
erosionado todo su capital político y la correlación de fuerzas se hizo favorable a las
fuerzas del cambio.
El pueblo comenzó a profundizar su aprendizaje político con Chávez en el gobierno, hom-
bro a hombro con su líder y su programa bolivariano, con un objetivo: sacar de la miseria
a las grandes mayorías y restituir la dignidad de la nación venezolana.
La victoria electoral se alcanzó sobre la base de una coalición de partidos reformistas y
progresistas, en la cual el eje central lo constituía el Movimiento V República –de reciente
fundación–, que fungía como aparato electoral, pero carecía de un cuerpo doctrinario y
político.
Así pues, seguros del compromiso de Chávez con el pueblo, ambos –pueblo y líder, en una
poderosa relación dialéctica–, iniciaron la travesía por las turbulentas aguas de la Revolu-
ción. Sin un partido como tal, pero con toda la voluntad de hacer los cambios reclamados,
y asidos únicamente al programa democrático bolivariano, dado a conocer al pueblo vene-
zolano después de la rebelión de los militares patriotas del 4 de febrero de 1992.
Este programa se podía definir para entonces como revolucionario, nacionalista, justicia-
lista, anti–neoliberal, de profundo contenido social, que propugnaba la democracia partici-
pativa y protagónica en sustitución de la democracia representativa al servicio de las élites.
El propio Comandante Chávez ha recordado en múltiples oportunidades que, en los ini-
cios del gobierno bolivariano, simpatizaba incluso con la llamada Tercera Vía o capi-
talismo con rostro humano. Poco tiempo faltaba en realidad, para que la burguesía le
mostrara su verdadero rostro asesino y fascista.
Bastó con que se promulgaran las llamadas Leyes Habilitantes, que tan solo hacían justi-
cia a campesinos y pescadores en sus reivindicaciones históricas, para que la burguesía
y el imperialismo iniciaran su sangrienta y terrorista insurrección de 2002 y 2003, sin
importar para nada el orden constitucional y el tan cacareado y sacrosanto Estado de
Derecho con el que se llenan la boca.
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Del Golpe de Estado del 11 de abril y de la cacería fascista de chavistas de esos días,
se aprendió la amarga lección de que hacer la revolución es cosa seria, que la burguesía
no tiene contemplaciones a la hora de actuar y que no hay posibilidad de entendimiento
con ellos, que no pase por la claudicación del programa revolucionario como condición.
Pero de la victoria popular del 13 de abril, cuando por la vía revolucionaria fue derrocado
el gobierno fascista de la burguesía, el pueblo aprendió a valorar su propio músculo, a
hacerse plenamente consciente de que no hay poder político superior en este mundo,
que los trabajadores decididos a tomar el poder y a defender el poder.
Entonces terminamos de entender los revolucionarios que no es posible acabar con la
pobreza en el marco del capitalismo, porque su lógica intrínseca no lo permite y porque a
la burguesía no le es posible funcionar en el marco de las leyes de la revolución.
Pero la mayor de las enseñanzas fue el habernos dado cuenta de la enorme debilidad
que representaba para la revolución no contar con un Partido organizado y blindado ideo-
lógicamente, que permitiera prevenir y defender de manera coordinada y responsable al
gobierno revolucionario en la calle y en el seno de la sociedad.
Ocho meses después del Golpe de Estado, la burguesía arremetió de nuevo con el paro,
sabotaje petrolero que detuvo el comercio y la economía del país por 62 largos días.
Grandes movilizaciones populares se efectuaban en defensa del Gobierno por esos días,
pero el país continuaba detenido.
Fue la mano de la clase obrera la que inclinó la balanza a favor de la Revolución, al no
plegarse al paro: abrió las fábricas y refinerías y las puso a funcionar, sin capataces ni
ingenieros.
Fue otra gran lección aprendida: que no es posible hacer una revolución sin el apoyo
mayoritario y protagónico de la clase trabajadora que se convierte sin dudas en la van-
guardia de la Revolución.
Así mismo, asimilamos que la producción y distribución de los insumos básicos como la
alimentación, el vestido y los servicios, como la electricidad y la telefonía, son demasiado
importantes para dejarlos en manos privadas, que especulan con los precios, generan
desabastecimiento y paralizan las industrias para desestabilizar al Gobierno Revolucio-
nario.
El Gobierno Bolivariano tomó al poco tiempo la responsable decisión de nacionalizar la
CANTV, la EDC, creó la red de abastos y supermercados Mercal y una red de producción
agroindustrial para el procesamiento propio de alimentos de gran consumo masivo.
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Más recientemente, se nacionalizó el cemento y la cabilla, a fin de asegurar la ejecución
de obras públicas y la construcción de vivienda; en todas funcionan consejos de trabaja-
dores y sus niveles de producción y funcionamiento son exitosos con algunas contadas
excepciones.
A raíz del latigazo del Paro Patronal de 2002–2003, se generó toda una inercia socializa-
dora, impulsada en la mayoría de los casos por los propios trabajadores y que cada día
encadena a nuevos sectores de la economía.
Así, a fuerza de porrazos, es como se ha ido plasmando el carácter socialista y antiimpe-
rialista de la Revolución Bolivariana, proclamado por el Comandante Chávez a los pocos
días de derrotado el paro de la burguesía “piti–yanqui”, en una de las movilizaciones de
masas más grande de los últimos años.
Cabe resaltar que este carácter socialista fue refrendado por el pueblo en las elecciones
presidenciales de 2006, donde el Presidente Chávez presentándose con un programa
abiertamente socialista, obtuvo la mayor votación de la historia nacional con un 62% de
los votos; lo cual echa por tierra la tesis imperialista, y lamentablemente creída en muchos
países hermanos por algunos compañeros confundidos, que hace ver que la lucha por el so-
cialismo en Venezuela es producto de las ideas descabelladas de un líder loco y excéntrico.
Así pues, cerrada la posibilidad de hacer los cambios en el marco del capitalismo, la revo-
lución con el Comandante Chávez a la cabeza, se vio forzada a inventar en los términos
de Simón Rodríguez aquel grande de “inventamos o erramos”, un modelo socialista que
no repitiera los fracasos y desviaciones del llamado socialismo real ¡vaya reto!, tal vez
igual al que tuvimos que asumir los latinoamericanos en 1810.
Se comenzó a estudiar bajo el estímulo del propio Comandante Chávez la experiencia
histórica de las revoluciones. ¡Cuánto nos hubiésemos ahorrado al leer y releer a Marx y
Engels, a Lenin y a Trotsky, a Rosa Luxemburgo!; al estudiar, descubrir y redescubrir sus
magistrales enseñanzas, producto de la experiencia acumulada por los revolucionarios a
lo largo de gloriosos y dolorosos años.
Entendimos por ejemplo, con Trotsky, que el fracaso de la Unión Soviética no fue culpa
del socialismo en sí mismo, como lo hace ver la ideología burguesa, sino de múltiples
factores entre los que destaca el aniquilamiento del control obrero de las fábricas y del
poder de los soviets, por parte de una casta burocrática que traicionó y se apartó de los
principios marxistas y leninistas y secuestró el poder para usarlo en beneficio propio.
Aprendimos que esta casta burocrática y dictatorial con Stalin como caudillo, creó una
ideología marxista– leninista deformada y ajustada a sus intereses nacionales e interna-
cionales, que llevó al desastre a muchas revoluciones socialistas en el mundo entero.
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Lo más increíble es que existan honestos compañeros atrapados en las tesis estalinistas,
que no terminan de comprender el potencial revolucionario y dialéctico de nuestros pro-
cesos revolucionarios y que en la mayoría de los casos terminan adversándonos con gran
encono y sirviendo de carne de cañón a la burguesía.
Aprendimos en definitiva, que sí es posible construir una sociedad socialista, productiva y
democrática, rescatando los auténticos principios marxistas y leninistas, sustentada en el
desmontaje del Estado burgués, en el control obrero de la producción, en la transferencia
del poder a la población organizada y la creación de la milicia popular.
Hoy, cuando observamos la actual crisis del capitalismo que ha lanzado a la pobreza y al
desempleo a millones de personas en Europa y Estados Unidos, nos damos cuenta de
que, en cierta medida, Latinoamérica ha estado a la vanguardia de la insurgencia mundial
en contra del capitalismo, con nuestros procesos anti–neoliberales en Venezuela, Ecua-
dor y Bolivia fundamentalmente, pero no es suficiente.
Esta crisis del capitalismo, generada por la anarquía en la producción y la especulación
improductiva en los países capitalistas avanzados, que ha permeado a lo largo del pla-
neta como producto de la globalización y se comporta como un verdadero tumor maligno
sobre el planeta, está dando síntomas de profundo agotamiento. Basta analizar lo que
está pasando en Grecia, Francia y España, y lo que falta aún por ver.
La historia nos enseña que, para derrotar al capitalismo, se hace necesaria la acción
consciente de la clase trabajadora, con una dirección política revolucionaria, guiada por
los principios del socialismo científico, que sea capaz de articular la mayor fuerza posi-
ble a fin de motorizar y profundizar los procesos revolucionarios en nuestros diferentes
países.
Lo que sí debe quedar claro es que no es posible modificar del todo nuestra realidad
nacional y latinoamericana, si no logramos incidir en el orden capitalista mundial.
Pero la experiencia revolucionaria no se ha detenido en Venezuela en estos ocho años
transcurridos después del golpe y el paro patronal y a tres años de constituido el Partido
Socialista Unido de Venezuela, PSUV.
Hemos tenido que vivir la lucha en el seno mismo de la revolución entre el pueblo y la
clase trabajadora, que empujan para que la revolución llegue hasta el final y los saque
definitivamente de la pobreza, y aquellos que por vacilación o vínculos ideológicos o
materiales con la burguesía, en nombre de la revolución, hacen todo por frenar y desviar
su avance. Es el reformismo, que aparece como mala hierba en todas las revoluciones
y que de imponerse termina liquidando a la Revolución en nombre de la prudencia y de
“acuerdos tácticos” con la burguesía.
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Estamos enfrentando igualmente a otro enemigo interno, tanto o más letal que la propia
burguesía: el burocratismo, el cual es hijo directo del reformismo y el estalinismo, que
apoyado criminalmente en la inercia ideológica del orden burgués y en defensa de sus
intereses mal habidos, fruto del robo y la corrupción dentro de la Revolución, pretende
sustituir y usurpar al pueblo y a los trabajadores en la conducción del poder popular y en
el control obrero de los sectores nacionalizados.
Esta es, camaradas, en grandes rasgos, la historia y las lecciones más importantes de la
revolución venezolana, forjada en base a hechos reales vividos por el pueblo. Cualquier
revolucionario venezolano, indistintamente de su formación, palabras más o palabras
menos, se pararía aquí a decir lo mismo que yo he transmitido hoy a ustedes, porque no
lo he sacado de libros, sino de la vivencia cotidiana en estos doce años de Revolución
Bolivariana.
Así es como la definición ideológica del Partido Socialista Unido de Venezuela ha sido
parida por el pueblo y los trabajadores con el Comandante Chávez a la cabeza. Está
plasmada en sus Estatutos y Declaración de Principios, elaborados por el Congreso Fun-
dacional y que lo definen en amplitud como:
• Anticapitalista y Antiimperialista
• Anticorrupción
• Socialista
• Marxista
• Bolivariano
• Comprometido con los intereses de la clase trabajadora y el pueblo
• Humanista
• Internacionalista
• Patriótico
• Unitario
• Ético y con moral revolucionaria
• Defensor de los derechos de la madre tierra
• Defensor de la igualdad y equidad de género
• Defensor de los derechos de las personas con discapacidad
• Defensor de la democracia participativa y protagónica en la sociedad
• Como vanguardia política del proceso revolucionario
• Original y creativo
• Defensor, impulsor y promotor del Poder Popular
• Promotor del desarrollo endógeno
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• Defensor de la igualdad en el seno de la organización
• Crítico y autocrítico
• Basado en el principio del centralismo democrático y de dirección colectiva
• Disciplinado
• Practicante de la democracia interna en el partido
Esta es, pues, nuestra contribución para el debate de ideas sobre cómo debe ser el parti-
do llamado a asumir la conducción de los cambios revolucionarios que ameritan nuestros
pueblos para superar la miseria y el atraso.
Por último, el Batallón Socialista envió, con toda la humildad del caso, las siguientes
recomendaciones a los hermanos ecuatorianos:
• Que no le teman al socialismo, que le teman al capitalismo.
• Que no caigan en la trampa de acuerdos con la burguesía.
• Que estudien sin prejuicios a Marx, Lenin, Trotsky y todos los revolucionarios que
nos antecedieron.
• Que combatan fuertemente el burocratismo.
• Que aprendan de nuestra experiencia tan cercana a ustedes, ya que mucho se
ahorrarían.
Gracias por su atención estimados compañeras y compañeros;
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE ¡VENCEREMOS!
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