1. José Donoso fue un caso excepcional entre sus contemporáneos por su
apuesta por la renovación experimental. Su vida, por otra parte, estuvo
marcada por un cierto espíritu aventurero que le llevó, después de su
estancia en tierras norteamericanas, a las más australes de la
Patagonia, donde se puso a trabajar de peón en una hacienda, o hasta
Buenos Aires, donde cargaba y descargaba en el puerto. Entretanto,
colaboraba en publicaciones literarias, en semanarios como Ercilla y en
distintos periódicos.
Su obra literaria propiamente dicha se inició con la publicación
de China (1954), que apareció en Antología del nuevo cuento chileno. A
esto siguieron dos libros de relatos, Veraneo y otros cuentos (1955) y El
Charlestón (1960), en una carrera que se caracterizó desde entonces
por una incesante producción en la que se alternaron el cuento y la
novela. Su narrativa muestra la influencia de la literatura anglosajona
(Dickens, Henry James, Faulkner, Dos Passos, Steinbeck, Truman
Capote) y de algunos autores europeos como Thomas Mann, Sartre y
Camus; tiende a explorar, en espacios confinados, los mecanismos de la
violencia y los efectos del miedo y la culpa en la vida familiar.
Su primera muestra en el campo novelístico fue Coronación (1957), en
la que hizo un excelente retrato de la decadencia de la clase alta
chilena. La obra, que obtuvo celebridad a raíz de concedérsele el premio
William Faulkner en 1962, se sitúa en una ruinosa mansión presidida por
una loca y moribunda nonagenaria. A Este domingo (1966), crónica
realista sobre el contraste de puntos de vista de dos clases sociales,
sucedió una de las novelas más intensas del autor: El lugar sin
límites (1967). La acción transcurre en un miserable caserío del centro
de Chile, donde brota una reprimida sexualidad con una violencia de la
que es víctima un travesti.