1. Bibliografía Fundamental
Ciudad pánico
El afuera comienza aquí
Por Paul Virilio Exégesis y clasificación temática: Miguel Pérez
Gaudio
Cátedra: Teoría y Práctica Periodística V y VI - 2011
La democracia de la emoción
* “Los acontecimientos pasan sobre los acontecimientos, las olas pasan sobre las olas, el hecho
sobrevive siempre entero, sin discontinuidad, sin ruptura” Víctor Hugo- 1842.
* Ciento sesenta años más tarde, en la era del conformismo mediático, la estandarización de la
opinión está en su cima y la ejemplaridad sucede a la celebridad, al punto de que la expresión
“crear el acontecimiento” ya no corresponde a la realidad, una realidad falsificada por una
multitud de soportes, audiovisuales y otros.
* Actualmente, cuando todos los ejemplos son seguidos en tiempo real por la hiperpotencia de los
mass-media, el acontecimiento es únicamente la ruptura de continuidad, el accidente
intempestivo que viene a romper la monotonía de una sociedad en la cual la sincronización de la
opinión completa hábilmente la estandarización de la producción.
* Hay, en fin, cierta piromanía en esa sed de ejemplaridad sin verdadera celebridad.
* De hecho, el accidente es un atentado al pudor de la substancia, un descubrimiento de su
desnudez, de la miseria de aquello que acontece, imprevistamente, tanto al hombre como a sus
creaciones.
* ¡Lamentable piromanía! “La broma que surge de un crimen es más horrorosa que él. Nada es
más abominable que el crimen que no conserva su seriedad” Víctor Hugo, Choses vues.
* No olvidemos, en efecto, que si el mimetismo es característico del poder de
condicionamiento de los mass-media, es primero el signo de la infancia, de esa “infancia del
arte por el arte” que con el infantilismo promocional desemboca actualmente en la
estandarización de los comportamientos y, lo que es peor, en la sincronización de las
emociones.
* Se quiera o no, crear un acontecimiento es, en lo sucesivo, provocar un accidente.
* Crear el acontecimiento es hoy relanzar un pensamiento refractario a la ciber-mentalidad de un
reflejo condicionado a esa SINCRONIZACIÓN de las emociones de la era de la información, que
viene a terminar con la ESTANDARIZACIÓN de los comportamientos de la era industrial.
* “Lo que estaba en juego en la segunda guerra del Golfo no eran tanto los bombardeos aéreos
como el impacto de las imágenes y de las ideas. Mientras morían niños y soldados, la televisión
transformaba la guerra en un terrible drama pasional, con repeticiones y nuevos episodios todas
las horas” escribía Jerome Charyn, ilustrando así la metamorfosis de un conflicto en el que las
armas de obstrucción (los búnkeres de Saddam) y las armas de destrucción (los misiles) ceden su
primacía estratégica a esas armas de comunicación masiva destinadas a golpear los
espíritus…o, más precisamente, el arma de destrucción masiva es sometida a la de una
comunicación de masas que la domina por todas partes, teniendo en cuenta que el impacto
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2. audiovisual (en tiempo real) se impone ampliamente, por su velocidad de propagación a escala
mundial, sobre el impacto material, que es justamente blanco de los proyectiles explosivos.
* De allí que ese MINISTERIO DEL MIEDO probablemente domine mañana desde lo alto de sus
satélites y de sus antenas parabólicas al ya muy pasado de moda MINISTERIO DE GUERRA,
cuyas armas se encuentran en vía de descomposición avanzada desde el surgimiento de un
hiperterrorismo que no necesita siquiera la masa de divisiones blindadas y en el que el sistema de
armas está principalmente constituido por el conjunto de medios de comunicación de masas
vueltos contra el adversario.
* Una prueba entre otras de esa descomposición de la guerra clásica nos es provista por la
inversión del número de víctimas, puesto que en los conflictos recientes el 80% de las
pérdidas están del lado de los civiles, mientras que en la guerra tradicional era exactamente
a la inversa. Si antaño se distinguía claramente la guerra internacional de la guerra civil –la
guerra de todos contra todos- de ahora en más toda guerra que se precie de tal es primero una
GUERRA CONTRA LOS CIVILES.
* De allí la eventualidad de que la próxima “guerra total” no sea otra que una GUERRA CIVIL
MUNDIAL y ya no local, en la que la metástasis ya no concierna a las naciones y a sus
instituciones sino a sus poblaciones ofrendadas al caos en el holocausto.
* Tal como sucede con la materia, digámoslo ahora, la guerra posee tres dimensiones: la masa,
la energía y la información. Cada época de la Historia ha privilegiado una de esas dimensiones.
Primero fue la masa, la de las murallas y las armaduras, la de las legiones y las divisiones de
ejércitos en campaña.
* Luego fue la energía, esa neurobalística de las catapultas, de los arcos y otras máquinas
lanzadoras, a la espera de la pólvora y de la artillería o incluso de los motores de las unidades
blindadas, de los aviones y, finalmente, de la bomba y de los misiles intercontinentales, vectores
de entrega del arma atómica.
* Hoy se impone la tercera –y sobre todo la cuarta dimensión-, con la información y su
velocidad de comunicación instantánea. De allí este repentino cambio en el que INFOWAR
aparece no sólo como una “guerra de los materiales” sino sobre todo como una GUERRA
CONTRA LO REAL; una desrealización por doquier en la que el arma de comunicación masiva es
estratégicamente superior al arma de destrucción masiva (atómica, química, bacteriológica…).
* No basta con hablar de peligro cuando se trata de uno de los mayores riesgos del naciente siglo
XXI y cuando precisamente la globalización de la opinión pública acaba de tomar una forma
inesperada: la de una DEMOCRACIA DIRECTA TRANSNACIONAL y sobre todo
TRANSPOLITICA –tan temible en el caso de EE.UU. como en el de los dictadores-, la de los
mercados o la de un tirano.
* En la era de la guerra de la información a ultranza, ¿se puede hacer la guerra contra la opinión
de las poblaciones por mucho tiempo más? La respuesta es “no”.
* En efecto, estamos hoy frente a la amenaza, ya no de una democracia de opinión que
reemplazaría a la democracia representativa de los partidos políticos. Sino ante la desmesura de
una verdadera DEMOCRACIA DE EMOCIÓN; de una emoción colectiva a la vez sincronizada y
globalizada, en la que el modelo podría ser el de un tele – evangelismo – postpolítico.
* Si la interactividad es a la información lo que la radioactividad es a la energía, estamos aquí ante
el límite extremo de la inteligencia política, puesto que la REPRESENTACIÓN política desaparece
en la instantaneidad de la comunicación, en beneficio de una pura y simple PRESENTACIÓN.
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3. * “En materia de tecnologías no existe ni derecho de suelo ni derecho de sangre, sino el
derecho del más fuerte” escribía David Nataf en un ensayo de nombre revelador, La Guerra
Informática.
* De allí esa nueva “dictadura del corto plazo”, TIRANÍA DEL TIEMPO REAL que aterroriza al
mercado financiero único o a las instancias políticas internacionales.
* Populismo o tele-evangelismo, esas prácticas de aniquilación audiovisual seducen, parece, al
telespectador inquieto por el déficit democrático. Como explica J.P. Dubois: “Asistimos a una
deriva consumista en la que se adquiere una opinión como se compra un detergente. Se relega el
interés común y, por el contrario, se escoge para sí en lo inmediato. Se adquiere así la ilusión de
ser el coproductor. Esa utopía es de la misma naturaleza que aquella que subyace a los sistemas
democráticos en su conjunto”.
* La “guerra de la información” aparece ahora, en cierto sentido, bajo su verdadera apariencia, ya
no solamente “trágica” sino “satánica”, puesto que apunta a aniquilar la verdad de un mundo
común.
* La mentira estratégica, y no táctica, ya no es un arma de obstrucción que protegería lo
verdadero, sino un arma de destrucción masiva de la realidad de los hechos, eso que la
postguerra iraquí ilustra ampliamente.
* Hoy, la ambición es desmesurada porque se trata de romper el espejo de lo real para hacer
perder a cada uno (aliados o adversarios) la percepción de lo verdadero y de lo falso, de lo
justo y de lo injusto, de lo real y de lo virtual; confusión fatal tanto del lenguaje como de las
imágenes que culmina en el levantamiento de esa flamante TORRE DE BABEL, pensada para
llevar a cabo la revancha estadounidense por el derrumbamiento del World Trade Center.
Kriegstrasse
* A modo de conclusión de estas consideraciones, una cita de Hermann Broch: “Un mundo que
se hace explotar a sí mismo ya no permite que le hagan su retrato”.
El Accidente del Tiempo
* ¿Cómo abordaremos mañana este encarcelamiento del Progreso sin caer en la desesperanza
de esa finitud que prefigura la actual globalización?
* “La culminación es un límite”, advertía Aristóteles en su segundo axioma. En el siglo XXI, la
humanidad toda se enfrenta a su finitud terrestre, con el consecuente riesgo de abordar también
su finitud humana: la exclusión no solamente social y política, sino también física, con la próxima
explosión de la tercera bomba –tras la bomba atómica y la informática-, la bomba genética,
aquella de la cual la ingeniería transgénica es ya el síntoma.
* Llegados a este extremo podemos afirmar, sin equivocarnos, que la era de las
REVOLUCIONES políticas está concluida y que ingresamos, forzados y obligados, en la
inquietante extrañeza de la era de las REVELACIONES transpolíticas.
* Este mundo dado vuelta como un guante por la velocidad de comprensión temporal de las
informaciones que invierte repentinamente los polos de los que habla Pascal, puesto que desde
ahora la circunferencia está en todas partes y el centro en ninguna.
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4. * “Cuando me asalta el miedo invento una imagen”, escribía Goethe. Hoy no hay necesidad de
inventar una imagen mental semejante, la imagen instrumental nos es provista instantáneamente
por la televisión.
* A la criminalidad de las mafias se agrega ahora la de las innumerables bandas urbanas,
donde el crimen solitario se incrementa sistemáticamente con el crimen en reunión y en un
medio cerrado –secuestros, violaciones colectivas, torturas…-
* Tortura “civil” que sin embargo no parece inquietar a aquellos que denuncian, con razón, las
abominaciones de la tortura “militar” en Serbia, Argelia o en otra parte…
El crepúsculo de los lugares
* “Los lugares mueren como los hombres, aunque parezca que subsisten” Joubert.
* Sobre la Tierra de los vivos, el desierto no es más que una línea, línea de cresta de su redondez
o línea de sombra de su luminosidad, terminal del día que fabrica tiempo: el tiempo local de la
historia de la humanidad.
* El “desierto de lo pleno” es un viaje al vacío que transporta la vida.
* Así, si el eje del mundo atrae todo aquello que cae, el horizonte atrae todo aquello que huye.
* “¿Qué esperamos cuando ya no tengamos necesidad de esperar para llegar?” A esta
pregunta, ya vieja, podemos responder, hoy: esperaremos la llegada de aquello que demora.
* Escuchemos al impenitente visitante de los desiertos Théodore Monod: “No hay nada tan
tremendo como ver, desde el lugar que se deja, aquel al que se llegará a la noche o mañana, sin
que haya nada entre ambos”
* El desierto es coexistencia, el desierto es conciencia entre el ser y su imagen a distancia.
Al desierto de arena, al desierto de sal, ha sucedido el desierto de los sentidos.
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