1. Cómo prevenir el síndrome de la
fatiga crónica1
Pese a que no están identificadas las causas de este agotamiento mental y físico,
especialistas señalan que el cuerpo da reiteradas señales de sobresaturación.
Hace diez años que Rosana Puentes (44) empezó con esto de sentirse cansada, con
dolores de cabeza, sin ganas de nada: en un esfuerzo que sentía como
sobrehumano iba cada día al banco donde trabajaba y, de regreso, a la cama hasta
el otro día. Sin embargo, sentía que nunca había dormido lo suficiente. Empezó a
peregrinar por médicos porque a ese cansancio se le sumaban infecciones de
distinto tipo, gripes que la dejaban meses en cama, falta de concentración,
problemas de memoria.
Para cuando le diagnosticaron síndrome de fatiga crónica ella ya había perdido el
trabajo, estaba de nuevo viviendo con sus padres, y, prácticamente, no se
levantaba más que para ver a los médicos. Hoy, con tratamiento terapéutico, llega
al consultorio de su analista y pide unos minutos para reponerse. Cuenta que está
algo más estable que cuando quería terminar con su cuerpo, aunque reconoce que
padece ciclos de bajón constantemente.
La encefalomielitis mialgia (el nombre científico de este síndrome) es definida como
una condición clínica severa y muy debilitante que afecta el sistema nervioso
central y su conexión con los sistemas inmune y neuroendocrino. Esto produce
variados niveles de discapacidad, deterioro reversible de las funciones cognitivas,
dolores musculares y articulares así como limitaciones en la actividad física y
mental. Es clínicamente reconocible pero no se conocen las causas y resulta muy
difícil dar con un tratamiento adecuado.
"Para que te des una idea, yo me levanto y la cabeza me pesa como cuatro veces
más, muchas veces tengo calambres; camino al baño con dificultad, con mucha
torpeza, luego, hasta el cepillo de dientes y el peine se me resbalan de las manos.
Todos los movimientos me cuestan y eso es todos los días", relata Rosana frente a
su terapeuta, que, después de la entrevista, la felicitará por su locuacidad y por lo
bien estructurado de su discurso, lo cual habla de un progreso en su tratamiento, le
dice.
Su terapeuta, Mónica Arbitrio, explica que esta es una enfermedad crónica y no
tiene cura. "Lo máximo que se puede lograr con tratamiento terapéutico es un
equilibrio como para que una persona pueda a trabajar algunas horas y el resto del
tiempo disfrutar de otras actividades y descansar", comenta.
Lo más efectivo para estabilizar a los pacientes suele resultar de una combinación
entre terapia y alguna medicación que recete un médico (esta enfermedad exige
seguimiento y control periódicos y la interconsulta con especialidades que
correspondan, acompañando el proceso de recuperación con una rehabilitación
físico-cognitiva que contemple el ejercicio gradual y la estimulación cognitiva).
Más allá de las investigaciones que cita, la psicóloga se permite una última
reflexión, como si quisiera descansar de las teorías y posarse en el sentido común:
"Con el ritmo de este tiempo, en el que lo que más parece valorarse es la alta
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Artículo aparecido en el diario digital La Nación el día 29/09/2010
2. productividad, el cuerpo va acompañando esta exigencia hasta donde puede, pero
mientras tanto va enviando señales de que está sobre exigido. Habría que
atenderlas a tiempo, antes de que el cuerpo y la cabeza digan basta".
LOS MITOS:
“Es una enfermedad causada por el estrés”. Falso. Si bien pueden existir
disparadores, lo que hasta el momento han descubierto los científicos es que
podría haber factores genéticos y neurológicos involucrados.
“Es contagiosa”. Falso. La enfermedad no se contagia por estar en contacto
con personas afectadas.
“Es mejor no moverse”. Falso. Existen planes de ejercicios especialmente
diseñados para compensar el tono muscular. También son útiles disciplinas como el
yoga y el tai-chin-chuan.
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Artículo aparecido en el diario digital La Nación el día 29/09/2010