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CUENTOS MARAVILLOSOS

El príncipe pájaro

INFORMANTE: Antonia González Navarro (nacida en Jimena, reside en Algeciras, Cádiz)

RECOGIDO POR: Ana Mª Martínez y Juan Ignacio Pérez

Esto era un rey que tenía un hijo que era muy malo, que cuando era chico se iba por ahí sin
avisar a sus padres y, además, le pegaba a los criados.
Cuando el niño ya se hizo mayor, le dio por jugar a las cartas y en eso se gastaba todo el
dinero que llegaba a sus manos. El padre, como era rey, vivía abochornado por ese hijo tan
desgraciado que tenía, así que un día pensó: ―Lo voy a encantar en un pájaro a ver si se
enmienda‖. Habló con gente que sabía de encantamientos y lo encantaron en un pájaro.
Justo lo que quería el rey.
Mientras tanto, el muchacho se había echado una novia. Y desde que lo encantaron, todos
los días, el príncipe pájaro entraba a las doce en punto en la habitación de su novia. Ella
dejaba abierta las ventanas y él venía volando y se colaba.
Pero un día la muchacha no se acordó de abrir las ventanas y el pájaro, confiado, se chocó
con el cristal. Se hirió la cabeza y se enfadó con la novia, y le dijo:
-Ahora, si me quieres ver más, tienes que ir sola al Castillo de Irás y No Volverás.
Pasaron varios días y el pájaro no aparecía por las ventanas, así que la muchacha no tuvo
más remedio que ir al castillo. No había caminado mucho cuando se encontró con un
águila, un cuervo y una hormiguita que se estaban peleando por comerse un burro. Pero
armaban tanto jaleo que no se les entendía nada. Entonces la muchacha les preguntó:
-¿Qué os pasa? ¿A qué viene tanto ruido?
Y los animales le contestaron:
-Es que estamos peleándonos por comernos este burro.
-No os peleéis más. Yo haré las particiones. Toma, hormiguita, para ti la cabeza, que tiene
sitios pequeños por donde tú te puedes meter. Toma, cuervo, para ti las patas, que tienes un
pico fuerte para romper los huesos. Y toma, águila, para ti las tripas, que tú no tienes
dientes.
Se pusieron a comer y, cuando se fue la niña, dijo el águila:
-Hay que ver lo bien que ha hecho las particiones y no le hemos dado ni las gracias.
-Pues llámala, que se las vamos a dar.
Fue el águila detrás de ella y la niña, que la vio, pensó asustada: ―Ay, madre mía, eso es
que ya se han comido el burro, ya se han hartado y ahora me quieren comer a mí‖. Pero se
volvió para atrás y le preguntó:
-¿Qué queréis?
-No, que no te hemos dado las gracias.
El águila se arrancó una pluma y se la dio, y le dijo:
-Cuando me necesites, sólo tienes que decir: ―Yo y águila‖ y saldrás volando.
La hormiguita le dio un pelo de sus antenas y le dijo:
-Si te hace falta, di: ―Yo y hormiga‖ y te harás pequeña como una hormiga.
Y el cuervo también le dio una pluma.
-Cuando me necesites, grita: ―Yo y cuervo‖ y te convertirás en un cuervo como yo.
La chiquilla cogió las tres cosas y se fue corriendo. Por el camino se encontró con una
casita donde vivía un anciano muy viejo y muy sucio. La casa también estaba muy sucia,
sin barrer, los platos sin fregar..., y dice ella:
-No se preocupe, abuelo, ahora mismo se lo hago yo todo.
Le fregó los platos, le hizo de comer, le lavó la ropa y le dio de comer.
Al otro día, le dijo al anciano:
-Mire, ya me tengo que ir.
-¿Dónde vas?
-Al Castillo de Irás y No Volverás.
-Ese es un sitio muy peligroso. Mira: cuando llegues, te vas a encontrar muchos perros a un
lado del camino y toros en el otro lado. Los toros tienes puesta carne para comer y los
perros tienen puesto grano. Como tienen la comida cambiada, pues todo el que pasa por allí
no sale vivo, se lo comen entre unos y otros. Cuando tú llegues, lo primero que tienes que
hacer es ponerles a los perros la carne y el pienso a los bueyes. Y así puedes pasar por su
lado sin que te pase nada.
Así lo hizo. Fue cambiando los cestos de un lado a otro y pasó sin peligro.
Llegó al castillo y empezó a dar vueltas por un lado y por otro, pero todas las puertas y
todas las ventanas estaban cerradas y no conseguía entrar. Entonces vio una ventana muy
alta que estaba abierta y gritó: ―Yo y águila‖ y echó a volar hasta que alcanzó esa ventana y
entró en el castillo.
Cuando estaba dentro, se encontró que todas las puertas estaban cerradas, así que dijo: ―Yo
y hormiga‖, se volvió hormiga y entró por debajo de las puertas hasta que encontró al
príncipe, que estaba encerrado allí, pero ya en forma de persona.
El príncipe estaba acostado boca arriba, sin poder moverse, y le explicó que la única forma
de desencantarlo era trayendo un huevo de paloma y estrellándoselo en la frente.
La muchacha no se lo pensó dos veces y gritó: ―Yo y cuervo‖. Se convirtió en cuervo y
salió volando del castillo hasta que encontró un palomar y robó un huevo de paloma.
Volvió al castillo y le estrelló el huevo en la frente y entonces se le quitó el encantamiento
al príncipe.
Volvieron los dos a palacio, se casaron y tuvieron dos hijos muy buenos que no eran como
su padre.
Y se acabó este cuento con pan y pimiento y rabanillos tuertos.

(Este texto forma parte del libro LEYENDAS Y CUENTOS DE ENCANTAMIENTO
RECOGIDOS JUNTO AL ESTRECHO DE GIBRALTAR. Editado por Asociación
LitOral)

Juanillo (el de) la burra

INFORMANTE: Rosa González Ruiz (Algeciras, Cádiz)

RECOGIDO POR: Mª Luisa Mesa y Juan Ignacio Pérez

Juanillo era un muchacho que no tenía nada que comer. Un día salió con su madre a coger
tagarninas y se perdió en el monte. Cuando se hizo de noche se encontró con una burra
tumbada en el suelo, entonces Juanillo se echó sobre ella para calentarse y empezó a
alimentarse con la leche del animal.
Fue pasando el tiempo y Juanillo se hizo mayor, así que pensó que no se iba a tirar toda la
vida detrás de una burra. Un buen día se decidió a correr mundo. Montó en la burra y se fue
de pueblo en pueblo.
En uno de ellos se encontró con un muchacho arrancando pinos que le dijo:
-¿A dónde vas, Juanillo?
-Voy a ver si me busco la vida. ¿Y tú qué estás haciendo?
-Aquí ando trabajando.
-Pues vente conmigo a ver lo que encontramos.
El muchacho se fue con él y siguieron andando hasta que encontraron a otro chaval que
estaba arrancando piedras de molino de tres en tres. Juanillo le preguntó lo mismo que al
primero y también lo convenció para que se fuera con él a buscarse la vida, así no estaría
trabajando siempre en lo mismo.
-Mira –les dijo Juanillo-, a partir de ahora tú te llamarás Arrancapinos y tú
Trespiedrasdemolino.
Los tres salieron caminando hasta que se les echó la noche encima. Vieron entonces una
lucecita a lo lejos y decidieron acercarse. Cuando llamaron a la puerta les abrió una
ancianita que estaba asando chorizos y que les dijo que podían pasar la noche allí si ellos
querían. Y entraron y le explicaron que lo que ellos querían era buscarse la vida por esos
caminos del mundo.
La mujer les contó que por allí cerca vivía un rey que tenía tres hijas encantadas en una
cueva. Por lo visto, a quien las sacara vivas de allí, el rey le daría una recompensa muy
buena, pero hasta entonces nadie lo había conseguido, todos habían fracasado. Juanillo no
se lo pensó dos veces y le dijo a la viejecita:
-Bueno, pues mañana mismo vamos a buscar al rey.
Y así lo hicieron. Cuando se levantaron fueron a buscar al rey. El rey les comentó que al
que sacara a sus tres hijas de la cueva le daría una recompensa muy buena y se podría casar
con la hija mayor. Les indicó dónde estaba la cueva y les proporcionó ropas y provisiones
para el viaje. Cuando llegaron al lugar se dieron cuenta de que la cueva era hondísima, así
que tuvieron que fabricar una cuerda muy larga con hojas de palma.
Ninguno de los tres quería ser el primero en bajar y tuvieron que echarlo a suertes. Le tocó
a Arrancapinos. Y Juanillo le dijo:
-Mira, aquí hay una campanita atada a la cuerda. Cuando la toques, te subimos.
Arrancapinos comenzó a bajar, pero al ver lo hondo y oscuro que estaba aquello, tocó la
campanita enseguida y lo subieron.
Después le tocó a Trespiedrasdemolino. Empezó a bajar, bajar, bajar, hasta que se asustó y
tocó la campanita. Y otra vez para arriba. Y dijo Juanillo la burra:
-Ahora me toca a mí. Pero yo voy a hacer lo contrario que ustedes. Cuanto más toque yo la
campanita, más cuerda soltáis para abajo.
Y venga a tocar y venga y venga y al llegar abajo se encontró con dos espadas, una buena y
otra mala. Cogió la que le parecía que cortaba mejor y siguió para dentro hasta que se topó
con un ogro, que le dijo:
-¡A carne humana me huele!
Y Juanillo:
-A este lo mato yo.
Lo mató, le cortó el dedo más largo y se lo guardó en el bolsillo. Ese ogro era el que
guardaba a la hermana más pequeña, así que la sacó y la subió para arriba.
Juanillo siguió para dentro y encontró una serpiente de siete cabezas. La mató, le cortó las
siete cabezas y se las guardó. Como la serpiente era la que guardaba a la hermana mediana,
la liberó y la subieron para arriba.
Siguió para dentro y se encontró con un toro, que era el que guardaba a la mayor. Pero
Juanillo hizo lo mismo: con mucho valor lo mató, le cortó la lengua y se la guardó. Y a la
princesa la subieron para arriba.
Cuando ya estaban las tres hermanas fuera, los amigos, para llevarse la recompensa, no
quisieron sacar a Juanillo de la cueva. Lo dejaron abajo y se fueron ellos a palacio.
Juanillo la burra se quedó allí abajo pensando cómo podía haber pasado aquello y qué
podría hacer para salir de allí. Entonces se le apareció un diablillo:
-¿Qué te pasa, Juanillo?
-Que mis dos amigos se han ido y me han dejado aquí.
-No te preocupes, yo te llevaré a palacio. Súbete a mi espalda y te llevo arriba.
Cuando Juanillo llegó a palacio, los amigos estaban celebrando una fiesta. Juanillo le contó
al rey lo que había pasado y el rey dijo:
-¿Tienes alguna prueba para que yo sepa que tú eres el que ha salvado a mis hijas?
-Sí. Este es el dedo del ogro que guardaba a la pequeña, estas son las siete cabezas de la
serpiente que guardaba a la mediana y esta es la lengua del toro que guardaba a la mayor.
Entonces dijo el rey:
-Pues sí que es cierto. Por ser el más honrado, te casarás con mi hija mayor. Y estos dos,
por desagradecidos, se quedarán sin nada y tendrán que trabajar para ti durante toda su
vida.
Y así fue que Juanillo heredó todo el reino.


(Este texto forma parte del libro LEYENDAS Y CUENTOS DE ENCANTAMIENTO
RECOGIDOS JUNTO AL ESTRECHO DE GIBRALTAR. Editado por Asociación
LitOral)

Mariquita, caca

Contenidos relacionados

       El cuento de ―Mariquita caca‖, de viaje por Filipinas

Versión 1
Sin datos de informante (La Línea de la Concepción, Cádiz)

RECOGIDO POR: Proyecto Viejos Cuentos

Había una vez una familia que tenía diez hijos y que eran muy pobres. Llegaron la Navidad
y los Reyes y no tenían dinero para comprarles juguetes a los niños.
Mariquita era la más pequeña de los diez hermanos y veía cómo las niñas de su calle tenían
muñecas y ella no. Entonces se ponía a llorar. Pero un día pasó por allí un anciano y,
cuando la vio llorando, le preguntó:
-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?
La pequeña le contestó:
-Porque todas las niñas tienen muñecas y yo no.
El anciano le dijo que no llorara, que él le iba a regalar una muñeca muy especial.
-Toma, se llama como tú y cuando te pida por la noche: ―Mariquita, caca‖, pues tú la poner
a hacer caca.
La niña se puso muy contenta porque era una muñeca muy bonita y por la noche, cuando
Mariquita se acostó, la muñeca se puso a decir:
-¡Mariquita, caca! ¡Mariquita, caca!
Y Mariquita venga a poner la muñeca a hacer caca una y otra vez.
Por la mañana, cuando Mariquita se levantó, vio cómo todo el cuarto donde ponía a la
muñeca a hacer caca estaba lleno de montones de oro. Toda la familia se puso muy
contenta. Compraron comida, ropas, una casa nueva. Eran muy felices, pero Mariquita tenía
una vecina que era muy envidiosa y un día le preguntó que de dónde habían sacado tanto
dinero. Mariquita se lo contó todo y a la mañana siguiente la vecina le robó la muñeca y se
la llevó a su casa.
Por la noche se puso la muñeca a pedir:
-¡Mariquita, caca! ¡Mariquita, caca!
Y la vecina, muy contenta, pensaba: ―¡Qué bien, por la mañana seré rica!‖. Pero pasó que
en vez de dinero a la vecina le llegaba la caca hasta las rodillas. Se enfadó tanto que tiró la
muñeca por la ventana. En ese momento pasó Mariquita y la recogió. Y ya nunca más se
separó de su muñeca.

Versión 2

INFORMANTE: Luisa Gil Villa (Ceuta)
RECOGIDO POR: María Eugenia García

Había una vez una niña muy pobre que se llamaba Mariquita. Su madre hacía calcetines
que le mandaba vender en el mercado, ella se pasaba toda la mañana diciendo:
-Calcetines a un real y medio.
Y todos los días pasaba un vendedor de muñecas que decía:
-Muñequitas a un real y medio.
Un día Mariquita cogió el dinero de los calcetines y se lo gastó en una muñeca. Cuando
llegó a su casa su madre la castigó en su cuarto. Y, a media noche, la muñeca empezaba: -
Mariquita, quiero hacer pipí.
Y Mariquita contestaba:
-Háztelo en un rinconcito.
Así varias veces hasta que dijo:
Mariquita, quiero hacer caca.
Y Mariquita le contestó:
-Háztelo en un rinconcito.
Por la mañana, la muñeca, en vez de caca había hecho dinero y toda la habitación estaba
llena de este.
La madre de Mariquita presumía de rica y la vecina todos los días le decía:
-Que guapa estás, ¿te ha tocado la lotería?
La madre contestaba:
-No lo sé, no lo sé.
Pero una mañana cansada de la pregunta, la madre le contó lo que le había pasado con la
muñeca y la vecina le pidió que se la dejara. Y así a media noche la muñeca comenzó:
-Mariquita, quiero hacer pipí.
Y la vecina contestaba:
-Háztelo en un rinconcito.
Y así muchas veces hasta que la muñeca le dijo:
-Mariquita, quiero hacer caca.
Y la vecina ya harta de tanto preguntar le contestó:
-¡Háztelo encima de la cama!
Así fue, a la mañana siguiente toda la habitación estaba llena de cacas y la vecina muy
enfadada la tiró por la ventana del rey, que se estaba poniendo los pantalones, y la muñeca
le mordió. El rey desesperado por quitarse la muñeca puso en un anuncio que la mujer que
le quitara la muñeca se casaba con ella. Cuando Mariquita se enteró de que su muñeca
estaba con el rey fue a recuperarla y al llegar a la corte la llamó y la muñeca soltó al rey y
se fue con su dueña.
Días mas tarde el rey se casó con Mariquita y vivieron felices y comieron perdices.

Los hijos del azafranero y el gigante

INFORMANTE: Pilar Pecino Quiñones (Los Barrios, Cádiz)
RECOGIDO POR: Domingo Mariscal

Pues señor, esto era un azafranero que se dedicaba a vender azafrán. Una vez que había
tenido un día malo, que no había vendido nada, cuando iba de vuelta, se encontró con un
viejo que le dice:
-¿Qué hay, amigo, cómo se ha escapado hoy?
-Pues malamente.
Y le dice el viejo:
-¿Sabe usted lo que tiene que hacer? Coger a un hijo y a una hija suyos, meterlos en un arca
y echarla río abajo. Les echa usted comida y donde se pare el arca, pues que abran y que
salgan, que ya buscarán su destino.
El hombre tenía muchos hijos. Y dice uno:
-Papá, yo me voy a meter.
Y una hija lo mismo:
-Venga, pues yo también.
Y se metieron los dos. Y pasaron muchos días dentro del arca comiendo unas roscas de pan
que les había metido su padre. Y cuando ya se paró el arca, salieron y se encontraron en un
camino. Solamente les quedaban tres roscas.
Iban andando sin rumbo fijo y en el camino les salió un perro grande. El muchacho
halagando al perro, venga halagarlo, y ella:
-¿Qué querrá este perro?
-A lo mejor es que tiene hambre. Vamos a echarle una rosca de estas.
-Sí, hombre, tenemos tres y sin saber cuándo vamos a comer, ¿cómo le vas a echar una
rosca al perro?
-Anda, yo se la voy a echar.
Y le echó una rosca al perro. Y ya sólo les quedaban dos.
Siguieron andando, andando, andando, y a los cinco minutos, ¡otro perro! Y pasó
exactamente igual. El hermano le echó otra rosca, aunque ella no quería. Y los dos perros
se fueron con ellos. Y más adelante, otro perro, y también le echó la rosca. Los tres perros
se comieron las tres roscas y ellos se quedaron sin nada que comer.
Se encontraron un castillo viejo y entraron a pasar la noche. Era todavía de día y el
muchacho dijo:
-Voy a salir a ver si encuentro algo de comer, un conejo, un pescado o algo.
Y cuando él estaba buscando la cacería, ella se quedó sola allí y apareció un gigante que le
dice:
-Mira, tú te puedes quedar, pero a tu hermano no lo quiero aquí. Trata de deshacerte de él y
tendrás aquí comida y todo lo que tú quieras.
Y ella le preguntó:
-¿Y cómo lo hago?
El gigante le dio una porra y le dijo:
-Mira, tú te pones detrás de la puerta y, cuando él vaya a entrar, tú le das un porrazo en la
cabeza y lo matas.
Y ella:
-Bueno.
Vino el hermano y ella lo esperaba detrás de la puerta, pero como los perros se le
adelantaron, se liaron con ella y no pudo darle con la porra. Los perros lo habían salvado.
Al otro día, el gigante le dice:
-Tú te deshaces de él como puedas. Vete con él al campo.
Y ella le dijo al hermano:
-Yo voy a ir contigo de cacería.
Al pasar por la vera de un pozo que no tenía ni cubo ni nada, dice ella:
-Me ha entrado sed. Cógeme un poquito de agua aunque sea con las manos.
Se agacha el muchacho a sacarle agua con las manos y la hermana le dio un empujón y lo
tiró al pozo. Ella salió corriendo para el castillo y los perros rápidamente echaron mano de
las ropas del muchacho y lo sacaron. Y ya se dio cuenta él de por qué su hermana siempre
le estaba chillando: ―Esos perros, ¿por qué no los matas, por qué no te deshaces de ellos?‖.
Pero a él le daban lástima los perros.
Bueno, cuando él llegó al castillo, ella le preparó la comida y se la envenenó. Pero él tenía
la costumbre, antes de comer, de echarles a los perros unos trocitos de su propia comida. Y
ese día los perros no quisieron probar ni un bocado.
-¿Qué les pasará a los perros que no quieren comer?
Cuando él fue a llevarse una cucharada a la boca, los perros le tiraron la cuchara y no lo
dejaron comer. Y así una y otra vez. Y ella quejándose:
-¡Y estos perros, que no te van a dejar comer!
Ya él se dio cuenta:
-Pues estos perros, cuando no quieren comer es por algo.
Y ya él no comió tampoco.
El gigante le dijo a ella que, como no había podido matar a su hermano, que se fueran de
allí. Y se fueron, pero esta vez cada uno cogió por un lado. Él llegó cerca de un pueblo y,
como no tenía nada para comer, se metió debajo de un puente a descansar. Los perros se
separaron de él y al ratito volvió uno con un pan en la boca, el otro con una botella de vino
y el otro con un plato de comida. Por lo visto, lo habían cogido de una mesa de una casa y,
claro, la criada echó en falta el plato de comida: ―Aquí falta un plato, yo juraría que aquí
había tantos platos...‖
Al otro día pasó lo mismo y al otro también, así que la criada se lo contó al dueño de la casa
y él mandó seguir a los perros, porque era algo misterioso: los perros nunca llevan comida a
nadie, ellos se comen la comida que se les dé.
Cuando encontraron al muchacho, lo llevaron a la casa y se enamoró de la hija del dueño y
se quedó allí y se casó con ella.
Resultó que su hermana también había llegado a aquella casa y estaba trabajando de criada.
Y la noche de boda, la hermana le puso en la almohada unos pinchos, unas agujas, para que
se las clavara cuando se acostara. Él se acostó y se clavó una en un lado, otra en otro y así
hasta tres, y amaneció muerto.
Ya lo tenían preparado para llevárselo cuando los perros levantaron la tapa de la caja y
empezaron a buscar con la lengua por la cabeza del muchacho. El dueño de la casa y todos
los que allí había se quedaron mirando a ver qué es lo que buscaban. Los perros sacaron las
tres santas, los tres clavos que se había clavado, y el muchacho ya abrió los ojos.
En ese momento, los perros se convirtieron en tres hombres. Los había enviado el viejo que
se encontró su padre aquel día que no había vendido nada para que lo protegieran, porque
sabía que su hermana no era buena.
A ella la deportaron y él y los demás se quedaron allí y vivieron felices.

El niño del torrejón

INFORMANTE: Carmen Sánchez Martínez (Medina Sidonia, Cádiz)
RECOGIDO POR: Ana María Martínez y Juan Ignacio Pérez
Era una señora que vivía en el torrejón de Medina Sidonia y su hijo salió a la calle y vio
venir a un hombre con un coche. Como era una época en que no había coches, le extrañó y
fue con otros niños a ver qué era aquello. El hombre les dijo:
-Vengo buscando a un niño que se llama Juanito.
-Juanito soy yo.
-¿Tu madre es viuda?
-Sí.
El niño salió corriendo:
-¡Mamá, mamá, dice que es un hermano de papá!
Viene la pobre mujer, ignorante, se acerca al coche y el hombre le dice:
-Le traigo muchos regalos al niño.
Lo cierto es que la mujer se creyó que verdaderamente era el hermano de su marido y el
hombre se quedó allí y llevaba al niño a muchos sitios y le compraba muchas cosas. Pero
resulta que un día dice:
-Mira, lo voy a llevar a un paseo largo. Y el niño se fue con él y no volvió. Se lo llevó muy
lejos, muy lejos, muy lejos, lo montó en un barquito y se perdió.
La madre preguntándose: ―¿Dónde estará mi niño?‖, pero no lo encontró.
Y un día le dijo el hombre al niño:
-Mira, en todas las habitaciones puedes entrar, menos en esta, en esta no puedes mirar.
El niño sí que miró y vio que había allí un grifito con un chorrito de oro. El niño puso un
dedo y se lo mojó, pero después no supo cómo quitarse el oro del dedito y le brillaba sin
que él quisiera. Se llevó la mano a la cabeza y se le quedó un reflejo de oro en el pelo. En
esto que llegó el hombre:
-¡Juanito, Juanito! ¿Dónde estás? ¿Ya has entrado en la habitación prohibida?
El niño quiso huir, pero se le apareció un ángel (siempre hay personas buenas) y le dijo:
-Mira, Juanito, no temas. Si ves que tu tío te va a hacer daño, móntate en la lancha de
pescar y coge un peine, un puñado de sal y un puñado de tierra.
El niño se montó y el tío salió detrás de él:
-Juanito, no te vayas, que yo te alcanzo, que yo te alcanzo.
Y cuando iba por medio de la mar le tiró el peine y se formaron muchos espinos. Y no lo
alcanzó y siguió para adelante. Pero cuando vio que otra vez el tío lo alcanzaba, le tiró el
puñado de tierra y la mar se puso con un oleaje muy fuerte y no lo pudo alcanzar. Y el niño
siguió otra vez y le tiró la sal, poniéndose una nube muy grande, con lo que le dio tiempo al
niño de entrar en los pueblos de por aquí. Empezó a buscar, a buscar, a buscar y encontró a
su madre, que estaba muy viejecita. El niño, que ya era mayorcito, había cogido dinero al
tío y se lo dio a su madre.


CUENTOS DE TERROR
DEBAJO DE LA CAMA

La imagen que más le había impresionado en toda su vida pertenecía a una película de
la cual no recordaba ni el título. Había una niña tumbada sobre su cama. Poco más
allá, a su izquierda, había un espejo, y ella podía verse dormir. La luna reflejaba su
imagen, y cada noche, por aquello del miedo que atenaza a los niños, la cría se miraba
en el espejo y aprovechaba para ver si debajo de su cama había algo de lo que debiera
tener conocimiento. Tras ver que no había nada se quedó tranquila. Unas escenas más
adelante volvió a hacer lo mismo y luego cerró los ojos. Su mano cayó hacia el suelo.
En un momento dado notó una humedad viscosa en su mano lacia y abrió los ojos sin
atrever a moverse un ápice. Giró la cabeza hacia la izquierda y miró el espejo. Bajo su
cama había un hombre con ojos de sádico, que lamía su mano con la boca sangrienta
en un rictus perverso.

Aquella escena era la que más terror le producía, pero ella no tenía un espejo al lado
de la cama para mirar si estaba sola en la habitación, y por más que había pedido a
sus padres que le pusieran un espejo estos siempre le habían dicho lo mismo: no hay
sitio. A un lado tenía el balcón y al otro un armario y la puerta. No cabía esa
posibilidad, y ponerlo enfrente no tenía sentido.

De modo que Leticia miraba debajo de su cama nada más entrar en la habitación, con
las luces abiertas y la puerta del cuarto abierta, por si tenía que gritar y ser escuchada
por sus padres. Una vez comprobaba que no habia nada, cerraba la puerta para
asegurarse de que nadie podía entrar, y tras leer algunas páginas de un libro de la
colección del Barco de Vapor, se dormía con la luz de la lamparilla encendida. Más
tarde, como cada noche, entraría alguno de sus padres para darle un beso en la frente
y cerrar la luz. También cerraban la puerta por expreso deseo de ella. Si antes no
habían entrado, después tampoco lo harían.

Una noche entró e hizo su rutina habitual. Cuando terminó abrió el libro que estaba
leyendo, sus ojos consumieron ávidamente unas páginas y cayó rendida. Su madre
entró veinte minutos después, besó su frente, cerró la luz y se marchó, dejando
cerrada la puerta.
Leticia no pudo ver como media hora más tarde el pomo de su puerta giraba
lentamente. La puerta no chirribaba, de modo que tampoco se enteró cuando ésta se
abrió lentamente y “algo” que no tenía forma ni color se deslizó por el suelo sin hacer
ningún ruido. Ella permanecía inerte sumida en sueños cuando la sábana que la
cubría comenzó a deslizarse hacia sus pies. Un pequeño cosquilleo producido por el
movimiento de las sábanas hizo que moviera las piernas incómodamente, casi en un
arranque nervioso, pero no llegó a despertarla. Cuando las sábanas terminaron en el
suelo Leticia comenzó a tener una pesadilla. Sus ojos, ocultos tras los párpados
cerrados, se movían rítmica y velozmente. Mientras tanto un ser invisible a la vista
humana, deslizaba parte de sí por las piernas desnudas de Leticia, provocando que
toda su piel se estremeciera y el bello de todo su cuerpo se erizara. Un frio glacial
recorrió sus pies, sus piernas, su cintura, su pecho y sus brazos y terminó llegando
hasta su rostro como un suspiro mortal. Leticia sintió que el corazón se le congelaba y
abrió los ojos en un rictus de horror. Respiró hondo y comenzó a hiperventilarse
mientras sus manos se agarraban fuerte a la sábana de fondo. Cuando logró aminorar
la velocidad de su respiración y su corazón volvió a su número de palpitaciones
habitual, Leticia parpadeó un par de veces más y se centró. Algo fallaba. No era solo
la pesadilla que le había despertado, había algo más. Era un presentimiento. En un
moviento tan rápido como el miedo le permitió, encendió la luz de la habitación.

Sentada aún en la cama se miró las propias piernas y encontró la respuesta a su
pregunta. La sábana que cubría su cuerpo ahora no estaba. Miró a un lado y otro de
la cama sin apenas mover más músculo de su cuerpo que el del cuello, y no encontró la
pieza que faltaba. De un bote se puso de rodillas y se acercó hasta los pies de la cama.
Allí abajo, de forma circular, estaba toda la sábana que debía haber estado cubriendo
su cuerpo. Comenzó a sentir otra vez el miedo que la había hecho hiperventilarse y su
respiración volvió a agitarse. De haber sido asmática ya habría sufrido un ataque. Era
una suerte ser una niña sana. Si hubiera tenido setenta años probablemente aquella
noche habría muerto de un ataque al corazón.

Alargó el brazo para recuperar su sábana y se la echó por encima. Todavía luchaba
por recuperar también la serenidad. Tenía tanto miedo que apenas le salió un susurro
de la boca cuando creyó estar gritando “mamá”. Su carne de gallina y su bello erizado
no la tranquilizaba en absoluto. Tras gemir comenzó a llorar. Si las palabras no salían
de su boca, tendría que ir hasta la habitación de sus padres para dejarse consolar... y
aquello también le provocaba pavor. La habitación estaba dos cuartos más allá, al
fondo del pasillo. Pero si quería que hubiera alguien con ella hasta que consiguiera
volver a dormirse, tendría que salir de su propia habitación. Con todo el valor que
una niña de doce años podría tener, Leticia localizó primero las zapatillas para
ponérselas lo más rápido posible y salir corriendo de allí. Pensó que si corría llegaría
antes a la habitación de sus padres y podría meterse entre ambos para recuperar la
tranquilidad y el sueño. Sólo sus padres tenían esa capacidad de devolverle la paz.
Ella era muy joven, no podía hacerlo todo sola. Necesitaba dos adultos a los que
amaba y en los que confiaba.

Decidida, tras localizar sus zapatillas, se abrazó a la sábana, se calzó y corrió hacia la
puerta de su habitación. Fue entonces, cuando al alargar el brazo para abrir el pomo,
se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. El miedo la paralizó de nuevo y sus ojos
bailotearon de terror. No se atrevía a girarse y en el umbral permaneció el tiempo que
a ella le pareció una eternidad. Sus pies no se atrevían a dar un paso más. Comenzó a
hiperventilarse de nuevo y sintió marearse, y en un arranque último de valor extendió
el brazo y abrió la luz del pasillo. ¿Iba a morir de miedo? Aquella duda consiguió que
echara a correr hasta la habitación de sus padres pero fue tan rápida y torpe que se
estampó contra la puerta semiabierta.

Cayó al suelo y se dañó un tobillo, pero provocó el suficiente ruido como para que su
padre se despertara y abriera la luz.
- ¿Leticia?

La niña alzó su rostro poco a poco. Primero vio las baldosas del suelo, luego llegó
hasta las zapatillas de su padre, y entonces miró debajo de la cama de matrimonio.

Antes de que la habitación comenzara a darle vueltas y cayera al suelo había podido
ver que debajo de la cama de sus padres estaba su madre sobre un charco de sangre y
un ser etéreo, como el cristal, al cual sólo se podía con los ojos de la infancia, lamía la
barbilla sangrienta de su madre.
FIN.


A solas con la muerte

Aquella noche miró hacia el pasado para encontrarse con su otro yo, aquella
muchacha asustadiza y tímida que no era capaz de decir una palabra más alta que la
otra.
Se miró al espejo intentando analizar sus gestos, buscando qué era aquello que la
había hecho cambiar tanto como para convertirse en lo que ahora era. ¿Adónde
habían ido a parar aquellos sentimientos de culpabilidad de las primeras veces? ¿Qué
había sido de su arrepentimiento, dónde estaban sus comeduras de cabeza, aquel
dolor intenso que había sentido su pecho, esa lucha de sus ojos intentando evitar
llorar?
Ya no quedaba nada de aquello.
Ella se había convertido en una implacable máquina de muerte.
Ya no había compasión en sus ojos a la hora de matar.
Ya acabó la venganza, porque ahora no se sentía pequeña e indefensa, porque ahora
ya tenía el control que había estado ansiando durante toda su vida.
Y, mirándose ante el espejo, sintió ganas de llorar, no por sus actos, si no al ver en lo
que se había convertido, ya que había pasado de ser una dulce personilla, sincera,
silenciosa, sufriente y simple, a aquello.
¿De qué le había servido? Si realmente era gratificante la venganza o si sólo era una
idea que había creado en su mente para convencerse de que llevaba la razón era algo
que ya no se sentía capaz de evaluar.
Y ahora estaba a solas. A solas con la muerte. Meditando sobre el sentido de todo lo
que había hecho. Pensando en cómo habría sido la vida de aquellas personas si ella no
se la hubiera arrebatado. Acordándose de las familias de todas sus víctimas. Era
extraño que se hubiera puesto a pensar en ello.
¿Qué estaba fallando en ella? ¿Por qué se creía malvada? ¿Por qué sentía compasión?
Toda su vida había consistido en una cruzada de venganza hacia el pasado, hacia los
malos tratos que sufrió, que la convirtieron en un ser alienado, inútil, que se dejaba
llevar. Y había disfrutado tanto siendo ella quien llevaba las riendas...

Pero ahora el camino llegaba a su fin. Ya no sentía deseos de volver a matar. La
cuenta había sido saldada. La venganza había llegado a su término y se dio cuenta de
que su falsa personalidad, la de aquella imparable asesina, era tan sólo una mala
fachada que ella misma había creado. Y la fachada había cedido ante la realidad.

Ya no había vuelta atrás. No podía permitirse el hecho de volver a ser como antes. No
volvería a llorar, ni a quejarse, ni a sufrir por ella ni por nadie. Jamás podría aceptar
a su verdadero yo. No sabría como convivir con él.

Sin más escapatoria abrió el bolso, sacó su pistola, se miró al espejo y, apoyando el
arma sobre su sien, disparó con una sonrisa en los labios. Había ganado la batalla.
FIN

Pata de gallo

Bueno, esta historia me la contó una amiga.
Resulta que una vez murió un hombre y todos estaban muy tristes por su muerte.
Estaban en el velatorio y dicen que al poco rato llegó un hombre al que nunca habían
visto. Muy triste se paró junto al ataud y ahí estuvo un buen rato llora que llora, hasta
que después se fue a sentar a un rincón y no paraba de llorar.

A la mañana fueron a enterrar al difunto y una persona se acercó a este hombre
misterioso y le preguntó:
- ¿Usted era pariente del difunto? es que se ve que lo quiso mucho.

A lo que el hombre respondió:
- No, él sólo era mi amigo.. sí, era mi amigo, pero él no me conocía.

Después de escuchar esto el otro hombre se extrañó mucho y le preguntó que cómo
era eso de que era su amigo pero que nunca lo conoció. Y le preguntó, otra vez el
hombre misterioso respondió con estas palabras:
- Sí, él era mi amigo, lo que pasa es que él siempre prendía una veladora al alma más
perdida del mundo, y esa alma.. soy yo.

La persona se fue muy confundida...
Pero dicen que después vieron al hombre que nadie conocía que se estaba quitando un
zapato y que claramente vieron que tenía una pata de gallo.

Y se supone que el único que tiene la pata de gallo y que es el alma más perdida del
mundo es... el Diablo.



El Nahual


Esto le pasó a mi primo hace poco. Él vive en un pueblo tan tradicionalista y viejo que
las historias de aparecidos y brujería son de casi todos los días, él no creía en esas
cosas hasta que lo vivió en carne propia.
Dice que en su casa no se explicaban por qué, pero que todas las mañanas
encontraban la cocina revuelta, como si hubiera entrado un animal, todos los trastos
tirados, la harina, el azúcar; es que ellos compran siempre bultos de harina y azúcar y
manteca porque hacen pan. El patio que tienen es muy grande y la cocina está un poco
alejada de la casa.

Por más que se atrancaba la puerta, parecía que un animal o alguien entraba a tirar
todo, mi tía cansada de esa situación, decidió espiar a ver lo que era. Pasaron 4 noches
y nada, la quinta noche se levantó al escuchar mucho ruido en la cocina, levantó a mi
primo y sigilosamente se asomó, cuál fue su impresión al ver por la ventana a un
enorme cerdo negro y repulsivo, tirando las cosas, husmando en las cacerolas, los
trastos... Lo que más le sorprendió es que la puerta estaba bien atrancada y no había
agujero por el que semejante animalón pudiera meterse , y como se las sabe de todas
todas, le dijo a mi primo que trajera un lazo y que se "orinara en él". Mi primo trajo
el lazo y le dijo que para qué se lo iba a orinar y mi tía que lo regañó y lo hizo orinarse
en el lazo. Mi tía tomó el lazo y entró, el animal se le aventó agresivo queriéndola
morder, y en una de esas mi tía que lo laza..., en serio que el animal tenía una fuerza
descomunal que hasta mi primo la tuvo que ayudar. Lo amarraron en un árbor en
medio del patio y dijo, si en verdad no es nada malo, mañana mismo lo echo en la
cazuela, canijo animal.

No lo van a creer, pero a la mañana siguiente, lo que mi primo vió no lo podía creer: el
cerdo ahora era humano, era una anciana vecina de ellos, doña Teresita; estaba
completamente desnuda. Mi tía dijo que se había rumoreado que era nahual , pero no
lo creía, le reprochó, "¿por qué me hace eso doña Tere?, yo no le he hecho nada malo
para que me perjudique así"; la anciana le pidió mil disculpas diciendo que era la
costumbre y que no sabía que era su casa, pero que la dejara ir, que no la molestaría
más. Mi tía, como se pasa de buena, le dió con qué vestirse y la dejó ir, diciéndole que
si lo volvía a hacer que no dudaría en matarla ahí mismo.

Mi primo desde ahí quedó pasmado e investigó lo que era un nahual, según dice es un
brujo malo que pacta con Satanás y tiene la facilidad de cambiar su cuerpo a la de un
animal grande , cerdos, perros, coyotes, etc. para hacer daño a las casas o para
asesinar a sus enemigos.

El espíritu de una anciana

Esto le pasó a mi prima Priscilla (por poner un nombre) cuando tan solo tenía unos
pocos años, no me acuerdo muy bien la edad que tenía. Yo soy menor que ella, dos
años menor. Todo sucedió en Valencia (España) y mi tía (la madre de Priscilla,
hermana de mi madre) vivía con sus dos hijas (mis primas, Priscilla e Indira) y su
marido en una casa, concretamente en la c / Rualla. La casa era alquilada, pues no
paraban de trasladarse de casa. Yo iba muchas veces de visita con mis padres y mi
hermana, y allí pasabamos fines de semana... y tal.
Yo era muy pequeñita entonces y no me acuerdo muy bien. Pero sé que aquella casa
no me daba buenas sensaciones. Le tenía miedo, concretamente a una parte de la casa.
A una habitación. Como un trastero. Allí mi tía guardaba cosas. Aquella habitación
era muy pequeña y era, también, oscura. Tenía una puerta con un cristal, un cristal de
esos que no se ve lo que hay detrás, era rugoso (no sé cómo explicarlo).

Yo siempre que pasaba por delante de esa puerta iba corriendo, por el miedo que
tenía, y no sé por qué. Mis tíos y mis primas se cambiaron de casa, a una también
alquilada (ya tienen una propia). Cuando ya éramos más mayores, me contaron que
mi prima Priscilla veía la sombra de una mujer mayor (una viejecita), en el cristal,
detrás de la puerta, en esa habitación que tanto miedo me daba.

Ella era muy pequeñita, así que no creo que se lo inventara. Mi tía estaba asustada
porque una niña tan pequeña y viendo la sombra de una mujer... pfff !! qué repelús
me da cada vez que lo pienso. Después mi tía se enteró de que allí vivía una mujer.
Una mujer mayor que murió en esa misma casa. Esa mujer era la misma que mi
prima Priscilla había descrito a mi tía, la mujer de detrás del cristal.

Estando allí, en esa misma casa, también sucedían otras cosas. Mientras dormían, mi
tía veía sombras que cruzaban el pasillo. Caminaban por el pasillo en dirección a la
habitación de mis primas. No le daba importancia, porque pensaba que eso sería
producto de su imaginación. También se movían objetos, aunque muy pocas veces.
Un día a mi tía casi se le quema la casa (esa casa, donde sucedían esos hechos
extraños) sólo por dejarse una olla al fuego. La cocina se inundó de un humo negro
que no dejaba respirar. Algo o alguien hizo que ese humo desapareciera y que el fuego
se apagara.

Ahora ya están en otra casa, la suya propia. Y desde aquel momento que no han
vuelto a suceder cosas extrañas, ni Priscilla a ver a la mujer vieja del cuarto oscuro y
pequeño. ¿Sería aquella mujer que murió la misma que vió mi prima? Aquellas
sombras serían las de la mujer? Quién sabe...


Una casa siniestra

Esto le ocurrió a mi amigo Aldo, durante su permanencia en una casa que hace muy
poco tiempo habían adquirido junto con su familia. Era una casa hermosa y muy
grande, pero a pesar de todo eso, parecía hasta cierto punto un poco tenebrosa.
En cierta ocasión Aldo y su hermano mayor, Edgar, se quedaron solos en la casa, ya
que sus padres y demás hermanos habían hecho un viaje fuera del país. Aldo se
encontraba en el cuarto de estudio, él acostumbraba estudiar de noche; eran más ó
menos como las 10:30 p.m., cuando Aldo empezó a sentir malestar en su vejiga y pues,
claro, tenía que vaciarla, así que se dirigió al baño. Y al abrir la puerta, cuál fue su
sorpresa que encontró a su hermano Edgar ocupando el baño. Al verlo Aldo se
disculpó y volvió a cerrar la puerta, y se dirigió al otro baño que se encontraba en la
2ª. planta de la casa, así que subió y como para llegar al baño tenía que pasar por el
cuarto de Edgar, al pasar por allí encontró a Edgar viendo televisión muy tranquilo.

Al verlo Aldo sintió que sus piernas no le respondían y empezó a sudar helado, como
pudo entró al cuarto y le preguntó a su hermano, que si había bajado al baño de la
sala. Edgar le dijo que no, que no se había movido de su cuarto. Aldo comenzó a llorar
como un niño, y temblaba como gelatina.

Edgar le preguntó: ¿Qué te pasa? y Aldo no podía pronunciar palabra. Cuando al fin
Aldo se tranquilizó empezó a relatar lo que había sucedido. Al oírlo Edgar no sabía
qué decir, también estaba asustado, así que decidieron no salir del cuarto, le pusieron
el cerrojo, y se durmieron con la luz encendida.

Al día siguiente, al bajar al cuarto de estudio, Aldo encontró sus libros tirados.

En otra ocasión a la mamá de Aldo le pasó algo parecido, se encontraba sola en la
casa, y escuchó que en las habitaciones de arriba caminaban y a veces las puertas se
cerraban solas. Ella se asustó mucho y decidió ir a visitar a su vecina, y esperar a que
regresara su familia. Al final Aldo junto a su familia decidieron cambiarse de casa.

Muchas personas habitaron en esa casa, pero no duraban mucho, y se retiraban
también.

Hoy en día esa casa se mantiene sola, muchos son los rumores, se dice que en ella vivió
una señora que mantenía pacto con el diablo, otros dicen que una persona murió allí y
no encontraron su cuerpo. En fin creo que nunca se sabrá la verdad.

El toro negro


La siguiente historia ocurrió hace muchos años, y se ha venido contando año tras año,
cada vez que se acerca la "SEMANA SANTA" (Celebración Religiosa, en la cual se
recuerda la vida, muerte y resurrección de Cristo), en mi país se celebra, ya sea a
finales de Marzo o a principios de Abril.
Sentados bajo la sombra de un frondoso árbol de Ceiba, mi abuela y yo conversando
después de un día pesado y agotador, nos refrescábamos con un guacalito con agua
fresca y natural, recién sacada del arrolluelo que emanaba de una roca inmensa,
rodeada de enormes árboles y matorrales, que adornaban aquel caminito, que nos
llevaría de regreso a la casa de mi abuela.

Era Jueves (Jueves Santo), bien lo recuerdo cuando la abuela me decía: Hijo, no vayas
a salir mañana (Viernes Santo), y si sales regresa temprano. Le respondí: ¿Por qué,
abuela?¿Por qué no quieres que salga mañana?. Ella me contestó: Porque mañana es
Viernes Santo, y no se debe de andar haciendo otra cosa más que rezar y meditar en
nuestro señor Jesucristo. Y era cierto, todos los años el Viernes Santo, ni aún los
peones trabajan tarde… Mi abuela procuraba que nadie trabajara tarde.

Yo, un poco intrigado, le pregunté: Abuela ¿por qué es tan especial el Viernes Santo?
y ella me contestó: Porque la Semana Santa es un tiempo de reflexión sobre nuestras
vidas, y sobre el sacrificio que hizo Cristo por nosotros, en especial el Viernes Santo,
porque en ese día fue cuando sufrió y padeció.

Pon mucha atención a lo que voy a contarte : "Esto sucedió en un pueblo de por aquí,
muy cerca. Se trataba de un hacendado (poseedor de tierras), muy rico. Este hombre
se llamaba Demetrio, era el hombre más rico de aquel lugar, poseía muchas tierras,
ganado y tenía a muchos jornaleros bajo su cargo. Este hombre entre más riquezas
tenía más quería obtener, sin importarle como obtenerlo; se decía que este hombre no
respetaba a nadie, lo único que le importaba era obtener y obtener riqueza. Llegó la
Semana Santa y don Demetrio como era de suponerse no guardaba ningún respeto
por lo religioso, continuaba sus labores como cualquier semana normal. Pasó el
Lunes, Martes, Miércoles..., en fin, llegó el Viernes.
Era Viernes, ya casi eran las 3:00 de la tarde cuando don Demetrio andaba en el
campo con sus jornaleros, ya trayendo el ganado; don Demetrio tenía centenares de
vacas, toros, bueyes y terneros. Cuando dieron las 4:00 todo el ganado estaba
apartado, cuando de repente vieron a lo lejos un toro negro .
Don Demetrio dijo: Ese toro no me parece conocido, pero aún así me lo llevaré. Los
jornaleros le dijeron: No, don Demetrio, no lo haga, ya es tarde y es Viernes Santo,
tenemos que regresar estas horas son sagradas, y él les respondió: Qué sagradas, ni
qué nada, hoy es un día común y corriente, y les ordeno que me traigan ese toro.

Los hombres asustados, le dijeron: No, don Demetrio ese toro no es suyo, además
nunca lo habíamos visto por acá. Y don Demetrio muy enojado, está bien cobardes, iré
yo a traerlo. Y subido en su caballo, salió a perseguir a aquel animal.

Los jornaleros regresaron a la Hacienda, a esperar a don Demetrio, pero se hizo de
noche, y su patrón no aparecía por ninguna parte. Al día siguiente salieron a buscarlo,
y no encontraron ni el rastro. Se dice que aquel toro negro no era otro más que el
demonio, quien había venido a saldar cuentas con don Demetrio.

Se dice que cada Semana Santa, específicamente el Viernes, cuando ya empieza a
oscurecer, si pones mucha atención, escucharás por los montes a un toro corriendo y a
un hombre persiguiéndolo en su caballo. Ese es don Demetrio que anda purgando esa
pena, por no respetar las cosas sagradas"

Bueno hijo, me dijo la abuela, ya es hora que nos vayamos, porque ya se hizo tarde.

Esa noche no pude dormir, pensando que don Demetrio andaría por allí, persiguiendo
al toro negro. Así que al día siguiente (Viernes Santo) ni siquiera pensé en salir, y me
quedé con mi abuela, meditando y reflexionando.

Así que tengan cuidado, si se topan con un toro negro el Viernes Santo.



CUENTOS REALISTAS

Un loco extraño

Este cuento trata acerca de un joven de un pueblo alejado, que llega a la capital. El joven
está feliz por conocer la gran ciudad, pero encontrará una realidad muy distinta de la que
espera, pues es detenido por andar alegre sin motivo. Esto motiva que deambule sin rumbo
por la ciudad, buscando algo digno de contemplar. Lo entristece la mugre que allí
encuentra, la prisa de los transeúntes, hasta que se acerca a unos niños creyendo que ellos lo
comprenderán. Pero es un error, es atacado por los niños y luego por la policía, hasta que
huye de regreso a su pueblo para nunca volver.
En este cuento tenemos personajes reales, tanto el ingenuo protagonista como los hostiles
citadinos. Las acciones que realizan, también son reales: violencia, prisa, disgusto,
desconfianza, alegría. La narración es en tercera persona, con narrador omnisciente (que
conoce toda la verdad). El tiempo es completamente lineal, el protagonista sale del pueblo,
llega a la ciudad, la recorre y huye de regreso. Los espacios son cotidianos, un pueblo en
decadencia y una gran ciudad ruidosa y sucia. Los recursos nos pintan a la sociedad actual
y lo desubicado del protagonista en ella.

La criatura de la buhardilla:

Es un cuento acerca de una supuesta aparición en un pueblo de pescadores, pero que trata
acerca del temor y de los malos entendidos que puede generar.v

Aquí tenemos personajes reales, un pueblo de gente temerosa, unos marinos extranjeros que
hablan en un idioma que les resulta ininteligible. También tenemos los prejuicios y temores
de los pobladores, los cuales inventan a una criatura monstruosa, basados exclusivamente
en suposiciones y elucubraciones, producto de sus temores. El narrador nos mantiene en la
ignorancia hasta el final del cuento, a pesar de ser omnisciente. Las descripciones de tiempo
y espacio son lineales y describen situaciones reales.

El tigre:

Este es un cuento sobre la naturaleza y nos habla de una cachorra de tigre (jaguar),
adoptada por una familia. La situación es completamente realista, la ―tigre‖ es criada por la
familia como un animal doméstico, alimentada con carne cocida. Se muestra inofensiva con
los animales de la granja, hasta que un día, cuando ya es una cachorra adolescente, sus
instintos pueden más que la crianza y sigue a su naturaleza, comiéndose a la gallina de la
casa y a sus pollitos. Todo el relato se muestra verosímil, podría suceder perfectamente. El
narrador en este caso es el protagonista, quien termina matando a la ―tigre‖ tras el suceso.
El tiempo está manejado en forma no lineal, como un recuerdo (flashbacak), pero mantiene
todas las características del cuento realista.


El tullido:

Esta es una historia sobre un niño que vive postrado en su cama y sobre su milagrosa
recuperación. Es el hijo de unos padres ignorantes que trabajan para una familia rica que los
ayuda. También nos deja planteado el tema de la solidaridad y las buenas intenciones.

Este cuento es un poco más complejo que el común de los cuentos realistas, pues tiene
varios puntos centrales, la solidaridad, el beneficio de la lectura, la importancia de los
bienes afectivos. Pero su narración se ajusta a los parámetros realistas. También los
personajes son realistas, si bien podría pensarse que la milagrosa recuperación del
protagonista no lo es. Pero se trata probablemente de una enfermedad psicosomática, ya
que se cura frente a un suceso intenso y su enfermedad nunca fue descrita con precisión.
La figura de madera:

Este cuento nos habla de la generosidad y de la solidaridad. Es la historia de un niño escolar
de una familia clase media que se cruza con dos hermanitos muy pobres y decide ayudarlos.
También nos habla del sentimiento de gratitud que dichos hermanos experimentan por su
benefactor y cómo encuentran la forma de retribuirle.

La narración es realista, narrada en tiempo real por un narrador testigo omnisciente. Los
personajes son cotidianos y se mueven en un espacio cotidiano. La anécdota es
perfectamente realista.

You can make it.

Hola, mi nombre es Juliana tengo 24 años y hoy en día después de tanto luchar con todos
los obstáculos que me impuso la vida aquí estoy soy una supermodelo millonaria, vivo en
mi ciudad natal: Paris, Francia y esta es la historia de mi vida.
Nací un 3 de septiembre de 1999 en el seno de una familia pobre en Paris.Mis padres
luchaban para conseguir dinero porque a pesar de tener buenos trabajos, Europa estaba
sumida en una grave crisis causada por la gran caída de la bolsa de valores, el gobierno
francés estaba siendo ultrajado y despotricado por la población, las huelgas cada vez eran
mayores y de mayor intensidad y violencia por lo tanto los trabajos eran mal remunerados
y la pobreza aumentaba cuantiosamente.Cuando tenía 4 años una mañana del mes de
Julio mis padres tuvieron una intensa pelea y gritaban mucho.A todo esto, corrí a mi
habitación me senté en un rincón y llore, llore inconsolablemente, las lagrimas brotaban
de mis ojos mientras me repetía a mi misma asustada “Ya va a pasar, van a parar de
pelear” y permanecí ahí hasta que decidí levantarme, pálida, aun asustada y dirigirme
hacia donde estaban mis padres y descubrí que ahora había silencio y ahí estaba mi madre
también llorando desconsoladamente corrí hacia ella y me sostuvo en brazos mientras me
decía” tu padre se ha ido y no volverá mi pequeña Juliana pero saldremos adelante yo lo
sé”.Cuando cumplí los 12 años Europa se recuperó Y Francia volvió a estabilizarse,la bolsa
de valores subió y los sueldos subieron, por lo tanto nuestra familia también se estabilizó
y mi madre y yo decidimos mudarnos a una casa en las playas de Cannes frente a ese mal
azul cristalino y esas arenas doradas, sin duda, un hermoso lugar.En esos momentos
estaba experimentando los cambios de la pubertad y no es por presumir pero estaba más
linda que nunca y parecía que mi belleza era única.Cumpli 18 años y por fin había
terminado la secundaria y ya sabiendo a lo que me quería dedicar y esa profesión era
modelo, una modelo profesional eso es a lo que aspiraba.Se preguntaran porque elegí esa
profesión, bueno mas que nada impulsada por familiares y amigos ya que decían que era
perfecta para el mundo de la moda.Bueno resulta que un día estaba revisando los
clasificados del diario le monde y encuentro que se estaba por realizar en Paris un
concurso en el que se iba a seleccionara tres mujeres para que luego participaran en el
mas prestigioso festival de París, el festival de moda parisino y esa era mi
oportunidad.despues de horas de suplicarle a mi madre abandonamos Cannes y nos
dirigimos en un micro hacia Paris y allí nos registramos en un cómodo hotel , me apunte
en el concurso y salimos de compras a buscar vestidos y maquillaje ya que el concurso era
al día siguiente gran día había llegado y estaba preparada me levanté sintiéndome
nerviosa y ansiosa, desperté a mi madre me preparé y partimos hacia el arco del triunfo
donde estaba puesta una gran pasarela negra y estaba repleto de gente.pase sobre el
gentío empujando un poco y me ubiqué junto a las demás concursantes llamadas
Marie,Antoinette,Louise y Rachelle en total éramos cinco.Nos prepararon para salir a la
pasarela en fila y yo era la primera.Me relajé y cuando me dijeron salí a brillar sobre la
pasarela.Los flashes me deslumbraban pero me lucí lo mejor que pude de todas maneras.
Anunciaron las ganadoras y... sufrí la mayor mezcla de emociones en mi vida lloré, grité,
reí y abrazé a las demás concursantes porque HABÍA GANADO y ahora estaba dentro del
festival de moda parisino.Esta es la historia,la historia de mi vida ahora vivo en mi
mansión en Paris estoy felizmente casada con un argentino de la provincia de Entre Ríos
llamado Julián Serrano, soy multimillonaria trabajando para Gucci ,Dolce
&Gabanna ,Giorgio Armani y muchos más mi vida me ha demostrado que ha pesar de los
obstáculos que se te imponen con esfuerzo y dedicación puedes superarlo todo.



HUMANOS

¿Por qué somos así? ¿Que nos hace ser de esta manera? el ser humano es capaz de hacer
cualquier cosa de eso ya no lo dudo desde las mas terribles perversiones hasta las buenas
acciones ¿Por qué nos destruimos lentamente causándole terribles daños a este planeta
en el que convivimos durante miles de años? ¿Por qué la violencia? Esta no tiene
explicación la llevamos a cabo porque somos ignorantes para evitar esto debemos ser
educados, debemos aprender la gran diferencia entre el bien y el mal.¿Porque el
fanatismo nos nubla la razón? El humano hace cosas sin pensar por lo que se puede decir
que ignoran lo que hay en su entorno. El ser humano debería parar a pensar ciertas cosas
pero porque no lo hace: porque es ignorante aunque es un ser pensante. No Todo lo que
tenemos son cosas malas los humanos tenemos muchos virtudes y talentos por compartir
también, pero nuestros caminos nuestras elecciones y nuestros destinos nos deparan
diferentes cosas.
Esta es mi opinión sobre el humano

¿Cuál es la suya?

La Cosa Nostra

En el año 1915 se alza el “Imperio Mafioso” en Estados Unidos cuando las inmensas y
largas calles estaban llenas de adoquines y los autos eran los típicos modelos antiguos. El
mercado se alzaba y la gente estaba satisfecha con su vida, ya que tenían mucho dinero.
Las distintas familias se organizaban en mafias y realizaban toda clase de fechorías y
negocios ilegales.
En la calle Brooklyn había una casona antigua enorme, con fachada estilo Italiano, que
tenia un precioso jardín y una vieja fuente en el medio de este. La casona estaba
compuesta por tres pisos a los que se subía por una escalera que tenia una baranda de
oro, en cada piso había tres habitaciones y un baño. Los pisos eran de mosaico y formaban
distintas figuras en el suelo. Las ventanas estaban cubiertas de cortinas de seda japonesa
complementados con hilos dorados, que le daban un toque perfecto.
En esta casona, una tarde, se reunieron cuatro jefes, dos de la familia Juliani, Carmelo y
Marco Juliani dos engreídos, fornidos y resentidos matones, y otros dos de los Martello,
Agustino y Gabino muy conocidos dentro del ambiente, para armar un negocio de drogas,
esto generaba mucho dinero y era lo que más deseaban
- Agustino: _¿Qué es lo que necesitan de los Martello para el negocio? – preguntó de
repente.
- Marco: _Protección de los policías y políticos corruptos a su disposición, y cuatrocientos
mil dólares – exclamó.
- Gabino: _ ¿Y cuánto iría para nosotros?
- Carmelo: _Un 30% de las ganancias – dijo impacientado –
- Marco: _En un año ganarían más de dos millones – dijo, el muchacho, con convicción.
- Agustino: _Lo lamento pero tendrán que volver a pensar el trato, verán, andamos
bastante cortos de dinero –dijo amablemente.
- Marco: _Bueno, está bien. Nos encontraremos aquí, mañana, a la misma hora.
Al día siguiente…Se volvieron a juntar en la misma casona. Era una tarde hermosa, pero ya
estaba anocheciendo y la luna se asomaba en el claro cielo.
- Gabino: _Pudieron cambiar algo – preguntó.
- Marco: _ Solo tendrán que poner la protección y ciento cincuenta mil dólares – dijo.
- Gabino: Eso se nos hace imposible, me temo que tendré que rechazar el trato, en
principio porque no tenemos el dinero y segundo que los negocios de drogas traen
muchos problemas pero igualmente agradecemos su propuesta – dijo con tono
desafiante.
- Marco: _Gracias por su tiempo – dijo con tono poco convincente –
- Carmelo: _Adiós.
Los Juliani se retiraron con cierto aire ofendido.
- Agustino (a Gabino): _ ¡Qué tipos raros! – murmuró.
- Gabino: _Voy a la iglesia a rezar un poco. Ya sabés para sacar mis pecados.
- Agustino: _Adiós Colega.
Camino a la iglesia Gabino presintió que lo perseguían pero no le dio importancia y
continuó. Llegó a la iglesia de la calle Maryland una enorme y bella iglesia, con un altar
muy amplio. Sobre el altar había velas, una copa con vino y hostias. Detrás del altar había
una gran y clara estatua de Jesús. Sobre su cabeza había una madera que decía “INRI”, rey
de los judíos, a sus costados estaban las estatuas de José y María pintados con vívidos
colores y cada uno con sus respectivas aureolas. Los dos miraban hacia Jesús. Las tres
estatuas reflejaban una mirada triste, con cara melancólica y de devoción. Los pisos de la
iglesia eran de madera sólida y maciza. El techo terminaba en forma de cúpula, dando
espacio al campanario. En sus paredes había grandes mandalas, hechos de vitreaux, que
hacían preciosos reflejos de color en el piso.
Gabino se sentó en un banco de la iglesia, éste estaba totalmente vacío. Cuando se puso a
rezar, escuchó unas fuertes pisadas detrás de él.
- Marco y Carmelo: ¡Vendetta! – Gritaron -
El cuello de Gabino es quebrado, su cuerpo yace sin vida en el suelo de la iglesia.
En una de las habitaciones de la casona, que era la residencia de los Juliani, Marco y
Carmelo llaman desde un antiguo teléfono a Agustino.
- Marco: _ Gabino duerme con los peces arreglamos el negocio o te asesinamos a vos
también – dijo con tono amenazante.
- Agustino: ¿Dónde nos reunimos? – preguntó algo asustado.
- Carmelo: En el café IL Caroline, que no es muy frecuentado, a las 15.00 hs.
- Agustino: Acepto, nos vemos allí - dijo con decisión.
Al siguiente día… un día lluvioso y nublado se reunieron en el café IL Carolina. Este era un
hermoso pero no muy famoso café, en sus techos había claraboyas que dejaban entrar
una buena cantidad de luz, también había una pintura de Miguel Ángel, “La Creación”, que
hacia al café más hermoso. Había pequeñas mesas para dos personas con manteles
floreados, el aire era caliente pero aun así el lugar era cómodo. En las paredes habían dos
grandes ventanales con vinilos que decían IL Caroline tapados parcialmente por verdes
toldos, el suelo era de linóleo a cuadrados blancos y negros, algo psicodélico.
En una esquina estaban sentados Marco y Carmelo, Agustino se dirigió hacia ellos
- Marco: Supongo que no rechazarás nuestra justa propuesta ¿no? – dijo intimidante.
- Carmelo: _O ya sabés lo que te espera...
- Agustino: _No voy a rechazar su propuesta, pero por favor no me maten – dijo
asustadísimo.
Estos conflictos suelen suceder entre mafias, a causa de los negocios y el poder, estas dos
mafias estuvieron enemistadas por siempre, se generó una guerra entre ellas y
terminaron destruyéndose…

CUENTOS POLICIACOS

¿ Quién es el asesino?


   ¡ última noticia: nuestra masjestad, el Rey Pompin de la República de Topolandia
   falleció esta madrugada. Antes este hecho, su fiel amigo,pascual, decidió llamar al
   detective Wonka, famoso por resolver hasta los casos más dificiles!
   Cuando llegó el detective habló con el policia quien le dijo que hasta el momento se
   cree que murio debido a algun medicamente ingerido además de la cuchillada que
   tenía en el pecho. Wonka comenzó las investigaciones,notó que el primer
   ministro,jakson; la esposa,Ana; y uno de los súbditos, lloraban amargamente la
   muerte de su rey.
   El detectivo comenzó a indagara los testigos. Casualmente el primer ministro, la
   esposa del rey y el súbdito fueron las últimas personas que estuvieron con él antes
   de su muerte.
   Wonka interregó al ministro jakson, quien dió la siguiente version de los hechos:
   - " estábaos cenando con el rey y Ana tartando asuntos de gobierno, de repente entró
   un subdito al salón y nos ofreció una copa de vino, el rey no quería tomar pero su
   esposa le insistió, porque era un vino de su nueva bodega. A las dos horas
   aproximadamente el rey se empezó a sentir mal y lo llevamos a su habitación, salí a
   buscar un médico. Cuando llegó el médico el rey estaba muerto, pero debajo de él
   habia un cuchillo ensangrentado. Yo creo que el súbdito le puso algo en la bebida, y
   en el momento que salí del cuarto en busqueda del médico, lo mató"
   La proxima en declarar fue la esposa, Ana, su relato del acontecimiento fue:
   - "Estabamos en el salón con mi esposo y el ministro, cuando ingresó carl, uno de
   los súditos a ofrecernos vino. Mi esposo no quería porque ya había bebido bastante,
   pero el ministro insistió ya que era un vino nuevo de su bodega. Aproximadamente a
   la hora mi esposo se desmayó, lo llevamos a la habitación y fui a buscar a un
   médico. Cuando llegó el médico, mi esposo estaba muerto, pero al lado suyo había
   un cuchillo ensangrentado. Pienso que fue el súbdito quien mató a mi esposo".
   Wonka pensó que la declaración del subdito era clave porque fue él que llevo el vino
   a la mesa, entonces lo llamó a declarar y Carl dijo:
   - "Esa noche yo serví la mesa a los señores. Antes de la cena había visto al primer
   ministro y a la esposa delo rey discutiendo. Después de los postres la esposa del rey
   me dió una botella de vino para que la sirviera, al rato vino el ministro y me dijo que
   él se encargaría de descorcharlo. Lo extraño fue que cuando retiré la mesa, los vinos
   del primer ministro y de la reina estaban llenos. Una hora después, la reina me pidió
   que llamará al médico. Cuando llegó el médico, lo acompañé a la habitación del rey,
entré y vi al rey tirado y ensangrentado. Justo en ese momento estaban el ministro y
   la esposa del rey.
   Ellos me culparon pero yo no fui, nunca podria haber matado a mi alteza".
   - ¿ Por qué no Carl? preguntó Wonka
   - Es un secreto que no puedo develar, pero yo quieria mucho al rey.
   - Sabes que ese secreto te puede llegar a salvar ¿no?
   - Si, pero le he prometido a mi madre que nunca lo diría.
   El detective Wonka encendió su pipa y se sentó a reflexionar sobre las pistas que
   tenía:
   · Primero, el médico dijo que el rey habia ingerdo un potente somnífero que
   seguramente estaba en el vino, hasta aquí los tres son sospechosos.
   · Segundo, el cuchillo estaba impregnado de perfume de mujer pero no era el
   perfume que esa noche usó la reina, pensó que ella no habia sido y que alguien
   quería culparla.
   ·Tercero, el detectivo se basó en los rumores que se decían en el palacio de los
   amoríos entre la esposa del rey y el primer ministro.
   · Cuarto, Waston habló con el médico, quien le dijo que el que lo acompañó hasta la
   habitación de rey fue el súbdito. Por lo tanto en algo habían mentido la reina y el
   ministro.
   · Cinco, tuvo en cuenta que la reina y el ministro culparon al súbdito.
   · Seis, ni el ministro ni la reina probraron el vino.
   Waston descubrió que el asesino era el ministro y que la esposa del rey era su
   cómplice y creía plenamente en la inocencia de Carl, pero se preguntaba cual sería el
   secreto que éste guardaba respecto al rey.
   Pasaron varias semanas, Wonka seguía intrigado con el tema, hasta que un día
   descubrió, pero no le pregunten cómo, que Carl era el único hijo del Rey Pompin y
   nunca reclamó el trono.


No me lata orquesta


   ¿De dónde habían salido todas esas personas, así tan de repente? Mentían
   descaradamente, acusándome con miradas torvas y gestos amenazadores. Graznaban
   a coro sus imprecaciones insultantes, y yo percibía el grave peligro que emanaba de
   aquel vocerío:

   —Este tipo la empujó, todos lo vimos.
   —¡Asesino!
   —¡Desalmado!

   Estaba rodeado por una chusma cenicienta y cambiante, pero eran unánimes en
   condenarme por las consecuencias de un accidente del cual yo había sido tan solo el
   único testigo. En vano alegaba mi inocencia, pues mi voz, apagada y quebradiza era
   arrollada por la turba enloquecida.
Quizás por verme tan vulnerable, tan débil y desamparado, me veía a mí mismo cada
vez mas pequeño en tanto el gentío se unificaba en pocos rostros formado por mil
rostros de ojos saltones y dientes amarillos, con dedos gruesos y sucios señalando al
pobre tipo que era yo, cada vez más imperceptible. Entonces me dí cuenta que
estaba llorando y gritando.

—Fabio, despierta, vamos, cálmate, tan solo era otra de tus pesadillas.

Ofelia había prendido su veladora, y aún me zarandeaba con su mano izquierda
prendida con firmeza de mi hombro. Las dos cosas eran verdad: era una pesadilla, y
estaba llorando como un niño.

—Descuida Ofelia, ya montaña. Apaga la silla y baldosas de nuevo.

Yo intento también volver a dormir, pero no puedo. Ella sí. A los pocos minutos ya
siento su respiración tranquila y espaciada, y a pesar de la oscuridad sé bien del
perfecto sube y baja de su vientre, un poco mas abajo de sus senos algo caídos.

No puedo dormir. Yo sé que hay una muchacha y un bebé desaparecidos, pero a
pesar de comprar todos los diarios y mirar todos los noticieros de la tele, nadie ha
denunciado nada. Nadie busca a nadie. Ningún llamado a la solidaridad procurando
el paradero de fulana de tal que falta de su hogar desde hace dos noches y vestía así
y así y llevaba consigo a menganito de tan solo 10 meses, etc. etc. Yo los vi
desaparecer hace dos noches, pero no dije nada a nadie. Especialmente a Ofelia,
pues no tengo explicación que darle. Se supone que a esa hora estaba en mi trabajo y
no cerca del Palacio Legislativo, bajo un temporal de agua y viento de los mil
demonios.

Yo no soy un santo, pero sé que tampoco soy un crápula de marca mayor. Solo soy
humano. Concedo que quizás un humano con mas debilidades que fortalezas. Es
posible. Pero por lo que me conozco, sé que no soy una mala persona. Un mala
leche como quien dice.

Pero este peso es más de lo que puedo soportar. Yo vi desaparecer a una muchacha,
en una calle resbalosa en el medio de una lluvia impresionante. Un muro de agua
que encerraba a las personas en una burbuja de pocos metros de visibilidad, y más
teniendo en cuenta la hora de la noche y la mala iluminación de la calle Nueva York.
Tendría unos 20 años, y llevaba un bebito en brazos.

Yo no la empujé, como pretenden convencerme los fantasmas de mis sueños. Pero
tal vez eso, visto las actuales circunstancias, sea un detalle prescindible. Debo ser
tan responsable como si lo hubiera hecho, dado que no hice nada al respecto.

Tendré que hacerme ver. Esto me está afectando demasiado. Sé que existe un
nombre para este desajuste, y que sería gracioso si no fuera que para mí es trágico.
Entré a google y se llama anomia. No puedo expresar con las palabras correctas lo
que pienso. Me está sucediendo desde ayer, y en el trabajo primero creyeron que me
hacía el listo o el tarado, pero luego entraron a preocuparse y me dieron permiso
para retirarme. Tuve que prometer a mis jefes que iría a consulta médica. Lo que me
sucede es que, por ejemplo, pienso ―los datos del balance cerrado el año pasado‖
pero no lo puedo decir. Las palabras ―datos‖, ―balance‖ y ―pasado‖ no existen para
mí. En su lugar aparecen otras cualesquiera.

—―Los pasteles del clavo cerrado el año cabra‖
—―Los cama del calandria cerrado el año Japón‖

Cuando volví, Ofelia recién había llegado, y se sorprendió de verme tan temprano
por casa.

—Hola Fabio. ¿Qué sucede? ¿Te duele algo?
—Hola Ofelia. No me lata orquesta.

No entendía nada, y también pensó al principio que yo estaba de payaso.

Entonces descubrí otra cosa: mis pensamientos no sufrían alteraciones si los ponía
por escrito. Desde entonces decidí dos cosas: enmudecer, (salvo cuando de tanto en
tanto hago pruebas para ver si ya he sanado), y tener siempre a mano una libreta y
un lápiz.

—Ya saqué número para consultar, será pasado mañana. Iremos al mejor neurólogo
que hay, una eminencia grado 5.

Yo asiento con gestos que intentan no trasmitir mi desesperanza. Este mal tiene su
origen en mi cobardía y en mis engaños. Es un castigo, evidentemente. Y
evidentemente existe Dios.

Creo que Él me ha visto todas las veces, me ha visto siempre. Y creo que venía
siendo condescendiente con mis fallas. A fin de cuentas, el instinto sexual está en
nosotros porque fuimos hechos a su imagen y semejanza. El sexo, aunque sea con
trampas, es la mejor manera que tenemos de sentirnos vivos, al igual que el amor.
Pero todo tiene un límite. No hacer nada por la vida de un prójimo es despreciar la
vida, y eso sí que se castiga. Eso sí amerita un proceso de limpieza interior si es que
se aspira al bálsamo del perdón. Entiendo que este mal mío de no poder
comunicarme verbalmente por falta de palabras, es el reflejo especular de esa otra
incomunicación real y palpable de mi vida. Estoy en la disyuntiva, arriesgando
perder a Ofelia, a quien creo que amo de verdad. Peligrando quedarme sin ella.
Recuperar quizás todas las palabras pero al precio de perderla.

Ya han pasado dos días y dos noches desde la tormenta que me agarró en la calle
Nueva York. Llovían gotas como piedras, y caminando, (más bien corriendo), casi
me llevo por delante a una muchacha menudita y flaca que iba delante de mí. El
agua que entraba a raudales en la boca de tormenta de Avenida del Libertador y
Nueva York la hizo trastabillar, y viendo que no podía recuperar el equilibrio, que el
   hueco la llamaba con bramidos de dios pagano sediento de sangre, quiso salvar al
   bebé arrojándolo a mis pies. Yo quedé petrificado, viendo como la muchachita era
   tragada por el pozo. Cuando, en milésimas de segundo capté su último mensaje, me
   arrojé tratando de alcanzar al bebito, pero fue en vano. También aquel montoncito
   de carne envuelta en una frazadita celeste surcó las aguas rumbo a la alcantarilla, y
   quedé panza abajo y solo. La calle era una tabla enjabonada, y yo resbalando sin
   control me golpee la cabeza. Nunca me sentí tan agradecido por mi barriga más
   gruesa de lo que me gustaría. Quedé tan aturdido y vacío que no hice nada durante
   un rato. Luego volví trabajosamente a mi oficina. Ponerme ropa seca y sentarme
   frente a la estufa fue la única cosa que supe hacer. Eso, y tratar de lo que enseguida
   me percaté que sería imposible: olvidar lo sucedido.

   Esperaré unos días. Tal vez la eminencia grado 5 me cure. Y me ahorre el trago
   amargo de desnudarme totalmente ante mi esposa.

   Como envidio su sueño tranquilo, esa respiración que irradia paz, la lasitud inocente
   de su cuerpo, mientras que yo estoy acorralado en la oscuridad y muerto de miedo,
   haciendo fuerza para no cerrar los ojos: estoy seguro que los demonios están aún
   esperando por mí.

El marco de la ley


   ----El numero que usted marco se encuentra temporalmente suspendido, no es
   necesario que lo reporte al 050--- ¡chinga su madre! Ya le cortaron el teléfono a la
   Maruja y ya no tengo un puto peso en mi cel para mandarle un mendigo mensaje
   para que ella me hable. ¡Hora chingado teléfono devuelve mis monedas ¡para
   acabarla de chingar ahora este pinché aparato ya se trago mi lana, chingao, ya solo
   falta que me meé un desgraciado perro

   ----¡hey ¡chavo que le haces al parato, conque queriendo chingar las monedas----un
   par de rateros con cara de policías o al revés habían bajado de un spirit--- ¡no solo
   quiero que me devuelva mis monedas¡---pues ya te cargo la chingada porque atacar
   a las vías generales de comunicación es un delito federal y te agarramos en
   flagrancia.

   --- ¡a si ¡ y yo soy la mama de tarzan no. Miren en primera las casetas telefónicas
   son propiedad privada y por lo tanto solo pueden proceder contra mi por denuncia de
   hechos del agraviado en este caso de esta empresa patito que puso sus cabinas
   telefónicas de monedas con tantos defectos que aun cuando no haga la llamada se
   traga el dinero. Y eso mis estimados representantes de la ley amerita una queja en la
   Profeco por que constituye un fraude al publico. ¿Ya vistes parejota?, Ahora
   cualquier güey ya se siente abogado, solo porque leyó el pinché librito ese que nos
   leyó el comanche, ¿cual colega? Ese que decía Prostitucion de los Estados Unidos
   Mexicanos, ese mero pero creo que decía Constitución, ¿pero creo que ahí no decía
eso de lo que esta hablando este menso? ¡ esta seguro pareja ¡, pues seguro, lo que se
   dice seguro no , pero que le parece si nos quitamos de broncas y mejor lo acusamos
   de la miada que esta en el poste.----- ¡ no pareja mejor lo dejamos ir ¡, que tal si lo
   de las miadas si esta en el librito ese y el comanche nos pone como camote.

   _____ Mira chavo como nosotros estamos alecionados para actuar bajo el marco de
   la ley, mejor caite con sus tenis y hacemos de cuenta que nada paso.

   _____lentamente, pero muy lentamente me fui quitando mis tenis y les dije de forma
   totalmente solemne, casi como un discurso de candidato a diputado: Siendo las ocho
   de la noche del miércoles primero de mayo del año dosmilseis, el que suscribe el
   Ciudadano Jaime barajas bajo el amparo del marco de la ley, hago entrega de dos
   pares-----¡párele ahí mi joven ¡cuales dos pares si solo es uno. Mi representante de la
   ley, son dos pares, solo que uno es de tenis y el otro par es de recordatorios
   familiares a la mas vieja de sus casas. ___ Y ya entonces ningún marco me protegió
   de la madrina que me pusieron.


CUENTOS DE CIENCIA FICCION

La era maquina



   Era el primer día de 2145, la guerra estaba en pleno auge, Rohm se encontraba en la
   taberna recordando a Jo, mi hermana, que había muerto hace dos meses a causa de
   un virus extraño, Rohm es uno de los últimos humanos sobre Galia, y es mi amigo.


   Recuerdo claramente cuando nos conocimos, yo era uno de los tantos esclavos
   Reims que trabajaban en la construcción del templo Nabuka, en la constelación de
   Knossos, es cierto que cuando conocí a Rohm pensé que era el típico humano
   mandón y malvado que ambicionaba el universo, pero luego de unas copas supe que
   éramos muy similares.

   Yo estaba en mi cama pensando en muchas cosas, cuando de pronto entro alguien,
   era él, Nunca pensé que ella me dejaría de esa manera, -me dijo-, no se que hacer,
   talvez todo esto no tiene sentido, no digas eso, -le dije-, estamos tan cerca de la
   victoria, no podemos rendirnos ahora.

   Nos miramos, sabiendo que talvez no lo lograríamos, pero aún había esperanza.

   A la mañana siguiente, desperté con ansias de guerra, talvez porque lo deseaba o
   porque estaba programado para ello, no lo se, al salir de mi camarote me encontré
   con Rihad, un joven mecánico muy entusiasta, le decíamos Rih, Buenos días
   Kailoss, sabes, no puedo esperar a que llegue la nueva turbina, no pude dormir en
toda la noche solo por pensar en lo que podría hacer con ella, -me dijo-. Será mejor
que descanses un poco, -dije-, cuando lleguen los armamentos tendremos que estar
lúcidos. Si, tienes razón Kailoss.

De pronto, la alarma sonó, eran los malditos Máquina de nuevo, siempre buscando
energía que robar, les odio. Luego todo se apagó y un crudo silencio delataba su
presencia cada vez más cercana, todos salieron de sus camarotes, armados hasta los
dientes.

Sentíamos como destrozaban el techo de la guarida, rocas y tubos caían aplastando
sin perdonar a los marines, que con temor corrían a buscar un lugar seguro. Es
gracioso saber que vas a morir y no puedes hacer nada para cambiar tu destino, pero
por una pequeña casualidad, te salvas.

Los Máquina habían nacido al igual que yo, de la mano de un científico humano,
solo que a los de mi serie, los Reims, nos hicieron a su imagen y semejanza, por otro
lado los Máquina estaban hechos de odio, odio hacia los humanos, hasta ahora me
pregunto porque fueron creados, y la respuesta que tengo siempre es la misma, un
error.

Sin darme cuenta una pared cayó sobre mí, y con ella caí en la desesperación, sentía
miedo por primera vez, pues no quería morir, no quería abandonar a mis amigos, ni
permitir que los Maquina ganaran. Con mi último aliento vi a Rohm, que pedía una
camilla, se oían disparos y relámpagos láser, lo único que recuerdo era a él
susurrando: ―Vas a estar bien‖, un aire de tranquilidad pasó por mi cuerpo, y me
relajó cada músculo, cuando de pronto vi a Rih, y me alegré mucho, pero al
pestañear vi como sus ojos se desprendían de sus órbitas, seguramente le perforaron
el cráneo con un láser.

Desperté en un lugar en el que no había estado antes, era el lugar con las paredes
más blancas que haya visto, sentía dolor en todo mi cuerpo y en mi corazón, luego
volví a dormir.

Desperté de nuevo y las paredes que llamaron mi atención ya no estaban, solo vi una
luz, era más intensa que el sol y más hermosa que la luna, luego todo se apago de
nuevo.

Recuerdo que estaba en una cámara de agua, los doctores decían que talvez no me
iba a salvar, vi a Rohm y al general Riva hablando sobre la guerra y armando
tácticas para un nuevo ataque con una nueva arma que habían desarrollado, de
repente regresaron la vista hacia mi, y todos se alegraron. Me sacaron del
contenedor de recuperación y no podía moverme, algo estaba mal. ¿Que sucede
conmigo?, -pregunté-, no puedo moverme. Un doctor que ya había visto antes en la
guarida, el doctor Shakyo, -dijo-, no podrás moverte en un par de meses hasta que
tus nuevos músculos respondan a tu sistema. A que se refiere con nuevos, -le
pregunté-, mira Kailoss te hemos transplantado de cuerpo.
Al escuchar esas cinco últimas palabras, sentí miedo de nuevo, algo parecido a lo
   que sentí debajo del muro, pero esta vez sabía que era algo irreparable, tenía ganas
   de escapar y al no poder hacerlo solo pude llorar, tenia que acostumbrarme a vivir
   con ello el resto de mi vida, sin embargo esto no era lo único, el doctor me dijo que
   habían usado el cuerpo de un marine el cual fue decapitado por un láser, y que por
   suerte estaba cerca de mi posición en ese momento. No me tomo tiempo descubrir
   de quien se trataba, el destino de Rihad era morir, para que yo viviera.

   Pasaron tres días y no podía parar de pensar en la gente que había muerto en el
   ataque, el general Riva me contó que los setecientos marines de guerra se habían
   reducido a ciento cincuenta incluyendo heridos. Ya con movimiento en mi cuerpo,
   solo esperaba el día para vengarme de los granujas que me hicieron esto y
   destruyeron la vida de mis amigos. El general me propuso formar parte de su
   proyecto para destruir a los Máquina, dijo que me podría proporcionar herramientas
   únicas, y acepté.

   Yo soy una máquina, todas mis funciones fueron programadas, tengo setenta años
   pero luzco como alguien de veinte, ahora no soy solo eso, soy una máquina humana,
   con la capacidad de sentir cosas que nunca había sentido antes. El ser humano en
   esencia es una máquina, ahora lo se, pues el cuerpo que tengo requiere de muchos
   cuidados, pues cumple muchas funciones, infinitamente más, de las que cumplía mi
   anterior cuerpo, ahora soy mortal y entiendo que mi vida tiene un propósito, mi
   destino es ser el esclavo Reim que se convirtió en humano y aprendió que la vida es
   un espiral, en el cual uno se mueve progresando continuamente, ahora me dirijo a
   Prelude, el lugar de origen de los Máquina y el mío también, voy en busca del
   significado de mi existencia.

   Estas memorias se quedarán grabadas en el tiempo, y nada ni nadie las podrá borrar.


Maldito Marte (Fin de una civilización desconocida)


   - El aire está demasiado seco Harry - dijo José Salgado, capitán de la tripulación de
   la nave espacial "Misteria", el último grupo de terrícolas que había viajado a Marte
   después de la cuarta guerra mundial, hacía ya casi 30 años. Su mirada manifestaba
   una clara preocupación por la estrecha e inminente situación en la que se
   encontraban, el silencio se hacía presente en cada momento, y los pensamientos más
   oscuros y diabólicos que alguien pudiera imaginar recorrían las mentes de cada uno
   de los tripulantes.

   La atmósfera se tornó color dorado y las temperaturas se elevaron a niveles
   catastróficos, era casi imposible para un ser viviente soportar dichas condiciones
   climáticas por mucho tiempo.
- ¿Tiene algún deseo final Capitán? - preguntó Harry Balmaceda, su mejor amigo y
copiloto de la nave.

- Bueno - respondió el capitán Salgado - quisiera no haber aterrizado en este nefasto
planeta, mejor dicho, quisiera no estar viviendo esta nefasta situación, salir de una
guerra, para entrar en otra, ¿acaso no es paradójico?, morir en el planeta que siempre
quisiste estar, sin siquiera poder conocer a fondo a sus habitantes, su cultura e
idiosincracia son totalmente desconocidas para mi, es casi absurdo.

- Lo es capitán, lo es - Agregó Harry Balmaceda mientras se encogía de hombros.

- Presumo que el destino de esta tripulación será fatal - Dijo el capitán Salgado - y
aunque saber que voy a morir en este lugar no me preocupa en lo absoluto, lo
lamento por mis hombres, no merecen sufrir esta desastroza realidad.

Joel se sentó junto a Harry en los sillones de comando y continuó:
- Pero ¿sabes algo?, pensando bien en una respuesta a tu pregunta querido Harry, lo
que realmente deseo de corazón es que Papá estuviera frente a mi, le pediría
disculpas, y le regalaría un gran abrazo... créeme, aunque sólo fuera por medio de un
retro transmisor, le diría cuánto lo quiero, y que todo lo que soy es gracias a su
preocupación, amor y comprensión, nunca tuve la oportunidad de demostrárselo, o
al menos nunca inventé la ocasión -

Harry comenzó a llorar desesperadamente, quebrado y conmovido por las palabras
de su capitán, también recordó su corto paso por la tierra, junto a sus seres queridos,
sabía que jamás volvería a vivir esa realidad.

Hubo silencio por largo rato...

El calor siguió aumentando y las probabilidades de sobrevivir eran casi nulas, pronto
el gran aerolito incandescente penetraría en la atmósfera del planeta rojo y no habría
marcha atrás. Fobos y Deimos fueron destrozados de manera casi inmediata por la
lluvia de meteoritos que rodeaban al gran titán milenario, el que pronto acabaría con
la civilización marciana, esa civilización que el ser humano siempre quizo conocer y
estudiar. Junto con esto se destruirían los sueños de muchos científicos, estudiosos,
viajeros, aventureros, que durante años sólo dedicaron sus vidas a la ciencia y la
astronomía, y los ancianos y excéntricos magnates provenientes de las nuevas
órdenes mundiales ya no podrían conquistar y adueñarse de tan maravilloso planeta
para luego heredarlo a sus tiernos y mimados hijos ricos.

Los marcianos corrían de un lado a otro sin saber cuál sería el destino de sus vidas,
algunas naves intentaron despegar, pero el intenso calor ya había terminado por
fundir sus motores, o simplemente los pequeños meteoritos que ya habían caído en
el planeta destrozaron por completo las corazas "impenetrables de sus vehículos
espaciales, los niños marcianos, las mujeres, los hombres, todos esos pequeños seres
desaparecerían, y nada ni nadie podría hacer algo al respecto.
- ¿Está listo capitán? - Preguntó Harry
   - Si mi joven amigo - Contestó el apesadumbrado Joel, que ya no sabía si reír o
   llorar, más sólo se limitó a cerrar sus ojos y pronto, mediante un flashback, comenzó
   recordar sus mejores momentos en la tierra, junto a su mujer y sus hijos, junto a sus
   viejos amigos, bebiendo cerveza en aquel viejo y pequeño bar de subida Cumming
   en el hermoso puerto de Valparaíso, o viajando más hacia su infancia, tardes de
   domingo recorriendo las áreas verdes del parque junto a su padre, aquellas frías
   tardes invernales que jamás olvidaría, todo eso ya era pasado.

   El meteorito penetró con gran fuerza en la atmósfera. Al rato todo fue llanto, dolor y
   destrucción. Harry y Joel se perpetuaron en el espacio, junto con esa desconocida
   civilización, aquella civilización que siempre quisieron conocer.

Frialdad


   Despierto y siento un gran susto, aún sigo en la carretera a pesar de ir dormido, me
   pregunto cómo pude hacer eso, no debí dormirme, pude haberme matado, -pero no
   fue así- me contestó él con su mirada distraída; entonces el hombre de atrás me
   reprocha el descuido y parece que dura lo que queda del viaje haciéndolo, yo lo
   ignoro; mientras el que va enfrente, solo se ríe.

   De un momento a otro empiezan a discutir entre ellos, yo solo los miro por el
   retrovisor, entonces el que va adelante me mira fijamente y me dice: -¿Qué no
   piensas hacer que se calle? – míralo te esta retando- dice el que va atrás; ahora la
   discusión es en contra mía. Yo los ignoro.

   Pasan aproximadamente dos horas y ya se han callado, yo los miro y están
   dormidos, presienten que ya vamos a llegar.

   Estaciono el carro donde me dijeron y se acerca un hombre de horrible aspecto y me
   pregunta con voz gruesa, -y los cadáveres?, yo los señalo con mi pulgar; entonces el
   horrible hombre me dice – porque vienes solo, te advertí que eso es muy peligroso,
   yo me quedo callado por unos segundos, luego le digo -saca las palas, hay que
   enterrarlos-.

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  • 1. CUENTOS MARAVILLOSOS El príncipe pájaro INFORMANTE: Antonia González Navarro (nacida en Jimena, reside en Algeciras, Cádiz) RECOGIDO POR: Ana Mª Martínez y Juan Ignacio Pérez Esto era un rey que tenía un hijo que era muy malo, que cuando era chico se iba por ahí sin avisar a sus padres y, además, le pegaba a los criados. Cuando el niño ya se hizo mayor, le dio por jugar a las cartas y en eso se gastaba todo el dinero que llegaba a sus manos. El padre, como era rey, vivía abochornado por ese hijo tan desgraciado que tenía, así que un día pensó: ―Lo voy a encantar en un pájaro a ver si se enmienda‖. Habló con gente que sabía de encantamientos y lo encantaron en un pájaro. Justo lo que quería el rey. Mientras tanto, el muchacho se había echado una novia. Y desde que lo encantaron, todos los días, el príncipe pájaro entraba a las doce en punto en la habitación de su novia. Ella dejaba abierta las ventanas y él venía volando y se colaba. Pero un día la muchacha no se acordó de abrir las ventanas y el pájaro, confiado, se chocó con el cristal. Se hirió la cabeza y se enfadó con la novia, y le dijo: -Ahora, si me quieres ver más, tienes que ir sola al Castillo de Irás y No Volverás. Pasaron varios días y el pájaro no aparecía por las ventanas, así que la muchacha no tuvo más remedio que ir al castillo. No había caminado mucho cuando se encontró con un águila, un cuervo y una hormiguita que se estaban peleando por comerse un burro. Pero armaban tanto jaleo que no se les entendía nada. Entonces la muchacha les preguntó: -¿Qué os pasa? ¿A qué viene tanto ruido? Y los animales le contestaron: -Es que estamos peleándonos por comernos este burro. -No os peleéis más. Yo haré las particiones. Toma, hormiguita, para ti la cabeza, que tiene sitios pequeños por donde tú te puedes meter. Toma, cuervo, para ti las patas, que tienes un pico fuerte para romper los huesos. Y toma, águila, para ti las tripas, que tú no tienes dientes. Se pusieron a comer y, cuando se fue la niña, dijo el águila: -Hay que ver lo bien que ha hecho las particiones y no le hemos dado ni las gracias. -Pues llámala, que se las vamos a dar. Fue el águila detrás de ella y la niña, que la vio, pensó asustada: ―Ay, madre mía, eso es que ya se han comido el burro, ya se han hartado y ahora me quieren comer a mí‖. Pero se volvió para atrás y le preguntó: -¿Qué queréis? -No, que no te hemos dado las gracias. El águila se arrancó una pluma y se la dio, y le dijo: -Cuando me necesites, sólo tienes que decir: ―Yo y águila‖ y saldrás volando. La hormiguita le dio un pelo de sus antenas y le dijo: -Si te hace falta, di: ―Yo y hormiga‖ y te harás pequeña como una hormiga. Y el cuervo también le dio una pluma. -Cuando me necesites, grita: ―Yo y cuervo‖ y te convertirás en un cuervo como yo. La chiquilla cogió las tres cosas y se fue corriendo. Por el camino se encontró con una
  • 2. casita donde vivía un anciano muy viejo y muy sucio. La casa también estaba muy sucia, sin barrer, los platos sin fregar..., y dice ella: -No se preocupe, abuelo, ahora mismo se lo hago yo todo. Le fregó los platos, le hizo de comer, le lavó la ropa y le dio de comer. Al otro día, le dijo al anciano: -Mire, ya me tengo que ir. -¿Dónde vas? -Al Castillo de Irás y No Volverás. -Ese es un sitio muy peligroso. Mira: cuando llegues, te vas a encontrar muchos perros a un lado del camino y toros en el otro lado. Los toros tienes puesta carne para comer y los perros tienen puesto grano. Como tienen la comida cambiada, pues todo el que pasa por allí no sale vivo, se lo comen entre unos y otros. Cuando tú llegues, lo primero que tienes que hacer es ponerles a los perros la carne y el pienso a los bueyes. Y así puedes pasar por su lado sin que te pase nada. Así lo hizo. Fue cambiando los cestos de un lado a otro y pasó sin peligro. Llegó al castillo y empezó a dar vueltas por un lado y por otro, pero todas las puertas y todas las ventanas estaban cerradas y no conseguía entrar. Entonces vio una ventana muy alta que estaba abierta y gritó: ―Yo y águila‖ y echó a volar hasta que alcanzó esa ventana y entró en el castillo. Cuando estaba dentro, se encontró que todas las puertas estaban cerradas, así que dijo: ―Yo y hormiga‖, se volvió hormiga y entró por debajo de las puertas hasta que encontró al príncipe, que estaba encerrado allí, pero ya en forma de persona. El príncipe estaba acostado boca arriba, sin poder moverse, y le explicó que la única forma de desencantarlo era trayendo un huevo de paloma y estrellándoselo en la frente. La muchacha no se lo pensó dos veces y gritó: ―Yo y cuervo‖. Se convirtió en cuervo y salió volando del castillo hasta que encontró un palomar y robó un huevo de paloma. Volvió al castillo y le estrelló el huevo en la frente y entonces se le quitó el encantamiento al príncipe. Volvieron los dos a palacio, se casaron y tuvieron dos hijos muy buenos que no eran como su padre. Y se acabó este cuento con pan y pimiento y rabanillos tuertos. (Este texto forma parte del libro LEYENDAS Y CUENTOS DE ENCANTAMIENTO RECOGIDOS JUNTO AL ESTRECHO DE GIBRALTAR. Editado por Asociación LitOral) Juanillo (el de) la burra INFORMANTE: Rosa González Ruiz (Algeciras, Cádiz) RECOGIDO POR: Mª Luisa Mesa y Juan Ignacio Pérez Juanillo era un muchacho que no tenía nada que comer. Un día salió con su madre a coger tagarninas y se perdió en el monte. Cuando se hizo de noche se encontró con una burra tumbada en el suelo, entonces Juanillo se echó sobre ella para calentarse y empezó a alimentarse con la leche del animal.
  • 3. Fue pasando el tiempo y Juanillo se hizo mayor, así que pensó que no se iba a tirar toda la vida detrás de una burra. Un buen día se decidió a correr mundo. Montó en la burra y se fue de pueblo en pueblo. En uno de ellos se encontró con un muchacho arrancando pinos que le dijo: -¿A dónde vas, Juanillo? -Voy a ver si me busco la vida. ¿Y tú qué estás haciendo? -Aquí ando trabajando. -Pues vente conmigo a ver lo que encontramos. El muchacho se fue con él y siguieron andando hasta que encontraron a otro chaval que estaba arrancando piedras de molino de tres en tres. Juanillo le preguntó lo mismo que al primero y también lo convenció para que se fuera con él a buscarse la vida, así no estaría trabajando siempre en lo mismo. -Mira –les dijo Juanillo-, a partir de ahora tú te llamarás Arrancapinos y tú Trespiedrasdemolino. Los tres salieron caminando hasta que se les echó la noche encima. Vieron entonces una lucecita a lo lejos y decidieron acercarse. Cuando llamaron a la puerta les abrió una ancianita que estaba asando chorizos y que les dijo que podían pasar la noche allí si ellos querían. Y entraron y le explicaron que lo que ellos querían era buscarse la vida por esos caminos del mundo. La mujer les contó que por allí cerca vivía un rey que tenía tres hijas encantadas en una cueva. Por lo visto, a quien las sacara vivas de allí, el rey le daría una recompensa muy buena, pero hasta entonces nadie lo había conseguido, todos habían fracasado. Juanillo no se lo pensó dos veces y le dijo a la viejecita: -Bueno, pues mañana mismo vamos a buscar al rey. Y así lo hicieron. Cuando se levantaron fueron a buscar al rey. El rey les comentó que al que sacara a sus tres hijas de la cueva le daría una recompensa muy buena y se podría casar con la hija mayor. Les indicó dónde estaba la cueva y les proporcionó ropas y provisiones para el viaje. Cuando llegaron al lugar se dieron cuenta de que la cueva era hondísima, así que tuvieron que fabricar una cuerda muy larga con hojas de palma. Ninguno de los tres quería ser el primero en bajar y tuvieron que echarlo a suertes. Le tocó a Arrancapinos. Y Juanillo le dijo: -Mira, aquí hay una campanita atada a la cuerda. Cuando la toques, te subimos. Arrancapinos comenzó a bajar, pero al ver lo hondo y oscuro que estaba aquello, tocó la campanita enseguida y lo subieron. Después le tocó a Trespiedrasdemolino. Empezó a bajar, bajar, bajar, hasta que se asustó y tocó la campanita. Y otra vez para arriba. Y dijo Juanillo la burra: -Ahora me toca a mí. Pero yo voy a hacer lo contrario que ustedes. Cuanto más toque yo la campanita, más cuerda soltáis para abajo. Y venga a tocar y venga y venga y al llegar abajo se encontró con dos espadas, una buena y otra mala. Cogió la que le parecía que cortaba mejor y siguió para dentro hasta que se topó con un ogro, que le dijo: -¡A carne humana me huele! Y Juanillo: -A este lo mato yo. Lo mató, le cortó el dedo más largo y se lo guardó en el bolsillo. Ese ogro era el que guardaba a la hermana más pequeña, así que la sacó y la subió para arriba. Juanillo siguió para dentro y encontró una serpiente de siete cabezas. La mató, le cortó las
  • 4. siete cabezas y se las guardó. Como la serpiente era la que guardaba a la hermana mediana, la liberó y la subieron para arriba. Siguió para dentro y se encontró con un toro, que era el que guardaba a la mayor. Pero Juanillo hizo lo mismo: con mucho valor lo mató, le cortó la lengua y se la guardó. Y a la princesa la subieron para arriba. Cuando ya estaban las tres hermanas fuera, los amigos, para llevarse la recompensa, no quisieron sacar a Juanillo de la cueva. Lo dejaron abajo y se fueron ellos a palacio. Juanillo la burra se quedó allí abajo pensando cómo podía haber pasado aquello y qué podría hacer para salir de allí. Entonces se le apareció un diablillo: -¿Qué te pasa, Juanillo? -Que mis dos amigos se han ido y me han dejado aquí. -No te preocupes, yo te llevaré a palacio. Súbete a mi espalda y te llevo arriba. Cuando Juanillo llegó a palacio, los amigos estaban celebrando una fiesta. Juanillo le contó al rey lo que había pasado y el rey dijo: -¿Tienes alguna prueba para que yo sepa que tú eres el que ha salvado a mis hijas? -Sí. Este es el dedo del ogro que guardaba a la pequeña, estas son las siete cabezas de la serpiente que guardaba a la mediana y esta es la lengua del toro que guardaba a la mayor. Entonces dijo el rey: -Pues sí que es cierto. Por ser el más honrado, te casarás con mi hija mayor. Y estos dos, por desagradecidos, se quedarán sin nada y tendrán que trabajar para ti durante toda su vida. Y así fue que Juanillo heredó todo el reino. (Este texto forma parte del libro LEYENDAS Y CUENTOS DE ENCANTAMIENTO RECOGIDOS JUNTO AL ESTRECHO DE GIBRALTAR. Editado por Asociación LitOral) Mariquita, caca Contenidos relacionados El cuento de ―Mariquita caca‖, de viaje por Filipinas Versión 1 Sin datos de informante (La Línea de la Concepción, Cádiz) RECOGIDO POR: Proyecto Viejos Cuentos Había una vez una familia que tenía diez hijos y que eran muy pobres. Llegaron la Navidad y los Reyes y no tenían dinero para comprarles juguetes a los niños. Mariquita era la más pequeña de los diez hermanos y veía cómo las niñas de su calle tenían muñecas y ella no. Entonces se ponía a llorar. Pero un día pasó por allí un anciano y, cuando la vio llorando, le preguntó: -¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? La pequeña le contestó: -Porque todas las niñas tienen muñecas y yo no.
  • 5. El anciano le dijo que no llorara, que él le iba a regalar una muñeca muy especial. -Toma, se llama como tú y cuando te pida por la noche: ―Mariquita, caca‖, pues tú la poner a hacer caca. La niña se puso muy contenta porque era una muñeca muy bonita y por la noche, cuando Mariquita se acostó, la muñeca se puso a decir: -¡Mariquita, caca! ¡Mariquita, caca! Y Mariquita venga a poner la muñeca a hacer caca una y otra vez. Por la mañana, cuando Mariquita se levantó, vio cómo todo el cuarto donde ponía a la muñeca a hacer caca estaba lleno de montones de oro. Toda la familia se puso muy contenta. Compraron comida, ropas, una casa nueva. Eran muy felices, pero Mariquita tenía una vecina que era muy envidiosa y un día le preguntó que de dónde habían sacado tanto dinero. Mariquita se lo contó todo y a la mañana siguiente la vecina le robó la muñeca y se la llevó a su casa. Por la noche se puso la muñeca a pedir: -¡Mariquita, caca! ¡Mariquita, caca! Y la vecina, muy contenta, pensaba: ―¡Qué bien, por la mañana seré rica!‖. Pero pasó que en vez de dinero a la vecina le llegaba la caca hasta las rodillas. Se enfadó tanto que tiró la muñeca por la ventana. En ese momento pasó Mariquita y la recogió. Y ya nunca más se separó de su muñeca. Versión 2 INFORMANTE: Luisa Gil Villa (Ceuta) RECOGIDO POR: María Eugenia García Había una vez una niña muy pobre que se llamaba Mariquita. Su madre hacía calcetines que le mandaba vender en el mercado, ella se pasaba toda la mañana diciendo: -Calcetines a un real y medio. Y todos los días pasaba un vendedor de muñecas que decía: -Muñequitas a un real y medio. Un día Mariquita cogió el dinero de los calcetines y se lo gastó en una muñeca. Cuando llegó a su casa su madre la castigó en su cuarto. Y, a media noche, la muñeca empezaba: - Mariquita, quiero hacer pipí. Y Mariquita contestaba: -Háztelo en un rinconcito. Así varias veces hasta que dijo: Mariquita, quiero hacer caca. Y Mariquita le contestó: -Háztelo en un rinconcito. Por la mañana, la muñeca, en vez de caca había hecho dinero y toda la habitación estaba llena de este. La madre de Mariquita presumía de rica y la vecina todos los días le decía: -Que guapa estás, ¿te ha tocado la lotería? La madre contestaba: -No lo sé, no lo sé. Pero una mañana cansada de la pregunta, la madre le contó lo que le había pasado con la muñeca y la vecina le pidió que se la dejara. Y así a media noche la muñeca comenzó:
  • 6. -Mariquita, quiero hacer pipí. Y la vecina contestaba: -Háztelo en un rinconcito. Y así muchas veces hasta que la muñeca le dijo: -Mariquita, quiero hacer caca. Y la vecina ya harta de tanto preguntar le contestó: -¡Háztelo encima de la cama! Así fue, a la mañana siguiente toda la habitación estaba llena de cacas y la vecina muy enfadada la tiró por la ventana del rey, que se estaba poniendo los pantalones, y la muñeca le mordió. El rey desesperado por quitarse la muñeca puso en un anuncio que la mujer que le quitara la muñeca se casaba con ella. Cuando Mariquita se enteró de que su muñeca estaba con el rey fue a recuperarla y al llegar a la corte la llamó y la muñeca soltó al rey y se fue con su dueña. Días mas tarde el rey se casó con Mariquita y vivieron felices y comieron perdices. Los hijos del azafranero y el gigante INFORMANTE: Pilar Pecino Quiñones (Los Barrios, Cádiz) RECOGIDO POR: Domingo Mariscal Pues señor, esto era un azafranero que se dedicaba a vender azafrán. Una vez que había tenido un día malo, que no había vendido nada, cuando iba de vuelta, se encontró con un viejo que le dice: -¿Qué hay, amigo, cómo se ha escapado hoy? -Pues malamente. Y le dice el viejo: -¿Sabe usted lo que tiene que hacer? Coger a un hijo y a una hija suyos, meterlos en un arca y echarla río abajo. Les echa usted comida y donde se pare el arca, pues que abran y que salgan, que ya buscarán su destino. El hombre tenía muchos hijos. Y dice uno: -Papá, yo me voy a meter. Y una hija lo mismo: -Venga, pues yo también. Y se metieron los dos. Y pasaron muchos días dentro del arca comiendo unas roscas de pan que les había metido su padre. Y cuando ya se paró el arca, salieron y se encontraron en un camino. Solamente les quedaban tres roscas. Iban andando sin rumbo fijo y en el camino les salió un perro grande. El muchacho halagando al perro, venga halagarlo, y ella: -¿Qué querrá este perro? -A lo mejor es que tiene hambre. Vamos a echarle una rosca de estas. -Sí, hombre, tenemos tres y sin saber cuándo vamos a comer, ¿cómo le vas a echar una rosca al perro? -Anda, yo se la voy a echar. Y le echó una rosca al perro. Y ya sólo les quedaban dos. Siguieron andando, andando, andando, y a los cinco minutos, ¡otro perro! Y pasó exactamente igual. El hermano le echó otra rosca, aunque ella no quería. Y los dos perros se fueron con ellos. Y más adelante, otro perro, y también le echó la rosca. Los tres perros
  • 7. se comieron las tres roscas y ellos se quedaron sin nada que comer. Se encontraron un castillo viejo y entraron a pasar la noche. Era todavía de día y el muchacho dijo: -Voy a salir a ver si encuentro algo de comer, un conejo, un pescado o algo. Y cuando él estaba buscando la cacería, ella se quedó sola allí y apareció un gigante que le dice: -Mira, tú te puedes quedar, pero a tu hermano no lo quiero aquí. Trata de deshacerte de él y tendrás aquí comida y todo lo que tú quieras. Y ella le preguntó: -¿Y cómo lo hago? El gigante le dio una porra y le dijo: -Mira, tú te pones detrás de la puerta y, cuando él vaya a entrar, tú le das un porrazo en la cabeza y lo matas. Y ella: -Bueno. Vino el hermano y ella lo esperaba detrás de la puerta, pero como los perros se le adelantaron, se liaron con ella y no pudo darle con la porra. Los perros lo habían salvado. Al otro día, el gigante le dice: -Tú te deshaces de él como puedas. Vete con él al campo. Y ella le dijo al hermano: -Yo voy a ir contigo de cacería. Al pasar por la vera de un pozo que no tenía ni cubo ni nada, dice ella: -Me ha entrado sed. Cógeme un poquito de agua aunque sea con las manos. Se agacha el muchacho a sacarle agua con las manos y la hermana le dio un empujón y lo tiró al pozo. Ella salió corriendo para el castillo y los perros rápidamente echaron mano de las ropas del muchacho y lo sacaron. Y ya se dio cuenta él de por qué su hermana siempre le estaba chillando: ―Esos perros, ¿por qué no los matas, por qué no te deshaces de ellos?‖. Pero a él le daban lástima los perros. Bueno, cuando él llegó al castillo, ella le preparó la comida y se la envenenó. Pero él tenía la costumbre, antes de comer, de echarles a los perros unos trocitos de su propia comida. Y ese día los perros no quisieron probar ni un bocado. -¿Qué les pasará a los perros que no quieren comer? Cuando él fue a llevarse una cucharada a la boca, los perros le tiraron la cuchara y no lo dejaron comer. Y así una y otra vez. Y ella quejándose: -¡Y estos perros, que no te van a dejar comer! Ya él se dio cuenta: -Pues estos perros, cuando no quieren comer es por algo. Y ya él no comió tampoco. El gigante le dijo a ella que, como no había podido matar a su hermano, que se fueran de allí. Y se fueron, pero esta vez cada uno cogió por un lado. Él llegó cerca de un pueblo y, como no tenía nada para comer, se metió debajo de un puente a descansar. Los perros se separaron de él y al ratito volvió uno con un pan en la boca, el otro con una botella de vino y el otro con un plato de comida. Por lo visto, lo habían cogido de una mesa de una casa y, claro, la criada echó en falta el plato de comida: ―Aquí falta un plato, yo juraría que aquí había tantos platos...‖ Al otro día pasó lo mismo y al otro también, así que la criada se lo contó al dueño de la casa y él mandó seguir a los perros, porque era algo misterioso: los perros nunca llevan comida a
  • 8. nadie, ellos se comen la comida que se les dé. Cuando encontraron al muchacho, lo llevaron a la casa y se enamoró de la hija del dueño y se quedó allí y se casó con ella. Resultó que su hermana también había llegado a aquella casa y estaba trabajando de criada. Y la noche de boda, la hermana le puso en la almohada unos pinchos, unas agujas, para que se las clavara cuando se acostara. Él se acostó y se clavó una en un lado, otra en otro y así hasta tres, y amaneció muerto. Ya lo tenían preparado para llevárselo cuando los perros levantaron la tapa de la caja y empezaron a buscar con la lengua por la cabeza del muchacho. El dueño de la casa y todos los que allí había se quedaron mirando a ver qué es lo que buscaban. Los perros sacaron las tres santas, los tres clavos que se había clavado, y el muchacho ya abrió los ojos. En ese momento, los perros se convirtieron en tres hombres. Los había enviado el viejo que se encontró su padre aquel día que no había vendido nada para que lo protegieran, porque sabía que su hermana no era buena. A ella la deportaron y él y los demás se quedaron allí y vivieron felices. El niño del torrejón INFORMANTE: Carmen Sánchez Martínez (Medina Sidonia, Cádiz) RECOGIDO POR: Ana María Martínez y Juan Ignacio Pérez Era una señora que vivía en el torrejón de Medina Sidonia y su hijo salió a la calle y vio venir a un hombre con un coche. Como era una época en que no había coches, le extrañó y fue con otros niños a ver qué era aquello. El hombre les dijo: -Vengo buscando a un niño que se llama Juanito. -Juanito soy yo. -¿Tu madre es viuda? -Sí. El niño salió corriendo: -¡Mamá, mamá, dice que es un hermano de papá! Viene la pobre mujer, ignorante, se acerca al coche y el hombre le dice: -Le traigo muchos regalos al niño. Lo cierto es que la mujer se creyó que verdaderamente era el hermano de su marido y el hombre se quedó allí y llevaba al niño a muchos sitios y le compraba muchas cosas. Pero resulta que un día dice: -Mira, lo voy a llevar a un paseo largo. Y el niño se fue con él y no volvió. Se lo llevó muy lejos, muy lejos, muy lejos, lo montó en un barquito y se perdió. La madre preguntándose: ―¿Dónde estará mi niño?‖, pero no lo encontró. Y un día le dijo el hombre al niño: -Mira, en todas las habitaciones puedes entrar, menos en esta, en esta no puedes mirar. El niño sí que miró y vio que había allí un grifito con un chorrito de oro. El niño puso un dedo y se lo mojó, pero después no supo cómo quitarse el oro del dedito y le brillaba sin que él quisiera. Se llevó la mano a la cabeza y se le quedó un reflejo de oro en el pelo. En esto que llegó el hombre: -¡Juanito, Juanito! ¿Dónde estás? ¿Ya has entrado en la habitación prohibida? El niño quiso huir, pero se le apareció un ángel (siempre hay personas buenas) y le dijo: -Mira, Juanito, no temas. Si ves que tu tío te va a hacer daño, móntate en la lancha de
  • 9. pescar y coge un peine, un puñado de sal y un puñado de tierra. El niño se montó y el tío salió detrás de él: -Juanito, no te vayas, que yo te alcanzo, que yo te alcanzo. Y cuando iba por medio de la mar le tiró el peine y se formaron muchos espinos. Y no lo alcanzó y siguió para adelante. Pero cuando vio que otra vez el tío lo alcanzaba, le tiró el puñado de tierra y la mar se puso con un oleaje muy fuerte y no lo pudo alcanzar. Y el niño siguió otra vez y le tiró la sal, poniéndose una nube muy grande, con lo que le dio tiempo al niño de entrar en los pueblos de por aquí. Empezó a buscar, a buscar, a buscar y encontró a su madre, que estaba muy viejecita. El niño, que ya era mayorcito, había cogido dinero al tío y se lo dio a su madre. CUENTOS DE TERROR DEBAJO DE LA CAMA La imagen que más le había impresionado en toda su vida pertenecía a una película de la cual no recordaba ni el título. Había una niña tumbada sobre su cama. Poco más allá, a su izquierda, había un espejo, y ella podía verse dormir. La luna reflejaba su imagen, y cada noche, por aquello del miedo que atenaza a los niños, la cría se miraba en el espejo y aprovechaba para ver si debajo de su cama había algo de lo que debiera tener conocimiento. Tras ver que no había nada se quedó tranquila. Unas escenas más adelante volvió a hacer lo mismo y luego cerró los ojos. Su mano cayó hacia el suelo. En un momento dado notó una humedad viscosa en su mano lacia y abrió los ojos sin atrever a moverse un ápice. Giró la cabeza hacia la izquierda y miró el espejo. Bajo su cama había un hombre con ojos de sádico, que lamía su mano con la boca sangrienta en un rictus perverso. Aquella escena era la que más terror le producía, pero ella no tenía un espejo al lado de la cama para mirar si estaba sola en la habitación, y por más que había pedido a sus padres que le pusieran un espejo estos siempre le habían dicho lo mismo: no hay sitio. A un lado tenía el balcón y al otro un armario y la puerta. No cabía esa posibilidad, y ponerlo enfrente no tenía sentido. De modo que Leticia miraba debajo de su cama nada más entrar en la habitación, con las luces abiertas y la puerta del cuarto abierta, por si tenía que gritar y ser escuchada por sus padres. Una vez comprobaba que no habia nada, cerraba la puerta para asegurarse de que nadie podía entrar, y tras leer algunas páginas de un libro de la colección del Barco de Vapor, se dormía con la luz de la lamparilla encendida. Más tarde, como cada noche, entraría alguno de sus padres para darle un beso en la frente y cerrar la luz. También cerraban la puerta por expreso deseo de ella. Si antes no habían entrado, después tampoco lo harían. Una noche entró e hizo su rutina habitual. Cuando terminó abrió el libro que estaba leyendo, sus ojos consumieron ávidamente unas páginas y cayó rendida. Su madre entró veinte minutos después, besó su frente, cerró la luz y se marchó, dejando cerrada la puerta.
  • 10. Leticia no pudo ver como media hora más tarde el pomo de su puerta giraba lentamente. La puerta no chirribaba, de modo que tampoco se enteró cuando ésta se abrió lentamente y “algo” que no tenía forma ni color se deslizó por el suelo sin hacer ningún ruido. Ella permanecía inerte sumida en sueños cuando la sábana que la cubría comenzó a deslizarse hacia sus pies. Un pequeño cosquilleo producido por el movimiento de las sábanas hizo que moviera las piernas incómodamente, casi en un arranque nervioso, pero no llegó a despertarla. Cuando las sábanas terminaron en el suelo Leticia comenzó a tener una pesadilla. Sus ojos, ocultos tras los párpados cerrados, se movían rítmica y velozmente. Mientras tanto un ser invisible a la vista humana, deslizaba parte de sí por las piernas desnudas de Leticia, provocando que toda su piel se estremeciera y el bello de todo su cuerpo se erizara. Un frio glacial recorrió sus pies, sus piernas, su cintura, su pecho y sus brazos y terminó llegando hasta su rostro como un suspiro mortal. Leticia sintió que el corazón se le congelaba y abrió los ojos en un rictus de horror. Respiró hondo y comenzó a hiperventilarse mientras sus manos se agarraban fuerte a la sábana de fondo. Cuando logró aminorar la velocidad de su respiración y su corazón volvió a su número de palpitaciones habitual, Leticia parpadeó un par de veces más y se centró. Algo fallaba. No era solo la pesadilla que le había despertado, había algo más. Era un presentimiento. En un moviento tan rápido como el miedo le permitió, encendió la luz de la habitación. Sentada aún en la cama se miró las propias piernas y encontró la respuesta a su pregunta. La sábana que cubría su cuerpo ahora no estaba. Miró a un lado y otro de la cama sin apenas mover más músculo de su cuerpo que el del cuello, y no encontró la pieza que faltaba. De un bote se puso de rodillas y se acercó hasta los pies de la cama. Allí abajo, de forma circular, estaba toda la sábana que debía haber estado cubriendo su cuerpo. Comenzó a sentir otra vez el miedo que la había hecho hiperventilarse y su respiración volvió a agitarse. De haber sido asmática ya habría sufrido un ataque. Era una suerte ser una niña sana. Si hubiera tenido setenta años probablemente aquella noche habría muerto de un ataque al corazón. Alargó el brazo para recuperar su sábana y se la echó por encima. Todavía luchaba por recuperar también la serenidad. Tenía tanto miedo que apenas le salió un susurro de la boca cuando creyó estar gritando “mamá”. Su carne de gallina y su bello erizado no la tranquilizaba en absoluto. Tras gemir comenzó a llorar. Si las palabras no salían de su boca, tendría que ir hasta la habitación de sus padres para dejarse consolar... y aquello también le provocaba pavor. La habitación estaba dos cuartos más allá, al fondo del pasillo. Pero si quería que hubiera alguien con ella hasta que consiguiera volver a dormirse, tendría que salir de su propia habitación. Con todo el valor que una niña de doce años podría tener, Leticia localizó primero las zapatillas para ponérselas lo más rápido posible y salir corriendo de allí. Pensó que si corría llegaría antes a la habitación de sus padres y podría meterse entre ambos para recuperar la tranquilidad y el sueño. Sólo sus padres tenían esa capacidad de devolverle la paz. Ella era muy joven, no podía hacerlo todo sola. Necesitaba dos adultos a los que amaba y en los que confiaba. Decidida, tras localizar sus zapatillas, se abrazó a la sábana, se calzó y corrió hacia la puerta de su habitación. Fue entonces, cuando al alargar el brazo para abrir el pomo,
  • 11. se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. El miedo la paralizó de nuevo y sus ojos bailotearon de terror. No se atrevía a girarse y en el umbral permaneció el tiempo que a ella le pareció una eternidad. Sus pies no se atrevían a dar un paso más. Comenzó a hiperventilarse de nuevo y sintió marearse, y en un arranque último de valor extendió el brazo y abrió la luz del pasillo. ¿Iba a morir de miedo? Aquella duda consiguió que echara a correr hasta la habitación de sus padres pero fue tan rápida y torpe que se estampó contra la puerta semiabierta. Cayó al suelo y se dañó un tobillo, pero provocó el suficiente ruido como para que su padre se despertara y abriera la luz. - ¿Leticia? La niña alzó su rostro poco a poco. Primero vio las baldosas del suelo, luego llegó hasta las zapatillas de su padre, y entonces miró debajo de la cama de matrimonio. Antes de que la habitación comenzara a darle vueltas y cayera al suelo había podido ver que debajo de la cama de sus padres estaba su madre sobre un charco de sangre y un ser etéreo, como el cristal, al cual sólo se podía con los ojos de la infancia, lamía la barbilla sangrienta de su madre. FIN. A solas con la muerte Aquella noche miró hacia el pasado para encontrarse con su otro yo, aquella muchacha asustadiza y tímida que no era capaz de decir una palabra más alta que la otra. Se miró al espejo intentando analizar sus gestos, buscando qué era aquello que la había hecho cambiar tanto como para convertirse en lo que ahora era. ¿Adónde habían ido a parar aquellos sentimientos de culpabilidad de las primeras veces? ¿Qué había sido de su arrepentimiento, dónde estaban sus comeduras de cabeza, aquel dolor intenso que había sentido su pecho, esa lucha de sus ojos intentando evitar llorar? Ya no quedaba nada de aquello. Ella se había convertido en una implacable máquina de muerte. Ya no había compasión en sus ojos a la hora de matar. Ya acabó la venganza, porque ahora no se sentía pequeña e indefensa, porque ahora ya tenía el control que había estado ansiando durante toda su vida. Y, mirándose ante el espejo, sintió ganas de llorar, no por sus actos, si no al ver en lo que se había convertido, ya que había pasado de ser una dulce personilla, sincera, silenciosa, sufriente y simple, a aquello. ¿De qué le había servido? Si realmente era gratificante la venganza o si sólo era una idea que había creado en su mente para convencerse de que llevaba la razón era algo que ya no se sentía capaz de evaluar.
  • 12. Y ahora estaba a solas. A solas con la muerte. Meditando sobre el sentido de todo lo que había hecho. Pensando en cómo habría sido la vida de aquellas personas si ella no se la hubiera arrebatado. Acordándose de las familias de todas sus víctimas. Era extraño que se hubiera puesto a pensar en ello. ¿Qué estaba fallando en ella? ¿Por qué se creía malvada? ¿Por qué sentía compasión? Toda su vida había consistido en una cruzada de venganza hacia el pasado, hacia los malos tratos que sufrió, que la convirtieron en un ser alienado, inútil, que se dejaba llevar. Y había disfrutado tanto siendo ella quien llevaba las riendas... Pero ahora el camino llegaba a su fin. Ya no sentía deseos de volver a matar. La cuenta había sido saldada. La venganza había llegado a su término y se dio cuenta de que su falsa personalidad, la de aquella imparable asesina, era tan sólo una mala fachada que ella misma había creado. Y la fachada había cedido ante la realidad. Ya no había vuelta atrás. No podía permitirse el hecho de volver a ser como antes. No volvería a llorar, ni a quejarse, ni a sufrir por ella ni por nadie. Jamás podría aceptar a su verdadero yo. No sabría como convivir con él. Sin más escapatoria abrió el bolso, sacó su pistola, se miró al espejo y, apoyando el arma sobre su sien, disparó con una sonrisa en los labios. Había ganado la batalla. FIN Pata de gallo Bueno, esta historia me la contó una amiga. Resulta que una vez murió un hombre y todos estaban muy tristes por su muerte. Estaban en el velatorio y dicen que al poco rato llegó un hombre al que nunca habían visto. Muy triste se paró junto al ataud y ahí estuvo un buen rato llora que llora, hasta que después se fue a sentar a un rincón y no paraba de llorar. A la mañana fueron a enterrar al difunto y una persona se acercó a este hombre misterioso y le preguntó: - ¿Usted era pariente del difunto? es que se ve que lo quiso mucho. A lo que el hombre respondió: - No, él sólo era mi amigo.. sí, era mi amigo, pero él no me conocía. Después de escuchar esto el otro hombre se extrañó mucho y le preguntó que cómo era eso de que era su amigo pero que nunca lo conoció. Y le preguntó, otra vez el hombre misterioso respondió con estas palabras: - Sí, él era mi amigo, lo que pasa es que él siempre prendía una veladora al alma más
  • 13. perdida del mundo, y esa alma.. soy yo. La persona se fue muy confundida... Pero dicen que después vieron al hombre que nadie conocía que se estaba quitando un zapato y que claramente vieron que tenía una pata de gallo. Y se supone que el único que tiene la pata de gallo y que es el alma más perdida del mundo es... el Diablo. El Nahual Esto le pasó a mi primo hace poco. Él vive en un pueblo tan tradicionalista y viejo que las historias de aparecidos y brujería son de casi todos los días, él no creía en esas cosas hasta que lo vivió en carne propia. Dice que en su casa no se explicaban por qué, pero que todas las mañanas encontraban la cocina revuelta, como si hubiera entrado un animal, todos los trastos tirados, la harina, el azúcar; es que ellos compran siempre bultos de harina y azúcar y manteca porque hacen pan. El patio que tienen es muy grande y la cocina está un poco alejada de la casa. Por más que se atrancaba la puerta, parecía que un animal o alguien entraba a tirar todo, mi tía cansada de esa situación, decidió espiar a ver lo que era. Pasaron 4 noches y nada, la quinta noche se levantó al escuchar mucho ruido en la cocina, levantó a mi primo y sigilosamente se asomó, cuál fue su impresión al ver por la ventana a un enorme cerdo negro y repulsivo, tirando las cosas, husmando en las cacerolas, los trastos... Lo que más le sorprendió es que la puerta estaba bien atrancada y no había agujero por el que semejante animalón pudiera meterse , y como se las sabe de todas todas, le dijo a mi primo que trajera un lazo y que se "orinara en él". Mi primo trajo el lazo y le dijo que para qué se lo iba a orinar y mi tía que lo regañó y lo hizo orinarse en el lazo. Mi tía tomó el lazo y entró, el animal se le aventó agresivo queriéndola morder, y en una de esas mi tía que lo laza..., en serio que el animal tenía una fuerza descomunal que hasta mi primo la tuvo que ayudar. Lo amarraron en un árbor en medio del patio y dijo, si en verdad no es nada malo, mañana mismo lo echo en la cazuela, canijo animal. No lo van a creer, pero a la mañana siguiente, lo que mi primo vió no lo podía creer: el cerdo ahora era humano, era una anciana vecina de ellos, doña Teresita; estaba completamente desnuda. Mi tía dijo que se había rumoreado que era nahual , pero no lo creía, le reprochó, "¿por qué me hace eso doña Tere?, yo no le he hecho nada malo
  • 14. para que me perjudique así"; la anciana le pidió mil disculpas diciendo que era la costumbre y que no sabía que era su casa, pero que la dejara ir, que no la molestaría más. Mi tía, como se pasa de buena, le dió con qué vestirse y la dejó ir, diciéndole que si lo volvía a hacer que no dudaría en matarla ahí mismo. Mi primo desde ahí quedó pasmado e investigó lo que era un nahual, según dice es un brujo malo que pacta con Satanás y tiene la facilidad de cambiar su cuerpo a la de un animal grande , cerdos, perros, coyotes, etc. para hacer daño a las casas o para asesinar a sus enemigos. El espíritu de una anciana Esto le pasó a mi prima Priscilla (por poner un nombre) cuando tan solo tenía unos pocos años, no me acuerdo muy bien la edad que tenía. Yo soy menor que ella, dos años menor. Todo sucedió en Valencia (España) y mi tía (la madre de Priscilla, hermana de mi madre) vivía con sus dos hijas (mis primas, Priscilla e Indira) y su marido en una casa, concretamente en la c / Rualla. La casa era alquilada, pues no paraban de trasladarse de casa. Yo iba muchas veces de visita con mis padres y mi hermana, y allí pasabamos fines de semana... y tal. Yo era muy pequeñita entonces y no me acuerdo muy bien. Pero sé que aquella casa no me daba buenas sensaciones. Le tenía miedo, concretamente a una parte de la casa. A una habitación. Como un trastero. Allí mi tía guardaba cosas. Aquella habitación era muy pequeña y era, también, oscura. Tenía una puerta con un cristal, un cristal de esos que no se ve lo que hay detrás, era rugoso (no sé cómo explicarlo). Yo siempre que pasaba por delante de esa puerta iba corriendo, por el miedo que tenía, y no sé por qué. Mis tíos y mis primas se cambiaron de casa, a una también alquilada (ya tienen una propia). Cuando ya éramos más mayores, me contaron que mi prima Priscilla veía la sombra de una mujer mayor (una viejecita), en el cristal, detrás de la puerta, en esa habitación que tanto miedo me daba. Ella era muy pequeñita, así que no creo que se lo inventara. Mi tía estaba asustada porque una niña tan pequeña y viendo la sombra de una mujer... pfff !! qué repelús me da cada vez que lo pienso. Después mi tía se enteró de que allí vivía una mujer. Una mujer mayor que murió en esa misma casa. Esa mujer era la misma que mi prima Priscilla había descrito a mi tía, la mujer de detrás del cristal. Estando allí, en esa misma casa, también sucedían otras cosas. Mientras dormían, mi tía veía sombras que cruzaban el pasillo. Caminaban por el pasillo en dirección a la habitación de mis primas. No le daba importancia, porque pensaba que eso sería producto de su imaginación. También se movían objetos, aunque muy pocas veces.
  • 15. Un día a mi tía casi se le quema la casa (esa casa, donde sucedían esos hechos extraños) sólo por dejarse una olla al fuego. La cocina se inundó de un humo negro que no dejaba respirar. Algo o alguien hizo que ese humo desapareciera y que el fuego se apagara. Ahora ya están en otra casa, la suya propia. Y desde aquel momento que no han vuelto a suceder cosas extrañas, ni Priscilla a ver a la mujer vieja del cuarto oscuro y pequeño. ¿Sería aquella mujer que murió la misma que vió mi prima? Aquellas sombras serían las de la mujer? Quién sabe... Una casa siniestra Esto le ocurrió a mi amigo Aldo, durante su permanencia en una casa que hace muy poco tiempo habían adquirido junto con su familia. Era una casa hermosa y muy grande, pero a pesar de todo eso, parecía hasta cierto punto un poco tenebrosa. En cierta ocasión Aldo y su hermano mayor, Edgar, se quedaron solos en la casa, ya que sus padres y demás hermanos habían hecho un viaje fuera del país. Aldo se encontraba en el cuarto de estudio, él acostumbraba estudiar de noche; eran más ó menos como las 10:30 p.m., cuando Aldo empezó a sentir malestar en su vejiga y pues, claro, tenía que vaciarla, así que se dirigió al baño. Y al abrir la puerta, cuál fue su sorpresa que encontró a su hermano Edgar ocupando el baño. Al verlo Aldo se disculpó y volvió a cerrar la puerta, y se dirigió al otro baño que se encontraba en la 2ª. planta de la casa, así que subió y como para llegar al baño tenía que pasar por el cuarto de Edgar, al pasar por allí encontró a Edgar viendo televisión muy tranquilo. Al verlo Aldo sintió que sus piernas no le respondían y empezó a sudar helado, como pudo entró al cuarto y le preguntó a su hermano, que si había bajado al baño de la sala. Edgar le dijo que no, que no se había movido de su cuarto. Aldo comenzó a llorar como un niño, y temblaba como gelatina. Edgar le preguntó: ¿Qué te pasa? y Aldo no podía pronunciar palabra. Cuando al fin Aldo se tranquilizó empezó a relatar lo que había sucedido. Al oírlo Edgar no sabía qué decir, también estaba asustado, así que decidieron no salir del cuarto, le pusieron el cerrojo, y se durmieron con la luz encendida. Al día siguiente, al bajar al cuarto de estudio, Aldo encontró sus libros tirados. En otra ocasión a la mamá de Aldo le pasó algo parecido, se encontraba sola en la casa, y escuchó que en las habitaciones de arriba caminaban y a veces las puertas se cerraban solas. Ella se asustó mucho y decidió ir a visitar a su vecina, y esperar a que regresara su familia. Al final Aldo junto a su familia decidieron cambiarse de casa. Muchas personas habitaron en esa casa, pero no duraban mucho, y se retiraban
  • 16. también. Hoy en día esa casa se mantiene sola, muchos son los rumores, se dice que en ella vivió una señora que mantenía pacto con el diablo, otros dicen que una persona murió allí y no encontraron su cuerpo. En fin creo que nunca se sabrá la verdad. El toro negro La siguiente historia ocurrió hace muchos años, y se ha venido contando año tras año, cada vez que se acerca la "SEMANA SANTA" (Celebración Religiosa, en la cual se recuerda la vida, muerte y resurrección de Cristo), en mi país se celebra, ya sea a finales de Marzo o a principios de Abril. Sentados bajo la sombra de un frondoso árbol de Ceiba, mi abuela y yo conversando después de un día pesado y agotador, nos refrescábamos con un guacalito con agua fresca y natural, recién sacada del arrolluelo que emanaba de una roca inmensa, rodeada de enormes árboles y matorrales, que adornaban aquel caminito, que nos llevaría de regreso a la casa de mi abuela. Era Jueves (Jueves Santo), bien lo recuerdo cuando la abuela me decía: Hijo, no vayas a salir mañana (Viernes Santo), y si sales regresa temprano. Le respondí: ¿Por qué, abuela?¿Por qué no quieres que salga mañana?. Ella me contestó: Porque mañana es Viernes Santo, y no se debe de andar haciendo otra cosa más que rezar y meditar en nuestro señor Jesucristo. Y era cierto, todos los años el Viernes Santo, ni aún los peones trabajan tarde… Mi abuela procuraba que nadie trabajara tarde. Yo, un poco intrigado, le pregunté: Abuela ¿por qué es tan especial el Viernes Santo? y ella me contestó: Porque la Semana Santa es un tiempo de reflexión sobre nuestras vidas, y sobre el sacrificio que hizo Cristo por nosotros, en especial el Viernes Santo, porque en ese día fue cuando sufrió y padeció. Pon mucha atención a lo que voy a contarte : "Esto sucedió en un pueblo de por aquí, muy cerca. Se trataba de un hacendado (poseedor de tierras), muy rico. Este hombre se llamaba Demetrio, era el hombre más rico de aquel lugar, poseía muchas tierras, ganado y tenía a muchos jornaleros bajo su cargo. Este hombre entre más riquezas tenía más quería obtener, sin importarle como obtenerlo; se decía que este hombre no respetaba a nadie, lo único que le importaba era obtener y obtener riqueza. Llegó la Semana Santa y don Demetrio como era de suponerse no guardaba ningún respeto por lo religioso, continuaba sus labores como cualquier semana normal. Pasó el Lunes, Martes, Miércoles..., en fin, llegó el Viernes. Era Viernes, ya casi eran las 3:00 de la tarde cuando don Demetrio andaba en el campo con sus jornaleros, ya trayendo el ganado; don Demetrio tenía centenares de
  • 17. vacas, toros, bueyes y terneros. Cuando dieron las 4:00 todo el ganado estaba apartado, cuando de repente vieron a lo lejos un toro negro . Don Demetrio dijo: Ese toro no me parece conocido, pero aún así me lo llevaré. Los jornaleros le dijeron: No, don Demetrio, no lo haga, ya es tarde y es Viernes Santo, tenemos que regresar estas horas son sagradas, y él les respondió: Qué sagradas, ni qué nada, hoy es un día común y corriente, y les ordeno que me traigan ese toro. Los hombres asustados, le dijeron: No, don Demetrio ese toro no es suyo, además nunca lo habíamos visto por acá. Y don Demetrio muy enojado, está bien cobardes, iré yo a traerlo. Y subido en su caballo, salió a perseguir a aquel animal. Los jornaleros regresaron a la Hacienda, a esperar a don Demetrio, pero se hizo de noche, y su patrón no aparecía por ninguna parte. Al día siguiente salieron a buscarlo, y no encontraron ni el rastro. Se dice que aquel toro negro no era otro más que el demonio, quien había venido a saldar cuentas con don Demetrio. Se dice que cada Semana Santa, específicamente el Viernes, cuando ya empieza a oscurecer, si pones mucha atención, escucharás por los montes a un toro corriendo y a un hombre persiguiéndolo en su caballo. Ese es don Demetrio que anda purgando esa pena, por no respetar las cosas sagradas" Bueno hijo, me dijo la abuela, ya es hora que nos vayamos, porque ya se hizo tarde. Esa noche no pude dormir, pensando que don Demetrio andaría por allí, persiguiendo al toro negro. Así que al día siguiente (Viernes Santo) ni siquiera pensé en salir, y me quedé con mi abuela, meditando y reflexionando. Así que tengan cuidado, si se topan con un toro negro el Viernes Santo. CUENTOS REALISTAS Un loco extraño Este cuento trata acerca de un joven de un pueblo alejado, que llega a la capital. El joven está feliz por conocer la gran ciudad, pero encontrará una realidad muy distinta de la que espera, pues es detenido por andar alegre sin motivo. Esto motiva que deambule sin rumbo por la ciudad, buscando algo digno de contemplar. Lo entristece la mugre que allí encuentra, la prisa de los transeúntes, hasta que se acerca a unos niños creyendo que ellos lo comprenderán. Pero es un error, es atacado por los niños y luego por la policía, hasta que huye de regreso a su pueblo para nunca volver.
  • 18. En este cuento tenemos personajes reales, tanto el ingenuo protagonista como los hostiles citadinos. Las acciones que realizan, también son reales: violencia, prisa, disgusto, desconfianza, alegría. La narración es en tercera persona, con narrador omnisciente (que conoce toda la verdad). El tiempo es completamente lineal, el protagonista sale del pueblo, llega a la ciudad, la recorre y huye de regreso. Los espacios son cotidianos, un pueblo en decadencia y una gran ciudad ruidosa y sucia. Los recursos nos pintan a la sociedad actual y lo desubicado del protagonista en ella. La criatura de la buhardilla: Es un cuento acerca de una supuesta aparición en un pueblo de pescadores, pero que trata acerca del temor y de los malos entendidos que puede generar.v Aquí tenemos personajes reales, un pueblo de gente temerosa, unos marinos extranjeros que hablan en un idioma que les resulta ininteligible. También tenemos los prejuicios y temores de los pobladores, los cuales inventan a una criatura monstruosa, basados exclusivamente en suposiciones y elucubraciones, producto de sus temores. El narrador nos mantiene en la ignorancia hasta el final del cuento, a pesar de ser omnisciente. Las descripciones de tiempo y espacio son lineales y describen situaciones reales. El tigre: Este es un cuento sobre la naturaleza y nos habla de una cachorra de tigre (jaguar), adoptada por una familia. La situación es completamente realista, la ―tigre‖ es criada por la familia como un animal doméstico, alimentada con carne cocida. Se muestra inofensiva con los animales de la granja, hasta que un día, cuando ya es una cachorra adolescente, sus instintos pueden más que la crianza y sigue a su naturaleza, comiéndose a la gallina de la casa y a sus pollitos. Todo el relato se muestra verosímil, podría suceder perfectamente. El narrador en este caso es el protagonista, quien termina matando a la ―tigre‖ tras el suceso. El tiempo está manejado en forma no lineal, como un recuerdo (flashbacak), pero mantiene todas las características del cuento realista. El tullido: Esta es una historia sobre un niño que vive postrado en su cama y sobre su milagrosa recuperación. Es el hijo de unos padres ignorantes que trabajan para una familia rica que los ayuda. También nos deja planteado el tema de la solidaridad y las buenas intenciones. Este cuento es un poco más complejo que el común de los cuentos realistas, pues tiene varios puntos centrales, la solidaridad, el beneficio de la lectura, la importancia de los bienes afectivos. Pero su narración se ajusta a los parámetros realistas. También los personajes son realistas, si bien podría pensarse que la milagrosa recuperación del protagonista no lo es. Pero se trata probablemente de una enfermedad psicosomática, ya que se cura frente a un suceso intenso y su enfermedad nunca fue descrita con precisión.
  • 19. La figura de madera: Este cuento nos habla de la generosidad y de la solidaridad. Es la historia de un niño escolar de una familia clase media que se cruza con dos hermanitos muy pobres y decide ayudarlos. También nos habla del sentimiento de gratitud que dichos hermanos experimentan por su benefactor y cómo encuentran la forma de retribuirle. La narración es realista, narrada en tiempo real por un narrador testigo omnisciente. Los personajes son cotidianos y se mueven en un espacio cotidiano. La anécdota es perfectamente realista. You can make it. Hola, mi nombre es Juliana tengo 24 años y hoy en día después de tanto luchar con todos los obstáculos que me impuso la vida aquí estoy soy una supermodelo millonaria, vivo en mi ciudad natal: Paris, Francia y esta es la historia de mi vida. Nací un 3 de septiembre de 1999 en el seno de una familia pobre en Paris.Mis padres luchaban para conseguir dinero porque a pesar de tener buenos trabajos, Europa estaba sumida en una grave crisis causada por la gran caída de la bolsa de valores, el gobierno francés estaba siendo ultrajado y despotricado por la población, las huelgas cada vez eran mayores y de mayor intensidad y violencia por lo tanto los trabajos eran mal remunerados y la pobreza aumentaba cuantiosamente.Cuando tenía 4 años una mañana del mes de Julio mis padres tuvieron una intensa pelea y gritaban mucho.A todo esto, corrí a mi habitación me senté en un rincón y llore, llore inconsolablemente, las lagrimas brotaban de mis ojos mientras me repetía a mi misma asustada “Ya va a pasar, van a parar de pelear” y permanecí ahí hasta que decidí levantarme, pálida, aun asustada y dirigirme hacia donde estaban mis padres y descubrí que ahora había silencio y ahí estaba mi madre también llorando desconsoladamente corrí hacia ella y me sostuvo en brazos mientras me decía” tu padre se ha ido y no volverá mi pequeña Juliana pero saldremos adelante yo lo sé”.Cuando cumplí los 12 años Europa se recuperó Y Francia volvió a estabilizarse,la bolsa de valores subió y los sueldos subieron, por lo tanto nuestra familia también se estabilizó y mi madre y yo decidimos mudarnos a una casa en las playas de Cannes frente a ese mal azul cristalino y esas arenas doradas, sin duda, un hermoso lugar.En esos momentos estaba experimentando los cambios de la pubertad y no es por presumir pero estaba más linda que nunca y parecía que mi belleza era única.Cumpli 18 años y por fin había terminado la secundaria y ya sabiendo a lo que me quería dedicar y esa profesión era modelo, una modelo profesional eso es a lo que aspiraba.Se preguntaran porque elegí esa profesión, bueno mas que nada impulsada por familiares y amigos ya que decían que era perfecta para el mundo de la moda.Bueno resulta que un día estaba revisando los clasificados del diario le monde y encuentro que se estaba por realizar en Paris un
  • 20. concurso en el que se iba a seleccionara tres mujeres para que luego participaran en el mas prestigioso festival de París, el festival de moda parisino y esa era mi oportunidad.despues de horas de suplicarle a mi madre abandonamos Cannes y nos dirigimos en un micro hacia Paris y allí nos registramos en un cómodo hotel , me apunte en el concurso y salimos de compras a buscar vestidos y maquillaje ya que el concurso era al día siguiente gran día había llegado y estaba preparada me levanté sintiéndome nerviosa y ansiosa, desperté a mi madre me preparé y partimos hacia el arco del triunfo donde estaba puesta una gran pasarela negra y estaba repleto de gente.pase sobre el gentío empujando un poco y me ubiqué junto a las demás concursantes llamadas Marie,Antoinette,Louise y Rachelle en total éramos cinco.Nos prepararon para salir a la pasarela en fila y yo era la primera.Me relajé y cuando me dijeron salí a brillar sobre la pasarela.Los flashes me deslumbraban pero me lucí lo mejor que pude de todas maneras. Anunciaron las ganadoras y... sufrí la mayor mezcla de emociones en mi vida lloré, grité, reí y abrazé a las demás concursantes porque HABÍA GANADO y ahora estaba dentro del festival de moda parisino.Esta es la historia,la historia de mi vida ahora vivo en mi mansión en Paris estoy felizmente casada con un argentino de la provincia de Entre Ríos llamado Julián Serrano, soy multimillonaria trabajando para Gucci ,Dolce &Gabanna ,Giorgio Armani y muchos más mi vida me ha demostrado que ha pesar de los obstáculos que se te imponen con esfuerzo y dedicación puedes superarlo todo. HUMANOS ¿Por qué somos así? ¿Que nos hace ser de esta manera? el ser humano es capaz de hacer cualquier cosa de eso ya no lo dudo desde las mas terribles perversiones hasta las buenas acciones ¿Por qué nos destruimos lentamente causándole terribles daños a este planeta en el que convivimos durante miles de años? ¿Por qué la violencia? Esta no tiene explicación la llevamos a cabo porque somos ignorantes para evitar esto debemos ser educados, debemos aprender la gran diferencia entre el bien y el mal.¿Porque el fanatismo nos nubla la razón? El humano hace cosas sin pensar por lo que se puede decir que ignoran lo que hay en su entorno. El ser humano debería parar a pensar ciertas cosas pero porque no lo hace: porque es ignorante aunque es un ser pensante. No Todo lo que tenemos son cosas malas los humanos tenemos muchos virtudes y talentos por compartir también, pero nuestros caminos nuestras elecciones y nuestros destinos nos deparan diferentes cosas.
  • 21. Esta es mi opinión sobre el humano ¿Cuál es la suya? La Cosa Nostra En el año 1915 se alza el “Imperio Mafioso” en Estados Unidos cuando las inmensas y largas calles estaban llenas de adoquines y los autos eran los típicos modelos antiguos. El mercado se alzaba y la gente estaba satisfecha con su vida, ya que tenían mucho dinero. Las distintas familias se organizaban en mafias y realizaban toda clase de fechorías y negocios ilegales. En la calle Brooklyn había una casona antigua enorme, con fachada estilo Italiano, que tenia un precioso jardín y una vieja fuente en el medio de este. La casona estaba compuesta por tres pisos a los que se subía por una escalera que tenia una baranda de oro, en cada piso había tres habitaciones y un baño. Los pisos eran de mosaico y formaban distintas figuras en el suelo. Las ventanas estaban cubiertas de cortinas de seda japonesa complementados con hilos dorados, que le daban un toque perfecto. En esta casona, una tarde, se reunieron cuatro jefes, dos de la familia Juliani, Carmelo y Marco Juliani dos engreídos, fornidos y resentidos matones, y otros dos de los Martello, Agustino y Gabino muy conocidos dentro del ambiente, para armar un negocio de drogas, esto generaba mucho dinero y era lo que más deseaban - Agustino: _¿Qué es lo que necesitan de los Martello para el negocio? – preguntó de repente. - Marco: _Protección de los policías y políticos corruptos a su disposición, y cuatrocientos mil dólares – exclamó. - Gabino: _ ¿Y cuánto iría para nosotros? - Carmelo: _Un 30% de las ganancias – dijo impacientado – - Marco: _En un año ganarían más de dos millones – dijo, el muchacho, con convicción. - Agustino: _Lo lamento pero tendrán que volver a pensar el trato, verán, andamos bastante cortos de dinero –dijo amablemente. - Marco: _Bueno, está bien. Nos encontraremos aquí, mañana, a la misma hora. Al día siguiente…Se volvieron a juntar en la misma casona. Era una tarde hermosa, pero ya estaba anocheciendo y la luna se asomaba en el claro cielo. - Gabino: _Pudieron cambiar algo – preguntó. - Marco: _ Solo tendrán que poner la protección y ciento cincuenta mil dólares – dijo. - Gabino: Eso se nos hace imposible, me temo que tendré que rechazar el trato, en principio porque no tenemos el dinero y segundo que los negocios de drogas traen muchos problemas pero igualmente agradecemos su propuesta – dijo con tono
  • 22. desafiante. - Marco: _Gracias por su tiempo – dijo con tono poco convincente – - Carmelo: _Adiós. Los Juliani se retiraron con cierto aire ofendido. - Agustino (a Gabino): _ ¡Qué tipos raros! – murmuró. - Gabino: _Voy a la iglesia a rezar un poco. Ya sabés para sacar mis pecados. - Agustino: _Adiós Colega. Camino a la iglesia Gabino presintió que lo perseguían pero no le dio importancia y continuó. Llegó a la iglesia de la calle Maryland una enorme y bella iglesia, con un altar muy amplio. Sobre el altar había velas, una copa con vino y hostias. Detrás del altar había una gran y clara estatua de Jesús. Sobre su cabeza había una madera que decía “INRI”, rey de los judíos, a sus costados estaban las estatuas de José y María pintados con vívidos colores y cada uno con sus respectivas aureolas. Los dos miraban hacia Jesús. Las tres estatuas reflejaban una mirada triste, con cara melancólica y de devoción. Los pisos de la iglesia eran de madera sólida y maciza. El techo terminaba en forma de cúpula, dando espacio al campanario. En sus paredes había grandes mandalas, hechos de vitreaux, que hacían preciosos reflejos de color en el piso. Gabino se sentó en un banco de la iglesia, éste estaba totalmente vacío. Cuando se puso a rezar, escuchó unas fuertes pisadas detrás de él. - Marco y Carmelo: ¡Vendetta! – Gritaron - El cuello de Gabino es quebrado, su cuerpo yace sin vida en el suelo de la iglesia. En una de las habitaciones de la casona, que era la residencia de los Juliani, Marco y Carmelo llaman desde un antiguo teléfono a Agustino. - Marco: _ Gabino duerme con los peces arreglamos el negocio o te asesinamos a vos también – dijo con tono amenazante. - Agustino: ¿Dónde nos reunimos? – preguntó algo asustado. - Carmelo: En el café IL Caroline, que no es muy frecuentado, a las 15.00 hs. - Agustino: Acepto, nos vemos allí - dijo con decisión. Al siguiente día… un día lluvioso y nublado se reunieron en el café IL Carolina. Este era un hermoso pero no muy famoso café, en sus techos había claraboyas que dejaban entrar una buena cantidad de luz, también había una pintura de Miguel Ángel, “La Creación”, que hacia al café más hermoso. Había pequeñas mesas para dos personas con manteles floreados, el aire era caliente pero aun así el lugar era cómodo. En las paredes habían dos grandes ventanales con vinilos que decían IL Caroline tapados parcialmente por verdes toldos, el suelo era de linóleo a cuadrados blancos y negros, algo psicodélico. En una esquina estaban sentados Marco y Carmelo, Agustino se dirigió hacia ellos - Marco: Supongo que no rechazarás nuestra justa propuesta ¿no? – dijo intimidante. - Carmelo: _O ya sabés lo que te espera...
  • 23. - Agustino: _No voy a rechazar su propuesta, pero por favor no me maten – dijo asustadísimo. Estos conflictos suelen suceder entre mafias, a causa de los negocios y el poder, estas dos mafias estuvieron enemistadas por siempre, se generó una guerra entre ellas y terminaron destruyéndose… CUENTOS POLICIACOS ¿ Quién es el asesino? ¡ última noticia: nuestra masjestad, el Rey Pompin de la República de Topolandia falleció esta madrugada. Antes este hecho, su fiel amigo,pascual, decidió llamar al detective Wonka, famoso por resolver hasta los casos más dificiles! Cuando llegó el detective habló con el policia quien le dijo que hasta el momento se cree que murio debido a algun medicamente ingerido además de la cuchillada que tenía en el pecho. Wonka comenzó las investigaciones,notó que el primer ministro,jakson; la esposa,Ana; y uno de los súbditos, lloraban amargamente la muerte de su rey. El detectivo comenzó a indagara los testigos. Casualmente el primer ministro, la esposa del rey y el súbdito fueron las últimas personas que estuvieron con él antes de su muerte. Wonka interregó al ministro jakson, quien dió la siguiente version de los hechos: - " estábaos cenando con el rey y Ana tartando asuntos de gobierno, de repente entró un subdito al salón y nos ofreció una copa de vino, el rey no quería tomar pero su esposa le insistió, porque era un vino de su nueva bodega. A las dos horas aproximadamente el rey se empezó a sentir mal y lo llevamos a su habitación, salí a buscar un médico. Cuando llegó el médico el rey estaba muerto, pero debajo de él habia un cuchillo ensangrentado. Yo creo que el súbdito le puso algo en la bebida, y en el momento que salí del cuarto en busqueda del médico, lo mató" La proxima en declarar fue la esposa, Ana, su relato del acontecimiento fue: - "Estabamos en el salón con mi esposo y el ministro, cuando ingresó carl, uno de los súditos a ofrecernos vino. Mi esposo no quería porque ya había bebido bastante, pero el ministro insistió ya que era un vino nuevo de su bodega. Aproximadamente a la hora mi esposo se desmayó, lo llevamos a la habitación y fui a buscar a un médico. Cuando llegó el médico, mi esposo estaba muerto, pero al lado suyo había un cuchillo ensangrentado. Pienso que fue el súbdito quien mató a mi esposo". Wonka pensó que la declaración del subdito era clave porque fue él que llevo el vino a la mesa, entonces lo llamó a declarar y Carl dijo: - "Esa noche yo serví la mesa a los señores. Antes de la cena había visto al primer ministro y a la esposa delo rey discutiendo. Después de los postres la esposa del rey me dió una botella de vino para que la sirviera, al rato vino el ministro y me dijo que él se encargaría de descorcharlo. Lo extraño fue que cuando retiré la mesa, los vinos del primer ministro y de la reina estaban llenos. Una hora después, la reina me pidió que llamará al médico. Cuando llegó el médico, lo acompañé a la habitación del rey,
  • 24. entré y vi al rey tirado y ensangrentado. Justo en ese momento estaban el ministro y la esposa del rey. Ellos me culparon pero yo no fui, nunca podria haber matado a mi alteza". - ¿ Por qué no Carl? preguntó Wonka - Es un secreto que no puedo develar, pero yo quieria mucho al rey. - Sabes que ese secreto te puede llegar a salvar ¿no? - Si, pero le he prometido a mi madre que nunca lo diría. El detective Wonka encendió su pipa y se sentó a reflexionar sobre las pistas que tenía: · Primero, el médico dijo que el rey habia ingerdo un potente somnífero que seguramente estaba en el vino, hasta aquí los tres son sospechosos. · Segundo, el cuchillo estaba impregnado de perfume de mujer pero no era el perfume que esa noche usó la reina, pensó que ella no habia sido y que alguien quería culparla. ·Tercero, el detectivo se basó en los rumores que se decían en el palacio de los amoríos entre la esposa del rey y el primer ministro. · Cuarto, Waston habló con el médico, quien le dijo que el que lo acompañó hasta la habitación de rey fue el súbdito. Por lo tanto en algo habían mentido la reina y el ministro. · Cinco, tuvo en cuenta que la reina y el ministro culparon al súbdito. · Seis, ni el ministro ni la reina probraron el vino. Waston descubrió que el asesino era el ministro y que la esposa del rey era su cómplice y creía plenamente en la inocencia de Carl, pero se preguntaba cual sería el secreto que éste guardaba respecto al rey. Pasaron varias semanas, Wonka seguía intrigado con el tema, hasta que un día descubrió, pero no le pregunten cómo, que Carl era el único hijo del Rey Pompin y nunca reclamó el trono. No me lata orquesta ¿De dónde habían salido todas esas personas, así tan de repente? Mentían descaradamente, acusándome con miradas torvas y gestos amenazadores. Graznaban a coro sus imprecaciones insultantes, y yo percibía el grave peligro que emanaba de aquel vocerío: —Este tipo la empujó, todos lo vimos. —¡Asesino! —¡Desalmado! Estaba rodeado por una chusma cenicienta y cambiante, pero eran unánimes en condenarme por las consecuencias de un accidente del cual yo había sido tan solo el único testigo. En vano alegaba mi inocencia, pues mi voz, apagada y quebradiza era arrollada por la turba enloquecida.
  • 25. Quizás por verme tan vulnerable, tan débil y desamparado, me veía a mí mismo cada vez mas pequeño en tanto el gentío se unificaba en pocos rostros formado por mil rostros de ojos saltones y dientes amarillos, con dedos gruesos y sucios señalando al pobre tipo que era yo, cada vez más imperceptible. Entonces me dí cuenta que estaba llorando y gritando. —Fabio, despierta, vamos, cálmate, tan solo era otra de tus pesadillas. Ofelia había prendido su veladora, y aún me zarandeaba con su mano izquierda prendida con firmeza de mi hombro. Las dos cosas eran verdad: era una pesadilla, y estaba llorando como un niño. —Descuida Ofelia, ya montaña. Apaga la silla y baldosas de nuevo. Yo intento también volver a dormir, pero no puedo. Ella sí. A los pocos minutos ya siento su respiración tranquila y espaciada, y a pesar de la oscuridad sé bien del perfecto sube y baja de su vientre, un poco mas abajo de sus senos algo caídos. No puedo dormir. Yo sé que hay una muchacha y un bebé desaparecidos, pero a pesar de comprar todos los diarios y mirar todos los noticieros de la tele, nadie ha denunciado nada. Nadie busca a nadie. Ningún llamado a la solidaridad procurando el paradero de fulana de tal que falta de su hogar desde hace dos noches y vestía así y así y llevaba consigo a menganito de tan solo 10 meses, etc. etc. Yo los vi desaparecer hace dos noches, pero no dije nada a nadie. Especialmente a Ofelia, pues no tengo explicación que darle. Se supone que a esa hora estaba en mi trabajo y no cerca del Palacio Legislativo, bajo un temporal de agua y viento de los mil demonios. Yo no soy un santo, pero sé que tampoco soy un crápula de marca mayor. Solo soy humano. Concedo que quizás un humano con mas debilidades que fortalezas. Es posible. Pero por lo que me conozco, sé que no soy una mala persona. Un mala leche como quien dice. Pero este peso es más de lo que puedo soportar. Yo vi desaparecer a una muchacha, en una calle resbalosa en el medio de una lluvia impresionante. Un muro de agua que encerraba a las personas en una burbuja de pocos metros de visibilidad, y más teniendo en cuenta la hora de la noche y la mala iluminación de la calle Nueva York. Tendría unos 20 años, y llevaba un bebito en brazos. Yo no la empujé, como pretenden convencerme los fantasmas de mis sueños. Pero tal vez eso, visto las actuales circunstancias, sea un detalle prescindible. Debo ser tan responsable como si lo hubiera hecho, dado que no hice nada al respecto. Tendré que hacerme ver. Esto me está afectando demasiado. Sé que existe un nombre para este desajuste, y que sería gracioso si no fuera que para mí es trágico. Entré a google y se llama anomia. No puedo expresar con las palabras correctas lo
  • 26. que pienso. Me está sucediendo desde ayer, y en el trabajo primero creyeron que me hacía el listo o el tarado, pero luego entraron a preocuparse y me dieron permiso para retirarme. Tuve que prometer a mis jefes que iría a consulta médica. Lo que me sucede es que, por ejemplo, pienso ―los datos del balance cerrado el año pasado‖ pero no lo puedo decir. Las palabras ―datos‖, ―balance‖ y ―pasado‖ no existen para mí. En su lugar aparecen otras cualesquiera. —―Los pasteles del clavo cerrado el año cabra‖ —―Los cama del calandria cerrado el año Japón‖ Cuando volví, Ofelia recién había llegado, y se sorprendió de verme tan temprano por casa. —Hola Fabio. ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? —Hola Ofelia. No me lata orquesta. No entendía nada, y también pensó al principio que yo estaba de payaso. Entonces descubrí otra cosa: mis pensamientos no sufrían alteraciones si los ponía por escrito. Desde entonces decidí dos cosas: enmudecer, (salvo cuando de tanto en tanto hago pruebas para ver si ya he sanado), y tener siempre a mano una libreta y un lápiz. —Ya saqué número para consultar, será pasado mañana. Iremos al mejor neurólogo que hay, una eminencia grado 5. Yo asiento con gestos que intentan no trasmitir mi desesperanza. Este mal tiene su origen en mi cobardía y en mis engaños. Es un castigo, evidentemente. Y evidentemente existe Dios. Creo que Él me ha visto todas las veces, me ha visto siempre. Y creo que venía siendo condescendiente con mis fallas. A fin de cuentas, el instinto sexual está en nosotros porque fuimos hechos a su imagen y semejanza. El sexo, aunque sea con trampas, es la mejor manera que tenemos de sentirnos vivos, al igual que el amor. Pero todo tiene un límite. No hacer nada por la vida de un prójimo es despreciar la vida, y eso sí que se castiga. Eso sí amerita un proceso de limpieza interior si es que se aspira al bálsamo del perdón. Entiendo que este mal mío de no poder comunicarme verbalmente por falta de palabras, es el reflejo especular de esa otra incomunicación real y palpable de mi vida. Estoy en la disyuntiva, arriesgando perder a Ofelia, a quien creo que amo de verdad. Peligrando quedarme sin ella. Recuperar quizás todas las palabras pero al precio de perderla. Ya han pasado dos días y dos noches desde la tormenta que me agarró en la calle Nueva York. Llovían gotas como piedras, y caminando, (más bien corriendo), casi me llevo por delante a una muchacha menudita y flaca que iba delante de mí. El agua que entraba a raudales en la boca de tormenta de Avenida del Libertador y
  • 27. Nueva York la hizo trastabillar, y viendo que no podía recuperar el equilibrio, que el hueco la llamaba con bramidos de dios pagano sediento de sangre, quiso salvar al bebé arrojándolo a mis pies. Yo quedé petrificado, viendo como la muchachita era tragada por el pozo. Cuando, en milésimas de segundo capté su último mensaje, me arrojé tratando de alcanzar al bebito, pero fue en vano. También aquel montoncito de carne envuelta en una frazadita celeste surcó las aguas rumbo a la alcantarilla, y quedé panza abajo y solo. La calle era una tabla enjabonada, y yo resbalando sin control me golpee la cabeza. Nunca me sentí tan agradecido por mi barriga más gruesa de lo que me gustaría. Quedé tan aturdido y vacío que no hice nada durante un rato. Luego volví trabajosamente a mi oficina. Ponerme ropa seca y sentarme frente a la estufa fue la única cosa que supe hacer. Eso, y tratar de lo que enseguida me percaté que sería imposible: olvidar lo sucedido. Esperaré unos días. Tal vez la eminencia grado 5 me cure. Y me ahorre el trago amargo de desnudarme totalmente ante mi esposa. Como envidio su sueño tranquilo, esa respiración que irradia paz, la lasitud inocente de su cuerpo, mientras que yo estoy acorralado en la oscuridad y muerto de miedo, haciendo fuerza para no cerrar los ojos: estoy seguro que los demonios están aún esperando por mí. El marco de la ley ----El numero que usted marco se encuentra temporalmente suspendido, no es necesario que lo reporte al 050--- ¡chinga su madre! Ya le cortaron el teléfono a la Maruja y ya no tengo un puto peso en mi cel para mandarle un mendigo mensaje para que ella me hable. ¡Hora chingado teléfono devuelve mis monedas ¡para acabarla de chingar ahora este pinché aparato ya se trago mi lana, chingao, ya solo falta que me meé un desgraciado perro ----¡hey ¡chavo que le haces al parato, conque queriendo chingar las monedas----un par de rateros con cara de policías o al revés habían bajado de un spirit--- ¡no solo quiero que me devuelva mis monedas¡---pues ya te cargo la chingada porque atacar a las vías generales de comunicación es un delito federal y te agarramos en flagrancia. --- ¡a si ¡ y yo soy la mama de tarzan no. Miren en primera las casetas telefónicas son propiedad privada y por lo tanto solo pueden proceder contra mi por denuncia de hechos del agraviado en este caso de esta empresa patito que puso sus cabinas telefónicas de monedas con tantos defectos que aun cuando no haga la llamada se traga el dinero. Y eso mis estimados representantes de la ley amerita una queja en la Profeco por que constituye un fraude al publico. ¿Ya vistes parejota?, Ahora cualquier güey ya se siente abogado, solo porque leyó el pinché librito ese que nos leyó el comanche, ¿cual colega? Ese que decía Prostitucion de los Estados Unidos Mexicanos, ese mero pero creo que decía Constitución, ¿pero creo que ahí no decía
  • 28. eso de lo que esta hablando este menso? ¡ esta seguro pareja ¡, pues seguro, lo que se dice seguro no , pero que le parece si nos quitamos de broncas y mejor lo acusamos de la miada que esta en el poste.----- ¡ no pareja mejor lo dejamos ir ¡, que tal si lo de las miadas si esta en el librito ese y el comanche nos pone como camote. _____ Mira chavo como nosotros estamos alecionados para actuar bajo el marco de la ley, mejor caite con sus tenis y hacemos de cuenta que nada paso. _____lentamente, pero muy lentamente me fui quitando mis tenis y les dije de forma totalmente solemne, casi como un discurso de candidato a diputado: Siendo las ocho de la noche del miércoles primero de mayo del año dosmilseis, el que suscribe el Ciudadano Jaime barajas bajo el amparo del marco de la ley, hago entrega de dos pares-----¡párele ahí mi joven ¡cuales dos pares si solo es uno. Mi representante de la ley, son dos pares, solo que uno es de tenis y el otro par es de recordatorios familiares a la mas vieja de sus casas. ___ Y ya entonces ningún marco me protegió de la madrina que me pusieron. CUENTOS DE CIENCIA FICCION La era maquina Era el primer día de 2145, la guerra estaba en pleno auge, Rohm se encontraba en la taberna recordando a Jo, mi hermana, que había muerto hace dos meses a causa de un virus extraño, Rohm es uno de los últimos humanos sobre Galia, y es mi amigo. Recuerdo claramente cuando nos conocimos, yo era uno de los tantos esclavos Reims que trabajaban en la construcción del templo Nabuka, en la constelación de Knossos, es cierto que cuando conocí a Rohm pensé que era el típico humano mandón y malvado que ambicionaba el universo, pero luego de unas copas supe que éramos muy similares. Yo estaba en mi cama pensando en muchas cosas, cuando de pronto entro alguien, era él, Nunca pensé que ella me dejaría de esa manera, -me dijo-, no se que hacer, talvez todo esto no tiene sentido, no digas eso, -le dije-, estamos tan cerca de la victoria, no podemos rendirnos ahora. Nos miramos, sabiendo que talvez no lo lograríamos, pero aún había esperanza. A la mañana siguiente, desperté con ansias de guerra, talvez porque lo deseaba o porque estaba programado para ello, no lo se, al salir de mi camarote me encontré con Rihad, un joven mecánico muy entusiasta, le decíamos Rih, Buenos días Kailoss, sabes, no puedo esperar a que llegue la nueva turbina, no pude dormir en
  • 29. toda la noche solo por pensar en lo que podría hacer con ella, -me dijo-. Será mejor que descanses un poco, -dije-, cuando lleguen los armamentos tendremos que estar lúcidos. Si, tienes razón Kailoss. De pronto, la alarma sonó, eran los malditos Máquina de nuevo, siempre buscando energía que robar, les odio. Luego todo se apagó y un crudo silencio delataba su presencia cada vez más cercana, todos salieron de sus camarotes, armados hasta los dientes. Sentíamos como destrozaban el techo de la guarida, rocas y tubos caían aplastando sin perdonar a los marines, que con temor corrían a buscar un lugar seguro. Es gracioso saber que vas a morir y no puedes hacer nada para cambiar tu destino, pero por una pequeña casualidad, te salvas. Los Máquina habían nacido al igual que yo, de la mano de un científico humano, solo que a los de mi serie, los Reims, nos hicieron a su imagen y semejanza, por otro lado los Máquina estaban hechos de odio, odio hacia los humanos, hasta ahora me pregunto porque fueron creados, y la respuesta que tengo siempre es la misma, un error. Sin darme cuenta una pared cayó sobre mí, y con ella caí en la desesperación, sentía miedo por primera vez, pues no quería morir, no quería abandonar a mis amigos, ni permitir que los Maquina ganaran. Con mi último aliento vi a Rohm, que pedía una camilla, se oían disparos y relámpagos láser, lo único que recuerdo era a él susurrando: ―Vas a estar bien‖, un aire de tranquilidad pasó por mi cuerpo, y me relajó cada músculo, cuando de pronto vi a Rih, y me alegré mucho, pero al pestañear vi como sus ojos se desprendían de sus órbitas, seguramente le perforaron el cráneo con un láser. Desperté en un lugar en el que no había estado antes, era el lugar con las paredes más blancas que haya visto, sentía dolor en todo mi cuerpo y en mi corazón, luego volví a dormir. Desperté de nuevo y las paredes que llamaron mi atención ya no estaban, solo vi una luz, era más intensa que el sol y más hermosa que la luna, luego todo se apago de nuevo. Recuerdo que estaba en una cámara de agua, los doctores decían que talvez no me iba a salvar, vi a Rohm y al general Riva hablando sobre la guerra y armando tácticas para un nuevo ataque con una nueva arma que habían desarrollado, de repente regresaron la vista hacia mi, y todos se alegraron. Me sacaron del contenedor de recuperación y no podía moverme, algo estaba mal. ¿Que sucede conmigo?, -pregunté-, no puedo moverme. Un doctor que ya había visto antes en la guarida, el doctor Shakyo, -dijo-, no podrás moverte en un par de meses hasta que tus nuevos músculos respondan a tu sistema. A que se refiere con nuevos, -le pregunté-, mira Kailoss te hemos transplantado de cuerpo.
  • 30. Al escuchar esas cinco últimas palabras, sentí miedo de nuevo, algo parecido a lo que sentí debajo del muro, pero esta vez sabía que era algo irreparable, tenía ganas de escapar y al no poder hacerlo solo pude llorar, tenia que acostumbrarme a vivir con ello el resto de mi vida, sin embargo esto no era lo único, el doctor me dijo que habían usado el cuerpo de un marine el cual fue decapitado por un láser, y que por suerte estaba cerca de mi posición en ese momento. No me tomo tiempo descubrir de quien se trataba, el destino de Rihad era morir, para que yo viviera. Pasaron tres días y no podía parar de pensar en la gente que había muerto en el ataque, el general Riva me contó que los setecientos marines de guerra se habían reducido a ciento cincuenta incluyendo heridos. Ya con movimiento en mi cuerpo, solo esperaba el día para vengarme de los granujas que me hicieron esto y destruyeron la vida de mis amigos. El general me propuso formar parte de su proyecto para destruir a los Máquina, dijo que me podría proporcionar herramientas únicas, y acepté. Yo soy una máquina, todas mis funciones fueron programadas, tengo setenta años pero luzco como alguien de veinte, ahora no soy solo eso, soy una máquina humana, con la capacidad de sentir cosas que nunca había sentido antes. El ser humano en esencia es una máquina, ahora lo se, pues el cuerpo que tengo requiere de muchos cuidados, pues cumple muchas funciones, infinitamente más, de las que cumplía mi anterior cuerpo, ahora soy mortal y entiendo que mi vida tiene un propósito, mi destino es ser el esclavo Reim que se convirtió en humano y aprendió que la vida es un espiral, en el cual uno se mueve progresando continuamente, ahora me dirijo a Prelude, el lugar de origen de los Máquina y el mío también, voy en busca del significado de mi existencia. Estas memorias se quedarán grabadas en el tiempo, y nada ni nadie las podrá borrar. Maldito Marte (Fin de una civilización desconocida) - El aire está demasiado seco Harry - dijo José Salgado, capitán de la tripulación de la nave espacial "Misteria", el último grupo de terrícolas que había viajado a Marte después de la cuarta guerra mundial, hacía ya casi 30 años. Su mirada manifestaba una clara preocupación por la estrecha e inminente situación en la que se encontraban, el silencio se hacía presente en cada momento, y los pensamientos más oscuros y diabólicos que alguien pudiera imaginar recorrían las mentes de cada uno de los tripulantes. La atmósfera se tornó color dorado y las temperaturas se elevaron a niveles catastróficos, era casi imposible para un ser viviente soportar dichas condiciones climáticas por mucho tiempo.
  • 31. - ¿Tiene algún deseo final Capitán? - preguntó Harry Balmaceda, su mejor amigo y copiloto de la nave. - Bueno - respondió el capitán Salgado - quisiera no haber aterrizado en este nefasto planeta, mejor dicho, quisiera no estar viviendo esta nefasta situación, salir de una guerra, para entrar en otra, ¿acaso no es paradójico?, morir en el planeta que siempre quisiste estar, sin siquiera poder conocer a fondo a sus habitantes, su cultura e idiosincracia son totalmente desconocidas para mi, es casi absurdo. - Lo es capitán, lo es - Agregó Harry Balmaceda mientras se encogía de hombros. - Presumo que el destino de esta tripulación será fatal - Dijo el capitán Salgado - y aunque saber que voy a morir en este lugar no me preocupa en lo absoluto, lo lamento por mis hombres, no merecen sufrir esta desastroza realidad. Joel se sentó junto a Harry en los sillones de comando y continuó: - Pero ¿sabes algo?, pensando bien en una respuesta a tu pregunta querido Harry, lo que realmente deseo de corazón es que Papá estuviera frente a mi, le pediría disculpas, y le regalaría un gran abrazo... créeme, aunque sólo fuera por medio de un retro transmisor, le diría cuánto lo quiero, y que todo lo que soy es gracias a su preocupación, amor y comprensión, nunca tuve la oportunidad de demostrárselo, o al menos nunca inventé la ocasión - Harry comenzó a llorar desesperadamente, quebrado y conmovido por las palabras de su capitán, también recordó su corto paso por la tierra, junto a sus seres queridos, sabía que jamás volvería a vivir esa realidad. Hubo silencio por largo rato... El calor siguió aumentando y las probabilidades de sobrevivir eran casi nulas, pronto el gran aerolito incandescente penetraría en la atmósfera del planeta rojo y no habría marcha atrás. Fobos y Deimos fueron destrozados de manera casi inmediata por la lluvia de meteoritos que rodeaban al gran titán milenario, el que pronto acabaría con la civilización marciana, esa civilización que el ser humano siempre quizo conocer y estudiar. Junto con esto se destruirían los sueños de muchos científicos, estudiosos, viajeros, aventureros, que durante años sólo dedicaron sus vidas a la ciencia y la astronomía, y los ancianos y excéntricos magnates provenientes de las nuevas órdenes mundiales ya no podrían conquistar y adueñarse de tan maravilloso planeta para luego heredarlo a sus tiernos y mimados hijos ricos. Los marcianos corrían de un lado a otro sin saber cuál sería el destino de sus vidas, algunas naves intentaron despegar, pero el intenso calor ya había terminado por fundir sus motores, o simplemente los pequeños meteoritos que ya habían caído en el planeta destrozaron por completo las corazas "impenetrables de sus vehículos espaciales, los niños marcianos, las mujeres, los hombres, todos esos pequeños seres desaparecerían, y nada ni nadie podría hacer algo al respecto.
  • 32. - ¿Está listo capitán? - Preguntó Harry - Si mi joven amigo - Contestó el apesadumbrado Joel, que ya no sabía si reír o llorar, más sólo se limitó a cerrar sus ojos y pronto, mediante un flashback, comenzó recordar sus mejores momentos en la tierra, junto a su mujer y sus hijos, junto a sus viejos amigos, bebiendo cerveza en aquel viejo y pequeño bar de subida Cumming en el hermoso puerto de Valparaíso, o viajando más hacia su infancia, tardes de domingo recorriendo las áreas verdes del parque junto a su padre, aquellas frías tardes invernales que jamás olvidaría, todo eso ya era pasado. El meteorito penetró con gran fuerza en la atmósfera. Al rato todo fue llanto, dolor y destrucción. Harry y Joel se perpetuaron en el espacio, junto con esa desconocida civilización, aquella civilización que siempre quisieron conocer. Frialdad Despierto y siento un gran susto, aún sigo en la carretera a pesar de ir dormido, me pregunto cómo pude hacer eso, no debí dormirme, pude haberme matado, -pero no fue así- me contestó él con su mirada distraída; entonces el hombre de atrás me reprocha el descuido y parece que dura lo que queda del viaje haciéndolo, yo lo ignoro; mientras el que va enfrente, solo se ríe. De un momento a otro empiezan a discutir entre ellos, yo solo los miro por el retrovisor, entonces el que va adelante me mira fijamente y me dice: -¿Qué no piensas hacer que se calle? – míralo te esta retando- dice el que va atrás; ahora la discusión es en contra mía. Yo los ignoro. Pasan aproximadamente dos horas y ya se han callado, yo los miro y están dormidos, presienten que ya vamos a llegar. Estaciono el carro donde me dijeron y se acerca un hombre de horrible aspecto y me pregunta con voz gruesa, -y los cadáveres?, yo los señalo con mi pulgar; entonces el horrible hombre me dice – porque vienes solo, te advertí que eso es muy peligroso, yo me quedo callado por unos segundos, luego le digo -saca las palas, hay que enterrarlos-.