Carta Pastoral de Mons. Orlando Corrales Garcia a las Familias
1. Carta Pastoral del Señor Arzobispo,
Mons. Orlando Antonio Corrales García
Para todas las familias de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia
Reciba cada uno de ustedes, asociados en familias, mi saludo de padre,
hermano y amigo. Como Arzobispo de esta Arquidiócesis, me complace llegar a
ustedes por medio de esta breve carta que les dirijo y que desearía fuera leída en
familia y en cada Institución, con el fin de comentarla y poder así sacarle el mayor
provecho.
Me mueve a escribirles el estar ya a pocos días de finalizar el Año de la Fe y
el Año Jubilar Arquidiocesano. Por ello considero oportuno dirigirles algunas
sencillas reflexiones.
Hace pocos días, el Papa Francisco publicó su primera Encíclica o sea, su
primera gran enseñanza para toda la Iglesia e incluso, para todas las personas de
buena voluntad, que aunque no comparten nuestra fe católica, quieren acercarse a
este documento. Es sobre la fe y se llama: “La luz de la fe”. Es una hermosa
reflexión que termina con una oración a la Santísima Virgen María, mujer de
profunda fe y admirable modelo para todos nosotros. Les invito a leer y a reflexionar
esta Encíclica, que les ayudará mucho a valorar más la fe como el gran Don de Dios
a nosotros.
Quisiera referirme en seguida a los acontecimientos eclesiales de comienzos
de este año, concretamente en los meses de Febrero y Marzo.
A todos nos sorprendió y nos dejó sin palabras, la renuncia del Papa
Benedicto XVI. Poco a poco, después de reflexionar y orar, pudimos hacer una
lectura desde la fe, de este hecho tan inesperado y sorpresivo. Pudimos entender que
fue un acto de profunda humildad, porque renunciar al más alto cargo, no solo en la
Iglesia Católica, sino en el mundo entero, es fruto de humildad. Es muestra de
humildad también saber reconocer los propios límites y así lo expreso claramente el
Papa, quien dijo que ya le faltaba el vigor y la fuerza para tan alta responsabilidad.
Fue muestra de humildad el manifestar ante los Señores Cardenales, al despedirse de
ellos, que uno de ellos iba a ser el próximo Papa y que le ofrecía su obediencia y
respeto. Como lo han expresado algunos, el Papa Benedicto XVI nos dio grandes
lecciones con esta renuncia: desapego del poder, humildad (como ya lo anoté),
sencillez, docilidad ante el Señor que le pidió que lo hiciera, etc.
Ustedes habrán oído o leído posiblemente otras interpretaciones sobre la
renuncia del Papa, pero pienso que nacen de prejuicios sobre la Iglesia y un deseo
exagerado de señalar solamente los aspectos negativos de la Iglesia. Como
institución formada por hombres, tiene fallas y errores, pero no podemos mirar
solamente esto, desconociendo todo el bien que ha hecho a lo largo de la historia de
los pueblos. El Papa emérito Benedicto XVI anotó, antes de hacer efectiva su
renuncia, algo muy importante: la Iglesia está formada por hombres, pero quien la
2. guía y conduce es el Señor; Cristo ha prometido su asistencia y así lo ha hecho y lo
seguirá haciendo.
Una prueba de ello es la gratísima sorpresa que tuvimos, cuando se anunció el
nuevo Papa elegido por los Señores Cardenales: el Señor Cardenal Jorge Mario
Bergoglio, quien tomó el nombre de: Francisco el miércoles 13 de Marzo. En ese
momento nadie imaginó siquiera todas las hermosas sorpresas que nos ha ido dando
en estos 6 meses de Pontificado. De esta manera, al ser elegido el primer Papa de
Latinoamérica, un Argentino, apareció con toda claridad, que quien lleva la Iglesia
es Dios, puesto que los periodistas hablaban de otros Cardenales como “Papables”.
Y en estos 6 meses, el Papa Francisco ha dado claras muestras de humildad,
sencillez, desprendimiento, cercanía, fe profunda en Dios, confianza y amor a María
Santísima, profunda humanidad y sensibilidad. Hay que hacer una lectura de fe
también, sobre la elección del Papa Francisco. El mismo Dios que inspiró a
Benedicto XVI a renunciar es el mismo que inspiró a los Señores Cardenales, la
elección de este hombre humilde, que al elegir el nombre de Francisco, ya nos ha
dado un signo muy elocuente de pobreza, sencillez y compromiso de renovar la
Iglesia.
Por ello, desde la Fe, interpreto que Dios en el momento actual del mundo, de
nuestro país y de la Arquidiócesis, nos quiere decir, a través del Papa Francisco, que
hemos de volver a lo fundamental, a lo central de nuestra fe, que es el Señor
Jesucristo, rostro humano de Dios, que nos ha hecho hijos de Dios, por su muerte y
resurrección, y nos invita a hacer parte de la Iglesia, comunidad de hermanos y a
proyectarnos a los demás, con un sincero amor, que nos saca del egoísmo y nos lleva
al encuentro de las otras personas, especialmente las más necesitadas. Esto es lo que
debemos hacer siempre y ha de ser un compromiso muy concreto y exigente, para
quienes hacemos parte de esta Arquidiócesis, al finalizar el Año de la Fe y el Año
Jubilar Arquidiocesano.
Es providencial que en nuestra Arquidiócesis estemos desarrollando la fase de
la Fe, puesto que así, continuamos el empeño por crecer en la fe, especialmente a
través del encuentro personal con Cristo, en la oración, en la Palabra de Dios, en la
Eucaristía, en los hermanos y en las pequeñas comunidades de familias.
Propongámonos desde ahora, dar continuidad a este Año de la Fe, viviendo muy
conscientemente esta Fase de la Fe, que todavía se prolongará varios años.
Que María Santísima, nuestra Madre y la creyente por excelencia, nos
acompañe con su intercesión materna “ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Santa Fe de Antioquia, 21 de Septiembre, fiesta de San Mateo.
+ Mons. Orlando Antonio Corrales García
Arzobispo de Santa Fe de Antioquia