3. • El arte bizantino es una expresión artística que se
configura a partir del siglo VI, fuertemente
enraizada en el mundo helenístico, como
continuadora del arte paleocristiano oriental. En
sus primeros momentos, Bizancio se consideró
como el continuador natural, en los países del
Mediterráneo oriental, del Imperio romano,
siendo transmisor de formas artísticas que
influyen poderosamente en la cultura occidental
medieval. Los períodos del arte bizantino se
ajustan, como es natural, a las grandes fases de
su historia política.
4. • En 395 Teodosio dividió entre sus hijos Arcadio y Honorio el Imperio romano;
dejando a Arcadio el Imperio de oriente. Este hecho va a dar origen al que será
el Imperio bizantino, que tiene ya como capital a Constantinopla, ciudad
fundada por el emperador Constantino. Debido a su privilegiada situación y a la
caída del Imperio romano de occidente en poder de los bárbaros, pronto será la
capital cultural por excelencia en el mundo occidental. Así nace el arte bizantino
como confluencia de los estilos griegos, helenísticos, romanos y orientales.
Después, el arte bizantino florece en los países eslavos, Rusia y sureste de
Europa, transmitiéndose hasta nuestros días a través del Monte Athos. El arte
bizantino se dividió en tres grandes etapas:
• Arte protobizantino: 527 - 726, año en el que aparece la querella iconoclasta.
La época dorada de este arte coincide con la época de Justiniano.
• La querella iconoclasta se prolongó entre los años 726 - 843 y enfrentó a los
iconoclastas contra los acomódelos y fue tan violenta que produjo una crisis
artística acentuadísima, especialmente en el arte figurativo.
• Primera Edad de Oro Bizantina: 913 - 1204, momento en que los cruzados
destruyen Constantinopla.
• Segunda Edad de Oro Bizantina: 1261 - 1453, cuando los turcos toman
Constantinopla.
5. • En la Primera Edad de Oro, época de Justiniano I, siglo VI, se realizan
las más grandiosas obras arquitectónicas que ponen de manifiesto
los caracteres técnicos y materiales, así como el sentido constructivo
que caracteriza el arte bizantino de este período. Del mundo romano
y paleocristiano oriental mantuvo varios elementos tales como
materiales de ladrillo y piedra para revestimientos exteriores e
interiores de mosaico, arquerías de medio punto, columna clásica
como soporte, etc. Pero también aportaron nuevos rasgos entre los
que se destaca la nueva concepción dinámica de los elementos y un
novedoso sentido espacial y, sobre todo, su aportación más
importante, el empleo sistemático de la cubierta abovedada,
especialmente la cúpula sobre pechinas, es decir, triángulos esféricos
en los ángulos que facilitan el paso de la planta cuadrada a la circular
de la cúpula. Estas bóvedas semiesféricas se construían mediante
hiladas concéntricas de ladrillo, a modo de coronas de radio
decreciente reforzadas exteriormente con mortero, y eran
concebidas como una imagen simbólica del cosmos divino.
6. • La plástica escultórica bizantina supuso la culminación del arte paleocristiano,
manteniendo sus técnicas y su estética de progresivo alejamiento de las cualidades
clásicas: la mayor rigidez, la repetición de modelos estereotipados, la preferencia
del bajorrelieve a las obras de bulto redondo.
• Tras la sistemática destrucción del período iconoclasta hay una vuelta al culto de
las imágenes, pero para no caer en la idolatría y por influjo de las nuevas
corrientes islámicas desaparece la figura humana en la os (marfil) que
proporcionan pequeñas piezas, son los caracteres más destacados de la estatuaria
bizantina de la estatuaria exenta.
• Las obras más destacadas son las labores ornamentales de los capiteles con
motivos vegetales y animales afrontados como son los de San Vital de Rávena o los
sarcófagos de la misma ciudad en los que se representan los temas del Buen
Pastor. Pero las obras capitales de la escultura bizantina son las pequeñas obras,
dípticos y cajas, talladas en marfil, destacándose el díptico Barberini, Museo del
Louvre, del siglo V, o la célebre Cátedra del obispo Maximiano, en Rávena, tallada
hacia el año 533 sobre placas de marfil con minucioso trabajo.
7. • El gusto por la riqueza y la suntuosidad ornamental del arte bizantino,
eminentemente áulico, exigía el revestimiento de los muros de sus templos con
mosaicos, no sólo para ocultar la pobreza de los materiales usados, sino también
como un medio para expresar la religiosidad y el carácter semidivino del poder
imperial (cesar papismo).
• Interior de San Vital de Rávena.
• De la Primera Edad de Oro descolan el conjunto más importante es el de Rávena,
que enlaza con los mosaicos paleocristianos del siglo V: en las iglesias de San
Apolinar Nuevo y San Apolinar in Clase se cubre sus muros superiores con
mosaicos que representan, en la primera un cortejo procesional, encabezado por
los Reyes Magos, hacia la Theotokos o Madre de Dios, en la segunda, en el ábside,
se muestra una visión celeste en la que San Apolinar (de Rávena) conduce un
rebaño. La obra maestra de del arte musiva rio, es sin duda alguna, el conjunto de
mosaicos de San Vital de Rávena, compuestos hacia el año 547, y en los que se
representan varios temas bíblicos y en los laterales del ábside los grupos de
Justiniano I y de su esposa Teodora con sus respectivos séquitos.
9. • Las cruzadas fueron una serie de campañas militares impulsadas
por el papado y llevadas a cabo por gran parte de la Europa latina
cristiana, principalmente, por la Francia de los Capetos y el Sacro
Imperio Romano. Las cruzadas, con el objetivo específico inicial de
restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, se libraron
durante un período de casi doscientos años, entre 1095 y 1291.
Más tarde, otras campañas en España y Europa oriental, de las que
algunas no vieron su final hasta el siglo XV, recibieron la misma
calificación. Las cruzadas fueron sostenidas principalmente contra
los musulmanes, aunque también contra los eslavos paganos,
judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros,
husitas, valdenses, prusianos y, principalmente, contra los enemigos
políticos de los papas. Los cruzados tomaron votos y se les concedió
la penitencia por los pecados del pasado, a menudo llamada
indulgencia.
10. Sobre los motivos
• Básicamente, parece que fueron motivadas por los intereses
expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con
Asia y el afán hegemónico del papado sobre las monarquías y las
iglesias de Oriente, aunque se declararan con principio y objeto de
recuperar Tierra Santa para los peregrinos, de los cuales los turcos
selyúcidas, una vez conquistada Jerusalén, abusaban sin piedad, a
diferencia de los sarracenos, que trataban a los cristianos con más
respeto. Además, el emperador bizantino Alejo I solicitó protección
para los cristianos de oriente al papa Urbano II, quien en el concilio
de Clermont de 1095 inició la predicación de la cruzada. Al terminar
su alocución con la frase del Evangelio «renuncia a ti mismo, toma
tu cruz, y sígueme» (Mateo 16:24), la multitud, entusiasmada,
manifestó ruidosamente su aprobación con el grito Deus le volt,
Dios lo quiere.
11. Antecedentes
• Para poder comprender qué razones tenían los dirigentes de Europa
y del Oriente Próximo para tomar semejantes decisiones, debemos
remontarnos a los años inmediatamente anteriores al comienzo del
fenómeno cruzado y ver qué estaba sucediendo en el mundo de
aquel entonces.
• En torno al año 1000, Constantinopla se erigía como la ciudad más
próspera y poderosa del «mundo conocido» en Occidente. Situada
en una posición fácilmente defendible, en medio de las principales
rutas comerciales, y con un gobierno centralizado y absoluto en la
persona del Emperador, además de un ejército capaz y profesional,
hacían de la ciudad y los territorios gobernados por ésta (el Imperio
bizantino) una nación sin par en todo el orbe. Gracias a las acciones
emprendidas por el Emperador Basilio II Bulgaroktonos, los
enemigos más cercanos a sus fronteras habían sido humillados y
anulados en su totalidad.
12. • Al Papa Gregorio VII se debe la idea de que los países cristianos se
unieran para luchar contra el común enemigo religioso que era el Islam.
• El Papa Urbano II (1088-1099) fue quien la puso en práctica. En 1095, la
invitación a la lucha contra los turcos arribaría en embajadas francesas e
inglesas a las cortes de las naciones europeas medievales más
importantes: Francia, Inglaterra, Alemania y Hungría (Hungría no se unirá
a las primeras cruzadas por guardar el luto de tres años del recientemente
fallecido rey San Ladislao I de Hungría (1046-1095), quien antes de morir
habría aceptado participar en la campaña de Urbano II). El llamamiento
formal de Urbano II sucedió en el penúltimo día del Concilio de Clermont
(Francia), jueves 27 de noviembre de 1095, cuando proclamó, al grito de
'"Dieu lo volti"'(¡Dios lo quiere!), la denominada primera cruzada (1096-
1099).
13. • Gracias a la división de los Estados musulmanes, los Estados latinos
(o francos, como eran conocidos por los árabes), consiguieron
establecerse y perdurar. Los dos primeros reyes de Jerusalén,
Balduino I y Balduino II fueron gobernantes capaces que
expandieron su reino a toda la zona situada entre el Mediterráneo y
el Jordán, e incluso más allá. Rápidamente, se adaptaron al
cambiante sistema de alianzas locales y llegaron a combatir junto a
estados musulmanes en contra de enemigos que, además de
musulmanes, contaban entre sus filas con guerreros cristianos. Sin
embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre
los francos, cada vez más cómodos en su nuevo estilo de vida, entre
los musulmanes iba creciendo el espíritu de jihad o guerra santa
agitado por los predicadores contra sus impíos gobernantes,
capaces de tolerar la presencia cristiana en Jerusalén e incluso de
aliarse con sus reyes.
14. • Las intromisiones del Reino de Jerusalén en el decadente
califato fatimí de Egipto llevaron al sultán Nur al-Din a
mandar a su lugarteniente Paladino a hacerse cargo de la
situación. No hizo falta mucho tiempo para que Saladino se
convirtiera en el amo de Egipto, aunque hasta la muerte de
Nur al-Din en 1174 respetó la soberanía de éste. Pero tras
su muerte, Saladito se proclamó sultán de Egipto (a pesar
de que había un heredero al trono de Sur al-Din, su hijo de
sólo 12 años que murió envenenado) y de Siria, dando
comienzo la dinastía ayyubí. Paladino era un hombre sabio
que logró la unión de las facciones musulmanas, así como
el control político y militar desde Egipto hasta Siria.
15. • Tras la tregua firmada en la Tercera Cruzada y la
muerte de Saladito en 1193, se sucedieron
algunos años de relativa paz, en los que los
Estados francos del litoral se convirtieron en poco
más que colonias comerciales italianas. En 1199,
el Papa Inocencio III decidió convocar una nueva
cruzada para aliviar la situación de los Estados
cruzados. Esta Cuarta Cruzada no debería incluir
reyes e ir dirigida contra Egipto, considerado el
punto más débil de los estados musulmanes.
16. • La V Cruzada fue proclamada por Inocencio III en 1213
y partió en 1218 bajo los auspicios de Honorio III,
uniéndose al rey cruzado Andrés II de Hungría, quien
llevó hacia oriente el ejército más grande en toda la
Historia de las Cruzadas. Como la IV Cruzada, tenía
como objetivo conquistar Egipto. Tras el éxito inicial de
la conquista de Damieta en la desembocadura del Nilo,
que aseguraba la supervivencia de los Estados francos,
a los cruzados les pudo la ambición e intentaron atacar
El Cairo, fracasando y debiendo abandonar incluso lo
que habían conquistado, en 1221.
17. • La organización de la VI Cruzada fue un tanto
audaz. El papa había ordenado al emperador
Federico II Hohenstaufen que fuera a las cruzadas
como penitencia. El emperador había asentido,
pero había ido demorando la partida, lo que le
valió la excomunión. Finalmente, Federico II (que
tenía pretensiones propias sobre el trono de
Jerusalén) partió en 1228 sin el permiso papal.
Sorprendentemente, el emperador consiguió
recuperar Jerusalén mediante un acuerdo
diplomático. Se autoproclamó rey de Jerusalén en
1229 y también obtuvo Belén y Nazaret.
18. • n 1244 volvió a caer Jerusalén (esta vez de
forma definitiva), lo que movió al devoto rey
Luis IX de Francia (San Luis) a organizar una
nueva cruzada, la Séptima. Como en la V, se
dirigió contra Damieta, pero fue derrotado y
hecho prisionero en Mansura (Egipto) con
todo su ejército.
19. • Vuelto a Francia, el mismo rey emprendió la
llamada VIII Cruzada (1269) contra Túnez,
aunque en realidad era un peón en los
intereses de su hermano Carlos de Anjeo rey
de Nápoles, que quería evitar la competencia
de los mercaderes tunecinos. La peste acabó
con el rey Luis y gran parte de su ejército en
Túnez (1270).