La presencia de FA en un paciente conlleva un deterioro de su calidad de vida importante, dado el mayor o menor grado de insuficiencia cardiaca que provoca, además de suponer tener que mantener un tratamiento antitrombótico o anticoagulante de por vida con controles analíticos periódicos. Es un motivo relativamente frecuente de consulta en Atención Primaria, bien como causa primordial o por la patología asociada que conlleva. Al ser el tipo de arritmia más frecuente, es la que causa más consultas en urgencias, también debido a que su inicio suele dar lugar a descompensaciones en la patología cardiovascular subyacente, o a cuadros tromboembólicos como presentación inicial. Dado el progresivo aumento de la prevalencia de la FA, podemos prever un aumento de los costes derivados de su tratamiento, de los ingresos hospitalarios que provoca, de las consultas médicas precisas para su control, rehabilitación de las complicaciones, días de trabajo perdido, etc. Los gastos en salud de estos pacientes conllevan un incremento del 10 al 23% sobre el de una persona sana.