1. Lo bello y lo feo La definición de lo bello y lo feo es uno de los objetivos finales de la estética, definición que sirve para ordenar los conocimientos acumulados y partiendo de allá, con un reordenamiento, incorporando nuevas experiencias elaboradas generar un concepto nuevo, una definición coherente, en ese momento.
2. En base a ello, ya sabemos, las categorías de lo bello y lo feo no son constantes, como ninguna categoría lo es, sino que existen sólo por un incesante cambio. desconocer eso es negar la historia como fuerza gastadora y a su generador, el H como sujeto, con su alteridad dialéctica, a la sociedad, al mundo objetivo.
3. El arte debe participar en la elaboración de la cosmovisión del hombre. Lo que hoy sabemos, lo que tomamos y rechazamos, es la herencia de la historia, enriquecida por nuestra lucha, nuestra vida, nuestro trabajo intelectual, con nuestro compromiso con nosotros mismos y por el mundo en que vivimos.
4. Lo bello Lo bello nace y se desarrolla cuando el hombre social (en consonancia con el grado de conocimiento de las leyes sociales) desarrolla de la manera más plena y libre, en las condiciones históricas dadas, sus dotes y capacidades creadoras, cuando impera sobre los objetos del mundo sensorial, cuando disfruta con el trabajo como si se tratara de un juego de las fuerzas físicas e intelectuales.
5. Lo bello encuentra su expresión generalizada y completa en las obras de arte, en las imágenes artísticas. Lo bello de la vida y del arte, fuente de placer y alegría espiritual, adquiere una inmensa función cognoscitiva y educativa en la sociedad. Es bella la obra de arte en que a tenor del ideal estético de vanguardia, se reproduce verazmente la realidad.
6. lo feo juega un papel importante en el arte: tendemos de manera intuitiva a emparentarlo con la belleza. Se sabe que en sus orígenes guardó el arte cierta relación con un intento pseudoreligioso de controlar la naturaleza: el temor ante lo desconocido y la conciencia de nuestra absoluta dependencia respecto al medio en que vivimos nos llevó a “homenajear” a fuerzas incontrolables. Lo feo
7. Pinturas rupestres, máscaras, figuras totémicas y posteriormente edificios consagrados a la protección divina. Miles de años después de que los primeros sapiens comenzaran a crear obras de arte, la belleza pareció dominar dicha actividad. El arte, entonces, mejoraba el mundo al ofrecernos una imagen perfeccionada del mismo.
8. Lo feo ha ido cobrando protagonismo en el arte. Al menos desde el siglo XIX varios artistas han intentado poner de relieve lo más feo del ser humano y del mundo. Una curiosidad: a muchas de las corrientes que han tratado de dejar sitio a lo feo dentro de sus creaciones se les ha tildado de “realistas” (en algunos casos con adjetivos, como el realismo sucio), como si admitiéramos que este mundo que vivimos y nosotros mismos somos feos.
9. la fealdad en el arte encierra dentro de sí una capacidad crítica: nos recuerda precisamente que no vivimos en un mundo perfecto, y que la realidad no se puede plegar a nuestros criterior estéticos, morales, lógicos o políticos. Lo feo está ahí, ocurre, sucede, y escamotearlo sería una manera de negarlo a los ojos de todos.
10. Manifestando lo feo y lo que nos desagrada el arte realiza una de las funciones sociales que ha asumido durante mucho tiempo: apuntar aquello que podría (y quizás debería) ser de otra manera. Idealizar el mundo es hacerse cómplice de su injusticia o del horror que lo caracteriza.