This document discusses the "princess warrior fallacy" and cites several sources that analyze the portrayal of female warriors in popular culture. Specifically, it references works by Kim Tolley, Sherrie A. Innes, and Joanee Moralee that examine the TV character Xena: Warrior Princess and whether such characters provide liberating or problematic images of women's power. The document concludes by thanking the reader for their attention.
Q-Factor HISPOL Quiz-6th April 2024, Quiz Club NITW
La falacia de la princesa guerrera
1. La falacia de la princesa guerrera.
Dori Valero Valero
2.
3. •TOLLEY, Kim (2000): Xena, Warrior
Princess, or Judith, Sexual Warrior? The
Search for a Liberating Image of Women's
Power in Popular Culture
•INNES, Sherrie A. (2000): Tough Girls:
Women Warriors and Wonder Women in
Popular Culture en America: History and Life
•MORALEE, Joanee (1998): Xena: Warrior
Princess como campo feminista
•Journal of Popular Culture
Los medios de comunicación de masas han invadido todos los espacios de nuestra vida cotidiana y se han convertido en la mejor herramienta para construir un imaginario común entre los diferentes grupos sociales. Durante el siglo XX se generalizaron la radio, la televisión y el cine, en la actualidad, es Internet el medio que mayor crecimiento ha experimentado y del que todavía no tenemos datos de cómo influye en la construcción de identidad de las personas y las comunidades. Un análisis rápido de los mensajes que transmiten estos medios nos demuestra que mantienen y refuerzan, en la mayoría de los casos, los principios básicos de las sociedades patriarcales. Aún así hay algunos productos que rompen, consciente o inconscientemente, con los estereotipos dominantes, planteando alternativas, o tal vez esta afirmación ¿es un espejismo?
A continuación, planteamos las líneas generales de una investigación en el que estamos trabajando en estos momentos. La programación televisiva se mueve por modas y con la entrada de siglo se produjo una proliferación de series que tenían como protagonista una heroína: Buffy Summers en Buffy, the Vampire Slayer ( Buffy Cazavampiros , Joss Whedon, 1997-2003), Max en Dark Angel (James Cameron y Charles Eaglee, 2000-2002), Sydney Bristow en Alias (J. J. Abrams, 2001-2006) o Xena y Gabriel en Xena la princesa guerrera ( Xena: Warrior Princess, Sam Raimi y R.J. Stewart, 1995-2001) entre otras. ¿Marcaban estas series una ruptura con las heroínas anteriores? ¿Se ha mantenido este tipo de personajes? ¿Qué estereotipos nos marcan estas mujeres?
Los estudios de género se han mostrado muy interesados por algunas de estas heroínas, en concreto, por Xena, la Princesa Guerrera, que ha sido convertida en un icono feminista. Considerada como un fenómeno de la cultura popular se presenta como icono feminista y de la comunidad homosexual. Diferentes investigadoras han centrado en este personaje su interés: TOLLEY, Kim (2000): Xena, Warrior Princess, or Judith, Sexual Warrior? The Search for a Liberating Image of Women's Power in Popular Culture INNES, Sherrie A. (2000): Tough Girls: Women Warriors and Wonder Women in Popular Culture en America: History and Life MORALEE, Joanee (1998): Xena: Warrior Princess como campo feminista Además, son numerosos los artículos que recoge el Journal of Popular Culture sobre la serie y su influencia en la construcción social de las identidades de los individuos tanto en el ámbito de los estudios de género como de los estudios culturales.
La serie es un spin-off de Hercules: sus viajes legendarios ( Hercules: The Lengendary Journeys , Robert Tapert y Sam Raimi, 1995-1999). En su primera aparición, Xena es una guerrera malvada que masacra pueblos enteros pasando a cuchillo a toda la población (mujeres, niños, discapacitados…). Después de su encuentro con Hércules toma la decisión de redimir sus delitos haciendo justicia a los débiles. “Toda historia tiene un comienzo. Éste es el de Xena: la princesa guerrera … En la era de los antiguos dioses, de los señores de la guerra y de los reyes, una tierra convulsionada clamaba por un héroe. Ella era Xena, una temible princesa forjada en el calor de la batalla. Poderosa, pasional, peligrosa. Su valentía cambió el mundo. Xena, la princesa guerrera.” http://pecadosdelpasado.wordpress.com/2010/11/16/introduccion/ Nuestro interés se centra en desvelar, primero, en Xena y, luego, en el resto de heroína mencionadas, al principio de la intervención, si estos personajes subvierten los estereotipos femeninos tradicionales. En caso afirmativo, desvelar los mecanismos mediante los que se produce este cambio, y, en caso negativo, visibilizar las estrategias que permiten el mantenimiento de los roles tradicionales.
Joane Morreale señala que Xena, desde una perspectiva feminista, es un personaje contradictorio. Si bien, el contenido de la historia cumpliría los principios feministas, el discurso es plenamente patriarcal. La historia de Xena se construye sobre los principios básicos que establece Vladimir Propp y, por lo tanto, la protagonista debe tener un ayudante. En este caso, también es un personaje femenino, Gabriel, reina amazona que renuncia al trono para seguir a la guerrera. La relación que mantienen ambas resulta ambigua y en algunos análisis son tratadas como una pareja de lesbianas. A esto hay que añadir, un personaje que aparece de tanto en tanto, Joxer, uno de los personajes masculinos recurrentes que con su torpeza da claves a la heroína para conseguir su objetivo. La construcción de este personaje masculino es interesante desde el momento en que su creador lo bautiza con un nombre que nos remite a un juego de cartas (Joker), debemos tener en cuenta cómo se introduce este personaje masculino en el universo de la Princesa Guerrera en el que no entran hombres más allá de un capítulo.
Antonia Fraser, historiadora que centra su producción en el estudio de las biografías de las Reinas de la historia, caracteriza a éstas de la “vida real” y las apoda “Warior Queens” por los numerosos obstáculos que tuvieron que superar, en muchos casos guerras contra otros reyes. Xena participa de alguna de estas características: Es masculina : reforzado con la ambigüedad sexual. Síndrome de la vergüenza : se observa cuando es capaz de derrotar a los señores de la guerra que amenazan a los más débiles e incluso con el personaje masculino de Joxer. Síndrome del apéndice : se considera un personaje feministas porque no tiene apoyos masculinos (padre, hermanos, hijos…). Su hijo se menciona, pero no aparece en la serie de manera que el personaje no ejerce la maternidad que constituye un rol tradicional. Aunque su hermano la introduce en el arte de la guerra su pellizco en el cuello se lo enseña otra mujer
Estas características que la apartan del ideal femenino, sin embargo, nos muestran una contradicción evidente: Es una mujer madura y capaz, pero no se la califica como Reina sino que se degrada su capacidad convirtiéndola en princesa. Karen Pusateri nos indica que la indumentaria de la heroína refuta el carácter feminista del personaje. Por un lado, la falda corta de cuero, las botas por encima de la rodilla, los ornamentos de bronce en los pechos, los muslos desnudos y el cabello largo nos la presentan como cualquier chica de los harenes que aparecen en la serie. Por otro lado, hay aspectos masculinos. La espada, un símbolo fálico recurrente en la iconografía tradicional que suele llevar a la espalda es contrarrestado con su chakram, un disco metálico que porta en la cadera y cuya forma nos remite a un símbolo femenino. No olvidemos que es precisamente este artefacto “feminizado” su mejor arma, la más temida y un signo de su fortaleza. En el plano textual, para evitar que el público sienta rechazo a una figura excesivamente masculina e incluso demasiado fuerte para los estándares sociales, la cámara feminiza el personaje posicionándose en la posición de voyeur que Thomas Laqueur (1994) describe en La construcción del sexo. Cuerpo y género desde los griegos hasta Freud. El traje de cuero se corta y nos muestra un generoso escote. Las piernas hace constantes barridos verticales recreándose en sus piernas y argumentalmente se buscan excusas para aligerar la indumentaria tanto de la protagonista como del resto de personajes femeninos de la serie. El punto de vista es la mirada masculina que define Laqueur (1994), mirada masculina no tanto porque el público receptor sea varón, sino que la ficción pornográfica tiene su proceso de creación y de consumo preferentemente para hombres. De esta manera, Xena queda disponible para el placer masculino, no tanto en el punto de vista argumental que puede adoptar su punto de vista, pero sí en el discursivo donde se convierte en un objeto de deseo para el público masculino.
Estas contradicciones nos demuestran que existe una necesidad de profundizar en el modo en que las nuevas heroínas mediáticas construyen las identidades de género. Ya que, a pesar de que, en la serie Xena, la Princesa Guerrera, se juegue constantemente al equívoco y parodia los roles tradicionales introduciendo como elemento las máscaras y disfrazando a los personajes masculinos de mujeres y viceversa, esto, por lo general, se asocia mejor al movimiento queer y la identidad sexual que a un campo de estudios feminista. Lo cierto es que Xena, la princesa guerrera, mantiene y refuerza en muchos casos los roles de género tradicionales, ya que cualquier intento de mostrar una alternativa es desactivada. Aunque nadie niega el potencial que series de este corte pueden tener para el cambio en los estereotipos del sistema sexo-género tal y como lo conocemos.