1. ¡Siempre es tiempo de jugar!
Valeska Vera V.
Psicóloga, Coordinadora Equipo Fonoinfancia
Fundación Integra
“Niño, deja ya de joder con la pelota,
niño, que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca” (Joan Manuel Serrat)
“Privar a un niño de jugar es privarlo del placer de vivir” (Francois Dolto)
Muchos son los pensamientos, expectativas, sueños, temores que
evocamos al momento de saber que seremos padres, pero ¿qué tan
frecuentemente nos preguntamos qué tan juguetones seremos con
nuestros hijos/as? Dada la vital importancia que tiene el juego en el
desarrollo de niños y niñas, esta pregunta debiera rondar la cabeza de
padres, madres, abuelos (as) y educadores. Sin embargo, muchas veces
las ocupaciones pasan por otros ámbitos, tales como la salud y
desarrollo de los bebés. La ajetreada vida moderna se apodera de los
espacios compartidos y muchas veces sentimos que existe una
dicotomía y que debemos optar entre un rol educativo o uno lúdico y
juguetón.
El juego se ha relegado al mundo infantil, siendo muchas veces
subvalorado y menospreciado. Pareciera que crecer implica ir
dominando esas ansias vitales de jugar, jugar como si hoy mismo el
mundo se fuera acabar.
En esta columna la invitación es a reflexionar respecto al valor que en sí
mismo tiene el juego para niños y niñas y, por qué no decirlo, para
nosotros los adultos, quienes gracias a ellos (as) tenemos la posibilidad
de no perdernos el placer de jugar.
2. Mucho podemos leer respecto a los positivos efectos que tiene para el
niño (a) y su desarrollo el juego, pero esta vez no quiero invitarlos a ver
en el juego su función instrumental, el juego es y será un fin en sí
mismo para el ser humano, y muy especialmente- pero no
exclusivamente- en nuestros primeros años de vida.
¿Qué hacemos cuando decimos que jugamos?
La palabra juego tiene su origen en el latín iocari, que significa hacer
algo con alegría, de ahí- aunque sean muchas las acepciones y usos de
esta palabra- podemos decir que jugamos cuando hacemos algo con el
único fin de entretenernos y divertirnos. Jugar nos conectaría entonces
con potentes emociones. Todo juego- no sólo de los niños (as)- vendrá
cargado de satisfacción y sensaciones placenteras. Tal vez por eso la
primera y primordial forma en que la especie humana aprende y
socializa de manera natural es a través del juego. Mientras más un niño
(a) juegue, más experiencias satisfactorias tendrá, más y mejor se
desenvolverá consigo mismo (a) y con el mundo que lo (a) rodea, por
consiguiente más y mejor aprenderá.
Por otra parte, jugar no es una actividad exclusiva del ser humano.
Compartimos con nuestros congéneres mamíferos este deseo innato por
jugar, por esta razón en las diversas culturas y civilizaciones podemos
encontrar rastros que demuestran que, desde tiempos inmemoriales, el
ser humano y sus crías juegan y lo seguirán haciendo.
El juego también tiene diversas expresiones. No sólo jugamos cuando
hay derroche de energía, también se puede jugar y divertirse a través
del placer de escuchar, observar y sentir… jugamos cuando vemos a las
hormigas marchar en fila hacia un destino que queremos descubrir,
jugamos cuando las nubes toman formas fantásticas o terrenales,
jugamos cuando imaginamos que el viento nos habla estando en la
playa…
3. Jugando desde el principio…
Los avances de la neurociencias nos han permitido comprender (a
diferencia de lo que por mucho tiempo creímos) que los bebés tienen la
capacidad para interactuar consigo mismos y con el mundo, incluso
desde antes de nacer. Estas competencias son terreno fértil para que el
juego tome protagonismo en la vida de los bebés, sus padres y
cuidadores. Un niño (a) feliz es un niño(a) que se mueve, que descubre,
que se emociona, que se ríe, en definitiva, un niño (a) que juega.
Muy prontamente el bebé descubrirá que sus padres y cuidadores serán
entretenidos compañeros de juego. Nuestras voces, muecas, canciones,
cosquillas, todo es novedad y diversión. A medida que el bebé controla
más sus movimientos, también disfrutará sacándonos los anteojos,
tirándonos el pelo, las orejas o riendo juntos. El juego siempre será una
potente herramienta para fortalecer el vínculo con nuestros hijos (as), al
disfrutar esos juegos compartidos, nuestro organismo liberará
sustancias que nos harán atesorar esas vivencias y querer repetirlas.
Pero el bebé no sólo jugará con otros, también descubrirá que su propio
cuerpo le brindará incontables ocasiones de diversión, todas las que él
(ella) mismo (a) pueda poner en práctica. Hacer ruidos, gritar, reír, dar
vueltas, chuparse los dedos de los pies, mientras el bebé juega conoce
y controla cada día más su cuerpo, ¡se prepara para explorar el mundo!
Por esta razón es muy importante considerar estos espacios cada día,
nuestros hijos e hijas también disfrutarán sin necesitarnos a nosotros,
sus juguetes o una gran sala de estimulación. Asimismo, es muy
importante respetar sus tiempos, los seres humanos nos animamos a
explorar algo nuevo cuando nos sentimos seguros y competentes, sin
presiones, cuando podemos probar qué pasa si vamos un poco más allá
de lo que ya conocemos, cuando podemos enmendar lo avanzado.
Siempre es momento para jugar
Algunas veces nos abrumamos planeando agendas para que nuestros
hijos e hijas no estén faltos de entretención, o tal vez llegamos
cansadas/os a casa sin ganas de hacer muchos panoramas para jugar.
Pero el juego está al alcance de la mano, cada actividad cotidiana es
más agradable si jugamos; cada nuevo aprendizaje será más fácil si lo
hacemos a través del juego; cada hábito que queremos fortalecer
costará mucho menos si damos espacio al humor… Una carrera al baño
4. para lavar los dientes, una canción con muecas para vestirnos, ¿y si los
juguetes juegan a la escondida para guardarse? El juego siempre será
un reto, pero también un estímulo, para la imaginación y la creatividad.
También hay momentos de la rutina diaria que son una gran
oportunidad para divertirnos con nuestro bebé: el cambio del pañal con
cantos, muecas, pequeñas cosquillas y besitos en su guata; la hora del
baño con el agua que salpica y los juguetes que se hunden y flotan- no
hay que temer a un rato más en el agua sólo por diversión- y las
comidas son una excelente oportunidad para disfrutar probando nuevas
texturas, sabores y olores.
Más ideas para seguir jugando…
Juegos corporales: Las cosquillas, caricias, mover los brazos, las piernas
y los pies, jugar a “hacer gimnasia”, permitirle disfrutar de un masaje
en un ambiente cálido y tranquilo. Todos estos juegos serán muy
importantes los primeros meses del bebé.
A medida que el niño (a) crece, más y nuevos son los retos que
podemos ir descubriendo a través del juego: coger y lanzar objetos, dar
vueltas sobre el propio cuerpo, correr, saltar, jugar al pillarse, etc.
Juegos sensoriales: Todos los juegos que despierten los sentidos serán
también muy atractivos para el bebé, podemos pasarle objetos con
formas, texturas y sonidos diferentes; cuando su pediatra lo permita
podemos ofrecerle alimentos con gustos diferentes y novedosos (gotas
de limón, frutas más ácidas y más dulces, qué entretenido es vernos
hacer caritas cuando probamos algo nuevo!).
Juegos con importantes aprendizajes: Hay juegos que siendo muy
simples significan un gran aporte al desarrollo de niños y niñas, ya que
sin querer le permiten ir fortaleciendo competencias que le serán muy
útiles más adelante.
Uno de estos juegos es el popular” ¿Dónde estoy?”, que consiste en
esconder la cara con las manos o con algún objeto y preguntar “¿dónde
estoy?” para luego mostrarnos y decir “aquí estoy!!”. Quién haya tenido
la oportunidad de disfrutar este simple juego con algún bebé, sabrá
cuánto lo disfrutan y sonríen, pero no sólo eso, con este “desaparecer y
aparecer” el bebé comienza a comprender que las cosas no desaparecen
5. aunque él/ ella no las vea. Este aprendizaje lo (a) preparará para los
momentos de separación de sus padres y cuidadores
Muy pronto el bebé también descubre lo gracioso que es imitar a quien
se ponga a su alcance y llame su atención (padres, hermanos, abuelo,
etc.). Estas imitaciones son fuente inagotable de aprendizaje desde el
lenguaje hasta acciones más complejas. Podemos jugar a imitar sonidos
de animales, objetos, la naturaleza, etc., o a la abuelita hablando por
teléfono, a mamá manejando o a papá peinándose. Muchas canciones
infantiles las aprenderá rápidamente y sabrá incluso sus coreografías.
Jugando con otros (as) niños (as): Siempre será importante ofrecer a
nuestros hijos/as la posibilidad de jugar con otros niños/as de su edad,
aunque lo intentemos nunca un adulto podrá reemplazar lo que significa
jugar, divertirse, resolver desafíos y conflictos con otro niño (a).
De acuerdo a su nivel de desarrollo y características individuales, es
importante favorecer estos espacios de complicidad con los pares,
observar activamente, dar espacio para que la magia del juego haga lo
suyo y mediar cuando la ocasión lo amerite. Es importante como adultos
no tomar un rol protagónico en estos espacios, tratar de dar un paso
atrás para que la imaginación y la creatividad permitan que en este
encuentro con otros niños y niñas se sorprendan de sí mismos y de lo
que los (as) rodea.
¿Y los juguetes cuándo?
Ya casi termina esta columna, hemos hablado de juego, jugar y no ha
sido necesario mencionar los juguetes. Si bien es importante que
nuestros hijos (as) tengan a su alcance una variedad de objetos
adecuados para su edad (un juguete puede ser una cuchara de palo/
espada, el escobillón viejo transformado en caballo, etc.) no requerimos
para su desarrollo atiborrarlos de juguetes o esperar que se mantengan
inmaculados. He escuchado a muchas mamás (y tal vez yo misma más
de una vez) lamentarse porque su hijo (a) no juega con sus juguetes o
los rompe inmediatamente. Un juguete que no desafía nuestra
imaginación ya no nos sirve, cuando abrimos un auto para saber cómo
funciona ¡También estamos jugando! Que lo importante sea el disfrute,
la alegría, la curiosidad y la iniciativa y para esto no siempre
necesitaremos un juguete o, al contrario, tener muchos juguetes
tampoco significará diversión asegurada
6. “Aprendo más rápido jugando contigo a mi lado…”
Sala de Estimulación Temprana Chcc, Cesfam Garín.