1. Mononucleosis infecciosa
¿Qué es la mononucleosis?
La mononucleosis infecciosa es una enfermedad causada por el virus de Epstein-Barr (VEB), de la
familia herpes-viridae, que se conoce también como la enfermedad del beso o fiebre glandular.
La infección por VEB es muy frecuente en adolescentes y adultos jóvenes en los países
desarrollados, siendo la mayoría de los adultos seropositivos respecto al VEB. La infección primaria
suele ser asintomática, y ocurre generalmente durante la infancia (la mayor incidencia se produce
en los niños entre los 4 y los 12 años).
Cómo se transmite la mononucleosis infecciosa
El el virus de Epstein-Barr (VEB) se propaga al entrar en contacto con la saliva de un individuo
infectado, por medio de besos, utensilios impregnados con saliva, tos, e inhalación de gotas de
saliva. También es posible la transmisión sexual y a través de transfusiones de sangre y del uso
compartido de agujas y jeringuillas, aunque esto es menos frecuente.
El virus de la mononucleosis infecciosa penetra por vía orofaríngea, produciendo una infección
que afecta a los ganglios linfáticos, las amígdalas, el hígado y el bazo principalmente.
El periodo de incubación tras la infección dura aproximadamente de 30 a 50 días. Esta enfermedad
no es muy contagiosa debido a que la mayor parte de las personas susceptibles de entrar en
contacto con los afectados ya son inmunes a la enfermedad, por lo cual las epidemias son raras.
Síntomas de la mononucleosis infecciosa
El periodo de incubación (entre 10 y 50 días) de la mononucleosis infecciosa o enfermedad del
beso es asintomático, y la enfermedad comienza a manifestarse con cefalea, malestar general,
fatiga y fiebre con temperatura de 38 a 39ºC, aunque a veces se inicia de manera repentina, con
fiebre alta. Los síntomas persisten generalmente entre 10 y 14 días, y los más habituales son:
Linfadenopatía cervical.
Faringoamigdalitis.
Fiebre.
Hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del hígado y el bazo).
Hepatitis (en el 80% de los casos existe alteración de las pruebas hepáticas).
Exantema maculopapular generalizado.
Rinitis.
Placas blancas en las amígdalas.
La mayor parte de los síntomas de la mononucleosis infecciosa se deben a la respuesta inmunitaria
del organismo frente a la infección.
2. La enfermedad puede durar de dos a cuatro semanas, durante las cuales se produce un
importante incremento de linfocitos T atípicos, llamados células de Downey.
Algunos pacientes pueden presentar un cuadro clínico con síndrome de fatiga crónica extrema,
acompañada de faringitis, linfadenopatía, debilidad muscular y pérdida de memoria.
Complicaciones de la mononucleosis infecciosa
La enfermedad del beso no suele complicarse, salvo en algunas ocasiones en las que se puede
producir la rotura del bazo, trombocitopenia, anemia hemolítica y meningitis. El 1-2% de los
pacientes presentan un síndrome neurológico: meningoencefalitis, mielitis transversa, síndrome
de Guillan-Barré, neuropatías periféricas y vegetativas. También puede aparecer neumonía vírica,
que afecta al 5% de los pacientes, y un 6% de los enfermos pueden presentar alteraciones
electrocardiográficas.
Los síntomas suelen mejorar antes de dos semanas y desaparecen por completo antes de las
cuatro. La enfermedad puede presentarse más de una vez en el mismo paciente, tratándose de
una infección secuencial producida por gérmenes distintos, aunque el virus de Epstein-Barr (VEB)
puede reactivarse en individuos inmunosuprimidos.
Diagnóstico de la mononucleosis infecciosa
El el virus de Epstein-Barr (VEB) causante de la mononucleosis infecciosa puede aislarse en el
laboratorio a partir de saliva, sangre periférica o tejido linfoide. La presencia de linfocitos T
atípicos (linfocitos de Downey)superior al 10% también corrobora el diagnóstico.
Se realizan estudios serológicos para demostrar la presencia de anticuerpos heterófilos, como
la prueba de Paul Bunnell-Davidson, para diagnosticar mononucleosis infecciosa.
Otra técnica más reciente para demostrar la presencia de estos anticuerpos es la de Mono Test
(Hoff-Bauer). Estas pruebas contribuyen a diferenciar la mononucleosis de otras enfermedades
que pueden presentar síntomas similares, como las causadas por citomegalovirus, virus de la
hepatitis o del SIDA, toxoplamagondii, ciertos fármacos, etc.
Tratamiento de la mononucleosis infecciosa
Al no disponerse de una vacuna, el tratamiento para la mononucleosis infecciosa es solo
sintomático, administrando antipiréticos, antiinflamatorios y analgésicos, y recomendando reposo
al paciente, que debe permanecer bien hidratado en todo momento. Los antibióticos solo se
prescriben para tratar las complicaciones bacterianas.
Los corticoides son un tratamiento eficaz en el caso de que se presenten complicaciones graves,
como la amenaza de obstrucción del tracto respiratorio superior, así como para tratar la anemia
hemolítica y la trombocitopenia.
Prevención de la mononucleosis infecciosa
Como ya se ha comentado, la mayoría de los adultos son inmunes a la enfermedad, por lo que no
resulta necesario aislar al paciente. La infección por el virus de Epstein-Barr (VEB) origina una
inmunidad que se mantiene durante toda la vida del paciente, por esto, la mejor forma de
3. prevenir los efectos adversos de la mononucleosis infecciosa es el contacto con el virus durante los
primeros años de vida, puesto que la enfermedad es benigna en los niños.
La mononucleosis infecciosa es infrecuente durante el embarazo y no existen pruebas de que la
infección primaria por VEB, o la reactivación de una infección latente durante la gestación ejerzan
ningún tipo de efecto adverso sobre el feto.
PAPILON
VPH (virus del papiloma humano)
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) constituye actualmente la enfermedad de
transmisión sexual (ETS) más prevalente en el mundo. Esta infección es causada por más de 150
tipos de virus, y sus síntomas principales son la aparición de verrugas en las manos, los pies y los
genitales, donde se las conoce también con el nombre de condiloma acuminado.
El VPH fue descrito por primera vez en el año 1935 por el Dr Francis PeytonRous, quien había
demostrado la existencia de un virus con poder oncogénico (es decir, capaz de inducir la formación
de tumores) que causaba cáncer en la piel de los conejos, y cuya descripción coincidía con el
papilomavirus.
VPH y cáncer: virus de alto y bajo riesgo
Se utilizan los términos de virus de alto o bajo riesgo para clasificar a los diversos serotipos de
papilomavirus según la mayor o menor capacidad que tienen de provocar la transformación
maligna de las células que infectan, degenerando en una neoplasia o cáncer.
La actividad transformadora del virus se debe a la acción de dos proteínas constitutivas llamadas
oncoproteínas E6 y E7, que interactúan con una gran variedad de receptores que participan en
diversos procesos biológicos, como la muerte celular programada o apoptosis, y la división,
proliferación y diferenciación celular, entre otros.
Los serotipos de virus de papiloma humano de alto riesgo incluyen el 16 y el 18, que causan
aproximadamente el 70% de los cánceres cervicales. Otros virus de alto riesgo son 31, 33, 35, 39,
45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73 y 82.
Los serotipos considerados de bajo riesgo son los papilomavirus 6 y 11, que causan alrededor del
90% de las verrugas genitales, que rara vez se convierten en cáncer. Las verrugas genitales pueden
4. parecer protuberancias o crecimientos que a veces tienen forma de coliflor. Pueden aparecer
semanas o meses después de la exposición a una pareja sexual infectad
Causas y formas de transmisión del VPH
El virus del papiloma humano pertenece a una familia de virus llamada Papillomaviridae, cuyo
único género es elpapillomavirus; se trata de virus de ácido ácido (ADN) de doble cadena, que
infectan de forma preferencial a las células de la piel y el epitelio de las mucosas (genitales, ano,
boca o vías respiratorias).
De los 100 tipos de papilomavirus conocidos, unos sesenta tipos producen verrugas en áreas tales
como las manos o los pies, y se transmiten persona a persona por contacto directo con estas
lesiones. Los otros tipos de virus, alrededor de cuarenta serotipos, se transmiten sexualmente,
presentando afinidad por las membranas mucosas del cuerpo, como las capas húmedas alrededor
de las zonas anal y genital.
En resumen, la infección por el papilomavirus puede transmitirse por contacto con la piel de
genitales externos infectados, las membranas mucosas o fluidos corporales, y a través del coito y
del sexo oral.
Entre los factores que aumentan el riesgo de infectarse con una enfermedad de transmisión sexual
como el papilomavirus encontramos:
Tener múltiples parejas sexuales.
Tener alto riesgo social por mantener relaciones con parejas promiscuas.
Mantener contacto sexual sin protección o sin utilizar condones. Sin embargo, hay que
aclarar que el papilomavirus puede infectar la piel que normalmente no está cubierta por
el condón, por lo que el uso del mismo no protege al cien por cien. Además, muchas
personas son portadores asintomáticos, por lo que la pareja sexual no puede darse cuenta
del riesgo de propagación del virus.
Tener un sistema inmunológico deprimido.
VPH en la mujer: síntomas y enfermedades asociadas
El VPH puede no manifestar síntomas y, en muchas personas, no llega a causar problemas de
salud, sino que el virus es eliminado por el sistema inmune del organismo. Sin embargo, cuando la
infección por VPH no se cura, y dependiendo del tipo de virus involucrado (tal y como explicamos
en el apartado anterior), puede provocar desde verrugas genitales, hasta enfermedades graves,
como diversos tipos de cáncer. A continuación se describen los síntomas y la evolución de estas
patologías en ambos sexos.
En las mujeres, el papilomavirus puede provocar la aparición de verrugas genitales, que pueden
ser de diversos tamaños –planas o elevadas–, y que el médico puede observar a simple vista. Si no
se sigue ningún tratamiento, con el tiempo estas verrugas pueden desaparecer, permanecer
inalterables, o crecer y multiplicarse.
5. Cáncer de cérvix o de cuello uterino
La evolución del cáncer de cuello de útero supone el desarrollo progresivo de varias etapas.
Primero las células epiteliales del cuello uterino presentan ciertas anormalidades histológicas
conocidas como neoplasia intraepitelial cervical (NIC) o, lo que es lo mismo, displasia leve; luego
ocurre la displasia moderada; en tercer lugar, ocurre la displasia severa o carcinoma in situ y,
finalmente, un cáncer invasor.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado que aproximadamente el 85% de las displasias
severas presentan el ADN del papilomavirus, y el 100% de los cánceres invasores de cérvix
presentan el virus.
Fases de la Infección
Infección latente: el papilomavirus se encuentra infectando las células o tejidos, los cuales son aún
aparentemente normales y el paciente carece de manifestaciones clínicas; aun así el virus está
presente y solo puede ser detectado mediante técnicas de biología molecular como la reacción en
cadena de la polimerasa (PCR).
Infección subclínica: el papilomavirus ha causado pequeños cambios microscópicos en las células
epiteliales del cuello uterino o cérvix; esto se conoce como cambios coilocíticos o displasia, que se
pueden evidenciar en las citologías de rutina o en una biopsia del tejido afectado. En esta fase de
la infección la presencia del virus se puede detectar también macroscópicamente en un examen
ginecológico de rutina mediante el empleo de una solución con yodo o con ácido acético; si se
observan cambios de coloración es altamente probable la presencia de una lesión premaligna.
Infección clínica: caracterizada por la presencia de tumores malignos; el virus es capaz de
multiplicarse rápidamente, pudiendo causar infección de otros tejidos vecinos.
Cáncer de vulva
El cáncer de vulva es una entidad poco frecuente, que constituye el 4% de cáncer ginecológico. Se
caracteriza por la formación de células tumorales en los tejidos de la vulva, generalmente en los
labios mayores. La infección por papilomavirus y la edad avanzada aumentan el riesgo de sufrir
esta enfermedad.
Entre los signos y síntomas del cáncer de vulva destaca la presencia de una lesión tipo nódulo o
úlcera, prurito o escozor, irritación, sangrado, e hipersensibilidad en el área vulvar; así mismo
pueden presentarse síntomas más característicos de las infecciones urinarias bajas, como la
disuria
Cáncer de vagina
El principal tipo histológico de cáncer de vagina que está relacionado con la infección persistente
por el papilomavirus es el carcinoma de células escamosas; se ha reportado que el virus es el
responsable del 70% de los casos. Este tipo de cáncer es más frecuente en mujeres
hispanoamericanas, de raza negra, y en mayores de 60 años.
6. Al inicio de la enfermedad las pacientes se encuentran asintomáticas, pero a medida que avanza
suele presentarse sangrado vaginal intermenstrual, especialmente tras el coito. El síntoma más
frecuente que presentan las pacientes con cáncer de vagina es, pues, el sangrado, que puede
aparecer tras el coito, entre reglas, antes de la pubertad, o después de la menopausia. Otros
síntomas, que se manifiestan también en otro tipo de patologías, por lo que no son tan
específicos, son: dificultad o dolor para orinar, y dolor durante el coito o en la región pélvica
VPH en el hombre: síntomas y enfermedades asociadas
Aunque la mayoría de los hombres infectados con el virus del papiloma no presenta síntomas, el
VPH también puede causar verrugas genitales en los hombres, al igual que en las mujeres. Las
verrugas pueden ser únicas o múltiples y tener diversas formas: de coliflor, con relieve o planas, y
suelen aparecer alrededor del ano, en el pene, en la piel que cubre los testículos (escroto), en la
región inguinal, en los glúteos, o en los muslos. Las lesiones pueden aparecer en un tiempo que va
desde semanas a meses después del contacto sexual con la persona infectada.
Es importante que los hombres entiendan cómo reducir los riesgos de infección por este virus, ya
que puede aumentar el riesgo de contraer cáncer genital, aunque esto no sea lo más frecuente.
Cáncer anal y cáncer de pene
Se han descrito en la literatura cerca de treinta serotipos de papilomavirus asociados al cáncer
anal y cáncer de pene, aunque son patologías poco frecuentes en hombres inmunocompetentes.
La Sociedad Americana del Cáncer estima que para el año 2012 alrededor de 1.570 hombres en los
Estados Unidos serán diagnosticadas de cáncer de pene y unos 2.250 hombres podrían ser
diagnosticados de cáncer anal. El riesgo de padecer cáncer anal es aproximadamente 17 veces
mayor en los hombres homosexuales y bisexuales sexualmente activos, que en los hombres que
tienen relaciones sexuales sólo con mujeres. Así mismo, los hombres con infección por el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH) también están en mayor riesgo de contraer este tipo de cáncer.
Los otros serotipos de papilomavirus rara vez causan cáncer en los hombres, produciendo
únicamente verrugas genitales, cuyo diagnostico debe ser realizado por el médico especialista
(urólogo), que debe comprobar visualmente el área genital del hombre, y posteriormente aplicar
una solución de vinagre o ácido acético para ayudar a identificar la presencia del virus, pero la
prueba no es 100% fiable, ya que a veces piel normal es erróneamente identificada como una
verruga.
No está claro si los hombres que están infectados con papilomavirus en el pene son más
propensos a tener cambios precancerosos o cancerosos que los hombres que no están infectados.
7. Esta suposición surge por el poder de transformación oncogénica del virus, que induce cambios en
las células.
Papilomavirus y cáncer orofaríngeo
Se estima que alrededor del 7% de los adultos en Estados Unidos tienen infección oral con
papilomavirus, siendo el serotipo más frecuente en este caso el VPH 16, el mismo tipo que
produce un porcentaje significativo de cáncer de cuello uterino. Estudios recientes pronostican
que para el año 2020, habrá más casos de hombres con cáncer en la boca en relación con infección
por papilomavirus, que casos de mujeres con cáncer de cuello uterino.
Hace escasos diez años se pensaba que el tabaco y el alcohol eran la causa principal de la mayoría
de los casos de cáncer orofaríngeo (un tipo de cáncer en la boca, que afecta sobre todo a la base
de la lengua y la parte posterior de la boca, incluyendo las amígdalas).
En un esfuerzo por comprender mejor el papel de la infección oral por papilomavirus y cómo
afecta al riesgo de padecer cáncer de cabeza y cuello, el investigador norteamericano Dr. Gillison y
su grupo, analizaron muestras de enjuague bucal de un grupo de personas con edades
comprendidas entre los 14 y los 69 años durante el período 2009-2010.
Entre los hallazgos principales encontraron que el 10,1% de los hombres y el 3,6% de las mujeres
tenían evidencia de infección oral por papilomavirus; que la infección oral por papilomavirus 16
fue aproximadamente tres veces más común en hombres que en mujeres; que la infección oral es
menos común en personas sin antecedentes de contacto sexual; y que las personas con mayor
número de parejas sexuales tendían a tener el mayor riesgo de infección oral por el virus.
Diagnóstico de la infección por VPH
El diagnóstico de la infección por VPH (virus del papiloma humano) se realiza con las siguientes
pruebas:
Examen macroscópico: comprende la observación directa de las verrugas genitales; se puede
utilizar ácido acético, que tiñe de blanco las lesiones. Así mismo, se observa mediante colposcopia
del cuello uterino y la vagina, previamente teñida con yodo o ácido acético.
Examen microscópico: observación de células sospechosas con cambios coilocíticos en citologías
de cuello uterino y vagina en mujeres, usando la tinción de Papanicolaou. Se pueden tomar
biopsias de lesiones sospechosas, o incluso de vegetaciones o verrugas genitales, tanto de
8. hombres como de mujeres, y enviar las muestras a una sección de anatomía patológica para su
análisis.
Detección directa del material genético del virus por técnicas de biología molecular, que
amplifican el ADN del virus y permiten la identificación de los distintos serotipos.
Tratamiento
Las personas que contraen el VPH lo hacen de por vida pese a que extirpen las
verrugas. Por lo que en cualquier caso el mejor tratamiento es la prevención
empleando métodos anticonceptivos como los preservativos. En cualquier caso hay
que atacar esas verrugas e intentar hacer que desaparezcan. Los medios más
empleados son:
Terapia laser
Crema Imiquimodo
Crioterapia (congela las verrugas)
Electrocirugía (quema as verrugas con electricidad)
Estos son los métodos más populares, pero lo mejor es consultar con el especialista ya
que cada caso es diferente y determinados tratamientos pueden resultar
especialmente agresivos según el sujeto.
Quienes prefieran prevenir que curar, es mejor que tomen medidas
de precaución como el preservativo, eviten la promiscuidad y no usen ropa interior
ajena.