Este documento discute la importancia de la equidad y calidad en la educación para apoyar la democratización en Argentina. Señala que la educación debe fortalecer la inclusión en lugar de la exclusión para promover la equidad. También argumenta que se necesita una perspectiva prospectiva para pensar en el tipo de educación y sociedad deseadas para el futuro, y que la escuela debe repensarse a la luz de los continuos cambios sociales.
1. Equidad y Calidad en la Educación. Soporte de la Democratización
Lic. Mario López
Conferencia
Primera Aproximación
Para analizar cualquier tema de la Educación, debemos ubicarnos en la realidad hipercompleja
de nuestra sociedad. Es tal la saturación de variables que caracterizan a nuestra sociedad en
nuestro tiempo, que se hace extremadamente difícil elaborar un diseño que nos ayude a reflexionar
críticamente como punto de partida para la acción. Más aún si el tema que nos preocupa es el de la
Equidad y Calidad de la Educación
Esto de igual forma, no debe ser una excusa, sino más bien un reto.
Es indudable que en la actualidad vivimos un período de turbulencia y cambios drásticos a nivel
planetario que está dando lugar a una nueva época caracterizada por la incertidumbre sobre el
futuro.
Cambia la situación internacional, que propone nuevas reglas de juego; cambian las demandas
de la sociedad y de las personas; cambia el rol de los agentes permanentes de la sociedad;
surgen nuevos actores sociales; cambian las formas de comunicación; aumenta la diversidad;
amenaza la exclusión; las asimetrías se acrecientan, etc.
Estos cambios se ven más acentuados en nuestra sociedad por la debilidad de sus estructuras
políticas, culturales y económicas.
Estas transformaciones generan por un lado desafíos, y por otro, amenazas, sobre todo en los
países en desarrollo, en los que la dependencia y la colonización neoliberal continúan avanzando
más allá del discurso globalizado de la Educación sustentado en la igualdad de derechos para la
libertad y la democracia.
La sociedad Argentina se debate buscando respuestas para vivir con esperanza de desarrollo
personal y social. Se debate con los pies en la tierra y mirando el cielo.
Por múltiples circunstancias observamos que el Estado progresivamente se ha debilitado como
garante de lo público y del bien común. Una creciente desconfianza en la capacidad y competencia
del Estado genera nuevos conflictos sociales. La falta de credibilidad de los representantes hace que
sus gestiones sean cuestionadas, cada vez más débiles y de menor impacto.
Frente a esta situación, no es suficiente comprender y adaptarse a la dinámica del cambio. Es
indispensable comprometerse y protagonizarlo a partir de un enfoque prospectivo. Este le
garantizará direccionalidad a nuestra deliberada intencionalidad constructiva, y al mismo tiempo,
mayores probabilidades de concreción del porvenir deseado.
Para ello, se hace indispensable que una de las estrategias claves para el desarrollo sostenido
de nuestra sociedad sea una Educación de alta calidad, en la que uno de los ejes transversales
sea el tema de la Equidad.
¿Qué entendemos por equidad?
En momentos en que a nivel global las transformaciones económicas, sociales y tecnológicas a las
que asistimos muestran una peligrosa tendencia a la dualización de la sociedad Argentina -
marginando a importantes sectores de la población de la producción, la distribución y el consumo de
los bienes-, la Educación debe agigantarse y luchar contra la falta de calidad.
Actualmente se acrecienta la desigualdad entre personas ricas y pobres. Las grandes asimetrías
cuantitativas entre unos y otros grupos son indicadores de una desigualdad creciente que atenta
contra el propio desarrollo, ya no cuantitativo, sino muy especialmente cualitativo.
Identificándonos con el enfoque de (Crovetto, 1999) podemos conceptualizar Equidad en la
Educación como “igualdad de oportunidades en el acceso, permanencia y a la calidad de la
Educación recibida”
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2. La equidad también puede referir “a la igualdad de oportunidades en el punto de partida, es
decir, que todos dispongan de iguales instrumentos para su desarrollo” (TNT amortizados, 2002).
La equidad en la Educación es un tema mucho más amplio que puede incluir “género, etnias y
clase sociales” (Altbach y Davis, 2000).
En un momento en el que el “contexto se transforma en texto” (Di Lella, 2001), la situación se
agrava más aún, porque el desarrollo económico de Argentina –por gestiones y políticas poco
sustentables, y en muchos casos incompetentes y corruptas, depende en gran medida del
financiamiento externo, y en consecuencia, el presupuesto público destinado a la Educación se ve
permanentemente amenazado, situación que se agrava cuando además, la situación general obliga a
reducir muchas veces el gasto público.
Se discute el presupuesto desde la perspectiva del gasto y no de la inversión. Por dar un
ejemplo: se analiza el gasto y las bajas tasas de egreso de los estudiantes, considerando la
repetición y deserción, pero no se considera en su real medida las numerosas variables
(contextuales y del propio sistema) que dificultan o expulsan a los alumnos del sistema educativo.
Es menester observar que el proceso esté lleno de momentos destinados a desalentar más que a
alentar.
Frente a esta situación la Educación debe proponer un sistema que fortalezca la inclusión y no
que potencie la exclusión, de esta forma se facilitará la equidad.
La escasez de datos, una debilidad.
El principal problema que atenta contra la elaboración, ejecución y evaluación de políticas
exitosas es la escasez y poca calidad de los datos que se disponen.
Contar con un sistema estadístico desarrollado, sustentado en datos confiables y válidos,
constituye un requisito indispensable en el proceso de transformación y reforma del Sistema
Educativo Nacional. Solamente a partir de estos datos podremos realizar un diagnóstico confiable y
reflexionar sobre los problemas de eficiencia, calidad, equidad e inclusión de la Educación en la
Argentina.
Prospectiva y Educación
Si aceptamos que la Educación, aspira a favorecer el Pleno Desarrollo Humano y a contribuir
para solucionar los principales problemas nacionales - vidas saludables, ciudadanos autónomos ,
creativos, productivos y emprendedores, insertados en un continuo desarrollo económico
sustentable, en un contexto de respeto, libertad, equidad y democracia- al servicio del bienestar y
la calidad de vida de todos los Argentinos- necesariamente debe asumir también la responsabilidad
histórica de construir, una “Nueva Educación” .
La Educación, desde nuestra perspectiva, es el mejor medio para el desarrollo pleno y sostenido
del hombre - sociedad. Y hoy, dentro de sus misiones y responsabilidades, reinstala viejas
preguntas: ¿Educación para qué persona?, o compartiendo la pregunta que se formula el Dr. Escotet
(1996): “¿Educación para qué sociedad?”.
Si bien estas preguntas podrían ser respondidas desde diferentes enfoques, el más adecuado para
construir el devenir, es haciéndolo desde el método prospectivo.
Tener un enfoque prospectivo implica colocarse o trasladarse al futuro. Situarnos en el futuro y
crear en él un escenario del porvenir deseado, que sea una combinación entre lo real y lo utópico.
Es un enfoque que viene desde el futuro hacia el presente. Este se diferencia de los que van desde
pasado hacia el futuro o desde presente hacia futuro.
“El propósito de la prospectiva es construir un modelo de sociedad deseable mediante la
anticipación de nuevas configuraciones que satisfagan, tanto las aspiraciones que motivan a las
personas, como las exigencias técnicas imprescindibles para esos logros”. (Grau, 1999)
Reflexionar desde esta perspectiva nos permite preguntarnos además de ¿Educación para que
sociedad? :
¿Qué Educación aspiramos en Argentina para el 2025?
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3. ¿Cómo deberá ser la formación en los distintos niveles del sistema educativo nacional en
función del escenario futuro?
¿Qué Perfil Docente debe Formarse en función de ese futuro escenario?
¿Cómo se puede contribuir con la equidad y calidad de la Educación?
Seguramente podrían formularse muchas otras preguntas.
Es necesario observar que la prospectiva es mucho más que un método que permite la
elaboración de un diseño desde la reflexión crítica. Es una actitud que implica una inmediata
acción; es decir, supone una metodología para la acción, porque la prospectiva procura hacer
probable lo deseado.
En síntesis, la prospectiva es una reflexión sobre el porvenir, para ejercer una reflexión
crítica sobre el presente, y a partir de ahí, iniciar el proceso de construcción hacia porvenir
deseado.
Pensar en el porvenir de la Educación de un país, sin diseñarlo desde el enfoque prospectivo, es
construir una Educación sin dirección y sin sentido; tal vez este es el principal error histórico por el
cual la Educación Latinoamericana no participó como era deseable del proceso de transformación
cultural y tecnológico que está acaeciendo aceleradamente desde final del siglo XX en nuestro país.
Elaborado el escenario desde lo prospectivo, será indispensable que la Educación asuma la
responsabilidad de actuar y enfrentar sus desafíos.
¿Educación para qué sociedad?
Ninguna institución social y en particular de Educación puede estudiarse en el vacío o aislada del
contexto. Sólo es posible comprender la Educación cuando ésta se analiza en el contexto del
sistema educativo y ésta en el contexto global de la sociedad.
La Educación no existe independientemente de las sociedades y su misión tiene que estar
totalmente relacionadas con la misma sociedad; más aun si pensamos que la ésta debe ser analizada
simultáneamente en las dimensiones local, nacional e internacional.
A partir de esta visión dialéctica entre la Sociedad y la Educación, es que surge la pregunta:
¿Educación para qué sociedad?
Esto nos lleva a reflexionar y elaborar características básicas de sociedad que deseamos de cara
al futuro.
Aspiramos a una sociedad que:
• se desarrolle en libertad y democracia,
• se sustente en función del desarrollo pleno, integral, sostenido y permanente de las
personas,
• viva y valorice los derechos humanos,
• afirme el pluralismo social y cultural,
• oriente el eje de su desarrollo hacia el mismo hombre y no hacia los productos de su
creación,
• promueva la participación activa en el área productiva y sociocultural en función de una
mejor calidad de vida,
• priorice la apertura, la flexibilidad, la tolerancia, la responsabilidad y el aprendizaje
permanente,
• piense globalmente y actúe localmente,
• esté capacitada para intervenir constructivamente para reducir las múltiples asimetrías e
injusticias existentes,
• revalorice el sentido ético en todas sus dimensiones,
• ofrezca oportunidades para todos en función logro de una mejor calidad de la Educación.
¿Qué Escuela aspiramos para el 2025?
Al Sistema Educativo, le cabe el compromiso de cuestionarse su visión y misión para
transformarse a partir de la nueva condición sociocultural. En caso contrario, peligraría su misión y
mandato histórico: el de educar en el sentido profundo y amplio de la palabra -formar e instruir-.
Esto implica una refundación de la Escuela. Debe reflexionar críticamente sobre la inserción de
la Educación en este nuevo mundo.
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4. La Escuela, a partir de la aceptación del continuo cambio social, deberá repensarse como
organización para actuar en la diversidad, en la incertidumbre, anticipar cambios, superar
obstáculos, diseñar estrategias alternativas para la ardua y compleja tarea de formar recursos
humanos que promuevan la creación.
Es un desafío que compromete no sólo a la Educación, sino a la sociedad en su conjunto, que
debe aprender a reconocer la importancia que tiene para un país el disponer recursos humanos
altamente capacitados.
La Escuela debe reconocer además que la sociedad avanza y se transforma a un ritmo muy
superior al de sus propias estructuras. La realidad nos indica que estas Instituciones reaccionan por
detrás de los acontecimientos y que debe reconocer la importancia del enfoque prospectivo para
poder cumplir con sus misiones de manera eficaz, eficiente e inclusiva.
Escuela y enseñanza – aprendizaje
Dentro de esta visión, cabría la pregunta: ¿qué debe aprenderse dentro del Sistema Educativo?
La Escuela debe ser una organización que enseña a aprender con otros y de otros. Una institución
que aprende y expande su capacidad para crear futuro en función de una mejor calidad en la
interacción Hombre-Medio.
Debe transformarse realmente en la institución motora de la reflexión-acción para la creación.
De todo se aprende, pero específicamente ¿qué más debería aprenderse en la Escuela?
Si ubicamos el aprendizaje de los alumnos como el principal criterio para estimar la calidad de
la Educación de un Sistema, la escuela debería aspirar a que en ella se aprenda, además de los
contenidos disciplinares de cada área del saber:
• una manera de comportarse,
• una manera de comprender como se comportan otros,
• una forma de relacionarse con el conocimiento, con sus pares, con autoridades, con la
comunidad,
• a vivir valores
• de la organización y funcionamiento en general
• de las diferencias sociales. Integración/marginación.
• de la distribución de tareas
• de la distribución del poder
• de normas y responsabilidades
• de circuitos y formas de comunicación
• de maneras de participar
En síntesis, en la Escuela deberá aprenderse una manera de ser y de hacer.
Equidad y Democratización en la Educación
La equidad es uno de los temas centrales de la escena del debate pedagógico de nuestro tiempo.
La falta igualdad de oportunidades para el acceso, la permanencia y la calidad de la educación
constituyen el eje de la crítica que de distintos sectores se le han formulado al funcionamiento del
sistema educativo.
Para aspirar a la equidad como parte de una estrategia democratizadora, debemos realizar
profundas transformaciones en las cuatro grandes dimensiones de las Instituciones Educativas.
Siguiendo a Alfiz (1997) estas dimensiones son:
la económico-administrativa,
la pedagógica,
la organizacional
la socio-comunitaria.
La urgencia del momento no debe atentar contra la reflexión lógica y hacernos cometer el error
de caer en un reduccionismo y pensar que resolviendo una de sus dimensiones por sí solo, mejorará
la equidad y calidad de la Educación.
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5. Es importante posicionar al concepto de equidad como un requisito indispensable o elemento
democratizador pone en evidencia el proceso de deterioro que sufrió y continúa sufriendo la
Educación en los últimas décadas.
Calidad y Equidad suponen aceptar la trascendental decisión de garantizar que toda la población
tenga la alternativa de incorporarse a una Educación de alta calidad.
Aceptamos que actualmente y por muchas razones la Educación ofrece una baja calidad de
servicios. La calidad es escasa, pero debe asumirse el desafío de revitalizarla.
A veces se descontextualiza a la Escuela de lo socio-económico y se plantean visiones en las que
la calidad depende principalmente de las acciones técnicaspedagógicas que permiten mejorar la
productividad de actores e instituciones.
Sería un error colocar en el banquillo de los acusados exclusivamente a los docentes como a las
propias instituciones educativas sin tomar en cuenta las condiciones materiales y culturales
concretas en que se desarrolla el complejo proceso de enseñanza y aprendizaje.
Existen sectores que perciben únicamente el problema de la equidad - calidad como un
argumento utilizado para criticar y desvalorizar el trabajo docente y el accionar de la Escuela
pública.
Pero debemos preguntarnos: ¿esta perspectiva, reduccionista, no aspira a ocultar o poner en
evidencia las inadecuadas políticas y procesos que propiciaron el actual nivel?, o ¿podemos aislar
esta pregunta del contexto en que se desarrolla el proceso educativo de una sociedad?
Todas las soluciones que podamos generar y proponer, finalmente deberán procurar que toda la
población que lo desee pueda acceder y permanecer en una Educación de alta calidad.
En la medida en que un Sistema Educativo posibilite calidad para algunos y no calidad para
todos, se acentuará aún más el dualismo social y la inequidad existente.
Luchar contra la inequidad y reivindicar una educación de alta calidad debe ser un desafío
de todos.
Para ello definitivamente se ha comprendido, que para producir el cambio que reclama la
Educación y continuar en él, es indispensable desarrollar la capacidad de aprendizaje y los Centros
de Formación deberán Formar verdaderos productores y emprendedores. Es decir, profesionales
competentes, lo que implica personas integralmente formadas que quot;dispongan de saberesquot;
fundamentados en el conocimiento científico. Pero no será suficiente si además de disponer de
saberes no logran quot;saber hacerquot;, es decir, dotarlos de una gran variabilidad de herramientas,
métodos y estrategias. Y finalmente deberán quot;querer hacerquot;, es decir, formar perfiles con actitudes
favorables que impulsen el cambio diseñado causalmente. Muchas gracias.
Bibliografía
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ALTBACH, P. G.; DAVIS, T. Desafío global y respuesta nacional. En Altbach, PG & Mc Gill (editores).
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