1. Guerra
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Para otros usos de este término, véase Guerra (desambiguación).
Los desastres de la guerra, n.º 33: «¿Qué hay que hacer más?». Francisco de Goya
refleja en su obra gráfica la brutalidad y barbarie a que se llegó en la Guerra de la
Independencia Española.
La guerra es la forma de conflicto socio-político más grave entre dos o más grupos
humanos. Es quizá una de las más antiguas de todas las relaciones internacionales,
aunque se convierte en un fenómeno particular con el comienzo de las civilizaciones, y
supone el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de
controlar recursos naturales o humanos, o el desarme, o para imponer algún tipo de
sometimiento y, en su caso, destrucción del enemigo. Las guerras se producen por
múltiples causas, entre las que suelen estar el mantenimiento o el cambio de relaciones
de poder, dirimir disputas económicas y/o territoriales, etc.
En Ciencia Política y Relaciones Internacionales, la guerra es un instrumento político, al
servicio de un Estado u otra organización con fines eminentemente políticos.
Según Richard Holmes, la guerra es una experiencia universal que comparten todos los
países y todas las culturas. 1
Según Sun Tzu, "La guerra es el mayor conflicto de
Estado, la base de la vida y la muerte, el Tao de la supervivencia y la extinción. Por lo
tanto, es imperativo estudiarla profundamente". 2
Según Karl von Clausewitz, la guerra
es "la continuación de la política por otros medios".3
Las reglas de la guerra, y la existencia misma de reglas, han variado mucho a lo largo de
la historia. El concepto de quiénes son los combatientes también varía con el grado de
organización de las sociedades enfrentadas. Las dos posibilidades más frecuentes son
civiles sacados de la población general, generalmente varones jóvenes, en caso de
conflicto, o soldados profesionales formando ejércitos permanentes. También puede
haber voluntarios y mercenarios. Las combinaciones de varios o de todos estos tipos de
militares son asimismo frecuentes.
2. Las formas de hacer una guerra dependen de los propósitos de los combatientes. Por
ejemplo, en las guerras romanas, cuyo objetivo era expandir el imperio, el objetivo
militar principal eran los combatientes de la nación a conquistar, para incorporar el
pueblo una vez conquistado al imperio.
En la actualidad, a veces se hace distinción entre conflictos armados y guerras. De
acuerdo con este punto de vista, un conflicto sólo sería una guerra si los beligerantes
han hecho una declaración formal de la misma. En una concepción de la doctrina militar
de EE.UU. no se hace distinción alguna, refiriéndose a los conflictos armados como
guerras de cuarta generación.
Batalla de Normandía.
Índice
1 Definiciones y conceptos
2 Causas de la guerra
o 2.1 Causas tradicionalmente admitidas
o 2.2 La decepción estadística
3 Concepto filosófico
4 Tratadistas
5 Guerras contemporáneas
6 Guerras récord
7 Algunas formas de guerra
8 Véase también
o 8.1 En literatura
9 Referencias
10 Bibliografía
11 Enlaces externos
Definiciones y conceptos
3. La ciudad de Wesel en la cuenca del Ruhr, destruida por los bombarderos aliados.
Aristóteles afirmó que la guerra sólo sería un medio en vista de la paz, como lo es el
trabajo en vista del ocio y la acción en vista del pensamiento.4
La guerra, dice el Marqués de Olivart, es el litigio entre las naciones que defienden sus
derechos, en el cual es el juez la fuerza y sirve de sentencia la victoria. Hugo Grocio la
definió como status per vincertatium qua tales sunt. Por su parte, Alberico Gentilis
afirmó que Bellum est armorum publicorum ensta contentio.5
Funk - Bretano y Alberto
Sorel escribieron: "La guerra es un acto político por el cual varios Estados, no pudiendo
conciliar lo que creen son sus deberes, sus derechos o sus intereses, recurren a la fuerza
armada para que esta decida cuál de entre ellos, siendo más fuerte, podrá en razón de la
fuerza, imponer su voluntad a los demás.6
".
Joseph de Maistre (1821) dijo, en sus Soirees de Saint Petesburg: "La guerra es divina
en la gloria misteriosa que le rodea y en el atractivo no menos explicable que nos lleva
hacia ella. La guerra es divina por la manera como se produce independientemente de la
voluntad de los que luchan. La guerra es divina en sus resultados que escapan
absolutamente a la razón."5
G.W.F Hegel escribió: "la guerra es bella, buena, santa y fecunda; crea la moralidad de
los pueblos y es indispensable para el mantenimiento de su salud moral. Es en la guerra
donde el Estado se acerca más a su ideal porque es entonces cuando la vida y los bienes
de los ciudadanos están más estrechamente subordinados a la conservación de la entidad
común7
".
El instituto de investigación de la paz internacional de Suecia, define la guerra como
todo aquel conflicto armado que cumple dos requisitos:8
enfrentar al menos una fuerza
militar, ya sea contra otro u otros ejércitos o contra una fuerza insurgente y haber
muerto mil o más personas.
Causas de la guerra
Buscar una o varias causas a las guerras ha sido una constante para muchos
historiadores y políticos con el fin de evitar posibles conflictos en el futuro o encontrar
4. culpables.9
Así autores como Brian Hayes apuntan a que ciertas causas se tienen como
ciertas.
Causas tradicionalmente admitidas
Algunas de las causas de las guerras es que dos naciones no se encuentre de acuerdo en
diversos temas y es por eso que se derivan algunas formas de guerra. Desde el punto de
vista socio-filosófico, se han avanzado muchas teorías sobre el origen y las causas de las
guerras. La primera, más contundente, resumida, filosófica, racional (en cuanto a dar la
causa explicando) es la que - luego de explicar que una ciudad es feliz con lo necesario -
sigue escribiendo Platón en La República:
"Si queremos tener bastantes pastos y tierras de labor, ¿tendremos necesidad de usurpar
algo a nuestros vecinos y nuestros vecinos harán otro tanto con nosotros, si traspasando
los límites de lo necesario, se entregan como nosotros al deseo insaciable de
enriquecerse?" "¿haremos pues la guerra en pos de esto?" "Hemos descubierto nosotros
el origen de este azote, que cuando descarga, acarrea funestos males a los estados y a los
particulares."
Sócrates
Además, parece posible tratar de clasificar, muy en general, las teorías en dos grandes
divisiones: la que ve la guerra como producto racional de ciertas condiciones,
primariamente condiciones políticas (famosamente, Carl von Clausewitz argumentó que
la guerra es la continuación de la política por otros medios10
) y otra "irracionalista", que
ve la guerra como producto de una tendencia, últimamente irracional, de los seres
humanos.
Las teorías irracionalistas pueden aproximarse desde dos puntos de vista:
A raíz de la aparición de las armas nucleares se cambió el concepto de guerra: por
primera vez se podía dar por resultado la aniquilación total de los dos bandos.
5. 1. Aquellas que ven el origen de la guerra en causas no atribuible a fundamento
racional,11
por ejemplo, sentimientos religiosos12 13
aunque más precisamente es
fundamentalismo (porque en el caso de la religión judeocristiana no hay divorcio entre
razón y fe, en cambio los filósofos árabes y otras religiones hablan de una doble verdad)
o emociones.14 15
El extremo lógico de esta visión -que el hombre es un animal
inherentemente agresivo -sujeto a tendencias tanto de competición como cooperación
que se observan en animales sociales, situación que demanda la expresión ocasional de
tales tendencias- se encuentra en algunas explicaciones ya sea biológicas, psicológicas16
o de la psicología social del origen de conflictos (ver, por ejemplo: Experimento de
Robber's Cave).
2. La visión alternativa dentro de esta posición ve la guerra como originándose, a
menudo, en equivocaciones o percepciones erróneas. Así, por ejemplo, Lindley y
Schildkraut17
argumentan, a partir de un análisis estadístico, que la cantidad de guerras
que se podría aducir tuvieron un origen racional ha disminuido dramáticamente en
tiempos recientes (Lindley y Schildkraut ofrecen como ejemplos de tales
equivocaciones la Guerra de las Malvinas aunque se dice que la causa fue en verdad
subir la popularidad de Margaret Thatcher de Inglaterra declarando ella la guerra ya que
Argentina no había matado a nadie y ellos hundieron al Belgrano que estaba yendo al
continente matando a la mitad de todos los Argentinos que murieron, y la Guerra de
Iraq) que otros aluden al deseo de petróleo, riquezas y dominio a la causa.
La visión alternativa, de la guerra como actividad racional, se basa en dos percepciones.
La original de von Clausewitz acerca de la guerra constituyendo la persecución de
(objetivos de) la política por otros medios, y una percepción posterior (implícita en von
Clausewitz) que indica que se recurriría a la guerra cuando se estima que las ganancias
superan a las pérdidas potenciales (es decir, a través de un análisis de costo-beneficio).
A su vez, se pueden distinguir dos posiciones:
1. La teoría de la primacía de las políticas domésticas: se encuentra, por ejemplo, en las
obras de Eckart Kehr y Hans-Ulrich Wehler (op. cit). Para esta posición, la guerra es el
producto de condiciones domésticas. Así, por ejemplo, la Primera Guerra Mundial no
fue producto de disputas internacionales, tratados secretos o consideraciones
estratégicas, sino el resultado de condiciones sociopolíticas, incluyendo económicas,
que, a pesar de ser comunes a varias sociedades, hacían sentir tensiones a cada una de
ellas en forma interna, tensiones que solo se pudieron resolver a través de la guerra.
2. La teoría de la primacía de la política internacional, que se encuentra, por ejemplo, en
la concepción de Leopold von Ranke, de acuerdo a quien son las decisiones de
estadistas motivados por consideraciones geopolíticas las que conducen a la guerra.
La decepción estadística
Este deseo de conocer las causas para poder predecir cuando estallará el próximo
conflicto ha sido abordado en varias ocasiones. Uno de los investigadores del fenómeno
bélico fue Lewis Fry Richardson. Este autor investigó todos los conflictos desde el siglo
XIX hasta la década de los 1950; considerando conflicto aquel enfrentamiento donde
han muerto personas por causa intencionada de otra persona; de este modo juntaba los
conflictos bélicos con las muertes por asesinato y homicidio, la mezcla fue intencionada
por sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial por las cuales pudo comprobar el
6. efecto de muchas de las órdenes que vio dar y la suerte corrida por muchos soldados,
enviados a la muerte a causa de esas órdenes.9
Richardson tuvo la idea de catalogar las guerras según el número de muertos de una
forma similar a cómo se catalogan los terremotos: según su intensidad. Así, una guerra
de magnitud 6 sería en la que morirían de 1.000.000 a 1.999.999 personas; pero por
todas las dificultades que halló para saber el número de muertos en una contienda (llegó
a decir que resultaba más fácil saber el número de estrellas de una galaxia o de neutrinos
en el universo) Richardson aplicó un índice de error de 0,5 (más menos); con este índice
de error una guerra de magnitud 3 sería aquella en la que perecieron entre 316.228 y
3.162.278.
Aunque Richardson no fue el primero en recopilar conflictos bélicos su trabajo es uno
de los más exhaustivos, pues comenzó en 1940 y siguió hasta el año de su muerte en
1953. Según sus estudios entre 1820 y 1950 hubo 315 conflictos de magnitud 2,5 o
superior (al menos 300 muertos).
Pese a reconocer que resulta muy difícil saber cuando comienza un conflicto y cuando
termina, si es uno o varios al tiempo o el ya citado número de muertos; los resultados
fueron decepcionantes en cierto modo:
La frecuencia con la que estallan las guerras es muy similar a la de cualquier suceso
aleatorio, lo que parece indicar que las guerras son imprevisibles.
La frecuencia con la que estallan las confrontaciones sigue la distribución de Poisson, lo
que parece indicar que las guerras son un suceso aleatorio. Así pues el autor concluyó
que la principal causa de la guerra es la casualidad.
En segundo lugar, colocó los conflictos cronológicamente y según su magnitud, para
saber si algún tipo de conflicto se repetía o si un tipo de guerra iba en aumento o en
detrimento respecto a las demás. Los resultados tampoco fueron concluyentes,
volviendo a mostrar una distribución muy similar al suceso aleatorio. De esta forma la
conclusión es que de las guerras no se aprende a evitarlas y que la probabilidad de que
estalle un nuevo conflicto es la misma para cualquier día, no importa si antes ha
sucedido otro ni el tamaño de este otro.
Profundizando en su trabajo realizó un estudio de países vecinos que entraban en guerra.
Midiendo las fronteras llegó a la conclusión de que un país linda con otras 6 naciones
por término medio; por lo que la probabilidad de que una nación entrara en guerra con
un vecino era casi del 10%, si fuera un proceso aleatorio; sin embargo la estadística
7. indicaba que la probabilidad era del 87,33% (de 94 guerras estudiadas sólo 12 no tenían
frontera común). Por lo tanto, según el matemático, otra causa de la guerra es la
vecindad.
Richardson también relacionó las guerras con otros factores comúnmente indicados por
los historiadores, como crisis económica o religión, llegando a otras tantas
decepcionantes conclusiones:
La carrera de armamento no tiene porqué desembocar en un conflicto armado:
de 315 conflictos sólo en 13 había una carrera de armamento
preparatoria.[cita requerida]
Un idioma común no evita las guerras.
Una crisis económica no tiene por qué desembocar en guerras civiles, ni
tampoco entre estados.
Sólo pueblos de distintas religiones tienen más probabilidad de entablar guerras
entre ellos. Así mismo parece que los pueblos cristianos muestran más
belicosidad que los de otros credos, al haber intervenido en una proporción
mucho mayor de conflictos que el resto.
No obstante Richardson concluyó que ni siquiera la religión es una causa de gran
importancia.
Concepto filosófico
Se ha sugerido que, desde un punto de vista moral o filosófico, sería posible
hablar de una Guerra justa o lícita. Si ese es el caso, hay que distinguir:
Si la guerra en general puede ser lícita.
Si se cumplen o garantizan las condiciones requeridas.
A primera vista parece posible proponer que la guerra no es necesariamente ilícita.
Existe el derecho de autodefensa o de legítima defensa contra el enemigo exterior,
cuando ese ataca injustamente a un pueblo. Si se niega este derecho de legítima defensa
se robustece al agresor y se pone en peligro la paz de los pueblos. Sin embargo, se ha
sugerido desde una perspectiva ética que, para que una guerra pueda tener una licitud
ética, existen una serie de condicionantes adicionales:
Que haya una injusticia real, verdadera y de gravedad.
Inviabilidad de defenderse por vía pacífica.
Perspectiva y esperanza de éxito final.
Que se pueda evitar un perjuicio a terceros inocentes.
La defensa del bien público prevalece sobre cualquier derecho del agresor e incluso
sobre los riesgos que puedan tener los propios súbditos agredidos. Pero se considera
ilícita la matanza injusta.
Desde ese mismo punto de vista filosófico, se considera que el movimiento a favor de la
paz se hace acreedor del más alto reconocimiento. Dicho movimiento es difusor de un
espíritu de entendimiento y comprensión entre los pueblos. Su fin ético y moral es
conseguir la paz y los acuerdos sin derramamiento de sangre.
8. Tratadistas
El general chino Sun Tzu, en su célebre obra El arte de la guerra, afirmó que la guerra
había que ganarla antes de declararla o de que existiera en sí misma. En este aspecto, el
célebre general expondría en una sucinta frase su concepción sobre el carácter de la
guerra: "La guerra, es el Tao del engaño"; así, pretendería establecer que el estratega
virtuoso debía basar todas sus decisiones militares, buscando primeramente distraer la
atención del enemigo en los elementos más sobresalientes de su posición, y de no
tenerlos, inventarlos.
El pensamiento de Sun Tzu, dejaría una profunda impronta en el pensamiento militar
moderno, no sólo en reconocidos pensadores, sino también en eximios estrategas como
Napoleón Bonaparte, quien en su renombrada victoria en la Batalla de Austerlitz,
aplicara aquellos preceptos del engaño.
El concepto de "guerra justa" fue presentado sistemáticamente por Tomás de Aquino en
Summa Theologiae.
Erasmo de Rotterdam, el reconocido humanista renacentista, calificaba a la guerra con
la frase "Dulce bellum inexpertis est", cuya traducción al castellano es "La guerra es
dulce para los inexpertos".
El historiador árabe Ibn Jaldún descubrió por primera vez las causas materiales de la
guerra.
Carl von Clausewitz, en su clásica obra De la guerra, pensaba que la guerra moderna es
"La continuación de la política por otros medios" y que el fin de la misma era "desarmar
al enemigo", no exterminarlo; de aquí nació el concepto de desarme mutuo, que
imposibilita toda guerra y da paso a la política. La guerra sería pues un "acto político" y
esta manifestación ponía en juego lo que él consideraba el único elemento racional de la
guerra.