El documento describe las características principales del estilo barroco en arquitectura, pintura, escultura y otras artes. El barroco se desarrolló entre los siglos XVI y XVIII en Europa, particularmente en la Iglesia católica y las monarquías absolutas, como una forma de propaganda para la Contrarreforma y mostrar el poder del estado. Se caracterizó por ser dinámico, ornamentado y teatral, buscando impresionar y ganar adeptos a través de la magnificencia y lo ilusorio.
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El Estilo Barroco
Qué significa Barroco?
Adjetivo femenino, denominaba a las perlas que tenían alguna deformidad y no
servían para decorar coronas, ni joyas. Fue en origen una palabra despectiva,
designaba un tipo de arte caprichoso, excesivamente recargado. Así apareció por vez
primera en el Dictionnaire de Trévoux (1771), que define «en pintura, un cuadro o una
figura, donde las reglas y las proporciones no son respetadas y todo está representado
siguiendo el capricho del artista».
Otra teoría, de origen aristotélico nos dice que es algo que basado en un débil
contenido lógico, hace confundir lo verdadero con lo falso, en tono sarcástico. En ese
sentido lo aplicó Francesco Milizia en su Dizionario delle belle arti del disegno (1797),
donde expresa que «barroco es el superlativo de bizarro, el exceso del ridículo».
La palabra Barroco, se usó peyorativamente, fue hasta 1,800s que se revaloró la
palabra oficialmente como un estilo.
Concretamente se hablaba de un exceso de énfasis, de sobreabundancia de
ornamentación, y se acunó en Roma, Italia, precisamente para dar relevancia al
Catolicismo. Como resultante de la Reforma y la Contrarreforma, un medio para
propagar más la Fe Católica. Renovación del mensaje bíblico, atraer más fieles, etc.
El Barroco es un período conocido como Seicento, poco usual y se sitúa entre el
Manierismo y el Rococó. Nunca un estilo alcanzó tan hondas y prolongadas
resonancias en la plástica popular. Todo el Siglo XVII y principios del XVIII.
Períodos del Barroco.-
Primitivo (1.580 – 1.630)
Maduro o Pleno (1.630 – 1.680)
Tardío (1.680 – 1.750)
En el Barroco sucede que todas las artes confluyen para crear una obra de arte total,
con una estética teatral, escenográfica, que pone de manifiesto el esplendor del
poder dominante (Iglesia o Estado), con ciertos toques naturalistas pero en un
conjunto que expresa dinamismo y vitalidad. La interacción de todas las artes expresa
la utilización del lenguaje visual como un medio de comunicación de masas,
plasmado en una concepción dinámica de la naturaleza y el espacio envolvente.
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Contexto y marco referencial.-
Época de grandes disputas entre el catolicismo y el protestantismo;
Incipiente inicio del Capitalismo
Hambrunas, escaza agricultura.
Había países con el Régimen del Absolutismo, donde sólo el Rey daba órdenes y
disposiciones y otros países con el del Parlamentarismo (cámaras de lores, opinión
consensada).
Zona de influencia.-
Su auge fue principalmente en Europa Occidental, derramándose con profusión en las
colonias de las potencias Europeas.
Medios de expresión.-
Repercutió en
Arquitectura
Pintura
Música y ópera
Literatura, poesía
Escultura
Danza
Teatro
Características generales del Barroco.-
Una determinante del arte barroco es su carácter ilusorio y artificioso: «el ingenio y el
diseño son el arte mágico a través del cual se llega a engañar a la vista hasta
asombrar» (Gian Lorenzo Bernini).
Se valoraba especialmente lo visual y efímero, por lo que cobraron auge el teatro y los
diversos géneros de artes escénicas y espectáculos: danza, pantomima, drama
musical (oratorio y melodrama), espectáculos de marionetas, acrobáticos, circenses,
etc.
Existía el sentimiento de que el mundo es un teatro (theatrum mundi) y la vida una
función teatral: «todo el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres meros
actores»
Así la Arquitectura tendió a teatralizarse. Es un arte que se basa en la inversión de la
realidad: en la «simulación», en convertir lo falso en verdadero, y en la «disimulación»,
pasar lo verdadero por falso. No se muestran las cosas como son, sino como se
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deseaba que fuesen, especialmente en el mundo católico, donde la Contrarreforma
tuvo un éxito exiguo, ya que media Europa se pasó al protestantismo.
Entonces estamos hablando de un estilo festivo, tuvo su máxima expresión en la fiesta;
edificios como iglesias o palacios, o bien un barrio o una ciudad entera, se convertían
en teatros de la vida, en escenarios donde se mezclaba la realidad y la ilusión, donde
los sentidos se sometían al engaño y el artificio.
La Iglesia Contra reformista, buscaba a través de la pompa y el alarde, mostrar su
superioridad sobre las iglesias protestantes, con actos como misas solemnes,
canonizaciones, jubileos, Te Déums, procesiones, incluso las investiduras papales,
coronas, joyas, etc.
Igual de fastuosas eran las celebraciones de la monarquía y la aristocracia, con
eventos como coronaciones, bodas y nacimientos reales, funerales, visitas de
embajadores o cualquier acontecimiento que permitiese al monarca desplegar su
poder para admiración del pueblo.
Las fiestas barrocas suponían una conjugación de todas las artes, desde la
arquitectura y las artes plásticas hasta la poesía, la música, la danza, el teatro, la
pirotecnia, arreglos florales, juegos de agua, etc.
Arquitectos como Bernini o Pietro da Cortona, o Alonso Cano y Sebastián Herrera
Barnuevo en España, aportaron su talento a tales eventos, diseñando estructuras,
coreografías, iluminaciones y demás elementos, que a menudo les servían como
campo de pruebas para futuras realizaciones más serias: así, el baldaquino para la
canonización de Santa Isabel de Portugal sirvió a Bernini para su futuro diseño del
baldaquino de San Pedro, y el quarantore (teatro sacro de los jesuitas) de Carlo
Rainaldi fue una maqueta de la iglesia de Santa Maria in Campitelli.
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Durante el Barroco, el carácter ornamental, artificioso y recargado del arte de este
tiempo traslucía un sentido vital transitorio, efímero. Este sentimiento impulsa la
fugacidad del instante, a disfrutar de los leves momentos de esparcimiento que otorga
la vida, o de las celebraciones y actos solemnes. Se elaboraban grandes montajes que
aglutinaban arquitectura y decorados para proporcionar una magnificencia
elocuente a cualquier celebración, que se convertía en un fastuoso espectáculo,
donde cobraba especial relevancia el elemento ilusorio, la frágil línea divisoria entre
realidad y fantasía.
El arte barroco se expresó estilísticamente en dos vías: por un lado, hay un énfasis en la
realidad, el aspecto mundano de la vida, la cotidianeidad y el carácter efímero de la
vida; por otro lado, se manifiesta una visión grandilocuente y exaltada de los
conceptos nacionales y religiosos como una expresión del poder, que se traduce en el
gusto por lo monumental, lo fastuoso y recargado, el carácter magnificente otorgado
a la realeza y la Iglesia, aclaro nuevamente, a modo de propaganda.
Tendencia hacia las ilusiones ópticas y golpes de efecto, como los remates visuales, y
manejo de planos en relieve. Cierta tendencia a la exageración.
Debido a las nuevas teorías heliocéntricas, la Tierra gira alrededor del sol, se difumina el
sentimiento antropocéntrico propio del hombre Renacentista. El hombre del Barroco
evade el orden y la razón, evade la armonía y la proporción; la naturaleza, no
reglamentada ni ordenada, sino libre y voluble, misteriosa e inabarcable, pasó a ser
una fuente directa de inspiración más conveniente a la mentalidad barroca.
Mientras la ciencia se circunscribía a la búsqueda de la verdad, el arte se encaminaba
a la expresión de lo imaginario, del ansia de infinito que anhelaba el hombre Barroco.
De ahí el gusto por los efectos ópticos y los juegos ilusorios, por el cambio en las
construcciones; o el gusto por lo sugestivo y seductor, sensual y evocador, por la fuerza
de la imagen y el poder del decorado.
Absolutismo y Clero propician el Barroco.-
El arte Barroco fue más artificial, más recargado, decorativo, ornamentado. La belleza
buscó nuevas vías de expresión y cobró relevancia lo asombroso. Surgieron nuevos
conceptos estéticos como los de ingenio, perspicacia o agudeza. Destacaba sobre
todo el aspecto exterior, de forma que reflejara altivez, elegancia, refinamiento, era
exagerado, dirigido, enfocado a la comunicación masiva, de carácter popular, para
mantener el orden establecido. Era seductor, debía llegar fácilmente al público y
debía entusiasmarle, hacerle comulgar con el mensaje que transmitía, un mensaje
puesto al servicio de las instancias del poder —político o religioso—, que era el que
sufragaba los costos de producción de las obras artísticas, ya que Iglesia y aristocracia
—también incipientemente la burguesía— eran los que pagaban a artistas y escritores.
Si la Iglesia quería transmitir su mensaje contra reformista, las monarquías absolutas
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vieron en el arte una forma de magnificar su imagen y mostrar su poder, a través de
obras monumentales y pomposas que transmitían una imagen de grandeza y
ayudaban a consolidar el poder centralista del monarca, reafirmando su autoridad.
Porque tenía ese propósito el Barroco, sorprender con su magnificencia y ganar
adeptos a la religión católica.
El Barroco se define principalmente por su oposición al Renacimiento:
Renacimiento VS Barroco
La visión lineal renacentista VS la visión barroca curvilínea, rebuscada
Composición en planos VS la basada en la profundidad
Forma cerrada VS la abierta
Unidad compositiva basada en la
armonía
VS la subordinación a un motivo principal
La claridad absoluta del objeto VS la claridad relativa del efecto
Pintura Barroca.-
Así, el Barroco «es el estilo del punto de vista pictórico con perspectiva y profundidad,
que somete la multiplicidad de sus elementos a una idea central, creando una
oscuridad que evita los detalles y los perfiles agudos, siendo al mismo tiempo un estilo
que, en lugar de revelar su arte, lo esconde».
El Barroco es un concepto heterogéneo que no presentó una unidad estilística ni
geográfica ni cronológicamente, sino que en su seno se encuentran diversas
tendencias estilísticas, principalmente en el terreno de la pintura.
Naturalismo.- estilo basado en la observación de la naturaleza pero sometida a
ciertas directrices establecidas por el artista, basadas en criterios morales y estéticos
o, simplemente, derivados de la libre interpretación del artista a la hora de
concebir su obra;
Realismo.- tendencia surgida de la estricta imitación de la naturaleza, ni
interpretada ni endulzada, sino representada minuciosamente hasta en sus más
pequeños detalles;
Clasicismo.- corriente centrada en la idealización y perfección de la naturaleza,
evocadora de elevados sentimientos y profundas reflexiones, con la aspiración de
reflejar la belleza en toda su plenitud.
La escultura Barroca.-
En cuanto a la escultura, la madera, de honda tradición castellana, se empleará casi
en exclusiva. Incluso para las arquitecturas-esculturas de los retablos que inundarán
todas las iglesias coetáneas o anteriores.
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Tras la época de austeridad del Escorial, el barroco se dispara en mil innovaciones
llenas de fantasía creadora. Una enorme variedad, ya que cada autor es un estilo
distinto, lo que hace difícil, y a veces imposible, una clara agrupación por escuelas.
Características generales de la escultura Barroca
Se desarrolló tanto la escultura por pieza como la decoración escultural interna y
externa en los templos, palacios, etc.
La escultura renacentista estaba regida por un eje, eran axiales, estás parecen
desequilibradas y dan la impresión o hasta representan, el estar posados sobre una
piedra y estar en movimiento, muchas de las veces, en menos casos, las sacras.
Los rostros expresan, sufren, se esfuerzan, apretando los labios o abriéndolos para
gemir, los músculos se encuentran en tensión y las venas parecen latir bajo la piel,
incluso cabellos y barbas, despeinados. El movimiento se convierte en una auténtica
obsesión de los escultores barrocos, captando siempre en plena acción, hacia afuera,
mediante composiciones abiertas en las que ropajes y miembros se proyectan
violentamente hacia el exterior, en las que desaparece la simetría, en las que
predominan las líneas diagonales, en las que se multiplican los pliegues, los contrastes
lumínicos, los puntos de apreciación, etc.
Elaboran muchos ángeles y arcángeles, santos y vírgenes, dioses paganos y héroes
míticos, agitándose en las aguas de las fuentes o asomándose de sus nichos en las
fachadas, cuando no sostienen una viga o están en los altares.
Los materiales que mejor expresaban estos sentimientos eran el mármol blanco y el
bronce. Aunque como ya dijimos, recurrieron principalmente a la madera
policromada.
La Arquitectura Barroca.-
En arquitectura el barroco mantendrá los esquemas fundamentales del edificio,
sobre los que diseñará toda la fantasía ornamental.
Cambios y propuestas.-
No renuncia a los elementos clásicos pero se hace más recargada, por lo que es el
período triunfal de la columna salomónica y se rodea de una plenitud de riqueza
decorativa.
Plantas ovaladas con las que logran dar la sensación de movimiento.
Efectos luminosos.
Adoptan las líneas curvas.
Y lo más importante y que va a repercutir en el urbanismo, empieza una marcada
diferenciación de edificios según sus usos, palacios, templos, galerías, comercio,
como las plazas mayores en el centro de las urbes, etc.
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Uno de los primeros arquitectos en España que se despega de la austeridad
escurialense es Arq. Juan Gómez de Mora, que hace la Portada del Convento de
la Encarnación en Madrid (sólo la fachada).
El Barroco termina dando paso al Rococó.
Arq. Juan Gómez
de Mora
Convento de la Encarnación en
Madrid
Arq. Juan
Rodríguez
La Clerecía de Salamanca.- estilo
barroco, el clásico modelo de las
iglesias jesuitas caracterizado por
una sola nave de cruz latina y
capillas comunicadas entre sí.
Se inició en 1617, terminan hasta
casi finalizado el siglo XVIII, bajo la
dirección de varios arquitectos,
aunque el plano original es obra de
Juan Rodríguez siendo los últimos
Andrés García de Quiñones y su hijo
Jerónimo Quiñones, que harían las
torres y la espadaña. La gran
cúpula de 50 metros de altura ha
causado problemas de estabilidad
a lo largo de la historia.
Arq. Juan
Rodríguez
Y en madrid traza la plaza mayor y
el ayuntamiento, de recuerdo
claramente herreriano,
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Arquitectura Palaciega.-
En esa historia ocupan el lugar más importante los palacios de los reyes de Francia que
ha sido una de las primeras naciones modernas europeas, regida por un fuerte poder
central, su número de habitantes casi o cinco veces superior a cualquier otra nación.
Por tanto, los reyes de Francia han contado con más medios (más impuestos
recabados) que cualquier otro monarca europeo. Pero además, entre algunos
monarcas franceses (Carlos VIII, François II, Henri II, Louis XIV) se ha dado un verdadero
"fureur de batir", una obsesión por construir. Lo que originó una brillantísima serie de
edificaciones, cada vez más ambiciosas que alcanzó su mayor auge con Louis XIV y le
costó la cabeza a Louis XVI, pero los gastos y la admiración que suscitaban
aumentaron con el régimen de República, del emperador Napoleón y sus sucesores
hasta casi el final del siglo XIX.
Los palacios franceses ejercieron desde mediados del siglo XVII una influencia
incomparable; porque los cortesanos visitaban con frecuencia otras cortes; y la corte
francesa era la mayor de Europa; porque los arquitectos franceses trabajaron para
otros príncipes europeos. Por tanto, estos palacios fueron muy conocidos, y
constituyeron la envidia y el modelo para los demás palacios reales europeos.
En Europa los palacios reales crecieron llamativamente en escala desde el siglo XVI :
partiendo del modesto y "práctico" (desde el punto de vista militar : pero nunca del
todo) castillo medieval se llegó a edificios desmesurados, atendidos por inmensidad de
sirvientes, y habitados por también por cortesanos que acompañaban a la familia real.
A estos despilfarros se sumaban los gastos incomparablemente mayores -y cada vez
más urgentes- de los ejércitos permanentes y fortificaciones en constante aumento y
mejora. Y todo ello se mantenía gracias a los impuestos que sufridamente pagaba el
pueblo. No fue suficiente. Las diferentes dinastías se vieron repetidamente
endeudadas por los gastos pero daba relevancia, honor y grandeza al reino.
Los Países Bajos y la región de Suiza, se libraron parcialmente de este absurdo. Pero en
el resto de Europa (y luego en las colonias en las que fueron teniendo poderío), desde
el siglo XVI al XVIII, todas las familias reales renovaron y multiplicaron sus residencias
cortesanas, suburbanas, veraniegas, invernales, campestres, marinas, montañeras.
Hoy, por suerte, estos disparates sólo existen en función como museos o lugares de
visita. Los palacios están compuestos de muchos elementos que han experimentado
una evolución que puede estudiarse con relativa independencia.
No todos poseen el mismo interés. Son edificios que fueron creciendo en dimensiones
hasta hacerse gigantescos. En ellos se ha aprendido a componer escalas fuera de lo
común: especialmente la composición general (plan de masas) y las fachadas.
Además, algunos elementos han sido especialmente estudiados: los vestíbulos y
escaleras y los salones de recepción. En los palacios los arquitectos europeos
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aprendieron los instrumentos para crear edificios públicos, que poblarían las ciudades
europeas en el siglo XIX.
Los palacios reales son edificios raros, aunque incomparablemente representativos;
exigían del despliegue de recursos de cuanto se había aprendido en arquitectura
monumental y diseño noble.
Diseñar palacios ayuda a consolidar más monumentalidad en las iglesias. Por muy
grandes que sean los salones de recepción ninguno alcanza las dimensiones de las
naves de los templos (un salón de 30 metros de altura sería monstruoso). Los
diseñadores no se ven forzados a aventurarse con estructuras atrevidas; y en las
dimensiones ordinarias quedan liberados de los requerimientos de seguridad.
Sin embargo, el programa arquitectónico de un palacio real es más complejo que el
de una iglesia. El palacio forma parte de la etiqueta, es decir del ceremonial de
presentación del monarca ante sus súbditos; y también de los súbditos ante el
monarca, y de los extranjeros, y de la bienvenida oficial a los huéspedes notables. Las
reglas de la etiqueta elaboran el palacio, constituyen el programa.
Pero antes que eso, los sucesivos diseños de palacios han contribuido al desarrollo de
las reglas de etiqueta, al distinguirse el destino de las habitaciones, establecer el orden
en que se suceden, y dotarles de la categoría que les corresponde. Los diseños de
palacios que se han sucedido en la historia europea han enseñado a los cortesanos y
a los diseñadores cómo dar el máximo esplendor a las ceremonias. Y un carácter
adecuado a cada área.
Esto vale para los alzados exteriores, y lo mismo para los interiores, vestíbulos, escaleras
y patios, salones y habitaciones regias; una escala de dignificación que abarca desde
la imponente fachada a la plaza de armas hasta los patios, cocheras o jardines.
Aunque Napoleón no tomó demasiado interés por la arquitectura, su política europea
lo exigía eso y nuevas sedes, más residencias palaciegas.
Si en un principio los grandes palacios urbanos fueron de las familias poderosas
italianas y después los nobles y reyes franceses, más tarde quedaron como líderes
indiscutibles la reina Victoria y sus herederos ingleses. El Imperio Británico en fechas
tardías hubo de hacer un esfuerzo arquitectónico para ponerse a la altura.
La manía de hacer palacios reales, ha llegado hasta nuestros días y prendió por todo
el mundo, siempre y cuando hubiera con qué construirlos y habitarlos.
Los autores franceses desde la segunda mitad del XVII insistieron en que la distribución
era un arte netamente francés. Lo cierto es que en Francia, antes que en otros países,
se creó una nobleza, adinerados, banqueros, y grandes negociantes, que necesitaban
viviendas representativas, para vivir en sociedad, recibir visitas y ser considerados en su
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posición. Por esa razón, las viviendas de la nobleza y alta burguesía francesa se
ofrecieron como modelo a todas las viviendas europeas desde mediados del siglo XVII.
Bibliografía.-
https://portal.uah.es/portal/page/portal/universidad_mayores/apuntes/programa_humanidades_senior/ar
te_ii/LA%20ESCULTURA%20BARROCA.pdf
http://www.sedhc.es/biblioteca/tratados.php
Gómez, Rebeca Eugenia, (2.011). Barroco y Neoclasicismo, Editorial La Unión Libros.
Vargas, Lugo de Bosch Elisa, (1.993). México Barroco,Editorial Hachette Latinoamérica.
VV.AA, (s/f). El Barroco, 1.600-1.770. El Arte Europeo de Caravaggio a Tiepolo. Editorial Electa.