2. PSICOSIS Y DELIRI0
A grosso modo, la teoría de Freud
es la que más respeta el equilibrio del
progreso de la psicosis.
Jaques Lacan
3. MOMENTOS DE LA TEORÍA ACERCA
DEL DELIRIO EN LA OBRA DE FREUD
Del narcisismo a
los celos: 1914-1922
Schreber, la paranoia
Y el narcisismo: 1910-1914
De la histeria a las
Fantasías: 1906-1908
EL INICIO: 1893-1906
Neurosis y Psicosis: 1923-1924
Religión, psicoanálisis
Y delirio: 1927-1937
4. EL INICIO: 1893-1906
En su trabajo “Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos:
comunicación preliminar” (1893), Freud describe el ataque histérico en cuatro
fases:
•
la epileptoide
•
la de grandes movimientos
•
la de actitudes pasionales en donde está incluida la fase alucinatoria
•
la cuarta y última, la del delirio terminal.
Freud le llamará a éstos delirios “histéricos”, los cuales va a ubicar preponderantemente
en monjes y religiosas, mujeres abstinentes y en los niños bien educados
.
5. EL INICIO: Manuscrito “H” (1895)
Una mujer de 30 años cuyo síntoma principal era
la idea certera que los demás la veían. Aseguraba que sus vecinas decían
que se quedaría a vestir santos. Freud encuentra que fue seducida por
un caballero inquilino que su familia había
albergado y quien le había puesto su órgano masculino en su mano.
Esta joven había negado tal suceso traumático, de tal forma que no quería
que se lo recordaran y por tanto lo había
reprimido –según Freud- adrede.
Lo que era un reproche interno se convirtió en una insinuación que
venía desde afuera,
la gente decía lo que ella habría dicho de sí misma.
De tal forma, que el juicio o el
reproche se mantenía lejos del yo.
6. EL INICIO: Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa (1896)
EL INICIO: Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa (1896)
La señora P: casada, con un niño de dos años. Primeros síntomas seis meses después
del nacimiento del niño, consistentes en sentirse observada por los vecinos, le
adivinan el pensamiento y la observan por la noche cuando se desnuda. Tiene
alucinaciones visuales (observa desnudos) y auditivas: oye voces que hablan de
ella, la reprochan y comentan sus actos.
Se puede decir que las alucinaciones visuales constituían fragmentos de eventos
sexuales rechazados desde el interior. Las voces eran más bien
pensamientos inconscientes que ahora tenían la característica de ser audibles. Las
voces reproducían reproches con relación a sucesos análogos a los del trauma infantil.
7. EL INICIO: Estudios sobre la Histeria (1893-1895)
Señora Emy von N., cuyos
síntomas orgánicos son
considerados por Freud
como delirantes
“Histeria de conversión”
Freud establece que la enferma invierte
la secuencia cronológica cuando se
le hipnotiza de un delirium histérico.
La enferma enuncia en primer lugar
los temas de menor valor y que se han producido
en el tiempo más reciente y sólo al final llega a la
impresión primaria siendo la más importante
porque contiene la causa.
No hay duda, para Freud
el delirio se presenta en la histeria,
tal como algunos casos se lo han revelado.
8. EL INICIO: UNA SÍNTESIS
Entre 1893-1899, en sus “Manuscritos”, Freud establecerá que el delirio
contiene una verdad relacionada con los conflictos de los pacientes.
El paso de lo normal al pensamiento delirante pasará inadvertido
para la conciencia.
Una histeria aguda será identificada por Freud como una psicosis:
se trataría de representaciones insoportables para el yo de
las cuales se defendería el enfermo.
El yo se va a defender de tal representación insoportable
entramándose con la realidad objetiva y
al mismo tiempo perdiéndola.
9. EL INICIO: LA PARANOIA
Hubo otra cosa que llamó fuertemente la atención de Freud desde sus inicios.
Y es cómo el paranoico pone atención en pequeños detalles hacia cosas o hacia el
comportamiento de los demás, pone atención en aquello que al normal se le escapa,
su visión es mucho más aguda que la capacidad del pensar normal,
de ahí que todo cuanto note en los otros sea significativo e interpretable.
En cierto sentido el paranoico tiene razón, porque da cuenta de algo
que en lo habitual no se registra.
¿Cómo llega a esto el paranoico? Vía la proyección.
El paranoico va a proyectar en la vida anímica de
los demás lo que inconscientemente está presente en la suya.
A Freud le queda claro desde el inicio que
la idea delirante se defiende con la misma
energía con la que alguien se defiende
de una idea penosa insoportable. De ahí que
piense que “los delirantes aman al delirio como a sí mismos”
10. Otro aspecto que va a resaltar
es el afecto reprimido que retorna siempre en
alucinaciones de voces.
Estas voces devuelven el reproche como un síntoma de
compromiso solo que desfigurado hasta ser irreconocible
y convertido en amenaza no
referida a la vivencia primaria sino a la desconfianza,
o en otras palabras, al síntoma primario.
Por ejemplo, para aquellos paranoicos que temen ser envenenados a través
de los alimentos o se quejan de ser maltratados sexualmente,
Freud piensa que el
contenido de tales reproches es mnémico.
11. EL INICIO: DELIRIOS Y SUEÑOS
La interpretación de los sueños (1899-1900)
Será a partir de la compulsión a la asociación que se
presenta en el delirante que Freud va a empezar a relacionar
el delirio con el sueño o con los estados hipnoides.
Muchas semejanzas va a encontrar.
Por ejemplo, observa
que el contenido del delirio es completamente onírico,
que en ambos fenómenos se
trata de un cumplimiento de deseo,
que en ambos se presenta la escisión de la
personalidad y en el caso del soñante,
éste oye sus propios pensamientos
pronunciados por voces extrañas tal como ocurre
en la paranoia alucinatoria; que en
ambos se producen conexiones barrocas de pensamiento
y debilidades en el juicio.
12. DELIRIOS Y SUEÑOS
Esta asociación había sido relacionada ya por diversos psiquiatras o filósofos:
Krauss,
Jenssen, Kant, Schopenhauer, Wundt, Radestock, Griesinger.
Todos ellos planteaban un paralelismo entre ambos fenómenos.
“En el enfermo febril como
en el soñante, afloran en los delirios recuerdos de un pasado lejano;
lo que el hombre
despierto y sano parecía haber olvidado,
el durmiente y el enfermo lo recuerdan”
Radestock
13. A partir de aquí, Freud va a plantear
que todo delirio no solo
está provisto de sentido,
sino que contiene la verdad,
y será el trabajo de censura
el que dificulte su
comprensión.