Este documento resume las reflexiones de la Madre General sobre el Capítulo General XXIII de las Hijas de María Auxiliadora. En particular, enfatiza la importancia del encuentro con Jesús y cómo este encuentro puede transformar vidas y comunidades. Insta a las hermanas a dejarse transformar por el encuentro con Jesús para poder testimoniar el amor de Dios a través de comunidades humanas y fraternas.
2. Os encuentro en cada lugar del
mundo donde estáis, me pongo
en actitud de escucha, de diálogo
y de comunicación familiar.
Cuando pienso en vosotras, en
los jóvenes y en tantas personas
que hacen parte de vuestra vida,
mi corazón se llena de alegría y
se dilata para abrazar toda las
familias del mundo.
En la oración invoco del Espíritu
Santo, su luz, y pido el parecer
de María Auxiliadora la Madre
y verdadera Superiora del
Instituto.
3. Estoy llena de esperanza por el dinamismo que está suscitando en
todo el Instituto la transmisión del C.G. XXIII. Agradezco a las
Provinciales y Delegadas por la calidad en la comunicación de la
experiencia vivida y de las reflexiones que juntas hemos compartido
en el C.G. XIII.
4. Me han llegado resonancias muy bellas a este respecto:
FMA, laicos y jóvenes que están interesados en lo que la
Asamblea Capitular ha indicado para la vitalidad del
carisma salesiano en las varias partes del mundo.
5. La participación en la
transmisión del C.G.XXIII en
las Provincias con la
participación de laicos y
jóvenes, presentes algunos
días en representación de las
Comunidades Educativas, ha
sido muy positiva y os
agradezco por las iniciativas
hechas en esta línea. Estoy
segura que todas nos sentimos
responsables de las decisiones
del C.G. XXIII. con nueva
pasión, con la certeza que
Dios guía hoy nuestra historia
como sucedió en Valdocco y
en Mornés.
6. En la presentación de la Actas de Capítulo he observado que
habrá fecundidad de bien en la medida que sean vividas en las
Comunidades locales, allá donde el carisma se desarrolla,
entra en la historia y alimenta la vida en las acciones
cotidianas.
7. Quisiera que cada FMA, cada Comunidad dijera con
convicción y responsabilidad: el C.G. XXIII. está en nuestras
manos, en nuestros pensamientos, en el compromiso de acoger
los desafíos educativos como un don de Dios, como una
oportunidad para dar un nuevo empuje a la misión que se nos
ha confiado.
8. La categoría del encuentro es el objeto de esta circular
que coloco en las manos de Ma. Auxiliadora para que nos
ayude a vivir en la vida diaria el encuentro por
excelencia, del que nace todo otro encuentro: el encuentro
con el Señor Jesús. El ícono de los discípulos de Emaús,
que ha acompañado todo el recorrido Capitular nos
guiará paso a paso apara alcanzar esta meta.
9. Partieron de Jerusalén desconsolados y desilusionados. Un velo de
tristeza cubría su esperanza. Debían volver a su tierra: no había
nada nuevo bajo el sol. Solo habían perdido el tiempo. En este
estado de ánimo el primer paso lo da Jesús que los acompaña en el
camino. Ellos le cuentan sus desilusiones y comparten con Él su
dolor.
10. Conocían todo sobre las
Escrituras, pero tenían una
idea del Reino como
restauración de la justicia,
como esplendor y como
gloria. Ahora Jesús está
muerto y con Él han
desaparecido las ilusiones.
Solo aquel forastero parece
no darse cuenta de nada.
11. Será el paso de Jesús y su compañía la que les revelara
plenamente la verdad contenida en las Escrituras . Y Jesús en
persona, aquel peregrino que camina a su lado, es el que sigue sus
razonamientos y los acompaña en el recorrido hacia la plena
comprensión del misterio pascual.
12. También nosotras durante el C.G.
hemos vivido una experiencia
semejante. Hemos partido de la
realidad con sus desafíos, los
problemas y las esperanzas y nos
hemos abierto a la experiencia
internacional e intercultural a
través del compartir en la
asamblea y en los grupos,
escuchando directamente el mundo
de los jóvenes y de los laicos
adultos. Su voz nos ha permitido
interpretar mejor nuestra realidad
como FMA y como Comunidad
Educativa poniéndonos juntas a
escuchar las llamadas de Dios.
13. En nuestro camino hemos vivido la gran experiencia de Jesús
que caminaba con nosotras. Lo hemos sentido presente durante
todo el tiempo Capitular, también en los momentos de mayor
cansancio y ahora a su luz, podemos releer nuestra experiencia :
un acontecimiento que supera nuestras esperanzas y
expectativas. Sentimos que el encuentro con Él nos abre al
encuentro con los otros y a una nueva comprensión de la
realidad.
14. Estamos convencidas que una verdadera experiencia del encuentro
cambia la vida. Al principio del “ser cristiano como nos lo recuerda
las Actas del CG XXII, que asumen las palabras del Papa Benedicto
XVI, no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro
con un acontecimiento, con una persona que da a la vida un nuevo
horizonte y con él, una dirección decisiva”.
15. Nuestras Comunidades, los jóvenes y sus familias tienen hambre
y sed de espiritualidad, sed de Dios. ¿Sabremos hacernos
compañeras de camino para que no se pierdan? Vivimos en un
tiempo complejo y en una sociedad líquida, donde muchas
certezas van desapareciendo. En algunos contextos parece
prevalecer una cultura fragmentada, replegada sobre sí misma
orientada únicamente hacia su propio provecho, incapaz de
grandes proyectos y de valerosos ideales.
16. Solo Comunidades transformadas
por el Resucitado pueden
testimoniar una propuesta distinta
con la fuerza de la experiencia
vivida en el encuentro con Jesús.
Cuando estamos desilusionadas y
desconfiadas, podemos sentir su
paso que se acerca con discreción
y que nos pide de compartir
esperanzas y desilusiones. La
Palabra de Jesús calienta el
corazón, da confianza, ayuda en el
discernimiento porque permite
leer con ojos nuevos los
acontecimientos
17. La presencia de Jesús se inserta en nuestra vida, en
nuestras pequeñas historias, en nuestro vivir cotidiano y
hace arder el corazón con su Palabra de luz y de
esperanza.
18. El encuentro con Él no
termina con la escucha de
la Palabra. Jesús nos
regenera con el Pan de
Vida. Solo en la fracción
del Pan los discípulos de
Emaús lo reconocieron. Y,
si desaparece a sus ojos, es
solo para ponerse en
camino con todos aquellos
que están en búsqueda.
Los discípulos ahora están
listos para volver a
Jerusalén y transmitir la
Buena Noticia a los otros
discípulos.
19. Una de las prioridades del Capítulo es la de ser discípulas de
Jesús viviendo la experiencia del encuentro con Él que cambia
nuestra mirada, nuestra existencia, nuestra mentalidad, nos
hace capaces de discernimiento, nos envía a los hermanos con
prontitud misionera llena de alegría y de esperanza.
20. ¿Qué quiere decir para mí, para nosotras, que el encuentro con
Jesús cambia la mentalidad, el modo de pensar, de hablar, de
obrar? ¿En verdad tengo el deseo de dejarme cambiar o hago de
todo para evitar que Él me alcance a través de diversas
mediaciones? Tratar de justificar todo lo que pensamos o
hacemos es un obstáculo al cambio. Hoy es el tiempo favorable
para dejarnos interpelar y decidirnos a cambiar.
21. En la experiencia vivida por los
discípulos de Emaús, antes y después,
todas nos encontramos. Ella nos hace
comprender dónde y en qué modo
podemos tropezar con el Señor Jesús.
Es sorprendente cómo se le pueda
encontrar por el camino, en la
cotidianidad cargada de expectativas y
de desilusiones, de esperanzas y de
incertidumbres, de oscuridad y de luz.
22. Los dos protagonistas lo encuentran cuando su ánimo está
cargado de desilusiones por el fracaso; cuando toda
expectativa parecía perderse en la nada. Es precisamente en el
momento del desencanto que Jesús se hace cercano, se hace
conocer, entra en su casa y come con ellos. Es un encuentro
que marca para siempre sus vidas, la transforma y les da una
nueva identidad: ser misioneros con un ardor nuevo en el
corazón , capaz de un anuncio valiente.
23. Solo un encuentro con Jesús puede transformar nuestra
vida personal y la de nuestras Comunidades en una casa
que acoge, suaviza el sufrimiento , hace ver nuevos
horizontes, evangeliza.
24. Dialogando con muchas de vosotras, en varias partes del mundo,
he sentido un deseo urgente de experimentar en la propia
Comunidad relaciones evangélicas, humanizantes para poder
mirar a cada Hermana, cada persona con la mirada de Jesús;
para testimoniar la comunión y así mostrar la felicidad de ser
FMA llamada a una estupenda y actual misión entre los jóvenes.
25. El encuentro tiene en sí una potencialidad para transformar.
Tiene una belleza sorprendente a veces desconocida o
inexplorada. Todas tenemos encuentros bellos, portadores de
bien, que invitan a bendecir, a caminar unidas para construir
Comunidades que irradian y manifiestan concretamente el
Amor de Dios en cada relación, con cada persona que
encontramos. Comunidades profundamente humanas,
comprometidas en vivir la caridad fraterna que hace creíble la
calidad de nuestra fe.
26. Urge, hoy, una Vida
Consagrada que sepa tener
relaciones comunitarias
humanas y humanizantes,
animadas por el diálogo y
el discernimiento fraterno,
donde se activen procesos
de corresponsabilidad y de
participación. Urge una
vida profética que no se
deje robar la esperanza ni
la gratuidad. En un mundo
donde todo se compra ,
nosotras religiosas
debemos testimoniar la
gratuidad y el Amor de
Dios.
27. Este es el sueño de Dios sobre nuestro Instituto. Tratemos de no
desilusionarlo. Con valor, sin timidez, ayudémonos a repetir no
solo con las palabras , sino con hechos concretos: ¿“Acaso no
ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros por el
camino, cuando nos explicaba las Escrituras”?
28. Como quisiera que descubriéramos de un modo
nuevo la riqueza y la belleza del encuentro con Jesús
como única y verdadera fuente del encuentro entre
nosotras.
29. Jesús nos invita a estar con Él, a acogerlo con un corazón que
ama. Nos pide, aún dejándonos libres, de darnos cuenta cuando
su paso se acerca. Él siempre da el primer paso. Es maravilloso y
confortante su actitud. A veces nos alcanza mientras vamos de
camino y quizás no siempre lo reconocemos, como les pasó a los
discípulos de Emaús; otras veces nos alcanza en los momentos
oscuros de la vida y resulta ser luz que aclara, ilumina,
transforma.
30. Nuestros Fundadores nos han dado un gran ejemplo. Para M.
Mazzarello Jesús era el confidente, el consolador: “Confiad en Jesús,
dejad todos vuestros disgustos en su Corazón, dejadlo hacer a Él, Él
ajustará todo” (C. 25,3).
El Corazón de Jesús era su morada habitual: “Estoy en el Corazón de
Jesús” (C. 19,3).
El horizonte vital de M. Mazzarello se caracterizó por la presencia
Eucarística de Jesús, una presencia constantemente cercana, deseada y
testimoniada
31. Para D. Bosco era fuerte la atracción eucarística que daba
sabor a cada uno de sus encuentros. El estaba convencido que
de la Eucaristía brotaban energías capaces de transformar lo
vivido. Son un ejemplo los muchos jóvenes con los que ha
iniciado la Congregación Salesiana realizando juntos
maravillosos milagros educativos.
32. Estamos llamadas a testimoniar un ideal de comunión fraterna
entre nosotras, con sentimientos de acogida recíproca,
aceptando las limitaciones y valorando las cualidades y los
dones de cada una, según las enseñanzas de Jesús. “En esto
conocerán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los
otros”
33. ¿Estamos dispuestas a ponernos en camino entre nosotras, con la
Comunidad educativa, con los jóvenes y con cuantos deseen tomarse a
pecho el bien de las nuevas generaciones? Ciertamente esto requiere un
cambio de mentalidad, una gran pasión apostólica. Pide una conversión
pastoral sostenida por un camino de fe que nos lleva a una decidida
adhesión a Jesús, para no callar y testimoniar como los discípulos de
Emaús que Él es el Señor de nuestra vida.
34. ¿Formamos así los jóvenes para ser ellos mismos agentes
de evangelización para otros jóvenes? “El verdadero
misionero que no renuncia nunca a ser discípulo, sabe que
Jesús camina con él, habla con él, trabaja con él. Siente a
Jesús vivo junto a él en su compromiso misionero… Una
persona que no está convencida, que no es segura ni está
entusiasmada, enamorada, no convence a nadie”
35. Empeñémonos en “ampliar la
mirada” como nos pide el Santo
Padre para reconocer a los
necesitados y las urgencias de
una sociedad y de una
generación en continuo cambio y
sedienta de verdaderos valores:
sedienta de Dios.
Es urgente dejarnos transformar
por la mística del encuentro que
desemboca en la “cultura del
encuentro” tan necesaria en
nuestra realidad.
36. En este tiempo de gracia
viviremos la Cuaresma
como un recorrido de
formación del corazón. Un
corazón abierto a Dios, que
se deja compenetrar del
Espíritu sobre el camino
del amor que conduce
hacia los hermanos y
Hermanas y agrego, hacia
los jóvenes más pobres y
solos, hacia las familias
que viven situaciones de
precariedad.
37. Nos acompañe María. Ella,
que se dejó transformar por el
encuentro con su Hijo Jesús,
nos sostenga con su presencia
de Madre solícita.