1. El que viene
Señor, sólo los que esperan
mantienen la cabeza levantada
y se alzan de puntillas
buscando al que viene.
Los desesperanzados,
los que ya tienen bastante con lo suyo,
los que no esperan en nadie,
esos bajan la cabeza,
la hunden en el suelo
y sólo miran a la tierra,
mientras dicen:
“No, ya no es posible la salvación.”
Con los que confían y esperan,
con los que buscan
y no desfallecen,
yo alzo mis ojos a lo alto,
esperando en tu misericordia.
Tú, Señor, alegrarás mi corazón,
porque yo he puesto mi esperanza en Ti
y sé que no seré defraudado.