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Reseña historica

Génesis histórica
Muchas de las emigraciones que se dieron en diferentes latitu-
des del territorio nacional concluyeron en los Llanos Orientales.
Por eso Puerto Gaitán puede considerarse hijo de estos despla-
zamientos voluntarios o forzados, donde hombres y mujeres
abandonaban sus lugares de nacimiento, bien sea porque dese-
aban explorar territorios vírgenes, o bien sea porque la violen-
cia de la época así se lo imponía. Estos expedicionarios de
comienzo del siglo pasado lo arriesgaban todo en busca de
mejores horizontes y poco les importaba exponerse a riesgos
inimaginables. Su estoicismo iba más allá de las dificultades,
por lo que siempre resultaban vencedores y cada vez se conven-
cían más de internarse en ese llano por descubrir, sin vías de
comunicación pero con un enorme riqueza por explotar. Estos
expedicionarios abrieron trochas a punta de machete y hacha y
fundaron asentamientos humanos que cada vez atraían más a
otros compatriotas que veían en esta tierra una inmejorable
oportunidad de vida.

Oportunidad que buscaron y encontraron quienes se internaron
en la vasta llanura irrigada por los ríos Meta, Manacacías y
Yucao. Ventura Alvarado Chamarrabi lideró uno de estos proce-
sos colonizadores y se estableció en estas praderas en compañía
de un puñado de hombres y mujeres que empezó a delinear la
fundación de lo que hoy es Puerto Gaitán. Los ríos Orinoco y
Meta se convirtieron en el medio de comunicación para aque-
llos que se aventuraban a colonizar estas tierras que apenas apa-
recían reseñadas en los mapas de la época. En la memoria de
muchos habitantes de la zona se mantienen nombres de las
haciendas Liviney, fundada por Luis Bastidas; José Colina,
quien impulsó la creación de Santa Isabel; Héctor Riobueno, en
el hato Santa fe afincó sus esperanzas y Casuna, producto del
esfuerzo de Eladio Argüello. Entre 1.914 y 1.930 se crearon
estas fincas, todas ubicadas kilómetros abajo de la actual cabe-
cera municipal de Puerto Gaitán. De relativa importancia fue la
acción acometida por los Jesuitas con la fundación de Las
Delicias, en predios adyacentes a la desembocadura del
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Manacacías y Yucao sobre el río Meta.

Corría el año de 1.932 cuando el grupo llegó a las orillas del
Yucao y estableció el primer referente de asentamiento humano
en la región. Majaguillal fue el nombre que le dieron en un
comienzo. Este tímido intento de colonización se dio en predios
de lo que hoy es la hacienda San José. Junto a Ventura Alvarado
llegaron las familias de Marcos Malpica, Luís Felipe
Hernández y José Díaz, quienes nunca imaginaron que su osa-
día se convertiría, con el paso de los años, en una de las más
promisorias poblaciones del oriente colombiano.

Este grupo de inquietos aventureros continuó explorando el
territorio en busca de mejores oportunidades, es así como deci-
den continuar con su proyecto cerca de las aguas, pero en esta
ocasión lo hacen a orillas del río Manacacías. Aquí empezó a
gestarse la verdadera génesis de Puerto Gaitán, como cabecera
municipal. Estos colonizadores establecieron sus humildes
viviendas en donde hoy es el barrio La Esperanza. Con el paso
de los años fueron llegando nuevos expedicionarios como Blas
Seijas, Ovidio Bernal, los hermanos Sabas y Augusto Alvarado,
la matrona Susana Espinosa de Landaeta y un hombre que tuvo
mucho que ver con el emprendimiento de campañas cívicas que
delinearon el futuro de esta naciente comunidad: Don
Guillermo Martínez. La memoria no puede ser esquiva para
recordar a otro hombre que llegó a esta tierra y no ahorró esfur-
zos para contribuir con el surgimiento de este conglomerado:
Don Anatolio Acosta, insigne cabeza de un tronco familiar,
cuyos hijos Vicente y Víctor siguen aferrados a ese legado y se
empecinan en seguir haciendo crecer esta tierra generosa con
ellos.

Quince años después se registró un hecho histórico: a
Majagúillal llegó el inmolado caudillo liberal Jorge Eliécer
Gaitán. Corría el año de 1.947 este aguerrido y popular dirigen-
te político se perfilaba para ganar las elecciones presidenciales
de la época. Un año después, un nueve de abril exactamente,
murió asesinado en una fría calle bogotana. Su fugaz paso por
esta incipiente población sirvió para dejar una impronta imbo-
rrable en sus habitantes quienes honraron su memoria años más
adelante llamando al caserío Puerto Gaitán. Un busto con el
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brazo en alto, ícono de sus oratorias, recuerda que este hombre
de humilde familia estuvo en estas tierras, sin imaginar que su
muerte desencadenaría una oleada de violencia política y social
de la que Colombia aún no se recupera.

En 1.947 Majagüiyal es elevado a inspección intendencial. En
1960 pasa a llamarse Manacacías. Dos años después la
Asamblea Departamental convierte en ley la ordenanza 7 del 31
de octubre a través de la cual esta población pasa a llamarse
Puerto Gaitán (jurisdicción de Puerto López, para la época),
como tributo a Jorge Eliécer Gaitán. Posteriormente la Duma
dispuso elevarlo a la categoría de municipio, según ordenanza
039 del 29 de noviembre de 1.969. El 1 de enero del año
siguiente adquiere autonomía presupuestal y administrativa y
en 1.972 se realizan las elecciones para la conformación del pri-
mer concejo municipal. Su primer alcalde fue Carlos Enrique
Rojas. De ahí en adelante empezó a escribirse la otra historia de
una población que se edifica sólida y con mucha proyección,
gracias al empuje y la laboriosidad de sus habitantes.


Localización Geográfica
3º-05 y 4º-08 Latitud Norte
71º-05 y 72º-30 Longitud Oeste

Ubicación
Se encuentra ubicado al oriente del departamento del Meta,
Colombia, Suramérica

Extensión Territorial
17.430 kilómetros cuadrados


Altura
149 metros sobre el nivel del mar

Temperatura
28º C en promedio

Límites
Oriente: Departamento de Vichada
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Occidente: Municipios de Puerto López y San Martín
Norte: Departamento de Casanare
Sur: Municipios de Mapiripán y San Martín

División Territorial
Lo conforman las inspecciones de San Miguel, San Pedro de
Arimena, el Porvenir, Puente Arimena, La Cristalina, Tillavá,
Puerto Trujillo, Puerto Triunfo y Planas.

Distancia Bogotá-Puerto Gaitán
281 kilómetros

Distancia Villavicencio-Puerto Gaitán
194 kilómetros


La riqueza de un legado
Los integrantes de esta etnia indígena habitan en los Llanos
Orientales de Colombia (departamentos de Meta, Vichada,
Casanare, Arauca entre los ríos Vichada, Orinoco y
Manacacías)

Fueron renuentes al contacto con los extranjeros que llegaron
en el siglo XVII. Su nomadismo les permitió afrontar los inten-
tos de reducción por parte de misiones religiosas y avanzadas
conquistadoras. Sufrieron las consecuencias de la esclavitud y
las guahibiadas (cacerías de indígenas que realizaban los due-
ños de hatos ganaderos)

Se dividen en grupos llamados momowi con diferencias dialec-
tales, territorios estacionales. Desde la década de los ochenta la
Organización Nacional de Indígenas de Colombia, ONIC, los
apoya para que estén organizados en resguardos. Cada uno de
ellos cuenta con un cabildo del que hacen parte el cacique, capi-
tán o gobernador; tesorero, secretario y fiscal.

Los indígenas de las etnias Piapocos, Achaguas, Sálibas y
Sikuani eran propietarios del globo de terreno comprendido
desde Puerto López pasando por el Alto Menegua hasta Puerto
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Gaitán. Su presencia se sentía en los ríos Yucao y Manacacías
hasta encontrar las cabeceras de Melúa y Cacibare hasta el
municipio de San Carlos de Guaroa.

De Puerto Gaitán hacia abajo su presencia activa se sentía en
territorios bañados por el río Meta hasta San Pedro de Arimena
y los ríos El Muco, Guarrojo, Planas y Tillavá hasta los límites
con el río Vichada.

Tenían establecido un plan de vida definido que les permitía
manejar sabia y reglamentariamente los recursos naturales. El
nomadismo no era caprichoso. Persistían en él como estrategia
para la recuperación de la fauna y flora del lugar donde se esta-
blecían algún tiempo. El abandono de su hábitat no era capri-
choso, por que requerían de un gran territorio donde realizar las
labores diarias que les permitiera una producción en pequeña
escala para el autoconsumo (pesca y recolección de frutos)

Las creencias culturales eran fundamentales para vivir en armo-
nía y en unidad. Sus propias autoridades establecían reglas y
normas de convivencia. Eran los ancianos los sabios que mane-
jaban el Tsamanismo con el que predecían el bien o el mal. Su
sabiduría era fundamental para mantener la relación hombre-
naturaleza, es decir, el equilibrio del ecosistema.

La denominada Revolución de los Llanos Orientales liderada
por Eliseo Velásquez y Guadalupe Salcedo los obligó a ser des-
plazados dentro de sus propias tierras. En la incesante búsque-
da de salvar las vidas de sus comunidades tuvieron que emigrar
hacia Venezuela y regiones aledañas, confinados a subsistir en
territorios inhóspitos, donde son precarias las condiciones de
vida; mientras que muchos colonos llegados de diferentes par-
tes del territorio nacional se apropiaron de vastas y productivas
extensiones de tierra.

Sin embargo, en los últimos años líderes de estas comunidades
indígenas lograron recuperar sus territorios en los que se ubican
hoy los resguardos de Humapo y La Victoria en los límites entre
Puerto López y Puerto Gaitán. Así mismo lograron que en cum-
plimiento de preceptos constitucionales también les fueran
devueltas propiedades donde hoy está constituido el resguardo
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Wacoyo (donde se encuentran establecidas las comunidades de
Walabo, Corocito y Yopalito)

Los Achaguas ocupan Marayal,Remolino, Cumaral,Guayuriba
y Humapo. Mientras tanto, la etnia Sicuani del Toten Momowi
habitaban en bocas del Yucao, Aceitito, San José, Palo Blanco,
Palo Grande y Santa Inés (hoy resguardo Wacoyo)

En Sardina, Barrancón, Miti Miti, Alewa, La Palmita, Caracate,
Matanegra, Matococuisa hasta llegar a San Pedro de Arimena
se establecieron las comunidades Sikuani y algunos de la etnia
Piapoco.

Las comunidades que residían en la cuenca alta de los ríos
Yucao y Manacacías fueron desplazados hacia el municipio de
Mapiripán, en lo que se conoce como los resguardos de Caño
Oveja y Caño Jabón y Chaparral.

En los territorios originarios como Planas, El Tigre y Awaliba
no se sintieron los rigores del desplazamiento motivados por la
violencia de la época que confinó a muchas comunidades a
vivir en lugares distantes de su entorno natural.

Aunque algunas comunidades indígenas han recuperado sus
territorios ancestrales, muchas continúan soñando con volver a
tener un extenso territorio donde vivir tranquilos en equilibrio
con el ecosistema.

Para el indígena guahibo, la propiedad de la tierra era indivisi-
ble e inalienable; la tierra que ocupaban era la de sus antepasa-
dos, sus abuelos, sus padres y ahora la de la comunidad guahi-
ba sobreviviente. La sabana donde cazaban, los lagos donde
pescaban y todos los animales que allí moraban eran de ellos.
Con el asentamiento de colonos en la región, que traían consi-
go ganado que soltaban en las praderas, se fueron reduciendo
los territorios de caza; los venados y otros animales comenza-
ron a escasear, y esto obligaba a los indígenas a matar una que
otra res de las que habían llevado los colonos y que vagaban por
sus sabanas, para poder sobrevivir.

Pero la forma en que el indígena percibía la tierra era muy dife-
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




rente a la del colono, quien consideraba al indio como un ani-
mal dañino que había que exterminar. Los colonos decían que
los indígenas eran tramposos, mentirosos, y lo comparaban con
el tigre, considerando al indio más peligroso, pues según ellos
el ganado aun no tenia forma de defenderse del ataque del
indio, en cambio del tigre sí lo hacía formando círculos, dejan-
do a los becerros en el centro, luego las vacas y finalmente los
toros padres, para que estos últimos enfrentaran al tigre. Ante
esto los blancos, o "racionales" como los llamaban los indíge-
nas, organizaron cacerías humanas conocidas como "guahiba-
das", que consistían en reunir a un grupo de colonos vecinos y
salir a cazar indígenas. Dicha cacería no terminaba hasta que no
daban muerte a hombres, mujeres y niños.

Muerte, rabia y verguenza

La supuesta invitación a una comida se convirtió en uno de los
hechos violentos más vergonzosos que ha vivido Colombia y
del que se hace referencia permanente cuando se analiza la
situación de las comunidades indígenas en este país.

En enero de 1968 fueron masacrados 16 indígenas, entre ellos
varios niños, en una vivienda de la finca La Rubiera. De acuer-
do con las versiones, los colonos de la región observaron cerca
de sus casas a miembros de las comunidades guahibas lo que les
atemorizó y hurdieron un plan macabro para deshacerse de
ellos. El plan contemplaba asesinarlos cerca de uno de los ríos
de la región, pero fue abortado porque consideraron que algu-
nos de ellos podrían fugarse.

A alguien se le ocurrió la idea criminal de convocarlos a una
reunión en la mencionada finca para posteriormente darles
muerte. Los incautos indígenas fueron invitados a una comida a
la que llegaron 18, cuando estaban sentados a la mesa, salieron
de sus escondites los asesinos y los masacraron a tiros y mache-
tazos. Solo dos lograron escapar con vida de este macabro
hecho. Los cadáveres fueron arrastrados por caballos hasta un
lugar cercano donde fueron incinerados con gasolina. Quienes
se salvaron llegaron a denunciar el hecho ante las autoridades.
Cuando éstas llegaron al lugar del crimen colectivo se encontra-
ron con testimonios de colonos que reconocían como la cosa
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




más normal del mundo el haber dado muerte a los indígenas por
considerarlos más peligrosos que muchos animales de la región

El árbol de la vida

Dentro de su mitología se destaca el origen del árbol
Kaliawirinae (o Kaliawiri) como proveedor de todos los ali-
mentos o lo que ellos consideran el origen de la agricultura. Los
animales, según sus creencias, fueron hombres que después de
la primera generación se transformaron hasta adquirir la forma
que hoy poseen. Muchos de estos animales son los ancestros
míticos de los diferentes grupos Sicuani, de los cuales existen
24 totémicos, entre los que se destacan la gente del tigre, la
gente del sapo, la gente del zamuro y la gente del ocarro.

De acuerdo con la leyenda, antiguamente no había comida y
todos se alimentaban de frutas silvestres de la selva y de los
hongos que se reproducían en los árboles caídos, pero
Kutsikutsi o mico nocturno, encontró el árbol de las plantas cul-
tivadas o Kaliawirinae. Era el árbol de la comida que estaba al
otro lado del gran río al que iba solo todas las tardes. Al regre-
so se le notaba satisfecho y olía a piña madura.

El árbol Kaliawirinae era inmenso con grandes ramas, su copo
estaba muy cerca del cielo y contenía todas las especies comes-
tibles para el ser humano: piña, plátano, yuca, batata, lulo, ají,
mapuey, chontaduro, madura verde, marañón; además existía
mucha comida y semillas. También las lianas del veneno para
pescar y de capi que lo sostenían del cielo. Estos dos bejucos
llegaban hasta la tierra.

La raíz del árbol era muy olorosa y todo lo que comía
Kutsikutsi olía delicioso. Todos los días comía del árbol y su
secreto no lo compartía con nadie; pero un día Tsanamani, ser
superior con poder de sabiduría, delegó a Ofaebu o lapa para
que espiara al mico nocturno. Lo seguía de noche y comía todo
lo que se le caía a Kutsikutsi.

Un día Kutsikutsi se iba a comer una deliciosa piña y esta se le
cayó de las manos y Ofaebu la cogió y con ella regresó donde
estaba la comunidad y les relató la historia del mono nocturno
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el árbol que contenía toda clase de comida y semillas del que se
alimentaba solo. La piña fue repartida entre todos y a pesar del
gran número de personas, esta alcanzó para todos. Cuando llegó
Kutsukutsi se registró una acalorada discusión que terminó en
pelea sobre una hoguera encendida. Kutsikutsi tuvo que com-
partir el secreto y eso bastó para terminar con la riña.




Producción alimentaria

Estas etnias indígenas mantenían su producción permanente de
alimentos (Najae) gracias a la misma naturaleza. Existían sufi-
cientes extensiones de terreno, semillas sanas y abundantes para
sembrar extensos cultivos de yuca brava para la elaboración del
casabe y mañoco (el pan de cada día de estas comunidades abo-
rígenes) plátano hartón, topocho, banano (alimento especial
para la crianza de los niños) batata, ñame, avena, caña para el
guarapo y de las fiestas y miel; piña, chontaduro, caimito, yuca
dulce, ají y hasta tabaco. Algunos de estos productos se inter-
cambiaban con comerciantes venezolanos que se desplazaban
por el río Meta.

Trabajaban en la extracción de la fibra de la palma de cumare
con la que se elaboran chinchorros con flecos, guindos, mochi-
las artesanales; Practicaban la artesanía; eran laboriosos en la
recolección de la caraña que se aplicaba como expósito de mil
usos; extraían el aceite de ceje utilizado en actividades culina-
rias o medicinales; también recogían el aceite de palo que era
solicitado como medicamento animal; las embarcaciones de
madera se pegaban con o peraman, extractado de la resina de
Habichure.

Los Sikuani también hicieron uso del trueque como estrategia
comercial. Intercambiaban productos agrícolas por ropa, sal,
utensilios de cocina (ollas, platos, calderos y pocillos) que len-
tamente fueron reemplazando los elementos orfebres que eran
indispensables en la vida diaria de estas comunidades como las
ollas de barro, totumas, conchas de galápagos o tortuga.
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




Cazadores de esperanzas

Las comunidades indígenas se organizaban para salir a cazar y
pescar. Esta jornada duraba 2 ó 3 días. Todos los animales
comestibles que se cazaban y los pescados obtenidos en la faena
se asaban en el monte. Posteriormente regresaban a sus comu-
nidades con lo conseguido. Era común la práctica del barbas-
queo (envenar las aguas con el zumo de una mata o bejuco) la
mortandad de peces era grande. El pescado se conservaba en
harina durante el invierno con lo que se afrontaba la época de
escasez durante las fuertes temporadas de lluvia.

Con arcos y flechas de macanilla o araco emprendían la cacería
en los bosques de galería. Esta era una actividad frecuente
durante todo el año.

Cada uno de los cazadores o pescadores daba cumplimiento
estricto a las normas establecidas por la autoridad propia para
evitar alteraciones en el entorno natural en el cual vivían.

Diversidad y riqueza cultural
Danzas de la alegría
Finalizada la faena diaria la comunidad organizaba los naitaka-
nita o la integración de la alegría, lo que se convertía en una
auténtica expresión de unión y armonía, en los cuales surgían
muchos romances que terminaban en ceremonias matrimonia-
les. No existen fechas especiales para realizarlas.

Jalekuma
Es un baile en el que participan hombres y mujeres, quienes
hacen una ronda. Uno de ellos va cantando y los demás respon-
den en coro. Generalmente se le canta a sucesos permanentes de
la vida como el amor, la familia y situaciones propias de la acti-
vidad diaria de cada uno de los integrantes de esta comunidad.

El Carrizo
El carrizo es un instrumento musical ejecutado por dos perso-
nas muy prácticas que interpretan los sonidos en tonos alto y
bajo. Cada baile se diferencia por la forma en que se emiten los
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sonidos. Del hacen parte hombres y mujeres, quienes confor-
man un círculo. Cada pareja va separada una de la otra. Quienes
producen las melodías en el carrizo van en el centro del círculo
y pueden estar acompañados de una mujer.

El Katsipitsipi
Esta una danza un poco más rápida y ágil. Uno de los integran-
tes puntea el canto y otros contestan el coro. Los hombres lle-
van una maraca para entonar el canto y las mujeres se van inte-
grando poco a poco hasta que los varones queden con su respec-
tiva pareja.

Cada una de estas expresiones folclóricas propias de las comu-
nidades indígenas Sicuani puede durar entre 15 y 20 minutos.
En el desarrollo de cada una de ellas se mezclan bebidas fer-
mentadas como el guarapo macho de caña pura; el yalaki (bebi-
da echa de yuca brava: se raya la yuca brava, se extrae el yare
(el del mismo día es venenoso) se produce el casabe y si queda
chamuscada mucho mejor, la torta se deja en remojo agregán-
dole plantas para que fermente y coja dulce por si mismo. Se
embojada por algunos días. Los dueños de la bebida invitan a
las comunidades al baile con el compromiso de alimentarles
con carne de animal de monte o pescado.

Tributo a la muerte
El Itoma
Llamado el segundo entierro del difunto. Considerada una de
las actividades más sagradas y respetadas en esta etnia indíge-
na. Al cabo de varios años se desentierran los despojos morta-
les del difunto y se procede con un ritual que conlleva respon-
sabilidad y disposición económica para asumir los gastos que
este origina.

Quien se compromete a realizarlo debe preparar todo con un
año de anticipación. Se alista un conuco con abundante comida
(yuca, plátano, batata, ají, piña, ñame) y otro con caña para pre-
parar el guarapo macho que se ingerirá durante el ritual. Luego
procede a las invitaciones a la mayoría de comunidades que se
harán presentes en este acto sagrado. El mensajero o mamo
zorro es el encargado de entregarlas. Esta persona debe ser
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




alguien de gran resistencia física para recorrer grandes distan-
cias, y si es posible, regresar el mismo día a su punto de parti-
da.

Los invitados empiezan a viajar en orden y cuando están cerca
del lugar del ritual mortuorio empiezan a danzar. Cada uno de
los hombres posee un cacho de venado. Un grupo anfitrión sale
a su encuentro desfilando en una danza y les ofrece guarapo
fuerte. Quien organiza el acto sagrado ordena el desplazamien-
to hacia la sepultura donde están los restos del difunto. En
muchos de los casos se demoran hasta un día en regresar al epi-
centro de la celebración. El de mayor edad del grupo es selec-
cionado para transportar la osamenta. Este se encarga de lavar-
la y pintarla con achiote rojo. El segundo entierro se hará en una
tinaja grande echa en barro.

Durante el ritual todos los invitados danzan y beben guarapo
hasta que concluya la sepultura. Los invitados- ------descansa-
ban 1 ó 2 días y luego regresaban a sus lugares de origen. Este
ceremonial era catalogado como un gesto de hermandad y soli-
daridad en el pueblo indígena.

Esta ceremonia la realizaban aquellas personas de las comuni-
dades indígenas que tuvieran posibilidades económicas o con
algún rango social representativo.

El rezo del pescado
Este es otro de los rituales importantes en el componente social
de las comunidades indígenas Sikuani. Se tiene la creencia que
no hacerlo pondría en riesgo la salud de la mujer que entraba en
su adolescencia. Durante su primera menstruación la joven que-
daba privada de su libertad. No podía hablar con nadie y debía
permanecer inmóvil en un chinchorro durante una semana.
Luego era sometida a baños con hierbas y agua rezada. Para
recibir el aire y sentarse debía pasar todas las pruebas domésti-
cas a la que era sometida como por ejemplo rayando yuca, coci-
nando, atendiendo las visitas con lo que aprendía la realidad de
la vida. Las mujeres adultas le sugerían consejos.

Luego de un tiempo prudencial se le realizaba el ritual o fiesta
del pescado a la que eran invitadas las demás comunidades,
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




donde los jóvenes ayudaban a conseguir el pescado. Lo que se
lograba recolectar era asado y luego se cocinaba. Pasaban toda
la noche despiertos y danzando y cantando cada vez que el
rezandero descansaba. Cuando el rezador de pescado estaba en
este acto los demás debían estar atentos.

Por la mañana, muy temprano, la joven era bañada y comía pes-
cado rezado y recibía el último consejo. Todos los participantes
del ritual también compartían el alimento. Desde este momento
la joven entraba a la adolescencia.

Los elegidos
No todos los que pertenecen a una etnia indígena tienen el pri-
vilegio de aspirar a llegar a ser el tsaman o médico tradicional
de la comunidad.

Algunos empiezan esta tradición a muy temprana edad. A algu-
nos les aflora esta virtud y en la mayoría de los casos proviene
de sus padres que son tsamanes. Estos escogen a algunos de sus
hijos para transmitirle todos los conocimientos y con el paso de
los años entregarle el poder. Pero las estrictas normas o reglas a
cumplir hace que estos intentos fracasen.

Los aspirantes a ser tsamanes o médicos tradicionales de sus
comunidades deben cumplir estrictamente con decisiones como
no consumir comidas calientes ni alimentos que contengan sal
y grasas. Deben estar apartados del olor a humo de la cocina; no
mantener relaciones con mujeres y no beber licor. Esta riguro-
sa dieta puede durar de 1 ó 2 años. La encargada del cuidado del
futuro tsaman es la abuela. Cuando pasa estas pruebas, el médi-
co tradicional lo recomienda para ejercer el cargo e incluso
competir con otros y medir sus capacidades para determinar
quién es el mejor.

La sabiduría de la vejez
Estas comunidades consideran que en el conocimiento y en la
relación con la naturaleza está la salud. La convivencia armóni-
ca y social de la población y la capacidad de los médicos tradi-
cionales se convierten en elementos importantes para manejar
la salud en sus dos formas: curativa y preventiva.
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




El estado del tiempo o el momento son importantes para preve-
nir las enfermedades. Por ejemplo, una mujer en estado de
embarazo no puede consumir cierto tipo de alimentos y en cada
fase de la luna debe tomar infusiones de raíces de plantas, agua
rezada y el traman debe bañarla con agua para que el bebé se
encuentre bien con lo que se evitarán complicaciones en el
parto.

Los padres del recién nacido deben cumplir una dieta en la que
se contempla que no pueden salir lejos y permanecer en casa
por lo menos 8 días hasta que el rezandero recé todo el cuerpo
y su alrededor, si esto no se cumple se ve afectada la salud del
bebé y quedar expuesto a la muerte que le pueden causar los
espíritus de la naturaleza llamados ainawi

El valor del trueque
El trueque era la forma frecuente de negociar o comercializar
productos entre las comunidades y otros sectores de la pobla-
ción. Intercambiaban flechas, arcos de palo brasil, peramán, el
perro cazador (el más apetecido en todos los negocios) collares,
veneno para cerbatana, pinturas faciales y yopo para los médi-
cos tradicionales. Actualmente se dedican a la agricultura de
subsistencia en los denominados conucos, donde el cultivo de
yuca brava es la actividad agrícola más destacada.

Trabajo hecho diversión
Del trabajo hacen la más genuina expresión de competencia,
deporte y recreación. Para los Sikuani es divertido competir con
la cargada de semilla de yuca al hombro durante 1 ó 2 horas de
camino y luego sembrarla. Esto se convierte en un reto que les
permite hacer de su labor diaria un divertido juego.

También demuestran sus dotes de habilidad durante la caza de
monte, recolección de frutos silvestres, la pesca o cuando se
establece que comunidad cuenta con el mensajero más veloz y
resistente.

El baño en las aguas puras y frescas de caños y ríos se convier-
ten en desafíos que determinan quiénes son los más rápidos a la
hora de vadear una corriente de agua. Todas estas actividades se
hacen en grupo.
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




El tiro al blanco con arco y flecha es otra actividad de sana
competencia entre ellos y una de las grandes atracciones en los
juegos indígenas que se han realizado en diferentes partes del
país.

Formas de gobierno
Están organizados en resguardos donde cada comunidad tiene
un cabildo del que hacen parte el cacique, capitán o gobernador
(figura tradicional escogido entre los varones de mayor edad)
tesorero, secretario y fiscal.
El cacique también funge como médico tradicional.
Antiguamente pertenecía al tronco familiar más importante y
reunía condiciones como capacidad de mando, consejo y sabi-
duría. Ahora los requisitos se centran en el dominio del idioma
español y las relaciones comerciales y personales con los colo-
nos. Todas las decisiones se toman por consenso.

Gastronomía al natural
El sumo o jugo de la yuca brava es uno de los ingredientes más
apetecidos en la cocina de la etnia Sikuani (también llamado
ácido sinidrico). Este líquido es el que se extrae de la harina con
la que se preparan el mañoco y el casabe.

Esta comunidad hace gala de la preparación de pescados y car-
nes a las que le agregan yare y ají como condimentos especia-
les.

Cuando la pesca es abundante se moquea (bien asado), luego se
apila de donde se extrae una harina llamada jiape. Este procedi-
miento garantiza la conservación de la carne de pescado duran-
te la época de invierno, que es cuando generalmente se registra
escasez del producto en la región.

Los Sikuani también producen alimentos especiales para sus
niños. Ellos preparan una especie de compota que llaman
Awimalira a base de batata y puré de banano.

El casabe y el mañoco, extraídos de la yuca brava, es el pan de
estas comunidades. Sirve de acompañamiento a la hora de con-
sumir pescado, carnes de diversa índole y hasta para revolver-
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los con la pepa de ceje. Ellos los consideran como la yucuta
más agradable, especialmente como sobremesa en cada una de
las comidas.

Transmisión de experiencias
La transmisión de conocimientos de padre a hijos es una de las
grandes responsabilidades que estas comunidades asumen den-
tro de los procesos de educación.

El niño sigue al pie de la letra las instrucciones de su padre y se
convierte en su compañero permanente en todas las actividades
cotidianas: en el trabajo normal, en la siembra del conuco, en la
cacería, en la pesca, en los procesos de recolección, en las jor-
nadas de integración de sus comunidades. La madre o mujer
adulta también va acompañada de su hija y cumple con todas
las funciones que realiza en el hogar o fuera de él.

En la educación formal el niño va a la escuela y aprende a leer
y a escribir. Los profesores son bilingües. En el primer año las
clases se dictan en lengua materna y en el segundo período la
enseñanza se transmite en el idioma español, que ellos conside-
ran como su segunda lengua.

Homenaje a la naturaleza
Los indígenas tienen nombres y apellidos culturales propios y
también nombres comunes en español.

Los padres, abuelos, tíos, parientes más cercanos o alguien de
la familia que visite primero al recién nacido son quienes inci-
den en el nombre que identificará al bebé para el resto de su
vida. Generalmente se buscan nombres de animales, árboles, el
aire, la noche, del día, del sol, espíritus de la naturaleza y los
primeros dioses que hubo sobre la tierra.

El origen del apellido tiene que ver con su toten y la región
donde haya vivido. Se destacan como los apellidos más comu-
nes Gaitán entre los integrantes de las etnias Piapocos Sikuani;
mientras que Chipiaje es el preponderante en los Sikuani.

El toten de los Gaitán se origina en el ave tucán y los Chipiaje
es originado en un pescado pequeño y rústico que se encuentra
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en los pozos y caños de la sabana.

Personajes
LUÍS ANTONIO PÉREZ SÁNCHEZ: gran luchador y defen-
sor de los Derechos Humanos de las comunidades indígenas y
gestor de la Organización Unuma. De la Universidad llegó a
convivir en los diferentes asentamientos aborígenes de la juris-
dicción. Aprendió su cultura y dominó el dialecto de ellas.
Creador de un programa de etnoeducación propia que responde
a las expectativas teniendo en cuenta principios de territoriali-
dad, cultura, unidad y autonomía.

Otros personajes destacados por su lucha y defensa de los inte-
reses de sus comunidades son Rafael Vicente Yepez Casolina y
Alejandro Moreno, en el resguardo Wacoyo; mientras tanto en
Awaliba sobresalen Alfredo Gaitán; por Domo Planas, Isaías y
Evangelista Gaitán; en el gran Unuma se destacan los ancianos
que infundían respeto en sus gobernados. Se destaca el caso de
Mendejake, quien tenía una realidad para hablar y no domina-
ba el idioma Español.

En cada uno de los resguardos han existido líderes caracteriza-
dos que ayudaron a formar una nueva generación de dirigentes
que hoy conforman Unuma.

Por la defensa de la vida
No es una sigla, es una palabra que en el dialecto Sikuani sig-
nifica: La unión del trabajo para la defensa de la vida.

Esta organización es una forma de resistir ante las situaciones
de agresión hacia los territorios donde habitan estas comunida-
des indígenas. Aquí se defiende la unidad, el territorio, la cultu-
ra y la autonomía.

Todas las comunidades que conviven en jurisdicción de Puerto
Gaitán conforman Unuma. Es decir que las 12 mil personas que
conforman los resguardos Wacoyo, Corozal, Tapaojo, Awaliba,
Unuma, Vencedor Piriri, Domo Planas, Wahande, Iwiwi, el
Tigre y Unuma Alto están cobijados por los principios de esta
organización.
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Su gobierno y autoridad propias está representada por un capi-
tán mayor (en algunos resguardos), existen los cabildos y como
función principal están las de velar por el bien de sus goberna-
dos y gestionar recursos para proyectos de impacto social y de
mejoramiento de la calida de vida.

Los programas de la organización son direccionados por un
comité ejecutivo que busca que la etnoeducación, salud, agroe-
cología, fortalecimiento institucional, programa de la mujer y el
joven, los cabildos tengan la mejor orientación y arrojen los
resultados esperados para el beneficio de su pueblo.

El representante legal de la organización es elegido para un
periodo de cuatro años, de acuerdo con los estatutos. En cada
proceso eleccionario se desarrolla el Congreso de Unuma en
Puerto Gaitán donde participan por lo menos 3 mil personas.

La sede principal de la organización está en el casco urbano de
Puerto Gaitán en una extensión de 7 hectáreas. Cada resguardo
tiene una casa de paso. En este mismo lugar funciona un centro
educativo para preescolar, primero y segundo de primaria.

En busca de la tierra prometida
La situación que hoy vive la comunidad indígena en esta región
no ha cambiado mucho desde aquella época en que empezaron
a llegar conquistadores, misioneros y colonos a estas tierras y la
desplazaron mediante métodos violentos a inhóspitos territo-
rios.

Estas comunidades son desplazadas en su mismo territorio. La
ola de violencia que hace más de cuatro décadas azota a
Colombia también ha lacerado profundamente la idiosincrasia
aborigen. Guerrilla y paramilitarismo los involucraron en sus
acciones y han contribuido con la deserción de muchos de ellos
hacia centros urbanos donde sufren las consecuencias de la
pobreza y la miseria lejos de su entorno natural.

El gobierno nacional intenta remediar la situación creando
reservas indígenas, pero los dirigentes de estas comunidades
han luchado para que se le de aplicación a la Ley 89 de 1890 de
la Corona Española para que se conviertan en resguardos, lo
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que les garantiza una propiedad legítima colectiva de los terri-
torios que han sido expulsados.

Su sedentarismo les ha ocasionado problemas en su campo
social, económico, ambiental y cultural. Son frecuentes las alte-
raciones que este cambio de vida les ha ocasionado. La perma-
nencia en un solo lugar les quita la posibilidad de rotar el uso
de los recursos que le naturaleza les proporciona, por lo que
estos se agotan.

Hoy escasean los animales de monte, fuente vital de la alimen-
tación, lo mismo que la pesca. Cada día se hace más difícil la
recolección de frutos y los pequeños bosques de galería son más
improductivos.

El gran dilema de estas comunidades está planteado: como
acceder a las nuevas tecnologías que les ofrece el mundo
moderno para seguir viviendo sin verse abocados a la destruc-
ción de su cultura. Todo pareciera indicar que sus creencias, sus
prácticas medicinales, su idiosincrasia y su forma de ser las
siguen desplazando sus semejantes, incapaces de respetar una
tradición que parece estar dispuesta a morir de pie, como los
grandes árboles.

División administrativa
Sus inspecciones
San Pedro de Arimena
Cuando en 1.810 se libraban las grandes gestas de la Campaña
Libertadora de los generales Simón Bolívar y Francisco de
Paula Santander en el centro del país, aquí en los Llanos
Orientales se fundaba la inspección de San Pedro de Arimena,
uno de los pueblos más antiguos del oriente metense. Su estra-
tégica ubicación a orillas del río Meta convirtió a esta inspec-
ción en eje fundamental de diversas actividades comerciales
que tenían como referente de comunicación al mencionado
afluente. Fue tal su importancia que allí tuvieron sede las dele-
gaciones que representaban y ejercían autoridad legitimamente
constituida. Sus habitantes sufrieron en carne propia la violen-
cia política desatada tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
Literalmente fue arrasada y como el ave Fénix intentó renacer
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de sus cenizas, pero perdió protagonismo ante el empuje y des-
arrollo de la cabecera municipal de Puerto Gaitán. Hoy es un
referente histórico de singular importancia, como se quiera que
su cementerio reposan las despojos mortales de Guadalupe
Salcedo, aguerrido hombre casanareño que lideró la revuelta de
los liberales, quien luego de entregar las armas al gobierno en
acto cumplido en la hacienda Las Delicias, cayó asesinado en
circunstancias que aún no son claras.

San Pedro de Arimena limita al oriente con El Porvenir y
Puente Arimena; al occidente con San Miguel; al norte con el
río Meta y al sur con la vía central Puerto Gaitán-Puerto
Carreño (vichada)

San Miguel
De acuerdo con la versión oral de Daniel Niño, uno de los más
antiguos habitantes de esta comunidad, en 1.962 llegó a pescar
y construyó un rancho de precarias condiciones, en el que con-
vivió con su esposa. Era época de Semana Santa. Sus compañe-
ros de aventuras regresaron, pero él decidió empezar a construir
su casa y echar a rodar la fundación de una inspección en la que
sus habitantes se ganan la vida pescando en el río Meta, traba-
jando en las haciendas ganaderas o palmeras, y en las compañí-
as petroleras. Don Daniel se mantuvo en su vivienda a pesar de
los reiterados intentos de las autoridades de desalojarlo por con-
siderar que invadía tierras de un hacendado de la región. Pudo
más su obstinación y logró un permiso del gobierno departa-
mental para permanecer en el lugar. Tras de él llegaron muchas
de las familias que hoy conforman esta población.

San Miguel limita al oriente con San Pedro de Arimena; al occi-
dente casco urbano de Puerto Gaitán; al norte con el río Meta y
al sur con la vía central que conduce a Puerto Carreño
(Vichada)

Puente Arimena
En 1.962 surge la creación de la inspección de Puente Arimena.
Entre sus fundadores figuran Segundo Chaparro, Griselda
Aldana, Ovidio Bernal y José María Aldana. Al oriente limita
con El Porvenir; al occidente con San Pedro de Arimena; al
norte con el río Meta y al sur con Planas.
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Porvenir
Frente al municipio de Orocué se fundó la inspección de El
Porvenir, antes llamada San José de Caviona. Esto fue para la
época de la Independencia. En los primeros años de la década
del 70 Escolástico Achagua, Santos Pérez, Mario Torres y
Feliciano Carvajal trazaron el nuevo rumbo administrativo y
social de este poblado, eje fundamental de comunicación fluvial
con el limítrofe departamento vecino de Casanare. Limita con
el departamento de Vichada al oriente; con Puente Arimena al
occidente; con el río Meta al norte y Puerto Trujillo, al sur.

Planas
La violencia política surgida a raíz de la muerte de Jorge Eliécer
Gaitán arrasó con la inspección de Planas, cuya mayoría de
habitantes son indígenas. En 1.932 se gestó su creación por
colonos venidos de Boyacá, pero 30 años después el comercian-
te Heliodoro García y su familia emprendieron nuevamente la
tarea de recuperar la importancia de este centro poblado. Limita
al oriente con Vichada; al occidente con La Cristalina; al norte
con La Cristalina, Puente Arimena y El Porvenir; al sur con el
río Planas.

La Cristalina
Puerto Gaitán es una tierra en permanente crecimiento que con-
tinúa recibiendo a aquellos colombianos que anhelan encontrar
en esta tierra el lugar donde hacer realidad sus sueños. Esto se
comprueba con la creación de la inspección de La Cristalina en
1.990 a cargo de tres visionarios: Vicente González y su esposa
Teresa y Gilberto Gil. Sus límites son: Oriente: Planas-río
Guarrojo; Occidente: casco urbano de Puerto Gaitán. Norte:
Puente Arimena. Sur: vía central a Puerto Trujillo.

Tiyavá
En medio de una exuberante belleza natural se yergue la inspec-
ción de Tillavá, bien al oriente del municipio. Entre serranías,
caños, ríos y extensas sabanas Eberto Baicué, Marcos Torres y
Odilia Navarro emprendieron su fundación hacia 1.984.
Límites: Oriente: Puerto Trujillo; Occidente: río Planas. Norte:
Planas. Sur: municipio de Mapiripán.
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Puerto Triunfo
En 1999 las llamas acabaron con Puerto Triunfo, naciente ins-
pección fundada en 1.985. Hoy su población es mínima.
Hombres como Luís Alejandro Briceño y Heberto Baicué y su
esposa Odilia se mencionan como los creadores de este asenta-
miento humano. Limita con el resguardo Unuma Meta al orien-
te; al occidente con El Tillavá; al norte con el resguardo El tigre
y al sur con Puerto Trujillo.

Puerto Trujillo
Puerto Trujillo es quizás la inspección más apartada del casco
urbano de Puerto Gaitán. Fundada en 1.988 por Jairo Castro,
Luís Alfredo López y Alberto Buitrago. Se halla delimitada por
el resguardo indígena El Tigre. Al oriente limita con el munici-
pio de Mapiripán; al occidente, norte y sur con el resguardo
indígena El Tigre.


Medio natural
Bañado en riquezas
El territorio de Puerto Gaitán está bañado por los ríos
Manacacías, Yucao, Meta, Vichada, Iteviare, Uva, Tillavá,
Planas, Guarrojo y Muco. También son de significativa impor-
tancia las lagunas El Miedo, Las Maracas, La Española, Doña
Blanca, La Unión, El Caribe, Las Delicias, Carimagua, Ivoto, y
Porvenir. Algunos caños de influencia son El Trampolín,
Majaguyal, Las Bateas, San Luís y Amarillo o Embarrado.

Río Meta
Es uno de los grandes afluentes del río Orinoco. Nace en la
Cordillera Oriental y discurre en dirección nordeste hasta la
confluencia de su afliuente el río Cravo Norte y luego por casi
200 kilómetros conforma la frontera colombo-venezolana en
dirección este hasta la desembocadura en Puerto Carreño. Tiene
una longitud aproximada de 1000 kilómetros, de los cuales 785
son navegables. Su hoya hidrográfica tiene una superficie de
93.800 kilómetros cuadrados. Solo recibe grandes tributarios
por la margen izquierda sobre la cual se desborda en la estación
lluviosa, mientras que la derecha forma bancos elevados.
Descubierto por Diego de Ordaz en 1.531.
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Río Manacacías
Es el más emblemático de los ríos de este municipio y quizás el
mayor referente acuático de esta región. Simboliza uno de los
grandes atractivos turísticos para los visitantes. Sus tranquilas
aguas y sus paradisíacas playas en época de verano son orgullo
de los habitantes de Puerto Gaitán. Descubierto en 1.532 por el
jesuita Francisco González, el Manacacías arrastra con muchas
historias que han marcado el desarrollo de esta región. Sus 87
kilómetros se desprenden desde el Piedemonte Llanero y ser-
pentea entre serranías y llanuras para depositar sus aguas en el
impetuoso río Meta, formando junto al Yucao una triada pocas
veces vista en la naturaleza. Su exuberante vegetación y la
abundancia de peces lo convierten en una fuente generadora de
divisas para la economía de la zona.

Río Yucao
Esta arteria fluvial es considerada una de las grandes bellezas
naturales de Puerto Gaitán. Sus blanquecinas playas, la tranqui-
lidad de sus aguas, su riqueza piscícola y la exuberante vegeta-
ción lo convierten en un poderoso atractivo. A Ángel
Villamizar, quien era ayudante de los jesuitas, se le atribuye el
descubrimiento de este río de 69 kilómetros de extensión.

En el territorio de Puerto Gaitán también se destacan los ríos
Muco y Guarrojo, cuyos nacimientos están ubicados en
Fundaciones y Alto Manacacías, respectivamente. También son
parte de el importante cuerpo de agua que existe en esta pobla-
ción el Vichada, Planas, Tillavá, Uva e Iteviare.

Travesías de progreso
Luego de muchos años de espera y de sufrir las inclemencias de
transitar por una vía en pésimas condiciones, Puerto Gaitán
vive de la esperanza de tener algún día, no muy lejano, una
carretera pavimentada en condiciones aceptables que impulse el
incipiente desarrollo que se cierne sobre esta próspera región.
Los asiduos viajeros de esta interminable llanura aguardan con
impaciencia la fecha en que la cinta asfáltica se pierda en las
entrañas de las calles de la cabecera municipal, luego de hacer
tránsito desde las bellas serranías del alto Menegua.
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Con estos 110 kilómetros pavimentados Puerto Gaitán estará
más cerca de los grandes centros industriales, comerciales y
políticos de este país. La esperanza es que esta cercanía en
tiempo real imponga las condiciones anheladas para el desarro-
llo sostenible de una región ávida de un corredor vial que le per-
mita explotar todo ese potencial que la naturaleza le ha regala-
do. Expertos de la economía de este país afirman que de darse
la recuperación de la navegabilidad del río Meta, se hace indis-
pensable la culminación de la carretera como eje central para el
movimiento de la carga que ingresaría Venezuela y otras latitu-
des del mundo.

Esta es una de las vías de más alto índice de movimiento de
tractomulas en el país, puesto que son utilizadas para transpor-
tar los crudos de los pozos petroleros de Puerto Gaitán hacia las
zonas industriales de Colombia. Este intenso flujo genera el fre-
cuente deterioro del carreteable, imposibilitando el normal trán-
sito de buses y demás automotores que movilizan pasajeros o
carga. Este es el gran temor de muchos, porque las obras de
pavimentación no aguanten el intenso ritmo de los pesados
vehículos que a diario cubren el trayecto.

Las inspecciones y demás centros poblados en comprensión de
Puerto Gaitán se comunican a través de trochas o vías terciarias
que en épocas de invierno se tornan intransitables generando
pérdidas económicas para sus habitantes e incomunicándolos
con el resto del departamento.

La comunicación fluvial, que ha perdido terreno frente a la
terrestre, también es otra alternativa con la que cuentan los por-
togaitanenses. Los tres principales ríos que los circundan, el
Meta, Manacacías y Yucao, permiten el desplazamiento de
embarcaciones de pequeño tonelaje en las que se movilizan
pasajeros y carga.

Con escasa frecuencia se utiliza el transporte aéreo. Pequeñas
aeronaves cubren el itinerario a Puerto Gaitán en donde se
encuentra una pista de aterrizaje en aceptables condiciones,
habilitada y autorizada por la Aeronáutica Civil. Tal vez el
intenso desarrollo poblacional obligue a que en muy pocos años
sea trasladada, porque ya existen viviendas a su alrededor.
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Bellos y salvajes
La extensa jurisdicción de Puerto Gaitán es una tierra privile-
giada en la que no es difícil encontrar la más variada fauna
representativa de la Orinoquia colombiana, aunque justo es
reconocer que la despiadada e indiscriminada caza tiene a
muchas de estas especies muy cerca de la extinción total.
Animales salvajes son perseguidos inmiscericordemente por las
delicias de su carne o por el alto valor de sus pieles. Por eso ya
no es común observar en esteros y sabanas las grandes manadas
de chigüiros; o salir a la manta de monte y ver correr por entre
arbustos y matorrales las ágiles lapas o los picures, apetecidos
a la hora de una suculenta comida; la altivez y la belleza de los
venados se ha extraviado en esta vasta región y para poder ver-
los es necesario adentrarse en apartadas praderas donde inten-
tan subsistir lejos del hombre.

La danta, el zaíno, el armadillo, el cachicamo o la tortuga (en
cada una de sus especies) también de carnes apetecidas en la
mesa han ido desapareciendo con el paso del tiempo. Han
sucumbido ante el ímpetu desmedido del hombre insaciable y
desconsiderado con las riquezas de la naturaleza. Muchos con-
virtieron a estos animales en trofeos de caza y los matan, en la
mayoría de los casos, para exhibirlos y luego tirarlos a las ori-
llas de un caño, de un río o simplemente en la caliente sabana.

Mientras tanto en los grandes árboles, entre coquetos y asusta-
dos saltan de rama en rama los micos y monos araguatos, que
con sus estridentes silbidos o cánticos indescifrables anuncian
un aguacero o simplemente saludan la inmensidad de la noche.

El cielo infinito se tiñe de plumaje de mil colores cuando en él
revoletean las aves que surten de belleza este paraíso natural.
Nombrarlas todas, interminable sería, pero justo sería mencio-
nar a los garzones, quizás las más grandes que habitan esteros
y morichales; las garzas con sus delgadas extremidades, delica-
das se posan en medio de incomparables parajes; De pronto
surge la algarabía de una manada de loros y guacamayas, bien
sea porque llegan o emprenden un viaje hacia otros lugares;
Con su cantar característico el chiriguare se convierte en testi-
monio de vida en indómitos parajes, mientras que en lo alto el
gavilán aguza su mirada en busca de la presa taciturna del día.
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Mientras que miles de aves vuelan de un lado a otro en busca
de mejores oportunidades de vida, los lechos de los ríos, lagu-
nas y caños guardan celosos abundantes especies de peces que
adornan los acuarios de Colombia y otros países del mundo.
Hasta hace algunos años términos como riqui raque, cardenal,
brillante, rojito, moneda, el famoso chorrosco o cuatro líneas,
leporino, chiloe, tijero, mojarra o tigrito hacían parte del len-
guaje común de una población que tenía en estos ejemplares su
sustento de vida.

Junto a la belleza de esas exóticas especies, en Puerto Gaitán
también abundan peces de exquisitas y apetecidas carnes en los
más exigentes restaurantes colombianos. Uno de ellos es la
famosa cachama, tan famosa que hasta festival le realizan en
esta tierra. Es quizás el mejor referente del hombre pescador y
un plato obligado de pedir cuando se ponen los pies en la geo-
grafía del oriente metense. El Yamú, menos famoso que la antes
mencionada, pero igual o más delicioso aún; la payara, fantás-
tica a la hora de pescarla con caña o anzuelo tradicional. Tenerla
en tierra se convierte en todo un espectáculo y un reto para el
más avezado pescador; El pesado valentón o el gigante amari-
llo se convierten en filetes de inigualable sabor, previo proceso
de aventura a la hora de caer en la red. El caribe o piraña (roja
o negra), la palometa, el pavón, la dulce guabina, el resbaloso
baboso, el bello bagre, el inconfundible y sabroso yaque y otro
sinnúmero de especies se refunden en los amplios cuerpos de
agua que existen en esta tierra.

Si existe variedad de fauna, es necesario admitir que también
abunda la flora en la región, la que también ha sido sometida a
un ignominioso proceso de deforestación para adelantar proce-
sos ganaderos, sembrar cultivos ilícitos o simplemente porque
el colonizador convierte en conucos para sembradíos de pan
coger amplias extensiones de selva en la que a diario desapare-
cen árboles nativos, generando daños irreversibles a la natura-
leza. Esta tala indiscriminada también se origina en el afán des-
medido de la explotación maderera.
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La tradición maderera de esta tierra se refleja en árboles de gran
tamaño como el algarrobo, el aceite, el cachicamo, el cedro, cai-
mito, el majagüiyo, gualanday, el guásimo, pavito, saladillo,
caño fistol y hobo.

Esta fauna y flora se disemina en un territorio formado por
serranías de escasa elevación y extensas estepas en la que se
destacan amplios bosques tropicales y selva húmeda.

Economía
Vocación por el campo
La vocación trabajadora de los habitantes de Puerto Gaitán se
refleja en actividades agrícolas, ganaderas, piscícolas, explota-
ciones petroleras y madereras. Son estos los renglones funda-
mentales del desarrollo económico de la región. Aunque es
menester destacar el empuje del comercio en general en esta
población.

Con un hato ganadero que supera los 140.000 ejemplares vacu-
nos, Puerto Gaitán se erige como una de las zonas de mayor
reactivación de este renglón de la economía en el departamen-
to. El mejoramiento genético y una explotación acorde con los
adelantos tecnológicos hacen de la ganadería de esta región una
de las más destacadas en el oriente de la Orinoquia.

Aunque algunos ganaderos continúan con prácticas ancestrales
como el rezo para el tratamiento de enfermedades de los semo-
vientes, es bueno significar que la inmensa mayoría de propie-
tarios de haciendas y fincas recurren a un control sanitario audi-
tado por el Instituto Colombiano Agropecuario,ICA, lo que per-
mite una lucha frontal contra enfermedades como la fiebre afto-
sa y la brucelosis. Esta preocupación por producir vacunos
libres de enfermedades infectocontagiosas, se refleja en la aper-
tura de nuevos mercados para la carne y la leche que en este
municipio se produce.

Si bien es cierto que se han mejorado las praderas, aún predo-
minan las grandes extensiones con pastos naturales como gua-
ratara. Sin embargo, en los más recientes años se ha visto el
interés de los hacendados de sembrar en sus potreros
Brachiaria, Dicteneura, Decumbens y Humedícola.
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En menor proporción se destacan los cerca de 5.000 equinos,
4.000 porcinos y una mínima población de semovientes ovinos.

Haciendas como Caviona, Bramaderos, Las Delicias, Bonanza,
Malabares, Bengala, Carimagua, Penjamo, Campo Alegre,
Guaramaco, Poco a Poco, Tabary, La Aleva, El Merey y
Cimarrón hacen parte del historial ganadero de Puerto Gaitán.
La familia Riobueno fue una de las pioneras en el estableci-
miento del hato ganadero en tierras de lo que el gobierno con-
sideró reserva indígena y en las que hoy está asentado el res-
guardo Wacoyo. Famosas fueron sus haciendas Santa Isabel y
Santafe en cercanías al casco urbano de la población.

La vocación agrícola de sus habitantes se refleja en cultivos de
maíz, palma africana, arroz, plátano, yuca. Ante recientes inves-
tigaciones sobre los suelos de altillanura se intensificó el culti-
vo de forrajeras como la soya y el maní, por lo que muchos
empresarios, especialmente avicultores han decidido invertir en
esta tierra a la que consideran como un gran potencial para el
fortalecimiento de esta industria.

Hace dos décadas, aproximadamente, Puerto Gaitán era uno de
los municipios que más peces ornamentales comercializaba en
el departamento. Muchas de estas exóticas especies eran envia-
das a mercados internacionales como Estados Unidos. Sin
embargo, en los últimos años se vino a menos y muchos de los
que vivían de esta actividad hoy conforman los equipos de tra-
bajo de las compañías petroleras, de las haciendas donde se cul-
tiva palma africana o simplemente se dedican a otras activida-
des más lucrativas y menos rudas. Aunque ha disminuido su
producción, este puerto fue importante en la explotación de
peces comestibles como la cachama y los de cuero, tan apeteci-
dos en el centro del país. Troncos familiares jalonaron esta acti-
vidad, como por ejemplo don Rafael Medina y esposa Emilia
Prada (Q.E.P.D), don José Vergaño (Q.E.P.D.) y su esposa
Ursula; Carlos González Trigos y familia; don Leandro Unda,
su esposa y sus hijos; don Baudelino Parra (sus hijos hoy se
mantienen en este próspero negocio), don Pedro Guerrero y
familia. Armados de chinchorros y redes, revestidos de estoicis-
mo y mucha paciencia se abandonaron a este arte y lograron
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constituir microempresas familiares generadoras de fuentes de
empleo y de recursos económicos para la población.

La explotación de maderas, hasta hace algunos años, fue otro
importante renglón de la economía en la jurisdicción de Puerto
Gaitán; sin embargo, los estrictos controles de las autoridades
ambientales frenaron la tala desenfrenada de extensas áreas de
bosques de sabana. Desde apartadas regiones se movilizaban
pesados camiones cargados de toneladas de árboles maderables
que terminaban en los mercados de Villavicencio o del centro
del país. A pesar de los esfuerzos de los organismos de control
de los recursos naturales, el daño que se le causó al ecosistema
es irreversible, por lo que no es raro encontrar amplias zonas
completamente deforestadas.

Petróleo
De las entrañas de la tierra
Puerto Gaitán se convirtió en la niña de los ojos bonitos. De un
momento a otro sus extensas llanuras se vieron invadidas por
extraños vaqueros que al timón de pesadas tractomulas empe-
zaron a llevar a los grandes centros de consumo el petróleo des-
cubierto en tierras donde nadie imaginó que hubiesen yacimien-
tos del denominado oro negro. Desde la década del 30 del siglo
pasado se explora con detenimiento cada rincón en busca de
este líquido viscoso, tan apetecido en todas las economías del
mundo. Desde 1.930 la Empresa Colombiano de Petróleos,
ECOPETROL, bien sea por inversión directa o a través de con-
tratos de asociación, ha hecho presencia en esta región.

La Troco, legendaria compañía petrolera fue de las primeras en
realizar la exploración de aquellos sectores donde podía encon-
trarse este producto. También se destaca la presencia de la
Chevrom Petroleum Company, G.S.I, S.T.I Tethys Petroleum
Company. Actualmente la explotación petrolífera en Puerto
Gaitán la ejecutan las multinacionales Hupecol y
Metapetroleum Limitada.

Hupecol a través del contrato de asociación Caracara-Puerto
Gaitán explota el bloque Cabiona, cuya firma con ECOPE-
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TROL se hizo en el 2001 para una cobertura de 141.320 hectá-
reas. Esta empresa emprendió la exploración del pozo Jaguar 1,
2 3 y Caracara 1. Este contrato tiene una duración de 25 años y
se esperan reservas de por lo menos 2.500.000.000 barriles.

Mientras tanto Metapetroleum realiza sus actividades explora-
torias en el campo Rubiales, que comprende un área de 56.900
hectáreas. A la fecha la producción en los pozos perforados está
cercana a los 10 mil barriles diarios.

Además de la generación de fuentes de empleo y la inversión
social que adelantan en las comunidades de sus áreas de
influencia, estas multinacionales petroleras contribuyen con el
fortalecimiento institucional como se quiera que el municipio
recibe millonarios recursos producto de las regalías del petró-
leo, las que por ley deben invertirse en salud, educación y sane-
amiento básico.

Especialistas en el tema petrolero auguran que la producción
aumentará considerablemente en los próximos años, lo que de
inmediato se reflejará en la inversión social en las comunida-
des, puesto que el gobierno municipal recibirá más recursos
provenientes de las regalías.




Turismo
Belleza pintada al natural
Tierra privilegiada por Dios, Puerto Gaitán está predestinado
para ser el gran receptor del turismo en el oriente metense. Son
sus bellezas naturales las que invitan a vivir experiencias y
aventuras inolvidables. Paisajes exóticos, flora exuberante, ríos,
caños y lagunas que difícilmente se encuentran en otros luga-
res, la hospitalidad de sus gentes, gastronomía que le rinde
culto a la exquisitez y al buen gusto, son parte la oferta con que
cuenta esta próspera región que apenas empieza a despertar
frente a la que se le considera una de las empresas más renta-
bles del mundo, como lo es el turismo.

La fantasía de adentrarse hacia el llano en el que está ubicado
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Puerto Gaitán empieza a vivirse desde el Alto Menegua. Desde
esta serranía se vislumbra un paisaje encantador. La Ruta del
Amanecer Llanero, una de las tres en las que se ha dividido
turísticamente el departamento del Meta, que serpentea por
entre atractivas fincas agroturísticas, extensos cultivos agríco-
las y grandes haciendas ganaderas lo llevará hacia un destino
turístico envidiable.

El río Manacacías, quizás el mayor referente turístico con que
se le identifica a Puerto Gaitán, se abre generoso al visitante
para que disfrute sus tranquilas aguas y se extasíe con sus pla-
yas de arenas calientes y cristalinas. Es el escenario ideal para
la práctica de deportes como el esquí náutico o vivir las emo-
ciones de la velocidad en un jet sky. A otros les es más atracti-
vo conocer toda la dimensión de este bello río montados en una
voladora, chalupa o canoa. El Manacacías deja de existir en el
sitio conocido como Las Delicias, donde junto al Yucao, le
entregan sus aguas al caudaloso Meta. Esta hermosa triada,
adornada de playas blanquecinas, llama la atención de los visi-
tantes ávidos de vivir el inolvidable espectáculo de las toninas,
que entre tímidas y recelosas, se asoman en tardes alumbradas
por el sol para hacer parte de este encanto natural del que es pri-
vilegiado Puerto Gaitán.

El Yucao, otro de los grandes atractivos turísticos de Puerto
Gaitán, es un oasis plagado de playas de arena blanca y uno de
los lugares favoritos de los amantes de la pesca. Su entorno
natural, su abundante vegetación, la riqueza ictiológica y sus
aguas calmadas le dan ese toque único de escenario natural
ideal para el descanso, aventura y recreación.

Junto a estos dos importantes cuerpos de agua, también se des-
tacan otros atractivos de igual belleza natural. Los altos
Neblinas y Soplavientos, dos extraordinarios miradores natura-
les que se encuentran a pocos minutos de la población. En ellos
se hace fácil contemplar el espectáculo de un amanecer o un
atardecer pintado con paleta de mil colores. Su estratégica ubi-
cación invita a disfrutar de una envidiable vista de las playas
sobre el Manacacías o empezar a divisar el infinito horizonte de
los Llanos Orientales.
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




Enormes lagunas naturales también hacen parte del rico inven-
tario turístico natural de esta tierra. Ubicadas en diversos secto-
res de la geografía portogainense, guardan paisajes de singular
lindeza y durante años han sido fuente inagotable de alimento
para muchas familias. Llegar a ellas es un paseo que bien la
pena vivir. En medio de la extensa sabana inesperadamente uno
se encuentra con un lugar que parece un espejismo lleno de
agua:la laguna de Carimagua, ubicada en jurisdicción del otro-
ra gran centro de investigación agropecuaria del mismo nom-
bre, esta adornada por una especie de islas flotantes colmadas
de palma de moriche. Luego de hacer un recorrido que no supe-
ra los cien kilómetros se llega a este lugar que parece haber sido
creado para practicar en sus aguas diversas actividades en
medio de una singular tranquilidad.

Sin ir tan lejos y adentrándose en el bajo Neblinas se encuentra
la laguna Las Maracas. Hermosa, hecha de formas caprichosas
y rodeada de grandes árboles. Varias generaciones han encon-
trado paz, reposo y descanso en sus aguas o en sus alrededores.
Especies de peces como el pavón y el caribe, de delicioso sabor,
se pescan con facilidad. Muy cerca de esta, encontramos la
Laguna del Miedo, perdida en medio de extrañas levaciones de
tierra. Contemplarla es un espectáculo de infinita belleza. Muy
cerca de éstas también se puede disfrutar de La Española, otro
encanto natural de Puerto Gaitán. Perdida entre árboles y mato-
rrales se convirtió en escenario ideal para la filmación de esce-
nas de algunos seriados de televisión. Su cercanía al río
Manacacías originó el nombre de las Playas de la Española, una
de las más concurridas en épocas de verano.

El viaje a las playas de La Española dura 15 minutos en vola-
dora o yate. Este recorrido permite apreciar un paisaje simple,
pero hermoso. Es experimentar el toque de la brisa que suaviza
las altas temperaturas y disponerse a una jornada cargada de
emociones irrepetibles. Aquí los amantes del camping encuen-
tran el lugar siempre soñado para gozar de noches cargadas de
luna llena. Nada más placentero que sentir las alas de la liber-
tad con el arrullo de las aguas del Manacacías, que tranquilas
viajan sin la premura del tiempo.

Cuando el verano se acerca miles de aves de diversas partes del
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




mundo emprenden largas travesías para cumplir con una cita
que con el paso de los años tiende a convertirse en uno de los
espectáculos rituales que solo el mundo natural es capaz de
ofrecerle al ser humano. Todos los años, a la misma hora y en
el mismo lugar se encuentran para compartir un escenario que
se pinta de plumajes de todos los colores habidos y por haber:
El Estero de Las Delicias. Rodeado de pequeñas elevaciones de
tierra alberga en sus aguas muchas especies de peces, que son
el preciado botín de las aves que llegan hasta allí a saciar su
hambre para cargarse de energía y emprender el regreso. Muy
cerca del Manacacías, del que solo lo separan unas montañas,
está este celestial escenario de vida y belleza.

Don Arcadio es un nombre y un hombre que permanecerá en el
tiempo a todo lo largo y ancho de las grandes praderas que cir-
cundan a Puerto Gaitán. Tal vez muy pocos se acuerden de que
Flores es su apellido. Razones hay para afirmarlo. Es uno de
los cofundadores del municipio. Hace varias décadas se afincó
en esta tierra donde nacieron sus hijos y extendió su descenden-
cia. Su carácter particular, su alegría permanente y la predispo-
sición para la fiesta, lo convirtieron en un personaje cargado de
civismo, hospitalario y desinteresado. Jovial y descomplicado
no ha tenido reparos en convertir su hogar de descanso en un
atractivo turístico. Allí se encuentra un pozo de agua natural en
el que varias generaciones se han confesado amor eterno. En
medio de sus morichales y árboles frondosos las familias prepa-
ran deliciosos sancochos en los comienzos del nuevo año y
otros aprovechan para juguetear con sus hijos y amigos en
medio de un sol abrasador. Nada más placentero que llegar allí
y encontrarse con la cálida sonrisa de Rosita, la esposa de
Arcadio, que dadivosa recibe a esos amigos que no conoce con
una helada cerveza. Sería sacrílego ir a Puerto Gaitán y no
echarse un chapuzón donde ‘el viejo Arcadio’.

A muchos la nostalgia los invade cuando se menciona ‘El
Trampolín’. Hasta hace algunos años la ‘vedette’ de los atracti-
vos turísticos en Puerto Gaitán. Fue un inmenso caño de aguas
cristalinas, que se convertía en el oasis para sofocar el intenso
calor. Fresco y taciturno vivía en medio de morichales y rodea-
do de arenas blancas. Los turistas, junto a los lugareños, retoza-
ban en ellas sin importarles el paso del tiempo.
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Lamentablemente la falta de conciencia a la hora de preservar
el medio ambiente motivó que este paradisíaco lugar desapare-
ciera lentamente. Hoy solo queda un hilillo de agua que se
arrastra pesadamente en medio de proyectos habitacionales. La
majestuosidad que ayer ostentaba solo vive en la memoria de
quienes en él forjaron conquistas amorosas o consolidaron rela-
ciones personales. Es una lástima afirmar que ‘El Trampolín’ se
desapareció como agua por entre los dedos de las manos.
Aunque en esta tierra las bellezas naturales se dan silvestres,
hoy muchos se lamentan que no se haya conservado un lugar
tan encantador.

Espectáculo del hombre pescador
En el Puerto Gaitán de 1986 las baladas, el rock americano, los
vallenatos y la música tropical inundaban los ambientes en que
se movían los jóvenes de la época. Tímidamente se escuchaba
la música llanera. Esto era una paradoja en una tierra tan llane-
ra como el mismo llano. Además, hacía por lo menos ocho años
que en esta población no se realizaba un evento de importancia,
pues sin que hasta el momento se sepa explicar el porqué, había
una suspensión para la realización de las tradicionales ferias y
fiestas. Esta era una situación que generaba preocupación entre
sus habitantes.

Uno de ellos era Edgar Ricardo Talero Flóres, dinámico joven
nacido en Neiva (Huila) un 13 de abril de 1963. Desde los seis
años había llegado a este Llano y se enamoró de él. Su mente
inquieta le llevó a plantear la necesidad de realizar un evento de
trascendencia que atrajera muchos turistas. Algún día de 1.986
se reunió con Jairo Solano Sarmiento, el popular ‘Topo’, en la
Española, tradicional heladería en el centro de Villavicencio.
De ese encuentro surgió la necesidad de hacer una festival que
le diera nombre y realce a Puerto Gaitán y le permitiera a sus
frecuentes visitantes un espacio donde disfrutar de las bondades
de las costumbres y el folclor del llano. Se acordó que se haría
en homenaje a la cachama, considerado el pez rey en las com-
petencias que con frecuencia realizan los clubes de caza y pesca
que tienen sede en este municipio. Inicialmente se pensó en lla-
marlo Festival Entrerríos, como un reconocimiento a los gran-
des cuerpos de agua que bañan este territorio, especificamente
por el punto donde confluyen los afluentes Manacacías, Yucao
y Meta.
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En medio del análisis de las alternativas se decidió llamarlo
Festival de la Cachama. Su primera versión se realizó a finales
de abril y comienzos de mayo de 1.986 en el estadero El Oasis,
propiedad del ex alcalde José Camargo Silva. Aries Vigoth,
rutilante figura de la canción llanera, fue uno de los invitados y
tan solo cobró $70.000, aunque pidió a los organizadores que
difundieran la versión de que su presentación valía $1’000.000.
Según él, poco le importaba el dinero, tan solo quería aparecer
como uno de los cofundadores del certamen folclórico. El
Grupo Colombia, de la mano de Pedro Pablo Pérez Puerta, fue
el grupo base. Más que festival fue una verbena popular que le
dio origen a un evento que se ha caracterizado por el rescate de
los valores autóctonos y la promoción de los nuevos valores
artísticos de Puerto Gaitán. Dentro de su filosofía también se
contempla crear una identidad cultural y mostrarle a Colombia
y al mundo la riqueza biológica e hídrica de la jurisdicción.

Este fue el punto de partida de un evento que cada año crece en
prestigio y en organización. Muchos escépticos aunaron esfuer-
zos y le dieron un vigoroso impulso a un certamen que se con-
virtió en reactivador de la economía local y orgullo para sus
habitantes. Sus polvorientas calles se vieron inundadas de ilus-
tres visitantes y forasteros a los que solo les importaba disfrutar
de una programación pocas veces vista en otros eventos.

Reconocimiento especial merecen hombres de la talla de Jairo
‘El Topo’ Solano con su programa Por los Caminos del Llano
en la Voz de los Centauros, Gil Arialdo Rey Roa, director de
Llano Y Selva en La Voz del Llano, quienes se convirtieron en
difusores permanentes de un evento que en muy poco tiempo
trascendió las fronteras de lo local para insertarse en el contex-
to nacional e internacional. El apoyo de los medios, que lo aco-
gieron como propio fue fundamental para el éxito de un festival
que en sus comienzos hubo de financiarse con verbenas, fiestas,
venta de licor y comida, cuyos recursos se destinaban para el
pago de una logística que cada año exige más inversión por la
altura y calidad de su programación.

El Festival de la Cachama se convirtió en la mejor plataforma
de lanzamiento para las nuevas figuras de la canción llanera y
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para muchos de los que hoy son presentadores o maestros de
ceremonias de los más importantes eventos folclóricos en los
Llanos Orientales. Leydi Lara, Javier Aldana, Carlos Eduardo
Sánchez, Pedro Simón Romero, Robinson Gómez, Lorgio
Rodríguez, empezaron a labrarse en la concha acústica de
Puerto de Gaitán un futuro promisorio tapizado de grandes éxi-
tos. Ellos emprendieron el camino de una sólida carrera que los
tiene en la cumbre de las grandes estrellas del joropo.

Las voces de los presentadores Misael Fierro Guayara y Luz
Mary Torres, hijos de esta tierra, empezaron a escucharse en el
Festival de la Cachama y de allí han llegado a los mejores esce-
narios en los que se realizan eventos como el Torneo
Internacional del Joropo en Villavicencio, Festival
Internacional Folclórico de San Martín o Festival del Retorno
en Acacías. Hoy son otros los que se están abriendo paso en esta
bella profesión y tienen en el Festival de la Cachama una opor-
tunidad dorada.

 Necio sería no reconocer el aporte de la señora Stella Caicedo
de Quijano (Q.E.P.D) Óscar Chaquea (Q.E.P.D) prominente
ganadero muerto en un absurdo accidente de tránsito, quien se
convirtió en uno de los grandes padrinos del evento, especial-
mente en el apoyo a las grandes tardes de toros coleados. Como
un homenaje perenne a su memoria, la manga de la población
hoy lleva su nombre; José Antonio Fierro Trujillo, el eterno
caporal de manga; Luis Eduardo Soto, Faustino Enciso, César
Calderón, Humberto Daza, Gloria Gutiérrez, Germán González
y Alirio Plata, entre otros, quienes aportaron experiencia, tiem-
po y dedicación para que cada uno de los eventos programados
se realizarán tal como estaban previstos. El trabajo de llano en
todo su esplendor atraía a miles de turistas ávidos de ver la
monta del potro cerrero y el toro matrero, el ordeño de la vaca
mañosa, la varillada (carrera) de caballos y el espectáculo del
coleo, donde las mujeres bellas y exuberantes, como esta tierra,
se confunden con los hombres recios y decididos.

Pero más allá de las bondades folcóricas, turísticas, económicas
y sociales que ha engendrado el Festival de la Cachama, se des-
taca la siembra de conciencia ambiental entre los habitantes de
Puerto Gaitán que han entendido la importancia de preservar
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los recursos naturales, porque de ello depende de que el evento
se siga organizando. En sus comienzos se hacían una especie de
exorcismos enterrando simbologías alegóricas a la pesca con
dinamita, la tala indiscriminada de bosques y la rampante con-
taminación.

Puerto Gaitán es una tierra donde más del 50% de la población
que la habita es indígena, razón más que elemental para incluir
cada año una sustanciosa muestra de la cultura, gastronomía,
competencias (canotaje y disparo con arco y flechas) y tradicio-
nes de la etnia Sikuani en busca de preservar este valioso lega-
do que se resiste a claudicar ante la incesante presión de la
modernidad. Este es otro de los grandes logros que merecen
destacarse dentro del Festival de la Cachama.

Las tranquilas y reposadas aguas del majestuoso Manacacías se
convierten en un trazo de mil colores cuando explotan en el aire
los famosos juegos pirotécnicos o de luces artificiales, marco
fantástico de un inolvidable desfile de tonineras, donde las
mujeres bellas le roban un espacio a la naturaleza para contri-
buir con la grandeza del certamen. La noche cómplice se des-
playa silenciosa para llenar de arreboles la mágica noche de La
Bola de Fuego, alegoría a una de las más enigmáticas leyendas
de hombres curtidos en el llano.

El pescador, ese hombre silencioso y taciturno que en cada
mañana o al caer la noche sale en busca del sustento para su
familia, encontró en el Festival de la Cachama el reconocimien-
to que casi nunca se le hace. Su actividad propia es parte inte-
gral del evento. Ellos saben que cada año deben pescar el mejor
ejemplar de la cachama, lo que además de dinero en efectivo,
les da reconocimiento y prestigio. Los hombres del agua saltan
al escenario con el producto de una extenuante jornada. La que
más pese se llevará el premio especial y una serie de algarabías
de los espectadores que observan maravillados como estos
hombres dejan a un lado su canoa, el canalete, las redes y el
chinchorro para recibir la admiración de quienes jamás han
visto en su vida. Pedro Guerrero, veterano pescador de piel
cetrina, baja estatura y ojos verdes, aparece en los registros
como el primer ganador del concurso del Pesaje de la Cachama.
Fernando Villalobos y Hermes Silva, hoy concejales de la
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población, lanzaron la carnada para alzarse con el primer pues-
to. Hombres que han hecho de la pesca una digna profesión
como Lelio Carvajal y Enrique Useche, recibieron tributo a su
esfuerzo al llevar a la pesa las cachamas más pesadas.

El Festival de la Cachama es quizás uno de esos eventos del que
muchos guardan hermosos recuerdos. Bien sea porque se lo dis-
frutaron al máximo en noches de luna llena, o porque les dio la
inmensa posibilidad de mostrar sus dotes como cantantes o
compositores. La canción inédita en homenaje al festival se
convirtió en la tribuna de expresión que muchos esperan cada
año para explotar ese autor escondido que muchos llevamos
dentro, pero que por falta de oportunidades no podemos mos-
trar.

En 1.989 mediante acuerdo aprobado por el concejo municipal,
el Festival de la Cachama se institucionalizó. Las bases del
Festival Internacional Folclórico del Llano, que en cada
noviembre se realiza en San Martín, nutrieron la iniciativa que
hoy es ley de Puerto Gaitán.

El objetivo de la creación del Festival de la Cachama está cum-
plido. Si bien es cierto que la música foránea sigue sonando en
Puerto Gaitán, también es muy cierto que las semillas de la
música llanera se están sembrando en una dinámica juventud
que con orgullo y tenacidad lucha para cantar a los cuatro vien-
tos que en esta tierra está echando raíces su majestad el joropo.
Por eso a muchos se les pone arrozuda la piel cuando en un
escenario observan a los hijos de esta llanura exponiendo su
clase y su talento.

Edgar Ricardo Talero Flores, aquel mozalbete que a los seis
años llegó a esta tierra y se enamoró de ella para ser alcalde y
concejal, recuerda con orgullo y nostalgia que valió la pena el
sacrificio, no importa que en alguna oportunidad estuvo a punto
de perder su patrimonio de familia: la panadería La Espiga
Dorada, porque el Festival de la Cachama dejó pérdidas por
$86.000, que él asumió con decoro.

En medio del crecimiento sostenido del Festival de la Cachama
no se puede dejar en los manteles del olvido las tradicionales
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ferias y fiestas que cada año se convertían en un carnaval donde
los ganaderos, pescadores y comerciantes buscaban la hegemo-
nía haciendo que su reina fuera la ganadora. Para ello era nece-
sario que recaudara la mayor cantidad de dinero posible.
Hombres como Jesús Ospina, Álvaro Ramírez, Horacio Álva-
rez y Manuel Talero (Q.E.P.D) les brotaba el civismo por los
poros y se echaban en sus hombros la organización de este
evento.

El hijo de las dificultades
El coleo en Puerto Gaitán es hijo de las dificultades. Una tierra
de tradición ganadera jamás se había embarcado en la aventura
de organizar una faena de este deporte. No existía manga y los
coleadores eran perfectos novatos que dejaban volar sus sueños
en las vastas praderas. Solo se vivía de las historias orales de lo
que acontecía en otras poblaciones cercanas. El Festival de la
Cachama parecía estar condenado a vivir su esplendor sin con-
tar con las emociones y pasiones que la trilogía hombre-caba-
llo-toro suele despertar en un terreno que escasamente llega a
los 300 metros de largo.

Pero las ganas le pueden al miedo, dicen por ahí. En una tarde
de calor abrasador en la que la brisa estaba quieta, un puñado
de hombres emprendió la ardua tarea de hacer coleo con los
mejores exponentes en los Llanos Orientales. En una improvi-
sada manga de madera los vaqueros de las haciendas vecinas
vieron realizados sus sueños: montados en caballos criollos se
convirtieron en epicentro del espectáculo y de las miradas rece-
losas de quienes no creían en que ellos, acostumbrados a cabal-
gar a cielo abierto en medio de grandes manadas de ganado,
pudiesen adaptarse a las exigentes condiciones de una manga
atiborrada de público. Armados de valor y astucia se las inge-
niaron para hacer de las vueltas de campana y campanilla ese
ingrediente que le estaba haciendo falta a la más popular de las
fiestas en el oriente metense.

Luego de la experiencia de este coleo doméstico, Luís Eduardo
Soto, Raúl Mora, José Ignacio Arévalo, Faustino Encizo,
Germán González y Eliécer Sanabria, con el apoyo del alcalde
José Camargo Silva pasaron de la simple tertulia a algo serio y
trazaron línea para que la faena diaria de los vaqueros se con-
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virtiera en ese condimento especial que le diera la sazón que
necesitaba el Festival de la Cachama.

En medio de discusiones al calor de unos cuantos aguardientes
llaneros surgió la idea de crear el primer club de coleadores de
Puerto Gaitán. Su nombre Chiriguare en honor a una hacienda
propiedad de Raúl Mora, a orillas del Manacacías. Era el primer
paso para que los practicantes de esta disciplina hicieran parte
de la Liga y la Federación Colombiana de Coleo. La energía fue
bien canalizada y se organizaron tardes dignas de las grandes
mangas en los Llanos. Estos osados hombres fueron más allá y
crearon su evento propio.

Así surgió El Gran Parrando Internacional ‘El Chiriguare de
Oro’. Los más avezados coleadores se daban cita cada año en
las calientes planicies de Puerto Gaitán en busca del honor y la
gloria que les significa obtener este galardón. Pero así como
surgió también se evaporó. Las envidias y los celos dieron al
traste con esta propuesta que le permitió a los portogaitanenses
disfrutar de jornadas inolvidables. Al club Chiriguare se lo
tragó la manigua y surgió el club de Coleadores de Puerto
Gaitán, que intenta mantener las expectativas que se han gene-
rado para el coleo este municipio.

En Puerto Gaitán se vivieron los estertores de la pureza del
coleo criollo. El de la sabana llevado a las grandes mangas. El
de hombres enjutos y de rostro quemado por el sol, pata al
suelo, pantalón arremangao, sombrero con barbuquejo, halando
a una sola mano, montados en un caballo propio de la tierra,
camisa desabotonada y anudada a la cintura, a los que solo les
interesaba ganarse el beso de la mujer más bonita que les impo-
nía la cinta; porque ahora la historia es otra. Llegaron los enor-
mes cuarto de milla y hombres que meten su cabeza en un
casco, se ponen guantes y botas con espuelas, muchos tienen
más pinta de niños bonitos que de hombres que se dedican a
esta ruda faena. Con su ambición por llenarse las alforjas en tar-
des teñidas por el crepúsculo y la fortaleza de sus cabalgaduras
arrasan con todo. Hasta con la tradición de una disciplina absor-
bida por tecnología y la comercialización. A muchos estos cam-
bios les dispara la nostalgia y les remuerde la conciencia de
saber que de los coleos de pueblo, solo quedarán fotos amari-
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llentas y uno que otro lamento. Nada más.

Mientras tanto los coleadores que a diario cabalgan en esta lla-
nura infinita viven de las ilusiones de volver a la manga ‘Óscar
Chaquea Blanco’ en busca de los aplausos, no importa que
ahora tengan que compartirlos con las consideradas ‘vacas
sagradas’ del coleo en Colombia. Ellos, cabalgando en sus mon-
turas inexpertas para estas lides, saben que a la hora de estar
tras el rabo de un pesado toro solo cuenta el valor y la decisión
de ir por la mejor coleada de la tarde. Al fin y al cabo es en su
tierra en donde tienen esta única oportunidad de ser estandartes
de una tradición que cada día se moderniza más.

Culto a la belleza natural
Sol, playa, rumba, mujeres bellas y perturbadoras. O mujeres
bellas y perturbadoras, rumba, playa y sol. El orden es lo de
menos, pues todos estos son elementos fundamentales de un
evento que concita el interés de aquellos colombianos que
anhelan iniciar cada año con mucha alegría y felicidad. Ellos
saben que eso lo encuentran en el puente festivo de Reyes en
medio de postales naturales perdidas en el horizonte infinito de
este llano sin arrugas, donde se yergue una población altiva y
orgullosa de entregarle a Colombia el Manacacías Festival de
Verano. Puerto Gaitán parece destinado a albergar en su seno a
todos los que han hecho de la fiesta y la carnestolendia un esti-
lo de vida.

Cuando aún se escuchan las doce campanadas despidiendo el
año viejo y dándole la bienvenida a uno nuevo, muchas fami-
lias empiezan a alistar maletas para emprender un delicioso
viaje en medio de soles incandescentes, enormes polvaredas y
frescas brisas, que las llevará hasta las tranquilas y reposadas
aguas del maravilloso río Manacacías, que cada año saca sus
mejores playas de arenas finas que se tornan insuficientes.
Aquí, como en la canción del Gran Combo, No hay cama pa’
tanta gente’, sin embargo, muchos se las arreglan para acomo-
darse, no importa que sea de medio lado.

Puerto Gaitán se convierte en un crisol de culturas, de ritmos
musicales. Ricos y menos ricos se funden en el abrazo de la
rumba. Se estrechan las manos de esos amigos que jamás se han
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conocido y se da rienda suelta a la alegría para que cabalgue
encabritada en este paraíso natural. Manacacías Festival de
Verano es la amalgama perfecta en la que la belleza de la mujer
colombiana enciende la llama de las ilusiones. De figuras casi
perfectas, como diosas coronadas, alimentan la esperanza de
muchos soñadores.

Voleybol playa, fútbol playa, sky, jet sky, competencias atléti-
cas y demostraciones de actividades extremas le dan al evento
ese toque propio de las grandes playas del mundo, en el que
cuerpazos de piel canela se roban todas las miradas, poco
importa que la victoria no llegue.

Es que el Manacacías Festival de Verano desbordó todos los
límites previstos y la capacidad hotelera del puerto no satisface
la alta demanda de la temporada. Y es ahí cuando aflora la hos-
pitalidad de sus habitantes, que en gestos inesperados ofrecen
sus casas para que allí se hospeden familias enteras. Surge ese
acercamiento donde el calor humano es vital para fortalecer
amistades que surgen bajo noches estrelladas y al vaivén de los
vientos de verano de comienzo de año.

Al otro lado del puente sobre el Manacacías, cuando empieza a
caer la noche, los artesanos de la rumba empiezan a tejer sus
mejores piezas para que miles de espectadores las conviertan en
fiesta. El merengue, el vallenato, la salsa, el son, el regaeton, la
raspa, la zoca, la champeta y hasta la zamba brasileña corren
aceleradamente por las venas de los dueños de la alegría y los
transportan hacia estados inimaginables de la felicidad. De
pronto surge la voz del coplero improvisado que al compás del
arpa, cuatro y maracas deja escuchar sus notas melodiosas para
darle al festival la universalidad que los puristas del folclor a
cada instante reclaman.

Las playas cristalinas del Manacacías guardan celosas momen-
tos inolvidables de parrandas animadas por las más grandes
orquestas del mundo que no tienen objeciones de llegar hasta
estas tierras a entregar su capacidad y profesionalismo para que
muchos se olviden, al menos por un momento, de las dificulta-
des y las preocupaciones propias de la vida en este valle de
lágrimas.
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Cuando los éxitos acompañan las grandes gestas, son muchos
los que acostumbran a montarse en el bus de la victoria. Tal vez
reclaman para sí la gloria de un evento del que nadie, ni quizás
el más optimista de los optimistas, esperaba tuviese la prestan-
cia y el prestigio que los colombianos le han otorgado. Por eso
es bueno reconocer la ardua labor desempeñada por un joven
hijo de la tierra: José Alexander Fierro Guayara, comunicador
social y periodista de la Universidad del Meta, quien en una
tarde caliente, en medio de la resaca de una época de fin de año
tuvo la idea de invitar a sus amigos de parranda a inventarse
alguna forma pasar diferente el puente festivo de Reyes. Este
tímido comienzo jamás presagiaba el nacimiento de una festivi-
dad grande y engrandecedora para la región. Improvisaron
todo. Pero fue una improvisación que les permitió echar a andar
un espectáculo digno de las mejores playas, no solo colombia-
nas, sino del mundo. Cuando pone su mirada en el retrovisor de
la vida, Alexander aún se pregunta cómo es que Manacacías
Festival de Verano mantiene ese ritmo ascendente en el exigen-
te gusto de quienes aprecian una gran rumba en medio de la
exótica naturaleza.

Junto a José Alexander estuvieron Blierman Guerrero, Luís
Alberto Bohórquez, Berto García y Freddy Rebellón, tan
inquietos como él, quienes se montaron en el tobogán de una
divertida aventura que cada año pone a Puerto Gaitán y sus
bellezas naturales en la boca y la mente de muchos colombia-
nos. Óscar Erwin Bolaños Cubillos, ex alcalde de la población,
es quizás quien mejor entendió lo que se estaba fraguando y no
dudó en ningún momento en ofrecerle el respaldo que una orga-
nización de esta naturaleza exige. Inteligente decisión que
cimentó sólidas bases para forjar en letras de molde inmensas el
futuro promisorio de este espectáculo.

Cultura
Rasgando ilusiones
Incipiente es el trabajo que en cultura se realiza en Puerto
Gaitán. La actividad artística se circunscribe a lo que desarrolla
la Casa de la Cultura, donde la niñez acude en busca de perfec-
cionar sus conocimientos, especialmente en las expresiones que
identifican al llano.
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Instructores de arpa, cuatro, maracas, bandola y de la danza del
joropo forman la nueva generación de la música llanera en
Puerto Gaitán. Hoy el municipio se hace presente en la mayo-
ría de eventos y festivales que se hacen en territorio metense o
en otras regiones del país.

Los esfuerzos que en sus comienzos hicieron cultores de la
música llanera como Don Luís María Rico con su inolvidable
bandola ‘quitapesares’ invitado de lujo en los grandes parran-
dos, empiezan a arrojar los frutos esperados, pues hay talento-
sos niños en los que están puestas las esperanzas de no dejar
morir este legado cultural y artístico. Y uno de estos grandes
abanderados es Marcos Molina, eximio bandolista, considerado
uno de los mejores como la ha demostrado en los exigentes
escenarios del mundo musical llanero.

En las concentraciones escolares y en el colegio Jorge Eliécer
Gaitán también se fomenta la práctica de danzas folclóricas y
demás manifestaciones tradicionales que enriquecen el legado
de este crisol de culturas enraizadas en Puerto Gaitán.

Los Festivales de La Cachama y de Verano se han convertido
en la plataforma de lanzamiento para muchos que sueñan con
llegar a la cúspide en el competido mundo de la cultura llan



Desarrollo social
Educación

Moldeando el futuro
La ignorancia es el bastión de la pobreza y caldo de cultivo para
que broten los gérmenes de la descomposición social. Esta es
una realidad que hiere en lo más profundo a muchas familias
colombianas. Quienes decidieron echar raíces a orillas del
Manacacías entendieron muy temprano que para evitar los
estragos del analfabetismo, era necesario emprender una cruza-
da para que la niñez fuera a la escuela y a través de las letras y
la instrucción empezara a descubrir el mundo.
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Las condiciones particulares de la población de Puerto Gaitán,
donde la mayoría es indígena, obligó a implantar condiciones
especiales para la enseñanza. Por eso en las comunidades abo-
rígenes existen maestros de la misma etnia, quienes imparten
instrucción con base a sus características socio culturales en
procura de mantener intactas sus costumbres y tradiciones. Es
un proceso que se mantiene en medio de las dificultades propias
que deben afrontar estos grupos ante la indiferencia estatal. En
cada uno de los resguardos funcionan establecimientos educati-
vos en donde se forma la nueva generación de líderes que con-
tinuarán defendiendo el legado de sus ancestros.

En sus comienzos eran precarias las condiciones de la enseñan-
za en Puerto Gaitán. La distancia y las pocas probalidades de
comunicación terrestre daban al traste con las buenas intencio-
nes de quienes idealizaban un proceso de enseñanza a la altura
de otros centros urbanos. Como es de suponer la comunidad
adolecía de la infraestructura adecuada para el funcionamiento
de establecimientos educativos. Pero la constancia vence lo que
la dicha no alcanza y luego de muchos intentos y gestiones
surge el Hogar Juvenil Camilo Torres que se convirtió en el
receptor de una juventud ávida de conocimientos y nuevas
oportunidades que no encontraban en las fincas y haciendas a lo
largo y ancho de la sabana. Sus funciones de internado le per-
mitían a muchas familias llevar a sus hijos que emprendieron la
noble tarea de otear nuevos horizontes. Son muchos los nom-
bres de hombres y mujeres que contribuyeron con el proceso de
enseñanza. Algunos pasaron e hicieron historia. Otros como
Paulina Gacha siguen empeñadas en no abandonar esa noble
vocación de enseñar. Son más de 20 años de su vida sembrados
en este proceso sin fin. ‘Gachita’, como le dicen cariñosamente
alumnos y padres de familia es un digno ejemplo de lo que
encarna el auténtico ejercicio de la pedagogía.

Dado este primer paso surge la necesidad de seguir formando a
las nuevas generaciones sin necesidad de abandonar su terruño.
Entonces surge la lucha de crear un colegio en donde se impar-
tiera la educación básica secundaria a un puñado de muchachos
que pronto dejarían la escuela. En las mismas instalaciones del
Hogar Juvenil Camilo Torres, bajo la sombra de frondosos
árboles empezó a labrarse la historia del colegio Jorge Eliécer
MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN




Gaitán, centro educativo de singular importancia en el oriente
metense. Cargando sus ilusiones para sentarlas en improvisados
pupitres este grupo de alumnos se sobrepuso a las precarias
condiciones de enseñanza y atendió los sabios concejos de edu-
cadores de la talla de la licenciada Inés Núñez, primera rectora
de la institución, y los docentes Luís Alfredo Angarita Angarita
y José Antonio Mosquera Fresneda, recién salidos del cascarón
como educadores quienes en medio de su inexperiencia fueron
fundamentales para sembrar en esta nueva generación las bases
de una vida cargada de emociones gracias al maravilloso viaje
que por el mundo del conocimiento ellos guiaron.

De Santander de Quilichao (Cauca) llegó luego una morena
encantadora y entusiasta. Licenciada en Química puso sus
conocimientos al servicio de sus educandos. Fue tanto el amor
por esta tierra que aquí sembró sus raíces y hoy la negra Maricel
Terranova es parte activa de la sociedad de Puerto Gaitán.
Posteriormente las condiciones locativas mejoraron y al menos
ya había salones y pupitres decentes. En un acto de generosidad
los jerarcas de la Iglesia Católica permitieron que allí en una
edificación contigua a la iglesia funcionara el plantel. Aunque
no logró graduar una primera promoción en sus instalaciones,
se recuerdan los nombres de Julio Alberto Sabogal Villalobos,
Misael Fierro Guayara, Nieves Novoa, Zoila y Leonor Ruiz,
Ventura Melo, Calixto Unda, Carlos Acevedo, César Tulio
Rueda, Luz Dary y Nubia Silva, Carmenza Vergaño, Stella
Mora, Clara Inés Fierro, Carlos Eduardo ‘Lalo’ Sánchez, Víctor
Manuel y José Vicente Acosta, Fernando González, Plinio
Hernán Medina, Carlos Arturo Pineda, Jaír Restrepo, hoy con-
vertidos en hombres de bien, quienes por siempre llevan en su
corazón las enseñanzas que allí recibieron y expresan un agra-
decimiento perenne a quienes fueron sus profesores, amigos,
consejeros y hasta compañeros de parranda.

Ahora el colegio Jorge Eliécer Gaitán es unidad educativa y
cuenta con modernas instalaciones y amplió su oferta. Ofrece la
posibilidad de estudiar desde preescolar, básica primaria hasta
los grados 10 y 11 de educación media académica y media téc-
nica con especialidad en turismo y agropecuarias en jornada
diurna. Esta nueva dinámica está fundada en los ingentes
esfuerzos que desde hace más de dos décadas viene realizando
Historia y fundación de Puerto Gaitán
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Historia y fundación de Puerto Gaitán

  • 1. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Reseña historica Génesis histórica Muchas de las emigraciones que se dieron en diferentes latitu- des del territorio nacional concluyeron en los Llanos Orientales. Por eso Puerto Gaitán puede considerarse hijo de estos despla- zamientos voluntarios o forzados, donde hombres y mujeres abandonaban sus lugares de nacimiento, bien sea porque dese- aban explorar territorios vírgenes, o bien sea porque la violen- cia de la época así se lo imponía. Estos expedicionarios de comienzo del siglo pasado lo arriesgaban todo en busca de mejores horizontes y poco les importaba exponerse a riesgos inimaginables. Su estoicismo iba más allá de las dificultades, por lo que siempre resultaban vencedores y cada vez se conven- cían más de internarse en ese llano por descubrir, sin vías de comunicación pero con un enorme riqueza por explotar. Estos expedicionarios abrieron trochas a punta de machete y hacha y fundaron asentamientos humanos que cada vez atraían más a otros compatriotas que veían en esta tierra una inmejorable oportunidad de vida. Oportunidad que buscaron y encontraron quienes se internaron en la vasta llanura irrigada por los ríos Meta, Manacacías y Yucao. Ventura Alvarado Chamarrabi lideró uno de estos proce- sos colonizadores y se estableció en estas praderas en compañía de un puñado de hombres y mujeres que empezó a delinear la fundación de lo que hoy es Puerto Gaitán. Los ríos Orinoco y Meta se convirtieron en el medio de comunicación para aque- llos que se aventuraban a colonizar estas tierras que apenas apa- recían reseñadas en los mapas de la época. En la memoria de muchos habitantes de la zona se mantienen nombres de las haciendas Liviney, fundada por Luis Bastidas; José Colina, quien impulsó la creación de Santa Isabel; Héctor Riobueno, en el hato Santa fe afincó sus esperanzas y Casuna, producto del esfuerzo de Eladio Argüello. Entre 1.914 y 1.930 se crearon estas fincas, todas ubicadas kilómetros abajo de la actual cabe- cera municipal de Puerto Gaitán. De relativa importancia fue la acción acometida por los Jesuitas con la fundación de Las Delicias, en predios adyacentes a la desembocadura del
  • 2. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Manacacías y Yucao sobre el río Meta. Corría el año de 1.932 cuando el grupo llegó a las orillas del Yucao y estableció el primer referente de asentamiento humano en la región. Majaguillal fue el nombre que le dieron en un comienzo. Este tímido intento de colonización se dio en predios de lo que hoy es la hacienda San José. Junto a Ventura Alvarado llegaron las familias de Marcos Malpica, Luís Felipe Hernández y José Díaz, quienes nunca imaginaron que su osa- día se convertiría, con el paso de los años, en una de las más promisorias poblaciones del oriente colombiano. Este grupo de inquietos aventureros continuó explorando el territorio en busca de mejores oportunidades, es así como deci- den continuar con su proyecto cerca de las aguas, pero en esta ocasión lo hacen a orillas del río Manacacías. Aquí empezó a gestarse la verdadera génesis de Puerto Gaitán, como cabecera municipal. Estos colonizadores establecieron sus humildes viviendas en donde hoy es el barrio La Esperanza. Con el paso de los años fueron llegando nuevos expedicionarios como Blas Seijas, Ovidio Bernal, los hermanos Sabas y Augusto Alvarado, la matrona Susana Espinosa de Landaeta y un hombre que tuvo mucho que ver con el emprendimiento de campañas cívicas que delinearon el futuro de esta naciente comunidad: Don Guillermo Martínez. La memoria no puede ser esquiva para recordar a otro hombre que llegó a esta tierra y no ahorró esfur- zos para contribuir con el surgimiento de este conglomerado: Don Anatolio Acosta, insigne cabeza de un tronco familiar, cuyos hijos Vicente y Víctor siguen aferrados a ese legado y se empecinan en seguir haciendo crecer esta tierra generosa con ellos. Quince años después se registró un hecho histórico: a Majagúillal llegó el inmolado caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. Corría el año de 1.947 este aguerrido y popular dirigen- te político se perfilaba para ganar las elecciones presidenciales de la época. Un año después, un nueve de abril exactamente, murió asesinado en una fría calle bogotana. Su fugaz paso por esta incipiente población sirvió para dejar una impronta imbo- rrable en sus habitantes quienes honraron su memoria años más adelante llamando al caserío Puerto Gaitán. Un busto con el
  • 3. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN brazo en alto, ícono de sus oratorias, recuerda que este hombre de humilde familia estuvo en estas tierras, sin imaginar que su muerte desencadenaría una oleada de violencia política y social de la que Colombia aún no se recupera. En 1.947 Majagüiyal es elevado a inspección intendencial. En 1960 pasa a llamarse Manacacías. Dos años después la Asamblea Departamental convierte en ley la ordenanza 7 del 31 de octubre a través de la cual esta población pasa a llamarse Puerto Gaitán (jurisdicción de Puerto López, para la época), como tributo a Jorge Eliécer Gaitán. Posteriormente la Duma dispuso elevarlo a la categoría de municipio, según ordenanza 039 del 29 de noviembre de 1.969. El 1 de enero del año siguiente adquiere autonomía presupuestal y administrativa y en 1.972 se realizan las elecciones para la conformación del pri- mer concejo municipal. Su primer alcalde fue Carlos Enrique Rojas. De ahí en adelante empezó a escribirse la otra historia de una población que se edifica sólida y con mucha proyección, gracias al empuje y la laboriosidad de sus habitantes. Localización Geográfica 3º-05 y 4º-08 Latitud Norte 71º-05 y 72º-30 Longitud Oeste Ubicación Se encuentra ubicado al oriente del departamento del Meta, Colombia, Suramérica Extensión Territorial 17.430 kilómetros cuadrados Altura 149 metros sobre el nivel del mar Temperatura 28º C en promedio Límites Oriente: Departamento de Vichada
  • 4. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Occidente: Municipios de Puerto López y San Martín Norte: Departamento de Casanare Sur: Municipios de Mapiripán y San Martín División Territorial Lo conforman las inspecciones de San Miguel, San Pedro de Arimena, el Porvenir, Puente Arimena, La Cristalina, Tillavá, Puerto Trujillo, Puerto Triunfo y Planas. Distancia Bogotá-Puerto Gaitán 281 kilómetros Distancia Villavicencio-Puerto Gaitán 194 kilómetros La riqueza de un legado Los integrantes de esta etnia indígena habitan en los Llanos Orientales de Colombia (departamentos de Meta, Vichada, Casanare, Arauca entre los ríos Vichada, Orinoco y Manacacías) Fueron renuentes al contacto con los extranjeros que llegaron en el siglo XVII. Su nomadismo les permitió afrontar los inten- tos de reducción por parte de misiones religiosas y avanzadas conquistadoras. Sufrieron las consecuencias de la esclavitud y las guahibiadas (cacerías de indígenas que realizaban los due- ños de hatos ganaderos) Se dividen en grupos llamados momowi con diferencias dialec- tales, territorios estacionales. Desde la década de los ochenta la Organización Nacional de Indígenas de Colombia, ONIC, los apoya para que estén organizados en resguardos. Cada uno de ellos cuenta con un cabildo del que hacen parte el cacique, capi- tán o gobernador; tesorero, secretario y fiscal. Los indígenas de las etnias Piapocos, Achaguas, Sálibas y Sikuani eran propietarios del globo de terreno comprendido desde Puerto López pasando por el Alto Menegua hasta Puerto
  • 5. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Gaitán. Su presencia se sentía en los ríos Yucao y Manacacías hasta encontrar las cabeceras de Melúa y Cacibare hasta el municipio de San Carlos de Guaroa. De Puerto Gaitán hacia abajo su presencia activa se sentía en territorios bañados por el río Meta hasta San Pedro de Arimena y los ríos El Muco, Guarrojo, Planas y Tillavá hasta los límites con el río Vichada. Tenían establecido un plan de vida definido que les permitía manejar sabia y reglamentariamente los recursos naturales. El nomadismo no era caprichoso. Persistían en él como estrategia para la recuperación de la fauna y flora del lugar donde se esta- blecían algún tiempo. El abandono de su hábitat no era capri- choso, por que requerían de un gran territorio donde realizar las labores diarias que les permitiera una producción en pequeña escala para el autoconsumo (pesca y recolección de frutos) Las creencias culturales eran fundamentales para vivir en armo- nía y en unidad. Sus propias autoridades establecían reglas y normas de convivencia. Eran los ancianos los sabios que mane- jaban el Tsamanismo con el que predecían el bien o el mal. Su sabiduría era fundamental para mantener la relación hombre- naturaleza, es decir, el equilibrio del ecosistema. La denominada Revolución de los Llanos Orientales liderada por Eliseo Velásquez y Guadalupe Salcedo los obligó a ser des- plazados dentro de sus propias tierras. En la incesante búsque- da de salvar las vidas de sus comunidades tuvieron que emigrar hacia Venezuela y regiones aledañas, confinados a subsistir en territorios inhóspitos, donde son precarias las condiciones de vida; mientras que muchos colonos llegados de diferentes par- tes del territorio nacional se apropiaron de vastas y productivas extensiones de tierra. Sin embargo, en los últimos años líderes de estas comunidades indígenas lograron recuperar sus territorios en los que se ubican hoy los resguardos de Humapo y La Victoria en los límites entre Puerto López y Puerto Gaitán. Así mismo lograron que en cum- plimiento de preceptos constitucionales también les fueran devueltas propiedades donde hoy está constituido el resguardo
  • 6. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Wacoyo (donde se encuentran establecidas las comunidades de Walabo, Corocito y Yopalito) Los Achaguas ocupan Marayal,Remolino, Cumaral,Guayuriba y Humapo. Mientras tanto, la etnia Sicuani del Toten Momowi habitaban en bocas del Yucao, Aceitito, San José, Palo Blanco, Palo Grande y Santa Inés (hoy resguardo Wacoyo) En Sardina, Barrancón, Miti Miti, Alewa, La Palmita, Caracate, Matanegra, Matococuisa hasta llegar a San Pedro de Arimena se establecieron las comunidades Sikuani y algunos de la etnia Piapoco. Las comunidades que residían en la cuenca alta de los ríos Yucao y Manacacías fueron desplazados hacia el municipio de Mapiripán, en lo que se conoce como los resguardos de Caño Oveja y Caño Jabón y Chaparral. En los territorios originarios como Planas, El Tigre y Awaliba no se sintieron los rigores del desplazamiento motivados por la violencia de la época que confinó a muchas comunidades a vivir en lugares distantes de su entorno natural. Aunque algunas comunidades indígenas han recuperado sus territorios ancestrales, muchas continúan soñando con volver a tener un extenso territorio donde vivir tranquilos en equilibrio con el ecosistema. Para el indígena guahibo, la propiedad de la tierra era indivisi- ble e inalienable; la tierra que ocupaban era la de sus antepasa- dos, sus abuelos, sus padres y ahora la de la comunidad guahi- ba sobreviviente. La sabana donde cazaban, los lagos donde pescaban y todos los animales que allí moraban eran de ellos. Con el asentamiento de colonos en la región, que traían consi- go ganado que soltaban en las praderas, se fueron reduciendo los territorios de caza; los venados y otros animales comenza- ron a escasear, y esto obligaba a los indígenas a matar una que otra res de las que habían llevado los colonos y que vagaban por sus sabanas, para poder sobrevivir. Pero la forma en que el indígena percibía la tierra era muy dife-
  • 7. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN rente a la del colono, quien consideraba al indio como un ani- mal dañino que había que exterminar. Los colonos decían que los indígenas eran tramposos, mentirosos, y lo comparaban con el tigre, considerando al indio más peligroso, pues según ellos el ganado aun no tenia forma de defenderse del ataque del indio, en cambio del tigre sí lo hacía formando círculos, dejan- do a los becerros en el centro, luego las vacas y finalmente los toros padres, para que estos últimos enfrentaran al tigre. Ante esto los blancos, o "racionales" como los llamaban los indíge- nas, organizaron cacerías humanas conocidas como "guahiba- das", que consistían en reunir a un grupo de colonos vecinos y salir a cazar indígenas. Dicha cacería no terminaba hasta que no daban muerte a hombres, mujeres y niños. Muerte, rabia y verguenza La supuesta invitación a una comida se convirtió en uno de los hechos violentos más vergonzosos que ha vivido Colombia y del que se hace referencia permanente cuando se analiza la situación de las comunidades indígenas en este país. En enero de 1968 fueron masacrados 16 indígenas, entre ellos varios niños, en una vivienda de la finca La Rubiera. De acuer- do con las versiones, los colonos de la región observaron cerca de sus casas a miembros de las comunidades guahibas lo que les atemorizó y hurdieron un plan macabro para deshacerse de ellos. El plan contemplaba asesinarlos cerca de uno de los ríos de la región, pero fue abortado porque consideraron que algu- nos de ellos podrían fugarse. A alguien se le ocurrió la idea criminal de convocarlos a una reunión en la mencionada finca para posteriormente darles muerte. Los incautos indígenas fueron invitados a una comida a la que llegaron 18, cuando estaban sentados a la mesa, salieron de sus escondites los asesinos y los masacraron a tiros y mache- tazos. Solo dos lograron escapar con vida de este macabro hecho. Los cadáveres fueron arrastrados por caballos hasta un lugar cercano donde fueron incinerados con gasolina. Quienes se salvaron llegaron a denunciar el hecho ante las autoridades. Cuando éstas llegaron al lugar del crimen colectivo se encontra- ron con testimonios de colonos que reconocían como la cosa
  • 8. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN más normal del mundo el haber dado muerte a los indígenas por considerarlos más peligrosos que muchos animales de la región El árbol de la vida Dentro de su mitología se destaca el origen del árbol Kaliawirinae (o Kaliawiri) como proveedor de todos los ali- mentos o lo que ellos consideran el origen de la agricultura. Los animales, según sus creencias, fueron hombres que después de la primera generación se transformaron hasta adquirir la forma que hoy poseen. Muchos de estos animales son los ancestros míticos de los diferentes grupos Sicuani, de los cuales existen 24 totémicos, entre los que se destacan la gente del tigre, la gente del sapo, la gente del zamuro y la gente del ocarro. De acuerdo con la leyenda, antiguamente no había comida y todos se alimentaban de frutas silvestres de la selva y de los hongos que se reproducían en los árboles caídos, pero Kutsikutsi o mico nocturno, encontró el árbol de las plantas cul- tivadas o Kaliawirinae. Era el árbol de la comida que estaba al otro lado del gran río al que iba solo todas las tardes. Al regre- so se le notaba satisfecho y olía a piña madura. El árbol Kaliawirinae era inmenso con grandes ramas, su copo estaba muy cerca del cielo y contenía todas las especies comes- tibles para el ser humano: piña, plátano, yuca, batata, lulo, ají, mapuey, chontaduro, madura verde, marañón; además existía mucha comida y semillas. También las lianas del veneno para pescar y de capi que lo sostenían del cielo. Estos dos bejucos llegaban hasta la tierra. La raíz del árbol era muy olorosa y todo lo que comía Kutsikutsi olía delicioso. Todos los días comía del árbol y su secreto no lo compartía con nadie; pero un día Tsanamani, ser superior con poder de sabiduría, delegó a Ofaebu o lapa para que espiara al mico nocturno. Lo seguía de noche y comía todo lo que se le caía a Kutsikutsi. Un día Kutsikutsi se iba a comer una deliciosa piña y esta se le cayó de las manos y Ofaebu la cogió y con ella regresó donde estaba la comunidad y les relató la historia del mono nocturno
  • 9. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN el árbol que contenía toda clase de comida y semillas del que se alimentaba solo. La piña fue repartida entre todos y a pesar del gran número de personas, esta alcanzó para todos. Cuando llegó Kutsukutsi se registró una acalorada discusión que terminó en pelea sobre una hoguera encendida. Kutsikutsi tuvo que com- partir el secreto y eso bastó para terminar con la riña. Producción alimentaria Estas etnias indígenas mantenían su producción permanente de alimentos (Najae) gracias a la misma naturaleza. Existían sufi- cientes extensiones de terreno, semillas sanas y abundantes para sembrar extensos cultivos de yuca brava para la elaboración del casabe y mañoco (el pan de cada día de estas comunidades abo- rígenes) plátano hartón, topocho, banano (alimento especial para la crianza de los niños) batata, ñame, avena, caña para el guarapo y de las fiestas y miel; piña, chontaduro, caimito, yuca dulce, ají y hasta tabaco. Algunos de estos productos se inter- cambiaban con comerciantes venezolanos que se desplazaban por el río Meta. Trabajaban en la extracción de la fibra de la palma de cumare con la que se elaboran chinchorros con flecos, guindos, mochi- las artesanales; Practicaban la artesanía; eran laboriosos en la recolección de la caraña que se aplicaba como expósito de mil usos; extraían el aceite de ceje utilizado en actividades culina- rias o medicinales; también recogían el aceite de palo que era solicitado como medicamento animal; las embarcaciones de madera se pegaban con o peraman, extractado de la resina de Habichure. Los Sikuani también hicieron uso del trueque como estrategia comercial. Intercambiaban productos agrícolas por ropa, sal, utensilios de cocina (ollas, platos, calderos y pocillos) que len- tamente fueron reemplazando los elementos orfebres que eran indispensables en la vida diaria de estas comunidades como las ollas de barro, totumas, conchas de galápagos o tortuga.
  • 10. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Cazadores de esperanzas Las comunidades indígenas se organizaban para salir a cazar y pescar. Esta jornada duraba 2 ó 3 días. Todos los animales comestibles que se cazaban y los pescados obtenidos en la faena se asaban en el monte. Posteriormente regresaban a sus comu- nidades con lo conseguido. Era común la práctica del barbas- queo (envenar las aguas con el zumo de una mata o bejuco) la mortandad de peces era grande. El pescado se conservaba en harina durante el invierno con lo que se afrontaba la época de escasez durante las fuertes temporadas de lluvia. Con arcos y flechas de macanilla o araco emprendían la cacería en los bosques de galería. Esta era una actividad frecuente durante todo el año. Cada uno de los cazadores o pescadores daba cumplimiento estricto a las normas establecidas por la autoridad propia para evitar alteraciones en el entorno natural en el cual vivían. Diversidad y riqueza cultural Danzas de la alegría Finalizada la faena diaria la comunidad organizaba los naitaka- nita o la integración de la alegría, lo que se convertía en una auténtica expresión de unión y armonía, en los cuales surgían muchos romances que terminaban en ceremonias matrimonia- les. No existen fechas especiales para realizarlas. Jalekuma Es un baile en el que participan hombres y mujeres, quienes hacen una ronda. Uno de ellos va cantando y los demás respon- den en coro. Generalmente se le canta a sucesos permanentes de la vida como el amor, la familia y situaciones propias de la acti- vidad diaria de cada uno de los integrantes de esta comunidad. El Carrizo El carrizo es un instrumento musical ejecutado por dos perso- nas muy prácticas que interpretan los sonidos en tonos alto y bajo. Cada baile se diferencia por la forma en que se emiten los
  • 11. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN sonidos. Del hacen parte hombres y mujeres, quienes confor- man un círculo. Cada pareja va separada una de la otra. Quienes producen las melodías en el carrizo van en el centro del círculo y pueden estar acompañados de una mujer. El Katsipitsipi Esta una danza un poco más rápida y ágil. Uno de los integran- tes puntea el canto y otros contestan el coro. Los hombres lle- van una maraca para entonar el canto y las mujeres se van inte- grando poco a poco hasta que los varones queden con su respec- tiva pareja. Cada una de estas expresiones folclóricas propias de las comu- nidades indígenas Sicuani puede durar entre 15 y 20 minutos. En el desarrollo de cada una de ellas se mezclan bebidas fer- mentadas como el guarapo macho de caña pura; el yalaki (bebi- da echa de yuca brava: se raya la yuca brava, se extrae el yare (el del mismo día es venenoso) se produce el casabe y si queda chamuscada mucho mejor, la torta se deja en remojo agregán- dole plantas para que fermente y coja dulce por si mismo. Se embojada por algunos días. Los dueños de la bebida invitan a las comunidades al baile con el compromiso de alimentarles con carne de animal de monte o pescado. Tributo a la muerte El Itoma Llamado el segundo entierro del difunto. Considerada una de las actividades más sagradas y respetadas en esta etnia indíge- na. Al cabo de varios años se desentierran los despojos morta- les del difunto y se procede con un ritual que conlleva respon- sabilidad y disposición económica para asumir los gastos que este origina. Quien se compromete a realizarlo debe preparar todo con un año de anticipación. Se alista un conuco con abundante comida (yuca, plátano, batata, ají, piña, ñame) y otro con caña para pre- parar el guarapo macho que se ingerirá durante el ritual. Luego procede a las invitaciones a la mayoría de comunidades que se harán presentes en este acto sagrado. El mensajero o mamo zorro es el encargado de entregarlas. Esta persona debe ser
  • 12. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN alguien de gran resistencia física para recorrer grandes distan- cias, y si es posible, regresar el mismo día a su punto de parti- da. Los invitados empiezan a viajar en orden y cuando están cerca del lugar del ritual mortuorio empiezan a danzar. Cada uno de los hombres posee un cacho de venado. Un grupo anfitrión sale a su encuentro desfilando en una danza y les ofrece guarapo fuerte. Quien organiza el acto sagrado ordena el desplazamien- to hacia la sepultura donde están los restos del difunto. En muchos de los casos se demoran hasta un día en regresar al epi- centro de la celebración. El de mayor edad del grupo es selec- cionado para transportar la osamenta. Este se encarga de lavar- la y pintarla con achiote rojo. El segundo entierro se hará en una tinaja grande echa en barro. Durante el ritual todos los invitados danzan y beben guarapo hasta que concluya la sepultura. Los invitados- ------descansa- ban 1 ó 2 días y luego regresaban a sus lugares de origen. Este ceremonial era catalogado como un gesto de hermandad y soli- daridad en el pueblo indígena. Esta ceremonia la realizaban aquellas personas de las comuni- dades indígenas que tuvieran posibilidades económicas o con algún rango social representativo. El rezo del pescado Este es otro de los rituales importantes en el componente social de las comunidades indígenas Sikuani. Se tiene la creencia que no hacerlo pondría en riesgo la salud de la mujer que entraba en su adolescencia. Durante su primera menstruación la joven que- daba privada de su libertad. No podía hablar con nadie y debía permanecer inmóvil en un chinchorro durante una semana. Luego era sometida a baños con hierbas y agua rezada. Para recibir el aire y sentarse debía pasar todas las pruebas domésti- cas a la que era sometida como por ejemplo rayando yuca, coci- nando, atendiendo las visitas con lo que aprendía la realidad de la vida. Las mujeres adultas le sugerían consejos. Luego de un tiempo prudencial se le realizaba el ritual o fiesta del pescado a la que eran invitadas las demás comunidades,
  • 13. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN donde los jóvenes ayudaban a conseguir el pescado. Lo que se lograba recolectar era asado y luego se cocinaba. Pasaban toda la noche despiertos y danzando y cantando cada vez que el rezandero descansaba. Cuando el rezador de pescado estaba en este acto los demás debían estar atentos. Por la mañana, muy temprano, la joven era bañada y comía pes- cado rezado y recibía el último consejo. Todos los participantes del ritual también compartían el alimento. Desde este momento la joven entraba a la adolescencia. Los elegidos No todos los que pertenecen a una etnia indígena tienen el pri- vilegio de aspirar a llegar a ser el tsaman o médico tradicional de la comunidad. Algunos empiezan esta tradición a muy temprana edad. A algu- nos les aflora esta virtud y en la mayoría de los casos proviene de sus padres que son tsamanes. Estos escogen a algunos de sus hijos para transmitirle todos los conocimientos y con el paso de los años entregarle el poder. Pero las estrictas normas o reglas a cumplir hace que estos intentos fracasen. Los aspirantes a ser tsamanes o médicos tradicionales de sus comunidades deben cumplir estrictamente con decisiones como no consumir comidas calientes ni alimentos que contengan sal y grasas. Deben estar apartados del olor a humo de la cocina; no mantener relaciones con mujeres y no beber licor. Esta riguro- sa dieta puede durar de 1 ó 2 años. La encargada del cuidado del futuro tsaman es la abuela. Cuando pasa estas pruebas, el médi- co tradicional lo recomienda para ejercer el cargo e incluso competir con otros y medir sus capacidades para determinar quién es el mejor. La sabiduría de la vejez Estas comunidades consideran que en el conocimiento y en la relación con la naturaleza está la salud. La convivencia armóni- ca y social de la población y la capacidad de los médicos tradi- cionales se convierten en elementos importantes para manejar la salud en sus dos formas: curativa y preventiva.
  • 14. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN El estado del tiempo o el momento son importantes para preve- nir las enfermedades. Por ejemplo, una mujer en estado de embarazo no puede consumir cierto tipo de alimentos y en cada fase de la luna debe tomar infusiones de raíces de plantas, agua rezada y el traman debe bañarla con agua para que el bebé se encuentre bien con lo que se evitarán complicaciones en el parto. Los padres del recién nacido deben cumplir una dieta en la que se contempla que no pueden salir lejos y permanecer en casa por lo menos 8 días hasta que el rezandero recé todo el cuerpo y su alrededor, si esto no se cumple se ve afectada la salud del bebé y quedar expuesto a la muerte que le pueden causar los espíritus de la naturaleza llamados ainawi El valor del trueque El trueque era la forma frecuente de negociar o comercializar productos entre las comunidades y otros sectores de la pobla- ción. Intercambiaban flechas, arcos de palo brasil, peramán, el perro cazador (el más apetecido en todos los negocios) collares, veneno para cerbatana, pinturas faciales y yopo para los médi- cos tradicionales. Actualmente se dedican a la agricultura de subsistencia en los denominados conucos, donde el cultivo de yuca brava es la actividad agrícola más destacada. Trabajo hecho diversión Del trabajo hacen la más genuina expresión de competencia, deporte y recreación. Para los Sikuani es divertido competir con la cargada de semilla de yuca al hombro durante 1 ó 2 horas de camino y luego sembrarla. Esto se convierte en un reto que les permite hacer de su labor diaria un divertido juego. También demuestran sus dotes de habilidad durante la caza de monte, recolección de frutos silvestres, la pesca o cuando se establece que comunidad cuenta con el mensajero más veloz y resistente. El baño en las aguas puras y frescas de caños y ríos se convier- ten en desafíos que determinan quiénes son los más rápidos a la hora de vadear una corriente de agua. Todas estas actividades se hacen en grupo.
  • 15. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN El tiro al blanco con arco y flecha es otra actividad de sana competencia entre ellos y una de las grandes atracciones en los juegos indígenas que se han realizado en diferentes partes del país. Formas de gobierno Están organizados en resguardos donde cada comunidad tiene un cabildo del que hacen parte el cacique, capitán o gobernador (figura tradicional escogido entre los varones de mayor edad) tesorero, secretario y fiscal. El cacique también funge como médico tradicional. Antiguamente pertenecía al tronco familiar más importante y reunía condiciones como capacidad de mando, consejo y sabi- duría. Ahora los requisitos se centran en el dominio del idioma español y las relaciones comerciales y personales con los colo- nos. Todas las decisiones se toman por consenso. Gastronomía al natural El sumo o jugo de la yuca brava es uno de los ingredientes más apetecidos en la cocina de la etnia Sikuani (también llamado ácido sinidrico). Este líquido es el que se extrae de la harina con la que se preparan el mañoco y el casabe. Esta comunidad hace gala de la preparación de pescados y car- nes a las que le agregan yare y ají como condimentos especia- les. Cuando la pesca es abundante se moquea (bien asado), luego se apila de donde se extrae una harina llamada jiape. Este procedi- miento garantiza la conservación de la carne de pescado duran- te la época de invierno, que es cuando generalmente se registra escasez del producto en la región. Los Sikuani también producen alimentos especiales para sus niños. Ellos preparan una especie de compota que llaman Awimalira a base de batata y puré de banano. El casabe y el mañoco, extraídos de la yuca brava, es el pan de estas comunidades. Sirve de acompañamiento a la hora de con- sumir pescado, carnes de diversa índole y hasta para revolver-
  • 16. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN los con la pepa de ceje. Ellos los consideran como la yucuta más agradable, especialmente como sobremesa en cada una de las comidas. Transmisión de experiencias La transmisión de conocimientos de padre a hijos es una de las grandes responsabilidades que estas comunidades asumen den- tro de los procesos de educación. El niño sigue al pie de la letra las instrucciones de su padre y se convierte en su compañero permanente en todas las actividades cotidianas: en el trabajo normal, en la siembra del conuco, en la cacería, en la pesca, en los procesos de recolección, en las jor- nadas de integración de sus comunidades. La madre o mujer adulta también va acompañada de su hija y cumple con todas las funciones que realiza en el hogar o fuera de él. En la educación formal el niño va a la escuela y aprende a leer y a escribir. Los profesores son bilingües. En el primer año las clases se dictan en lengua materna y en el segundo período la enseñanza se transmite en el idioma español, que ellos conside- ran como su segunda lengua. Homenaje a la naturaleza Los indígenas tienen nombres y apellidos culturales propios y también nombres comunes en español. Los padres, abuelos, tíos, parientes más cercanos o alguien de la familia que visite primero al recién nacido son quienes inci- den en el nombre que identificará al bebé para el resto de su vida. Generalmente se buscan nombres de animales, árboles, el aire, la noche, del día, del sol, espíritus de la naturaleza y los primeros dioses que hubo sobre la tierra. El origen del apellido tiene que ver con su toten y la región donde haya vivido. Se destacan como los apellidos más comu- nes Gaitán entre los integrantes de las etnias Piapocos Sikuani; mientras que Chipiaje es el preponderante en los Sikuani. El toten de los Gaitán se origina en el ave tucán y los Chipiaje es originado en un pescado pequeño y rústico que se encuentra
  • 17. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN en los pozos y caños de la sabana. Personajes LUÍS ANTONIO PÉREZ SÁNCHEZ: gran luchador y defen- sor de los Derechos Humanos de las comunidades indígenas y gestor de la Organización Unuma. De la Universidad llegó a convivir en los diferentes asentamientos aborígenes de la juris- dicción. Aprendió su cultura y dominó el dialecto de ellas. Creador de un programa de etnoeducación propia que responde a las expectativas teniendo en cuenta principios de territoriali- dad, cultura, unidad y autonomía. Otros personajes destacados por su lucha y defensa de los inte- reses de sus comunidades son Rafael Vicente Yepez Casolina y Alejandro Moreno, en el resguardo Wacoyo; mientras tanto en Awaliba sobresalen Alfredo Gaitán; por Domo Planas, Isaías y Evangelista Gaitán; en el gran Unuma se destacan los ancianos que infundían respeto en sus gobernados. Se destaca el caso de Mendejake, quien tenía una realidad para hablar y no domina- ba el idioma Español. En cada uno de los resguardos han existido líderes caracteriza- dos que ayudaron a formar una nueva generación de dirigentes que hoy conforman Unuma. Por la defensa de la vida No es una sigla, es una palabra que en el dialecto Sikuani sig- nifica: La unión del trabajo para la defensa de la vida. Esta organización es una forma de resistir ante las situaciones de agresión hacia los territorios donde habitan estas comunida- des indígenas. Aquí se defiende la unidad, el territorio, la cultu- ra y la autonomía. Todas las comunidades que conviven en jurisdicción de Puerto Gaitán conforman Unuma. Es decir que las 12 mil personas que conforman los resguardos Wacoyo, Corozal, Tapaojo, Awaliba, Unuma, Vencedor Piriri, Domo Planas, Wahande, Iwiwi, el Tigre y Unuma Alto están cobijados por los principios de esta organización.
  • 18. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Su gobierno y autoridad propias está representada por un capi- tán mayor (en algunos resguardos), existen los cabildos y como función principal están las de velar por el bien de sus goberna- dos y gestionar recursos para proyectos de impacto social y de mejoramiento de la calida de vida. Los programas de la organización son direccionados por un comité ejecutivo que busca que la etnoeducación, salud, agroe- cología, fortalecimiento institucional, programa de la mujer y el joven, los cabildos tengan la mejor orientación y arrojen los resultados esperados para el beneficio de su pueblo. El representante legal de la organización es elegido para un periodo de cuatro años, de acuerdo con los estatutos. En cada proceso eleccionario se desarrolla el Congreso de Unuma en Puerto Gaitán donde participan por lo menos 3 mil personas. La sede principal de la organización está en el casco urbano de Puerto Gaitán en una extensión de 7 hectáreas. Cada resguardo tiene una casa de paso. En este mismo lugar funciona un centro educativo para preescolar, primero y segundo de primaria. En busca de la tierra prometida La situación que hoy vive la comunidad indígena en esta región no ha cambiado mucho desde aquella época en que empezaron a llegar conquistadores, misioneros y colonos a estas tierras y la desplazaron mediante métodos violentos a inhóspitos territo- rios. Estas comunidades son desplazadas en su mismo territorio. La ola de violencia que hace más de cuatro décadas azota a Colombia también ha lacerado profundamente la idiosincrasia aborigen. Guerrilla y paramilitarismo los involucraron en sus acciones y han contribuido con la deserción de muchos de ellos hacia centros urbanos donde sufren las consecuencias de la pobreza y la miseria lejos de su entorno natural. El gobierno nacional intenta remediar la situación creando reservas indígenas, pero los dirigentes de estas comunidades han luchado para que se le de aplicación a la Ley 89 de 1890 de la Corona Española para que se conviertan en resguardos, lo
  • 19. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN que les garantiza una propiedad legítima colectiva de los terri- torios que han sido expulsados. Su sedentarismo les ha ocasionado problemas en su campo social, económico, ambiental y cultural. Son frecuentes las alte- raciones que este cambio de vida les ha ocasionado. La perma- nencia en un solo lugar les quita la posibilidad de rotar el uso de los recursos que le naturaleza les proporciona, por lo que estos se agotan. Hoy escasean los animales de monte, fuente vital de la alimen- tación, lo mismo que la pesca. Cada día se hace más difícil la recolección de frutos y los pequeños bosques de galería son más improductivos. El gran dilema de estas comunidades está planteado: como acceder a las nuevas tecnologías que les ofrece el mundo moderno para seguir viviendo sin verse abocados a la destruc- ción de su cultura. Todo pareciera indicar que sus creencias, sus prácticas medicinales, su idiosincrasia y su forma de ser las siguen desplazando sus semejantes, incapaces de respetar una tradición que parece estar dispuesta a morir de pie, como los grandes árboles. División administrativa Sus inspecciones San Pedro de Arimena Cuando en 1.810 se libraban las grandes gestas de la Campaña Libertadora de los generales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander en el centro del país, aquí en los Llanos Orientales se fundaba la inspección de San Pedro de Arimena, uno de los pueblos más antiguos del oriente metense. Su estra- tégica ubicación a orillas del río Meta convirtió a esta inspec- ción en eje fundamental de diversas actividades comerciales que tenían como referente de comunicación al mencionado afluente. Fue tal su importancia que allí tuvieron sede las dele- gaciones que representaban y ejercían autoridad legitimamente constituida. Sus habitantes sufrieron en carne propia la violen- cia política desatada tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Literalmente fue arrasada y como el ave Fénix intentó renacer
  • 20. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN de sus cenizas, pero perdió protagonismo ante el empuje y des- arrollo de la cabecera municipal de Puerto Gaitán. Hoy es un referente histórico de singular importancia, como se quiera que su cementerio reposan las despojos mortales de Guadalupe Salcedo, aguerrido hombre casanareño que lideró la revuelta de los liberales, quien luego de entregar las armas al gobierno en acto cumplido en la hacienda Las Delicias, cayó asesinado en circunstancias que aún no son claras. San Pedro de Arimena limita al oriente con El Porvenir y Puente Arimena; al occidente con San Miguel; al norte con el río Meta y al sur con la vía central Puerto Gaitán-Puerto Carreño (vichada) San Miguel De acuerdo con la versión oral de Daniel Niño, uno de los más antiguos habitantes de esta comunidad, en 1.962 llegó a pescar y construyó un rancho de precarias condiciones, en el que con- vivió con su esposa. Era época de Semana Santa. Sus compañe- ros de aventuras regresaron, pero él decidió empezar a construir su casa y echar a rodar la fundación de una inspección en la que sus habitantes se ganan la vida pescando en el río Meta, traba- jando en las haciendas ganaderas o palmeras, y en las compañí- as petroleras. Don Daniel se mantuvo en su vivienda a pesar de los reiterados intentos de las autoridades de desalojarlo por con- siderar que invadía tierras de un hacendado de la región. Pudo más su obstinación y logró un permiso del gobierno departa- mental para permanecer en el lugar. Tras de él llegaron muchas de las familias que hoy conforman esta población. San Miguel limita al oriente con San Pedro de Arimena; al occi- dente casco urbano de Puerto Gaitán; al norte con el río Meta y al sur con la vía central que conduce a Puerto Carreño (Vichada) Puente Arimena En 1.962 surge la creación de la inspección de Puente Arimena. Entre sus fundadores figuran Segundo Chaparro, Griselda Aldana, Ovidio Bernal y José María Aldana. Al oriente limita con El Porvenir; al occidente con San Pedro de Arimena; al norte con el río Meta y al sur con Planas.
  • 21. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Porvenir Frente al municipio de Orocué se fundó la inspección de El Porvenir, antes llamada San José de Caviona. Esto fue para la época de la Independencia. En los primeros años de la década del 70 Escolástico Achagua, Santos Pérez, Mario Torres y Feliciano Carvajal trazaron el nuevo rumbo administrativo y social de este poblado, eje fundamental de comunicación fluvial con el limítrofe departamento vecino de Casanare. Limita con el departamento de Vichada al oriente; con Puente Arimena al occidente; con el río Meta al norte y Puerto Trujillo, al sur. Planas La violencia política surgida a raíz de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán arrasó con la inspección de Planas, cuya mayoría de habitantes son indígenas. En 1.932 se gestó su creación por colonos venidos de Boyacá, pero 30 años después el comercian- te Heliodoro García y su familia emprendieron nuevamente la tarea de recuperar la importancia de este centro poblado. Limita al oriente con Vichada; al occidente con La Cristalina; al norte con La Cristalina, Puente Arimena y El Porvenir; al sur con el río Planas. La Cristalina Puerto Gaitán es una tierra en permanente crecimiento que con- tinúa recibiendo a aquellos colombianos que anhelan encontrar en esta tierra el lugar donde hacer realidad sus sueños. Esto se comprueba con la creación de la inspección de La Cristalina en 1.990 a cargo de tres visionarios: Vicente González y su esposa Teresa y Gilberto Gil. Sus límites son: Oriente: Planas-río Guarrojo; Occidente: casco urbano de Puerto Gaitán. Norte: Puente Arimena. Sur: vía central a Puerto Trujillo. Tiyavá En medio de una exuberante belleza natural se yergue la inspec- ción de Tillavá, bien al oriente del municipio. Entre serranías, caños, ríos y extensas sabanas Eberto Baicué, Marcos Torres y Odilia Navarro emprendieron su fundación hacia 1.984. Límites: Oriente: Puerto Trujillo; Occidente: río Planas. Norte: Planas. Sur: municipio de Mapiripán.
  • 22. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Puerto Triunfo En 1999 las llamas acabaron con Puerto Triunfo, naciente ins- pección fundada en 1.985. Hoy su población es mínima. Hombres como Luís Alejandro Briceño y Heberto Baicué y su esposa Odilia se mencionan como los creadores de este asenta- miento humano. Limita con el resguardo Unuma Meta al orien- te; al occidente con El Tillavá; al norte con el resguardo El tigre y al sur con Puerto Trujillo. Puerto Trujillo Puerto Trujillo es quizás la inspección más apartada del casco urbano de Puerto Gaitán. Fundada en 1.988 por Jairo Castro, Luís Alfredo López y Alberto Buitrago. Se halla delimitada por el resguardo indígena El Tigre. Al oriente limita con el munici- pio de Mapiripán; al occidente, norte y sur con el resguardo indígena El Tigre. Medio natural Bañado en riquezas El territorio de Puerto Gaitán está bañado por los ríos Manacacías, Yucao, Meta, Vichada, Iteviare, Uva, Tillavá, Planas, Guarrojo y Muco. También son de significativa impor- tancia las lagunas El Miedo, Las Maracas, La Española, Doña Blanca, La Unión, El Caribe, Las Delicias, Carimagua, Ivoto, y Porvenir. Algunos caños de influencia son El Trampolín, Majaguyal, Las Bateas, San Luís y Amarillo o Embarrado. Río Meta Es uno de los grandes afluentes del río Orinoco. Nace en la Cordillera Oriental y discurre en dirección nordeste hasta la confluencia de su afliuente el río Cravo Norte y luego por casi 200 kilómetros conforma la frontera colombo-venezolana en dirección este hasta la desembocadura en Puerto Carreño. Tiene una longitud aproximada de 1000 kilómetros, de los cuales 785 son navegables. Su hoya hidrográfica tiene una superficie de 93.800 kilómetros cuadrados. Solo recibe grandes tributarios por la margen izquierda sobre la cual se desborda en la estación lluviosa, mientras que la derecha forma bancos elevados. Descubierto por Diego de Ordaz en 1.531.
  • 23. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Río Manacacías Es el más emblemático de los ríos de este municipio y quizás el mayor referente acuático de esta región. Simboliza uno de los grandes atractivos turísticos para los visitantes. Sus tranquilas aguas y sus paradisíacas playas en época de verano son orgullo de los habitantes de Puerto Gaitán. Descubierto en 1.532 por el jesuita Francisco González, el Manacacías arrastra con muchas historias que han marcado el desarrollo de esta región. Sus 87 kilómetros se desprenden desde el Piedemonte Llanero y ser- pentea entre serranías y llanuras para depositar sus aguas en el impetuoso río Meta, formando junto al Yucao una triada pocas veces vista en la naturaleza. Su exuberante vegetación y la abundancia de peces lo convierten en una fuente generadora de divisas para la economía de la zona. Río Yucao Esta arteria fluvial es considerada una de las grandes bellezas naturales de Puerto Gaitán. Sus blanquecinas playas, la tranqui- lidad de sus aguas, su riqueza piscícola y la exuberante vegeta- ción lo convierten en un poderoso atractivo. A Ángel Villamizar, quien era ayudante de los jesuitas, se le atribuye el descubrimiento de este río de 69 kilómetros de extensión. En el territorio de Puerto Gaitán también se destacan los ríos Muco y Guarrojo, cuyos nacimientos están ubicados en Fundaciones y Alto Manacacías, respectivamente. También son parte de el importante cuerpo de agua que existe en esta pobla- ción el Vichada, Planas, Tillavá, Uva e Iteviare. Travesías de progreso Luego de muchos años de espera y de sufrir las inclemencias de transitar por una vía en pésimas condiciones, Puerto Gaitán vive de la esperanza de tener algún día, no muy lejano, una carretera pavimentada en condiciones aceptables que impulse el incipiente desarrollo que se cierne sobre esta próspera región. Los asiduos viajeros de esta interminable llanura aguardan con impaciencia la fecha en que la cinta asfáltica se pierda en las entrañas de las calles de la cabecera municipal, luego de hacer tránsito desde las bellas serranías del alto Menegua.
  • 24. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Con estos 110 kilómetros pavimentados Puerto Gaitán estará más cerca de los grandes centros industriales, comerciales y políticos de este país. La esperanza es que esta cercanía en tiempo real imponga las condiciones anheladas para el desarro- llo sostenible de una región ávida de un corredor vial que le per- mita explotar todo ese potencial que la naturaleza le ha regala- do. Expertos de la economía de este país afirman que de darse la recuperación de la navegabilidad del río Meta, se hace indis- pensable la culminación de la carretera como eje central para el movimiento de la carga que ingresaría Venezuela y otras latitu- des del mundo. Esta es una de las vías de más alto índice de movimiento de tractomulas en el país, puesto que son utilizadas para transpor- tar los crudos de los pozos petroleros de Puerto Gaitán hacia las zonas industriales de Colombia. Este intenso flujo genera el fre- cuente deterioro del carreteable, imposibilitando el normal trán- sito de buses y demás automotores que movilizan pasajeros o carga. Este es el gran temor de muchos, porque las obras de pavimentación no aguanten el intenso ritmo de los pesados vehículos que a diario cubren el trayecto. Las inspecciones y demás centros poblados en comprensión de Puerto Gaitán se comunican a través de trochas o vías terciarias que en épocas de invierno se tornan intransitables generando pérdidas económicas para sus habitantes e incomunicándolos con el resto del departamento. La comunicación fluvial, que ha perdido terreno frente a la terrestre, también es otra alternativa con la que cuentan los por- togaitanenses. Los tres principales ríos que los circundan, el Meta, Manacacías y Yucao, permiten el desplazamiento de embarcaciones de pequeño tonelaje en las que se movilizan pasajeros y carga. Con escasa frecuencia se utiliza el transporte aéreo. Pequeñas aeronaves cubren el itinerario a Puerto Gaitán en donde se encuentra una pista de aterrizaje en aceptables condiciones, habilitada y autorizada por la Aeronáutica Civil. Tal vez el intenso desarrollo poblacional obligue a que en muy pocos años sea trasladada, porque ya existen viviendas a su alrededor.
  • 25. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Bellos y salvajes La extensa jurisdicción de Puerto Gaitán es una tierra privile- giada en la que no es difícil encontrar la más variada fauna representativa de la Orinoquia colombiana, aunque justo es reconocer que la despiadada e indiscriminada caza tiene a muchas de estas especies muy cerca de la extinción total. Animales salvajes son perseguidos inmiscericordemente por las delicias de su carne o por el alto valor de sus pieles. Por eso ya no es común observar en esteros y sabanas las grandes manadas de chigüiros; o salir a la manta de monte y ver correr por entre arbustos y matorrales las ágiles lapas o los picures, apetecidos a la hora de una suculenta comida; la altivez y la belleza de los venados se ha extraviado en esta vasta región y para poder ver- los es necesario adentrarse en apartadas praderas donde inten- tan subsistir lejos del hombre. La danta, el zaíno, el armadillo, el cachicamo o la tortuga (en cada una de sus especies) también de carnes apetecidas en la mesa han ido desapareciendo con el paso del tiempo. Han sucumbido ante el ímpetu desmedido del hombre insaciable y desconsiderado con las riquezas de la naturaleza. Muchos con- virtieron a estos animales en trofeos de caza y los matan, en la mayoría de los casos, para exhibirlos y luego tirarlos a las ori- llas de un caño, de un río o simplemente en la caliente sabana. Mientras tanto en los grandes árboles, entre coquetos y asusta- dos saltan de rama en rama los micos y monos araguatos, que con sus estridentes silbidos o cánticos indescifrables anuncian un aguacero o simplemente saludan la inmensidad de la noche. El cielo infinito se tiñe de plumaje de mil colores cuando en él revoletean las aves que surten de belleza este paraíso natural. Nombrarlas todas, interminable sería, pero justo sería mencio- nar a los garzones, quizás las más grandes que habitan esteros y morichales; las garzas con sus delgadas extremidades, delica- das se posan en medio de incomparables parajes; De pronto surge la algarabía de una manada de loros y guacamayas, bien sea porque llegan o emprenden un viaje hacia otros lugares; Con su cantar característico el chiriguare se convierte en testi- monio de vida en indómitos parajes, mientras que en lo alto el gavilán aguza su mirada en busca de la presa taciturna del día.
  • 26. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Mientras que miles de aves vuelan de un lado a otro en busca de mejores oportunidades de vida, los lechos de los ríos, lagu- nas y caños guardan celosos abundantes especies de peces que adornan los acuarios de Colombia y otros países del mundo. Hasta hace algunos años términos como riqui raque, cardenal, brillante, rojito, moneda, el famoso chorrosco o cuatro líneas, leporino, chiloe, tijero, mojarra o tigrito hacían parte del len- guaje común de una población que tenía en estos ejemplares su sustento de vida. Junto a la belleza de esas exóticas especies, en Puerto Gaitán también abundan peces de exquisitas y apetecidas carnes en los más exigentes restaurantes colombianos. Uno de ellos es la famosa cachama, tan famosa que hasta festival le realizan en esta tierra. Es quizás el mejor referente del hombre pescador y un plato obligado de pedir cuando se ponen los pies en la geo- grafía del oriente metense. El Yamú, menos famoso que la antes mencionada, pero igual o más delicioso aún; la payara, fantás- tica a la hora de pescarla con caña o anzuelo tradicional. Tenerla en tierra se convierte en todo un espectáculo y un reto para el más avezado pescador; El pesado valentón o el gigante amari- llo se convierten en filetes de inigualable sabor, previo proceso de aventura a la hora de caer en la red. El caribe o piraña (roja o negra), la palometa, el pavón, la dulce guabina, el resbaloso baboso, el bello bagre, el inconfundible y sabroso yaque y otro sinnúmero de especies se refunden en los amplios cuerpos de agua que existen en esta tierra. Si existe variedad de fauna, es necesario admitir que también abunda la flora en la región, la que también ha sido sometida a un ignominioso proceso de deforestación para adelantar proce- sos ganaderos, sembrar cultivos ilícitos o simplemente porque el colonizador convierte en conucos para sembradíos de pan coger amplias extensiones de selva en la que a diario desapare- cen árboles nativos, generando daños irreversibles a la natura- leza. Esta tala indiscriminada también se origina en el afán des- medido de la explotación maderera.
  • 27. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN La tradición maderera de esta tierra se refleja en árboles de gran tamaño como el algarrobo, el aceite, el cachicamo, el cedro, cai- mito, el majagüiyo, gualanday, el guásimo, pavito, saladillo, caño fistol y hobo. Esta fauna y flora se disemina en un territorio formado por serranías de escasa elevación y extensas estepas en la que se destacan amplios bosques tropicales y selva húmeda. Economía Vocación por el campo La vocación trabajadora de los habitantes de Puerto Gaitán se refleja en actividades agrícolas, ganaderas, piscícolas, explota- ciones petroleras y madereras. Son estos los renglones funda- mentales del desarrollo económico de la región. Aunque es menester destacar el empuje del comercio en general en esta población. Con un hato ganadero que supera los 140.000 ejemplares vacu- nos, Puerto Gaitán se erige como una de las zonas de mayor reactivación de este renglón de la economía en el departamen- to. El mejoramiento genético y una explotación acorde con los adelantos tecnológicos hacen de la ganadería de esta región una de las más destacadas en el oriente de la Orinoquia. Aunque algunos ganaderos continúan con prácticas ancestrales como el rezo para el tratamiento de enfermedades de los semo- vientes, es bueno significar que la inmensa mayoría de propie- tarios de haciendas y fincas recurren a un control sanitario audi- tado por el Instituto Colombiano Agropecuario,ICA, lo que per- mite una lucha frontal contra enfermedades como la fiebre afto- sa y la brucelosis. Esta preocupación por producir vacunos libres de enfermedades infectocontagiosas, se refleja en la aper- tura de nuevos mercados para la carne y la leche que en este municipio se produce. Si bien es cierto que se han mejorado las praderas, aún predo- minan las grandes extensiones con pastos naturales como gua- ratara. Sin embargo, en los más recientes años se ha visto el interés de los hacendados de sembrar en sus potreros Brachiaria, Dicteneura, Decumbens y Humedícola.
  • 28. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN En menor proporción se destacan los cerca de 5.000 equinos, 4.000 porcinos y una mínima población de semovientes ovinos. Haciendas como Caviona, Bramaderos, Las Delicias, Bonanza, Malabares, Bengala, Carimagua, Penjamo, Campo Alegre, Guaramaco, Poco a Poco, Tabary, La Aleva, El Merey y Cimarrón hacen parte del historial ganadero de Puerto Gaitán. La familia Riobueno fue una de las pioneras en el estableci- miento del hato ganadero en tierras de lo que el gobierno con- sideró reserva indígena y en las que hoy está asentado el res- guardo Wacoyo. Famosas fueron sus haciendas Santa Isabel y Santafe en cercanías al casco urbano de la población. La vocación agrícola de sus habitantes se refleja en cultivos de maíz, palma africana, arroz, plátano, yuca. Ante recientes inves- tigaciones sobre los suelos de altillanura se intensificó el culti- vo de forrajeras como la soya y el maní, por lo que muchos empresarios, especialmente avicultores han decidido invertir en esta tierra a la que consideran como un gran potencial para el fortalecimiento de esta industria. Hace dos décadas, aproximadamente, Puerto Gaitán era uno de los municipios que más peces ornamentales comercializaba en el departamento. Muchas de estas exóticas especies eran envia- das a mercados internacionales como Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años se vino a menos y muchos de los que vivían de esta actividad hoy conforman los equipos de tra- bajo de las compañías petroleras, de las haciendas donde se cul- tiva palma africana o simplemente se dedican a otras activida- des más lucrativas y menos rudas. Aunque ha disminuido su producción, este puerto fue importante en la explotación de peces comestibles como la cachama y los de cuero, tan apeteci- dos en el centro del país. Troncos familiares jalonaron esta acti- vidad, como por ejemplo don Rafael Medina y esposa Emilia Prada (Q.E.P.D), don José Vergaño (Q.E.P.D.) y su esposa Ursula; Carlos González Trigos y familia; don Leandro Unda, su esposa y sus hijos; don Baudelino Parra (sus hijos hoy se mantienen en este próspero negocio), don Pedro Guerrero y familia. Armados de chinchorros y redes, revestidos de estoicis- mo y mucha paciencia se abandonaron a este arte y lograron
  • 29. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN constituir microempresas familiares generadoras de fuentes de empleo y de recursos económicos para la población. La explotación de maderas, hasta hace algunos años, fue otro importante renglón de la economía en la jurisdicción de Puerto Gaitán; sin embargo, los estrictos controles de las autoridades ambientales frenaron la tala desenfrenada de extensas áreas de bosques de sabana. Desde apartadas regiones se movilizaban pesados camiones cargados de toneladas de árboles maderables que terminaban en los mercados de Villavicencio o del centro del país. A pesar de los esfuerzos de los organismos de control de los recursos naturales, el daño que se le causó al ecosistema es irreversible, por lo que no es raro encontrar amplias zonas completamente deforestadas. Petróleo De las entrañas de la tierra Puerto Gaitán se convirtió en la niña de los ojos bonitos. De un momento a otro sus extensas llanuras se vieron invadidas por extraños vaqueros que al timón de pesadas tractomulas empe- zaron a llevar a los grandes centros de consumo el petróleo des- cubierto en tierras donde nadie imaginó que hubiesen yacimien- tos del denominado oro negro. Desde la década del 30 del siglo pasado se explora con detenimiento cada rincón en busca de este líquido viscoso, tan apetecido en todas las economías del mundo. Desde 1.930 la Empresa Colombiano de Petróleos, ECOPETROL, bien sea por inversión directa o a través de con- tratos de asociación, ha hecho presencia en esta región. La Troco, legendaria compañía petrolera fue de las primeras en realizar la exploración de aquellos sectores donde podía encon- trarse este producto. También se destaca la presencia de la Chevrom Petroleum Company, G.S.I, S.T.I Tethys Petroleum Company. Actualmente la explotación petrolífera en Puerto Gaitán la ejecutan las multinacionales Hupecol y Metapetroleum Limitada. Hupecol a través del contrato de asociación Caracara-Puerto Gaitán explota el bloque Cabiona, cuya firma con ECOPE-
  • 30. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN TROL se hizo en el 2001 para una cobertura de 141.320 hectá- reas. Esta empresa emprendió la exploración del pozo Jaguar 1, 2 3 y Caracara 1. Este contrato tiene una duración de 25 años y se esperan reservas de por lo menos 2.500.000.000 barriles. Mientras tanto Metapetroleum realiza sus actividades explora- torias en el campo Rubiales, que comprende un área de 56.900 hectáreas. A la fecha la producción en los pozos perforados está cercana a los 10 mil barriles diarios. Además de la generación de fuentes de empleo y la inversión social que adelantan en las comunidades de sus áreas de influencia, estas multinacionales petroleras contribuyen con el fortalecimiento institucional como se quiera que el municipio recibe millonarios recursos producto de las regalías del petró- leo, las que por ley deben invertirse en salud, educación y sane- amiento básico. Especialistas en el tema petrolero auguran que la producción aumentará considerablemente en los próximos años, lo que de inmediato se reflejará en la inversión social en las comunida- des, puesto que el gobierno municipal recibirá más recursos provenientes de las regalías. Turismo Belleza pintada al natural Tierra privilegiada por Dios, Puerto Gaitán está predestinado para ser el gran receptor del turismo en el oriente metense. Son sus bellezas naturales las que invitan a vivir experiencias y aventuras inolvidables. Paisajes exóticos, flora exuberante, ríos, caños y lagunas que difícilmente se encuentran en otros luga- res, la hospitalidad de sus gentes, gastronomía que le rinde culto a la exquisitez y al buen gusto, son parte la oferta con que cuenta esta próspera región que apenas empieza a despertar frente a la que se le considera una de las empresas más renta- bles del mundo, como lo es el turismo. La fantasía de adentrarse hacia el llano en el que está ubicado
  • 31. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Puerto Gaitán empieza a vivirse desde el Alto Menegua. Desde esta serranía se vislumbra un paisaje encantador. La Ruta del Amanecer Llanero, una de las tres en las que se ha dividido turísticamente el departamento del Meta, que serpentea por entre atractivas fincas agroturísticas, extensos cultivos agríco- las y grandes haciendas ganaderas lo llevará hacia un destino turístico envidiable. El río Manacacías, quizás el mayor referente turístico con que se le identifica a Puerto Gaitán, se abre generoso al visitante para que disfrute sus tranquilas aguas y se extasíe con sus pla- yas de arenas calientes y cristalinas. Es el escenario ideal para la práctica de deportes como el esquí náutico o vivir las emo- ciones de la velocidad en un jet sky. A otros les es más atracti- vo conocer toda la dimensión de este bello río montados en una voladora, chalupa o canoa. El Manacacías deja de existir en el sitio conocido como Las Delicias, donde junto al Yucao, le entregan sus aguas al caudaloso Meta. Esta hermosa triada, adornada de playas blanquecinas, llama la atención de los visi- tantes ávidos de vivir el inolvidable espectáculo de las toninas, que entre tímidas y recelosas, se asoman en tardes alumbradas por el sol para hacer parte de este encanto natural del que es pri- vilegiado Puerto Gaitán. El Yucao, otro de los grandes atractivos turísticos de Puerto Gaitán, es un oasis plagado de playas de arena blanca y uno de los lugares favoritos de los amantes de la pesca. Su entorno natural, su abundante vegetación, la riqueza ictiológica y sus aguas calmadas le dan ese toque único de escenario natural ideal para el descanso, aventura y recreación. Junto a estos dos importantes cuerpos de agua, también se des- tacan otros atractivos de igual belleza natural. Los altos Neblinas y Soplavientos, dos extraordinarios miradores natura- les que se encuentran a pocos minutos de la población. En ellos se hace fácil contemplar el espectáculo de un amanecer o un atardecer pintado con paleta de mil colores. Su estratégica ubi- cación invita a disfrutar de una envidiable vista de las playas sobre el Manacacías o empezar a divisar el infinito horizonte de los Llanos Orientales.
  • 32. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Enormes lagunas naturales también hacen parte del rico inven- tario turístico natural de esta tierra. Ubicadas en diversos secto- res de la geografía portogainense, guardan paisajes de singular lindeza y durante años han sido fuente inagotable de alimento para muchas familias. Llegar a ellas es un paseo que bien la pena vivir. En medio de la extensa sabana inesperadamente uno se encuentra con un lugar que parece un espejismo lleno de agua:la laguna de Carimagua, ubicada en jurisdicción del otro- ra gran centro de investigación agropecuaria del mismo nom- bre, esta adornada por una especie de islas flotantes colmadas de palma de moriche. Luego de hacer un recorrido que no supe- ra los cien kilómetros se llega a este lugar que parece haber sido creado para practicar en sus aguas diversas actividades en medio de una singular tranquilidad. Sin ir tan lejos y adentrándose en el bajo Neblinas se encuentra la laguna Las Maracas. Hermosa, hecha de formas caprichosas y rodeada de grandes árboles. Varias generaciones han encon- trado paz, reposo y descanso en sus aguas o en sus alrededores. Especies de peces como el pavón y el caribe, de delicioso sabor, se pescan con facilidad. Muy cerca de esta, encontramos la Laguna del Miedo, perdida en medio de extrañas levaciones de tierra. Contemplarla es un espectáculo de infinita belleza. Muy cerca de éstas también se puede disfrutar de La Española, otro encanto natural de Puerto Gaitán. Perdida entre árboles y mato- rrales se convirtió en escenario ideal para la filmación de esce- nas de algunos seriados de televisión. Su cercanía al río Manacacías originó el nombre de las Playas de la Española, una de las más concurridas en épocas de verano. El viaje a las playas de La Española dura 15 minutos en vola- dora o yate. Este recorrido permite apreciar un paisaje simple, pero hermoso. Es experimentar el toque de la brisa que suaviza las altas temperaturas y disponerse a una jornada cargada de emociones irrepetibles. Aquí los amantes del camping encuen- tran el lugar siempre soñado para gozar de noches cargadas de luna llena. Nada más placentero que sentir las alas de la liber- tad con el arrullo de las aguas del Manacacías, que tranquilas viajan sin la premura del tiempo. Cuando el verano se acerca miles de aves de diversas partes del
  • 33. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN mundo emprenden largas travesías para cumplir con una cita que con el paso de los años tiende a convertirse en uno de los espectáculos rituales que solo el mundo natural es capaz de ofrecerle al ser humano. Todos los años, a la misma hora y en el mismo lugar se encuentran para compartir un escenario que se pinta de plumajes de todos los colores habidos y por haber: El Estero de Las Delicias. Rodeado de pequeñas elevaciones de tierra alberga en sus aguas muchas especies de peces, que son el preciado botín de las aves que llegan hasta allí a saciar su hambre para cargarse de energía y emprender el regreso. Muy cerca del Manacacías, del que solo lo separan unas montañas, está este celestial escenario de vida y belleza. Don Arcadio es un nombre y un hombre que permanecerá en el tiempo a todo lo largo y ancho de las grandes praderas que cir- cundan a Puerto Gaitán. Tal vez muy pocos se acuerden de que Flores es su apellido. Razones hay para afirmarlo. Es uno de los cofundadores del municipio. Hace varias décadas se afincó en esta tierra donde nacieron sus hijos y extendió su descenden- cia. Su carácter particular, su alegría permanente y la predispo- sición para la fiesta, lo convirtieron en un personaje cargado de civismo, hospitalario y desinteresado. Jovial y descomplicado no ha tenido reparos en convertir su hogar de descanso en un atractivo turístico. Allí se encuentra un pozo de agua natural en el que varias generaciones se han confesado amor eterno. En medio de sus morichales y árboles frondosos las familias prepa- ran deliciosos sancochos en los comienzos del nuevo año y otros aprovechan para juguetear con sus hijos y amigos en medio de un sol abrasador. Nada más placentero que llegar allí y encontrarse con la cálida sonrisa de Rosita, la esposa de Arcadio, que dadivosa recibe a esos amigos que no conoce con una helada cerveza. Sería sacrílego ir a Puerto Gaitán y no echarse un chapuzón donde ‘el viejo Arcadio’. A muchos la nostalgia los invade cuando se menciona ‘El Trampolín’. Hasta hace algunos años la ‘vedette’ de los atracti- vos turísticos en Puerto Gaitán. Fue un inmenso caño de aguas cristalinas, que se convertía en el oasis para sofocar el intenso calor. Fresco y taciturno vivía en medio de morichales y rodea- do de arenas blancas. Los turistas, junto a los lugareños, retoza- ban en ellas sin importarles el paso del tiempo.
  • 34. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Lamentablemente la falta de conciencia a la hora de preservar el medio ambiente motivó que este paradisíaco lugar desapare- ciera lentamente. Hoy solo queda un hilillo de agua que se arrastra pesadamente en medio de proyectos habitacionales. La majestuosidad que ayer ostentaba solo vive en la memoria de quienes en él forjaron conquistas amorosas o consolidaron rela- ciones personales. Es una lástima afirmar que ‘El Trampolín’ se desapareció como agua por entre los dedos de las manos. Aunque en esta tierra las bellezas naturales se dan silvestres, hoy muchos se lamentan que no se haya conservado un lugar tan encantador. Espectáculo del hombre pescador En el Puerto Gaitán de 1986 las baladas, el rock americano, los vallenatos y la música tropical inundaban los ambientes en que se movían los jóvenes de la época. Tímidamente se escuchaba la música llanera. Esto era una paradoja en una tierra tan llane- ra como el mismo llano. Además, hacía por lo menos ocho años que en esta población no se realizaba un evento de importancia, pues sin que hasta el momento se sepa explicar el porqué, había una suspensión para la realización de las tradicionales ferias y fiestas. Esta era una situación que generaba preocupación entre sus habitantes. Uno de ellos era Edgar Ricardo Talero Flóres, dinámico joven nacido en Neiva (Huila) un 13 de abril de 1963. Desde los seis años había llegado a este Llano y se enamoró de él. Su mente inquieta le llevó a plantear la necesidad de realizar un evento de trascendencia que atrajera muchos turistas. Algún día de 1.986 se reunió con Jairo Solano Sarmiento, el popular ‘Topo’, en la Española, tradicional heladería en el centro de Villavicencio. De ese encuentro surgió la necesidad de hacer una festival que le diera nombre y realce a Puerto Gaitán y le permitiera a sus frecuentes visitantes un espacio donde disfrutar de las bondades de las costumbres y el folclor del llano. Se acordó que se haría en homenaje a la cachama, considerado el pez rey en las com- petencias que con frecuencia realizan los clubes de caza y pesca que tienen sede en este municipio. Inicialmente se pensó en lla- marlo Festival Entrerríos, como un reconocimiento a los gran- des cuerpos de agua que bañan este territorio, especificamente por el punto donde confluyen los afluentes Manacacías, Yucao y Meta.
  • 35. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN En medio del análisis de las alternativas se decidió llamarlo Festival de la Cachama. Su primera versión se realizó a finales de abril y comienzos de mayo de 1.986 en el estadero El Oasis, propiedad del ex alcalde José Camargo Silva. Aries Vigoth, rutilante figura de la canción llanera, fue uno de los invitados y tan solo cobró $70.000, aunque pidió a los organizadores que difundieran la versión de que su presentación valía $1’000.000. Según él, poco le importaba el dinero, tan solo quería aparecer como uno de los cofundadores del certamen folclórico. El Grupo Colombia, de la mano de Pedro Pablo Pérez Puerta, fue el grupo base. Más que festival fue una verbena popular que le dio origen a un evento que se ha caracterizado por el rescate de los valores autóctonos y la promoción de los nuevos valores artísticos de Puerto Gaitán. Dentro de su filosofía también se contempla crear una identidad cultural y mostrarle a Colombia y al mundo la riqueza biológica e hídrica de la jurisdicción. Este fue el punto de partida de un evento que cada año crece en prestigio y en organización. Muchos escépticos aunaron esfuer- zos y le dieron un vigoroso impulso a un certamen que se con- virtió en reactivador de la economía local y orgullo para sus habitantes. Sus polvorientas calles se vieron inundadas de ilus- tres visitantes y forasteros a los que solo les importaba disfrutar de una programación pocas veces vista en otros eventos. Reconocimiento especial merecen hombres de la talla de Jairo ‘El Topo’ Solano con su programa Por los Caminos del Llano en la Voz de los Centauros, Gil Arialdo Rey Roa, director de Llano Y Selva en La Voz del Llano, quienes se convirtieron en difusores permanentes de un evento que en muy poco tiempo trascendió las fronteras de lo local para insertarse en el contex- to nacional e internacional. El apoyo de los medios, que lo aco- gieron como propio fue fundamental para el éxito de un festival que en sus comienzos hubo de financiarse con verbenas, fiestas, venta de licor y comida, cuyos recursos se destinaban para el pago de una logística que cada año exige más inversión por la altura y calidad de su programación. El Festival de la Cachama se convirtió en la mejor plataforma de lanzamiento para las nuevas figuras de la canción llanera y
  • 36. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN para muchos de los que hoy son presentadores o maestros de ceremonias de los más importantes eventos folclóricos en los Llanos Orientales. Leydi Lara, Javier Aldana, Carlos Eduardo Sánchez, Pedro Simón Romero, Robinson Gómez, Lorgio Rodríguez, empezaron a labrarse en la concha acústica de Puerto de Gaitán un futuro promisorio tapizado de grandes éxi- tos. Ellos emprendieron el camino de una sólida carrera que los tiene en la cumbre de las grandes estrellas del joropo. Las voces de los presentadores Misael Fierro Guayara y Luz Mary Torres, hijos de esta tierra, empezaron a escucharse en el Festival de la Cachama y de allí han llegado a los mejores esce- narios en los que se realizan eventos como el Torneo Internacional del Joropo en Villavicencio, Festival Internacional Folclórico de San Martín o Festival del Retorno en Acacías. Hoy son otros los que se están abriendo paso en esta bella profesión y tienen en el Festival de la Cachama una opor- tunidad dorada. Necio sería no reconocer el aporte de la señora Stella Caicedo de Quijano (Q.E.P.D) Óscar Chaquea (Q.E.P.D) prominente ganadero muerto en un absurdo accidente de tránsito, quien se convirtió en uno de los grandes padrinos del evento, especial- mente en el apoyo a las grandes tardes de toros coleados. Como un homenaje perenne a su memoria, la manga de la población hoy lleva su nombre; José Antonio Fierro Trujillo, el eterno caporal de manga; Luis Eduardo Soto, Faustino Enciso, César Calderón, Humberto Daza, Gloria Gutiérrez, Germán González y Alirio Plata, entre otros, quienes aportaron experiencia, tiem- po y dedicación para que cada uno de los eventos programados se realizarán tal como estaban previstos. El trabajo de llano en todo su esplendor atraía a miles de turistas ávidos de ver la monta del potro cerrero y el toro matrero, el ordeño de la vaca mañosa, la varillada (carrera) de caballos y el espectáculo del coleo, donde las mujeres bellas y exuberantes, como esta tierra, se confunden con los hombres recios y decididos. Pero más allá de las bondades folcóricas, turísticas, económicas y sociales que ha engendrado el Festival de la Cachama, se des- taca la siembra de conciencia ambiental entre los habitantes de Puerto Gaitán que han entendido la importancia de preservar
  • 37. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN los recursos naturales, porque de ello depende de que el evento se siga organizando. En sus comienzos se hacían una especie de exorcismos enterrando simbologías alegóricas a la pesca con dinamita, la tala indiscriminada de bosques y la rampante con- taminación. Puerto Gaitán es una tierra donde más del 50% de la población que la habita es indígena, razón más que elemental para incluir cada año una sustanciosa muestra de la cultura, gastronomía, competencias (canotaje y disparo con arco y flechas) y tradicio- nes de la etnia Sikuani en busca de preservar este valioso lega- do que se resiste a claudicar ante la incesante presión de la modernidad. Este es otro de los grandes logros que merecen destacarse dentro del Festival de la Cachama. Las tranquilas y reposadas aguas del majestuoso Manacacías se convierten en un trazo de mil colores cuando explotan en el aire los famosos juegos pirotécnicos o de luces artificiales, marco fantástico de un inolvidable desfile de tonineras, donde las mujeres bellas le roban un espacio a la naturaleza para contri- buir con la grandeza del certamen. La noche cómplice se des- playa silenciosa para llenar de arreboles la mágica noche de La Bola de Fuego, alegoría a una de las más enigmáticas leyendas de hombres curtidos en el llano. El pescador, ese hombre silencioso y taciturno que en cada mañana o al caer la noche sale en busca del sustento para su familia, encontró en el Festival de la Cachama el reconocimien- to que casi nunca se le hace. Su actividad propia es parte inte- gral del evento. Ellos saben que cada año deben pescar el mejor ejemplar de la cachama, lo que además de dinero en efectivo, les da reconocimiento y prestigio. Los hombres del agua saltan al escenario con el producto de una extenuante jornada. La que más pese se llevará el premio especial y una serie de algarabías de los espectadores que observan maravillados como estos hombres dejan a un lado su canoa, el canalete, las redes y el chinchorro para recibir la admiración de quienes jamás han visto en su vida. Pedro Guerrero, veterano pescador de piel cetrina, baja estatura y ojos verdes, aparece en los registros como el primer ganador del concurso del Pesaje de la Cachama. Fernando Villalobos y Hermes Silva, hoy concejales de la
  • 38. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN población, lanzaron la carnada para alzarse con el primer pues- to. Hombres que han hecho de la pesca una digna profesión como Lelio Carvajal y Enrique Useche, recibieron tributo a su esfuerzo al llevar a la pesa las cachamas más pesadas. El Festival de la Cachama es quizás uno de esos eventos del que muchos guardan hermosos recuerdos. Bien sea porque se lo dis- frutaron al máximo en noches de luna llena, o porque les dio la inmensa posibilidad de mostrar sus dotes como cantantes o compositores. La canción inédita en homenaje al festival se convirtió en la tribuna de expresión que muchos esperan cada año para explotar ese autor escondido que muchos llevamos dentro, pero que por falta de oportunidades no podemos mos- trar. En 1.989 mediante acuerdo aprobado por el concejo municipal, el Festival de la Cachama se institucionalizó. Las bases del Festival Internacional Folclórico del Llano, que en cada noviembre se realiza en San Martín, nutrieron la iniciativa que hoy es ley de Puerto Gaitán. El objetivo de la creación del Festival de la Cachama está cum- plido. Si bien es cierto que la música foránea sigue sonando en Puerto Gaitán, también es muy cierto que las semillas de la música llanera se están sembrando en una dinámica juventud que con orgullo y tenacidad lucha para cantar a los cuatro vien- tos que en esta tierra está echando raíces su majestad el joropo. Por eso a muchos se les pone arrozuda la piel cuando en un escenario observan a los hijos de esta llanura exponiendo su clase y su talento. Edgar Ricardo Talero Flores, aquel mozalbete que a los seis años llegó a esta tierra y se enamoró de ella para ser alcalde y concejal, recuerda con orgullo y nostalgia que valió la pena el sacrificio, no importa que en alguna oportunidad estuvo a punto de perder su patrimonio de familia: la panadería La Espiga Dorada, porque el Festival de la Cachama dejó pérdidas por $86.000, que él asumió con decoro. En medio del crecimiento sostenido del Festival de la Cachama no se puede dejar en los manteles del olvido las tradicionales
  • 39. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN ferias y fiestas que cada año se convertían en un carnaval donde los ganaderos, pescadores y comerciantes buscaban la hegemo- nía haciendo que su reina fuera la ganadora. Para ello era nece- sario que recaudara la mayor cantidad de dinero posible. Hombres como Jesús Ospina, Álvaro Ramírez, Horacio Álva- rez y Manuel Talero (Q.E.P.D) les brotaba el civismo por los poros y se echaban en sus hombros la organización de este evento. El hijo de las dificultades El coleo en Puerto Gaitán es hijo de las dificultades. Una tierra de tradición ganadera jamás se había embarcado en la aventura de organizar una faena de este deporte. No existía manga y los coleadores eran perfectos novatos que dejaban volar sus sueños en las vastas praderas. Solo se vivía de las historias orales de lo que acontecía en otras poblaciones cercanas. El Festival de la Cachama parecía estar condenado a vivir su esplendor sin con- tar con las emociones y pasiones que la trilogía hombre-caba- llo-toro suele despertar en un terreno que escasamente llega a los 300 metros de largo. Pero las ganas le pueden al miedo, dicen por ahí. En una tarde de calor abrasador en la que la brisa estaba quieta, un puñado de hombres emprendió la ardua tarea de hacer coleo con los mejores exponentes en los Llanos Orientales. En una improvi- sada manga de madera los vaqueros de las haciendas vecinas vieron realizados sus sueños: montados en caballos criollos se convirtieron en epicentro del espectáculo y de las miradas rece- losas de quienes no creían en que ellos, acostumbrados a cabal- gar a cielo abierto en medio de grandes manadas de ganado, pudiesen adaptarse a las exigentes condiciones de una manga atiborrada de público. Armados de valor y astucia se las inge- niaron para hacer de las vueltas de campana y campanilla ese ingrediente que le estaba haciendo falta a la más popular de las fiestas en el oriente metense. Luego de la experiencia de este coleo doméstico, Luís Eduardo Soto, Raúl Mora, José Ignacio Arévalo, Faustino Encizo, Germán González y Eliécer Sanabria, con el apoyo del alcalde José Camargo Silva pasaron de la simple tertulia a algo serio y trazaron línea para que la faena diaria de los vaqueros se con-
  • 40. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN virtiera en ese condimento especial que le diera la sazón que necesitaba el Festival de la Cachama. En medio de discusiones al calor de unos cuantos aguardientes llaneros surgió la idea de crear el primer club de coleadores de Puerto Gaitán. Su nombre Chiriguare en honor a una hacienda propiedad de Raúl Mora, a orillas del Manacacías. Era el primer paso para que los practicantes de esta disciplina hicieran parte de la Liga y la Federación Colombiana de Coleo. La energía fue bien canalizada y se organizaron tardes dignas de las grandes mangas en los Llanos. Estos osados hombres fueron más allá y crearon su evento propio. Así surgió El Gran Parrando Internacional ‘El Chiriguare de Oro’. Los más avezados coleadores se daban cita cada año en las calientes planicies de Puerto Gaitán en busca del honor y la gloria que les significa obtener este galardón. Pero así como surgió también se evaporó. Las envidias y los celos dieron al traste con esta propuesta que le permitió a los portogaitanenses disfrutar de jornadas inolvidables. Al club Chiriguare se lo tragó la manigua y surgió el club de Coleadores de Puerto Gaitán, que intenta mantener las expectativas que se han gene- rado para el coleo este municipio. En Puerto Gaitán se vivieron los estertores de la pureza del coleo criollo. El de la sabana llevado a las grandes mangas. El de hombres enjutos y de rostro quemado por el sol, pata al suelo, pantalón arremangao, sombrero con barbuquejo, halando a una sola mano, montados en un caballo propio de la tierra, camisa desabotonada y anudada a la cintura, a los que solo les interesaba ganarse el beso de la mujer más bonita que les impo- nía la cinta; porque ahora la historia es otra. Llegaron los enor- mes cuarto de milla y hombres que meten su cabeza en un casco, se ponen guantes y botas con espuelas, muchos tienen más pinta de niños bonitos que de hombres que se dedican a esta ruda faena. Con su ambición por llenarse las alforjas en tar- des teñidas por el crepúsculo y la fortaleza de sus cabalgaduras arrasan con todo. Hasta con la tradición de una disciplina absor- bida por tecnología y la comercialización. A muchos estos cam- bios les dispara la nostalgia y les remuerde la conciencia de saber que de los coleos de pueblo, solo quedarán fotos amari-
  • 41. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN llentas y uno que otro lamento. Nada más. Mientras tanto los coleadores que a diario cabalgan en esta lla- nura infinita viven de las ilusiones de volver a la manga ‘Óscar Chaquea Blanco’ en busca de los aplausos, no importa que ahora tengan que compartirlos con las consideradas ‘vacas sagradas’ del coleo en Colombia. Ellos, cabalgando en sus mon- turas inexpertas para estas lides, saben que a la hora de estar tras el rabo de un pesado toro solo cuenta el valor y la decisión de ir por la mejor coleada de la tarde. Al fin y al cabo es en su tierra en donde tienen esta única oportunidad de ser estandartes de una tradición que cada día se moderniza más. Culto a la belleza natural Sol, playa, rumba, mujeres bellas y perturbadoras. O mujeres bellas y perturbadoras, rumba, playa y sol. El orden es lo de menos, pues todos estos son elementos fundamentales de un evento que concita el interés de aquellos colombianos que anhelan iniciar cada año con mucha alegría y felicidad. Ellos saben que eso lo encuentran en el puente festivo de Reyes en medio de postales naturales perdidas en el horizonte infinito de este llano sin arrugas, donde se yergue una población altiva y orgullosa de entregarle a Colombia el Manacacías Festival de Verano. Puerto Gaitán parece destinado a albergar en su seno a todos los que han hecho de la fiesta y la carnestolendia un esti- lo de vida. Cuando aún se escuchan las doce campanadas despidiendo el año viejo y dándole la bienvenida a uno nuevo, muchas fami- lias empiezan a alistar maletas para emprender un delicioso viaje en medio de soles incandescentes, enormes polvaredas y frescas brisas, que las llevará hasta las tranquilas y reposadas aguas del maravilloso río Manacacías, que cada año saca sus mejores playas de arenas finas que se tornan insuficientes. Aquí, como en la canción del Gran Combo, No hay cama pa’ tanta gente’, sin embargo, muchos se las arreglan para acomo- darse, no importa que sea de medio lado. Puerto Gaitán se convierte en un crisol de culturas, de ritmos musicales. Ricos y menos ricos se funden en el abrazo de la rumba. Se estrechan las manos de esos amigos que jamás se han
  • 42. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN conocido y se da rienda suelta a la alegría para que cabalgue encabritada en este paraíso natural. Manacacías Festival de Verano es la amalgama perfecta en la que la belleza de la mujer colombiana enciende la llama de las ilusiones. De figuras casi perfectas, como diosas coronadas, alimentan la esperanza de muchos soñadores. Voleybol playa, fútbol playa, sky, jet sky, competencias atléti- cas y demostraciones de actividades extremas le dan al evento ese toque propio de las grandes playas del mundo, en el que cuerpazos de piel canela se roban todas las miradas, poco importa que la victoria no llegue. Es que el Manacacías Festival de Verano desbordó todos los límites previstos y la capacidad hotelera del puerto no satisface la alta demanda de la temporada. Y es ahí cuando aflora la hos- pitalidad de sus habitantes, que en gestos inesperados ofrecen sus casas para que allí se hospeden familias enteras. Surge ese acercamiento donde el calor humano es vital para fortalecer amistades que surgen bajo noches estrelladas y al vaivén de los vientos de verano de comienzo de año. Al otro lado del puente sobre el Manacacías, cuando empieza a caer la noche, los artesanos de la rumba empiezan a tejer sus mejores piezas para que miles de espectadores las conviertan en fiesta. El merengue, el vallenato, la salsa, el son, el regaeton, la raspa, la zoca, la champeta y hasta la zamba brasileña corren aceleradamente por las venas de los dueños de la alegría y los transportan hacia estados inimaginables de la felicidad. De pronto surge la voz del coplero improvisado que al compás del arpa, cuatro y maracas deja escuchar sus notas melodiosas para darle al festival la universalidad que los puristas del folclor a cada instante reclaman. Las playas cristalinas del Manacacías guardan celosas momen- tos inolvidables de parrandas animadas por las más grandes orquestas del mundo que no tienen objeciones de llegar hasta estas tierras a entregar su capacidad y profesionalismo para que muchos se olviden, al menos por un momento, de las dificulta- des y las preocupaciones propias de la vida en este valle de lágrimas.
  • 43. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Cuando los éxitos acompañan las grandes gestas, son muchos los que acostumbran a montarse en el bus de la victoria. Tal vez reclaman para sí la gloria de un evento del que nadie, ni quizás el más optimista de los optimistas, esperaba tuviese la prestan- cia y el prestigio que los colombianos le han otorgado. Por eso es bueno reconocer la ardua labor desempeñada por un joven hijo de la tierra: José Alexander Fierro Guayara, comunicador social y periodista de la Universidad del Meta, quien en una tarde caliente, en medio de la resaca de una época de fin de año tuvo la idea de invitar a sus amigos de parranda a inventarse alguna forma pasar diferente el puente festivo de Reyes. Este tímido comienzo jamás presagiaba el nacimiento de una festivi- dad grande y engrandecedora para la región. Improvisaron todo. Pero fue una improvisación que les permitió echar a andar un espectáculo digno de las mejores playas, no solo colombia- nas, sino del mundo. Cuando pone su mirada en el retrovisor de la vida, Alexander aún se pregunta cómo es que Manacacías Festival de Verano mantiene ese ritmo ascendente en el exigen- te gusto de quienes aprecian una gran rumba en medio de la exótica naturaleza. Junto a José Alexander estuvieron Blierman Guerrero, Luís Alberto Bohórquez, Berto García y Freddy Rebellón, tan inquietos como él, quienes se montaron en el tobogán de una divertida aventura que cada año pone a Puerto Gaitán y sus bellezas naturales en la boca y la mente de muchos colombia- nos. Óscar Erwin Bolaños Cubillos, ex alcalde de la población, es quizás quien mejor entendió lo que se estaba fraguando y no dudó en ningún momento en ofrecerle el respaldo que una orga- nización de esta naturaleza exige. Inteligente decisión que cimentó sólidas bases para forjar en letras de molde inmensas el futuro promisorio de este espectáculo. Cultura Rasgando ilusiones Incipiente es el trabajo que en cultura se realiza en Puerto Gaitán. La actividad artística se circunscribe a lo que desarrolla la Casa de la Cultura, donde la niñez acude en busca de perfec- cionar sus conocimientos, especialmente en las expresiones que identifican al llano.
  • 44. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Instructores de arpa, cuatro, maracas, bandola y de la danza del joropo forman la nueva generación de la música llanera en Puerto Gaitán. Hoy el municipio se hace presente en la mayo- ría de eventos y festivales que se hacen en territorio metense o en otras regiones del país. Los esfuerzos que en sus comienzos hicieron cultores de la música llanera como Don Luís María Rico con su inolvidable bandola ‘quitapesares’ invitado de lujo en los grandes parran- dos, empiezan a arrojar los frutos esperados, pues hay talento- sos niños en los que están puestas las esperanzas de no dejar morir este legado cultural y artístico. Y uno de estos grandes abanderados es Marcos Molina, eximio bandolista, considerado uno de los mejores como la ha demostrado en los exigentes escenarios del mundo musical llanero. En las concentraciones escolares y en el colegio Jorge Eliécer Gaitán también se fomenta la práctica de danzas folclóricas y demás manifestaciones tradicionales que enriquecen el legado de este crisol de culturas enraizadas en Puerto Gaitán. Los Festivales de La Cachama y de Verano se han convertido en la plataforma de lanzamiento para muchos que sueñan con llegar a la cúspide en el competido mundo de la cultura llan Desarrollo social Educación Moldeando el futuro La ignorancia es el bastión de la pobreza y caldo de cultivo para que broten los gérmenes de la descomposición social. Esta es una realidad que hiere en lo más profundo a muchas familias colombianas. Quienes decidieron echar raíces a orillas del Manacacías entendieron muy temprano que para evitar los estragos del analfabetismo, era necesario emprender una cruza- da para que la niñez fuera a la escuela y a través de las letras y la instrucción empezara a descubrir el mundo.
  • 45. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Las condiciones particulares de la población de Puerto Gaitán, donde la mayoría es indígena, obligó a implantar condiciones especiales para la enseñanza. Por eso en las comunidades abo- rígenes existen maestros de la misma etnia, quienes imparten instrucción con base a sus características socio culturales en procura de mantener intactas sus costumbres y tradiciones. Es un proceso que se mantiene en medio de las dificultades propias que deben afrontar estos grupos ante la indiferencia estatal. En cada uno de los resguardos funcionan establecimientos educati- vos en donde se forma la nueva generación de líderes que con- tinuarán defendiendo el legado de sus ancestros. En sus comienzos eran precarias las condiciones de la enseñan- za en Puerto Gaitán. La distancia y las pocas probalidades de comunicación terrestre daban al traste con las buenas intencio- nes de quienes idealizaban un proceso de enseñanza a la altura de otros centros urbanos. Como es de suponer la comunidad adolecía de la infraestructura adecuada para el funcionamiento de establecimientos educativos. Pero la constancia vence lo que la dicha no alcanza y luego de muchos intentos y gestiones surge el Hogar Juvenil Camilo Torres que se convirtió en el receptor de una juventud ávida de conocimientos y nuevas oportunidades que no encontraban en las fincas y haciendas a lo largo y ancho de la sabana. Sus funciones de internado le per- mitían a muchas familias llevar a sus hijos que emprendieron la noble tarea de otear nuevos horizontes. Son muchos los nom- bres de hombres y mujeres que contribuyeron con el proceso de enseñanza. Algunos pasaron e hicieron historia. Otros como Paulina Gacha siguen empeñadas en no abandonar esa noble vocación de enseñar. Son más de 20 años de su vida sembrados en este proceso sin fin. ‘Gachita’, como le dicen cariñosamente alumnos y padres de familia es un digno ejemplo de lo que encarna el auténtico ejercicio de la pedagogía. Dado este primer paso surge la necesidad de seguir formando a las nuevas generaciones sin necesidad de abandonar su terruño. Entonces surge la lucha de crear un colegio en donde se impar- tiera la educación básica secundaria a un puñado de muchachos que pronto dejarían la escuela. En las mismas instalaciones del Hogar Juvenil Camilo Torres, bajo la sombra de frondosos árboles empezó a labrarse la historia del colegio Jorge Eliécer
  • 46. MONOGRAFíA PUERTO GAITÁN Gaitán, centro educativo de singular importancia en el oriente metense. Cargando sus ilusiones para sentarlas en improvisados pupitres este grupo de alumnos se sobrepuso a las precarias condiciones de enseñanza y atendió los sabios concejos de edu- cadores de la talla de la licenciada Inés Núñez, primera rectora de la institución, y los docentes Luís Alfredo Angarita Angarita y José Antonio Mosquera Fresneda, recién salidos del cascarón como educadores quienes en medio de su inexperiencia fueron fundamentales para sembrar en esta nueva generación las bases de una vida cargada de emociones gracias al maravilloso viaje que por el mundo del conocimiento ellos guiaron. De Santander de Quilichao (Cauca) llegó luego una morena encantadora y entusiasta. Licenciada en Química puso sus conocimientos al servicio de sus educandos. Fue tanto el amor por esta tierra que aquí sembró sus raíces y hoy la negra Maricel Terranova es parte activa de la sociedad de Puerto Gaitán. Posteriormente las condiciones locativas mejoraron y al menos ya había salones y pupitres decentes. En un acto de generosidad los jerarcas de la Iglesia Católica permitieron que allí en una edificación contigua a la iglesia funcionara el plantel. Aunque no logró graduar una primera promoción en sus instalaciones, se recuerdan los nombres de Julio Alberto Sabogal Villalobos, Misael Fierro Guayara, Nieves Novoa, Zoila y Leonor Ruiz, Ventura Melo, Calixto Unda, Carlos Acevedo, César Tulio Rueda, Luz Dary y Nubia Silva, Carmenza Vergaño, Stella Mora, Clara Inés Fierro, Carlos Eduardo ‘Lalo’ Sánchez, Víctor Manuel y José Vicente Acosta, Fernando González, Plinio Hernán Medina, Carlos Arturo Pineda, Jaír Restrepo, hoy con- vertidos en hombres de bien, quienes por siempre llevan en su corazón las enseñanzas que allí recibieron y expresan un agra- decimiento perenne a quienes fueron sus profesores, amigos, consejeros y hasta compañeros de parranda. Ahora el colegio Jorge Eliécer Gaitán es unidad educativa y cuenta con modernas instalaciones y amplió su oferta. Ofrece la posibilidad de estudiar desde preescolar, básica primaria hasta los grados 10 y 11 de educación media académica y media téc- nica con especialidad en turismo y agropecuarias en jornada diurna. Esta nueva dinámica está fundada en los ingentes esfuerzos que desde hace más de dos décadas viene realizando