3. Requisitos de generación
1. Amistad
2. Actividades
culturales comunes
3. Fechas de
nacimiento cercanas
4. Heterogeneidad
estilística
5. Evolución similar
6. Guía espiritual: JRJ.
4. - Residencia de
estudiantes
1. Amistad
Reunión de la Orden de Toledo en la
Venta del Aire. De izquierda a
derecha, José Bello, José Moreno
Villa , Luis Buñuel, José María Salvador Dalí, José Moreno Villa,
Hinojosa (sentado), María Luisa Luis Buñuel, Federico García Lorca
González y Salvador Dalí. y José Antonio Rubio Sacristán
5. 2. Actividades culturales juntos
• Revista Litoral
• Revista Carmen
• Revista Lola
• Ateneo de Sevilla:
Homenaje a Góngora
– Ignacio Sánchez
Mejías
– 1627-1927
– Blasco Garzón y
Romero Martínez, del Alberti, Lorca, Juan Chabás, Becarisse, Jorge
Ateneo. Guillén, Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo
Diego en la Real Sociedad Económica de amigos
del País, cedido al Ateneo de Sevilla como
homenaje a Góngora, organizado por Ignacio
Sánchez Mejías, torero y escritor.
6. Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
De este, pues, formidable de la tierra
Bostezo, el melancólico vacío
A Polifemo, horror de aquella sierra,
Bárbara choza es, albergue umbrío
Y redil espacioso donde encierra
Cuanto las cumbres ásperas cabrío,
De los montes esconde: copia bella
Que un silbo junta y un peñasco
sella. Un monte era de miembros
eminente
Este que —de Neptuno hijo fiero—
De un ojo ilustra el orbe de su frente,
Émulo casi del mayor lucero;
Cíclope a quien el pino más valiente
Bastón le obedecía tan ligero,
Y al grave peso junco tan delgado,
Fábula de Polifemo y Galatea, ejemplootro cayado. estilo basado en el uso de metáforas
Que un día era bastón y de culteranismo,
difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos e hipérbatos, lo cual admiraban y emularon los
poetas del 27.
7. Todo tipo de actividades
El perro andaluz, de Luis Buñuel
• Cine
• Pintura
• Poesía
• Ensayo
• Teatro…
La Barraca, compañía de teatro
universitario dirigida por Lorca
8. 3. Fechas de nacimiento cercanas
• Jorge Guillén (1893-1984)
• Pedro Salinas (1892-1951)
• Gerardo Diego (1896-1987)
• Federico García Lorca
(1898-1936)
• Rafael Alberti (1902-1999)
• Vicente Aleixandre
(1898-1984)
• Luis Cernuda (1902-1963)
• Miguel Hernández
(1905-1999)
(1910-1942)
9. ¡Tod a la p rim ave ra d orm ía e ntre tu s m anos !
Inicias te e n u n ge s to la fie s ta d e las ros as
y e rgu is te , e naj nad a,
e
e s a fle ch a d e lu z q u e im p re gna los
cam inos .
¡Tod a la p rim ave ra!
F e rvore s d e l ins tante trans id o d e cap u llos ,
gracia tím id a y le ve d e l p e rfu m e s in ras tro,
caricias qu e d e s p ie rtan e l s e xo d e las
h oras .
Brotaron d e tu s p alm as e n éxtas is gozos o
los trinos y las b ris as . Y tu ad e m án s e cre to
d e s p e rtó e n ru b ore s la p u b e rtad d e l m u nd o.
¡Tod o vino p or ti! P orqu e tu s m anos le ntas
ciñe ron b re ve m e nte m i carne e s tre m e cid a,
p orq u e al rozar m i cu e rp o
d e s p e rtas te u na flor q u e trae la p rim ave ra
10. 4. Heterogeneidad estilística, pero
con ciertos elementos comunes.
• El símbolo
• Imagen visionaria
• La sinestesia
• Métrica variable:
– Metros cortos
– Clasicismo
– Vanguardia
Metáfora de la vida
11. a)
DESHUMANIZACIÓN:
desencadenar emociones 5. Evolución
desnudas e intelectuales.
- La poesía pura:
similar
metáfora e imagen.
Hermetismo.
- Vanguardias
- Neopopularismo
- Neotradicionalismo
b) REHUMANIZACIÓN:
- Surrealismo: el mundo
onírico e inconsciente, de
los deseos escondidos.
Metáfora irracional. c) LA GUERRA Y
EL EXILIO O LA
- Neorromanticismo:
Bécquer, y lo personal- MUERTE
12. - Vanguardias:
“los ismos se infiltraban por todas partes, se
sucedían en oleadas súbitas, como
temblores sísmicos, siendo más que difícil el
resultar del todo ileso en su incesante flujo y
reflujo”
Rafael Alberti en su obra en prosa: La
arboleda perdida, autobiografía.
13. • En la Residencia desde
1913
6. Guía
• No participó en el espiritual JRJ.
homenaje a Góngora.
• Telegrama grotesco de
Buñuel y Dalí:
“Amigablemente. Te felicitamos
por tu Platero y yo. Es el burro
más burro de todos los burros que
hemos conocido”.
• sus antiguos “discípulos”
tomaron en 1935 como
nuevo maestro a Neruda
para dirigir “Caballo verde
para la poesía”.
• Allí el poeta publicó su
Manifiesto de la poesía
impura,contrario a la
poesía pura, de JRJ.
Pedro Salinas, JRJ y Jorge Guillén
14. • tono bastante intelectual
• cálida y expresiva
Autores: • la poesía es el acceso a la esencia de
las cosas y experiencias vitales, a
Pedro través de un proceso de interiorización.
Salinas • Poesía:
– poesía pura
1892-1951
• raíz futurista: Seguro azar 1929,
Fábula y signo, 1931
• Amorosa: La voz a ti debida,
Razón de amor (1936)
• el poeta indaga en las razones
últimas de lo afectivo
• lenguaje sincero y emotivo
• sin efectos brillantes
• paradojas, juegos y condensación
de conceptos, etc.
– Todo más claro (1949),lucha entre
su fe en la vida y la angustia por la
situación política y social
15. 35 BUJÍAS
Sí, cuando quiera yo
la soltaré. Está presa
aquí arriba, invisible.
Yo la veo en su claro
castillo de cristal, y la vigilan
-cien mil lanzas- los rayos
-cien mil rayos- del sol. Pero de noche,
cerradas las ventanas
para que no la vean
-guiñadoras espías- las estrellas,
la soltaré (Apretar un botón.).
Caerá toda de arriba
a besarme, a envolverme
de bendición, de claro, de amor, pura.
En el cuarto ella y yo no más, amantes
Seguro azar, 1929 eternos, ella mi iluminadora
musa dócil en contra
de secretos en masa de la noche
-afuera-
descifraremos formas leves, signos,
perseguidos en mares de blancura
por mí, por ella, artificial princesa,
amada eléctrica.
16. bujía.
(De Bujía, ciudad de Argelia).
1. f. Vela de cera blanca, de
esperma de ballena o estearina.
2. f. Candelero en que se pone.
3. f. Unidad empleada para
medir la intensidad de un foco
de luz artificial.
4. f. En los motores de
combustión interna, pieza que
hace saltar la chispa eléctrica
que ha de inflamar la mezcla
gaseosa.
RAE
17. ¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
por venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me
llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
nunca desde los labios que te
beso, La voz a ti debida, 1933
nunca desde la voz que dice:
"No te vayas."
18. Invitación al llanto. Esto es un llanto,
ojos, sin fin, llorando,
escombrera adelante, por las ruinas -márgenes de nubes
de innumerables días. blancas-
Ruinas que esparce un cero-autor de de las tierras de la Tierra,
nadas, vuelta cuaderno de mapas.
obra del hombre-, un cero, cuando estalla.
Cayó ciega. La soltó,
la soltaron, a seis mil
metros de altura, a las cuatro.
¿Hay ojos que le distingan
a la Tierra sus primores
desde tan alto?
¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,
que se tejen, se destejen,
mariposas, hombres, tigres,
amándose y desamándose?
No. Geometría. Abstractos
colores sin habitantes,
embuste liso de atlas.
Cientos de dedos del viento
una tras otra pasaban
las hojas Fragmento de “Cero”, en Todo más claro, 1949)
19. • mayor coherencia estética
Autores: Jorge Aire Nuestro: Cántico
Clamor
Guillén (1893-1984) Homenaje.
• poesía difícil, con una
carga intelectual evidente.
• realidades cotidianas que
forman la vida del hombre
• el vivir= un descubrimiento,
una revelación permanente,
dentro de la cual la
experiencia cotidiana
adquiere una nueva luz
• lenguaje poético "puro“:
•A partir de la Guerra Civil, su obra da
un vuelco. Exiliado, refleja la angustia y desnudo de imágenes
el caos que afectaban en la posguerra al deslumbrantes, nos evoca
mundo occidental. Los libros de esta
etapa se agrupan en la serie Clamor una realidad en la que las
(1950-1963). cosas son vistas en su
esencia última.
20. BEATO SILLÓN
¡Beato sillón! La casa
Corrobora su presencia
Con la vaga intermitencia
De su invocación en masa
A la memoria. No pasa
Nada. Los ojos no ven,
Saben. El mundo está bien
Hecho. El instante lo exalta
A marea, de tan alta,
De tan alta, sin vaivén.
Cántico, 1928-50
21. LA SANGRE AL RÍO
Llegó la sangre al río.
Todos los ríos eran una sangre,
Y por las carreteras
De soleado polvo
—O de luna olivácea—
Corría en río sangre ya fangosa
Y en las alcantarillas invisibles
El sangriento caudal era humillado
Por las heces de todos.
Entre las sangres todos siempre juntos,
Juntos formaban una red de miedo.
También demacra el miedo al que asesina,
Y el aterrado rostro palidece,
Frente a la cal de la pared postrera,
Como el semblante de quien es tan puro
Que mata.
Encrespándose en viento el crimen sopla.
Lo sienten las espigas de los trigos,
Lo barruntan los pájaros,
Clamor, 1950-1963
No deja respirar al transeúnte
Ni al todavía oculto,
No hay pecho que no ahogue:
Blanco posible de posible bala.
22. Siempre he querido concluir mi obra,
Y sucediendo está que la concluyo.
Lo mejor de la vida mía es suyo.
¿Hay tiempo aún de más? Papel no sobra.
Al lograr mi propósito me siento
Triste, muy triste. Soy superviviente,
Aunque sin pausa mane aún la fuente,
Y yo responda al sol con nuevo aliento.
¡Dure yo más! La obra sí se acaba.
Ay, con más versos se alzaría obesa.
Mi corazón murmura: cesa, cesa.
La pluma será así más firme y brava.
Como a todos a mí también me digo:
Límite necesario nos defina.
Es atroz que el minero muera en mina.
Acompáñame la luz que abarque trigo.
Este sol inflexible de meseta
Nos sume en la verdad del aire puro.
Clamor, 1950-1963
Hemos llegado al fin y yo inauguro,
Triste, mi paz: la obra está completa.
Homenaje, 1967
23. Autores:
'Yo no soy responsable
de que me atraigan Gerardo Diego
simultáneamente el
campo y la ciudad, la
(1896 - 1987)
tradición y el futuro; de
que me encante el arte
nuevo y me extasíe el
antiguo; de que me
vuelva loco la retórica
hecha y me torne más
loco el capricho de
volver a hacérmela
-nueva-, para mi uso
particular e
intransferible'. (del libro
'generación del 27.
poemas'. Autor: José
Antonio García
24. • antología Poesía
Española (1932)
Gerardo
• revistas literarias Diego: obra
'Carmen' y 'Lola'
• renovación
vanguardista
(creacionismo y
ultraísmo):
– Manual de espumas
(1924)
– Fábula de Equis y
Zeda (1932)
• tradición clásica,
romántica y moderna:
– El romancero de la
novia (1920)
– Versos humanos
(1925)
– Alondra de verdad
(1941)
25. COLUMPIO
A caballo en el quicio del mundo
un soñador jugaba al sí y al no Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores
Bandadas de flores
Flores de sí Flores de no
Cuchillos en el aire
que le rasgan las carnes
forman un puente
Sí No Imagen, 1921
Cabalgaba el soñador
Pájaros arlequines
cantan el sí cantan el no
26. SUCESIVA
Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva, Alondra de verdad,
manantial tú de ti, agua furtiva, 1926-36
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
27. Federico García Lorca (1898-1936)
• Romancero Gitano
Poema del Cante Jondo:
– Andalucía mítica y trágica
– Pueblo gitano marginal
– Estrofas tradicionales
– Fatalismo y muerte
– Lenguaje deslumbrante
• Poeta en Nueva York:
– rico en visiones casi
intraducibles: surrealismo
– crudas impresiones de la vida
norteamericana: lo urbano
• Llanto por Ignacio Sánchez
Mejías: elegía inmensa y muerte.
28. Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora, Lloras zumo de limón
cuando por el monte oscuro agrio de espera y de boca.
baja Soledad Montoya. ¡Qué pena tan grande! Corro
Cobre amarillo, su carne, mi casa como una loca,
huele a caballo y a sombra. mis dos trenzas por el suelo,
Yunques ahumados sus pechos, de la cocina a la alcoba.
gimen canciones redondas. ¡Qué pena! Me estoy poniendo
Soledad, ¿por quién preguntas de azabache carne y ropa.
sin compaña y a estas horas? ¡Ay, mis camisas de hilo!
Pregunte por quien pregunte, ¡Ay, mis muslos de amapola!
dime: ¿a ti qué se te importa? Soledad: lava tu cuerpo
Vengo a buscar lo que busco, con agua de las alondras,
mi alegría y mi persona. y deja tu corazón
Soledad de mis pesares, en paz, Soledad Montoya.
caballo que se desboca, Por abajo canta el río:
al fin encuentra la mar volante de cielo y hojas.
y se lo tragan las olas. Con flores de calabaza,
No me recuerdes el mar, la nueva luz se corona.
que la pena negra, brota ¡Oh pena de los gitanos!
en las tierras de aceituna Pena limpia y siempre sola.
bajo el rumor de las hojas. ¡Oh pena de cauce oculto
¡Soledad, qué pena tienes! y madrugada remota!
¡Qué pena tan lastimosa!
“Romance de la pena negra”,
Romancero gitano, 1928
29. La aurora de Nueva York tiene números y leyes,
cuatro columnas de cieno a los juegos sin arte, a sudores
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas sin fruto.
podridas. La luz es sepultada por cadenas
La aurora de Nueva York gime y ruidos
por las inmensas escaleras en impúdico reto de ciencia sin
buscando entre las aristas raíces.
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe Por los barrios hay gentes que
en su boca vacilan insomnes
porque allí no hay mañana ni como recién salidas de un
esperanza posible. naufragio de sangre.
A veces las monedas en
enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados
niños.
Los primeros que salen
comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores
deshojados;
saben que van al cieno de
Poeta en Nueva York, 1929-30
30. A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida a las cinco de la tarde.
a las cinco de la tarde. Huesos y flautas suenan en su oído
Lo demás era muerte y sólo muerte a las cinco de la tarde.
a las cinco de la tarde. El toro ya mugía por su frente
El viento se llevó los algodones a las cinco de la tarde.
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde. a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde. a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde. Trompa de lirio por las verdes ingles
Comenzaron los sones de bordón a las cinco de la tarde.
a las cinco de la tarde. Las heridas quemaban como soles
Las campanas de arsénico y el humo a las cinco de la tarde,
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde. a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba! A las cinco de la tarde.
a las cinco de la tarde. ¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde ¡Eran las cinco en todos los relojes!
cuando la plaza se cubrió de yodo ¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, 1935
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.
31. • lírica popular: Marinero
en Tierra (1924), en
Autores: Rafael
forma de canciones, y
con personajes del Alberti (1902-1999)
pueblo y de oficios muy
sencillos.
• surrealista en Sobre los
ángeles (1929): ha
perdido su Paraíso,
desamparo y tristeza.
• poesía de combate Poeta
en la calle, 1936,
exaltada y comunista.
• Exilio: Baladas y
canciones del Paraná,
1954: dolor del exilio,
amor a España
32. Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
Marinero en tierra, 1925
Dawson Montagne (1895-1973)
33. DESAHUCIO
Ángeles malos o buenos,
que no sé,
te arrojaron en mi alma.
Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.
De rondón, el viento hiere
las paredes,
las más finas, vítreas láminas.
Humedad. Cadenas. Gritos.
Ráfagas.
Te pregunto:
¿cuándo abandonas la casa,
dime,
qué ángeles malos, crueles,
quieren de nuevo alquilarla?
Dímelo.
Sobre los ángeles, 1929
34. Los niños de Extremadura
van descalzos.
¿Quién les robó los zapatos?
Les hiere el calor y el frío.
¿Quién les rompió los
vestidos?
La lluvia
les moja el sueño y la cama.
¿Quién les derribó la casa?
No saben
los nombres de las estrellas.
¿Quién les cerró las escuelas?
Los niños de Extremadura
son serios.
¿Quién fue el ladrón de sus
juegos?
(El poeta en la calle, 1935)
35. Hoy las nubes me trajeron,
volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!
Se le llenó de caballos
la sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
busqué mi pueblo y mi casa.
Entré en el patio que un día
fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
volvió para darme agua.
Baladas y canciones del Paraná
1953
36. Vicente • Ámbito (1924-1927), poesía pura
Aleixandre • Espadas como labios (1930-1931)
La destrucción o el amor
(1932-1933)
(1898-1984) – Surrealismo
– visión muy pesimista del
hombre ante el Universo.
– el sentimiento amoroso es
visto como una fuerza
destructiva
• Sombra del Paraíso (1944), el
mundo en su origen, con las
criaturas recién creadas. Todo tan
hermoso, puro y virginal, hace
gritar al poeta: ¡Humano, no
nazcas!
• Historia del corazón (1954): deseo
del poeta de salir de sí mismo y
partir hacia el encuentro con los
demás
• Poemas de la Consumación
(1968): vejez del autor, en su
conciencia que reflexiona ante el
Premio Nobel de Literatura, en 1977. apagamiento de sus días.
37. ADOLESCENCIA
Vinieras y te fueras
dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro
puente.
—El pie breve,
la luz vencida alegre—.
Muchacho que sería yo
mirando
aguas abajo la corriente,
Ámbito, 1924-27 y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.
38. VERDAD SIEMPRE
A Manuel Altolaguirre
Sí, sí, es verdad, es la única verdad;
ojos entreabiertos, luz nacida,
pensamiento o sollozo, clave o alma,
este velar, este aprender la dicha,
este saber que el día no es espina,
sino verdad, oh suavidad. Te quiero.
Escúchame. Cuando el silencio no existía,
cuando tú eras ya cuerpo y yo la muerte,
entonces, cuando el día.
Noche, bondad, oh lucha, noche, noche.
Bajo clamor o senos, bajo azúcar,
entre dolor o sólo la saliva,
allí entre la mentira sí esperada,
noche, noche, lo ardiente o el desierto.
Espadas como labios, 1931
39. Enigma o sangre de otras vidas pasadas,
suprema interrogación que ante los ojos me habla,
signo que no comprendo a la luz de la luna.
Sangre negra, corazón dolorido que desde lejos la
envías a latidos inciertos, bocanadas calientes,
vaho pesado de estío, río en que no me hundo,
que sin luz pasa como silencio, sin perfume ni amor.
Triste historia de un cuerpo que existe como existe un
planeta, como existe la luna, la abandonada luna,
hueso que todavía tiene un claror de carne.
Aquí, aquí en la tierra echado entre unos juncos,
entre lo verde presente, entre lo siempre fresco,
veo esa pena o sombra, esa linfa o espectro,
esa sola sospecha de sangre que no pasa.
¡Corazón negro, origen del dolor o la luna,
corazón que algún día latiste entre unas manos.
beso que navegaste por unas venas rojas,
cuerpo que te ceñiste a una tapia vibrante!
La destrucción o el amor, 1935, “Corazón negro”
40. No te olvides, temprana, de los besos un día.
De los besos alados que a tu boca llegaron.
Un instante pusieron su plumaje encendido
sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.
Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,
En tu boca latiendo su celeste plumaje.
Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.
¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan,
escapan?
Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.
Ah, los picos delgados entre labios se hunden.
Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste
que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.
¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!
Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.
Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,
que te rozan, revuelan, mientras ciega tú brillas.
No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.
Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.
Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.
Sombra del paraíso, 1944 Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.
41. Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sí se empapa del amor hermoso.
Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo, que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas,
oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo sólo sonido
de mi voz poseyéndole.
Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsa
mi amor —el nunca incandescente hueso del hombre—.
Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese lento contacto de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entro
despacio, despacísimo, secretamente en tu vida,
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne
Historia del corazón, 1945-53
42. EL OLVIDO
No es tu final como una copa
vana que hay que apurar. Arroja
el casco, y muere.
Por eso lentamente levantas en
tu mano un brillo o su mención, y
arden tus dedos, como una nieve
súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y
calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es
obsceno, peor: es triste. Olvidar
es morir. Con dignidad murió. Su
sombra cruza.
Poemas de la consumación, 1968
43. El álamo de Miraflores
En el centro del pueblo
quedaba el árbol grande
Era una plaza mínima,
pero el árbol viejísimo
la desbordaba entera
Las casa bajas como animales tristes
a su sombra dormían. Creeríase
Plaza del álamo
que a veces levantaban una cabeza, alzasen
de Miraflores
una noble mirada y viesen aquel cielo de verdor
que hacía música o sueño.
Todo dormía y vigilante alzaba
su grandeza el gran álamo.
Diez hombres no rodearían su tronco.
¡Con cúanto amor lo abrazarían midiéndolo!
Pero el árbol, si fue en su origen (¿quién lo sabría ya?)
una enorme ola de tierra que desde un fondo reventó,
y quedóse hoy es árbol vivo. Abuelo siempre vivo del pueblo,
augusto por edad y presencia.
44. •
Luis Cernuda comienzos experimentales: pura y
clasicista. El perfil del aire y
Primeros poemas (1924-27)
(1902-1963) • Surrealismo:
Los placeres prohibidos
– basada en la experiencia
personal, más honda y auténtica
– la imagen pierde también su
carácter decorativo y colorista
para hacerse más sobria, intensa
y conceptual
– expresión de alegrías profundas y
desgarros íntimos.
• Vuelve a la poesía becqueriana
Donde habite el olvido, 1933
• Guerra Civil: Las nubes
• Exilio: soledad, dolor. Vivir sin
estar viviendo, 1944-49
Su producción poética esencial está
compilada en
La realidad y el deseo (1936-1962)
45. En soledad. No se siente
el mundo, que un muro sella;
la lámpara abre su huella
sobre el diván indolente.
Acogida está la frente
al regazo del hastío.
¿Qué ausencia, qué desvarío
a la belleza hizo ajena?
Tu juventud nula, en pena
el blanco papel vacío.
Primeras poesías, 1924-27
46. Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su voz por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de
su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en
alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, Los placeres prohibidos, 1931
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
47. Como una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo
levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.
Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,
yo, el más enamorado,
en las orillas del amor,
sin que una luz me vea
definitivamente muerto o vivo,
contemplo sus olas y quisiera anegarme,
deseando perdidamente
descender, como los ángeles aquellos por la
Donde habite el olvido, escala de espuma,
1931, título extraído de la hasta el fondo del mismo amor que ningún
Rima LXVI de Bécquer hombre ha visto.
48. Rima LXVI de Bécquer
¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.
¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
49. La sal de nuestro mundo eras,
Vivo estabas como un rayo de sol,
Y ya es tan sólo tu recuerdo
Quien yerra y pasa, acariciando
El muro de los cuerpos
Con el dejo de las adormideras
Que nuestros predecesores ingirieron
A orillas del olvido.
Si tu ángel acude a la memoria,
Vicente Alexandre, Luis Sombras son estos hombres
Cernuda y Federico García Que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
Lorca La muerte se diría
Más viva que la vida
Porque tú estás con ella,
Pasado el arco de tu vasto imperio,
Poblándola de pájaros y hojas
Con tu gracia y tu juventud incomparables.
Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
Que vivo tanto amaste
Efímeros pasar junto al fulgor del mar.
Desnudos cuerpos bellos que se llevan
Tras de sí los deseos
Las nubes (1934-1940)
50. EL VIENTO Y EL ALMA
Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie. Vivir sin estar viviendo, 1944-49
Mas no es él quien en
desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy
cárcel,
fue viento libre, y recuerda.
51. • Poemas puros. Poemillas
de la ciudad (1921), de
Dámaso Alonso
corte juvenil, con
influencias: Antonio (1898-1990)
Machado, Juan Ramón
Jiménez y los movimientos
de vanguardia.
• Hijos de la ira (1944),
referente imprescindible de
la "poesía desarraigada",
caracterizada por el grito
que surge de una angustia
existencial provocada por
un mundo caótico.
• Hombre y Dios (1955), de
temática religiosa
52. MADRIGAL DE LAS ONCE
Desnudas han caído
las once campanadas.
Picotean la sombra de los
árboles
las gallinas pintadas
y un enjambre de abejas
va rezumbando encima.
La
mañana
ha roto su collar desde la torre.
En los troncos, se rascan las
cigarras.
Por detrás de la verja del
jardín,
resbala,
quieta, Poemas puros. Poemillas de la
tu sombrilla blanca. ciudad (1921)
53. INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón
de cadáveres (según las últimas
estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me
incorporo en este nicho en el que hace 45
años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al
huracán, o ladrar los perros, o fluir
blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el
huracán, ladrando como un perro
enfurecido, fluyendo como la leche de la
ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a
Dios, preguntándole por qué se pudre
lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de
cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se
pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con Hijos de la ira (1944)
nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes
rosales del día, las tristes azucenas
letales de tus noches?
54. SONETO SOBRE LA LIBERTAD HUMANA
Qué hermosa eres, libertad. No hay nada
que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento.
Más brilla y en más puro firmamento
libertad en tormento acrisolada.
¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada?
Venid: amordazad mi pensamiento.
Grito no es vibración de ondas al viento:
grito es conciencia de hombre sublevada.
Qué hermosa eres, libertad. Dios mismo
te vio lucir, ante el primer abismo
sobre su pecho, solitaria estrella.
Una chispita del volcán ardiente
tomó en su mano. Y te prendió en mi frente,
libre llama de Dios, libertad bella.
Hombre y Dios (1955)
55. • por edad, de la Gen. del 36.
Miguel
• En El rayo que no cesa Hernández
(1936), sobre todo en sonetos,
combina su experiencia de la (1910-1942)
naturaleza y el pastoreo con la
métrica clásica, produciendo
una poesía apasionada y
deslumbrante.
• en guerra, cultiva una poesía
militante en apoyo de la causa
republicana (Vientos del
pueblo, 1937).
• Poesía en la cárcel, donde
recupera sus raíces
poéticas(Cancionero y
romancero de ausencias,
1938-1941).
56. ¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?
¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?
Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.
Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.
El rayo que no cesa (1934-1935 )
57. Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran, Asturianos de braveza,
me esparcen el corazón vascos de piedra blindada,
y me aventan la garganta. valencianos de alegría
Los bueyes doblan la frente, y castellanos de alma,
impotentemente mansa, labrados como la tierra
delante de los castigos:
los leones la levantan y airosos como las alas;
y al mismo tiempo castigan andaluces de relámpagos,
con su clamorosa zarpa. nacidos entre guitarras
No soy de un pueblo de bueyes, y forjados en los yunques
que soy de un pueblo que embargan torrenciales de las lágrimas;
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros extremeños de centeno,
con el orgullo en el asta. gallegos de lluvia y calma,
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España. catalanes de firmeza,
¿Quién habló de echar un yugo aragoneses de casta,
sobre el cuello de esta raza? murcianos de dinamita
¿Quién ha puesto al huracán frutalmente propagada,
jamás ni yugos ni trabas, leoneses, navarros, dueños
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula? del hambre, el sudor y el hacha,
58. reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces, Muerto y veinte veces muerto,
como raíces gallardas, la boca contra la grama,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada: tendré apretados los dientes
yugos os quieren poner y decidida la barba.
gentes de la hierba mala, Cantando espero a la muerte,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas. que hay ruiseñores que cantan
Crepúsculo de los bueyes encima de los fusiles
está despuntando el alba. y en medio de las batallas.
Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
http://www.youtube.com/watch?v=G6Yxu2wmIVY
Viento del pueblo (1936-7)
59. La carne aleteante,
La cebolla es escarcha súbito el párpado,
cerrada y pobre: el vivir como nunca
escarcha de tus días
y de mis noches. coloreado.
Hambre y cebolla: ¡Cuánto jilguero
hielo negro y escarcha se remonta, aletea,
grande y redonda. desde tu cuerpo!
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla Desperté de ser niño.
se amamantaba. Nunca despiertes.
Pero tu sangre, Triste llevo la boca.
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre. Ríete siempre.
(…)Tu risa me hace libre, Siempre en la cuna,
me pone alas. defendiendo la risa
Soledades me quita, pluma por pluma.
cárcel me arranca. (…) Vuela niño en la doble
Boca que vuela,
corazón que en tus labios luna del pecho.
relampaguea. Él, triste de cebolla.
Es tu risa la espada Tú, satisfecho.
más victoriosa. No te derrumbes.
Vencedor de las flores No sepas lo que pasa
y las alondras.
Rival del sol. ni lo que ocurre.
Porvenir de mis huesos Poemas últimos (1939-1941)
y de mi amor.