Análisis de los recursos y las demandas de agua en España, del balance entre recursos y demandas, y de las políticas e instituciones para administrar este recurso.
Los recursos hídricos en España. El balance hídrico español
1. Los recursos hídricos en España
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LOS RECURSOS HÍDRICOS EN ESPAÑA
Algunos conceptos de hidrografía:
- Cuenca: superficie cuyas aguas van a desembocar al mismo río.
- Vertiente: conjunto de cuencas cuyas aguas van a desembocar en el
mismo mar u océano.
- Cauce: lecho de un río y canal para conducir el agua por las tierras.
- Caudal es la cantidad de agua que fluye por un río. Se calcula en puntos
concretos a lo largo del recorrido de ese río, que se denominan “estaciones
de aforo”.
- Caudal modular: el valor medio (de al menos los últimos treinta años) de
los caudales anuales (el valor medio anual) o mensuales., expresados en
m3/seg.
- Caudal específico: pone en relación el caudal modular con los km2
que
tenga la cuenca vertiente a la estación de aforo a que corresponde el valor.
Se expresa en litros/segundo/km2
- Caudal absoluto: la cantidad total de agua evacuada por un río en un
punto determinado (estación de aforo) a lo largo de un período de tiempo
que suele ser un año (promedio de los últimos 30 años o más). Por lo
elevado de sus valores se expresa en Hm3.
- El coeficiente mensual: es la relación que existe entre el caudal modular
mensual y el anual (se divide el módulo mensual por el módulo anual) y
representa el comportamiento del caudal en ese mes con respecto al
comportamiento medio anual. Sus valores van del cero al tres (mes muy
irregular (su caudal es tres veces mayor que el valor medio). Los meses más
regulares tienen un coeficiente uno (esto es su modulo mensual es igual al
valor medio anual)
- Régimen fluvial es el modo de fluir de un río en un punto a lo largo del
año. Los regímenes regulares son aquellos en los que los caudales
mensuales son muy parecidos a lo largo del año. Los regímenes irregulares
son os que presentan módulos mensuales muy dispares, con meses muy por
encima de la media y meses muy por debajo. Para representar os regímenes
fluviales se utilizan unos gráficos (diagramas de polígono de frecuencias o
gráficos lineales) en los que se representan los coeficientes mensuales.
Otra forma de analizar la irregularidad es comparando el módulo los meses
más y menos caudalosos: se halla el cociente del valor mensual más alto
por el más bajo (caudal modular medio del mes máximo/caudal modular
medio del mes mínimo). El resultado son valores que clasificamos en el
siguiente índice:
o Inferiores al 3, ríos regulares
o Entre el 3 y el 7, ríos de transición
o Superiores al 7, ríos muy irregulares
- Crecida: es un aumento anormal del caudal de un río.
- Estiaje: es un descenso del nivel fluvial, que puede llegar a desaparecer.
- Coeficiente de desagüe: es el porcentaje de agua que una cuenca fluvial
evacua (caudal absoluto) durante un período de tiempo, generalmente un
año, en relación con el agua que ha recibido en ese mismo período. En esta
relación, el agua recibida es a 100, como la evacuada es a “x”. El resultado
muestra el índice denominado déficit de desagüe, que señala el agua que se
pierde, bien por los usos antrópicos de la misma bien por
evapotranspiración.
- Aportaciones es la cantidad de agua que desemboca un río, equivale al
caudal absoluto en la desembocadura. Se corresponde con el concepto
2. Los recursos hídricos en España
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“agua de escorrentía”, que es el resultado de restar el agua perdida por
evapotranspiración al agua obtenida de las precipitaciones.
- Recursos hídricos es la cantidad de agua que está habitualmente o
regularmente disponible, y coincide con la cantidad de agua regulada. Si no
hubiese “regulación”, los recursos hídricos coincidirían con los caudales de
los meses de estiaje.
- Demanda de agua es la cantidad de la misma que es necesario suministrar
para un uso determinado.
- Consumo de agua es la cantidad de agua perdida que supone la demanda,
porque una parte del agua suministrada puede retornar tras ser utilizada.
- Consumos prioritarios son aquellos que son imprescindibles para la vida y
la actividad económica y no pueden ser sustituidos. Son ejemplos los
consumos domésticos, municipales, agrícolas y ganaderos, industriales y
medioambientales. Los consumos secundarios son los que no son
imprescindibles y suelen abastecerse con caudales sobrantes.
LOS RECURSOS HÍDRICOS EN ESPAÑA
En España, si restamos la evapotranspiración a las precipitaciones, tenemos que
llegan a los ríos (agua de escorrentía o aportaciones) 220 mm/m2
/año, si
comparamos con la media mundial de 300 mm/m2
/año, podemos deducir que
España es un país seco, pero no demasiado. Si hallamos la relación con el número
de habitantes, tenemos 2.439 m3
de agua a cada habitante/año, cifras ligeramente
inferiores a los 2.600 m3
/h/año de la media europea. ¿Cuál es el problema
entonces? ¿Por qué con estas cifras de promedio tenemos problemas incluso para el
abastecimiento en muchos lugares de España?
LOS RECURSOS.
Como recursos hídricos entendemos los caudales que están disponibles para el
consumo de forma habitual o regular, de lo que se denomina científicamente
volumen regulado. Por ello, podemos considerar que el volumen de los recursos
se corresponde con el caudal que está garantizado en cada época del año, el
que al menos fluye por el río en ese mes. No obstante, tampoco podemos
considerar como recurso utilizable por el hombre todo el caudal regular; una parte
importante de él, entre un quince y un veinte por ciento del mismo, según
diferentes autores, debe ser considerado “caudal medioambiental”, agua que es
necesario que discurra por los ríos para que se mantengan los ecosistemas que se
dan en su entorno (flora y fauna) y que son un elemento esencial para asegurar la
biodiversidad.
1. Los recursos hídricos naturales en España.
1.a. Las aportaciones: los caudales de los ríos tienen varios orígenes:
a/ El agua de la lluvia que cae sobre la cuenca del río, a la que es necesario
restar la que se pierde por los procesos naturales de evapotranspiración.
b/ El agua del deshielo de las nieves. Cuanto mayor es la altura a la que se
producen las nevadas, mayor es la retención nival. Cuando se produce el
deshielo, el agua resultante también sufre procesos de escorrentía.
c/ El agua retenida en lagos naturales, que actúan como almacenes
naturales en épocas de abundancia. En España hay abundantes lagos
naturales, pero el conjunto tienen una escasísima capacidad de almacenaje
de agua o tienen un marcado carácter estacional.
d/ Las aguas subterráneas de las que una parte emerge a la superficie de
forma natural, por medio de manantiales, y se vierte en los caudales de los
ríos directamente o a través de procesos de escorrentía.
3. Los recursos hídricos en España
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e/ La infiltración en los suelos. Una gran parte del agua de las
precipitaciones queda retenida por los propios suelos, como agua infiltrada,
y posteriormente participa en procesos de evapotranspiración o, con un
cierto retraso con respecto a las precipitaciones, acaba formando parte de la
escorrentía.
Las aportaciones, en España, presentan una fuerte irregularidad:
- La irregularidad del reparto de las aportaciones a lo largo del año
que hace que, cuando mayores son las demandas, menores sean los
caudales de los ríos.
El clima da lugar a la formación de dos Españas: una, que ocupa la mayor
parte del territorio español, con veranos secos y estiajes en sus ríos,
mayores cuanto más al sur y sureste; y otra, que se limita a la franja más
septentrional, con breves y pocos profundos estiajes.
Sólo las cuencas que cuentan con zonas de alta montaña, donde se dan las
mayores y más largas retenciones nivales, cuentan con recursos para
aumentar sus caudales en estas épocas de estiaje.
- La irregularidad interanual: los ríos españoles presentan fuertes
contrastes en sus caudales de un año a otro, alternando etapas de sequías y
etapas de relativa abundancia.
- La irregularidad en el reparto de la escorrentía en el territorio
español.
En España encontramos tres grandes ámbitos en cuanto al volumen anual
del agua de escorrentía:
En el dominio de clima oceánico, en las montañas marítimas y en las
zonas más altas del Sistema Central, Sistema Ibérico, Montes de
Toledo, Sierra Morena y Sistemas Béticos, la escorrentía es
abundante o muy abundante.
En las zonas centrales del valle del Duero, Ebro, en La Mancha y
especialmente en el extremo suroriental, entre el Cabo de La Nao y el
límite de la provincia de Almería con Granada, la escorrentía es
escasísima y sus ríos se nutren de lo recogido aguas arriba o de lo
que les aportan los afluentes nacidos en zonas de montaña.
En el resto del territorio, que se corresponde con el archipiélago
balear, el litoral mediterráneo hasta el Cabo de La Nao, las zonas de
montaña de interior y Sistemas Béticos, y las que reciben vientos del
oeste y suroeste (oeste peninsular y valle del Guadalquivir) el
conjunto de la escorrentía presenta cifras moderadas o escasas.
Esta irregularidad natural en las aportaciones hace necesaria la “regulación” de los
caudales. La regulación de los caudales puede ser natural o artificial (antrópica).
1.b. La regulación natural
La regulación natural es la que producen los embalsamientos naturales del agua, la
infiltración en el suelo que retiene el agua un tiempo hasta que acaba drenándola al
río, la de las aguas subterráneas que cargan los acuíferos que, en muchos casos,
acaban aflorando ese agua a los cauces superficiales o del agua infiltrada en los
suelos. Estos sistemas naturales almacenan agua en los momentos de fuertes
aportaciones y dosifican su drenaje a los cauces de los ríos, haciendo que los
caudales sean más regulares. España es un país pobre en regulación natural:
4. Los recursos hídricos en España
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del total de las aportaciones, sólo unos 9.000 hm3
tienen regulación natural, esto
es, menos del 10% de las aportaciones. Por ello, es necesaria la regulación
antrópica, mediante la construcción de embalses, presas, pantanos, o la realización
de trasvases o transferencias de agua entre cuencas. A pesar de esa escasa
regulación natural,
2. La regulación antrópica del agua:
2.a. El agua embalsada
En la actualidad, a través de embalses, presas, pantanos, trasvases entre cuencas,
etc. la acción del hombre ha conseguido regular en España casi 60.000 hm3
de
agua, gracias a los 900 grandes embalses (más de 1.300 embalses en total)
que recogen casi el 50% del agua del agua que corre por nuestros ríos.
España es el país con más embalses del mundo. Se calcula que se podría llegar a
regular hasta el 75% de las aportaciones, pero se encuentran serias dificultades
para hacerlo, tanto por el impacto ambiental de esas grandes obras como por el
efecto social que tienen en las zonas en las que se realizan
2.b. Además de los embalses, el hombre utiliza otros mecanismos para aumentar
los recursos y para regularizarlos:
2.b.1. Las aguas subterráneas:
Una forma de aumentar y de regular los recursos hídricos es la explotación
directa de las aguas subterráneas mediante el bombeo de agua desde los
acuíferos. España dispone de una cifra relativamente importante de aguas
subterráneas, el problema es que su explotación se concentra en unas zonas
muy concretas (sureste peninsular y los archipiélagos) y supera a la
capacidad de recarga anual de los acuíferos, dando lugar a fenómenos de
sobre explotación.
2.b.2. Las transferencias o trasvases entre cuencas
Una forma de aportar recursos donde hace falta o de hacer regular un cierto
caudal a lo largo del año es transferir “sobrantes” de agua de una cuenca a
otra. En España, en la actualidad, se practican de forma habitual
transferencias de agua. Las más importantes son la del Tajo al Júcar,
Segura, Cuencas Mediterráneas Andaluzas y Guadiana y las del Ebro
a las Cuencas Internas de Cataluña y a las del País Vasco.
En la actualidad se está estudiando la posibilidad de realizar nuevos
trasvases o trasferencias de agua entre cuencas, pero cuentan con la
oposición de las cuencas emisoras y plantean serios problemas
medioambientales.
2. b.3. La desalinización de aguas marinas y salobres.
En España, la capacidad de desalación instalada ha aumentado
extraordinariamente, pasando de algo menos de 100 hm3
a los actuales
actualmente es de unos 1.200. La mayor parte de las plantas
desalinizadoras se localizan en la zona árida del sureste, Baleares y
Canarias, y en las grandes aglomeraciones urbanas del litoral. Los
avances tecnológicos están permitiendo llevar a cabo estos procesos de
eliminación de las sales del agua de una forma relativamente económica y
con resultados de calidad aceptables.
5. Los recursos hídricos en España
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2. b.4. Retornos y depuración
Otra forma de aumentar los recursos de agua es reducir el consumo
permitiendo la reutilización del agua. El agua que puede volver a ser
utilizada se denomina “retorno”. Conseguir aumentar los retornos depende
esencialmente de la depuración de las aguas, que, en España, se ha
extendido en los usos urbanos, domésticos, industriales, etc. donde casi
toda el agua demandada pasa por procesos de depuración, pero presenta
dificultades muy importantes en las actividades agrarias.
LA DEMANDA DE AGUA
1. El regadío. Las demandas agrarias.
Las actividades que más agua demandan y consumen son las agrarias, muy
especialmente las de regadío, que suponen entre el 60 y el 70% del agua que es
necesario suministrar, aunque representan el 80% del consumo. España es el
segundo país europeo en superficie agraria en regadío, con 3.727.664 ha en
2007, que necesitan unos 24.000 Hm3
de agua al año. No obstante, las
orientaciones para el futuro pasan por un estancamiento, cuando no reducción, de
la superficie en regadío, especialmente la dedicada a cultivos no rentables, y la
sustitución de los tradicionales riegos por inundación por otros, como el goteo,
mucho más eficientes.
2. Las demandas urbanas
Las ciudades concentran el 15% de la demanda total de agua en España, unos
6.000 hm3
. Como demanda urbana se contabiliza la que realizan los hogares, la
industria (no se incluye la producción de energía), las actividades de los
servicios y las propias actividades municipales (jardines, piscinas, limpieza,
etc.). Generalmente se clasifican estas en dos grandes grupos: demanda urbana
propiamente dicha, que supone el 75% de la demanda urbana, en torno a los 4.500
hm3
, y demanda industrial, que absorbe el 25% restante, algo más de 1.500 hm3
.
2.1. La demanda industrial (un 25% de la urbana) presenta cifras a la baja
debido a la deslocalización industrial y a la utilización de tecnologías ahorradoras de
agua.
2.2. La demanda urbana. Si dividimos el agua que se suministra a las ciudades
por el número de sus habitantes, obtenemos que cada uno de estos utiliza al día
171 litros. En los que se incluyen:
Las pérdidas por averías y roturas de la red de suministro, que suponen
30,6 litros por persona y día (casi un 18% del agua suministrada).
Las tomas ilegales, que suponen 12,8 l/p/d (un 7,5%).
Las utilizadas por los ayuntamientos para fines públicos: 6,4 l/p/d
(3,7%)
Las demandadas por las actividades comerciales y de servicios, que
suponen 19,1 l/p/d (un 11,2%).
El resultado de sustraer estas cifras a la demanda urbana bruta es que, de media,
cada hogar recibe 102 litros por persona al día. No obstante, cabe hacer algunas
observaciones:
Cuanto mayor es la ciudad, mayor es el consumo por habitante.
6. Los recursos hídricos en España
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Las nuevas formas urbanas, como el desarrollo difuso de la ciudad, la
edificación horizontal, el aumento de los jardines públicos y privados, etc.
son altamente consumidores de agua.
Cuanto más alto es el nivel de rentas, mayor es el consumo porque se
adoptan más hábitos consumidores y porque menos importancia tiene la
factura del agua.
En general, se observa que la demanda de agua para las ciudades presenta cifras
decrecientes debido a que:
En los hogares, el desarrollo de la conciencia medioambiental, de
tecnologías ahorradoras de agua y las políticas tarifarias (un precio que
aumenta progresivamente conforme aumenta el consumo) están
ocasionando que descienda la cantidad de agua que es necesario
suministrar.
Los ayuntamientos están llevando a cabo mejoras en el sistema de
suministro que están reduciendo las perdidas y favorecen la localización
rápida de las roturas y averías.
Los ayuntamientos están llevando a cabo políticas de uso racional del
agua, como la plantación de jardines con plantas autóctonas y sistemas de
riego ahorradores de agua, la implantación de sistemas de reutilización en
fuentes y otros edificios y monumentos ornamentales, etc.
El desarrollo de la depuración de aguas, que ya hemos comentado, ha hecho que
aunque la demanda de agua disminuya lentamente, el consumo lo haga mucho más
rápidamente. De hecho, el consumo de agua de las actividades urbanas supone
algo menos del 25% de las demandas.
Las demandas clasificadas como “otras” y que tienen que ver con usos para la
refrigeración de centrales térmicas y nucleares y con actividades relacionadas con
el sector turístico, entre otras.
EL BALANCE DEL AGUA EN ESPAÑA
Si analizamos el reparto de los recursos y de las demandas en nuestro país,
observamos ciertos desequilibrios:
Las cuencas del Segura, Júcar y las mediterráneas andaluzas
presentan situaciones de déficit: sus recursos son inferiores a los
consumos. Si calculamos el potencial desarrollo demográfico, urbano y
económico de estas zonas, podemos incluir en este grupo a las cuencas
atlántica andaluza, a la del Guadalquivir y la Baleares.
Estas cuencas, a pesar de haber llevado a cabo importantes obras en
embalses (su capacidad de embalse supera al volumen de las precipitaciones
anuales), trasvases desde otras cuencas, y depuración, tienen unos
recursos relativamente limitados a causa del volumen de las
precipitaciones y de la elevada evapotranspiración que se producen en ellas.
Sin embargo, son zonas que concentran una elevada demanda y consumo:
Son zonas con una fuerte implantación del regadío.
Su posición en el litoral mediterráneo y en zonas con “buen tiempo”
garantizado en verano (veranos cálidos y con más de tres meses secos)
les ha permitido un fuerte desarrollo turístico.
En la costa y a lo largo de los ríos y vías de comunicación presentan un
extraordinario desarrollo urbano.
7. Los recursos hídricos en España
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Esta situación de déficit da lugar a una sobreexplotación de las aguas
subterráneas, a una desatención de los caudales medioambientales
mínimos, a una elevada contaminación de las aguas de los ríos, y a procesos
de erosión y desertificación.
El resto de las cuencas presentan situaciones de superávit global:
sus recursos son superiores a sus demandas y consumos, aunque pueda
haber zonas concretas dentro de esas demarcaciones que presenten
problemas concretos de déficit o de que este pueda darse de forma
ocasional en algunos años o temporadas.
Las cuencas con superávit presentan un nivel de aportaciones elevado
que permite que la evapotranspiración no impida una escorrentía suficiente
para garantizar niveles de caudal capaces de abastecer la demanda. El
problema de la irregularidad en el reparto de las precipitaciones a lo largo
del año o en el propio territorio se ha solucionado (se está solucionando en
las zonas con déficit coyuntural) con la construcción de embalses y
canalizaciones que regulan los caudales y reparten el agua por la cuenca.
En estas cuencas, el litoral y los ríos son elementos clave en la
localización de la demanda:
En torno a sus grandes ríos, hay un importante desarrollo del
regadío.
Las ciudades, especialmente las de mayor tamaño y más demandantes
de agua, se localizan próximas al litoral y/o a los ríos de los que se
abastecen.
Las actividades industriales se localizan en las grandes vías de
comunicación, en zonas próximas a las grandes ciudades o bien
comunicadas con ellas. Estas vías de comunicación suelen seguir el curso
de los ríos.
El resultado de estos factores es una clara diferenciación entre las zonas del
litoral y una amplia banda en torno a los cursos de los grandes ríos, donde
se localizan las más importantes demandas, y los amplios espacios que
quedan entre ellas, donde predomina el secano, las pequeñas ciudades y
escasea la industria.
EL BALANCE DEL AGUA Y LA ADMINISTRACIÓN DE LA MISMA.
Tres son los problemas esenciales a los que se enfrenta la tarea de administrar el
agua:
La administración de los recursos: las obras y la gestión de la regulación, la
consecución de nuevos recursos por medios ambientalmente sostenibles,
etc.
Las políticas sobre la demanda: el desarrollo de políticas tarifarias que
potencien consumos sostenibles, el fomento de la conciencia
medioambiental que facilite el ahorro en el consumo, el apoyo a la
implantación de formas de consumo ahorradoras (nuevas formas de regadío,
por ejemplo) y el suministro de agua
El control de la calidad de las aguas: el desarrollo de infraestructuras de
depuración y de normas para controlar la contaminación y las malas
prácticas, la recuperación de las aguas que presentan niveles de calidad
malos o inferiores a los estándares reconocidos, etc.
8. Los recursos hídricos en España
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En España, la dirección superior de la política de aguas corresponde al Ministerio de
Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Sus competencias principales son:
La elaboración de un plan hidrológico para toda España (Plan Hidrológico
Nacional).
La aprobación de los Planes Hidrológicos de cada Cuenca, que elaboren sus
respectivas administraciones.
La adopción de cuantas medidas de planificación, estudio e investigación en
materia de política hidráulica resulten necesarias.
La elaboración del Plan Nacional de Regadíos.
Elaboración del Plan Nacional de Calidad del Agua para el Saneamiento y la
Depuración.
Las políticas españolas sobre agua siguen las directrices comunitarias, la más
importante de las cuales es la Directiva Marco sobre el Agua, en la que se insta a
que los países actúen en materia de calidad de las aguas, de tarifación
incentivadora del ahorro, de prevención de los impactos negativos en los
ecosistemas de los ríos, el cuidado de las aguas subterráneas. Además se disponen
medidas y apoyos económicos para paliar los efectos de inundaciones y sequías
Por debajo de los organismos estatales se encuentran los que administran cada una
de las cuencas. Estos pueden ser:
Confederaciones Hidrográficas, cuando la cuenca bajo su control es
intercomunitaria (que abarcan el ámbito territorial de varias comunidades
autónomas).
Cuencas hidrográficas intracomunitarias o internas (están comprendidas
íntegramente dentro del ámbito territorial de una Comunidad Autónoma). En
este caso, las funciones de las "confederaciones" corresponden a las
Administraciones hidráulicas de esa Comunidad Autónoma.
El principal problema que se plantea en la administración del agua en España es el
de la falta de recursos en las cuencas deficitarias. Para hacer frente a este
problema, se están planteando dos tipos de políticas:
1. La política tradicional de gestión del agua. El Plan Hidrológico Nacional
de 2001
1. Se trata de una política que pretende un aumento de los recursos
disponibles y una optimización de su utilización. Las estrategias básicas son:
a. La realización de una transferencia permanente de agua desde las
cuencas con superávit a las que tiene déficit. Se plantea que el origen
de ese trasvase sea el Ebro, desde donde una canalización conduciría
el agua hasta las cuencas deficitarias. Se trata de una transferencia
de 1.000 hm3
.
b. El fomento de la desalación de agua del mar y de los retornos,
fomentando la implantación de depuradoras.
2. También se orienta a una mayor eficiencia en los consumos, especialmente
centrada en políticas de implantación de sistemas de riego localizado y en
sistemas de ahorro en los hogares.
Esta política parte del concepto de que el agua es un recurso renovable y
público, que:
No tiene peligro de agotamiento: el ciclo del agua lo asegura.
Está listo para ser usado
9. Los recursos hídricos en España
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Este carácter público (está a disposición de todos) da lugar a dos
consecuencias:
La gestión del recurso con el objetivo de atender la demanda existente.
El agua se considera, así, como un recurso disponible para el desarrollo
económico.
Se produce una cierta mercantilización del agua: se antepone el
desarrollo económico a los desequilibrios territoriales y al cuidado del
medio ambiente.
2. Las nuevas políticas sobre el agua. La Nueva Cultura del Agua
La Nueva Cultura del Agua sostiene que el agua es un activo ecosocial. Esto
quiere decir que:
1. Es un elemento esencial del medio natural y cualquier modificación en sus
caudales, cursos regímenes, etc. tiene impactos sobre ese medio y los
ecosistemas que se articulan en torno a él. Por ello, para un desarrollo
sostenible, es necesario:
a. Evitar construir embalses, pantanos, trasvases, etc.
b. Evitar la construcción de grandes obras públicas que modifican el
medio natural y crean masas de agua artificiales.
c. Realizar estudios de impacto antes de tomar cualquier decisión.
2. Es un elemento esencial en la articulación económica y social:
a. Los ríos han sido y son un factor importante en la generación de los
patrones culturales de las sociedades, formando parte del patrimonio
de las mismas.
b. Los ríos han intervenido decisivamente en las formas de desarrollo
económico de las sociedades. Pero, ahora que las demandas y el
consumo de recursos hídricos se han disparado, es necesario
plantearse la utilización de este recurso desde el punto de vista de
mantener “formas de desarrollo sostenibles”, evitando el consumo
excesivo y la contaminación. Por lo tanto, la gestión del agua no
debe orientarse exclusivamente a la satisfacción de la demanda, sino
a adecuar la demanda a los recursos disponibles
c. No se puede plantear llevar el recurso allí donde hay desarrollo y
demanda, ya que eso acrecienta los desequilibrios entre los
territorios y resta poder de desarrollo a las cuencas y zonas que
disponen de agua de forma natural.