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agron. 16(1): 7 - 26, 2008ISSN 0568-3076
LOS NUEVOS CONCEPTOS SOBRE “AGUA VIRTUAL” Y “HUELLA
HÍDRICA” APLICADOS AL DESARROLLO SOSTENIBLE:
IMPLICACIONES DE LA AGRICULTURA EN EL CONSUMO
HÍDRICO
Alberto Grajales Quintero*
, Álvaro Jaramillo Robledo**
y Gabriel Cruz Cerón***
*MVZ, MgSc. Profesor Asociado de Universidad de Caldas. Estudiante de doctorado en Ciencias Agropecuarias. E-mail: alberto.grajales@ucaldas.edu.co
**IA., MgSc, Agrometeorologo. Investigador Centro Nacional de Investigaciones de Café, Cenicafé. E-mail: alvaro.jaramillo@cafedecolombia.com
***IA., PhD. Profesor Titular Universidad de Caldas. E-mail: eteia@ucaldas.edu.co
Recibido: 5 de abril de 2010; aprobado: 3 de mayo de 2010
RESUMEN
El presente artículo enfoca un tema prioritario en la
actualidad, relacionado con las tendencias del consumo y
la disponibilidad actual y potencial del recurso hídrico, bajo
los criterios del desarrollo sostenible. El tema se expone
bajo las consultas y aportes actualizados de los principales
organismos de orden internacional vinculados al tema
(ONU, PNUD, FAO, UICN) y a la luz de los desarrollos
presentados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM), los cuales consultan las problemáticas de la
pobreza, la morbilidad, la contaminación y la seguridad
alimentaria, desde la oferta y la demanda hídrica, actual y
potencial, tomando como fundamento la estimación de
indicadores de nuevo cuño, refiriéndonos a los conceptos
de “agua virtual”, “huella hídrica” y “Agua Comercial:
Interna y Externa”. El contenido reseña como de
importante énfasis los impactos que acarrean los sectores
de la producción (industrial, agropecuaria, agroindustrial)
sobre los consumos y la disponibilidad potencial del
recurso hídrico, así como los actuales patrones de consumo
del recurso y la asimetría en los consumos per-cápita del
mismo al evaluar los países de alto y de bajo crecimiento
económico.
Palabras clave: Agua virtual, Huella Hídrica, Recurso
hídrico, Objetivos de Desarrollo del Milenio.
ABSTRACT
THE NEW CONCEPTS ON “VIRTUAL
WATER” AND “WATER FOOTPRINT”
APPLIED TO SUSTAINABLE DEVELOPMENT:
IMPLICATIONS OF AGRICULTURE ON
WATER CONSUMPTION
The present article focuses on a current high-priority
subject related to consumption tendencies and the current
and potential availability of water resources, under the
criteria of sustainable development. The subject is exposed
under the consultations and updated contributions of
the main organisms of international order on the subject
(UN, UNDP, FAO, UICN), and under the contents of the
developments presented in the Millennium Goals (MDG),
which consult poverty, morbidity, pollution and food
security problems, based on water supply and demand,
present and potential, taking as a foundation the estimate
from novel indicators, again referring to the concepts “
Virtual Water”, “Water Footprint” and “Commercial Water:
Internal and external”. The contents highlights the impacts
that cause the production sectors (industrial, farming,
agro-industrial) on the consumption and the potential
availability of water resources, as well as the current
resource consumption guards and the asymmetry in the
per-capita consumptions of the resource when evaluating
the countries of low and high economic growth.
Key words: Virtual water, Water footprint, Water
Resources, Millennium Development Goals.
8
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
ANTECEDENTES
Hace nueve años (año 2000), líderes del mundo
establecieron entre los Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM- ONU) y con una visión de largo
plazo, “liberar a una gran parte de la humanidad de
los problemas de la pobreza extrema, el hambre, el
analfabetismo y las enfermedades”. Se establecieron
metas para lograr equidad en cuanto al género, para
ayudar al desarrollo económico y social de la mujer, la
sostenibilidad medioambiental y una alianza mundial
para el desarrollo. En pocas palabras, aprobaron
un plan para un “mundo mejor” y prometieron no
escatimar esfuerzos en la materialización de esa visión
(ODM, 2009).
Sobre lo anterior se reconoce que se han logrado
avances considerados importantes; sin embargo, en
términos relativos, se ha progresado muy lentamente
hacia el cumplimiento de los objetivos finales.
Hoy se enfrenta a una crisis económica mundial
cuyas repercusiones aún no se han hecho del todo
evidentes. En el escenario menos pesimista, la crisis
frenará el progreso en áreas clave, sobre todo en los
países en desarrollo, lo cual podría impedir cumplir
las promesas y objetivos establecidos, sumiendo a
millones de personas más en la pobreza, y elevar el
riesgo de disturbios sociales y políticos, consecuencias
nefastas que se deben evitar a toda costa.
Las dificultades económicas han llevado a decenas
de millones de personas a trabajar en empleos
vulnerables y de baja calidad y han aumentado el
número de los que no obstante estar empleados, no
ganan lo suficiente para ellos y sus familias, y esto los
establece por debajo del umbral de pobreza de 1,25
dólares diarios per-cápita (PNUD, 2006). Se requiere
con decisión llevar a cabo los cambios estructurales
que sean necesarios para avanzar hacia un desarrollo
y sostenibilidad más equitativos y hacer frente a la
crisis ambiental en general.
Las emisiones de dióxido de carbono contribuyen
a lo conocido como efecto invernadero, que es un
aumento de la temperatura mundial que actualmente
ya está afectando a la población, las comunidades
animales y los vegetales del planeta. El nivel de
emisiones en el 2006 estaba en un 31% por encima
del nivel de 1990. El constante incremento de las
emisiones mundiales confirma que enfrentar el
cambio climático debe ser una prioridad para la
comunidad internacional (ODM, 2009).
Las áreas protegidas constituyen el eje de los esfuerzos
de conservación de las especies y ecosistemas del
mundo, así como un elemento fundamental para
la mitigación del cambio climático. No obstante,
en el 2008 sólo un 12% del planeta se encontraba
bajo alguna forma de protección, y por ende, sigue
aumentando el número mundial de especies en
peligro de extinción. Según el Índice de la Lista Roja
de la Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza (UICN), los mamíferos están más
amenazados que las aves. Hacen falta inversiones
prolongadas para conservar la biodiversidad con
eficacia, tanto dentro como fuera de las áreas
protegidas.
La deforestación continúa a un ritmo alarmante de
aproximadamente 13 millones de hectáreas al año;
durante el período 2000-2005, se calcula que esta
pérdida fue de 7,3 millones de hectáreas por año,
que representa una disminución respecto de las 8,9
millones de hectáreas anuales registradas en el periodo
1990-2000. Las regiones que siguen registrando las
pérdidas netas de bosques más grandes del mundo
son el África subsahariana y América Latina y el
Caribe (ODM, 2009).
Reducir la deforestación y la degradación forestal
ayuda a mitigar el cambio climático. Los árboles
y las plantas absorben y almacenan el carbono,
contribuyendo así a mantener niveles más bajos de
dióxido de carbono en la atmósfera (ODM, 2009).
9agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
RECURSOS HÍDRICOS
Alrededor de un 70% del agua extraída en el mundo
se emplea en la agricultura; en algunas regiones esta
cifra supera el 80%. Cuando más del 75% del caudal
de los ríos se desvía con fines agrícolas, industriales
y municipales, simplemente no hay agua suficiente
para atender las demandas humanas y las necesidades
del caudal ambiental. La escasez física de agua está
influida por una degradación ambiental seria, por
la disminución de las aguas superficiales y por la
distribución preferencial del agua a ciertos grupos
privilegiados en detrimento de otros; se considera que
tal fenómeno de escasez generalizado está próximo
y todo indica que el planeta tierra se enfrenta a una
inminente crisis de recursos hídricos.
En algunas regiones, la presión sobre los recursos
hídricos es intensa. La extracción de agua alcanza sus
niveles máximos en tierras áridas y mínimos en los
países tropicales. En África septentrional se extrae
anualmente en promedio un 78% de los recursos
hídricos renovables; en el Asia occidental, casi la
mitad; contrariamente a esto, América Latina sólo
utiliza el 2% de sus recursos hídricos renovables
cada año.
El clima, caracterizado principalmente por las
precipitaciones y la temperatura, es el factor que
más influye sobre los recursos hídricos, al interactuar
con las masas de tierra, los océanos y el relieve. Aun
así, todos los componentes del ciclo hidrológico
–precipitaciones, infiltración, escorrentía, evaporación
y transpiración– deben tenerse en cuenta a la hora de
elaborar los programas de gestión del agua.
Las aguas subterráneas pueden ser de gran utilidad,
sobre todo en las regiones áridas donde las aguas
superficiales son generalmente escasas. Si bien se
puede recurrir a los acuíferos para suplir la carencia
de unos recursos adecuados en la superficie, existe
un enorme riesgo potencial si los acuíferos no se
recargan de forma natural o mediante la intervención
humana. Con el tiempo, estos recursos se agotan o
resultan inaccesibles por factores económicos.
Los regímenes de los ríos se han visto
considerablemente influidos en muchas regiones
por la construcción de presas y los trasvases. Estas
obras pueden alcanzar grandes dimensiones, como la
presa de las Tres Gargantas en China, o pueden estar
compuestas por numerosas presas de menor tamaño,
tales como los sistemas de terrazas, característicos de
las laderas del sudeste asiático. Éstas, a pesar de ser
por separado pequeñas obras, tienen un importante
efecto acumulativo en los caudales fluviales. Las
presas se constituyen en verdaderas barreras para los
sedimentos, a tal punto que cada presa cuenta con
una “vida útil” que va hasta el momento en el que
el embalse se rellena por completo y la presa deja de
ser eficaz.
La Evaluación de los Recursos Hídricos (ERH),
es decir, el proceso de supervisar (medir, recabar y
analizar) la cantidad y calidad de los recursos hídricos,
es la base a partir de la cual se elaboran políticas y
leyes que tienen como finalidad la sostenibilidad de
tales recursos.
La seguridad alimentaria, así como toda una serie
de bienes y servicios medioambientales, depende
de los ecosistemas de agua dulce. La biodiversidad
de éstos ecosistemas es sumamente rica, con un
alto nivel de especies endémicas, pero es también
muy sensible a la degradación medioambiental
y a la explotación. Estos ecosistemas, a menudo
denominados de aguas continentales, encierran
hábitats altamente productivos que contienen una
proporción significativa de agua dulce: lagos, ríos,
humedales y llanuras de inundación, arroyos, lagunas,
manantiales y acuíferos.
En muchas regiones, los ecosistemas y las especies de
agua dulce se están deteriorando con rapidez, muchas
veces más rápidamente que los ecosistemas terrestres
y marinos. Los efectos incluyen la disminución del
nivel de proteínas en los alimentos, la reducción de
la disponibilidad de agua limpia y de las posibilidades
de generación de ingresos, el menoscabo de las
estrategias de reducción de la pobreza y unas tasas
10
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
de extinción de especies sin precedentes en la historia
de la humanidad (PNUD, 2006).
La disponibilidad de agua surge con énfasis como
el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, ya que
se predice que en el año 2025 la demanda de este
elemento será un 56% superior que el suministro y
quienes posean agua podrían ser blanco de saqueos
forzados. Se calcula que para los 6.250 millones de
habitantes a los que hemos llegado se necesita ya
un 20% más del agua disponible. La pugna es entre
quienes creen que el agua debe ser considerada un
“commodity” o bien comerciable (como el trigo
y el café) y quienes expresan que es un bien social
relacionado con el derecho a la vida. Los alcances de
la soberanía nacional y las herramientas legales son
también parte de este combate crucial.
Para comprender el problema hay que considerar
un conjunto de datos basados en la extracción,
distribución y consumo del agua, los cuales han dado
lugar a la explicación de conflictos de gran magnitud.
Lo nuevo del caso es que, desde hace una década,
se acumulan las cifras que presagian que el planeta
se encamina a una escasez cada vez más marcada.
El agua es un recurso escaso para 1.100 millones
de personas que carecen de acceso al agua potable,
a las que habría que sumar otros 2.400 millones de
personas que no tienen acceso a un saneamiento
adecuado (FAO, 2003). Más de 2.200 millones de
habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría
niños, mueren todos los días de enfermedades
asociadas con la falta de agua potable, saneamiento
adecuado e higiene.
Casi la mitad de los habitantes de los países en
desarrollo sufre enfermedades provocadas, directa o
indirectamente, por el consumo de agua o alimentos
contaminados, o por los organismos causantes de
enfermedades que se desarrollan en el agua. Con
suministros suficientes de agua potable y saneamiento
adecuado, la incidencia de algunas enfermedades y
la mortalidad podrían reducirse hasta un 75%. En la
mayoría de las regiones, el problema no es la falta de
agua dulce potable sino, más bien, la mala gestión y
distribución de los recursos hídricos y sus métodos.
La mayor parte del agua dulce se utiliza para la
agricultura, pero una cantidad sustancial se pierde por
ineficiencias en el proceso de riego. La mayoría de los
sistemas de riego funciona de manera inadecuada, por
lo que se pierde aproximadamente el 60% del agua
que se extrae, la cual se evapora o vuelve al cauce de
los ríos o a los acuíferos subterráneos.
Los métodos de riego ineficientes entrañan sus
propios riesgos para la salud: el anegamiento de
algunas zonas de Asia Meridional es el determinante
fundamental de la transmisión de la malaria, situación
que se reitera en muchas otras partes del mundo. Casi
la mitad del agua de los sistemas de suministro de
agua potable de los países en desarrollo se pierde por
filtraciones, conexiones ilícitas y vandalismo.
A medida que la población crece y aumentan los
ingresos se necesita más agua, que se transforma
en un elemento esencial para el desarrollo. En
algunas zonas, la extracción del agua ha tenido
consecuencias devastadoras en el ambiente. La capa
freática de muchas regiones del mundo se reduce
constantemente y algunos ríos, como el Colorado en
los Estados Unidos y el Amarillo en China, se secan
con frecuencia antes de llegar al mar. El recurso
hídrico es un bien tan necesario que podría pasar a
ser objeto de peleas políticas, si sólo se lo observa
como un negocio: represas, canales de irrigación,
tecnologías de purificación y de desalinización,
sistemas de alcantarillado y tratamientos de aguas
residuales.
En la actualidad, el embotellamiento de agua es
un negocio que supera en ganancias a la industria
farmacéutica. El origen de esta comercialización
del agua habría que buscarla en noviembre de 2001,
cuando los recursos naturales, al igual que la salud y la
educación, empezaron a ser objeto de negociaciones
en la OMC (Organización Mundial de Comercio).
La meta final planteada fue la liberalización de los
servicios públicos para el 2005. Esto que suena árido
y aburrido, puede entenderse: lo que hasta ahora era
11agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
regulado por los Estados, pasará a ser mercado de
libre comercio. Dentro de este contexto, existen dos
escenarios probables:
1. La apropiación territorial. Esto podría
realizarse mediante la compra de
tierras con recursos naturales (agua,
biodiversidad), tampoco se descartan las
intervenciones militares. Como ejemplo
de esto último, no se excluye, bajo un
contexto histórico, que mediante la
guerra se haya querido controlar los
recursos hídricos de los ríos Eufrates
y Tigris, ríos caudalosos en una de las
zonas más áridas del planeta.
2. La privatización del agua. En los últimos
tiempos, las grandes corporaciones
han pasado a controlar el agua en
gran parte del planeta y se especula
que en los próximos años unas pocas
empresas privadas poseerán el control
monopólico de casi el 75% de este
recurso vital para la vida en el planeta.
Los gobiernos de todo el mundo –incluidos los
de países desarrollados– están declinando su
responsabilidad de tutela de los recursos naturales
a favor de la empresa privada, según ellos, “para
mejorar la provisión del servicio”. Las grandes
corporaciones no son muchas: las francesas Vivendi
y Suez (clasificadas respectivamente en los puestos 51
y 99 en el Global Fortune 500 de 2001), la alemana
RWE (en el puesto 53), que adquirió dos importantes
empresas de agua, Thames Water en el Reino Unido
y American Water Works, en los Estados Unidos de
Norteamérica. La intervención privada dio pie, en
algunos lugares, a un aumento exagerado del costo
del agua. En la Provincia de Tucumán –Argentina–,
la empresa Vivendi enfrentó la furia popular y en
Sudáfrica la empresa concesionada con el suministro
no tuvo problemas en cerrar el grifo de un 80% de los
pobladores de Alexandra Township por falta de pago.
El Banco Mundial juega un papel clave, fomentando
las privatizaciones, prestando dinero para las reformas
en el sistema de agua, invirtiendo y finalmente como
juez en caso de conflicto entre los inversionistas y
los Estados.
Mientras algunas poblaciones no tienen acceso a
la salubridad, grandes corporaciones venden agua
pura embotellada para subsanar el mal. Entre 1970
y 2000, la venta del agua creció más de 80 veces. En
1970 se vendieron en el mundo mil millones de litros.
En 2000, 84 mil millones. Las ganancias fueron de
2.200 millones de dólares. El alcance del problema
del agua no sólo apunta al bolsillo de cualquier
consumidor, sino que es una estocada al estómago
del fundamentalismo de mercado imperante en la
aldea global, por lo cual todo tiene precio y con mayor
razón lo que es escaso.
La revista Fortune expresó al respecto: El agua promete
ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo
XX: el bien precioso que determina la riqueza de las
naciones. Sin embargo, 160 gobiernos reunidos en la
Haya –Holanda– en el 2000 acordaron definir el agua
como una necesidad humana y no como un derecho
del hombre. No es pura semántica... “Un derecho no
se compra” (Terramérica, 2009).
El Programa Mundial de Evaluación de los Recursos
Hídricos (WWAP), fundado en el año 2000, es el
programa insigne de la ONU-Agua. El WWAP,
acogido por la UNESCO, supervisa lo relacionado
con el agua dulce para proponer recomendaciones,
desarrollar estudios de casos, reforzar la capacidad
de evaluación a escala de los países e informar
sobre el proceso de toma de decisiones. Su principal
producto es el Informe sobre el Desarrollo de los
Recursos Hídricos en el Mundo (WWDR), el cual es
una reseña amplia y periódica que ofrece una visión
fiable sobre la situación de los recursos de agua dulce
del planeta.
El Informe de las Naciones Unidas sobre el
Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo
se publica cada tres años, es una iniciativa conjunta
de las 26 agencias de las naciones Unidas que
constituyen ONU-Agua y coordinado por WWAP,
12
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
en colaboración con los gobiernos nacionales y otras
entidades encargadas de los asuntos relacionados con
el agua dulce. El Informe de las Naciones Unidas
sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el
Mundo es el principal informe sobre tema del agua
en el mundo. Es un estudio exhaustivo que ofrece
un panorama global sobre el estado de los recursos
de agua dulce del planeta y tiene como objetivo
proporcionar herramientas a los responsables de la
toma de decisiones para la implementación del uso
sostenible de los recursos hídricos.
LaterceraedicióndelInforme(WWDR-3)presentado
durante el V Foro Mundial del Agua en Estambul,
Turquía, el 16 de marzo de 2009, se denominó “El
agua en un mundo en cambio”, y fue basado en
trabajos anteriores relacionados como: “Agua para
todos, agua para la vida” (WWDR-1), presentado
en el III Foro Mundial del Agua que tuvo lugar en
Japón en 2003 y que incluyó 7 estudios de casos
que implicaban a 12 países, con el fin de ilustrar la
variedad de circunstancias que se dan en diferentes
regiones del mundo, y “El agua, una responsabilidad
compartida” (WWDR-2), presentado en el IV Foro
Mundial del Agua de México en 2006.
Declaración del Milenio de la ONU,
Naciones Unidas A/Res/55/2, 2000.
“No escatimaremos esfuerzos para liberar a
nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños,
de las condiciones abyectas y deshumanizadoras
de la pobreza extrema, a la que en la actualidad
están sometidos más de 1.000 millones de
seres humanos. Estamos empeñados en hacer
realidad para todos ellos el derecho al desarrollo
y a poner a toda la especie humana al abrigo
de la necesidad”.
En su Declaración del Milenio 2000, las Naciones
Unidas establecieron ocho metas para el desarrollo
denominadas: Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM). Estos objetivos fijaron una agenda ambiciosa
con el fin de mejorar la condición humana para 2015
(ODM, 2009), relacionando entre ellos el siguiente:
Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio
ambiente.
Para 2015, incorporar los principios de
desarrollo sostenible en las políticas y los
programas nacionales; invertir la pérdida
de recursos del medio ambiente.
Los recursos medioambientales corren más riesgos
ahora que nunca: por ejemplo, un 50% de los
humedales del mundo han desaparecido desde
1900. Con el fin de asegurar el mantenimiento de
nuestros ecosistemas, es imprescindible desarrollar
políticas que favorezcan de forma integral el medio
ambiente.
Para 2015, reducir a la mitad el porcentaje
de personas que carecen de acceso al agua
potable.
Mil millones de personas carecen de acceso al agua
potable y 2.400 millones a un saneamiento adecuado.
Para alcanzar el objetivo relacionado, 1.500 millones
de personas más deberán acceder a algún servicio
de abastecimiento de agua mejorado para 2015, lo
que supone 100 millones de personas más cada año
(274.000 por día) hasta el 2015.
Se han observado numerosos e importantes desastres
relacionados con el agua: el tsunami en el océano
Índico, en 2004; los huracanes en el Caribe, el
Pacífico Oeste y Estados Unidos, en 2004 y 2005; las
inundaciones en Europa Central, en Europa del Este
y en otras muchas regiones, en 2005; y las grandes
sequías en Nigeria, Mali, España y Portugal. Todos
estos eventos son un recordatorio constante tanto del
poder destructivo del agua como de la miseria que
supone su carencia en tantas regiones del mundo.
El cambio global está relacionado con modificaciones
lentas y persistentes del clima, fenómeno que
se confirma cada vez de forma más evidente: la
combinación de bajas precipitaciones y de una
13agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
elevada evaporación en diversas regiones provoca una
disminución en la cantidad de agua de los ríos, lagos
y acuíferos, mientras que la creciente contaminación
daña los ecosistemas y la salud, los medios de vida y
la propia existencia de quienes no gozan de un acceso
adecuado y seguro al agua potable y al saneamiento
básico.
Es difícil para muchos gobiernos afrontar, de manera
efectiva, los múltiples aspectos relacionados con la
problemática del agua; esto no sólo es complicado
en materia de colaboración entre los gobiernos
nacionales, sino también cuando las decisiones de
gestión se toman en niveles inferiores, ya que, en
el mejor de los casos, la relación y la cooperación
entre los diferentes niveles gubernamentales son
mínimas. Además, el desafío que implica asociarse con
algunas ONG y con el sector privado para resolver
determinados problemas relacionados con el agua,
complica más la gestión y la toma de decisiones sobre
tal recurso, mayormente cuando los ríos atraviesan
varios países. El establecimiento de relaciones de
cooperación “río arriba-río abajo” es cada vez más
importante, teniendo en cuenta que casi la mitad de la
población mundial vive en cuencas fluviales o sobre
acuíferos que cruzan alguna frontera internacional.
La tensión alrededor del problema hídrico se
determina cuando se coartan las libertades y
derechos individuales. Respecto a la disponibilidad
de agua, puede establecerse una comparación entre
países, tomando como base la disponibilidad de
agua per-cápita y la gobernabilidad democrática,
demostrándose que existe un doble desafío: las
tensiones y la escasez de agua, por una parte, y unos
derechos políticos y libertades civiles limitados,
por otra. Por lo tanto, resulta poco probable que la
participación, la transparencia, la descentralización
y la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos
(GIRH) se afiancen en el sector hídrico si el sistema
global de gobernabilidad y la comunidad de un país
no lo facilitan.
La total privatización de los servicios hídricos en los
países en vías de desarrollo, no ha permitido cumplir
las expectativas de mejores y mayores servicios de
abastecimiento de agua y de saneamiento. Por lo
anterior, se hace indispensable mejorar el diálogo
en materia de agua entre los gobiernos, la sociedad
civil y el sector privado. Así, una sociedad que
desee abordar los problemas hídricos debe realizar
ingente esfuerzo para crear instituciones y procesos
eficientes y eficaces que puedan mediar en las disputas
y minimizar los impactos. Los planes y objetivos
hídricos internacionales no significarán grandes cosas
sin el respaldo de una legislación y una aplicación
apropiadas por parte de cada uno de los países, en
cada continente.
Los retos en la gestión del agua varían enormemente
dependiendo del tipo de asentamiento humano. El
espectro de tipologías de asentamientos va desde las
zonas con viviendas aisladas y diseminadas, de muy
baja densidad, habituales en las zonas rurales, pasando
por los pueblos y pequeñas localidades, hasta las
ciudades y grandes urbes densamente pobladas. La
mitad de la población del planeta y la mayor parte de
la actividad económica mundial se sitúa en las zonas
urbanas (ONU-HABITAT, 2006). Los asentamientos
humanos son los principales contaminadores de
los recursos hídricos, por lo que la buena gestión
del agua y de las aguas residuales es esencial para
reducir la contaminación. En las grandes urbes y
en las comunidades rurales relativamente pequeñas,
las necesidades de agua para la producción agrícola
y de los sectores energético e industrial compiten a
menudo entre sí.
Los recursos hídricos mundiales deben responder a
múltiplesdemandas:aguapotable,higiene,producción
de alimentos, energía y bienes industriales, y
mantenimiento de los ecosistemas naturales. El clima,
especialmente las precipitaciones y la temperatura, es
el factor que más influye en los recursos hídricos, al
interactuar con las masas de tierra, los océanos y la
topografía. Aun así, todos los componentes del ciclo
hidrológico –precipitaciones, infiltración, escorrentía,
evaporación y transpiración– deben tenerse en cuenta
a la hora de elaborar los programas de gestión del
agua (UNESCO - OMM, 2006).
14
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
El primer estudio global sobre la situación del
caudal de los ríos demostró que hay una creciente
fragmentación de las cuencas fluviales, debido a la
construcción de presas y a otra serie de obstáculos
que impiden el flujo normal de los ríos. Las cascadas,
los rápidos, la vegetación ribereña y los humedales
pueden desaparecer si el caudal del río se ve alterado
por la construcción de una presa. Las principales
amenazas regionales y locales a los ecosistemas de
agua dulce incluyen la alteración de los hábitats,
los cambios en el uso de la tierra –principalmente,
la deforestación y la agricultura intensiva–, la
fragmentación fluvial y las regulaciones del caudal,
la contaminación del agua, las especies invasivas y el
cambio climático (PNUMA, 2006).
Existen datos sobre biodiversidad y calidad del
agua concernientes a algunas especies, hábitats y
regiones, pero sigue habiendo un gran vacío en la
información disponible sobre muchas especies, y
sobre la magnitud y la calidad de los ecosistemas
acuáticos. Los indicadores sobre los ecosistemas sólo
pueden ser igual de buenos que los datos sobre los
que se basan (PNUMA, 2006).
La demanda de alimentos no es negociable; mientras
que el índice mundial de crecimiento demográfico
disminuye, el número de personas que pasan a
formar parte de la población mundial aumenta.
A medida que la población aumenta, los recursos
per-cápita disponibles son más restringidos, por lo
que se hace necesaria una mayor productividad para
poder compensar dicho crecimiento. Se necesitan
en promedio 3.000 litros de agua por persona para
generar los productos necesarios para la alimentación
diaria; la agricultura cada vez más está bajo la mira de
todos, debido a la merma de los recursos hídricos.
Con el fin de conservar los ecosistemas naturales y
su biodiversidad, así como de minimizar los impactos
negativos de la agricultura, es necesario estimular
y orientar a los agricultores mediante políticas e
incentivos apropiados (FAO - FIDA, 2006).
Si los escenarios anteriores siguen como hasta ahora
en los sectores de la alimentación y de los medios de
subsistencia rurales, será realmente difícil alcanzar los
Objetivos de Desarrollo del Milenio que pretenden
liberar a la humanidad de la pobreza extrema y el
hambre, y garantizar la sostenibilidad medioambiental
(FAO - FIDA, 2006).
Concepto de “Agua Virtual” y “Huella
Hídrica enfocado a la Agricultura
Virtual Water (agua virtual) y Water Footprint
(huella hídrica) son dos conceptos desarrollados para
intentar explicar las transferencias (virtuales) de agua,
las que se van intensificando con la globalización.
Cada producto, además del agua que lleva incorporada
(por ejemplo una naranja), requirió de un volumen
mucho mayor de agua en su proceso de producción.
Esa es la llamada huella hídrica que el producto o
servicio deja en su país de origen y que corresponde
a una transferencia virtual de agua, desde un país
‘exportador’ a un país ‘importador’ del producto.
En síntesis, se intenta enfrentar la amenaza de la
crisis hídrica global, entendiendo y racionalizando el
uso de los cada vez más limitados recursos hídricos
planetarios (Velásquez, 2008).
A manera de ejemplos, indicadores estimados
reportan que para producir una copa de vino se
necesitan 120 litros de agua; para producir 100
gramos de queso se requieren 500 litros de agua; para
producir 330 gramos de carne de ave, se necesitan
1.300 litros de agua (waterfootprint.org, en línea). Ver
datos complementarios en el Anexo 1 del presente
documento.
El Virtual Water Concept (concepto de agua virtual)
fue concebido por el británico John Anthony Allan,
profesor del King’s College de Londres. Tal concepto
es considerado una herramienta tan valiosa que hizo a
Allan merecedor del Stockholm Water Prize (Premio
del Agua de Estocolmo), otorgado por el Instituto
Internacional del Agua de Estocolmo, y que es algo
así como el Nobel del agua. Es otorgado por el rey de
Suecia cada año e incluye US$150 mil como premio
a actividades relacionadas con la conservación y el
uso del agua.
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Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
El concepto de agua virtual nos ayuda a entender
cuánta agua se requiere para producir distintos tipos
de bienes y servicios. El concepto de agua virtual
fue recogido por los catedráticos Arjen Y. Hoekstra,
de la University of Twente, y Ashok Chapagain, de
la WWF (World Wide Fund for Nature), y aplicado
a otro concepto nuevo: el Water Footprint o Huella
Hídrica.
Para precisar estos conceptos, Hoekstra, holandés, y
Chapagain, nepalés, realizaron varios estudios. Uno
de ellos midió cuánta agua virtual movilizan 356
productos transados en el comercio internacional
(1997-2001), estimando que en conjunto mueven
un billón 263.071 millones de metros cúbicos (m3
)
de agua.
Los primero diez productos son:
El café no tostado y no descafeinado,•	
que ocupa el primer lugar, mueve
79’855.106 m3
de agua virtual al año,
o sea casi 80 mil millones de m3
.
Eso equivale al 6,32% del volumen
del intercambio de agua virtual en el
mundo.
El segundo producto que más moviliza•	
agua virtual internacionalmente es
el trigo (wheatnes and meslin), que
empuja 75 mil millones de m3
de agua
virtual al año. Lo que corresponde
al 5,99% del total del volumen del
comercio internacional.
En tercer lugar está la soya en granos.•	
Su water footprint es de 1.800 litros
de agua para producir un kilo de fríjol-
soya. La producción de porotos de soya
mueve 69 mil millones de m3
al año,
representando el 5,5% del volumen
mundial.
El cuarto son los granos de cacao•	
(semillas), enteros o partidos, crudos o
tostados, con 62 mil millones de m3
de
agua virtual, o sea el 4,94 % del flujo
mundial.
En quinto puesto está el arroz molido•	
o semimolido (semi milled o wholly
milled, whether or not polished or
glazed), con 51 mil millones de m3
de
agua virtual, equivalentes al 4,09% del
volumen total.
En sexto lugar está el algodón no•	
procesado ni encordado, un caso
bastante especial. Como su cultivo se
desarrolla en regiones principalmente
secas, su demanda de agua es
feroz, impactando severamente los
recursos hídricos y contaminándolos.
Anualmente el agua virtual para el
comercio de algodón totaliza 48 mil
millones de m3
, equivalentes al 3,8%
del movimiento mundial.
El séptimo lugar están los aceites y•	
sólidos de soya, como los queques, que
contribuyen en un 3,7% al volumen
de intercambio, con 46 mil millones
de m3
.
En octavo lugar está el maíz. Su•	
comercio internacional moviliza 38 mil
millones de m3
de agua, equivalentes al
3,08% del total mundial.
En noveno puesto está la carne bovina,•	
cortada, sin huesos y congelada. Su
movilización de agua virtual entre
naciones suma 32 mil millones de m3
de agua, contribuyendo en un 2,55%
en el volumen mundial.
•	
El décimo lugar le corresponde al•	
azúcar cruda de caña, la que moviliza
32 mil millones de m3
de agua virtual,
equivalente al 2,54% del volumen
global.
16
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
Agua Virtual “Comercial” y
Huellas de Agua
El agua es un componente esencial de todos los seres
vivos. Las proporciones son conmovedoras: un melón
es agua en un 98%; un pez, en un 80%, y los seres
humanos, hasta en un 75% al momento de nacer.
Cuando se fabrican productos (bienes y servicios)
es inevitable indicar qué cantidad de energía ha sido
necesaria invertir en su elaboración, es decir, su
existencia significa que ya se ha gastado una cierta
cantidad de energía, no importando cuánto ha sido
necesario invertir en su elaboración.
De manera similar, cuando crecen los cultivos, en ellos
hay, en cierto sentido, una “incrustación” de agua.
Si un kilo de trigo toma miles de litros de agua para
crecer desde la siembra hasta la cosecha, se puede
estimar, visto desde otra óptica, que un kilo de trigo
contiene 1.000 litros de agua.
Cuando se considera la cantidad de agua que está
embebida en los alimentos que se transportan por
todo el planeta, resulta que hay un tráfico masivo de
agua virtual. Las regiones más húmedas del mundo
envían cada año buques con grandes cantidades de
agua a las partes más secas del planeta. Esto tiene
enormes consecuencias ecológicas y geopolíticas, y
como el cambio climático se intensifica, se generan
grandes conflictos.
Tanta abundancia resulta relativa si se calculan los
volúmenes de los que dispone la humanidad para
satisfacer sus necesidades básicas como la sed, la
higiene o el regadío de los cultivos. Actualmente, sólo
el 3% de toda el agua es potable y se calcula que, en 30
años, dos tercios de la humanidad tendrán dificultades
para acceder a esa fuente. El agua se ha constituido
en un recurso tan esencial que es difícil proyectar cuál
será su valor real en las próximas décadas.
Por ejemplo, hoy en día, el agua envasada es más cara
que los combustibles: en muchos países, una botella
pequeña de agua mineral (500 cc) cuesta el doble que
la misma cantidad de gasolina.
Sin embargo, su valor no se mide únicamente por
aquella cantidad que consumimos para vivir. Al litro
y medio diario que ingiere en promedio cada ser
humano y a los 40 ó 50 que gasta para la limpieza
personal, es preciso agregarle el agua que se utiliza en la
elaboración de los diferentes productos que consume.
Pensemos en un pocillo de café: ¿cuánta agua fue
necesaria para que prosperara la planta donde creció
el grano de café, y cuánta para su industrialización,
incluyendo el empaque, el transporte y la molienda?
Este nuevo modo de medir el agua que consumimos
nos lleva a conclusiones interesantes: los países
pobres en recursos hídricos tienen la posibilidad de
conseguir seguridad alimentaria. En lugar de utilizar
la escasa agua que disponen para cultivar productos
que requieren grandes volúmenes de riego, podrían
pensar en importar alimentos y destinar sus recursos
hídricos con fines más lucrativos como el turismo,
la industria o la producción de otras cosechas que
demanden menor cantidad de irrigación. Cuando
un país vende carne, lácteos, fruta o soya, está
exportando agua virtual, y al contrario cuando los
importa. La comparación de ambos guarismos
permite establecer si una nación es exportadora o
importadora de agua virtual. Es el comercio de agua
virtual y su huella hídrica.
HUELLA HÍDRICA
La huella hídrica o huella de agua es un indicador
que incluye el consumo de agua directo e indirecto
de un consumidor o productor. La huella hídrica de
un individuo, comunidad o un negocio, está definida
como el volumen total de agua que se necesita para
producir los bienes y servicios consumidos por los
mismos. El uso del agua se mide en volumen de agua
consumida (o evaporada) o contaminada por unidad
de tiempo. Una huella de agua puede calcularse
para un grupo de consumidores o productores
17agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
determinado. La huella de agua es un indicador
geográfico explícito, que no solo muestra volúmenes
de uso y contaminación de agua, sino también los
lugares donde la misma se causa.
Interpretación de la “huella hídrica”
Los habitantes utilizan una gran cantidad de agua
para beber, cocinar y lavar, pero utilizan todavía más
en la producción de bienes tales como alimentos,
papel, prendas de algodón, etc. La huella hídrica es
un indicador de uso de agua que tiene en cuenta tanto
el consumo o uso directo como indirecto por parte
de un consumidor o productor. La huella hídrica
de un individuo, comunidad o comercio se define
como el volumen total de agua dulce que se utiliza
para producir los bienes y servicios consumidos por
el individuo o comunidad así como los producidos
por los comercios, definición que genera una gran
importancia del contenido del concepto de
“huella hídrica”.
Este hecho determina una importante presión en los
recursos hídricos en las regiones exportadoras, donde
muy a menudo existe una carencia de mecanismos
para una buena gobernabilidad y conservación de
los recursos hídricos. No solo los gobiernos sino
también los consumidores, el comercio y la sociedad
en general pueden jugar un papel importante para
alcanzar una mejor gestión de los recursos hídricos
(waterfootprint.org).
Evaluación de la huella hídrica a nivel
de regiones
La huella hídrica de China es de-	
aproximadamente 700 m3
por año per-cápita.
Solo cerca del 7% de la huella hídrica de
China proviene de fuera de China.
Japón tiene una huella hídrica total de 1.150-	
m3
por año per-cápita, alrededor del 65% de
esta huella proviene de exterior del país.
La huella hídrica de EEUU es 2.500 m-	 3
por
año per-cápita.
La huella hídrica de la población española es-	
2.325 m3
por año per-cápita. Alrededor del
36% de esta huella hídrica se origina fuera
de España.
Entre los mayores países exportadores de agua virtual
están: Estados Unidos, Canadá, Tailandia, Argentina,
India, Vietnam, Francia y Brasil. Y entre los mayores
importadores están: Sri Lanka, Japón, Holanda, Corea
del Sur, China, España, Egipto, Alemania e Italia.
Según un estudio de Hoekstra y Chapagain sobre
intercambio de agua virtual global en relación con
cultivos, productos de animales vivos y productos
industriales (1997-2001), Canadá, por ejemplo,
exporta 48 mil millones de m3
de agua virtual
principalmente en forma de granos, e importa 16
mil millones, lo que hace un neto de 32 mil millones
de m3
exportados. Argentina, también en granos,
exporta casi 46 mil millones de m3
de agua virtual
e importa 3.100 millones, para un neto exportado
de 42.900. La cantidad de productos derivados del
ganado que exporta Argentina, según el estudio, es
de 4.200 millones de m3
. Australia, hasta hace poco el
mayor exportador de agua virtual del mundo, hasta la
peor sequía de su historia, es un gigante exportador
de agua virtual: en cultivos, 46 mil millones de m3
; en
productos del ganado, otros 26 mil millones.
En total, considerando lo importado y lo exportado,
Australia tiene un balance de 64 mil millones de m3
de agua virtual exportada entre cultivos, ganado
y productos industriales. Argentina, por su parte,
exporta 45 mil millones. Chile, sumando y restando,
es básicamente un importador de agua con poco más
de tres mil millones de m3
al año. Estados Unidos, hoy
el principal exportador de agua virtual, en el estudio
figuraba en segundo lugar, detrás de Australia, con 61
mil millones de m3
de agua virtual exportada.
La huella hídrica individual
Estados Unidos es también el país con la huella
hídrica per-cápita más importante del mundo. La
18
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
huella hídrica per-cápita resulta de dividir la huella
hídrica total del país entre la cantidad de habitantes.
Para que los habitantes de Estados Unidos puedan
consumir los bienes y servicios que demandan, se
requiere sumar las cantidades de agua contenidas
en todos los bienes y servicios que consumen, sean
estos producidos domésticamente o importados: esa
es la huella hídrica del país. Según el estudio Water
Footprints of Nations, de los mismos autores, la
huella hídrica de Estados Unidos es de 696 mil
millones de m3
/año. No obstante, la huella de India es
la mayor del mundo, con 987 mil millones m3
/año.
La huella individual de EE.UU representa el récord
mundial, pues cada estadounidense consume en
promedio 2.483 m3
/año. Algo parecido ocurre con
todos los países industrializados. La huella hídrica de
India, por el contrario, es de sólo 980 m3
per-cápita
al año. La de China, que tiene como país una huella
hídrica gigante, es en el consumo per-cápita la más
baja del mundo: 700 m3/año. El promedio mundial
es de 1.240 m3
/capita/año. Para hacerse una idea
“comparativa”, la de los chilenos es de 803 m3
per-
cápita al año.
Lo anterior indica que existen grandes diferencias
entre los países; así, Estados Unidos, que posee la
mayor huella hídrica absoluta en todo el mundo,
alcanza el doble del valor medio, mientras que China
presenta un valor mucho más bajo.
Daniel Zimmer, el ex director del Consejo Mundial
del Agua, afirmó: “Es notable el contraste en el uso
de agua entre los continentes. En Asia, una persona
consume un promedio de 1.400 litros de agua virtual
al día, mientras que en Europa y Norteamérica un
individuo consume 4.000 litros de agua virtual al
día”.
Los cuatro primeros lugares de exportación neta de
agua virtual son ocupados por América del Norte,
América del Sur, Oceanía y Asia Sudoriental; mientras
que en la importación se ubican: Asia Meridional
y Central, Europa Occidental, África del Norte y
Oriente Medio.
Las nuevas mediciones del agua que consumimos
son fundamentales para observar el consumo real
de un país, su “huella hídrica” en relación con el
resto. Individualmente, la huella hídrica se calcula
considerando la suma del agua virtual necesaria para
la elaboración de los productos que se consumen. Así,
una dieta carnívora tiene una huella hídrica mayor
que una vegetariana: un kilo de carne requiere 16 mil
litros de agua, mientras que un kilo de trigo demanda
1.350 litros, según la UNESCO-
El 67% del comercio global de agua virtual-	
estárelacionadoconelcomerciointernacional
de cultivos;
El 23% está relacionado con el comercio de-	
ganado y productos cárnicos;
El 10% está relacionado con el comercio de-	
productos industriales.
HUELLA HÍDRICA INTERNA Y
HUELLA HÍDRICA EXTERNA
La huella hídrica interna de un país se define como
el volumen de agua utilizado de los recursos hídricos
nacionales para producir los bienes y servicios
consumidos por los habitantes del país.
La huella hídrica externa de un país es el volumen
de agua usada en otros países para producir bienes y
servicios importados y consumidos por los habitantes
del país de referencia.
Existen cuatro factores principales que explican los
valores de la huella hídrica:
Volumen total del consumo1.	 : que, por lo
general, está directamente relacionado
con el nivel de riqueza de un país, lo
que explica –parcialmente– las altas
huellas hídricas de Estados Unidos,
Suiza e Italia, a manera de ejemplos
representativos.
19agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
Patrones de consumo de agua2.	 : otro factor que
puede explicar la existencia de una gran
huella hídrica es que dichos patrones
supongan un consumo elevado de agua.
En particular, el elevado consumo de
carne influirá de manera directa en
un mayor consumo de agua, lo que
se ve en los casos de Estados Unidos,
Canadá, Francia, España, Portugal,
Italia y Grecia.
Clima: en regiones con mayor demanda3.	
evaporativa, la necesidad de agua para
los cultivos es mayor. Es el factor
predominante para explicar los casos de
muchos países africanos como Senegal,
Malí, Sudán, Chad o Nigeria, o el caso
de Siria.
4. Prácticas agrícolas poco eficientes: lo que
significa que el rendimiento obtenido
por unidad de medida de agua es
menor.
O tros I ndicadores de
Desarrollo Sostenible
Según la OECD (1993), un indicador es un parámetro
o un valor derivado de parámetros, que identifica y
proporciona información acerca del estado de un
proceso, el medioambiente o área, con un significado
que se extiende más allá del valor directamente
asociado al parámetro. Un indicador cuantifica
y simplifica un fenómeno, nos ayuda a entender
realidades complejas y nos dice algo acerca de los
cambios en un sistema. Su utilidad depende mucho
del contexto particular, y sólo serán útiles si encajan
en el modelo conceptual y pueden relacionarse entre
sí (Antequera, 2005). A su vez, el término desarrollo
sostenible, perdurable o sustentable, se aplica al
desarrollo socio-económico y fue formalizado
por primera vez en el documento conocido como
Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la
Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo
de Naciones Unidas, creada en la Asamblea de las
Naciones Unidas en 1983.
Huella Ecológica
La huella ecológica es un indicador agregado definido
como «el área de territorio ecológicamente productivo
(cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos)
necesaria para producir los recursos utilizados
y para asimilar los residuos producidos por una
población dada con un modo de vida específico
de forma indefinida». Su objetivo fundamental
consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un
determinado modo o forma de vida, y comparado
con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente
es un indicador clave para la sostenibilidad.
La ventaja de la huella ecológica para entender la
apropiación humana está en aprovechar la habilidad
para hacer comparaciones. Es posible comparar
incluso las emisiones de transportar un bien en un
medio particular, p.ej. vía terrestre, con respecto a
otro (vía fluvial) mediante la energía requerida para
el producto sobre la misma escala.
Huella del carbono
Una huella de carbono es “la totalidad de gases de
efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo
o indirecto de un individuo, organización, evento o
producto” (UK Carbon Trust, 2008). Tal impacto
ambiental es medido llevando a cabo un inventario
de emisiones de GEI. Una vez conocido el tamaño
de la huella, es posible implementar una estrategia
para reducirlo. El concepto nació en la discusión de
la huella ecológica, de la cual la huella de carbono
es un subconjunto. Existen muchas instituciones,
organizaciones, iniciativas y empresas que buscan
neutralizar la huella de carbono mediante prácticas
sostenibles o mitigadoras del impacto.
20
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
Presión - Estado - Respuesta (PER- OECD)
La proliferación de indicadores y modelos de análisis
ha contribuido al uso de marcos de referencia que
contribuyen a mejorar el enfoque, clarificar las
medidas a considerar y los indicadores que se van a
utilizar (Pintér et al., 2005). Los marcos de referencia,
inicialmente fueron causales y estaban basados en el
modelo Causa-Efecto. Éstos evolucionaron al marco
de referencia Presión-Estado-Respuesta (PER) que
continuó su evolución al marco de referencia Fuerza
Conductora-Estado-Respuesta (FER); y este último
al marco de referencia Fuerza Conductora-Presión-
Estado-Impacto-Respuesta (FPEIR) descritos por
Antequera (2005). Estos modelos conceptuales están
basados en indicadores.
“Greenwater”and“Bluewater”:
El agua verde y el agua azul
como elementos principales
del ciclo hidrológico. Otros
colores del agua
Los anteriores son conceptos relacionados con el
consumo mundial de agua: tanto “azul” (retirada para
el riego: los ríos, lagos y acuíferos) como “verde”
(precipitación) (utilizada en la agricultura y el regadío
de los ecosistemas terrestres no agrícolas).
En 1998 y 1999 la UNESCO creó un grupo de
trabajo sobre la ética de los usos del agua dulce.
La conclusión sintética de dicho grupo de trabajo,
integrado por una docena de personas de diversos
países, etnias y culturas, fue que para conseguir
una buena gestión del agua es preciso alcanzar un
equilibrio entre los valores utilitarios de este recurso
y sus valores intangibles, también denominados
culturales, ecológicos o religiosos (Llamas & Delli
Priscoli, 2000). Las conclusiones de este grupo de
trabajo fueron admitidas, prácticamente sin cambios,
por la Comisión Mundial de la Ética de la Ciencia
y de la Tecnología (COMEST), que patrocina la
UNESCO. Es más, con base en los trabajos iniciales
del mencionado grupo de trabajo, la UNESCO ha
iniciado la publicación de una serie de monografías
titulada WATER & ETHICS SERIES.
Los valores cuantitativos de los componentes
principales del ciclo hidrológico fueron evaluados
hace unos cuarenta años (años 70 y 80) y las
estimaciones principales apenas han variado desde
entonces; se considera que la precipitación anual
sobre las tierras emergidas es del orden de 115.000
km3
, y de éstos unos 45.000 km3
constituyen el caudal
(superficial y subterráneo) de los ríos; los 70.000 km3
restantes se evaporan o son evapotranspirados por
la vegetación.
Desde hace unos veinte años se comenzó a aludir al
agua de los ríos, lagos y acuíferos como agua azul.
Esta es la parte del ciclo hidrológico que los seres
humanos han tratado de modificar para su provecho
mediante la construcción de estructuras más o menos
convencionales, fundamentalmente canales y presas.
En la última mitad del siglo veinte también se ha
producido un aumento espectacular del uso de las
aguas subterráneas.
Según Naciones Unidas (2003), el volumen anual
de agua azul utilizada para el regadío de unos 400
millones de hectáreas es del orden de 2.000 a 2.500
km3
/año; pero de esta cantidad, según la misma
fuente, solamente unos 900 km3
/año son los
realmente consumidos por las cosechas.
No existen estadísticas oficiales confiables sobre
la proporción entre el uso de aguas superficiales y
de aguas subterráneas en el regadío. Shah (2005)
estima que el uso de las aguas subterráneas puede
ser actualmente del orden de 800 km3
/año. Ahora
bien, las cifras anteriores se refieren al agua usada o
extraída o aplicada (no al agua «consumida»), o sea,
la referida al agua que no vuelve a la fase superficial
o subterránea del ciclo hídrico, sino que vuelve a la
atmósfera en forma de vapor, o si vuelve a la fase
superficial o subterránea lo hace con un grado de
contaminación que la hace inutilizable.
21agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
El regadío, cuando es eficiente, es el prototipo de uso
consuntivo y el agua evapotranspirada suele ser del
orden del 80-90% del agua aplicada. En los regadíos
tradicionales por inundación la eficiencia no suele
ser superior al 50%. En los usos urbanos se suele
estimar que vuelve a la red de alcantarillado el 80%
del agua suministrada, si bien vuelve contaminada y
hay que «limpiarla» en el correspondiente proceso
de tratamiento. Esto quiere decir que el agua azul
puede tener una serie de tonos que van desde el muy
claro del agua potable hasta el muy oscuro (“aguas
grises y aguas negras”) de las aguas contaminadas
por las ciudades o industrias. De todas formas, cada
vez más esas aguas se consideran como un recurso
que, previo tratamiento, es reutilizable. Una vez más
conviene recordar que las estadísticas disponibles
sobre los usos del agua, especialmente en regadíos,
son todavía poco precisas.
El agua verde es la que queda empapando el suelo,
a veces se llama también “agua del suelo”; esta
agua del suelo es la que permite la existencia de
la vegetación natural (bosques, praderas, matorral,
sabana, etc.) así como los cultivos de secano (rain-
fed agriculture, en la terminología anglosajona). Esta
agua vuelve a evaporarse directamente desde el suelo
o por la transpiración de las plantas. No parecen
existir estimaciones aceptables sobre el reparto
de esos 70.000 km3
/año entre estos elementos. Se
estima que el agua utilizada en los cultivos de secano
es del orden de 3.000 a 4.000 km3
/año. El uso del
agua del suelo o “agua verde” no se ha cuantificado
en la mayor parte de los análisis del uso del agua en
la agricultura. Así, por ejemplo, FAO-AQUASTAT
(2003), cuando se refiere a los recursos hídricos
renovables de un país, sólo se refiere al agua azul,
aun cuando en el país que se relacione la mayor parte
de las cosechas no procedan del regadío. Algunos
autores hablan también de otros colores del agua.
Así, Shamir (2000) habla también de las aguas que
tienen un color amarillo dorado. Se refiere a aquellas
aguas con alta salinidad o componentes tóxicos que
pueden ser transformadas en agua potable o apta para
la agricultura mediante los modernos procedimientos
de la ingeniería química.
El costo de esos procesos de tratamiento de aguas
ha disminuido notablemente en los últimos años.
De modo que hoy se suele situar el costo total de
“desalar” 1 m3
de agua de mar en alrededor de medio
euro. El precio es menor cuando se trata de aguas
subterráneas salobres con menores salinidades. Se ha
estimado en documentos más o menos oficiosos que
existen hoy en España unas 900 plantas desaladoras
o desalobradoras que llegan a producir unos 500
millones de metros cúbicos al año. Muchas de ellas
parecen ser pequeñas plantas privadas que ilegalmente
envíansudesechoalosríosmáspróximosprovocando
problemas de contaminación. El uso del agua de mar
desalada para usos urbanos es algo bien conocido en
España. Hay desaladoras funcionando desde hace
décadas, especialmente en el archipiélago Canario,
pero también en algunas zonas del Mediterráneo.
Sin embargo, el uso de agua de mar desalada para
regadío está menos claro. El verano de 2005, en
uno de los Cursos de Verano de la Universidad
Complutense, se afirmó que en España se están
utilizando cantidades significativas de agua de mar
desalada para regadío. Se expresan abiertas dudas
sobre esta afirmación y se requieren datos concretos
sobre el uso actual de agua desalada en regadíos
españoles, con indicación precisa de la extensión y
situación de las superficies a las que se aplica y sobre
sus costos, lo que se ha intentado sin éxito.
Metodologías de evaluación
o de Medición DE LA HUELLA
HÍDRICA
La huella hídrica mundial se estima en 7.450 Gm3
/año,
lo que supone un consumo de 1.240 m3
/persona/año.
Los sistemas de evaluación de las huellas hídricas de
los países todavía necesitan incrementar su precisión,
aunque ciertamente ésta ha mejorado mucho desde
las primeras estimaciones. Uno de los aspectos más
delicados es decidir acerca de la inclusión o exclusión,
para el cálculo de la huella hídrica, de las pérdidas de
agua en los sistemas de riego.
Otro factor que afecta negativamente a la exactitud
de la evaluación es el hecho de que sólo se tiene
22
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
en cuenta el aspecto cuantitativo del uso de los
recursos hídricos. Sin duda, en un futuro, deberán
contemplarse también los aspectos cualitativos.
Además de tales mejoras, también se pueden
perfeccionar las medidas ya tenidas en cuenta; por
ejemplo, para cuantificar el volumen de agua utilizado
en la industria se ha realizado una estimación global
sin tener en cuenta los diferentes tipos de productos
y procesos.
En síntesis, el reto consiste en utilizar el concepto
de huella hídrica como herramienta práctica para
mostrar cómo los patrones de consumo afectan el
uso del agua, cómo los futuros cambios en dichos
patrones influirán en los recursos hídricos, cómo
pueden los países externalizar su huella hídrica para
reducir la presión sobre sus recursos domésticos
y cómo terceros países pueden beneficiarse de su
relativa abundancia de agua mediante la exportación
de productos caros, en términos de utilización de
recursos hídricos (Hispagua, 2006).
La atmósfera y el efecto
invernadero
La atmósfera envuelve a la tierra y nos protege de
los rayos del sol. La atmósfera es una mezcla de
gases cuya densidad va disminuyendo a medida que
ascienden y, eventualmente, llegan hasta el espacio.
Está compuesta de Nitrógeno (78%), Oxígeno
(21%) y otros gases (1%). El 1% de todos los gases
son los gases llamados de invernadero. Los gases de
invernadero más importantes son: vapor de agua,
dióxido de carbono (CO2
), metano (CH4
), óxido
nitroso (N2
O) clorofluorcarbonos (CFC) y ozono
(O3
).
Se denominan gases de efecto invernadero (GEI) o
gases de invernadero a los gases cuya presencia en la
atmósfera contribuye al “efecto invernadero”. Los
más importantes están presentes en la atmósfera de
manera natural, aunque su concentración puede verse
modificada por la actividad humana, pero también
entran en este concepto algunos gases artificiales,
producto de la industria (Wikipedia, 2009).
El efecto invernadero es un factor esencial del
clima de la tierra. Bajo condiciones de equilibrio, la
cantidad total de energía que entra en el sistema por
la radiación solar se compensará exactamente con la
cantidad de energía irradiada al espacio, permitiendo
a la tierra mantener una temperatura media más o
menos constante en el tiempo.
Las concentraciones atmosféricas de gases de efecto
invernadero, bióxido de carbono (CO2
), metano
(CH) y óxido nitroso (NO2
) han aumentado de
manera considerable: cerca del 30%, 145% y 15%,
respectivamente (valores de 1992). Estas tendencias
pueden ser atribuidas en gran medida a las actividades
humanas, principalmente al uso de combustibles
fósiles, al cambio de uso de suelo y a la agricultura.
Muchos gases de invernadero permanecen en la
atmósfera por largo tiempo (para CO2
y NO2
,
el lapso es de varias décadas a siglos), de ahí que
afecten el forzamiento radiactivo en grandes escalas
de tiempo.
Cuando la luz solar llega a la tierra, un poco de esta
energía se refleja en las nubes; el resto atraviesa
la atmósfera y llega al suelo. La energía que no es
absorbida, se refleja al espacio. La energía solar
queda atrapada por los gases del mismo modo en
que el calor queda atrapado detrás de los vidrios de
un invernadero. El dióxido de carbono es uno de
los gases de efecto invernadero (G.E.I.) que contribuye
a que la Tierra tenga una temperatura habitable. Si
no existiera este fenómeno, la temperatura de la
superficie de la tierra sería de unos 20° bajo cero. Por
lo anterior, se reconoce que el fenómeno de efecto
invernadero influye sobre el cambio climático, y por
ende, en la dinámica de los ciclos hidrológicos.
El cambio climático
El cambio climático es un fenómeno de orden
complejo para la sostenibilidad de la agricultura, la
23agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
pesca de captura y el desarrollo de la acuicultura.
Sus repercusiones se producen como resultado
del calentamiento gradual a escala planetaria y
los cambios físicos asociados a este proceso, así
como por el aumento de la frecuencia con la que
se dan fenómenos meteorológicos extremos. Estas
consecuencias tienen lugar en el contexto de otras
presiones sociales y económicas mundiales sobre
los recursos naturales y los ecosistemas. Además de
las acciones destinadas a atenuar los factores que
impulsan el cambio climático, son medidas urgentes
de adaptación, en respuesta a las oportunidades y
amenazas que se producen en cuanto al aporte de
alimentos y medios de vida, como consecuencia de
las alteraciones climáticas.
Por lo que respecta a las repercusiones físicas y
biológicas, el cambio climático está modificando
la distribución de las especies marinas y de agua
dulce. En general, las especies de aguas más
cálidas están siendo desplazadas hacia los polos y
están experimentando cambios en el tamaño de
su hábitat y en su productividad. En un mundo
con una temperatura más alta, es probable que la
productividad de los ecosistemas se reduzca en las
zonas de menor latitud (es decir, en la mayoría de
los océanos, mares y lagos tropicales y subtropicales)
y que aumente en los lugares de latitud elevada. El
aumento de las temperaturas afectará también los
procesos fisiológicos de los peces, dando lugar a
efectos tanto positivos como negativos sobre las
pesquerías y los sistemas de acuicultura.
Elcambioclimáticoestáafectandoyaalaestacionalidad
de determinados procesos biológicos, modificando
con ello las redes tróficas marinas y de agua dulce,
con consecuencias imprevisibles en la producción
de la pesca y la acuicultura. Es también motivo de
preocupación el aumento del riesgo de invasión por
parte de otras especies y la difusión de enfermedades
transmitidas a través de vectores. Las diferencias de
calentamiento entre la tierra y los océanos y entre
las regiones polares y las tropicales afectarán la
intensidad, frecuencia y estacionalidad de los patrones
climáticos (por ejemplo, el fenómeno de oscilación
meridional “El Niño”), así como a los fenómenos
meteorológicos extremos (por ejemplo, inundaciones,
sequías y tormentas) y, por tanto, a la estabilidad de
los recursos marinos y de agua dulce adaptados a ellos
o que sufren su influencia.
El aumento del nivel del mar, la fusión de los glaciares,
la acidificación oceánica, así como los cambios en
las precipitaciones, las corrientes freáticas y los
ríos afectarán considerablemente los arrecifes de
coral, los humedales, los lagos y los estuarios. Estos
cambios obligarán a aplicar medidas de adaptación
para aprovechar las oportunidades existentes y
reducir al mínimo las repercusiones negativas sobre
las pesquerías y los sistemas de acuicultura (FAO,
2008).
La teoría antropogénica predice que el calentamiento
global continuará si lo hacen las emisiones de gases
de efecto invernadero (GEI). El cuerpo de la ONU
encargado del análisis de los datos científicos es el
Panel Intergubernamental del Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en inglés de Inter-Governmental
Panel on Climate Change). El IPCC indica que: “[...] La
mayoría de los aumentos observados en las temperaturas medias
del globo desde la mitad del siglo XX son muy probablemente
debidos al aumento observado en las concentraciones de
GEI antropogénicas”. Sin embargo, existen algunas
discrepancias respecto a que el dióxido de carbono
sea el gas de efecto invernadero que más influye en el
calentamiento global de origen antropogénico.
El Protocolo de Kyoto, acuerdo promovido por
el IPCC, promueve una reducción de emisiones
contaminantes (principalmente CO2
). El protocolo
ha sido tachado en ciertas ocasiones de injusto, ya
que el incremento de las emisiones tradicionalmente
está asociado al desarrollo económico, con lo que
las naciones a las que más afectaría el cumplimiento
de este protocolo podrían ser aquellas zonas menos
desarrolladas.
Un aumento de la temperatura del mar por otras
causas (como la intensificación de la radiación solar),
provoca una mayor emisión del dióxido de carbono,
24
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
el cual permanece disuelto en los océanos. En las
últimas décadas, se ha producido un incremento
exagerado del contenido de CO2
en la atmósfera a
causa de la quema indiscriminada de combustibles
fósiles, como el carbón y la gasolina, y a la destrucción
de los bosques tropicales.
El océano afecta al clima y este, a su vez, afecta las
características y dinámica de las aguas. Las variaciones
en al cambio climático pueden tener efectos directos
sobre el océano, al variar los flujos de energía y gases
con la atmósfera, la cantidad de calor y sales que
transporta (temperatura y densidad), la formación y
extensión de los hielos y todo ello a su circulación.
Modificaciones en la evaporación y precipitación, o en
la acumulación de hielo en los campos continentales,
afecta también su nivel. Todos estos eventos provocan
cambios en la circulación termohalina del océano.
La circulación termohalina, también llamada “cinta
transportadora oceánica”, es la circulación convectiva
que afecta de modo global al conjunto de las masas de
agua oceánica. Se llama convección en sí, al transporte
de calor por medio de las corrientes ascendente y
descendente del fluido. La transferencia de calor
implica el transporte de calor en un volumen y la
mezcla de elementos macroscópicos de porciones
calientes y frías de un gas o un líquido.
La circulación es debida a la convección, es decir, se
produce por diferencias de densidad con las masas
más densas, que tienden a hundirse, y las menos
densas, que tienden a ascender. En el caso de las
masas oceánicas las diferencias de densidad dependen
de dos factores: la temperatura y la salinidad. La
densidad decrece cuando aumenta la temperatura y
crece con la salinidad. De esta manera, se reducirá el
transporte de calor entre el Ecuador y los polos; así,
se producirán cambios climáticos muy rápidos que
tienen un efecto invernadero sobre los organismos
y ecosistemas marinos.
En lo que se refiere a la pesca, las zonas de alta
productividad podrán desplazarse hacia los polos.
La pesca continental y la acuicultura pueden verse
afectadas por la sequía y las inundaciones; sobre todo
en países asiáticos como Bangladesh, India, Malasia
y Tailandia, que cuentan con la mayor producción
acuícola de agua marina en el mundo (FAO, 1991).
A lo anterior y a manera de colofón, se considera
el concepto de expertos relacionado con el reciente
fracaso de la Cumbre de Copenhague sobre Cambio
Climático. Kevin Anderson, director del Tyndall
Centre for Climate Change Research, y Trevor
Davies, uno de los fundadores de dicho centro, han
declarado al diario inglés The Times que la reunión
no fue más que un repaso de la evidencia científica
sobre la necesidad de controlar las emisiones de gases
invernadero, con declaraciones de buenas intenciones,
fotos de familia y poco más.
25agron.16(1):7-26,2008
Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica”
BIBLIOGRAFÍA
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del cambio climático en España. 20??.
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Wedler, E. (1998). Introducción en la Acuacultura, con énfasis en el Neotrópico. Litoflash.
ISBN: 958-96207-4-4.
26
Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón
El agua empleada para la producción de bienes y servicios es denominada agua virtual. El cálculo del valor
de un producto en términos de agua virtual permite evaluar su impacto hídrico bruto sobre el entorno.
Algunos estudios realizados en 2006 ofrecían las siguientes estimaciones:
Producto Consumo de agua virtual
1 kg de arroz 2700 litros
1kg de caña de azúcar 175 litros
1 kg de carne de ave 2.800 litros
1 kg de carne de cabra 4.000 litros
1 kg de carne de cerdo 5.900 litros
1 kg de carne de oveja 6100 litros
1 kg de carne de res 16.000 litros
1 kg de cereales 1.500 litros
1 kg de cítricos 1.000 litros
1 kg de algodón 3.644 litros
1 huevo 454 litros
1 vaso de leche (200ml) 200 litros
1 ración de lechuga 23 litros
1 kg de legumbres, raíces y tubérculos 1.000 litros
1 kg de maíz 450 litros
1 manzana (100g) 70 litros
1 kg de papas 160 litros
1 kg de soya 2.300 litros
1 ración de tomates 11 litros
1 kg de trigo 1.200 litros
1 barra de pan 568 litros
1 kg de queso 5.300 litros
1rebanada de pan (30g) 40 litros
1 rebanada de pan (30g)con queso (10g) 90 litros
1 bolsa de patatas fritas (200g) 185 litros
1 taza de café (125ml) 140 litros
1 taza de café instantáneo 80 litros
1 taza de té (250ml) 34 litros
1 copa de brandy 2.000 litros
1 copa de cerveza (250ml) 75 litros
1 copa de vino 120 litros
1 hamburguesa (150g) 2.400 litros
1 hoja de papel (80g/m) 10 litros
1 kg de tejido 9359 litros
1 pantalones vaqueros (1000g) 10.850 litros
1 pañal (75g) 810 litros
1 camiseta tamaño medio (500g) 4.100 litros
1 zapatos (cuero) 8.000 litros
1coche 246.052 litros
1 microchip (2g) 32 litros
1 kilo de ternera 16.000 litros
1 taza de café 140 litros
Fuente: Wikipedia.org. en línea.
Indicadores de Agua Virtual para algunos productos.Anexo 1.

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  • 1. agron. 16(1): 7 - 26, 2008ISSN 0568-3076 LOS NUEVOS CONCEPTOS SOBRE “AGUA VIRTUAL” Y “HUELLA HÍDRICA” APLICADOS AL DESARROLLO SOSTENIBLE: IMPLICACIONES DE LA AGRICULTURA EN EL CONSUMO HÍDRICO Alberto Grajales Quintero* , Álvaro Jaramillo Robledo** y Gabriel Cruz Cerón*** *MVZ, MgSc. Profesor Asociado de Universidad de Caldas. Estudiante de doctorado en Ciencias Agropecuarias. E-mail: alberto.grajales@ucaldas.edu.co **IA., MgSc, Agrometeorologo. Investigador Centro Nacional de Investigaciones de Café, Cenicafé. E-mail: alvaro.jaramillo@cafedecolombia.com ***IA., PhD. Profesor Titular Universidad de Caldas. E-mail: eteia@ucaldas.edu.co Recibido: 5 de abril de 2010; aprobado: 3 de mayo de 2010 RESUMEN El presente artículo enfoca un tema prioritario en la actualidad, relacionado con las tendencias del consumo y la disponibilidad actual y potencial del recurso hídrico, bajo los criterios del desarrollo sostenible. El tema se expone bajo las consultas y aportes actualizados de los principales organismos de orden internacional vinculados al tema (ONU, PNUD, FAO, UICN) y a la luz de los desarrollos presentados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales consultan las problemáticas de la pobreza, la morbilidad, la contaminación y la seguridad alimentaria, desde la oferta y la demanda hídrica, actual y potencial, tomando como fundamento la estimación de indicadores de nuevo cuño, refiriéndonos a los conceptos de “agua virtual”, “huella hídrica” y “Agua Comercial: Interna y Externa”. El contenido reseña como de importante énfasis los impactos que acarrean los sectores de la producción (industrial, agropecuaria, agroindustrial) sobre los consumos y la disponibilidad potencial del recurso hídrico, así como los actuales patrones de consumo del recurso y la asimetría en los consumos per-cápita del mismo al evaluar los países de alto y de bajo crecimiento económico. Palabras clave: Agua virtual, Huella Hídrica, Recurso hídrico, Objetivos de Desarrollo del Milenio. ABSTRACT THE NEW CONCEPTS ON “VIRTUAL WATER” AND “WATER FOOTPRINT” APPLIED TO SUSTAINABLE DEVELOPMENT: IMPLICATIONS OF AGRICULTURE ON WATER CONSUMPTION The present article focuses on a current high-priority subject related to consumption tendencies and the current and potential availability of water resources, under the criteria of sustainable development. The subject is exposed under the consultations and updated contributions of the main organisms of international order on the subject (UN, UNDP, FAO, UICN), and under the contents of the developments presented in the Millennium Goals (MDG), which consult poverty, morbidity, pollution and food security problems, based on water supply and demand, present and potential, taking as a foundation the estimate from novel indicators, again referring to the concepts “ Virtual Water”, “Water Footprint” and “Commercial Water: Internal and external”. The contents highlights the impacts that cause the production sectors (industrial, farming, agro-industrial) on the consumption and the potential availability of water resources, as well as the current resource consumption guards and the asymmetry in the per-capita consumptions of the resource when evaluating the countries of low and high economic growth. Key words: Virtual water, Water footprint, Water Resources, Millennium Development Goals.
  • 2. 8 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón ANTECEDENTES Hace nueve años (año 2000), líderes del mundo establecieron entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM- ONU) y con una visión de largo plazo, “liberar a una gran parte de la humanidad de los problemas de la pobreza extrema, el hambre, el analfabetismo y las enfermedades”. Se establecieron metas para lograr equidad en cuanto al género, para ayudar al desarrollo económico y social de la mujer, la sostenibilidad medioambiental y una alianza mundial para el desarrollo. En pocas palabras, aprobaron un plan para un “mundo mejor” y prometieron no escatimar esfuerzos en la materialización de esa visión (ODM, 2009). Sobre lo anterior se reconoce que se han logrado avances considerados importantes; sin embargo, en términos relativos, se ha progresado muy lentamente hacia el cumplimiento de los objetivos finales. Hoy se enfrenta a una crisis económica mundial cuyas repercusiones aún no se han hecho del todo evidentes. En el escenario menos pesimista, la crisis frenará el progreso en áreas clave, sobre todo en los países en desarrollo, lo cual podría impedir cumplir las promesas y objetivos establecidos, sumiendo a millones de personas más en la pobreza, y elevar el riesgo de disturbios sociales y políticos, consecuencias nefastas que se deben evitar a toda costa. Las dificultades económicas han llevado a decenas de millones de personas a trabajar en empleos vulnerables y de baja calidad y han aumentado el número de los que no obstante estar empleados, no ganan lo suficiente para ellos y sus familias, y esto los establece por debajo del umbral de pobreza de 1,25 dólares diarios per-cápita (PNUD, 2006). Se requiere con decisión llevar a cabo los cambios estructurales que sean necesarios para avanzar hacia un desarrollo y sostenibilidad más equitativos y hacer frente a la crisis ambiental en general. Las emisiones de dióxido de carbono contribuyen a lo conocido como efecto invernadero, que es un aumento de la temperatura mundial que actualmente ya está afectando a la población, las comunidades animales y los vegetales del planeta. El nivel de emisiones en el 2006 estaba en un 31% por encima del nivel de 1990. El constante incremento de las emisiones mundiales confirma que enfrentar el cambio climático debe ser una prioridad para la comunidad internacional (ODM, 2009). Las áreas protegidas constituyen el eje de los esfuerzos de conservación de las especies y ecosistemas del mundo, así como un elemento fundamental para la mitigación del cambio climático. No obstante, en el 2008 sólo un 12% del planeta se encontraba bajo alguna forma de protección, y por ende, sigue aumentando el número mundial de especies en peligro de extinción. Según el Índice de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), los mamíferos están más amenazados que las aves. Hacen falta inversiones prolongadas para conservar la biodiversidad con eficacia, tanto dentro como fuera de las áreas protegidas. La deforestación continúa a un ritmo alarmante de aproximadamente 13 millones de hectáreas al año; durante el período 2000-2005, se calcula que esta pérdida fue de 7,3 millones de hectáreas por año, que representa una disminución respecto de las 8,9 millones de hectáreas anuales registradas en el periodo 1990-2000. Las regiones que siguen registrando las pérdidas netas de bosques más grandes del mundo son el África subsahariana y América Latina y el Caribe (ODM, 2009). Reducir la deforestación y la degradación forestal ayuda a mitigar el cambio climático. Los árboles y las plantas absorben y almacenan el carbono, contribuyendo así a mantener niveles más bajos de dióxido de carbono en la atmósfera (ODM, 2009).
  • 3. 9agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” RECURSOS HÍDRICOS Alrededor de un 70% del agua extraída en el mundo se emplea en la agricultura; en algunas regiones esta cifra supera el 80%. Cuando más del 75% del caudal de los ríos se desvía con fines agrícolas, industriales y municipales, simplemente no hay agua suficiente para atender las demandas humanas y las necesidades del caudal ambiental. La escasez física de agua está influida por una degradación ambiental seria, por la disminución de las aguas superficiales y por la distribución preferencial del agua a ciertos grupos privilegiados en detrimento de otros; se considera que tal fenómeno de escasez generalizado está próximo y todo indica que el planeta tierra se enfrenta a una inminente crisis de recursos hídricos. En algunas regiones, la presión sobre los recursos hídricos es intensa. La extracción de agua alcanza sus niveles máximos en tierras áridas y mínimos en los países tropicales. En África septentrional se extrae anualmente en promedio un 78% de los recursos hídricos renovables; en el Asia occidental, casi la mitad; contrariamente a esto, América Latina sólo utiliza el 2% de sus recursos hídricos renovables cada año. El clima, caracterizado principalmente por las precipitaciones y la temperatura, es el factor que más influye sobre los recursos hídricos, al interactuar con las masas de tierra, los océanos y el relieve. Aun así, todos los componentes del ciclo hidrológico –precipitaciones, infiltración, escorrentía, evaporación y transpiración– deben tenerse en cuenta a la hora de elaborar los programas de gestión del agua. Las aguas subterráneas pueden ser de gran utilidad, sobre todo en las regiones áridas donde las aguas superficiales son generalmente escasas. Si bien se puede recurrir a los acuíferos para suplir la carencia de unos recursos adecuados en la superficie, existe un enorme riesgo potencial si los acuíferos no se recargan de forma natural o mediante la intervención humana. Con el tiempo, estos recursos se agotan o resultan inaccesibles por factores económicos. Los regímenes de los ríos se han visto considerablemente influidos en muchas regiones por la construcción de presas y los trasvases. Estas obras pueden alcanzar grandes dimensiones, como la presa de las Tres Gargantas en China, o pueden estar compuestas por numerosas presas de menor tamaño, tales como los sistemas de terrazas, característicos de las laderas del sudeste asiático. Éstas, a pesar de ser por separado pequeñas obras, tienen un importante efecto acumulativo en los caudales fluviales. Las presas se constituyen en verdaderas barreras para los sedimentos, a tal punto que cada presa cuenta con una “vida útil” que va hasta el momento en el que el embalse se rellena por completo y la presa deja de ser eficaz. La Evaluación de los Recursos Hídricos (ERH), es decir, el proceso de supervisar (medir, recabar y analizar) la cantidad y calidad de los recursos hídricos, es la base a partir de la cual se elaboran políticas y leyes que tienen como finalidad la sostenibilidad de tales recursos. La seguridad alimentaria, así como toda una serie de bienes y servicios medioambientales, depende de los ecosistemas de agua dulce. La biodiversidad de éstos ecosistemas es sumamente rica, con un alto nivel de especies endémicas, pero es también muy sensible a la degradación medioambiental y a la explotación. Estos ecosistemas, a menudo denominados de aguas continentales, encierran hábitats altamente productivos que contienen una proporción significativa de agua dulce: lagos, ríos, humedales y llanuras de inundación, arroyos, lagunas, manantiales y acuíferos. En muchas regiones, los ecosistemas y las especies de agua dulce se están deteriorando con rapidez, muchas veces más rápidamente que los ecosistemas terrestres y marinos. Los efectos incluyen la disminución del nivel de proteínas en los alimentos, la reducción de la disponibilidad de agua limpia y de las posibilidades de generación de ingresos, el menoscabo de las estrategias de reducción de la pobreza y unas tasas
  • 4. 10 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón de extinción de especies sin precedentes en la historia de la humanidad (PNUD, 2006). La disponibilidad de agua surge con énfasis como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, ya que se predice que en el año 2025 la demanda de este elemento será un 56% superior que el suministro y quienes posean agua podrían ser blanco de saqueos forzados. Se calcula que para los 6.250 millones de habitantes a los que hemos llegado se necesita ya un 20% más del agua disponible. La pugna es entre quienes creen que el agua debe ser considerada un “commodity” o bien comerciable (como el trigo y el café) y quienes expresan que es un bien social relacionado con el derecho a la vida. Los alcances de la soberanía nacional y las herramientas legales son también parte de este combate crucial. Para comprender el problema hay que considerar un conjunto de datos basados en la extracción, distribución y consumo del agua, los cuales han dado lugar a la explicación de conflictos de gran magnitud. Lo nuevo del caso es que, desde hace una década, se acumulan las cifras que presagian que el planeta se encamina a una escasez cada vez más marcada. El agua es un recurso escaso para 1.100 millones de personas que carecen de acceso al agua potable, a las que habría que sumar otros 2.400 millones de personas que no tienen acceso a un saneamiento adecuado (FAO, 2003). Más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los días de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento adecuado e higiene. Casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufre enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con suministros suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia de algunas enfermedades y la mortalidad podrían reducirse hasta un 75%. En la mayoría de las regiones, el problema no es la falta de agua dulce potable sino, más bien, la mala gestión y distribución de los recursos hídricos y sus métodos. La mayor parte del agua dulce se utiliza para la agricultura, pero una cantidad sustancial se pierde por ineficiencias en el proceso de riego. La mayoría de los sistemas de riego funciona de manera inadecuada, por lo que se pierde aproximadamente el 60% del agua que se extrae, la cual se evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos subterráneos. Los métodos de riego ineficientes entrañan sus propios riesgos para la salud: el anegamiento de algunas zonas de Asia Meridional es el determinante fundamental de la transmisión de la malaria, situación que se reitera en muchas otras partes del mundo. Casi la mitad del agua de los sistemas de suministro de agua potable de los países en desarrollo se pierde por filtraciones, conexiones ilícitas y vandalismo. A medida que la población crece y aumentan los ingresos se necesita más agua, que se transforma en un elemento esencial para el desarrollo. En algunas zonas, la extracción del agua ha tenido consecuencias devastadoras en el ambiente. La capa freática de muchas regiones del mundo se reduce constantemente y algunos ríos, como el Colorado en los Estados Unidos y el Amarillo en China, se secan con frecuencia antes de llegar al mar. El recurso hídrico es un bien tan necesario que podría pasar a ser objeto de peleas políticas, si sólo se lo observa como un negocio: represas, canales de irrigación, tecnologías de purificación y de desalinización, sistemas de alcantarillado y tratamientos de aguas residuales. En la actualidad, el embotellamiento de agua es un negocio que supera en ganancias a la industria farmacéutica. El origen de esta comercialización del agua habría que buscarla en noviembre de 2001, cuando los recursos naturales, al igual que la salud y la educación, empezaron a ser objeto de negociaciones en la OMC (Organización Mundial de Comercio). La meta final planteada fue la liberalización de los servicios públicos para el 2005. Esto que suena árido y aburrido, puede entenderse: lo que hasta ahora era
  • 5. 11agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” regulado por los Estados, pasará a ser mercado de libre comercio. Dentro de este contexto, existen dos escenarios probables: 1. La apropiación territorial. Esto podría realizarse mediante la compra de tierras con recursos naturales (agua, biodiversidad), tampoco se descartan las intervenciones militares. Como ejemplo de esto último, no se excluye, bajo un contexto histórico, que mediante la guerra se haya querido controlar los recursos hídricos de los ríos Eufrates y Tigris, ríos caudalosos en una de las zonas más áridas del planeta. 2. La privatización del agua. En los últimos tiempos, las grandes corporaciones han pasado a controlar el agua en gran parte del planeta y se especula que en los próximos años unas pocas empresas privadas poseerán el control monopólico de casi el 75% de este recurso vital para la vida en el planeta. Los gobiernos de todo el mundo –incluidos los de países desarrollados– están declinando su responsabilidad de tutela de los recursos naturales a favor de la empresa privada, según ellos, “para mejorar la provisión del servicio”. Las grandes corporaciones no son muchas: las francesas Vivendi y Suez (clasificadas respectivamente en los puestos 51 y 99 en el Global Fortune 500 de 2001), la alemana RWE (en el puesto 53), que adquirió dos importantes empresas de agua, Thames Water en el Reino Unido y American Water Works, en los Estados Unidos de Norteamérica. La intervención privada dio pie, en algunos lugares, a un aumento exagerado del costo del agua. En la Provincia de Tucumán –Argentina–, la empresa Vivendi enfrentó la furia popular y en Sudáfrica la empresa concesionada con el suministro no tuvo problemas en cerrar el grifo de un 80% de los pobladores de Alexandra Township por falta de pago. El Banco Mundial juega un papel clave, fomentando las privatizaciones, prestando dinero para las reformas en el sistema de agua, invirtiendo y finalmente como juez en caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados. Mientras algunas poblaciones no tienen acceso a la salubridad, grandes corporaciones venden agua pura embotellada para subsanar el mal. Entre 1970 y 2000, la venta del agua creció más de 80 veces. En 1970 se vendieron en el mundo mil millones de litros. En 2000, 84 mil millones. Las ganancias fueron de 2.200 millones de dólares. El alcance del problema del agua no sólo apunta al bolsillo de cualquier consumidor, sino que es una estocada al estómago del fundamentalismo de mercado imperante en la aldea global, por lo cual todo tiene precio y con mayor razón lo que es escaso. La revista Fortune expresó al respecto: El agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX: el bien precioso que determina la riqueza de las naciones. Sin embargo, 160 gobiernos reunidos en la Haya –Holanda– en el 2000 acordaron definir el agua como una necesidad humana y no como un derecho del hombre. No es pura semántica... “Un derecho no se compra” (Terramérica, 2009). El Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP), fundado en el año 2000, es el programa insigne de la ONU-Agua. El WWAP, acogido por la UNESCO, supervisa lo relacionado con el agua dulce para proponer recomendaciones, desarrollar estudios de casos, reforzar la capacidad de evaluación a escala de los países e informar sobre el proceso de toma de decisiones. Su principal producto es el Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo (WWDR), el cual es una reseña amplia y periódica que ofrece una visión fiable sobre la situación de los recursos de agua dulce del planeta. El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo se publica cada tres años, es una iniciativa conjunta de las 26 agencias de las naciones Unidas que constituyen ONU-Agua y coordinado por WWAP,
  • 6. 12 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón en colaboración con los gobiernos nacionales y otras entidades encargadas de los asuntos relacionados con el agua dulce. El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo es el principal informe sobre tema del agua en el mundo. Es un estudio exhaustivo que ofrece un panorama global sobre el estado de los recursos de agua dulce del planeta y tiene como objetivo proporcionar herramientas a los responsables de la toma de decisiones para la implementación del uso sostenible de los recursos hídricos. LaterceraedicióndelInforme(WWDR-3)presentado durante el V Foro Mundial del Agua en Estambul, Turquía, el 16 de marzo de 2009, se denominó “El agua en un mundo en cambio”, y fue basado en trabajos anteriores relacionados como: “Agua para todos, agua para la vida” (WWDR-1), presentado en el III Foro Mundial del Agua que tuvo lugar en Japón en 2003 y que incluyó 7 estudios de casos que implicaban a 12 países, con el fin de ilustrar la variedad de circunstancias que se dan en diferentes regiones del mundo, y “El agua, una responsabilidad compartida” (WWDR-2), presentado en el IV Foro Mundial del Agua de México en 2006. Declaración del Milenio de la ONU, Naciones Unidas A/Res/55/2, 2000. “No escatimaremos esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de 1.000 millones de seres humanos. Estamos empeñados en hacer realidad para todos ellos el derecho al desarrollo y a poner a toda la especie humana al abrigo de la necesidad”. En su Declaración del Milenio 2000, las Naciones Unidas establecieron ocho metas para el desarrollo denominadas: Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Estos objetivos fijaron una agenda ambiciosa con el fin de mejorar la condición humana para 2015 (ODM, 2009), relacionando entre ellos el siguiente: Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Para 2015, incorporar los principios de desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales; invertir la pérdida de recursos del medio ambiente. Los recursos medioambientales corren más riesgos ahora que nunca: por ejemplo, un 50% de los humedales del mundo han desaparecido desde 1900. Con el fin de asegurar el mantenimiento de nuestros ecosistemas, es imprescindible desarrollar políticas que favorezcan de forma integral el medio ambiente. Para 2015, reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso al agua potable. Mil millones de personas carecen de acceso al agua potable y 2.400 millones a un saneamiento adecuado. Para alcanzar el objetivo relacionado, 1.500 millones de personas más deberán acceder a algún servicio de abastecimiento de agua mejorado para 2015, lo que supone 100 millones de personas más cada año (274.000 por día) hasta el 2015. Se han observado numerosos e importantes desastres relacionados con el agua: el tsunami en el océano Índico, en 2004; los huracanes en el Caribe, el Pacífico Oeste y Estados Unidos, en 2004 y 2005; las inundaciones en Europa Central, en Europa del Este y en otras muchas regiones, en 2005; y las grandes sequías en Nigeria, Mali, España y Portugal. Todos estos eventos son un recordatorio constante tanto del poder destructivo del agua como de la miseria que supone su carencia en tantas regiones del mundo. El cambio global está relacionado con modificaciones lentas y persistentes del clima, fenómeno que se confirma cada vez de forma más evidente: la combinación de bajas precipitaciones y de una
  • 7. 13agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” elevada evaporación en diversas regiones provoca una disminución en la cantidad de agua de los ríos, lagos y acuíferos, mientras que la creciente contaminación daña los ecosistemas y la salud, los medios de vida y la propia existencia de quienes no gozan de un acceso adecuado y seguro al agua potable y al saneamiento básico. Es difícil para muchos gobiernos afrontar, de manera efectiva, los múltiples aspectos relacionados con la problemática del agua; esto no sólo es complicado en materia de colaboración entre los gobiernos nacionales, sino también cuando las decisiones de gestión se toman en niveles inferiores, ya que, en el mejor de los casos, la relación y la cooperación entre los diferentes niveles gubernamentales son mínimas. Además, el desafío que implica asociarse con algunas ONG y con el sector privado para resolver determinados problemas relacionados con el agua, complica más la gestión y la toma de decisiones sobre tal recurso, mayormente cuando los ríos atraviesan varios países. El establecimiento de relaciones de cooperación “río arriba-río abajo” es cada vez más importante, teniendo en cuenta que casi la mitad de la población mundial vive en cuencas fluviales o sobre acuíferos que cruzan alguna frontera internacional. La tensión alrededor del problema hídrico se determina cuando se coartan las libertades y derechos individuales. Respecto a la disponibilidad de agua, puede establecerse una comparación entre países, tomando como base la disponibilidad de agua per-cápita y la gobernabilidad democrática, demostrándose que existe un doble desafío: las tensiones y la escasez de agua, por una parte, y unos derechos políticos y libertades civiles limitados, por otra. Por lo tanto, resulta poco probable que la participación, la transparencia, la descentralización y la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) se afiancen en el sector hídrico si el sistema global de gobernabilidad y la comunidad de un país no lo facilitan. La total privatización de los servicios hídricos en los países en vías de desarrollo, no ha permitido cumplir las expectativas de mejores y mayores servicios de abastecimiento de agua y de saneamiento. Por lo anterior, se hace indispensable mejorar el diálogo en materia de agua entre los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado. Así, una sociedad que desee abordar los problemas hídricos debe realizar ingente esfuerzo para crear instituciones y procesos eficientes y eficaces que puedan mediar en las disputas y minimizar los impactos. Los planes y objetivos hídricos internacionales no significarán grandes cosas sin el respaldo de una legislación y una aplicación apropiadas por parte de cada uno de los países, en cada continente. Los retos en la gestión del agua varían enormemente dependiendo del tipo de asentamiento humano. El espectro de tipologías de asentamientos va desde las zonas con viviendas aisladas y diseminadas, de muy baja densidad, habituales en las zonas rurales, pasando por los pueblos y pequeñas localidades, hasta las ciudades y grandes urbes densamente pobladas. La mitad de la población del planeta y la mayor parte de la actividad económica mundial se sitúa en las zonas urbanas (ONU-HABITAT, 2006). Los asentamientos humanos son los principales contaminadores de los recursos hídricos, por lo que la buena gestión del agua y de las aguas residuales es esencial para reducir la contaminación. En las grandes urbes y en las comunidades rurales relativamente pequeñas, las necesidades de agua para la producción agrícola y de los sectores energético e industrial compiten a menudo entre sí. Los recursos hídricos mundiales deben responder a múltiplesdemandas:aguapotable,higiene,producción de alimentos, energía y bienes industriales, y mantenimiento de los ecosistemas naturales. El clima, especialmente las precipitaciones y la temperatura, es el factor que más influye en los recursos hídricos, al interactuar con las masas de tierra, los océanos y la topografía. Aun así, todos los componentes del ciclo hidrológico –precipitaciones, infiltración, escorrentía, evaporación y transpiración– deben tenerse en cuenta a la hora de elaborar los programas de gestión del agua (UNESCO - OMM, 2006).
  • 8. 14 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón El primer estudio global sobre la situación del caudal de los ríos demostró que hay una creciente fragmentación de las cuencas fluviales, debido a la construcción de presas y a otra serie de obstáculos que impiden el flujo normal de los ríos. Las cascadas, los rápidos, la vegetación ribereña y los humedales pueden desaparecer si el caudal del río se ve alterado por la construcción de una presa. Las principales amenazas regionales y locales a los ecosistemas de agua dulce incluyen la alteración de los hábitats, los cambios en el uso de la tierra –principalmente, la deforestación y la agricultura intensiva–, la fragmentación fluvial y las regulaciones del caudal, la contaminación del agua, las especies invasivas y el cambio climático (PNUMA, 2006). Existen datos sobre biodiversidad y calidad del agua concernientes a algunas especies, hábitats y regiones, pero sigue habiendo un gran vacío en la información disponible sobre muchas especies, y sobre la magnitud y la calidad de los ecosistemas acuáticos. Los indicadores sobre los ecosistemas sólo pueden ser igual de buenos que los datos sobre los que se basan (PNUMA, 2006). La demanda de alimentos no es negociable; mientras que el índice mundial de crecimiento demográfico disminuye, el número de personas que pasan a formar parte de la población mundial aumenta. A medida que la población aumenta, los recursos per-cápita disponibles son más restringidos, por lo que se hace necesaria una mayor productividad para poder compensar dicho crecimiento. Se necesitan en promedio 3.000 litros de agua por persona para generar los productos necesarios para la alimentación diaria; la agricultura cada vez más está bajo la mira de todos, debido a la merma de los recursos hídricos. Con el fin de conservar los ecosistemas naturales y su biodiversidad, así como de minimizar los impactos negativos de la agricultura, es necesario estimular y orientar a los agricultores mediante políticas e incentivos apropiados (FAO - FIDA, 2006). Si los escenarios anteriores siguen como hasta ahora en los sectores de la alimentación y de los medios de subsistencia rurales, será realmente difícil alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio que pretenden liberar a la humanidad de la pobreza extrema y el hambre, y garantizar la sostenibilidad medioambiental (FAO - FIDA, 2006). Concepto de “Agua Virtual” y “Huella Hídrica enfocado a la Agricultura Virtual Water (agua virtual) y Water Footprint (huella hídrica) son dos conceptos desarrollados para intentar explicar las transferencias (virtuales) de agua, las que se van intensificando con la globalización. Cada producto, además del agua que lleva incorporada (por ejemplo una naranja), requirió de un volumen mucho mayor de agua en su proceso de producción. Esa es la llamada huella hídrica que el producto o servicio deja en su país de origen y que corresponde a una transferencia virtual de agua, desde un país ‘exportador’ a un país ‘importador’ del producto. En síntesis, se intenta enfrentar la amenaza de la crisis hídrica global, entendiendo y racionalizando el uso de los cada vez más limitados recursos hídricos planetarios (Velásquez, 2008). A manera de ejemplos, indicadores estimados reportan que para producir una copa de vino se necesitan 120 litros de agua; para producir 100 gramos de queso se requieren 500 litros de agua; para producir 330 gramos de carne de ave, se necesitan 1.300 litros de agua (waterfootprint.org, en línea). Ver datos complementarios en el Anexo 1 del presente documento. El Virtual Water Concept (concepto de agua virtual) fue concebido por el británico John Anthony Allan, profesor del King’s College de Londres. Tal concepto es considerado una herramienta tan valiosa que hizo a Allan merecedor del Stockholm Water Prize (Premio del Agua de Estocolmo), otorgado por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, y que es algo así como el Nobel del agua. Es otorgado por el rey de Suecia cada año e incluye US$150 mil como premio a actividades relacionadas con la conservación y el uso del agua.
  • 9. 15agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” El concepto de agua virtual nos ayuda a entender cuánta agua se requiere para producir distintos tipos de bienes y servicios. El concepto de agua virtual fue recogido por los catedráticos Arjen Y. Hoekstra, de la University of Twente, y Ashok Chapagain, de la WWF (World Wide Fund for Nature), y aplicado a otro concepto nuevo: el Water Footprint o Huella Hídrica. Para precisar estos conceptos, Hoekstra, holandés, y Chapagain, nepalés, realizaron varios estudios. Uno de ellos midió cuánta agua virtual movilizan 356 productos transados en el comercio internacional (1997-2001), estimando que en conjunto mueven un billón 263.071 millones de metros cúbicos (m3 ) de agua. Los primero diez productos son: El café no tostado y no descafeinado,• que ocupa el primer lugar, mueve 79’855.106 m3 de agua virtual al año, o sea casi 80 mil millones de m3 . Eso equivale al 6,32% del volumen del intercambio de agua virtual en el mundo. El segundo producto que más moviliza• agua virtual internacionalmente es el trigo (wheatnes and meslin), que empuja 75 mil millones de m3 de agua virtual al año. Lo que corresponde al 5,99% del total del volumen del comercio internacional. En tercer lugar está la soya en granos.• Su water footprint es de 1.800 litros de agua para producir un kilo de fríjol- soya. La producción de porotos de soya mueve 69 mil millones de m3 al año, representando el 5,5% del volumen mundial. El cuarto son los granos de cacao• (semillas), enteros o partidos, crudos o tostados, con 62 mil millones de m3 de agua virtual, o sea el 4,94 % del flujo mundial. En quinto puesto está el arroz molido• o semimolido (semi milled o wholly milled, whether or not polished or glazed), con 51 mil millones de m3 de agua virtual, equivalentes al 4,09% del volumen total. En sexto lugar está el algodón no• procesado ni encordado, un caso bastante especial. Como su cultivo se desarrolla en regiones principalmente secas, su demanda de agua es feroz, impactando severamente los recursos hídricos y contaminándolos. Anualmente el agua virtual para el comercio de algodón totaliza 48 mil millones de m3 , equivalentes al 3,8% del movimiento mundial. El séptimo lugar están los aceites y• sólidos de soya, como los queques, que contribuyen en un 3,7% al volumen de intercambio, con 46 mil millones de m3 . En octavo lugar está el maíz. Su• comercio internacional moviliza 38 mil millones de m3 de agua, equivalentes al 3,08% del total mundial. En noveno puesto está la carne bovina,• cortada, sin huesos y congelada. Su movilización de agua virtual entre naciones suma 32 mil millones de m3 de agua, contribuyendo en un 2,55% en el volumen mundial. • El décimo lugar le corresponde al• azúcar cruda de caña, la que moviliza 32 mil millones de m3 de agua virtual, equivalente al 2,54% del volumen global.
  • 10. 16 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón Agua Virtual “Comercial” y Huellas de Agua El agua es un componente esencial de todos los seres vivos. Las proporciones son conmovedoras: un melón es agua en un 98%; un pez, en un 80%, y los seres humanos, hasta en un 75% al momento de nacer. Cuando se fabrican productos (bienes y servicios) es inevitable indicar qué cantidad de energía ha sido necesaria invertir en su elaboración, es decir, su existencia significa que ya se ha gastado una cierta cantidad de energía, no importando cuánto ha sido necesario invertir en su elaboración. De manera similar, cuando crecen los cultivos, en ellos hay, en cierto sentido, una “incrustación” de agua. Si un kilo de trigo toma miles de litros de agua para crecer desde la siembra hasta la cosecha, se puede estimar, visto desde otra óptica, que un kilo de trigo contiene 1.000 litros de agua. Cuando se considera la cantidad de agua que está embebida en los alimentos que se transportan por todo el planeta, resulta que hay un tráfico masivo de agua virtual. Las regiones más húmedas del mundo envían cada año buques con grandes cantidades de agua a las partes más secas del planeta. Esto tiene enormes consecuencias ecológicas y geopolíticas, y como el cambio climático se intensifica, se generan grandes conflictos. Tanta abundancia resulta relativa si se calculan los volúmenes de los que dispone la humanidad para satisfacer sus necesidades básicas como la sed, la higiene o el regadío de los cultivos. Actualmente, sólo el 3% de toda el agua es potable y se calcula que, en 30 años, dos tercios de la humanidad tendrán dificultades para acceder a esa fuente. El agua se ha constituido en un recurso tan esencial que es difícil proyectar cuál será su valor real en las próximas décadas. Por ejemplo, hoy en día, el agua envasada es más cara que los combustibles: en muchos países, una botella pequeña de agua mineral (500 cc) cuesta el doble que la misma cantidad de gasolina. Sin embargo, su valor no se mide únicamente por aquella cantidad que consumimos para vivir. Al litro y medio diario que ingiere en promedio cada ser humano y a los 40 ó 50 que gasta para la limpieza personal, es preciso agregarle el agua que se utiliza en la elaboración de los diferentes productos que consume. Pensemos en un pocillo de café: ¿cuánta agua fue necesaria para que prosperara la planta donde creció el grano de café, y cuánta para su industrialización, incluyendo el empaque, el transporte y la molienda? Este nuevo modo de medir el agua que consumimos nos lleva a conclusiones interesantes: los países pobres en recursos hídricos tienen la posibilidad de conseguir seguridad alimentaria. En lugar de utilizar la escasa agua que disponen para cultivar productos que requieren grandes volúmenes de riego, podrían pensar en importar alimentos y destinar sus recursos hídricos con fines más lucrativos como el turismo, la industria o la producción de otras cosechas que demanden menor cantidad de irrigación. Cuando un país vende carne, lácteos, fruta o soya, está exportando agua virtual, y al contrario cuando los importa. La comparación de ambos guarismos permite establecer si una nación es exportadora o importadora de agua virtual. Es el comercio de agua virtual y su huella hídrica. HUELLA HÍDRICA La huella hídrica o huella de agua es un indicador que incluye el consumo de agua directo e indirecto de un consumidor o productor. La huella hídrica de un individuo, comunidad o un negocio, está definida como el volumen total de agua que se necesita para producir los bienes y servicios consumidos por los mismos. El uso del agua se mide en volumen de agua consumida (o evaporada) o contaminada por unidad de tiempo. Una huella de agua puede calcularse para un grupo de consumidores o productores
  • 11. 17agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” determinado. La huella de agua es un indicador geográfico explícito, que no solo muestra volúmenes de uso y contaminación de agua, sino también los lugares donde la misma se causa. Interpretación de la “huella hídrica” Los habitantes utilizan una gran cantidad de agua para beber, cocinar y lavar, pero utilizan todavía más en la producción de bienes tales como alimentos, papel, prendas de algodón, etc. La huella hídrica es un indicador de uso de agua que tiene en cuenta tanto el consumo o uso directo como indirecto por parte de un consumidor o productor. La huella hídrica de un individuo, comunidad o comercio se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o comunidad así como los producidos por los comercios, definición que genera una gran importancia del contenido del concepto de “huella hídrica”. Este hecho determina una importante presión en los recursos hídricos en las regiones exportadoras, donde muy a menudo existe una carencia de mecanismos para una buena gobernabilidad y conservación de los recursos hídricos. No solo los gobiernos sino también los consumidores, el comercio y la sociedad en general pueden jugar un papel importante para alcanzar una mejor gestión de los recursos hídricos (waterfootprint.org). Evaluación de la huella hídrica a nivel de regiones La huella hídrica de China es de- aproximadamente 700 m3 por año per-cápita. Solo cerca del 7% de la huella hídrica de China proviene de fuera de China. Japón tiene una huella hídrica total de 1.150- m3 por año per-cápita, alrededor del 65% de esta huella proviene de exterior del país. La huella hídrica de EEUU es 2.500 m- 3 por año per-cápita. La huella hídrica de la población española es- 2.325 m3 por año per-cápita. Alrededor del 36% de esta huella hídrica se origina fuera de España. Entre los mayores países exportadores de agua virtual están: Estados Unidos, Canadá, Tailandia, Argentina, India, Vietnam, Francia y Brasil. Y entre los mayores importadores están: Sri Lanka, Japón, Holanda, Corea del Sur, China, España, Egipto, Alemania e Italia. Según un estudio de Hoekstra y Chapagain sobre intercambio de agua virtual global en relación con cultivos, productos de animales vivos y productos industriales (1997-2001), Canadá, por ejemplo, exporta 48 mil millones de m3 de agua virtual principalmente en forma de granos, e importa 16 mil millones, lo que hace un neto de 32 mil millones de m3 exportados. Argentina, también en granos, exporta casi 46 mil millones de m3 de agua virtual e importa 3.100 millones, para un neto exportado de 42.900. La cantidad de productos derivados del ganado que exporta Argentina, según el estudio, es de 4.200 millones de m3 . Australia, hasta hace poco el mayor exportador de agua virtual del mundo, hasta la peor sequía de su historia, es un gigante exportador de agua virtual: en cultivos, 46 mil millones de m3 ; en productos del ganado, otros 26 mil millones. En total, considerando lo importado y lo exportado, Australia tiene un balance de 64 mil millones de m3 de agua virtual exportada entre cultivos, ganado y productos industriales. Argentina, por su parte, exporta 45 mil millones. Chile, sumando y restando, es básicamente un importador de agua con poco más de tres mil millones de m3 al año. Estados Unidos, hoy el principal exportador de agua virtual, en el estudio figuraba en segundo lugar, detrás de Australia, con 61 mil millones de m3 de agua virtual exportada. La huella hídrica individual Estados Unidos es también el país con la huella hídrica per-cápita más importante del mundo. La
  • 12. 18 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón huella hídrica per-cápita resulta de dividir la huella hídrica total del país entre la cantidad de habitantes. Para que los habitantes de Estados Unidos puedan consumir los bienes y servicios que demandan, se requiere sumar las cantidades de agua contenidas en todos los bienes y servicios que consumen, sean estos producidos domésticamente o importados: esa es la huella hídrica del país. Según el estudio Water Footprints of Nations, de los mismos autores, la huella hídrica de Estados Unidos es de 696 mil millones de m3 /año. No obstante, la huella de India es la mayor del mundo, con 987 mil millones m3 /año. La huella individual de EE.UU representa el récord mundial, pues cada estadounidense consume en promedio 2.483 m3 /año. Algo parecido ocurre con todos los países industrializados. La huella hídrica de India, por el contrario, es de sólo 980 m3 per-cápita al año. La de China, que tiene como país una huella hídrica gigante, es en el consumo per-cápita la más baja del mundo: 700 m3/año. El promedio mundial es de 1.240 m3 /capita/año. Para hacerse una idea “comparativa”, la de los chilenos es de 803 m3 per- cápita al año. Lo anterior indica que existen grandes diferencias entre los países; así, Estados Unidos, que posee la mayor huella hídrica absoluta en todo el mundo, alcanza el doble del valor medio, mientras que China presenta un valor mucho más bajo. Daniel Zimmer, el ex director del Consejo Mundial del Agua, afirmó: “Es notable el contraste en el uso de agua entre los continentes. En Asia, una persona consume un promedio de 1.400 litros de agua virtual al día, mientras que en Europa y Norteamérica un individuo consume 4.000 litros de agua virtual al día”. Los cuatro primeros lugares de exportación neta de agua virtual son ocupados por América del Norte, América del Sur, Oceanía y Asia Sudoriental; mientras que en la importación se ubican: Asia Meridional y Central, Europa Occidental, África del Norte y Oriente Medio. Las nuevas mediciones del agua que consumimos son fundamentales para observar el consumo real de un país, su “huella hídrica” en relación con el resto. Individualmente, la huella hídrica se calcula considerando la suma del agua virtual necesaria para la elaboración de los productos que se consumen. Así, una dieta carnívora tiene una huella hídrica mayor que una vegetariana: un kilo de carne requiere 16 mil litros de agua, mientras que un kilo de trigo demanda 1.350 litros, según la UNESCO- El 67% del comercio global de agua virtual- estárelacionadoconelcomerciointernacional de cultivos; El 23% está relacionado con el comercio de- ganado y productos cárnicos; El 10% está relacionado con el comercio de- productos industriales. HUELLA HÍDRICA INTERNA Y HUELLA HÍDRICA EXTERNA La huella hídrica interna de un país se define como el volumen de agua utilizado de los recursos hídricos nacionales para producir los bienes y servicios consumidos por los habitantes del país. La huella hídrica externa de un país es el volumen de agua usada en otros países para producir bienes y servicios importados y consumidos por los habitantes del país de referencia. Existen cuatro factores principales que explican los valores de la huella hídrica: Volumen total del consumo1. : que, por lo general, está directamente relacionado con el nivel de riqueza de un país, lo que explica –parcialmente– las altas huellas hídricas de Estados Unidos, Suiza e Italia, a manera de ejemplos representativos.
  • 13. 19agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” Patrones de consumo de agua2. : otro factor que puede explicar la existencia de una gran huella hídrica es que dichos patrones supongan un consumo elevado de agua. En particular, el elevado consumo de carne influirá de manera directa en un mayor consumo de agua, lo que se ve en los casos de Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Portugal, Italia y Grecia. Clima: en regiones con mayor demanda3. evaporativa, la necesidad de agua para los cultivos es mayor. Es el factor predominante para explicar los casos de muchos países africanos como Senegal, Malí, Sudán, Chad o Nigeria, o el caso de Siria. 4. Prácticas agrícolas poco eficientes: lo que significa que el rendimiento obtenido por unidad de medida de agua es menor. O tros I ndicadores de Desarrollo Sostenible Según la OECD (1993), un indicador es un parámetro o un valor derivado de parámetros, que identifica y proporciona información acerca del estado de un proceso, el medioambiente o área, con un significado que se extiende más allá del valor directamente asociado al parámetro. Un indicador cuantifica y simplifica un fenómeno, nos ayuda a entender realidades complejas y nos dice algo acerca de los cambios en un sistema. Su utilidad depende mucho del contexto particular, y sólo serán útiles si encajan en el modelo conceptual y pueden relacionarse entre sí (Antequera, 2005). A su vez, el término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable, se aplica al desarrollo socio-económico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en la Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Huella Ecológica La huella ecológica es un indicador agregado definido como «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida». Su objetivo fundamental consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida, y comparado con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad. La ventaja de la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habilidad para hacer comparaciones. Es posible comparar incluso las emisiones de transportar un bien en un medio particular, p.ej. vía terrestre, con respecto a otro (vía fluvial) mediante la energía requerida para el producto sobre la misma escala. Huella del carbono Una huella de carbono es “la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto” (UK Carbon Trust, 2008). Tal impacto ambiental es medido llevando a cabo un inventario de emisiones de GEI. Una vez conocido el tamaño de la huella, es posible implementar una estrategia para reducirlo. El concepto nació en la discusión de la huella ecológica, de la cual la huella de carbono es un subconjunto. Existen muchas instituciones, organizaciones, iniciativas y empresas que buscan neutralizar la huella de carbono mediante prácticas sostenibles o mitigadoras del impacto.
  • 14. 20 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón Presión - Estado - Respuesta (PER- OECD) La proliferación de indicadores y modelos de análisis ha contribuido al uso de marcos de referencia que contribuyen a mejorar el enfoque, clarificar las medidas a considerar y los indicadores que se van a utilizar (Pintér et al., 2005). Los marcos de referencia, inicialmente fueron causales y estaban basados en el modelo Causa-Efecto. Éstos evolucionaron al marco de referencia Presión-Estado-Respuesta (PER) que continuó su evolución al marco de referencia Fuerza Conductora-Estado-Respuesta (FER); y este último al marco de referencia Fuerza Conductora-Presión- Estado-Impacto-Respuesta (FPEIR) descritos por Antequera (2005). Estos modelos conceptuales están basados en indicadores. “Greenwater”and“Bluewater”: El agua verde y el agua azul como elementos principales del ciclo hidrológico. Otros colores del agua Los anteriores son conceptos relacionados con el consumo mundial de agua: tanto “azul” (retirada para el riego: los ríos, lagos y acuíferos) como “verde” (precipitación) (utilizada en la agricultura y el regadío de los ecosistemas terrestres no agrícolas). En 1998 y 1999 la UNESCO creó un grupo de trabajo sobre la ética de los usos del agua dulce. La conclusión sintética de dicho grupo de trabajo, integrado por una docena de personas de diversos países, etnias y culturas, fue que para conseguir una buena gestión del agua es preciso alcanzar un equilibrio entre los valores utilitarios de este recurso y sus valores intangibles, también denominados culturales, ecológicos o religiosos (Llamas & Delli Priscoli, 2000). Las conclusiones de este grupo de trabajo fueron admitidas, prácticamente sin cambios, por la Comisión Mundial de la Ética de la Ciencia y de la Tecnología (COMEST), que patrocina la UNESCO. Es más, con base en los trabajos iniciales del mencionado grupo de trabajo, la UNESCO ha iniciado la publicación de una serie de monografías titulada WATER & ETHICS SERIES. Los valores cuantitativos de los componentes principales del ciclo hidrológico fueron evaluados hace unos cuarenta años (años 70 y 80) y las estimaciones principales apenas han variado desde entonces; se considera que la precipitación anual sobre las tierras emergidas es del orden de 115.000 km3 , y de éstos unos 45.000 km3 constituyen el caudal (superficial y subterráneo) de los ríos; los 70.000 km3 restantes se evaporan o son evapotranspirados por la vegetación. Desde hace unos veinte años se comenzó a aludir al agua de los ríos, lagos y acuíferos como agua azul. Esta es la parte del ciclo hidrológico que los seres humanos han tratado de modificar para su provecho mediante la construcción de estructuras más o menos convencionales, fundamentalmente canales y presas. En la última mitad del siglo veinte también se ha producido un aumento espectacular del uso de las aguas subterráneas. Según Naciones Unidas (2003), el volumen anual de agua azul utilizada para el regadío de unos 400 millones de hectáreas es del orden de 2.000 a 2.500 km3 /año; pero de esta cantidad, según la misma fuente, solamente unos 900 km3 /año son los realmente consumidos por las cosechas. No existen estadísticas oficiales confiables sobre la proporción entre el uso de aguas superficiales y de aguas subterráneas en el regadío. Shah (2005) estima que el uso de las aguas subterráneas puede ser actualmente del orden de 800 km3 /año. Ahora bien, las cifras anteriores se refieren al agua usada o extraída o aplicada (no al agua «consumida»), o sea, la referida al agua que no vuelve a la fase superficial o subterránea del ciclo hídrico, sino que vuelve a la atmósfera en forma de vapor, o si vuelve a la fase superficial o subterránea lo hace con un grado de contaminación que la hace inutilizable.
  • 15. 21agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” El regadío, cuando es eficiente, es el prototipo de uso consuntivo y el agua evapotranspirada suele ser del orden del 80-90% del agua aplicada. En los regadíos tradicionales por inundación la eficiencia no suele ser superior al 50%. En los usos urbanos se suele estimar que vuelve a la red de alcantarillado el 80% del agua suministrada, si bien vuelve contaminada y hay que «limpiarla» en el correspondiente proceso de tratamiento. Esto quiere decir que el agua azul puede tener una serie de tonos que van desde el muy claro del agua potable hasta el muy oscuro (“aguas grises y aguas negras”) de las aguas contaminadas por las ciudades o industrias. De todas formas, cada vez más esas aguas se consideran como un recurso que, previo tratamiento, es reutilizable. Una vez más conviene recordar que las estadísticas disponibles sobre los usos del agua, especialmente en regadíos, son todavía poco precisas. El agua verde es la que queda empapando el suelo, a veces se llama también “agua del suelo”; esta agua del suelo es la que permite la existencia de la vegetación natural (bosques, praderas, matorral, sabana, etc.) así como los cultivos de secano (rain- fed agriculture, en la terminología anglosajona). Esta agua vuelve a evaporarse directamente desde el suelo o por la transpiración de las plantas. No parecen existir estimaciones aceptables sobre el reparto de esos 70.000 km3 /año entre estos elementos. Se estima que el agua utilizada en los cultivos de secano es del orden de 3.000 a 4.000 km3 /año. El uso del agua del suelo o “agua verde” no se ha cuantificado en la mayor parte de los análisis del uso del agua en la agricultura. Así, por ejemplo, FAO-AQUASTAT (2003), cuando se refiere a los recursos hídricos renovables de un país, sólo se refiere al agua azul, aun cuando en el país que se relacione la mayor parte de las cosechas no procedan del regadío. Algunos autores hablan también de otros colores del agua. Así, Shamir (2000) habla también de las aguas que tienen un color amarillo dorado. Se refiere a aquellas aguas con alta salinidad o componentes tóxicos que pueden ser transformadas en agua potable o apta para la agricultura mediante los modernos procedimientos de la ingeniería química. El costo de esos procesos de tratamiento de aguas ha disminuido notablemente en los últimos años. De modo que hoy se suele situar el costo total de “desalar” 1 m3 de agua de mar en alrededor de medio euro. El precio es menor cuando se trata de aguas subterráneas salobres con menores salinidades. Se ha estimado en documentos más o menos oficiosos que existen hoy en España unas 900 plantas desaladoras o desalobradoras que llegan a producir unos 500 millones de metros cúbicos al año. Muchas de ellas parecen ser pequeñas plantas privadas que ilegalmente envíansudesechoalosríosmáspróximosprovocando problemas de contaminación. El uso del agua de mar desalada para usos urbanos es algo bien conocido en España. Hay desaladoras funcionando desde hace décadas, especialmente en el archipiélago Canario, pero también en algunas zonas del Mediterráneo. Sin embargo, el uso de agua de mar desalada para regadío está menos claro. El verano de 2005, en uno de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, se afirmó que en España se están utilizando cantidades significativas de agua de mar desalada para regadío. Se expresan abiertas dudas sobre esta afirmación y se requieren datos concretos sobre el uso actual de agua desalada en regadíos españoles, con indicación precisa de la extensión y situación de las superficies a las que se aplica y sobre sus costos, lo que se ha intentado sin éxito. Metodologías de evaluación o de Medición DE LA HUELLA HÍDRICA La huella hídrica mundial se estima en 7.450 Gm3 /año, lo que supone un consumo de 1.240 m3 /persona/año. Los sistemas de evaluación de las huellas hídricas de los países todavía necesitan incrementar su precisión, aunque ciertamente ésta ha mejorado mucho desde las primeras estimaciones. Uno de los aspectos más delicados es decidir acerca de la inclusión o exclusión, para el cálculo de la huella hídrica, de las pérdidas de agua en los sistemas de riego. Otro factor que afecta negativamente a la exactitud de la evaluación es el hecho de que sólo se tiene
  • 16. 22 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón en cuenta el aspecto cuantitativo del uso de los recursos hídricos. Sin duda, en un futuro, deberán contemplarse también los aspectos cualitativos. Además de tales mejoras, también se pueden perfeccionar las medidas ya tenidas en cuenta; por ejemplo, para cuantificar el volumen de agua utilizado en la industria se ha realizado una estimación global sin tener en cuenta los diferentes tipos de productos y procesos. En síntesis, el reto consiste en utilizar el concepto de huella hídrica como herramienta práctica para mostrar cómo los patrones de consumo afectan el uso del agua, cómo los futuros cambios en dichos patrones influirán en los recursos hídricos, cómo pueden los países externalizar su huella hídrica para reducir la presión sobre sus recursos domésticos y cómo terceros países pueden beneficiarse de su relativa abundancia de agua mediante la exportación de productos caros, en términos de utilización de recursos hídricos (Hispagua, 2006). La atmósfera y el efecto invernadero La atmósfera envuelve a la tierra y nos protege de los rayos del sol. La atmósfera es una mezcla de gases cuya densidad va disminuyendo a medida que ascienden y, eventualmente, llegan hasta el espacio. Está compuesta de Nitrógeno (78%), Oxígeno (21%) y otros gases (1%). El 1% de todos los gases son los gases llamados de invernadero. Los gases de invernadero más importantes son: vapor de agua, dióxido de carbono (CO2 ), metano (CH4 ), óxido nitroso (N2 O) clorofluorcarbonos (CFC) y ozono (O3 ). Se denominan gases de efecto invernadero (GEI) o gases de invernadero a los gases cuya presencia en la atmósfera contribuye al “efecto invernadero”. Los más importantes están presentes en la atmósfera de manera natural, aunque su concentración puede verse modificada por la actividad humana, pero también entran en este concepto algunos gases artificiales, producto de la industria (Wikipedia, 2009). El efecto invernadero es un factor esencial del clima de la tierra. Bajo condiciones de equilibrio, la cantidad total de energía que entra en el sistema por la radiación solar se compensará exactamente con la cantidad de energía irradiada al espacio, permitiendo a la tierra mantener una temperatura media más o menos constante en el tiempo. Las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, bióxido de carbono (CO2 ), metano (CH) y óxido nitroso (NO2 ) han aumentado de manera considerable: cerca del 30%, 145% y 15%, respectivamente (valores de 1992). Estas tendencias pueden ser atribuidas en gran medida a las actividades humanas, principalmente al uso de combustibles fósiles, al cambio de uso de suelo y a la agricultura. Muchos gases de invernadero permanecen en la atmósfera por largo tiempo (para CO2 y NO2 , el lapso es de varias décadas a siglos), de ahí que afecten el forzamiento radiactivo en grandes escalas de tiempo. Cuando la luz solar llega a la tierra, un poco de esta energía se refleja en las nubes; el resto atraviesa la atmósfera y llega al suelo. La energía que no es absorbida, se refleja al espacio. La energía solar queda atrapada por los gases del mismo modo en que el calor queda atrapado detrás de los vidrios de un invernadero. El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero (G.E.I.) que contribuye a que la Tierra tenga una temperatura habitable. Si no existiera este fenómeno, la temperatura de la superficie de la tierra sería de unos 20° bajo cero. Por lo anterior, se reconoce que el fenómeno de efecto invernadero influye sobre el cambio climático, y por ende, en la dinámica de los ciclos hidrológicos. El cambio climático El cambio climático es un fenómeno de orden complejo para la sostenibilidad de la agricultura, la
  • 17. 23agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” pesca de captura y el desarrollo de la acuicultura. Sus repercusiones se producen como resultado del calentamiento gradual a escala planetaria y los cambios físicos asociados a este proceso, así como por el aumento de la frecuencia con la que se dan fenómenos meteorológicos extremos. Estas consecuencias tienen lugar en el contexto de otras presiones sociales y económicas mundiales sobre los recursos naturales y los ecosistemas. Además de las acciones destinadas a atenuar los factores que impulsan el cambio climático, son medidas urgentes de adaptación, en respuesta a las oportunidades y amenazas que se producen en cuanto al aporte de alimentos y medios de vida, como consecuencia de las alteraciones climáticas. Por lo que respecta a las repercusiones físicas y biológicas, el cambio climático está modificando la distribución de las especies marinas y de agua dulce. En general, las especies de aguas más cálidas están siendo desplazadas hacia los polos y están experimentando cambios en el tamaño de su hábitat y en su productividad. En un mundo con una temperatura más alta, es probable que la productividad de los ecosistemas se reduzca en las zonas de menor latitud (es decir, en la mayoría de los océanos, mares y lagos tropicales y subtropicales) y que aumente en los lugares de latitud elevada. El aumento de las temperaturas afectará también los procesos fisiológicos de los peces, dando lugar a efectos tanto positivos como negativos sobre las pesquerías y los sistemas de acuicultura. Elcambioclimáticoestáafectandoyaalaestacionalidad de determinados procesos biológicos, modificando con ello las redes tróficas marinas y de agua dulce, con consecuencias imprevisibles en la producción de la pesca y la acuicultura. Es también motivo de preocupación el aumento del riesgo de invasión por parte de otras especies y la difusión de enfermedades transmitidas a través de vectores. Las diferencias de calentamiento entre la tierra y los océanos y entre las regiones polares y las tropicales afectarán la intensidad, frecuencia y estacionalidad de los patrones climáticos (por ejemplo, el fenómeno de oscilación meridional “El Niño”), así como a los fenómenos meteorológicos extremos (por ejemplo, inundaciones, sequías y tormentas) y, por tanto, a la estabilidad de los recursos marinos y de agua dulce adaptados a ellos o que sufren su influencia. El aumento del nivel del mar, la fusión de los glaciares, la acidificación oceánica, así como los cambios en las precipitaciones, las corrientes freáticas y los ríos afectarán considerablemente los arrecifes de coral, los humedales, los lagos y los estuarios. Estos cambios obligarán a aplicar medidas de adaptación para aprovechar las oportunidades existentes y reducir al mínimo las repercusiones negativas sobre las pesquerías y los sistemas de acuicultura (FAO, 2008). La teoría antropogénica predice que el calentamiento global continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El cuerpo de la ONU encargado del análisis de los datos científicos es el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés de Inter-Governmental Panel on Climate Change). El IPCC indica que: “[...] La mayoría de los aumentos observados en las temperaturas medias del globo desde la mitad del siglo XX son muy probablemente debidos al aumento observado en las concentraciones de GEI antropogénicas”. Sin embargo, existen algunas discrepancias respecto a que el dióxido de carbono sea el gas de efecto invernadero que más influye en el calentamiento global de origen antropogénico. El Protocolo de Kyoto, acuerdo promovido por el IPCC, promueve una reducción de emisiones contaminantes (principalmente CO2 ). El protocolo ha sido tachado en ciertas ocasiones de injusto, ya que el incremento de las emisiones tradicionalmente está asociado al desarrollo económico, con lo que las naciones a las que más afectaría el cumplimiento de este protocolo podrían ser aquellas zonas menos desarrolladas. Un aumento de la temperatura del mar por otras causas (como la intensificación de la radiación solar), provoca una mayor emisión del dióxido de carbono,
  • 18. 24 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón el cual permanece disuelto en los océanos. En las últimas décadas, se ha producido un incremento exagerado del contenido de CO2 en la atmósfera a causa de la quema indiscriminada de combustibles fósiles, como el carbón y la gasolina, y a la destrucción de los bosques tropicales. El océano afecta al clima y este, a su vez, afecta las características y dinámica de las aguas. Las variaciones en al cambio climático pueden tener efectos directos sobre el océano, al variar los flujos de energía y gases con la atmósfera, la cantidad de calor y sales que transporta (temperatura y densidad), la formación y extensión de los hielos y todo ello a su circulación. Modificaciones en la evaporación y precipitación, o en la acumulación de hielo en los campos continentales, afecta también su nivel. Todos estos eventos provocan cambios en la circulación termohalina del océano. La circulación termohalina, también llamada “cinta transportadora oceánica”, es la circulación convectiva que afecta de modo global al conjunto de las masas de agua oceánica. Se llama convección en sí, al transporte de calor por medio de las corrientes ascendente y descendente del fluido. La transferencia de calor implica el transporte de calor en un volumen y la mezcla de elementos macroscópicos de porciones calientes y frías de un gas o un líquido. La circulación es debida a la convección, es decir, se produce por diferencias de densidad con las masas más densas, que tienden a hundirse, y las menos densas, que tienden a ascender. En el caso de las masas oceánicas las diferencias de densidad dependen de dos factores: la temperatura y la salinidad. La densidad decrece cuando aumenta la temperatura y crece con la salinidad. De esta manera, se reducirá el transporte de calor entre el Ecuador y los polos; así, se producirán cambios climáticos muy rápidos que tienen un efecto invernadero sobre los organismos y ecosistemas marinos. En lo que se refiere a la pesca, las zonas de alta productividad podrán desplazarse hacia los polos. La pesca continental y la acuicultura pueden verse afectadas por la sequía y las inundaciones; sobre todo en países asiáticos como Bangladesh, India, Malasia y Tailandia, que cuentan con la mayor producción acuícola de agua marina en el mundo (FAO, 1991). A lo anterior y a manera de colofón, se considera el concepto de expertos relacionado con el reciente fracaso de la Cumbre de Copenhague sobre Cambio Climático. Kevin Anderson, director del Tyndall Centre for Climate Change Research, y Trevor Davies, uno de los fundadores de dicho centro, han declarado al diario inglés The Times que la reunión no fue más que un repaso de la evidencia científica sobre la necesidad de controlar las emisiones de gases invernadero, con declaraciones de buenas intenciones, fotos de familia y poco más.
  • 19. 25agron.16(1):7-26,2008 Los nuevos conceptos sobre “agua virtual” y “huella hídrica” BIBLIOGRAFÍA Agua “verde” y agua “azul”. http://www.agu.org/pubs/crossref/2008/2007WR006331.shtml Anadon, R.; Duarte, C.M. & Fariña, A.C. “Impactos sobre los Ecosistemas Marinos y el Sector Pesquero”. En: Impactos del cambio climático en España. 20??. Atmósfera y gases de efecto invernadero. En: http://www.windows.ucar.edu/tour/link=/earth/Atmosphere/overview. sp.html. El agua virtual: Rastreando la huella hídrica en nuestro planeta. En: http:// www.chilepotenciaalimentaria.cl /content/ view/446343/El-agua-virtual-Rastreando-lahuella-hidrica-en-nuestro-planeta.html. FAO-AQUASTAT - Food and Agriculture Organization of the United Nations, Rome, Italy. En línea: ftp://ftp.fao. org/ag/aglw/aquastat/aquastat2003.xls Gases efecto-invernadero. En: http://www.cricyt.edu.ar/enciclopedia/ términos /GasesEfect.htm. Gases efecto-invernadero. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Calentamiento_global#cite_note-IPCCres4-0. Hispagua. En: www.cedex.es/castellano/.../datos/.../ceta_sia.html Huella Hídrica. en: http://www.taringa.net/posts/info/1672957/Agua-Virtual,-Huella- Hídrica-lo-qué.html. Huella Hídrica de las Naciones. Sistema español de información sobre el Agua – Hispagua. En: hispagua.cedex.es/ documentacion/especiales/especial_huella_hidrica/conclusiones.htm. 2006. Huella Hídrica, Water Footprint Network. En: http://www.huellahidrica.org /index.php?page =files/home. Llamas, M.R. & Delli, P. J. (2000). «Water and Ethics», Papeles del Proyecto Aguas Subterráneas, Fundación Marcelino Botín, Santander, Serie A. Llamas, M.R. (2005). Los colores del agua, el agua Virtual y los conflictos hídricos. Seción inaugural Real Academia de Ciencias exactas, Físicas y Naturales. Madrid. En: http://www.rac.es /ficheros/doc/00187.pdf. El oxígeno disuelto (od). En: http://www.ciese.org/curriculum/dipproj2/es/fieldbook/oxigeno.shtml) Terramerica. (2009). Medio Ambiente y Desarrollo. Foro de Debates. El agua o la vida. En línea: http://www.tierramerica. info/foros/viewtopic.php?id=11. El oxígeno disuelto (od). En: http://www.lenntech.com/espanol/Por-que-es-importante-el-oxigeno-disuelto-en-el- agua.htm. Sánchez C., Jaime. (2000). Política Nacional del océano y de los espacios costeros - PNOEC. En: http://www.cco.gov. co/anterior/procpnoec.htm. Velázquez, E. (2008). Agua virtual, huella hídrica y el binomio agua-energía: repensando los Conceptos. Sevilla: Dpto. Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica. Universidad Pablo de Olavide. Wedler, E. (1998). Introducción en la Acuacultura, con énfasis en el Neotrópico. Litoflash. ISBN: 958-96207-4-4.
  • 20. 26 Alberto Grajales Quintero, Álvaro Jaramillo Robledo y Gabriel Cruz Cerón El agua empleada para la producción de bienes y servicios es denominada agua virtual. El cálculo del valor de un producto en términos de agua virtual permite evaluar su impacto hídrico bruto sobre el entorno. Algunos estudios realizados en 2006 ofrecían las siguientes estimaciones: Producto Consumo de agua virtual 1 kg de arroz 2700 litros 1kg de caña de azúcar 175 litros 1 kg de carne de ave 2.800 litros 1 kg de carne de cabra 4.000 litros 1 kg de carne de cerdo 5.900 litros 1 kg de carne de oveja 6100 litros 1 kg de carne de res 16.000 litros 1 kg de cereales 1.500 litros 1 kg de cítricos 1.000 litros 1 kg de algodón 3.644 litros 1 huevo 454 litros 1 vaso de leche (200ml) 200 litros 1 ración de lechuga 23 litros 1 kg de legumbres, raíces y tubérculos 1.000 litros 1 kg de maíz 450 litros 1 manzana (100g) 70 litros 1 kg de papas 160 litros 1 kg de soya 2.300 litros 1 ración de tomates 11 litros 1 kg de trigo 1.200 litros 1 barra de pan 568 litros 1 kg de queso 5.300 litros 1rebanada de pan (30g) 40 litros 1 rebanada de pan (30g)con queso (10g) 90 litros 1 bolsa de patatas fritas (200g) 185 litros 1 taza de café (125ml) 140 litros 1 taza de café instantáneo 80 litros 1 taza de té (250ml) 34 litros 1 copa de brandy 2.000 litros 1 copa de cerveza (250ml) 75 litros 1 copa de vino 120 litros 1 hamburguesa (150g) 2.400 litros 1 hoja de papel (80g/m) 10 litros 1 kg de tejido 9359 litros 1 pantalones vaqueros (1000g) 10.850 litros 1 pañal (75g) 810 litros 1 camiseta tamaño medio (500g) 4.100 litros 1 zapatos (cuero) 8.000 litros 1coche 246.052 litros 1 microchip (2g) 32 litros 1 kilo de ternera 16.000 litros 1 taza de café 140 litros Fuente: Wikipedia.org. en línea. Indicadores de Agua Virtual para algunos productos.Anexo 1.