La Cultura Wankarani se desarrolló en el norte de Bolivia entre el 1100 a.C. y la llegada de la cultura Tihuanaco, practicando la agricultura y el pastoreo de camélidos. Vivían en aldeas sobre montículos de adobe con casas circulares iguales, indicando una sociedad igualitaria, y usaban hornos de viento para fundir cobre.
1. CULTURA WANKARANI
La Cultura Wankarani se desarrolló en el norte del Lago Poopó, en el actual Departamento de Oruro,
Bolivia, en una meseta a más de 4.000 msnm.
La fecha más antigua de la cultura de Wankarani se remonta al 1.100 a. C. Establecida en una región de
puna donde las condiciones de vida son sumamente duras no llegó a desarrollarse plenamente,
manteniendo su estado de tipo aldeano hasta sucumbir al influjo de la expansión tiahuanacota.
Los hombres de la cultura Wankarani practicaron la agricultura y su economía se basó en el pastoreo de
camélidos de donde sacaban la lana para su vestimenta. Llevaban caravanas de llamas a través del
altiplano, probablemente conectando las tierras altas con las costas del pacífico. Conocían la fundición del
cobre por medio de huairas que son hornos de barro que funcionan con el viento y que se colocaban en
lugares propicios. Usaban hojas de cuarcita y heliobasalto procedentes de las canteras de Querimita en
sus instrumentos de labranza. La cultura Wankarani cuenta con 17 sitios entre los que sobresalen Pucara
de Belén, Upsa-Upsa, Kella-Llollu y Wankarani propiamente dicho. Llegaron a tener algunas aldeas sobre
las colinas del valle cochabambino.
Esta cultura se desarrolla durante el período Formativo y es anterior a la aparición de las altas culturas,
como Tihuanaco. Sus aldeas están situadas sobre montículos algunos de los cuales son muy extensos,
como el Upsa-Upsa que tiene 150 mts. de longitud por 150 mts. de ancho. Las casas son de adobe y de
planta circular con un diámetro máximo de seis metros; posiblemente se cubrían de paja. Estas viviendas
se hallaban muy próximas unas de otras en un asentamiento sumamente denso; la aldea se rodeaba de
una muralla, como puede verse en Kella-Kollu, cuyo perímetro tiene cimiento de piedra. No hay
diferenciación en las viviendas lo que hace suponer que estamos en una sociedad igualitaria, previa a la
división de clases y a la concepción especializada del trabajo.
No hay restos de construcciones correspondientes a centros religiosos, ni templos; tan solo se han
encontrado cabezas de camélidos, especialmente llamas, tallados en piedra con un largo cuello espigado.
No están asociados a ninguna pared por los que se supone que se clavaban en el suelo. Posiblemente
responden a una concepción religiosa y ceremonial. La cerámica carece de pintura; son especialmente
significativas las figuras humanas modeladas.