2. “Tanto a nosotros, como a los discípulos, Cristo nos ha dado la obra de
llevar la verdad al mundo. Pero antes de entrar en este agresivo
conflicto en el que dependen resultados eternos, el Señor nos invita a
considerar el asunto. Nos asegura que si entramos de todo corazón en
la tarea como portadores de luz él nos dará su fuerza y nos capacitará
con ayuda sobrenatural para que, en nuestra debilidad, podamos
hacer las obras de la Omnipotencia. Marcharemos hacia adelante por
la fe, sin fracasar ni desanimarnos, porque tendremos la seguridad del
éxito infalible” E.G.W. (Review and Herald, 15 de marzo de 1898)
Preparándonos para la Misión.
La parte de Dios.
Nuestra parte.
Ejecutando la Misión.
La lluvia temprana y tardía.
El bautismo de fuego.
La Misión finalizada.
3. ¿Cuál es la Misión que Dios nos ha asignado?
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
(Mateo 28:19)
¿Cuál es el alcance de esta Misión?
“Y será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las
naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14)
Ante la imposibilidad para realizar la Misión por nosotros
mismos, ¿qué dos cosas ha prometido Dios para que
podamos realizarla?
“… yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20
u.p.)
“pero recibiréis poder, cuando haya
venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la
4. Para recibir el poder prometido (la lluvia del
Espíritu Santo) debemos cumplir unos
requisitos previos (reavivamiento y reforma)
Creer en la promesa (Hch. 1:8)
Pedir, reclamar la promesa (Zac. 10:1)
Buscar al Señor (Os. 10:12)
Arrepentimiento (Hch 3:19)
Oración (Hch. 4:31)
Estudio de la Biblia (Sal. 119:25)
Unanimidad (Hch 1:14)
Conversión (Sal. 51:10-11)
Obediencia y servicio a Dios (Dt. 11:13-18)
Testificación (Sal. 51:13)
“En cada reunión a la que asistamos nuestras oraciones deben ascender
pidiendo que en ese mismo momento Dios imparta calor y rocío a nuestras
almas. Mientras le pidamos el Espíritu Santo, éste obrará en nosotros
mansedumbre, humildad y una consciente dependencia de Dios a fin de
recibir la plenitud de la lluvia tardía” E.G.W (La fe por la cual vivo, 24 de noviembre)
5. “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro
Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender
sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio” (Joel 2:23)
El derramamiento especial del Espíritu
Santo (a menudo comparado con el
agua [Juan 7:37-39]), es simbolizado
por las lluvias temprana y tardía.
La lluvia tardía describe la dotación
especial del Espíritu Santo sobre la
iglesia justo antes de la venida de
Jesús, que le dará poder para la
predicación final del Evangelio en
todo el mundo.
La lluvia temprana representa tanto
el derramamiento del Espíritu Santo
sobre los discípulos el día de
Pentecostés, como la obra diaria del
Espíritu Santo que
convence, instruye y da poder a
cada creyente.
6. Se apareció en fuego a
Moisés (Éx. 3:2-4)
Su apariencia en Sinaí
era de fuego (Éx. 24:17)
Respondió por fuego a
Elías (1R. 18:24)
Él es fuego purificador
(Mal. 3:2-3)
Descendió en llamas de
fuego en Pentecostés
(Hch. 2:1-4)
Promete bautizarnos con
el fuego del Espíritu
Santo (Lc. 3:16)
¿Cómo se relaciona en la Biblia a Dios con el fuego?
El fuego es un símbolo de la gloria, la presencia y el poder de Dios manifestados en el
ministerio del Espíritu Santo.
El bautismo del Espíritu Santo es una inmersión en la presencia y el poder de Dios, para
que podamos testificar de su gloria.
7. “Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder;
y la tierra fue alumbrada con su gloria” (Apocalipsis 18:1)
El Apocalipsis nos revela cómo será el conflicto
final y cuál será su resultado:
1. Satanás, airado, lucha contra el pueblo
remanente (Ap. 12:17)
2. El pueblo de Dios recibe poder especial
para proclamar el Evangelio a todo el
mundo (Ap. 18:1)
3. Satanás reúne a todas las naciones para
luchar contra Cristo y su pueblo (Ap.
16:13-16)
4. El Cordero [Jesús] vence a Satanás y sus
seguidores (Ap. 17:14; 19:11-16)
5. El mal es destruido, y los santos viven
eternamente felices junto al Señor en la
Tierra Nueva (Ap. 21:1-8)
La obra de Dios sobre la Tierra se terminará. Jesús vendrá. Todo el cielo y la Tierra se alegrarán.
No hay prioridad mayor en nuestra vida que experimentar un reavivamiento de la gracia de
Dios diariamente, e invitar a su Santo Espíritu a que nos haga a su imagen (1Jn. 3:1-3)
8. “Vamos hacia la patria. El que nos amó al
punto de morir por nosotros, nos ha edificado
una ciudad. La nueva Jerusalén es nuestro
lugar de descanso. No habrá tristeza en la
ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni
la endecha de las esperanzas destrozadas y de
los afectos tronchados. Pronto las vestiduras
de pesar se trocarán por el manto de bodas.
Pronto presenciaremos la coronación de
nuestro Rey. Los creyentes cuya vida quedó
escondida con Cristo, los que en esta tierra
pelearon la buena batalla de la
fe, resplandecerán con la gloria del Redentor
en el reino de Dios”
E.G.W. (Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pg. 228)