Lo que se sabe ahora de los primeros tres años de vida. El abandono del bebé, la agresividad, el cerebro y la nutrición carenciada, la autoridad de los padres, los juguetes, el exceso de educación, los videojuegos, la lactancia materna... Criar un bebé es una de las aventuras humanas más apasionantes. Y a la vez, una de las fuentes de mayores preocupaciones en la vida de todo padre, y una de las responsabilidades que le lleva a hacerse una mayor cantidad de preguntas de difícil respuesta. “¿Los juguetes especiales mejorarán la capacidad motriz de mi hijo? ¿Debo enviarlo a aprender idiomas desde los dos años? ¿Debo sentir culpa por haberle impuesto mi autoridad? ¿Es realmente importante mantener una conducta estricta respecto de la alimentación en los primeros años? ¿Es verdad que la leche materna es insustituible y juega un papel en el desarrollo intelectual futuro del bebé? ¿Tiene los videojuegos un efecto estimulador de la inteligencia, del individualismo, de amas cosas?...”. Éstas son sólo algunas de las numerosas preguntas que todo padre y madre se hacen, preguntas sobre las que este reportaje se interroga. En las próximas páginas, por lo tanto, se presenta una investigación en torno a los primeros años de vida del niño. No pretende ser una completa ‘guía para padres’, pues esta responsabilidad debe dejarse en manos de personas e instituciones especializadas. En cambio, el reportaje busca pasar revista a muchas de las nuevas ideas y concepciones de educadores, psicólogos, médicos y antropólogos acerca de qué se sabe respecto al desarrollo del bebé en materia científica, y también, acerca de qué es aconsejable y qué no lo es en esas difíciles y determinantes primeras etapas. Como el lector verá, algunas de esas nuevas concepciones en realidad apoyan lo que los padres supieron tradicional o intuitivamente durante siglos. Por ejemplo, que la autoridad del padre es importante para enseñar respeto y límites, y que el niño no puede convertirse en un rey autocrático. También, que la ‘normalidad’ en las etapas del desarrollo tiene límites muy imprecisos, y los padres no deben asustarse o preocuparse por el ritmo peculiar de su propio hijo. El informe se completa con un itinerario de los primeros tres años de vida, que observa la interacción del padre con el niños en términos de alimentación, higiene, sueño, lenguaje, expresión motriz, etc. Este itinerario, naturalmente, debe ser tomado como un esquema general, teniendo en cuenta que la originalidad de cada bebé dictará el modo como esas etapas, previsibles en la mayoría de los casos, se expresarán en particular en cada niño.