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LA MEDICINA
EN EL ÁRBOL
DE LA
CIENCIA,
DE PÍO
BAROJA
Realizado por: Isabel María Guerrero Lozano.
Número: 6.
Curso: B1IC.
Profesora: Jose Pastor.
Fecha de realización: 8 de junio de 2009.
     LA MEDICINA EN “EL ÁRBOL DE LA CIENCIA”

Durante toda la obra son numerosas las referencias a la medicina,
debido a que el propio escritor, Pío Baroja, era médico y, por lo tanto
el protagonista, su alter ego, también ejercía esta profesión.
La vida médica del protagonista, Andrés Hurtado, comienza en la
facultad, en Madrid. Lo primero que llama la atención es que para
entrar a la clase de Medicina y Farmacia tuvieran los alumnos que
pasar por la de Arquitectura, además de que las clases se impartían
en una antigua capilla del Instituto de San Isidro.
La primera queja que tiene Andrés son sus profesores. Todos son
ancianos petulantes casi sin energías, de los que los estudiantes se
burlan o, por lo menos, lo intentan, además de no prestar ningún tipo
de atención a las clases, aunque a los docentes parece no
importarles.
El curso siguiente tenía menos asignaturas y éstas eran menos
teóricas y más prácticas, lo que despertaba un mayor interés en el
protagonista. A mediados de curso comenzaron las clases de
disección, para las que ningún estudiante parecía tener ningún tipo
de escrúpulo. Lo único que más disgustaba a Andrés era el hecho de
que los mozos arrastrasen de cualquier manera a los cadáveres para
trasladarlos del furgón a la sala de disección y que, además, cuando
ya se habían terminado todas las disecciones los órganos se echasen,
también de cualquier manera, en cubos.
El tercer año de carrera pasa sin grandes acontecimientos, excepto su
absoluta decepción con la fisiología, debido a un libro de texto lleno
de estupideces y a un profesor anciano que parecía no tener ningún
interés por lo que explicaba; y llegamos al cuarto curso, en el que
todos están muy ansiosos por recibir clases de don José de
Letamendi, considerado un genio, aunque desconocido más allá de
los Pirineos. Andrés leyó varios libros suyos, y para él se convirtió en
casi un dios. Convencido de sus teorías, Hurtado va a un café al que
solía ir para hablar a sus amigos de ellas, pero un estudiante de
ingeniería echa por tierra toda su exposición, con lo que Hurtado se
decepciona de este profesor.
A comienzos del curso siguiente Hurtado decide hacer un curso de
enfermedades venéreas que se impartía en el Hospital de San Juan
de Dios. El paso por este hospital hizo que Andrés se sintiese mucho
más pesimista, ya que continuamente veía la desgracia y la
enfermedad en todas las mujeres que había allí ingresadas.
A mediados de curso se presentó al examen para acceder a una plaza
de alumno interno y lo aprobó. Primero tenían que ser libretistas, es
decir, ir allí a tomar notas de las recetas del médico y hacer guardias,
luego pasaban a internos de clase superior y posteriormente a
ayudantes. Andrés fue llamado por un médico amigo de su tío
Iturrioz, a quien Hurtado había pedido que le recomendara. El médico
era un hombre completamente dedicado a su trabajo, y pronto pudo
ver la falta de interés de Andrés por la profesión; a Hurtado le
interesaban más los aspectos psicológicos de las cosas y la
administración del hospital.
Después de acabar la carrera y aprobar el doctorado, Andrés se va a
trabajar a un pueblo de Castilla-La Mancha, Alcolea del campo. Allí
comparte la titularidad con otro médico, el Doctor Sánchez, que se
empeñaba en ver a Hurtado como una especie de rival. Dividieron la
ciudad en dos partes, y cada mes rotarían y se encargarían cada uno
de una parte, aunque si un enfermo decidía que quería ser visto por
el médico al que no le tocaba esa parte, siempre se respetaría su
voluntad.
Al principio todo iba bien, pero el problema llegó un día que el doctor
Sánchez se fue a una corrida de Baeza sin avisar. Ese mes le tocaba
a Sánchez una parte del pueblo en la que una muchacha estaba muy
enferma. Ésta padecía hidropesía, vómitos, disneas, convulsiones y,
además, retención de orina, que lo había agravado todo. Tras
reconocerla, Hurtado dice que, ya que está muy grave y no se puede
esperar a que Sánchez vuelva, que era quien conocía la evolución de
la enfermedad, él va a sacarle el líquido que tiene acumulado.
Después les dice a los padres que, aunque en ese momento estaba
mejor, probablemente la enfermedad se reproduciría y les
recomienda ir a Madrid a visitar a un especialista, con lo que se gana
la definitiva enemistad de Sánchez.
Posterior a este, es también llamativo el caso de la mujer del tío
Garrota. Llamaron a Hurtado en plena noche porque una mujer había
caído por la ventana y estaba muriéndose. Ésta tenía contusiones en
la cabeza, unos cardenales en el cuello y no paraba de decir “garro”.
Finalmente murió, y en la autopsia se pudo ver que tenía principio de
asfixia. Todo el mundo, incluido Sánchez, pensó que el marido, que
tenía antecedentes de maltrato, había empujado a la mujer por la
ventana. Sin embargo Hurtado y el juez no estaban de acuerdo.
Finalmente consiguieron determinar que la mujer se suicidó. Las
marcas del cuello y de la cabeza se las había hecho ella misma en su
intento de suicidio, pero al no tener fuerza suficiente, se tiró por la
ventana.
Poco después de esto, Andrés decidió irse del pueblo, debido a la
hostilidad mutua entre el pueblo y él.
Cuando llegó a Madrid, encontró un empleo como sustituto en una
consulta de enfermedades del estómago por tres meses.
Posterior a este le dieron el cargo de médico de higiene en un
hospital, en el que tenía que tratar a las prostitutas y empezó a
sentirse igual o peor que cuando hizo el curso de enfermedades
venéreas, aunque admite que se quedó en el cargo por curiosidad.
Cuando ya llevaba un tiempo, recibió una carta de unas prostitutas
que firmaban como “Las Desgraciadas”, en la que contaban cómo,
cuando llegaba el médico o alguna autoridad, a las prostitutas que no
estaban matriculadas las pasaban de una casa a otra, porque estaban
todas comunicadas. Esta carta hace que Andrés sienta cada vez más
asco por la sociedad y, finalmente, alega enfermedad y deja el
trabajo.
Entonces, por influencia de un amigo suyo de facultad, le dan trabajo
en La Esperanza, una sociedad donde atendían a gente pobre. En
este empleo no tenía tantos problemas éticos, pero sí una mayor
fatiga física.
Este trabajo también lo dejó y, por influencia de su tío Iturrioz, le
dieron un trabajo de traductor de artículos y libros de una revista
médica que publicaba obras nuevas de especialidades. Este trabajo le
gustaba mucho más y, al final, se hizo un gran experto en traducción,
incluso le mandaban hacer sus propios trabajos con los resultados
que otros obtenían en el extranjero, donde había más laboratorios y
recursos.
Se casó y poco después su mujer quedó embarazada, pero el niño
nació muerto y la mujer murió poco después de dar a luz, con lo que
Andrés se sumió en una profunda tristeza y finalmente se suicidó.




VALORACIÓN PERSONAL

La lectura de este libro me ha gustado mucho, porque aunque no es
muy actual, sí que utiliza un lenguaje sencillo y comprensible, mucho
más que las otras obras leídas este curso. Otro aspecto que me ha
atraído más a la hora de leer el libro es el argumento, que me parece
bastante interesante.
Además, la medicina es un tema que me apasiona, dado que yo
quiero ser médico, y me ha resultado muy interesante leer la vida de
un médico, aunque en algunos aspectos no se parezca a la medicina
actual.
La única parte del libro que no me ha gustado mucho es la cuarta
parte, en la que se desarrolla el diálogo sobre filosofía con su tío
Iturrioz. Pienso que es una parte un tanto densa, y que además
necesitaría más conocimientos sobre filosofía e historia, o incluso una
mayor madurez, para entenderla.
Por lo demás el libro me ha gustado mucho y recomiendo su lectura.
Además creo que todos los libros aportan siempre algo, ya sea en el
plano cultural o en el personal, y por insignificante que este algo sea,
siempre merece la pena leer.

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  • 1. LA MEDICINA EN EL ÁRBOL DE LA CIENCIA, DE PÍO BAROJA Realizado por: Isabel María Guerrero Lozano. Número: 6. Curso: B1IC. Profesora: Jose Pastor. Fecha de realización: 8 de junio de 2009. LA MEDICINA EN “EL ÁRBOL DE LA CIENCIA” Durante toda la obra son numerosas las referencias a la medicina, debido a que el propio escritor, Pío Baroja, era médico y, por lo tanto el protagonista, su alter ego, también ejercía esta profesión.
  • 2. La vida médica del protagonista, Andrés Hurtado, comienza en la facultad, en Madrid. Lo primero que llama la atención es que para entrar a la clase de Medicina y Farmacia tuvieran los alumnos que pasar por la de Arquitectura, además de que las clases se impartían en una antigua capilla del Instituto de San Isidro. La primera queja que tiene Andrés son sus profesores. Todos son ancianos petulantes casi sin energías, de los que los estudiantes se burlan o, por lo menos, lo intentan, además de no prestar ningún tipo de atención a las clases, aunque a los docentes parece no importarles. El curso siguiente tenía menos asignaturas y éstas eran menos teóricas y más prácticas, lo que despertaba un mayor interés en el protagonista. A mediados de curso comenzaron las clases de disección, para las que ningún estudiante parecía tener ningún tipo de escrúpulo. Lo único que más disgustaba a Andrés era el hecho de que los mozos arrastrasen de cualquier manera a los cadáveres para trasladarlos del furgón a la sala de disección y que, además, cuando ya se habían terminado todas las disecciones los órganos se echasen, también de cualquier manera, en cubos. El tercer año de carrera pasa sin grandes acontecimientos, excepto su absoluta decepción con la fisiología, debido a un libro de texto lleno de estupideces y a un profesor anciano que parecía no tener ningún interés por lo que explicaba; y llegamos al cuarto curso, en el que todos están muy ansiosos por recibir clases de don José de Letamendi, considerado un genio, aunque desconocido más allá de los Pirineos. Andrés leyó varios libros suyos, y para él se convirtió en casi un dios. Convencido de sus teorías, Hurtado va a un café al que solía ir para hablar a sus amigos de ellas, pero un estudiante de ingeniería echa por tierra toda su exposición, con lo que Hurtado se decepciona de este profesor. A comienzos del curso siguiente Hurtado decide hacer un curso de enfermedades venéreas que se impartía en el Hospital de San Juan de Dios. El paso por este hospital hizo que Andrés se sintiese mucho más pesimista, ya que continuamente veía la desgracia y la enfermedad en todas las mujeres que había allí ingresadas. A mediados de curso se presentó al examen para acceder a una plaza de alumno interno y lo aprobó. Primero tenían que ser libretistas, es decir, ir allí a tomar notas de las recetas del médico y hacer guardias, luego pasaban a internos de clase superior y posteriormente a ayudantes. Andrés fue llamado por un médico amigo de su tío Iturrioz, a quien Hurtado había pedido que le recomendara. El médico era un hombre completamente dedicado a su trabajo, y pronto pudo ver la falta de interés de Andrés por la profesión; a Hurtado le interesaban más los aspectos psicológicos de las cosas y la administración del hospital. Después de acabar la carrera y aprobar el doctorado, Andrés se va a trabajar a un pueblo de Castilla-La Mancha, Alcolea del campo. Allí
  • 3. comparte la titularidad con otro médico, el Doctor Sánchez, que se empeñaba en ver a Hurtado como una especie de rival. Dividieron la ciudad en dos partes, y cada mes rotarían y se encargarían cada uno de una parte, aunque si un enfermo decidía que quería ser visto por el médico al que no le tocaba esa parte, siempre se respetaría su voluntad. Al principio todo iba bien, pero el problema llegó un día que el doctor Sánchez se fue a una corrida de Baeza sin avisar. Ese mes le tocaba a Sánchez una parte del pueblo en la que una muchacha estaba muy enferma. Ésta padecía hidropesía, vómitos, disneas, convulsiones y, además, retención de orina, que lo había agravado todo. Tras reconocerla, Hurtado dice que, ya que está muy grave y no se puede esperar a que Sánchez vuelva, que era quien conocía la evolución de la enfermedad, él va a sacarle el líquido que tiene acumulado. Después les dice a los padres que, aunque en ese momento estaba mejor, probablemente la enfermedad se reproduciría y les recomienda ir a Madrid a visitar a un especialista, con lo que se gana la definitiva enemistad de Sánchez. Posterior a este, es también llamativo el caso de la mujer del tío Garrota. Llamaron a Hurtado en plena noche porque una mujer había caído por la ventana y estaba muriéndose. Ésta tenía contusiones en la cabeza, unos cardenales en el cuello y no paraba de decir “garro”. Finalmente murió, y en la autopsia se pudo ver que tenía principio de asfixia. Todo el mundo, incluido Sánchez, pensó que el marido, que tenía antecedentes de maltrato, había empujado a la mujer por la ventana. Sin embargo Hurtado y el juez no estaban de acuerdo. Finalmente consiguieron determinar que la mujer se suicidó. Las marcas del cuello y de la cabeza se las había hecho ella misma en su intento de suicidio, pero al no tener fuerza suficiente, se tiró por la ventana. Poco después de esto, Andrés decidió irse del pueblo, debido a la hostilidad mutua entre el pueblo y él. Cuando llegó a Madrid, encontró un empleo como sustituto en una consulta de enfermedades del estómago por tres meses. Posterior a este le dieron el cargo de médico de higiene en un hospital, en el que tenía que tratar a las prostitutas y empezó a sentirse igual o peor que cuando hizo el curso de enfermedades venéreas, aunque admite que se quedó en el cargo por curiosidad. Cuando ya llevaba un tiempo, recibió una carta de unas prostitutas que firmaban como “Las Desgraciadas”, en la que contaban cómo, cuando llegaba el médico o alguna autoridad, a las prostitutas que no estaban matriculadas las pasaban de una casa a otra, porque estaban todas comunicadas. Esta carta hace que Andrés sienta cada vez más asco por la sociedad y, finalmente, alega enfermedad y deja el trabajo. Entonces, por influencia de un amigo suyo de facultad, le dan trabajo en La Esperanza, una sociedad donde atendían a gente pobre. En
  • 4. este empleo no tenía tantos problemas éticos, pero sí una mayor fatiga física. Este trabajo también lo dejó y, por influencia de su tío Iturrioz, le dieron un trabajo de traductor de artículos y libros de una revista médica que publicaba obras nuevas de especialidades. Este trabajo le gustaba mucho más y, al final, se hizo un gran experto en traducción, incluso le mandaban hacer sus propios trabajos con los resultados que otros obtenían en el extranjero, donde había más laboratorios y recursos. Se casó y poco después su mujer quedó embarazada, pero el niño nació muerto y la mujer murió poco después de dar a luz, con lo que Andrés se sumió en una profunda tristeza y finalmente se suicidó. VALORACIÓN PERSONAL La lectura de este libro me ha gustado mucho, porque aunque no es muy actual, sí que utiliza un lenguaje sencillo y comprensible, mucho más que las otras obras leídas este curso. Otro aspecto que me ha atraído más a la hora de leer el libro es el argumento, que me parece bastante interesante. Además, la medicina es un tema que me apasiona, dado que yo quiero ser médico, y me ha resultado muy interesante leer la vida de un médico, aunque en algunos aspectos no se parezca a la medicina actual. La única parte del libro que no me ha gustado mucho es la cuarta parte, en la que se desarrolla el diálogo sobre filosofía con su tío Iturrioz. Pienso que es una parte un tanto densa, y que además necesitaría más conocimientos sobre filosofía e historia, o incluso una mayor madurez, para entenderla. Por lo demás el libro me ha gustado mucho y recomiendo su lectura. Además creo que todos los libros aportan siempre algo, ya sea en el plano cultural o en el personal, y por insignificante que este algo sea, siempre merece la pena leer.