El nado sincronizado comenzó como un deporte para hombres pero se convirtió en uno para mujeres a partir de 1890 cuando se organizó la primera competencia exclusiva para mujeres. Katherine Curtis entrenó y creó rutinas coreográficas para 60 nadadoras conocidas como "Sirenas Modernas" cuyos movimientos forman parte de las rutinas actuales. El nado sincronizado se puede practicar de forma individual, en parejas o en equipos de hasta ocho nadadoras y requiere una piscina con ciertas especificaciones de profundidad, extensión y temperatura