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FUSTEL DE COULANGES




                                     LA
                   CIUDAD ANTIGUA
                                  ESTUDIO

                         SOBRE EL CULTO.
                         EL DERECHO, LAS
                         INSTITUCIONES
                         DE GRECIA Y ROMA

                                  TRADUCCION Dm

                         M.     CIGES APARICIO




                    EDITORIAL               ALBATROS
                    MAIPU 391           •         BUENOS AIRES




'~i.~.   Lo::.••
COPYRIGHT BY EDITORIAL ALBATROS
        Hecho el dep6sito que marca Ia ley 11723


                                                                                    INTRODUCCION ·


                                                                  SOBRE LA NECESIDAD DE ESTUDIAR LAS MAS ANTI-
                                                                      GUAS CREENCIAS DE LOS ANTIGUOS PARA
                                                                            CONOCER SUS INSTITUCIONES

                                                                    Nos proponemos mostrar aqui segun que principios
                                                                  y por que reglas la sociedad griega y la sociedad roma-
                                                                  na se han gobernado. Asociamos en el mismo estudio a
                                                                  1·omanos y griegos porque estos dos pueblos, ramas de
                                                                  una raza 11 que hablaban dos idioma.s fornwdos de una
                                                                  misma lengua, han tenido tambien un fondo de insti-
                                                                  tuciones comtmes y han soportado tma serie de revolu-
                                                                  ciones semejantes.
                                                                     Nos esforzaremos, sobre todo, en poner de manifiesto
                                                                  las diferrmcias radicales y esenciales que distinguen
                                                                  perdurablemente a estos pueblos antiguos de las socie-
                                                                  dades modernas. Nuestro sistema de educaci6n, que
                                                                  nos hace vivir desde la infancia entre griegos y roma-
                                                                  nos, nos habitua a compa.Tarlos sin cesar con nosotros,
                                                                  a juzgar su historia segun la nuestra y a explicar sus
                                                                  revoluciones por las nuestras. Lo que de· ellos tenemos
                                                                  y lo que nos han legado, nos hace creer que nos pare-
                                                                  cemos; nos cuesta trabajo considerarlos como pueblos
                                                                  extranjeros; casi siempre nos vemos reflejados en ellos.
                                                             II   De esto proceden muchos errores. Jamas dejamos de
               PRINTED IN ARGENTINE                               enganarnos sobre estos antiguos pueblos cuando los
Acab6se de imprimir el dia 15 de Diciembre de 1942 en los
                                                                  consideramos al traves de las opiniones y acontecimien-
Talleres Artes Graficas C 0 N C 0 R, D I A , Rondeau 3062,        tos de nuestro tiempo . .
             Buenos Aivcs • Republica Argentina                      Y los errores en esta materia no carecen de peligro.
                                                                  La idea que se han forjado de Grecia y Roma ha pertur-
8                                                  INTRODUCCI6N                                                                    ESTUDIO DE I.AS CREENCIAS                     9
                                             ba.do frecuentemente a nuestras genemciones. Por ha-                                                                 La historia de Grecia y Roma es testimonio y ejem-
                                             barse ob·se1·vado mal las instituciones de la ciudad an-                                                         plo de la estrecha relaci6n que existe siempre entre las
                                             tigua, se la ha creido res1.wita·r entre nosotros. Se ha                                                         ideas de la inteligencia humana y el estado social de
                                             foriado una itusi6n sobTe la -libertad ent?·e los antiguas,                                                     un pueblo. Reparad en las in.c!tituciones de los antiguos
                                             y s6lo por eso ha peli.grado ta libertad entre los mo-                                                           sin pensar en sus creencia.c;, y las encontrffreis obscuras
                                             dernos. Nuestros ochenta aiios itltimos han demostra-                                                            extraiia8, inexplicable.c;. ;, Por q1te los patricios y los ple-
                                             do claramente que una de las grandes dificultades que                                                            beuos, los patrorws 1J los cliente8, los eupatrida8 y los
                                             se oponen a la marcha de la sociedad moderna, es el                                                              tetas, 11 de d6nde proceden las diferenct'.ls nativas e im-
                                             habito por esta adquirido de tener siemp.'l'e ante los                                                           borrables que entre e.<~as clases encontramos? ;, Que sig-
                                             ojos la antigiiedacl gTiega y romana.                                                                            nifican esas instituciones lacedem6nicas que nos pare-
                                                 Para conocer la verdad sobre estos antiguos pueblos,                                                         cen tan contrarias a la naturaleza? ;,C6mo explicar esos
                                             es cuerclo estudia,rlos sin pensar en nosotros, cual si                                                          cap1·ichos inicuos del antiauo derecho privado: en Co-
                                            .no.s fuesen perfectamente extraiios, con identico desin-                                                         rinto, en Tebas, pr(j)hibici6n de vender la tierra; en
                                             teTes y el espiritu tan libre como si estudiasemos la                                                            Atenas, en Roma, desigualdad en la sucesi6n entre el
                                             India antigua o la Arabia.                                                                                       hermano 71 la hermana? t Qu(J entendian los jurisconsul-
                                                                                                                                                              tos por "agnaci6n", por "gen8"? ;, Por que esas revo-
                                                 Asi observada.<I, G1·ecia y Roma se nos ofrecen con                                                          lucione~ en el Derecho, y esa.c; revoluciones en la poli-
                                             un caracter inimitable. Nada en los tiempos modernos                                                             tica? En que consistia ese patriotismo singular que a
                                             se les parece. Nada en lo pon:enir podra pareeersele:i.                                                           veces extinguia los sentimientos naturales? ;, Que se
                                             Intenta1·emos demostrar por que reglas estaban regidas                                                           e?'ltendia por pa lilJertad de que sin ce.<~ar se habla?
                                             estas sociedades, .Y facilmente se acreditara que las ntis-                                                      ;,Como es posible que ha11an podirlo establecerse y rei-
                                             mas reglas no pueden regir y a la humanidad.                                                                    .nar durante mucho tiempo instituciones aue tanto se
                                                 1. De d6nde procede esto? ;,,Por que las condiciones del                                                     alejan de la idea aue hoy formamos de ellas? ;,Cual e.~
                                             gol!ierno de loto~ hombres no .c;on las mi.smas que en                                                            el vrincipio .c;uperi01· que le.'! ha otorgado su autoridad
                                             ot1·o t·iC?n1W? J,os omnde!1 cam bios que per-i6dicamente                                                         sobre el espiritu de los homlWes?                                _
                                             tiC ma??i[ic.'ltan en la constituci6n de las sociedades, no                                                          Pero, !rente a e<>as in.'!titucione.'! 11 a esas leue.'!, colo-
                                             pucdcn ser c.fccto de la casualidad ni de la fuerza sola.                                                         cad las creencias: lo8 hechos adquiriran 'en gequida mas
                                             La causa que los produce debe de ser potente, y esa                                                               claridad, y la explicaci6n se ofrecera esvontaneamente.
                                             causa debe de 1·esidir en el hombTe. Si las leyes de la                                                           Si, remonta.ndo a las p1·imeras edade.'! de e.<~ta raza, es
                                             asociaci6n humana no son las mismas que en la anti-                                                               decir, al tiempo en que /undo sus instituciones, M ob-
                                              g?:ledad, e.<~ que al.oo ha cambiado en el hombre. En                                                            serva la idea que tenia del ser humano, de la vida. de
                                              c[ccto, tenemos una parte de nuestro ser que se modi-                                                            la muerte. de la se,qunda exi."tencia, del principia divi-
                                              fica de Riglo en siglo: es nue.stm inteligencia. Siempre                                                         no, adviertese una relaci6n intima entre estas opiniones
                                              esta en movimient.o, ca.'li siempre en progreso, y, a cau--                                                      y las reglas antiquas del derecho privado, entre los ritos
                                             sa de ella, nue.<~t?·as in8tituciones y nuestras leues estan                                                      que emanaron de esas creencias y las instituciones po-
                                              sujetas al cambia. [loy 11a no piensa el hombre lo que                                                           liticas.
                                              pensaba hace veinte siglos, y por eso mismo no se go-                                                               La comparacion de las creencias y de las leyes mues-
                                              bierna como entonces se gobentaba.                                                                               tra que una religion primitiva ha constituido la familia




"11!!1!!!ltl!lt!!llml!ltlt   Rllllli'l~"""""_ _ _ _illll!mi_ffit!ffl!lffttlff!"""""'""''"ll!l~ '!lffl!lf.itHII"""""hlllhh   1           ---•r""""'. . . . ,____
                                                                                                                                ~~----...                                                                                                  "'""11_
                                                                                                                                                               ...__,,.:ll•.--_._.......,_ _ _ _ _ _ __,_,....,.....__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
10                          INTRODUCCI6N                                         ESTUDIO DE LAS CREENCIAS               11

griega y romana, ha estableeido el matrimonio y la              viefos libros sagrados; mas de todo esto nada ha llega-
autoridad paterna, ha determinado los rasgos del pa-            do a nosotros. aQue recuerdo puede quedarnos de esas
renteseo, ha eonsagrado el dereeho de propiedad y el            generaeiones, que no nos han defado ni un solo texto
dereeho de hereneia. Esta misma religion, luego de am-          escrito?
plifiear y extender la familia, ha formado una asoeia-             Felizmente, el pasado nunca muere ptJr completo
ci6n mayor, la ciudad, 11 ha reinado en ella como en la         para el hombre. Bien puede este olvidarlo, pero siempre
familia. De ella. han proeedido todas las institueiones y       lo conserva en si. Pues, tal como se mani,fiesta en cada
todo el dereeho privado de los antiguos. De ella ha reei-       epoea, es el producto y resumen de todas las epocas
bido la eiudad sus principios, sus reglas, sus costum-          preeedentes. Si a su alma deseiende, en ella podra en-
bres, sus magistraturas. Pero esas viejas creeneias se          contrary reconoeer esas diferentes epocas, segun lo que
han modificado o atenuado eon el tiempo, y el dereeho           cada una ha defado en el.
privado 11 la.~ institueiones politica.~ se han modificado         Observemos a los griegos del ·tiempo de Pericles, a
con ellas. Entonces se ha desarrollado la serie de revo-        los romanos del tiempo de Cieeron : ostentan en si las
lucione::;, y la.~ transformacione.<; sociales han seguido      marcas autenticas y los vestigios eiertos de los sig~os
rcgularmente a las transformaciones de la inteligeneia.         mas distantes. El eontemporaneo de Cieeron (me refie-
    Conviene, pue.9, estudiar ante todo las ereencias de        ro singularmente al hombre del pueblo) tiene la imagi-
esos pueblo.~. Las mas antiguas son las que mas nos             nacion llena de leyendas: esas leyendas provienen de
importa eonoeer. Pues las institueiones y las ereeneias         un tiempo antiqutsimo y testifiean la manera de pensar
que eneontramos en las hermosas epocas de Greeia y              de aquel tiempo. El eop.temporaneo de Cicer6n se sirve
de Roma solo son el desenvolvimiento de creencias e             de una lengua cuyas radicales son extraordinariamente
institueiones anteriores: en neeesario bus ear la,s raiees      antiguas: esta lengua, al expresar los pensamientos de
muy lejos en lo pasado. Las poblaciones griegas y lati-         las viefas edades, se ha modelado en ellas y ha conserva-
nas Mn infinitamente mas viejas que R6mulo y Home-              do de siglo en siglo el sella que le imprimio. El sentido
ro. Ila sido en una epoca ma.c: antigua, en una antigue-        intimo de una radical puede revelar a veces una anti-
dad sin fecha, donde las creencias se han formado y             gua opinion o un uso antiguo: las ideas se han trans-
las instituciones se han establecido o preparado.               formado y los recuerdos se han desvanecido ,· pero las
    Pero aque esperanza hay de llegar al eonoeimiento de        palabras subsisten, testigos inmutables de ereencias
ese pas ado remota? i Quien nos ¢ira lo que pensaban            desapareeidas. El eontemporaneo de Ciceron practica
lo.9 hombres diez o quince siglos antes de nuestra Era?         ritos en los sacrificios, en los funerales, en la ceremonia
gPuede encontrarse lo que hay de tan inaprensible y             del casamiento; esos ritos son mas viefos que el, y lo
fuaaz en las creencias y opiniones? Sabemos lo que pen-         demuestra que ya no responden a sus creencias. Pero
sa,l;an los aria.'! de Oriente hace treinta y cinco siglos ,·   que se consideren de cerea los ritos que observa o las
lo sal>emos 110r los himnos de los Vedas, que induda-           formulas que recita, y en ellos se encontrara el sella de
blemente son antiqui.c;imo.c:, y por las leyes de Manu,         lo que creian los hombres quince o veinte siglos antes.
que lo son meno.'l, pero donde pueden reconocerse pa~
safes que pertenecen a una epoca extremadamente le-
fana. Pero gd6nde estan los himno.s de los antiguos,
helenos? Como los italianos, poseian cantos antiguos,




                   I,   •
LIBRO PRIMERO

           CRENCIAS ANTIGUAS
                   CAPITULO PRIMERO

        CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y SOBRE
                   LA MUERTE

                  ASTA   los ultimos tiempos de la historia
                    de Grecia y de Roma se vi6 persistir en-
                    tre el vulgo un conjunto de pensamientos
I                   y usos, que se referfan indudablemente
                    a una epoca remotfsima. De ellos pode-
I                   mos inferir las opiniones que el hombre

I   form6 primeramente sobre su propia naturaleza, sobre
    su alma y sobre el misterio d~ la muerte.
       Por rnucho que nos rem~mtemos en la historia de la
    raza indoeuropea, de la que son ramas las poblaciones
    griegas e italianas, no se advierte que esa raza haya
    crefdo jamas que tras esta corta vida todo hubiese con-
    clufdo para el hombrP. Las generaciones mas antiguas,
    mucho antes de que hubiera filosofos, han creido en
    una segunda existencia despues de la actual. Han con-
    siderado la muerte, no como una disolucion del ser,
    sino como un mero cambio de vida.
       Pero len que lugar y de que manera pasaba esta se-
    gunda existencia? l Se crefa que el espfritu inmortal,
    despues de escaparse de un cuerpo, iba a animar otro?
    No; la creencia en la metempsfcosis nunca ha podido
    arraigar en el espfritu de los pueblos greco-italianos;
    tampoco es tal la opinion mas antigua de los arias de
    Oriente, pues los himnos de los Vedas estan en oposi-
l
     14               LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS                            CAP. I. CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y LA MUERTE    15
      ci6n con ella. ;, Se creia que el espiritu ascendia al cielo    iba a continuar viviendo bajo tierra y que conservaria
       a la region de la luz? Tam poco; la creencia de que la~        el sentimiento del bienestar y del sufrimiento! Se escri-
      alm~s _entraban en una mansion celestial pertenece en           bia en la tumba que el hombre reposaba alii; expresi6n
      Oec1dente .a una epoca relativamente proxima; la celeste        que ha sobrevivido a estas creencias, y que de siglo en
      morada s6lo se consideraba como Ia recompensa de al-            siglo ha llegado basta nosotros. Todavia la empleamos,
      gunos grandes hombres y de los bienhechores de la               aunque nadie piense hoy que un ser inmortal repose
      humanidad. Segun las mas antiguas creencias de los              en una tumba. Pero tan firmemente se creia en la anti-
      italianos y de los griegos, no era en un mundo extrafio         giiedad que un hombre vivia alii, que jamas se prescin-
 !    al presente donde el alma iba a pasar su segunda exis-          dia de enterrar con el los objetos de que se le creia ne-
      tencia: persistia cerca de los hombres y continuaba vi-         cesarios: vestidos, vasos, armas ( 4 ). Se der'ramaba vino
I
n
      viendo bajo la tierra (1).                                      sobre la tumba para calmar su sed; se depositaban ali-
I,       Tambien se ~reyo, durante mucho tiempo, que en               mentos para satisfacer su hambre ( 5 ). Se sacrificaban
      esta segunda ex1stencia el alma permanecia asociada al          caballos y esclavos, en la creencia de que estos seres,
      cuerpo. N acida con el, la muerte no los separaba y ella        enterrados con el muerto, le servirian en la tumba, como
      se encerraba con el en Ia tumba.                                le habian servido durante su vida ( 6 ). Tras la toma de
         Por muy viejas que sean estas creencias, de elias            Troya, los griegos vuelven a su pais: cada cual lleva
      nos han quedado testimonies autenticos. Estos testi-            su bella cautiva; pero Aquiles, que esta bajo tierra,
      ll!onios son los ritos de la sepultura, que han sobrevi-        reclama tambien su esclava y se le ofrece a Poli-
      Vld~ con mucho a esas creencias primitivas, pero que            xena (1).
     habmn seguramente nacido con elias y podian hacer-                  Un verso de Pindaro nos ba conservado un curioso
     noslas comprender.                                               vestigio de esos pensamientos de las antiguas genera-
         Los ritos de la. sepultura muestran claramente que,          ciones. Frixos se vi6 obligado a salir de Grecia y buir
     cuando se colocaba un cuerpo en el sepulcro, tambien            ·basta Colquida. En este pais murio; pero, a pesar de
     s.e creia colo~ar a~ mismo tiempo algo viviente. Virgi-          muerto, quiso volver a Grecia. Se aparecio, pues, a Pe-
     lio, que descnbe Slempre con tanta precision y escrupu-          lias ordenandole que fuese a la C6lquida para transpor-
     los las ceremonias religiosas, termina el relato de los          tar su alma. Sin duda esta alma sentia la afioranza del
     funerales de Polidoro con estas palabras: "Encerramos            suelo de la patria, de la tumba familiar; pero adscrita
     su alma en la tumba". La misma expresi6n se encuentra .r        ,a los restos corporales no podia separarse sin ellos de
     en Ovidio y en Flinio el J oven : no es que respondiese a        Ia C6lquida (B).
     las ideas que estos escritores se formasen del alma sino            De esta creencia primitiva se deriv6 la necesidad de
     que desde tiempo inmemorial estaba perpetuada 'en el             la sepultura. Para que el alma permaneciese en esta
     l~nguaje, atestiguando antiguas y' vulgares creen-               morada subterranea que le convenia para su segunda
     Cias ( 2 ).                                                      vida, era necesario que el cuerpo a que estaba ligada
         Era costumbre al fin de la ce;remonia funebre Hamar          quedase recubierto de tierra. El alma que carecia de
     tre·s veces al alma del muerto por el nombre que habia           tumba J:?.O tenia morada. Vivia errante. En vano aspi-
     llevado. Se le deseaba vivir feliz bajo tierra. Tres veces       raba al reposo, que debia amar tras las agitaciones y
     se le decia: "Que te encuentres bien". Se afiadia: "Que          trabaj os de esta vida : era necesario errar siempre, en
     la tierra te sea ligera" ( 8 ). i Tanto se creia que el ser      forma de larva o fantasma, sin detenerse nunca, sin re-
16               LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS
                                                                       CAP. I. CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y L:A MUERTE   17

cibir jamas las ofrendas y .los alimentos que 1e bacia~        neraJes. discipulos de los filosofos, quiza diferenciaban
falta. Desgraciada, se convertia pronto en malhechora.         el alma del cuerp0, y como no creian que Ia suerte de ·
Atormentaba a los vivos, les enviaba enfermedades, les         la una estuviese asociada a Ia suerte del otro, habian
asolaba las cosechas, les espantaba con apariciones lu-        supuesto que importaba muy poco a un cadaver des-
gubres para anunciarles que diesen sepultura a su              componerse en Ia tierra o en el agua. Por lo mismo no
cuerpo y a ella misma. De aqui procede Ia creencia en          desafiaron Ia tempestad para cumplir Ia vanq. formula
lo.s aparecidos. ( 9 ). La antigtiedad entera estaba persua-   de recoger y enterrar a sus muertos. Pero Ia muche-
 dida de que sm la sepultura el alma era miserable, y          dumbre, que aun en Atenas permanecia afecta a las vie-
que por la sepultura adquiria la eterna felicidad. No con      jas creencias, acuso de impiedad a sus generales y les
la ostentaci6n del dolor quedaba realizada la ceremonia        hizo morir. Por su victoria salvaron a Atenas; por su
funebre, sino con el reposo y Ia dicha del muerto (10).        negligencia perdieron millares de almas. Los padres de
                                                               los muertos, pensando en el largo suplicio que aquellas
    Adviertase bien que no bastaba con que el cuerpo se
 depositara en Ia tierra. Tambien era precise observar         ahnas iban a sufrir, se acercaron al tribunal vestidos de
 ritos tradicionales y pronunciar determinadas formu-          luto para exigir venganza ( 14).
 l~s ( 11 ). En Plauto se encuentra la historia de un apare-   · En las ciudades antiguas la leY infligfa a los grandes
 Cido: es un alma forzosamente errante por haber ente-         culpables un castigo reputado de terrible, Ia privacion
 rrado el cuerpo sin observar los ritos. Suetonio refiere      de sepultura ( 15 ). Asi se castigaba al alma misma y se
 que enterrado el cuerpo de Caligula, sin realizarse Ia        le infligia un suplicio casi eterno.
 ceremonia funebre, su alma anduvo errante y se mos-               Conviene observar que entre los antiguos se ha ·esta-
 tro a los vivos, hasta el dia en que se decidieron a des-     blecido otra opinion sobre la mansion de los muertos.
 enterrar el cuerpo y a darle sepultura segun las re-           Se han figurado una region, tambien subterranea, pero
 glas (1 2 ). Estos dos ejemplos demuestran que efecto se       infinitamente mayor que la tumba, donde todas las
 atribuia a los ritos y a las formulas de Ia ceremonia          almas, lejos de su cuerpo, vivian juntas, y donde se les
funebre. Puesto que sin ellos las almas permanecian             discernian penas y recompensas, segun la conducta que
errantes y se aparecian a los vivos, es que por ellos se        el hombre habia observado durante su existencia. Pero
fijaban y encerraban en las tumbas. Y asi como habia            los ritos sob11e las sepulturas, tales como los hemos des-
.formulas que poseian esta virtud, los antiguos tenian          crito, estim en manifiesto desacuerdo con esas creen-
 otras con Ia virtuq contraria: Ia de evocar las almas y        cias: prueba cierta de que en la epoca en que se esta-
 hacerlas surgir momentaneamente del sepulcro.                  blecieron esos ritos aun no se creia en el Tartaro y en
    Puede verse en los escritores antiguos como estaban         los Campos Eliseos. La primera opinion de esas anti-
 atormentados los hombres por el temor de que tras su           guas generaciones fue que el ser humano vivia en la
 muerte no se observasen los ritos. Era esta una fuente         tumba; que el alma no se separaba del cuerpo, y que
 de agudas inquietudes ( 18 ). Se temia menos ala muerte        permanecia fija en esa parte del suelo donde los huesos
 que a Ia privaci6n de sepultura. Y cs que se trataba           estaban enterrados. Ademas, el hombre no tenia que
 del reposo y de Ia fclicidad etcrna. No dcbemos de sor-        rendir ninguna cuenta de su vida anterior. Una vez en
 prendernos mucho al vcr que, tras una victoria por             la tumba, no tenia que esperar recompensas ni supli-
 mar, lo~ atenicnscs hicieran pcrecer a sus generales,          cios. Opinion tosca, indudablemente; pero que es la
 que hab1an desdeiiado enterrar a los muertos. Esos ge-         infancia de la nocion de una vida futura.
18               LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS                             CAP. I. CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y LA MUERTE       19
     El ser que vivia bajo tierra no estaba bastante eman-       parte en la.s comidas funebres de que los muertos se
 cipado · de la humanidad para no tener necesidad de             nutren !" ( 21 ). Las burias de Luciano atestiguan que
 aliento. Asi, ciertos dias del afio se llevaba comida a         estas costumbres aun duraban en su tiempo: "Piensan
  cada tumba (16).                                               los hombres que las almas vienen de lo profunda por la
     Ovidio y Virgilio nos han dejado ia descripcion de          comida que se les lleva, que se regalan con el humo de
 esta ceremonia, cuyo ernpleo se habia conservado in-            las viandas y que beben el vino derramado sobre la
 tacto hasta su epoca, aunque las creencias ya se hubie-         fosa" (2 2 ). Entre los griegos habia ante cada tumba un
  sen tranformado. Dicennos que se rodeaba Ia tumba de           emplazamiento destinado a la inmolacion de las victi-
  grandes guirnaldas de hierba y flores, que se deposita-        mas y a Ia cocci on de su carne ( 23). La tumba romana
  ban tortas, frutas, sal, y que se derramaba leche, vino        tambien tenia su culina, especie de cocina de un genero
  y a veces sangre de victimas (17).                             particular y para el exclusive uso de los muertos ( 24 ).
     Nos equivocariamos grandemente suponiendo que               Cuenta Plutarco que tras la batalla de Platea los gue-
  esta' comida funebre solo era una especie de conmemo-          rreros muertos fueron enterrados en Iugar del com-
  racion. El alimento que la familia llevaba era realmente       bate, y los plateos se comprometieron a ofrecerles cada
  para el muerto, para el exclusivamente. Prueba esta que        nilo cl banquete funebre. En consecuencia, el dia del
  la leche y el vino se derramaban sobre la tierra de la         Hllivonmrio se dirigian en gran procesion, conducidos
. tumba; que se abria un aguJero para que los alimentos          pot• HIIH pr·imcros magistrados, al otero donde reposa-
  solidos llegasen hasta el muerto; que, si se inmolaba          l.utll lo:~ tttii<'I'LOH. Ofrocfanles leche, vino, aceite per-
  una victima, toda la carne se quemaba para que ningun          ltllttt'H .Y II•H lntttolnhnn una victima. Cuando los ali-
  vivo participase de ella; que se pronunciaban ciertas          "'""toH "' lnllltll .va Hobr In tumba, los plateos pro-
  formulas consagradas para invitar al muerto a comer            lltlltdnbllll una J6nn11la invocando a los muertos para
  y heber; que, si la familia entera asistia a esta comida,      quo ucuc.licson a esta comida. Todavia se celebraba ·esta
  ni siquiera ella tocaba a los alimentos; que, en fin, al       ccremonia en tiempo de Plutarco, que pudo ver el 6009
  retirarse, se tenia gran cuidado en dejar una poca de          aniversario ( 25 ). Luciano nos dice cual es la opinion que
  leche o torta en los vasos, y que era gran impiedad en         ha engendrado todos esos usos. "Los muertos escribe
  un vivo tocar a esta pequefia provision destinada a las        se nutren de los alimentos que colocamos en tu tumb~
  necesidades del muerto.                                        y beben el vino que sobre ella derramamos; de modo
     Estas antiguas creencias han perdurado mucho tiem-          que un muerto al que nada se le ofrece esta condenado
  po y su expresion se encuentra todavia en los grandes          a hambre perpetua" (26).
  escritores de Grecia. "Sobre la tierra de la tumba, dice           He ahi creencias muy antiguas y que nos parecen
  Ifigenia en Euripides, derramo la leche, la miel, el vino, .   ?ien ~alsas y ridiculas. Sin embargo, han ejercido su
  pues con esto se alegran los muertos" (1 8 ) .-"Hijo de        lm~erw sobre el hombre durante gran numero de gene-
  Peleo, dice Neptolemo, recibe el brebaje grato a los           racwnes. Han gobernado a las almas, y muy pronto
  muertos; ven y bebe de esta sangre" (1 9 ). Electra vierte     veremos que han regido a las sociedades, y que la ma-
  las libaciones y dice: "El brebaje ha penetrado en la          yor parte de las instituCiones domesticas y sociales de
  tierra; mi padre lo ha recibido" ( 20). Vease la oracion       los antiguos emanan de esa fuente.
  de Orestes a su padre muerto: "i Oh, padre mio; si vivo
  recibiras ricos banquetes; pero si muero no tendras tu
CAPITULO II

          EL CULTO DE LOS MUERTOS

    Estas creencias dieron muy pronto Iugar a reglas de
conducta. Puesto que el muerto tenia necesidad de ali-
 mento y bebida, se concibi6 que era un deber de los
 vivos el satisfacer esta necesidad. El cuidado de llevar
a los muertos los · alimentos no se abandono al capricho
o a los sentimientos variables de los hombres; fue obli-
gato.rio. Asi se instituyo toda una religion de la muerte,
cuyos dogmas han podido extinguirse prestamente,
 pero cuyos ritos han durado basta el triunfo del cris-
tianismo.
    Los muertos pasaban por seres sagrados ( 27 ). Los an-
 tiguos les otorgaban los mas respetuosos epitetos que
 podian encontrar; llamabanles buenos, santos, · bien-
 aventurados ( 28 ). Para ellos tenian toda la veneracion
 que el hombre puede sentir por la divinidad que ama o
 teme. En su pensamiento, cada muerto era un dios (2 9 ).
    Esta especie de apoteosis no era el privilegio de los
 grandes hombres; entre los muertos no habia distincion.
·Ciceron dice: "Nuestros antepasados han querido que
 los hombres que habian salido de esta vida se contasen
 en el numero de los dioses'' (3°). Ni siquiera era necesa-
 rio haber sido un hombre virtuoso; el malo se convertia
 en dios como el hombre de bien : solo que en esta se-
 gunda existencia conservaba todos los malos pensa-
 mientos que habia tenido en la primera (31).
    Los griegos daban espontaneamente a los muer-tos el
 nombre de dioses subterrane<fs. En Esquilo, un hijo
 invoca asi a su padre muerto: "i Oh, tu, que eres dios
 bajo la tierra!" Euripides dice, hablando de Alcestes:
'




      22               LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS                                     CAP. 11. EL CULTO DE LOS MUERTOS          23

        "Cerca de su tumba el viajero se detendra para decir:               Este culto era identico en 1a India que en Grecia .e
        Este es ahora una divinidad bienaventurada" (32). Los           Italia. El indo debia de suministrar a los manes la co-
        romanos daban a los muertos el nombre de dioses Ma-             mida, Hamada sraddha. "Que el jefe de la casa haga el
        nes. "Dad a los dioses Manes lo que se les debe, dice           iraddha con ar:roz, leche, uvas, frutas, para atraer sabre
        Cicer6n; son hombres que han dejado la yida; tenedles           si la benevolencia de los manes". El indo crefa que en
        por seres divinos" (33).                                        el memento de ofrecer esta comida funebre, los manes
                                                                        de los antepasados venfan a sentarse a su lado y toma-
           Las tumbas eran los templos de estas di'vinidades.           ban el alimento que se les presentaba. Tambien crefa
 I
        Por eso ostentaban la inscripci6n sacramental Dis.Ma-           que este banquete comunicaba a los muertos gran rego-
       nibus, y en griego (:il>o'L~ xBov(ot~. Significaba esto que el   cijo: "Cuando el sraddha se hace segun los ritos, los
l       dios estaba enterrado, Manesque Sepulti, dice Virgi-
       lio ( 34 ). Ante la tuma habfa un altar para los sacrifi-
                                                                        antepasados del que ofrece la comida experimentan una
                                                                        satisfacci6n inalterable';. ( 37 ).
        cios, como .ante los templos de los dioses (35).                    Asf, los arias de Oriente han pensado en su ·origen 1o
I
           Este culto de los muertos se encuentra ·entre los he-        mismo que los de Occidente a proposito del misterio del
       lenos, entre los Iatinos, entre los sabinos (36), entre los      destino tras la muerte. Antes de creer en 1a metemps1-
       etruscos; se le encuentra tambh~n entre los arias de la          cosis, que presuponfa una distincion absoluta entre el
       India. Los himnos del Rig Veda hacen de el mencion.              alma y el cuerpo, han crefdo en la existencia vaga e
       El libro de las Leyes de Manu habla de ese culto como            indecisa del ser humano, invisible, pero no inmaterial,
       del mas antiguo que los hombres hayan profesado. En              que reclamaba de los mortales alimento y bebida.
       ese libra se advierte ya que la idea de la metempsicosis             El indo, cual el griego, consideraba a los muertos
 I     ha pasado sobre esta antigua creencia: todavia antes              como seres divines que gozaban de una existencia
       se establecio la religion de Brahma, y, sin embargo              1:Jienaventurada. Pero existia una condicion para su fe-
.J     bajo el culto de Brahma, bajo la doctrina de la metem~            licidad: era necesario que las ofrendas se les tributasen
       psicosis, la religi6n de las almas de los antepasados sub-        regularmente por los vivos. Si se dejaba de ofrecer el
       siste viva e indestructible, obligando al redactor de las         sraddha a un muerto, el alma hufa de su apacible man-
       Leyes de Manu a contar con ella y aun a admitir sus               sion y se convertfa en alma errante que atormentaba a
       prescripciones en el libro sagrado. No es la menor sin-           los vivos; de suerte que si los manes eran verdadera-
       gularidad de este libra tan extrafio el haber conservado          mente dioses, solo lo eran mientras los vivos les hom·a-
       las reglas referentes a esas antiguas creencias, cuando           ban con su culto (88).
       evidentemente se ha redactado en una epoca de creen-                 Los griegos y romanos profesaban exactamente las
       cias muy opuestas. Esto prueba que se necesita mucho              mismas opiniones. Si se cesaba de ofrecer a los muer-
       tiempo para que las creencias humanas se transformen,             tos Ia comida funebre, los muertos salian en seguida de
       y todavia se necesita mas para que las practicas exte- .          sus tum bas; sombras errantes, se les oia gemir en la
       riores y las leyes se modifiquen. Hoy mismo, pasados              noche silenciosa, acusando a. los vivos de su negligen-
       tantos siglos y revoluciones, los indos siguen tributan-          cia impfa; procuraban castigarles. les enviaban enfer-
       do sus ofrendas a los antepasados. Estas ideas y estos            medades o her1an al suelo de esterilidad. En fin, no de-
 I   · ritos es lo que hay de mas antiguo en la raza indo-                jaban ningun reposo a los vivos hasta el dia en que se
       europea, y es tambien lo que ·hay de mas persistente.             les restablecfa la comida funeb~e ( 39 ). El sacrificio, la




      II          II
24               I,m. I.   CREENCIAS ANTIGUAS                                CAP. II. EL CULTO DE LOS MUERTOS         26
       ofrenda del sustento y la libaci6n, les hacfan volver a      sentimiento religioso. Qufza en presencia de la muerte
       la tumba y les devolvfan el reposo y los atributos divi-     ha sentido el hombre por primera vez 'la idea de lo so-
       nos. _EI hombre quedaba entonces en paz con ellos (40).      brenatural y ha querido esperar mas alia de lo que veia.
          Si el muerto que se olvidaba era un ser malhechor,        La muerte fue el primer misterio, y puso a los hombres
       el que se honraba era un dios tutelar, que amaba a los       en el camino de los demas misterios. Ella elev6 su pen-
       que le ofrecfan el sustento. Para protegerlos seQ"uia to-    samiento de lo visible a lo invisible, de lo transitorio a
       mando parte en los negocios humanos, y en ellos des-         lo eterno, de lo humano a lo divino.
       empefiaba frecuentemente su papel. Aunque muerto,
       sabia ser fuerte y activo. Se le imploraba; se solicitaba
       su ayuda y sus favores. Cuando pasaba ante una tum-



I
       ba, el caminante se paraba y decfa: "i Tu, que eres un
       dios baj 0 tierra, seme propicio !" ( 41).
          Puede .iuzgarse de Ia influencia que los antiguos atri-
       bufan a los muertos por esta suplica que Electra dirige
       a los manes de su padre: "i Ten piedad de mi y de mi
       hermano Orestes; hazle volver a este pais; oye mi rue-
       go, oh, padre mio, atiende mis votos al recibir mis liba-
       ciones !" Estos dioses poderosos no s61o otorgan los
      bienes materiales, pues Electra afiade: "Dame un cora-
      z<)n mas casto que el de mi madre; y manos mas pu-
      ras" ( 42 ). Tambien el indo demanda a los manes "que .
      el numero de los hombres predomine bastante en su
      familia y que haya mucho para dar".
         Estas almas humanas, divinizadas por Ia muerte, eran
      Io que los griegos llamaban demonios o heroes (43). ·Los
      Iatinos les dieron el nombre de Lares, Manes (44), Ge-
      nios. "Nuestros antepasados, dice Apuleyo, han creido
      que cuando los Manes eran malhechores debia de       lla-
      marseles Larvas, y los denominaban Lares cuando eran
      benevolos y propicios" (45 ). En otra parte se lee: "Genio
    · y Lar es el mismo ser; asi lo han creido nuestros ante-
      pasados" ( 46 ), y en Cicer6n : "Lo que los griegos llama-
      ban Demonios, nosotros denominamos Lares" (47).
         Esta religion de los muertos parece ser la mas anti-
      gua que haya existido entre esta raza de hombres. An-
      tes de concebir y de adorar a Indra o a Zeus, el hom-
      pre ador6 a los muertos; tuvo miedo de ellos y les
      dirigi6 sus preces. Por ahi parece que ha comenzado el
I




                         CAPITULO III

                    EL FUEGO SAGRADO
I

        La casa de un griego o de un romano encerraba un
I   altar: en este altar tenia que haber siempre una poca de
    ceniza y carbones encendidos ( 48 ). Era obligacion sa-
i   grada para el jefe de la casa conservar el fuego dia y
    noche. j Desgraciada de la casa don de se extinguia! To-
    das las noches se cubrian los carbones con ceniza para
    cvitar que se consumiesen enteramente; al levantarse,
    C'l primer cuidado era reaviva:r ese fuego aiimentandolo
    eon nlg-unnA rtHtillas. El fuego no cesaba de brillar en el
    allm· hnHLa quo la fnmilia perecia totalmente: hogar
    exth1to, fnmilin. c ·tinguida, eran expresiones sin6nimas
    entre los antiguos ( 49).
        Es manifiesto que esta costumbre de conservar pe-
    rennemente el fuego del altar se relacionaba con una
    antigua creencia. Las reglas y los ritos que a este pro-
    p6sito se observaban demuestran que no era esa una
    costumbre insignificante. No era licito sustentar ese
    fuego con cualquier clase de madera: la religion distin-
    guin entre los arboles las especies que podian emplear-
    se en este uso y las que era impio utilizar ( 50 ). La reli-
    gion tambien prescribfa que este fuego debia conser-
    varse siempre puro (51) ; lo que significaba, en sentido
    literal, que ninguna cosa sucia podia echarse en el -fue-
    go, y, en sentido figurado, que ningun acto culpable
    debfa realizarse en su presencia. Habfa un dia del afio,
    que entre los romanos era el 1q de mayo, en que cada
    familia tenia que extinguir su fuego sagrado y encen-
I   der otro inmediatamente ( 52 ). Pero para obtener el nue-
    vo fuego era preciso observar escrupulosamente algunos
    ritos. Habia que preservarse sobre todo de emplear el
J,IB. I. CREENCIAS ANTIGUAS                                    CAP. III. EL FUEGO SAGRADO              29
p~dernal hiriendolo con el hierro. Los unicos procedi-        como yo, sino que en el seno de la felicidad consumen
mielltos permitidos eran concentrar en un punto el ca-        una larga existencia" (57 ). El hogar enriquecfa la fami-
lor ~e los rayos solares 0 frotar rapidamen'te dos trozos     lia. Plauto, en una de sus comedias, lo representa mesu-
de c1e_rta madera hasta hacer brotar Ia chispa (53). Es-      rando sus dones conforme al culto que se le tributa {58 ).
ta~ ?~ferentes regl~s prueban sufici(mtemente <iJ.Ue,. en     Los griegos le llamaban dios de la riqueza x-r~ow~ (59).
opnuon de los anbguos, no se trataba de producir o            El padre lo invocaba en favor de sus hijos, implorando
conservar solamente un elemento util y agradable: aque-       que "les otorgase la salud y abundantes bienes" (6°). En
llos hombres veian otra cosa en el fuego que ardfa en         el infortunio, el hombre se atenfa a su hogar y le acu-
sus altares.                        -                         saba; en la felicidad le rendia gracias. El sol dado que
   El, fuego ten fa alg-o de divino; se le adoraba, se le     tornaba de Ia guerra se le mostraba agradecido por ha-
rend1a un culto verdadero. Se le ofrendaba cuanto se          ber escapado a los peligros. Esquilo nos representa a
~uz~aba qu.e podia ser grato a un dios: flores, fr~tas,       Agamen6n vuelto de Europa, feliz, cubierto de gloria:
mc:enso, vmo ( 54 ). Se solicitaba su pr otecci6n, se Ie      no es a Jupiter al que va a tributar gracias; no es a un
cre1a poderoso. Se le dirigian f:r:ecuentes oraciones para    templo donde va a manifestar su alegria y su agradeci-
alcanzar de el esos eternos obietos de los anhelos burna-     miento: el sacrificio de acci6n de gracias lo ofrece al
nos: salud, riqueza, felicidad. Una de esas oraciones         hogar que esta en su cas a (61 ) • J a mas salia el hombre
que se nos ha conservado en la colecci6n de los himnos         de su morada sin dirigir una oraci6n a su hogar; a la
6rficos, esta concebida asf: "i Hogar, conservanos siem~      vuelta, antes de ver a su mujer y de abrazar a sus hijos,
pre florecientes, dichosos siempre; oh, tu, que·eres eter-     debia de inclinar se ante el hogar e invocarlo (62).
n?, bello: siempre joven, tu que sustentas, tu que eres           El fqego del hogar er a, pues, la Providencia de la
rico, rec1be con pronicio coraz6n nuestras ofrendas y         familia. Su culto resultado muy sencillo. La primer re-
danos en retorno la felicidad y la salud que es tan dul-       gia era que hubiese siempre en el altar algunos carbones
ce!" ( 55 ). Asi se veia en el hog-ar a un' dios bienhechor    encen_ didos, pues si el fuego se extinguia, era un dios
que conservaba la vida del hombre, a un dios rico que Ie       quien cesaba de existir. A ciertas horas del dia se colo-
sustentaba con sus dones, a un dios fuerte que protegfa        caba en el hogar hierbas secas y maderas; el dios se
la casa Y la familia. Ante un peligro, se buscaba refu~rio     manifestaba entonces en una llama ardiente (63). Se le
a su lado. Cuando es asaltado el palacio de Prfamo, He-        ofrecian sacrificios, pues la esencia de todos los sacri-
cuba ar~astra al viejo rey hasta ei hogar: "Tus armas          ficios consistfa en conservar y reanimar el fuego sagra- '
no podran defenderte, le dice ella; pero este altar nos        do; en nutrir y fomentar el cuerpo del diol'!. Por eso se
pro_egera a todos" (56).
    t                                                          le ofrecia la le:fia ante todo; por eso se derramaba en se-
   Vease a Alcestes, que va a morir dando su vida por          guida en el altar el ardiente vino de Grecia, el aceite,
salvar a su esposo. Acercandose al hogar Io invoca en          el incienso, la grasa de las victimas. El Dios recibia estas
~stos terminos : "i Oh, divi!Jidad, senora de esta casa,       ofrendas, las devoraba; satisfecho y radiante, se aJzaba
~sta :s la postrera vez que ante ti me inclino y te diri-      sobre el altar e iluminaba con sus rayos· al adorador (64).
JO m1s ruegos, pues voy a descender donde estan los            Este era el momento de invocarlo: el himno de la ora-
muertos. Vela por mis hij os, que no tendran madre·            cion brotaba del coraz6n de los hombres.
concede a mi hijo una tierna esposa, y a mi hija un no~           La comida era el acto religioso por excelencia. El dios
ble esposo. Permite que no mueran antes de Ia edad,            presidia. El era quien habia cocido el pan y preparado




                                                                                                                              WII
30               LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS                                      CAP. III.   EL FUEGO SAGRADO            31
                 65
  los alimentos ( ) ; por eso se le consagraba una oraci6n       te". Los indos, como los griegos y romanos, se repre-
  al empezar y otra al condu.iir la comida. Antes de co-         sentaban a los dioses, no solo avidos d.e honores y res-
  mer se depositaba en el altar las primicias del alimen-        peto, pero tambien de bebida y de ahmento. El hom-
  to; antes de heber se derramaba Ia libaci6n del vino.          bre se creia obligado a satisfacer su hambre Y su sed
 Era esta Ia parte def dios. Nadie dudaba de que estu-           si queria evitar su colera.
 viese presente, ni de que comiese y bebiese; ;, pues no
 se veia, en verdad, aumentar Ia llama como si se hu-               Entre los indos suele Ilamarse Agni esta divinidad
 biese nutrido de los alimentos ofrecidos? La comida se          del fuego. El Rig-Veda contiene gran cantidad de him-
 compartia asi entre el hombre y el dios: era una ce-            nos que se le han dedicado. Dicese en uno de ellos :
 remonia santa por Ia que entraban en mutua comu-                "i Oh, Agni, eres la vida, el protector del hombre! ...
 nion ( 66 ) • An tiguas creencias, que a la larga des a pare-   1Por premio de nuestras alabanzas otorgas al padre ~e
 cieron de los espiritus, pero que tambien dejaron du-           familia que te implora la gloria y la riqueza!. . . Agm;
 rante mucho tiempo usos, ritos, formas del lenguaje de          eres un defensor y un padre; te debemos la vida, somos
 que ni el incredulo podia liberarse. Horacio, Ovidio,           tu familia!" Asi, el fuego del hogar es como en Grecia
 Juvenal, aun comian ante su hogar, hacian la liba-              un poder tutelar. El hombre le demanda la abundancia:
 cion y oraban (67).                                             "Haz que la tierra sea siempre liberal .para nosotros".
    El culto del fuego sagrado no pertenece exclu.siva-          Lo implora la salud: "Que goce largo tiemp?, de la l~z,
 mente a las poblaciones de Grecia e Italia. Se le en-           y quo lloguc a la vejez como el s.ol ~ su ocaso : Tamb1en
 cuentra en Oriente. Las Leyes de Manu, en Ia redaccion          lo pid · Jn Hnl>iduria: "i Oh, Agn~, tu colocas en la b~ena
 que ha llegado hasta nosotros, nos muestran la religion         sondn ul hombre que se extrav16 en la mala ... ~1 he-
 de Brahma completamente establecida y aun propensa              mos cometido alguna falta, si hemos marchado leJOS de
 a declinar; pero han conservado vestigios y restos de           ti, perdonanos !" Como en Grecia, e.st; fuego del hogar
 una religion mas antigua, Ia del hogar, que el culto de         era esencialmente puro, se le proh1b1a severamente al
 Brahma habia relegado a segundo termino, pero no des-           brahman de echar en el nada sucio y hasta de calentar-
truido. El brahman tiene su hogar, que debe conser-              se los pies ( 68). Como en Grecia, el hombre culpable no
var noche y dia. Cada manana y cada tarde lo alimen-             podia acercarse a su }logar antes de purificarse de la
ta con lena; pero, como entre los griegos, tenia que             mancha.
ser con lena de ciertos arboles indicados por la religion.           Es gran prueba de la antigiiedad de esas creencias y
Como los griegos y los italianos le ofrecen vino, el indo         practicas encontrarlas ala vez entre los ho~bres d~ la.s
le vierte el licor fermentado· que denomina soma. La              costas del Mediterraneo y entre los de la penmsula mdl-
comida tambien es acto religioso, y los ritos est{m des-          ca. Seguramente que los griegos no han re~ibido esta
critos escrupulosamente en las Leyes de Manu. Se de-              religion de los indos, ni los indos de los gr1egos. Pe;o
dican oraciones al hogar, como en Grecia; se le ofrece            los griegos, los italianos, los indos per~enecen a un~ ~Is­
las primicias de Ia comida, arroz, manteca, miel. Dicen           rna raza•· sus antepasados, en una epoca remobs1ma,
esas Leyes : "El brahman no · debe comer del arroz de             habian vivido juntos en el Asia central. Alii es donde
la nueva cosecha antes de ofrecer las primicias al hogar.         primitivamente habian concebido esas creencias y esta-
Pues el fuego sagrado esta avido de grano, y cuando no            blecido esos ritos. La religion del fuego sagrado data,
se le honra devora la existencia del brahman negligen-            pues, de la epoca lejana y obscura en que aun no habia
.. ·




       il2              r,IB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS                                      CAP. III. EL FUEGO S:AGRADO       33
        griegos, ni italianos, ni indos, y en que solo habia arias.      Los simbolos de esta religion se modificaron en el
I!      Cuando se, separaron _las tribus cada una transporto
        ese culto: estas a las nberas del Ganges, las otras a las
                                                                      curso de las edades. Cuando las poblaciones de Grecia
                                                                      e Italia adquirieron el habito de representarse a sus
        costas del Mediterraneo. Mas tarde esas tribus, que se        dioses como personas y de dar a cada cual un nombre
        separaron y ya no m,antuvieron relaciones entre sf,,ado-      propio y una ferma humana, el viejo culto del hogar
        raron a Brahma unas, otras a Zeus, a Jano otras: cada         sufrio la ley comun que la inteligencia humana imponia
       grupo se forjo sus dioses. Pero todas han conserva-            durante este periodo a toda religion. El altar del fuego
II      do com_o legado an~iguo la religion primitiva que habian      sagrado fue personificado, se le llamo e<rtla, Vesta; el
II,    conceb1do y practicado en la cuna comun de su raza.            nombre fue identico en latin que en griego, y no fue
       . Si la existencia de este culto entre todos los pueblos       otra cosa en puridad que el nombre por media del cual·
II     md?-~_uropeos no demostrase suficientemente su alta
       an~Igyedad, se encontrarian otras pruebas en los ritos
                                                                      se designaba en la lengua comun y primitiva un altar.
                                                                      Por un procedimiento bastante ordinaria, del nombre
       re!I~I?sos de los griegos y romanos. En todos los sa-
li
I~
       cnficiOs, aun en los que se hacian en honor de Zeus o
       ~tenea, siempre se dirigia al hagar la primer invoca-
                                                                      comun se hizo un nombre propio. La leyenda se forj6
                                                                      poco a poco. Se represento a esta divinidad con rasgos
                                                                      de mujer, porque la palabra que designaba el altar per-
       CIO!!- ( 69 ). Toda oracion a un ?ios, cualquiera que fuese,   tcnccia al genera femenino. Se llego basta representar
       tema que comenzar y conclmr con otra oracion al ha-            Nil.n diomt por media de estatuas. Pero jamas se pudo
       gar (7°). El primer sacrificio que toda la Grecia ofrecio      l.Jorrm· In huella de la creencia primitiva, segun la cual
       ~n Oli~pia fue para el hagar, el segundo para Zeus (71). ·     cHta cliviuida<l era, A ncillnmente, el fuego del altar, y
       rambien en Roma la primer adoracion era ·si~mpre para          el mismo Ovidio se vc ol.Jligado a convenir que Vesta
       V:esta, que no. ~r:: otra cosa que el hagar (72) . Ovidio      no era otra cosa que una "llama viviente" ( 78 }.
       dice de esta divLmdad que ocupa el pTimer Iugar en las             Si comparamos el culto del fuego sagrado con el
      practicas religiosas de los hombres. Asf leemos tambien         culto de los muertos, de que hemos hablado hace poco,
      e? los himnos del Rig-Veda: "Antes que a los demas              surge estrecha relacion entre ellos.
      dwses es necesario invocar a Agni. Pronunciaremos su                Observemos, ante todo, que el fuego conservado en
      nombre venerable antes que el de los otros inmortales.          el hagar no significa en el pensamiento de los hom-
      i Oh, Agni, sea quien quiera el dios que honremos con           bres el fuego de Ia naturaleza material. Lo que en el se
      nuestro sa~rificio, siempre a ti se dirige el holocausto !"     ve no es el elemento puramente fisico que calienta o
      Es, pues, cierto que en Roma durante el tiempo de Ovi-          que aTde, que transforma a los cuerpos, funde los me-
      dio~ en la lndi~ con los brahmanes, el fuego del hogar          tales y se convierte en poderoso instrumento de Ia in-
      te,m~ preferencia sabre todos los otros dioses; no es que       dustria humana. El fuego del hagar es de muy distinta
      Jupiter. y Brahma dejasen de haber adquirido mucha              naturaleza. Es fuego puro que s6lo se crea con ayuda
      mayor Importancia en la religion de los hombres· pero           de ciertos ritos y se conserva con cierta especie de ma-
      s~ tenia presente. que el fuego del hagar era muy' ante-        dero. Es fuego casta : la union ·de los sexos ha de reali-
      riOr a aquellos dwses. Desde bacia muchos siglos habia          zarse lejos de su presencia (7 4 }. No s6lo se le demanda
      adquirido el primer termino en el culto, y los 'dioses          la riqueza y Ia salud; se le ruega tambien para obte-
      mas modernos y mas grandes no habfan pod!do despo-              ner Ia pureza del coraz6n, Ia templanza, Ia sabidurfa.
I!    seerlo de esa primacia.                                         "Haznos ricos y florecientes, dice un himno 6rfico, haz-

I.
84               Jl.IB.   r.   CREENCIAS ANTIGUAS                               CAP. III.   EL FUEGO SAGRADO
                                                     •
nos sabios y castos". El fuego del hogar es, pues, una          ,., H,todo esto se confundia (75). Se observa en dos Pa-
especie de ser moral. Es cierto que brilla, que calienta,       rm.leH de Plauto y Columela, que en ellenggaje ordinario
que cueee el alimento sagrado, pero al mismo tiem:po            Mt clccia indiferentemente hogar o Lar domestico; y
tien:e un pensarniento, uha concie:ncia; concibe los de-        l.nmbien se ve .en Ciceron que no se diferenciaba el
heres y vela para que se realicen. Se le diria hombre,          hogar de los .Penates, ni los Penates de los dioses La-
pues posee del hombre la doble naturaleza: fisicamente,         r·oH ( 76) • En Servio leemos : "Los antiguos enten dian
resplandece, se mueve, vive, procura la ahundancia, pre-        por hogares a los dioses Lares; asi, Virgilio ha podido
para la comida, sustenta at cuerpo; rnoralmente, tiene          OHcribir indistintamente· lo mismo hogar por Penates
sentimientos y afectos, concede al hombre la pureza,            que Penates por hogar" ( 77 ). En un pasaje famoso de
prescribe lo bello y lo bueno, nutre al alma. Puede de-         In Eneida, Hector dice a Eneas que va a entregarle los
cirse que conserva la vida humana en la doble serie             Penates troyanos y le ofrece el fuego del hogar. En otro
de sus manifestaciones. Es a la vez fuente de la ri-            pasaje Eneas invoca a estos mismos dioses, llamandolos
queza, de la salud, de la virtud. Es, en verdad, el dios        n la vez Penates, Lares y Vesta (7 8 ).
de la naturaleza humana. Luego, cuando .este culto ha               Y a hemos visto antes que lo llamado por los anti-
quedado relegado a segundo termino por Brahma o por             guos Lares o Heroes no era otra cosa que el alma de les
Zeus, el fuego del hogar ha persistido en lo que tiene          muertos, a la que el hombre atribuia un poder sobre-
de divino mas accesible al hombre: ha sido su interme-          humano y divino. El recuerdo de- uno de estos muertos
diario con los dioses de la naturaleza fisica; se ha en-        sagrados se asociaba siempre al hogar. Adorando a uno
cargado de conducir al cielo la oracion y la ofrenda del        no podia olvidarse al otro. Estaban asociadas en el res-
hombre y de aportar al hombre los favores divinos.-             peto de los hombres y en sus preces. Cuando los descen-
Todavia despues, cuando se forjo de este mito del fue-          dientes hablaban del hogar recordaban, naturalmente,
go sagrado la gran Vesta, Vesta fue la diosa virgen,            el nombre del antepasado: "Abandona este sitio, dice
que no representa en el mundo la fecundidad ni la for-           Orestes a Helena, y acercate al antiguo hogar de Pelo-
taleza : fue el orden, pero no el orden riguroso, abs-          pe para oir mis palabras ( 79 ). Lo mismo Eneas, hablan-
tracto, matematico, la ley imperiosa y fatal, &vd.yx'l)., que    do del hogar que transporta al traves de los mares, lo
se advierte muy pronto en los fenomenes de la natura-            designa con el nombre de Lar de Assaraco, cual si en
leza fisica. Fue el orden moral. Se la concibe como una         este hogar viese el alma de su antepl:).sado.
especie del alma universal, que regula los movimientos              El gramatico Servio, instruidisimo en las antigtieda-
diversos de los mundos, como el alma humana dicta la:            des griegas y romanas (se le estudio en su tiempo mu-
regia en nuestros organos.                                       cho mas que en el de Ciceron) , dice que era costumbre
   Asi se entreve el pensamiento de las generaciones             muy antigua enterrar .los muertos en las casas, y ana-
primitivas. El principia de este culto radica fuera de la        de : "Por consecuencia de esta costumb:re, tambit3n se
naturaleza fisica y se encuentra en este pequefio mun-           honra en las casas a los Lares y a los Penates" ( 80 ).
do misterioso, que es el hombre.                                 Esta frase establece claramente una antigua relaci6n
   Esto nos conduce al culto de los muertos. Ambos               entre el culto de los muertos y el hogar. Se puede, pues,
son de la misma antigtiedad. Tan intimamente estaban             pensar que el hogar domestico solo ha sido, en su ori-
asociados, que la creencia de los antiguos hacia de ellos        gen, el simbolo del culto de los muertos; que bajo Ia
una sola religion. Hogar, Demonios, Heroes, dioses La-           piedra del hogar un antepasado descansaba; que el fue-
36              LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS

     go se encendia alli para honrarle, y que este fuego pa-
..   recia eonservar en el la vida o representaba a su alma
     siempre vigilante.                                       '
        Esto solo es una conjetura, pues nos faltan las prue-
     bas. Pero lo cierto es que las mas antiguas generacio-
     nes en Ia raza de que pl"oceden griegos y romanos han                                                            CAPITULO IV
     pr~f~~ado el culto de los muertos y del· hogar, antigua
     rehgwn que no buscaba sus dioses en Ia naturaleza fisi-                                               LA RELIGION DOMESTICA
     ca, sino en el hombre mismo, y que tenia por objeto
     de adoracion al ser invisible que mora en nosotros, Ia                                     Conviene no representarse esta religion como las que
     fuerza moral y pensante, que anima y gobierna nues-                                     Ac han fundado andando el tiempo en Ia humanidad
     tro cuerpo.                          ·                                                  mas civilizada. Desde hace muchos siglos el genero
        Esta religion no fue siempre igualmente poderosa so-                                 humano solo admite una doctrina religiosa mediante
     bre el alma; se debilito poco a poco, pero no se extin-                                 dos condiciones: pdmera, que le anuncie un dios unico;
     guio. Contemporanea de las primeras edades de Ia raza                                   scgunda, que se dirija a todos los hombres y a todos
     aria, se ingirio tan profundamente en las entraiias de                                  :;oa asequible, sin rechazar sistematicamente ninguna
     esta raza, que Ia brillante religion del Olimpo griego no                               da:;c ni raza. Pero la religion de los primeros tiempos
     fue suficiente para desarraigarla y se riecesito la veni-                               110 Uonal.m ning·una de esas dos condiciones. No solo
     da del cristianismo.                                                                    llO of'recfa n Jn adoraci6n de los hombres un dios unico;
        Pronto veremos cuan poderosa accion ha ejercido                                      pcro ni :,iquicra sus dioses aceptaban la adoracion de
     esta religion en las instituciones domesticas y sociales                                todos los hombres. No se ofrecian como dioses del ge-
     de los antiguos. Fue concebida e instaurada en esa                                      nero humano. Ni siquiera se parecian a Brahma, que
     epoca remota en que la raza buscaba sus instituciones                                   era el de una nacion entera. En esta religion primitlva
     Y ha trazado la via por donde los pueblos han marcha-                                   cada dios solo podia ser adorado por una familia. La
     do despues.                                                                             religion era puramente domestica.
                                                                                                 Conviene aclarar este punto importante, pues sin eso
                                                                                             no se comprenderia la estrechisima relacion establecida
                                                                                             entre esas antiguas creencias y la constitucion de las
                                                                                             familias griega y romana.
                                                                                                 El eulto de los muertos no se parecia en nada al que
                                                                                             los cristianos tributan a los santos. Una de las prime-
                                                                                              ras reglas que aquel culto era que cada familia solo po-
                                                                                              dia rendir culto a los muertos que le pertenecian por '
                                                                                              la sangre. Los funerales solo debian celebrarse reli-
                                                                                              giosamente por el pariente mas proximo. Cuanto a la
                                                                                              comida funebre que en seguida se renovaba en epocas
                                                                                              determinadas, solo la familia tenia derecho de asistir a
                                                                                              elias, y se excluia severamente al extraiio ( 81 ). ,Se creia
                                                                                              que el muerto solo aceptaba la ofrenda de manos de




                                           ~...
                                            Mt~'!!!Mtfilll•ii!IIUftl!it<uU!IIii!HI... ....................- -!111-··.l"""' •.J""---------......uc......-.~-~~-------·-----~----_;-
                                                                                  Hllli!OIIMMI     0         ..  ll"
'   ' .,;..




                                                                                        CAP. IV. LA RELIGI6N DOMESTICA                           39
 38                LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS

   los suyps, s6lo amaba el culto de sus descendientes. La              la tumba los dias prescritos, el antepasado se convertia
   presencia de un hombre que no pertenecia a la familia ·              entonces en un dios protector. Hostil a los que no des-
   turbaba el reposo de los Manes. Por eso la ley prohibfa              cendfan de el, rechazandolos de sli tumba, castigando- ,
   que el extranjero se acercase a una tumba (82). Tocar                los con enfermedades si a ella se acercaban, era para
   ~on ,el pie, aun por descuido, una sepultura, era acto
                                                                        lo suyos bueno y propicio.                                '
   1mp1o, a consecuencia del cual era preciso aquietar al                    Entre los vivos y los muertos de cada familia existia
   muerto_ y purifi_carse' a sf mismo. La palabra con que               un cambio perpetuo de buenos oficios. El antepasado
   l~s a?tlguos des1~naban el culto de los muertos es signi-            recibfa de sus descendientes la serie de banquetes fune-
   ficativa: los gnegos decfan :n:a-rgtd.tELV (83), los Iatinos /       bres, esto es, los unicos goces de que podia disfrutar en
   parentare. Es que cada cual solo dirigia la oracion y la             su segunda vida. El descendiente recibia del antepasa-
   ofrenda a sus padres ( 84 ). El culto de los muertos era             do la ayuda y la fuerza que necesitaba en esta. El vivo
   verdaderamente el culto de los antepasados (85). Aunque              no podia prescindir del muerto, ni el muerto del vivo.
   mof~ndose de las opiniones del vulgo, Luciano nos lo                  De donde se establecia un lazo poderoso entre todas
   ~xphca cu~ndo dice: "El muerto que no ha dejado hi-                   las generaciones de una misma familia, formando una
   JOS no rec1be ofrendas y esta expuesto a hambre per-                  :wocictci6n eternamente inseparable.
   petua" ' (86).                                                   t         Cnd:t familia tenia su tumba, donde los muertos des-
      En la India, como en Grecia, la ofrenda a un mu'erto
   solo_ podia dedicarse por sus descendientes. La ley de
   los mdos, como la ley ateniense, prohibfa admitir a un
                                                                    I    1'11111'111hnn ttnoH nl lndo de otros, siempre juntos. Los de
                                                                         In tni 1'1 tnn HII IIJ','I'O ddJfan ontcrrarse alli, y a ningun hom-
                                                                         1m dt• diHti iiLn l'amilln. podia admitirscle (8 9 ). Alli se
   extrafio, por amigo que fuese, a la comida funebre. Tan               <·Pldmtbnn laH cor monins y los aniversarios. Alli creia
   necesario era que estas comidas funebres las ofreciesen                vcr cada familia a sus sagrados ascendientes. En tiem-
   l~s descendientes del muerto y no otros, que se supo-                  po nntiquisimo la tumba estaba en la misma propiedad
   ma que los Manes pronunciaban frecuentemente en su                     do la familia, en el centro de la habitacion, no lejos de
1>-m ansion este voto: "i Que nazcan sucesivamente de                     ln pucrta, "para que los hijos, dice un clasico, encontra-
   nuestra descendencia hijos que nos ofrezcan en toda la                                                                                             I
                                                                          Ho n HiC'mpro a sus padres al entrar o salir y le dirigie-
   sucesion de los tiempos el arroz cocido con leche la
                                                                          H<' II Ill lit invocaci6n" ( 90 ). Asi el antepasado permaneda
   miel y la manteca clarificada !" (87).                   '
                                                                           •nt.r·o loH Huyos; invisible, pero presente siempre, conH-
      Siguese de aquf que en Grecia y Roma como en la                     .nuaba formando parte de la familia y de ella era el pa-
   India, el hijo tenia el deber de hacer las' libaciones y               dre. Inmortal, dichoso, divino, se interesaba en lo que
   sacrificios a los Manes de su padre y de todos sus abue-
   los ( 88 ). Faltar a este deber era la impiedad mas grave              hnbia dejado de mortal en la tierra; conocia sus necesi-
   que podia cometerse, pues la interrupcion del culto ba-                dades, sostenia su flaqueza. Y el que aun vivia y traba-
   cia decaer a una serie de muertos y destruia Ia felici-                 jaba, el que, segun la expresion antigua, todavia no se
   dad. Tal negligencia no era menos que un verdadero                      habia librado de la existencia, ese tenia al lado a sus
   parricidio, multiplicado tantas veces como antepasados                  guias y sostenes: eran sus padres. En las dificultades
   habfa en la familia.                                                    invocaba su sabiduria antigua; en las tristezas implo-
      Si, al contrario, los sacrificios se realizaban siempre              raba consuelo; en el peligro, ayuda; tras una falta,
   conforme a los ritos, y los alimentos se depositaban en                 perdon.
40                LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS
                                                                                 CAP. IV. LA RELIGI6N DOMESTICA           41
    Sin duda que hoy nos cuesta gran trabajo el com-
 prender .que un hombre pueda adorar a su padre o                   quier extrafio, se trastornaba, se manchaba con su uni-
                                                                    ca mirada.
 a su antepasado. Hacer del hombre un dios, nos pa-
 rece el reverso de la religion. Nos es casi tan dificil               Para esta religion domestica no habfa reglas unifor-
 comprender las antiguas creencias de esos hombres,                 mes, ni ritual comun. Cada familia poseia completa in-
 como a ellos les hubiese sido el representarse las nues-           dependencia. Ningun poder exterior tenia el derecho de
 tras.                                                              regular su culto o su creencia. No existia otro sacerdo-
                                                                    te que el padre: como sacerdote, no reconocia ninguna
    Pero recordemos que los antiguos no poseian la idea             jerarquia. El pontifice de Roma o el arconta de Atenas
 de la creacion; por eso el misterio de Ia generaci6n era           podian informarse de si el padre de familia observaba
 para ellos lo que el misterio de la creacion para nos-             todos los ritos religiosos, pero no tenian el derec~o de
otros. EI genitor les parecia un ser divino y adoraban
a su ascendiente. Preciso es que este sentimiento haya             ordenarle la menor modificacion. Suo quisque ritu sacri-
sido muy natural y potente, pues aparece como el prin-             ficium faciat, tal la regia. absoluta ( 97 ). Cada fami-
cipia de una religion en el origen de casi todas las so-            lia tenia sus ceremonias propias, sus fiestas particula-
                                                                    res, sus formulas de orar y sus himnos (98). El padre,
ciedades humanas: se le encuentra entre los chinos
como entre los antiguos getas y escitas, entre 1as hor-            unico interprete y unico pontifice de su religion, era el
das de Africa como entre las tribus del Nuevo Mun-                  unico que podia ensefiarla, y solo podia ensefiarla a su
do (91).                                                           hijo. Los· ritos, los termin0s de la oracion, los cantos,
                                                                   que formaban parte esencial de esta religion domestica,
   EI fuego sagrado, que tan estrechamente asociado                eran un patrimonio, una propiedad sagrada, que la fa-
estaba al culto de los muertos, tambien tenia por carac-         . :m.ilia no compartia con nadie, y aun se le prohibia reve-
ter esencial el pertenecer peculiarmente a caqa familia.           lar al extrafio. Asi ocurria tambien en la India: "Soy
Representaba ~los antepasados ( 92 ) ; era la providencia          fuerte contra mis enemigos, dice el brahman, con los
de la familia, 'y nada tenia de comun con el fuego de la           cantos que conservo de mi familia y que mi padre me
familia vecina', que era otra providencia. Cada hogar              ha transmitido" (99).
protegia a los suyos.
                                                                       Asi, la religion no residia en los templos, sino en la
   Esta religion estaba integramente encerrada en los              casa; cada cual tenia sus dioses; cada dios solo prote-
muros de la casa. El culto no era publico. AI contrario,           gia a una familia y solo era dios en una casa. No pue-
todas las ceremonias solo se realizaban entre la fami-             de suponerse razonablemente que una religion de este
lia ( 93 ). El hogar jamas se colocaba fuera de la· casa, ni       earacter se haya revelado a los hombres por la imagi-
siquiera cerca de la puerta exterior, donde el extrafio lo         nacion poderosa de cualquiera de ellos o se les haya
hubiese visto de sobra. Los griegos siempre lo coloca-             enseiiado por una casta sacerdotal. Ha nacido espon-
ban en un recinto ( 94 ), que lo protegia del contacto y           taneamente en el espiritu humano; su cuna ha sido la
aun de las miradas de los profanos. Los romanos lo                familia; cada familia ha forjado sus dioses.
ocultaban en medio de la casa. A todos estos dioses,                   Esta religion solo podria propagarse por la genera-
Hogar, Lares, Manes, se les llamaba dioses ocultos o              cion. El padre, dandole la vida al hijo, le daba al mismo
dioses del interior ( 95 ). Para todos los actos de esta reli-    tiempo su creencia, su culto, el derecho de alimentar el
gion era indispensable el secreto, sacrificia occulta, dice       hogar, de ofrecer la comida funebre, de pronunciar las
Ciceron ( 96 ) ; si una ceremonia era advertida por cual-         {6rmulas de la oraci6n. La generaci6n establecia un
42               LIB. I.   CREENCIAS ANTIGUAS

lazo misterioso entre el hijo que nacia a la vida y todos
los dioses de la familia. Estos dioses eran su familia
misma, OwL £yyeve"Lr;; eran su sangre, Oeol at!vaq.wL (100) :
el hijo traia, pues, al nacer el derecho de adorarlos y
ofrecerles los sacrificios ; como mas adelante, cuando la                                    LIBRO II
muerte lo hubiese divinizado a el mismo, tambien debia
de contarseie a su vez entre estos dioses de la familia.                                LA FAMILIA
   Pero conviene observar la particularidad de que la
religion domestica solo se propagaba de varon en varon.                                 CAPITULO PRIMERO
Procedia esto, sin duda, de la idea que los hombres se
forj a ban de la generacion ( 101) . La creencia de las eda-
des primitivas, tal como se Ia encuentra en los Vedas y                   LA RELIGION HA SIDO EL PRINCIPIO
 de ella se ven vestigios ·en todo el derecho griego y                      CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA
 romano, fue que el poder reproductor residia exclusiva-                              ANTIGUA
 mente en el padre. Solo el padre ponia el principia mis-
 terioso del ser y transmitia Ia chispa de vida. De esta                            I   c0n el pensamiento nos transportamo~
 antigua opinion ha resultado la regia de que el culto                                 raciones de hombres, nos encontrare-
 domestico pasase siempre de varon a var6n, que la mu-                                hasta convivir con estas antiguas gene-
 jer solo participase en el por la mediacion de su padre                              mas en cada casa un altar, y en tor-
 o de su marido, y, en fin, que tras Ia muerte, no tuviese                      ,~ no del altar a Ia familia congregada.
 la mujer la misma parte que el hombre en el culto y las                            . Cada manana se reline para dirigir al
 ceremonias de la comida flinebre. Aun han resultado                 hogar las pr1meras oraciones, cada noche para invo-
 otras consecuencias gravisimas en el derecho privado                carlo una postrera vez. En el decurso del dia tambien
 y en la constituci6n de la familia: mas adelante las                s~ reline cerca de el para la comida, que se distribuye
 veremos.                                                            piadosamente luego de orar y :b.acer la libacion. En todos
                                                                     sus actos religiosos canta en comlin los himnos que sus
                                                                     padres le han legado.                         ·
                                                                        Fuera de Ia casa, pero muy cerca, en el vecino cam-
                                                                     po, hay una tumba. Es la segunda mansion de esta fa•
                                                                     miiia. Alii reposan en comun varias generaciones de
                                                                     an!epasados: la muerte no los ha separado. Permanecen
                                                                     umdos en esta segunda existencia, y siguen formando
                                                                     una familia indisoluble.
                                                                        Entre la parte viviente y la parte muerta de la fami-
                                                                     lia, solo hay la distanci~ de algunos . pasos que separa
                                                                     la casa de la tumba. C1ertos dias determinados para
                                                                     cada cual por su religion domestica, los vivos se relinen
                                                                     cerca de los antepasados. Les llevan la comida flinebre
                                                                     les vierten la leche y el vino, depositan las tortas y Ia:~
                                                                                                               '




                                                                ..
-··-   I




44                   LIB. II. LA FAMILIA                                 CAP •. I: LA RELIGI6N, PRINCIPIO D);j LA FAMILIA   45

frutas o queman en su obseqaio la carne de U:na victi-          antepasados. Por ella la familia forma up cuerpo de
ma. A c3Jmbio de estas ofrendas solicitan su protecci6n;        asociaci6n en esta vida y en la otra. !,.a familia es una
les llaman sus dioses y les piden que den fertiiidad al         asociacion religiosa todavia mas que una asociaei6n na-
campo, prosperidad a la casa, virtud a los corazones.           tural. Tambien veremos despues que la mujer no figu-
   El principio de la familia antigua no radica en la ge-       rara verdaderarnente en elias hasta ·que la ceremonia
neraci6n exclusiva:mente. Lo demuestra que la hermana           sagrada del casamiento la haya iniciado en el cultg; que
noes en la familia lo que el hermano, que el hijo eman-         el hijo tampoco figurara si ha renunciado al culto o se
cipado o la hija casada cesan coll?-plet~mente d~ for"!'ll!lr   ha . emancipado; que el adoptado sera en cambio un
parte de ella; demuestranlo, en fm, diVersas disposiciO-        verdadero hij o, porque si no tiene el nexo de la sangre
nes importantes de las leyes griegas y romanas, que             poseera algo mejor, la comunidad del culto; que ellega-
te:ndremos ocasion de examinar mas adelante.                    tario que se niegue a adoptar el culto de esta familia
   El principia de la familia tampoco consiste en el            no disfrutara de la sucesion; que, en fin, el parentesco
afecto natural ; pues el derecho griego y el der~c~o ro-        y el derecho de herenCia se regularan, no por el naci-
mano no tienen para nada en cuenta ese sentimiento.             miento, sino conforme a los derechos de participacion
Puede existir en el fondo de los corazones, pero nada           en el culto, tales como la religi6n los ha establecido. Sin
es en el derecho. El padre puede amar ala hija, pero no         duda que la religion no ha creado la familia, pero segu-
legarle sus bienes. Las leyes de sncesion, esto es, la          ramente que ella le ha dado sus reglas, y de-- ahi que la
que entre las leyes testifican mas fielmente las ideas          familia antigua haya recibido una constitudon tan dife-
que los hombres se forjan de la familia, .es~an en con-         rente de la . que hubiese tenido si unicamente los senti-
tradiccion flagrante con el orden de nacimiento o con           mientos naturales la hubiesen fundado.
el afeeto natural (102).                                           La antigua lengua griega tenia una palabra muy sig-
   Habiendo muy justamente observado los historiado-            nificativa para qesignar a una familia; se decia br'Lcrnov,
res del derecho romano que ni el nacimiento ni el afec-         palabra que significa literalmente lo que esta cerca del
to eran el fundamento de la familia romana, han creido          hogar. Una familia era un grupo de personas al q1:1e la
que ese fundamento debia encontrarse en ~1 pode: pa-            religion permitia invoc'ar el mismo hogar y ofrecer la
ternal o marital. De este po__der hacen una especie de          comida funebre a los :rllismos antepasados ( 103 ).
institucion primordiaL Pero no explican como se ha for-
mado a menos que no sea por la superioridad de fuerza
del ~arido sobre la mujer, rlel padre sobre los hijos.
Pues bien, es equivocarse gravemente el colocar a:si la                                        ('
fuerza en ei origen del derecho. Mas adelante veremos
que Ia autoridad paternal o marital, lejos de haber
sido una causa primera, ha sido un efecto, pues se ha
derivado de la religion y por esta se ha establecido; no
es, pues, el principia constitutivo de la familia.
   Lo que une a los miembros de la familia antigua es
algo mas poderoso que el nacimiento, que el sentimien-
to, que la fuerza fisica : es la religion del hogar y de los




                                                                                                                                 'illll l
CAPITULO II

                   EL MATRIMONIO

    La primer institucion establecida verosimilmente por
 Ia religion domestica fue el matrimonio.
    Conviene observar que esta religion del- hogar y de
 los antepasados que se transmitia de varon en varon,
 no pertenece exclusivamente al hombre: la mujer tenia
 su parte en el culto. Soltera, asistia a los actos religio-
 sos de su padre; easada, a los de su marido.
   En esto s6lo se presiente el caracter esencial de la
 union conyugal entre los antiguos. Dos familias viven
lado por lado, pero tienen dioses diferentes. En una de
elias hay una jovencita que desde la infancia toma par-
te en la religion de su padre; invoca su hogar, todos los
dias le ofrece libaciones; le rodea de flores y guirnaldas
los dias de fiesta ; le implora su protecci6n ; le da las
gracias por sus beneficios. Este hogar paternal es su
dios. Que un joven de la familia vecina la demande en
matrimonio: ya no se trata para ella de pasar sencilla-
mente de una casa a otra. Tratase de abandonar el ho-
gar paterno para invocar fuera el hogar de su esposo.
Se trata de cambiar de religiq (, de practicar otros ritos
y de pronunciar otras oraciOI{Js. Se trata de abandonar
al dios de su infancia para someterse al imperio de un
dios que desconoce. Que no confie en permanecer fiel
al uno honrando al otro, pues en esta religion es un
principio inmutable que una misma persona no pueda
invocar a dos hogares ni a dos series de antepasados.
"A contar del matrimonio, dice un antiguo, la mujer ya
no tiene nada de comun con la religion domestica de
sus padres: sacrifica en el hogar del marido" (104).
48                  LIB. II. LA FAMILIA .                                            CAP. II. EL MATRIMONIO                       49

   El casamiento es, pues, un acto grave para la joven         templo, sino en la casa, y la presidia el dios domestico.
y no ·menos grave para el esposo; pues esta religion           En verdad, cuando la religion de los dioses del cielo
exige que se haya nacido cerca del hogar para tener el         adquirio preponderancia, no fue posible ~mpedir que
derecho de sacrificarle. Y, sin embargo, va a introducir       tambien se les invocase en las oraciones del casamien-
cerca d.e su hogar a una extra:fia ; con ella hara,Jas cere~   to (107). Pero la parte principal y esencia'l· de la ceremo-
monias misteriosas de su culto, le revelara los ritos y        nia habia de celebrarse siempre ante el hogar domestico.
las formulas que son patrimonio de su familia. Nada                La ceremonia del casamicnto entre los griegos se
hay de mas precioso que este herencia : estos dioses,          componia, por decirlo asi, de tres actos. El primero,
estos ritos, estos himnos que ha recibido de sus padres,       ante el hogar del padre, €yy{rl'lcrL~; el tercero, en el hogar
es lo que le protege en la vida, lo que le prorr1ete la ri-    del marido, 'tEAoc;; el segundo, era el tr{msito del uno al
queza, la felicidad, la virtud. Lejos ahora de conse:rvar      otro, :n:o~m{j.
para si esta fuerza tutelar, como el salvaje guarda su             19 En la casa paterna y en presencia del preten-
idolo o su amuleto, va a admitir una mujer para que la         diente, el padre, rodeado ordinariamente de su familia,
comparta.                                                      ofrece un sacrificio. Terminado este, pronuncia una
   Asi, cuando se explora en el pensamiento de estos           formula sacramental declarando que entrega su hija al
hombres antiguos, se observa la importancia que tenia          joven. Esta declarase absolutamente necesaria en el
para ellos la union conyugal y cmin necesario era para         casamiento, pues la joven no podria ir en seguida a ado-
esta la intervencion religiosa. l No era preciso que para      rar el hogar de su esposo, si su padre no la hubiese
cualquier ceremonia sagrada fuese iniciada la joven en         desligado previamente del hogar paterno. Para que en-
el culto que iba a observar en lo sucesivo? Para conver-       tre en la nueva religion debe estar exenta de todo lazo
tirse en sacerdotisa de este hogar, al que el nacimiento       y de toda conexi6n con su religion primera ( 108 ).
no la incorporaba, l no necesitaba una especie de orde-            29 Se transporia a la joven a casa del marido. En
nacion y adopcion ?                                            ocasiones es el mnrido mismo quien la transporta ( 109 ).
   El casamiento era la ceremonia santa que habia de ·          En algunas ciuda<lc~ cl cuidado de conducir a la joven
producir esos grandes efectos. Es habitual en los escri-       correspondc a u 110 de csos hombres que estaban reves-
tores Iatinos o griegos designar el casamiento con pala-       tidos entre lo~ gl'i<>go:-; de caracter sacerdotal y recibian
bras que denotan un acto religioso (1° 5). Pollux, que vi-      el nombr c de h<'l'aldo:-; ( 110 ). Ordinariamente se coloca a
via en tiempo de los Antoninos, pero que poseia toda
una antigua literatura que no ha llegado hasta nosotros,
                                                                                                   I'
                                                                ]a joven en till eHl'I'O (Ill) 1 cl ;;trO CUbiertO COn Un velo
                                                                y en la calH':t.IL tlltn corona. lmo frecuentemente ten-
dice que en los antiguos tiempos, en vez de designar al         dremos ocn:-;i6n de vcr, la co na se usaba en todas las
matrimonio por su nombre particular ( yci[!o~), se expre-      ceremonias dd culto. Su traje era blanco. Blanco era el
saba sencillamente con el nombre 'tEAo~, que significa ce,..    color de los tmjeR en todos los actos reHgiosos. Se la
remonia sagrada (1° 6 ), como si el matrimonio hubiese          precede con unn aniorcha: es la antorcha nupcial ( 112 ).
sido en esos tiempos la ceremonia sagrada por exce-             Durante ioda In Carrera se canta en torno de ella un
lencia.                                                         canto relig imH> que ticne por estribillo: ill VflYJV, ill l![!£vau::.
   Pues bien; la religion que consumaba el matrimonio           LlamabaHc n o:-~l.e h imno el himeneo, y la importancia de
no era la de Jupiter, ni la de Juno, o de los otros dio-        semejantc cnnto :-;ngrado era tan grande, que se daha
ses del Olimpo. La ceremonia no se realizaba en el              su nombro u Luda lu ccremonia ( 113 ).
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Del 18 brumario a waterloo
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La ciudad antigua: el estudio de las creencias griegas y romanas

  • 1. FUSTEL DE COULANGES LA CIUDAD ANTIGUA ESTUDIO SOBRE EL CULTO. EL DERECHO, LAS INSTITUCIONES DE GRECIA Y ROMA TRADUCCION Dm M. CIGES APARICIO EDITORIAL ALBATROS MAIPU 391 • BUENOS AIRES '~i.~. Lo::.••
  • 2. COPYRIGHT BY EDITORIAL ALBATROS Hecho el dep6sito que marca Ia ley 11723 INTRODUCCION · SOBRE LA NECESIDAD DE ESTUDIAR LAS MAS ANTI- GUAS CREENCIAS DE LOS ANTIGUOS PARA CONOCER SUS INSTITUCIONES Nos proponemos mostrar aqui segun que principios y por que reglas la sociedad griega y la sociedad roma- na se han gobernado. Asociamos en el mismo estudio a 1·omanos y griegos porque estos dos pueblos, ramas de una raza 11 que hablaban dos idioma.s fornwdos de una misma lengua, han tenido tambien un fondo de insti- tuciones comtmes y han soportado tma serie de revolu- ciones semejantes. Nos esforzaremos, sobre todo, en poner de manifiesto las diferrmcias radicales y esenciales que distinguen perdurablemente a estos pueblos antiguos de las socie- dades modernas. Nuestro sistema de educaci6n, que nos hace vivir desde la infancia entre griegos y roma- nos, nos habitua a compa.Tarlos sin cesar con nosotros, a juzgar su historia segun la nuestra y a explicar sus revoluciones por las nuestras. Lo que de· ellos tenemos y lo que nos han legado, nos hace creer que nos pare- cemos; nos cuesta trabajo considerarlos como pueblos extranjeros; casi siempre nos vemos reflejados en ellos. II De esto proceden muchos errores. Jamas dejamos de PRINTED IN ARGENTINE enganarnos sobre estos antiguos pueblos cuando los Acab6se de imprimir el dia 15 de Diciembre de 1942 en los consideramos al traves de las opiniones y acontecimien- Talleres Artes Graficas C 0 N C 0 R, D I A , Rondeau 3062, tos de nuestro tiempo . . Buenos Aivcs • Republica Argentina Y los errores en esta materia no carecen de peligro. La idea que se han forjado de Grecia y Roma ha pertur-
  • 3. 8 INTRODUCCI6N ESTUDIO DE I.AS CREENCIAS 9 ba.do frecuentemente a nuestras genemciones. Por ha- La historia de Grecia y Roma es testimonio y ejem- barse ob·se1·vado mal las instituciones de la ciudad an- plo de la estrecha relaci6n que existe siempre entre las tigua, se la ha creido res1.wita·r entre nosotros. Se ha ideas de la inteligencia humana y el estado social de foriado una itusi6n sobTe la -libertad ent?·e los antiguas, un pueblo. Reparad en las in.c!tituciones de los antiguos y s6lo por eso ha peli.grado ta libertad entre los mo- sin pensar en sus creencia.c;, y las encontrffreis obscuras dernos. Nuestros ochenta aiios itltimos han demostra- extraiia8, inexplicable.c;. ;, Por q1te los patricios y los ple- do claramente que una de las grandes dificultades que beuos, los patrorws 1J los cliente8, los eupatrida8 y los se oponen a la marcha de la sociedad moderna, es el tetas, 11 de d6nde proceden las diferenct'.ls nativas e im- habito por esta adquirido de tener siemp.'l'e ante los borrables que entre e.<~as clases encontramos? ;, Que sig- ojos la antigiiedacl gTiega y romana. nifican esas instituciones lacedem6nicas que nos pare- Para conocer la verdad sobre estos antiguos pueblos, cen tan contrarias a la naturaleza? ;,C6mo explicar esos es cuerclo estudia,rlos sin pensar en nosotros, cual si cap1·ichos inicuos del antiauo derecho privado: en Co- .no.s fuesen perfectamente extraiios, con identico desin- rinto, en Tebas, pr(j)hibici6n de vender la tierra; en teTes y el espiritu tan libre como si estudiasemos la Atenas, en Roma, desigualdad en la sucesi6n entre el India antigua o la Arabia. hermano 71 la hermana? t Qu(J entendian los jurisconsul- tos por "agnaci6n", por "gen8"? ;, Por que esas revo- Asi observada.<I, G1·ecia y Roma se nos ofrecen con lucione~ en el Derecho, y esa.c; revoluciones en la poli- un caracter inimitable. Nada en los tiempos modernos tica? En que consistia ese patriotismo singular que a se les parece. Nada en lo pon:enir podra pareeersele:i. veces extinguia los sentimientos naturales? ;, Que se Intenta1·emos demostrar por que reglas estaban regidas e?'ltendia por pa lilJertad de que sin ce.<~ar se habla? estas sociedades, .Y facilmente se acreditara que las ntis- ;,Como es posible que ha11an podirlo establecerse y rei- mas reglas no pueden regir y a la humanidad. .nar durante mucho tiempo instituciones aue tanto se 1. De d6nde procede esto? ;,,Por que las condiciones del alejan de la idea aue hoy formamos de ellas? ;,Cual e.~ gol!ierno de loto~ hombres no .c;on las mi.smas que en el vrincipio .c;uperi01· que le.'! ha otorgado su autoridad ot1·o t·iC?n1W? J,os omnde!1 cam bios que per-i6dicamente sobre el espiritu de los homlWes? _ tiC ma??i[ic.'ltan en la constituci6n de las sociedades, no Pero, !rente a e<>as in.'!titucione.'! 11 a esas leue.'!, colo- pucdcn ser c.fccto de la casualidad ni de la fuerza sola. cad las creencias: lo8 hechos adquiriran 'en gequida mas La causa que los produce debe de ser potente, y esa claridad, y la explicaci6n se ofrecera esvontaneamente. causa debe de 1·esidir en el hombTe. Si las leyes de la Si, remonta.ndo a las p1·imeras edade.'! de e.<~ta raza, es asociaci6n humana no son las mismas que en la anti- decir, al tiempo en que /undo sus instituciones, M ob- g?:ledad, e.<~ que al.oo ha cambiado en el hombre. En serva la idea que tenia del ser humano, de la vida. de c[ccto, tenemos una parte de nuestro ser que se modi- la muerte. de la se,qunda exi."tencia, del principia divi- fica de Riglo en siglo: es nue.stm inteligencia. Siempre no, adviertese una relaci6n intima entre estas opiniones esta en movimient.o, ca.'li siempre en progreso, y, a cau-- y las reglas antiquas del derecho privado, entre los ritos sa de ella, nue.<~t?·as in8tituciones y nuestras leues estan que emanaron de esas creencias y las instituciones po- sujetas al cambia. [loy 11a no piensa el hombre lo que liticas. pensaba hace veinte siglos, y por eso mismo no se go- La comparacion de las creencias y de las leyes mues- bierna como entonces se gobentaba. tra que una religion primitiva ha constituido la familia "11!!1!!!ltl!lt!!llml!ltlt Rllllli'l~"""""_ _ _ _illll!mi_ffit!ffl!lffttlff!"""""'""''"ll!l~ '!lffl!lf.itHII"""""hlllhh 1 ---•r""""'. . . . ,____ ~~----... "'""11_ ...__,,.:ll•.--_._.......,_ _ _ _ _ _ __,_,....,.....__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
  • 4. 10 INTRODUCCI6N ESTUDIO DE LAS CREENCIAS 11 griega y romana, ha estableeido el matrimonio y la viefos libros sagrados; mas de todo esto nada ha llega- autoridad paterna, ha determinado los rasgos del pa- do a nosotros. aQue recuerdo puede quedarnos de esas renteseo, ha eonsagrado el dereeho de propiedad y el generaeiones, que no nos han defado ni un solo texto dereeho de hereneia. Esta misma religion, luego de am- escrito? plifiear y extender la familia, ha formado una asoeia- Felizmente, el pasado nunca muere ptJr completo ci6n mayor, la ciudad, 11 ha reinado en ella como en la para el hombre. Bien puede este olvidarlo, pero siempre familia. De ella. han proeedido todas las institueiones y lo conserva en si. Pues, tal como se mani,fiesta en cada todo el dereeho privado de los antiguos. De ella ha reei- epoea, es el producto y resumen de todas las epocas bido la eiudad sus principios, sus reglas, sus costum- preeedentes. Si a su alma deseiende, en ella podra en- bres, sus magistraturas. Pero esas viejas creeneias se contrary reconoeer esas diferentes epocas, segun lo que han modificado o atenuado eon el tiempo, y el dereeho cada una ha defado en el. privado 11 la.~ institueiones politica.~ se han modificado Observemos a los griegos del ·tiempo de Pericles, a con ellas. Entonces se ha desarrollado la serie de revo- los romanos del tiempo de Cieeron : ostentan en si las lucione::;, y la.~ transformacione.<; sociales han seguido marcas autenticas y los vestigios eiertos de los sig~os rcgularmente a las transformaciones de la inteligeneia. mas distantes. El eontemporaneo de Cieeron (me refie- Conviene, pue.9, estudiar ante todo las ereencias de ro singularmente al hombre del pueblo) tiene la imagi- esos pueblo.~. Las mas antiguas son las que mas nos nacion llena de leyendas: esas leyendas provienen de importa eonoeer. Pues las institueiones y las ereeneias un tiempo antiqutsimo y testifiean la manera de pensar que eneontramos en las hermosas epocas de Greeia y de aquel tiempo. El eop.temporaneo de Cicer6n se sirve de Roma solo son el desenvolvimiento de creencias e de una lengua cuyas radicales son extraordinariamente institueiones anteriores: en neeesario bus ear la,s raiees antiguas: esta lengua, al expresar los pensamientos de muy lejos en lo pasado. Las poblaciones griegas y lati- las viefas edades, se ha modelado en ellas y ha conserva- nas Mn infinitamente mas viejas que R6mulo y Home- do de siglo en siglo el sella que le imprimio. El sentido ro. Ila sido en una epoca ma.c: antigua, en una antigue- intimo de una radical puede revelar a veces una anti- dad sin fecha, donde las creencias se han formado y gua opinion o un uso antiguo: las ideas se han trans- las instituciones se han establecido o preparado. formado y los recuerdos se han desvanecido ,· pero las Pero aque esperanza hay de llegar al eonoeimiento de palabras subsisten, testigos inmutables de ereencias ese pas ado remota? i Quien nos ¢ira lo que pensaban desapareeidas. El eontemporaneo de Ciceron practica lo.9 hombres diez o quince siglos antes de nuestra Era? ritos en los sacrificios, en los funerales, en la ceremonia gPuede encontrarse lo que hay de tan inaprensible y del casamiento; esos ritos son mas viefos que el, y lo fuaaz en las creencias y opiniones? Sabemos lo que pen- demuestra que ya no responden a sus creencias. Pero sa,l;an los aria.'! de Oriente hace treinta y cinco siglos ,· que se consideren de cerea los ritos que observa o las lo sal>emos 110r los himnos de los Vedas, que induda- formulas que recita, y en ellos se encontrara el sella de blemente son antiqui.c;imo.c:, y por las leyes de Manu, lo que creian los hombres quince o veinte siglos antes. que lo son meno.'l, pero donde pueden reconocerse pa~ safes que pertenecen a una epoca extremadamente le- fana. Pero gd6nde estan los himno.s de los antiguos, helenos? Como los italianos, poseian cantos antiguos, I, •
  • 5. LIBRO PRIMERO CRENCIAS ANTIGUAS CAPITULO PRIMERO CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y SOBRE LA MUERTE ASTA los ultimos tiempos de la historia de Grecia y de Roma se vi6 persistir en- tre el vulgo un conjunto de pensamientos I y usos, que se referfan indudablemente a una epoca remotfsima. De ellos pode- I mos inferir las opiniones que el hombre I form6 primeramente sobre su propia naturaleza, sobre su alma y sobre el misterio d~ la muerte. Por rnucho que nos rem~mtemos en la historia de la raza indoeuropea, de la que son ramas las poblaciones griegas e italianas, no se advierte que esa raza haya crefdo jamas que tras esta corta vida todo hubiese con- clufdo para el hombrP. Las generaciones mas antiguas, mucho antes de que hubiera filosofos, han creido en una segunda existencia despues de la actual. Han con- siderado la muerte, no como una disolucion del ser, sino como un mero cambio de vida. Pero len que lugar y de que manera pasaba esta se- gunda existencia? l Se crefa que el espfritu inmortal, despues de escaparse de un cuerpo, iba a animar otro? No; la creencia en la metempsfcosis nunca ha podido arraigar en el espfritu de los pueblos greco-italianos; tampoco es tal la opinion mas antigua de los arias de Oriente, pues los himnos de los Vedas estan en oposi-
  • 6. l 14 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. I. CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y LA MUERTE 15 ci6n con ella. ;, Se creia que el espiritu ascendia al cielo iba a continuar viviendo bajo tierra y que conservaria a la region de la luz? Tam poco; la creencia de que la~ el sentimiento del bienestar y del sufrimiento! Se escri- alm~s _entraban en una mansion celestial pertenece en bia en la tumba que el hombre reposaba alii; expresi6n Oec1dente .a una epoca relativamente proxima; la celeste que ha sobrevivido a estas creencias, y que de siglo en morada s6lo se consideraba como Ia recompensa de al- siglo ha llegado basta nosotros. Todavia la empleamos, gunos grandes hombres y de los bienhechores de la aunque nadie piense hoy que un ser inmortal repose humanidad. Segun las mas antiguas creencias de los en una tumba. Pero tan firmemente se creia en la anti- italianos y de los griegos, no era en un mundo extrafio giiedad que un hombre vivia alii, que jamas se prescin- ! al presente donde el alma iba a pasar su segunda exis- dia de enterrar con el los objetos de que se le creia ne- tencia: persistia cerca de los hombres y continuaba vi- cesarios: vestidos, vasos, armas ( 4 ). Se der'ramaba vino I n viendo bajo la tierra (1). sobre la tumba para calmar su sed; se depositaban ali- I, Tambien se ~reyo, durante mucho tiempo, que en mentos para satisfacer su hambre ( 5 ). Se sacrificaban esta segunda ex1stencia el alma permanecia asociada al caballos y esclavos, en la creencia de que estos seres, cuerpo. N acida con el, la muerte no los separaba y ella enterrados con el muerto, le servirian en la tumba, como se encerraba con el en Ia tumba. le habian servido durante su vida ( 6 ). Tras la toma de Por muy viejas que sean estas creencias, de elias Troya, los griegos vuelven a su pais: cada cual lleva nos han quedado testimonies autenticos. Estos testi- su bella cautiva; pero Aquiles, que esta bajo tierra, ll!onios son los ritos de la sepultura, que han sobrevi- reclama tambien su esclava y se le ofrece a Poli- Vld~ con mucho a esas creencias primitivas, pero que xena (1). habmn seguramente nacido con elias y podian hacer- Un verso de Pindaro nos ba conservado un curioso noslas comprender. vestigio de esos pensamientos de las antiguas genera- Los ritos de la. sepultura muestran claramente que, ciones. Frixos se vi6 obligado a salir de Grecia y buir cuando se colocaba un cuerpo en el sepulcro, tambien ·basta Colquida. En este pais murio; pero, a pesar de s.e creia colo~ar a~ mismo tiempo algo viviente. Virgi- muerto, quiso volver a Grecia. Se aparecio, pues, a Pe- lio, que descnbe Slempre con tanta precision y escrupu- lias ordenandole que fuese a la C6lquida para transpor- los las ceremonias religiosas, termina el relato de los tar su alma. Sin duda esta alma sentia la afioranza del funerales de Polidoro con estas palabras: "Encerramos suelo de la patria, de la tumba familiar; pero adscrita su alma en la tumba". La misma expresi6n se encuentra .r ,a los restos corporales no podia separarse sin ellos de en Ovidio y en Flinio el J oven : no es que respondiese a Ia C6lquida (B). las ideas que estos escritores se formasen del alma sino De esta creencia primitiva se deriv6 la necesidad de que desde tiempo inmemorial estaba perpetuada 'en el la sepultura. Para que el alma permaneciese en esta l~nguaje, atestiguando antiguas y' vulgares creen- morada subterranea que le convenia para su segunda Cias ( 2 ). vida, era necesario que el cuerpo a que estaba ligada Era costumbre al fin de la ce;remonia funebre Hamar quedase recubierto de tierra. El alma que carecia de tre·s veces al alma del muerto por el nombre que habia tumba J:?.O tenia morada. Vivia errante. En vano aspi- llevado. Se le deseaba vivir feliz bajo tierra. Tres veces raba al reposo, que debia amar tras las agitaciones y se le decia: "Que te encuentres bien". Se afiadia: "Que trabaj os de esta vida : era necesario errar siempre, en la tierra te sea ligera" ( 8 ). i Tanto se creia que el ser forma de larva o fantasma, sin detenerse nunca, sin re-
  • 7. 16 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. I. CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y L:A MUERTE 17 cibir jamas las ofrendas y .los alimentos que 1e bacia~ neraJes. discipulos de los filosofos, quiza diferenciaban falta. Desgraciada, se convertia pronto en malhechora. el alma del cuerp0, y como no creian que Ia suerte de · Atormentaba a los vivos, les enviaba enfermedades, les la una estuviese asociada a Ia suerte del otro, habian asolaba las cosechas, les espantaba con apariciones lu- supuesto que importaba muy poco a un cadaver des- gubres para anunciarles que diesen sepultura a su componerse en Ia tierra o en el agua. Por lo mismo no cuerpo y a ella misma. De aqui procede Ia creencia en desafiaron Ia tempestad para cumplir Ia vanq. formula lo.s aparecidos. ( 9 ). La antigtiedad entera estaba persua- de recoger y enterrar a sus muertos. Pero Ia muche- dida de que sm la sepultura el alma era miserable, y dumbre, que aun en Atenas permanecia afecta a las vie- que por la sepultura adquiria la eterna felicidad. No con jas creencias, acuso de impiedad a sus generales y les la ostentaci6n del dolor quedaba realizada la ceremonia hizo morir. Por su victoria salvaron a Atenas; por su funebre, sino con el reposo y Ia dicha del muerto (10). negligencia perdieron millares de almas. Los padres de los muertos, pensando en el largo suplicio que aquellas Adviertase bien que no bastaba con que el cuerpo se depositara en Ia tierra. Tambien era precise observar ahnas iban a sufrir, se acercaron al tribunal vestidos de ritos tradicionales y pronunciar determinadas formu- luto para exigir venganza ( 14). l~s ( 11 ). En Plauto se encuentra la historia de un apare- · En las ciudades antiguas la leY infligfa a los grandes Cido: es un alma forzosamente errante por haber ente- culpables un castigo reputado de terrible, Ia privacion rrado el cuerpo sin observar los ritos. Suetonio refiere de sepultura ( 15 ). Asi se castigaba al alma misma y se que enterrado el cuerpo de Caligula, sin realizarse Ia le infligia un suplicio casi eterno. ceremonia funebre, su alma anduvo errante y se mos- Conviene observar que entre los antiguos se ha ·esta- tro a los vivos, hasta el dia en que se decidieron a des- blecido otra opinion sobre la mansion de los muertos. enterrar el cuerpo y a darle sepultura segun las re- Se han figurado una region, tambien subterranea, pero glas (1 2 ). Estos dos ejemplos demuestran que efecto se infinitamente mayor que la tumba, donde todas las atribuia a los ritos y a las formulas de Ia ceremonia almas, lejos de su cuerpo, vivian juntas, y donde se les funebre. Puesto que sin ellos las almas permanecian discernian penas y recompensas, segun la conducta que errantes y se aparecian a los vivos, es que por ellos se el hombre habia observado durante su existencia. Pero fijaban y encerraban en las tumbas. Y asi como habia los ritos sob11e las sepulturas, tales como los hemos des- .formulas que poseian esta virtud, los antiguos tenian crito, estim en manifiesto desacuerdo con esas creen- otras con Ia virtuq contraria: Ia de evocar las almas y cias: prueba cierta de que en la epoca en que se esta- hacerlas surgir momentaneamente del sepulcro. blecieron esos ritos aun no se creia en el Tartaro y en Puede verse en los escritores antiguos como estaban los Campos Eliseos. La primera opinion de esas anti- atormentados los hombres por el temor de que tras su guas generaciones fue que el ser humano vivia en la muerte no se observasen los ritos. Era esta una fuente tumba; que el alma no se separaba del cuerpo, y que de agudas inquietudes ( 18 ). Se temia menos ala muerte permanecia fija en esa parte del suelo donde los huesos que a Ia privaci6n de sepultura. Y cs que se trataba estaban enterrados. Ademas, el hombre no tenia que del reposo y de Ia fclicidad etcrna. No dcbemos de sor- rendir ninguna cuenta de su vida anterior. Una vez en prendernos mucho al vcr que, tras una victoria por la tumba, no tenia que esperar recompensas ni supli- mar, lo~ atenicnscs hicieran pcrecer a sus generales, cios. Opinion tosca, indudablemente; pero que es la que hab1an desdeiiado enterrar a los muertos. Esos ge- infancia de la nocion de una vida futura.
  • 8. 18 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. I. CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y LA MUERTE 19 El ser que vivia bajo tierra no estaba bastante eman- parte en la.s comidas funebres de que los muertos se cipado · de la humanidad para no tener necesidad de nutren !" ( 21 ). Las burias de Luciano atestiguan que aliento. Asi, ciertos dias del afio se llevaba comida a estas costumbres aun duraban en su tiempo: "Piensan cada tumba (16). los hombres que las almas vienen de lo profunda por la Ovidio y Virgilio nos han dejado ia descripcion de comida que se les lleva, que se regalan con el humo de esta ceremonia, cuyo ernpleo se habia conservado in- las viandas y que beben el vino derramado sobre la tacto hasta su epoca, aunque las creencias ya se hubie- fosa" (2 2 ). Entre los griegos habia ante cada tumba un sen tranformado. Dicennos que se rodeaba Ia tumba de emplazamiento destinado a la inmolacion de las victi- grandes guirnaldas de hierba y flores, que se deposita- mas y a Ia cocci on de su carne ( 23). La tumba romana ban tortas, frutas, sal, y que se derramaba leche, vino tambien tenia su culina, especie de cocina de un genero y a veces sangre de victimas (17). particular y para el exclusive uso de los muertos ( 24 ). Nos equivocariamos grandemente suponiendo que Cuenta Plutarco que tras la batalla de Platea los gue- esta' comida funebre solo era una especie de conmemo- rreros muertos fueron enterrados en Iugar del com- racion. El alimento que la familia llevaba era realmente bate, y los plateos se comprometieron a ofrecerles cada para el muerto, para el exclusivamente. Prueba esta que nilo cl banquete funebre. En consecuencia, el dia del la leche y el vino se derramaban sobre la tierra de la Hllivonmrio se dirigian en gran procesion, conducidos . tumba; que se abria un aguJero para que los alimentos pot• HIIH pr·imcros magistrados, al otero donde reposa- solidos llegasen hasta el muerto; que, si se inmolaba l.utll lo:~ tttii<'I'LOH. Ofrocfanles leche, vino, aceite per- una victima, toda la carne se quemaba para que ningun ltllttt'H .Y II•H lntttolnhnn una victima. Cuando los ali- vivo participase de ella; que se pronunciaban ciertas "'""toH "' lnllltll .va Hobr In tumba, los plateos pro- formulas consagradas para invitar al muerto a comer lltlltdnbllll una J6nn11la invocando a los muertos para y heber; que, si la familia entera asistia a esta comida, quo ucuc.licson a esta comida. Todavia se celebraba ·esta ni siquiera ella tocaba a los alimentos; que, en fin, al ccremonia en tiempo de Plutarco, que pudo ver el 6009 retirarse, se tenia gran cuidado en dejar una poca de aniversario ( 25 ). Luciano nos dice cual es la opinion que leche o torta en los vasos, y que era gran impiedad en ha engendrado todos esos usos. "Los muertos escribe un vivo tocar a esta pequefia provision destinada a las se nutren de los alimentos que colocamos en tu tumb~ necesidades del muerto. y beben el vino que sobre ella derramamos; de modo Estas antiguas creencias han perdurado mucho tiem- que un muerto al que nada se le ofrece esta condenado po y su expresion se encuentra todavia en los grandes a hambre perpetua" (26). escritores de Grecia. "Sobre la tierra de la tumba, dice He ahi creencias muy antiguas y que nos parecen Ifigenia en Euripides, derramo la leche, la miel, el vino, . ?ien ~alsas y ridiculas. Sin embargo, han ejercido su pues con esto se alegran los muertos" (1 8 ) .-"Hijo de lm~erw sobre el hombre durante gran numero de gene- Peleo, dice Neptolemo, recibe el brebaje grato a los racwnes. Han gobernado a las almas, y muy pronto muertos; ven y bebe de esta sangre" (1 9 ). Electra vierte veremos que han regido a las sociedades, y que la ma- las libaciones y dice: "El brebaje ha penetrado en la yor parte de las instituCiones domesticas y sociales de tierra; mi padre lo ha recibido" ( 20). Vease la oracion los antiguos emanan de esa fuente. de Orestes a su padre muerto: "i Oh, padre mio; si vivo recibiras ricos banquetes; pero si muero no tendras tu
  • 9. CAPITULO II EL CULTO DE LOS MUERTOS Estas creencias dieron muy pronto Iugar a reglas de conducta. Puesto que el muerto tenia necesidad de ali- mento y bebida, se concibi6 que era un deber de los vivos el satisfacer esta necesidad. El cuidado de llevar a los muertos los · alimentos no se abandono al capricho o a los sentimientos variables de los hombres; fue obli- gato.rio. Asi se instituyo toda una religion de la muerte, cuyos dogmas han podido extinguirse prestamente, pero cuyos ritos han durado basta el triunfo del cris- tianismo. Los muertos pasaban por seres sagrados ( 27 ). Los an- tiguos les otorgaban los mas respetuosos epitetos que podian encontrar; llamabanles buenos, santos, · bien- aventurados ( 28 ). Para ellos tenian toda la veneracion que el hombre puede sentir por la divinidad que ama o teme. En su pensamiento, cada muerto era un dios (2 9 ). Esta especie de apoteosis no era el privilegio de los grandes hombres; entre los muertos no habia distincion. ·Ciceron dice: "Nuestros antepasados han querido que los hombres que habian salido de esta vida se contasen en el numero de los dioses'' (3°). Ni siquiera era necesa- rio haber sido un hombre virtuoso; el malo se convertia en dios como el hombre de bien : solo que en esta se- gunda existencia conservaba todos los malos pensa- mientos que habia tenido en la primera (31). Los griegos daban espontaneamente a los muer-tos el nombre de dioses subterrane<fs. En Esquilo, un hijo invoca asi a su padre muerto: "i Oh, tu, que eres dios bajo la tierra!" Euripides dice, hablando de Alcestes:
  • 10. ' 22 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. 11. EL CULTO DE LOS MUERTOS 23 "Cerca de su tumba el viajero se detendra para decir: Este culto era identico en 1a India que en Grecia .e Este es ahora una divinidad bienaventurada" (32). Los Italia. El indo debia de suministrar a los manes la co- romanos daban a los muertos el nombre de dioses Ma- mida, Hamada sraddha. "Que el jefe de la casa haga el nes. "Dad a los dioses Manes lo que se les debe, dice iraddha con ar:roz, leche, uvas, frutas, para atraer sabre Cicer6n; son hombres que han dejado la yida; tenedles si la benevolencia de los manes". El indo crefa que en por seres divinos" (33). el memento de ofrecer esta comida funebre, los manes de los antepasados venfan a sentarse a su lado y toma- Las tumbas eran los templos de estas di'vinidades. ban el alimento que se les presentaba. Tambien crefa I Por eso ostentaban la inscripci6n sacramental Dis.Ma- que este banquete comunicaba a los muertos gran rego- nibus, y en griego (:il>o'L~ xBov(ot~. Significaba esto que el cijo: "Cuando el sraddha se hace segun los ritos, los l dios estaba enterrado, Manesque Sepulti, dice Virgi- lio ( 34 ). Ante la tuma habfa un altar para los sacrifi- antepasados del que ofrece la comida experimentan una satisfacci6n inalterable';. ( 37 ). cios, como .ante los templos de los dioses (35). Asf, los arias de Oriente han pensado en su ·origen 1o I Este culto de los muertos se encuentra ·entre los he- mismo que los de Occidente a proposito del misterio del lenos, entre los Iatinos, entre los sabinos (36), entre los destino tras la muerte. Antes de creer en 1a metemps1- etruscos; se le encuentra tambh~n entre los arias de la cosis, que presuponfa una distincion absoluta entre el India. Los himnos del Rig Veda hacen de el mencion. alma y el cuerpo, han crefdo en la existencia vaga e El libro de las Leyes de Manu habla de ese culto como indecisa del ser humano, invisible, pero no inmaterial, del mas antiguo que los hombres hayan profesado. En que reclamaba de los mortales alimento y bebida. ese libra se advierte ya que la idea de la metempsicosis El indo, cual el griego, consideraba a los muertos I ha pasado sobre esta antigua creencia: todavia antes como seres divines que gozaban de una existencia se establecio la religion de Brahma, y, sin embargo 1:Jienaventurada. Pero existia una condicion para su fe- .J bajo el culto de Brahma, bajo la doctrina de la metem~ licidad: era necesario que las ofrendas se les tributasen psicosis, la religi6n de las almas de los antepasados sub- regularmente por los vivos. Si se dejaba de ofrecer el siste viva e indestructible, obligando al redactor de las sraddha a un muerto, el alma hufa de su apacible man- Leyes de Manu a contar con ella y aun a admitir sus sion y se convertfa en alma errante que atormentaba a prescripciones en el libro sagrado. No es la menor sin- los vivos; de suerte que si los manes eran verdadera- gularidad de este libra tan extrafio el haber conservado mente dioses, solo lo eran mientras los vivos les hom·a- las reglas referentes a esas antiguas creencias, cuando ban con su culto (88). evidentemente se ha redactado en una epoca de creen- Los griegos y romanos profesaban exactamente las cias muy opuestas. Esto prueba que se necesita mucho mismas opiniones. Si se cesaba de ofrecer a los muer- tiempo para que las creencias humanas se transformen, tos Ia comida funebre, los muertos salian en seguida de y todavia se necesita mas para que las practicas exte- . sus tum bas; sombras errantes, se les oia gemir en la riores y las leyes se modifiquen. Hoy mismo, pasados noche silenciosa, acusando a. los vivos de su negligen- tantos siglos y revoluciones, los indos siguen tributan- cia impfa; procuraban castigarles. les enviaban enfer- do sus ofrendas a los antepasados. Estas ideas y estos medades o her1an al suelo de esterilidad. En fin, no de- I · ritos es lo que hay de mas antiguo en la raza indo- jaban ningun reposo a los vivos hasta el dia en que se europea, y es tambien lo que ·hay de mas persistente. les restablecfa la comida funeb~e ( 39 ). El sacrificio, la II II
  • 11. 24 I,m. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. II. EL CULTO DE LOS MUERTOS 26 ofrenda del sustento y la libaci6n, les hacfan volver a sentimiento religioso. Qufza en presencia de la muerte la tumba y les devolvfan el reposo y los atributos divi- ha sentido el hombre por primera vez 'la idea de lo so- nos. _EI hombre quedaba entonces en paz con ellos (40). brenatural y ha querido esperar mas alia de lo que veia. Si el muerto que se olvidaba era un ser malhechor, La muerte fue el primer misterio, y puso a los hombres el que se honraba era un dios tutelar, que amaba a los en el camino de los demas misterios. Ella elev6 su pen- que le ofrecfan el sustento. Para protegerlos seQ"uia to- samiento de lo visible a lo invisible, de lo transitorio a mando parte en los negocios humanos, y en ellos des- lo eterno, de lo humano a lo divino. empefiaba frecuentemente su papel. Aunque muerto, sabia ser fuerte y activo. Se le imploraba; se solicitaba su ayuda y sus favores. Cuando pasaba ante una tum- I ba, el caminante se paraba y decfa: "i Tu, que eres un dios baj 0 tierra, seme propicio !" ( 41). Puede .iuzgarse de Ia influencia que los antiguos atri- bufan a los muertos por esta suplica que Electra dirige a los manes de su padre: "i Ten piedad de mi y de mi hermano Orestes; hazle volver a este pais; oye mi rue- go, oh, padre mio, atiende mis votos al recibir mis liba- ciones !" Estos dioses poderosos no s61o otorgan los bienes materiales, pues Electra afiade: "Dame un cora- z<)n mas casto que el de mi madre; y manos mas pu- ras" ( 42 ). Tambien el indo demanda a los manes "que . el numero de los hombres predomine bastante en su familia y que haya mucho para dar". Estas almas humanas, divinizadas por Ia muerte, eran Io que los griegos llamaban demonios o heroes (43). ·Los Iatinos les dieron el nombre de Lares, Manes (44), Ge- nios. "Nuestros antepasados, dice Apuleyo, han creido que cuando los Manes eran malhechores debia de lla- marseles Larvas, y los denominaban Lares cuando eran benevolos y propicios" (45 ). En otra parte se lee: "Genio · y Lar es el mismo ser; asi lo han creido nuestros ante- pasados" ( 46 ), y en Cicer6n : "Lo que los griegos llama- ban Demonios, nosotros denominamos Lares" (47). Esta religion de los muertos parece ser la mas anti- gua que haya existido entre esta raza de hombres. An- tes de concebir y de adorar a Indra o a Zeus, el hom- pre ador6 a los muertos; tuvo miedo de ellos y les dirigi6 sus preces. Por ahi parece que ha comenzado el
  • 12. I CAPITULO III EL FUEGO SAGRADO I La casa de un griego o de un romano encerraba un I altar: en este altar tenia que haber siempre una poca de ceniza y carbones encendidos ( 48 ). Era obligacion sa- i grada para el jefe de la casa conservar el fuego dia y noche. j Desgraciada de la casa don de se extinguia! To- das las noches se cubrian los carbones con ceniza para cvitar que se consumiesen enteramente; al levantarse, C'l primer cuidado era reaviva:r ese fuego aiimentandolo eon nlg-unnA rtHtillas. El fuego no cesaba de brillar en el allm· hnHLa quo la fnmilia perecia totalmente: hogar exth1to, fnmilin. c ·tinguida, eran expresiones sin6nimas entre los antiguos ( 49). Es manifiesto que esta costumbre de conservar pe- rennemente el fuego del altar se relacionaba con una antigua creencia. Las reglas y los ritos que a este pro- p6sito se observaban demuestran que no era esa una costumbre insignificante. No era licito sustentar ese fuego con cualquier clase de madera: la religion distin- guin entre los arboles las especies que podian emplear- se en este uso y las que era impio utilizar ( 50 ). La reli- gion tambien prescribfa que este fuego debia conser- varse siempre puro (51) ; lo que significaba, en sentido literal, que ninguna cosa sucia podia echarse en el -fue- go, y, en sentido figurado, que ningun acto culpable debfa realizarse en su presencia. Habfa un dia del afio, que entre los romanos era el 1q de mayo, en que cada familia tenia que extinguir su fuego sagrado y encen- I der otro inmediatamente ( 52 ). Pero para obtener el nue- vo fuego era preciso observar escrupulosamente algunos ritos. Habia que preservarse sobre todo de emplear el
  • 13. J,IB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. III. EL FUEGO SAGRADO 29 p~dernal hiriendolo con el hierro. Los unicos procedi- como yo, sino que en el seno de la felicidad consumen mielltos permitidos eran concentrar en un punto el ca- una larga existencia" (57 ). El hogar enriquecfa la fami- lor ~e los rayos solares 0 frotar rapidamen'te dos trozos lia. Plauto, en una de sus comedias, lo representa mesu- de c1e_rta madera hasta hacer brotar Ia chispa (53). Es- rando sus dones conforme al culto que se le tributa {58 ). ta~ ?~ferentes regl~s prueban sufici(mtemente <iJ.Ue,. en Los griegos le llamaban dios de la riqueza x-r~ow~ (59). opnuon de los anbguos, no se trataba de producir o El padre lo invocaba en favor de sus hijos, implorando conservar solamente un elemento util y agradable: aque- que "les otorgase la salud y abundantes bienes" (6°). En llos hombres veian otra cosa en el fuego que ardfa en el infortunio, el hombre se atenfa a su hogar y le acu- sus altares. - saba; en la felicidad le rendia gracias. El sol dado que El, fuego ten fa alg-o de divino; se le adoraba, se le tornaba de Ia guerra se le mostraba agradecido por ha- rend1a un culto verdadero. Se le ofrendaba cuanto se ber escapado a los peligros. Esquilo nos representa a ~uz~aba qu.e podia ser grato a un dios: flores, fr~tas, Agamen6n vuelto de Europa, feliz, cubierto de gloria: mc:enso, vmo ( 54 ). Se solicitaba su pr otecci6n, se Ie no es a Jupiter al que va a tributar gracias; no es a un cre1a poderoso. Se le dirigian f:r:ecuentes oraciones para templo donde va a manifestar su alegria y su agradeci- alcanzar de el esos eternos obietos de los anhelos burna- miento: el sacrificio de acci6n de gracias lo ofrece al nos: salud, riqueza, felicidad. Una de esas oraciones hogar que esta en su cas a (61 ) • J a mas salia el hombre que se nos ha conservado en la colecci6n de los himnos de su morada sin dirigir una oraci6n a su hogar; a la 6rficos, esta concebida asf: "i Hogar, conservanos siem~ vuelta, antes de ver a su mujer y de abrazar a sus hijos, pre florecientes, dichosos siempre; oh, tu, que·eres eter- debia de inclinar se ante el hogar e invocarlo (62). n?, bello: siempre joven, tu que sustentas, tu que eres El fqego del hogar er a, pues, la Providencia de la rico, rec1be con pronicio coraz6n nuestras ofrendas y familia. Su culto resultado muy sencillo. La primer re- danos en retorno la felicidad y la salud que es tan dul- gia era que hubiese siempre en el altar algunos carbones ce!" ( 55 ). Asi se veia en el hog-ar a un' dios bienhechor encen_ didos, pues si el fuego se extinguia, era un dios que conservaba la vida del hombre, a un dios rico que Ie quien cesaba de existir. A ciertas horas del dia se colo- sustentaba con sus dones, a un dios fuerte que protegfa caba en el hogar hierbas secas y maderas; el dios se la casa Y la familia. Ante un peligro, se buscaba refu~rio manifestaba entonces en una llama ardiente (63). Se le a su lado. Cuando es asaltado el palacio de Prfamo, He- ofrecian sacrificios, pues la esencia de todos los sacri- cuba ar~astra al viejo rey hasta ei hogar: "Tus armas ficios consistfa en conservar y reanimar el fuego sagra- ' no podran defenderte, le dice ella; pero este altar nos do; en nutrir y fomentar el cuerpo del diol'!. Por eso se pro_egera a todos" (56). t le ofrecia la le:fia ante todo; por eso se derramaba en se- Vease a Alcestes, que va a morir dando su vida por guida en el altar el ardiente vino de Grecia, el aceite, salvar a su esposo. Acercandose al hogar Io invoca en el incienso, la grasa de las victimas. El Dios recibia estas ~stos terminos : "i Oh, divi!Jidad, senora de esta casa, ofrendas, las devoraba; satisfecho y radiante, se aJzaba ~sta :s la postrera vez que ante ti me inclino y te diri- sobre el altar e iluminaba con sus rayos· al adorador (64). JO m1s ruegos, pues voy a descender donde estan los Este era el momento de invocarlo: el himno de la ora- muertos. Vela por mis hij os, que no tendran madre· cion brotaba del coraz6n de los hombres. concede a mi hijo una tierna esposa, y a mi hija un no~ La comida era el acto religioso por excelencia. El dios ble esposo. Permite que no mueran antes de Ia edad, presidia. El era quien habia cocido el pan y preparado WII
  • 14. 30 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. III. EL FUEGO SAGRADO 31 65 los alimentos ( ) ; por eso se le consagraba una oraci6n te". Los indos, como los griegos y romanos, se repre- al empezar y otra al condu.iir la comida. Antes de co- sentaban a los dioses, no solo avidos d.e honores y res- mer se depositaba en el altar las primicias del alimen- peto, pero tambien de bebida y de ahmento. El hom- to; antes de heber se derramaba Ia libaci6n del vino. bre se creia obligado a satisfacer su hambre Y su sed Era esta Ia parte def dios. Nadie dudaba de que estu- si queria evitar su colera. viese presente, ni de que comiese y bebiese; ;, pues no se veia, en verdad, aumentar Ia llama como si se hu- Entre los indos suele Ilamarse Agni esta divinidad biese nutrido de los alimentos ofrecidos? La comida se del fuego. El Rig-Veda contiene gran cantidad de him- compartia asi entre el hombre y el dios: era una ce- nos que se le han dedicado. Dicese en uno de ellos : remonia santa por Ia que entraban en mutua comu- "i Oh, Agni, eres la vida, el protector del hombre! ... nion ( 66 ) • An tiguas creencias, que a la larga des a pare- 1Por premio de nuestras alabanzas otorgas al padre ~e cieron de los espiritus, pero que tambien dejaron du- familia que te implora la gloria y la riqueza!. . . Agm; rante mucho tiempo usos, ritos, formas del lenguaje de eres un defensor y un padre; te debemos la vida, somos que ni el incredulo podia liberarse. Horacio, Ovidio, tu familia!" Asi, el fuego del hogar es como en Grecia Juvenal, aun comian ante su hogar, hacian la liba- un poder tutelar. El hombre le demanda la abundancia: cion y oraban (67). "Haz que la tierra sea siempre liberal .para nosotros". El culto del fuego sagrado no pertenece exclu.siva- Lo implora la salud: "Que goce largo tiemp?, de la l~z, mente a las poblaciones de Grecia e Italia. Se le en- y quo lloguc a la vejez como el s.ol ~ su ocaso : Tamb1en cuentra en Oriente. Las Leyes de Manu, en Ia redaccion lo pid · Jn Hnl>iduria: "i Oh, Agn~, tu colocas en la b~ena que ha llegado hasta nosotros, nos muestran la religion sondn ul hombre que se extrav16 en la mala ... ~1 he- de Brahma completamente establecida y aun propensa mos cometido alguna falta, si hemos marchado leJOS de a declinar; pero han conservado vestigios y restos de ti, perdonanos !" Como en Grecia, e.st; fuego del hogar una religion mas antigua, Ia del hogar, que el culto de era esencialmente puro, se le proh1b1a severamente al Brahma habia relegado a segundo termino, pero no des- brahman de echar en el nada sucio y hasta de calentar- truido. El brahman tiene su hogar, que debe conser- se los pies ( 68). Como en Grecia, el hombre culpable no var noche y dia. Cada manana y cada tarde lo alimen- podia acercarse a su }logar antes de purificarse de la ta con lena; pero, como entre los griegos, tenia que mancha. ser con lena de ciertos arboles indicados por la religion. Es gran prueba de la antigiiedad de esas creencias y Como los griegos y los italianos le ofrecen vino, el indo practicas encontrarlas ala vez entre los ho~bres d~ la.s le vierte el licor fermentado· que denomina soma. La costas del Mediterraneo y entre los de la penmsula mdl- comida tambien es acto religioso, y los ritos est{m des- ca. Seguramente que los griegos no han re~ibido esta critos escrupulosamente en las Leyes de Manu. Se de- religion de los indos, ni los indos de los gr1egos. Pe;o dican oraciones al hogar, como en Grecia; se le ofrece los griegos, los italianos, los indos per~enecen a un~ ~Is­ las primicias de Ia comida, arroz, manteca, miel. Dicen rna raza•· sus antepasados, en una epoca remobs1ma, esas Leyes : "El brahman no · debe comer del arroz de habian vivido juntos en el Asia central. Alii es donde la nueva cosecha antes de ofrecer las primicias al hogar. primitivamente habian concebido esas creencias y esta- Pues el fuego sagrado esta avido de grano, y cuando no blecido esos ritos. La religion del fuego sagrado data, se le honra devora la existencia del brahman negligen- pues, de la epoca lejana y obscura en que aun no habia
  • 15. .. · il2 r,IB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. III. EL FUEGO S:AGRADO 33 griegos, ni italianos, ni indos, y en que solo habia arias. Los simbolos de esta religion se modificaron en el I! Cuando se, separaron _las tribus cada una transporto ese culto: estas a las nberas del Ganges, las otras a las curso de las edades. Cuando las poblaciones de Grecia e Italia adquirieron el habito de representarse a sus costas del Mediterraneo. Mas tarde esas tribus, que se dioses como personas y de dar a cada cual un nombre separaron y ya no m,antuvieron relaciones entre sf,,ado- propio y una ferma humana, el viejo culto del hogar raron a Brahma unas, otras a Zeus, a Jano otras: cada sufrio la ley comun que la inteligencia humana imponia grupo se forjo sus dioses. Pero todas han conserva- durante este periodo a toda religion. El altar del fuego II do com_o legado an~iguo la religion primitiva que habian sagrado fue personificado, se le llamo e<rtla, Vesta; el II, conceb1do y practicado en la cuna comun de su raza. nombre fue identico en latin que en griego, y no fue . Si la existencia de este culto entre todos los pueblos otra cosa en puridad que el nombre por media del cual· II md?-~_uropeos no demostrase suficientemente su alta an~Igyedad, se encontrarian otras pruebas en los ritos se designaba en la lengua comun y primitiva un altar. Por un procedimiento bastante ordinaria, del nombre re!I~I?sos de los griegos y romanos. En todos los sa- li I~ cnficiOs, aun en los que se hacian en honor de Zeus o ~tenea, siempre se dirigia al hagar la primer invoca- comun se hizo un nombre propio. La leyenda se forj6 poco a poco. Se represento a esta divinidad con rasgos de mujer, porque la palabra que designaba el altar per- CIO!!- ( 69 ). Toda oracion a un ?ios, cualquiera que fuese, tcnccia al genera femenino. Se llego basta representar tema que comenzar y conclmr con otra oracion al ha- Nil.n diomt por media de estatuas. Pero jamas se pudo gar (7°). El primer sacrificio que toda la Grecia ofrecio l.Jorrm· In huella de la creencia primitiva, segun la cual ~n Oli~pia fue para el hagar, el segundo para Zeus (71). · cHta cliviuida<l era, A ncillnmente, el fuego del altar, y rambien en Roma la primer adoracion era ·si~mpre para el mismo Ovidio se vc ol.Jligado a convenir que Vesta V:esta, que no. ~r:: otra cosa que el hagar (72) . Ovidio no era otra cosa que una "llama viviente" ( 78 }. dice de esta divLmdad que ocupa el pTimer Iugar en las Si comparamos el culto del fuego sagrado con el practicas religiosas de los hombres. Asf leemos tambien culto de los muertos, de que hemos hablado hace poco, e? los himnos del Rig-Veda: "Antes que a los demas surge estrecha relacion entre ellos. dwses es necesario invocar a Agni. Pronunciaremos su Observemos, ante todo, que el fuego conservado en nombre venerable antes que el de los otros inmortales. el hagar no significa en el pensamiento de los hom- i Oh, Agni, sea quien quiera el dios que honremos con bres el fuego de Ia naturaleza material. Lo que en el se nuestro sa~rificio, siempre a ti se dirige el holocausto !" ve no es el elemento puramente fisico que calienta o Es, pues, cierto que en Roma durante el tiempo de Ovi- que aTde, que transforma a los cuerpos, funde los me- dio~ en la lndi~ con los brahmanes, el fuego del hogar tales y se convierte en poderoso instrumento de Ia in- te,m~ preferencia sabre todos los otros dioses; no es que dustria humana. El fuego del hagar es de muy distinta Jupiter. y Brahma dejasen de haber adquirido mucha naturaleza. Es fuego puro que s6lo se crea con ayuda mayor Importancia en la religion de los hombres· pero de ciertos ritos y se conserva con cierta especie de ma- s~ tenia presente. que el fuego del hagar era muy' ante- dero. Es fuego casta : la union ·de los sexos ha de reali- riOr a aquellos dwses. Desde bacia muchos siglos habia zarse lejos de su presencia (7 4 }. No s6lo se le demanda adquirido el primer termino en el culto, y los 'dioses la riqueza y Ia salud; se le ruega tambien para obte- mas modernos y mas grandes no habfan pod!do despo- ner Ia pureza del coraz6n, Ia templanza, Ia sabidurfa. I! seerlo de esa primacia. "Haznos ricos y florecientes, dice un himno 6rfico, haz- I.
  • 16. 84 Jl.IB. r. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. III. EL FUEGO SAGRADO • nos sabios y castos". El fuego del hogar es, pues, una ,., H,todo esto se confundia (75). Se observa en dos Pa- especie de ser moral. Es cierto que brilla, que calienta, rm.leH de Plauto y Columela, que en ellenggaje ordinario que cueee el alimento sagrado, pero al mismo tiem:po Mt clccia indiferentemente hogar o Lar domestico; y tien:e un pensarniento, uha concie:ncia; concibe los de- l.nmbien se ve .en Ciceron que no se diferenciaba el heres y vela para que se realicen. Se le diria hombre, hogar de los .Penates, ni los Penates de los dioses La- pues posee del hombre la doble naturaleza: fisicamente, r·oH ( 76) • En Servio leemos : "Los antiguos enten dian resplandece, se mueve, vive, procura la ahundancia, pre- por hogares a los dioses Lares; asi, Virgilio ha podido para la comida, sustenta at cuerpo; rnoralmente, tiene OHcribir indistintamente· lo mismo hogar por Penates sentimientos y afectos, concede al hombre la pureza, que Penates por hogar" ( 77 ). En un pasaje famoso de prescribe lo bello y lo bueno, nutre al alma. Puede de- In Eneida, Hector dice a Eneas que va a entregarle los cirse que conserva la vida humana en la doble serie Penates troyanos y le ofrece el fuego del hogar. En otro de sus manifestaciones. Es a la vez fuente de la ri- pasaje Eneas invoca a estos mismos dioses, llamandolos queza, de la salud, de la virtud. Es, en verdad, el dios n la vez Penates, Lares y Vesta (7 8 ). de la naturaleza humana. Luego, cuando .este culto ha Y a hemos visto antes que lo llamado por los anti- quedado relegado a segundo termino por Brahma o por guos Lares o Heroes no era otra cosa que el alma de les Zeus, el fuego del hogar ha persistido en lo que tiene muertos, a la que el hombre atribuia un poder sobre- de divino mas accesible al hombre: ha sido su interme- humano y divino. El recuerdo de- uno de estos muertos diario con los dioses de la naturaleza fisica; se ha en- sagrados se asociaba siempre al hogar. Adorando a uno cargado de conducir al cielo la oracion y la ofrenda del no podia olvidarse al otro. Estaban asociadas en el res- hombre y de aportar al hombre los favores divinos.- peto de los hombres y en sus preces. Cuando los descen- Todavia despues, cuando se forjo de este mito del fue- dientes hablaban del hogar recordaban, naturalmente, go sagrado la gran Vesta, Vesta fue la diosa virgen, el nombre del antepasado: "Abandona este sitio, dice que no representa en el mundo la fecundidad ni la for- Orestes a Helena, y acercate al antiguo hogar de Pelo- taleza : fue el orden, pero no el orden riguroso, abs- pe para oir mis palabras ( 79 ). Lo mismo Eneas, hablan- tracto, matematico, la ley imperiosa y fatal, &vd.yx'l)., que do del hogar que transporta al traves de los mares, lo se advierte muy pronto en los fenomenes de la natura- designa con el nombre de Lar de Assaraco, cual si en leza fisica. Fue el orden moral. Se la concibe como una este hogar viese el alma de su antepl:).sado. especie del alma universal, que regula los movimientos El gramatico Servio, instruidisimo en las antigtieda- diversos de los mundos, como el alma humana dicta la: des griegas y romanas (se le estudio en su tiempo mu- regia en nuestros organos. cho mas que en el de Ciceron) , dice que era costumbre Asi se entreve el pensamiento de las generaciones muy antigua enterrar .los muertos en las casas, y ana- primitivas. El principia de este culto radica fuera de la de : "Por consecuencia de esta costumb:re, tambit3n se naturaleza fisica y se encuentra en este pequefio mun- honra en las casas a los Lares y a los Penates" ( 80 ). do misterioso, que es el hombre. Esta frase establece claramente una antigua relaci6n Esto nos conduce al culto de los muertos. Ambos entre el culto de los muertos y el hogar. Se puede, pues, son de la misma antigtiedad. Tan intimamente estaban pensar que el hogar domestico solo ha sido, en su ori- asociados, que la creencia de los antiguos hacia de ellos gen, el simbolo del culto de los muertos; que bajo Ia una sola religion. Hogar, Demonios, Heroes, dioses La- piedra del hogar un antepasado descansaba; que el fue-
  • 17. 36 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS go se encendia alli para honrarle, y que este fuego pa- .. recia eonservar en el la vida o representaba a su alma siempre vigilante. ' Esto solo es una conjetura, pues nos faltan las prue- bas. Pero lo cierto es que las mas antiguas generacio- nes en Ia raza de que pl"oceden griegos y romanos han CAPITULO IV pr~f~~ado el culto de los muertos y del· hogar, antigua rehgwn que no buscaba sus dioses en Ia naturaleza fisi- LA RELIGION DOMESTICA ca, sino en el hombre mismo, y que tenia por objeto de adoracion al ser invisible que mora en nosotros, Ia Conviene no representarse esta religion como las que fuerza moral y pensante, que anima y gobierna nues- Ac han fundado andando el tiempo en Ia humanidad tro cuerpo. · mas civilizada. Desde hace muchos siglos el genero Esta religion no fue siempre igualmente poderosa so- humano solo admite una doctrina religiosa mediante bre el alma; se debilito poco a poco, pero no se extin- dos condiciones: pdmera, que le anuncie un dios unico; guio. Contemporanea de las primeras edades de Ia raza scgunda, que se dirija a todos los hombres y a todos aria, se ingirio tan profundamente en las entraiias de :;oa asequible, sin rechazar sistematicamente ninguna esta raza, que Ia brillante religion del Olimpo griego no da:;c ni raza. Pero la religion de los primeros tiempos fue suficiente para desarraigarla y se riecesito la veni- 110 Uonal.m ning·una de esas dos condiciones. No solo da del cristianismo. llO of'recfa n Jn adoraci6n de los hombres un dios unico; Pronto veremos cuan poderosa accion ha ejercido pcro ni :,iquicra sus dioses aceptaban la adoracion de esta religion en las instituciones domesticas y sociales todos los hombres. No se ofrecian como dioses del ge- de los antiguos. Fue concebida e instaurada en esa nero humano. Ni siquiera se parecian a Brahma, que epoca remota en que la raza buscaba sus instituciones era el de una nacion entera. En esta religion primitlva Y ha trazado la via por donde los pueblos han marcha- cada dios solo podia ser adorado por una familia. La do despues. religion era puramente domestica. Conviene aclarar este punto importante, pues sin eso no se comprenderia la estrechisima relacion establecida entre esas antiguas creencias y la constitucion de las familias griega y romana. El eulto de los muertos no se parecia en nada al que los cristianos tributan a los santos. Una de las prime- ras reglas que aquel culto era que cada familia solo po- dia rendir culto a los muertos que le pertenecian por ' la sangre. Los funerales solo debian celebrarse reli- giosamente por el pariente mas proximo. Cuanto a la comida funebre que en seguida se renovaba en epocas determinadas, solo la familia tenia derecho de asistir a elias, y se excluia severamente al extraiio ( 81 ). ,Se creia que el muerto solo aceptaba la ofrenda de manos de ~... Mt~'!!!Mtfilll•ii!IIUftl!it<uU!IIii!HI... ....................- -!111-··.l"""' •.J""---------......uc......-.~-~~-------·-----~----_;- Hllli!OIIMMI 0 .. ll"
  • 18. ' ' .,;.. CAP. IV. LA RELIGI6N DOMESTICA 39 38 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS los suyps, s6lo amaba el culto de sus descendientes. La la tumba los dias prescritos, el antepasado se convertia presencia de un hombre que no pertenecia a la familia · entonces en un dios protector. Hostil a los que no des- turbaba el reposo de los Manes. Por eso la ley prohibfa cendfan de el, rechazandolos de sli tumba, castigando- , que el extranjero se acercase a una tumba (82). Tocar los con enfermedades si a ella se acercaban, era para ~on ,el pie, aun por descuido, una sepultura, era acto lo suyos bueno y propicio. ' 1mp1o, a consecuencia del cual era preciso aquietar al Entre los vivos y los muertos de cada familia existia muerto_ y purifi_carse' a sf mismo. La palabra con que un cambio perpetuo de buenos oficios. El antepasado l~s a?tlguos des1~naban el culto de los muertos es signi- recibfa de sus descendientes la serie de banquetes fune- ficativa: los gnegos decfan :n:a-rgtd.tELV (83), los Iatinos / bres, esto es, los unicos goces de que podia disfrutar en parentare. Es que cada cual solo dirigia la oracion y la su segunda vida. El descendiente recibia del antepasa- ofrenda a sus padres ( 84 ). El culto de los muertos era do la ayuda y la fuerza que necesitaba en esta. El vivo verdaderamente el culto de los antepasados (85). Aunque no podia prescindir del muerto, ni el muerto del vivo. mof~ndose de las opiniones del vulgo, Luciano nos lo De donde se establecia un lazo poderoso entre todas ~xphca cu~ndo dice: "El muerto que no ha dejado hi- las generaciones de una misma familia, formando una JOS no rec1be ofrendas y esta expuesto a hambre per- :wocictci6n eternamente inseparable. petua" ' (86). t Cnd:t familia tenia su tumba, donde los muertos des- En la India, como en Grecia, la ofrenda a un mu'erto solo_ podia dedicarse por sus descendientes. La ley de los mdos, como la ley ateniense, prohibfa admitir a un I 1'11111'111hnn ttnoH nl lndo de otros, siempre juntos. Los de In tni 1'1 tnn HII IIJ','I'O ddJfan ontcrrarse alli, y a ningun hom- 1m dt• diHti iiLn l'amilln. podia admitirscle (8 9 ). Alli se extrafio, por amigo que fuese, a la comida funebre. Tan <·Pldmtbnn laH cor monins y los aniversarios. Alli creia necesario era que estas comidas funebres las ofreciesen vcr cada familia a sus sagrados ascendientes. En tiem- l~s descendientes del muerto y no otros, que se supo- po nntiquisimo la tumba estaba en la misma propiedad ma que los Manes pronunciaban frecuentemente en su do la familia, en el centro de la habitacion, no lejos de 1>-m ansion este voto: "i Que nazcan sucesivamente de ln pucrta, "para que los hijos, dice un clasico, encontra- nuestra descendencia hijos que nos ofrezcan en toda la I Ho n HiC'mpro a sus padres al entrar o salir y le dirigie- sucesion de los tiempos el arroz cocido con leche la H<' II Ill lit invocaci6n" ( 90 ). Asi el antepasado permaneda miel y la manteca clarificada !" (87). ' •nt.r·o loH Huyos; invisible, pero presente siempre, conH- Siguese de aquf que en Grecia y Roma como en la .nuaba formando parte de la familia y de ella era el pa- India, el hijo tenia el deber de hacer las' libaciones y dre. Inmortal, dichoso, divino, se interesaba en lo que sacrificios a los Manes de su padre y de todos sus abue- los ( 88 ). Faltar a este deber era la impiedad mas grave hnbia dejado de mortal en la tierra; conocia sus necesi- que podia cometerse, pues la interrupcion del culto ba- dades, sostenia su flaqueza. Y el que aun vivia y traba- cia decaer a una serie de muertos y destruia Ia felici- jaba, el que, segun la expresion antigua, todavia no se dad. Tal negligencia no era menos que un verdadero habia librado de la existencia, ese tenia al lado a sus parricidio, multiplicado tantas veces como antepasados guias y sostenes: eran sus padres. En las dificultades habfa en la familia. invocaba su sabiduria antigua; en las tristezas implo- Si, al contrario, los sacrificios se realizaban siempre raba consuelo; en el peligro, ayuda; tras una falta, conforme a los ritos, y los alimentos se depositaban en perdon.
  • 19. 40 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS CAP. IV. LA RELIGI6N DOMESTICA 41 Sin duda que hoy nos cuesta gran trabajo el com- prender .que un hombre pueda adorar a su padre o quier extrafio, se trastornaba, se manchaba con su uni- ca mirada. a su antepasado. Hacer del hombre un dios, nos pa- rece el reverso de la religion. Nos es casi tan dificil Para esta religion domestica no habfa reglas unifor- comprender las antiguas creencias de esos hombres, mes, ni ritual comun. Cada familia poseia completa in- como a ellos les hubiese sido el representarse las nues- dependencia. Ningun poder exterior tenia el derecho de tras. regular su culto o su creencia. No existia otro sacerdo- te que el padre: como sacerdote, no reconocia ninguna Pero recordemos que los antiguos no poseian la idea jerarquia. El pontifice de Roma o el arconta de Atenas de la creacion; por eso el misterio de Ia generaci6n era podian informarse de si el padre de familia observaba para ellos lo que el misterio de la creacion para nos- todos los ritos religiosos, pero no tenian el derec~o de otros. EI genitor les parecia un ser divino y adoraban a su ascendiente. Preciso es que este sentimiento haya ordenarle la menor modificacion. Suo quisque ritu sacri- sido muy natural y potente, pues aparece como el prin- ficium faciat, tal la regia. absoluta ( 97 ). Cada fami- cipia de una religion en el origen de casi todas las so- lia tenia sus ceremonias propias, sus fiestas particula- res, sus formulas de orar y sus himnos (98). El padre, ciedades humanas: se le encuentra entre los chinos como entre los antiguos getas y escitas, entre 1as hor- unico interprete y unico pontifice de su religion, era el das de Africa como entre las tribus del Nuevo Mun- unico que podia ensefiarla, y solo podia ensefiarla a su do (91). hijo. Los· ritos, los termin0s de la oracion, los cantos, que formaban parte esencial de esta religion domestica, EI fuego sagrado, que tan estrechamente asociado eran un patrimonio, una propiedad sagrada, que la fa- estaba al culto de los muertos, tambien tenia por carac- . :m.ilia no compartia con nadie, y aun se le prohibia reve- ter esencial el pertenecer peculiarmente a caqa familia. lar al extrafio. Asi ocurria tambien en la India: "Soy Representaba ~los antepasados ( 92 ) ; era la providencia fuerte contra mis enemigos, dice el brahman, con los de la familia, 'y nada tenia de comun con el fuego de la cantos que conservo de mi familia y que mi padre me familia vecina', que era otra providencia. Cada hogar ha transmitido" (99). protegia a los suyos. Asi, la religion no residia en los templos, sino en la Esta religion estaba integramente encerrada en los casa; cada cual tenia sus dioses; cada dios solo prote- muros de la casa. El culto no era publico. AI contrario, gia a una familia y solo era dios en una casa. No pue- todas las ceremonias solo se realizaban entre la fami- de suponerse razonablemente que una religion de este lia ( 93 ). El hogar jamas se colocaba fuera de la· casa, ni earacter se haya revelado a los hombres por la imagi- siquiera cerca de la puerta exterior, donde el extrafio lo nacion poderosa de cualquiera de ellos o se les haya hubiese visto de sobra. Los griegos siempre lo coloca- enseiiado por una casta sacerdotal. Ha nacido espon- ban en un recinto ( 94 ), que lo protegia del contacto y taneamente en el espiritu humano; su cuna ha sido la aun de las miradas de los profanos. Los romanos lo familia; cada familia ha forjado sus dioses. ocultaban en medio de la casa. A todos estos dioses, Esta religion solo podria propagarse por la genera- Hogar, Lares, Manes, se les llamaba dioses ocultos o cion. El padre, dandole la vida al hijo, le daba al mismo dioses del interior ( 95 ). Para todos los actos de esta reli- tiempo su creencia, su culto, el derecho de alimentar el gion era indispensable el secreto, sacrificia occulta, dice hogar, de ofrecer la comida funebre, de pronunciar las Ciceron ( 96 ) ; si una ceremonia era advertida por cual- {6rmulas de la oraci6n. La generaci6n establecia un
  • 20. 42 LIB. I. CREENCIAS ANTIGUAS lazo misterioso entre el hijo que nacia a la vida y todos los dioses de la familia. Estos dioses eran su familia misma, OwL £yyeve"Lr;; eran su sangre, Oeol at!vaq.wL (100) : el hijo traia, pues, al nacer el derecho de adorarlos y ofrecerles los sacrificios ; como mas adelante, cuando la LIBRO II muerte lo hubiese divinizado a el mismo, tambien debia de contarseie a su vez entre estos dioses de la familia. LA FAMILIA Pero conviene observar la particularidad de que la religion domestica solo se propagaba de varon en varon. CAPITULO PRIMERO Procedia esto, sin duda, de la idea que los hombres se forj a ban de la generacion ( 101) . La creencia de las eda- des primitivas, tal como se Ia encuentra en los Vedas y LA RELIGION HA SIDO EL PRINCIPIO de ella se ven vestigios ·en todo el derecho griego y CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA romano, fue que el poder reproductor residia exclusiva- ANTIGUA mente en el padre. Solo el padre ponia el principia mis- terioso del ser y transmitia Ia chispa de vida. De esta I c0n el pensamiento nos transportamo~ antigua opinion ha resultado la regia de que el culto raciones de hombres, nos encontrare- domestico pasase siempre de varon a var6n, que la mu- hasta convivir con estas antiguas gene- jer solo participase en el por la mediacion de su padre mas en cada casa un altar, y en tor- o de su marido, y, en fin, que tras Ia muerte, no tuviese ,~ no del altar a Ia familia congregada. la mujer la misma parte que el hombre en el culto y las . Cada manana se reline para dirigir al ceremonias de la comida flinebre. Aun han resultado hogar las pr1meras oraciones, cada noche para invo- otras consecuencias gravisimas en el derecho privado carlo una postrera vez. En el decurso del dia tambien y en la constituci6n de la familia: mas adelante las s~ reline cerca de el para la comida, que se distribuye veremos. piadosamente luego de orar y :b.acer la libacion. En todos sus actos religiosos canta en comlin los himnos que sus padres le han legado. · Fuera de Ia casa, pero muy cerca, en el vecino cam- po, hay una tumba. Es la segunda mansion de esta fa• miiia. Alii reposan en comun varias generaciones de an!epasados: la muerte no los ha separado. Permanecen umdos en esta segunda existencia, y siguen formando una familia indisoluble. Entre la parte viviente y la parte muerta de la fami- lia, solo hay la distanci~ de algunos . pasos que separa la casa de la tumba. C1ertos dias determinados para cada cual por su religion domestica, los vivos se relinen cerca de los antepasados. Les llevan la comida flinebre les vierten la leche y el vino, depositan las tortas y Ia:~ ' ..
  • 21. -··- I 44 LIB. II. LA FAMILIA CAP •. I: LA RELIGI6N, PRINCIPIO D);j LA FAMILIA 45 frutas o queman en su obseqaio la carne de U:na victi- antepasados. Por ella la familia forma up cuerpo de ma. A c3Jmbio de estas ofrendas solicitan su protecci6n; asociaci6n en esta vida y en la otra. !,.a familia es una les llaman sus dioses y les piden que den fertiiidad al asociacion religiosa todavia mas que una asociaei6n na- campo, prosperidad a la casa, virtud a los corazones. tural. Tambien veremos despues que la mujer no figu- El principio de la familia antigua no radica en la ge- rara verdaderarnente en elias hasta ·que la ceremonia neraci6n exclusiva:mente. Lo demuestra que la hermana sagrada del casamiento la haya iniciado en el cultg; que noes en la familia lo que el hermano, que el hijo eman- el hijo tampoco figurara si ha renunciado al culto o se cipado o la hija casada cesan coll?-plet~mente d~ for"!'ll!lr ha . emancipado; que el adoptado sera en cambio un parte de ella; demuestranlo, en fm, diVersas disposiciO- verdadero hij o, porque si no tiene el nexo de la sangre nes importantes de las leyes griegas y romanas, que poseera algo mejor, la comunidad del culto; que ellega- te:ndremos ocasion de examinar mas adelante. tario que se niegue a adoptar el culto de esta familia El principia de la familia tampoco consiste en el no disfrutara de la sucesion; que, en fin, el parentesco afecto natural ; pues el derecho griego y el der~c~o ro- y el derecho de herenCia se regularan, no por el naci- mano no tienen para nada en cuenta ese sentimiento. miento, sino conforme a los derechos de participacion Puede existir en el fondo de los corazones, pero nada en el culto, tales como la religi6n los ha establecido. Sin es en el derecho. El padre puede amar ala hija, pero no duda que la religion no ha creado la familia, pero segu- legarle sus bienes. Las leyes de sncesion, esto es, la ramente que ella le ha dado sus reglas, y de-- ahi que la que entre las leyes testifican mas fielmente las ideas familia antigua haya recibido una constitudon tan dife- que los hombres se forjan de la familia, .es~an en con- rente de la . que hubiese tenido si unicamente los senti- tradiccion flagrante con el orden de nacimiento o con mientos naturales la hubiesen fundado. el afeeto natural (102). La antigua lengua griega tenia una palabra muy sig- Habiendo muy justamente observado los historiado- nificativa para qesignar a una familia; se decia br'Lcrnov, res del derecho romano que ni el nacimiento ni el afec- palabra que significa literalmente lo que esta cerca del to eran el fundamento de la familia romana, han creido hogar. Una familia era un grupo de personas al q1:1e la que ese fundamento debia encontrarse en ~1 pode: pa- religion permitia invoc'ar el mismo hogar y ofrecer la ternal o marital. De este po__der hacen una especie de comida funebre a los :rllismos antepasados ( 103 ). institucion primordiaL Pero no explican como se ha for- mado a menos que no sea por la superioridad de fuerza del ~arido sobre la mujer, rlel padre sobre los hijos. Pues bien, es equivocarse gravemente el colocar a:si la (' fuerza en ei origen del derecho. Mas adelante veremos que Ia autoridad paternal o marital, lejos de haber sido una causa primera, ha sido un efecto, pues se ha derivado de la religion y por esta se ha establecido; no es, pues, el principia constitutivo de la familia. Lo que une a los miembros de la familia antigua es algo mas poderoso que el nacimiento, que el sentimien- to, que la fuerza fisica : es la religion del hogar y de los 'illll l
  • 22. CAPITULO II EL MATRIMONIO La primer institucion establecida verosimilmente por Ia religion domestica fue el matrimonio. Conviene observar que esta religion del- hogar y de los antepasados que se transmitia de varon en varon, no pertenece exclusivamente al hombre: la mujer tenia su parte en el culto. Soltera, asistia a los actos religio- sos de su padre; easada, a los de su marido. En esto s6lo se presiente el caracter esencial de la union conyugal entre los antiguos. Dos familias viven lado por lado, pero tienen dioses diferentes. En una de elias hay una jovencita que desde la infancia toma par- te en la religion de su padre; invoca su hogar, todos los dias le ofrece libaciones; le rodea de flores y guirnaldas los dias de fiesta ; le implora su protecci6n ; le da las gracias por sus beneficios. Este hogar paternal es su dios. Que un joven de la familia vecina la demande en matrimonio: ya no se trata para ella de pasar sencilla- mente de una casa a otra. Tratase de abandonar el ho- gar paterno para invocar fuera el hogar de su esposo. Se trata de cambiar de religiq (, de practicar otros ritos y de pronunciar otras oraciOI{Js. Se trata de abandonar al dios de su infancia para someterse al imperio de un dios que desconoce. Que no confie en permanecer fiel al uno honrando al otro, pues en esta religion es un principio inmutable que una misma persona no pueda invocar a dos hogares ni a dos series de antepasados. "A contar del matrimonio, dice un antiguo, la mujer ya no tiene nada de comun con la religion domestica de sus padres: sacrifica en el hogar del marido" (104).
  • 23. 48 LIB. II. LA FAMILIA . CAP. II. EL MATRIMONIO 49 El casamiento es, pues, un acto grave para la joven templo, sino en la casa, y la presidia el dios domestico. y no ·menos grave para el esposo; pues esta religion En verdad, cuando la religion de los dioses del cielo exige que se haya nacido cerca del hogar para tener el adquirio preponderancia, no fue posible ~mpedir que derecho de sacrificarle. Y, sin embargo, va a introducir tambien se les invocase en las oraciones del casamien- cerca d.e su hogar a una extra:fia ; con ella hara,Jas cere~ to (107). Pero la parte principal y esencia'l· de la ceremo- monias misteriosas de su culto, le revelara los ritos y nia habia de celebrarse siempre ante el hogar domestico. las formulas que son patrimonio de su familia. Nada La ceremonia del casamicnto entre los griegos se hay de mas precioso que este herencia : estos dioses, componia, por decirlo asi, de tres actos. El primero, estos ritos, estos himnos que ha recibido de sus padres, ante el hogar del padre, €yy{rl'lcrL~; el tercero, en el hogar es lo que le protege en la vida, lo que le prorr1ete la ri- del marido, 'tEAoc;; el segundo, era el tr{msito del uno al queza, la felicidad, la virtud. Lejos ahora de conse:rvar otro, :n:o~m{j. para si esta fuerza tutelar, como el salvaje guarda su 19 En la casa paterna y en presencia del preten- idolo o su amuleto, va a admitir una mujer para que la diente, el padre, rodeado ordinariamente de su familia, comparta. ofrece un sacrificio. Terminado este, pronuncia una Asi, cuando se explora en el pensamiento de estos formula sacramental declarando que entrega su hija al hombres antiguos, se observa la importancia que tenia joven. Esta declarase absolutamente necesaria en el para ellos la union conyugal y cmin necesario era para casamiento, pues la joven no podria ir en seguida a ado- esta la intervencion religiosa. l No era preciso que para rar el hogar de su esposo, si su padre no la hubiese cualquier ceremonia sagrada fuese iniciada la joven en desligado previamente del hogar paterno. Para que en- el culto que iba a observar en lo sucesivo? Para conver- tre en la nueva religion debe estar exenta de todo lazo tirse en sacerdotisa de este hogar, al que el nacimiento y de toda conexi6n con su religion primera ( 108 ). no la incorporaba, l no necesitaba una especie de orde- 29 Se transporia a la joven a casa del marido. En nacion y adopcion ? ocasiones es el mnrido mismo quien la transporta ( 109 ). El casamiento era la ceremonia santa que habia de · En algunas ciuda<lc~ cl cuidado de conducir a la joven producir esos grandes efectos. Es habitual en los escri- correspondc a u 110 de csos hombres que estaban reves- tores Iatinos o griegos designar el casamiento con pala- tidos entre lo~ gl'i<>go:-; de caracter sacerdotal y recibian bras que denotan un acto religioso (1° 5). Pollux, que vi- el nombr c de h<'l'aldo:-; ( 110 ). Ordinariamente se coloca a via en tiempo de los Antoninos, pero que poseia toda una antigua literatura que no ha llegado hasta nosotros, I' ]a joven en till eHl'I'O (Ill) 1 cl ;;trO CUbiertO COn Un velo y en la calH':t.IL tlltn corona. lmo frecuentemente ten- dice que en los antiguos tiempos, en vez de designar al dremos ocn:-;i6n de vcr, la co na se usaba en todas las matrimonio por su nombre particular ( yci[!o~), se expre- ceremonias dd culto. Su traje era blanco. Blanco era el saba sencillamente con el nombre 'tEAo~, que significa ce,.. color de los tmjeR en todos los actos reHgiosos. Se la remonia sagrada (1° 6 ), como si el matrimonio hubiese precede con unn aniorcha: es la antorcha nupcial ( 112 ). sido en esos tiempos la ceremonia sagrada por exce- Durante ioda In Carrera se canta en torno de ella un lencia. canto relig imH> que ticne por estribillo: ill VflYJV, ill l![!£vau::. Pues bien; la religion que consumaba el matrimonio LlamabaHc n o:-~l.e h imno el himeneo, y la importancia de no era la de Jupiter, ni la de Juno, o de los otros dio- semejantc cnnto :-;ngrado era tan grande, que se daha ses del Olimpo. La ceremonia no se realizaba en el su nombro u Luda lu ccremonia ( 113 ).