3. ara hablar de la Astronomía Maya
tenemos que situarnos en un contexto muy
particular. Tenemos que retroceder en el
tiempo y sumergirnos en una cultura tan
apasionante como misteriosa, cuya forma de
vida estaba fuertemente relacionada con una
mezcla de ciencia y superstición: la
astronomía profética.
Mientras Europa todavía estaba en una edad
oscura, las ciudades Mayas eran grandes
centros de vida, colorido e intercambio
comercial. Sin apenas tecnología, pues
literalmente se hallaban en la edad de
Piedra,
(desconocían
los
metales,
transportes y uso de la rueda) llegaron a
niveles de desarrollo económico, social,
artístico e intelectual comparable al antiguo
Egipto, China o Mesopotamia.
En definitiva, aunque los Mayas heredaron
conocimientos antiguos, fueron los mejores
astrónomos de todos los pueblos nativos del
continente americano. Eran los señores del
Tiempo.
Todo su conocimiento y sabiduría, se escribía
en los llamados Códices Mayas. Los códices
eran libros sagrados de los que
lamentablemente sólo han quedado cuatro
ejemplares. El que se conserva en mejor
estado es el Códice de Dresden. El resto
(Códice Madrid, Códice París y Códice
Grolier), apenas tienen unas pocas páginas
para consultar. Los códices se elaboraban
con papel del árbol amate (Ficus) en tiras
plegadas y blanqueadas con una capa caliza,
sobre los que se escribían textos jeroglíficos
y datos calendarios de gran colorido que
profecitaban acontecimientos celestes y otras
actividades del ciclo anual.
En Historia natural y moral de las Indias,
1 590, Joseph de Acosta, Jesuita y naturalista
español que desempeñó importantes
misiones en América durante la conquista,
nos cuenta:
“En la provincia de Yucatán había
unos libros de hojas a su modo,
encuadernados o plegados, en que
tenían
los
indios
sabios
la
distribución
de
sus
tiempos,
conocimiento
de
planetas
y
animales, y otras cosas naturales,
todo aquello debían ser hechizos y
arte mágica, y porfió que se habían
de quemar y quemáronse aquellos
libros…”
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4. PIE DE FOTO
Durante el Siglo XVI, al llegar los
conquistadores españoles a la Nueva
España y tras varios intentos infructuosos de
convertir a los indígenas al cristianismo, el
español Diego de Landa mandó detener a
numerosos gobernantes de ciudades Mayas.
Tras escarmentar a estos dirigentes, dictó el
Auto de fe de por el que se quemaron ídolos,
altares, vasijas y todos los códices con
signos jeroglíficos. Diego de Landa lo dejó
escrito de este modo:
"Hallámosles gran número de libros
de estas sus letras, y porque no
tenían cosa en que no hubiese
superstición
y
falsedades
del
demonio, se los quemamos todos, lo
cual sentían a maravilla y les daba
pena"
Desde entonces, el legado de los
conocimientos ancestrales de los antiguos
Mayas quedaron reducidos a cenizas, o
enterrados en lo más profundo de la jungla,
en las estelas, relieves y dibujos en piedra.
Siglos después, a medida que los
arqueólogos
e
investigadores
iban
descubriendo los restos de esta magnífica
cultura, se sucedieron diversos estudios e
interpretaciones, que aunque siguen
ocasionando
pequeñas
controversias,
pueden ser entendidos prácticamente en su
totalidad.
(J. Thomson lideró los estudios de los glifos
Mayas desde 1 930. Números T)
Los Mayas fueron los primeros en
escribir y trabajar con el número
“0”, mucho antes que ninguna otra
civilización.
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5. Códice Dresde
Al llegar los españoles con Hernán Cortés al
frente y sus 600 soldados, no encontraron un
puñado de indígenas desorganizados sino a
todo un imperio, con decenas de miles de
soldados bien pertrechados. Los Aztecas,
con el gran emperador Moctezuma, podrían
haber acabado con los recién llegados. Sin
embargo, hubo dos factores que propiciaron
la derrota de los Aztecas ante los españoles:
en primer lugar, la alianza de los
conquistadores con otras ciudades sometidas
por el yugo azteca y, por otro lado, la vigencia
de la profecía del regreso de Quetzalcoatl.
Moctezuma (Señor Enojado) era un
conquistador, ganador de batallas e intrépido
guerrero. Sin embargo, ante la presencia de
la profecía, se volvió angustiado, confuso y
amilanado. Envió regalos y obsequios a
Cortés rogándole que se marchara, pero
obtuvo el efecto contrario.
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6. PIE DE FOTO
Numerosos investigadores han llegado
recientemente a la conclusión de que los
Mayas vivían obsesionados por la medición
del tiempo y los fenómenos del firmamento.
De hecho, una fuente muy temprana, Fray
Toribio de Benavente, dice en su obra
Memoriales (S XVI) que el ciclo utilizado por
los mayas de 260 días derivaba del
movimiento del planeta Venus.
Y es que los Mayas recogen una tradición
generalizada en Mesoamérica con la
elaboración de un calendario de 360 días,
más 5 días de recogimiento. Es el calendario
solar, civil o “haab”. Un calendario común a
casi todas las culturas del mundo.
Utilizaban para la vida diaria el calendario
sagrado o “tzolkin” de 260 días (veinte
trecenas) y que determinaba muchas de sus
decisiones cotidianas (ya se usaba en época
Zapoteca 500 a. C.). Se desconoce su
fundamento, pero el promedio de tiempo
entre las apariciones de Venus, su astro
favorito, al alba o al atardecer es de 263 días.
También se relaciona con el periodo de
gestación humana, con tres periodos
sinódicos de Marte o 2,6 de Venus... a saber.
Lo que podemos afirmar es que las veinte
trecenas (20 x 1 3) corresponden al sistema
numérico maya vigesimal, y a los 1 3 niveles
del cielo, residencia de sus dioses.
Al combinar ciclos de 260 días con los de 365
días se originan patrones de 52 años. El
ciclo de 52 años (52 x 365 equivale 73 x 260
= 1 8.980) es llamado ahora por los
investigadores “Rueda Calendárica”.
Por último, frente al resto de los pueblos
mesoaméricanos que sólo conocían el
calendario cíclico, los mayas tenían un
sistema que les permitía el fechamiento
absoluto de los eventos. La Cuenta Larga.
(John T. Goodman – Juan Martinez
Hernandez – J. Eric S. Thompson). Así pues,
el inicio de la Cuenta Larga, atendiendo a
nuestro calendario actual, fue el 11 de
agosto del 311 4 ADC (algunos investigadores
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7. prefieren el 1 3 de agosto). Esta fecha, 3.000
años anterior al propio calendario y a la
escritura en Mesoamérica, debió ser elegida
en base a criterios mitológicos, astronómicos
o numerológicos. Para que nos hagamos una
idea, ¡¡¡el calendario de la Cuenta Larga nos
puede situar en fechas tan distantes como de
63 millones de años antes o después!!
Igualmente en Los Anales de Cuauhtitlan,
(Siglo XVI) Quetzalcoatl (la estrella del lucero
o Venus) dispara sus flechas contra sus
víctimas.
Sabían cuando viene apareciendo,
en qué signos y cada cuántos
resplandece, les dispara sus rayos y
les muestra enojo. Si cae en 1
cipactli (espadachín) flechazo a
viejos y viejas. Si cae en 1 océlotl
(Tigre) flecha a los niños. Si es en 1
acatl (caña), flechazo a los grandes
señores, y todos ellos morirán. Si es
en 1 quiyahuitl (lluvia) flechazo a la
lluvia y no lloverá.
Es importante destacar que los antiguos
Mayas, no tenían un conocimiento más rico
en astronomía que, por ejemplo, occidente.
En un contexto general, debemos considerar
que los Mayas desconocían por ejemplo, que
la tierra es redonda, mientras que los
Europeos (la mayoría) lo conocían.
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Para hablar de la Astronomía de los Mayas,
vamos a necesitar muchas líneas. En primer
lugar debemos mencionar que la astronomía,
aún siendo muy precisa, tenía el objetivo de
generar profecías (algo muy similar a la
astrología). Así pues, según recoge la
Historia General de las Cosas de Nueva
España S. XVI (Fray Bernardino de Sahagún)
Lo que les convierte en una cultura especial,
es la precisión de sus observaciones, y cómo
vincularon su vida diaria a los fenómenos
celestes. Predecían eclipses, movimiento de
planetas, lunaciones y otros eventos que
trataban de ajustar minuciosamente mediante
lo que podríamos llamar los primeros
congresos de astronomía, donde se reunían
los sacerdotes y gobernantes para tratar de
unificar criterios de medición y, de esa forma,
proceder a tener un sistema común de medir
el tiempo en toda su área de influencia.
“A la estrella Venus la llamaban
Citlapol, uei citlalin, estrella grande,
y decían que cuando sale por el
oriente…
diciciendo
que
traía
enfermedad consigo, y por eso
cerraban puiertas y ventanas para
que no entrase su luz”
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8. Prácticamente todas las construcciones del
periodo clásico Maya, tienen una alineación
astronómica concreta. Este hecho, ha sido
pasado por alto hasta que recientemente
entró en juego la arqueoastronomía. La
orientación de sus estructuras está vinculada
a los puntos cardinales, posiciones de Venus
y otros grupos de estrellas. Cabe destacar
cómo en algunas construcciones durante los
equinoccios, el sol alcanza el zenit e ilumina
espacios en los que se depositaban altares
con sus dioses y ofrendas.
Los campos de juego de pelota (el más
antiguo campo de juego de pelota
descubierto hasta ahora data de 1 400 AdC)
siguen también patrones de alineaciones
astronómicas, probablemente para reproducir
tradiciones o mitos relacionados con eventos
astronómicos (exceptuando los de Cantona
que se utilizaban exclusivamente para
practicar).
Otras construcciones, como el observatorio
del Caracol (Chichen Itzá), llamado así
porque en su interior existe una escalera con
forma de caracol, presentan ventanas para
observar determinadas posiciones de Venus
en el horizonte.
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La última y espectacular pieza de la
astronomía Maya en piedra es la que los
españoles llamaron “el castillo”. La pirámide
de Kukulcán (1 .200 DC) en Chichén Itzá. Un
calendario tridimensional en el que se
producen fenómenos luminosos, acústicos y
simbologías numéricas relacionadas con los
astros.
La pirámide de la “serpiente emplumada”
cuenta con simbolismos que hacen alusión a
los números más importantes utilizados en
los tres calendarios: Haab, Tzolkin y la rueda
calendárica. La alineación de la pirámide
permite que se puedan observar diversos
fenómenos de luz y sombra durante los
equinoccios y solsticios cada año. El más
espectacular es la bajada al inframundo de la
Serpiente Emplumada, que reúne numerosos
turistas los días 21 de marzo y septiembre.
Esta increíble construcción también produce
un fenómeno acústico que recuerda al
Quetzal, ave sagrada para los mayas.
"Decían y tenían muy creído, que el
postrer día bajaba Cuculcán del cielo
y recibía los servicios, vigilias y
ofrendas. Llamaban a esta fiesta
Chickabán..."
Relación de las cosas de Yucatán,
Diego de Landa (1566)
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9. PIE DE FOTO
Existen muchas referencias mayas al
supuesto inicio de su era: 1 3.0.0.0.0 4 Ahau 8
Cumku (11 de agosto de 311 4 a. C.), y
solamente una para su final: el 1 3.0.0.0.0 4
Ahau 3 Kankin (21 de diciembre de 201 2 d.
C.); esta única mención se encuentra en el
Monumento 6 de Tortuguero.
La ciudad de Tortuguero, impulsada por la
poderosa Palenque, había colocado como
gobernante a un miembro de su nobleza
-B'ahlam Ahau- para asegurar sus dominios.
En el sitio se encontró una pieza,
denominada Monumento 6, que tiene inscrita
la fecha 21 de diciembre de 201 2. Mide 1 ,90
m de alto y 92 cm de ancha y tuvo forma de
"T".
Monumento 6 de Totuguero
Relata los sucesos y rituales que ocurrían
mientras gobernaba B'ahlam Ahau y justo en
el ala derecha se encuentran los
controvertidos glifos, de los que se interpreta:
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10. Interpretación del Monumento 6 de Tortuguero
El treceavo Baktun acabará en el 4
Ahau 3 Kankin (21 de diciembre de
2012).
¿?
Sucederá.
Será
el
descenso ¿? de Bolon Yookte Kuh
para el ¿?.
Señala el fin de un ciclo y la llegada de otro,
a cargo de un nuevo señor o dios, Bolon
Yookte, del que no hay certeza de su
significado dentro de la cosmología maya. La
mención del 21 de diciembre de 201 2, es una
expresión pomposa acerca del gobernante
B'ahlam Ahau, quiera era tan poderoso que
sería el anfitrión cuando Bolon Yookte llegara.
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11. Para acabar este reportaje, realizamos la
siguiente entrevista José Lull, egiptólogo
profesional y astrónomo (www.joselull.com)
que recientemente ha coordinado una ruta
circular en México por distintos estados, así
como Guatemala, Honduras y Belice. Este
itinerario corresponde a lo que se conoce
como Ruta Maya. Un total de 1 7 lugares
mayas.
¿Desde
un
punto
de
vista
arqueoastronómico, qué te llamó más la
atención?
Tuvimos ocasión de observar el paso cenital
del Sol el 1 3 de agosto, entre Copán y
Quiriguá. Los antiguos mayas dedicaron
muchas alineaciones astronómicas a este
fenómeno y dado que el paso cenital no
puede ser observado desde nuestra latitud,
pues estamos al norte del trópico de Cáncer,
es una de las características de la
arqueoastronomía maya que más nos puede
llamar la atención.
¿Qué aspectos de la cultura Maya
relacionados con
la astronomía
consideras más interesantes?
La vinculación de la arquitectura con la
astronomía, tanto desde el punto de vista
simbólico (representación de astros como
divinidades), numerológico (combinación de
elementos
numéricos
de
impronta
astronómica a través de la repetición de
motivos decorativos) o a través de las más
diversas
alineaciones
a
objetivos
astronómicos (desde la más famosa y
compleja de la pirámide de Kukulcán en
Chichén Itzá, hasta la más sencilla y común
en cualquier otro yacimiento). Es evidente
que el entorno religioso maya estaba
fuertemente influenciado por la astronomía y
los ciclos calendáricos. En muchos casos,
llegó a regir sus vidas. Los mayistas hablan
incluso de star wars mayas, en referencia a
las guerras que se organizaban a causa de la
disposición de los astros y los augurios
asociados a estos.
¿Qué acontecimientos celestes podían
predecir los mayas?
Los mayas no sólo podían predecir eclipses
futuros sino también indagar en posibles
efemérides ya pasadas. Pensemos, por
ejemplo, que en la pirámide de las
inscripciones de Palenque se hace referencia
a un acontecimiento de hace más de un
millón de años.
La mejor tabla lunar maya que ha llegado a
nosotros procede del Codex Dresdensis. Las
páginas 51 -58 de esta obra muestran una
tabla de eclipses lunares que abarcan 33
años. La tabla, en sí misma, es una maravilla
de la astronomía maya, pues entre otras
cosas, relaciona un período de 11 .958 días
con 405 lunaciones, es decir, concluye un
mes sinódico lunar medio de 29,52592 días
(sólo 7 minutos de diferencia respecto al dato
actual). Gracias a esta información, sabemos
que ellos utilizaban series de 1 77 y 1 48 días
para predecir posibles eclipses. Es decir,
llegaron a ser capaces de predecir en qué
fechas podían acontecer eclipses. Pero esto
no quiere decir que fueran infalibles en sus
cálculos, dado que ellos no conocían la Tierra
y muchos otros factores de mecánica celeste.
Simplemente señalaban qué días eran
propicios para que tuvieran lugar eclipses.
Estos podían darse o no.
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12. PIE DE FOTO
¿Cuándo comienza su calendario?
¿Cómo retrataron los mayas la eclíptica?
La inmensa mayoría de los mayistas estiman
como fecha de inicio, para el ciclo de 1 3
baktunes que rige la cuenta larga maya, el 1 3
de agosto de 311 3 a.C.
En el códice de París, que es donde tenemos
la mejor muestra de constelaciones
zodiacales mayas (1 3 en total), la eclíptica es
una banda decorada con diversos elementos
astronómicos. Sin embargo, no es
descartable que un ofidio (serpiente) pudiera
ser asimilado a dicha banda.
¿El calendario solar maya era más preciso
que el que hoy utilizamos?
Aparentemente, los mayas concluyeron que
tras 1 .404.000 días (es decir, desde el punto
cero hasta 9.1 4.1 9.8.0) el año tropical se
había desfasado 930 días respecto al
calendario haab (que es el calendario de 365
días que utilizaban). Esto es lo mismo que
decir que ellos conocían que el año solar era
de 365,255 días, es decir, sólo 20 minutos de
diferencia respecto el dato actual.
Con el ajuste del calendario Gregoriano, el
desfase respecto al año tropical verdadero es
de un día cada 3300 años. En Copán, sin
embargo, se deducen incluso cifras más
ajustadas (365,242 días). En todo caso, no
puede quedar la menor duda respecto a que
nuestro conocimiento de la duración del año
tropical verdadero es mucho más preciso que
el maya.
Háblanos de la relación entre la Vía Láctea
y La Ceiba.
La ceiba es el árbol cósmico por excelencia.
Los mayas suponían que sus raíces
entroncaban con los 9 niveles del inframundo
y su copa atravesaba los 1 3 niveles celestes.
El árbol es una especie de eje que une toda
esa estructura, un complemento a los 4
puntos cardinales.
Para los aztecas la Vía Láctea es el camino
blanco (el sacbé maya) que los dioses
Quetzalcoatl y Tezcatlipoca crearon para
andar por el cielo, y aparece como un río
celeste en el Codex Vindobonensis. En el
mundo maya aparentemente puede
corresponder con el monstruo cósmico de
piel de serpiente, del cual se constatan una
gran variedad de formas.
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