2. N i k l a s L u h m a n n
•
¿Quién es Luhmann? Por razón de espacio,
se recomienda sustituir el ¿quién?, por el
;qué intenta? Durante los últimos cuarenta
años el trabajo de Luhmann se ha concen-trado
en construir una teoría de la sociedad.
Jürgen Habcrmas, en eso, lo compara con
Marx: "Con la teoría crítica de la sociedad
que se remonta a Marx une, pues, a Luh-mann
el interés por el análisis social global,
que obliga a abordar una teoría de la evolu-ción
social y una teoría de la estructura so-cial.
Con Marx une a Luhmann además, y
esto lo separa definitivamente de Parsons,
una concepción de la unidad de teoría y
praxis tomada de la filosofía de la historia, y
la correspondiente idea de una autoconsti-tución
de la especie o de la sociedad".
Desde los clásicos, por consiguiente desde
hace cien años, la sociología no había hecho
ningún avance significativo respecto a una
teoría omniabarcadora de la sociedad. Evi-dentemente
que, en este lapso, la sociología
contribuyó de manera decisiva al conoci-miento
social, tanto desde el punto de vista
metodológico como teórico; sin dejar de la-do
la portentosa acumulación -almacena-da-,
de saber empírico. Sin embargo, la so-ciología,
por consideraciones de demasiada
complejidad, se ahorró la descripción om-nicomprensiva
de la sociedad.
El trabajo descomunal de Luhmann (cer-
' ca de 6o libros y 400 artículos) no tiene
otro objeto que el de desarrollar precisa-mente
una teoría con pretensiones de ser
una observación integral que embone con la
operación de la sociedad contemporánea.
Este libro reúne artículos decisivos que
: forman parte de esa gran teoría...
r r t o
5
4. L I B R O U M I C O
Colección Teoría Social
V¿$b eACüLTA0 üt CIENCIAS PÜUi .u
l i J k J j j y ADMINISTRACION P'JBUU
^ ^ CCNTSO D£ DOCUMENTAOO*
Esta colección de textos de teoría social se propone, desde la uni-versidad
-en este caso desde el sistema jesuítico de universidades
mexicanas-, dar a conocer escritos que constituyan aportes signi-ficativos
a Ía'ttoría de la sociedad. Sí, en primer lugar, aportes a la
teoría, a/tóá:'bpéración peculiar que, actualmente, es tarea que se
lleva a cabo, por sobre todo, en el sistema de la ciencia. Con ello
se reafirma -de manera circular y con un componente(autológico
muy alto- la necesidad de la teoría, la necesidad de la ciencia y la
necesidad de la universidad.
Para la tradición, la teoría significó escudriñar lo que se
escondía detrás: origen, misterio, arcano. «Es verdad, las mirabilia,
lo maravilloso, los grandes milagros del mundo fueron, en todo
momento, desde los chismes de la Odisea hasta la naturalis historia
de Plinio, una fuente de conocimiento del mundo y una invita-ción
a la investigación de lo extraño».1
Para la modernidad, teoría, por razón de la complejidad
avasalladora del mundo, es, sobre todo, £fijn&ttUíXÍáa: construcción
de perspectivas insólitas desde las cuales se pueda contemplar la
realidad de manera descollantemente selectiva. Por la teoría, el
mundo no es sólo la unidad de lo que es (ontología), sino la dife-rencia
desde la cual el mundo se hace accesible. Teoría, en la
1 Hans-Georg Gadamer, Elogio de la Teoría, Península (Barcelona, 1993), p. 29.
5. "Teoría de los sistemas sociales
actualidad, es, pues, pluralidad de perspectivas, y quien posibilita
esa pluralidad es la sociedad. Por eso, esta serie de textos pretende
ser una contribución a la .teoría. ¿kJa-SOcisdacL
Queda fuera de discusión si por autonomasia (aunque
no exclusivamente) le corresponda a las ciencias sociales la tarea
de proponer nuevas configuraciones de entendimiento sobre la
sociedad. Esta seguridad ingenua es lo que ha servido de pretexto
para que el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad
Iberoamericana se proponga sacar a la luz, en el recuadro de sus
tareas editoriales, esta serie de textos.
Este libro
Este libro, pensado como el primero de una serie de textos de
Niklas Luhmann, hace su presentación al público cargado de
quebranto. Luhmann, con setenta años de edad, está grave y se
rumora que ya no se reestablecerá. Justo en el momento en el que
en Alemania acaba de aparecer su obra cumbre «La Sociedad de
la Sociedad», y que ha tenido una recepción muy laudatoria
(Kieserling).
Para hacerse una idea cercana (aunque no exacta) sobre la
manera en la que Luhmann ha publicado su vastísima obra, ayuda
tener en cuenta tres series de textos: I) La Ilustración Sociológica
(Soziologische Aufklárung); II) La Estructura Social y su Semántica
(Gesellschaftsstruktur und Semantik), y III) Sistemas Sociales.
La Ilustración Sociológica es una colección de artículos sobre
la teoría efe los sistemas sociales. El acento de estos escritos está
puesto sobre todo en el desarrollo de la teoría y, en realidad, gra-cias
a ellos Luhmann adquirió la reputación de teórico destacado
en sistemas sociales. La editorial Westdeutscher está preparando
ya el séptimo tomo.
La seri zLctJEstmctura Social y su Semánticas una colección
de escritos que parten de la tesis de que «la transformación del
sistema llamado sociedad, produce en el acervo ideológico de las
6. "Teoría de los sistemas sociales
semánticas, modificaciones profundas y trascendentales, mediante
las cuales la sociedad posibilita la continuidad de su propia repro-ducción
». El hilo conductor de esta serie es el seguimiento histó-rico
d d cambio de se Mulo, dejos conceptos. La editorial Suhrkamp
elabora el quinto tomo. —
Por último, la serie'Sjstgmas Sociale^que, a partir de 1984,^
ha reunido los libros: Sistemas Sociales, La Economía de la Sociedad,
La Ciencia de la Sociedad, El Derecho de la Sociedad, El Arte de la
Sociedad, La Realidad de los Medios Masivos de Comunicación y La
Sociedad de la Sociedad.
Nuestra serie, Teoría de los Sistemas Sociales, quisiera
parecerse y, hasta cierto punto fusionar, lo que en alemán apareció
en dos distintas colecciones (Ilustración Sociológica y La Estructura
Social y su Semántica). El proyecto consiste en que nuestros libros
de Luhmann, aunque implican de inicio una selección, con el
tiempo, se vayan acercando a la configuración original. Los mate-máticos
dirían: acercamiento asintótko. Una réplica (traducida) de
todos los libros de Luhmann sería una tarea prácticamente impo-sible
para una sola universidad.
Las traducciones de los artículos que configuran este libro
provienen de distintos rumbos. El artículo central, Los medios
generalizados y el problema de la contingencia, lo envió el Dr. Darío
Rodríguez Mansilla, ya que fue parte de un Proyecto de traduc-ciones
que se emprendieron en la Pontificia Universidad Católica
de Chile. Otros, aparecieron en revistas mexicanas, y por último
el Dr. Héctor Fix Fierro de la Universidad Nacional Autónoma
de México, tradujo los artículos sobre el Derecho.
Esta labor de dar a conocer un autor, desentrañar su
teoría, compilar sus textos, es un nicho exclusivo de la universidad.
La universidad complejiza, así, su acervo de comprensión sobre
el mundo. Con ello se carga de una nostalgia de plenitud: saber,
por razón de las limitaciones que le impone la misma teoría, que
no todas las posibilidades entrevistas deben hacerse operativas
en la sociedad-
Javier Torres Nafarrate
México. Febrero de 1998.
10. Los medios generalizados
y el problema de la contingencia
La sociología necesita de una teoría general que refleje las estructu-ras
constantes de la experiencia y de la acción social. Sin embargo,
los actores tienen la posibilidad de laCeXección^y pueden elegir de
maneras impredecibles. Si saben de la existencia de una teoría, pue-den
sentirse estimulados a refutarla ppxjQBgdiaikitUacción. La anti-gua
tradición europea de pensar en la sociedad, en la ley y en la
'"'., política, reconoció este problema y trató de resolverlo. Era una tra-dición
humanística y ética en cuanto que reflejaba la posibilidad de
elección. Su teoría de los sistemas sociales {Koinoniai, societates) era
una teoría normativa de las elecciones correctas y prudentes. El fra-caso
de esta tradición fue una consecuencia inevitable del movi-miento
científico. Sin embargo, esto no pone fin al problema de la
estructura y de la elección, el que por lo tanto, tiene que resolverse
de otro modo.
Thomas Hobbes redefinió este problema como la prefe-rencia
natural por la elección no ética, por ejemplo, la guerra y, por
ende, como la necesidad del gobierno de establecer y garantizar el
orden en las relaciones sociales. Para él, el instrumento que trans-forma
la naturaleza en orden era legal, un contrato, y la ciencia que
reconstruye conceptualmente el establecimiento del orden, era una
ciencia natural de la ley y la política. Con esta concepción, Hobbes
permanece en la tradición de la filosofía legal y política al menos de
11. Teoría de los sistemas sociales
dos maneras: una al definir el problema principal en términos éti-cos,
aunque por medio de la negación.1 Y dos, al considerar a la ley
y a la política como el ámbito de la resolución de problemas. En los
términos de Parsons, estas limitaciones pueden interpretarse como
el reconocimiento de la primacía funcional del subsistema político
de la sociedad.
Esta primacía ya no puede darse más por sentado. Desde
Hobbes, la teoría de la sociedad política (societas civilis) ha sido reem-plazada
por una teoría de la sociedad económica (bürgerliche Gesellchaft,
en el sentido de Hegel y Marx). Hoy en día, nos inclinamos a dife-renciar
entre el sistema de la sociedad y sus subsistemas. Esto signi-*^
fica que el concepto de la sociedad ya no contiene una decisión por
una primacía esencial de subsistemas específicos y, por lo tanto, la
teoría de la sociedad tiene que elaborarse en un nivel más alto de
generalización. En este nivel conceptual del sistema social tiene que
confrontarse una vez más el asunto de la estructura y de la elección J
Un esfuerzo serio para hacer frente a este problema y a todas
sus implicaciones ha sido hecho por Talcott Parsons2 quien lo elabo-ra
en términos del sistema y de la acción, y trata de resolverlo por
medio de la afirmación de que «la acción es un sistema».3 Esto condu-ce,
con una consistencia notable, a su bien conocida teoría del sistema
de la acción en la que enfatiza la diferenciación, la evolución de la
diferenciación, la generalización y los procesos de intercambio entre
subsistemas diferenciados. Entonces, el concepto de los medios ge-neralizados
se refiere a los procesos de intercambio entre los
subsistemas del sistema social de la sociedad. Los medios generaliza-dos
se conciben como lenguajes especializados que regulan los proce-sos
de intercambio entre los subsistemas. Consecuentemente, la dife-renciación
de los medios resulta de la diferenciación de los sistemas y
no viceversa. No existe una relación directa entre la teoría de los me-dios
generalizados y la experiencia subjetiva de la elección. Los co-
1 Para comentarios sobre la forma específica de la negación y su contraste con la
tradición aristotélica ver Manfred Riedel, «Zum Verhaltnis von Ontoiogie und politische
Iheorie bei Hobbes», Reinhart Kosellcck y Román Schnur (eds.), Hobbcs-Forschungen
(Berlin: Dunker & Humblot, 1969), pp. 103-118.
2 Para un informe explícito ver las formulaciones en: Talcott Parsons y Edward A. Shils
(eds.), Tomaré a General Theory ofAcúon (Cambridge: Harvard University Press, 1951), pp. 63 ss.
Ver «Tlie Position of Identity in tlie General Theory of Action», Chad Gordon y Kenneth
J. Gergen (eds.), The Selfin Social lnteraction, Vol. 1 (New York: J. Wiley, 1968), pp. 11-23 (14).
10
12. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
mentaristas críticos han señalado que en un principio Parsons
comenzó con un concepto de acción voluntarista, es decir, un
concepto que se define por medio de la contingencia de la orien-tación
y elección subjetiva, y que lentamente cambió a una teoría
neoconductista de los sistemas definidos estructuralmente.4 Otros
críticos sostienen que concibe a los actores en interacción sólo como
individuos que estructuran su acción en términos de fines y medios
y que maximizan adaptativamente su satisfacción, y no como suje-tos
con un potencial autoconsciente para la crítica, la innovación y
la emancipación.5 Puede que estas críticas sean exageradas. La sub-jetividad
de la orientación y elección humanas sigue siendo la condi-ción
humana fundamental en la que Parsons basa su argumento de
que la elección tiene que guiarse por medio de limitaciones estruc-turales,
y que las acciones son por necesidad unidades de sistemas
integrados normativamente. De este modo, Parsons redefine el pro-blema
hobbesiano del orden en un nivel mayor de abstracción. Sin
embargo, podemos y debemos negarnos a creer que el problema de
la contingencia subjetiva ya se ha resuelto por medio de un sistema
social existente. Tenemos que avanzar lentamente.
Si aceptamos la tesis fundamental de que los sistemas signi-ficativos
son necesarios para hacer frente a la contingencia subjetiva
de la elección, aún no estamos -como Parsons seguramente con-cordaría-
lógicamente comprometidos con cualquier sistema con-creto
social o cultural. No podemos considerar a ese problema como
algo resuelto por medio de los sistemas, mientras que, en forma
constante, sigue siendo un problema para la interacción.6 Es bas-tante
posible pensar en la contingencia como un problema que con-tinúa
dentro y satura a todos los sistemas. Entonces, el concepto
4 Ver J o h n Finley Scott, «The Changing Foundations of the Parsonsian Action
Scheme», American Sociological Review, 28 (1963), pp. 716-735.
5 Ver Jürgen Ritsert, «Substratbegriffe i» der Theorie des sozialen Handelns: Uber
das Interaktionsschema bei Parsons und in der Parsonskritik», Sociale Welt, 19 (1968), pp.
119-137.
6 Como es el caso con los problemas fundamentales, existe una tentación casi irresistible
de resolverlo por medio de la «sustantivación», al poner sustantivos tales como sistema, insti-tución,
comunidad, liderazgo en el lugar del problema de la contingencia. Por supuesto, éste
es el m o d o en que el problema encuentra solución en el lenguaje de la vida cotidiana, pero la
sociología necesita un modo más cuidadoso y sofisticado de buscar el origen y reconstruir las
soluciones para los problemas de la vida cotidiana, aunque sólo sea para preservar la posibi-lidad
de otras soluciones, es decir, la contingencia de la solución.
f i g l j l ttCülTAO OE CIENCIAS POlITiCA,
W v M Y ADMINISTRACION PUBLICA ,,
13. Teoría de los sistemas sociales
de contingencia no sólo sirve como un argumento para la nece-sidad
de los sistemas como sistemas, sino que además como una
pauta para el análisis funcional de las estructuras y los procesos.
Eso hace posible unir de un modo más directo el análisis de las
estructuras y los procesos con la función de la construcción de
sistemas como tal.
Exagerando la oposición a Parsons podríamos hablar del
análisis funcional-estructural, en contraste con el análisis estructu-ral-
funcional. Esto formula la intención de no sólo relacionar el aná-lisis
funcional con la estructura de los sistemas, sino también con la
función de la estructura de los sistemas, esto es, la función de redu-cir
la complejidad de las posibilidades contingentes.7 Sería intere-sante
ver en qué medida los conceptos de Parsons podrían
reformularse en esta perspectiva. Esto requeriría que una teoría fun-cional
de la diferenciación (por ejemplo, en el sentido de Ashby)
reemplazara a una teoría deductiva de la diferenciación funcional.
Necesitaríamos una concepción funcional de las normas que expli-cara
la «obligatoriedad» de las normas y no sólo el sentido de nor-mas
particulares.8 Además, deberíamos tratar de unir más directa-mente
el concepto de los medios generalizados con el problema
central de la contingencia subjetiva de la orientación y de la elec-ción.
Este es el intento del presente estudio.
La doble contingencia: la acción y la experiencia
El índice de Hacia una Teoría General de la Acción* no contiene nin-gún
título sobre la «contingencia». Sin embargo, el concepto tiene
una importancia central en la obra de Parsons, sin encontrar una
atención y elaboración adecuadas. La cadena principal de argu-mentos
se reduce a esta concepción: «los sistemas sociales necesi-
7 Para una breve exposición general de este p u n t o de vista ver Niklas Luhmann,
«Soziologie ais Theorie sozialer Systeme», Kolner Zeilschrift Für Soziologie undSozialpsychologte,
19 (1967), pp. 615-644, reimpreso en Niklas Luhmann, Soziologische Aufilarung: Aufcátze zttr
Ueorie socialer Systeme (Kóln-Opladen, Westdeutschcr Verlag, 1970), pp. 113-136.
8 Ver Niklas Luhmann, «Normen in soziologischer Perspektive», Soziale Welt, 20
(1969), pp. 28-48.
9 Talcott Parsons y Edward A. Shils (eds.), op. cit. Sin embargo, ver el índice de The
Social System (Glencoe, III: The Prec Press, 1951) sobre la «doble contingencia».
I ~>
14. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
tan estructuras normativamente institucionalizadas para asegurar
la complementariedad de las expectativas». Esta complementa-riedad
es problemática debido a la «doble contingencia»
inherente a la interacción. La gratificación de ego es contingen-te
sobre la acción que elige alter. La selección de alter entre sus
alternativas es, a su vez, contingente sobre la selección de ego.
Entonces, existe un problema infinito como en todas las rela-ciones
que pueden cambiar en ambas partes. Parsons tomó este
problema infinito para resolverlo por medio de los sentidos
compartidos en sistemas simbólicos relativamente estables.
Al transferir esta concepción desde la teoría microsocio-lógica
de la interacción hacia la teoría macrosociológica de la
diferenciación de los sistemas, Parsons sustituye el «doble inter-cambio
» por la «doble contingencia». Esto sólo es inteligible si
nos damos cuenta de que Parsons, desde el principio, ha conside-rado
a la acción en términos de fines y medios,10 y a la interacción
como la interconexión de fines y medios, lo que es problemático
sólo en cuanto a que los fines y los medios son evaluados
diferencialmente.
Bajo estas suposiciones tiene sentido reconstruir la doble
contingencia como doble intercambio," lo que puede organizarse
de modo que cada participante pueda seguir sus preferencias indivi-duales.
Entonces, los medios generalizados son reglas simbólicas de
intercambio que integran a los actores de sistemas con fines dife-rentes
en un nivel alto de satisfacción recíproca.
Esta línea de pensamiento interpreta el significado de «con-tingencia
» en forma inadecuada y corre el riesgo de perderlo com-pletamente.
La elección de Parsons del concepto de «contingencia»
no fue un asunto de elección contingente. En un sentido muy su-
10 Por supuesto, ej p u n t o crítico no es sólo que la acción se concibe como causalidad
evaluada, sino que esta concepción, siguiendo a Max Weber, quien en este aspecto se
aproxima a Heinrich Rickert, se mantiene tanto en el nivel analítico como en el nivel
c o n c r e t o , t a n t o para la conceptualización científica como para la descripción del
significado propuesto de los actores mismos; y que se supone que el esquema de los fines
y los medios integra ambos niveles. Lis bases históricas de esta teoría pragmática del
conocimiento están expuestas en un estudio muy cuidadoso de Horst Baier, «Von der
Erkenntnistheorie zur Wirklichkeitswissenschaft: Eine Studie über die Begründung der
soziologie bei Max Weber.., Ms. Münster, 1969.
11 Ver Wsevolod W. Isajiv, Causation and Functionalism ¡n Sociobgy (London: Schocken
Books, 1968), pp. 83 ss.
n
15. Teoría de los sistemas sociales
perficial, podríamos reconstruir el argumento de Parsons al
sustituir la «dependencia» por la «contingencia» e interpretar la
«dependencia» como la dependencia de la realización de los fines
sobre los medios. Pero, de este modo, la connotación original de
«contingencia» se perdería. Si entiendo correctamente el término
inglés «contingengi» en su uso presente, tiene su significado central
en la dependencia, y primariamente pone atención al hecho de
que la causa de la que algo depende hace una selección de entre
otras posibilidades, de manera que el hecho contingente ocurre
de un modo incierto y accidental. Si examinamos la tradición
teológica y filosófica del término, nuestros descubrimientos
confirman esta interpretación.12 En la filosofía escolástica, el
término contingens pertenecía a la teoría de las formas modales. Al
usarlo para traducir el término aristotélico eudecoruou (=posible),
y al mezclarlo con el sentido del latín clásico de accidens o eveniens,
se le redujo a significar un tipo especial de posibilidad, es decir,
la «posibilidad de no ser».13 Esta «posibilidad de no ser» se le
atribuyó a un mundo creado por la voluntad ilimitada de Dios.
Sólo un mundo contingente, como lo descubrieron los escolásti-cos
nominalistas, podría concebirse como creado por Dios.
Contingens se usó en un sentido doble como una categoría general
de lógica modal y como un término que incluye la selección causal
como el factor que decide entre ser y no ser.14 La contingencia del
12 Ver Hans Blumenberg, «Kontingenz», Die Religión in Gescbicbte und Gegenwarl, Vol.
III (Tübingen: 1959), pp. 1793-4, con más indicaciones. Para investigaciones más recientes
ver Hcinrich Schepers, «Móglichkeit und Kontingenz: Zur Geschichte der Philosophischen
Terminologie vor Leibniz», Studi e Ricerche di Storia dclla Filosofía #55, (Torino: 1963);
Heinrich Schepers, «Zum Problem der Kontingenz bei Leibniz: Die beste der móglichen
Welten», Collegium Philosophicum: Sludicn ]. Ritter zum 60 Geburlslag (Basel Struttgart: 1965),
pp. 326-350.
Los lectores de habla inglesa pueden consultar Philotheus Boehner, «The Tractatus de
Praesdestinalione et de pracscientie Dei et de Futuris contingentibus of William Ockham»,
Si. Bonaventura No. 4 (1945), pp. 41 ss.; B. Wright, «Necessary and Contingent Being in St.
Thomas», The New Scholaslicism, 25 (1951), pp. 439-466; Edmund F., Byrne, ProhabilUy and
Opinión (Den Haag: M. Nijhoff, 1968), pp. 188 ss.
13 Como Leibniz lo aclaró, la negación no se refiere a la posibilidad misma -esto
significaría imposibilidad- sino al ser cuya posibilidad se afirma. Contingens es una
afirmación positiva sobre la posibilidad de ser negativa.
14 Ver Ger.ird Smith, «Aviccnna and the Possibles», The New Scholaslicism, 17 (1943),
pp. 340-357; Celesti n o Solaguren, «Contingencia y creación en la filosofía de Duns
Escoto», Verdad y Vida, 24 (1966), pp. 55-100.
P a r t i c u l a r m e n t e clara en este d o b l e s e n t i d o del t é r m i n o es la a f i r m a c i ó n de u n a u t o r
14
16. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
mundo vino a ser un corolario de la perfección de Dios. Por lo
tanto, la contingencia también significaba la dependencia de Su
Creación o la visibilidad de Su Libre Voluntad en Su Creación.
Esto condujo a los devotos a pedirle a Dios la eliminación de
infinitas otras posibilidades y una garantía de que el mundo
seleccionado era el mejor de todos los mundos posibles.
Por supuesto, esta tradición era conocida en sus resultados
para Descartes y para Hobbes. Al descubrir que el Dios Trascen-dental
estaba liberado de cualquier compromiso esencial con un
orden «cósmico» preexistente de la natualeza o las ideas, sacaron las
consecuencias para el individuo y para el orden social. Secularizaron
el problema de la selectividad. Descartes la transformó en una teo-ría
de procesos individuales y cognoscitivos, y Hobbes en una de
procesos sociopolíticos y normativos. Sin ser sociológicos aún, no
consideraron la interdependencia de los individuos y los procesos
sociales; ni pudieron poner atención suficiente al hecho de que el
problema de la selección contingente se hizo urgentemente relevan-te
en relación con los cambios evolutivos en el sistema social de la
sociedad.15 Sin embargo, estos antecedentes de la historia concep-tual
ayudan a ver por qué, y en qué sentido, la contingencia es inhe-rente
a la interacción.
Resumiendo lo que hemos discutido hasta ahora, la con-tingencia
significa que el Ser depende de la selección, la que, a su
vez, implica la posibilidad de no ser y el ser de otras
posibilidades.16 Un hecho es contingente cuando se le considera
anónimo del siglo quince, reimpresa por León Baudry (ed.), La ijucrelle des futurs conlingents
(Louvain 1465-1475) (Paris: J. Vrin, 1950), pp. 126-133 (127): «contingens igitur in prima
sui divisione est dúplex. U n u m quod ex significato idem est quod possibile; et si
a c c i p i t u r c o n t i n g e n t s absolute, non c o n s i d e r a n d o contingens per h a b i t u d i n em et
rcspectum ad causam suam. Aliad esl contingens quod est et potest non esse, et non est et
potest esse, quod distinguitur a possibili quia includit h a b i t u d i n em ct respectum ad
causam que in produc?ndo (¿procedendo?) potest inhibiri».
15 Nos dedicaremos a este problema nuevamente. Aquí, al menos deberíamos notar
el hecho sorprendente de que la preparación conceptual para la sociedad moderna
precedió a su institucionalización: la selectividad alta y contingente fue un problema del
pensamiento antes de que surgiera cualquier necesidad real de organizar los mecanismos
para la selección contingente a gran escala. Aquí Parsons pudo ver una corroboración de
su hipótesis, que el cambio evolutivo a gran escala está controlado en el nivel cibernático
más alto, por ejemplo, por el subsistema cultural del sistema de la acción. Compárese
Societies: EvoUtlionary and Comparative Perspectives (Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1966),
pp. 113 ss.
16 El estatus científico y empírico de estas «otras posibilidades» lisa y llanamente se
17. Teoría de los sistemas sociales
como una selección de entre otras posibilidades que, en algún
sentido, siguen siendo posibilidades a pesar de la selección. Al
implicar un potencial para la negación y la visibilidad de otras
posibilidades, el concepto sólo puede aplicarse al sentido de la
experiencia y de la acción subjetivas. Esto no limita el alcance de
la aplicación y, por supuesto, no significa que la contingencia
sólo es accesible por medio de la «introspección». Todos los
hechos pueden considerarse contingentes: el mundo objetivo,17
el Yo concreto con su biografía, la vida consciente,18 las decisiones,
las expectativas y las otras personas con sus experiencias y
elecciones. La contingencia es un universal pero, sin embargo,
presupone un punto de vista subjetivo. Puede aplicarse a todos
los hechos, pero no independientemente de un potencial subjetivo
para negar y concebir otras posibilidades.
Ahora estamos preparados para analizar el problema espe-cial
de la doble contingencia en la interacción. La contingencia no se
duplica al borrar la doble dependencia:19 tampoco la doble contin-gencia
significa dos contingencias en el sentido de una simple suma,
desconoce. Su clarificación será una de las misiones teóricas y metodológicas más
importantes de las ciencias sociales en el futuro. Max Black, en su importante ensayo
sobre la «posibilidad» nos hace dudar sobre la «perspectiva vaga» de otras posibilidades,
diciendo que son puras ilusiones; destruye en passanl el constructo tradicional de las
posibilidades en términos de una teoría de las modalidades, y deja al lector asustado al
borde de este precipicio con el consejo de «emprender un estudio detallado de cómo
usamos en realidad las palabrasa posible, posibilidad y sus cognados». Ver (Models and
Melaphors: Estudies in Language and Pbilosopby (Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1962),
pp. 140-152.
17 Sin embargo, la contingencia de «el» m u n d o implica un metamundo como el
horizonte de todas las posibilidades, de las cuales se selecciona el mundo real por medio
de la creación o de la evolución.
La tradición cartesiana de la metaíisica subjetiva negaría esta afirmación y liberaría a la
conciencia de la contingencia. Pero la inmediatez de la experiencia de nuestra propia concien-cia
n o es razón suficiente como para excluir su contingencia.
19 Sin embargo, ver James Olds, The Growth and StrudureofMotives: Psychological Studies in the
Theory ofAction (Glencoe, III: The Free Press, 1956), pp. 198 ss.: «Dentro del sistema de los
objetos presentados, la contingencia es única en el sentido de que si ejecuto un conjunto particular
de conductas lograré un resultado particular por mi trabajo. Dentro del sistema de los objetos
no presentados existe una doble contingencia: si ejecuto las conductas que. me llevarán a ese objeto
con éxito, entonces, si ejecuto un cierto conjunto de conductas (manipulando el objeto) logra-re
u n resultado particular por mi trabajo». Entonces, la contingencia social (doble contingen-cia
en el sentido de Parsons) sólo es un caso especial de esta dependencia doble. Pero este
argumento confunde la contingencia con la dependencia. Consecuentemente, la contingencia
social, es decir, la interacción de los sujetos que se reconocen entre sí como sujetos, se cons-truye
como un caso especial de un caso demasiado simple.
16
18. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
ni tampoco significa simplemente una interdependencia en el
sentido de que ego depende de alter y viceversa, viniendo después
el punto de vista subjetivo y sólo como una interpretación de
esta interdependencia.20 La duplicación comprende toda la
estructura: el potencial generalizado para concebir hechos como
selecciones que implican negaciones, para negar estas negaciones
y para reconstruir otras posibilidades. La doble contingencia es
«double négation virtuelle»,21 lo que significa que las posibilidades
de negación pueden retenerse y estabilizarse como posibilidades
recíprocamente no actualizadas sino que implicadas. La
duplicación de las contingencias es posible porque este potencial
se localiza en los sujetos, y los sujetos pueden experimentar a
otros sujetos. La duplicación no duplica al mundo y no construye
dos ámbitos separados de contingencia. El potencial es universal
para cada sujeto y es un aspecto de las constituciones significativas
de su entorno, de manera que ego tiene que identificar a alter
como otro sujeto en su mundo, y viceversa. La doble contingen-cia
descansa en el hecho de que la contingencia es subjetiva y
universal a la vez.
Todo esto puede sonar innecesariamente complicado, es-pecialmente
para los lectores a los que el contacto y la continuación
con los temas, problemas y motivos del pensamiento europeo no
tienen importancia. Sin embargo, para esta renovación existen razo-nes
y resultados sociológicos específicos. El punto es que tenemos
que concebir a la selectividad significativamente organizada como la
condición humana específica, y que necesitamos el marco teórico
conceptual descrito para entender los beneficios evolutivos como
formas mayores de problematización y de organización de los pro-cesos
selectivos. La doble contingencia no es simplemente un he-cho
problemático inherente a la naturaleza de la interacción. Tiene
el aspecto doble de un logro alto y de riesgos altos. Hace a la selecti-vidad
de otros sujetos selectivamente disponible11 frente a riesgos cada
2U En algunas formulaciones Parsons se aproxima a este punto de vista. Ver Talcott
Parsons, Robcrt F. Bales y Edward A. Sbils, Working Papen in the Theoty ofAction (Glencoe,
III: The Frec Press, 1953), p. 35.
2 1 Debemos esta formulación espléndida a Paul Valéry, Animalités, Oeuvres (París: ed.
La Pléiade, 1957), p. 402.
2 2 James Olds, op. cit., toca este punto en la p. 205 (del texto original en inglés), al
describir la ganancia en términos de la economía de tiempo y de movimiento. Ver
17
19. Teoría de los sistemas sociales
vez mayores. La cadena de selección puede romperse y las expec-tativas
frustrarse, un riesgo que, entonces, puede hacerse un pro-blema
específico (secundario) y ser resuelto por medio de
mecanismos especializados.
La tradición principal tanto ética como sociológica ha
tratado de resolver este problema por medio de la referencia a la
existencia de normas y valores en todas las sociedades humanas,
explicando la «obligatoriedad» de las normas y de los valores
tanto por medio de la naturaleza, como por el consenso o por
alguna circunscripción tautológica.23 Si relacionamos la función
de la obligatoriedad con el problema de la sorpresa y de la
decepción inherente a la doble contingencia podemos elaborar
una definición funcional. Existen dos maneras posibles (y sólo
dos) de reaccionar frente a las decepciones: aprender y adaptar las
expectativas, o mantener las expectativas en contra del hecho. La
decisión en cuanto al modo de establecer el resultado puede
tomarse por adelantado y entonces atenúa la expectativa. Si se va
a ajustar a la conducta contraria, la expectativa tiene un carácter
cognoscitivo y se refiere a hechos futuros. Si se va a mantener en el
caso de una conducta desviada, la decisión tiene un carácter
normativo y se simboliza por medio del «deber». Aprender o no
aprender, ese es el dilema.
La decisión en cuanto a esta caracterización de las expecta-tivas
y al acaecimiento de la reacción de decepción implica el riesgo
de establecer por adelantado la conducta futura. Puede tomarse por
adelantado o posponerse, dejando libre la elección entre el carácter
normativo y el cognoscitivo para el ajuste situacional. Si se toma por
adelantado, requiere de una ayuda institucional, es decir, de una ins-titucionalización
de la diferenciación entre las expectativas
cognoscitivas y las normativas. Debe ser posible esperar que otros
esperen una caracterización normativa de las expectativas en
también Donald M. Mackay, «Communication and Mcaning - A Functional Approach»,
F.S.C. Northrop y Helen H. I.ivingston (eds.), Cross-Cuhural Understatiding: Epistemology in
Anthropology, (New York: Harper & Row, 1964), pp. 162-179 (163).
2 3 «Una norma es una regla más o menos clara que expresa los aspectos de 'deber' de
las relaciones entre los seres humanos» es una manera típica de ignorar el problema.
Paul Bohannan, «The Differing Realms of the Law», reimpreso en Paul Bohannan (ed.),
Law and Warfare: Studies in the Anthropology of Conjlict (Carden City, N.Y.: The Natural
History Press, 1967), pp. 43-56, 45/.
18
20. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
ciertos casos y una caracterización cognoscitiva en otros, de otro
modo, las expectativas normativas simplemente serían
proyecciones privadas. La institucionalización también ayuda a
imputar a otros la misma elección de caracterización.
En un nivel puedo esperar una conducta desviada de
un criminal conocido. Incluso entonces puedo conservar ex-pectativas
normativas de la conducta correcta y seguir estando
seguro de ellas porque puedo esperar que el criminal espere
que mis expectativas sean normativas. La «obligatoriedad» de
las normas simboliza este perseverar contrafactual de las expec-tativas
en el nivel de las expectativas concernientes a las ex-pectativas
sobre el tiempo.24
No podemos desarrollar esta concepción de la obligato-riedad
de las normas con más detalle.25 Sin embargo, nuestra
concepción refinada de las normas muestra que el problema de la
doble contingencia no puede «resolverse» simplemente por medio
de la referencia a las normas, porque las normas tienen una relación
muy especial con la doble contingencia. Fuera del problema de la
no realización de las expectativas que se redefine por medio de la
diferenciación entre las expectativas normativas y las cognoscitivas,
existen otros aspectos problemáticos de la selectividad
doblemente contingente. Usaremos el concepto de la transmisión
de las selecciones para definir la función de los medios. Para
preparar la elaboración de esta idea, tenemos que conceptualizar
otro problema que está fuera del alcance (pero que no es
independiente) de la teoría de las normas, esto es, el problema de
la atribución de las selecciones, el que también tiene consecuencias
de gran importancia para la teoría sociológica.26 Si definimos la
2 4 J o h n Galtung hizo esta distinción por primera vez, «Expectations and Interaction
Processes», hiquiry, 2 (1959), pp. 213-234. Su poder analítico es claramente superior a las
distinciones previas que usualmente se referían a los factores psíquicos o incluso metafisicos
como la razón, la emoción o la voluntad.
2 5 Ver también Niklas Luhmann, «Normen in soziologischer Perspektive», Soziate
Well, 20 (1969), pp. 2848. Una mayor elaboración será publicada en mi Rechtssoziologie
(Reinbeck: Rowohlt, 1972).
2 6 En este ensayo no podremos señalar todas las relaciones posibles entre estas
diferentes áreas de problemas: por ejemplo, seguir el asunto de bajo qué condiciones
especiales los problemas de atribución y de transmisión de las selecciones, con respecto
a las posibles frustraciones, se van a tratar como expectativas normativas, cognoscitivas
o ambiguas; o explorar si la d i f e r e n c i a c i ó n de las expectativas normativas y las
19
21. Teoría de los sistemas sociales
interacción por medio de la doble contingencia y entendemos a
ego y a alter como sujetos con sus propios potenciales de selección
significativa, tendremos que cuestionar la idea de que la sociología
puede fundarse en un concepto básico de acción. Existen dos
modos de selección significativa, la acción y la experiencia.27
Concebimos un proceso como acción si su selectividad se le
atribuye a un sistema,28 y como experiencia si su selectividad se le
atribuye a la situación o al entorno del sistema.
Estas definiciones implican:
1. Que los conceptos de sistema y entorno se usan para
definir a la acción (y no viceversa); y que, por lo tanto, la teoría de
sistemas es más básica que la teoría de la acción;29
2. Que la clasificación de la selección como acción o como
experiencia depende de la elección de un sistema de referencia: una
acción de un sistema puede ser la experiencia de otro sistema;
cognoscitivas presupone ciertos modos para resolver el problema de la atribución y de
la transmisión de las selecciones, es decir, una diferenciación de la experiencia y la acción,
y una diferenciación de los medios especializados, por ejemplo, el poder y la verdad.
2 7 Uso el término experiencia en el sentido amplio y cargado del término alemán
Erlcben.
2 8 Existen algunas investigaciones concernientes al sistema de la personalidad. Ver
Fritz Heider, «Social Perception and Phenomenal Causality», Psychological Review, 51
1944), pp. 358-374; Edward E. Jones y Keith E. Davis, «From Acts to Dispositions: The
A t t r i b u t i o n Proccss in Person Perception», en Leonard Berkowitz (ed.), Advances in
Experimental Social Psychology (New York; Academic Press, 1965), pp. 212-266.
2 9 Existen varias razones para proponer esta inversión dentro del marco teórico
general. Ofrece cambios para integrar la teoría de los sistemas de acción en la teoría
general de sistemas. De este modo, da la base para los análisis comparativos y evolutivos
que pueden comparar a los sistemas físicos y orgánicos con los sistemas de acción
significativa, puede elucidar las ventajas adaptativas de los sistemas de acción sobre los
sistemas orgánicos y los sistemas físicos, y puede encontrar estas ventajas en la complejidad
mayor del sentido como un modo especial de relacionar un sistema que tiene otras
posibilidades con un entorno que tiene otras posibilidades con respecto a estas otras
posibilidades. Además, existen razones inmanentes en el concepto de acción que señalan
la primacía del concepto de sistema. La identidad de una acción en el flujo continuo de
la conducta sólo se define con respecto a un sistema que limite las posibilidades de
acción significativa, i.e., en términos de lo que podría cambiarse en un sistema. (Parsons
usa un argumento comparable para la relación de unidad y sistema). Y los componentes
de la estructura de la acción (Parsons identifica actor, situación, fines, medios, condiciones,
normas, valores y afirma explícitamente que no se conciben en el nivel del acto único
aislado) presuponen limitaciones de posibilidad, cambio y compatibilidad, las que no
pueden identificarse sin aceptar una discontinuidad entre el sistema y el entorno. No es
suficiente aclarar las relaciones entre estos componentes porque estas relaciones cambian
con la complejidad variable de las relaciones entre el sistema y el entorno. Para los
conceptos de fines y medios he trabajado sobre este p u n t o en Niklas Luhmann, Zweckbegrijf
und Systemrationalitat (Tübingen: Mohr, 1968).
2 0
22. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
3. Que la acción y la experiencia pueden considerarse
como modos de selección funcionalmente equivalentes y, en cierta
medida, ser sustituidos uno por otro;
4. Que tenemos que buscar reglas de atribución que pue-dan
diferir en las diferentes sociedades; que tenemos que explorar
las razones para estas diferencias, las razones que hacen a una u
otra regla ventajosa y permiten su institucionalización;
5. Que existen cadenas de procesos selectivos en las dife-rentes
constelaciones: experimentamos las acciones, representa-mos
(expresamos) las experiencias y las experiencias de las expe-riencias
o las experiencias de las acciones; preparamos las acciones
por medio de las experiencias y las experiencias por medio de las
acciones; experimentamos las acciones de alter como expresando
su experiencia de nuestra propia acción. La opinión pragmática
de que toda experiencia es instrumental para la acción es una
preferencia dogmática por una de estas formas.30 La acción y la
experiencia trabajan juntas por medio de un tipo de división del
trabajo. Si dos sujetos se encuentran, constituyen el mundo como
un vasto horizonte de posibilidades que no pueden reducirse
sólo por medio de la acción y de la reacción. También tienen que
usar el otro modo de selección, la experiencia; y, por lo tanto,
constituyen «sistemas sociales para los cuales atribuyen una acción
selectiva propia».31 En otras palabras, para distribuir y organizar
la selección, tienen que usar la diferencia entre el actor y la situación
y, simultáneamente, la diferencia entre el sistema social y su
entorno.
Cada sistema personal y social se identifica por medio de
su propia selectividad, es decir, como un sistema de acción. Sin
embargo, el marco conceptual de la sociología no puede derivarse
sólo del concepto de acción o de interacción. Los sistemas son
sistemas-en-un-entorno y su propia selectividad se organiza en
3 0 Talcott Parsons, «Interaction: Social Interaction», D. Sills (ed.), International
Enciclopedia ofthe Social Sciences, Vol. 7 (New York: The Free Press, 1968), pp. 429441 (436),
formula la misma idea «que cada actor es tanto el agente que actúa como el objeto de
orientación, tanto para él mismo como para los otros».
3 1 Para este concepto ver Ronald D. Laing, The Politics of Experienee (New York:
Pantheon Books, 1967). Ver también Ronald D. Laing, Harbert Phillipson y A. Russell
Lee, lnterpcrsonal Perception: A Theory, and a Melhod of Research (New York: Springer Publ.
Co.', 1966).
21
23. Teoría de los sistemas sociales
relación a un entorno seleccionado y que selecciona. Para el sistema,
las selecciones del entorno son experiencias. La teoría sociológica
tiene que poner tanto a la interacción como a la interexperiencia
como selecciones intersubjetivas en iguales condiciones; entonces
puede incorporar la tradición conceptual que enfatiza la
reflexibilidad social de la conciencia (ego está consciente de que
alter está consciente de la conciencia de ego) la que, para los
estadounidenses, es mejor conocida bajo el nombre de «yo espejo»
(Cooley) y «toma de roles» (Mead). Y será posible integrar ambas
tradiciones que compiten por la posición de una teoría sociológica
general: la sociología de los sistemas de acción y la sociología del
conocimiento.
La doble contingencia y la mediación
El problema de la doble contingencia encuentra una solución
institucional por medio de la integración normativa de las expectati-vas
de los actores. Esta afirmación de Parsons sigue siendo verdade-ra.
Sin embargo, existe una inclinación peligrosa de ignorar la im-portancia
teórica del problema. El hecho de que todos los sistemas
sociales tengan soluciones institucionalmente modeladas y que no
puedan existir de otro modo, no significa que el sociólogo, por me-dio
de un tipo de absorción teórica de inseguridad,32 pueda conside-rar
que el problema está resuelto y olvidarse de él. Al haber recons-truido
el concepto de la contingencia en términos de los procesos
de selección, estamos en posición de ver su importancia penetrante
y de unir más directamente la teoría de los medios generalizados
con el problema de la contingencia. Parsons considera que el pro-blema
de la doble contingencia se resuelve por medio de la
institucionalización de los sistemas sociales y de los códigos del
lenguaje simbólico, los que, entonces, siguiendo las líneas de di-ferenciación
de los sistemas, se diferencian como medios de
intercambio entre los subsistemas. Propondré explorar los medios
generalizados como un tipo de solución para el problema de la
3 2 En el sentido de James G. March y Herbert A. Simón, Ormnizalions (New York: I.
Wiley, 1958), pp. 164 ss.
2 2
24. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
doble contingencia, esto es, como una organización social de la
selectividad humana individualmente dispersada.
Los sujetos individuales tienen muy poca conciencia y, con-secuentemente,
un potencial muy limitado para una elección cons-ciente.
Sin embargo, viven conscientemente en un mundo infinito
de otras posibilidades de experiencia y de acción constituidas por
medio de la comunicación con otros sujetos. Se experimentan a sí
mismos y a otros sujetos como sistemas que seleccionan sus propias
experiencias y acciones, pero ni ego ni alter pueden elegir todas las
posibilidades que se les brindan para elegir. Esta condición humana
hace imposible una disociación completa de los sistemas selectivos,
incluso lógicamente imposible, si MacKay está en lo correcto.33 Una
consecuencia es la emergencia de sistemas sociales que restringen y
distribuyen las posibilidades reales de selección y que pueden
tratarse como sistemas separados tanto para los propósitos
analíticos como en las situaciones de la vida cotidiana. Puesto en
una perspectiva dinámica y visto como un proceso, esto significa
que la transmisión de las selecciones es inevitable. Se realiza por
medio de la comunicación. De esta manera, existen dos modos
interdependientes de hacer frente a la contingencia alta, que tienen
que tratarse en un nivel igual de abstracción conceptual: la
restricción de las posibilidades de elección por medio de los
sistemas sociales y la transmisión de las elecciones realizadas por
medio de la comunicación.
La comunicación presupone el lenguaje. Se organiza por
medio de la doble selectividad, por medio de la diferenciación de un
código simbólico generalizado de la conducta hablante concreta.
Pero, lingüísticamente, es perfectamente posible mentir y engañar,
negar, refutar la aceptación y estar callado. Como un código sim-bólico
generalizado, el lenguaje sí limita las posibilidades, pero
no da los motivos.34 Esta combinación de la limitación con la
3 3 Donald Mackey, op. cit., 1964, p. 163.
3 4 Parsons también reconoce esta limitación del lenguaje. Sin embargo, trata de
vencerla por medio de la especialización del lenguaje, esto es, por medio de un «com-promiso
» del medio simbólico generalizado. Ver Talcott Parsons, «On the Concept of
Value-Commitments», Sociological Imjuiry, 38 (1968), pp. 135-159. En mi opinión, todos
los medios involucran compromisos con la complejidad reducida (¡no sólo con los
valores!) y esta función distingue a los medios como un tipo de mecanismo especial
respecto al lenguaje.
25. "Teoría de los sistemas sociales
apertura se encarga de la complejidad estructural alta, pero no se
encarga, por sí misma, de la transmisión de las selecciones. En
otras palabras, la comunicación no es necesariamente efectiva.
Esto es otro modo de expresar la doble contingencia. El lenguaje
por sí solo no es suficiente para resolver el problema de la doble
contingencia. Requiere de la función adicional de los medios
generalizados para asegurar que la selección de ego de la experiencia
de la acción será aceptada por alter como una premisa de sus
propias selecciones. Por lo tanto, no podemos describir a los
medios generalizados sólo como un código lingüístico o un
lenguaje especializado. Esto no explicaría la transmisión de las
selecciones. Como los sistemas sociales, los medios son mecanismos
para reducir las elecciones que quedan lingüísticamente abiertas.
Para explicar la transmisión de la complejidad reducida,
tenemos que buscar mecanismos motivacionales que operen a
pesar de la existencia de otras posibilidades. Estos mecanismos
tienen dos fundamentos; la capacidad limitada para el procesamiento
consciente de la información y el modelo de la selección. La
limitación de la conciencia hace imposible llevar hasta el fin todas
las posibilidades visibles de la experiencia y la acción, tampoco es
posible elegir sin aceptar las elecciones, punto de importancia
muy general para el dinero, el poder, la verdad y el amor. En
cierta medida, toda persona tiene que aceptar lo que otros han
elegido simplemente porque otros han elegido. La conciencia
siempre organiza su propia selectividad en relación con la selección
de otros sujetos. Predispone que los actores acepten selecciones
como una condición de su propia libertad de elección sobre
problemas específicos. En la teoría sociológica, esta capacidad
limitada puede considerarse constante, pero la organización de
su selectividad es variable. Su organización está abierta para el
cambio evolutivo y para aprender en el nivel de los sistemas sociales
y de los sistemas de personalidad.
Para explicar estos cambios, tenemos que concentrarnos
en el segundo fundamento del mecanismo motivacional: el mode-lo
de la selección. La selección tiene la forma general de «uno de
entre más de uno». Estos «uno de entre más de uno» tienen que
combinarse por medio de modelos que aseguren que una selec-ción
continúa y refuerza a las otras. Descritos como un proceso,
26. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
tales modelos tienen la forma general de «uno de entre más de
uno de entre más de uno de entre...» Pero con su estrecho campo
de atención, la conciencia no puede tomar los modelos concre-tamente
elaborados de este tipo (o se limitaría al uso de cadenas
de selección muy simples). Usa a los símbolos generalizados
para representar a estos modelos en un nivel más alto de
abstracción. Estos símbolos generalizados tienen que ser
fenomenológicamente simples (para ser representables) y
funcionalmente complejos (para funcionar adecuadamente
como sustitutos para las cadenas concretas de descripciones).
Funcionalmente, tienen que estar «formados» como una
promesa confiable de «contenido» y ser una sugestión para una
evocación rápida de atención.
Los modelos simbólicos generalizados que cumplen estos re-querimientos
pueden ser conceptos que organicen cadenas individuales
de selección. Pueden abarcar diferentes sistemas y organizar la selectivi-dad
de un sistema en relación con el modo en que otros usan su poder
de selección. A este tipo de modelo le llamamos medios de comunica-ción
generalizados. Entonces, los medios resuelven el problema de
la doble contingencia a través de la transmisión de la complejidad
reducida. Emplean su modelo de selección como un motivo para
aceptar la reducción, de manera que la gente se junte entre sí en un
mundo estrecho de entendimientos comunes, expectativas comple-mentarias
y temas determinables. Los medios no sólo son palabras,
símbolos o códigos; son constelaciones significativas de selectividad
combinada a las que se les puede dar significado por medio de las
palabras, ser simbolizadas y ser codificadas legalmente, metodoló-gicamente
o de otro modo. Ejemplos prominentes son el dinero y el
poder, y nos gustaría agregar la verdad, el amor y, tal vez, el arte.
Los medios transmiten selecciones contingentes que se
perciben como actuaciones pasadas. Por otro lado, la confianza
se refiere a contingencias futuras.3S Los dos horizontes de tiempo
dan la base para una clara distinción analítica. Sin embargo, el
hombre siempre está consciente de ambos horizontes. Se concibe
a sí mismo como constante y recuerda a los sucesos como
indicadores más o menos confiables de sucesos futuros. Por lo
3 5 Ver Niklas Luhmann, Verlraunr. Ein Mecbanismus der Reduküon sozialer Komplcxitdr
27. Teoría de los sistemas sociales
tanto, los medios involucran la confianza en cuanto que la
confiabilidad de las selecciones pasadas se torna un problema.36
El hecho de aceptar las selecciones de alter puede reducir o incluso
restringir las posibilidades de ego de elección futura. Por lo tanto,
requiere de seguridades institucionales, por ejemplo de la ley y de
estrategias especiales de control de riesgos, el resultado de las
cuales es la confianza. Entonces, la confianza no es un tipo especial
de medios generales. Condiciona el futuro de todas las selecciones
mediadas. La necesidad de confianza aumenta y cambia hacia
formas más generalizadas y más especializadas, a causa de que el
horizonte de tiempo se expande hacia un futuro abierto, y la
diferenciación de los medios involucra una diferenciación
correspondiente de la confianza.
Los medios del amor, la verdad y el poder
en la perspectiva evolutiva
La diferenciación del lenguaje, de los medios y de los sistemas tiene
consecuencias importantes para la evolución social. La evolución
requiere tres tipos diferentes de mecanismos: mecanismos de varia-ción
que realizan las posibilidades simples; mecanismos de selección
que seleccionan las realizaciones útiles y eliminan las inútiles; y
mecanismos de estabilización que incorporan la innovación
seleccionada a la estructura de los sistemas existentes.37 El grado
3 6 Parsons considera a la estructura simbólica de los medios generalizados como
una base para la confianza en las intenciones humanas especiales en «On the Concept of
Influence», Public Opinión Quarterly, 27 (1963), pp. 37-62 (47 ss). Además, los medios
presuponen una confianza más generalizada en la continuidad y eficiencia operacional
de los sistemas que los usan. Esta confianza tiene la forma «reflexiva» de la confianza en
el hecho de que otros confiarán en los sistemas y en sus medios. «La base racional para
la confianza en el dinero es que otros tienen confianza en el dinero», Talcott Parsons,
«Some Reflections on the Place of Forcé in Social Process», Harry Eckstein (ed.), Internal
War: Problems andApproachcs (New York: The Free Press, 1964), pp. 33-70 (45). Ver también
Luhmann, Vertrauen... pp. 44 ss., 63 ss.
37 Este esquema conceptual tan general puede aplicarse en diferentes niveles a diferen-tes
tipos de sistemas. Ver Donald T. Campbell, «Variation and Selectivc Retention in
Socio-Cultural Evolution», General Systems, 14 (1969), pp. 69-85. La aplicación más conocida
está en el nivel de los organismos (mutaciones, selección natural, aislamiento reproductivo).
Para el desarroll o de los sistemas cognoscitivos de personalidad (aprendizaje) ver
Donald T. Campbell, «Methodological Suggestions From a Comparative Psychology of
Knowledge Processes», lnquiry, 2 (1959), pp. 152-182 (163). Alvin Bskoff publicó un punto
de vista relacionado sobre el cambio de los sistemas sociales, «Functional Analysis as a
"JA
28. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
de evolución depende de la medida en que estos mecanismos
pueden diferenciarse de manera que posibilidades viables que no
son idénticas a los sistemas existentes, es decir, reducidas a cero.
El cambio evolutivo en las relaciones sociales también
presupone una diferenciación de estos mecanismos de manera
que puedan, aunque interdependientes, operar bajo diferen-tes
condiciones de eficacia. El lenguaje realiza una sobrepro-ducción
permanente de posibilidades, estimula la realización
común de alguna de estas posibilidades y, de este modo, sirve
como el mecanismo primario de la variación. Los medios
encauzan las selecciones socialmente aceptables y transmisibles,
por ejemplo, las elecciones que pueden tener éxito social. Usan
la eficacia del proceso de comunicación como un criterio y,
de este modo, funcionan como mecanismos de selección. Los
sistemas se encargan de las discontinuidades (límites) y se
estabilizan por medio de la selección exitosa de las estructuras.
Las discontinuidades significan contingencias diferenciales.
Las posibilidades (pasos siguientes, elecciones) del entorno
no son las mismas posibilidades de los sistemas. Las
posibilidades del sistema están condicionadas por el hecho
de que no necesitan continuar en su entorno. Esta constitu-ción
de sus propias posibilidades implica, al mismo tiempo,
probabilidades y riesgos. Por lo tanto, las probabilidades no
pueden realizarse al azar; tienen que usarse para compensar
los riesgos, en otras palabras, para resolver los problemas del
sistema. La estabilización por medio de la construcción de
sistemas es el modo en que se mantiene este equilibrio entre
las probabilidades específicas y los riesgos específicos, y las
soluciones para sus problemas se tornan continuamente
disponibles. La estabilidad es la capacidad para reproducir
soluciones a los problemas bajo condiciones simplicadas de
c o n t i n g e n c i a limitada.3 8 Reproduce la solución de los
problemas que se generan y resuelven por medio de los límites
del sistema, es decir, por medio de la diferenciación y de la
Source of a Theoretical Repertory and Research Tasks in the Study of Social Change»,
Walter Hirsh y G.K. Zollschan (eds.), Exploralions in Social Change (Boston: Houghton
Mifflin, 1964), pp. 213-243 (224 ss.). Niklas Luhmann trata al caso de la evolución legal
con el mismo esquema conceptual, «Evolution des Rechts», Rechtsthcoric, 1 (1979), pp. 3-22.
-)7
29. "Teoría de los sistemas sociales
limitación de las posibilidades. Esta actuación puede multiplicarse
por medio de la diferenciación del sistema, por medio, por
medio de la repetición de la construcción de sistemas dentro
de los límites de un sistema.
En un sentido lógico y operacional, la estabilización parece
depender de la selección de las soluciones de problemas y la selec-ción
de la variación en el sentido de la generación de otras posibili-dades.
Sin embargo, los mecanismos reales se presuponen entre sí
en el orden inverso. Primero viene la persistencia de los límites, en el
sentido de que genera contingencia por medio de la diferenciación
de las posibilidades. Lo que es posible depende de lo que está esta-bilizado.
Además, la función de estabilización de la construcción del
sistema y de la diferenciación del sistema tiene primacía en cuanto a
que establece la interdependencia de los mecanismos evolutivos. La
variación y la selección se refieren a los posibles estados de los siste-mas;
y la estructura que está estabilizada determina la medida en
que pueden separarse los mecanismos especializados para la
viariación, la selección y la estabilización (en el caso de la sociedad:
el lenguaje, los medios y la diferenciación de los sistemas).
Las sociedades muy simples sólo pueden lograr un grado
muy bajo de diferenciación entre estos mecanismos.39 Estos siste-mas
se estructuran por medio de expectativas relativamente concre-tas:
por medio de un «ethos» en el sentido arcaico y preclásico. Esto
no da las posibilidades de un cambio estructural legítimo. Para ellos,
su lenguaje es el sentido del mundo; las palabras son la esencia de las
cosas. Un modo nuevo e inusual de hablar se acerca al hecho de
errar o mentir. El lenguaje no sirve para abrir el acceso a otras
posibilidades. Incluso en las sociedades más altamente desarrolla-
3 8 I.a teoría filosófica se queja de la «alienación», «objetivación» y «reificación» que
implican el olvido de «el mundo» y la «subjetividad trascendental». Ver Edmund Husserl,
«Die Krisis der europaischen Wissenschaften und die transzendentale Phanomenologie»,
Hussertíana, Vol. VI (Den Haag: M. Nijhoft; 1954); Lothar Eley, Metakritik der Formalen
Logik, (Den Haag: M. Nijhoff, 1969). Esto puede reinterpretarse como una queja sobre las
limitaciones de la libertad para el cambio estructural. Por otro lado, la teoría cibernética
apunta a la ventaja importante del ahorro de tiempo por medio de la reproducción.
3 9 El asunto de la diferenciación de los mecanismos evolutivos tiene que distinguirse,
analíticamente, del asunto de la diferenciación de los sistemas, es decir, la diferenciación
segmentaria o funcional. Por supuesto, existen interdependencias en el sentido de que las
sociedades que están diferenciadas primariamente en segmentos, no tienen la posibilidad
de ir muy lejos en la diferenciación de los mecanismos evolutivos. Y eso significa que se
desarrollan lentamente.
->o
30. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
das, las palabras limitan las posibilidades. El desarrollo de la ley
romana sólo fue posible, considerando su alto aprecio por las
palabras como instituciones, por medio de un tipo de
«nominalismo práctico». Tenía sus bases sociales en un grupo
profesional de especialistas legales capaces de juzgar las diferentes
consecuencias de los diferentes constructos legales, es decir, en la
diferenciación funcional de los papeles.
Bajo estas condiciones, la función de la transmisión de las
selecciones no puede y no necesita institucionalizarse en forma se-parada.
Los hombres viven orientados hacia una «construcción de
la realidad»40 comunal, que da a los significados compartidos el ca-rácter
de hechos obvios. La contingencia y la selectividad son pro-blemas
de un impacto muy limitado, manejables en términos de las
categorías morales y técnicas de la vida cotidiana. Toda persona puede
tomar fácilmente el sentido de las experiencias y las acciones que
otros desean sacar. Existen unas pocas alternativas visibles, y la acep-tación
usualmente no es cosa de una elección consciente (excepto
por muy pocos problemas disputados que se resuelven por medio
de la violencia o de la amenaza de la violencia). Estas sociedades
estabilizan sus sistemas sociales primariamente por la falta de alter-nativas.
Existe poca necesidad de medios especializados, ni siquiera
de poder,41 porque se funden las funciones del lenguaje y de los
medios.42 Las palabras son modelos para la verdad, el amor, la
amistad, el poder, la ayuda recíproca, etcétera, y simbolizan el
orden de la sociedad como un todo, así como también señalan
las instituciones marginales.43
La tradición griega de pensar en la ley y en la sociedad da
evidencia de un rompimiento significativo y consciente con las
sociedades arcaicas. Refleja un nivel nuevo de organización social
4 0 En el sentido de Peter L. Berger y Thomas Luckmann, llie Social Conslruction of
Rcalily: A Treatise in The Soáology of Knowledge (Garden City, N.Y.: Doubleday, 1966).
4 1 Ver Siegried F. Nadel, «Social Control and Sclf Regulation», Social Forres, 31
(1953), pp. 265-273.
4 2 Por lo tanto, otra consideración sería apropiada para los autores que usan el
concepto del lenguaje de los medios y que buscan principalmente una diferenciación de
los códigos y de los mensajes como condición de la influencia social. Ver Terence S.
Turner, «Parsons Concept of 'Generalized Media of Social Interaction' and Its Relevance
for Social Anthropology», Sociological Inquiry, 38 (1968), pp. 121-134.
4 3 Ver Shmuel N. Eisenstadt, «Ritualized Personal Relations», Man, 96 (1956), pp. 90-
95, par3 e s t e último caso. Ver también nota 74.
31. "Teoría de los sistemas sociales
y una interpretación consciente de sus problemas, de sus formas
institucionales y de sus propios riesgos. Una nueva gama de selec-tividad
institucional y de elección individual se torna visible y
requiere de un entendimiento generalizado y de formaciones
políticas legales compatibles con grados mayores de libertad. En
las principales conceptualizaciones (por ejemplo, la distinción de
physis y nomos, la concepción ética de la acción humana y la
constitución política, por ejemplo, institucional de los asuntos
comunes) podemos reconocer el problema subyacente: la búsqueda
de limitaciones naturales de la selectividad humana.44
En este contexto de desarrollo institucional y conceptual
encontramos el origen de las innovaciones sintomáticas que indican
necesidades nuevas para que los mecanismos generalizados trans-mitan
la selectividad. Una de ellas está relacionada con la palabra
nueva e inventada artificialmente philia.,45 traducida después como
amicitia, amour, amistad, amor, pero originalmente indicaba las rela-ciones
sociales de aceptación mutua en un sentido muy amplio. El
concepto significaba claramente un mecanismo motivacional con
fuertes implicaciones morales. Desde estas bases surgió un desa-rrollo
conceptual muy importante que puede caracterizarse como
un proceso lento de eliminación de las connotaciones
funcionalmente difusas. La primera discusión griega clásica se
centró en el valor del «amor» solamente útil (es decir, puramente
económico) contra el que Platón expuso sus especulaciones sobre
eros. Aristóteles y sus seguidores consideraron al amor en su esencia
y en su forma más alta como una virtud pública, como un amor
político y, con esto, como un elemento esencial de la sociedad.
Después de la caída de las polis y de la propagación del
pensamiento religioso cristiano, la connotación política perdió
4 4 Esta interpretación del pensamiento griego sigue a Joachim Ritter, Melaphysik und
Politik: Stiidien zu Aristóteles und Hegcl (Frankfurt: Suhrkamp, 1969). Al mismo tiempo, da
la evidencia clásica para la tesis de Parsons que dice que la diferenciación involucra
u n i v e r s a l i z a c i ó n , generalización y la necesidad de recspecificación de las normas
generalizadas. Ver Charles Ackerman y Talcott Parsons, «The Concept of 'Social System'
as a 1 heoretical Device», Gordon J. DiRenzo (ed.), Concepts, Theory and Explanation in the
liehaviora/ Sciences (New York: Random House, 1966), pp. 19-40 (36 ss.).
4;i La lengua griega arcaica sólo conocía pililos, que significaba vinculado a, cercano
a, perteneciente a y, por lo tanto, estimado por. No tenía ningún concepto para expresar
amistad o amor en un sentido abstracto. Ver Franz Dirlmeir, PHYLOS und PHILIA ir"
vorhcllcnischen Griecbentum, Thesis (München: 1931).
32. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
su importancia y la función socictal del amor se expresó por
medio de símbolos religiosos. El amor se convirtió, en su esencia,
en amor de Dios y de Dios en Su creación. Esta idea se aceptó y se
elaboró durante la Edad Media. Finalmente se destruyó en las
rocas del subjetivismo reflexivo moderno, el que no pudo ofrecer
ninguna solución convincente para el problema crucial del interés
propio en el amor (como la discusión famosa sobre el amour pur
entre Fénélon y Bossuet exhibida a una gran cantidad de público
europeo). Unas pocas décadas después, la idea más o menos lite-raria
del amor apasionado (o romántico) se aceptó en forma
general como la expresión esencial del amor verdadero. Ahora el
«amor verdadero» significaba un sentimiento individual serio y
profundo que se entrega a un individuo (y sólo a uno), y la «pasión»
simbolizaba el abandono del control social normativo de las
parejas. Se esperaba que éstos llevaran al matrimonio. Ahora el
amor se institucionaliza como un medio simbólico especializado.
Regula las selecciones mutuas de los individuos por medio de la
vida familiar común en términos de personalidades compatibles
y de mundos personales compatibles. Con esto da, como veremos,
motivos especiales para aceptar la complejidad reducida.
Otra línea de desarrollo se concentra en el problema de
la verdad. De ningún modo es obvio que la verdad en sí misma
pueda ser un problema y, para las sociedades arcaicas, esto
simplemente era inconcebible. Por supuesto, cuestionaban la
existencia de los hechos y la confiabilidad de los informes, pero
no la verdad en un sentido abstracto. Se requería de las
condiciones sociales de sociedades más altamente desarrolladas,
políticamente constituidas y económicamente diferenciadas para
visualizar la verdad como tal (por ejemplo, para concebir la
aletheia como la manifestación y la accesibilidad de la existencia
en su evidencia fenomenológica). Esta idea tenía sus bases en
las construcciones indisputables de la realidad comunal
concebidas como «ser» o «naturaleza»; pero ya podía especiali-zar
la lucha humana orientada hacia una meta y que busca la
verdad y podía organizar la interacción social (por ejemplo, el
diálogo) en torno a esta idea. La semejanza con la philia es notable
y es tanta que también la aletheia se concibió como posible sólo
en las sociedades constituidas políticamente, esto es, sociedades
33. Teoría de los sistemas sociales
que se basan en una diferenciación entre los sistemas familiares
(oikos) y el sistema político (polis).
El pensamiento griego clásico ya no consideró más a la
verdad como una manifestación del ser, sino como una corres-pondencia
del pensamiento y la realidad. Este concepto permitió
las combinaciones de la libertad y las limitaciones (la libertad de
pensamiento y las limitaciones por medio del mundo objetivo)
que podían institucionalizarse y seguían siendo estables bajo
condiciones sociales variables. Las limitaciones sobre el
pensamiento se hicieron conscientes como una aceptación de la
realidad como es, y no primariamente como restricciones morales
del pensamiento o como límites sociales, organizacionales o
metodológicos de la ciencia como un sistema social. Las etapas
principales del desarrollo mayor se marcaron por medio de una
diferenciación cada vez mayor del lenguaje de la realidad como
objetos del conocimiento. Esto se estimuló por medio de la
escuela nominalista de los escolásticos medievales y se le relacionó
estrechamente con el problema de la contingencia. El lenguaje se
emancipó para el uso instrumental, se abstrayó de cualquier valor
innato de la verdad por medio de la diferenciación conceptual
entre el pensamiento y el ser. La diferenciación creciente del
lenguaje, de los medios y de los sistemas requirió de un control
consciente. Esta tradición intelectual estableció la necesidad y
ofreció la posibilidad de elaborar una concepción nueva de la
verdad científica basada en la idea de la certeza metódicamente
controlada de la transmisión intersubjetiva. El conocimiento es
científico, «cuando aquel que pretende la ciencia de cualquier
cosa puede enseñar lo mismo; es decir, demostrar la verdad de
aquello, conspicuamente, a otro».46 En este contexto, el «otro» es
el sujeto razonable y no una persona concreta orientada por su
p r o p i o estatus, papeles, intereses o historia biográfica.
Nuevamente, la fuente del conocimiento es el sujeto razonable y
no una autoridad social de estatus alto que cuenta con los recursos
funcionalmente difusos para la atención y el crédito.47 La idea
, 0 [
4 ' V " Thomas Hobbes, Lcviathau (London-New York: Everyman's Library,
1953), p. 22. '
4 7 comentarios sobre el carácter excepcional y artificial de esta concepción
«occidental» de la verdad ver Ithiel de Sola Pool, «The Mass Media and Polines in the
3 2
34. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
nueva del «sujeto», la subjetividad no de la sustancia, sino de la
conciencia, simboliza un grado mayor de diferenciación de
papeles, esto es, la independencia relativa de la comunicación
científica que busca la verdad del estatus social, de los intereses
políticos, económicos o familiares y de los compromisos
históricos. Por supuesto, los detalles de este desarrollo son muy
intrincados. Podemos tomar sus aspectos esenciales como (1) una
diferenciación creciente del lenguaje, del medio y del sistema
como mecanismos que varían, que seleccionan y que estabilizan;
(2) una generalización y especialización crecientes de la verdad
como un medio para la comunicación científica; (3) una
diferenciación creciente de la verdad de otros medios, por ejemplo,
el amor o el poder; y (4) las diferenciaciones correspondientes del
papel.
Nuestro último ejemplo concierne al poder. Aquí, también,
podemos describir una tendencia muy significativa de desarrollo
conceptual dentro de la antigua tradición europea que acompaña e
interpreta la diferenciación cada vez mayor del sistema de la socie-dad.
Ya que la separación entre los sistemas familiares y los sistemas
políticos está en la base de todas las formas más altas de sociedades
funcionalmente diferenciadas, el poder político es un hecho para
todos los antiguos pensadores. Tiene la autoridad legítima para dic-tar
decisiones colectivamente obligatorias. El pensamiento antiguo
ya relaciona el poder con un sistema, al menos con un cargo, y
no, como en el caso del amor o de la verdad, con una idea o con
una virtud pública que sólo mucho después se convertirán en
principios de los subsistemas.48 Sin embargo, el poder político
Modernization Processes», Lucían W. Pye (ed.), Communicaliom and Political Devefopnient
(Princeton: Princeton Univcrsity Press, 1963), pp. 234-253 (242 ss.). Para la misma idea de
un t o n o filosófico y menor ver Edmund Husserl, «Die Krisis der e u r o p a i s c h en
Wissenschaften und die transzendentale Phanomenologie», Husserliana, Vol. VI (Den
Haag: M. Ni¡hofiF, 1954).
4 8 Explicaremos esta diferencia por medio de la distinción de dos tipos de medios:
los medios que regulan la transmisión de la selectividad de la aaión, por ejemplo, el
poder, son más fáciles de diferenciar y de institucionalizar en modelos especializados
que los medios que regulan la transmisión de la selectividad de la experiencia, por
ejemplo, el amor y la verdad. La razón de esta diferencia se encuentra en el hecho de que
la selectividad de la acción de otras posibilidades se ve más fácilmente que la selectividad
de la experiencia. Esto explica en parte el hecho de que algunos subsistemas sociales se
diferencien antes que otros y que sólo las sociedades totalmente desarrolladas y altamente
complejas puedan especializar subsistemas en torno a los medios del amor y la verdad.
33
35. Teoría de los sistemas sociales
siguió estando institucionalizado en el nivel de la sociedad, como
el amor y la verdad, y no se le consideró como un medio político
(y sólo político) especializado. Por un lado, esto se expresó por el
hecho de que la sociedad se concebía como el sistema político
(societas civilis) con papeles políticos como sus partes principales
y, por otro lado, por la idea de que el poder se basaba en
fundamentos morales y legales. La transmisibilidad de las
decisiones obligatorias fue considerada como un fenómeno moral
llamado potestas, hasta que un nuevo concepto de poder como
fuerza causal ganó prominencia. Por un tiempo, ambos conceptos
se usaron juntos;49 entonces, el concepto de potestas desapareció
sin un sustituto adecuado, dejando detrás una concepción
puramente causal del poder en el sentido de que «la conducta de
A intencionalmente causa la conducta de B». Sin embargo, pode-mos
advertir dudas cada vez mayores en esta opinión prevale-ciente.
50 La idea de Parsons de concebir el poder en analogía con
el dinero como un medio simbólico generalizado51 parece indicar
la solución, esto es, una interpretación adecuada del poder como
un mecanismo regulador altamente especializado, usado en el
subsistema político de los sistemas sociales funcionalmente
diferenciados.
La mediación de la acción y de la experiencia
Por supuesto, las ideas y conceptualizaciones resucitadas de la
antigua tradición europea no ofrecen pruebas válidas. No las
revivimos como argumentos científicos en el mismo nivel con la
teoría sociológica. Incluso el concepto moderno de la verdad
científica no es, en sí mismo, un concepto científico de la verdad.
Por otro lado, tenemos que admitir que simplemente no es cosa
4 9 Ver Cristian Wolff, Vernünftige Gedanken von dcm gesellschafllichen Leben der Mcnschen
und inbesonderheit dem gemeinen Wesen, 5ta ed. (Frankfurt - Leipzig: 1740), p. 456.
5 0 Ver James G. March, «The Power of Power», David Easton (ed.), Varieties of Political
tbeory (Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-HaM, 1966), pp. 39-70; Niklas Luhman n, «Klassische
Theorie der Macht: Kritik ihrcr Pramissen», Zeitscbrift für Politik, 16 (1969), pp. 149-170.
Para el p u n t o de vista legal se hace importante Jürgen Ródig, Die Denkform der Alternative
in der Jurisprudenz. (Berlin - Heidelberg - New York: Springer, 1969).
,„ -,5' V e r T a l c o t t P a r s o n s . " ° n 'he Concept of Political Power», Proceedings of tbe American
Pbilosophical Society, 107 (1963), pp. 232-262.
34
36. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
de suerte lo que piensan los pensadores. Pudimos señalar las
semejanzas notables entre las diferentes líneas de desarrollo
conceptual y entre estos desarrollos conceptuales y la evolución
societal. Estas semejanzas sugieren que los desarrollos conceptuales
conducen o resultan de la evolución de la sociedad. Reflejan las
necesidades cambiantes de simbolización que surgen en el flujo
de una diferenciación sistémica y complejidad social cada vez
mayores, la contingencia cada vez más consciente y la selectividad
de la acción y de la experiencia. Por lo tanto, tenemos que esperar
que el trabajo simbólico enfoque, en cierta medida, los problemas
de la contingencia, la selectividad y la transmisión de las
elecciones, lo que significa que elabore medios de comunicación
generalizados y prepare su institucionalización.52
Por ahora se ha hecho obvio que tenemos que abandonar
el esquema de los medios que ha descrito Parsons. Parsons
prefiere un enfoque más deductivo y analítico. Trata de deducir
su esquema bien conocido AGIL, de los problemas del sistema,
de una teoría general de la acción y da prioridad a la
diferenciación de los sistemas de acuerdo con estas cuatro
funciones. Relaciona, entonces, el concepto de los medios
generalizados con los procesos de intercambio que resultan de
esta diferenciación.53 Para él, los medios están relacionados
funcionalmente con los problemas del subsistema y no con el
problema general de la contingencia. Consecuentemente,
concibe cuatro y sólo cuatro medios: el dinero, el poder, la
influencia y los compromisos. No hay lugar, al menos en el
nivel del sistema social, para explicar la verdad, aunque la ciencia
es un sistema social casi en el mismo sentido que la economía o
la política. En su estado actual incompleto, la teoría es difícil
de examinar, pero parece haber un peligro de arbitrariedad en
una unión puramente analítica de los problemas, los sistemas,
los subsistemas, los procesos de intercambio y los medios, que
no puede controlarse suficientemente por medio de una simple
5 2 Por supuesto, existen otros tópicos del trabajo simbólico, por ejemplo, el orden
normativo de la ley y el concepto de sistema, articulados en términos de todos y partes,
de metas y medios y de orden jerárquico.
5 3 «La necesidad de medios generalizados de intercambio es una función de la diferencia-ción
de las estructuras sociales». Talcott Parsons, «Systems Analysis: Social Systems», D. Sills
(ed.), op. cit., Vol. 15, pp. 458473, 471.
37. Teoría de los sistemas sociales
repetición del esquema AGIL. Sin osar dar una opinión final
sobre el enfoque de Parsons, puede valer la pena explorar otras
posibilidades.
Tomaremos la idea de la emergencia evolutiva de los me-dios
generalizados y la transferiremos a un marco de referencia
conceptual ampliado y flexible.54 La diferencia resultante puede
resumirse en tres puntos: primero, hemos relacionado funcional-mente
el concepto del medio con el problema de la doble
contingencia y no primariamente con las consecuencias de la
diferenciación de los sistemas (por lo tanto, preferimos hablar de
medios de comunicación y no de medios de intercambio). Las
posibilidades y los problemas de la diferenciación de los sistemas
viene después cuando tengamos que considerar qué medios, en el
contexto de la evolución societal pueden articularse con problemas
del sistema funcional y estabilizarse por medio de la diferenciación
de subsistemas funcionales. Segundo, esto implica que no
podemos usar un esquema de diferenciación de sistemas como
una pauta para el razonamiento deductivo; no podemos estar
seguros de conocer axiomáticamente por adelantado el tipo y
número de medios posibles. En cambio, tenemos que usar un
enfoque inductivo y heurístico, sensibilizado, pero no lógicamente
determinado por medio del problema de la contingencia.
Entonces, no estamos determinados en cuanto al tipo y número
de medios. Investigaremos los casos del «poder», el «dinero», la
«verdad» y el «amor» y dejaremos abiertas otras posibilidades
funcionalmente equivalentes, que sugieren fuertemente que podría
incluirse al «arte». Tercero, de este modo podríamos perfeccionar
la teoría de la evolución. Podemos concebir a los sistemas sociales
concretos y funcionalmente diferenciados como organizados al-rededor
de medios generalizados culturalmente desarrollados, o
como las concretizaciones de las diferentes formas de resolver el
problema de la doble contingencia (mientras que Parsons, por
otro lado, tendría que sostener que los sistemas funcionalmente
5 4 Para una idea general ver Luhmann, Verlrauen... Por supuesto, es cuestionable el
hecho de si el concepto del medio puede definirse en forma suficientemente abstracta
como para sobrevivir a esta transferencia de un contexto a otro. Pensamos que pueden
preservarse las ideas teóricas importantes con respecto al dinero y al poder, la elaboración
de analogías entre medios diferentes, la idea de la generalización y de la regulación
simbólica de los procesos y, aún más importante, la conexión de estos aspectos.
3 6
38. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
diferenciados tienen que existir, al menos analíticamente, antes
de que pueda desarrollarse la necesidad de organizar sus
intercambios). Al comenzar con la contingencia como nuestro
«concepto sensibilizador» (Blumer), podemos resumir que la
contingencia se torna consciente como selectividad en la forma
doble de acción y experiencia. Existen acciones selectivas si la
selección se le atribuye a los sistemas que actúan significativamente;
y existen experiencias selectivas si la selectividad se considera como
«el estado del mundo». Esta diferencia de atribución se transforma
en experiencia (es decir, ego sabe si las selecciones de alter son las
experiencias de alter o las acciones de alter). El problema de la
aceptación de la complejidad reducida se amplía en estas dos
direcciones: la aceptación de las experiencias de alter y la aceptación
de las acciones de alter. Ambos casos pueden ser relevantes para
las experiencias de ego o para las acciones de ego. Este esquema
general proporciona cuatro constelaciones posibles y sugiere
diferentes tipos de problemas en cada una de ellas: (1) la expe-riencia
de alter puede ser aceptada como la experiencia vicaria de
ego (Ac -» E); (2) la experiencia de alter puede ser aceptada por
ego en la forma de una acción correspondiente (A^ Ea); (3) la
acción de alter puede seleccionar una experiencia de ego y ser
aceptada como tal (Aa -» EJ; y (4) la acción de alter puede ser
aceptada como una acción de ego (Aa •* EJ. Suponemos que
cada constelación difiere de las otras y que generará problemas
muy diferentes en el modo en que puede transmitirse la
complejidad reducida. Por lo tanto, para la sociedad será ventajoso
el hecho de especializar los medios generalizados en relación con
estas diferentes áreas de problemas. En realidad, en nuestro estudio
de la tradición europea hemos encontrado algunas indicaciones
de que la diferenciación societal entre los medios y los sistemas
sociales se ha desarrollado en la dirección de una separación y
especialización funcional cada vez mayor. Ahora queremos
argumentar que esta diferenciación funcional entre los medios y
los sistemas resulta del problema de diferenciación cuádruple
descrito; es decir, que la verdad, el amor, el dinero y el poder
transmiten complejidad reducida en diferentes tipos de situacio-nes
que combinan la selectividad por medio de la experiencia o
por medio de la acción de alter y de ego.55 Si esto es verdad, el
39. Teoría de los sistemas sociales
desarrollo de los medios a partir de las construcciones primitivas
de la realidad puede entenderse como un modo de hacer frente a
la doble contingencia en el nivel del sistema social de la sociedad.
El primer caso, en el que las experiencias de alter son adopta-das
(y, por supuesto, adaptadas) como experiencias de ego, se simbo-liza
por la verdad. En otras palabras, la verdad expresa la equivalencia
de las experiencias de alter y de ego. En el curso de la interacción
social, la verdad surge como un símbolo con referencia al cual los
casos críticos de transmisión pueden interpretarse, normalizarse y jus-tificarse.
Ya que sólo las experiencias están involucradas y no las ac-ciones
seleccionadas por la propia cuenta de los actores, la verdad está
simbolizada, en un principio y más fácilmente, como realidad. Los
casos problemáticos típicos son aquellos relacionados con el «apren-dizaje
vicario», por ejemplo, con el hecho de establecer y cambiar las
expectativas sobre la base de las experiencias de otros.56 El aprendiza-je
vicario no es simplemente una imitación. Involucra mayores ries-gos
y mayores responsabilidades. Ego no imita las acciones que han
conducido y que nuevamente pueden conducir a buenos resultados,
evitando los malos. Al aprender de otros, acepta de inmediato las
experiencias como resultados de los procesos de selección, sin sufrir
el dolor, perder el tiempo, e incluso, sin poder repetir estos procesos.
55 Podemos usar la técnica de la tabulación cruzada para presentar nuestra idea:
Experiencia de ego Acción de ego
Experiencia de alter Ae •» Ec Ar •» Ea
(verdad; compromisos del valor) (amor; influencia)
Acción de alter Aa Ec Aa -» Ea
(dinero; arte) (poder)
pero, entonces, deberíamos agregar varias advertencias. Los compartimientos deben
interpretarse como la definición de las áreas de problemas, no de las soluciones para los
problemas (ni siquiera en un sentido analítico), es decir, n o como definiciones de los medios
correspondientes. La deducción de una diferenciación de los problemas simplemente
significa que un desarrollo de los diferentes medios en estos términos causará las
ventajas de la especialización funcional. No nos permite concluir que, de hecho, estos
medios existen, ni que cada una de estas áreas de problemas será manejada por un y sólo
un medio, ni que los problemas y las soluciones para los problemas serán congruentes
en el sentido de que los medios existentes resolverán, sin mayor especialización, todos
los problemas que surjan en su área particular. Comparado con el nivel de la teoría al
que aspira Parsons, nuevamente sentimos la necesidad de un descuento lógico.
5 6 V e r A l b e r t Bandura, «Vicarious Processes: No Trial Learning», Leonard Berkowitz
(ed.). Advanas in Experimental Social l'sfcbology (New York: Academic Press, 1965), pp. 1-56,
Alfred R. Lindesmíth y Anselm R. Strauss, Social Psycholory, 3ra ed (New York- Holf Rinehart
y Winston, 1968), pp. 283 ss.
3 8
40. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
Puede subsistituir el control de la comunicación por la expriencia
y, finalmente, el control del medio por el control de la comuni-cación.
En todo caso, ego usa al «contexto» como una guía para su
propia selección. Sin embargo, el «contexto» relevante puede
cambiar desde la familiaridad personal con los alter concretos a
una noción muy vaga sobre la confiabilidad de la ciencia.
Este uso de las experiencias de alter significa el pago del
alivio por medio de riesgos mayores, y estos riesgos requieren de
una elaboración y control simbólico. La institucionalización de la
verdad como un medio de comunicación cada vez más generalizado
y especializado satisface esta necesidad de control simbólico del
aprendizaje vicario. Entonces, el aprendizaje vicario parece ser la
variable intermedia entre la evolución social y la cultural. Esta evo-lución
requiere de más y más rápidos procesos de aprendizaje vica-rio
y de una elaboración y refinamiento funcional cada vez mayor de
la verdad como un medio simbólico. La función mediadora de la
verdad hace posible confiar, en un grado cada vez mayor, en la ex-periencia
de otros, incluso sin conocerlos.57
La idea moderna de la verdad, el desarrollo de la cual he-mos
indicado previamente, tiene su rasgo más significativo en un
alto grado de compromiso con un estilo cognoscitivo de expectati-va,
esto es, de aprendizaje y con una reacción de frustración. Por
supuesto, aunque es algo obvio hoy en día, de ningún modo esto es
un asunto simple. Nuestra diferenciación entre los problemas de la
transmisión de la selección y los problemas de la frustración frente
a las selecciones que no se esperaban, como se presentaron ante-riormente,
nos permite ver el problema. La transmisión de la selec-tividad
de la experiencia de alter a la experiencia de ego (A •* E) no
está necesariamente controlada sólo por medio de las expectativas
cognoscitivas y de la disposición para aprender.58 El hecho de
tratar a la transmisión de las experiencias como un asunto de
5 7 Ver Robert E. Lañe, «The Decline of Politics and Ideology in a Knowledgeable
Society», American Sociological Reniew, 31 (1966), pp. 649-662, con implicaciones interesantes
en cuanto a la interdependencia de la verdad y el poder en este aspecto.
5 8 Y precisamente debido a que el modelo cognoscitivo de la verdad de ninguna
manera es simple, el compromiso con las expectativas y el aprendizaje cognoscitivo en la
ciencia se supone y se gobierna normativamente por medio de condiciones muy estrictas.
El carácter cognoscitivo en la ciencia se supone y se gobierna normativamente por medio
de condiciones muy estrictas. El carácter cognoscitivo de la verdad se institucionaliza en
un nivel de expectativa por medio de las expectativas normativas que están en otro nivel.
41. Teoría de los sistemas sociales
cognición es una elección demasiado peligrosa como para ser
universalmente válida. Por lo tanto, podemos suponer que para
la misma constelación (Ac Ec) se ha desarrollado un medio
complementario sobre una base normativa.59 Respondiendo a
esta necesidad, Parsons ha conceptualizado un medio especial
como compromisos del valor.60 El concepto del valor es
apropiado porque se refiere más a la experiencia que a la acción,
dejando, en gran medida, abierta la elección de la acción.61 Queda
por explorar precisamente cómo trabaja la referencia a los valores
en el proceso de la transmisión de las experiencias seleccionadas
que cubren las restricciones normativas sobre las posibles eleccio-nes
de tópicos, contenidos y razones.
El amor es el medio de la segunda constelación (Ar E)
donde ego se compromete por medio de la acción con las experien-cias
y las posibles experiencias de alter. El amor no es sólo una ac-ción
mutuamente gratificante, una experiencia común y un «enten-dimiento
» mutuo, sino también una selección recíproca. Requiere
que ego seleccione su acción y, con esto, se identifique a sí mismo
como un sistema en relación con el mundo (incluyendo al
mismo ego) como lo ve alter; y que alter, como el otro ego, actúa
del mismo modo. La transmisión de la complejidad reducida va
desde la experiencia a la acción. Si el amor se hace realidad, la
selectividad de la experiencia se refuerza por medio de la acción.
De este modo, la historia cultural del amor no es simple-mente
una historia de condiciones variables de gratificación sexual.
Depende de la evolución de la sociedad que cambia el horizonte
de posibilidades y las condiciones de selectividad con respecto a
la experiencia tanto como a la acción. El aumento del mundo
5 9 1.a reflexión filosófica de esta necesidad puede encontrarse en el idealismo alemán,
que confronta el ámbito de la naturaleza y al ámbito de la libertad en el sentido de
libertad para el compromiso del valor. El sociólogo que examine esta literatura puede
darse cuenta de que no ha sido posible establecer el ámbito de la libertad fuera de la verdad
y de la causalidad natural. La «necesidad» del compromiso, que simboliza la transmisibilidad
de la orientación del valor, sólo se quedó en un postulado, fracaso que indica algunos de
los problemas de un medio especial para las orientaciones normativas.
6 0 Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Valué Commitments»...
61 Incluso me atrevo a decir que la referencia al valor nunca lustifica la selección de
una acción particular, porque toda acción depende de una decisión en cuanto a una
preferencia entre valores antagónicos que no están ordenados transitivamente en el nivel
del código general del medio.
4 0
42. Los medios generalizados y el problema de la contingencia
público hace posible concebir al amor del modo antiguo como
una virtud pública. Se hace visible la contingencia y la selectividad
no sólo de las acciones sino también de las experiencias, y el
amor se especializa funcionalmente para relacionar los «mundos»
privadamente seleccionados de opiniones, de estilo de vida, de
gusto, de juicio y de preferencias con la acción privadamente
seleccionada que ya no pertenece más a la verdad o al sentido
universalmente compartido.62 Incluso el amor pretende no ser
comprensible por otros.
Como ocurre con la verdad, el amor también se especializa
bajo las condiciones modernas. Concebido como un afecto apasio-nado,
se torna incapaz de mediar en todos los casos en que la expe-riencia
de alter selecciona la acción de ego (At -* EJ. Junto con la
verdad, aunque de un modo altamente precario y problemático, se
desarrolla un medio generalizado de los compromisos del valor. Junto
con el amor privado y apasionado, siguiendo a Parsons, podemos
identificar a la influencia como un complemento para las situaciones
públicas.63 En el caso de la influencia, alter recurre a sus experien-cias,
a sus razones y a su «potencialidad o elaboración razonada»,64
lo que le indica un cierto curso de acción a ego, de quien se espera
que dirija sus intenciones de acuerdo con eso.65 La influencia es
apropiada para el uso público porque se refiere al mundo común de
las experiencias accesibles y no a la condición privada del afecto
recíproco. Como un medio de comunicación, parece estar mucho
menos consolidado que el amor. Carece de un sistema de apoyo
especializado, de una base simbiótica y, en gran medida, vive de la
verdad exagerada.
Entonces, el amor y la influencia no son una verdad y no
62 y c r p e t c r [ Berger y Hansfried Kellner, «Le Mariage et la construction de la réalité»,
Diogéne, 46 (1964), pp. 3-32, traducción alemana, «Die Ehe und die Konstruktion der
Wirklichkeit: Eine Abhandlung Zur Mikrosoziologic des Wissens», Suzialr Welt, 16 (1965),
pp. 220-235.
6 3 Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Influence»...
6 4 Ver la definición de autoridad de Friedrich en «Aulhorily, Reason, and Discretion»,
en Friedrich, Cari J. (ed.), Aulhorily (Nomos I) (Cambridge; Harvard University Press,
1958), pp. 28-48 (35).
6 5 Parsons define su concepto de influencia como persuasión, formando las intencio-nes
del otro por medio de sanciones positivas. La diferencia parece ser menor porque el
encauzamicnto a través de las intenciones y la referencia a las sanciones positivas serán
particularmente apropiadas si se comunican las experiencias selectivas y no las decisiones.