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N i k l a s L u h m a n n 
• 
¿Quién es Luhmann? Por razón de espacio, 
se recomienda sustituir el ¿quién?, por el 
;qué intenta? Durante los últimos cuarenta 
años el trabajo de Luhmann se ha concen-trado 
en construir una teoría de la sociedad. 
Jürgen Habcrmas, en eso, lo compara con 
Marx: "Con la teoría crítica de la sociedad 
que se remonta a Marx une, pues, a Luh-mann 
el interés por el análisis social global, 
que obliga a abordar una teoría de la evolu-ción 
social y una teoría de la estructura so-cial. 
Con Marx une a Luhmann además, y 
esto lo separa definitivamente de Parsons, 
una concepción de la unidad de teoría y 
praxis tomada de la filosofía de la historia, y 
la correspondiente idea de una autoconsti-tución 
de la especie o de la sociedad". 
Desde los clásicos, por consiguiente desde 
hace cien años, la sociología no había hecho 
ningún avance significativo respecto a una 
teoría omniabarcadora de la sociedad. Evi-dentemente 
que, en este lapso, la sociología 
contribuyó de manera decisiva al conoci-miento 
social, tanto desde el punto de vista 
metodológico como teórico; sin dejar de la-do 
la portentosa acumulación -almacena-da-, 
de saber empírico. Sin embargo, la so-ciología, 
por consideraciones de demasiada 
complejidad, se ahorró la descripción om-nicomprensiva 
de la sociedad. 
El trabajo descomunal de Luhmann (cer- 
' ca de 6o libros y 400 artículos) no tiene 
otro objeto que el de desarrollar precisa-mente 
una teoría con pretensiones de ser 
una observación integral que embone con la 
operación de la sociedad contemporánea. 
Este libro reúne artículos decisivos que 
: forman parte de esa gran teoría... 
r r t o 
5
LIBRO UNICO 
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA 
BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO 
Luhmann, Niklas 
Teoría de los sistemas sociales : artículos / 
1. Sistemas sociales. 2. Estructura social. 
3. Diferenciación (Sociología). I. Torres Nafarrate, 
Javier. Il.t. III. S. 
HM 131 L8618.1998 
Diseño de la portada y colección: Marina Garone Gravier 
Cuidado de la edición: Media Comunicación a r n u o T E C A í ¡ 
C U S f f l C A C í OM {•/ 
D.R. © Niklas Luhmann 
l í o . DE FO 
No. DE Ei 
CtAVE J . 3 > & j Í j ~ 
1a. edición en español, 1998 
D.R. © Universidad Iberoamericana — .- ^— 
Prol. Paseo de la Reforma 880 ^ 
Col. Lomas de Santa Fe 
Deleg. Alvaro Obregón 
01210 México, D.F. 
ISBN 968-859-318-4 
Impreso y hecho en México 
Printed and made ¡n México
L I B R O U M I C O 
Colección Teoría Social 
V¿$b eACüLTA0 üt CIENCIAS PÜUi .u 
l i J k J j j y ADMINISTRACION P'JBUU 
^ ^ CCNTSO D£ DOCUMENTAOO* 
Esta colección de textos de teoría social se propone, desde la uni-versidad 
-en este caso desde el sistema jesuítico de universidades 
mexicanas-, dar a conocer escritos que constituyan aportes signi-ficativos 
a Ía'ttoría de la sociedad. Sí, en primer lugar, aportes a la 
teoría, a/tóá:'bpéración peculiar que, actualmente, es tarea que se 
lleva a cabo, por sobre todo, en el sistema de la ciencia. Con ello 
se reafirma -de manera circular y con un componente(autológico 
muy alto- la necesidad de la teoría, la necesidad de la ciencia y la 
necesidad de la universidad. 
Para la tradición, la teoría significó escudriñar lo que se 
escondía detrás: origen, misterio, arcano. «Es verdad, las mirabilia, 
lo maravilloso, los grandes milagros del mundo fueron, en todo 
momento, desde los chismes de la Odisea hasta la naturalis historia 
de Plinio, una fuente de conocimiento del mundo y una invita-ción 
a la investigación de lo extraño».1 
Para la modernidad, teoría, por razón de la complejidad 
avasalladora del mundo, es, sobre todo, £fijn&ttUíXÍáa: construcción 
de perspectivas insólitas desde las cuales se pueda contemplar la 
realidad de manera descollantemente selectiva. Por la teoría, el 
mundo no es sólo la unidad de lo que es (ontología), sino la dife-rencia 
desde la cual el mundo se hace accesible. Teoría, en la 
1 Hans-Georg Gadamer, Elogio de la Teoría, Península (Barcelona, 1993), p. 29.
"Teoría de los sistemas sociales 
actualidad, es, pues, pluralidad de perspectivas, y quien posibilita 
esa pluralidad es la sociedad. Por eso, esta serie de textos pretende 
ser una contribución a la .teoría. ¿kJa-SOcisdacL 
Queda fuera de discusión si por autonomasia (aunque 
no exclusivamente) le corresponda a las ciencias sociales la tarea 
de proponer nuevas configuraciones de entendimiento sobre la 
sociedad. Esta seguridad ingenua es lo que ha servido de pretexto 
para que el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad 
Iberoamericana se proponga sacar a la luz, en el recuadro de sus 
tareas editoriales, esta serie de textos. 
Este libro 
Este libro, pensado como el primero de una serie de textos de 
Niklas Luhmann, hace su presentación al público cargado de 
quebranto. Luhmann, con setenta años de edad, está grave y se 
rumora que ya no se reestablecerá. Justo en el momento en el que 
en Alemania acaba de aparecer su obra cumbre «La Sociedad de 
la Sociedad», y que ha tenido una recepción muy laudatoria 
(Kieserling). 
Para hacerse una idea cercana (aunque no exacta) sobre la 
manera en la que Luhmann ha publicado su vastísima obra, ayuda 
tener en cuenta tres series de textos: I) La Ilustración Sociológica 
(Soziologische Aufklárung); II) La Estructura Social y su Semántica 
(Gesellschaftsstruktur und Semantik), y III) Sistemas Sociales. 
La Ilustración Sociológica es una colección de artículos sobre 
la teoría efe los sistemas sociales. El acento de estos escritos está 
puesto sobre todo en el desarrollo de la teoría y, en realidad, gra-cias 
a ellos Luhmann adquirió la reputación de teórico destacado 
en sistemas sociales. La editorial Westdeutscher está preparando 
ya el séptimo tomo. 
La seri zLctJEstmctura Social y su Semánticas una colección 
de escritos que parten de la tesis de que «la transformación del 
sistema llamado sociedad, produce en el acervo ideológico de las
"Teoría de los sistemas sociales 
semánticas, modificaciones profundas y trascendentales, mediante 
las cuales la sociedad posibilita la continuidad de su propia repro-ducción 
». El hilo conductor de esta serie es el seguimiento histó-rico 
d d cambio de se Mulo, dejos conceptos. La editorial Suhrkamp 
elabora el quinto tomo. — 
Por último, la serie'Sjstgmas Sociale^que, a partir de 1984,^ 
ha reunido los libros: Sistemas Sociales, La Economía de la Sociedad, 
La Ciencia de la Sociedad, El Derecho de la Sociedad, El Arte de la 
Sociedad, La Realidad de los Medios Masivos de Comunicación y La 
Sociedad de la Sociedad. 
Nuestra serie, Teoría de los Sistemas Sociales, quisiera 
parecerse y, hasta cierto punto fusionar, lo que en alemán apareció 
en dos distintas colecciones (Ilustración Sociológica y La Estructura 
Social y su Semántica). El proyecto consiste en que nuestros libros 
de Luhmann, aunque implican de inicio una selección, con el 
tiempo, se vayan acercando a la configuración original. Los mate-máticos 
dirían: acercamiento asintótko. Una réplica (traducida) de 
todos los libros de Luhmann sería una tarea prácticamente impo-sible 
para una sola universidad. 
Las traducciones de los artículos que configuran este libro 
provienen de distintos rumbos. El artículo central, Los medios 
generalizados y el problema de la contingencia, lo envió el Dr. Darío 
Rodríguez Mansilla, ya que fue parte de un Proyecto de traduc-ciones 
que se emprendieron en la Pontificia Universidad Católica 
de Chile. Otros, aparecieron en revistas mexicanas, y por último 
el Dr. Héctor Fix Fierro de la Universidad Nacional Autónoma 
de México, tradujo los artículos sobre el Derecho. 
Esta labor de dar a conocer un autor, desentrañar su 
teoría, compilar sus textos, es un nicho exclusivo de la universidad. 
La universidad complejiza, así, su acervo de comprensión sobre 
el mundo. Con ello se carga de una nostalgia de plenitud: saber, 
por razón de las limitaciones que le impone la misma teoría, que 
no todas las posibilidades entrevistas deben hacerse operativas 
en la sociedad- 
Javier Torres Nafarrate 
México. Febrero de 1998.
/ 
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COMUNICACIÓN
Los medios generalizados 
y el problema de la contingencia 
La sociología necesita de una teoría general que refleje las estructu-ras 
constantes de la experiencia y de la acción social. Sin embargo, 
los actores tienen la posibilidad de laCeXección^y pueden elegir de 
maneras impredecibles. Si saben de la existencia de una teoría, pue-den 
sentirse estimulados a refutarla ppxjQBgdiaikitUacción. La anti-gua 
tradición europea de pensar en la sociedad, en la ley y en la 
'"'., política, reconoció este problema y trató de resolverlo. Era una tra-dición 
humanística y ética en cuanto que reflejaba la posibilidad de 
elección. Su teoría de los sistemas sociales {Koinoniai, societates) era 
una teoría normativa de las elecciones correctas y prudentes. El fra-caso 
de esta tradición fue una consecuencia inevitable del movi-miento 
científico. Sin embargo, esto no pone fin al problema de la 
estructura y de la elección, el que por lo tanto, tiene que resolverse 
de otro modo. 
Thomas Hobbes redefinió este problema como la prefe-rencia 
natural por la elección no ética, por ejemplo, la guerra y, por 
ende, como la necesidad del gobierno de establecer y garantizar el 
orden en las relaciones sociales. Para él, el instrumento que trans-forma 
la naturaleza en orden era legal, un contrato, y la ciencia que 
reconstruye conceptualmente el establecimiento del orden, era una 
ciencia natural de la ley y la política. Con esta concepción, Hobbes 
permanece en la tradición de la filosofía legal y política al menos de
Teoría de los sistemas sociales 
dos maneras: una al definir el problema principal en términos éti-cos, 
aunque por medio de la negación.1 Y dos, al considerar a la ley 
y a la política como el ámbito de la resolución de problemas. En los 
términos de Parsons, estas limitaciones pueden interpretarse como 
el reconocimiento de la primacía funcional del subsistema político 
de la sociedad. 
Esta primacía ya no puede darse más por sentado. Desde 
Hobbes, la teoría de la sociedad política (societas civilis) ha sido reem-plazada 
por una teoría de la sociedad económica (bürgerliche Gesellchaft, 
en el sentido de Hegel y Marx). Hoy en día, nos inclinamos a dife-renciar 
entre el sistema de la sociedad y sus subsistemas. Esto signi-*^ 
fica que el concepto de la sociedad ya no contiene una decisión por 
una primacía esencial de subsistemas específicos y, por lo tanto, la 
teoría de la sociedad tiene que elaborarse en un nivel más alto de 
generalización. En este nivel conceptual del sistema social tiene que 
confrontarse una vez más el asunto de la estructura y de la elección J 
Un esfuerzo serio para hacer frente a este problema y a todas 
sus implicaciones ha sido hecho por Talcott Parsons2 quien lo elabo-ra 
en términos del sistema y de la acción, y trata de resolverlo por 
medio de la afirmación de que «la acción es un sistema».3 Esto condu-ce, 
con una consistencia notable, a su bien conocida teoría del sistema 
de la acción en la que enfatiza la diferenciación, la evolución de la 
diferenciación, la generalización y los procesos de intercambio entre 
subsistemas diferenciados. Entonces, el concepto de los medios ge-neralizados 
se refiere a los procesos de intercambio entre los 
subsistemas del sistema social de la sociedad. Los medios generaliza-dos 
se conciben como lenguajes especializados que regulan los proce-sos 
de intercambio entre los subsistemas. Consecuentemente, la dife-renciación 
de los medios resulta de la diferenciación de los sistemas y 
no viceversa. No existe una relación directa entre la teoría de los me-dios 
generalizados y la experiencia subjetiva de la elección. Los co- 
1 Para comentarios sobre la forma específica de la negación y su contraste con la 
tradición aristotélica ver Manfred Riedel, «Zum Verhaltnis von Ontoiogie und politische 
Iheorie bei Hobbes», Reinhart Kosellcck y Román Schnur (eds.), Hobbcs-Forschungen 
(Berlin: Dunker & Humblot, 1969), pp. 103-118. 
2 Para un informe explícito ver las formulaciones en: Talcott Parsons y Edward A. Shils 
(eds.), Tomaré a General Theory ofAcúon (Cambridge: Harvard University Press, 1951), pp. 63 ss. 
Ver «Tlie Position of Identity in tlie General Theory of Action», Chad Gordon y Kenneth 
J. Gergen (eds.), The Selfin Social lnteraction, Vol. 1 (New York: J. Wiley, 1968), pp. 11-23 (14). 
10
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
mentaristas críticos han señalado que en un principio Parsons 
comenzó con un concepto de acción voluntarista, es decir, un 
concepto que se define por medio de la contingencia de la orien-tación 
y elección subjetiva, y que lentamente cambió a una teoría 
neoconductista de los sistemas definidos estructuralmente.4 Otros 
críticos sostienen que concibe a los actores en interacción sólo como 
individuos que estructuran su acción en términos de fines y medios 
y que maximizan adaptativamente su satisfacción, y no como suje-tos 
con un potencial autoconsciente para la crítica, la innovación y 
la emancipación.5 Puede que estas críticas sean exageradas. La sub-jetividad 
de la orientación y elección humanas sigue siendo la condi-ción 
humana fundamental en la que Parsons basa su argumento de 
que la elección tiene que guiarse por medio de limitaciones estruc-turales, 
y que las acciones son por necesidad unidades de sistemas 
integrados normativamente. De este modo, Parsons redefine el pro-blema 
hobbesiano del orden en un nivel mayor de abstracción. Sin 
embargo, podemos y debemos negarnos a creer que el problema de 
la contingencia subjetiva ya se ha resuelto por medio de un sistema 
social existente. Tenemos que avanzar lentamente. 
Si aceptamos la tesis fundamental de que los sistemas signi-ficativos 
son necesarios para hacer frente a la contingencia subjetiva 
de la elección, aún no estamos -como Parsons seguramente con-cordaría- 
lógicamente comprometidos con cualquier sistema con-creto 
social o cultural. No podemos considerar a ese problema como 
algo resuelto por medio de los sistemas, mientras que, en forma 
constante, sigue siendo un problema para la interacción.6 Es bas-tante 
posible pensar en la contingencia como un problema que con-tinúa 
dentro y satura a todos los sistemas. Entonces, el concepto 
4 Ver J o h n Finley Scott, «The Changing Foundations of the Parsonsian Action 
Scheme», American Sociological Review, 28 (1963), pp. 716-735. 
5 Ver Jürgen Ritsert, «Substratbegriffe i» der Theorie des sozialen Handelns: Uber 
das Interaktionsschema bei Parsons und in der Parsonskritik», Sociale Welt, 19 (1968), pp. 
119-137. 
6 Como es el caso con los problemas fundamentales, existe una tentación casi irresistible 
de resolverlo por medio de la «sustantivación», al poner sustantivos tales como sistema, insti-tución, 
comunidad, liderazgo en el lugar del problema de la contingencia. Por supuesto, éste 
es el m o d o en que el problema encuentra solución en el lenguaje de la vida cotidiana, pero la 
sociología necesita un modo más cuidadoso y sofisticado de buscar el origen y reconstruir las 
soluciones para los problemas de la vida cotidiana, aunque sólo sea para preservar la posibi-lidad 
de otras soluciones, es decir, la contingencia de la solución. 
f i g l j l ttCülTAO OE CIENCIAS POlITiCA, 
W v M Y ADMINISTRACION PUBLICA ,,
Teoría de los sistemas sociales 
de contingencia no sólo sirve como un argumento para la nece-sidad 
de los sistemas como sistemas, sino que además como una 
pauta para el análisis funcional de las estructuras y los procesos. 
Eso hace posible unir de un modo más directo el análisis de las 
estructuras y los procesos con la función de la construcción de 
sistemas como tal. 
Exagerando la oposición a Parsons podríamos hablar del 
análisis funcional-estructural, en contraste con el análisis estructu-ral- 
funcional. Esto formula la intención de no sólo relacionar el aná-lisis 
funcional con la estructura de los sistemas, sino también con la 
función de la estructura de los sistemas, esto es, la función de redu-cir 
la complejidad de las posibilidades contingentes.7 Sería intere-sante 
ver en qué medida los conceptos de Parsons podrían 
reformularse en esta perspectiva. Esto requeriría que una teoría fun-cional 
de la diferenciación (por ejemplo, en el sentido de Ashby) 
reemplazara a una teoría deductiva de la diferenciación funcional. 
Necesitaríamos una concepción funcional de las normas que expli-cara 
la «obligatoriedad» de las normas y no sólo el sentido de nor-mas 
particulares.8 Además, deberíamos tratar de unir más directa-mente 
el concepto de los medios generalizados con el problema 
central de la contingencia subjetiva de la orientación y de la elec-ción. 
Este es el intento del presente estudio. 
La doble contingencia: la acción y la experiencia 
El índice de Hacia una Teoría General de la Acción* no contiene nin-gún 
título sobre la «contingencia». Sin embargo, el concepto tiene 
una importancia central en la obra de Parsons, sin encontrar una 
atención y elaboración adecuadas. La cadena principal de argu-mentos 
se reduce a esta concepción: «los sistemas sociales necesi- 
7 Para una breve exposición general de este p u n t o de vista ver Niklas Luhmann, 
«Soziologie ais Theorie sozialer Systeme», Kolner Zeilschrift Für Soziologie undSozialpsychologte, 
19 (1967), pp. 615-644, reimpreso en Niklas Luhmann, Soziologische Aufilarung: Aufcátze zttr 
Ueorie socialer Systeme (Kóln-Opladen, Westdeutschcr Verlag, 1970), pp. 113-136. 
8 Ver Niklas Luhmann, «Normen in soziologischer Perspektive», Soziale Welt, 20 
(1969), pp. 28-48. 
9 Talcott Parsons y Edward A. Shils (eds.), op. cit. Sin embargo, ver el índice de The 
Social System (Glencoe, III: The Prec Press, 1951) sobre la «doble contingencia». 
I ~>
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
tan estructuras normativamente institucionalizadas para asegurar 
la complementariedad de las expectativas». Esta complementa-riedad 
es problemática debido a la «doble contingencia» 
inherente a la interacción. La gratificación de ego es contingen-te 
sobre la acción que elige alter. La selección de alter entre sus 
alternativas es, a su vez, contingente sobre la selección de ego. 
Entonces, existe un problema infinito como en todas las rela-ciones 
que pueden cambiar en ambas partes. Parsons tomó este 
problema infinito para resolverlo por medio de los sentidos 
compartidos en sistemas simbólicos relativamente estables. 
Al transferir esta concepción desde la teoría microsocio-lógica 
de la interacción hacia la teoría macrosociológica de la 
diferenciación de los sistemas, Parsons sustituye el «doble inter-cambio 
» por la «doble contingencia». Esto sólo es inteligible si 
nos damos cuenta de que Parsons, desde el principio, ha conside-rado 
a la acción en términos de fines y medios,10 y a la interacción 
como la interconexión de fines y medios, lo que es problemático 
sólo en cuanto a que los fines y los medios son evaluados 
diferencialmente. 
Bajo estas suposiciones tiene sentido reconstruir la doble 
contingencia como doble intercambio," lo que puede organizarse 
de modo que cada participante pueda seguir sus preferencias indivi-duales. 
Entonces, los medios generalizados son reglas simbólicas de 
intercambio que integran a los actores de sistemas con fines dife-rentes 
en un nivel alto de satisfacción recíproca. 
Esta línea de pensamiento interpreta el significado de «con-tingencia 
» en forma inadecuada y corre el riesgo de perderlo com-pletamente. 
La elección de Parsons del concepto de «contingencia» 
no fue un asunto de elección contingente. En un sentido muy su- 
10 Por supuesto, ej p u n t o crítico no es sólo que la acción se concibe como causalidad 
evaluada, sino que esta concepción, siguiendo a Max Weber, quien en este aspecto se 
aproxima a Heinrich Rickert, se mantiene tanto en el nivel analítico como en el nivel 
c o n c r e t o , t a n t o para la conceptualización científica como para la descripción del 
significado propuesto de los actores mismos; y que se supone que el esquema de los fines 
y los medios integra ambos niveles. Lis bases históricas de esta teoría pragmática del 
conocimiento están expuestas en un estudio muy cuidadoso de Horst Baier, «Von der 
Erkenntnistheorie zur Wirklichkeitswissenschaft: Eine Studie über die Begründung der 
soziologie bei Max Weber.., Ms. Münster, 1969. 
11 Ver Wsevolod W. Isajiv, Causation and Functionalism ¡n Sociobgy (London: Schocken 
Books, 1968), pp. 83 ss. 
n
Teoría de los sistemas sociales 
perficial, podríamos reconstruir el argumento de Parsons al 
sustituir la «dependencia» por la «contingencia» e interpretar la 
«dependencia» como la dependencia de la realización de los fines 
sobre los medios. Pero, de este modo, la connotación original de 
«contingencia» se perdería. Si entiendo correctamente el término 
inglés «contingengi» en su uso presente, tiene su significado central 
en la dependencia, y primariamente pone atención al hecho de 
que la causa de la que algo depende hace una selección de entre 
otras posibilidades, de manera que el hecho contingente ocurre 
de un modo incierto y accidental. Si examinamos la tradición 
teológica y filosófica del término, nuestros descubrimientos 
confirman esta interpretación.12 En la filosofía escolástica, el 
término contingens pertenecía a la teoría de las formas modales. Al 
usarlo para traducir el término aristotélico eudecoruou (=posible), 
y al mezclarlo con el sentido del latín clásico de accidens o eveniens, 
se le redujo a significar un tipo especial de posibilidad, es decir, 
la «posibilidad de no ser».13 Esta «posibilidad de no ser» se le 
atribuyó a un mundo creado por la voluntad ilimitada de Dios. 
Sólo un mundo contingente, como lo descubrieron los escolásti-cos 
nominalistas, podría concebirse como creado por Dios. 
Contingens se usó en un sentido doble como una categoría general 
de lógica modal y como un término que incluye la selección causal 
como el factor que decide entre ser y no ser.14 La contingencia del 
12 Ver Hans Blumenberg, «Kontingenz», Die Religión in Gescbicbte und Gegenwarl, Vol. 
III (Tübingen: 1959), pp. 1793-4, con más indicaciones. Para investigaciones más recientes 
ver Hcinrich Schepers, «Móglichkeit und Kontingenz: Zur Geschichte der Philosophischen 
Terminologie vor Leibniz», Studi e Ricerche di Storia dclla Filosofía #55, (Torino: 1963); 
Heinrich Schepers, «Zum Problem der Kontingenz bei Leibniz: Die beste der móglichen 
Welten», Collegium Philosophicum: Sludicn ]. Ritter zum 60 Geburlslag (Basel Struttgart: 1965), 
pp. 326-350. 
Los lectores de habla inglesa pueden consultar Philotheus Boehner, «The Tractatus de 
Praesdestinalione et de pracscientie Dei et de Futuris contingentibus of William Ockham», 
Si. Bonaventura No. 4 (1945), pp. 41 ss.; B. Wright, «Necessary and Contingent Being in St. 
Thomas», The New Scholaslicism, 25 (1951), pp. 439-466; Edmund F., Byrne, ProhabilUy and 
Opinión (Den Haag: M. Nijhoff, 1968), pp. 188 ss. 
13 Como Leibniz lo aclaró, la negación no se refiere a la posibilidad misma -esto 
significaría imposibilidad- sino al ser cuya posibilidad se afirma. Contingens es una 
afirmación positiva sobre la posibilidad de ser negativa. 
14 Ver Ger.ird Smith, «Aviccnna and the Possibles», The New Scholaslicism, 17 (1943), 
pp. 340-357; Celesti n o Solaguren, «Contingencia y creación en la filosofía de Duns 
Escoto», Verdad y Vida, 24 (1966), pp. 55-100. 
P a r t i c u l a r m e n t e clara en este d o b l e s e n t i d o del t é r m i n o es la a f i r m a c i ó n de u n a u t o r 
14
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
mundo vino a ser un corolario de la perfección de Dios. Por lo 
tanto, la contingencia también significaba la dependencia de Su 
Creación o la visibilidad de Su Libre Voluntad en Su Creación. 
Esto condujo a los devotos a pedirle a Dios la eliminación de 
infinitas otras posibilidades y una garantía de que el mundo 
seleccionado era el mejor de todos los mundos posibles. 
Por supuesto, esta tradición era conocida en sus resultados 
para Descartes y para Hobbes. Al descubrir que el Dios Trascen-dental 
estaba liberado de cualquier compromiso esencial con un 
orden «cósmico» preexistente de la natualeza o las ideas, sacaron las 
consecuencias para el individuo y para el orden social. Secularizaron 
el problema de la selectividad. Descartes la transformó en una teo-ría 
de procesos individuales y cognoscitivos, y Hobbes en una de 
procesos sociopolíticos y normativos. Sin ser sociológicos aún, no 
consideraron la interdependencia de los individuos y los procesos 
sociales; ni pudieron poner atención suficiente al hecho de que el 
problema de la selección contingente se hizo urgentemente relevan-te 
en relación con los cambios evolutivos en el sistema social de la 
sociedad.15 Sin embargo, estos antecedentes de la historia concep-tual 
ayudan a ver por qué, y en qué sentido, la contingencia es inhe-rente 
a la interacción. 
Resumiendo lo que hemos discutido hasta ahora, la con-tingencia 
significa que el Ser depende de la selección, la que, a su 
vez, implica la posibilidad de no ser y el ser de otras 
posibilidades.16 Un hecho es contingente cuando se le considera 
anónimo del siglo quince, reimpresa por León Baudry (ed.), La ijucrelle des futurs conlingents 
(Louvain 1465-1475) (Paris: J. Vrin, 1950), pp. 126-133 (127): «contingens igitur in prima 
sui divisione est dúplex. U n u m quod ex significato idem est quod possibile; et si 
a c c i p i t u r c o n t i n g e n t s absolute, non c o n s i d e r a n d o contingens per h a b i t u d i n em et 
rcspectum ad causam suam. Aliad esl contingens quod est et potest non esse, et non est et 
potest esse, quod distinguitur a possibili quia includit h a b i t u d i n em ct respectum ad 
causam que in produc?ndo (¿procedendo?) potest inhibiri». 
15 Nos dedicaremos a este problema nuevamente. Aquí, al menos deberíamos notar 
el hecho sorprendente de que la preparación conceptual para la sociedad moderna 
precedió a su institucionalización: la selectividad alta y contingente fue un problema del 
pensamiento antes de que surgiera cualquier necesidad real de organizar los mecanismos 
para la selección contingente a gran escala. Aquí Parsons pudo ver una corroboración de 
su hipótesis, que el cambio evolutivo a gran escala está controlado en el nivel cibernático 
más alto, por ejemplo, por el subsistema cultural del sistema de la acción. Compárese 
Societies: EvoUtlionary and Comparative Perspectives (Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1966), 
pp. 113 ss. 
16 El estatus científico y empírico de estas «otras posibilidades» lisa y llanamente se
Teoría de los sistemas sociales 
como una selección de entre otras posibilidades que, en algún 
sentido, siguen siendo posibilidades a pesar de la selección. Al 
implicar un potencial para la negación y la visibilidad de otras 
posibilidades, el concepto sólo puede aplicarse al sentido de la 
experiencia y de la acción subjetivas. Esto no limita el alcance de 
la aplicación y, por supuesto, no significa que la contingencia 
sólo es accesible por medio de la «introspección». Todos los 
hechos pueden considerarse contingentes: el mundo objetivo,17 
el Yo concreto con su biografía, la vida consciente,18 las decisiones, 
las expectativas y las otras personas con sus experiencias y 
elecciones. La contingencia es un universal pero, sin embargo, 
presupone un punto de vista subjetivo. Puede aplicarse a todos 
los hechos, pero no independientemente de un potencial subjetivo 
para negar y concebir otras posibilidades. 
Ahora estamos preparados para analizar el problema espe-cial 
de la doble contingencia en la interacción. La contingencia no se 
duplica al borrar la doble dependencia:19 tampoco la doble contin-gencia 
significa dos contingencias en el sentido de una simple suma, 
desconoce. Su clarificación será una de las misiones teóricas y metodológicas más 
importantes de las ciencias sociales en el futuro. Max Black, en su importante ensayo 
sobre la «posibilidad» nos hace dudar sobre la «perspectiva vaga» de otras posibilidades, 
diciendo que son puras ilusiones; destruye en passanl el constructo tradicional de las 
posibilidades en términos de una teoría de las modalidades, y deja al lector asustado al 
borde de este precipicio con el consejo de «emprender un estudio detallado de cómo 
usamos en realidad las palabrasa posible, posibilidad y sus cognados». Ver (Models and 
Melaphors: Estudies in Language and Pbilosopby (Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1962), 
pp. 140-152. 
17 Sin embargo, la contingencia de «el» m u n d o implica un metamundo como el 
horizonte de todas las posibilidades, de las cuales se selecciona el mundo real por medio 
de la creación o de la evolución. 
La tradición cartesiana de la metaíisica subjetiva negaría esta afirmación y liberaría a la 
conciencia de la contingencia. Pero la inmediatez de la experiencia de nuestra propia concien-cia 
n o es razón suficiente como para excluir su contingencia. 
19 Sin embargo, ver James Olds, The Growth and StrudureofMotives: Psychological Studies in the 
Theory ofAction (Glencoe, III: The Free Press, 1956), pp. 198 ss.: «Dentro del sistema de los 
objetos presentados, la contingencia es única en el sentido de que si ejecuto un conjunto particular 
de conductas lograré un resultado particular por mi trabajo. Dentro del sistema de los objetos 
no presentados existe una doble contingencia: si ejecuto las conductas que. me llevarán a ese objeto 
con éxito, entonces, si ejecuto un cierto conjunto de conductas (manipulando el objeto) logra-re 
u n resultado particular por mi trabajo». Entonces, la contingencia social (doble contingen-cia 
en el sentido de Parsons) sólo es un caso especial de esta dependencia doble. Pero este 
argumento confunde la contingencia con la dependencia. Consecuentemente, la contingencia 
social, es decir, la interacción de los sujetos que se reconocen entre sí como sujetos, se cons-truye 
como un caso especial de un caso demasiado simple. 
16
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
ni tampoco significa simplemente una interdependencia en el 
sentido de que ego depende de alter y viceversa, viniendo después 
el punto de vista subjetivo y sólo como una interpretación de 
esta interdependencia.20 La duplicación comprende toda la 
estructura: el potencial generalizado para concebir hechos como 
selecciones que implican negaciones, para negar estas negaciones 
y para reconstruir otras posibilidades. La doble contingencia es 
«double négation virtuelle»,21 lo que significa que las posibilidades 
de negación pueden retenerse y estabilizarse como posibilidades 
recíprocamente no actualizadas sino que implicadas. La 
duplicación de las contingencias es posible porque este potencial 
se localiza en los sujetos, y los sujetos pueden experimentar a 
otros sujetos. La duplicación no duplica al mundo y no construye 
dos ámbitos separados de contingencia. El potencial es universal 
para cada sujeto y es un aspecto de las constituciones significativas 
de su entorno, de manera que ego tiene que identificar a alter 
como otro sujeto en su mundo, y viceversa. La doble contingen-cia 
descansa en el hecho de que la contingencia es subjetiva y 
universal a la vez. 
Todo esto puede sonar innecesariamente complicado, es-pecialmente 
para los lectores a los que el contacto y la continuación 
con los temas, problemas y motivos del pensamiento europeo no 
tienen importancia. Sin embargo, para esta renovación existen razo-nes 
y resultados sociológicos específicos. El punto es que tenemos 
que concebir a la selectividad significativamente organizada como la 
condición humana específica, y que necesitamos el marco teórico 
conceptual descrito para entender los beneficios evolutivos como 
formas mayores de problematización y de organización de los pro-cesos 
selectivos. La doble contingencia no es simplemente un he-cho 
problemático inherente a la naturaleza de la interacción. Tiene 
el aspecto doble de un logro alto y de riesgos altos. Hace a la selecti-vidad 
de otros sujetos selectivamente disponible11 frente a riesgos cada 
2U En algunas formulaciones Parsons se aproxima a este punto de vista. Ver Talcott 
Parsons, Robcrt F. Bales y Edward A. Sbils, Working Papen in the Theoty ofAction (Glencoe, 
III: The Frec Press, 1953), p. 35. 
2 1 Debemos esta formulación espléndida a Paul Valéry, Animalités, Oeuvres (París: ed. 
La Pléiade, 1957), p. 402. 
2 2 James Olds, op. cit., toca este punto en la p. 205 (del texto original en inglés), al 
describir la ganancia en términos de la economía de tiempo y de movimiento. Ver 
17
Teoría de los sistemas sociales 
vez mayores. La cadena de selección puede romperse y las expec-tativas 
frustrarse, un riesgo que, entonces, puede hacerse un pro-blema 
específico (secundario) y ser resuelto por medio de 
mecanismos especializados. 
La tradición principal tanto ética como sociológica ha 
tratado de resolver este problema por medio de la referencia a la 
existencia de normas y valores en todas las sociedades humanas, 
explicando la «obligatoriedad» de las normas y de los valores 
tanto por medio de la naturaleza, como por el consenso o por 
alguna circunscripción tautológica.23 Si relacionamos la función 
de la obligatoriedad con el problema de la sorpresa y de la 
decepción inherente a la doble contingencia podemos elaborar 
una definición funcional. Existen dos maneras posibles (y sólo 
dos) de reaccionar frente a las decepciones: aprender y adaptar las 
expectativas, o mantener las expectativas en contra del hecho. La 
decisión en cuanto al modo de establecer el resultado puede 
tomarse por adelantado y entonces atenúa la expectativa. Si se va 
a ajustar a la conducta contraria, la expectativa tiene un carácter 
cognoscitivo y se refiere a hechos futuros. Si se va a mantener en el 
caso de una conducta desviada, la decisión tiene un carácter 
normativo y se simboliza por medio del «deber». Aprender o no 
aprender, ese es el dilema. 
La decisión en cuanto a esta caracterización de las expecta-tivas 
y al acaecimiento de la reacción de decepción implica el riesgo 
de establecer por adelantado la conducta futura. Puede tomarse por 
adelantado o posponerse, dejando libre la elección entre el carácter 
normativo y el cognoscitivo para el ajuste situacional. Si se toma por 
adelantado, requiere de una ayuda institucional, es decir, de una ins-titucionalización 
de la diferenciación entre las expectativas 
cognoscitivas y las normativas. Debe ser posible esperar que otros 
esperen una caracterización normativa de las expectativas en 
también Donald M. Mackay, «Communication and Mcaning - A Functional Approach», 
F.S.C. Northrop y Helen H. I.ivingston (eds.), Cross-Cuhural Understatiding: Epistemology in 
Anthropology, (New York: Harper & Row, 1964), pp. 162-179 (163). 
2 3 «Una norma es una regla más o menos clara que expresa los aspectos de 'deber' de 
las relaciones entre los seres humanos» es una manera típica de ignorar el problema. 
Paul Bohannan, «The Differing Realms of the Law», reimpreso en Paul Bohannan (ed.), 
Law and Warfare: Studies in the Anthropology of Conjlict (Carden City, N.Y.: The Natural 
History Press, 1967), pp. 43-56, 45/. 
18
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
ciertos casos y una caracterización cognoscitiva en otros, de otro 
modo, las expectativas normativas simplemente serían 
proyecciones privadas. La institucionalización también ayuda a 
imputar a otros la misma elección de caracterización. 
En un nivel puedo esperar una conducta desviada de 
un criminal conocido. Incluso entonces puedo conservar ex-pectativas 
normativas de la conducta correcta y seguir estando 
seguro de ellas porque puedo esperar que el criminal espere 
que mis expectativas sean normativas. La «obligatoriedad» de 
las normas simboliza este perseverar contrafactual de las expec-tativas 
en el nivel de las expectativas concernientes a las ex-pectativas 
sobre el tiempo.24 
No podemos desarrollar esta concepción de la obligato-riedad 
de las normas con más detalle.25 Sin embargo, nuestra 
concepción refinada de las normas muestra que el problema de la 
doble contingencia no puede «resolverse» simplemente por medio 
de la referencia a las normas, porque las normas tienen una relación 
muy especial con la doble contingencia. Fuera del problema de la 
no realización de las expectativas que se redefine por medio de la 
diferenciación entre las expectativas normativas y las cognoscitivas, 
existen otros aspectos problemáticos de la selectividad 
doblemente contingente. Usaremos el concepto de la transmisión 
de las selecciones para definir la función de los medios. Para 
preparar la elaboración de esta idea, tenemos que conceptualizar 
otro problema que está fuera del alcance (pero que no es 
independiente) de la teoría de las normas, esto es, el problema de 
la atribución de las selecciones, el que también tiene consecuencias 
de gran importancia para la teoría sociológica.26 Si definimos la 
2 4 J o h n Galtung hizo esta distinción por primera vez, «Expectations and Interaction 
Processes», hiquiry, 2 (1959), pp. 213-234. Su poder analítico es claramente superior a las 
distinciones previas que usualmente se referían a los factores psíquicos o incluso metafisicos 
como la razón, la emoción o la voluntad. 
2 5 Ver también Niklas Luhmann, «Normen in soziologischer Perspektive», Soziate 
Well, 20 (1969), pp. 2848. Una mayor elaboración será publicada en mi Rechtssoziologie 
(Reinbeck: Rowohlt, 1972). 
2 6 En este ensayo no podremos señalar todas las relaciones posibles entre estas 
diferentes áreas de problemas: por ejemplo, seguir el asunto de bajo qué condiciones 
especiales los problemas de atribución y de transmisión de las selecciones, con respecto 
a las posibles frustraciones, se van a tratar como expectativas normativas, cognoscitivas 
o ambiguas; o explorar si la d i f e r e n c i a c i ó n de las expectativas normativas y las 
19
Teoría de los sistemas sociales 
interacción por medio de la doble contingencia y entendemos a 
ego y a alter como sujetos con sus propios potenciales de selección 
significativa, tendremos que cuestionar la idea de que la sociología 
puede fundarse en un concepto básico de acción. Existen dos 
modos de selección significativa, la acción y la experiencia.27 
Concebimos un proceso como acción si su selectividad se le 
atribuye a un sistema,28 y como experiencia si su selectividad se le 
atribuye a la situación o al entorno del sistema. 
Estas definiciones implican: 
1. Que los conceptos de sistema y entorno se usan para 
definir a la acción (y no viceversa); y que, por lo tanto, la teoría de 
sistemas es más básica que la teoría de la acción;29 
2. Que la clasificación de la selección como acción o como 
experiencia depende de la elección de un sistema de referencia: una 
acción de un sistema puede ser la experiencia de otro sistema; 
cognoscitivas presupone ciertos modos para resolver el problema de la atribución y de 
la transmisión de las selecciones, es decir, una diferenciación de la experiencia y la acción, 
y una diferenciación de los medios especializados, por ejemplo, el poder y la verdad. 
2 7 Uso el término experiencia en el sentido amplio y cargado del término alemán 
Erlcben. 
2 8 Existen algunas investigaciones concernientes al sistema de la personalidad. Ver 
Fritz Heider, «Social Perception and Phenomenal Causality», Psychological Review, 51 
1944), pp. 358-374; Edward E. Jones y Keith E. Davis, «From Acts to Dispositions: The 
A t t r i b u t i o n Proccss in Person Perception», en Leonard Berkowitz (ed.), Advances in 
Experimental Social Psychology (New York; Academic Press, 1965), pp. 212-266. 
2 9 Existen varias razones para proponer esta inversión dentro del marco teórico 
general. Ofrece cambios para integrar la teoría de los sistemas de acción en la teoría 
general de sistemas. De este modo, da la base para los análisis comparativos y evolutivos 
que pueden comparar a los sistemas físicos y orgánicos con los sistemas de acción 
significativa, puede elucidar las ventajas adaptativas de los sistemas de acción sobre los 
sistemas orgánicos y los sistemas físicos, y puede encontrar estas ventajas en la complejidad 
mayor del sentido como un modo especial de relacionar un sistema que tiene otras 
posibilidades con un entorno que tiene otras posibilidades con respecto a estas otras 
posibilidades. Además, existen razones inmanentes en el concepto de acción que señalan 
la primacía del concepto de sistema. La identidad de una acción en el flujo continuo de 
la conducta sólo se define con respecto a un sistema que limite las posibilidades de 
acción significativa, i.e., en términos de lo que podría cambiarse en un sistema. (Parsons 
usa un argumento comparable para la relación de unidad y sistema). Y los componentes 
de la estructura de la acción (Parsons identifica actor, situación, fines, medios, condiciones, 
normas, valores y afirma explícitamente que no se conciben en el nivel del acto único 
aislado) presuponen limitaciones de posibilidad, cambio y compatibilidad, las que no 
pueden identificarse sin aceptar una discontinuidad entre el sistema y el entorno. No es 
suficiente aclarar las relaciones entre estos componentes porque estas relaciones cambian 
con la complejidad variable de las relaciones entre el sistema y el entorno. Para los 
conceptos de fines y medios he trabajado sobre este p u n t o en Niklas Luhmann, Zweckbegrijf 
und Systemrationalitat (Tübingen: Mohr, 1968). 
2 0
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
3. Que la acción y la experiencia pueden considerarse 
como modos de selección funcionalmente equivalentes y, en cierta 
medida, ser sustituidos uno por otro; 
4. Que tenemos que buscar reglas de atribución que pue-dan 
diferir en las diferentes sociedades; que tenemos que explorar 
las razones para estas diferencias, las razones que hacen a una u 
otra regla ventajosa y permiten su institucionalización; 
5. Que existen cadenas de procesos selectivos en las dife-rentes 
constelaciones: experimentamos las acciones, representa-mos 
(expresamos) las experiencias y las experiencias de las expe-riencias 
o las experiencias de las acciones; preparamos las acciones 
por medio de las experiencias y las experiencias por medio de las 
acciones; experimentamos las acciones de alter como expresando 
su experiencia de nuestra propia acción. La opinión pragmática 
de que toda experiencia es instrumental para la acción es una 
preferencia dogmática por una de estas formas.30 La acción y la 
experiencia trabajan juntas por medio de un tipo de división del 
trabajo. Si dos sujetos se encuentran, constituyen el mundo como 
un vasto horizonte de posibilidades que no pueden reducirse 
sólo por medio de la acción y de la reacción. También tienen que 
usar el otro modo de selección, la experiencia; y, por lo tanto, 
constituyen «sistemas sociales para los cuales atribuyen una acción 
selectiva propia».31 En otras palabras, para distribuir y organizar 
la selección, tienen que usar la diferencia entre el actor y la situación 
y, simultáneamente, la diferencia entre el sistema social y su 
entorno. 
Cada sistema personal y social se identifica por medio de 
su propia selectividad, es decir, como un sistema de acción. Sin 
embargo, el marco conceptual de la sociología no puede derivarse 
sólo del concepto de acción o de interacción. Los sistemas son 
sistemas-en-un-entorno y su propia selectividad se organiza en 
3 0 Talcott Parsons, «Interaction: Social Interaction», D. Sills (ed.), International 
Enciclopedia ofthe Social Sciences, Vol. 7 (New York: The Free Press, 1968), pp. 429441 (436), 
formula la misma idea «que cada actor es tanto el agente que actúa como el objeto de 
orientación, tanto para él mismo como para los otros». 
3 1 Para este concepto ver Ronald D. Laing, The Politics of Experienee (New York: 
Pantheon Books, 1967). Ver también Ronald D. Laing, Harbert Phillipson y A. Russell 
Lee, lnterpcrsonal Perception: A Theory, and a Melhod of Research (New York: Springer Publ. 
Co.', 1966). 
21
Teoría de los sistemas sociales 
relación a un entorno seleccionado y que selecciona. Para el sistema, 
las selecciones del entorno son experiencias. La teoría sociológica 
tiene que poner tanto a la interacción como a la interexperiencia 
como selecciones intersubjetivas en iguales condiciones; entonces 
puede incorporar la tradición conceptual que enfatiza la 
reflexibilidad social de la conciencia (ego está consciente de que 
alter está consciente de la conciencia de ego) la que, para los 
estadounidenses, es mejor conocida bajo el nombre de «yo espejo» 
(Cooley) y «toma de roles» (Mead). Y será posible integrar ambas 
tradiciones que compiten por la posición de una teoría sociológica 
general: la sociología de los sistemas de acción y la sociología del 
conocimiento. 
La doble contingencia y la mediación 
El problema de la doble contingencia encuentra una solución 
institucional por medio de la integración normativa de las expectati-vas 
de los actores. Esta afirmación de Parsons sigue siendo verdade-ra. 
Sin embargo, existe una inclinación peligrosa de ignorar la im-portancia 
teórica del problema. El hecho de que todos los sistemas 
sociales tengan soluciones institucionalmente modeladas y que no 
puedan existir de otro modo, no significa que el sociólogo, por me-dio 
de un tipo de absorción teórica de inseguridad,32 pueda conside-rar 
que el problema está resuelto y olvidarse de él. Al haber recons-truido 
el concepto de la contingencia en términos de los procesos 
de selección, estamos en posición de ver su importancia penetrante 
y de unir más directamente la teoría de los medios generalizados 
con el problema de la contingencia. Parsons considera que el pro-blema 
de la doble contingencia se resuelve por medio de la 
institucionalización de los sistemas sociales y de los códigos del 
lenguaje simbólico, los que, entonces, siguiendo las líneas de di-ferenciación 
de los sistemas, se diferencian como medios de 
intercambio entre los subsistemas. Propondré explorar los medios 
generalizados como un tipo de solución para el problema de la 
3 2 En el sentido de James G. March y Herbert A. Simón, Ormnizalions (New York: I. 
Wiley, 1958), pp. 164 ss. 
2 2
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
doble contingencia, esto es, como una organización social de la 
selectividad humana individualmente dispersada. 
Los sujetos individuales tienen muy poca conciencia y, con-secuentemente, 
un potencial muy limitado para una elección cons-ciente. 
Sin embargo, viven conscientemente en un mundo infinito 
de otras posibilidades de experiencia y de acción constituidas por 
medio de la comunicación con otros sujetos. Se experimentan a sí 
mismos y a otros sujetos como sistemas que seleccionan sus propias 
experiencias y acciones, pero ni ego ni alter pueden elegir todas las 
posibilidades que se les brindan para elegir. Esta condición humana 
hace imposible una disociación completa de los sistemas selectivos, 
incluso lógicamente imposible, si MacKay está en lo correcto.33 Una 
consecuencia es la emergencia de sistemas sociales que restringen y 
distribuyen las posibilidades reales de selección y que pueden 
tratarse como sistemas separados tanto para los propósitos 
analíticos como en las situaciones de la vida cotidiana. Puesto en 
una perspectiva dinámica y visto como un proceso, esto significa 
que la transmisión de las selecciones es inevitable. Se realiza por 
medio de la comunicación. De esta manera, existen dos modos 
interdependientes de hacer frente a la contingencia alta, que tienen 
que tratarse en un nivel igual de abstracción conceptual: la 
restricción de las posibilidades de elección por medio de los 
sistemas sociales y la transmisión de las elecciones realizadas por 
medio de la comunicación. 
La comunicación presupone el lenguaje. Se organiza por 
medio de la doble selectividad, por medio de la diferenciación de un 
código simbólico generalizado de la conducta hablante concreta. 
Pero, lingüísticamente, es perfectamente posible mentir y engañar, 
negar, refutar la aceptación y estar callado. Como un código sim-bólico 
generalizado, el lenguaje sí limita las posibilidades, pero 
no da los motivos.34 Esta combinación de la limitación con la 
3 3 Donald Mackey, op. cit., 1964, p. 163. 
3 4 Parsons también reconoce esta limitación del lenguaje. Sin embargo, trata de 
vencerla por medio de la especialización del lenguaje, esto es, por medio de un «com-promiso 
» del medio simbólico generalizado. Ver Talcott Parsons, «On the Concept of 
Value-Commitments», Sociological Imjuiry, 38 (1968), pp. 135-159. En mi opinión, todos 
los medios involucran compromisos con la complejidad reducida (¡no sólo con los 
valores!) y esta función distingue a los medios como un tipo de mecanismo especial 
respecto al lenguaje.
"Teoría de los sistemas sociales 
apertura se encarga de la complejidad estructural alta, pero no se 
encarga, por sí misma, de la transmisión de las selecciones. En 
otras palabras, la comunicación no es necesariamente efectiva. 
Esto es otro modo de expresar la doble contingencia. El lenguaje 
por sí solo no es suficiente para resolver el problema de la doble 
contingencia. Requiere de la función adicional de los medios 
generalizados para asegurar que la selección de ego de la experiencia 
de la acción será aceptada por alter como una premisa de sus 
propias selecciones. Por lo tanto, no podemos describir a los 
medios generalizados sólo como un código lingüístico o un 
lenguaje especializado. Esto no explicaría la transmisión de las 
selecciones. Como los sistemas sociales, los medios son mecanismos 
para reducir las elecciones que quedan lingüísticamente abiertas. 
Para explicar la transmisión de la complejidad reducida, 
tenemos que buscar mecanismos motivacionales que operen a 
pesar de la existencia de otras posibilidades. Estos mecanismos 
tienen dos fundamentos; la capacidad limitada para el procesamiento 
consciente de la información y el modelo de la selección. La 
limitación de la conciencia hace imposible llevar hasta el fin todas 
las posibilidades visibles de la experiencia y la acción, tampoco es 
posible elegir sin aceptar las elecciones, punto de importancia 
muy general para el dinero, el poder, la verdad y el amor. En 
cierta medida, toda persona tiene que aceptar lo que otros han 
elegido simplemente porque otros han elegido. La conciencia 
siempre organiza su propia selectividad en relación con la selección 
de otros sujetos. Predispone que los actores acepten selecciones 
como una condición de su propia libertad de elección sobre 
problemas específicos. En la teoría sociológica, esta capacidad 
limitada puede considerarse constante, pero la organización de 
su selectividad es variable. Su organización está abierta para el 
cambio evolutivo y para aprender en el nivel de los sistemas sociales 
y de los sistemas de personalidad. 
Para explicar estos cambios, tenemos que concentrarnos 
en el segundo fundamento del mecanismo motivacional: el mode-lo 
de la selección. La selección tiene la forma general de «uno de 
entre más de uno». Estos «uno de entre más de uno» tienen que 
combinarse por medio de modelos que aseguren que una selec-ción 
continúa y refuerza a las otras. Descritos como un proceso,
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
tales modelos tienen la forma general de «uno de entre más de 
uno de entre más de uno de entre...» Pero con su estrecho campo 
de atención, la conciencia no puede tomar los modelos concre-tamente 
elaborados de este tipo (o se limitaría al uso de cadenas 
de selección muy simples). Usa a los símbolos generalizados 
para representar a estos modelos en un nivel más alto de 
abstracción. Estos símbolos generalizados tienen que ser 
fenomenológicamente simples (para ser representables) y 
funcionalmente complejos (para funcionar adecuadamente 
como sustitutos para las cadenas concretas de descripciones). 
Funcionalmente, tienen que estar «formados» como una 
promesa confiable de «contenido» y ser una sugestión para una 
evocación rápida de atención. 
Los modelos simbólicos generalizados que cumplen estos re-querimientos 
pueden ser conceptos que organicen cadenas individuales 
de selección. Pueden abarcar diferentes sistemas y organizar la selectivi-dad 
de un sistema en relación con el modo en que otros usan su poder 
de selección. A este tipo de modelo le llamamos medios de comunica-ción 
generalizados. Entonces, los medios resuelven el problema de 
la doble contingencia a través de la transmisión de la complejidad 
reducida. Emplean su modelo de selección como un motivo para 
aceptar la reducción, de manera que la gente se junte entre sí en un 
mundo estrecho de entendimientos comunes, expectativas comple-mentarias 
y temas determinables. Los medios no sólo son palabras, 
símbolos o códigos; son constelaciones significativas de selectividad 
combinada a las que se les puede dar significado por medio de las 
palabras, ser simbolizadas y ser codificadas legalmente, metodoló-gicamente 
o de otro modo. Ejemplos prominentes son el dinero y el 
poder, y nos gustaría agregar la verdad, el amor y, tal vez, el arte. 
Los medios transmiten selecciones contingentes que se 
perciben como actuaciones pasadas. Por otro lado, la confianza 
se refiere a contingencias futuras.3S Los dos horizontes de tiempo 
dan la base para una clara distinción analítica. Sin embargo, el 
hombre siempre está consciente de ambos horizontes. Se concibe 
a sí mismo como constante y recuerda a los sucesos como 
indicadores más o menos confiables de sucesos futuros. Por lo 
3 5 Ver Niklas Luhmann, Verlraunr. Ein Mecbanismus der Reduküon sozialer Komplcxitdr
Teoría de los sistemas sociales 
tanto, los medios involucran la confianza en cuanto que la 
confiabilidad de las selecciones pasadas se torna un problema.36 
El hecho de aceptar las selecciones de alter puede reducir o incluso 
restringir las posibilidades de ego de elección futura. Por lo tanto, 
requiere de seguridades institucionales, por ejemplo de la ley y de 
estrategias especiales de control de riesgos, el resultado de las 
cuales es la confianza. Entonces, la confianza no es un tipo especial 
de medios generales. Condiciona el futuro de todas las selecciones 
mediadas. La necesidad de confianza aumenta y cambia hacia 
formas más generalizadas y más especializadas, a causa de que el 
horizonte de tiempo se expande hacia un futuro abierto, y la 
diferenciación de los medios involucra una diferenciación 
correspondiente de la confianza. 
Los medios del amor, la verdad y el poder 
en la perspectiva evolutiva 
La diferenciación del lenguaje, de los medios y de los sistemas tiene 
consecuencias importantes para la evolución social. La evolución 
requiere tres tipos diferentes de mecanismos: mecanismos de varia-ción 
que realizan las posibilidades simples; mecanismos de selección 
que seleccionan las realizaciones útiles y eliminan las inútiles; y 
mecanismos de estabilización que incorporan la innovación 
seleccionada a la estructura de los sistemas existentes.37 El grado 
3 6 Parsons considera a la estructura simbólica de los medios generalizados como 
una base para la confianza en las intenciones humanas especiales en «On the Concept of 
Influence», Public Opinión Quarterly, 27 (1963), pp. 37-62 (47 ss). Además, los medios 
presuponen una confianza más generalizada en la continuidad y eficiencia operacional 
de los sistemas que los usan. Esta confianza tiene la forma «reflexiva» de la confianza en 
el hecho de que otros confiarán en los sistemas y en sus medios. «La base racional para 
la confianza en el dinero es que otros tienen confianza en el dinero», Talcott Parsons, 
«Some Reflections on the Place of Forcé in Social Process», Harry Eckstein (ed.), Internal 
War: Problems andApproachcs (New York: The Free Press, 1964), pp. 33-70 (45). Ver también 
Luhmann, Vertrauen... pp. 44 ss., 63 ss. 
37 Este esquema conceptual tan general puede aplicarse en diferentes niveles a diferen-tes 
tipos de sistemas. Ver Donald T. Campbell, «Variation and Selectivc Retention in 
Socio-Cultural Evolution», General Systems, 14 (1969), pp. 69-85. La aplicación más conocida 
está en el nivel de los organismos (mutaciones, selección natural, aislamiento reproductivo). 
Para el desarroll o de los sistemas cognoscitivos de personalidad (aprendizaje) ver 
Donald T. Campbell, «Methodological Suggestions From a Comparative Psychology of 
Knowledge Processes», lnquiry, 2 (1959), pp. 152-182 (163). Alvin Bskoff publicó un punto 
de vista relacionado sobre el cambio de los sistemas sociales, «Functional Analysis as a 
"JA
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
de evolución depende de la medida en que estos mecanismos 
pueden diferenciarse de manera que posibilidades viables que no 
son idénticas a los sistemas existentes, es decir, reducidas a cero. 
El cambio evolutivo en las relaciones sociales también 
presupone una diferenciación de estos mecanismos de manera 
que puedan, aunque interdependientes, operar bajo diferen-tes 
condiciones de eficacia. El lenguaje realiza una sobrepro-ducción 
permanente de posibilidades, estimula la realización 
común de alguna de estas posibilidades y, de este modo, sirve 
como el mecanismo primario de la variación. Los medios 
encauzan las selecciones socialmente aceptables y transmisibles, 
por ejemplo, las elecciones que pueden tener éxito social. Usan 
la eficacia del proceso de comunicación como un criterio y, 
de este modo, funcionan como mecanismos de selección. Los 
sistemas se encargan de las discontinuidades (límites) y se 
estabilizan por medio de la selección exitosa de las estructuras. 
Las discontinuidades significan contingencias diferenciales. 
Las posibilidades (pasos siguientes, elecciones) del entorno 
no son las mismas posibilidades de los sistemas. Las 
posibilidades del sistema están condicionadas por el hecho 
de que no necesitan continuar en su entorno. Esta constitu-ción 
de sus propias posibilidades implica, al mismo tiempo, 
probabilidades y riesgos. Por lo tanto, las probabilidades no 
pueden realizarse al azar; tienen que usarse para compensar 
los riesgos, en otras palabras, para resolver los problemas del 
sistema. La estabilización por medio de la construcción de 
sistemas es el modo en que se mantiene este equilibrio entre 
las probabilidades específicas y los riesgos específicos, y las 
soluciones para sus problemas se tornan continuamente 
disponibles. La estabilidad es la capacidad para reproducir 
soluciones a los problemas bajo condiciones simplicadas de 
c o n t i n g e n c i a limitada.3 8 Reproduce la solución de los 
problemas que se generan y resuelven por medio de los límites 
del sistema, es decir, por medio de la diferenciación y de la 
Source of a Theoretical Repertory and Research Tasks in the Study of Social Change», 
Walter Hirsh y G.K. Zollschan (eds.), Exploralions in Social Change (Boston: Houghton 
Mifflin, 1964), pp. 213-243 (224 ss.). Niklas Luhmann trata al caso de la evolución legal 
con el mismo esquema conceptual, «Evolution des Rechts», Rechtsthcoric, 1 (1979), pp. 3-22. 
-)7
"Teoría de los sistemas sociales 
limitación de las posibilidades. Esta actuación puede multiplicarse 
por medio de la diferenciación del sistema, por medio, por 
medio de la repetición de la construcción de sistemas dentro 
de los límites de un sistema. 
En un sentido lógico y operacional, la estabilización parece 
depender de la selección de las soluciones de problemas y la selec-ción 
de la variación en el sentido de la generación de otras posibili-dades. 
Sin embargo, los mecanismos reales se presuponen entre sí 
en el orden inverso. Primero viene la persistencia de los límites, en el 
sentido de que genera contingencia por medio de la diferenciación 
de las posibilidades. Lo que es posible depende de lo que está esta-bilizado. 
Además, la función de estabilización de la construcción del 
sistema y de la diferenciación del sistema tiene primacía en cuanto a 
que establece la interdependencia de los mecanismos evolutivos. La 
variación y la selección se refieren a los posibles estados de los siste-mas; 
y la estructura que está estabilizada determina la medida en 
que pueden separarse los mecanismos especializados para la 
viariación, la selección y la estabilización (en el caso de la sociedad: 
el lenguaje, los medios y la diferenciación de los sistemas). 
Las sociedades muy simples sólo pueden lograr un grado 
muy bajo de diferenciación entre estos mecanismos.39 Estos siste-mas 
se estructuran por medio de expectativas relativamente concre-tas: 
por medio de un «ethos» en el sentido arcaico y preclásico. Esto 
no da las posibilidades de un cambio estructural legítimo. Para ellos, 
su lenguaje es el sentido del mundo; las palabras son la esencia de las 
cosas. Un modo nuevo e inusual de hablar se acerca al hecho de 
errar o mentir. El lenguaje no sirve para abrir el acceso a otras 
posibilidades. Incluso en las sociedades más altamente desarrolla- 
3 8 I.a teoría filosófica se queja de la «alienación», «objetivación» y «reificación» que 
implican el olvido de «el mundo» y la «subjetividad trascendental». Ver Edmund Husserl, 
«Die Krisis der europaischen Wissenschaften und die transzendentale Phanomenologie», 
Hussertíana, Vol. VI (Den Haag: M. Nijhoft; 1954); Lothar Eley, Metakritik der Formalen 
Logik, (Den Haag: M. Nijhoff, 1969). Esto puede reinterpretarse como una queja sobre las 
limitaciones de la libertad para el cambio estructural. Por otro lado, la teoría cibernética 
apunta a la ventaja importante del ahorro de tiempo por medio de la reproducción. 
3 9 El asunto de la diferenciación de los mecanismos evolutivos tiene que distinguirse, 
analíticamente, del asunto de la diferenciación de los sistemas, es decir, la diferenciación 
segmentaria o funcional. Por supuesto, existen interdependencias en el sentido de que las 
sociedades que están diferenciadas primariamente en segmentos, no tienen la posibilidad 
de ir muy lejos en la diferenciación de los mecanismos evolutivos. Y eso significa que se 
desarrollan lentamente. 
->o
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
das, las palabras limitan las posibilidades. El desarrollo de la ley 
romana sólo fue posible, considerando su alto aprecio por las 
palabras como instituciones, por medio de un tipo de 
«nominalismo práctico». Tenía sus bases sociales en un grupo 
profesional de especialistas legales capaces de juzgar las diferentes 
consecuencias de los diferentes constructos legales, es decir, en la 
diferenciación funcional de los papeles. 
Bajo estas condiciones, la función de la transmisión de las 
selecciones no puede y no necesita institucionalizarse en forma se-parada. 
Los hombres viven orientados hacia una «construcción de 
la realidad»40 comunal, que da a los significados compartidos el ca-rácter 
de hechos obvios. La contingencia y la selectividad son pro-blemas 
de un impacto muy limitado, manejables en términos de las 
categorías morales y técnicas de la vida cotidiana. Toda persona puede 
tomar fácilmente el sentido de las experiencias y las acciones que 
otros desean sacar. Existen unas pocas alternativas visibles, y la acep-tación 
usualmente no es cosa de una elección consciente (excepto 
por muy pocos problemas disputados que se resuelven por medio 
de la violencia o de la amenaza de la violencia). Estas sociedades 
estabilizan sus sistemas sociales primariamente por la falta de alter-nativas. 
Existe poca necesidad de medios especializados, ni siquiera 
de poder,41 porque se funden las funciones del lenguaje y de los 
medios.42 Las palabras son modelos para la verdad, el amor, la 
amistad, el poder, la ayuda recíproca, etcétera, y simbolizan el 
orden de la sociedad como un todo, así como también señalan 
las instituciones marginales.43 
La tradición griega de pensar en la ley y en la sociedad da 
evidencia de un rompimiento significativo y consciente con las 
sociedades arcaicas. Refleja un nivel nuevo de organización social 
4 0 En el sentido de Peter L. Berger y Thomas Luckmann, llie Social Conslruction of 
Rcalily: A Treatise in The Soáology of Knowledge (Garden City, N.Y.: Doubleday, 1966). 
4 1 Ver Siegried F. Nadel, «Social Control and Sclf Regulation», Social Forres, 31 
(1953), pp. 265-273. 
4 2 Por lo tanto, otra consideración sería apropiada para los autores que usan el 
concepto del lenguaje de los medios y que buscan principalmente una diferenciación de 
los códigos y de los mensajes como condición de la influencia social. Ver Terence S. 
Turner, «Parsons Concept of 'Generalized Media of Social Interaction' and Its Relevance 
for Social Anthropology», Sociological Inquiry, 38 (1968), pp. 121-134. 
4 3 Ver Shmuel N. Eisenstadt, «Ritualized Personal Relations», Man, 96 (1956), pp. 90- 
95, par3 e s t e último caso. Ver también nota 74.
"Teoría de los sistemas sociales 
y una interpretación consciente de sus problemas, de sus formas 
institucionales y de sus propios riesgos. Una nueva gama de selec-tividad 
institucional y de elección individual se torna visible y 
requiere de un entendimiento generalizado y de formaciones 
políticas legales compatibles con grados mayores de libertad. En 
las principales conceptualizaciones (por ejemplo, la distinción de 
physis y nomos, la concepción ética de la acción humana y la 
constitución política, por ejemplo, institucional de los asuntos 
comunes) podemos reconocer el problema subyacente: la búsqueda 
de limitaciones naturales de la selectividad humana.44 
En este contexto de desarrollo institucional y conceptual 
encontramos el origen de las innovaciones sintomáticas que indican 
necesidades nuevas para que los mecanismos generalizados trans-mitan 
la selectividad. Una de ellas está relacionada con la palabra 
nueva e inventada artificialmente philia.,45 traducida después como 
amicitia, amour, amistad, amor, pero originalmente indicaba las rela-ciones 
sociales de aceptación mutua en un sentido muy amplio. El 
concepto significaba claramente un mecanismo motivacional con 
fuertes implicaciones morales. Desde estas bases surgió un desa-rrollo 
conceptual muy importante que puede caracterizarse como 
un proceso lento de eliminación de las connotaciones 
funcionalmente difusas. La primera discusión griega clásica se 
centró en el valor del «amor» solamente útil (es decir, puramente 
económico) contra el que Platón expuso sus especulaciones sobre 
eros. Aristóteles y sus seguidores consideraron al amor en su esencia 
y en su forma más alta como una virtud pública, como un amor 
político y, con esto, como un elemento esencial de la sociedad. 
Después de la caída de las polis y de la propagación del 
pensamiento religioso cristiano, la connotación política perdió 
4 4 Esta interpretación del pensamiento griego sigue a Joachim Ritter, Melaphysik und 
Politik: Stiidien zu Aristóteles und Hegcl (Frankfurt: Suhrkamp, 1969). Al mismo tiempo, da 
la evidencia clásica para la tesis de Parsons que dice que la diferenciación involucra 
u n i v e r s a l i z a c i ó n , generalización y la necesidad de recspecificación de las normas 
generalizadas. Ver Charles Ackerman y Talcott Parsons, «The Concept of 'Social System' 
as a 1 heoretical Device», Gordon J. DiRenzo (ed.), Concepts, Theory and Explanation in the 
liehaviora/ Sciences (New York: Random House, 1966), pp. 19-40 (36 ss.). 
4;i La lengua griega arcaica sólo conocía pililos, que significaba vinculado a, cercano 
a, perteneciente a y, por lo tanto, estimado por. No tenía ningún concepto para expresar 
amistad o amor en un sentido abstracto. Ver Franz Dirlmeir, PHYLOS und PHILIA ir" 
vorhcllcnischen Griecbentum, Thesis (München: 1931).
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
su importancia y la función socictal del amor se expresó por 
medio de símbolos religiosos. El amor se convirtió, en su esencia, 
en amor de Dios y de Dios en Su creación. Esta idea se aceptó y se 
elaboró durante la Edad Media. Finalmente se destruyó en las 
rocas del subjetivismo reflexivo moderno, el que no pudo ofrecer 
ninguna solución convincente para el problema crucial del interés 
propio en el amor (como la discusión famosa sobre el amour pur 
entre Fénélon y Bossuet exhibida a una gran cantidad de público 
europeo). Unas pocas décadas después, la idea más o menos lite-raria 
del amor apasionado (o romántico) se aceptó en forma 
general como la expresión esencial del amor verdadero. Ahora el 
«amor verdadero» significaba un sentimiento individual serio y 
profundo que se entrega a un individuo (y sólo a uno), y la «pasión» 
simbolizaba el abandono del control social normativo de las 
parejas. Se esperaba que éstos llevaran al matrimonio. Ahora el 
amor se institucionaliza como un medio simbólico especializado. 
Regula las selecciones mutuas de los individuos por medio de la 
vida familiar común en términos de personalidades compatibles 
y de mundos personales compatibles. Con esto da, como veremos, 
motivos especiales para aceptar la complejidad reducida. 
Otra línea de desarrollo se concentra en el problema de 
la verdad. De ningún modo es obvio que la verdad en sí misma 
pueda ser un problema y, para las sociedades arcaicas, esto 
simplemente era inconcebible. Por supuesto, cuestionaban la 
existencia de los hechos y la confiabilidad de los informes, pero 
no la verdad en un sentido abstracto. Se requería de las 
condiciones sociales de sociedades más altamente desarrolladas, 
políticamente constituidas y económicamente diferenciadas para 
visualizar la verdad como tal (por ejemplo, para concebir la 
aletheia como la manifestación y la accesibilidad de la existencia 
en su evidencia fenomenológica). Esta idea tenía sus bases en 
las construcciones indisputables de la realidad comunal 
concebidas como «ser» o «naturaleza»; pero ya podía especiali-zar 
la lucha humana orientada hacia una meta y que busca la 
verdad y podía organizar la interacción social (por ejemplo, el 
diálogo) en torno a esta idea. La semejanza con la philia es notable 
y es tanta que también la aletheia se concibió como posible sólo 
en las sociedades constituidas políticamente, esto es, sociedades
Teoría de los sistemas sociales 
que se basan en una diferenciación entre los sistemas familiares 
(oikos) y el sistema político (polis). 
El pensamiento griego clásico ya no consideró más a la 
verdad como una manifestación del ser, sino como una corres-pondencia 
del pensamiento y la realidad. Este concepto permitió 
las combinaciones de la libertad y las limitaciones (la libertad de 
pensamiento y las limitaciones por medio del mundo objetivo) 
que podían institucionalizarse y seguían siendo estables bajo 
condiciones sociales variables. Las limitaciones sobre el 
pensamiento se hicieron conscientes como una aceptación de la 
realidad como es, y no primariamente como restricciones morales 
del pensamiento o como límites sociales, organizacionales o 
metodológicos de la ciencia como un sistema social. Las etapas 
principales del desarrollo mayor se marcaron por medio de una 
diferenciación cada vez mayor del lenguaje de la realidad como 
objetos del conocimiento. Esto se estimuló por medio de la 
escuela nominalista de los escolásticos medievales y se le relacionó 
estrechamente con el problema de la contingencia. El lenguaje se 
emancipó para el uso instrumental, se abstrayó de cualquier valor 
innato de la verdad por medio de la diferenciación conceptual 
entre el pensamiento y el ser. La diferenciación creciente del 
lenguaje, de los medios y de los sistemas requirió de un control 
consciente. Esta tradición intelectual estableció la necesidad y 
ofreció la posibilidad de elaborar una concepción nueva de la 
verdad científica basada en la idea de la certeza metódicamente 
controlada de la transmisión intersubjetiva. El conocimiento es 
científico, «cuando aquel que pretende la ciencia de cualquier 
cosa puede enseñar lo mismo; es decir, demostrar la verdad de 
aquello, conspicuamente, a otro».46 En este contexto, el «otro» es 
el sujeto razonable y no una persona concreta orientada por su 
p r o p i o estatus, papeles, intereses o historia biográfica. 
Nuevamente, la fuente del conocimiento es el sujeto razonable y 
no una autoridad social de estatus alto que cuenta con los recursos 
funcionalmente difusos para la atención y el crédito.47 La idea 
, 0 [ 
4 ' V " Thomas Hobbes, Lcviathau (London-New York: Everyman's Library, 
1953), p. 22. ' 
4 7 comentarios sobre el carácter excepcional y artificial de esta concepción 
«occidental» de la verdad ver Ithiel de Sola Pool, «The Mass Media and Polines in the 
3 2
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
nueva del «sujeto», la subjetividad no de la sustancia, sino de la 
conciencia, simboliza un grado mayor de diferenciación de 
papeles, esto es, la independencia relativa de la comunicación 
científica que busca la verdad del estatus social, de los intereses 
políticos, económicos o familiares y de los compromisos 
históricos. Por supuesto, los detalles de este desarrollo son muy 
intrincados. Podemos tomar sus aspectos esenciales como (1) una 
diferenciación creciente del lenguaje, del medio y del sistema 
como mecanismos que varían, que seleccionan y que estabilizan; 
(2) una generalización y especialización crecientes de la verdad 
como un medio para la comunicación científica; (3) una 
diferenciación creciente de la verdad de otros medios, por ejemplo, 
el amor o el poder; y (4) las diferenciaciones correspondientes del 
papel. 
Nuestro último ejemplo concierne al poder. Aquí, también, 
podemos describir una tendencia muy significativa de desarrollo 
conceptual dentro de la antigua tradición europea que acompaña e 
interpreta la diferenciación cada vez mayor del sistema de la socie-dad. 
Ya que la separación entre los sistemas familiares y los sistemas 
políticos está en la base de todas las formas más altas de sociedades 
funcionalmente diferenciadas, el poder político es un hecho para 
todos los antiguos pensadores. Tiene la autoridad legítima para dic-tar 
decisiones colectivamente obligatorias. El pensamiento antiguo 
ya relaciona el poder con un sistema, al menos con un cargo, y 
no, como en el caso del amor o de la verdad, con una idea o con 
una virtud pública que sólo mucho después se convertirán en 
principios de los subsistemas.48 Sin embargo, el poder político 
Modernization Processes», Lucían W. Pye (ed.), Communicaliom and Political Devefopnient 
(Princeton: Princeton Univcrsity Press, 1963), pp. 234-253 (242 ss.). Para la misma idea de 
un t o n o filosófico y menor ver Edmund Husserl, «Die Krisis der e u r o p a i s c h en 
Wissenschaften und die transzendentale Phanomenologie», Husserliana, Vol. VI (Den 
Haag: M. Ni¡hofiF, 1954). 
4 8 Explicaremos esta diferencia por medio de la distinción de dos tipos de medios: 
los medios que regulan la transmisión de la selectividad de la aaión, por ejemplo, el 
poder, son más fáciles de diferenciar y de institucionalizar en modelos especializados 
que los medios que regulan la transmisión de la selectividad de la experiencia, por 
ejemplo, el amor y la verdad. La razón de esta diferencia se encuentra en el hecho de que 
la selectividad de la acción de otras posibilidades se ve más fácilmente que la selectividad 
de la experiencia. Esto explica en parte el hecho de que algunos subsistemas sociales se 
diferencien antes que otros y que sólo las sociedades totalmente desarrolladas y altamente 
complejas puedan especializar subsistemas en torno a los medios del amor y la verdad. 
33
Teoría de los sistemas sociales 
siguió estando institucionalizado en el nivel de la sociedad, como 
el amor y la verdad, y no se le consideró como un medio político 
(y sólo político) especializado. Por un lado, esto se expresó por el 
hecho de que la sociedad se concebía como el sistema político 
(societas civilis) con papeles políticos como sus partes principales 
y, por otro lado, por la idea de que el poder se basaba en 
fundamentos morales y legales. La transmisibilidad de las 
decisiones obligatorias fue considerada como un fenómeno moral 
llamado potestas, hasta que un nuevo concepto de poder como 
fuerza causal ganó prominencia. Por un tiempo, ambos conceptos 
se usaron juntos;49 entonces, el concepto de potestas desapareció 
sin un sustituto adecuado, dejando detrás una concepción 
puramente causal del poder en el sentido de que «la conducta de 
A intencionalmente causa la conducta de B». Sin embargo, pode-mos 
advertir dudas cada vez mayores en esta opinión prevale-ciente. 
50 La idea de Parsons de concebir el poder en analogía con 
el dinero como un medio simbólico generalizado51 parece indicar 
la solución, esto es, una interpretación adecuada del poder como 
un mecanismo regulador altamente especializado, usado en el 
subsistema político de los sistemas sociales funcionalmente 
diferenciados. 
La mediación de la acción y de la experiencia 
Por supuesto, las ideas y conceptualizaciones resucitadas de la 
antigua tradición europea no ofrecen pruebas válidas. No las 
revivimos como argumentos científicos en el mismo nivel con la 
teoría sociológica. Incluso el concepto moderno de la verdad 
científica no es, en sí mismo, un concepto científico de la verdad. 
Por otro lado, tenemos que admitir que simplemente no es cosa 
4 9 Ver Cristian Wolff, Vernünftige Gedanken von dcm gesellschafllichen Leben der Mcnschen 
und inbesonderheit dem gemeinen Wesen, 5ta ed. (Frankfurt - Leipzig: 1740), p. 456. 
5 0 Ver James G. March, «The Power of Power», David Easton (ed.), Varieties of Political 
tbeory (Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-HaM, 1966), pp. 39-70; Niklas Luhman n, «Klassische 
Theorie der Macht: Kritik ihrcr Pramissen», Zeitscbrift für Politik, 16 (1969), pp. 149-170. 
Para el p u n t o de vista legal se hace importante Jürgen Ródig, Die Denkform der Alternative 
in der Jurisprudenz. (Berlin - Heidelberg - New York: Springer, 1969). 
,„ -,5' V e r T a l c o t t P a r s o n s . " ° n 'he Concept of Political Power», Proceedings of tbe American 
Pbilosophical Society, 107 (1963), pp. 232-262. 
34
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
de suerte lo que piensan los pensadores. Pudimos señalar las 
semejanzas notables entre las diferentes líneas de desarrollo 
conceptual y entre estos desarrollos conceptuales y la evolución 
societal. Estas semejanzas sugieren que los desarrollos conceptuales 
conducen o resultan de la evolución de la sociedad. Reflejan las 
necesidades cambiantes de simbolización que surgen en el flujo 
de una diferenciación sistémica y complejidad social cada vez 
mayores, la contingencia cada vez más consciente y la selectividad 
de la acción y de la experiencia. Por lo tanto, tenemos que esperar 
que el trabajo simbólico enfoque, en cierta medida, los problemas 
de la contingencia, la selectividad y la transmisión de las 
elecciones, lo que significa que elabore medios de comunicación 
generalizados y prepare su institucionalización.52 
Por ahora se ha hecho obvio que tenemos que abandonar 
el esquema de los medios que ha descrito Parsons. Parsons 
prefiere un enfoque más deductivo y analítico. Trata de deducir 
su esquema bien conocido AGIL, de los problemas del sistema, 
de una teoría general de la acción y da prioridad a la 
diferenciación de los sistemas de acuerdo con estas cuatro 
funciones. Relaciona, entonces, el concepto de los medios 
generalizados con los procesos de intercambio que resultan de 
esta diferenciación.53 Para él, los medios están relacionados 
funcionalmente con los problemas del subsistema y no con el 
problema general de la contingencia. Consecuentemente, 
concibe cuatro y sólo cuatro medios: el dinero, el poder, la 
influencia y los compromisos. No hay lugar, al menos en el 
nivel del sistema social, para explicar la verdad, aunque la ciencia 
es un sistema social casi en el mismo sentido que la economía o 
la política. En su estado actual incompleto, la teoría es difícil 
de examinar, pero parece haber un peligro de arbitrariedad en 
una unión puramente analítica de los problemas, los sistemas, 
los subsistemas, los procesos de intercambio y los medios, que 
no puede controlarse suficientemente por medio de una simple 
5 2 Por supuesto, existen otros tópicos del trabajo simbólico, por ejemplo, el orden 
normativo de la ley y el concepto de sistema, articulados en términos de todos y partes, 
de metas y medios y de orden jerárquico. 
5 3 «La necesidad de medios generalizados de intercambio es una función de la diferencia-ción 
de las estructuras sociales». Talcott Parsons, «Systems Analysis: Social Systems», D. Sills 
(ed.), op. cit., Vol. 15, pp. 458473, 471.
Teoría de los sistemas sociales 
repetición del esquema AGIL. Sin osar dar una opinión final 
sobre el enfoque de Parsons, puede valer la pena explorar otras 
posibilidades. 
Tomaremos la idea de la emergencia evolutiva de los me-dios 
generalizados y la transferiremos a un marco de referencia 
conceptual ampliado y flexible.54 La diferencia resultante puede 
resumirse en tres puntos: primero, hemos relacionado funcional-mente 
el concepto del medio con el problema de la doble 
contingencia y no primariamente con las consecuencias de la 
diferenciación de los sistemas (por lo tanto, preferimos hablar de 
medios de comunicación y no de medios de intercambio). Las 
posibilidades y los problemas de la diferenciación de los sistemas 
viene después cuando tengamos que considerar qué medios, en el 
contexto de la evolución societal pueden articularse con problemas 
del sistema funcional y estabilizarse por medio de la diferenciación 
de subsistemas funcionales. Segundo, esto implica que no 
podemos usar un esquema de diferenciación de sistemas como 
una pauta para el razonamiento deductivo; no podemos estar 
seguros de conocer axiomáticamente por adelantado el tipo y 
número de medios posibles. En cambio, tenemos que usar un 
enfoque inductivo y heurístico, sensibilizado, pero no lógicamente 
determinado por medio del problema de la contingencia. 
Entonces, no estamos determinados en cuanto al tipo y número 
de medios. Investigaremos los casos del «poder», el «dinero», la 
«verdad» y el «amor» y dejaremos abiertas otras posibilidades 
funcionalmente equivalentes, que sugieren fuertemente que podría 
incluirse al «arte». Tercero, de este modo podríamos perfeccionar 
la teoría de la evolución. Podemos concebir a los sistemas sociales 
concretos y funcionalmente diferenciados como organizados al-rededor 
de medios generalizados culturalmente desarrollados, o 
como las concretizaciones de las diferentes formas de resolver el 
problema de la doble contingencia (mientras que Parsons, por 
otro lado, tendría que sostener que los sistemas funcionalmente 
5 4 Para una idea general ver Luhmann, Verlrauen... Por supuesto, es cuestionable el 
hecho de si el concepto del medio puede definirse en forma suficientemente abstracta 
como para sobrevivir a esta transferencia de un contexto a otro. Pensamos que pueden 
preservarse las ideas teóricas importantes con respecto al dinero y al poder, la elaboración 
de analogías entre medios diferentes, la idea de la generalización y de la regulación 
simbólica de los procesos y, aún más importante, la conexión de estos aspectos. 
3 6
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
diferenciados tienen que existir, al menos analíticamente, antes 
de que pueda desarrollarse la necesidad de organizar sus 
intercambios). Al comenzar con la contingencia como nuestro 
«concepto sensibilizador» (Blumer), podemos resumir que la 
contingencia se torna consciente como selectividad en la forma 
doble de acción y experiencia. Existen acciones selectivas si la 
selección se le atribuye a los sistemas que actúan significativamente; 
y existen experiencias selectivas si la selectividad se considera como 
«el estado del mundo». Esta diferencia de atribución se transforma 
en experiencia (es decir, ego sabe si las selecciones de alter son las 
experiencias de alter o las acciones de alter). El problema de la 
aceptación de la complejidad reducida se amplía en estas dos 
direcciones: la aceptación de las experiencias de alter y la aceptación 
de las acciones de alter. Ambos casos pueden ser relevantes para 
las experiencias de ego o para las acciones de ego. Este esquema 
general proporciona cuatro constelaciones posibles y sugiere 
diferentes tipos de problemas en cada una de ellas: (1) la expe-riencia 
de alter puede ser aceptada como la experiencia vicaria de 
ego (Ac -» E); (2) la experiencia de alter puede ser aceptada por 
ego en la forma de una acción correspondiente (A^ Ea); (3) la 
acción de alter puede seleccionar una experiencia de ego y ser 
aceptada como tal (Aa -» EJ; y (4) la acción de alter puede ser 
aceptada como una acción de ego (Aa •* EJ. Suponemos que 
cada constelación difiere de las otras y que generará problemas 
muy diferentes en el modo en que puede transmitirse la 
complejidad reducida. Por lo tanto, para la sociedad será ventajoso 
el hecho de especializar los medios generalizados en relación con 
estas diferentes áreas de problemas. En realidad, en nuestro estudio 
de la tradición europea hemos encontrado algunas indicaciones 
de que la diferenciación societal entre los medios y los sistemas 
sociales se ha desarrollado en la dirección de una separación y 
especialización funcional cada vez mayor. Ahora queremos 
argumentar que esta diferenciación funcional entre los medios y 
los sistemas resulta del problema de diferenciación cuádruple 
descrito; es decir, que la verdad, el amor, el dinero y el poder 
transmiten complejidad reducida en diferentes tipos de situacio-nes 
que combinan la selectividad por medio de la experiencia o 
por medio de la acción de alter y de ego.55 Si esto es verdad, el
Teoría de los sistemas sociales 
desarrollo de los medios a partir de las construcciones primitivas 
de la realidad puede entenderse como un modo de hacer frente a 
la doble contingencia en el nivel del sistema social de la sociedad. 
El primer caso, en el que las experiencias de alter son adopta-das 
(y, por supuesto, adaptadas) como experiencias de ego, se simbo-liza 
por la verdad. En otras palabras, la verdad expresa la equivalencia 
de las experiencias de alter y de ego. En el curso de la interacción 
social, la verdad surge como un símbolo con referencia al cual los 
casos críticos de transmisión pueden interpretarse, normalizarse y jus-tificarse. 
Ya que sólo las experiencias están involucradas y no las ac-ciones 
seleccionadas por la propia cuenta de los actores, la verdad está 
simbolizada, en un principio y más fácilmente, como realidad. Los 
casos problemáticos típicos son aquellos relacionados con el «apren-dizaje 
vicario», por ejemplo, con el hecho de establecer y cambiar las 
expectativas sobre la base de las experiencias de otros.56 El aprendiza-je 
vicario no es simplemente una imitación. Involucra mayores ries-gos 
y mayores responsabilidades. Ego no imita las acciones que han 
conducido y que nuevamente pueden conducir a buenos resultados, 
evitando los malos. Al aprender de otros, acepta de inmediato las 
experiencias como resultados de los procesos de selección, sin sufrir 
el dolor, perder el tiempo, e incluso, sin poder repetir estos procesos. 
55 Podemos usar la técnica de la tabulación cruzada para presentar nuestra idea: 
Experiencia de ego Acción de ego 
Experiencia de alter Ae •» Ec Ar •» Ea 
(verdad; compromisos del valor) (amor; influencia) 
Acción de alter Aa Ec Aa -» Ea 
(dinero; arte) (poder) 
pero, entonces, deberíamos agregar varias advertencias. Los compartimientos deben 
interpretarse como la definición de las áreas de problemas, no de las soluciones para los 
problemas (ni siquiera en un sentido analítico), es decir, n o como definiciones de los medios 
correspondientes. La deducción de una diferenciación de los problemas simplemente 
significa que un desarrollo de los diferentes medios en estos términos causará las 
ventajas de la especialización funcional. No nos permite concluir que, de hecho, estos 
medios existen, ni que cada una de estas áreas de problemas será manejada por un y sólo 
un medio, ni que los problemas y las soluciones para los problemas serán congruentes 
en el sentido de que los medios existentes resolverán, sin mayor especialización, todos 
los problemas que surjan en su área particular. Comparado con el nivel de la teoría al 
que aspira Parsons, nuevamente sentimos la necesidad de un descuento lógico. 
5 6 V e r A l b e r t Bandura, «Vicarious Processes: No Trial Learning», Leonard Berkowitz 
(ed.). Advanas in Experimental Social l'sfcbology (New York: Academic Press, 1965), pp. 1-56, 
Alfred R. Lindesmíth y Anselm R. Strauss, Social Psycholory, 3ra ed (New York- Holf Rinehart 
y Winston, 1968), pp. 283 ss. 
3 8
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
Puede subsistituir el control de la comunicación por la expriencia 
y, finalmente, el control del medio por el control de la comuni-cación. 
En todo caso, ego usa al «contexto» como una guía para su 
propia selección. Sin embargo, el «contexto» relevante puede 
cambiar desde la familiaridad personal con los alter concretos a 
una noción muy vaga sobre la confiabilidad de la ciencia. 
Este uso de las experiencias de alter significa el pago del 
alivio por medio de riesgos mayores, y estos riesgos requieren de 
una elaboración y control simbólico. La institucionalización de la 
verdad como un medio de comunicación cada vez más generalizado 
y especializado satisface esta necesidad de control simbólico del 
aprendizaje vicario. Entonces, el aprendizaje vicario parece ser la 
variable intermedia entre la evolución social y la cultural. Esta evo-lución 
requiere de más y más rápidos procesos de aprendizaje vica-rio 
y de una elaboración y refinamiento funcional cada vez mayor de 
la verdad como un medio simbólico. La función mediadora de la 
verdad hace posible confiar, en un grado cada vez mayor, en la ex-periencia 
de otros, incluso sin conocerlos.57 
La idea moderna de la verdad, el desarrollo de la cual he-mos 
indicado previamente, tiene su rasgo más significativo en un 
alto grado de compromiso con un estilo cognoscitivo de expectati-va, 
esto es, de aprendizaje y con una reacción de frustración. Por 
supuesto, aunque es algo obvio hoy en día, de ningún modo esto es 
un asunto simple. Nuestra diferenciación entre los problemas de la 
transmisión de la selección y los problemas de la frustración frente 
a las selecciones que no se esperaban, como se presentaron ante-riormente, 
nos permite ver el problema. La transmisión de la selec-tividad 
de la experiencia de alter a la experiencia de ego (A •* E) no 
está necesariamente controlada sólo por medio de las expectativas 
cognoscitivas y de la disposición para aprender.58 El hecho de 
tratar a la transmisión de las experiencias como un asunto de 
5 7 Ver Robert E. Lañe, «The Decline of Politics and Ideology in a Knowledgeable 
Society», American Sociological Reniew, 31 (1966), pp. 649-662, con implicaciones interesantes 
en cuanto a la interdependencia de la verdad y el poder en este aspecto. 
5 8 Y precisamente debido a que el modelo cognoscitivo de la verdad de ninguna 
manera es simple, el compromiso con las expectativas y el aprendizaje cognoscitivo en la 
ciencia se supone y se gobierna normativamente por medio de condiciones muy estrictas. 
El carácter cognoscitivo en la ciencia se supone y se gobierna normativamente por medio 
de condiciones muy estrictas. El carácter cognoscitivo de la verdad se institucionaliza en 
un nivel de expectativa por medio de las expectativas normativas que están en otro nivel.
Teoría de los sistemas sociales 
cognición es una elección demasiado peligrosa como para ser 
universalmente válida. Por lo tanto, podemos suponer que para 
la misma constelación (Ac Ec) se ha desarrollado un medio 
complementario sobre una base normativa.59 Respondiendo a 
esta necesidad, Parsons ha conceptualizado un medio especial 
como compromisos del valor.60 El concepto del valor es 
apropiado porque se refiere más a la experiencia que a la acción, 
dejando, en gran medida, abierta la elección de la acción.61 Queda 
por explorar precisamente cómo trabaja la referencia a los valores 
en el proceso de la transmisión de las experiencias seleccionadas 
que cubren las restricciones normativas sobre las posibles eleccio-nes 
de tópicos, contenidos y razones. 
El amor es el medio de la segunda constelación (Ar E) 
donde ego se compromete por medio de la acción con las experien-cias 
y las posibles experiencias de alter. El amor no es sólo una ac-ción 
mutuamente gratificante, una experiencia común y un «enten-dimiento 
» mutuo, sino también una selección recíproca. Requiere 
que ego seleccione su acción y, con esto, se identifique a sí mismo 
como un sistema en relación con el mundo (incluyendo al 
mismo ego) como lo ve alter; y que alter, como el otro ego, actúa 
del mismo modo. La transmisión de la complejidad reducida va 
desde la experiencia a la acción. Si el amor se hace realidad, la 
selectividad de la experiencia se refuerza por medio de la acción. 
De este modo, la historia cultural del amor no es simple-mente 
una historia de condiciones variables de gratificación sexual. 
Depende de la evolución de la sociedad que cambia el horizonte 
de posibilidades y las condiciones de selectividad con respecto a 
la experiencia tanto como a la acción. El aumento del mundo 
5 9 1.a reflexión filosófica de esta necesidad puede encontrarse en el idealismo alemán, 
que confronta el ámbito de la naturaleza y al ámbito de la libertad en el sentido de 
libertad para el compromiso del valor. El sociólogo que examine esta literatura puede 
darse cuenta de que no ha sido posible establecer el ámbito de la libertad fuera de la verdad 
y de la causalidad natural. La «necesidad» del compromiso, que simboliza la transmisibilidad 
de la orientación del valor, sólo se quedó en un postulado, fracaso que indica algunos de 
los problemas de un medio especial para las orientaciones normativas. 
6 0 Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Valué Commitments»... 
61 Incluso me atrevo a decir que la referencia al valor nunca lustifica la selección de 
una acción particular, porque toda acción depende de una decisión en cuanto a una 
preferencia entre valores antagónicos que no están ordenados transitivamente en el nivel 
del código general del medio. 
4 0
Los medios generalizados y el problema de la contingencia 
público hace posible concebir al amor del modo antiguo como 
una virtud pública. Se hace visible la contingencia y la selectividad 
no sólo de las acciones sino también de las experiencias, y el 
amor se especializa funcionalmente para relacionar los «mundos» 
privadamente seleccionados de opiniones, de estilo de vida, de 
gusto, de juicio y de preferencias con la acción privadamente 
seleccionada que ya no pertenece más a la verdad o al sentido 
universalmente compartido.62 Incluso el amor pretende no ser 
comprensible por otros. 
Como ocurre con la verdad, el amor también se especializa 
bajo las condiciones modernas. Concebido como un afecto apasio-nado, 
se torna incapaz de mediar en todos los casos en que la expe-riencia 
de alter selecciona la acción de ego (At -* EJ. Junto con la 
verdad, aunque de un modo altamente precario y problemático, se 
desarrolla un medio generalizado de los compromisos del valor. Junto 
con el amor privado y apasionado, siguiendo a Parsons, podemos 
identificar a la influencia como un complemento para las situaciones 
públicas.63 En el caso de la influencia, alter recurre a sus experien-cias, 
a sus razones y a su «potencialidad o elaboración razonada»,64 
lo que le indica un cierto curso de acción a ego, de quien se espera 
que dirija sus intenciones de acuerdo con eso.65 La influencia es 
apropiada para el uso público porque se refiere al mundo común de 
las experiencias accesibles y no a la condición privada del afecto 
recíproco. Como un medio de comunicación, parece estar mucho 
menos consolidado que el amor. Carece de un sistema de apoyo 
especializado, de una base simbiótica y, en gran medida, vive de la 
verdad exagerada. 
Entonces, el amor y la influencia no son una verdad y no 
62 y c r p e t c r [ Berger y Hansfried Kellner, «Le Mariage et la construction de la réalité», 
Diogéne, 46 (1964), pp. 3-32, traducción alemana, «Die Ehe und die Konstruktion der 
Wirklichkeit: Eine Abhandlung Zur Mikrosoziologic des Wissens», Suzialr Welt, 16 (1965), 
pp. 220-235. 
6 3 Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Influence»... 
6 4 Ver la definición de autoridad de Friedrich en «Aulhorily, Reason, and Discretion», 
en Friedrich, Cari J. (ed.), Aulhorily (Nomos I) (Cambridge; Harvard University Press, 
1958), pp. 28-48 (35). 
6 5 Parsons define su concepto de influencia como persuasión, formando las intencio-nes 
del otro por medio de sanciones positivas. La diferencia parece ser menor porque el 
encauzamicnto a través de las intenciones y la referencia a las sanciones positivas serán 
particularmente apropiadas si se comunican las experiencias selectivas y no las decisiones.
Teoría de los sistemas sociales.  Niklas Luhmann
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Teoría de los sistemas sociales. Niklas Luhmann

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  • 2. N i k l a s L u h m a n n • ¿Quién es Luhmann? Por razón de espacio, se recomienda sustituir el ¿quién?, por el ;qué intenta? Durante los últimos cuarenta años el trabajo de Luhmann se ha concen-trado en construir una teoría de la sociedad. Jürgen Habcrmas, en eso, lo compara con Marx: "Con la teoría crítica de la sociedad que se remonta a Marx une, pues, a Luh-mann el interés por el análisis social global, que obliga a abordar una teoría de la evolu-ción social y una teoría de la estructura so-cial. Con Marx une a Luhmann además, y esto lo separa definitivamente de Parsons, una concepción de la unidad de teoría y praxis tomada de la filosofía de la historia, y la correspondiente idea de una autoconsti-tución de la especie o de la sociedad". Desde los clásicos, por consiguiente desde hace cien años, la sociología no había hecho ningún avance significativo respecto a una teoría omniabarcadora de la sociedad. Evi-dentemente que, en este lapso, la sociología contribuyó de manera decisiva al conoci-miento social, tanto desde el punto de vista metodológico como teórico; sin dejar de la-do la portentosa acumulación -almacena-da-, de saber empírico. Sin embargo, la so-ciología, por consideraciones de demasiada complejidad, se ahorró la descripción om-nicomprensiva de la sociedad. El trabajo descomunal de Luhmann (cer- ' ca de 6o libros y 400 artículos) no tiene otro objeto que el de desarrollar precisa-mente una teoría con pretensiones de ser una observación integral que embone con la operación de la sociedad contemporánea. Este libro reúne artículos decisivos que : forman parte de esa gran teoría... r r t o 5
  • 3. LIBRO UNICO UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO Luhmann, Niklas Teoría de los sistemas sociales : artículos / 1. Sistemas sociales. 2. Estructura social. 3. Diferenciación (Sociología). I. Torres Nafarrate, Javier. Il.t. III. S. HM 131 L8618.1998 Diseño de la portada y colección: Marina Garone Gravier Cuidado de la edición: Media Comunicación a r n u o T E C A í ¡ C U S f f l C A C í OM {•/ D.R. © Niklas Luhmann l í o . DE FO No. DE Ei CtAVE J . 3 > & j Í j ~ 1a. edición en español, 1998 D.R. © Universidad Iberoamericana — .- ^— Prol. Paseo de la Reforma 880 ^ Col. Lomas de Santa Fe Deleg. Alvaro Obregón 01210 México, D.F. ISBN 968-859-318-4 Impreso y hecho en México Printed and made ¡n México
  • 4. L I B R O U M I C O Colección Teoría Social V¿$b eACüLTA0 üt CIENCIAS PÜUi .u l i J k J j j y ADMINISTRACION P'JBUU ^ ^ CCNTSO D£ DOCUMENTAOO* Esta colección de textos de teoría social se propone, desde la uni-versidad -en este caso desde el sistema jesuítico de universidades mexicanas-, dar a conocer escritos que constituyan aportes signi-ficativos a Ía'ttoría de la sociedad. Sí, en primer lugar, aportes a la teoría, a/tóá:'bpéración peculiar que, actualmente, es tarea que se lleva a cabo, por sobre todo, en el sistema de la ciencia. Con ello se reafirma -de manera circular y con un componente(autológico muy alto- la necesidad de la teoría, la necesidad de la ciencia y la necesidad de la universidad. Para la tradición, la teoría significó escudriñar lo que se escondía detrás: origen, misterio, arcano. «Es verdad, las mirabilia, lo maravilloso, los grandes milagros del mundo fueron, en todo momento, desde los chismes de la Odisea hasta la naturalis historia de Plinio, una fuente de conocimiento del mundo y una invita-ción a la investigación de lo extraño».1 Para la modernidad, teoría, por razón de la complejidad avasalladora del mundo, es, sobre todo, £fijn&ttUíXÍáa: construcción de perspectivas insólitas desde las cuales se pueda contemplar la realidad de manera descollantemente selectiva. Por la teoría, el mundo no es sólo la unidad de lo que es (ontología), sino la dife-rencia desde la cual el mundo se hace accesible. Teoría, en la 1 Hans-Georg Gadamer, Elogio de la Teoría, Península (Barcelona, 1993), p. 29.
  • 5. "Teoría de los sistemas sociales actualidad, es, pues, pluralidad de perspectivas, y quien posibilita esa pluralidad es la sociedad. Por eso, esta serie de textos pretende ser una contribución a la .teoría. ¿kJa-SOcisdacL Queda fuera de discusión si por autonomasia (aunque no exclusivamente) le corresponda a las ciencias sociales la tarea de proponer nuevas configuraciones de entendimiento sobre la sociedad. Esta seguridad ingenua es lo que ha servido de pretexto para que el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana se proponga sacar a la luz, en el recuadro de sus tareas editoriales, esta serie de textos. Este libro Este libro, pensado como el primero de una serie de textos de Niklas Luhmann, hace su presentación al público cargado de quebranto. Luhmann, con setenta años de edad, está grave y se rumora que ya no se reestablecerá. Justo en el momento en el que en Alemania acaba de aparecer su obra cumbre «La Sociedad de la Sociedad», y que ha tenido una recepción muy laudatoria (Kieserling). Para hacerse una idea cercana (aunque no exacta) sobre la manera en la que Luhmann ha publicado su vastísima obra, ayuda tener en cuenta tres series de textos: I) La Ilustración Sociológica (Soziologische Aufklárung); II) La Estructura Social y su Semántica (Gesellschaftsstruktur und Semantik), y III) Sistemas Sociales. La Ilustración Sociológica es una colección de artículos sobre la teoría efe los sistemas sociales. El acento de estos escritos está puesto sobre todo en el desarrollo de la teoría y, en realidad, gra-cias a ellos Luhmann adquirió la reputación de teórico destacado en sistemas sociales. La editorial Westdeutscher está preparando ya el séptimo tomo. La seri zLctJEstmctura Social y su Semánticas una colección de escritos que parten de la tesis de que «la transformación del sistema llamado sociedad, produce en el acervo ideológico de las
  • 6. "Teoría de los sistemas sociales semánticas, modificaciones profundas y trascendentales, mediante las cuales la sociedad posibilita la continuidad de su propia repro-ducción ». El hilo conductor de esta serie es el seguimiento histó-rico d d cambio de se Mulo, dejos conceptos. La editorial Suhrkamp elabora el quinto tomo. — Por último, la serie'Sjstgmas Sociale^que, a partir de 1984,^ ha reunido los libros: Sistemas Sociales, La Economía de la Sociedad, La Ciencia de la Sociedad, El Derecho de la Sociedad, El Arte de la Sociedad, La Realidad de los Medios Masivos de Comunicación y La Sociedad de la Sociedad. Nuestra serie, Teoría de los Sistemas Sociales, quisiera parecerse y, hasta cierto punto fusionar, lo que en alemán apareció en dos distintas colecciones (Ilustración Sociológica y La Estructura Social y su Semántica). El proyecto consiste en que nuestros libros de Luhmann, aunque implican de inicio una selección, con el tiempo, se vayan acercando a la configuración original. Los mate-máticos dirían: acercamiento asintótko. Una réplica (traducida) de todos los libros de Luhmann sería una tarea prácticamente impo-sible para una sola universidad. Las traducciones de los artículos que configuran este libro provienen de distintos rumbos. El artículo central, Los medios generalizados y el problema de la contingencia, lo envió el Dr. Darío Rodríguez Mansilla, ya que fue parte de un Proyecto de traduc-ciones que se emprendieron en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Otros, aparecieron en revistas mexicanas, y por último el Dr. Héctor Fix Fierro de la Universidad Nacional Autónoma de México, tradujo los artículos sobre el Derecho. Esta labor de dar a conocer un autor, desentrañar su teoría, compilar sus textos, es un nicho exclusivo de la universidad. La universidad complejiza, así, su acervo de comprensión sobre el mundo. Con ello se carga de una nostalgia de plenitud: saber, por razón de las limitaciones que le impone la misma teoría, que no todas las posibilidades entrevistas deben hacerse operativas en la sociedad- Javier Torres Nafarrate México. Febrero de 1998.
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  • 9.
  • 10. Los medios generalizados y el problema de la contingencia La sociología necesita de una teoría general que refleje las estructu-ras constantes de la experiencia y de la acción social. Sin embargo, los actores tienen la posibilidad de laCeXección^y pueden elegir de maneras impredecibles. Si saben de la existencia de una teoría, pue-den sentirse estimulados a refutarla ppxjQBgdiaikitUacción. La anti-gua tradición europea de pensar en la sociedad, en la ley y en la '"'., política, reconoció este problema y trató de resolverlo. Era una tra-dición humanística y ética en cuanto que reflejaba la posibilidad de elección. Su teoría de los sistemas sociales {Koinoniai, societates) era una teoría normativa de las elecciones correctas y prudentes. El fra-caso de esta tradición fue una consecuencia inevitable del movi-miento científico. Sin embargo, esto no pone fin al problema de la estructura y de la elección, el que por lo tanto, tiene que resolverse de otro modo. Thomas Hobbes redefinió este problema como la prefe-rencia natural por la elección no ética, por ejemplo, la guerra y, por ende, como la necesidad del gobierno de establecer y garantizar el orden en las relaciones sociales. Para él, el instrumento que trans-forma la naturaleza en orden era legal, un contrato, y la ciencia que reconstruye conceptualmente el establecimiento del orden, era una ciencia natural de la ley y la política. Con esta concepción, Hobbes permanece en la tradición de la filosofía legal y política al menos de
  • 11. Teoría de los sistemas sociales dos maneras: una al definir el problema principal en términos éti-cos, aunque por medio de la negación.1 Y dos, al considerar a la ley y a la política como el ámbito de la resolución de problemas. En los términos de Parsons, estas limitaciones pueden interpretarse como el reconocimiento de la primacía funcional del subsistema político de la sociedad. Esta primacía ya no puede darse más por sentado. Desde Hobbes, la teoría de la sociedad política (societas civilis) ha sido reem-plazada por una teoría de la sociedad económica (bürgerliche Gesellchaft, en el sentido de Hegel y Marx). Hoy en día, nos inclinamos a dife-renciar entre el sistema de la sociedad y sus subsistemas. Esto signi-*^ fica que el concepto de la sociedad ya no contiene una decisión por una primacía esencial de subsistemas específicos y, por lo tanto, la teoría de la sociedad tiene que elaborarse en un nivel más alto de generalización. En este nivel conceptual del sistema social tiene que confrontarse una vez más el asunto de la estructura y de la elección J Un esfuerzo serio para hacer frente a este problema y a todas sus implicaciones ha sido hecho por Talcott Parsons2 quien lo elabo-ra en términos del sistema y de la acción, y trata de resolverlo por medio de la afirmación de que «la acción es un sistema».3 Esto condu-ce, con una consistencia notable, a su bien conocida teoría del sistema de la acción en la que enfatiza la diferenciación, la evolución de la diferenciación, la generalización y los procesos de intercambio entre subsistemas diferenciados. Entonces, el concepto de los medios ge-neralizados se refiere a los procesos de intercambio entre los subsistemas del sistema social de la sociedad. Los medios generaliza-dos se conciben como lenguajes especializados que regulan los proce-sos de intercambio entre los subsistemas. Consecuentemente, la dife-renciación de los medios resulta de la diferenciación de los sistemas y no viceversa. No existe una relación directa entre la teoría de los me-dios generalizados y la experiencia subjetiva de la elección. Los co- 1 Para comentarios sobre la forma específica de la negación y su contraste con la tradición aristotélica ver Manfred Riedel, «Zum Verhaltnis von Ontoiogie und politische Iheorie bei Hobbes», Reinhart Kosellcck y Román Schnur (eds.), Hobbcs-Forschungen (Berlin: Dunker & Humblot, 1969), pp. 103-118. 2 Para un informe explícito ver las formulaciones en: Talcott Parsons y Edward A. Shils (eds.), Tomaré a General Theory ofAcúon (Cambridge: Harvard University Press, 1951), pp. 63 ss. Ver «Tlie Position of Identity in tlie General Theory of Action», Chad Gordon y Kenneth J. Gergen (eds.), The Selfin Social lnteraction, Vol. 1 (New York: J. Wiley, 1968), pp. 11-23 (14). 10
  • 12. Los medios generalizados y el problema de la contingencia mentaristas críticos han señalado que en un principio Parsons comenzó con un concepto de acción voluntarista, es decir, un concepto que se define por medio de la contingencia de la orien-tación y elección subjetiva, y que lentamente cambió a una teoría neoconductista de los sistemas definidos estructuralmente.4 Otros críticos sostienen que concibe a los actores en interacción sólo como individuos que estructuran su acción en términos de fines y medios y que maximizan adaptativamente su satisfacción, y no como suje-tos con un potencial autoconsciente para la crítica, la innovación y la emancipación.5 Puede que estas críticas sean exageradas. La sub-jetividad de la orientación y elección humanas sigue siendo la condi-ción humana fundamental en la que Parsons basa su argumento de que la elección tiene que guiarse por medio de limitaciones estruc-turales, y que las acciones son por necesidad unidades de sistemas integrados normativamente. De este modo, Parsons redefine el pro-blema hobbesiano del orden en un nivel mayor de abstracción. Sin embargo, podemos y debemos negarnos a creer que el problema de la contingencia subjetiva ya se ha resuelto por medio de un sistema social existente. Tenemos que avanzar lentamente. Si aceptamos la tesis fundamental de que los sistemas signi-ficativos son necesarios para hacer frente a la contingencia subjetiva de la elección, aún no estamos -como Parsons seguramente con-cordaría- lógicamente comprometidos con cualquier sistema con-creto social o cultural. No podemos considerar a ese problema como algo resuelto por medio de los sistemas, mientras que, en forma constante, sigue siendo un problema para la interacción.6 Es bas-tante posible pensar en la contingencia como un problema que con-tinúa dentro y satura a todos los sistemas. Entonces, el concepto 4 Ver J o h n Finley Scott, «The Changing Foundations of the Parsonsian Action Scheme», American Sociological Review, 28 (1963), pp. 716-735. 5 Ver Jürgen Ritsert, «Substratbegriffe i» der Theorie des sozialen Handelns: Uber das Interaktionsschema bei Parsons und in der Parsonskritik», Sociale Welt, 19 (1968), pp. 119-137. 6 Como es el caso con los problemas fundamentales, existe una tentación casi irresistible de resolverlo por medio de la «sustantivación», al poner sustantivos tales como sistema, insti-tución, comunidad, liderazgo en el lugar del problema de la contingencia. Por supuesto, éste es el m o d o en que el problema encuentra solución en el lenguaje de la vida cotidiana, pero la sociología necesita un modo más cuidadoso y sofisticado de buscar el origen y reconstruir las soluciones para los problemas de la vida cotidiana, aunque sólo sea para preservar la posibi-lidad de otras soluciones, es decir, la contingencia de la solución. f i g l j l ttCülTAO OE CIENCIAS POlITiCA, W v M Y ADMINISTRACION PUBLICA ,,
  • 13. Teoría de los sistemas sociales de contingencia no sólo sirve como un argumento para la nece-sidad de los sistemas como sistemas, sino que además como una pauta para el análisis funcional de las estructuras y los procesos. Eso hace posible unir de un modo más directo el análisis de las estructuras y los procesos con la función de la construcción de sistemas como tal. Exagerando la oposición a Parsons podríamos hablar del análisis funcional-estructural, en contraste con el análisis estructu-ral- funcional. Esto formula la intención de no sólo relacionar el aná-lisis funcional con la estructura de los sistemas, sino también con la función de la estructura de los sistemas, esto es, la función de redu-cir la complejidad de las posibilidades contingentes.7 Sería intere-sante ver en qué medida los conceptos de Parsons podrían reformularse en esta perspectiva. Esto requeriría que una teoría fun-cional de la diferenciación (por ejemplo, en el sentido de Ashby) reemplazara a una teoría deductiva de la diferenciación funcional. Necesitaríamos una concepción funcional de las normas que expli-cara la «obligatoriedad» de las normas y no sólo el sentido de nor-mas particulares.8 Además, deberíamos tratar de unir más directa-mente el concepto de los medios generalizados con el problema central de la contingencia subjetiva de la orientación y de la elec-ción. Este es el intento del presente estudio. La doble contingencia: la acción y la experiencia El índice de Hacia una Teoría General de la Acción* no contiene nin-gún título sobre la «contingencia». Sin embargo, el concepto tiene una importancia central en la obra de Parsons, sin encontrar una atención y elaboración adecuadas. La cadena principal de argu-mentos se reduce a esta concepción: «los sistemas sociales necesi- 7 Para una breve exposición general de este p u n t o de vista ver Niklas Luhmann, «Soziologie ais Theorie sozialer Systeme», Kolner Zeilschrift Für Soziologie undSozialpsychologte, 19 (1967), pp. 615-644, reimpreso en Niklas Luhmann, Soziologische Aufilarung: Aufcátze zttr Ueorie socialer Systeme (Kóln-Opladen, Westdeutschcr Verlag, 1970), pp. 113-136. 8 Ver Niklas Luhmann, «Normen in soziologischer Perspektive», Soziale Welt, 20 (1969), pp. 28-48. 9 Talcott Parsons y Edward A. Shils (eds.), op. cit. Sin embargo, ver el índice de The Social System (Glencoe, III: The Prec Press, 1951) sobre la «doble contingencia». I ~>
  • 14. Los medios generalizados y el problema de la contingencia tan estructuras normativamente institucionalizadas para asegurar la complementariedad de las expectativas». Esta complementa-riedad es problemática debido a la «doble contingencia» inherente a la interacción. La gratificación de ego es contingen-te sobre la acción que elige alter. La selección de alter entre sus alternativas es, a su vez, contingente sobre la selección de ego. Entonces, existe un problema infinito como en todas las rela-ciones que pueden cambiar en ambas partes. Parsons tomó este problema infinito para resolverlo por medio de los sentidos compartidos en sistemas simbólicos relativamente estables. Al transferir esta concepción desde la teoría microsocio-lógica de la interacción hacia la teoría macrosociológica de la diferenciación de los sistemas, Parsons sustituye el «doble inter-cambio » por la «doble contingencia». Esto sólo es inteligible si nos damos cuenta de que Parsons, desde el principio, ha conside-rado a la acción en términos de fines y medios,10 y a la interacción como la interconexión de fines y medios, lo que es problemático sólo en cuanto a que los fines y los medios son evaluados diferencialmente. Bajo estas suposiciones tiene sentido reconstruir la doble contingencia como doble intercambio," lo que puede organizarse de modo que cada participante pueda seguir sus preferencias indivi-duales. Entonces, los medios generalizados son reglas simbólicas de intercambio que integran a los actores de sistemas con fines dife-rentes en un nivel alto de satisfacción recíproca. Esta línea de pensamiento interpreta el significado de «con-tingencia » en forma inadecuada y corre el riesgo de perderlo com-pletamente. La elección de Parsons del concepto de «contingencia» no fue un asunto de elección contingente. En un sentido muy su- 10 Por supuesto, ej p u n t o crítico no es sólo que la acción se concibe como causalidad evaluada, sino que esta concepción, siguiendo a Max Weber, quien en este aspecto se aproxima a Heinrich Rickert, se mantiene tanto en el nivel analítico como en el nivel c o n c r e t o , t a n t o para la conceptualización científica como para la descripción del significado propuesto de los actores mismos; y que se supone que el esquema de los fines y los medios integra ambos niveles. Lis bases históricas de esta teoría pragmática del conocimiento están expuestas en un estudio muy cuidadoso de Horst Baier, «Von der Erkenntnistheorie zur Wirklichkeitswissenschaft: Eine Studie über die Begründung der soziologie bei Max Weber.., Ms. Münster, 1969. 11 Ver Wsevolod W. Isajiv, Causation and Functionalism ¡n Sociobgy (London: Schocken Books, 1968), pp. 83 ss. n
  • 15. Teoría de los sistemas sociales perficial, podríamos reconstruir el argumento de Parsons al sustituir la «dependencia» por la «contingencia» e interpretar la «dependencia» como la dependencia de la realización de los fines sobre los medios. Pero, de este modo, la connotación original de «contingencia» se perdería. Si entiendo correctamente el término inglés «contingengi» en su uso presente, tiene su significado central en la dependencia, y primariamente pone atención al hecho de que la causa de la que algo depende hace una selección de entre otras posibilidades, de manera que el hecho contingente ocurre de un modo incierto y accidental. Si examinamos la tradición teológica y filosófica del término, nuestros descubrimientos confirman esta interpretación.12 En la filosofía escolástica, el término contingens pertenecía a la teoría de las formas modales. Al usarlo para traducir el término aristotélico eudecoruou (=posible), y al mezclarlo con el sentido del latín clásico de accidens o eveniens, se le redujo a significar un tipo especial de posibilidad, es decir, la «posibilidad de no ser».13 Esta «posibilidad de no ser» se le atribuyó a un mundo creado por la voluntad ilimitada de Dios. Sólo un mundo contingente, como lo descubrieron los escolásti-cos nominalistas, podría concebirse como creado por Dios. Contingens se usó en un sentido doble como una categoría general de lógica modal y como un término que incluye la selección causal como el factor que decide entre ser y no ser.14 La contingencia del 12 Ver Hans Blumenberg, «Kontingenz», Die Religión in Gescbicbte und Gegenwarl, Vol. III (Tübingen: 1959), pp. 1793-4, con más indicaciones. Para investigaciones más recientes ver Hcinrich Schepers, «Móglichkeit und Kontingenz: Zur Geschichte der Philosophischen Terminologie vor Leibniz», Studi e Ricerche di Storia dclla Filosofía #55, (Torino: 1963); Heinrich Schepers, «Zum Problem der Kontingenz bei Leibniz: Die beste der móglichen Welten», Collegium Philosophicum: Sludicn ]. Ritter zum 60 Geburlslag (Basel Struttgart: 1965), pp. 326-350. Los lectores de habla inglesa pueden consultar Philotheus Boehner, «The Tractatus de Praesdestinalione et de pracscientie Dei et de Futuris contingentibus of William Ockham», Si. Bonaventura No. 4 (1945), pp. 41 ss.; B. Wright, «Necessary and Contingent Being in St. Thomas», The New Scholaslicism, 25 (1951), pp. 439-466; Edmund F., Byrne, ProhabilUy and Opinión (Den Haag: M. Nijhoff, 1968), pp. 188 ss. 13 Como Leibniz lo aclaró, la negación no se refiere a la posibilidad misma -esto significaría imposibilidad- sino al ser cuya posibilidad se afirma. Contingens es una afirmación positiva sobre la posibilidad de ser negativa. 14 Ver Ger.ird Smith, «Aviccnna and the Possibles», The New Scholaslicism, 17 (1943), pp. 340-357; Celesti n o Solaguren, «Contingencia y creación en la filosofía de Duns Escoto», Verdad y Vida, 24 (1966), pp. 55-100. P a r t i c u l a r m e n t e clara en este d o b l e s e n t i d o del t é r m i n o es la a f i r m a c i ó n de u n a u t o r 14
  • 16. Los medios generalizados y el problema de la contingencia mundo vino a ser un corolario de la perfección de Dios. Por lo tanto, la contingencia también significaba la dependencia de Su Creación o la visibilidad de Su Libre Voluntad en Su Creación. Esto condujo a los devotos a pedirle a Dios la eliminación de infinitas otras posibilidades y una garantía de que el mundo seleccionado era el mejor de todos los mundos posibles. Por supuesto, esta tradición era conocida en sus resultados para Descartes y para Hobbes. Al descubrir que el Dios Trascen-dental estaba liberado de cualquier compromiso esencial con un orden «cósmico» preexistente de la natualeza o las ideas, sacaron las consecuencias para el individuo y para el orden social. Secularizaron el problema de la selectividad. Descartes la transformó en una teo-ría de procesos individuales y cognoscitivos, y Hobbes en una de procesos sociopolíticos y normativos. Sin ser sociológicos aún, no consideraron la interdependencia de los individuos y los procesos sociales; ni pudieron poner atención suficiente al hecho de que el problema de la selección contingente se hizo urgentemente relevan-te en relación con los cambios evolutivos en el sistema social de la sociedad.15 Sin embargo, estos antecedentes de la historia concep-tual ayudan a ver por qué, y en qué sentido, la contingencia es inhe-rente a la interacción. Resumiendo lo que hemos discutido hasta ahora, la con-tingencia significa que el Ser depende de la selección, la que, a su vez, implica la posibilidad de no ser y el ser de otras posibilidades.16 Un hecho es contingente cuando se le considera anónimo del siglo quince, reimpresa por León Baudry (ed.), La ijucrelle des futurs conlingents (Louvain 1465-1475) (Paris: J. Vrin, 1950), pp. 126-133 (127): «contingens igitur in prima sui divisione est dúplex. U n u m quod ex significato idem est quod possibile; et si a c c i p i t u r c o n t i n g e n t s absolute, non c o n s i d e r a n d o contingens per h a b i t u d i n em et rcspectum ad causam suam. Aliad esl contingens quod est et potest non esse, et non est et potest esse, quod distinguitur a possibili quia includit h a b i t u d i n em ct respectum ad causam que in produc?ndo (¿procedendo?) potest inhibiri». 15 Nos dedicaremos a este problema nuevamente. Aquí, al menos deberíamos notar el hecho sorprendente de que la preparación conceptual para la sociedad moderna precedió a su institucionalización: la selectividad alta y contingente fue un problema del pensamiento antes de que surgiera cualquier necesidad real de organizar los mecanismos para la selección contingente a gran escala. Aquí Parsons pudo ver una corroboración de su hipótesis, que el cambio evolutivo a gran escala está controlado en el nivel cibernático más alto, por ejemplo, por el subsistema cultural del sistema de la acción. Compárese Societies: EvoUtlionary and Comparative Perspectives (Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1966), pp. 113 ss. 16 El estatus científico y empírico de estas «otras posibilidades» lisa y llanamente se
  • 17. Teoría de los sistemas sociales como una selección de entre otras posibilidades que, en algún sentido, siguen siendo posibilidades a pesar de la selección. Al implicar un potencial para la negación y la visibilidad de otras posibilidades, el concepto sólo puede aplicarse al sentido de la experiencia y de la acción subjetivas. Esto no limita el alcance de la aplicación y, por supuesto, no significa que la contingencia sólo es accesible por medio de la «introspección». Todos los hechos pueden considerarse contingentes: el mundo objetivo,17 el Yo concreto con su biografía, la vida consciente,18 las decisiones, las expectativas y las otras personas con sus experiencias y elecciones. La contingencia es un universal pero, sin embargo, presupone un punto de vista subjetivo. Puede aplicarse a todos los hechos, pero no independientemente de un potencial subjetivo para negar y concebir otras posibilidades. Ahora estamos preparados para analizar el problema espe-cial de la doble contingencia en la interacción. La contingencia no se duplica al borrar la doble dependencia:19 tampoco la doble contin-gencia significa dos contingencias en el sentido de una simple suma, desconoce. Su clarificación será una de las misiones teóricas y metodológicas más importantes de las ciencias sociales en el futuro. Max Black, en su importante ensayo sobre la «posibilidad» nos hace dudar sobre la «perspectiva vaga» de otras posibilidades, diciendo que son puras ilusiones; destruye en passanl el constructo tradicional de las posibilidades en términos de una teoría de las modalidades, y deja al lector asustado al borde de este precipicio con el consejo de «emprender un estudio detallado de cómo usamos en realidad las palabrasa posible, posibilidad y sus cognados». Ver (Models and Melaphors: Estudies in Language and Pbilosopby (Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1962), pp. 140-152. 17 Sin embargo, la contingencia de «el» m u n d o implica un metamundo como el horizonte de todas las posibilidades, de las cuales se selecciona el mundo real por medio de la creación o de la evolución. La tradición cartesiana de la metaíisica subjetiva negaría esta afirmación y liberaría a la conciencia de la contingencia. Pero la inmediatez de la experiencia de nuestra propia concien-cia n o es razón suficiente como para excluir su contingencia. 19 Sin embargo, ver James Olds, The Growth and StrudureofMotives: Psychological Studies in the Theory ofAction (Glencoe, III: The Free Press, 1956), pp. 198 ss.: «Dentro del sistema de los objetos presentados, la contingencia es única en el sentido de que si ejecuto un conjunto particular de conductas lograré un resultado particular por mi trabajo. Dentro del sistema de los objetos no presentados existe una doble contingencia: si ejecuto las conductas que. me llevarán a ese objeto con éxito, entonces, si ejecuto un cierto conjunto de conductas (manipulando el objeto) logra-re u n resultado particular por mi trabajo». Entonces, la contingencia social (doble contingen-cia en el sentido de Parsons) sólo es un caso especial de esta dependencia doble. Pero este argumento confunde la contingencia con la dependencia. Consecuentemente, la contingencia social, es decir, la interacción de los sujetos que se reconocen entre sí como sujetos, se cons-truye como un caso especial de un caso demasiado simple. 16
  • 18. Los medios generalizados y el problema de la contingencia ni tampoco significa simplemente una interdependencia en el sentido de que ego depende de alter y viceversa, viniendo después el punto de vista subjetivo y sólo como una interpretación de esta interdependencia.20 La duplicación comprende toda la estructura: el potencial generalizado para concebir hechos como selecciones que implican negaciones, para negar estas negaciones y para reconstruir otras posibilidades. La doble contingencia es «double négation virtuelle»,21 lo que significa que las posibilidades de negación pueden retenerse y estabilizarse como posibilidades recíprocamente no actualizadas sino que implicadas. La duplicación de las contingencias es posible porque este potencial se localiza en los sujetos, y los sujetos pueden experimentar a otros sujetos. La duplicación no duplica al mundo y no construye dos ámbitos separados de contingencia. El potencial es universal para cada sujeto y es un aspecto de las constituciones significativas de su entorno, de manera que ego tiene que identificar a alter como otro sujeto en su mundo, y viceversa. La doble contingen-cia descansa en el hecho de que la contingencia es subjetiva y universal a la vez. Todo esto puede sonar innecesariamente complicado, es-pecialmente para los lectores a los que el contacto y la continuación con los temas, problemas y motivos del pensamiento europeo no tienen importancia. Sin embargo, para esta renovación existen razo-nes y resultados sociológicos específicos. El punto es que tenemos que concebir a la selectividad significativamente organizada como la condición humana específica, y que necesitamos el marco teórico conceptual descrito para entender los beneficios evolutivos como formas mayores de problematización y de organización de los pro-cesos selectivos. La doble contingencia no es simplemente un he-cho problemático inherente a la naturaleza de la interacción. Tiene el aspecto doble de un logro alto y de riesgos altos. Hace a la selecti-vidad de otros sujetos selectivamente disponible11 frente a riesgos cada 2U En algunas formulaciones Parsons se aproxima a este punto de vista. Ver Talcott Parsons, Robcrt F. Bales y Edward A. Sbils, Working Papen in the Theoty ofAction (Glencoe, III: The Frec Press, 1953), p. 35. 2 1 Debemos esta formulación espléndida a Paul Valéry, Animalités, Oeuvres (París: ed. La Pléiade, 1957), p. 402. 2 2 James Olds, op. cit., toca este punto en la p. 205 (del texto original en inglés), al describir la ganancia en términos de la economía de tiempo y de movimiento. Ver 17
  • 19. Teoría de los sistemas sociales vez mayores. La cadena de selección puede romperse y las expec-tativas frustrarse, un riesgo que, entonces, puede hacerse un pro-blema específico (secundario) y ser resuelto por medio de mecanismos especializados. La tradición principal tanto ética como sociológica ha tratado de resolver este problema por medio de la referencia a la existencia de normas y valores en todas las sociedades humanas, explicando la «obligatoriedad» de las normas y de los valores tanto por medio de la naturaleza, como por el consenso o por alguna circunscripción tautológica.23 Si relacionamos la función de la obligatoriedad con el problema de la sorpresa y de la decepción inherente a la doble contingencia podemos elaborar una definición funcional. Existen dos maneras posibles (y sólo dos) de reaccionar frente a las decepciones: aprender y adaptar las expectativas, o mantener las expectativas en contra del hecho. La decisión en cuanto al modo de establecer el resultado puede tomarse por adelantado y entonces atenúa la expectativa. Si se va a ajustar a la conducta contraria, la expectativa tiene un carácter cognoscitivo y se refiere a hechos futuros. Si se va a mantener en el caso de una conducta desviada, la decisión tiene un carácter normativo y se simboliza por medio del «deber». Aprender o no aprender, ese es el dilema. La decisión en cuanto a esta caracterización de las expecta-tivas y al acaecimiento de la reacción de decepción implica el riesgo de establecer por adelantado la conducta futura. Puede tomarse por adelantado o posponerse, dejando libre la elección entre el carácter normativo y el cognoscitivo para el ajuste situacional. Si se toma por adelantado, requiere de una ayuda institucional, es decir, de una ins-titucionalización de la diferenciación entre las expectativas cognoscitivas y las normativas. Debe ser posible esperar que otros esperen una caracterización normativa de las expectativas en también Donald M. Mackay, «Communication and Mcaning - A Functional Approach», F.S.C. Northrop y Helen H. I.ivingston (eds.), Cross-Cuhural Understatiding: Epistemology in Anthropology, (New York: Harper & Row, 1964), pp. 162-179 (163). 2 3 «Una norma es una regla más o menos clara que expresa los aspectos de 'deber' de las relaciones entre los seres humanos» es una manera típica de ignorar el problema. Paul Bohannan, «The Differing Realms of the Law», reimpreso en Paul Bohannan (ed.), Law and Warfare: Studies in the Anthropology of Conjlict (Carden City, N.Y.: The Natural History Press, 1967), pp. 43-56, 45/. 18
  • 20. Los medios generalizados y el problema de la contingencia ciertos casos y una caracterización cognoscitiva en otros, de otro modo, las expectativas normativas simplemente serían proyecciones privadas. La institucionalización también ayuda a imputar a otros la misma elección de caracterización. En un nivel puedo esperar una conducta desviada de un criminal conocido. Incluso entonces puedo conservar ex-pectativas normativas de la conducta correcta y seguir estando seguro de ellas porque puedo esperar que el criminal espere que mis expectativas sean normativas. La «obligatoriedad» de las normas simboliza este perseverar contrafactual de las expec-tativas en el nivel de las expectativas concernientes a las ex-pectativas sobre el tiempo.24 No podemos desarrollar esta concepción de la obligato-riedad de las normas con más detalle.25 Sin embargo, nuestra concepción refinada de las normas muestra que el problema de la doble contingencia no puede «resolverse» simplemente por medio de la referencia a las normas, porque las normas tienen una relación muy especial con la doble contingencia. Fuera del problema de la no realización de las expectativas que se redefine por medio de la diferenciación entre las expectativas normativas y las cognoscitivas, existen otros aspectos problemáticos de la selectividad doblemente contingente. Usaremos el concepto de la transmisión de las selecciones para definir la función de los medios. Para preparar la elaboración de esta idea, tenemos que conceptualizar otro problema que está fuera del alcance (pero que no es independiente) de la teoría de las normas, esto es, el problema de la atribución de las selecciones, el que también tiene consecuencias de gran importancia para la teoría sociológica.26 Si definimos la 2 4 J o h n Galtung hizo esta distinción por primera vez, «Expectations and Interaction Processes», hiquiry, 2 (1959), pp. 213-234. Su poder analítico es claramente superior a las distinciones previas que usualmente se referían a los factores psíquicos o incluso metafisicos como la razón, la emoción o la voluntad. 2 5 Ver también Niklas Luhmann, «Normen in soziologischer Perspektive», Soziate Well, 20 (1969), pp. 2848. Una mayor elaboración será publicada en mi Rechtssoziologie (Reinbeck: Rowohlt, 1972). 2 6 En este ensayo no podremos señalar todas las relaciones posibles entre estas diferentes áreas de problemas: por ejemplo, seguir el asunto de bajo qué condiciones especiales los problemas de atribución y de transmisión de las selecciones, con respecto a las posibles frustraciones, se van a tratar como expectativas normativas, cognoscitivas o ambiguas; o explorar si la d i f e r e n c i a c i ó n de las expectativas normativas y las 19
  • 21. Teoría de los sistemas sociales interacción por medio de la doble contingencia y entendemos a ego y a alter como sujetos con sus propios potenciales de selección significativa, tendremos que cuestionar la idea de que la sociología puede fundarse en un concepto básico de acción. Existen dos modos de selección significativa, la acción y la experiencia.27 Concebimos un proceso como acción si su selectividad se le atribuye a un sistema,28 y como experiencia si su selectividad se le atribuye a la situación o al entorno del sistema. Estas definiciones implican: 1. Que los conceptos de sistema y entorno se usan para definir a la acción (y no viceversa); y que, por lo tanto, la teoría de sistemas es más básica que la teoría de la acción;29 2. Que la clasificación de la selección como acción o como experiencia depende de la elección de un sistema de referencia: una acción de un sistema puede ser la experiencia de otro sistema; cognoscitivas presupone ciertos modos para resolver el problema de la atribución y de la transmisión de las selecciones, es decir, una diferenciación de la experiencia y la acción, y una diferenciación de los medios especializados, por ejemplo, el poder y la verdad. 2 7 Uso el término experiencia en el sentido amplio y cargado del término alemán Erlcben. 2 8 Existen algunas investigaciones concernientes al sistema de la personalidad. Ver Fritz Heider, «Social Perception and Phenomenal Causality», Psychological Review, 51 1944), pp. 358-374; Edward E. Jones y Keith E. Davis, «From Acts to Dispositions: The A t t r i b u t i o n Proccss in Person Perception», en Leonard Berkowitz (ed.), Advances in Experimental Social Psychology (New York; Academic Press, 1965), pp. 212-266. 2 9 Existen varias razones para proponer esta inversión dentro del marco teórico general. Ofrece cambios para integrar la teoría de los sistemas de acción en la teoría general de sistemas. De este modo, da la base para los análisis comparativos y evolutivos que pueden comparar a los sistemas físicos y orgánicos con los sistemas de acción significativa, puede elucidar las ventajas adaptativas de los sistemas de acción sobre los sistemas orgánicos y los sistemas físicos, y puede encontrar estas ventajas en la complejidad mayor del sentido como un modo especial de relacionar un sistema que tiene otras posibilidades con un entorno que tiene otras posibilidades con respecto a estas otras posibilidades. Además, existen razones inmanentes en el concepto de acción que señalan la primacía del concepto de sistema. La identidad de una acción en el flujo continuo de la conducta sólo se define con respecto a un sistema que limite las posibilidades de acción significativa, i.e., en términos de lo que podría cambiarse en un sistema. (Parsons usa un argumento comparable para la relación de unidad y sistema). Y los componentes de la estructura de la acción (Parsons identifica actor, situación, fines, medios, condiciones, normas, valores y afirma explícitamente que no se conciben en el nivel del acto único aislado) presuponen limitaciones de posibilidad, cambio y compatibilidad, las que no pueden identificarse sin aceptar una discontinuidad entre el sistema y el entorno. No es suficiente aclarar las relaciones entre estos componentes porque estas relaciones cambian con la complejidad variable de las relaciones entre el sistema y el entorno. Para los conceptos de fines y medios he trabajado sobre este p u n t o en Niklas Luhmann, Zweckbegrijf und Systemrationalitat (Tübingen: Mohr, 1968). 2 0
  • 22. Los medios generalizados y el problema de la contingencia 3. Que la acción y la experiencia pueden considerarse como modos de selección funcionalmente equivalentes y, en cierta medida, ser sustituidos uno por otro; 4. Que tenemos que buscar reglas de atribución que pue-dan diferir en las diferentes sociedades; que tenemos que explorar las razones para estas diferencias, las razones que hacen a una u otra regla ventajosa y permiten su institucionalización; 5. Que existen cadenas de procesos selectivos en las dife-rentes constelaciones: experimentamos las acciones, representa-mos (expresamos) las experiencias y las experiencias de las expe-riencias o las experiencias de las acciones; preparamos las acciones por medio de las experiencias y las experiencias por medio de las acciones; experimentamos las acciones de alter como expresando su experiencia de nuestra propia acción. La opinión pragmática de que toda experiencia es instrumental para la acción es una preferencia dogmática por una de estas formas.30 La acción y la experiencia trabajan juntas por medio de un tipo de división del trabajo. Si dos sujetos se encuentran, constituyen el mundo como un vasto horizonte de posibilidades que no pueden reducirse sólo por medio de la acción y de la reacción. También tienen que usar el otro modo de selección, la experiencia; y, por lo tanto, constituyen «sistemas sociales para los cuales atribuyen una acción selectiva propia».31 En otras palabras, para distribuir y organizar la selección, tienen que usar la diferencia entre el actor y la situación y, simultáneamente, la diferencia entre el sistema social y su entorno. Cada sistema personal y social se identifica por medio de su propia selectividad, es decir, como un sistema de acción. Sin embargo, el marco conceptual de la sociología no puede derivarse sólo del concepto de acción o de interacción. Los sistemas son sistemas-en-un-entorno y su propia selectividad se organiza en 3 0 Talcott Parsons, «Interaction: Social Interaction», D. Sills (ed.), International Enciclopedia ofthe Social Sciences, Vol. 7 (New York: The Free Press, 1968), pp. 429441 (436), formula la misma idea «que cada actor es tanto el agente que actúa como el objeto de orientación, tanto para él mismo como para los otros». 3 1 Para este concepto ver Ronald D. Laing, The Politics of Experienee (New York: Pantheon Books, 1967). Ver también Ronald D. Laing, Harbert Phillipson y A. Russell Lee, lnterpcrsonal Perception: A Theory, and a Melhod of Research (New York: Springer Publ. Co.', 1966). 21
  • 23. Teoría de los sistemas sociales relación a un entorno seleccionado y que selecciona. Para el sistema, las selecciones del entorno son experiencias. La teoría sociológica tiene que poner tanto a la interacción como a la interexperiencia como selecciones intersubjetivas en iguales condiciones; entonces puede incorporar la tradición conceptual que enfatiza la reflexibilidad social de la conciencia (ego está consciente de que alter está consciente de la conciencia de ego) la que, para los estadounidenses, es mejor conocida bajo el nombre de «yo espejo» (Cooley) y «toma de roles» (Mead). Y será posible integrar ambas tradiciones que compiten por la posición de una teoría sociológica general: la sociología de los sistemas de acción y la sociología del conocimiento. La doble contingencia y la mediación El problema de la doble contingencia encuentra una solución institucional por medio de la integración normativa de las expectati-vas de los actores. Esta afirmación de Parsons sigue siendo verdade-ra. Sin embargo, existe una inclinación peligrosa de ignorar la im-portancia teórica del problema. El hecho de que todos los sistemas sociales tengan soluciones institucionalmente modeladas y que no puedan existir de otro modo, no significa que el sociólogo, por me-dio de un tipo de absorción teórica de inseguridad,32 pueda conside-rar que el problema está resuelto y olvidarse de él. Al haber recons-truido el concepto de la contingencia en términos de los procesos de selección, estamos en posición de ver su importancia penetrante y de unir más directamente la teoría de los medios generalizados con el problema de la contingencia. Parsons considera que el pro-blema de la doble contingencia se resuelve por medio de la institucionalización de los sistemas sociales y de los códigos del lenguaje simbólico, los que, entonces, siguiendo las líneas de di-ferenciación de los sistemas, se diferencian como medios de intercambio entre los subsistemas. Propondré explorar los medios generalizados como un tipo de solución para el problema de la 3 2 En el sentido de James G. March y Herbert A. Simón, Ormnizalions (New York: I. Wiley, 1958), pp. 164 ss. 2 2
  • 24. Los medios generalizados y el problema de la contingencia doble contingencia, esto es, como una organización social de la selectividad humana individualmente dispersada. Los sujetos individuales tienen muy poca conciencia y, con-secuentemente, un potencial muy limitado para una elección cons-ciente. Sin embargo, viven conscientemente en un mundo infinito de otras posibilidades de experiencia y de acción constituidas por medio de la comunicación con otros sujetos. Se experimentan a sí mismos y a otros sujetos como sistemas que seleccionan sus propias experiencias y acciones, pero ni ego ni alter pueden elegir todas las posibilidades que se les brindan para elegir. Esta condición humana hace imposible una disociación completa de los sistemas selectivos, incluso lógicamente imposible, si MacKay está en lo correcto.33 Una consecuencia es la emergencia de sistemas sociales que restringen y distribuyen las posibilidades reales de selección y que pueden tratarse como sistemas separados tanto para los propósitos analíticos como en las situaciones de la vida cotidiana. Puesto en una perspectiva dinámica y visto como un proceso, esto significa que la transmisión de las selecciones es inevitable. Se realiza por medio de la comunicación. De esta manera, existen dos modos interdependientes de hacer frente a la contingencia alta, que tienen que tratarse en un nivel igual de abstracción conceptual: la restricción de las posibilidades de elección por medio de los sistemas sociales y la transmisión de las elecciones realizadas por medio de la comunicación. La comunicación presupone el lenguaje. Se organiza por medio de la doble selectividad, por medio de la diferenciación de un código simbólico generalizado de la conducta hablante concreta. Pero, lingüísticamente, es perfectamente posible mentir y engañar, negar, refutar la aceptación y estar callado. Como un código sim-bólico generalizado, el lenguaje sí limita las posibilidades, pero no da los motivos.34 Esta combinación de la limitación con la 3 3 Donald Mackey, op. cit., 1964, p. 163. 3 4 Parsons también reconoce esta limitación del lenguaje. Sin embargo, trata de vencerla por medio de la especialización del lenguaje, esto es, por medio de un «com-promiso » del medio simbólico generalizado. Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Value-Commitments», Sociological Imjuiry, 38 (1968), pp. 135-159. En mi opinión, todos los medios involucran compromisos con la complejidad reducida (¡no sólo con los valores!) y esta función distingue a los medios como un tipo de mecanismo especial respecto al lenguaje.
  • 25. "Teoría de los sistemas sociales apertura se encarga de la complejidad estructural alta, pero no se encarga, por sí misma, de la transmisión de las selecciones. En otras palabras, la comunicación no es necesariamente efectiva. Esto es otro modo de expresar la doble contingencia. El lenguaje por sí solo no es suficiente para resolver el problema de la doble contingencia. Requiere de la función adicional de los medios generalizados para asegurar que la selección de ego de la experiencia de la acción será aceptada por alter como una premisa de sus propias selecciones. Por lo tanto, no podemos describir a los medios generalizados sólo como un código lingüístico o un lenguaje especializado. Esto no explicaría la transmisión de las selecciones. Como los sistemas sociales, los medios son mecanismos para reducir las elecciones que quedan lingüísticamente abiertas. Para explicar la transmisión de la complejidad reducida, tenemos que buscar mecanismos motivacionales que operen a pesar de la existencia de otras posibilidades. Estos mecanismos tienen dos fundamentos; la capacidad limitada para el procesamiento consciente de la información y el modelo de la selección. La limitación de la conciencia hace imposible llevar hasta el fin todas las posibilidades visibles de la experiencia y la acción, tampoco es posible elegir sin aceptar las elecciones, punto de importancia muy general para el dinero, el poder, la verdad y el amor. En cierta medida, toda persona tiene que aceptar lo que otros han elegido simplemente porque otros han elegido. La conciencia siempre organiza su propia selectividad en relación con la selección de otros sujetos. Predispone que los actores acepten selecciones como una condición de su propia libertad de elección sobre problemas específicos. En la teoría sociológica, esta capacidad limitada puede considerarse constante, pero la organización de su selectividad es variable. Su organización está abierta para el cambio evolutivo y para aprender en el nivel de los sistemas sociales y de los sistemas de personalidad. Para explicar estos cambios, tenemos que concentrarnos en el segundo fundamento del mecanismo motivacional: el mode-lo de la selección. La selección tiene la forma general de «uno de entre más de uno». Estos «uno de entre más de uno» tienen que combinarse por medio de modelos que aseguren que una selec-ción continúa y refuerza a las otras. Descritos como un proceso,
  • 26. Los medios generalizados y el problema de la contingencia tales modelos tienen la forma general de «uno de entre más de uno de entre más de uno de entre...» Pero con su estrecho campo de atención, la conciencia no puede tomar los modelos concre-tamente elaborados de este tipo (o se limitaría al uso de cadenas de selección muy simples). Usa a los símbolos generalizados para representar a estos modelos en un nivel más alto de abstracción. Estos símbolos generalizados tienen que ser fenomenológicamente simples (para ser representables) y funcionalmente complejos (para funcionar adecuadamente como sustitutos para las cadenas concretas de descripciones). Funcionalmente, tienen que estar «formados» como una promesa confiable de «contenido» y ser una sugestión para una evocación rápida de atención. Los modelos simbólicos generalizados que cumplen estos re-querimientos pueden ser conceptos que organicen cadenas individuales de selección. Pueden abarcar diferentes sistemas y organizar la selectivi-dad de un sistema en relación con el modo en que otros usan su poder de selección. A este tipo de modelo le llamamos medios de comunica-ción generalizados. Entonces, los medios resuelven el problema de la doble contingencia a través de la transmisión de la complejidad reducida. Emplean su modelo de selección como un motivo para aceptar la reducción, de manera que la gente se junte entre sí en un mundo estrecho de entendimientos comunes, expectativas comple-mentarias y temas determinables. Los medios no sólo son palabras, símbolos o códigos; son constelaciones significativas de selectividad combinada a las que se les puede dar significado por medio de las palabras, ser simbolizadas y ser codificadas legalmente, metodoló-gicamente o de otro modo. Ejemplos prominentes son el dinero y el poder, y nos gustaría agregar la verdad, el amor y, tal vez, el arte. Los medios transmiten selecciones contingentes que se perciben como actuaciones pasadas. Por otro lado, la confianza se refiere a contingencias futuras.3S Los dos horizontes de tiempo dan la base para una clara distinción analítica. Sin embargo, el hombre siempre está consciente de ambos horizontes. Se concibe a sí mismo como constante y recuerda a los sucesos como indicadores más o menos confiables de sucesos futuros. Por lo 3 5 Ver Niklas Luhmann, Verlraunr. Ein Mecbanismus der Reduküon sozialer Komplcxitdr
  • 27. Teoría de los sistemas sociales tanto, los medios involucran la confianza en cuanto que la confiabilidad de las selecciones pasadas se torna un problema.36 El hecho de aceptar las selecciones de alter puede reducir o incluso restringir las posibilidades de ego de elección futura. Por lo tanto, requiere de seguridades institucionales, por ejemplo de la ley y de estrategias especiales de control de riesgos, el resultado de las cuales es la confianza. Entonces, la confianza no es un tipo especial de medios generales. Condiciona el futuro de todas las selecciones mediadas. La necesidad de confianza aumenta y cambia hacia formas más generalizadas y más especializadas, a causa de que el horizonte de tiempo se expande hacia un futuro abierto, y la diferenciación de los medios involucra una diferenciación correspondiente de la confianza. Los medios del amor, la verdad y el poder en la perspectiva evolutiva La diferenciación del lenguaje, de los medios y de los sistemas tiene consecuencias importantes para la evolución social. La evolución requiere tres tipos diferentes de mecanismos: mecanismos de varia-ción que realizan las posibilidades simples; mecanismos de selección que seleccionan las realizaciones útiles y eliminan las inútiles; y mecanismos de estabilización que incorporan la innovación seleccionada a la estructura de los sistemas existentes.37 El grado 3 6 Parsons considera a la estructura simbólica de los medios generalizados como una base para la confianza en las intenciones humanas especiales en «On the Concept of Influence», Public Opinión Quarterly, 27 (1963), pp. 37-62 (47 ss). Además, los medios presuponen una confianza más generalizada en la continuidad y eficiencia operacional de los sistemas que los usan. Esta confianza tiene la forma «reflexiva» de la confianza en el hecho de que otros confiarán en los sistemas y en sus medios. «La base racional para la confianza en el dinero es que otros tienen confianza en el dinero», Talcott Parsons, «Some Reflections on the Place of Forcé in Social Process», Harry Eckstein (ed.), Internal War: Problems andApproachcs (New York: The Free Press, 1964), pp. 33-70 (45). Ver también Luhmann, Vertrauen... pp. 44 ss., 63 ss. 37 Este esquema conceptual tan general puede aplicarse en diferentes niveles a diferen-tes tipos de sistemas. Ver Donald T. Campbell, «Variation and Selectivc Retention in Socio-Cultural Evolution», General Systems, 14 (1969), pp. 69-85. La aplicación más conocida está en el nivel de los organismos (mutaciones, selección natural, aislamiento reproductivo). Para el desarroll o de los sistemas cognoscitivos de personalidad (aprendizaje) ver Donald T. Campbell, «Methodological Suggestions From a Comparative Psychology of Knowledge Processes», lnquiry, 2 (1959), pp. 152-182 (163). Alvin Bskoff publicó un punto de vista relacionado sobre el cambio de los sistemas sociales, «Functional Analysis as a "JA
  • 28. Los medios generalizados y el problema de la contingencia de evolución depende de la medida en que estos mecanismos pueden diferenciarse de manera que posibilidades viables que no son idénticas a los sistemas existentes, es decir, reducidas a cero. El cambio evolutivo en las relaciones sociales también presupone una diferenciación de estos mecanismos de manera que puedan, aunque interdependientes, operar bajo diferen-tes condiciones de eficacia. El lenguaje realiza una sobrepro-ducción permanente de posibilidades, estimula la realización común de alguna de estas posibilidades y, de este modo, sirve como el mecanismo primario de la variación. Los medios encauzan las selecciones socialmente aceptables y transmisibles, por ejemplo, las elecciones que pueden tener éxito social. Usan la eficacia del proceso de comunicación como un criterio y, de este modo, funcionan como mecanismos de selección. Los sistemas se encargan de las discontinuidades (límites) y se estabilizan por medio de la selección exitosa de las estructuras. Las discontinuidades significan contingencias diferenciales. Las posibilidades (pasos siguientes, elecciones) del entorno no son las mismas posibilidades de los sistemas. Las posibilidades del sistema están condicionadas por el hecho de que no necesitan continuar en su entorno. Esta constitu-ción de sus propias posibilidades implica, al mismo tiempo, probabilidades y riesgos. Por lo tanto, las probabilidades no pueden realizarse al azar; tienen que usarse para compensar los riesgos, en otras palabras, para resolver los problemas del sistema. La estabilización por medio de la construcción de sistemas es el modo en que se mantiene este equilibrio entre las probabilidades específicas y los riesgos específicos, y las soluciones para sus problemas se tornan continuamente disponibles. La estabilidad es la capacidad para reproducir soluciones a los problemas bajo condiciones simplicadas de c o n t i n g e n c i a limitada.3 8 Reproduce la solución de los problemas que se generan y resuelven por medio de los límites del sistema, es decir, por medio de la diferenciación y de la Source of a Theoretical Repertory and Research Tasks in the Study of Social Change», Walter Hirsh y G.K. Zollschan (eds.), Exploralions in Social Change (Boston: Houghton Mifflin, 1964), pp. 213-243 (224 ss.). Niklas Luhmann trata al caso de la evolución legal con el mismo esquema conceptual, «Evolution des Rechts», Rechtsthcoric, 1 (1979), pp. 3-22. -)7
  • 29. "Teoría de los sistemas sociales limitación de las posibilidades. Esta actuación puede multiplicarse por medio de la diferenciación del sistema, por medio, por medio de la repetición de la construcción de sistemas dentro de los límites de un sistema. En un sentido lógico y operacional, la estabilización parece depender de la selección de las soluciones de problemas y la selec-ción de la variación en el sentido de la generación de otras posibili-dades. Sin embargo, los mecanismos reales se presuponen entre sí en el orden inverso. Primero viene la persistencia de los límites, en el sentido de que genera contingencia por medio de la diferenciación de las posibilidades. Lo que es posible depende de lo que está esta-bilizado. Además, la función de estabilización de la construcción del sistema y de la diferenciación del sistema tiene primacía en cuanto a que establece la interdependencia de los mecanismos evolutivos. La variación y la selección se refieren a los posibles estados de los siste-mas; y la estructura que está estabilizada determina la medida en que pueden separarse los mecanismos especializados para la viariación, la selección y la estabilización (en el caso de la sociedad: el lenguaje, los medios y la diferenciación de los sistemas). Las sociedades muy simples sólo pueden lograr un grado muy bajo de diferenciación entre estos mecanismos.39 Estos siste-mas se estructuran por medio de expectativas relativamente concre-tas: por medio de un «ethos» en el sentido arcaico y preclásico. Esto no da las posibilidades de un cambio estructural legítimo. Para ellos, su lenguaje es el sentido del mundo; las palabras son la esencia de las cosas. Un modo nuevo e inusual de hablar se acerca al hecho de errar o mentir. El lenguaje no sirve para abrir el acceso a otras posibilidades. Incluso en las sociedades más altamente desarrolla- 3 8 I.a teoría filosófica se queja de la «alienación», «objetivación» y «reificación» que implican el olvido de «el mundo» y la «subjetividad trascendental». Ver Edmund Husserl, «Die Krisis der europaischen Wissenschaften und die transzendentale Phanomenologie», Hussertíana, Vol. VI (Den Haag: M. Nijhoft; 1954); Lothar Eley, Metakritik der Formalen Logik, (Den Haag: M. Nijhoff, 1969). Esto puede reinterpretarse como una queja sobre las limitaciones de la libertad para el cambio estructural. Por otro lado, la teoría cibernética apunta a la ventaja importante del ahorro de tiempo por medio de la reproducción. 3 9 El asunto de la diferenciación de los mecanismos evolutivos tiene que distinguirse, analíticamente, del asunto de la diferenciación de los sistemas, es decir, la diferenciación segmentaria o funcional. Por supuesto, existen interdependencias en el sentido de que las sociedades que están diferenciadas primariamente en segmentos, no tienen la posibilidad de ir muy lejos en la diferenciación de los mecanismos evolutivos. Y eso significa que se desarrollan lentamente. ->o
  • 30. Los medios generalizados y el problema de la contingencia das, las palabras limitan las posibilidades. El desarrollo de la ley romana sólo fue posible, considerando su alto aprecio por las palabras como instituciones, por medio de un tipo de «nominalismo práctico». Tenía sus bases sociales en un grupo profesional de especialistas legales capaces de juzgar las diferentes consecuencias de los diferentes constructos legales, es decir, en la diferenciación funcional de los papeles. Bajo estas condiciones, la función de la transmisión de las selecciones no puede y no necesita institucionalizarse en forma se-parada. Los hombres viven orientados hacia una «construcción de la realidad»40 comunal, que da a los significados compartidos el ca-rácter de hechos obvios. La contingencia y la selectividad son pro-blemas de un impacto muy limitado, manejables en términos de las categorías morales y técnicas de la vida cotidiana. Toda persona puede tomar fácilmente el sentido de las experiencias y las acciones que otros desean sacar. Existen unas pocas alternativas visibles, y la acep-tación usualmente no es cosa de una elección consciente (excepto por muy pocos problemas disputados que se resuelven por medio de la violencia o de la amenaza de la violencia). Estas sociedades estabilizan sus sistemas sociales primariamente por la falta de alter-nativas. Existe poca necesidad de medios especializados, ni siquiera de poder,41 porque se funden las funciones del lenguaje y de los medios.42 Las palabras son modelos para la verdad, el amor, la amistad, el poder, la ayuda recíproca, etcétera, y simbolizan el orden de la sociedad como un todo, así como también señalan las instituciones marginales.43 La tradición griega de pensar en la ley y en la sociedad da evidencia de un rompimiento significativo y consciente con las sociedades arcaicas. Refleja un nivel nuevo de organización social 4 0 En el sentido de Peter L. Berger y Thomas Luckmann, llie Social Conslruction of Rcalily: A Treatise in The Soáology of Knowledge (Garden City, N.Y.: Doubleday, 1966). 4 1 Ver Siegried F. Nadel, «Social Control and Sclf Regulation», Social Forres, 31 (1953), pp. 265-273. 4 2 Por lo tanto, otra consideración sería apropiada para los autores que usan el concepto del lenguaje de los medios y que buscan principalmente una diferenciación de los códigos y de los mensajes como condición de la influencia social. Ver Terence S. Turner, «Parsons Concept of 'Generalized Media of Social Interaction' and Its Relevance for Social Anthropology», Sociological Inquiry, 38 (1968), pp. 121-134. 4 3 Ver Shmuel N. Eisenstadt, «Ritualized Personal Relations», Man, 96 (1956), pp. 90- 95, par3 e s t e último caso. Ver también nota 74.
  • 31. "Teoría de los sistemas sociales y una interpretación consciente de sus problemas, de sus formas institucionales y de sus propios riesgos. Una nueva gama de selec-tividad institucional y de elección individual se torna visible y requiere de un entendimiento generalizado y de formaciones políticas legales compatibles con grados mayores de libertad. En las principales conceptualizaciones (por ejemplo, la distinción de physis y nomos, la concepción ética de la acción humana y la constitución política, por ejemplo, institucional de los asuntos comunes) podemos reconocer el problema subyacente: la búsqueda de limitaciones naturales de la selectividad humana.44 En este contexto de desarrollo institucional y conceptual encontramos el origen de las innovaciones sintomáticas que indican necesidades nuevas para que los mecanismos generalizados trans-mitan la selectividad. Una de ellas está relacionada con la palabra nueva e inventada artificialmente philia.,45 traducida después como amicitia, amour, amistad, amor, pero originalmente indicaba las rela-ciones sociales de aceptación mutua en un sentido muy amplio. El concepto significaba claramente un mecanismo motivacional con fuertes implicaciones morales. Desde estas bases surgió un desa-rrollo conceptual muy importante que puede caracterizarse como un proceso lento de eliminación de las connotaciones funcionalmente difusas. La primera discusión griega clásica se centró en el valor del «amor» solamente útil (es decir, puramente económico) contra el que Platón expuso sus especulaciones sobre eros. Aristóteles y sus seguidores consideraron al amor en su esencia y en su forma más alta como una virtud pública, como un amor político y, con esto, como un elemento esencial de la sociedad. Después de la caída de las polis y de la propagación del pensamiento religioso cristiano, la connotación política perdió 4 4 Esta interpretación del pensamiento griego sigue a Joachim Ritter, Melaphysik und Politik: Stiidien zu Aristóteles und Hegcl (Frankfurt: Suhrkamp, 1969). Al mismo tiempo, da la evidencia clásica para la tesis de Parsons que dice que la diferenciación involucra u n i v e r s a l i z a c i ó n , generalización y la necesidad de recspecificación de las normas generalizadas. Ver Charles Ackerman y Talcott Parsons, «The Concept of 'Social System' as a 1 heoretical Device», Gordon J. DiRenzo (ed.), Concepts, Theory and Explanation in the liehaviora/ Sciences (New York: Random House, 1966), pp. 19-40 (36 ss.). 4;i La lengua griega arcaica sólo conocía pililos, que significaba vinculado a, cercano a, perteneciente a y, por lo tanto, estimado por. No tenía ningún concepto para expresar amistad o amor en un sentido abstracto. Ver Franz Dirlmeir, PHYLOS und PHILIA ir" vorhcllcnischen Griecbentum, Thesis (München: 1931).
  • 32. Los medios generalizados y el problema de la contingencia su importancia y la función socictal del amor se expresó por medio de símbolos religiosos. El amor se convirtió, en su esencia, en amor de Dios y de Dios en Su creación. Esta idea se aceptó y se elaboró durante la Edad Media. Finalmente se destruyó en las rocas del subjetivismo reflexivo moderno, el que no pudo ofrecer ninguna solución convincente para el problema crucial del interés propio en el amor (como la discusión famosa sobre el amour pur entre Fénélon y Bossuet exhibida a una gran cantidad de público europeo). Unas pocas décadas después, la idea más o menos lite-raria del amor apasionado (o romántico) se aceptó en forma general como la expresión esencial del amor verdadero. Ahora el «amor verdadero» significaba un sentimiento individual serio y profundo que se entrega a un individuo (y sólo a uno), y la «pasión» simbolizaba el abandono del control social normativo de las parejas. Se esperaba que éstos llevaran al matrimonio. Ahora el amor se institucionaliza como un medio simbólico especializado. Regula las selecciones mutuas de los individuos por medio de la vida familiar común en términos de personalidades compatibles y de mundos personales compatibles. Con esto da, como veremos, motivos especiales para aceptar la complejidad reducida. Otra línea de desarrollo se concentra en el problema de la verdad. De ningún modo es obvio que la verdad en sí misma pueda ser un problema y, para las sociedades arcaicas, esto simplemente era inconcebible. Por supuesto, cuestionaban la existencia de los hechos y la confiabilidad de los informes, pero no la verdad en un sentido abstracto. Se requería de las condiciones sociales de sociedades más altamente desarrolladas, políticamente constituidas y económicamente diferenciadas para visualizar la verdad como tal (por ejemplo, para concebir la aletheia como la manifestación y la accesibilidad de la existencia en su evidencia fenomenológica). Esta idea tenía sus bases en las construcciones indisputables de la realidad comunal concebidas como «ser» o «naturaleza»; pero ya podía especiali-zar la lucha humana orientada hacia una meta y que busca la verdad y podía organizar la interacción social (por ejemplo, el diálogo) en torno a esta idea. La semejanza con la philia es notable y es tanta que también la aletheia se concibió como posible sólo en las sociedades constituidas políticamente, esto es, sociedades
  • 33. Teoría de los sistemas sociales que se basan en una diferenciación entre los sistemas familiares (oikos) y el sistema político (polis). El pensamiento griego clásico ya no consideró más a la verdad como una manifestación del ser, sino como una corres-pondencia del pensamiento y la realidad. Este concepto permitió las combinaciones de la libertad y las limitaciones (la libertad de pensamiento y las limitaciones por medio del mundo objetivo) que podían institucionalizarse y seguían siendo estables bajo condiciones sociales variables. Las limitaciones sobre el pensamiento se hicieron conscientes como una aceptación de la realidad como es, y no primariamente como restricciones morales del pensamiento o como límites sociales, organizacionales o metodológicos de la ciencia como un sistema social. Las etapas principales del desarrollo mayor se marcaron por medio de una diferenciación cada vez mayor del lenguaje de la realidad como objetos del conocimiento. Esto se estimuló por medio de la escuela nominalista de los escolásticos medievales y se le relacionó estrechamente con el problema de la contingencia. El lenguaje se emancipó para el uso instrumental, se abstrayó de cualquier valor innato de la verdad por medio de la diferenciación conceptual entre el pensamiento y el ser. La diferenciación creciente del lenguaje, de los medios y de los sistemas requirió de un control consciente. Esta tradición intelectual estableció la necesidad y ofreció la posibilidad de elaborar una concepción nueva de la verdad científica basada en la idea de la certeza metódicamente controlada de la transmisión intersubjetiva. El conocimiento es científico, «cuando aquel que pretende la ciencia de cualquier cosa puede enseñar lo mismo; es decir, demostrar la verdad de aquello, conspicuamente, a otro».46 En este contexto, el «otro» es el sujeto razonable y no una persona concreta orientada por su p r o p i o estatus, papeles, intereses o historia biográfica. Nuevamente, la fuente del conocimiento es el sujeto razonable y no una autoridad social de estatus alto que cuenta con los recursos funcionalmente difusos para la atención y el crédito.47 La idea , 0 [ 4 ' V " Thomas Hobbes, Lcviathau (London-New York: Everyman's Library, 1953), p. 22. ' 4 7 comentarios sobre el carácter excepcional y artificial de esta concepción «occidental» de la verdad ver Ithiel de Sola Pool, «The Mass Media and Polines in the 3 2
  • 34. Los medios generalizados y el problema de la contingencia nueva del «sujeto», la subjetividad no de la sustancia, sino de la conciencia, simboliza un grado mayor de diferenciación de papeles, esto es, la independencia relativa de la comunicación científica que busca la verdad del estatus social, de los intereses políticos, económicos o familiares y de los compromisos históricos. Por supuesto, los detalles de este desarrollo son muy intrincados. Podemos tomar sus aspectos esenciales como (1) una diferenciación creciente del lenguaje, del medio y del sistema como mecanismos que varían, que seleccionan y que estabilizan; (2) una generalización y especialización crecientes de la verdad como un medio para la comunicación científica; (3) una diferenciación creciente de la verdad de otros medios, por ejemplo, el amor o el poder; y (4) las diferenciaciones correspondientes del papel. Nuestro último ejemplo concierne al poder. Aquí, también, podemos describir una tendencia muy significativa de desarrollo conceptual dentro de la antigua tradición europea que acompaña e interpreta la diferenciación cada vez mayor del sistema de la socie-dad. Ya que la separación entre los sistemas familiares y los sistemas políticos está en la base de todas las formas más altas de sociedades funcionalmente diferenciadas, el poder político es un hecho para todos los antiguos pensadores. Tiene la autoridad legítima para dic-tar decisiones colectivamente obligatorias. El pensamiento antiguo ya relaciona el poder con un sistema, al menos con un cargo, y no, como en el caso del amor o de la verdad, con una idea o con una virtud pública que sólo mucho después se convertirán en principios de los subsistemas.48 Sin embargo, el poder político Modernization Processes», Lucían W. Pye (ed.), Communicaliom and Political Devefopnient (Princeton: Princeton Univcrsity Press, 1963), pp. 234-253 (242 ss.). Para la misma idea de un t o n o filosófico y menor ver Edmund Husserl, «Die Krisis der e u r o p a i s c h en Wissenschaften und die transzendentale Phanomenologie», Husserliana, Vol. VI (Den Haag: M. Ni¡hofiF, 1954). 4 8 Explicaremos esta diferencia por medio de la distinción de dos tipos de medios: los medios que regulan la transmisión de la selectividad de la aaión, por ejemplo, el poder, son más fáciles de diferenciar y de institucionalizar en modelos especializados que los medios que regulan la transmisión de la selectividad de la experiencia, por ejemplo, el amor y la verdad. La razón de esta diferencia se encuentra en el hecho de que la selectividad de la acción de otras posibilidades se ve más fácilmente que la selectividad de la experiencia. Esto explica en parte el hecho de que algunos subsistemas sociales se diferencien antes que otros y que sólo las sociedades totalmente desarrolladas y altamente complejas puedan especializar subsistemas en torno a los medios del amor y la verdad. 33
  • 35. Teoría de los sistemas sociales siguió estando institucionalizado en el nivel de la sociedad, como el amor y la verdad, y no se le consideró como un medio político (y sólo político) especializado. Por un lado, esto se expresó por el hecho de que la sociedad se concebía como el sistema político (societas civilis) con papeles políticos como sus partes principales y, por otro lado, por la idea de que el poder se basaba en fundamentos morales y legales. La transmisibilidad de las decisiones obligatorias fue considerada como un fenómeno moral llamado potestas, hasta que un nuevo concepto de poder como fuerza causal ganó prominencia. Por un tiempo, ambos conceptos se usaron juntos;49 entonces, el concepto de potestas desapareció sin un sustituto adecuado, dejando detrás una concepción puramente causal del poder en el sentido de que «la conducta de A intencionalmente causa la conducta de B». Sin embargo, pode-mos advertir dudas cada vez mayores en esta opinión prevale-ciente. 50 La idea de Parsons de concebir el poder en analogía con el dinero como un medio simbólico generalizado51 parece indicar la solución, esto es, una interpretación adecuada del poder como un mecanismo regulador altamente especializado, usado en el subsistema político de los sistemas sociales funcionalmente diferenciados. La mediación de la acción y de la experiencia Por supuesto, las ideas y conceptualizaciones resucitadas de la antigua tradición europea no ofrecen pruebas válidas. No las revivimos como argumentos científicos en el mismo nivel con la teoría sociológica. Incluso el concepto moderno de la verdad científica no es, en sí mismo, un concepto científico de la verdad. Por otro lado, tenemos que admitir que simplemente no es cosa 4 9 Ver Cristian Wolff, Vernünftige Gedanken von dcm gesellschafllichen Leben der Mcnschen und inbesonderheit dem gemeinen Wesen, 5ta ed. (Frankfurt - Leipzig: 1740), p. 456. 5 0 Ver James G. March, «The Power of Power», David Easton (ed.), Varieties of Political tbeory (Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-HaM, 1966), pp. 39-70; Niklas Luhman n, «Klassische Theorie der Macht: Kritik ihrcr Pramissen», Zeitscbrift für Politik, 16 (1969), pp. 149-170. Para el p u n t o de vista legal se hace importante Jürgen Ródig, Die Denkform der Alternative in der Jurisprudenz. (Berlin - Heidelberg - New York: Springer, 1969). ,„ -,5' V e r T a l c o t t P a r s o n s . " ° n 'he Concept of Political Power», Proceedings of tbe American Pbilosophical Society, 107 (1963), pp. 232-262. 34
  • 36. Los medios generalizados y el problema de la contingencia de suerte lo que piensan los pensadores. Pudimos señalar las semejanzas notables entre las diferentes líneas de desarrollo conceptual y entre estos desarrollos conceptuales y la evolución societal. Estas semejanzas sugieren que los desarrollos conceptuales conducen o resultan de la evolución de la sociedad. Reflejan las necesidades cambiantes de simbolización que surgen en el flujo de una diferenciación sistémica y complejidad social cada vez mayores, la contingencia cada vez más consciente y la selectividad de la acción y de la experiencia. Por lo tanto, tenemos que esperar que el trabajo simbólico enfoque, en cierta medida, los problemas de la contingencia, la selectividad y la transmisión de las elecciones, lo que significa que elabore medios de comunicación generalizados y prepare su institucionalización.52 Por ahora se ha hecho obvio que tenemos que abandonar el esquema de los medios que ha descrito Parsons. Parsons prefiere un enfoque más deductivo y analítico. Trata de deducir su esquema bien conocido AGIL, de los problemas del sistema, de una teoría general de la acción y da prioridad a la diferenciación de los sistemas de acuerdo con estas cuatro funciones. Relaciona, entonces, el concepto de los medios generalizados con los procesos de intercambio que resultan de esta diferenciación.53 Para él, los medios están relacionados funcionalmente con los problemas del subsistema y no con el problema general de la contingencia. Consecuentemente, concibe cuatro y sólo cuatro medios: el dinero, el poder, la influencia y los compromisos. No hay lugar, al menos en el nivel del sistema social, para explicar la verdad, aunque la ciencia es un sistema social casi en el mismo sentido que la economía o la política. En su estado actual incompleto, la teoría es difícil de examinar, pero parece haber un peligro de arbitrariedad en una unión puramente analítica de los problemas, los sistemas, los subsistemas, los procesos de intercambio y los medios, que no puede controlarse suficientemente por medio de una simple 5 2 Por supuesto, existen otros tópicos del trabajo simbólico, por ejemplo, el orden normativo de la ley y el concepto de sistema, articulados en términos de todos y partes, de metas y medios y de orden jerárquico. 5 3 «La necesidad de medios generalizados de intercambio es una función de la diferencia-ción de las estructuras sociales». Talcott Parsons, «Systems Analysis: Social Systems», D. Sills (ed.), op. cit., Vol. 15, pp. 458473, 471.
  • 37. Teoría de los sistemas sociales repetición del esquema AGIL. Sin osar dar una opinión final sobre el enfoque de Parsons, puede valer la pena explorar otras posibilidades. Tomaremos la idea de la emergencia evolutiva de los me-dios generalizados y la transferiremos a un marco de referencia conceptual ampliado y flexible.54 La diferencia resultante puede resumirse en tres puntos: primero, hemos relacionado funcional-mente el concepto del medio con el problema de la doble contingencia y no primariamente con las consecuencias de la diferenciación de los sistemas (por lo tanto, preferimos hablar de medios de comunicación y no de medios de intercambio). Las posibilidades y los problemas de la diferenciación de los sistemas viene después cuando tengamos que considerar qué medios, en el contexto de la evolución societal pueden articularse con problemas del sistema funcional y estabilizarse por medio de la diferenciación de subsistemas funcionales. Segundo, esto implica que no podemos usar un esquema de diferenciación de sistemas como una pauta para el razonamiento deductivo; no podemos estar seguros de conocer axiomáticamente por adelantado el tipo y número de medios posibles. En cambio, tenemos que usar un enfoque inductivo y heurístico, sensibilizado, pero no lógicamente determinado por medio del problema de la contingencia. Entonces, no estamos determinados en cuanto al tipo y número de medios. Investigaremos los casos del «poder», el «dinero», la «verdad» y el «amor» y dejaremos abiertas otras posibilidades funcionalmente equivalentes, que sugieren fuertemente que podría incluirse al «arte». Tercero, de este modo podríamos perfeccionar la teoría de la evolución. Podemos concebir a los sistemas sociales concretos y funcionalmente diferenciados como organizados al-rededor de medios generalizados culturalmente desarrollados, o como las concretizaciones de las diferentes formas de resolver el problema de la doble contingencia (mientras que Parsons, por otro lado, tendría que sostener que los sistemas funcionalmente 5 4 Para una idea general ver Luhmann, Verlrauen... Por supuesto, es cuestionable el hecho de si el concepto del medio puede definirse en forma suficientemente abstracta como para sobrevivir a esta transferencia de un contexto a otro. Pensamos que pueden preservarse las ideas teóricas importantes con respecto al dinero y al poder, la elaboración de analogías entre medios diferentes, la idea de la generalización y de la regulación simbólica de los procesos y, aún más importante, la conexión de estos aspectos. 3 6
  • 38. Los medios generalizados y el problema de la contingencia diferenciados tienen que existir, al menos analíticamente, antes de que pueda desarrollarse la necesidad de organizar sus intercambios). Al comenzar con la contingencia como nuestro «concepto sensibilizador» (Blumer), podemos resumir que la contingencia se torna consciente como selectividad en la forma doble de acción y experiencia. Existen acciones selectivas si la selección se le atribuye a los sistemas que actúan significativamente; y existen experiencias selectivas si la selectividad se considera como «el estado del mundo». Esta diferencia de atribución se transforma en experiencia (es decir, ego sabe si las selecciones de alter son las experiencias de alter o las acciones de alter). El problema de la aceptación de la complejidad reducida se amplía en estas dos direcciones: la aceptación de las experiencias de alter y la aceptación de las acciones de alter. Ambos casos pueden ser relevantes para las experiencias de ego o para las acciones de ego. Este esquema general proporciona cuatro constelaciones posibles y sugiere diferentes tipos de problemas en cada una de ellas: (1) la expe-riencia de alter puede ser aceptada como la experiencia vicaria de ego (Ac -» E); (2) la experiencia de alter puede ser aceptada por ego en la forma de una acción correspondiente (A^ Ea); (3) la acción de alter puede seleccionar una experiencia de ego y ser aceptada como tal (Aa -» EJ; y (4) la acción de alter puede ser aceptada como una acción de ego (Aa •* EJ. Suponemos que cada constelación difiere de las otras y que generará problemas muy diferentes en el modo en que puede transmitirse la complejidad reducida. Por lo tanto, para la sociedad será ventajoso el hecho de especializar los medios generalizados en relación con estas diferentes áreas de problemas. En realidad, en nuestro estudio de la tradición europea hemos encontrado algunas indicaciones de que la diferenciación societal entre los medios y los sistemas sociales se ha desarrollado en la dirección de una separación y especialización funcional cada vez mayor. Ahora queremos argumentar que esta diferenciación funcional entre los medios y los sistemas resulta del problema de diferenciación cuádruple descrito; es decir, que la verdad, el amor, el dinero y el poder transmiten complejidad reducida en diferentes tipos de situacio-nes que combinan la selectividad por medio de la experiencia o por medio de la acción de alter y de ego.55 Si esto es verdad, el
  • 39. Teoría de los sistemas sociales desarrollo de los medios a partir de las construcciones primitivas de la realidad puede entenderse como un modo de hacer frente a la doble contingencia en el nivel del sistema social de la sociedad. El primer caso, en el que las experiencias de alter son adopta-das (y, por supuesto, adaptadas) como experiencias de ego, se simbo-liza por la verdad. En otras palabras, la verdad expresa la equivalencia de las experiencias de alter y de ego. En el curso de la interacción social, la verdad surge como un símbolo con referencia al cual los casos críticos de transmisión pueden interpretarse, normalizarse y jus-tificarse. Ya que sólo las experiencias están involucradas y no las ac-ciones seleccionadas por la propia cuenta de los actores, la verdad está simbolizada, en un principio y más fácilmente, como realidad. Los casos problemáticos típicos son aquellos relacionados con el «apren-dizaje vicario», por ejemplo, con el hecho de establecer y cambiar las expectativas sobre la base de las experiencias de otros.56 El aprendiza-je vicario no es simplemente una imitación. Involucra mayores ries-gos y mayores responsabilidades. Ego no imita las acciones que han conducido y que nuevamente pueden conducir a buenos resultados, evitando los malos. Al aprender de otros, acepta de inmediato las experiencias como resultados de los procesos de selección, sin sufrir el dolor, perder el tiempo, e incluso, sin poder repetir estos procesos. 55 Podemos usar la técnica de la tabulación cruzada para presentar nuestra idea: Experiencia de ego Acción de ego Experiencia de alter Ae •» Ec Ar •» Ea (verdad; compromisos del valor) (amor; influencia) Acción de alter Aa Ec Aa -» Ea (dinero; arte) (poder) pero, entonces, deberíamos agregar varias advertencias. Los compartimientos deben interpretarse como la definición de las áreas de problemas, no de las soluciones para los problemas (ni siquiera en un sentido analítico), es decir, n o como definiciones de los medios correspondientes. La deducción de una diferenciación de los problemas simplemente significa que un desarrollo de los diferentes medios en estos términos causará las ventajas de la especialización funcional. No nos permite concluir que, de hecho, estos medios existen, ni que cada una de estas áreas de problemas será manejada por un y sólo un medio, ni que los problemas y las soluciones para los problemas serán congruentes en el sentido de que los medios existentes resolverán, sin mayor especialización, todos los problemas que surjan en su área particular. Comparado con el nivel de la teoría al que aspira Parsons, nuevamente sentimos la necesidad de un descuento lógico. 5 6 V e r A l b e r t Bandura, «Vicarious Processes: No Trial Learning», Leonard Berkowitz (ed.). Advanas in Experimental Social l'sfcbology (New York: Academic Press, 1965), pp. 1-56, Alfred R. Lindesmíth y Anselm R. Strauss, Social Psycholory, 3ra ed (New York- Holf Rinehart y Winston, 1968), pp. 283 ss. 3 8
  • 40. Los medios generalizados y el problema de la contingencia Puede subsistituir el control de la comunicación por la expriencia y, finalmente, el control del medio por el control de la comuni-cación. En todo caso, ego usa al «contexto» como una guía para su propia selección. Sin embargo, el «contexto» relevante puede cambiar desde la familiaridad personal con los alter concretos a una noción muy vaga sobre la confiabilidad de la ciencia. Este uso de las experiencias de alter significa el pago del alivio por medio de riesgos mayores, y estos riesgos requieren de una elaboración y control simbólico. La institucionalización de la verdad como un medio de comunicación cada vez más generalizado y especializado satisface esta necesidad de control simbólico del aprendizaje vicario. Entonces, el aprendizaje vicario parece ser la variable intermedia entre la evolución social y la cultural. Esta evo-lución requiere de más y más rápidos procesos de aprendizaje vica-rio y de una elaboración y refinamiento funcional cada vez mayor de la verdad como un medio simbólico. La función mediadora de la verdad hace posible confiar, en un grado cada vez mayor, en la ex-periencia de otros, incluso sin conocerlos.57 La idea moderna de la verdad, el desarrollo de la cual he-mos indicado previamente, tiene su rasgo más significativo en un alto grado de compromiso con un estilo cognoscitivo de expectati-va, esto es, de aprendizaje y con una reacción de frustración. Por supuesto, aunque es algo obvio hoy en día, de ningún modo esto es un asunto simple. Nuestra diferenciación entre los problemas de la transmisión de la selección y los problemas de la frustración frente a las selecciones que no se esperaban, como se presentaron ante-riormente, nos permite ver el problema. La transmisión de la selec-tividad de la experiencia de alter a la experiencia de ego (A •* E) no está necesariamente controlada sólo por medio de las expectativas cognoscitivas y de la disposición para aprender.58 El hecho de tratar a la transmisión de las experiencias como un asunto de 5 7 Ver Robert E. Lañe, «The Decline of Politics and Ideology in a Knowledgeable Society», American Sociological Reniew, 31 (1966), pp. 649-662, con implicaciones interesantes en cuanto a la interdependencia de la verdad y el poder en este aspecto. 5 8 Y precisamente debido a que el modelo cognoscitivo de la verdad de ninguna manera es simple, el compromiso con las expectativas y el aprendizaje cognoscitivo en la ciencia se supone y se gobierna normativamente por medio de condiciones muy estrictas. El carácter cognoscitivo en la ciencia se supone y se gobierna normativamente por medio de condiciones muy estrictas. El carácter cognoscitivo de la verdad se institucionaliza en un nivel de expectativa por medio de las expectativas normativas que están en otro nivel.
  • 41. Teoría de los sistemas sociales cognición es una elección demasiado peligrosa como para ser universalmente válida. Por lo tanto, podemos suponer que para la misma constelación (Ac Ec) se ha desarrollado un medio complementario sobre una base normativa.59 Respondiendo a esta necesidad, Parsons ha conceptualizado un medio especial como compromisos del valor.60 El concepto del valor es apropiado porque se refiere más a la experiencia que a la acción, dejando, en gran medida, abierta la elección de la acción.61 Queda por explorar precisamente cómo trabaja la referencia a los valores en el proceso de la transmisión de las experiencias seleccionadas que cubren las restricciones normativas sobre las posibles eleccio-nes de tópicos, contenidos y razones. El amor es el medio de la segunda constelación (Ar E) donde ego se compromete por medio de la acción con las experien-cias y las posibles experiencias de alter. El amor no es sólo una ac-ción mutuamente gratificante, una experiencia común y un «enten-dimiento » mutuo, sino también una selección recíproca. Requiere que ego seleccione su acción y, con esto, se identifique a sí mismo como un sistema en relación con el mundo (incluyendo al mismo ego) como lo ve alter; y que alter, como el otro ego, actúa del mismo modo. La transmisión de la complejidad reducida va desde la experiencia a la acción. Si el amor se hace realidad, la selectividad de la experiencia se refuerza por medio de la acción. De este modo, la historia cultural del amor no es simple-mente una historia de condiciones variables de gratificación sexual. Depende de la evolución de la sociedad que cambia el horizonte de posibilidades y las condiciones de selectividad con respecto a la experiencia tanto como a la acción. El aumento del mundo 5 9 1.a reflexión filosófica de esta necesidad puede encontrarse en el idealismo alemán, que confronta el ámbito de la naturaleza y al ámbito de la libertad en el sentido de libertad para el compromiso del valor. El sociólogo que examine esta literatura puede darse cuenta de que no ha sido posible establecer el ámbito de la libertad fuera de la verdad y de la causalidad natural. La «necesidad» del compromiso, que simboliza la transmisibilidad de la orientación del valor, sólo se quedó en un postulado, fracaso que indica algunos de los problemas de un medio especial para las orientaciones normativas. 6 0 Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Valué Commitments»... 61 Incluso me atrevo a decir que la referencia al valor nunca lustifica la selección de una acción particular, porque toda acción depende de una decisión en cuanto a una preferencia entre valores antagónicos que no están ordenados transitivamente en el nivel del código general del medio. 4 0
  • 42. Los medios generalizados y el problema de la contingencia público hace posible concebir al amor del modo antiguo como una virtud pública. Se hace visible la contingencia y la selectividad no sólo de las acciones sino también de las experiencias, y el amor se especializa funcionalmente para relacionar los «mundos» privadamente seleccionados de opiniones, de estilo de vida, de gusto, de juicio y de preferencias con la acción privadamente seleccionada que ya no pertenece más a la verdad o al sentido universalmente compartido.62 Incluso el amor pretende no ser comprensible por otros. Como ocurre con la verdad, el amor también se especializa bajo las condiciones modernas. Concebido como un afecto apasio-nado, se torna incapaz de mediar en todos los casos en que la expe-riencia de alter selecciona la acción de ego (At -* EJ. Junto con la verdad, aunque de un modo altamente precario y problemático, se desarrolla un medio generalizado de los compromisos del valor. Junto con el amor privado y apasionado, siguiendo a Parsons, podemos identificar a la influencia como un complemento para las situaciones públicas.63 En el caso de la influencia, alter recurre a sus experien-cias, a sus razones y a su «potencialidad o elaboración razonada»,64 lo que le indica un cierto curso de acción a ego, de quien se espera que dirija sus intenciones de acuerdo con eso.65 La influencia es apropiada para el uso público porque se refiere al mundo común de las experiencias accesibles y no a la condición privada del afecto recíproco. Como un medio de comunicación, parece estar mucho menos consolidado que el amor. Carece de un sistema de apoyo especializado, de una base simbiótica y, en gran medida, vive de la verdad exagerada. Entonces, el amor y la influencia no son una verdad y no 62 y c r p e t c r [ Berger y Hansfried Kellner, «Le Mariage et la construction de la réalité», Diogéne, 46 (1964), pp. 3-32, traducción alemana, «Die Ehe und die Konstruktion der Wirklichkeit: Eine Abhandlung Zur Mikrosoziologic des Wissens», Suzialr Welt, 16 (1965), pp. 220-235. 6 3 Ver Talcott Parsons, «On the Concept of Influence»... 6 4 Ver la definición de autoridad de Friedrich en «Aulhorily, Reason, and Discretion», en Friedrich, Cari J. (ed.), Aulhorily (Nomos I) (Cambridge; Harvard University Press, 1958), pp. 28-48 (35). 6 5 Parsons define su concepto de influencia como persuasión, formando las intencio-nes del otro por medio de sanciones positivas. La diferencia parece ser menor porque el encauzamicnto a través de las intenciones y la referencia a las sanciones positivas serán particularmente apropiadas si se comunican las experiencias selectivas y no las decisiones.