1. SALUD MENTAL DE LA MUJER & FERTILIDAD
Martha Cecilia Echeverry Ramirez
Psicóloga Especialista en Sexualidad Humana
inSer, Instituto de Reproducción Humana
Medellín, Colombia
La demostración de la fertilidad ha jugado un papel fundamental en nuestra sociedad. Sin embargo, ha
sido cambiante en cuanto al número de hijos y edad para tenerlos. La fertilidad es muy importante para
el rol de género como validación de la masculinidad y la feminidad. Desde pequeños el niño y la niña
aprenden, a través de sus juegos, cual es su papel en la sociedad en cuanto a género, sexualidad y
fertilidad. No se espera la infertilidad. Todos los hombres y mujeres se sienten simplemente padres y
madres en potencia. Cuando una pareja consolida su unión y decide compartir su vida, se marcan
diferente metas de desarrollo: personales, laborales, académicas, entre otros. Luego de cumplir algunas
de estas metas, la pareja busca cumplir una más, que es la fertilidad, pero en algunas ocasiones esta
meta no se realiza tan fácilmente como lo esperaban.
La O.M.S. define la Salud Reproductiva como una condición en la cual la reproducción se logra en un
estado de completo bienestar físico, mental y social. No solo como la ausencia de enfermedad o de
desórdenes del proceso reproductivo.
La infertilidad por si misma puede no poner en peligro la salud física pero ciertamente tiene un serio
impacto en el bienestar social y mental de las parejas. En muchos países el estigma de la infertilidad
frecuentemente lleva a desarmonía marital, divorcio o aislamiento.
El sufrimiento experimentado por una pareja infértil es muy real, la OMS estima que hay 60 a 70
millones de parejas infértiles. Un estudio hecho en Cali encontró que la infertilidad es de un 14% en
Colombia. Un 8 - 10% de las parejas pueden encontrarse con dificultades para concebir el hijo que
quieren. Esto significa que entre 50 - 80 millones de personas en el mundo pueden requerir estudio y
posiblemente tratamientos de fertilidad.
La posibilidad de concebir en una pareja sin ningún factor adverso es del 30 % (3 de cada 10) en el
primer mes. Este porcentaje va bajando paulatinamente a 25% en el segundo mes, 20% en el tercer y
así sucesivamente. La posibilidad acumulada al final de un año es de 80% o sea de 10 parejas 8 se han
embarazado al terminar el primer año. De ahí en adelante la posibilidad de embarazarse
espontáneamente es del solo 5% por mes. En este momento es recomendable acudir a la ayuda de
técnicas de reproducción asistida.
2. Para una pareja con problemas de fertilidad la decisión de tratamiento depende de: posibilidad de
embarazarse sin tratamiento, la posibilidad de embarazarse con un tratamiento simple aunque
moderadamente efectivo, la posibilidad de embarazarse con un tratamiento complejo/costoso pero más
efectivo.
Los procedimientos médicos en los que se manipulan los óvulos en la mujer o los espermatozoides en el
hombre, intentando favorecer la fecundación, se clasifican como reproducción asistida. Pueden ir desde
el uso de drogas estimulantes del ovario, ecografías y mediciones hormonales para controlar el proceso,
hasta el procesado del semen, inseminación, fertilización in vitro [FIV] e inyección intra citoplasmática
[ICSI].
La ciencia médica sigue avanzando en el área y dando respuestas a las necesidades de hoy llegando a
límites espeluznantes. Los estudios de fertilidad han avanzado desde finales de la década de los setenta
con el nacimiento de la primera bebé probeta en Inglaterra, desafiando barreras y llegando a los límites
de la manipulación de los gametos y embriones hasta desarrollar técnicas para clonar a los seres
humanos. Los grandes avances tecnológicos y los medios de comunicación han despertado grandes
expectativas en las parejas ante lo que la ciencia puede ofrecerles. Lamentablemente la avalancha de
información sobre nuevos métodos y sus éxitos hace difícil tener una visión clara sobre las posibilidades
reales de tratamiento.
La infertilidad es problemática para algunas parejas porque desencadenan una cantidad de
sentimientos, emociones y mecanismos adaptativos y transitorios, que no implican trastorno mental,
pero que las parejas no saben manejar.
Hay opiniones diferentes de lo que significan los problemas de fertilidad. La infertilidad es catalogada
como una enfermedad, pero no involucra la misma carga emocional, ni refleja tanta angustia de los
involucrados, aunque si hay cambios en los estados de ánimo acordes a lo que ocurre en el momento
del tratamiento. La infertilidad es un problema en el cual ambos compañeros comparten
responsabilidad, pero en la mayoría de las sociedades la carga social y psicológica la lleva mucho más la
mujer. De hecho no solo la relacionada con el manejo de la infertilidad, sino también la relacionada con
el diagnostico y la terapia.
Las parejas de hoy, acordes al proceso cambiante de la cultura, reciben nuevas exigencias y presiones
sobre los valores imperantes, por lo tanto es usual que mujeres mayores de 40 años acudan a los
centros especializados de fertilidad en búsqueda de su primer hijo y de recibir opciones y alternativas.
Después de los 30 años, hombres y mujeres están estableciendo uniones debido especialmente a
condiciones laborales y exigencias académicas. La vida de pareja ha ganado otros espacios, por lo tanto
busca consolidar la unión y disfrutar del compartir. Los papeles de género con respecto a la maternidad
y paternidad han cambiado afortunadamente, lo que hace que las parejas reflexionen más sobre la
educación y crianza de sus hijos y tiendan a aplazar la búsqueda de ellos.
El ciclo vital de la pareja y la familia pasa por diferentes fases de desarrollo:
3. El DESPRENDIMIENTO, de cada uno de los miembros de la pareja de su familia.
El ENCUENTRO, de esos dos seres que se sienten atraídos y forman una pareja.
Los HIJOS, se presentan como resultado de esa unión.
La ADOLESCENCIA marcada por la presencia de hijos adolescentes en la familia.
El REENCUENTRO se da cuando los hijos se marchan para formar una nueva pareja y familia y sexto la
VEJEZ.
Cuando una pareja no logra su fertilidad o la elaboración completa de una vida sin hijos el proceso de
desarrollo de la pareja se detiene consciente o inconscientemente y no continua sus fases de desarrollo
quedando atascados en una experiencia sin resolver. La reproducción es algo central en la vida de
hombres y mujeres y tener niños frecuentemente se considera el significado de la vida. Este deseo
culturalmente moldeado de tener hijos parece ser extremadamente fuerte, trascendiendo sexo, raza,
religión, etnicidad y clase social
Por esta razón, la situación se torna problemática desencadenando una cantidad de sentimientos,
emociones y mecanismos de defensa adaptativos, normales y transitorios que no implican ningún
trastorno mental o psicopatologico, sino que por el contrario son respuestas adaptativas normales a esa
situación nueva, dolorosa e inesperada la cual la pareja no esperaba vivir.
Esto desencadena una crisis en la vida de la pareja. Los miembros de una pareja entran en crisis en
períodos diferentes, en formas diferentes, por esto a veces las parejas piensan que no se entienden.
La resolución de una crisis puede durar aproximadamente seis meses. La persona siente que su mente y
su cuerpo no van a aguantar y que va a estallar. Después de la crisis puede emerger sin cambios (crisis
solucionada completamente), emerger con un incremento de tensión emocional o emerger en un
estado menos estable de funcionamiento.
Son elementos comunes a una crisis:
1. Sentir la amenaza de vivir una situación insoluble en el momento inmediato.
2. La sensación de no contar con soluciones propias para el conflicto.
3. Sentir amenazada las metas de la pareja y sus metas personales.
4. Rememorar vivencias críticas del pasado de algunos miembros de la pareja.
La crisis de la infertilidad difiere de una crisis traumática general en que las parejas infértiles pueden
permanecer en un estado de crisis de largo plazo si el problema no es resuelto. Freeman encontró que
antes de una FIV, 48% de las mujeres y 15% de los hombres describen la infertilidad como la experiencia
más traumática de su vida.
Barbara Menning en la década de los 70 hizo uno de los aportes más grandes al observar y describir
sistemática y científicamente un enfoque psicosocial de la pareja infértil planteando, como la condición
de infertilidad, amenaza el proyecto de vida, el funcionamiento social, la autoestima y la sexualidad de
la pareja.
4. Ella hace publicaciones descriptivas acerca de los sentimientos emocionales negativos y el impacto
sobre la pareja, luego de la falla del tratamiento con técnicas de reproducción asistida. A partir de estas
publicaciones los estudios hacen mayor énfasis en describir e interpretar las consecuencias psicológicas
de la infertilidad, es decir las secuelas psicológicas de dicha condición.
A continuación se describirá la crisis vital causada por las dificultades para concebir, la falla en el
tratamiento, las pérdidas reproductivas a repetición y el duelo que ello implica acompañado de la
reacción en cadena de los sentimientos emocionales negativos.
SENTIMIENTOS EMOCIONALES NEGATIVOS
1. SORPRESA
Un shock, una sacudida emocional. Como su nombre lo indica la pareja se sorprende frente a la
dificultad de concebir. Aparentemente es muy sencillo, todo el mundo parece lograrlo a su
alrededor. Las parejas amigas que se casaron por la misma época que ellos, sus hermanos y
hermanas. Parece que ellos son los únicos o de los pocos que tienen este problema. Es como
despertar de un profundo sueño que empezó desde la infancia. Se derrumba una ilusión y ellos,
adultos, no saben qué hacer. Los miedos de su infancia se presentan de nuevo, permanecen por un
tiempo, para algunos solo semanas para otros meses, detenidos en su proceso de desarrollo. Este
sentimiento moviliza a algunas parejas a buscar ayuda profesional.
2. NEGACIÓN
Que hasta cierto punto todos usamos como herramienta de adaptación cada vez que la vida nos
presenta una situación dolorosa, tendiendo a ignorar la realidad, minimizar lo ocurrido o crear una
fantasía más aceptable de la situación que estamos viviendo. En las parejas que buscan fertilidad
hace su aparición a través de pensamientos como ese doctor no sabe, vamos a otra parte, este no
debe ser nuestro resultado, el laboratorio se equivocó, repitamos la prueba, nosotros somos muy
jóvenes esperemos más tiempo, somos muy sanos, no hemos sufrido de ninguna enfermedad rara.
Por tal razón es frecuente observar que la pareja ha sido tratada por diferentes instituciones,
sometida a distintas cirugías, estado bajo tratamientos serios y bien llevados. Sin embargo, no han
logrado la fertilidad. Tal vez es el mecanismo de negación el que hace que la pareja sabotee sus
esfuerzos y los de los profesionales que los están tratando al caminar de institución en institución, de
consultorio en consultorio, de cirugía en cirugía y de examen en examen. Cuando realmente la
pareja abandona la negación y por tal razón entiende que necesita ayuda, aceptará mejor el
tratamiento, se tornará más colaboradora y estará en condiciones de recibir la ayuda efectiva.
3. TEMOR
De perder el control, especialmente el de su vida. El temor puede ser irracional, buscando
explicaciones en situaciones del pasado, como abortos provocados, anticoncepción, infidelidad,
homosexualidad, infertilidad, masturbación, infecciones de transmisión sexual, maltrato infantil, etc.
5. 4. CULPABILIDAD
Se presenta para darle salida a la presión que ejerce la situación de infertilidad y al dolor que ellos
experimentan. Conocer cuál es la fuente o tipo de temor que vive la pareja es muy importante. Esto
se debe discutir en un ambiente de seguridad como es la terapia, que brinda una aceptación sin
juicios y una empatía sincera. Las situaciones mencionadas desencadenan una sensación de
frustración en la pareja, la cual desemboca en IRA y RABIA. Ellos se sienten en una encrucijada sin
salida. No depende de ellos el que la situación cambie. La situación y el logro de esta meta de su
desarrollo dependen del médico y del grupo de profesionales que los asiste. Esto desencadena
impotencia y frustración, malestar con la forma como está organizado el mundo. Sienten que la vida
es injusta, que mientras adolescentes y personas que no están deseando o preparados para concebir
lo hacen, ellos que tienen todo el amor para entregar no lo logran. Se tornan malhumorados
prevenidos frente a muchas situaciones y expresiones de las personas que los rodean, incluso su
compañero/a, familiares, irritándose y enojándose fácilmente.
5. AISLAMIENTO
La función del aislamiento es evitar momentos que resultan ser dolorosos para ellos, y que les
recuerdan o ponen en contacto con su situación de infertilidad. Buscan alejarse de la gente
disminuyendo su asistencia a reuniones sociales y familiares, evadiendo encuentros ocasionales con
vecinos, amigos, etc. su objetivo es evitar a ciertas personas que sin proponérselo verbalizan frases
que se tornan dolorosas para ellos como : “Cuanto es que llevan de casados ?”, “Seis años y nada de
niños?” y “Para cuando lo piensan dejar lo de los hijos?”, “Para cuando estén viejitos!”, “Matrimonio
sin hijos no es matrimonio!”, “No quieren o es que no pueden”, “Cual de los dos no sirve ?”. Como
ya se planteo se le ha concedido mucha importancia a la fertilidad en cuanto al papel del genero, la
maternidad y la paternidad en la validación de ser hombre y mujer. Sin darnos cuenta cada miembro
de la sociedad está velando y cuidando para que se cumpla con este mandato social, de la
conservación de la especie. Amigos y familiares invitan a piñatas, bautismos, primeras comuniones,
situaciones sociales como el nacimiento de un niño o una niña en la familia o encontrarse con alguien
en embarazo, pone a las parejas infértiles cara a cara con sus carencias desencadenando
sentimientos ambivalentes.
Evitar a las personas porque creen no cumplir los planes de la familia y la sociedad, es una situación
difícil. Al alejarse la pareja pierde redes de apoyo que han sido importantes en su vida, cuando
paradójicamente es el momento en que se encuentran más necesitados de esto.
Las parejas experimentan ESTADOS DEPRESIVOS. Ellos sienten una aflicción, un pesar, que casi siempre
coincide con una perdida. Son diferentes las formas en que se expresan, por ejemplo puede ser a través
de una fuerte tristeza, deseo de llorar, poco apetito, insomnio, cansancio, angustia o desmotivación
frente al trabajo, estudio o actividades cotidianas. También se presenta a la inversa: excesivo sueño,
manías, deseos constantes de comer y adicción por el trabajo.
6. La manera como hemos sido educados como hombres y mujeres tiene mucho que ver en la forma como
cada uno de los géneros expresa sus sentimientos y por lo tanto en la diferencia en como expresan la
depresión. Es así como los hombres se deben mostrar más fuertes, controlar el miedo y la angustia. En
él son más aceptados la rabia y el enojo. Por el contrario es más socialmente aceptado el miedo, la
angustia y tristeza en la mujer y rechazada la rabia, ira o enojo.
Desde muy pequeño el hombre escucha frases como “No llores pareces una nena” o los niños no lloran.
No se les permite jugar con muñecas pues se ve peligros para la integridad de su futura masculinidad. En
la adultez la mujer puede llorar, expresar su angustia y preocupación, pero para algunos hombres sigue
siendo inaceptable dicha expresión de emociones, las cuales deben ser suprimidas. El hecho que no se
expresen no hace que desaparezcan de la realidad intrapsíquica del individuo, sino que buscan salida a
través de otras expresiones como: mal humor, incremento en el consumo de licor, agresividad, poco
deseo sexual, excesivo interés en el trabajo.
DUELOS Y PÉRDIDAS
La pareja encuentra frente a la inminente perdida de un hijo que hasta ahora no se ha materializado
para ellos, pero que ha existido en sus vidas a través de un sueño, una ilusión, una fantasía. Cada vez
que son sometidos a cualquier procedimiento están alimentando sus ilusiones y cada vez que aparece la
menstruación en la mujer se revive la perdida y se experimenta un micro duelo.
Por eso muchas mujeres y también sus compañeros se deprimen frente al signo de su derrota: el
sangrado menstrual. En la sociedad existen diversos sistemas de apoyo para ayudar a la elaboración del
duelo. Cuando una persona pierde un familiar o un ser querido, se hace un ritual de velación, entierro,
pésame, visitas solidarias y las personas aceptan y entienden el estado de tristeza que la persona
experimenta.
No ocurre así con la infertilidad aunque la pérdida sea muy real para la pareja. Pocas veces las parejas
comparten con las personas cercanas, familiares y amigos el hecho que estén haciendo un tratamiento
por temor a ser criticados, censurados o compadecidos. Así vamos identificando como se encuentran de
solos en sus vivencias y sentimientos sin poder contar con los sistemas de apoyo usuales y viviendo
estos micro duelos silenciosa y aisladamente.
Otras experiencias que implican elaboración de duelo se dan cuando la pareja en el proceso de su
tratamiento opta por la recepción de semen, óvulos o embriones donados, lo cual aumenta la
posibilidad de gestación pero en la cual estarán obligados a renunciar a la paternidad o maternidad
biológica o genética. Lo más importante es ayudar a la pareja a vencer ideas irracionales y temores
sobre la relación con el hijo/hija, frente a las expectativas que se tengan de ellos y a su futuro
desempeño como padres/madres.
7. Se ha profundizado la investigación en las relaciones entre infertilidad, reacción de duelo y depresión.
Algunos estudios han demostrado duplicada la incidencia de depresión entre las mujeres infértiles, con
relación a la población femenina en general. En dichos estudios se postula que en algunos casos la
depresión no debe ser considerada solamente una etapa de la evolución del duelo por la infertilidad,
sino que constituye un trastorno en sí mismo, asociado a condiciones biológicas y psicológicas que es
preciso tratar y que podría estar contribuyendo a la infertilidad.
VIDA SEXUAL
Hay momentos en que la pareja busca aislarse de su compañero/a. Esto casi siempre se expresa como
dificultad para comunicarse verbalmente y expresar abiertamente sus sentimientos, dudas, temores.
Siendo la sexualidad una forma de expresión de comunicación no verbal muy importante se siente este
aislamiento de la pareja en el intercambio erótico y se empiezan a presentar conflictos por primera vez
o con una frecuencia mayor, los encuentros eróticos de una pareja se dan de una forma natural,
espontánea surgiendo de la interacción cotidiana, se da en un espacio de privacidad e intimidad.
Es frecuente que en el tratamiento de fertilidad se le recomiende a la pareja incrementar su actividad
sexual durante el período preovulatorio, especialmente tener coitos que incluyan eyaculación
intravaginal. La pareja acoge dicha recomendación y sin darse cuenta, ni proponérselo, su sexualidad se
torna programada, poco espontánea, pues adquiere un carácter de obligatoriedad. Algunas parejas y
médicos llegan a llamarla “tarea”.
Sin darse cuenta su sexualidad se ha vuelto meramente reproductiva, presentando fantasías y
pensamientos y deseos del embarazo en el mismo encuentro erótico en frases como (si la embarazara...,
que fecunde... que fecunde, que lo logremos, esta vez sí) con este tipo de pensamientos se están
apartando, desconectando de expresiones tan importantes como la ternura y el afecto, que el contacto
físico y la cercanía pierden importancia. Esta situación, si se hace muy repetitiva y a largo plazo puede
desencadenar disfunciones eróticas como trastorno del deseo a nivel general o solo durante el período
fértil, anorgasmia (no orgasmos), dispareunía (dolor en el coito), disfunción erectiva (dificultades con la
erección), eyaculación rápida. Los cuadros anteriormente descritos en su mayoría son transitorios y
reversibles con un tratamiento adecuado.
En algunas ocasiones son los conflictos sexuales los que llevan a las parejas a desarrollar su infertilidad.
Por ejemplo el vaginismo como causa más frecuente y también las disfunciones erectivas.
El trastorno del deseo es menos percibida por las parejas como un problema y en algunas ocasiones los
mismos profesionales no detallan en la consulta la frecuencia de encuentro erótico. Sin embargo, una
frecuencia de una vez cada mes o dos o tres meses es por sí sola causa de infertilidad ya que reduce las
posibilidades reales de que dichos encuentros se presenten durante el período reproductivo.
8. INFERTILIDAD INEXPLICADA
Para clasificar una pareja en esta categoría se requiere: trompas normales, ovulación normal,
microscopía de semen normal (y ojalá otras pruebas) y al menos un año de coito no protegido.
Los factores pronósticos más importantes son: la duración de la infertilidad y la edad de la mujer. Se
observa que los porcentajes de embarazo acumulado son buenos, sin tratamiento, cuando la infertilidad
es menor de 3 años. Estas parejas no requieren ningún tratamiento, solo tranquilizarlas en el sentido
que todo está dentro de lo normal y usualmente son remitidas a psicología con diagnóstico de
infertilidad psicógena sustentando una relación causal entre los conflictos psicológicos y la presencia de
infertilidad en la vida adulta.
En los años 50 y 60 se afirmaba que alrededor del 40% de los problemas de infertilidad eran de causa
psicógena, asociados a conflicto temprano de la relación madre e hija. Varios estudios planteaban que
experimentar rechazo materno a temprana edad producía sentimientos de hostilidad asociados a la idea
de la maternidad, dificultades con el ser mamá y por lo tanto un rechazo inconsciente al embarazo.
Otros estudios analizaban la infertilidad como un cuadro psicosomático. Se ha hablado de la infertilidad
funcional como la dificultad para gestar un hijo, una defensa somática contra el estrés del embarazo y la
maternidad. En otros estudios la hipótesis que se plantea es la de la ambivalencia frente a la
maternidad, es decir la coexistencia de deseos positivos con temores u otros sentimientos negativos. Es
una experiencia generalizada en mujeres occidentales.
La culpa se generaría por los sentimientos de amor y rechazo, que priman sobre el deseo de ser madre.
Este conflicto es difícil de ser tolerado conscientemente y la persona lo expresa como un deseo frenético
y ansioso de concebir. Los estudios anteriores han sido basados en material de historias clínicas, sin
intentar una comparación con mujeres de fertilidad normal u otro tipo de control y por lo tanto que las
conclusiones no son generalizables y caen en sesgo de género.
Con el desarrollo de nuevas técnicas en el diagnóstico y tratamiento, el diagnóstico de infertilidad
inexplicada se encuentra en un 5 % en los centros especializados de reproducción.
El estrés en sí mismo es una respuesta normal. Los estilos de enfrentamiento de él son los que sugieren
las diferencias en las reacciones positivas o negativas y enfoques saludables. Los estilos pueden ser:
activo (buscar activamente información) y paliativo (búsqueda diversa de alivio a la ansiedad). Resultan
ser protectores y evitan la depresión mientras que estilos como el regresivo y el de expresión abierta de
mociones negativas, no siempre son positivos si el factor de infertilidad es femenino ya que las
emociones son trasformadas en culpa y si el factor es masculino es protector de la rabia y la agresividad
por ejemplo.
9. Sin embargo, se observa clínicamente como las respuestas psicológicas de una persona pueden cambiar
y superar estados de intensa ansiedad o depresión por ejemplo la respuesta de un miembro de la pareja
influye la respuesta emocional del otro, el desborde emocional de la mujer puede generar una respuesta
evitativa del hombre, la cual, a su vez, estimula una emocionalidad más fuerte por la poca sintonía de su
pareja.
Estudios recientes sugieren que el estrés puede influir en el resultado de los tratamientos de infertilidad.
Esta evidencia ha llevado a estudiar y desarrollar instrumentos que describen y miden el estrés
específico que desencadena la infertilidad. Este se describe como un estrés crónico, derivado de una
condición persistente en el tiempo y que se percibe como amenaza a importantes dominios del
desarrollo psicológico y de los papeles sociales.
Newton desarrolló a finales de los 90 el INVENTARIO DE PROBLEMAS DE FERTILIDAD FPI (Canadá) que
cuenta con 46 preguntas que cubren 6 escalas y que recoge los principales sentimientos negativos de la
infertilidad como son: escala social, escala sexual, escala de relación, necesidad de paternidad, rechazo
de vida sin hijos, estrés global. Este tipo de cuestionarios permite caracterizar las respuestas de las
parejas y evaluar en el tiempo éstas y el efecto de las intervenciones psicológicas. La relevancia de este
tipo de instrumentos es facilitar una evaluación objetiva de la cualidad e intensidad de la respuesta
emocional y orientar el trabajo psicológico.
Estudios realizados en Australia e Inglaterra muestran que aunque las parejas reconocen la necesidad
de consejería y apoyo psicológico, menos del 25% de ellos hacen uso de ellos. Sin embargo, se sienten
seguros de poder acceder a ellos cuando lo requieren y además se conoció que las parejas más
afectadas no son los que con menor frecuencia buscan estos servicios. Por lo tanto hay que crear más
conciencia y responsabilidad en los profesionales de la fertilidad como elemento integral del abordaje
de las parejas.
Todas las situaciones anteriormente descritas sumadas unas a otras, van socavando las defensas de las
parejas y muchas de ellas sucumben o permanecen atrapadas allí por mucho tiempo. Otras sobrepasan
con sus propias fuerzas esta situación, generándose algunas heridas emocionales. Finalmente otras con
ayuda profesional o sin ella logran su tan anhelada fertilidad. En la mayoría de las ocasiones estos
sentimientos son recogidos, detallados y sobrepasados.
No son dejados del todo, pero no vuelven a ser como eran. Se desencadena el retorno de energía,
bienestar, perspectivas, optimismo, esperanza y hasta sentido del humor y se inician planes para el
futuro. Se da entonces un nuevo comienzo, donde quizás la pareja encuentra lo que tanto anhela UN
HIJO.
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