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LA AUTOEVALUACIÓN: UNA ESTRATEGIA DOCENTE PARA EL CAMBIO DE
VALORES EDUCATIVOS EN EL AULA.
Antonio Fraile Aranda
Fecha de recepción: - Aceptación del trabajo: 11/11/2009
Introducción
La autoevaluación surge como una de las propuestas
innovadoras acorde a unos valores democráticos que
exige de un alto grado de confianza del profesor y de
responsabilidad del estudiante, así como de
establecer unos criterios diseñados y negociados
conjuntamente con ellos.
Desde el modelo educativo tradicional, el profesor
asume el papel de transmisor de un conocimiento,
que posteriormente es comprobado y evaluado de
forma objetiva, a través de las clásicas pruebas de
examen. Con este proceso tradicional se trata de
ajustar el sistema educativo a la cultura de la verdad
(positivismo), estableciendo un control estricto de ese
conocimiento, de la moral y de los valores, a través
de un currículo y exámenes centralizados.
Como alternativa a ese modelo tradicional, la
autoevaluación en la formación del profesorado se
justifica en que un estudiante debe aprender a ser
autónomo, siendo el docente facilitador de ese
proceso. Con ello también se favorece el desarrollo de
valores educativos como son: la honradez, la
dignidad y la formación de personas críticas (López
Pastor, 1999); (Fraile, 2003).
Llevando este proceso a la práctica, de cara a que los
estudiantes pierdan el miedo a autoevaluarse, cada
uno de ellos debe definir sus criterios para poder
valorar y luego calificar sobre cómo evolucionan sus
conocimientos (pruebas de autocontrol),
procedimientos (redacción de informes) y actitudes
(participación en clase y respeto hacia los
compañeros). Asimismo, se valorará cómo superan
las dificultades de aprendizaje, cómo han modificado
sus estrategias para aprender, etc. No obstante, este
proceso de autoevaluación parte de los compromisos
que cada uno de los estudiantes se propone
conseguir al comienzo del curso, y la calificación final
vendrá al valorar el cumplimiento de esos
compromisos.
Para evitar que la autoevaluación genere entre los
estudiantes desconfianza e inseguridad, debemos
ayudarles a potenciar sus capacidades
intrapersonales (autoconocimiento, autocontrol,
autoestima, etc.). Los docentes debemos ofrecerles
confianza en esa nueva tarea (como una forma de
enseñarles a hacer uso de su libertad). Sólo si el
futuro docente vive esa experiencia de libertad y
responsabilidad, podrán actuar de forma digna con
sus alumnos cuando ellos actúen como docentes.
También el profesor debe tener plena confianza en
los estudiantes, haciéndoles ver a los estudiantes que
el posible engaño repercutiría claramente en esa
pérdida de confianza que le presta el profesor y en la
pérdida de su autoestima personal.
1.- Marco teórico
Según reconocen algunos de nuestros estudiantes, a
lo largo de su trayectoria escolar han ido
aprendiendo a que sólo les importe la nota final, que
se reduce a alcanzar el aprobado o evitar ser
suspendido, y no lo que en realidad ha formado
parte de su aprendizaje. Estudiantes que sólo tienden
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a aprender aquello que será evaluable. A esto hemos
de unirle el hecho de que si un alumno suspende de
forma habitual se le termina colocando el cartel de
fracaso escolar, basándose en unas calificaciones que
poco tienen que ver con el proceso que se ha llevado
a cabo o la calidad de los conocimientos adquiridos.
Eso sin considerar que las pruebas de evaluación
solamente se centran en aspectos puramente
memorísticos, una de las capacidades a desarrollar
entre los estudiantes, pero no la única.
La evaluación en escasas ocasiones es entendida
como un proceso basado en recoger y analizar
información de forma sistemática (limitándose a las
fases finales del curso), que nos permite formular
juicios, relativos al alumno, al programa, al propio
profesorado (ya que sólo se dirige hacia los alumnos
cómo sujetos a examinar). Por tanto, históricamente,
desde un modelo de enseñanza academicista, se ha
venido vinculando la evaluación, como la valoración
del aprendizaje del alumnado, olvidando que los
docentes además de su programa de enseñanza,
también debe revisar su propia labor como docentes.
Así, según recoge López (2004), la evaluación
constituye uno de los elementos más importantes y
controvertidos de la Educación. Es una especie de
“Encrucijada Didáctica” que afecta, condiciona y
refleja el resto de aspectos didácticos que aparecen en
cualquier proceso educativo (objetivos, contenidos,
metodología, actividades, temporalización,
recursos...), hasta el punto de que en muchas
prácticas educativas suele ser cierta la frase: “dime
como evalúas y te diré como enseñas”. A partir de esta
revisión de algunas cuestiones vinculadas con la
evaluación pasaremos a presentar algunos conceptos
vinculados con la autoevaluación:
“Autoevaluación”: Es la evaluación que una persona
realiza sobre sí misma o sobre un proceso y/o
resultado personal. En educación (y especialmente
en educación física), la mayoría de las veces que se
utiliza este término es para referirse a la
autoevaluación del alumnado. Pero no debemos
olvidar que el profesorado también puede y debe
autoevaluarse.
“Coevaluación”: Se utiliza para referirse a la
evaluación entre pares, entre iguales; y una vez más,
suele limitarse a la evaluación entre alumnos.
“Calificación dialogada”: Es una consecuencia lógica
y coherente de un proceso de evaluación compartida
en un sistema educativo que administra dichos
procesos a través de calificaciones.
“Evaluación democrática”: Este concepto sirve para
recordar que la práctica de la evaluación tiene unas
fuertes implicaciones éticas, más que técnicas, pues la
mayoría de las cuestiones que plantea están
fuertemente relacionadas con el uso del poder.
La autoevaluación surge como una de las propuestas
innovadoras de acuerdo a unos valores democráticos,
buscando que el alumno se responsabilice de su
desarrollo y resultado. El uso de la autoevaluación exige
un alto grado de confianza del profesor hacia el alumno,
lo que no exime de establecer unos criterios diseñados y
negociados conjuntamente con ellos. Las razones que
justifican la presencia de la autoevaluación son que un
alumno debe desarrollar su autonomía y
responsabilidad, destacando la labor del docente como
facilitador de ese proceso. Con ello también se favorece
el desarrollo de valores educativos como son: la
autonomía de aprendizaje, la honradez, la dignidad, el
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análisis crítico y la formación de personas responsables
(López Pastor, 1999); (Fraile, 2003).
Son ya más habituales las propuestas y experiencias
sobre el desarrollo de procesos de autoevaluación en
la formación del profesorado de Educación Física. En
trabajos de (López y Rueda, 1995) se explicaban las
razones pedagógicas y formativas por las que se
llevaban a cabo los procesos de autoevaluación,
calificación y evaluación en la formación inicial del
profesorado. En posteriores trabajos (López et al.,
1996, 1997, 1999) ha ido completando estos
planteamientos y propuestas prácticas,
relacionándolos con otras temáticas comunes como la
negociación curricular y el avance hacía procesos
educativos democráticos, también en la formación
del profesorado. En esta misma línea de desarrollo
práctico aparecen las propuestas de (Pascual, 2000;
Fraile, 1999, 2002;...).
Para concluir hemos de reconocer que la
autoevaluación no es ni infalible ni aplicable a todo el
mundo. Partiendo de esto nos fijaríamos en unos
principios: dignidad, democracia, auto regulación y
auto determinación. Estos principios no son
fenómenos naturales ni capacidades innatas, y por
tanto deben desarrollarse a través de un proceso
educativo coherente. No obstante, aplicar la auto
evaluación no es fácil, ya que existen unos mitos
relacionados con la prácticas de evaluación
tradicional (el alumno tiende a sobrevalorar sus
resultados, los alumnos ponen su listón en razón a
cómo se autocalifican los demás, es preferible
comenzar por una alta nota ya que luego el profesor
se encargará de ajustarla, etc.). Todos estos
comentarios se oyen cada día en los pasillos de
nuestras facultades, aunque luego cuando se les
pregunta individualmente nadie les reconoce.
Otra de las cuestiones que deben ir cambiando, si
apostamos por una relación profesor alumno más
democrática, es eliminar las relaciones de poder que
se establecen habitualmente desde una perspectiva
academicista. Para ello será imprescindible caminar
hacia procedimientos de enseñanza que faciliten la
auto evaluación como un ejercicio de responsabilidad
y de toma de decisiones autónoma del alumno, y de
trato digno y de confianza del profesor hacia el
alumno.
2.- El contexto en donde se desarrollan la(s)
asignatura(s):
Las asignaturas en donde se lleva a cabo la
experiencia de estudio relativa a la autoevaluación se
sitúan en el segundo curso del Magisterio de la
especialidad de Educación Física de la Universidad
de Valladolid. Una de las asignaturas es la troncal
“Educación Física y su Didáctica II”, la cual tiene 8
créditos, dos de ellos teóricos y el resto prácticos. La
otra asignatura es la obligatoria “Educación Física en
Primaria”, la cual tiene 6 créditos, dos de ellos
teóricos y el resto prácticos.
A pesar de ser dos asignaturas diferenciadas, en el
desarrollo del temario en clase se toman como una
sola asignatura, ya que no se diferencian una de otra.
Lo mismo sucede a la hora de evaluar al alumnado,
donde normalmente (salvo en algunas ocasiones en
donde se llegaba a una negociación entre profesor y
alumnado optando por una calificación media) se
obtiene la misma calificación en ambas asignaturas.
Para llevar a cabo este seguimiento de los
estudiantes, cuento con la ayuda de un observador
externo (en algunas ocasiones un maestro en periodo
de año sabático, maestros especialistas de Educación
Física que habían finalizado sus estudios en el curso
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anterior y que por tanto habían sido estudiantes de
estas materias).
Por último, el número de alumnos que están
matriculados en estas asignaturas suele ser de una
media de cuarenta alumnos por año, con una
asistencia media entre el 80-85% por día de clase.
Aunque la asistencia a clase no se la considera como
obligatoria, sin embargo, sí aparece como uno de los
compromisos habituales entre todos los estudiantes,
ya que se les insiste en la importancia que tiene para
el buen funcionamiento del proceso de enseñanza-
aprendizaje el poder participar dentro en esta
actividad colaborativa que se genera en clase a través
de los debates grupales.
Desarrollo del proceso
Para comenzar hay que decir que uno de los
compromisos que ha adquirido el profesor al
principio del curso con sus alumnos, es el de llevar a
cabo la autoevaluación, sin que éste (el profesor)
imponga su criterio a la hora de valorar y calificar su
actuación (la del alumno) a lo largo del curso. Para
entender el proceso realizado en clase es necesario
conocer sus actividades, así como su organización;
para después revisar los pasos que éstos deben dar
hasta llegar a valorar su propia actuación (como
procedimiento de autoevaluación que se desarrolla
durante el curso y que concluye en el momento que
cada alumno llega a concretar y definir su calificación
final). Es importante mencionar que la negociación
profesor-alumno y la posibilidad de que el alumnado
actúe de una forma responsable y autónoma es
fundamental a la hora de llevar a cabo esta actividad
docente.
De cara a que el alumnado pueda autoevaluarse, cada
uno de ellos deberá tomar nota de qué forma
evolucionan sus ideas recogidas en sus informes
personales: cómo van superando las dificultades de
aprendizaje, cómo han modificado sus estrategias para
aprender, etc. No obstante, este proceso de
autoevaluación tiene una relación muy directa con los
compromisos que inicialmente cada uno de los
estudiantes se ha propuesto conseguir, y la calificación
final vendrá al comprobar el cumplimiento de esos
compromisos.
Actividades que se realizan
También es preciso destacar que el desarrollo de las
clases se apoya en la organización del trabajo
colaborativo por parte de los alumnos, donde el
profesor se convierte en un facilitador del
aprendizaje con el objetivo de poder guiar esa
adquisición de conocimientos, ya sean adquiridos
por el trabajo realizado por el alumno de manera
individual o colectiva, o través de las aportaciones
que puedan realizar el resto de compañeros al trabajo
inicial.
En un primer momento se ha establecido un acuerdo,
a través de la negociación entre el profesor y el
alumnado, sobre los temas a tratar a lo largo del
curso; y se ha organizado la clase en grupos. Cada
grupo se hará cargo de dirigir y guiar durante un
periodo aproximado de seis sesiones (12 horas
aproximadamente), el desarrollo de aprendizaje de
un tema. En este desarrollo la mayoría de grupos han
seguido la siguiente dinámica:
Preguntas previas: preguntas relacionadas sobre el
tema que se va a tratar, antes de haber realizado
cualquier actividad relacionada con el tema, para
conocer el nivel de la clase sobre dicho tema.
Lectura de artículos: El grupo encargado de guiar el
aprendizaje de ese tema, deja una serie de artículos
para que los lea el resto de compañeros. Se trata de
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unos artículos que han sido buscados por el grupo, o
han sido propuestos por el profesor.
Ideas principales: tras la lectura de los artículos, se
saca una serie de ideas claves sobre el tema, las
cuales se ponen en público. Esto se suele realizar
mediante grupos, incluso se hacen debates con todo
el alumnado para sacar no solo las ideas del texto,
sino otras aportaciones de carácter personal,
conclusiones, etc.
Mapa conceptual: elaboración de un mapa
conceptual sobre el tema específico, que ha de
ubicarse en un macromapa que contiene todo lo
trabajado a lo largo de los otros temas del curso.
Preguntas: una serie de cuestiones que el alumnado
se plantea antes de comenzar el Practicum (la
mayoría de preguntas son de carácter práctico), que
en la segunda parte del curso (tras el Practicum) han
de contestarse.
Aplicaciones didácticas: aplicaciones para llevar a
cabo algún fin relacionado con cada tema
(contextualizándolo en Primaria)
Glosario: definición de diferentes términos que han
aparecido a lo largo de la elaboración del tema
Elaboración de informes individuales o en pequeños
grupos (máximo tríos): en los informes se pondrán
algunos de los apartados antes mencionados, ideas
previas, ideas principales, mapa conceptual,
preguntas, aplicaciones y glosario. Estos informes
serán entregados al grupo encargado de guiar el
proceso de aprendizaje del tema, y realizarán un
macroinforme inicial, donde se introducirán esos
mismos apartados, pero mucho más elaborados,
introduciendo aportaciones de diferentes informes
individuales (o en pequeños grupos). Este
macroinforme será reformulado a lo largo del curso,
añadiendo nueva información o aportaciones a cada
tema, así como contestadas las preguntas que
aparecen en él (que serán contestadas tras el
Practicum). Estos macroinformes formarán lo que en
otras asignaturas serían el conjunto de apuntes
donde se reúnen todos los conocimientos adquiridos.
Cada grupo responsable de un tema, deberá de
realizar una presentación del tema al finalizar el
curso al resto de compañeros, usando medios
audiovisuales como vídeos, powerpoint, fotos, etc.
Lo mencionado hasta ahora es una síntesis de las
actividades que se han ido realizando a lo largo del
curso, y cómo se ha ido organizando la clase en esas
actividades. Ahora, trataremos de explicar cómo se
lleva a cabo el proceso de autoevaluación. Hay que
mencionar que al principio del curso, cada alumno
realizó una serie de compromisos con la asignatura;
como puede ser la asistencia a clase, participación,
lectura de todos los artículos, colaboración en el
trabajo con los compañeros, elaboración del cuaderno
del campo al día, respeto, adquirir nuevos
conocimientos…, esta serie de compromisos son
personales. En la experiencia de varios años
realizando este proceso de evaluación, los alumnos
suelen especificar los siguientes apartados para
evaluar:
Aspecto a evaluar Observaciones
1. Asistencia
2. Puntualidad
A veces van juntos
3. Participación
4. Respeto
5. Leer los artículos
6. Tener el cuaderno de
campo al día
7. Trabajar correctamente
con los grupos
8. Cuaderno de campo
9. Conocimientos
adquiridos
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Todos estos aspectos a evaluar tienen pendiente la
necesidad de saber qué valor se concede a cada uno
de ellos y que será objeto de negociación con toda la
clase, para llegar a un acuerdo común. Los siete
primeros aspectos son valorados personalmente por
cada alumno, poniéndose él mismo su propia
calificación.
Al concluir el curso, se realizarán unas
entrevistas/tutorías donde cada alumno, tras la
presentación de un informe de autoevaluación,
deberá justificar la calificación que se pone a sí
mismo, justificando la valoración que se pone en
cada aspecto a evaluar. El profesor compara lo
presentado con sus anotaciones, si hay acuerdo, la
tutoría concluye ahí, si no existe acuerdo, el profesor
dará sus argumentos intentando hacer ver al alumno
cuales son los aspectos en los que no esta de acuerdo,
y por los que no considera justa esa calificación; si
aún así el alumno insiste en que permanezca su nota
sobre la que propone el profesor; el profesor
mantiene el compromiso de la autoevaluación
respetando las nota del alumno.
Tras estas tutorías, todos los alumnos se reúnen en
una Asamblea donde cada alumno justifica a sus
compañeros la nota que se ha puesto, sucediendo
algo similar a lo que sucede con el profesor; si algún
compañero no esta de acuerdo presenta sus
argumentos ante todos y si todos están de acuerdo lo
mencionan. En caso de haber distintas opiniones y no
llegar a un acuerdo, el profesor sigue manteniendo la
autoevaluación, respetando la nota que cada alumno
se ha puesto a sí mismo.
Pautas para la revisión de los compromisos cumplidos
A continuación presentaremos algunos criterios para
ayudar a cómo cada estudiante puede llegar a valorar
sus aprendizajes en cada uno de los aspectos tratados:
Valoración de los aspectos cognitivos:
Cada estudiante valorará la evolución de su aprendizaje
desde el conocimiento previo hasta los adquiridos al
finalizar cada uno de los temas del curso.
Después de cada informe se realizará una prueba de
control de conocimientos. Habrá preguntas que podrán
contestar con la ayuda de los cuadernos de campo y
otras que tienen un carácter más memorístico. Cada una
de las pruebas será evaluada y calificada por los propios
alumnos a partir de las respuestas que lleguen a
consensuar como válidas por el conjunto de la clase.
Los estudiantes tendrán un conocimiento de la
valoración que hacen de su aprendizaje el profesor y sus
compañeros (heteroevaluación), después de que hayan
revisado sus informes. En el trabajo grupal se asignará
una calificación global para que luego sea repartida, de
forma consensuada, según los méritos de cada uno del
grupo. También puede haber un reparto por igual entre
todos.
Valoración de los aspectos procedimentales:
Cada estudiante valorará su cuaderno de campo y los
informes que realizan otros compañeros
(heteroevaluación), considerando de forma negociada
los siguientes criterios de valoración:
- Aspectos relativos a una buena presentación.
- Claridad en la redacción y ausencia de faltas
ortográficas.
- Recoge las ideas principales debatidas en clase.
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- Aporta nuevas ideas y argumentos después de leer los
informes personales.
- Cuestiona y completa las ideas debatidas durante la
clase.
- Expresa su visión particular del tema (revisión
emocional).
- Construye nuevos mapas, cuadros o esquemas en
donde se sintetiza la información más relevante de cada
uno de los temas tratados.
- Busca diferentes aplicaciones didácticas a las ideas
recogidas anteriormente.
- Genera nuevas preguntas que permita dar continuidad
al ciclo de conocimientos.
Valoración de los aspectos actitudinales:
Cada estudiante valorará su nivel de asistencia a lo largo
del curso, teniendo como referencia la asistencia
obligada al 80% total de horas de clase.
Valorará su nivel de puntualidad (el referente son los 5´
de cortesía).
Valorará su nivel de atención y respeto hacia el resto de
compañeros.
Valorará su participación en los debates y discusiones de
pequeño y gran grupo. Distinguir entre la cantidad de
participaciones y la calidad de las mismas. La valoración
de sus compañeros sobre su participación será un
criterio a considerar.
Valorará su disposición a tomar iniciativas dentro del
grupo, con objeto de avanzar en los debates. Así como
las ayudas que realiza al resto de compañeros.
Por último, destacaré la importancia que esta
experiencia está teniendo para favorecer una
participación más democrática y responsable entre el
alumnado. A pesar de la dificultad que representa llevar
a cabo esta forma de evaluar. No obstante, también la
evaluación tradicional genera grandes problemas entre
el profesorado ya que en muchas ocasiones no se
utilizan los criterios o los instrumentos más adecuados
para obtener una calificación justa.
Por tanto, adoptamos este criterio de autoevaluación
justificado en que representa primar el tratamiento
digno y de respeto hacia el alumno, desde una
pedagogía crítica en la acción, dejando que cada uno
vaya adquiriendo con ello un compromiso responsable
con su trabajo y sus resultados. Para concluir, quiero
recoger el comentario realizado por un estudiante de
E.F. relativo a este tema: “si queremos que nuestros
futuros alumnos o alumnas lleguen a ser capaces de
autoevaluarse de una manera justa y responsable,
debemos conocer dicho proceso desde la práctica para
después educar en la justicia y en la igualdad de
oportunidades, que les ayude a tomar decisiones
basadas en esos principios, mientras tanto resulta
complejo seguir esta forma de evaluar”.
3.- El alumnado ante la autoevaluación
Para concluir este trabajo nos planteamos la
necesidad de conocer de qué forma los estudiantes
vienen asimilando el concepto de autoevaluación,
qué finalidades consideran que cumple dentro de la
actividad docente y de forma más concreta en su
formación, cuáles son los principios que deben
apoyar su desarrollo, cómo entienden que debe
desarrollarse para hacer efectiva dicha práctica y, por
último, cuáles consideran que son sus ventajas e
inconvenientes respecto a los profesores y a ellos
mismo como estudiantes.
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Con objeto de responder a estas cuestiones se les
pasa un cuestionario de tipo abierto en donde se
recogen preguntas relativas a estos aspectos
vinculados con la autoevaluación. Sus respuestas
debían ir dirigidas en relación al contexto educativo
en el que vienen formándose (estudiantes de en
segundo curso de la especialidad de educación
física), teniendo en cuenta que ellos vienen
participando como sujetos activos en dicho proceso y
por tanto responden según la valoración que ellos
consideran les merece este tipo de estrategia docente,
en el ámbito universitario.
Por último, para atender a estas preguntas se les dio
la oportunidad de hacer uso del material que
venimos trabajando en clase y por tanto, en
ocasiones, se apoyan en autores o en comentarios
expresados en clase, aunque no hacen mención
explícita de ello.
3.1.- Cómo definen la autoevaluación.-
• Método por el cual los alumnos se evalúan a
sí mismos.
• Proceso por el cual el alumno reúne
información para comprobar si ha cumplido
con unos objetivos previamente marcados.
• Proceso de evaluación del alumno sobre sí
mismo desde unos baremos establecidos de
forma negociada o consensuada junto al
profesor.
• Proceso a través del cual el alumno
reflexiona y valora su actuación.
• Está formada por la observación, el análisis y
la valoración por parte del propio individuo
de su proceso de e-a, a partir de estimar,
apreciar...los conocimientos, las actitudes y
rendimientos logrados durante un tiempo.
• Evaluación que hace uno sobre sí mismo y su
proceso de aprendizaje, con el fin de
comprobar si ha cumplido lo marcado, así
como conocer y mejorar el proceso
educativo.
A partir de que los alumnos presentan este conjunto
de definiciones les proponemos, a través de un grupo
de discusión que nos aclaren algunas de las
expresiones utilizadas. Mientras que algunos
consideran que la autoevaluación puede ser un
método o técnica que ayuda a que los propios
alumnos revisen su propio conocimiento; para otros,
ésta representa un proceso que exige que el
alumnado vaya pasando por diferentes etapas: reunir
la información, contrastarla con unos baremos,
valorarla (en relación a unos objetivos inicialmente
previstos o compromisos personales-grupales) y por
último, emitir un juicio personal.
También resaltan otros procesos que se vinculan con
esta actividad como son: la reflexión personal de
cada uno de los alumnos (antes de emitir ese juicio
cada alumno debe valorar su aprendizaje y
contrastarlo con su evolución, expectativas, incluso
se puede llegar a comparar con otros compañeros
que han ido compartiendo sus tareas de aprendizaje).
Algunos de ellos reconocen la difícil situación que les
plantea la necesidad de tomar decisiones antes de
que otros lo hagan, confiesan faltarles referentes,
tener miedo a sobrevalorarse o emitir una calificación
por debajo de lo que realmente se merecen.
Otro aspecto objeto de revisión es la necesidad de
negociar o consensuar los criterios para
autoevaluarse, de qué forma el profesor condiciona a
los alumnos con un listado de posibles criterios, o si
hay que esperar a que éstos partan de los propios
alumnos. Aunque si bien es cierto que al comienzo
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del curso se indican posibles compromisos que
pueden llegar a establecer los alumnos como propios,
también es verdad que cada uno tiene opción de
elegirlos y, a su vez, darles nada o algo de valor.
Igualmente, este proceso se podrá modificar a lo
largo del curso, dejando libertad al alumno para
establecer sus propios criterios. Para, al final,
encontrarnos con dos listados: uno el establecido
personalmente por cada alumno, y el pactado o
negociado por todo el grupo (ya que esto facilita un
trabajo de grupo).
3.2.- Finalidad de la autoevaluación:
• Conocer y mejorar el proceso educativo de
cada uno.
• Fomentar la educación democrática-
humanista, con unos derechos y deberes por
cumplir.
• Que el alumno se responsabilice de su
desarrollo a la vez que desarrollen valores
educativos como la autonomía, honradez,
análisis crítico, etc., vitales para su desarrollo
integral.
• Crear individuos responsables y autónomos,
capaces de emitir un juicio valorativo acerca
de sí mismos.
• Desmitificar el significado de la evaluación
ligado a exámenes y notas numéricas.
• Fomentar el espíritu crítico y reflexivo del
alumnado, y su sinceridad que le ayude a
conocer sus fallos y las posibles mejoras.
• Cuestionar la evaluación tradicional, no
dejando que sea sólo labor del profesor.
• Comprobar el cumplimiento de sus objetivos.
• Dar oportunidad al sujeto de desarrollar y
poner de manifiesto la capacidad de ser
crítico consigo mismo.
• Fomentar sus propios principios
pedagógicos.
• Ayuda a que el alumno tome conciencia de
su proceso educativo para mejorarlo. Mejorar
su dignidad y crear o reforzar una actitud
crítica.
• Despertar la capacidad crítica, su evolución
como persona y su propia educación.
• Tratar de ver lo que uno aprendido sin
engañarse y con el fin de mejorar.
• Ayudar a prepararse para responder a las
cambiantes y crecientes demandas de la
sociedad a la que sirve.
3.3.- Principios que se atienden desde la
autoevaluación.
• Todas personas están dotadas de dignidad.
• Desde una acción democrática debemos
favorecer entre el alumnado su participación
real y efectiva en el gobierno de las clases,
dentro de un ambiente de libertad y justicia.
• Igualmente, es preciso desarrollar la
autodeterminación que ayude a esos
alumnos a ejercitar sus propios derechos y de
autorregulación a través de poner en
práctica sus deberes, desde un proceso
educativo coherente.
• Capacidad crítica, autonomía,
responsabilidad y objetividad ante un
conjunto de compromisos fijados
previamente. Sinceridad, honestidad y
humildad. Compromiso. La innovación.
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Principios éticos. Igualdad. Autogestión.
Trabajo y esfuerzo. Diversidad.
• Capacidad de juzgarse a uno mismo.
Tolerancia y diálogo. Justicia.
• Cumplimiento de los compromisos pactados
previamente.
• El reconocimiento de los derechos de los
demás.
• Atender las características personales de
cada alumno.
• El profesor debe respetar la opinión del
alumno.
• Justa por parte del alumno y de respeto por
el profesor.
3.4.- Proceso a seguir en la autoevaluación.
• Deconstrucción del mito maestro como
autoridad institucional, a partir de
alternativas democráticas humanizadoras.
• Práctica de la pedagogía de la
autodeterminación y la autorregulación en el
aula.
• Iniciar con un proceso de concienciación en
el alumnado del concepto de autoevaluación,
desarrollo de los principios pedagógicos,
juzgar el proceso y no el producto.
• Consensuar los criterios mediante los cuales
regiremos la autoevaluación, comprobar su
cumplimiento para luego calificarse y
presentar los resultados en asamblea delante
del resto de la clase.
• Concienciarnos sobre lo que representa la
autoevaluación, definir los compromisos,
recoger la información que nos ayude a
comprobar el cumplimiento de esos
compromisos, procesamiento y análisis de
los datos, emitir un juicio o calificación final.
• Establecer los compromisos y definir cada
uno de ellos, determinar cuáles de ellos se
han conseguido.
Para los alumnos es bueno que el profesor les ayude
a fijar unos criterios para poder llegar a
autoevaluarse ya que para ellos este tipo de forma de
valorar sus aprendizajes es nuevo y, por tanto, sin
esa información previa del docente nunca podrían
haber llegado a ese tipo de criterios comunes y
particulares para hacerla efectiva. Igualmente, desde
esos criterios los alumnos reconocen haber
modificado su forma de actuar en el aula: en la forma
de participar, de relacionarse con los demás, a la hora
de adquirir unos conocimientos que tienen más
interés para su futuro desarrollo profesional que el
sólo aprendizaje de unos contenidos tradicionales
para responder a las preguntas de un examen final.
Al fijar esos compromisos al comienzo del curso,
junto con el profesor, les exige reflexionar sobre sus
futuras competencias profesionales (Cuáles serán sus
exigencias para ser buenos profesores). Hay alumnos
que precisan de esa guía para poder dar importancia
a aspectos que para ellos eran secundarios y alejados
de la exigencia profesional (participar activamente en
las clases dialogando, señalando sus opiniones,
cuestionando el trabajo del profesor o de algunos de
sus compañeros, etc.).
Las pautas que propone el profesor (vinculadas a los
contenidos a aprender, la metodología a seguir, los
criterios y compromisos para evaluar, etc.) y que
serán negociables durante el curso hasta alcanzar
más o menos presencia o importancia en los
alumnos. Esto sin duda, estará condicionado por su
capacidad crítica o de responder a la dependencia del
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profesor (alumnos con mayor capacidad de tomar
decisiones o autonomía ante las propuestas del
profesor).
3.5.- Ventajas e Inconvenientes de la
autoevaluación:
a) Ventajas para el profesor:
• Menor protagonismo en las clases.
• Metodología más fácil.
• Pedagogía innovadora para que los alumnos
la puedan aplicar.
• Acercamiento a los alumnos (afectividad).
• Mayor conocimiento de los alumnos y de su
trabajo, haciéndoles protagonistas de sus
aprendizajes. Menor relación bancaria.
• Los alumnos adquieren un mayor espíritu
crítico, autónomo, responsable, sinceridad,
etc. Les ayuda a madurar y a respetar a sus
compañeros. Negocia y dialoga con el
alumnado sobre lo criterios y aspectos a
evaluar.
• Calificaciones más objetivas.
• Permite conocer el nivel de reflexión,
honestidad y sensatez de los alumnos.
Mejoran la capacidad de razonamiento y
reflexión. Promueve la empatía.
• Se valoran más aspectos en la evaluación.
Educa en la coherencia y en democracia.
• Se corrige menos.
• Desarrolla los aspectos críticos del alumno,
posibilita su libertad de expresión.
• Se favorece la confianza entre el profesor y
los alumnos.
• Atiende la diversidad del alumnado.
b) Ventajas para el alumnado:
• Desarrolla el espíritu crítico, la
responsabilidad, autonomía, etc.
• Muestra al profesor sus intereses por la
materia.
• Estimula el aprendizaje significativo.
• Desarrollo de la persona.
• Elimina el miedo a la evaluación y la imagen
del profesor como examinador.
• Toma conciencia de su trabajo.
• No le imponen la nota.
• Regulo mi esfuerzo y dedicación. Aprendo a
autoevaluarme.
• Puedo engañar al profesor poniéndome la
nota que quiero.
c) Inconvenientes para el profesor:
• Debe evitar que los alumnos no se tomen de
forma responsable este proceso.
• Debe llevar el control del grupo.
• No terminar poniendo la nota en contra de
los alumnos.
• No volver a repetir si funciona mal.
• Las exigencias de las instituciones educativas
tradicionales.
• Requiere de una formación previa para
regular este proceso.
• Debe mantener la credibilidad entre los
alumnos.
• Exige un seguimiento diario de los alumnos.
• Hay alumnos que no adoptan un criterio
justo sobre su trabajo.
• Exige un proceso de aprendizaje para el
alumno para que cambie su mentalidad.
• Tiene que aceptar resultados injustos.
Generar discrepancias.
d) Inconvenientes para el alumnado:
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• Perder el sentido de la realidad.
• Preocuparse solamente por la nota.
• Conflictos entre los que actúan honestamente
con aquellos que no respetan los principios
de la autoevaluación.
• Implica más trabajo que con el método
tradicional.
• Producir situaciones injustas.
• Debe conocerse bien para evitar faltas de
coherencia e irresponsabilidad.
• Se parte de un trabajo más constante y
continuado.
• No siempre se está preparado para
autoevaluarse.
• No siempre hay coincidencias entre profesor
–alumnos.
• Se infravalore o supervalore.
• No saben actuar de forma independiente.
• Más trabajo para hacer un seguimiento de su
labor.
• Falta de confianza en el proceso y en el
profesor.
• Uno termina engañándose a sí mismo.
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