8. La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean en las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada.
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10. Marinerito delgado, Luis Gonzaga de la mar, ¡qué fresco era tu pescado, acabado de pescar! Te fuiste, marinerito, en una noche lunada, ¡tan alegre, tan bonito, cantando, a la mar salada!
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14. "Mis paredes, mi calma, mi vigilia: el recinto y el tiempo de estar en mí, conmigo. A salvo, finalmente. Completamente a salvo del dolor, la razón y el consuelo. Sin temblor. Sin temblor".