1. El amor a la Patria
Arnulfo Herrera*
Síntesis y comentarios.
Arnulfo Herrera hace un escudriñamiento sobre el significado de patria. Antes de decirnos
algo sobre esto, nos explica qué no es la Patria, para finalizar diciendo lo que a su aparecer
simboliza este concepto tan abstracto.
La patria para AH no es la entidad del mapa que los novohispanos veían asemejando su
contorno a una cornucopia.i
Tampoco es el ámbito geográfico-político que proclamaban los liberales decimonónicos, la
Patria de la historia oficial. Tampoco patria es-nos dice Herrera-- una comunidad
imaginaria donde todos somos iguales ante la ley, con los mismos derechos y obligaciones;
ni tampoco es el ente abstracto e intangible que fomenta el civismo escolar con "las
amargas ceremonia de los lunes".
En realidad -afirma AH-se trata de una patria más íntima. La patria que conforma
nuestro pasado y reencontramos en las conversaciones de nuestra generación;
pronunciación de las expresiones familiares, la que reconocemos en un paisaje que se
parece al que mirábamos desde la ventana de nuestra casa materna.
Herrera nos habla de esa Patria que percibimos en lo más cotidiano ... en fin, algo más
entrañable y la espontánea que la ofrecida en los símbolos convencionales, el mapa el
escudo, la bandera, el himno, la virgen de Guadalupe.
2. AH ve a la Patria como un sentimiento como un reflejo de nosotros mismos, pero también
un reflejo de nuestros antepasados, o simplemente de todas las personas junto a las
cuales crecimos.
Llega a la conciencia entonces la fuerza de amor a la colectividad y a los lugares que
conforman el escenario de la Patria íntima, dice AH.
"Desde niños nos entrenamos en la permanencia a una colectividad, nos sentimos
amparados por la familia, por el equipo de futbol, por el grupo de amigos que viven en la
misma calle, por la camaradería del barrio, por la filiación a nuestro grupo escolar,
gritamos una porra por la escuela que participa en diferentes torneos, y así la experiencia
colectiva se va ensanchando hasta configurar aquella imprecisión que llamamos Patria.
Tal vez más adelante, el egoísmo de la adolescencia nos lleve a poner en duda los valores
que nos inspiraron esas colectividades. Plenos de energía, el horizonte que se eleva
entonces ante nuestros ojos hizo que cambiáramos la seguridad familiar por el llamado de
la aventura que ofrecía la aventura de la calle. Se trata, lo sabemos, de un estado
pasajero.
La recuperación con el mundo adulto es también la recuperación de nuestro pasado, de
nuestro Yo en toda su integridad".
A veces recitamos un espejo para revaloramos y no es esto un acto de narcisismo -nos
dice el autor comentado--, al ver nuestra imagen nos rescatamos del vacío que a veces
sentimos por las situaciones difíciles por las que atravesamos. Arnulfo Herrera toma el
ejemplo la historia del personaje mitológico Polifemo, el cíclope, que al ser despreciado
pro la ninfa Galatea por feo, se sume en la contemplación de su imagen, pero no ve a un
hombre despreciable sino a un ser con muchas virtudes. Tratando de recobrar su
autoestima.
Herrera continúa y nos dice: "Hay otro tipo de espejos que son capaces de devolvernos
una imagen mucho más profunda de nosotros mismos que comprende toda la estructura
de nuestra personalidad ... Es aquella imagen que lleva consigo la remembranza de
nuestros ascendentes.
AH nos ejemplifica esto con una escena de la película El Rey león (Walt Disney Pictures,
1994:
Ha transcurrido ya un buen tiempo desde que el pequeño león Simba
llegó con Timón, la comadreja, y Pumbaa, el puerco espín. Iba huyendo
3. de las hienas, de su tío Scar y, sobre todo, de su propio remordimiento
por la muerte del rey Mufasa, su padre, en una terrible estampida.
la comadreja y el jabalí acogieron al cachorro en natural hábitat, le enseñaron los
secretos de una vida despreocupada ("hakuna matata"), fácil e irresponsable.
Sumergido en los placeres sencillos de aquel paraíso selvático pero degradado por
el abandono de su dieta natural y por el olvido de su condición leonina, Simba
permanece aletargado en el ejercicio de una felicidad poco decorosa; aquella de
los desharrapados, los tunantes y demás canalla que no alcanza a vislumbrar la
existencia de otra forma de vida menos indigna y por eso se ufanan de su condición
miserable. Algo, sin embargo, rompe con el encanto de esta cotidianeidad de
filósofos cínicos (y "peripatéticos") que habian alcanzado Simba y sus contlapaches:
el inesperado encuentro con Nala, amiga de la infancia del joven león, que ha
salido en busca de ayuda para la manada, pues el usurpador Scar era incapaz de
conducir el reino y librar al hábitat de la devastación ocasionada por las malas
costumbres de las hienas. Repuesta de su asombro inicial {del mismo modo que
todos en su familia, ella lo creía muerto} y luego de un tierno reconocimiento, Nala
le recuerda a Simba sus reales deberes para con la manada, así como el llanto de
Sarabi -su madre- por el hijo y el marido perdidos en la estampida y trata de que
éste asuma su identidad de príncipe heredero. El león se niega rotundamente a
dejar la vida disipada, pero no puede evitar la crisis que le produce aquel
encuentro. Apartado de sus amigos y de Nala, mirando el cielo de la noche,
recuerda que su padre le dijo una vez que siempre estarían juntos porque, como
sus antepasados, él lo estaría mirando desde las estrellas para guiarlo:
-Los grandes reyes del pasado nos miran desde las, estrellas. Ellos estarán
siempre ahí para guiarte ... y yo también.
Pero no era cierto porque en ese momento que tanto lo necesitaba no podía
sentir su presencia en el cielo. Y la culpa de todo, sin duda, la tenía él, Simba, por
haberle ocasionado la muerte.
Lo que sigue es la parte del film que nos interesa para hablar del espejo. Rafiki,
el sumo sacerdote y cronista del reino; un simio sin edad pero presumiblemente
cargado con la sabiduría de los viejos consejeros, había oteado en el viento que
Simba vivía aún, que ya era un león fuerte y que podíasalvarlos a todos de las
ruinas en que los tenían Scar y las hienas. Sólo restaba encontrarlo y convencerlo
de que regresara a retar a su tío. Yendo pues "en su busca, Rafiki lo halló en medio
de aquella angustia por el pasado, justo cuando estaba mirando al cielo con la
esperanza· de vislu mbrar en las estrellas una solución para su conflicto existencia!.