Este documento resume la historia de la educación laica en México desde la independencia hasta la actualidad. Ha habido una larga lucha entre quienes defienden el principio de laicismo y la separación de la iglesia y el estado en la educación, y quienes apoyan el monopolio histórico de la iglesia católica sobre la educación. Aunque la constitución de 1917 estableció que la educación debe ser laica y gratuita, la iglesia ha seguido influyendo en la educación y oponiéndose a la aplicación
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La educación laica en México
1. La laicidad y la educación en México.
Por Jaime Gerardo Méndez Barrientos
Desde la Constitución Mexicana en 1917, el artículo tercero constitucional de
nuestro país señala que la educación debe ser laica y gratuita. Esta idea ha
generado controversia en la población mexicana y una lucha abierta entre
intelectuales que defienden el principio de laicismo y quienes defienden el
ideario de la Iglesia Católica, quien por siglos tuvo el monopolio de la
educación y a partir de los primeros años de vida independiente en México vio
amenazado este monopolio.
Para Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Laicismo 22 agosto 2011), el
“laicismo es la corriente de pensamiento, ideología, movimiento
político, legislación o política de gobierno que defiende, favorece o impone la
existencia de una sociedad organizada aconfesionalmente, es decir, de forma
independiente, o en su caso ajena a las confesiones religiosas.”
Continúa el texto de Wikipedia que: el concepto “Estado Laico” es opuesto al
de "Estado confesional" y surgió históricamente de la Separación Iglesia-
Estado que tuvo lugar en Francia a finales del siglo XIX (…movimiento)
vinculado a la Ilustración y a la Revolución liberal.
Este mismo texto asegura que el laicismo garantiza la libertad de conciencia, y
aleja al ciudadano de la imposición de las normas y valores morales
particulares de alguna religión o de la irreligión.
En México, es a partir de 1833, en la ocasión en que Valentín Gómez Farías
estuvo al frente del gobierno de México independiente, en ausencia de Antonio
López de Santana, cuando se hizo el primer intento de separar la iglesia del
estado, lo que constituyó una primera reforma de estado, que lesionaba
severamente los privilegios que en materia educativa ejercía la iglesia católica
en el incipiente país, este movimiento político coadyuvo a la guerra interna que
se generó los siguientes treinta años o mas, entre centralistas y federalistas, en
donde el país quedó debilitado y a merced de potencias extranjeras como los
Estados Unidos, Francia, España e Inglaterra, con los funestos resultados que
ya conocemos como la invasión norteamericana y la pérdida de más de la
mitad del territorio mexicano.
2. Antes de la Independencia de México, la única encargada de las labores
educativas era la Iglesia Católica, quien además de impartir educación
elemental, asociaba ésta al estudio del catecismo. Literalmente la religión
católica era una religión de Estado, ya que era obligatorio para todo habitante
de la Nueva España el profesar esta religión.
Posteriormente a la guerra entre liberales y conservadores, vino la Reforma de
Lerdo y Juárez, en otro intento por separar a la Iglesia Católica del Estado,
estas ideas eran correspondientes a las ideas de la ilustración y enarboladas
en la Revolución Francesa menos de un siglo antes y que en ese momento se
difundían como reguero de pólvora por el mundo occidental. Este movimiento
de reforma dio como consecuencia la Guerra de Reforma y posteriormente la
Invasión Francesa a nuestro país, ya que en juego, en el centro de ambos
conflictos, estaba la desamortización de los bienes eclesiásticos. Aquí vemos
nuevamente los intereses de la Iglesia Católica inmersos en un conflicto que
debilito al país.
Con la muerte de Juárez y la llegada de Porfirio Díaz a la presidencia de la
República, los ánimos bélicos del país se calmaron a fuerza de represión por
parte de éste último y el país se vio inmerso en lo que llaman la “Paz Porfiriana”
en donde los intereses de la iglesia no se ven amenazados mas de lo que ya lo
habían sido con Juárez. Con Díaz, la Iglesia Católica conserva sus privilegios
en educación, la sigue monopolizando , mientras que el gobierno poco se
preocupa por la instrucción pública, ya que al parecer, el pueblo se encuentra
sumido en la ignorancia con un analfabetismo alrededor de entre el 80 y el 90
por ciento pero con un profundo sentido religioso.
Cabe mencionar que estos niveles de analfabetismo, fueron constantes desde
la colonia, ya que por principio de cosas, la mayoría de la población era de tipo
rural y la educación en manos de la iglesia, era onerosa, selectiva y poco
democrática, concentrada en los pocos centros urbanos que existían en el país,
a cargo de órdenes religiosas que si bien educaban en algunos casos de
manera gratuita, la mayor parte de la población no tenia posibilidad de ingresar
a una escuela por las condiciones sociales y de marginación que vivía.
3. Posteriormente, con la llegada de la Revolución Mexicana, las cosas en
educación no mejoraron y a pesar de la inclusión del artículo tercero que fue en
esencia un reacomodo de principios de las reformas de Gómez Farías y
Juárez, con ideas de la ilustración, no impactó la evolución educativa del
pueblo como era de esperarse; al contrario, cuando Calles pretende aplicar la
laicidad y las reglas relativas al culto religioso, se desata la Guerra Cristera que
en sus fundamentos era sólo una lucha de poder entre Iglesia y Estado, que no
trajo ningún beneficio a la población y que sin embargo sigue pesando en el
inconsciente colectivo del pueblo como un acto heroico de la gente de el centro
occidente del país.
Esta Guerra Cristera trajo consecuencias garrafales a la evolución social del
pueblo porque mucha gente, a instrucción del clero, sacó a sus hijos de las
escuelas de gobierno, acusándolas de ideologizantes en contra del culto
católico y dejó a una parte importante de la población en las garras de la
ignorancia, con un sentimiento anti-educativo que en algunas ocasiones
pervive hasta nuestros días.
Como podemos ver, en los eventos históricos más importantes de nuestro país,
ha estado de manera directa o indirecta la iglesia católica, con una tradición
heredada de la colonia en donde ésta misma formaba parte del Estado y tenía
injerencia en la mayor parte de las actividades sociales, económicas, políticas y
culturales, casi siempre de lado de los poderosos, en perjuicio de las mayorías.
Este hecho nos conduce a pensar que no es conveniente que se mezclen
asuntos de conciencia religiosa con hechos políticos, económicos y sociales,
porque la conciencia personal puede ser manipulada para fines no
precisamente religiosos, con el pretexto de cumplir con mandatos divinos o en
acuerdo con cánones que son vapuleados conforme a intereses mezquinos de
quienes detentan el poder.
Cuando la educación está al servicio de la instrucción religiosa, o mezclada con
ésta, entonces las decisiones personales se someten no a la razón, sino al
capricho de quienes se ostentan como líderes religiosos y que en verdad sólo
obedecen a intereses de grupos dominantes, además de que inhabilitan la
capacidad personal de elegir y vivir con libertad.
4. Hay que reconocer que una verdadera religión es la que conduce a la libertad
total del ser, pero tendría que estar tutelada por personas libres, ajenas a
intereses económicos o por encima de éstos, no como sucede en algunas
ocasiones con los líderes religiosos que integran el alto clero en la actualidad.
El mismo Jesucristo recomendaba “dad a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo
que es del Cesar”, tal vez con la intensión de no mezclar la política con la
religión ni viceversa, con lo que, de seguir al pie de la letra tal recomendación,
históricamente, al menos en México, nos hubiéramos ahorrado muchos
problemas. Desde la misma doctrina cristiana, a través de esta frase, se
marca lo que pudiera ser la máxima expresión de laicismo: la separación de
Iglesia y Estado, situación que debe estar completamente impregnada en la
educación, ya que es en ésta donde se clarifica la ciudadanía y se sientan las
bases de la libertad de conciencia, con esto no quiero decir que la iglesia no
pueda favorecer estos valores, que de hecho son su misión, pero tal y como es
en nuestros días, la conciencia religiosa está muy manoseada e inclinada en la
mayoría de los casos a creencias que limitan el entendimiento y favorecen la
idolatría.