Lamarck propuso la teoría del transformismo, según la cual los organismos pueden adquirir nuevos caracteres durante su vida en respuesta al medio ambiente, y estos caracteres adquiridos pueden transmitirse a la descendencia. Específicamente, sugirió que el uso frecuente de un órgano lo fortalece y aumenta, mientras que el desuso lo debilita y reduce, y que estos cambios pueden heredarse y conducir a la evolución de las especies hacia formas más complejas.