2. Pedro y Juan vivieron con Jesús tres años y medio y
escucharon todas sus enseñanzas. ¿Por qué no
dijeron nada sobre la anulación de los 10
mandamientos, cuando éste era un cambio
realmente significativo?
Santiago y Judas fueron hermanos de Jesús.
Pasaron con él su infancia y juventud. Siguieron de
lejos su ministerio. Cuando Jesús murió en la cruz y
resucitó, creyeron en él. ¿Por qué no enseñaron
claramente que debemos guardar el domingo en
honor de la resurrección, en lugar del sábado
“judío”?
Pablo recibió una revelación especial de Jesús,
tanto en el camino a Damasco como durante los
tres años que pasó en Arabia. En ciertos textos,
parece decir que la ley se anuló, pero en otros dice
claramente que esto no es así. ¿Por qué?
Ninguno de ellos habló de este cambio dramático,
porque Jesús nunca enseñó dicho cambio. Nunca
anuló los diez mandamientos, ni pidió que se
conmemorase el día de su resurrección.
3. “Entonces Pedro dijo: Señor, no;
porque ninguna cosa común o
inmunda he comido jamás” (Hechos 10:14)
Si Jesús anuló la ley, ¿qué le impedía a
Pedro comer alimentos inmundos?
Si se negó a transgredir un
mandamiento secundario de la ley, ¿qué
pensaría en cuanto a transgredir alguno
de los diez mandamientos?
¿Qué enseñó Pedro acerca de la ley?
4. “Y en esto sabemos que nosotros le
conocemos, si guardamos sus mandamientos”
(1ª de Juan 2:3)
En sus cinco libros, Juan habla de los
mandamientos y las buenas obras.
El énfasis de Juan es que el cumplimiento
de la ley es el amor.
“Y este es el amor, que andemos según sus
mandamientos. Este es el mandamiento: que
andéis en amor, como vosotros habéis oído
desde el principio” (2ª de Juan 1:6)
“Si guardareis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor” (Juan 15:10)
“En esto conocemos que amamos a los
hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y
guardamos sus mandamientos” (1ª de Juan 5:2)
5. “Un pecado cometido deliberadamente acalla la voz
atestiguadora del Espíritu y separa al alma de Dios.
“El pecado es infracción de la ley”. Y “todo aquel
que peca [o sea, infringe la ley], no le ha visto, ni le
ha conocido”. 1 Juan 3:6. Aunque San Juan habla
mucho del amor en sus epístolas, no vacila en poner
de manifiesto el verdadero carácter de esa clase de
personas que pretenden ser santificadas y seguir
transgrediendo la ley de Dios. “El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que
guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor
de Dios se ha perfeccionado”. 1 Juan 2:4-5. Esta es
la piedra de toque de toda profesión de fe”
E.G.W. (Dios nos cuida, 4 de noviembre)
6. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto,
se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio,
también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero
matas, ya te has hecho transgresor de la ley” (Santiago 2:10-11)
Extrañas palabras para alguien que creyese que
los diez mandamientos hubiesen sido abolidos.
Al contrario, Santiago creía que seríamos
juzgados por los diez mandamientos, que él
llama “la ley de la libertad” (Stg. 2:12)
“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la
fe sin obras es muerta?” (Santiago 2:20)
Su énfasis consiste en que la fe debe ir
acompañada por obras (obediencia a los
mandamientos)
7. “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde
antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos,
que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios
el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 1:4)
¿Cómo se puede convertir la
gracia de Dios en
libertinaje?
¿Cómo se puede convertir la
gracia de Dios en
libertinaje?
Enseñando que aquel que ha recibido la gracia de la
salvación no necesita guardar la ley.
Judas iguala esta doctrina con negar a Dios y a Jesucristo.
Aunque Judas no hace referencia a la Ley ni a los
mandamientos, toda la carta trata de la fidelidad a Dios y
de las consecuencias de transgredir la Ley.
8. ¿Enseñó Pablo que la ley estaba
anulada o que estaba vigente?
¿Estaba Pablo
confundido con
respecto al papel
de la ley o somos
nosotros los que
podemos
interpretar
erróneamente
sus palabras?
9. Para los que no entienden la justificación por la fe, Pablo parece
contradecirse. Afirma que el cristiano no está bajo la Ley y, no
obstante, que el mismo cristiano está obligado a guardar la Ley. No
hay problema cuando recordamos que Dios demanda justicia de
aquellos que afirman estar en relación con él. La norma de justicia
es su Ley. Pero, cuando las personas se miden con la Ley, no
alcanzan esa norma y, por lo tanto, la Ley las condena. Si la Ley
fuera el medio de salvación, entonces ninguno tendría esperanza
de vida eterna. La esperanza del cristiano no está en la Ley sino en
Jesús, quien no solamente guardó la Ley, sino también permite
que los creyentes compartan su justicia, gracias al poder milagroso
de Dios (Rom. 8:3, 4). El cristiano puede ahora observar la Ley de
Dios con libertad de conciencia porque Cristo quitó la condenación
de la Ley (Rom. 7:25-8:2). La gracia de Cristo no nos libera de ella
sino, más bien, nos impulsa a obedecerla.
Keith Augustus Borton (Lección para la escuela sabática, 8 de junio)
10. “Pablo había exaltado siempre la ley divina. Había
mostrado que en la ley no hay poder para salvar a los
hombres del castigo de la desobediencia. Los que han
obrado mal deben arrepentirse de sus pecados y
humillarse ante Dios, cuya justa ira han provocado al
violar su ley; y deben también ejercer fe en la sangre
de Cristo como único medio de perdón. El Hijo de Dios
había muerto en sacrificio por ellos, y ascendido al
cielo para ser su abogado ante el Padre. Por el
arrepentimiento y la fe, ellos podían librarse de la
condenación del pecado y, por la gracia de Cristo,
obedecer la ley de Dios”
E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, cp. 37, pg. 315)