Un dragón amenazaba con comerse a la princesa del reino. Ningún caballero se atrevía a enfrentarse a la bestia. Sin embargo, San Jorge llegó cabalgando en su corcel y desafió al dragón. Con su lanza, San Jorge mató al dragón de un solo golpe, salvando a la princesa. Aunque la princesa se enamoró de él, San Jorge rechazó casarse con ella porque su misión era ayudar a la gente.
11. Es la hora del almuerzo, tengo un hambre canina. ¿Tenéis algo jugoso para echarme a la boca?
12. Qué sé yo… una ternera, tres gansos, una oca… una dama lustrosa, un noble rellenito o un plebeyo panzudo para comerlo frito.
13. La gente llora y chilla. ¿Quién sale voluntario para servir de almuerzo al monstruo legendario?
14. Lo malo es que es tan grande… Para hartar al dragón no le basta una, necesita un montón de mozas a la brasa y mocosos asados. Es capaz de engullirlos en sólo dos bocados.
15. El dragón se impacienta. Le toca a la primera: una chica lozana, será la panadera. Y tras un joven fuerte, al dragón le apetece comerse a la princesa… ¡Qué dulce la parece! Mmmm
16. El rey implora y gime. La reina está abatida. ¡Ay!, nuestra niña hermosa, que va a ser engullida.
17. Mientras, la princesita camina hacia la fiera que, con la boca abierta, se relame y espera. No os preocupéis, monarcas, porque es claro y certero que a las princesas siempre las salva un caballero.
18. … todo calla y un silencio absoluto se hace en el lugar en menos de un minuto. De pronto,…
19. Se acerca un caballero montado en su corcel. Todo el pueblo lo observa, está pendiente de él. Cabalga muy valiente el mozo hacia el dragón. No me das ningún miedo, bichejo bravucón
20. El monstruo descubre y piensa en un instante: Hoy vas a ser mi cena con salsa muy picante. Pero al apuesto joven no le apetece el plan. Cierra ya tu bocaza, engendro charlatán.
21. El chico es temerario, valiente entre valientes. De un solo puñetazo, le hace saltar tres dientes.
22. Sin perder un segundo, lo ensarta con su lanza: se la clava en medio de la panza. Mata a la bestia horrible de un lanzazo mortal.
24. La joven se enamora, lo quiere por esposo. El chico se sonroja, porque es muy vergonzoso. Yo no puedo casarme, pues soy santo varón: es la de hacer el bien mi única ocupación.
25. Y dándole una rosa, se va galantemente; emprende su camino a ayudar a otra gente.