El presidente municipal de una población costera recibió un telegrama urgente advirtiendo sobre un movimiento telúrico detectado en su zona y la posibilidad de un tsunami. En su respuesta, indica que localizaron y arrestaron al epicentro, que confesó, y que el telúrico murió de tres balazos. Dice que persiguieron a 15 más que huyeron, expulsaron a la flora y la fauna del pueblo, y que no necesitan surimi ya que prefieren comer guachinangos frescos.