La historia trata sobre una niña que alimenta pájaros desde su ventana. En un principio los pájaros comen las migajas sin desconfianza, pero después de que la niña atrapa a uno por accidente, pasan a desconfiar de ella. A lo largo de los años, la niña sigue alimentándolos a pesar de su desconfianza. El relato hace una comparación entre los pájaros, que solo reciben migajas sin importarles quien las da, y los seres humanos que a veces solo reciben de Dios sin importarles
2. Una niñita estaba
comiendo pan junto a su
ventana, observando a
los pajarillos que
esperaban ansiosos
que cayera una migajita.
Brincaban de una rama
a otra, impacientes,
listos para atrapar el
delicioso bocado. Para
ellos una migaja debía
ser como un pan entero.
Entonces esparció más
migajitas en el suelo.
Inmediatamente, los
pajarillos se
amontonaron para
cogerlas.
3. La niña se quedó observando a un pajarito que se había posado en la
ventana. Lo pilló distraído y lo atrapó, sintió su corazoncito que latía muy
fuerte. ¿Se daría cuenta el pajarito de que ella era quien le arrojaba las
migajas? No entendía por qué la temía. El pajarillo se debatía por
escapar de su mano y se estaba lastimando, así que decidió soltarlo y
éste salió volando hacia un árbol.
4. Tomó otro pedazo de pan y lo desmoronó, las migajas cayeron al suelo,
pero ahora los pajarillos sentían desconfianza, no querían ser atrapados
como su compañero, así es que ella se apartó y observó por detrás de la
ventana. Entonces, los pajarillos bajaron y comenzaron a comer. La niña
se puso un poco triste, hubiera querido que comprendieran que no quería
hacerles ningún daño.
5. Durante toda la primavera y el verano la niña estuvo alimentando a los
pájaros, detrás de la ventana. Ellos acudían todos los días para recibir las
migajitas; no les importaba de dónde provenían ni quién se las arrojaba.
Empezaron los días fríos y los pájaros comenzaron a emigrar, hasta que
un día, las migajitas quedaron esparcidas sobre el suelo, sin que nadie las
tocara.
6. Pasaron los meses y llegó por fin el día en que surgió el primer brote
anunciando la primavera. La niña esperaba ansiosa la llegada de sus
amigos. Cuando en los árboles comenzaron a aparecer pequeñas flores
blancas, pudo oír nuevamente los dulces trinos de los pájaros.
Echó migajitas en el suelo y se ocultó tras la ventana.
7. Pasaron los años, la
niña se convirtió en
una hermosa
muchacha, pero
nunca dejó de
alimentar a sus
amigos de la infancia,
los pajarillos.
Seguramente ahora
eran otros pajarillos,
quizá hijos y nietos de
los anteriores, quién
sabe, pero eran
iguales a sus
antecesores, sólo
interesados en recibir
su alimento, sin
importar quién se lo
proveía.
8. A veces los seres humanos nos comportamos
como los pajarillos, solo nos interesa recibir y
recibir, pero no queremos acercarnos a Quien nos
lo da todo. No queremos saber nada del que nos
ha dado la vida, nos ha dado ojos para ver las
maravillas de la naturaleza, brazos para abrazar a
nuestros hijos, piernas para ir hacia nuestra casa,
boca para comunicarnos con nuestros seres
queridos, para besarlos y para decirles cuánto los
amamos.
9. Sólo nos ponemos bajo la ventana para recibir el sustento diario,
pero no dejamos que Él la abra y se acerque a nosotros... Sin
embargo, Él sigue dándonos todo. Su corazón está contento, porque
nos ama, a pesar de nuestra ingratitud.
10. Se nos hace tan fácil despertar
en las mañanas y recibir todo
lo que viene de Dios: el aire
para respirar, la fuerza para
caminar, la vista para ver por
donde vamos, el oído para
llenarlo de música, el trabajo,
el sustento…
¿Qué haríamos si un día, al
despertar, no pudiéramos ver
o no pudiéramos caminar,
hablar o escuchar?
11. Empezamos nuestra jornada a carreras, pensando solo en lo que
vamos a hacer ese día. Si alguien nos quiere hablar de Dios, le
decimos que no tenemos tiempo, siendo que el tiempo nos lo da Él y
todo lo demás también.
12. A pesar de ser tan frágiles e
insignificantes en medio de este
universo, Dios tiene cuidado de
nosotros. Somos una especie
privilegiada, ¡somos el ser humano!
el único ser de la Naturaleza a quien
el Creador puso un espíritu para
enlazarse con El. ¿Por qué lo
dejamos tras la ventana? Él quiere
que nos acerquemos, que hablemos
con Él.
13. Traspasa la ventana, no te conformes con migajas. ¡Él
tiene el pan entero! Acércate a Dios. dale gracias
porque en estos momentos puedes estar leyendo esto
con tus maravillosos ojos, increíblemente diseñados
por Él. No olvides agradecerle cada día por ellos y por
todo lo demás, principalmente por Su infinito amor.