La campaña publicitaria de Coca-Cola busca posicionar la marca en el ámbito familiar a través de un video que muestra la tradición de compartir la bebida durante un partido de fútbol entre un padre e hijo. El anuncio pretende transmitir un mensaje de aceptación y mejora en las relaciones familiares al mostrar cómo el hijo usa una Coca-Cola para calmar a su padre y tener una conversación sincera después del juego.