Este documento habla sobre la necesidad de que la iglesia vuelva a centrarse en la oración como lo hacían los primeros cristianos. Argumenta que al enfocarse en la oración constante, la iglesia experimentará milagros, unidad y autoridad como se describe en el Nuevo Testamento. Finalmente, hace un llamado a los pastores y creyentes a levantarse en oración para que la iglesia pueda ser la luz y sal que el mundo necesita.