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DIMENSIÓN HUMANA I
.
OBJETIVOS GENERALES:
Al término del curso, el alumno será capaz de:
 Identificar los principales rasgos de su personalidad y formar las bases
para generar un proceso de autoconocimiento, autoestima, y manejo de
sentimientos y emociones que le permitan formalizar su proyecto de
vida.
 Orientar su proyecto personal de vida hacia la búsqueda de la
trascendencia.
UNIDAD I. AUTOCONOCIMIENTO
Objetivo: Al inicio del curso de Dimensión Humana el estudiante se descubrirá
así mismo como persona y conocerá sus características esenciales.
1. LA PERSONA Y SUS CARACTERÍSTICAS ESENCIALES
Para iniciar este tema, es necesario realizar el siguiente ejercicio con el fin
de que reflexiones acerca de tu propia personalidad tanto interna como
externa:
¿Quién soy yo?
Escribe diez defectos y diez cualidades personales.
Físicamente me describo como…
El tipo de persona que me gustaría ser es:
¿Qué estoy haciendo aquí?
¿Me acepto como soy?
¿Soy como quiero ser o como los demás quieren que sea?
¿Existirá una persona que conteste igual que tú a estos cuestionamientos?
¿Por qué?
1.1. Definición
El significado etimológico de persona se deriva del verbo latino “per-sonare”, que
significa “producir sonidos por algún lado”, y del griego “prosopon”, que indica las
2
máscaras o caretas que usaban los actores de la tragedia griega o romana para
interpretar un personaje.
Muchos toman el término de persona como una máquina de producción, objeto de
consumo, fórmula de elementos químicos, un pedazo de carne, un producto
desechable, etcétera.
Uniendo todos los elementos anteriormente expuestos, que de alguna manera
constituyen al ser humano, se define a la persona como:
“EL VIVIENTE QUE TIENE CAPACIDAD DE AUTOCONOCIMIENTO,
AUTOPOSESIÓN, COMUNICACIÓN Y AUTO TRASCENDENCIA”.
A continuación vamos a desglosar cada uno de los elementos que conforman a la
persona como individuo y como una parte importante del mundo en que vivimos.
• Autoconocimiento. El hombre es el único ser en la naturaleza dotado de
racionalidad y de autoconciencia, es decir, no solo conoce, sino que está
conciente de este proceso de conocimiento (conozco que conozco). Esta
forma de conocimiento tiene las siguientes características:
– Universalidad: Podemos conocer cualquier cosa siempre que se den
las condiciones apropiadas. Nuestra idea se realiza mediante ideas
que son universales.
– Intencionalidad: Al entender siempre nos referimos a algo diferente
de nosotros mismos.
– Mundanidad: El hombre es esencialmente un ser-en-el-mundo ya
que es y actúa en el mundo.
– Perspectividad: Jamás conocemos exhaustivamente la realidad. Sólo
conocemos perspectivas de la misma. Todo conocimiento humano
está a la vez ordenado a lo absoluto y marcado por nuestro punto de
vista particular. Sin embargo, nuestro conocimiento no se queda en
lo relativo ya que sus límites nos invitan a trascender a lo absoluto.
– Personalidad: Cada conocimiento lleva consigo las características
personales de cada hombre.
– Historicidad: El conocimiento del hombre varía de acuerdo al tiempo
y al lugar. Como dicen los teólogos brasileños: “la cabeza piensa
donde pisan los pies”.
• Libre: La libertad es la capacidad de autodeterminación. Por la libertad el
hombre decide realizarse como persona o frustrarse. Ser libre es dominar la
propia actuación. Nuestra libertad como humana es limitada, está
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condicionada. Hay condicionamientos genéticos, culturales, históricos, etc.
Actuar con libertad es actuar con responsabilidad, es decir, sabiendo lo que
se hace y por qué se hace. Una persona es madura cuando se ha liberado
de las alienaciones.
• Es un ser en relación (comunicación): Ser persona es ser-con-otros, ya que
sólo en las relaciones interpersonales llega el hombre a su plenitud. El
hombre sale de si para el encuentro con el otro.
• Ser político: El hombre está hecho para la comunicación y para la
convivencia. Y una de las formas más obvias de la convivencia es ser
miembro de una comunidad política, es decir, ser miembro de una
sociedad, como decía Aristóteles, el hombre es un animal político. Por eso,
una persona políticamente madura, no necesariamente es alguien que no
permanece indiferente ante la realidad de su comunidad sino que se sabe
protagonista de su historian tanto individual como colectiva y participa de
una manera activa (no necesariamente desde un partido político ya que hay
múltiples formas y organizaciones de participación ciudadana) en la
búsqueda del bien común.
• Un itinerante: El hombre es una paradoja viviente. Es decir, sabe
perfectamente de sus límites pero camina continuamente en torno a la auto-
trascendencia, como decía pascal del hombre. “El hombre supera
infinitamente al hombre”.
1.2. Características esenciales de la persona
Podemos considerar al ser humano, entre los múltiples elementos que lo integran
como una “estructura” que se describe mediante los siguientes trazos:
 Conformación: la afirmación de que algo está conformado significa que los
elementos de su constitución no están caóticamente entremezclados, sino
que se encuentran en conexiones de estructura y de función. Una realidad
conformada es aquella en la cual cada uno de sus elementos subsisten
desde el todo y el todo subsiste desde los elementos.
 Individualidad: el individuo se autoafirma y se autolimita. En virtud de este
carácter, lo vivo se diferencia de las cosas y tiene un centro interior desde
donde se construye. La individualidad así entendida supone un salto
cualitativo con respecto a lo físico. De ahí que la persona no es “algo” sino
“alguien”. Por eso decimos el ser humano es un “fin en sí mismo” y no un
medio.
4
 Personeidad: La personeidad lleva consigo la interioridad, una interioridad
de autoconciencia y de autoposesión, lo que hace de la persona un ser que
escapa a todo dominio.
Las propiedades del ser personal son las siguientes:
 Inabarcabilidad: La persona rebasa toda descripción porque tiene la
capacidad de “sorpresa”.
 Inacabamiento: La persona es una realidad siempre creadora, es un
despliegue continuo de posibilidades.
 Innumerabilidad: La persona tiene “nombre”: es nombrable. Pero, no es
un “número” con el que se puedan hacer “operaciones” de suma, resta,
etc.
 No susceptibilidad de cuantificación: En cuanto persona nadie es “más”
o “menos” que otro. En el mundo personal rigen los criterios y las
valoraciones de tipo “cualitativo”.
 No probabilidad: la existencia de una persona en cuanto persona no es
algo conjeturable sino algo afirmativo.
2. NECESIDADES BÁSICAS Y DE CRECIMIENTO
Decimos que la gente es madura o inmadura, pero de hecho, toda la vida humana
debería representar un continuo crecimiento hacia la madurez total. Aquello que
denominamos la dinámica de la personalidad humana está sumamente implicada
en este proceso de autorevelación y de autoexpansión. En consecuencia, todos
los signos de inmadurez se caracterizan de alguna manera mediante la
concentración de uno mismo. Este egocentrismo se traiciona de muchas maneras:
guardando rencores y prejuicios, sentimientos de inferioridad exagerados,
demasiada preocupación por la opinión que los demás tengan de nosotros,
dependencias, actitudes de rebelión e ira, actitudes de intimidación y diversas
formas de buscar la atención de los demás.
Los patrones de la madurez se reconocen en la habilidad para entregarse a los
demás, de sociabilizar, de ejercer una autosuficiencia razonable, de establecer
metas realistas, de ser discretos, de saber diferencias las cosas importantes de la
vida y aquellas que carecen de importancia, la flexibilidad, la adaptabilidad y la
estabilidad emocional.
Respecto a estas necesidades básicas y de crecimiento de la persona, Abraham
Maslow explica que el individuo tiene una serie de requerimientos primarios que, a
su vez, le ayudan a crecer y desarrollarse en todos los aspectos de la vida, y los
divide en cinco:
5
Fisiológicos.- Como oxigeno, agua, proteínas, sal, azúcar, calcio y otros minerales
y proteínas. También están el dormir, descansar, ir al baño y evitar el dolor, entre
otras.
De seguridad.- Cuando las necesidades fisiológicas entran en juego, le siguen las
de protección, seguridad y estabilidad. Generalmente el adulto busca casa, un
lugar seguro y la estabilidad laboral para sobrevivir.
De amor y de pertenencia.- Cuando las necesidades fisiológicas y de seguridad se
completan, entran en escena las terceras, de amor y de pertenencia, que
básicamente son las de amistad, de pareja, de niños y las relaciones afectivas en
general.
De estima.- Empezamos a preocuparnos por algo de autoestima. Maslow
describió dos versiones de necesidades de estima: ALTA: que viene siendo la
necesidad de respeto por uno mismo, incluyendo sentimientos de confianza,
competencia, logros, independencia y libertad, y BAJA: que es la del respeto a los
demás, la necesidad de estatus, gloria, reconocimiento, atención, reputación,
apreciación, dignidad y dominio,
Finalmente mencionamos la necesidad de auto-actualización, que comprende
aquéllos continuos deseos de llenar potenciales, a “ser todo lo que se pueda ser”.
En general, atendiendo a todas las necesidades de la persona, en cuanto sea
posible, toda la vida humana debería representar un continuo crecimiento hacia la
madurez total, que se puede lograr a través de cuatro aspectos diferentes:
La madurez intelectual, que se caracteriza por la habilidad de formar una opinión
propia, respetando pero no apoyándose en las opiniones de los demás; la
habilidad de tomar nuestras propias decisiones con el debido respeto a la
evidencia sustancial y a los consejos de los demás, de una manera independiente
y firme. La persona intelectualmente madura, está dispuesta a cambiar de opinión
a la luz de una evidencia nueva e importante y de modificar sus planes, su esto
parece prudente. Tiene sus propias ideas, toma sus propias decisiones y acepta la
responsabilidad completa de estas. Está dispuesta a aceptar la responsabilidad de
reconocer la verdad aunque esta no le agrade o le exija demasiado. No resuelve
sus problemas preocupándose por ellos. Analiza el problema, considera las
alternativas, toma una decisión, lleva a cabo esa decisión y vive con ella.
La madurez emocional caracterizada por la aceptación de las emociones junto
con la habilidad de controlarlas de manera razonable. La persona emocionalmente
madura puede vivir con situaciones emocionales sin derrumbarse y aprende a
hacer frente a estas situaciones de un modo objetivo. Ventila sus resentimientos
en vez de hace pucheros; puede aceptar la crítica sin sentirse profundamente
herida; puede enfrentarse a las cosas desagradables y hacerlas sin rehuirles; no
se deja vencer por temores infantiles y ansiedades. Tanto el radical que quiere
cambiar todo para empezar de cero, como el reaccionario que no quiere que nadie
mueva el tapete y que es un devoto profundo del status quo son personas
emocionalmente inmaduras, ya que representan una actitud no resuelta hacia la
autoridad paterna dominante, mucho después de que la situación real ha dejado
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de existir. El radical prefirió revelarse y nunca superó esta actitud rebelde. El
reaccionario optó por revelarse y tenderá a ser conformista toda la vida. Tendrá
miedo de intentar nuevos logros por si mismo y se mostrará renuente a aceptar
cualquier cosa nueva.
La madurez social se caracteriza por la habilidad de entregarse a los demás, de
relacionarse bien con ellos y de lograr amistades significativas. La persona
socialmente madura no depende demasiado de su propia familia o amigos ni
tampoco está en guerra con ellos. Puede adaptarse a las leyes y
convencionalismos de la sociedad donde vive y es capaz de subordinarse a la
persecución de los ideales y necesidades de grupo. Encuentra que el trabajo
puede ser interesante a pesar de los aspectos desagradables y rutinarios.
La madurez moral se caracteriza por la devoción a ideales morales y la habilidad
de vivir de acuerdo con estos. La moral de un niño generalmente, es instintiva y no
se razona. Es la moral de sus padres y de las personas que lo rodean. En la
adolescencia, la persona que está madurando moralmente tendrá sus propios
ideales y un método para alcanzarlos, el cual es bastante definitivo e inteligente.
Con una madurez más profunda, los ideales de una persona, por lo general, se
vuelven más realistas y consistentes y a la vez más firmes. En general se puede
decir que la persona moralmente madura ha llegado a sus ideales con una
perspectiva más bien altruista en vez de egocéntrica.
Puesto que la madurez es un proceso de evolución constante y de progreso,
puede marcarse con altos (fijaciones) y recesiones (regresiones). Cada uno de
nosotros tiene dos tendencias en conflicto: crecer y regresar. En general, cuando
la vida exige más de nosotros de lo que somos capaces de dar, desarrollamos
algo que se denomina “neurosis promocional”. Tenemos dificultad de adaptarnos a
las creciente responsabilidades y tendemos a apartarnos de éstas.
H. Crichton Miller, sugiere que las dos causas más comunes de la fijación y/o y la
regresión son: 1) la autoridad paterna dominante y 2) la presentación demasiado
brusca de la realidad. La autoridad paterna dominante sofoca la individualidad y la
autoexpresión; una persona sólo puede madurar en el grado que se le permita ser
ella misma. Es una persona única y se le debe permitir ser y expresar lo que es.
La presentación de la realidad que parece demasiado dura, es desconcertante
para un niño y resulta demasiado para su poder de adaptación, de modo que no
sigue un instinto predominante biológico de crecer, sino que se obsesiona o tiene
una regresión para escapar del reto.
La representa el desarrollo emocional frenado.fijación Generalmente se trata de
una persona que está unida al ombligo de la madre, cuyo amor lo sofoca; también
se trata de la dependencia de las ideas y decisiones de los demás. La regresión
es volver a una etapa menos de desarrollo, es vivir en el pasado. La memoria a
menudo distorsiona las posibilidades del pasado e idealiza aquello que pudo ser.
La regresión se ilustra bien en el llamado “adulto” que disfruta con al reunión de la
7
universidad o con la convención de negocios para poder actuar como un
“chamaco” otra vez.
En general, la regresión es el regreso a un punto de fijación anterior. Por ejemplo:
a hija cariñosa que era el encanto de sus padres puede sentir el impulso de
regresar a casa con ellos cuando tiene dificultades en su matrimonio. Es posible
que ella quiera volver a la etapa o al punto de fijación cuando ella era le pequeño
encanto de sus padres; se niega a acepta el reto de ser una madre y esposa
adulta. El motivo dominante de esta regresión, como hemos dicho, es,
generalmente, la renuencia aceptar nuevos retos y responsabilidades.
Los niños que han sido consentidos (y esto se aplica principalmente a las edades
entre los tres y los doce años), a los cuales se les ha dado todo sin pedir nada a
cambio, a menudo están dispuestos a regresar en años posteriores, a las
peticiones infantiles y caprichosas de atención. También las frustraciones y el
enojo, si las lleva dentro una persona demasiado tiempo, sin ventilarlas en
conversaciones con otra persona, tienden a resultar en regresión.
2.1. La maduración y las necesidades
La infancia es la época que cubre los primeros dos años de vida. Aquí, debemos
subrayar las necesidades positivas del niño en esta etapa. La necesidad positiva
del niño es de amor tierno que se comunica principalmente a través del sentido del
tacto. Si durante este período se le demuestra mucho amor al niño y se le da la
sensación de que merece amor, crecerá esperando amistad de los demás y estará
más dispuesto a amar a los otros él mismo. Debe observarse que la infancia es la
primera impresión de la vida del ser humano. En general, es necesario que esta
primera impresión sea de seguridad, ternura y amor. La infancia no es la etapa en
donde los niños pueden echarse a perder.
La niñez abarca desde el tercero hasta el doceavo año de vida. Durante este
período, una persona comienza a establecer su propia individualidad y su propia
estima. Los padres deben evitar los dos extremos de sobreprotección y rechazo.
Los niños sobreprotegidos, para los cuales los padres hacen todo y cuyas
actividades son supervisadas con hábidos ojos paternos, nunca aprenden la
suficiencia e independencia que forman parte del crecer. No se les está
preparando para los problemas y adversidades. No se le está enseñando a tomar
decisiones responsables.
El mayor logro durante la etapa de la niñez es la educación en la socialización. Es
necesario enseñarle a un niño a compartir y a cooperar, a renunciar al mundo
egocéntrico del bebé. Más o menos a la edad de tres años, el niño trata de
relacionarse con otras personas; a la vez trata de convertirse en una persona
singular y única. Cuando se siente frustrado o desorientado por este doble
esfuerzo, llega a lo que se conoce como “la edad de la resistencia”. Recurre a
negativas hostiles. Es posible que trate de volver a ser bebé, de una manera
introvertida, puede tratar de apartarse de la realidad. Tal vez intente consolarse
chupándose el dedo; posiblemente muestre rebeldía rencorosa, quizá se niegue a
8
comer y haga rabietas. Sin embargo, para la edad de cinco años el niño,
generalmente, se recupera y demuestra que ah desarrollado un concepto más
claro de su propia posición personal y de la prudencia de la autoridad de los
adultos.
El problema más grande en la niñez es el de la disciplina. La directiva central es la
siguiente: se debe dar el menos número de órdenes que sea posible, sólo las que
sean estrictamente necesarias y luego es necesario comprobar que se obedezcan.
Si se dan demasiadas órdenes, el niño puede considerar, justificadamente, que no
son razonables y entonces se rebelará. Durante este período, la disciplina paterna
poco a poco debe ir cediendo a la autodisciplina. El niño puede desarrollar la
confianza en sí mismo y el sentimiento de responsabilidad personal sólo mediante
la práctica.
El segundo problema muy grande que ocurre durante esta etapa es el de los
celos. Si al niño mayor se le da tiempo exclusivamente para él y alguna
explicación en el sentido de que el bebé recién nacido tiene más necesidades,
que es más indefenso y desamparado, etc., los celos lo pueden conducir a que se
enoje con sus padres o aun a que los odie. También es posible que llegue a
sentirse frustrado y avergonzado y tal vez nazca en él un resentimiento
perdurable hacia el hermano menor, objeto de sus celos. Por lo general, estos
celos pueden impedirse dándole al niño mayor los derechos de antigüedad,
alentándolo para que ayude a atender al bebé y recordándole continuamente su
valor personal único.
La adolescencia es la etapa que se extiende, por definición, de al edad de los
doce a los veintiún años. Se ha dicho que la adolescencia es el período de
“tormentas y tensiones”. Nuestra civilización genera gran parte de esa tensión y
tormenta por sus propias tensiones y preferencias. Por ejemplo, el joven necesita
decidir acerca de su asistencia a la universidad, de aceptar la afiliación política, de
lograr independizarse para mantenerse solo, escoger una profesión y establecer
relaciones sanas con el sexo opuesto.
En nuestra cultura, los padres a menudo pueden emplear ciertos medios, sin
darse cuenta, para profundizar la tormenta y la tensión de la adolescencia. Esto
consiste en privar a los jóvenes de la seguridad emocional al darles o retirarles
señales de afecto como una fuente de coerción. Muchos padres sólo ofrecen
muestras de cariño bajo la condición de que su hijo se someta a su voluntad y a
sus caprichos. De la misma manera, muchos padres incitan a sus hijos a la
implacable búsqueda del éxito, amenazándolos con retirarles su amor si fracasan.
Esta amenaza del rechazo somete a los hijos a una grave tensión emocional,
haciéndoles sentir que deben ser buenos e inteligentes. En general los hijos
pueden tolerar una fuerte tensión emocional proveniente de otras fuentes, siempre
que tengan el tierno y amoroso apoyo de sus padres.
El conflicto principal del adolescente se presenta entre dos tendencias: el
gregarismo y la individualidad. El adolescente quiere ser aceptado por los
9
demás (gregarismo) y, a la vez quiere ser él mismo (individualidad). Los
adolescentes que se someten a esta manera esclavizante no desarrollan el
sentido de quiénes son y qué son y, en consecuencia, están confundidos. La
conformidad con el grupo de compañeros y la aceptación de muchos símbolos de
posición en la sociedad adolescente puede aprisionar a los hombres y mujeres
jóvenes, precisamente cuando tratan de ser libres y de ser ellos mismos mientras
más aceptación reciba un adolescente en su hogar de parte de su propia familia
menos estará sujeto a las presiones de su grupo de compañeros y menos se
inclinará a aceptar las normas arbitrarias de estos.
La tensión existe, concretamente entre la aceptación social y la negación de la
individualidad. El adolescente se encuentra dividido entre lograr su confianza
personal y la incertidumbre subyacente. Con sinceridad pone en tela de juicio las
respuestas que le dan y, sin embargo, puede parecer muy seguro de si mismo.
Esa seguridad es, generalmente, una fachada compensatoria o máscara que
cubre su inseguridad. Las dudas que tiene el joven son síntomas alentadores de
su despertar intelectual, cuestiona la autoridad y hasta su fe religiosa. Trata de
tener sus propias convicciones. Nunca debe ser regañado por esto puesto que es
la época de la vida cuando más necesita la comprensión sensible de sus padres.
El adolescente es especialmente sensible a la crítica y al menosprecio. Requiere
de abundante afecto, incentivos, elogios y atención para contrarrestar las
experiencias desmoralizadoras del aula, del campo deportivo, y de la lucha para
ganar su aceptación social. El hecho de alardear o despreciar a los demás es la
única forma que tiene de ocultar su inseguridad personal y no se debe exagerar su
importancia. Aquellas personas que se ofrecen para “bajarles los sumos” no le
hacen ningún favor. La adaptación más grave del adolescente es su emancipación
de las ataduras familiares. Los padres que lo protegen con exceso o que son
posesivos resultan terriblemente frustrantes para él y como consecuencia, es
posible que adquiera una alergia hacia toda la autoridad. Tal vez hasta trata de
parecer sucio o desordenado para anunciar al mundo que toda la educación que
recibió de sus padres entorno al aseo ha sido rechazado con éxito. La
emancipación que debería estarse llevando a cabo durante esta época implica
“Liberarse de la supervisión paterna, depende de la seguridad que cada individuo
puede darse a sí mismo en vez de depender de la seguridad que los padres le
dan, desarrollar una actitud de amigo hacia los padres en vez de que sean
protectores y supervisores, planear su propio tiempo y tomar sus propias
decisiones sin el control paterno autoritario”. (Cita de Luella Cole, The
Psychology of Adolescent, “a. Edición, p. 7.
El problema del impulso sexual es una fuente muy real de confusión para el
adolescente. Si ha de aprender la verdadera relación entre el sexo y el amor, es
importante que él se sienta libre para hablar de esas cosas abiertamente y sin
vergüenza con sus padres. Es necesario ayudarle a aceptar que sus nuevos
sentimientos sexuales son normales, naturales y buenos. También debe aprender
la prudencia del control de sí mismo. El desenfreno sexual es, a menudo, señal de
regresión a las formas primitivas de satisfacción y gratificación. Madurar en esta
cuestión de la sexualidad, por lo general, conlleva a la maduración; dejar de crecer
10
en ésta área generalmente provoca fijaciones o regresión. El desenfreno sexual no
proporciona el sentido de seguridad tan necesario ni tampoco satisface las
necesidades emocionales ni afectivas. Sin embargo, si las necesidades afectivas y
emocionales del adolescente quedan satisfechas en relaciones controladas con
miembros del sexo opuesto y con su propia familia, entonces será más fácil que el
adolescente controle su impulso sexual. La masturbación, así como otros
esfuerzos por satisfacerse sexualmente, por lo general, son sintomáticos del
retrazo o de la regresión en el desarrollo personal. Éste desenfreno educa los
instintos neurovegetativos más profundos del hombre para buscar la satisfacción
personal principalmente. A menos que se eduquen correctamente estos instintos
durante la adolescencia, quedará un sello hondo y permanente de egoísmo en la
persona a nivel instintivo y este puede ser un obstáculo grave, si no insuperable,
para la habilidad de amar.
2.2. Refuerzos positivos contra negativos de la voluntad
Algunas veces hablamos de la voluntad como si fuera un músculo fuerte o débil.
Esta forma de hablar puede fácilmente ocultar una realidad muy importante Acerca
de la conducta humana. La voluntad, en sí, no es fuerte ni débil en nosotros, más
bien, es nuestra motivación la que es fuerte o débil. También es importante
comprender que las razones de la buena conducta no son las mismas que los
motivos. Podríamos enumerar muchas buenas razones para hacer tal o cual cosa,
pero no son motivos a menos que nos “induzcan” o nos “mueva”. La palabra latina
“movere” significa mover y de esta palabra deriva nuestra palabra “motivo”.
Puesto que, cada persona es única, también es cierto que lo que moverá a una
persona bien podría dejar a otra fría. Si una buena razón ha de convertirse en un
motivo para la voluntad, su bondad debe exponerse a la persona en cuestión de
alguna manera. La imposición de la autoridad no puede, en sí, producir la virtud;
podría muy bien producir la conformidad, pero la conformidad no siempre es
virtud. La virtud debe emanar del interior de la persona. Debe ser el producto de
un acto interior de la voluntad que busca un bien y la voluntad responde solo a los
motivos cuyo bien es reconocido.
Los psicólogos, al estudiar la motivación humana, han encontrado que los
refuerzos positivos de la voluntad (la recompensa por la buena conducta) son
infinitamente más efectivos que los refuerzos negativos (castigos por la mala
conducta). Obviamente, es muy peligroso criticar a un joven de un modo
constante. Tiende a minar su confianza y a lograr que toda autoridad le parezca
odiosa. Sin embargo, si una persona sigue el enfoque de los refuerzos positivos,
inclinándose a dejar pasar los pequeños fracasos en el comportamiento, pero sin
dejar de reconocer y recompensar (al menos con una palabra amable) la conducta
deseada, el efecto será casi mágico. Es una ilustración del poder que se libera en
la creación de una buena autoimagen; la mayoría de la gente será, en su
comportamiento, lo que nosotros decimos que es.
11
Si les ponemos pedestales, los jóvenes se subirán a ellos; si mantenemos las
manos en la orilla del tapete, siempre listos a moverse, sólo habrá problemas por
delante.
3. MI PERSONALIDAD
3.1. La Persona “Real”
En nuestra sociedad actual, hemos puesto mucho hincapié en ser auténticos.
Hemos hablado de colocar máscaras de nuestro yo “real” y de representar papeles
que disfrazan nuestro yo verdadero y real. La idea es que en alguna parte dentro
de ti y dentro de mí está latente nuestro autentico yo.
Supuestamente este verdadero yo es una realidad estática y formada. Hay
momentos en que este verdadero yo resplandece dentro de mí, y existen otros
momentos en los que me siento obligado a camuflarlo.
Hay a lo mejor alguna justificación para esta forma de hablar, pero pienso que
puede ser más engañosa que útil. No existe ninguna persona determinada,
verdadera y real dentro de ti ni dentro de mí, precisamente porque ser una
persona necesariamente implica convertirse en una persona, estar en proceso. Si
yo soy cualquier cosa como persona , eso es lo que yo pienso, juzgo, siento,
valoro, honro, estimo, amo, odio, temo, deseo, espero creo y me comprometo a.
Estas son las cosas que definen mi persona, y están constantemente en proceso,
en el proceso de cambio. A no ser que mi mente y mi corazón estén fortificados
sin esperanza, todas estas cosas que me definen como persona están siempre
cambiando.
Mi persona no es un pequeño y duro centro dentro de mí, una pequeña y
totalmente formada estatua que es real y auténtica, permanente y estable. Mi
persona más bien aplica un proceso dinámico. En otras palabras, si me conociste
ayer, por favor no pienses que soy la misma persona con la que te estás
encontrando hoy.
He experimentado mas de la vida, he encontrado nuevas profundidades en
aquellos que amo, he sufrido y he rezado, y soy diferente.
Por favor no me den un “promedio de bateo” estable e irrevocable, porque yo
estoy “ahí” constantemente, efectuando mis giros en las oportunidades de la vida
diaria. Acércate a mi, entonces, con capacidad de asombro, estudia mi cara, mis
manos y mi voz y busca los signos del cambio; ya que es seguro que he
cambiado.
Diferentes expresiones cotidianas denotan formas de entender la personalidad
utilizados en la vida cotidiana.
12
El siguiente cuadro sintetiza conceptos del psicológico francés Filloux en su texto:
La personalidad
ES
Única, propia de cada individuo aunque
éste tenga rasgos en común con otros.
No es sólo suma de funciones sino una
integración, una organización.
Es temporal porque es siempre
perteneciente a un individuo que vive
en este aquí y ahora.
Es una variable intermediaria entre el
estímulo y la respuesta, se afirma como
un estilo a través de la conducta y por
medio de ella.
NO ES
Influencia ejercida por un individuo
sobre otro ("tiene una notable
personalidad").
Apariencia de la que se reviste una
persona ("adoptar una personalidad").
El ideal que uno trata de forjarse a S
mismo ("tratar de cultivar la
personalidad").
La esencia metafísica del ser humano
("la personalidad es inviolable").
La personalidad es única en cada ser humano, si bien hay quienes tienen muchos
rasgos en común con otros. Ella expresa las características o forma de ser de una
persona en tanto diferente de todas las demás ya que es la síntesis de la forma
más habitual de conducirse física, psicológica y socialmente en las distintas
circunstancias de la vida de cada uno.
Definición de personalidad: es la organización dinámica de los sistemas
psicofísicos que determinan los ajustes únicos del individuo al medio circundante.
G. Allport
Analizaremos la definición de Allport: organización dinámica: tengamos presente el
concepto de estructura, donde el todo es la suma de las partes; ese todo actúa
interrelacionando los distintos componentes de la personalidad, en forma activa
acorde con los cambios que se van produciendo.
Sistemas psicofísicos: en los seres humanos es posible separar lo biológico de lo
psicológico: se me duele la cabeza es posible que esté malhumorado; cuando
tomo sol en la playa y estoy bien acompañado, será difícil distinguir entre el placer
físico y psicológico.
Determinado los ajustes únicos del individuo al medio circundante: Cada uno se
adaptará a sus circunstancias según una única y explosiva manera de ser según
su historia, sus objetivos, sus características físicas y psicológicas, sus
costumbres, el momento del que se trate. Siempre la conducta humana es la única
e irrepetible, adecuada al aquí y ahora de cada momento
13
3.2. Características de la Personalidad
Independientemente de las definiciones que han formulado los expertos a lo largo
del tiempo, podemos destacar una serie de características en la personalidad.
1. Consistente. Puesto que la personalidad es un rasgo distintivo de cada
persona, éste permanece relativamente estable a lo largo del tiempo, influyendo
en su comportamiento. Esto no evita que el individuo pueda cambiar su
comportamiento debido a factores ambientales o a las necesidades
experimentadas.
2. Diferenciadora. La personalidad permite identificar a cada individuo como un ser
único. Esta característica se traduce en las distintas reacciones que pueden tener
las personas ante un mismo estímulo. La personalidad es única por ser una
combinación de factores internos, pero si queremos utilizarla como criterio de
segmentación, se pueden destacar uno o varios rasgos comunes.
3. Evolutiva. Aunque la personalidad es un rasgo consistente, puede variar a largo
plazo por la interacción con el medio, por las experiencias vividas por el individuo
o simplemente, a medida que el individuo va madurando.
4. No predictiva. La personalidad es una compleja combinación de características
y comportamientos que hacen difícil la predicción de la respuesta de los
consumidores a los estímulos sugeridos.
3.3. Teorías de la Personalidad
Las teorías de la personalidad pueden clasificarse en dos grandes grupos: teorías
individuales y las teorías sociales
3.3.1. Teorías Individuales
Las teorías individuales responden a dos características comunes:
1º. Se considera que todos los individuos tienen una serie de características
internas o rasgos.
2º. Existen diferencias entre el modo de desarrollar las mismas por parte de cada
individuo.
El aspecto principal de estas teorías es que el entorno no juega ningún papel
determinante, con lo cual cada persona tiene una personalidad distinta.
Dentro de las teorías individuales destacaremos tres de ellas:
a- Teoría psicoanalítica
14
Esta teoría fue construida sobre la premisa de que las necesidades o impulsos
inconscientes, especialmente los impulsos biológicos y sexuales, son la parte
central de la motivación y personalidad humana.
Según Sigmund Freud, la personalidad humana es el producto de la lucha entre
tres fuerzas en interacción, que determinan en comportamiento humano: id (ello),
ego (yo) y superego (superyo).
1. ID. Es la fuente de impulsos primitivos, deseos innatos, necesidades
fisiológicas básicas tales como la sed, el hambre y el sexo, hacia las cuales el
individuo busca satisfacción inmediata sin preocuparse por los medios específicos
para conseguirla. Se rige por lo que denomina el principio del placer, evita las
tensiones y tiende a funcionar a un nivel muy subjetivo e inconsciente, sin que
pueda afrontar debidamente la realidad objetiva, es decir, que la persona no
puede acceder al conocimiento de esta área por un mero ejercicio de
introspección.
Por ejemplo, cuando hace calor y una persona tiene sed, su "ello" le impulsará a
tomar algo frío y beberlo. No le importará el modo de obtener la bebida, sólo saciar
su sed.
2. EGO. Es el control consciente del individuo. Trata de equilibrar las demandas
impulsivas y las restricciones socioculturales del superego. El "yo", surge a causa
de las limitaciones del "ello" en sus interacciones con el mundo real. Con el
aprendizaje y la experiencia, el individuo desarrolla las capacidades del
pensamiento realista y la capacidad de adaptarse al ambiente. Funciona a partir
del principio de la realidad. El "ego" es donde se generan las acciones del
individuo para dar respuesta a los impulsos y motivos del subconsciente.
Por ejemplo, aunque el "ello" del hambriento le estimule a quitarle la comida a su
amigo, su "yo" razonará que, si se la pide, quizá se tarde más tiempo, pero a
cambio obtendrá una porción mayor.
3. SUPEREGO. Es la expresión interna del individuo acerca de la moral de la
sociedad y de los códigos éticos de conducta. Es una especie de "freno" que
restringe o inhibe las fuerzas impulsivas del "id". Representa el ideal al definir lo
bueno y lo malo, influyendo además en la búsqueda de la perfección.
Trata de dirigir los impulsos del subconsciente hacia comportamientos socialmente
admitidos. Por ejemplo: no fumar en los hospitales, ceder el paso a las señoras o
el asiento a los ancianos.
Según Freíd, la superposición de estas tres áreas de la personalidad explica el
comportamiento humano, que es esencialmente complejo, y donde las
motivaciones permanecen en la mayoría de los casos ocultas e ignoradas incluso
por los mismos individuos.
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Cuando el individuo no mantiene un equilibrio entre los tres componentes
desarrolla tensión. Esta origina mecanismos de defensa que son subconscientes,
tales como la represión, la proyección, la identificación y la formación reactiva.
Freud divide la vida física, en función del nivel de concienciación, en tres niveles:
- Consciente: Fenómeno que podemos conocer en determinado momento.
- Preconsciente: Es necesaria la atención para conocer dichos fenómenos.
- Inconsciente: Fenómenos que se escapan a la conciencia y difícilmente pueden
b. Teoría del autoconcepto
El individuo percibe los objetos del mundo exterior y las experiencias internas de
las que es protagonista y las atribuye un significado.
Por su parte, posee una realidad y un ideal propio, que es lo que una persona
puede llamar su cuerpo, rasgos, facultades, sus posesiones materiales, familia,...
todo ello lo puede reflejar en sus actividades, evaluaciones y comportamientos.
El autoconcepto es la percepción que las personas tienen de sí mismas. Para
analizarlo, hay que tener en cuenta la relación que mantiene el individuo con la
realidad, y que examinamos a continuación a través de:
b.1. Las concepciones contradictorias del "ego"
Hacen referencia al componente "yo" de la personalidad. Se suelen distinguir dos
elementos en la personalidad de los individuos.
- El "yo" real. Es el concepto real, la percepción que uno tiene de sí mismo.
- El "yo" ideal. Es el autoconcepto, la percepción que nos gustaría llegar a tener.
El individuo construye su autoimagen, que se va desarrollando por la interacción
con otros individuos y que se puede desdoblar en cuatro clases:
- Autoimagen real. Se refiere a la imagen que los individuos tienen de sí mismos.
- Autoimagen ideal. Es la forma en la que les gustaría verse a sí mismos.
- Autoimagen social. Es la forma en que creen que son percibidos por los demás.
- Autoimagen social ideal. Es cómo les gustaría que les percibiesen los demás.
c. La teoría de los rasgos
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La orientación de esta teoría es principalmente cuantitativa o empírica; se centra
sobre la medición de la personalidad en términos de características psicológicas
específicas del individuo denominadas rasgos.
La personalidad se encuentra integrada por una serie de atributos previsibles
denominados rasgos o factores. Uno de sus promotores, Catell, considera el
conocimiento del rasgo como el elemento básico.
Podemos definir el rasgo como el elemento perceptible, relativo y constante
respecto del cual un individuo es diferente de otro; es considerada una variable
diferenciadora individual.
Unos rasgos son comunes a todos, otros, exclusivos; unos pueden determinarse
por la herencia, otros por el ambiente; y unos están relacionados con motivos y
son dinámicos y otros se relacionan con la capacidad y con el temperamento.
El interés en el comportamiento del consumidor se centra en rasgos
correspondientes a la personalidad, tales como la actividad, aspiraciones,
sociabilidad, responsabilidad, y otros. Podemos resumir las características de los
rasgos en las siguientes:
- Los rasgos son comunes a muchos individuos y varían en cantidades absolutas.
- Los rasgos son bastante estables y ejercen una importante influencia sobre el
comportamiento del consumidor.
- Los rasgos pueden deducirse midiendo los distintos tipos de comportamiento a
través de un cuestionario.
3.3.2. Teorías Sociales
Estas teorías mantienen la idea de que la causa de la personalidad no es
biológica, sino externa, y que viene determinada por las situaciones a las que se
enfrenta el individuo. Las teorías sociales postulan que el individuo desarrolla una
personalidad a través de muchos intentos de tratar con la gente en una situación
social. Suponen que los individuos luchan por superar los sentimientos de
inferioridad y buscan medios de lograr el amor, la seguridad y la hermandad,
impulsando a las personas a perfeccionarse.
Horney propuso que los individuos fuesen clasificados en tres grupos de
personalidad: sumisa, agresiva y desenvuelta.
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A. Los individuos condescendientes son aquellos que se desplazan hacia los
demás, desean ser amados, queridos y apreciados. Para este grupo se dirigen los
productos de socialización.
B. Los individuos agresivos son aquellos que se desplazan en contra de los
demás, tiene deseo de sobresalir y de ganar admiración y éxito.
C. Los individuos desenvueltos son aquellos que se desplazan, ponen distancia en
sus emociones entre ellos y otras personas, desean independencia,
4. MI PERCEPCIÓN DEL MUNDO
4.1. La mente subconsciente
Los psicólogos nos hablan de dos niveles en la mente humana: el consciente y el
subconsciente. Por la misma terminología, es evidente que estamos conscientes,
o nos damos cuenta, del contenido de nuestra mente consciente; no nos damos
cuenta del contenido de los niveles subconscientes de nuestra mente. Estos dos
niveles de la mente se han comparado con la planta baja y alta de una casa
humana. Cuando encontramos algo que nos desagrada, un mueble desgastado,
una fea cubeta de basura, instintivamente deseamos apartarlos de nuestra vida.
Así sucede con los dos niveles de la mente. Cuando no podemos enfrentar o vivir
con alguna realidad o actitud que encontramos en nosotros mismos, podemos
sumergir esta realidad o actitud en nuestra mente subconsciente. Cuando
queremos olvidar algún acontecimiento de nuestra vida y deliberadamente lo
ocultamos en los confines del subconsciente, esto se llama supresión. Cuando
descubrimos alguna actitud o reacción emocional en nosotros mismos que
consideramos despreciable en nosotros mismos que consideramos despreciable
y, por tanto, la quitamos de nuestra vista y la ponemos en la mente subconsciente,
esto se llama represión.
Con el tiempo, cuando la mente subconsciente tiene una sobrecarga, nos
sentimos incómodos. No nos damos cuenta de la fuente exacta de nuestra
incomodidad, precisamente por que nuestro verdadero conflicto se encuentra
enterrado en el subconsciente. Lo que ahí enterramos no está muerto, sino vivo y
permanece vivo. En ocasiones tratamos de encontrar un antagonismo del
momento actual para descargar culpa de nuestra incomodidad, pero las raíces de
nuestro sufrimiento sólo pueden encontrarse en la mente subconsciente.
Por ejemplo, cuando un niño no es amado y no recibe de sus padres el sentido de
su propio calor como persona, tenderá a reaccionar de una de dos maneras:
tomará el camino de la conformidad externa o de la rebelión externa. Pero siempre
habrá resentimiento porque se le privó de sus necesidades psicológicas. Sin
embargo, la sociedad y nuestra cultura no nos permiten expresar este
resentimiento por real que sea. Cuando el niño trata de expresar resentimiento a
sus padres, ellos le recuerdan con violencia que son sus padres y merecen ser
18
amados. El hecho es que es posible que ellos no sean dignos de ser amados y su
insistente demanda de amor colocará al niño en una posición de profundo conflicto
emocional. Los padres que son inflexibles en su insistencia en que sus hijos
obedezcan el cuarto mandamiento de honrar al padre y a la madre, deben hacer
un esfuerzo igual por merecer ser honrados.
El niño, en el cual está creciendo el inevitable resentimiento, por lo general no
puede expresarlo y se le hace sentir que es algo sumamente malo. Si tratara de
expresarlo a otras personas fuera de su familia, es muy posible que le llamen
ingrato y que lo hagan sentirse avergonzado por tomar tal actitud hacia sus
padres.
Así, el escenario se ha preparado para la represión. Como el niño no sabe que
hacer con el resentimiento, lo ocultará en el sótano de su mente. Es como una
astilla que se ha metido profundamente en la carne donde supurará y causará
dolor. Siempre existe la posibilidad de que este resentimiento, al acumular
demasiada fuerza en la mente subconsciente, pueda derramarse y convertirse en
actos de violencia o vandalismo y la gente equivocada tenga que soportar el peso
de este resentimiento oculto o reprimido.
Otro ejemplo de una represión común es la necesidad reprimida de afecto y amor.
Con frecuencia, en nuestra cultura estas necesidades no pueden ser reconocidas
o expresadas. No coinciden con la imagen de virilidad independiente que nos
impone la sociedad y la cultura. En consecuencia, la persona que tiene estas
necesidades reprimidas tendrá que satisfacerlas en formas tortuosas y sutiles, y
en ocasiones se engaña hasta a sí misma.
Se ha dicho que el alcohol, al liberar las inhibiciones, a menudo abre la puerta a
las represiones del subconsciente. La persona que se vuelve discutidora y hostil
bajo la suave influencia del alcohol, probablemente está liberando su hostilidad
reprimida. La persona que quiere abrazar a todos, hombres o mujeres, puede
estarse liberando un poco de sus necesidades reprimidas de ser amada.
4.2. Transferencia
Con frecuencia nos sentimos fuertemente impulsados por las necesidades que
existen en los niveles subconscientes. La necesidad de ser amados, de sentirnos
importantes, la necesidad de aceptarnos a nosotros mismos puede, a menudo,
aunque no nos damos cuenta, influir profundamente en nuestro comportamiento y
en el trato con los demás. La transferencia, en el sentido que aquí estamos
empleando (sí tiene otra acepción) siempre es un proceso subconsciente) el
cual transferimos nuestras necesidades a otros.
Por ejemplo, si queremos sentirnos importantes, es posible que busquemos
dominar a los demás. Si alguien nos cuestionara acerca de nuestro
comportamiento, sostendríamos con vigor e intransigencia que esta es la forma en
19
que deben ser tratados los demás. Es por su propio bien. En realidad, podemos
estar transfiriendo nuestra necesidad subconsciente a ellos. Una persona joven
puede dedicarse a una ocupación de notable altruismo, basándose en el hecho de
que quiere ayudar a un mundo tan necesitado. Aunque esto puede ser cierto,
también es posible que subconscientemente esta persona tenga la necesidad
insatisfecha de ser necesitada.
Con mucha frecuencia, cuando las madres o los padres sobreprotegen a sus hijos,
alegando que no quieren que les suceda nada malo, es muy posible que en el
subconsciente estén transfiriendo su propia necesidad de que sus hijos dependan
de ellos. Aunque conviene darnos cuenta de esta posibilidad de transferencia en
nuestra vida, estar conscientes de que es muy posible que nos estemos buscando
a nosotros mismos bajo apariencia de altruismo y amor, en realidad no hay
manera de poner al descubierto toda la complejidad de la motivación humana o de
explorar nuestras propias necesidades subconscientes. Las únicas medidas
efectivas que podemos tomar consisten en renovar nuestra motivación y enfocar la
mente en las personas a quienes estamos tratando de servir y ayudar. Si podemos
hacerlo con consistencia, poco a poco adquiriremos el hábito que se llama amor.
4.3. La necesidad de la amistad
Aunque la persona que requiere ayuda profesional debe buscar asistencia
competente y profesional, todos tenemos la necesidad de psicoterapia
sustentadora de la amistad. Cada uno de nosotros es un conglomerado de
misteriosas necesidades e impulsos que deben ser ventilados. Necesitamos ser
capaces de expresarnos, de agotarnos hablando sin temor de ser rechazados por
los demás. Con demasiada frecuencia los problemas que mantenemos
sumergidos dentro de nosotros mismos permanecen indefinidos en la oscuridad
de nuestro interior y por tanto, son destructivos. No vemos las verdaderas
dimensiones de todas las cosas que nos perturban hasta que las definimos y
establecemos líneas de demarcación en la conversación con un amigo.
Resulta mucho más prudente aceptar todos los riesgos de confiar en otra persona
que vivir solo detrás de las murallas y de las mascaras, representando ciegamente
todas las cosas de las cuales nos negamos a hablar. Y debemos recordar, si en
verdad queremos amar a los demás, que estos problemas reprimidos y suprimidos
son definitivamente impedimentos para el amor. Son nuestros dolores de muelas
que nos mantienen sumergidos en nosotros mismos e impiden que nos olvidemos
de nosotros mismos.
4.4. Análisis Transaccional
El doctor Eric Berne, reconocido psiquiatra de California, en su best-seller Games
People Play (Los juegos que la gente juega), habla del “análisis transaccional”, lo
que quiere decir un análisis de la transacción social cuando dos personas se
encuentran en una situación dada. En tal situación, existe el “estimulo
transaccional” (por ejemplo, un niño enfermo pidiendo un vaso de agua) y la
20
“respuesta transaccional” (la madre trayéndoselo). El análisis transaccional intenta
diagnosticar los así llamados “estados del ego” de las personas que interactúan (el
estimulador y el demandado) al momento de la transacción. La suposición del
análisis transaccional es que en varias interacciones, podemos estar actuando en
un rol o estado del ego diferente.
Estos estados de ego pueden dividirse en tres categorías: el Padre (una
recopilación de todos los mensajes acumulados dentro de nosotros desde la
infancia), el Adulto (el yo real, capaz de pensar mis propios pensamientos y tomar
mis propias decisiones), y el Niño (un almacén de todas las respuestas
emocionales de mi vida: los miedos, los enojos los complejos de culpa, y también
las alegrías). Ninguno de nosotros se queda permanentemente fijo en cualquiera
de estos estados del ego, sino que podemos fluctuar de uno a otro, dependiendo
de la situación inmediata y de nuestras necesidades del momento.
La experimentación clínica, aplicando estas teorías, se ha buscado en la
suposición de que todos nosotros somos capaces de estos variados estados del
ego, y que hemos sido programados por nuestras historias psicológicas
individuales para reaccionar como Padre; Adulto o Niño en determinadas
situaciones de la vida. Esta “programación” es el resultado de la mezcla de varias
influencias previas en nuestras vidas (programación social) y nuestra reacción a
ellas (programación individual). El estimulo de estas influencias y reacciones
previas esta registrado indeleblemente dentro de nosotros.
4.5. Programación: ¿Quién dominará en el psicodrama?
Dentro de cada uno de nosotros existe una grabadora que hace sonar el fondo
musical de un psicodrama que continuamente esta siendo representado. En el
escenario están el Padre, el Niño y el Adulto. La Madre o el Padre esta asiendo
llegar un mensaje al Niño. El Niño esta reaccionando emocionalmente a ese
mensaje.
Cuando el Adulto escucha el Mensaje y ve la reacción del Niño, tiene que hacer
entrada y corroborar o negar el mensaje. El Adulto tiene que ser asertivo porque,
si no lo es, el futuro completo de al persona involucrada no será otra cosa que vivir
en la programación del pasado. El Padre y/o Niño dominaran esa vida.
Por ejemplo, si el Padre esta diciendo: “nunca llegaras a nada”, el adulto tiene que
meterse y negar ese mensaje. “¡Deja de decirle a este niño que no sirve!” solo
cuando el mensaje es borrado por la intervención del Adulto puede la persona
actuar sintiendo que tiene valía. La balanza puede y tiene que inclinarse. La vida
debe ser mas que simplemente vivir de la programación del pasado, y puede serlo
si interviene el Adulto que esta en nosotros.
Dentro de nosotros no solo existe una variedad de estados del ego, sino que
también un yo aculturado y un yo reflexivo. Esta distinción es esencialmente la
misma que existe entre el yo programado y el yo adulto mediador. La cultura o
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subcultura en la que vivimos es una de las fuentes de nuestra programación. Nos
coloca para reaccionar en ciertas situaciones de ciertas maneras. Cuando
obligamos a otros con estas reacciones esperadas, o cuando caemos en patrones
que han sido muy determinados por nuestros pasados, el yo aculturado es el que
esta actuando.
Mientras una persona se vuelve más y más adulta (madura) él yo reflexivo, el cual
actúa por convicción e integración personal, asume el mando. El ser humano
completo es gradualmente liberado de su programación y pasa de ser un “reactor”
a ser un “actor”. La persona se vuelve “dueña de sí misma”.
4.6. Recurriendo a los juegos
Los “juegos” en este contexto son nuestras reacciones ya trazadas por las
situaciones de la vida, programadas por nosotros en algún lugar de nuestra
historia psicológica y personal. Estos juegos son casi siempre pequeñas
maniobras por nuestra parte, las que empleamos para evadir la auto-realización y
la auto-comunicación. Son pequeños escudos que llevamos frente a nosotros al
entrar a la batalla de la vida. Están diseñados para protegernos de ser lastimados
y para ayudarnos a ganar algún pequeño trofeo para nuestros egos. Eric Berne
llama a estos pequeños triunfos halagos, pequeñas victorias o éxitos que no
brindan protección o reconocimiento. Los juegos son variados porque la
programación y las historias psicológicas son siempre únicas. Los juegos también
varían porque existen tres estados del ego en los que podemos elegir
proyectarnos, dependiendo de las necesidades del momento y de la situación en
la vida.
Lo único que todos estos juegos tienen en común es esto: anulan el auto
conocimiento y destruyen toda posibilidad de comunicación honesta con los
demás. El precio de la victoria es alto; hay poca oportunidad de que los
participantes del juego experimenten verdaderas relaciones interpersonales, las
únicas que pueden ponerlos en el camino hacia el crecimiento humano y la
plenitud de la vida humana.
Sin embrago, si tratamos de estar en contacto honesto con nuestras emociones y
reportarlas verazmente, los patrones de “señales de lastima” o “mística mesiánica”
se harán obvios aun para nosotros. Y este es el momento de cambiar.
Lo que tú y yo necesitamos realmente es llegar a un momento de verdad y
desarrollar un hábito de sinceridad con nosotros mismos. Tenemos que
preguntarnos en la privacidad callada y personal de nuestras propias mentes y
corazones: ¿qué juegos son los que yo juego? ¿Qué es lo que estoy tratando de
ocultar? ¿Qué es lo que espero ganar?
4.7. Interioridad y Exterioridad
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La persona completamente humana conserva un equilibrio entre “la interioridad” y
“la exterioridad”. Tanto los extremadamente introvertidos como los
extremadamente extrovertidos están fuera de equilibrio. Los introvertidos están
preocupados casi exclusivamente de ellos mismos; se convierten en le centro de
gravedad de su propio universo.
Los extremadamente extrovertidos, por otro lado, se vierten hacia fuera,
moviéndose de una distracción externa a otra. Sus vidas no son muy reflexivas y
en consecuencias experimentan poca profundidad interior. Como dijo Sócrates: “la
vida irreflexiva no vale la pena de ser vivida”. Así, la primera condición para el
crecimiento es el equilibrio: un equilibrio entre interioridad y exterioridad.
“Interioridad” implica exploración y experiencia de uno mismo. Las personas que
se han explorado y experimentado a sí mismas están conscientes de la vitalidad
de sus sentidos, emociones, mente y voluntad. No les son extrañas ni le temen a
las actividades de su cuerpo y emociones. Sus sentidos les traen tanta belleza
como dolor, y no niegan ninguno de los dos. Son capaces de experimentar toda la
gama de emociones humanas: del dolor a la ternura. Sus mentes están vivas e
indagando; sus voluntades buscan poseer aun más de todo aquello que es bueno
y al mismo tiempo saborean lo que ya tiene. Se han escuchado a sí misma y
saben que nada de lo que escuchan es malo o amenazante.
“Interioridad” implica auto-aceptación. La interioridad deseada significa que las
personas completamente funcionales, auto-actualizadas, totalmente humanas, no
están solamente consientes de las actividades y anhelos físicos, psicológicos y
espirituales sino que también los aceptan como buenos. Esa gente se siente como
“en casa” con sus cuerpos, con sus emociones tanto tiernas como hostiles, sus
impulsos, pensamientos y deseos.
Ningún patrón de crecimiento humano puede ser pre-estructurado para todos.
Estas personas no ambicionan ser como alguien más, porque son ellas mismas.
Sus propios yo potenciales, actualizados cada día por nuevas experiencias, no
pueden ser definidos en ningún etapa de su crecimiento.
“Exterioridad” implica una apertura no solo al yo interno sino al ambiente fuera de
el”. Las personas completamente humanas están en contacto profundo y
significativo con el mundo fuera de ellas.
Se escuchan no solamente a si mismas sino a las voces de su mundo. La amplitud
de su propia experiencia individual se multiplica infinitamente a través de una
empatía sensitiva con los demás.
Sufren con el sufrimiento, se regocijan con la alegría. Nacen de nuevo con cada
primavera, sienten el impacto de los grandes misterios de la vida: el nacimiento, el
crecimiento, el amor, el sufrimiento, la muerte. Sus corazones saltan junto con los
de los “jóvenes amantes”, y saben algo de la dicha que hay en ellos. También
conocen la filosofía de desesperación de los ghettos, la soledad del sufrimiento sin
23
alivio. Las campanas nunca doblan sin hacerlo de alguna manera extraña para
ellos.
Cuando la gente vive plenamente con todas sus facultades, y armoniza todos sus
poderes, la naturaleza humana probará ser constructiva y confiable. En otras
palabras, como lo destaca Rogers, cuando funcionamos libremente, nuestras
reacciones pueden ser dignas de confianza; serán positivas, moviéndose hacia
delante, constructivas. Esto es un gran acto de fe en la naturaleza humana, que
muy pocos de nosotros hacemos: si la gente esta verdaderamente abierta a todo
lo que ella es, y si funciona libremente y por completo a todos sus poderes
(sentidos, emociones, mente y voluntad), su comportamiento armonizara todos los
datos de su poder y será equilibrado y realista. Estará en el camino hacia el
crecimiento, y ese es nuestro destino humano, no la perfección, sino el
crecimiento.
4.8. Acción contra reacción
La persona completamente humana es un actor, no un reactor. La sugerencia es
que la gente “completamente humana” es “dueña de si misma”, que no se dobla a
cada viento que sopla, que no está a merced de la mezquindad, la maldad, la
impaciencia y la ira de los demás. Las atmósferas no la transforman tanto como
ella transforma a la atmósfera.
La mayoría de nosotros, desafortunadamente se siente como un bote flotando a
merced de los vientos y las olas. Decimos cosas como: “Me hizo enojar tanto.
“Realmente me esta molestando”. “Su comentario me avergonzó terriblemente”.
“Este clima me deprime”. “Este trabajo deberás me aburre. “El sólo verlo me
entristece”.
No hay nada aquí que sugiera represión de las emociones o que niegue la plenitud
de la vida en nuestros sentidos y emociones. La sugerencia es más bien de
equilibrio e integración de las emociones. Sin embargo, rendirse a ellos implicaría
abdicación del intelecto y de la elección. Estos son los poderes precisos que
hacen de los seres humanos algo mas que animales brutos, aunque un poco
menos que los ángeles.
REFLEXIÓN
AL PREPARAR UN CURRÍCULUM VITAE
¿Qué se necesita?
Llenar la solicitud
Y añadir un currículum vitae.
Corta o larga la vida,
su compendio debe ser breve.
Concisión y selectividad resultan obligatorias.
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Sustitución de paisajes por direcciones,
de trémulos recuerdos por fechas firmes.
De todos los amores, sólo los conyugales,
y de todos los hijos, nada más que los que realmente nacieron.
Quien te conoce es más importante que a quien conoces.
Menciona viajes sólo si a otros países.
Ser miembro de qué, pero sin para qué.
Premio y distinciones, pero sin los porqués.
Escribe como si nunca hubieras hablado contigo mismo
y siempre te esquivaras a ti mismo.
No digas nada acerca de tus perros, gatos y pájaros,
recuerdos invaluables, amigos, sueños.
El precio antes que el valor, el título más que el contenido.
El número que calza antes que adonde va la persona
que ellos suponen que eres.
Añade una foto de credencial con una oreja expuesta.
Lo que importa es su forma, no lo que escucha.
¿Y qué escucha? Estruendo de aparatos
que reducen todo el papel a pulpa.
WISLAWA SZYMBORSKA (Premio Nobel de 1996)
UNIDAD II
LA AUTOESTIMA
Objetivo: Concientizar acerca del valor y la importancia de la autoestima para el
propio desarrollo a través del conocimiento mejor de sí mismo, logrando aclarar
el significado de la propia vida.
1.- ¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
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¿Por que hablar de la autoestima? Cada vez es más reconocido que la base de
una vida feliz y realizada es que la persona se valore a si misma, es decir, que
tenga autoestima. Se trata de una necesidad. Las personas que han logrado
cambios significativos en sus vidas tienen en común la autoestima.
La autoestima es la valoración positiva y el aprecio que la persona tiene de sí
misma. Significa reconocer que uno es valioso por el mero hecho de existir, y si se
quiere, por el hecho de ser hijo de Dios. No se trata sólo de una lista de cualidades
y de habilidades sino de una sensación de ser alguien valioso, digno, singular.
Muchas personas sufren demasiado por no valorarse a si mismas.
Este tema es muy importante y no es fácil de tratar. Hay muchos recelos porque
suena mucho a egoísmo, a individualismo, a no preocuparse por los demás, etc.
El fantasma del egoísmo ha ahuyentado frecuentemente el amor a uno mismo.
Todo esto tiene su explicación. Vivimos en una sociedad que no nos educa en el
amor a nosotros mismos sino en el descuido de nosotros mismos. Se puede decir
que la educación que recibimos de la sociedad es: cuida y ama a los demás sin
amarte. Solamente está permitido amar a los demás. La sociedad nos educa para
no tener autoestima, para descuidarnos, por eso tenemos que ir contra corriente.
Aunque la sociedad nos depositó este "mandamiento" nosotros somos
responsables de decidir si seguimos sometidos a él o lo cambiamos.
Tengo que cuidar, respetar, ayudar, valorar, etc., a todos los demás menos a mi
mismo. El resultado de esto es que aprendo a valorar a mi novia, a mis familiares,
pero no me valoro a mi mismo. Así, acabo por pensar que los demás si son
valiosos, y yo no. Ellos pueden comer bien, y yo no. Yo debo respetar a los demás
pero no debo respetarme a mi mismo. Debo cuidar a todos, pero no a mi mismo.
Si pasan los años y no me valoro, si no reconozco que, soy como un diamante
fino, inconscientemente pienso que soy algo que se puede tirar, descuidar,
pisotear, etc. Como yo no debo valorarme, por eso espero que los demás me
valoren para sentirme feliz. Espero que los demás me cuiden, me respeten y que
estén atentos a lo que me hace falta. Vivo dependiendo de los demás. Como el
pordiosero, que no tiene alimento y pide caridad. Lo mejor es que cada persona
tenga dentro de si misma la fuente de su valoración.
Algunos terapeutas, distinguen entre la culpa y la vergüenza. Culpa es un
sentimiento más maduro, aunque doloroso, de arrepentimiento que uno siente por
un comportamiento que ha ido en contra de lo que uno valora. Aunque duele, esto
no disminuye su sentido de valor personal. Este sentimiento de culpa surge
porque se tiene un conjunto de valores y una conciencia honrada. En otras
palabras, me siento mal por las consecuencias de mi comportamiento, no porque
yo sea malo.
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En cambio la vergüenza es un sentimiento doloroso sobre uno como persona. Soy
malo, no sirvo para nada. La posibilidad de quitar la vergüenza parece muy difícil a
la persona afectada porque la vergüenza toca a la identidad (si soy bueno o malo)
y no a las acciones (me enojé con mi madre). Nada se aprende de ella.
La autoestima es entonces un estado mental. Es la manera como se siente y lo
que piensa con respecto a usted mismo y los demás, y se puede medir por la
manera como actúa. La autoestima también se puede definir como su sistema
interno de creencias y la manera como experimenta externamente la vida. La
expresión “autoestima elevada” se relaciona con tener un sentido positivo del
propio valor inherente como persona. La autoestima está constituida por
sentimientos aprendidos y pensamientos positivos que reflejan una actitud positiva
de “PUEDO LOGRARLO”.
La autoestima es confianza, valoración y respeto por uno mismo. Autoestimarse
incluye respetar a los demás, pero también tener armonía y paz propias. La clave
para alcanzar una autoestima elevada es la disposición para asumir la
responsabilidad de los sentimientos, deseos, pensamientos, aptitudes e intereses
propios, a aceptar los atributos personales en general y actuar en consecuencia.
Sentirse bien respecto a usted mismo no es un lujo; es una necesidad imperiosa
Algunas definiciones:
“Apreciar el propio valor e importancia, y tener el carácter para responder por sí
mismo y actuar en forma responsable con los demás”
“Confianza y satisfacción con uno mismo” (Diccionario Webster’s)
En la actualidad, científicos del desarrollo humano como Carl Rogers, Maslow,
entre otros, afirman que la autoestima es una parte fundamental para que el
hombre alcance la plenitud y autorrealización en la salud física y mental,
productividad y creatividad, es decir en la plena expresión de sí mismo.
Existe un cuento que es oportuno mencionar:
“Iba un niño con su papá en el tren. El recorrido duraría unas horas. El padre se
acomoda en el asiento y abre una revista para distraerse. El niño lo interrumpe
preguntándole: ¿Qué es eso papá?, el hombre se vuelve para ver qué es lo que
señala su hijo y contesta: Es una granja, hijo. Al recomenzar su lectura, otra vez el
niño pregunta: ¿Ya vamos a llegar?, el hombre contesta que falta mucho. No bien
habían comenzado nuevamente a ver su revista cuando otra pregunta lo
interrumpe; y así sucesivamente siguieron las preguntas, hasta que el padre ya
desesperado y buscando cómo distraer al chico, se da cuenta que en la revista
aparece un mapa del mundo; lo corta en pedacitos y se lo da al niño diciéndole
que es un rompecabezas y que lo arme. Feliz se arrellana en su asiento, seguro
de que el niño estará entretenido todo el trayecto. No bien ha comenzado a leer su
revista de nuevo cuando el niño exclama: “Ya terminé” ¡Imposible! ¡No lo puedo
27
creer!, ¿cómo tan pronto? Y se da cuenta de que el mapa está armado
perfectamente. Entonces el padre pregunta: ¿cómo pudiste armar el mundo tan
rápido? El hijo contesta: “Yo no me fijé en el mundo; atrás de la hoja está la figura
de un hombre: compuse al hombre y el mundo quedó arreglado”
Y así es, el individuo se preocupa por ver, juzgar y arreglar lo que está fuera de él,
cuando la solución de muchos problemas sería que cada persona viera y arreglara
lo primero que le corresponde, que es ella misma. Si todos hicieran esto, el mundo
sería otro. El hombre es el único que tiene la capacidad para elegir la actitud
personal ante cualquier reto o circunstancia y así decidir su propio camino.
2.- EL YO BIOPSICOSOCIAL
2.1. La Escalera de la Autoestima
1.- Autoconocimiento “Cuando aprendemos a conocernos es cuando
realmente vivimos” (R. Schuller)
El Autoconocimiento es conocer las partes que componen el YO, cuales son sus
manifestaciones, necesidades y habilidades. Es conocer cómo actuamos y cómo
sentimos.
2.- Autoconcepto “Dale a un hombre una autoimagen pobre y acabará
siendo un siervo” (R. Schuller)
El autoconcepto es una serie de creencias acerca de si mismo, que se manifiestan
en la conducta. Si alguien se cree tonto, actuará como un tonto, o viceversa.
AUTOCONOCIMIENTO
AUTOCONCEPTO
AUTOEVALUACION
AUTOACEPTACION
AUTORESPETO
AUTOESTIMA
28
3.- Autoevaluación “El sentirse devaluado o indeseable es, en la mayoría
de los casos, la base de los problemas humanos” (Carl Rogers)
La autoevaluación refleja la capacidad interna de evaluar las cosas como buenas
si lo son para el individuo, le satisfacen, son interesantes, enriquecedoras, le
hacen sentir bien, y le permiten crecer y aprender o como malas si le ocasionan
todo lo contrario.
4.- Autoaceptación “La actitud del individuo hacia sí mismo y el aprecio de
su propio valer, juegan un papel de primer orden en el proceso creador” (M.
Rodríguez)
La autoaceptación es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como un
hecho, como la forma de ser y sentir, ya que sólo a través de la aceptación se
puede transformar lo que es susceptible de ello.
5.- Autorespeto “La autoestima es un silencioso respeto por sí mismo”
(Dov Peretz Elkins)
El Autorespeto es atender y satisfacer las propias necesidades y valores. Expresar
y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni
culparse. Buscar y valorar todo aquello que lo hago aún sentirse orgulloso de sí
mismo.
6.-Autoestima “Sólo podemos amar cuando nos hemos amado a nosotros
mismos”.
La autoestima es la síntesis de todos los pasos anteriores. Si una persona se
conoce y está consciente de sus cambios crea su propia escala de valores y
desarrolla sus capacidades; y si se acepta y respeta, tendrá autoestima. Por el
contrario si una persona no se conoce tiene un concepto pobre de sí misma, no se
acepta ni se respeta, entonces no tendrá autoestima.
2.2. Conociendo al Yo Integral
“No se puede amar lo que no se conoce”
Tenemos que conocer nuestros propios componentes, reacciones,
manifestaciones, necesidades, habilidades, para poder desarrollarlas y
manejarlas. Por ejemplo alguien que va a manejar un coche si no lo conoce no se
identifica con sus partes y mecanismos, no sabrá como acelerar, frenar, cambiar
de velocidades y cualquier circunstancia puede provocar un accidente, pareciera
que el coche lo maneja a él y no él al coche. Debemos tomar el control y dirigirlo
hacia donde queremos, entre más conocemos su funcionamiento más podemos
hacer otras actividades dentro del coche. Recordemos cuando aprendimos a
manejar, íbamos tan concentrados en eso que no podíamos hacer otra cosa, hoy
podemos manejar, escuchar música, platicar, manejar con una mano, echar un
grito al de enfrente, las mujeres irse pintando la boca, comiendo, etc. Todo se ha
automatizado.
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El Yo integral es el Yo Biopsicosocial
 El Yo Físico, es el que más claramente se ve, es el organismo; necesita de
atención y cuidado para poder desarrollar sus capacidades y convertirlas en
habilidades.
 El Yo Psíquico, es la parte interna, lo dividiremos en tres para entenderlo
mejor: lo emotivo, la mente y el espíritu. La parte emotiva es la que lleva al
hombre a conocerse, a través de estados de ánimo, sentimientos y
emociones, como se da cuenta que existe, y cómo decía un maestro:”No es
lo mismo tener el sentimiento en las manos, que estar en las manos del
sentimiento”. La Mente tiene todos los talentos; es necesario desarrollarlos
y estar conscientes de ellos para poder manejarlos positivamente. Debe
recordarse esto a las personas que con frecuencia dicen: “así soy yo”; “me
enojo cuando las cosas no salen como yo quiero”. Éstas personas están
funcionando sólo en la parte emotiva; no usan los talentos de la mente y
menos las del espíritu, viven reaccionando automáticamente, sin ver que
cada situación en la vida tiene diversas soluciones. El espíritu es el
elemento que busca el significado de la vida, es el “yo profundo”, la parte
más interna y más dinámica.
 El Yo Social puede expresarse a través de los papeles que vive el individuo
en la sociedad, como hermano, amigo, padre, vecino, alumno, empleado,
etc. Al relacionarse el hombre trasciende a través del yo social.
Todos se afectan entre sí. Por ejemplo: La úlcera se manifiesta físicamente,
debiéndose a una mal manejo de emociones negativas, que a su vez provocan
tensión o estrés. Esta tensión lleva a la úlcera y los dolores causan ansiedad,
depresión, irritabilidad y afectan al yo social. Así las relaciones interpersonales,
familiares y de trabajo se deterioran. Todo este proceso se convierte en una
barrera para que el yo espiritual manifieste su energía en optimismo, confianza,
alegría, fortaleza, paz y sabiduría.
Definitivamente que lograr el Autoconocimiento no es tarea fácil, necesitamos
tener mucha percepción y mucha conciencia de nosotros mismos, pero el hecho
que vayamos poco a poco a través de estás dinámicas, plasmando en papel lo
que nosotros creemos que somos y sentimos, es un excelente comienzo.
3.- AUTOESTIMA ALTA Y BAJA
3.1. Autoestima Alta
Una persona con autoestima alta, vive, comparte e invita a la integridad,
honestidad, responsabilidad, comprensión y amor; siente que es importante, tiene
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confianza en su propia competencia, tiene fe en sus propias decisiones y en que
ella misma significa su mejor recurso. Al apreciar debidamente su propio valer está
dispuesta a aquilatar y respetar el valer de los demás; por ello solicita su ayuda,
irradia confianza y esperanza y se acepta totalmente a sí misma como ser
humano.
La autoestima alta no significa un estado de éxito total y constante; es también
conocer las propias limitaciones y debilidades y sentir un orgullo sano por las
habilidades y capacidades, tener confianza en la naturaleza interna para tomar
decisiones.
En verdad que todo ser humano tiene momentos difíciles, cuando el cansancio le
abruma, los problemas se acumulan y el mundo y la vida le parecen entonces
insoportables. Una persona con autoestima alta toma estos momentos de
depresión o crisis como un reto que pronto superará para salir adelante con éxito y
más fortalecida que antes.
Siempre puedes mejorar tu mejor actuación. Si al principio no lo logras, intenta de
otra manera.
3.2. Autoestima Baja
Por desgracia existen muchas personas que pasan la mayor parte de su vida con
autoestima baja, porque piensan que no valen nada o muy poco. Estás personas
esperan ser engañadas, pisoteadas, menospreciadas por los demás, y como se
anticipan a lo peor, lo atraen y por lo general les llega. Como defensa se ocultan
tras un muro de desconfianza y se hunden en la soledad y el aislamiento. Así
aisladas de los demás se vuelven apáticas, indiferentes hacia sí mismas y hacia
las personas que los rodean. Les resulta difícil ver, oír y pensar con claridad, por
consiguiente tienen mayor propensión a pisotear y despreciar a otros. El temor es
compañero natural de esta desconfianza y aislamiento. El temor limita, ciega y
evita que el hombre arriesgue en la búsqueda de nuevas soluciones para los
problemas, dando lugar a un comportamiento aún más destructivo. No es de
sorprender que en ocasiones la persona con autoestima baja recurra a las drogas,
al suicidio o al asesinato o simplemente refugiarse en el cigarro o la bebida.
Los sentimientos de inseguridad e inferioridad que sufren las personas con
autoestima baja, las llevan a sentir envidia y celos de lo que otros poseen, lo que
difícilmente aceptan, manifestándose con actitudes de tristeza, depresión,
renuncia y aparente abnegación, o bien con actitudes de ansiedad, miedo,
agresividad y rencor, sembrando así el sufrimiento, separando a los individuos,
dividiendo parejas, familias, grupos sociales, etc.
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El cambio ocurre cuando asumimos la responsabilidad de nuestros propios
pensamientos, decisiones y acciones.
3.3. Sentimientos de inferioridad
El sentimiento de inferioridad es el resultado de muchas experiencias fallidas o
frustrantes que la persona ha tenido a través de su vida, básicamente en su
primera infancia. Es una preocupación subjetiva de sí mismo que lleva a las
siguientes conductas:
 Es hipersensible a la crítica: No acepta su debilidad, siente que la crítica lo
prueba y expone su inferioridad y esto aumenta su malestar.
 Sobrealardea: Esto le da seguridad y piensa que elimina sus sentimientos
de inferioridad.
 Se manifiesta hipercrítico: Cómo una defensa para desviar la atención a sus
limitaciones, es agresivo y critica el esfuerzo de los demás para que estos
se ocupen de defenderse y no vean en lo que falla; así crea una
superioridad ilusoria.
 Tiende a culpar: Proyecta su debilidad o inferioridad culpando a otros por
sus fallas; se siente bien haciendo que los otros se sientan mal.
 Teme la competencia: Aun estando ansioso por ganar, está lejos de
sentirse optimista; algunas veces se rehúsa a tomar parte en competencias.
 Se siente perseguido: Cree que no le agrada a una persona y que por ello
lo que ésta hace es para molestarlo o impedirle el éxito.
 Se oculta: Prefiere el anonimato, un sitio donde no sea mirado ni llamado.
 Se autorecrimina: Es una defensa ante sus vivencias de incapacidad; así se
libera del esfuerzo y hace que los demás no le exijan.
El Dilema
“Reír es arriesgarse a aparecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
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Buscar al otro es arriesgarse a comprometerse.
Expresar los sentimientos es arriesgarse a ser rechazado.
Exponer los sueños ante una multitud es arriesgarse a ser ridículo.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Avanzar ante obstáculos abrumadores es arriesgarse a fracasar.
Pero se deben correr los riesgos porque el peligro más grande en la vida es no
arriesgar nada. La persona que no arriesga nada no hace nada, no tiene nada,
no es nada. Podrá evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no puede aprender,
sentir, cambiar, crecer ni amar.
Sólo es libre la persona que arriesga.”
3.4. Autoconcepto – Autoimagen
El Autoconcepto es el conjunto de creencias que una persona tiene acerca de lo
que ella misma es. Cada persona se forma, a lo largo de su vida una serie de
ideas o imágenes que la llevan a creer que así es. Por ejemplo si una persona
cree que no es apta para las matemáticas, aunque tenga cualidades para ellas,
será inútil.
El Autoconcepto limita en forma poderosa. Lo mismo sucede en forma contraria: si
una persona cree y tiene fe en sus aptitudes para la música, poco a poco
desarrollará la habilidad para ella. Los ejemplos se pueden multiplicar en forma
indefinida, por ejemplo una madre que trata a su hijo como tonto y se lo repite con
frecuencia, acaba por convertirlo en un verdadero tonto, aun cuando las
potencialidades permanezcan en ese niño. En el momento que cambiamos
nuestro Autoconcepto, poco a poco puede cambiar la conducta y la salud mental y
física.
El Autoconcepto o autoimagen es la etiqueta que tenemos en la frente ya sea que
nosotros nos la pusimos o nos la pusieron los demás, es también como una
máscara.
4.- RECONSTRUCCIÓN DE LA AUTOESTIMA
La autoestima es aprendida, y como tal, susceptible de ser modificada,
reaprendida, utilizando nuevos métodos, técnicas y experiencias.
Algunas personas dicen que quisieran cambiar la forma insana de pensar de ellas
mismas, pero que por desgracia la niñez infortunada que tuvieron las hace ser
como son. Estas personas están tan ocupadas en construir nuevas defensas e
inventar nuevas excusas, gozando de su propia desgracia, que no guardan
energía para conocer y experimentar nuevas y constructivas formas de vivir; no
creen en ideales, metas, esperanzas, habilidades no realizadas aún, etc. Para
quien no piensa en el futuro la vida se reduce a lo banal, al desamparo, la
vaciedad; para él el tiempo debe ser llenado, sin sentirse nunca satisfecho. El
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desarrollo y la actualización tienen su satisfacción en el presente, dirigidos hacia el
futuro.
Las experiencias pasadas tienen influencia en el comportamiento de ahora;
aunque no se pueda cambiar lo que pasó ayer, sí puede cambiarse lo que se
siente con respecto a ello ahora. La barrera principal para la reconstrucción de la
autoestima es vivir en el pasado, lleno de culpas, resentimientos, etc.
4.1. Autoaceptación
La Autoaceptación es el cuarto escalón para alcanzar una autoestima alta.
Aprender a aceptarse es la cuarta base de la estructura de la autoestima. Aceptar
con orgullo las propias habilidades y capacidades, y reconocer las fallas o
debilidades sin sentirse devaluado, es el paso más importante para la
reconstrucción de la autoestima.
Otro punto importante es confiar en el organismo y su naturaleza interna, para
tener la habilidad de tomar decisiones que realmente se quieran, sin importar la
reprobación o la crítica.
La reconstrucción de la autoestima se lleva a cabo con la utilización de todo el
potencial, que se puede manejar poniéndose metas, haciendo contraste consigo
mismo, remodelando actitudes y actividades, actualizando la escala de valores y
manejando la agresividad.
Es necesario rodearse de una atmósfera donde se promueva la confianza, el
afecto, el respeto y la aceptación, y no seguir en una donde estos valores son
ignorados o rechazados; tener actividades donde sea posible el éxito, y no
aquellas en que se sabe de antemano que se va a fracasar.
4.2. Asertividad
Es el manejo positivo de la agresividad, entendiéndose ésta como fuerza, valor,
empuje, intención, que impulsa a obtener lo que se desea, necesita, anhela o
sueña, sin agredirse o lastimarse a sí mismo o a los demás.
El manejo de la asertividad en la persona es mediante una autoestima alta, el
autoperdón y el uso de la razón. Ser asertivo es ser consciente de sí mismo, de la
realidad de sus sentimientos y su conducta.
El ser asertivo se caracteriza por pedir lo que necesita, decir lo que gusta o no,
expresar lo que siente cuando es necesario. Tener siempre presente el: ¿para
qué?, ¿para qué lo digo?; para informar, darme a conocer, etc., o para humillar,
lastimar, reclamar. Si este “para que” no responda a algo positivo, es mejor
callarse.
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Las personas asertivas canalizan su agresividad negativa u hostil a través de los
deportes, relajación o por actividades que permiten la salida de su energía
acumulada.
Ser asertivo significa poner en práctica las habilidades propias respetando los
derechos de los demás; significa tener el valor de usar la percepción y
comunicación, ya que lo que cuenta más en un mensaje no es el “que”, sino el
“como” se dice.
Por otra parte la asertividad sin una buena percepción y sin saber cómo
comunicar, puede llevar al desastre. Por ejemplo, si le dice a una persona que su
trabajo está mal hecho, se está siendo asertivo, pero falta usar la percepción para
darse cuenta de qué es lo que se dice en realidad y cómo se está diciendo, ya que
en vez de ayudarla a que vea su comportamiento, su trabajo y sus consecuencias,
podría estarse usando una comunicación destructiva.
La no asertividad o agresión hostil es el manejo negativo de la agresividad; es
decir, satisfacer las propias necesidades y derechos sin importar los de los demás.
La no asertividad se maneja por medio de una autoestima pobre y baja, con
autodevaluación, tristeza y depresión, con sentimientos de culpa y remordimientos
que llevan a explicaciones y disculpas, provocando enfermedades y
autodestrucción.
Las personas no asertivas canalizan su agresión destruyendo objetos, golpeando
física, moral y económicamente a otras personas, levantando falsos, etc. Por
ejemplo: Si una mesera se le olvida traer la crema para el café, y se queda uno
sentado esperando a que ella lo note y la traiga, se está siendo pasivo y no
asertivo; si le grita y se le dice que es una estúpida por no traerla, se está siendo
no asertivo, agresivo y hostil; y si uno la llama y le pide lo que se necesita, se es
asertivo.
4.3. Valores
Un valor es lo que se considera importante, estimable, valioso y necesario, que
hace a uno sentirse bien y eleva el espíritu. Es todo aquello que con las
experiencias se va amando, cuidando y trabajando.
Para que un valor lo sea realmente, es necesario creerlo, decirlo y actuarlo de
manera constante y repetida, por elección libre y entre varias alternativas. De otra
forma sería una pose, algo aprendido de otros y no asimilado y vivido.
Existen valores fijos, absolutos o universales, como el amor, la justicia, bondad,
libertad, belleza, etc., y otros cambiantes, según la edad, intereses, necesidades,
circunstancias, época que toca vivir, estado civil, etc.
35
Realizar y actualizar nuestros valores es una forma sana de vivir. La incongruencia
entre los que se cree, dice y vive, produce tensiones, angustias y conflictos con
uno mismo y con los demás.
Los valores siempre cambian en cuanto a su importancia o primacía. Se necesita
aprender a distinguir y hacer la propia escala de valores, es decir, qué es lo más
importante o tiene más valor, y qué es lo que tiene menos importancia o valor; cuál
en determinado momento o circunstancia tiene primacía, aunque se haya puesto
abajo en la escala de valores.
Una persona que posee un sistema de valores y creencias flexibles, permeable,
dispuesto al cambio y en “blanco o negro”, se inclinará a aceptar comportamientos
que no sean afines a sus propias creencias y valores.
Es terrible pensar que hay mucha gente que muere sin haberse dado cuenta de
todos sus talentos, sin descubrirlos ni incrementarlos. Al descubrir y desarrollar los
talentos que le han sido dados al ser humano, la autoestima se acrecienta,
motivando los demás cambios positivos. Según sea la autoestima de una persona
así será la imagen que tenga de sí misma.
Como la persona se perciba a sí misma percibirá a los demás. Algunas veces
verá en el otro lo que crea o lo que sienta de sí misma. “El león cree que todos son
de su condición”
La persona que se valora y está consciente de su proceso, está tan ocupada en sí
misma, de lo que sale de sí, de ir escogiendo y quedando bien con uno mismo,
que no tiene tiempo de fijarse en los errores de los demás. El hombre fracasará
en sus relaciones si no puede tener buenas relaciones consigo mismo. Debe
reconocerse lo que uno se reserva como: temores, alegrías, dudas, sentimientos,
etc., haciéndose responsable de ellos para que no interfieran en la relación con los
demás.
Recordemos que hay una relación entre autoestima, significado de la vida,
creatividad, autorrealización y trascendencia en las relaciones interpersonales y en
el aquí y el ahora. Y como base a estas dos grandes capacidades: la capacidad de
amar y de elegir. He aquí nuestra libertad. “Sólo podemos respetar, dar y amar a
los demás cuando nos hemos respetado, dado y amado a nosotros mismos” (A.
Maslow)
MI DECLARACIÓN DE AUTOESTIMA
36
(Virginia Satir)
Yo soy yo
En todo el mundo no existe nadie igual, exactamente igual a mí. Hay personas que
tienen aspectos míos, pero de ninguna forma el mismo conjunto mío. Por
consiguiente, todo lo que sale de mí es auténticamente mío, porque yo sola lo
elegí.
Todo lo mío me pertenece, mi cuerpo y todo lo que hace; mi mente con todos sus
pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis
sentimientos, cualesquiera que sean, ira, alegría, frustración, amor, decepción,
emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces o
cortantes, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave, y todas mis acciones,
sean para otros o para mí.
Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores.
Son mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores. Puesto que todo lo mío
me pertenece, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo puedo llegar a
quererme y sentir amistad hacia todas mis partes. Puedo hacer factible que todo lo
que me concierne funcione para mis mejores intereses.
Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco.
Pero mientras yo me estime y me quiera puedo buscar con valor y optimismo
soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome cada vez más.
Como quiera que parezca y suene, diga y haga lo que sea, piense y sienta en un
momento dado, todo es parte de mí ser. Esto es real y representa el lugar que
ocupo en este momento del tiempo.
A la hora de un examen de conciencia respecto de lo que he dicho y hecho, de lo
que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán inadecuadas. Pero puedo
descartar lo inapropiado, conservar lo bueno e inventar algo bueno que supla lo
descartado.
Puedo oír, ver, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo los medios para sobrevivir,
para acercarme a los demás, para ser productiva, y para lograr darle sentido y
orden al mundo de personas y cosas que me rodean. Me pertenezco y así puedo
estructurarme.
Yo soy yo y estoy bien.
37
Reflexión: El anillo
Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.
Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo
puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le, dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó- si
quisieras ayudarme tú a mi, yo podría resolver este problema con más rapidez y después
tal vez te pueda ayudar. E...encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez
era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al
muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo
vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él
la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con
esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la
cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el
joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien
personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado
el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado él
mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y
ayuda. Entró en la habitación.
Maestro- dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera
conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie
respecto del verdadero valor del anillo.
Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro-. Debemos
saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él.
Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo
pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo
darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-58 MONEDAS!!! Exclamó el joven. -Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé...si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: una joya,
valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué
haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo
esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
38
MANEJO DE SENTIMIENTOS Y EMOCIONES
Objetivo: El alumno conocerá la naturaleza y el significado de las emociones y
sentimientos. Además, adquirirá herramientas para su manejo adecuado.
1. ¿QUÉ SON Y PARA QUÉ SON LAS EMOCIONES?
Quizá todos hemos escuchado o sabido de alguna persona que ha intentado
quitarse la vida o que lleva un largo tiempo sumida en una depresión de la que no
sabe cómo salir. Estos casos nos dan tristeza y nos hacen pedir que uno nunca se
vea en esa situación tan desesperada. Todos nosotros muchas veces no sabemos
qué hacer con todo lo que sentimos dentro de nosotros mismos y no sabemos
cómo controlarnos. Por ejemplo, cuando nos insultan es muy difícil controlar el
coraje que nos da. O también cuando alguien nos dice algo, que no nos gusta, nos
entristecemos tanto que hasta nos cambia el modo de ser. Y así, vivimos con
miedo de que alguien diga algo desagradable de nosotros.
Hace falta aprender a conocer y controlar lo que sentimos y lo que sucede dentro
de nosotros. En la escuela no lo enseñan. Tampoco en nuestra familia. Y por no
conocer y por no aprender a manejar las emociones y los sentimientos tenemos
muchos problemas con las personas con las que convivimos. Es necesario
aprender un poco del manejo de los sentimientos. Lo mismo tendríamos que hacer
si queremos conducir un carro. ¿Qué pasaría si alguno de nosotros se pone a
manejar un carro sin haber aprendido antes a conducir?... si atropellamos a
alguien no es porque seamos malos sino por no saber manejar. Igual pasa con
nuestro corazón y las emociones. Atropellamos a los demás no porque seamos
malos sino porque no hemos aprendido a manejar las emociones y los
sentimientos, las consecuencias de no hacerlo pueden ser aún peores que las de
manejar un coche sin saber hacerlo.
Los sentimientos y emociones son reacciones normales de nuestro cuerpo y
aparecen sin pedirnos permiso. Se presentan muchas veces cuando no los
esperamos, y luego desaparecen. Los sentimientos son algo momentáneo y que
va cambiando. Por ejemplo, si alguien nos dice: hubo un accidente, yo puedo
sentir miedo. Y si luego me dicen: no hubo heridos, me siento alegre porque nadie
salió lastimado. Así vino el miedo y la alegría. Los sentimientos son como los
yoyos: a ratos abajo y a ratos arriba.
En esencia, todas las emociones y sentimientos son impulsos para actuar, planes
instantáneos para enfrentarnos a la vida que la evolución nos ha inculcado. La raíz
de la palabra emoción es motore, el verbo latino “mover”, además del prefijo “e”,
qué implica alejarse, lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una
tendencia a actuar. Que las emociones conducen a la acción es muy evidente
cuando observamos a niños o animales; sólo es en los adultos “civilizados” en los
39
que tan a menudo encontramos la gran anomalía del reino animal: emociones–
impulsos arraigados que nos llevan a actuar- divorciados de la reacción evidente.
Cada persona tiene un modo distinto de sentir. Según sea nuestro modo de
pensar, según nos hayan enseñado desde pequeños, según las diversas
experiencias de la vida, cada uno tenemos un modo muy particular de sentir. Así
los sentimientos son como las huellas digitales: únicas e irrepetibles. Por eso para
conocerme a mí y a los demás tendré que conocer mi modo de sentir y el modo en
que los demás sienten. Los sentimientos y emociones son la fuente para
conocernos. De ninguna manera son un peligro del cual hay que huir. No son
malos sino que nos ayudan a conocernos, así como a los demás. No son ideas o
pensamientos, son sentimientos.
Ahora bien, los sentimientos y emociones son reacciones normales de las
personas, nacen rápidamente y no dependen de su voluntad, por lo tanto no son
malos, sencillamente aparecen y nos dicen lo que está sucediendo en nuestro
interior, nos indican algo de nosotros mismos. Por ejemplo si voy en automóvil, y
de repente me fijo en el marcador de gasolina, y veo que ya está a punto de
acabarse no pensaré que el marcador es malo y que por eso hay que romperlo
con una piedra, más bien tendré que agradecer que hay algo que indica que falta
gasolina y así buscaré dónde llenar el tanque. En otro momento el marcador de
gasolina marcará lleno, no es malo el marcador. Así los sentimientos no son malos
sino son indicadores o marcadores de Io que tenemos dentro de nosotros mismos.
La diferencia entre una emoción y un sentimiento radica, principalmente en la
durabilidad y la intensidad. La emoción es pasajera y volcánica, intensa, pero se
suele pasar con cierta rapidez, porque es más superficial. En cambio, los
sentimientos profundos no desaparecen tan fácilmente, pero tampoco se detectan
tan fácilmente mediante estados emocionales: se puede sentir algo muy
profundamente y durante mucho sin emocionarse por ello. Por tanto, los
sentimientos más profundos son aquellos que se prolongan en el tiempo: por
ejemplo, el amor a los padres. Los sentimientos se superponen unos a otros. Lo
importante es saber que emoción interior y sentimiento no se identifican. La
primera es sólo uno de sus elementos.
Por ejemplo, me siento muy bien con mi trabajo, creo que soy feliz con lo que
hago y con la gente que convivo en el ambiente laboral, lo cual no quiere decir que
de vez en cuando no vengan momentos de ira frente a una situación indeseada;
miedo, ante una situación indeseada; tristeza, por un suceso inesperado que le ha
afectado a un compañero de trabajo, etc.
Hay que aprender a aceptar los sentimientos cuando se presenten, a reconocerlos
(Ilamarlos por su nombre: tristeza, melancolía, etc.) y comunicarlos a nuestros
mejores amigos. Mantenerse en el error de creer que hay sentimientos malos nos
hace mucho daño, porque trataremos de evitar y esconder esos sentimientos y el
reprimirlos nos quita alegría, la paz y nos hace vivir con un miedo constante a que
se repitan. En nuestro repertorio emocional, cada emoción juega un papel
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Antología Dimensión Humana I

  • 1. 1 DIMENSIÓN HUMANA I . OBJETIVOS GENERALES: Al término del curso, el alumno será capaz de:  Identificar los principales rasgos de su personalidad y formar las bases para generar un proceso de autoconocimiento, autoestima, y manejo de sentimientos y emociones que le permitan formalizar su proyecto de vida.  Orientar su proyecto personal de vida hacia la búsqueda de la trascendencia. UNIDAD I. AUTOCONOCIMIENTO Objetivo: Al inicio del curso de Dimensión Humana el estudiante se descubrirá así mismo como persona y conocerá sus características esenciales. 1. LA PERSONA Y SUS CARACTERÍSTICAS ESENCIALES Para iniciar este tema, es necesario realizar el siguiente ejercicio con el fin de que reflexiones acerca de tu propia personalidad tanto interna como externa: ¿Quién soy yo? Escribe diez defectos y diez cualidades personales. Físicamente me describo como… El tipo de persona que me gustaría ser es: ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Me acepto como soy? ¿Soy como quiero ser o como los demás quieren que sea? ¿Existirá una persona que conteste igual que tú a estos cuestionamientos? ¿Por qué? 1.1. Definición El significado etimológico de persona se deriva del verbo latino “per-sonare”, que significa “producir sonidos por algún lado”, y del griego “prosopon”, que indica las
  • 2. 2 máscaras o caretas que usaban los actores de la tragedia griega o romana para interpretar un personaje. Muchos toman el término de persona como una máquina de producción, objeto de consumo, fórmula de elementos químicos, un pedazo de carne, un producto desechable, etcétera. Uniendo todos los elementos anteriormente expuestos, que de alguna manera constituyen al ser humano, se define a la persona como: “EL VIVIENTE QUE TIENE CAPACIDAD DE AUTOCONOCIMIENTO, AUTOPOSESIÓN, COMUNICACIÓN Y AUTO TRASCENDENCIA”. A continuación vamos a desglosar cada uno de los elementos que conforman a la persona como individuo y como una parte importante del mundo en que vivimos. • Autoconocimiento. El hombre es el único ser en la naturaleza dotado de racionalidad y de autoconciencia, es decir, no solo conoce, sino que está conciente de este proceso de conocimiento (conozco que conozco). Esta forma de conocimiento tiene las siguientes características: – Universalidad: Podemos conocer cualquier cosa siempre que se den las condiciones apropiadas. Nuestra idea se realiza mediante ideas que son universales. – Intencionalidad: Al entender siempre nos referimos a algo diferente de nosotros mismos. – Mundanidad: El hombre es esencialmente un ser-en-el-mundo ya que es y actúa en el mundo. – Perspectividad: Jamás conocemos exhaustivamente la realidad. Sólo conocemos perspectivas de la misma. Todo conocimiento humano está a la vez ordenado a lo absoluto y marcado por nuestro punto de vista particular. Sin embargo, nuestro conocimiento no se queda en lo relativo ya que sus límites nos invitan a trascender a lo absoluto. – Personalidad: Cada conocimiento lleva consigo las características personales de cada hombre. – Historicidad: El conocimiento del hombre varía de acuerdo al tiempo y al lugar. Como dicen los teólogos brasileños: “la cabeza piensa donde pisan los pies”. • Libre: La libertad es la capacidad de autodeterminación. Por la libertad el hombre decide realizarse como persona o frustrarse. Ser libre es dominar la propia actuación. Nuestra libertad como humana es limitada, está
  • 3. 3 condicionada. Hay condicionamientos genéticos, culturales, históricos, etc. Actuar con libertad es actuar con responsabilidad, es decir, sabiendo lo que se hace y por qué se hace. Una persona es madura cuando se ha liberado de las alienaciones. • Es un ser en relación (comunicación): Ser persona es ser-con-otros, ya que sólo en las relaciones interpersonales llega el hombre a su plenitud. El hombre sale de si para el encuentro con el otro. • Ser político: El hombre está hecho para la comunicación y para la convivencia. Y una de las formas más obvias de la convivencia es ser miembro de una comunidad política, es decir, ser miembro de una sociedad, como decía Aristóteles, el hombre es un animal político. Por eso, una persona políticamente madura, no necesariamente es alguien que no permanece indiferente ante la realidad de su comunidad sino que se sabe protagonista de su historian tanto individual como colectiva y participa de una manera activa (no necesariamente desde un partido político ya que hay múltiples formas y organizaciones de participación ciudadana) en la búsqueda del bien común. • Un itinerante: El hombre es una paradoja viviente. Es decir, sabe perfectamente de sus límites pero camina continuamente en torno a la auto- trascendencia, como decía pascal del hombre. “El hombre supera infinitamente al hombre”. 1.2. Características esenciales de la persona Podemos considerar al ser humano, entre los múltiples elementos que lo integran como una “estructura” que se describe mediante los siguientes trazos:  Conformación: la afirmación de que algo está conformado significa que los elementos de su constitución no están caóticamente entremezclados, sino que se encuentran en conexiones de estructura y de función. Una realidad conformada es aquella en la cual cada uno de sus elementos subsisten desde el todo y el todo subsiste desde los elementos.  Individualidad: el individuo se autoafirma y se autolimita. En virtud de este carácter, lo vivo se diferencia de las cosas y tiene un centro interior desde donde se construye. La individualidad así entendida supone un salto cualitativo con respecto a lo físico. De ahí que la persona no es “algo” sino “alguien”. Por eso decimos el ser humano es un “fin en sí mismo” y no un medio.
  • 4. 4  Personeidad: La personeidad lleva consigo la interioridad, una interioridad de autoconciencia y de autoposesión, lo que hace de la persona un ser que escapa a todo dominio. Las propiedades del ser personal son las siguientes:  Inabarcabilidad: La persona rebasa toda descripción porque tiene la capacidad de “sorpresa”.  Inacabamiento: La persona es una realidad siempre creadora, es un despliegue continuo de posibilidades.  Innumerabilidad: La persona tiene “nombre”: es nombrable. Pero, no es un “número” con el que se puedan hacer “operaciones” de suma, resta, etc.  No susceptibilidad de cuantificación: En cuanto persona nadie es “más” o “menos” que otro. En el mundo personal rigen los criterios y las valoraciones de tipo “cualitativo”.  No probabilidad: la existencia de una persona en cuanto persona no es algo conjeturable sino algo afirmativo. 2. NECESIDADES BÁSICAS Y DE CRECIMIENTO Decimos que la gente es madura o inmadura, pero de hecho, toda la vida humana debería representar un continuo crecimiento hacia la madurez total. Aquello que denominamos la dinámica de la personalidad humana está sumamente implicada en este proceso de autorevelación y de autoexpansión. En consecuencia, todos los signos de inmadurez se caracterizan de alguna manera mediante la concentración de uno mismo. Este egocentrismo se traiciona de muchas maneras: guardando rencores y prejuicios, sentimientos de inferioridad exagerados, demasiada preocupación por la opinión que los demás tengan de nosotros, dependencias, actitudes de rebelión e ira, actitudes de intimidación y diversas formas de buscar la atención de los demás. Los patrones de la madurez se reconocen en la habilidad para entregarse a los demás, de sociabilizar, de ejercer una autosuficiencia razonable, de establecer metas realistas, de ser discretos, de saber diferencias las cosas importantes de la vida y aquellas que carecen de importancia, la flexibilidad, la adaptabilidad y la estabilidad emocional. Respecto a estas necesidades básicas y de crecimiento de la persona, Abraham Maslow explica que el individuo tiene una serie de requerimientos primarios que, a su vez, le ayudan a crecer y desarrollarse en todos los aspectos de la vida, y los divide en cinco:
  • 5. 5 Fisiológicos.- Como oxigeno, agua, proteínas, sal, azúcar, calcio y otros minerales y proteínas. También están el dormir, descansar, ir al baño y evitar el dolor, entre otras. De seguridad.- Cuando las necesidades fisiológicas entran en juego, le siguen las de protección, seguridad y estabilidad. Generalmente el adulto busca casa, un lugar seguro y la estabilidad laboral para sobrevivir. De amor y de pertenencia.- Cuando las necesidades fisiológicas y de seguridad se completan, entran en escena las terceras, de amor y de pertenencia, que básicamente son las de amistad, de pareja, de niños y las relaciones afectivas en general. De estima.- Empezamos a preocuparnos por algo de autoestima. Maslow describió dos versiones de necesidades de estima: ALTA: que viene siendo la necesidad de respeto por uno mismo, incluyendo sentimientos de confianza, competencia, logros, independencia y libertad, y BAJA: que es la del respeto a los demás, la necesidad de estatus, gloria, reconocimiento, atención, reputación, apreciación, dignidad y dominio, Finalmente mencionamos la necesidad de auto-actualización, que comprende aquéllos continuos deseos de llenar potenciales, a “ser todo lo que se pueda ser”. En general, atendiendo a todas las necesidades de la persona, en cuanto sea posible, toda la vida humana debería representar un continuo crecimiento hacia la madurez total, que se puede lograr a través de cuatro aspectos diferentes: La madurez intelectual, que se caracteriza por la habilidad de formar una opinión propia, respetando pero no apoyándose en las opiniones de los demás; la habilidad de tomar nuestras propias decisiones con el debido respeto a la evidencia sustancial y a los consejos de los demás, de una manera independiente y firme. La persona intelectualmente madura, está dispuesta a cambiar de opinión a la luz de una evidencia nueva e importante y de modificar sus planes, su esto parece prudente. Tiene sus propias ideas, toma sus propias decisiones y acepta la responsabilidad completa de estas. Está dispuesta a aceptar la responsabilidad de reconocer la verdad aunque esta no le agrade o le exija demasiado. No resuelve sus problemas preocupándose por ellos. Analiza el problema, considera las alternativas, toma una decisión, lleva a cabo esa decisión y vive con ella. La madurez emocional caracterizada por la aceptación de las emociones junto con la habilidad de controlarlas de manera razonable. La persona emocionalmente madura puede vivir con situaciones emocionales sin derrumbarse y aprende a hacer frente a estas situaciones de un modo objetivo. Ventila sus resentimientos en vez de hace pucheros; puede aceptar la crítica sin sentirse profundamente herida; puede enfrentarse a las cosas desagradables y hacerlas sin rehuirles; no se deja vencer por temores infantiles y ansiedades. Tanto el radical que quiere cambiar todo para empezar de cero, como el reaccionario que no quiere que nadie mueva el tapete y que es un devoto profundo del status quo son personas emocionalmente inmaduras, ya que representan una actitud no resuelta hacia la autoridad paterna dominante, mucho después de que la situación real ha dejado
  • 6. 6 de existir. El radical prefirió revelarse y nunca superó esta actitud rebelde. El reaccionario optó por revelarse y tenderá a ser conformista toda la vida. Tendrá miedo de intentar nuevos logros por si mismo y se mostrará renuente a aceptar cualquier cosa nueva. La madurez social se caracteriza por la habilidad de entregarse a los demás, de relacionarse bien con ellos y de lograr amistades significativas. La persona socialmente madura no depende demasiado de su propia familia o amigos ni tampoco está en guerra con ellos. Puede adaptarse a las leyes y convencionalismos de la sociedad donde vive y es capaz de subordinarse a la persecución de los ideales y necesidades de grupo. Encuentra que el trabajo puede ser interesante a pesar de los aspectos desagradables y rutinarios. La madurez moral se caracteriza por la devoción a ideales morales y la habilidad de vivir de acuerdo con estos. La moral de un niño generalmente, es instintiva y no se razona. Es la moral de sus padres y de las personas que lo rodean. En la adolescencia, la persona que está madurando moralmente tendrá sus propios ideales y un método para alcanzarlos, el cual es bastante definitivo e inteligente. Con una madurez más profunda, los ideales de una persona, por lo general, se vuelven más realistas y consistentes y a la vez más firmes. En general se puede decir que la persona moralmente madura ha llegado a sus ideales con una perspectiva más bien altruista en vez de egocéntrica. Puesto que la madurez es un proceso de evolución constante y de progreso, puede marcarse con altos (fijaciones) y recesiones (regresiones). Cada uno de nosotros tiene dos tendencias en conflicto: crecer y regresar. En general, cuando la vida exige más de nosotros de lo que somos capaces de dar, desarrollamos algo que se denomina “neurosis promocional”. Tenemos dificultad de adaptarnos a las creciente responsabilidades y tendemos a apartarnos de éstas. H. Crichton Miller, sugiere que las dos causas más comunes de la fijación y/o y la regresión son: 1) la autoridad paterna dominante y 2) la presentación demasiado brusca de la realidad. La autoridad paterna dominante sofoca la individualidad y la autoexpresión; una persona sólo puede madurar en el grado que se le permita ser ella misma. Es una persona única y se le debe permitir ser y expresar lo que es. La presentación de la realidad que parece demasiado dura, es desconcertante para un niño y resulta demasiado para su poder de adaptación, de modo que no sigue un instinto predominante biológico de crecer, sino que se obsesiona o tiene una regresión para escapar del reto. La representa el desarrollo emocional frenado.fijación Generalmente se trata de una persona que está unida al ombligo de la madre, cuyo amor lo sofoca; también se trata de la dependencia de las ideas y decisiones de los demás. La regresión es volver a una etapa menos de desarrollo, es vivir en el pasado. La memoria a menudo distorsiona las posibilidades del pasado e idealiza aquello que pudo ser. La regresión se ilustra bien en el llamado “adulto” que disfruta con al reunión de la
  • 7. 7 universidad o con la convención de negocios para poder actuar como un “chamaco” otra vez. En general, la regresión es el regreso a un punto de fijación anterior. Por ejemplo: a hija cariñosa que era el encanto de sus padres puede sentir el impulso de regresar a casa con ellos cuando tiene dificultades en su matrimonio. Es posible que ella quiera volver a la etapa o al punto de fijación cuando ella era le pequeño encanto de sus padres; se niega a acepta el reto de ser una madre y esposa adulta. El motivo dominante de esta regresión, como hemos dicho, es, generalmente, la renuencia aceptar nuevos retos y responsabilidades. Los niños que han sido consentidos (y esto se aplica principalmente a las edades entre los tres y los doce años), a los cuales se les ha dado todo sin pedir nada a cambio, a menudo están dispuestos a regresar en años posteriores, a las peticiones infantiles y caprichosas de atención. También las frustraciones y el enojo, si las lleva dentro una persona demasiado tiempo, sin ventilarlas en conversaciones con otra persona, tienden a resultar en regresión. 2.1. La maduración y las necesidades La infancia es la época que cubre los primeros dos años de vida. Aquí, debemos subrayar las necesidades positivas del niño en esta etapa. La necesidad positiva del niño es de amor tierno que se comunica principalmente a través del sentido del tacto. Si durante este período se le demuestra mucho amor al niño y se le da la sensación de que merece amor, crecerá esperando amistad de los demás y estará más dispuesto a amar a los otros él mismo. Debe observarse que la infancia es la primera impresión de la vida del ser humano. En general, es necesario que esta primera impresión sea de seguridad, ternura y amor. La infancia no es la etapa en donde los niños pueden echarse a perder. La niñez abarca desde el tercero hasta el doceavo año de vida. Durante este período, una persona comienza a establecer su propia individualidad y su propia estima. Los padres deben evitar los dos extremos de sobreprotección y rechazo. Los niños sobreprotegidos, para los cuales los padres hacen todo y cuyas actividades son supervisadas con hábidos ojos paternos, nunca aprenden la suficiencia e independencia que forman parte del crecer. No se les está preparando para los problemas y adversidades. No se le está enseñando a tomar decisiones responsables. El mayor logro durante la etapa de la niñez es la educación en la socialización. Es necesario enseñarle a un niño a compartir y a cooperar, a renunciar al mundo egocéntrico del bebé. Más o menos a la edad de tres años, el niño trata de relacionarse con otras personas; a la vez trata de convertirse en una persona singular y única. Cuando se siente frustrado o desorientado por este doble esfuerzo, llega a lo que se conoce como “la edad de la resistencia”. Recurre a negativas hostiles. Es posible que trate de volver a ser bebé, de una manera introvertida, puede tratar de apartarse de la realidad. Tal vez intente consolarse chupándose el dedo; posiblemente muestre rebeldía rencorosa, quizá se niegue a
  • 8. 8 comer y haga rabietas. Sin embargo, para la edad de cinco años el niño, generalmente, se recupera y demuestra que ah desarrollado un concepto más claro de su propia posición personal y de la prudencia de la autoridad de los adultos. El problema más grande en la niñez es el de la disciplina. La directiva central es la siguiente: se debe dar el menos número de órdenes que sea posible, sólo las que sean estrictamente necesarias y luego es necesario comprobar que se obedezcan. Si se dan demasiadas órdenes, el niño puede considerar, justificadamente, que no son razonables y entonces se rebelará. Durante este período, la disciplina paterna poco a poco debe ir cediendo a la autodisciplina. El niño puede desarrollar la confianza en sí mismo y el sentimiento de responsabilidad personal sólo mediante la práctica. El segundo problema muy grande que ocurre durante esta etapa es el de los celos. Si al niño mayor se le da tiempo exclusivamente para él y alguna explicación en el sentido de que el bebé recién nacido tiene más necesidades, que es más indefenso y desamparado, etc., los celos lo pueden conducir a que se enoje con sus padres o aun a que los odie. También es posible que llegue a sentirse frustrado y avergonzado y tal vez nazca en él un resentimiento perdurable hacia el hermano menor, objeto de sus celos. Por lo general, estos celos pueden impedirse dándole al niño mayor los derechos de antigüedad, alentándolo para que ayude a atender al bebé y recordándole continuamente su valor personal único. La adolescencia es la etapa que se extiende, por definición, de al edad de los doce a los veintiún años. Se ha dicho que la adolescencia es el período de “tormentas y tensiones”. Nuestra civilización genera gran parte de esa tensión y tormenta por sus propias tensiones y preferencias. Por ejemplo, el joven necesita decidir acerca de su asistencia a la universidad, de aceptar la afiliación política, de lograr independizarse para mantenerse solo, escoger una profesión y establecer relaciones sanas con el sexo opuesto. En nuestra cultura, los padres a menudo pueden emplear ciertos medios, sin darse cuenta, para profundizar la tormenta y la tensión de la adolescencia. Esto consiste en privar a los jóvenes de la seguridad emocional al darles o retirarles señales de afecto como una fuente de coerción. Muchos padres sólo ofrecen muestras de cariño bajo la condición de que su hijo se someta a su voluntad y a sus caprichos. De la misma manera, muchos padres incitan a sus hijos a la implacable búsqueda del éxito, amenazándolos con retirarles su amor si fracasan. Esta amenaza del rechazo somete a los hijos a una grave tensión emocional, haciéndoles sentir que deben ser buenos e inteligentes. En general los hijos pueden tolerar una fuerte tensión emocional proveniente de otras fuentes, siempre que tengan el tierno y amoroso apoyo de sus padres. El conflicto principal del adolescente se presenta entre dos tendencias: el gregarismo y la individualidad. El adolescente quiere ser aceptado por los
  • 9. 9 demás (gregarismo) y, a la vez quiere ser él mismo (individualidad). Los adolescentes que se someten a esta manera esclavizante no desarrollan el sentido de quiénes son y qué son y, en consecuencia, están confundidos. La conformidad con el grupo de compañeros y la aceptación de muchos símbolos de posición en la sociedad adolescente puede aprisionar a los hombres y mujeres jóvenes, precisamente cuando tratan de ser libres y de ser ellos mismos mientras más aceptación reciba un adolescente en su hogar de parte de su propia familia menos estará sujeto a las presiones de su grupo de compañeros y menos se inclinará a aceptar las normas arbitrarias de estos. La tensión existe, concretamente entre la aceptación social y la negación de la individualidad. El adolescente se encuentra dividido entre lograr su confianza personal y la incertidumbre subyacente. Con sinceridad pone en tela de juicio las respuestas que le dan y, sin embargo, puede parecer muy seguro de si mismo. Esa seguridad es, generalmente, una fachada compensatoria o máscara que cubre su inseguridad. Las dudas que tiene el joven son síntomas alentadores de su despertar intelectual, cuestiona la autoridad y hasta su fe religiosa. Trata de tener sus propias convicciones. Nunca debe ser regañado por esto puesto que es la época de la vida cuando más necesita la comprensión sensible de sus padres. El adolescente es especialmente sensible a la crítica y al menosprecio. Requiere de abundante afecto, incentivos, elogios y atención para contrarrestar las experiencias desmoralizadoras del aula, del campo deportivo, y de la lucha para ganar su aceptación social. El hecho de alardear o despreciar a los demás es la única forma que tiene de ocultar su inseguridad personal y no se debe exagerar su importancia. Aquellas personas que se ofrecen para “bajarles los sumos” no le hacen ningún favor. La adaptación más grave del adolescente es su emancipación de las ataduras familiares. Los padres que lo protegen con exceso o que son posesivos resultan terriblemente frustrantes para él y como consecuencia, es posible que adquiera una alergia hacia toda la autoridad. Tal vez hasta trata de parecer sucio o desordenado para anunciar al mundo que toda la educación que recibió de sus padres entorno al aseo ha sido rechazado con éxito. La emancipación que debería estarse llevando a cabo durante esta época implica “Liberarse de la supervisión paterna, depende de la seguridad que cada individuo puede darse a sí mismo en vez de depender de la seguridad que los padres le dan, desarrollar una actitud de amigo hacia los padres en vez de que sean protectores y supervisores, planear su propio tiempo y tomar sus propias decisiones sin el control paterno autoritario”. (Cita de Luella Cole, The Psychology of Adolescent, “a. Edición, p. 7. El problema del impulso sexual es una fuente muy real de confusión para el adolescente. Si ha de aprender la verdadera relación entre el sexo y el amor, es importante que él se sienta libre para hablar de esas cosas abiertamente y sin vergüenza con sus padres. Es necesario ayudarle a aceptar que sus nuevos sentimientos sexuales son normales, naturales y buenos. También debe aprender la prudencia del control de sí mismo. El desenfreno sexual es, a menudo, señal de regresión a las formas primitivas de satisfacción y gratificación. Madurar en esta cuestión de la sexualidad, por lo general, conlleva a la maduración; dejar de crecer
  • 10. 10 en ésta área generalmente provoca fijaciones o regresión. El desenfreno sexual no proporciona el sentido de seguridad tan necesario ni tampoco satisface las necesidades emocionales ni afectivas. Sin embargo, si las necesidades afectivas y emocionales del adolescente quedan satisfechas en relaciones controladas con miembros del sexo opuesto y con su propia familia, entonces será más fácil que el adolescente controle su impulso sexual. La masturbación, así como otros esfuerzos por satisfacerse sexualmente, por lo general, son sintomáticos del retrazo o de la regresión en el desarrollo personal. Éste desenfreno educa los instintos neurovegetativos más profundos del hombre para buscar la satisfacción personal principalmente. A menos que se eduquen correctamente estos instintos durante la adolescencia, quedará un sello hondo y permanente de egoísmo en la persona a nivel instintivo y este puede ser un obstáculo grave, si no insuperable, para la habilidad de amar. 2.2. Refuerzos positivos contra negativos de la voluntad Algunas veces hablamos de la voluntad como si fuera un músculo fuerte o débil. Esta forma de hablar puede fácilmente ocultar una realidad muy importante Acerca de la conducta humana. La voluntad, en sí, no es fuerte ni débil en nosotros, más bien, es nuestra motivación la que es fuerte o débil. También es importante comprender que las razones de la buena conducta no son las mismas que los motivos. Podríamos enumerar muchas buenas razones para hacer tal o cual cosa, pero no son motivos a menos que nos “induzcan” o nos “mueva”. La palabra latina “movere” significa mover y de esta palabra deriva nuestra palabra “motivo”. Puesto que, cada persona es única, también es cierto que lo que moverá a una persona bien podría dejar a otra fría. Si una buena razón ha de convertirse en un motivo para la voluntad, su bondad debe exponerse a la persona en cuestión de alguna manera. La imposición de la autoridad no puede, en sí, producir la virtud; podría muy bien producir la conformidad, pero la conformidad no siempre es virtud. La virtud debe emanar del interior de la persona. Debe ser el producto de un acto interior de la voluntad que busca un bien y la voluntad responde solo a los motivos cuyo bien es reconocido. Los psicólogos, al estudiar la motivación humana, han encontrado que los refuerzos positivos de la voluntad (la recompensa por la buena conducta) son infinitamente más efectivos que los refuerzos negativos (castigos por la mala conducta). Obviamente, es muy peligroso criticar a un joven de un modo constante. Tiende a minar su confianza y a lograr que toda autoridad le parezca odiosa. Sin embargo, si una persona sigue el enfoque de los refuerzos positivos, inclinándose a dejar pasar los pequeños fracasos en el comportamiento, pero sin dejar de reconocer y recompensar (al menos con una palabra amable) la conducta deseada, el efecto será casi mágico. Es una ilustración del poder que se libera en la creación de una buena autoimagen; la mayoría de la gente será, en su comportamiento, lo que nosotros decimos que es.
  • 11. 11 Si les ponemos pedestales, los jóvenes se subirán a ellos; si mantenemos las manos en la orilla del tapete, siempre listos a moverse, sólo habrá problemas por delante. 3. MI PERSONALIDAD 3.1. La Persona “Real” En nuestra sociedad actual, hemos puesto mucho hincapié en ser auténticos. Hemos hablado de colocar máscaras de nuestro yo “real” y de representar papeles que disfrazan nuestro yo verdadero y real. La idea es que en alguna parte dentro de ti y dentro de mí está latente nuestro autentico yo. Supuestamente este verdadero yo es una realidad estática y formada. Hay momentos en que este verdadero yo resplandece dentro de mí, y existen otros momentos en los que me siento obligado a camuflarlo. Hay a lo mejor alguna justificación para esta forma de hablar, pero pienso que puede ser más engañosa que útil. No existe ninguna persona determinada, verdadera y real dentro de ti ni dentro de mí, precisamente porque ser una persona necesariamente implica convertirse en una persona, estar en proceso. Si yo soy cualquier cosa como persona , eso es lo que yo pienso, juzgo, siento, valoro, honro, estimo, amo, odio, temo, deseo, espero creo y me comprometo a. Estas son las cosas que definen mi persona, y están constantemente en proceso, en el proceso de cambio. A no ser que mi mente y mi corazón estén fortificados sin esperanza, todas estas cosas que me definen como persona están siempre cambiando. Mi persona no es un pequeño y duro centro dentro de mí, una pequeña y totalmente formada estatua que es real y auténtica, permanente y estable. Mi persona más bien aplica un proceso dinámico. En otras palabras, si me conociste ayer, por favor no pienses que soy la misma persona con la que te estás encontrando hoy. He experimentado mas de la vida, he encontrado nuevas profundidades en aquellos que amo, he sufrido y he rezado, y soy diferente. Por favor no me den un “promedio de bateo” estable e irrevocable, porque yo estoy “ahí” constantemente, efectuando mis giros en las oportunidades de la vida diaria. Acércate a mi, entonces, con capacidad de asombro, estudia mi cara, mis manos y mi voz y busca los signos del cambio; ya que es seguro que he cambiado. Diferentes expresiones cotidianas denotan formas de entender la personalidad utilizados en la vida cotidiana.
  • 12. 12 El siguiente cuadro sintetiza conceptos del psicológico francés Filloux en su texto: La personalidad ES Única, propia de cada individuo aunque éste tenga rasgos en común con otros. No es sólo suma de funciones sino una integración, una organización. Es temporal porque es siempre perteneciente a un individuo que vive en este aquí y ahora. Es una variable intermediaria entre el estímulo y la respuesta, se afirma como un estilo a través de la conducta y por medio de ella. NO ES Influencia ejercida por un individuo sobre otro ("tiene una notable personalidad"). Apariencia de la que se reviste una persona ("adoptar una personalidad"). El ideal que uno trata de forjarse a S mismo ("tratar de cultivar la personalidad"). La esencia metafísica del ser humano ("la personalidad es inviolable"). La personalidad es única en cada ser humano, si bien hay quienes tienen muchos rasgos en común con otros. Ella expresa las características o forma de ser de una persona en tanto diferente de todas las demás ya que es la síntesis de la forma más habitual de conducirse física, psicológica y socialmente en las distintas circunstancias de la vida de cada uno. Definición de personalidad: es la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determinan los ajustes únicos del individuo al medio circundante. G. Allport Analizaremos la definición de Allport: organización dinámica: tengamos presente el concepto de estructura, donde el todo es la suma de las partes; ese todo actúa interrelacionando los distintos componentes de la personalidad, en forma activa acorde con los cambios que se van produciendo. Sistemas psicofísicos: en los seres humanos es posible separar lo biológico de lo psicológico: se me duele la cabeza es posible que esté malhumorado; cuando tomo sol en la playa y estoy bien acompañado, será difícil distinguir entre el placer físico y psicológico. Determinado los ajustes únicos del individuo al medio circundante: Cada uno se adaptará a sus circunstancias según una única y explosiva manera de ser según su historia, sus objetivos, sus características físicas y psicológicas, sus costumbres, el momento del que se trate. Siempre la conducta humana es la única e irrepetible, adecuada al aquí y ahora de cada momento
  • 13. 13 3.2. Características de la Personalidad Independientemente de las definiciones que han formulado los expertos a lo largo del tiempo, podemos destacar una serie de características en la personalidad. 1. Consistente. Puesto que la personalidad es un rasgo distintivo de cada persona, éste permanece relativamente estable a lo largo del tiempo, influyendo en su comportamiento. Esto no evita que el individuo pueda cambiar su comportamiento debido a factores ambientales o a las necesidades experimentadas. 2. Diferenciadora. La personalidad permite identificar a cada individuo como un ser único. Esta característica se traduce en las distintas reacciones que pueden tener las personas ante un mismo estímulo. La personalidad es única por ser una combinación de factores internos, pero si queremos utilizarla como criterio de segmentación, se pueden destacar uno o varios rasgos comunes. 3. Evolutiva. Aunque la personalidad es un rasgo consistente, puede variar a largo plazo por la interacción con el medio, por las experiencias vividas por el individuo o simplemente, a medida que el individuo va madurando. 4. No predictiva. La personalidad es una compleja combinación de características y comportamientos que hacen difícil la predicción de la respuesta de los consumidores a los estímulos sugeridos. 3.3. Teorías de la Personalidad Las teorías de la personalidad pueden clasificarse en dos grandes grupos: teorías individuales y las teorías sociales 3.3.1. Teorías Individuales Las teorías individuales responden a dos características comunes: 1º. Se considera que todos los individuos tienen una serie de características internas o rasgos. 2º. Existen diferencias entre el modo de desarrollar las mismas por parte de cada individuo. El aspecto principal de estas teorías es que el entorno no juega ningún papel determinante, con lo cual cada persona tiene una personalidad distinta. Dentro de las teorías individuales destacaremos tres de ellas: a- Teoría psicoanalítica
  • 14. 14 Esta teoría fue construida sobre la premisa de que las necesidades o impulsos inconscientes, especialmente los impulsos biológicos y sexuales, son la parte central de la motivación y personalidad humana. Según Sigmund Freud, la personalidad humana es el producto de la lucha entre tres fuerzas en interacción, que determinan en comportamiento humano: id (ello), ego (yo) y superego (superyo). 1. ID. Es la fuente de impulsos primitivos, deseos innatos, necesidades fisiológicas básicas tales como la sed, el hambre y el sexo, hacia las cuales el individuo busca satisfacción inmediata sin preocuparse por los medios específicos para conseguirla. Se rige por lo que denomina el principio del placer, evita las tensiones y tiende a funcionar a un nivel muy subjetivo e inconsciente, sin que pueda afrontar debidamente la realidad objetiva, es decir, que la persona no puede acceder al conocimiento de esta área por un mero ejercicio de introspección. Por ejemplo, cuando hace calor y una persona tiene sed, su "ello" le impulsará a tomar algo frío y beberlo. No le importará el modo de obtener la bebida, sólo saciar su sed. 2. EGO. Es el control consciente del individuo. Trata de equilibrar las demandas impulsivas y las restricciones socioculturales del superego. El "yo", surge a causa de las limitaciones del "ello" en sus interacciones con el mundo real. Con el aprendizaje y la experiencia, el individuo desarrolla las capacidades del pensamiento realista y la capacidad de adaptarse al ambiente. Funciona a partir del principio de la realidad. El "ego" es donde se generan las acciones del individuo para dar respuesta a los impulsos y motivos del subconsciente. Por ejemplo, aunque el "ello" del hambriento le estimule a quitarle la comida a su amigo, su "yo" razonará que, si se la pide, quizá se tarde más tiempo, pero a cambio obtendrá una porción mayor. 3. SUPEREGO. Es la expresión interna del individuo acerca de la moral de la sociedad y de los códigos éticos de conducta. Es una especie de "freno" que restringe o inhibe las fuerzas impulsivas del "id". Representa el ideal al definir lo bueno y lo malo, influyendo además en la búsqueda de la perfección. Trata de dirigir los impulsos del subconsciente hacia comportamientos socialmente admitidos. Por ejemplo: no fumar en los hospitales, ceder el paso a las señoras o el asiento a los ancianos. Según Freíd, la superposición de estas tres áreas de la personalidad explica el comportamiento humano, que es esencialmente complejo, y donde las motivaciones permanecen en la mayoría de los casos ocultas e ignoradas incluso por los mismos individuos.
  • 15. 15 Cuando el individuo no mantiene un equilibrio entre los tres componentes desarrolla tensión. Esta origina mecanismos de defensa que son subconscientes, tales como la represión, la proyección, la identificación y la formación reactiva. Freud divide la vida física, en función del nivel de concienciación, en tres niveles: - Consciente: Fenómeno que podemos conocer en determinado momento. - Preconsciente: Es necesaria la atención para conocer dichos fenómenos. - Inconsciente: Fenómenos que se escapan a la conciencia y difícilmente pueden b. Teoría del autoconcepto El individuo percibe los objetos del mundo exterior y las experiencias internas de las que es protagonista y las atribuye un significado. Por su parte, posee una realidad y un ideal propio, que es lo que una persona puede llamar su cuerpo, rasgos, facultades, sus posesiones materiales, familia,... todo ello lo puede reflejar en sus actividades, evaluaciones y comportamientos. El autoconcepto es la percepción que las personas tienen de sí mismas. Para analizarlo, hay que tener en cuenta la relación que mantiene el individuo con la realidad, y que examinamos a continuación a través de: b.1. Las concepciones contradictorias del "ego" Hacen referencia al componente "yo" de la personalidad. Se suelen distinguir dos elementos en la personalidad de los individuos. - El "yo" real. Es el concepto real, la percepción que uno tiene de sí mismo. - El "yo" ideal. Es el autoconcepto, la percepción que nos gustaría llegar a tener. El individuo construye su autoimagen, que se va desarrollando por la interacción con otros individuos y que se puede desdoblar en cuatro clases: - Autoimagen real. Se refiere a la imagen que los individuos tienen de sí mismos. - Autoimagen ideal. Es la forma en la que les gustaría verse a sí mismos. - Autoimagen social. Es la forma en que creen que son percibidos por los demás. - Autoimagen social ideal. Es cómo les gustaría que les percibiesen los demás. c. La teoría de los rasgos
  • 16. 16 La orientación de esta teoría es principalmente cuantitativa o empírica; se centra sobre la medición de la personalidad en términos de características psicológicas específicas del individuo denominadas rasgos. La personalidad se encuentra integrada por una serie de atributos previsibles denominados rasgos o factores. Uno de sus promotores, Catell, considera el conocimiento del rasgo como el elemento básico. Podemos definir el rasgo como el elemento perceptible, relativo y constante respecto del cual un individuo es diferente de otro; es considerada una variable diferenciadora individual. Unos rasgos son comunes a todos, otros, exclusivos; unos pueden determinarse por la herencia, otros por el ambiente; y unos están relacionados con motivos y son dinámicos y otros se relacionan con la capacidad y con el temperamento. El interés en el comportamiento del consumidor se centra en rasgos correspondientes a la personalidad, tales como la actividad, aspiraciones, sociabilidad, responsabilidad, y otros. Podemos resumir las características de los rasgos en las siguientes: - Los rasgos son comunes a muchos individuos y varían en cantidades absolutas. - Los rasgos son bastante estables y ejercen una importante influencia sobre el comportamiento del consumidor. - Los rasgos pueden deducirse midiendo los distintos tipos de comportamiento a través de un cuestionario. 3.3.2. Teorías Sociales Estas teorías mantienen la idea de que la causa de la personalidad no es biológica, sino externa, y que viene determinada por las situaciones a las que se enfrenta el individuo. Las teorías sociales postulan que el individuo desarrolla una personalidad a través de muchos intentos de tratar con la gente en una situación social. Suponen que los individuos luchan por superar los sentimientos de inferioridad y buscan medios de lograr el amor, la seguridad y la hermandad, impulsando a las personas a perfeccionarse. Horney propuso que los individuos fuesen clasificados en tres grupos de personalidad: sumisa, agresiva y desenvuelta.
  • 17. 17 A. Los individuos condescendientes son aquellos que se desplazan hacia los demás, desean ser amados, queridos y apreciados. Para este grupo se dirigen los productos de socialización. B. Los individuos agresivos son aquellos que se desplazan en contra de los demás, tiene deseo de sobresalir y de ganar admiración y éxito. C. Los individuos desenvueltos son aquellos que se desplazan, ponen distancia en sus emociones entre ellos y otras personas, desean independencia, 4. MI PERCEPCIÓN DEL MUNDO 4.1. La mente subconsciente Los psicólogos nos hablan de dos niveles en la mente humana: el consciente y el subconsciente. Por la misma terminología, es evidente que estamos conscientes, o nos damos cuenta, del contenido de nuestra mente consciente; no nos damos cuenta del contenido de los niveles subconscientes de nuestra mente. Estos dos niveles de la mente se han comparado con la planta baja y alta de una casa humana. Cuando encontramos algo que nos desagrada, un mueble desgastado, una fea cubeta de basura, instintivamente deseamos apartarlos de nuestra vida. Así sucede con los dos niveles de la mente. Cuando no podemos enfrentar o vivir con alguna realidad o actitud que encontramos en nosotros mismos, podemos sumergir esta realidad o actitud en nuestra mente subconsciente. Cuando queremos olvidar algún acontecimiento de nuestra vida y deliberadamente lo ocultamos en los confines del subconsciente, esto se llama supresión. Cuando descubrimos alguna actitud o reacción emocional en nosotros mismos que consideramos despreciable en nosotros mismos que consideramos despreciable y, por tanto, la quitamos de nuestra vista y la ponemos en la mente subconsciente, esto se llama represión. Con el tiempo, cuando la mente subconsciente tiene una sobrecarga, nos sentimos incómodos. No nos damos cuenta de la fuente exacta de nuestra incomodidad, precisamente por que nuestro verdadero conflicto se encuentra enterrado en el subconsciente. Lo que ahí enterramos no está muerto, sino vivo y permanece vivo. En ocasiones tratamos de encontrar un antagonismo del momento actual para descargar culpa de nuestra incomodidad, pero las raíces de nuestro sufrimiento sólo pueden encontrarse en la mente subconsciente. Por ejemplo, cuando un niño no es amado y no recibe de sus padres el sentido de su propio calor como persona, tenderá a reaccionar de una de dos maneras: tomará el camino de la conformidad externa o de la rebelión externa. Pero siempre habrá resentimiento porque se le privó de sus necesidades psicológicas. Sin embargo, la sociedad y nuestra cultura no nos permiten expresar este resentimiento por real que sea. Cuando el niño trata de expresar resentimiento a sus padres, ellos le recuerdan con violencia que son sus padres y merecen ser
  • 18. 18 amados. El hecho es que es posible que ellos no sean dignos de ser amados y su insistente demanda de amor colocará al niño en una posición de profundo conflicto emocional. Los padres que son inflexibles en su insistencia en que sus hijos obedezcan el cuarto mandamiento de honrar al padre y a la madre, deben hacer un esfuerzo igual por merecer ser honrados. El niño, en el cual está creciendo el inevitable resentimiento, por lo general no puede expresarlo y se le hace sentir que es algo sumamente malo. Si tratara de expresarlo a otras personas fuera de su familia, es muy posible que le llamen ingrato y que lo hagan sentirse avergonzado por tomar tal actitud hacia sus padres. Así, el escenario se ha preparado para la represión. Como el niño no sabe que hacer con el resentimiento, lo ocultará en el sótano de su mente. Es como una astilla que se ha metido profundamente en la carne donde supurará y causará dolor. Siempre existe la posibilidad de que este resentimiento, al acumular demasiada fuerza en la mente subconsciente, pueda derramarse y convertirse en actos de violencia o vandalismo y la gente equivocada tenga que soportar el peso de este resentimiento oculto o reprimido. Otro ejemplo de una represión común es la necesidad reprimida de afecto y amor. Con frecuencia, en nuestra cultura estas necesidades no pueden ser reconocidas o expresadas. No coinciden con la imagen de virilidad independiente que nos impone la sociedad y la cultura. En consecuencia, la persona que tiene estas necesidades reprimidas tendrá que satisfacerlas en formas tortuosas y sutiles, y en ocasiones se engaña hasta a sí misma. Se ha dicho que el alcohol, al liberar las inhibiciones, a menudo abre la puerta a las represiones del subconsciente. La persona que se vuelve discutidora y hostil bajo la suave influencia del alcohol, probablemente está liberando su hostilidad reprimida. La persona que quiere abrazar a todos, hombres o mujeres, puede estarse liberando un poco de sus necesidades reprimidas de ser amada. 4.2. Transferencia Con frecuencia nos sentimos fuertemente impulsados por las necesidades que existen en los niveles subconscientes. La necesidad de ser amados, de sentirnos importantes, la necesidad de aceptarnos a nosotros mismos puede, a menudo, aunque no nos damos cuenta, influir profundamente en nuestro comportamiento y en el trato con los demás. La transferencia, en el sentido que aquí estamos empleando (sí tiene otra acepción) siempre es un proceso subconsciente) el cual transferimos nuestras necesidades a otros. Por ejemplo, si queremos sentirnos importantes, es posible que busquemos dominar a los demás. Si alguien nos cuestionara acerca de nuestro comportamiento, sostendríamos con vigor e intransigencia que esta es la forma en
  • 19. 19 que deben ser tratados los demás. Es por su propio bien. En realidad, podemos estar transfiriendo nuestra necesidad subconsciente a ellos. Una persona joven puede dedicarse a una ocupación de notable altruismo, basándose en el hecho de que quiere ayudar a un mundo tan necesitado. Aunque esto puede ser cierto, también es posible que subconscientemente esta persona tenga la necesidad insatisfecha de ser necesitada. Con mucha frecuencia, cuando las madres o los padres sobreprotegen a sus hijos, alegando que no quieren que les suceda nada malo, es muy posible que en el subconsciente estén transfiriendo su propia necesidad de que sus hijos dependan de ellos. Aunque conviene darnos cuenta de esta posibilidad de transferencia en nuestra vida, estar conscientes de que es muy posible que nos estemos buscando a nosotros mismos bajo apariencia de altruismo y amor, en realidad no hay manera de poner al descubierto toda la complejidad de la motivación humana o de explorar nuestras propias necesidades subconscientes. Las únicas medidas efectivas que podemos tomar consisten en renovar nuestra motivación y enfocar la mente en las personas a quienes estamos tratando de servir y ayudar. Si podemos hacerlo con consistencia, poco a poco adquiriremos el hábito que se llama amor. 4.3. La necesidad de la amistad Aunque la persona que requiere ayuda profesional debe buscar asistencia competente y profesional, todos tenemos la necesidad de psicoterapia sustentadora de la amistad. Cada uno de nosotros es un conglomerado de misteriosas necesidades e impulsos que deben ser ventilados. Necesitamos ser capaces de expresarnos, de agotarnos hablando sin temor de ser rechazados por los demás. Con demasiada frecuencia los problemas que mantenemos sumergidos dentro de nosotros mismos permanecen indefinidos en la oscuridad de nuestro interior y por tanto, son destructivos. No vemos las verdaderas dimensiones de todas las cosas que nos perturban hasta que las definimos y establecemos líneas de demarcación en la conversación con un amigo. Resulta mucho más prudente aceptar todos los riesgos de confiar en otra persona que vivir solo detrás de las murallas y de las mascaras, representando ciegamente todas las cosas de las cuales nos negamos a hablar. Y debemos recordar, si en verdad queremos amar a los demás, que estos problemas reprimidos y suprimidos son definitivamente impedimentos para el amor. Son nuestros dolores de muelas que nos mantienen sumergidos en nosotros mismos e impiden que nos olvidemos de nosotros mismos. 4.4. Análisis Transaccional El doctor Eric Berne, reconocido psiquiatra de California, en su best-seller Games People Play (Los juegos que la gente juega), habla del “análisis transaccional”, lo que quiere decir un análisis de la transacción social cuando dos personas se encuentran en una situación dada. En tal situación, existe el “estimulo transaccional” (por ejemplo, un niño enfermo pidiendo un vaso de agua) y la
  • 20. 20 “respuesta transaccional” (la madre trayéndoselo). El análisis transaccional intenta diagnosticar los así llamados “estados del ego” de las personas que interactúan (el estimulador y el demandado) al momento de la transacción. La suposición del análisis transaccional es que en varias interacciones, podemos estar actuando en un rol o estado del ego diferente. Estos estados de ego pueden dividirse en tres categorías: el Padre (una recopilación de todos los mensajes acumulados dentro de nosotros desde la infancia), el Adulto (el yo real, capaz de pensar mis propios pensamientos y tomar mis propias decisiones), y el Niño (un almacén de todas las respuestas emocionales de mi vida: los miedos, los enojos los complejos de culpa, y también las alegrías). Ninguno de nosotros se queda permanentemente fijo en cualquiera de estos estados del ego, sino que podemos fluctuar de uno a otro, dependiendo de la situación inmediata y de nuestras necesidades del momento. La experimentación clínica, aplicando estas teorías, se ha buscado en la suposición de que todos nosotros somos capaces de estos variados estados del ego, y que hemos sido programados por nuestras historias psicológicas individuales para reaccionar como Padre; Adulto o Niño en determinadas situaciones de la vida. Esta “programación” es el resultado de la mezcla de varias influencias previas en nuestras vidas (programación social) y nuestra reacción a ellas (programación individual). El estimulo de estas influencias y reacciones previas esta registrado indeleblemente dentro de nosotros. 4.5. Programación: ¿Quién dominará en el psicodrama? Dentro de cada uno de nosotros existe una grabadora que hace sonar el fondo musical de un psicodrama que continuamente esta siendo representado. En el escenario están el Padre, el Niño y el Adulto. La Madre o el Padre esta asiendo llegar un mensaje al Niño. El Niño esta reaccionando emocionalmente a ese mensaje. Cuando el Adulto escucha el Mensaje y ve la reacción del Niño, tiene que hacer entrada y corroborar o negar el mensaje. El Adulto tiene que ser asertivo porque, si no lo es, el futuro completo de al persona involucrada no será otra cosa que vivir en la programación del pasado. El Padre y/o Niño dominaran esa vida. Por ejemplo, si el Padre esta diciendo: “nunca llegaras a nada”, el adulto tiene que meterse y negar ese mensaje. “¡Deja de decirle a este niño que no sirve!” solo cuando el mensaje es borrado por la intervención del Adulto puede la persona actuar sintiendo que tiene valía. La balanza puede y tiene que inclinarse. La vida debe ser mas que simplemente vivir de la programación del pasado, y puede serlo si interviene el Adulto que esta en nosotros. Dentro de nosotros no solo existe una variedad de estados del ego, sino que también un yo aculturado y un yo reflexivo. Esta distinción es esencialmente la misma que existe entre el yo programado y el yo adulto mediador. La cultura o
  • 21. 21 subcultura en la que vivimos es una de las fuentes de nuestra programación. Nos coloca para reaccionar en ciertas situaciones de ciertas maneras. Cuando obligamos a otros con estas reacciones esperadas, o cuando caemos en patrones que han sido muy determinados por nuestros pasados, el yo aculturado es el que esta actuando. Mientras una persona se vuelve más y más adulta (madura) él yo reflexivo, el cual actúa por convicción e integración personal, asume el mando. El ser humano completo es gradualmente liberado de su programación y pasa de ser un “reactor” a ser un “actor”. La persona se vuelve “dueña de sí misma”. 4.6. Recurriendo a los juegos Los “juegos” en este contexto son nuestras reacciones ya trazadas por las situaciones de la vida, programadas por nosotros en algún lugar de nuestra historia psicológica y personal. Estos juegos son casi siempre pequeñas maniobras por nuestra parte, las que empleamos para evadir la auto-realización y la auto-comunicación. Son pequeños escudos que llevamos frente a nosotros al entrar a la batalla de la vida. Están diseñados para protegernos de ser lastimados y para ayudarnos a ganar algún pequeño trofeo para nuestros egos. Eric Berne llama a estos pequeños triunfos halagos, pequeñas victorias o éxitos que no brindan protección o reconocimiento. Los juegos son variados porque la programación y las historias psicológicas son siempre únicas. Los juegos también varían porque existen tres estados del ego en los que podemos elegir proyectarnos, dependiendo de las necesidades del momento y de la situación en la vida. Lo único que todos estos juegos tienen en común es esto: anulan el auto conocimiento y destruyen toda posibilidad de comunicación honesta con los demás. El precio de la victoria es alto; hay poca oportunidad de que los participantes del juego experimenten verdaderas relaciones interpersonales, las únicas que pueden ponerlos en el camino hacia el crecimiento humano y la plenitud de la vida humana. Sin embrago, si tratamos de estar en contacto honesto con nuestras emociones y reportarlas verazmente, los patrones de “señales de lastima” o “mística mesiánica” se harán obvios aun para nosotros. Y este es el momento de cambiar. Lo que tú y yo necesitamos realmente es llegar a un momento de verdad y desarrollar un hábito de sinceridad con nosotros mismos. Tenemos que preguntarnos en la privacidad callada y personal de nuestras propias mentes y corazones: ¿qué juegos son los que yo juego? ¿Qué es lo que estoy tratando de ocultar? ¿Qué es lo que espero ganar? 4.7. Interioridad y Exterioridad
  • 22. 22 La persona completamente humana conserva un equilibrio entre “la interioridad” y “la exterioridad”. Tanto los extremadamente introvertidos como los extremadamente extrovertidos están fuera de equilibrio. Los introvertidos están preocupados casi exclusivamente de ellos mismos; se convierten en le centro de gravedad de su propio universo. Los extremadamente extrovertidos, por otro lado, se vierten hacia fuera, moviéndose de una distracción externa a otra. Sus vidas no son muy reflexivas y en consecuencias experimentan poca profundidad interior. Como dijo Sócrates: “la vida irreflexiva no vale la pena de ser vivida”. Así, la primera condición para el crecimiento es el equilibrio: un equilibrio entre interioridad y exterioridad. “Interioridad” implica exploración y experiencia de uno mismo. Las personas que se han explorado y experimentado a sí mismas están conscientes de la vitalidad de sus sentidos, emociones, mente y voluntad. No les son extrañas ni le temen a las actividades de su cuerpo y emociones. Sus sentidos les traen tanta belleza como dolor, y no niegan ninguno de los dos. Son capaces de experimentar toda la gama de emociones humanas: del dolor a la ternura. Sus mentes están vivas e indagando; sus voluntades buscan poseer aun más de todo aquello que es bueno y al mismo tiempo saborean lo que ya tiene. Se han escuchado a sí misma y saben que nada de lo que escuchan es malo o amenazante. “Interioridad” implica auto-aceptación. La interioridad deseada significa que las personas completamente funcionales, auto-actualizadas, totalmente humanas, no están solamente consientes de las actividades y anhelos físicos, psicológicos y espirituales sino que también los aceptan como buenos. Esa gente se siente como “en casa” con sus cuerpos, con sus emociones tanto tiernas como hostiles, sus impulsos, pensamientos y deseos. Ningún patrón de crecimiento humano puede ser pre-estructurado para todos. Estas personas no ambicionan ser como alguien más, porque son ellas mismas. Sus propios yo potenciales, actualizados cada día por nuevas experiencias, no pueden ser definidos en ningún etapa de su crecimiento. “Exterioridad” implica una apertura no solo al yo interno sino al ambiente fuera de el”. Las personas completamente humanas están en contacto profundo y significativo con el mundo fuera de ellas. Se escuchan no solamente a si mismas sino a las voces de su mundo. La amplitud de su propia experiencia individual se multiplica infinitamente a través de una empatía sensitiva con los demás. Sufren con el sufrimiento, se regocijan con la alegría. Nacen de nuevo con cada primavera, sienten el impacto de los grandes misterios de la vida: el nacimiento, el crecimiento, el amor, el sufrimiento, la muerte. Sus corazones saltan junto con los de los “jóvenes amantes”, y saben algo de la dicha que hay en ellos. También conocen la filosofía de desesperación de los ghettos, la soledad del sufrimiento sin
  • 23. 23 alivio. Las campanas nunca doblan sin hacerlo de alguna manera extraña para ellos. Cuando la gente vive plenamente con todas sus facultades, y armoniza todos sus poderes, la naturaleza humana probará ser constructiva y confiable. En otras palabras, como lo destaca Rogers, cuando funcionamos libremente, nuestras reacciones pueden ser dignas de confianza; serán positivas, moviéndose hacia delante, constructivas. Esto es un gran acto de fe en la naturaleza humana, que muy pocos de nosotros hacemos: si la gente esta verdaderamente abierta a todo lo que ella es, y si funciona libremente y por completo a todos sus poderes (sentidos, emociones, mente y voluntad), su comportamiento armonizara todos los datos de su poder y será equilibrado y realista. Estará en el camino hacia el crecimiento, y ese es nuestro destino humano, no la perfección, sino el crecimiento. 4.8. Acción contra reacción La persona completamente humana es un actor, no un reactor. La sugerencia es que la gente “completamente humana” es “dueña de si misma”, que no se dobla a cada viento que sopla, que no está a merced de la mezquindad, la maldad, la impaciencia y la ira de los demás. Las atmósferas no la transforman tanto como ella transforma a la atmósfera. La mayoría de nosotros, desafortunadamente se siente como un bote flotando a merced de los vientos y las olas. Decimos cosas como: “Me hizo enojar tanto. “Realmente me esta molestando”. “Su comentario me avergonzó terriblemente”. “Este clima me deprime”. “Este trabajo deberás me aburre. “El sólo verlo me entristece”. No hay nada aquí que sugiera represión de las emociones o que niegue la plenitud de la vida en nuestros sentidos y emociones. La sugerencia es más bien de equilibrio e integración de las emociones. Sin embargo, rendirse a ellos implicaría abdicación del intelecto y de la elección. Estos son los poderes precisos que hacen de los seres humanos algo mas que animales brutos, aunque un poco menos que los ángeles. REFLEXIÓN AL PREPARAR UN CURRÍCULUM VITAE ¿Qué se necesita? Llenar la solicitud Y añadir un currículum vitae. Corta o larga la vida, su compendio debe ser breve. Concisión y selectividad resultan obligatorias.
  • 24. 24 Sustitución de paisajes por direcciones, de trémulos recuerdos por fechas firmes. De todos los amores, sólo los conyugales, y de todos los hijos, nada más que los que realmente nacieron. Quien te conoce es más importante que a quien conoces. Menciona viajes sólo si a otros países. Ser miembro de qué, pero sin para qué. Premio y distinciones, pero sin los porqués. Escribe como si nunca hubieras hablado contigo mismo y siempre te esquivaras a ti mismo. No digas nada acerca de tus perros, gatos y pájaros, recuerdos invaluables, amigos, sueños. El precio antes que el valor, el título más que el contenido. El número que calza antes que adonde va la persona que ellos suponen que eres. Añade una foto de credencial con una oreja expuesta. Lo que importa es su forma, no lo que escucha. ¿Y qué escucha? Estruendo de aparatos que reducen todo el papel a pulpa. WISLAWA SZYMBORSKA (Premio Nobel de 1996) UNIDAD II LA AUTOESTIMA Objetivo: Concientizar acerca del valor y la importancia de la autoestima para el propio desarrollo a través del conocimiento mejor de sí mismo, logrando aclarar el significado de la propia vida. 1.- ¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
  • 25. 25 ¿Por que hablar de la autoestima? Cada vez es más reconocido que la base de una vida feliz y realizada es que la persona se valore a si misma, es decir, que tenga autoestima. Se trata de una necesidad. Las personas que han logrado cambios significativos en sus vidas tienen en común la autoestima. La autoestima es la valoración positiva y el aprecio que la persona tiene de sí misma. Significa reconocer que uno es valioso por el mero hecho de existir, y si se quiere, por el hecho de ser hijo de Dios. No se trata sólo de una lista de cualidades y de habilidades sino de una sensación de ser alguien valioso, digno, singular. Muchas personas sufren demasiado por no valorarse a si mismas. Este tema es muy importante y no es fácil de tratar. Hay muchos recelos porque suena mucho a egoísmo, a individualismo, a no preocuparse por los demás, etc. El fantasma del egoísmo ha ahuyentado frecuentemente el amor a uno mismo. Todo esto tiene su explicación. Vivimos en una sociedad que no nos educa en el amor a nosotros mismos sino en el descuido de nosotros mismos. Se puede decir que la educación que recibimos de la sociedad es: cuida y ama a los demás sin amarte. Solamente está permitido amar a los demás. La sociedad nos educa para no tener autoestima, para descuidarnos, por eso tenemos que ir contra corriente. Aunque la sociedad nos depositó este "mandamiento" nosotros somos responsables de decidir si seguimos sometidos a él o lo cambiamos. Tengo que cuidar, respetar, ayudar, valorar, etc., a todos los demás menos a mi mismo. El resultado de esto es que aprendo a valorar a mi novia, a mis familiares, pero no me valoro a mi mismo. Así, acabo por pensar que los demás si son valiosos, y yo no. Ellos pueden comer bien, y yo no. Yo debo respetar a los demás pero no debo respetarme a mi mismo. Debo cuidar a todos, pero no a mi mismo. Si pasan los años y no me valoro, si no reconozco que, soy como un diamante fino, inconscientemente pienso que soy algo que se puede tirar, descuidar, pisotear, etc. Como yo no debo valorarme, por eso espero que los demás me valoren para sentirme feliz. Espero que los demás me cuiden, me respeten y que estén atentos a lo que me hace falta. Vivo dependiendo de los demás. Como el pordiosero, que no tiene alimento y pide caridad. Lo mejor es que cada persona tenga dentro de si misma la fuente de su valoración. Algunos terapeutas, distinguen entre la culpa y la vergüenza. Culpa es un sentimiento más maduro, aunque doloroso, de arrepentimiento que uno siente por un comportamiento que ha ido en contra de lo que uno valora. Aunque duele, esto no disminuye su sentido de valor personal. Este sentimiento de culpa surge porque se tiene un conjunto de valores y una conciencia honrada. En otras palabras, me siento mal por las consecuencias de mi comportamiento, no porque yo sea malo.
  • 26. 26 En cambio la vergüenza es un sentimiento doloroso sobre uno como persona. Soy malo, no sirvo para nada. La posibilidad de quitar la vergüenza parece muy difícil a la persona afectada porque la vergüenza toca a la identidad (si soy bueno o malo) y no a las acciones (me enojé con mi madre). Nada se aprende de ella. La autoestima es entonces un estado mental. Es la manera como se siente y lo que piensa con respecto a usted mismo y los demás, y se puede medir por la manera como actúa. La autoestima también se puede definir como su sistema interno de creencias y la manera como experimenta externamente la vida. La expresión “autoestima elevada” se relaciona con tener un sentido positivo del propio valor inherente como persona. La autoestima está constituida por sentimientos aprendidos y pensamientos positivos que reflejan una actitud positiva de “PUEDO LOGRARLO”. La autoestima es confianza, valoración y respeto por uno mismo. Autoestimarse incluye respetar a los demás, pero también tener armonía y paz propias. La clave para alcanzar una autoestima elevada es la disposición para asumir la responsabilidad de los sentimientos, deseos, pensamientos, aptitudes e intereses propios, a aceptar los atributos personales en general y actuar en consecuencia. Sentirse bien respecto a usted mismo no es un lujo; es una necesidad imperiosa Algunas definiciones: “Apreciar el propio valor e importancia, y tener el carácter para responder por sí mismo y actuar en forma responsable con los demás” “Confianza y satisfacción con uno mismo” (Diccionario Webster’s) En la actualidad, científicos del desarrollo humano como Carl Rogers, Maslow, entre otros, afirman que la autoestima es una parte fundamental para que el hombre alcance la plenitud y autorrealización en la salud física y mental, productividad y creatividad, es decir en la plena expresión de sí mismo. Existe un cuento que es oportuno mencionar: “Iba un niño con su papá en el tren. El recorrido duraría unas horas. El padre se acomoda en el asiento y abre una revista para distraerse. El niño lo interrumpe preguntándole: ¿Qué es eso papá?, el hombre se vuelve para ver qué es lo que señala su hijo y contesta: Es una granja, hijo. Al recomenzar su lectura, otra vez el niño pregunta: ¿Ya vamos a llegar?, el hombre contesta que falta mucho. No bien habían comenzado nuevamente a ver su revista cuando otra pregunta lo interrumpe; y así sucesivamente siguieron las preguntas, hasta que el padre ya desesperado y buscando cómo distraer al chico, se da cuenta que en la revista aparece un mapa del mundo; lo corta en pedacitos y se lo da al niño diciéndole que es un rompecabezas y que lo arme. Feliz se arrellana en su asiento, seguro de que el niño estará entretenido todo el trayecto. No bien ha comenzado a leer su revista de nuevo cuando el niño exclama: “Ya terminé” ¡Imposible! ¡No lo puedo
  • 27. 27 creer!, ¿cómo tan pronto? Y se da cuenta de que el mapa está armado perfectamente. Entonces el padre pregunta: ¿cómo pudiste armar el mundo tan rápido? El hijo contesta: “Yo no me fijé en el mundo; atrás de la hoja está la figura de un hombre: compuse al hombre y el mundo quedó arreglado” Y así es, el individuo se preocupa por ver, juzgar y arreglar lo que está fuera de él, cuando la solución de muchos problemas sería que cada persona viera y arreglara lo primero que le corresponde, que es ella misma. Si todos hicieran esto, el mundo sería otro. El hombre es el único que tiene la capacidad para elegir la actitud personal ante cualquier reto o circunstancia y así decidir su propio camino. 2.- EL YO BIOPSICOSOCIAL 2.1. La Escalera de la Autoestima 1.- Autoconocimiento “Cuando aprendemos a conocernos es cuando realmente vivimos” (R. Schuller) El Autoconocimiento es conocer las partes que componen el YO, cuales son sus manifestaciones, necesidades y habilidades. Es conocer cómo actuamos y cómo sentimos. 2.- Autoconcepto “Dale a un hombre una autoimagen pobre y acabará siendo un siervo” (R. Schuller) El autoconcepto es una serie de creencias acerca de si mismo, que se manifiestan en la conducta. Si alguien se cree tonto, actuará como un tonto, o viceversa. AUTOCONOCIMIENTO AUTOCONCEPTO AUTOEVALUACION AUTOACEPTACION AUTORESPETO AUTOESTIMA
  • 28. 28 3.- Autoevaluación “El sentirse devaluado o indeseable es, en la mayoría de los casos, la base de los problemas humanos” (Carl Rogers) La autoevaluación refleja la capacidad interna de evaluar las cosas como buenas si lo son para el individuo, le satisfacen, son interesantes, enriquecedoras, le hacen sentir bien, y le permiten crecer y aprender o como malas si le ocasionan todo lo contrario. 4.- Autoaceptación “La actitud del individuo hacia sí mismo y el aprecio de su propio valer, juegan un papel de primer orden en el proceso creador” (M. Rodríguez) La autoaceptación es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como un hecho, como la forma de ser y sentir, ya que sólo a través de la aceptación se puede transformar lo que es susceptible de ello. 5.- Autorespeto “La autoestima es un silencioso respeto por sí mismo” (Dov Peretz Elkins) El Autorespeto es atender y satisfacer las propias necesidades y valores. Expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse. Buscar y valorar todo aquello que lo hago aún sentirse orgulloso de sí mismo. 6.-Autoestima “Sólo podemos amar cuando nos hemos amado a nosotros mismos”. La autoestima es la síntesis de todos los pasos anteriores. Si una persona se conoce y está consciente de sus cambios crea su propia escala de valores y desarrolla sus capacidades; y si se acepta y respeta, tendrá autoestima. Por el contrario si una persona no se conoce tiene un concepto pobre de sí misma, no se acepta ni se respeta, entonces no tendrá autoestima. 2.2. Conociendo al Yo Integral “No se puede amar lo que no se conoce” Tenemos que conocer nuestros propios componentes, reacciones, manifestaciones, necesidades, habilidades, para poder desarrollarlas y manejarlas. Por ejemplo alguien que va a manejar un coche si no lo conoce no se identifica con sus partes y mecanismos, no sabrá como acelerar, frenar, cambiar de velocidades y cualquier circunstancia puede provocar un accidente, pareciera que el coche lo maneja a él y no él al coche. Debemos tomar el control y dirigirlo hacia donde queremos, entre más conocemos su funcionamiento más podemos hacer otras actividades dentro del coche. Recordemos cuando aprendimos a manejar, íbamos tan concentrados en eso que no podíamos hacer otra cosa, hoy podemos manejar, escuchar música, platicar, manejar con una mano, echar un grito al de enfrente, las mujeres irse pintando la boca, comiendo, etc. Todo se ha automatizado.
  • 29. 29 El Yo integral es el Yo Biopsicosocial  El Yo Físico, es el que más claramente se ve, es el organismo; necesita de atención y cuidado para poder desarrollar sus capacidades y convertirlas en habilidades.  El Yo Psíquico, es la parte interna, lo dividiremos en tres para entenderlo mejor: lo emotivo, la mente y el espíritu. La parte emotiva es la que lleva al hombre a conocerse, a través de estados de ánimo, sentimientos y emociones, como se da cuenta que existe, y cómo decía un maestro:”No es lo mismo tener el sentimiento en las manos, que estar en las manos del sentimiento”. La Mente tiene todos los talentos; es necesario desarrollarlos y estar conscientes de ellos para poder manejarlos positivamente. Debe recordarse esto a las personas que con frecuencia dicen: “así soy yo”; “me enojo cuando las cosas no salen como yo quiero”. Éstas personas están funcionando sólo en la parte emotiva; no usan los talentos de la mente y menos las del espíritu, viven reaccionando automáticamente, sin ver que cada situación en la vida tiene diversas soluciones. El espíritu es el elemento que busca el significado de la vida, es el “yo profundo”, la parte más interna y más dinámica.  El Yo Social puede expresarse a través de los papeles que vive el individuo en la sociedad, como hermano, amigo, padre, vecino, alumno, empleado, etc. Al relacionarse el hombre trasciende a través del yo social. Todos se afectan entre sí. Por ejemplo: La úlcera se manifiesta físicamente, debiéndose a una mal manejo de emociones negativas, que a su vez provocan tensión o estrés. Esta tensión lleva a la úlcera y los dolores causan ansiedad, depresión, irritabilidad y afectan al yo social. Así las relaciones interpersonales, familiares y de trabajo se deterioran. Todo este proceso se convierte en una barrera para que el yo espiritual manifieste su energía en optimismo, confianza, alegría, fortaleza, paz y sabiduría. Definitivamente que lograr el Autoconocimiento no es tarea fácil, necesitamos tener mucha percepción y mucha conciencia de nosotros mismos, pero el hecho que vayamos poco a poco a través de estás dinámicas, plasmando en papel lo que nosotros creemos que somos y sentimos, es un excelente comienzo. 3.- AUTOESTIMA ALTA Y BAJA 3.1. Autoestima Alta Una persona con autoestima alta, vive, comparte e invita a la integridad, honestidad, responsabilidad, comprensión y amor; siente que es importante, tiene
  • 30. 30 confianza en su propia competencia, tiene fe en sus propias decisiones y en que ella misma significa su mejor recurso. Al apreciar debidamente su propio valer está dispuesta a aquilatar y respetar el valer de los demás; por ello solicita su ayuda, irradia confianza y esperanza y se acepta totalmente a sí misma como ser humano. La autoestima alta no significa un estado de éxito total y constante; es también conocer las propias limitaciones y debilidades y sentir un orgullo sano por las habilidades y capacidades, tener confianza en la naturaleza interna para tomar decisiones. En verdad que todo ser humano tiene momentos difíciles, cuando el cansancio le abruma, los problemas se acumulan y el mundo y la vida le parecen entonces insoportables. Una persona con autoestima alta toma estos momentos de depresión o crisis como un reto que pronto superará para salir adelante con éxito y más fortalecida que antes. Siempre puedes mejorar tu mejor actuación. Si al principio no lo logras, intenta de otra manera. 3.2. Autoestima Baja Por desgracia existen muchas personas que pasan la mayor parte de su vida con autoestima baja, porque piensan que no valen nada o muy poco. Estás personas esperan ser engañadas, pisoteadas, menospreciadas por los demás, y como se anticipan a lo peor, lo atraen y por lo general les llega. Como defensa se ocultan tras un muro de desconfianza y se hunden en la soledad y el aislamiento. Así aisladas de los demás se vuelven apáticas, indiferentes hacia sí mismas y hacia las personas que los rodean. Les resulta difícil ver, oír y pensar con claridad, por consiguiente tienen mayor propensión a pisotear y despreciar a otros. El temor es compañero natural de esta desconfianza y aislamiento. El temor limita, ciega y evita que el hombre arriesgue en la búsqueda de nuevas soluciones para los problemas, dando lugar a un comportamiento aún más destructivo. No es de sorprender que en ocasiones la persona con autoestima baja recurra a las drogas, al suicidio o al asesinato o simplemente refugiarse en el cigarro o la bebida. Los sentimientos de inseguridad e inferioridad que sufren las personas con autoestima baja, las llevan a sentir envidia y celos de lo que otros poseen, lo que difícilmente aceptan, manifestándose con actitudes de tristeza, depresión, renuncia y aparente abnegación, o bien con actitudes de ansiedad, miedo, agresividad y rencor, sembrando así el sufrimiento, separando a los individuos, dividiendo parejas, familias, grupos sociales, etc.
  • 31. 31 El cambio ocurre cuando asumimos la responsabilidad de nuestros propios pensamientos, decisiones y acciones. 3.3. Sentimientos de inferioridad El sentimiento de inferioridad es el resultado de muchas experiencias fallidas o frustrantes que la persona ha tenido a través de su vida, básicamente en su primera infancia. Es una preocupación subjetiva de sí mismo que lleva a las siguientes conductas:  Es hipersensible a la crítica: No acepta su debilidad, siente que la crítica lo prueba y expone su inferioridad y esto aumenta su malestar.  Sobrealardea: Esto le da seguridad y piensa que elimina sus sentimientos de inferioridad.  Se manifiesta hipercrítico: Cómo una defensa para desviar la atención a sus limitaciones, es agresivo y critica el esfuerzo de los demás para que estos se ocupen de defenderse y no vean en lo que falla; así crea una superioridad ilusoria.  Tiende a culpar: Proyecta su debilidad o inferioridad culpando a otros por sus fallas; se siente bien haciendo que los otros se sientan mal.  Teme la competencia: Aun estando ansioso por ganar, está lejos de sentirse optimista; algunas veces se rehúsa a tomar parte en competencias.  Se siente perseguido: Cree que no le agrada a una persona y que por ello lo que ésta hace es para molestarlo o impedirle el éxito.  Se oculta: Prefiere el anonimato, un sitio donde no sea mirado ni llamado.  Se autorecrimina: Es una defensa ante sus vivencias de incapacidad; así se libera del esfuerzo y hace que los demás no le exijan. El Dilema “Reír es arriesgarse a aparecer un tonto. Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
  • 32. 32 Buscar al otro es arriesgarse a comprometerse. Expresar los sentimientos es arriesgarse a ser rechazado. Exponer los sueños ante una multitud es arriesgarse a ser ridículo. Amar es arriesgarse a no ser correspondido. Avanzar ante obstáculos abrumadores es arriesgarse a fracasar. Pero se deben correr los riesgos porque el peligro más grande en la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada no hace nada, no tiene nada, no es nada. Podrá evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no puede aprender, sentir, cambiar, crecer ni amar. Sólo es libre la persona que arriesga.” 3.4. Autoconcepto – Autoimagen El Autoconcepto es el conjunto de creencias que una persona tiene acerca de lo que ella misma es. Cada persona se forma, a lo largo de su vida una serie de ideas o imágenes que la llevan a creer que así es. Por ejemplo si una persona cree que no es apta para las matemáticas, aunque tenga cualidades para ellas, será inútil. El Autoconcepto limita en forma poderosa. Lo mismo sucede en forma contraria: si una persona cree y tiene fe en sus aptitudes para la música, poco a poco desarrollará la habilidad para ella. Los ejemplos se pueden multiplicar en forma indefinida, por ejemplo una madre que trata a su hijo como tonto y se lo repite con frecuencia, acaba por convertirlo en un verdadero tonto, aun cuando las potencialidades permanezcan en ese niño. En el momento que cambiamos nuestro Autoconcepto, poco a poco puede cambiar la conducta y la salud mental y física. El Autoconcepto o autoimagen es la etiqueta que tenemos en la frente ya sea que nosotros nos la pusimos o nos la pusieron los demás, es también como una máscara. 4.- RECONSTRUCCIÓN DE LA AUTOESTIMA La autoestima es aprendida, y como tal, susceptible de ser modificada, reaprendida, utilizando nuevos métodos, técnicas y experiencias. Algunas personas dicen que quisieran cambiar la forma insana de pensar de ellas mismas, pero que por desgracia la niñez infortunada que tuvieron las hace ser como son. Estas personas están tan ocupadas en construir nuevas defensas e inventar nuevas excusas, gozando de su propia desgracia, que no guardan energía para conocer y experimentar nuevas y constructivas formas de vivir; no creen en ideales, metas, esperanzas, habilidades no realizadas aún, etc. Para quien no piensa en el futuro la vida se reduce a lo banal, al desamparo, la vaciedad; para él el tiempo debe ser llenado, sin sentirse nunca satisfecho. El
  • 33. 33 desarrollo y la actualización tienen su satisfacción en el presente, dirigidos hacia el futuro. Las experiencias pasadas tienen influencia en el comportamiento de ahora; aunque no se pueda cambiar lo que pasó ayer, sí puede cambiarse lo que se siente con respecto a ello ahora. La barrera principal para la reconstrucción de la autoestima es vivir en el pasado, lleno de culpas, resentimientos, etc. 4.1. Autoaceptación La Autoaceptación es el cuarto escalón para alcanzar una autoestima alta. Aprender a aceptarse es la cuarta base de la estructura de la autoestima. Aceptar con orgullo las propias habilidades y capacidades, y reconocer las fallas o debilidades sin sentirse devaluado, es el paso más importante para la reconstrucción de la autoestima. Otro punto importante es confiar en el organismo y su naturaleza interna, para tener la habilidad de tomar decisiones que realmente se quieran, sin importar la reprobación o la crítica. La reconstrucción de la autoestima se lleva a cabo con la utilización de todo el potencial, que se puede manejar poniéndose metas, haciendo contraste consigo mismo, remodelando actitudes y actividades, actualizando la escala de valores y manejando la agresividad. Es necesario rodearse de una atmósfera donde se promueva la confianza, el afecto, el respeto y la aceptación, y no seguir en una donde estos valores son ignorados o rechazados; tener actividades donde sea posible el éxito, y no aquellas en que se sabe de antemano que se va a fracasar. 4.2. Asertividad Es el manejo positivo de la agresividad, entendiéndose ésta como fuerza, valor, empuje, intención, que impulsa a obtener lo que se desea, necesita, anhela o sueña, sin agredirse o lastimarse a sí mismo o a los demás. El manejo de la asertividad en la persona es mediante una autoestima alta, el autoperdón y el uso de la razón. Ser asertivo es ser consciente de sí mismo, de la realidad de sus sentimientos y su conducta. El ser asertivo se caracteriza por pedir lo que necesita, decir lo que gusta o no, expresar lo que siente cuando es necesario. Tener siempre presente el: ¿para qué?, ¿para qué lo digo?; para informar, darme a conocer, etc., o para humillar, lastimar, reclamar. Si este “para que” no responda a algo positivo, es mejor callarse.
  • 34. 34 Las personas asertivas canalizan su agresividad negativa u hostil a través de los deportes, relajación o por actividades que permiten la salida de su energía acumulada. Ser asertivo significa poner en práctica las habilidades propias respetando los derechos de los demás; significa tener el valor de usar la percepción y comunicación, ya que lo que cuenta más en un mensaje no es el “que”, sino el “como” se dice. Por otra parte la asertividad sin una buena percepción y sin saber cómo comunicar, puede llevar al desastre. Por ejemplo, si le dice a una persona que su trabajo está mal hecho, se está siendo asertivo, pero falta usar la percepción para darse cuenta de qué es lo que se dice en realidad y cómo se está diciendo, ya que en vez de ayudarla a que vea su comportamiento, su trabajo y sus consecuencias, podría estarse usando una comunicación destructiva. La no asertividad o agresión hostil es el manejo negativo de la agresividad; es decir, satisfacer las propias necesidades y derechos sin importar los de los demás. La no asertividad se maneja por medio de una autoestima pobre y baja, con autodevaluación, tristeza y depresión, con sentimientos de culpa y remordimientos que llevan a explicaciones y disculpas, provocando enfermedades y autodestrucción. Las personas no asertivas canalizan su agresión destruyendo objetos, golpeando física, moral y económicamente a otras personas, levantando falsos, etc. Por ejemplo: Si una mesera se le olvida traer la crema para el café, y se queda uno sentado esperando a que ella lo note y la traiga, se está siendo pasivo y no asertivo; si le grita y se le dice que es una estúpida por no traerla, se está siendo no asertivo, agresivo y hostil; y si uno la llama y le pide lo que se necesita, se es asertivo. 4.3. Valores Un valor es lo que se considera importante, estimable, valioso y necesario, que hace a uno sentirse bien y eleva el espíritu. Es todo aquello que con las experiencias se va amando, cuidando y trabajando. Para que un valor lo sea realmente, es necesario creerlo, decirlo y actuarlo de manera constante y repetida, por elección libre y entre varias alternativas. De otra forma sería una pose, algo aprendido de otros y no asimilado y vivido. Existen valores fijos, absolutos o universales, como el amor, la justicia, bondad, libertad, belleza, etc., y otros cambiantes, según la edad, intereses, necesidades, circunstancias, época que toca vivir, estado civil, etc.
  • 35. 35 Realizar y actualizar nuestros valores es una forma sana de vivir. La incongruencia entre los que se cree, dice y vive, produce tensiones, angustias y conflictos con uno mismo y con los demás. Los valores siempre cambian en cuanto a su importancia o primacía. Se necesita aprender a distinguir y hacer la propia escala de valores, es decir, qué es lo más importante o tiene más valor, y qué es lo que tiene menos importancia o valor; cuál en determinado momento o circunstancia tiene primacía, aunque se haya puesto abajo en la escala de valores. Una persona que posee un sistema de valores y creencias flexibles, permeable, dispuesto al cambio y en “blanco o negro”, se inclinará a aceptar comportamientos que no sean afines a sus propias creencias y valores. Es terrible pensar que hay mucha gente que muere sin haberse dado cuenta de todos sus talentos, sin descubrirlos ni incrementarlos. Al descubrir y desarrollar los talentos que le han sido dados al ser humano, la autoestima se acrecienta, motivando los demás cambios positivos. Según sea la autoestima de una persona así será la imagen que tenga de sí misma. Como la persona se perciba a sí misma percibirá a los demás. Algunas veces verá en el otro lo que crea o lo que sienta de sí misma. “El león cree que todos son de su condición” La persona que se valora y está consciente de su proceso, está tan ocupada en sí misma, de lo que sale de sí, de ir escogiendo y quedando bien con uno mismo, que no tiene tiempo de fijarse en los errores de los demás. El hombre fracasará en sus relaciones si no puede tener buenas relaciones consigo mismo. Debe reconocerse lo que uno se reserva como: temores, alegrías, dudas, sentimientos, etc., haciéndose responsable de ellos para que no interfieran en la relación con los demás. Recordemos que hay una relación entre autoestima, significado de la vida, creatividad, autorrealización y trascendencia en las relaciones interpersonales y en el aquí y el ahora. Y como base a estas dos grandes capacidades: la capacidad de amar y de elegir. He aquí nuestra libertad. “Sólo podemos respetar, dar y amar a los demás cuando nos hemos respetado, dado y amado a nosotros mismos” (A. Maslow) MI DECLARACIÓN DE AUTOESTIMA
  • 36. 36 (Virginia Satir) Yo soy yo En todo el mundo no existe nadie igual, exactamente igual a mí. Hay personas que tienen aspectos míos, pero de ninguna forma el mismo conjunto mío. Por consiguiente, todo lo que sale de mí es auténticamente mío, porque yo sola lo elegí. Todo lo mío me pertenece, mi cuerpo y todo lo que hace; mi mente con todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis sentimientos, cualesquiera que sean, ira, alegría, frustración, amor, decepción, emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces o cortantes, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave, y todas mis acciones, sean para otros o para mí. Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Son mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores. Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo puedo llegar a quererme y sentir amistad hacia todas mis partes. Puedo hacer factible que todo lo que me concierne funcione para mis mejores intereses. Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco. Pero mientras yo me estime y me quiera puedo buscar con valor y optimismo soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome cada vez más. Como quiera que parezca y suene, diga y haga lo que sea, piense y sienta en un momento dado, todo es parte de mí ser. Esto es real y representa el lugar que ocupo en este momento del tiempo. A la hora de un examen de conciencia respecto de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán inadecuadas. Pero puedo descartar lo inapropiado, conservar lo bueno e inventar algo bueno que supla lo descartado. Puedo oír, ver, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo los medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productiva, y para lograr darle sentido y orden al mundo de personas y cosas que me rodean. Me pertenezco y así puedo estructurarme. Yo soy yo y estoy bien.
  • 37. 37 Reflexión: El anillo Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro sin mirarlo, le, dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó- si quisieras ayudarme tú a mi, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar. E...encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas. Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación. Maestro- dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. -58 MONEDAS!!! Exclamó el joven. -Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé...si la venta es urgente... El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido. Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
  • 38. 38 MANEJO DE SENTIMIENTOS Y EMOCIONES Objetivo: El alumno conocerá la naturaleza y el significado de las emociones y sentimientos. Además, adquirirá herramientas para su manejo adecuado. 1. ¿QUÉ SON Y PARA QUÉ SON LAS EMOCIONES? Quizá todos hemos escuchado o sabido de alguna persona que ha intentado quitarse la vida o que lleva un largo tiempo sumida en una depresión de la que no sabe cómo salir. Estos casos nos dan tristeza y nos hacen pedir que uno nunca se vea en esa situación tan desesperada. Todos nosotros muchas veces no sabemos qué hacer con todo lo que sentimos dentro de nosotros mismos y no sabemos cómo controlarnos. Por ejemplo, cuando nos insultan es muy difícil controlar el coraje que nos da. O también cuando alguien nos dice algo, que no nos gusta, nos entristecemos tanto que hasta nos cambia el modo de ser. Y así, vivimos con miedo de que alguien diga algo desagradable de nosotros. Hace falta aprender a conocer y controlar lo que sentimos y lo que sucede dentro de nosotros. En la escuela no lo enseñan. Tampoco en nuestra familia. Y por no conocer y por no aprender a manejar las emociones y los sentimientos tenemos muchos problemas con las personas con las que convivimos. Es necesario aprender un poco del manejo de los sentimientos. Lo mismo tendríamos que hacer si queremos conducir un carro. ¿Qué pasaría si alguno de nosotros se pone a manejar un carro sin haber aprendido antes a conducir?... si atropellamos a alguien no es porque seamos malos sino por no saber manejar. Igual pasa con nuestro corazón y las emociones. Atropellamos a los demás no porque seamos malos sino porque no hemos aprendido a manejar las emociones y los sentimientos, las consecuencias de no hacerlo pueden ser aún peores que las de manejar un coche sin saber hacerlo. Los sentimientos y emociones son reacciones normales de nuestro cuerpo y aparecen sin pedirnos permiso. Se presentan muchas veces cuando no los esperamos, y luego desaparecen. Los sentimientos son algo momentáneo y que va cambiando. Por ejemplo, si alguien nos dice: hubo un accidente, yo puedo sentir miedo. Y si luego me dicen: no hubo heridos, me siento alegre porque nadie salió lastimado. Así vino el miedo y la alegría. Los sentimientos son como los yoyos: a ratos abajo y a ratos arriba. En esencia, todas las emociones y sentimientos son impulsos para actuar, planes instantáneos para enfrentarnos a la vida que la evolución nos ha inculcado. La raíz de la palabra emoción es motore, el verbo latino “mover”, además del prefijo “e”, qué implica alejarse, lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una tendencia a actuar. Que las emociones conducen a la acción es muy evidente cuando observamos a niños o animales; sólo es en los adultos “civilizados” en los
  • 39. 39 que tan a menudo encontramos la gran anomalía del reino animal: emociones– impulsos arraigados que nos llevan a actuar- divorciados de la reacción evidente. Cada persona tiene un modo distinto de sentir. Según sea nuestro modo de pensar, según nos hayan enseñado desde pequeños, según las diversas experiencias de la vida, cada uno tenemos un modo muy particular de sentir. Así los sentimientos son como las huellas digitales: únicas e irrepetibles. Por eso para conocerme a mí y a los demás tendré que conocer mi modo de sentir y el modo en que los demás sienten. Los sentimientos y emociones son la fuente para conocernos. De ninguna manera son un peligro del cual hay que huir. No son malos sino que nos ayudan a conocernos, así como a los demás. No son ideas o pensamientos, son sentimientos. Ahora bien, los sentimientos y emociones son reacciones normales de las personas, nacen rápidamente y no dependen de su voluntad, por lo tanto no son malos, sencillamente aparecen y nos dicen lo que está sucediendo en nuestro interior, nos indican algo de nosotros mismos. Por ejemplo si voy en automóvil, y de repente me fijo en el marcador de gasolina, y veo que ya está a punto de acabarse no pensaré que el marcador es malo y que por eso hay que romperlo con una piedra, más bien tendré que agradecer que hay algo que indica que falta gasolina y así buscaré dónde llenar el tanque. En otro momento el marcador de gasolina marcará lleno, no es malo el marcador. Así los sentimientos no son malos sino son indicadores o marcadores de Io que tenemos dentro de nosotros mismos. La diferencia entre una emoción y un sentimiento radica, principalmente en la durabilidad y la intensidad. La emoción es pasajera y volcánica, intensa, pero se suele pasar con cierta rapidez, porque es más superficial. En cambio, los sentimientos profundos no desaparecen tan fácilmente, pero tampoco se detectan tan fácilmente mediante estados emocionales: se puede sentir algo muy profundamente y durante mucho sin emocionarse por ello. Por tanto, los sentimientos más profundos son aquellos que se prolongan en el tiempo: por ejemplo, el amor a los padres. Los sentimientos se superponen unos a otros. Lo importante es saber que emoción interior y sentimiento no se identifican. La primera es sólo uno de sus elementos. Por ejemplo, me siento muy bien con mi trabajo, creo que soy feliz con lo que hago y con la gente que convivo en el ambiente laboral, lo cual no quiere decir que de vez en cuando no vengan momentos de ira frente a una situación indeseada; miedo, ante una situación indeseada; tristeza, por un suceso inesperado que le ha afectado a un compañero de trabajo, etc. Hay que aprender a aceptar los sentimientos cuando se presenten, a reconocerlos (Ilamarlos por su nombre: tristeza, melancolía, etc.) y comunicarlos a nuestros mejores amigos. Mantenerse en el error de creer que hay sentimientos malos nos hace mucho daño, porque trataremos de evitar y esconder esos sentimientos y el reprimirlos nos quita alegría, la paz y nos hace vivir con un miedo constante a que se repitan. En nuestro repertorio emocional, cada emoción juega un papel