Oración declaración profética por la República Dominicana y todo el continente américano

1. Señor Jesús, tu cuerpo fue partido por nosotros;
Reconocemos que cada uno de nosotros fuimos partícipes de tu muerte, nosotros también te
crucificamos, de igual manera que los que estaban allí.
Por lo que te pedimos perdón, y nos arrepentimos.
Te pedimos perdón por nuestros pecados, nuestras rebeliones, nuestras transgresiones, nuestras
iniquidades; te pedimos perdón por todo el mal que éstos han causado al cuerpo de Cristo.
Al morir en la cruz, al derramar tu sangre preciosa, al cargar sobre ti todo el pecado de la huma-
nidad, al hacerte maldición en esa cruz y luego resucitar; tomaste toda autoridad en el cielo, en la
tierra y debajo de la tierra; venciste al maligno y al vencerlo tomaste autoridad sobre principados,
potestades, huestes espirituales de maldad, gobernadores de las tinieblas; tienes autoridad sobre
reyes, príncipes y sobre toda fuerza contraria. Y cuando hacemos esta cena, al celebrarla tomamos
esa autoridad, la autoridad de Tu Nombre, nombre sobre todo nombre y nos levantamos contra
todo mal, contra todo lo que se opone al cumplimiento de tu Palabra, contra todo lo que se opone
al cumplimiento de tus promesas. Y con esa autoridad declaramos que toda profecía sobre nues-
tras vidas sea alineada con tus propósitos eternos, con Tu Plan perfecto.
Declaramos sobre el cuerpo de Cristo, sobre tu iglesia, sobre nosotros, sobre esta nación y sobre
el continente Americano la unidad que produce el partimiento del pan.
Desatamos sobre tu cuerpo, sobre tu iglesia, sobre nosotros, sobre esta nación y el continente
Americano, el amor que fue liberado por ti en la cruz del calvario; ese amor que reúne, que con-
grega, que amalgama a todos los que son tus hijos.
Declaramos sobre tu cuerpo, sobre tu iglesia, sobre tu pueblo la unidad de la que Cristo habló
cuando oró, Padre que sean uno así como Tú y Yo somos uno.
Declaramos sobre tu cuerpo y sobre tu iglesia, sobre esta nación y el continente Americano la vida
que produjo tu muerte en la cruz.
Declaramos la salud y sanidad que fue alcanzada para nosotros por Tu Cuerpo llagado, porque por
tus llagas ya nosotros fuimos curados.
Pedimos perdón Señor, por todas y cada una de las veces que hemos tomado esta cena indignamen-
te, sin discernir el cuerpo de Cristo. Pedimos perdón por los juicios que hemos comido y bebido,
pedimos perdón por las enfermedades, debilidades y muertes que hemos traído sobre tu cuerpo,
sobre tu iglesia, sobre nosotros, sobre esta nación y sobre todo el continente Americano.
Señor declaramos sobre tu pueblo, sobre tu cuerpo, sobre tu iglesia, sobre nosotros, sobre ésta
nación y sobre todo el continente Americano, tu humildad, esa humildad que venció todo orgullo;
y pedimos para que sean mansos y humildes como Tú, conforme lo establece Tu Palabra.
Padre, en el nombre de Jesús yo desato y activo la cobertura que Tu Cuerpo desnudado en la cruz
nos proporcionó.
Como profetas y apóstoles comisionados para misiones específicas, pedimos que tú actives esa co-
bertura sobre nosotros, ahora en el nombre de Jesús.
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2. Que el espíritu que clama Abba Padre sea sobre cada nación, cada país, sobre cada ciudad,
sobre cada región, y que vaya recogiendo a todos aquellos que son tus hijos.
Padre en el nombre de Jesús, declaramos la mayor cosecha de almas en toda América del
Norte, América Central, América del Sur, las Antillas Mayores, las Antillas Menores, sobre
cada nación.
Declaramos la conversión masiva de las almas, su liberación, su restauración, su sanidad, su re-
conciliación con el Padre, así como la del hombre con el hombre.
Declaramos que vuelve el corazón de los padres sobre los hijos y el de los hijos sobre los padres.
Declaramos activado el ministerio de la reconciliación, sobre las naciones de América y procla-
mamos que desde aquí saldrán apóstoles, profetas, maestros, evangelistas y pastores, por todas las
naciones del mundo a cumplir con la Gran Comisión conforme lo establece Mateo 28;
oro declarando la caída de los sistemas del mal que tienen cautivas las almas.
Proclamamos la caída de los sistemas religiosos que subyugan al continente Americano.
Proclamamos la caída del gobierno Jezabélico y juntamente con ella, los sistemas de corrupción,
manipulación; de toda entidad que controla y tiene cautiva toda forma de arte, cultura y expresión
artística.
Declaramos la conversión y liberación de homosexuales y lesbianas, declaramos su conversión,
su liberación, su restauración, su libertad del espíritu de rechazo, y proclamarán las verdades de
Cristo Jesús y el evangelio del Reino.
Padre, en el nombre de Jesús, desatamos sobre tu pueblo, sobre tu cuerpo, sobre nosotros, las ri-
quezas que Tú alcanzaste para nosotros cuando siendo rico, te hiciste pobre, para con tu pobreza
enriquecernos. Desatamos la provisión para la gran Comisión.
Declaramos la conquista de la tierra prometida.
Declaramos que las riquezas amontonadas por los impíos a partir de este momento vienen a ma-
nos de tu pueblo, a nuestras manos.
Padre en el nombre de Jesús recibimos tu herencia.
Oramos pidiendo perdón por nuestras rebeliones, perdona Señor todas y cada una de las rebelio-
nes nuestras, por las rebeliones de nuestra nación, por las rebeliones de los países del continente
Americano, perdona todas y cada una de las rebeliones de nuestros antepasados; Tú herido fuiste
por nuestras rebeliones; hoy pedimos perdón por la sangre derramada por mí, por tu cuerpo, por
la sangre derramada en esta nación y las naciones del continente Americano; perdónanos por las
maldiciones que han traído sobre nosotros y las naciones Americanas esa sangre derramada.
Perdónanos Señor porque hemos hecho impíamente. Generación tras generación nos hemos re-
belado contra ti, todas las naciones de América nos hemos rebelado contra ti, por lo que hoy te
pedimos perdón, nos arrepentimos, nos humillamos ante ti como individuos, como parte de tu
cuerpo, como nación y como continente.
Jesús, oramos pidiendo perdón por nuestros pecados, Jesús tú fuiste molido por nuestros pecados,
y nosotros como individuos hemos pecado, como nación hemos pecado, como cuerpo de Cristo
hemos pecado, como tus hijos hemos pecado, por lo que hoy reconocemos nuestro pecado, y te
pedimos perdón. 35
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3. Señor por todos y cada uno de los pecados que hemos cometido nos humillamos ante ti, nos
arrepentimos clamamos a ti Padre Celestial, para que escuches nuestra oración perdones
nuestros pecados, rebeliones transgresiones e iniquidades, sanes nuestra tierra, nuestras na-
ciones, nuestro continente Americano.
Señor, en ti está el hacer misericordia.
Señor, en ti está la autoridad y el poder.
Señor, Moisés una vez oró en favor de tu pueblo y Tú le escuchaste y le concediste su petición de
no exterminarlos.
De la misma manera Abraham oró y Tú lo escuchaste.
Hoy nosotros clamamos por tu pueblo, por tu iglesia, por ésta Tu nación Dominicana; clamamos
por las naciones del continente Americano. Clamamos como tus hijos, clamamos por aquellos que
necesitan una experiencia contigo, por aquellos que necesitan una revelación tuya.
Clamamos por las almas cautivas que no han podido venir a Ti, para que sean libres del cautiverio
que las ata.
Padre en el nombre de Jesús, perdónanos Señor. Libera tu pueblo, libera tus hijos, sana nuestra
tierra.
Padre, clamamos en el nombre de Jesús, por cada pueblo, por cada nación del continente Americano.
Jesús, Tú te hiciste maldición para librarnos de toda maldición; y hoy reconocemos que hemos
acarreado maldiciones sobre nosotros, sobre tu pueblo, sobre las naciones, sobre los países, sobre
todo el continente por:
La idolatría, por volver nuestros corazones e inclinar nuestras rodillas ante otros dioses.
Hemos traído maldición por la sangre derramada, desde los orígenes de la tierra hasta hoy.
Hemos traído maldición por hacer esculturas a dioses ajenos y adorarles.
Hemos traído maldición por deshonrar a nuestros padres y nuestras madres.
Hemos traído maldición por robar la tierra de los demás.
Hemos traído maldición por las hechicerías, la inmundicia, por los pecados sexuales y las desvia-
ciones y aberraciones cometidas por nosotros.
Hemos traído maldición por los adulterios cometidos.
Hemos traído maldición por no obedecer tu Palabra.
Hemos traído maldición por cada vez que la hemos proclamado con nuestras bocas, por cada vez
que nos hemos hecho pregoneros de desgracias y anunciadores de malas noticias.
Y hoy Señor, Padre Celestial, Espíritu Santo, te pedimos perdón por todas y cada una de las mal-
diciones que nos han alcanzado, te pedimos perdón por las maldiciones que desde los orígenes
hemos traído sobre la tierra.
Pedimos perdón, por todas y cada una de las maldiciones que como pueblo tuyo, como hijos tuyos
hemos traído sobre la tierra.
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4. Padre, en el nombre de Jesús, perdónanos, perdona tu pueblo, perdona tus hijos, perdona tu
nación, perdona las naciones de éste tu continente Americano; por todas y cada una de las
maldiciones que han dado derecho al enemigo a enseñorearse aún más de nosotros y hoy
nos arrepentimos, te pedimos perdón y nos humillamos, en el nombre de Jesús; y te pedimos Señor
que desautorices su gobierno de todas y cada una de las naciones del continente Americano.
Padre, nos arrepentimos, nos humillamos, clamamos y te decimos ten misericordia de tu pueblo y
de las naciones del continente americano.
Oramos Señor, intercedemos, ante el Padre, ante Ti y ante el Espíritu Santo, de la misma manera
que tú lo haces.
Perdona nuestro continente.
Libera nuestro continente.
Sana nuestro continente.
Restaura nuestro continente.
Líbranos de la miseria.
Líbranos de la ruina.
Líbranos de la corrupción y transforma los gobiernos corruptos.
Líbranos de la idolatría.
Líbranos de la religión, su ceguera y su entontecimiento.
Líbranos del pensamiento griego, humanista, basado en la lógica y la razón.
Líbranos de todo lo que atenta contra la fe en Jesús.
Líbranos del poder de Apolión y sus malas noticias.
Líbranos de Jezabel, de sus fornicaciones, adulterios, su idolatría, su corrupción, su seducción, sus
mentiras, su control y su manipulación.
Líbranos Señor Jesús, de Mamón, del amor al dinero, de la idolatría y dependencia al dinero.
Libera las familias del cautiverio, la violencia, las divisiones, los rechazos, los divorcios.
Líbranos del orgullo, del nacionalismo, del individualismo, de la arrogancia, de las guerras, del
gobierno de Satanás y sus príncipes.
Líbranos de toda maldición.
Padre, clamamos a ti, intercedemos ante ti, y lo hacemos en el nombre de Jesús.
Dice tu Palabra que el peso de nuestra paz fue sobre ti, por lo que oro por nuestra paz, la paz de
tu pueblo, de todas y cada una de la naciones a América.
Declaro la paz que sobre pasa todo entendimiento sobre tus hijos, en el nombre de Jesús.
Proclamo que todos los órganos, todos los miembros del cuerpo, todas las partes funcionales que
tienen que estar unidas a mí, a nosotros, al ministerio, a los países, a las naciones del continente
Americano que ocupen sus posiciones.
Los guerreros a la guerra. Los intercesores a la oración y el ayuno. Los apóstoles y profetas a la
conquista. Los maestros a la enseñanza. Los evangelistas a lanzar las redes. Los pastores apacentar
la Grey.
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5. Ordeno que todas y cada una de las citas divinas que el Señor ha coordinado para mí, para
el pueblo, para la iglesia, se realicen en el nombre de Jesús.
Clamo para que las unciones que nos pertenecen nos alcancen, para que los dones se ac-
tiven, los ministerios se activen, para que se potencialice la gracia, el favor, la autoridad que nos
has dado para completar exitosamente tu encomienda.
Nos hacemos disponibles para que lo que quieras hacer por medio nuestro lo realices y conéctanos
con aquellos que no conocemos donde quiera que estén, para que como cuerpo podamos hacer lo
que te has propuesto.
Padre edifica tu tabernáculo en nosotros, activa la llave de David que está en nuestras manos.
Muéstranos las puertas, esas puertas que como dice Apocalipsis has puesto delante de nosotros.
Queremos que habites en nosotros, que mores en nosotros, que permanezcas en nosotros.
Tu Palabra declara que somos templo del Espíritu Santo y queremos serlo.
Tu Palabra declara que: El que te ama tu palabra guardará, y tu Padre le amará, y vendrán a El y
harán morada con El. Y eso es lo que queremos Señor, que ustedes hagan morada permanente en
nosotros.
Padre que al partir el pan nuestros ojos sean abiertos y podamos ver; que nuestros oídos sean
abiertos y podamos escuchar.
Padre subimos al monte y traemos madera de acacia para tu casa, nuestros cuerpos santificados
para ti, procesados por ti, transformados por ti, regenerados por ti, humillados ante ti, postrados
ante ti.
En el nombre de Jesús.
Jesús, y al beber tu sangre derramada en la cruz del Calvario:
Aceptamos la expiación de nuestros pecados por medio de esa sangre preciosa en nuestras vidas,
así como en las naciones del continente Americano.
Aceptamos la vida que tiene tu sangre para nosotros, así como para las naciones del continente
Americano.
Que se produzca en nosotros, en tus hijos, en tu pueblo, en las naciones de América, la unión de
esa sangre preciosa con el Espíritu Santo de Dios y absorba todo lo mortal, de la misma manera
que sucedió con Jesús en la tumba; y nos levante, nos arranque literalmente del poder de la muerte
y del infierno.
Declaro sobre las vidas, sobre los hijos de Dios, sobre las naciones del continente Americano, Vida;
la vida como la declaró Ezequiel 37, sobre los huesos secos en el valle.
He aquí que el Espíritu Santo entre en cada uno de nosotros, trayendo vida.
Poniendo sobre nosotros todo lo necesario para que esa vida sea manifiesta.
Que la luz de esa sangre derramada sea manifiesta en nosotros y sobre todas y cada una de las
naciones del continente Americano; sobre tus escogidos, sobre tus hijos.
Que esa luz esparza toda tiniebla, que resplandezca sobre tu pueblo.
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6. Que de la misma manera que sobre tu pueblo de Israel había luz, columna de fuego que los
alumbraba durante las noches, detrás había oscuridad, había tinieblas para los opresores
de tu pueblo.
Que el amor de Dios; el amor contenido en esa sangre derramada, que es el DNA de Dios
Padre; se manifieste en cada uno de nosotros, en nuestras vidas y la vida de cada hijo tuyo en éste
continente Americano.
Padre, en el nombre de Jesús, perdona tu pueblo; perdona las naciones del continente Americano;
que al beber tu sangre podamos perdonar lo imperdonable por la manifestación de tu amor que
cubre multitud de faltas.
Que podamos ver como tú ves. Que esa sangre derramada por nosotros, destruya todo lo que en
nuestras vidas, en tu pueblo y en las naciones del continente Americano se opone a la manifesta-
ción de la justicia de Dios en nosotros.
Que tu sangre destruya todas las mentiras del maligno.
Padre, que la autoridad manifiesta en la sangre derramada por tu Hijo, sea en nosotros y nos co-
locamos en esa posición de autoridad y desde allí decimos a todo principado, a toda potestad, a
todo poder de las tinieblas, que libere nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras pertenencias,
nuestras familias, nuestra herencia, nuestros hijos.
Le ordenamos que libere las naciones del continente Americano, las almas cautivas, los gobiernos,
las economías.
Declaramos la caída del gobierno de Satanás en esta nación y el continente Americano.
Le declaramos al regente que gobierna esta nación, y las naciones del continente Americano que
en el nombre de Jesús son atados.
Declaramos que las naciones del continente Americano les pertenecen a Jesús, Rey de Reyes y Se-
ñor de Señores. Por tanto yo declaro que el gobierno de Satanás, y sus príncipes: el gobierno de
Apolión, el gobierno de Jezabel, el gobierno de Guadalupe, la diosa del cielo en todas sus manifes-
taciones; que el príncipe de Grecia y su humanismo, su lógica y su razón, Leviatán con su soberbia,
su orgullo, su dura cérviz y altivez, que Mamón y sus servidores:
DEBEN ABANDONAR ESTA NACION Y CADA NACION DEL CONTINENTE AMERICANO, DEBEN
LIBERAR CADA INDIVIDUO, CADA NACION, CADA PAIS, DEBEN LIBERAR LAS VIDAS CAUTIVAS,
DEBEN LIBERAR LAS RIQUEZAS DE TODO YUGO Y DE TODO SU DOMINIO.
SATANAS DECLARAMOS QUE TU REINO ES CONMOVIBLE, POR TANTO TIENES QUE SALIR EN
EL NOMBRE DE JESUS.
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7. El Salmo 149 declara:
1 Cantad a Jehová cántico nuevo; Su alabanza sea en la congregación de los santos.
2 Alégrese Israel en su Hacedor; Los hijos de Sion se gocen en su Rey.
3 Alaben su nombre con danza; Con pandero y arpa a él canten.
4 Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los humildes con la salvación.
5 Regocíjense los santos por su gloria, Y canten aun sobre sus camas.
6 Exalten a Dios con sus gargantas, Y espadas de dos filos en sus manos,
7 Para ejecutar venganza entre las naciones, Y castigo entre los pueblos;
8 Para aprisionar a sus reyes con grillos, Y a sus nobles con cadenas de hierro;
9 Para ejecutar en ellos el juicio decretado; Gloria será esto para todos sus santos.
Aleluya.
Satanás, con todos tus príncipes, gobernadores, reyes, dominios, potestades, huestes de maldad,
te ordenamos en el nombre de Jesús que salgas de nuestra nación y de cada nación del continente
Americano ahora, en el nombre poderoso de Jesús.
Te ordenamos que liberes todo pueblo de Dios en cautiverio.
Que liberes toda riqueza cautiva, retenida, robada, zaqueada, obtenida por usura o de manera ilegal.
Te ordenamos ahora, sal de nuestra nación y de cada nación del continente Americano y llévate
contigo todas tus mentiras, tus miserias, tus hechicerías, tus idolatrías, tus maldiciones, tus enga-
ños, tus manipulaciones, tu corrupción.
Fuera en el nombre de Jesús.
Padre, que en el nombre de Jesús sea manifiesto en nosotros:
La victoria alcanzada por la sangre vertida en el sudor de su frente.
La victoria que surgió de la sangre vertida de las bofetadas y los palos que desfiguraron su rostro.
La victoria de la sangre que salió al arrancarle su barba.
La victoria de la sangre que salió de los latigazos que desgarraron su espalda.
La victoria de la sangre que produjo la corona de espinas.
La victoria de la sangre que salió por las heridas causadas por los clavos en sus manos y sus pies.
La victoria alcanzada por la sangre que salió por la herida causada por la lanza que atravesó su
costado.
Proclamamos la victoria de la cruz de Cristo sobre esta nación y las naciones del continente
Americano.
Alabamos a Dios en su santuario.
Lo alabamos en la magnificencia de su firmamento.
Lo alabamos por sus proezas.
Lo alabamos conforme a la muchedumbre de su grandeza.
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8. Yhago esto conforme el libro del Apocalipsis 10:11
Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas
y reyes.
Los reinos de la tierra son de Jesucristo. ¡Aleluya!
Apocalipsis 4:11
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por
tu voluntad existen y fueron creadas.
Apocalipsis 5:5
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de
David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Apocalipsis 5:9-10
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos
has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Apocalipsis 5:12-13
12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas,
la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13 Y a todo lo creado que está en el
cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí
decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 7:12
La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza,
sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Apocalipsis 11:17-18
Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has
tomado tu gran poder, y has reinado. 18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo
de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que
temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
Aleluya al que vive y reina por siempre.
Padre, que tu Espíritu Santo inunde ésta y todas las naciones del continente con tu Espíritu Santo.
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