!Fuego, fuego! Publicado por Miguel Ángel Santos Guerra | 19 Noviembre, 2011
1. ¡Fuego, fuego! | El Adarve
http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2011/11/19/%25c2%25a1fuego-fuego/ November 20, 2011
Hace falta ingenio para sobrevivir. El Diccionario de la RAE define ingenio como “la capacidad
que tiene una persona para pensar con rapidez y claridad”. Y también como “la capacidad que
tiene una persona para imaginar o crear cosas útiles combinando con inteligencia y habilidad los
conocimientos que posee y los medios técnicos de que dispone”. Los ingredientes del ingenio
son, pues: imaginación, inteligencia, rapidez, claridad, adaptación y eficacia.
El ingenio nos permite salir adelante en situaciones de
imprevista dificultad.
Dice Carlo Dossi que “el ingenio está constituido por un
tercio de instinto, un tercio de memoria y un tercio de
voluntad”. No crece de forma automática. Es como una
semilla que se siembra. Hay terrenos en los que muere
inexorablemente: en la rutina, el adocenamiento, la sumisión,
la pereza, y el pesismismo. Hace falta abonar esa planta,
regarla, podarla y protegerla de plagas y tormentas.
El ingenio nos permite salir adelante en situaciones de
imprevista dificultad. Uno de sus elementos básicos es que
se adapta al contexto concreto, se acomoda flexiblemente a
las exigencias del lugar y del momento.
De cuántos atolladeros nos podría sacar el ingenio. Qué
importante sería utilizarlo para buscar y encontrar salidas
particulares y generales a esta crisis que nos asedia.
Un borracho deambula sin rumbo fijo por una ciudad. Después de dar un traspiés, cae en una
cloaca y empieza a gritar:
- ¡Fuego, fuego!
Acuden en su auxilio, apresuradamente, algunos transeúntes y le rescatan. Uno de ellos le
pregunta:
- ¿Por qué decía usted “fuego, fuego”, si no lo había?
Él contesta de manera irrefutable:
- ¿Habría acudido alguno de ustedes si hubiera gritado: “¡mierda, mierda!”?
Así son las cosas. Es probable que, de haber sido más preciso, nadie se hubiera acercado con
ánimo de socorrerlo. Y es que el ingenio es una herramienta muy necesaria. Al borracho de
nuestra historia le salvó la vida.
No siempre la situación es tan dramática, pero el ingenio (que mezcla inteligencia con rapidez)
ofrece una puerta de escape en situaciones embarazosas y brinda soluciones que no llegarían sin
él cuando se necesitan. “La improvisación es la verdadera piedra de toque del ingenio”, dice
Molière.
Agustín de Foxá se encontraba en una cena de gala. Le había correspondido por protocolo estar
sentado al lado de una señora de buen ver que él desconocía. En el trascurso de la cena le dice a
la señora:
2. - A quien no puedo soportar es a aquel caballero que tenemos en frente. Resulta insoportable por
su pedantería y por su prepotencia.
Ella, entre sorprendida e indignada, le hace ver que ese señor es su marido. Y, Agustín de Foxá,
sin perder la calma, le dice:
- Por eso le odio, señora, por eso le odio.
El ingenio había convertido lo que era una evidente agresión en una ingeniosa galantería.
Con ingenio se nace, pero el ingenio se cultiva. Es muy inquietante y a la vez muy importante la
tesis de quienes piensan que las escuelas atrofian la creatividad. Resulta preocupante la pérdida
de espontaneidad que viven los alumnos en la escuela a medida que van pasando por sus
diferentes etapas.
Hace tiempo llegó a mis manos un texto muy sugerente de Helen Bakler que cuenta cómo un niño
que pinta con soltura, que maneja la plastilina con creatividad acaba reproduciendo de manera
mecánica los modelos que le propone la profesora.
Me remito a las estrategias didácticas que utilizamos en las escuelas. Muchas de ellas están
asentadas en procesos de memorización y de repetición. Pero no de creación. Doyle habla de los
diferentes tipos de tareas intelectuales que se utilizan en las aulas y que van desde la
memorización a la creación pasando por el aprendizaje de algoritmos, la comprensión, el análisis,
la comparación y la libre opinión.
¿Qué tipo de actividades son las más frecuentes? No he visto que se utilicen con frecuencia
tormentas de ideas, proyectos de visión futura, creación de proyectos, planificación de
investigaciones, formulación de interrogantes… El corpus de conocimiento es tan grande que se
dedica la mayor parte del tiempo a su transmisión, a su reproducción. Queda muy poco tiempo
para la búsqueda, el cuestionamiento y la producción.
¿De qué tareas existe más peso en la evaluación? ¿Cuáles son las más frecuentes y las más
valoradas? Mucho me temo que se encuentren más de memorizar que de crear, más de repetir
que de inventar.
Recuerdo la sorpresa de un grupo de alumnos cuando les propuse al comenzar el año que
escribiesen un libro sobre la asignatura. Se sorprendieron porque, lo habitual, es que se les exija
comprender y repetir lo que otros han escrito.
Unos fotografiaron y analizaron los espacios, otros estudiaron los tiempos, otros entrevistaron a las
autoridades, otros analizaron el curriculum oculto, otros investigaron sobre las relaciones…Cuando
vieron estampadas sus firmas en las páginas del “su” libro (se titula “Investigar en Organización” y
fue editado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga en la colección
Elementos Auxiliares de Clase) se quedaron sorprendidos de lo que habían logrado.
Si se castiga el ingenio, si se menosprecia o se ignora, acaba por desaparecer. Si se valora y se
estimula, crecerá libremente. Cultivar el ingenio exige que se promueva su manejo, que se
conozcan las estrategias de su desarrollo, que se valoren sus resultados. Cultivar el ingenio es no
poner cortapisas al pensamiento, dejarlo fluir con espontaneidad y con alegría. Estoy con Jules
Renard: “El ingenio es al talento lo que el instinto es a la razón”.
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