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Investigación
Uclés Aguilera D. 2006. El valor económico del medio ambiente . Ecosistemas. 2006/2
(URL: http://www.revistaecosistemas.net/articulo.asp?Id=418&Id_Categoria=2&tipo=portada)



El valor económico del medio ambiente
D. Uclés Aguilera

Servicio de Estudios Económicos Cámara de Comercio de Almería - Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Almería.
(ducles@camaradealmeria.es)



La economía ambiental y su némesis, la economía ecológica, comenzaron a preocuparse por el medio ambiente en la década de los 70, aunque
desde ópticas distintas. Sin embargo, ambas visiones están de acuerdo en el valor del medio ambiente para la economía. La economía ambiental
ha desarrollado numerosas metodologías de valoración, que se exponen aquí como una aproximación al concepto de desarrollo sostenible y al de
valoración económica del medio.

Palabras clave: Medio ambiente, desarrollo sostenible, métodos de valoración, economía ambiental.

The economic value of the environment. Environmental economy and its Nemesis, ecological economy, began to worry about the environment
in the decade of the 70s, although from different points of view. Environmental economy has developed numerous valuation methodologies,
which are reviewed here as an approach to the "sustainable development" concept and to the economic value of the environment.

Key words: Environment, sustainable development, valuation methods, environmental economy.


Desarrollo sostenible marca registrada

El desarrollo sostenible es posiblemente la acuñación más exitosa de la economía durante la segunda mitad del siglo XX,
aunque es, en realidad, tal y como señala Naredo (1999) solamente un oximoron; es decir, la conjunción de dos términos
contradictorios que se unen para dar lugar a uno nuevo. Este término incorpora a la economía la idea de que la naturaleza
forma parte de la realidad económica. Idea que, como explican Naredo (1992) o Passet (1996), fue abandonada en la medida
que los economistas iban centrando su objetivo en el mercado, olvidando de paso el papel del medio ambiente tras la cortina
de la mentalidad mecanicista. Así, en los manuales de economía al uso se podía leer hasta hace muy poco la definición de
bienes libres, aquéllos que se podían ser consumidos de manera gratuita y cuya reposición era automática, como el agua o el
aire. Afortunadamente hoy nadie pensaría que el agua es un bien del todo libre; al menos no si se hace desde un punto de
vista local.

Sin embargo, la propia naturaleza de la economía, tanto desde la perspectiva del comunismo como del capitalismo, lleva al
agotamiento de los recursos naturales y al deterioro del medio ambiente, con efectos cada día más evidentes sobre la calidad
de vida de las personas. A partir de la década de los 70 cristalizó en el pensamiento económico la necesidad de mantener los
ecosistemas por la necesidad de garantizar la propia supervivencia de la actividad económica. El concepto de externalidad
marshaliana, las teorías de Jevons, Pigou o Coasse, y la alarma desatada por el Club de Roma con su informe sobre Los
Límites del Crecimiento (1974) dieron lugar a la economía ambiental y al nacimiento del concepto de ecodesarrollo (definido
inicialmente por Sachs). Concepto que contó con el veto político de la administración estadounidense y que debió ser
sustituido por el más suave de tono desarrollo sostenible.

Con todo, la idea que subyace es la necesidad de mantener un ritmo de actividad compatible con el sostenimiento del medio
ambiente en sus condiciones actuales; o, dicho de otra manera, la minimización del coste del usuario para las generaciones
futuras.

Este concepto ha constituido todo un éxito desde el punto de vista del marketing. Se ha incorporado con normalidad al
discurso habitual y, lo que es más importante, al discurso político, dando lugar a organismos, políticas genéricas y


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específicas, así como a mecanismos de promoción del desarrollo sostenible. Evidentemente, la generalización del término ha
conllevado que en demasiadas ocasiones se haya malversado su significado, siendo utilizado como sinónimo de desarrollo
sostenido. Incluso, a veces, aunque se utilizaba de la manera correcta, era interpretado por parte de los agentes destinatarios
como desarrollo sostenido. A modo de ejemplo, entre los Objetivos del Milenio, se establece como objetivo número 7 el de
lograr un desarrollo sostenible, aunque unos párrafos antes se establecía la necesidad de crecer de manera sostenida a
elevadas tasas para acabar con la pobreza. Desgraciadamente, los crecimientos elevados de manera sostenida son hasta
ahora poco compatibles con la sostenibilidad, como pone de manifiesto el fenómeno que está ocurriendo actualmente en
China.

El cisma ecológico

En el entorno de la disciplina económica se ha producido un cisma conceptual importante. Como explica Aguilera Klink (1992)
una parte de la profesión (englobada bajo el epíteto de economía ambiental) entiende que el medio ambiente puede regirse por
los mismos criterios que el resto de los recursos, insistiendo en la perspectiva del mercado y, por ende, en el de los derechos
de propiedad y los precios. Por otro lado, los defensores de la economía ecológica optan por un replanteamiento global de la
disciplina, una especie de vuelta a los orígenes, retomando los planteamientos de los fisiócratas para enfocar la economía
desde una perspectiva ecosistémica, en la que la propiedad privada tiene un menor papel protagonista y se prima la visión
ecológica. Es más, los defensores de este planteamiento tienen un punto de partida muy físico: los principios primero y
segundo de la termodinámica, conservación de la energía y entropía.

Esta diferencia no es baladí a la hora de plantearse el valor del medio ambiente. La primera de las opciones insiste en la
necesidad de integrar, o internalizar, los costes ambientales en el entorno del mercado para que de esa manera los agentes
tomen decisiones eficientes desde el punto de vista económico y ambiental. En este sentido se adoptan diversas
metodologías que pretenden asignar valores económicos a los recursos naturales, a las externalidades negativas de la
actividad económica, a las pesquerías, a los bosques, etc.

Con respecto a la economía ecológica, el problema no radica en el valor, sino en el mantenimiento de los ecosistemas. Por
así decir, el valor más importante es el de la propia existencia de los mismos y la comprensión de las funciones que el
ecosistema cumple en el proceso de producción y en la propia existencia de los seres humanos como especie. En esta
perspectiva, la interacción con otras disciplinas científicas es indispensable y, aparte de las cantidades en términos
crematísticos, tienen cabida las variables físicas y ecológicas. Una visión integrada que se condensa en la Figura 1, que
representa la relación de las diferentes esferas en las que se desenvuelven las actividades económicas.




                          Figura 1. Las esferas de la actividad económica. Fuente: Passet (1996).


                                                                                                                           2
A efectos prácticos, el tiempo de actuación de cada una de las opciones es distinto. La economía ecológica es claramente
una opción de y para el futuro, a mi modo de ver necesaria, que a corto plazo se enfrenta a los problemas de falta de
sensibilidad de una gran parte de la sociedad. Por ejemplo, Estados Unidos se ha negado ha suscribir el protocolo de Kyoto
con el argumento de que el cumplimiento perjudicaría a su economía. Es decir, anteponen explícitamente los beneficios del
crecimiento económico a corto plazo (aumentos de renta, mayores niveles de empleo, etc.) a los costes del aumento de la
concentración de CO2 en la atmósfera, costes que, además, consideran no necesariamente relacionados con el cambio
climático. Sin embargo, desde el punto de vista de la economía ecológica la alternativa no sería elegir entre crecimiento
económico y el aumento de contaminación, sino entre crecimiento económico y la posible modificación del equilibrio
climático, que traería consigo una crisis ambiental, humana y por extensión económica.

Es comprensible, no obstante, que haya resistencias al nuevo paradigma. No en vano los actuales niveles de desarrollo se
han conseguido por la vía del crecimiento económico; y no en vano también hemos logrado llegar a la economía de la
satisfacción de Galbraith a costa de expandir nuestro producto nacional bruto.

Un nuevo compromiso

Desarrollo y crecimiento económico se tratan como sinónimos, aunque en las sociedades desarrolladas tal comparación no
tenga ya sentido; entre otras razones, porque comienzan a encontrarse niveles de saturación. ¿Se dobla el bienestar de los
ciudadanos de una ciudad como Madrid si se dobla el número de vehículos? Es obvio que tal contingencia multiplicaría los
problemas de tráfico de una ciudad ya de por sí bastante saturada, y los perjuicios globales serían casi con toda seguridad
mayores que la suma de los beneficios particulares.

A corto plazo, sin embargo, la economía ambiental presenta metodologías y soluciones que posiblemente no sean del todo
óptimas, vistas desde la perspectiva ecológica, pero que suponen un puente entre el paradigma liberal y el bio-económico. En
este sentido, se han desarrollado diversos métodos que sirven para calcular unos valores económicos que, aunque no son
propiamente de mercado, si que son útiles como aproximaciones y como herramientas de cálculo.

Antes de continuar habría que señalar que los economistas no hemos sido los únicos en realizar estos ejercicios de cálculo.
Costanza y colaboradores, por ejemplo, publicaban en 1997 un aventurado cálculo del valor económico de las funciones y
servicios medioambientales a nivel global (Costanza et al., 1997). Su estimación era de una media de 33 billones de dólares
anuales, frente a los 18 billones de dólares en los que se estimaba el Producto Nacional Global del planeta en términos
económicos tradicionales.

Las fuentes de valor

No es el objetivo de este trabajo profundizar en las metodologías más usadas, ni en los pros y contras de las mismas. El afán
que nos mueve es evidenciar las razones por las cuales el medio ambiente posee un valor económico que en muchas
ocasiones es imposible de evidenciar o directamente infinito y, por definición, incalculable pero nunca inexistente. Un primer
paso debe ser la identificación de las funciones ambientales y de los productos y servicios ambientales generados por éstas.
De Groot, basándose en Eagles ha realizado una clasificación de estas funciones que resulta muy útil para la identificación de
las mismas (tomado de Jiménez, 1996):

- Funciones de soporte o carga, en las que el medio ambiente proporciona el sustrato sobre el que se desarrollan las
actividades humanas.

    q   Funciones de construcción.
    q   Funciones de transporte.
    q   Funciones de eliminación de residuos.
    q   Funciones recreativas antropocéntricas.
    q   Funciones de reservorio de espacio y sustrato.

- Funciones de producción conjunta, en las que el medio juega un papel activo aunque predominan las decisiones humanas.

    q   Funciones de producción agrícola.
    q   Funciones intensivas y extensivas de producción animal.
    q   Otras funciones de producción conjunta.

- Funciones de significación, en las que el medio ambiente se relaciona con los 'significados' y conocimientos humanos.


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q   Funciones de señal sobre indicadores espaciales y temporales.
    q   Funciones de significación científica.
    q   Funciones de relación hombre-naturaleza.
    q   Funciones de participación.
    q   Funciones de contemplación.
    q   Funciones de reserva de significación.

- Funciones de hábitat, relacionadas con el hogar ecológico de la vida.

    q   Funciones para el desarrollo de especies y ecosistemas.
    q   Funciones de reserva de hábitat.

- Funciones de procesado, beneficios para la humanidad derivados de la capacidad del ambiente para amortiguar los riesgos y
peligros de las acciones humanas.

    q   Funciones de procesado abiótico.
    q   Funciones de procesado biótico.

- Funciones de regulación, referidas a la capacidad de los componentes ambientales para contener influencias dañinas de
otros componentes.

    q   Funciones de blindaje.
    q   Funciones de contención.

A partir del conocimiento de las funciones ambientales y de la inserción de éstas con las humanas es posible aventurarnos al
cálculo de un valor económico total (Jiménez, 1996). Algunos valores son evidentes y tienen reflejo directa o indirectamente en
el mercado: son los valores de uso. Pero hay otros que no son evidentes o que incluso se derivan del mero hecho de la
existencia. Siguiendo a Munasinghe (1992), el valor económico total de los activos ambientales estaría compuesto por el valor
de uso más el valor de no utilización (véase la Fig. 2).




 Figura 2. Valores económicos del medio ambiente. Fuente: Munasinghe (1992).


Los valores de uso directo, como ya hemos dicho, son relativamente sencillos de cuantificar, pues se refieren a productos que
se pueden consumir directamente: alimentos, biomasa, salud, etc. Los de uso indirecto alcanzan los beneficios denominados
funcionales, tales como la regulación del clima o microclima, la protección contra crecidas y riadas, etc. Por su parte, los
valores de opción se refieren a valores de uso directo o indirecto en el futuro, por lo que nos encontramos con la dificultad de
predecir los niveles tecnológicos de los años venideros, los cuales influirán en la productividad inducida del medio ambiente.




                                                                                                                            4
El valor de existencia deriva del propio conocimiento de la existencia de un determinado activo ambiental. Es el caso, por
ejemplo, de la Antártida o de la biodiversidad, cuya existencia, aunque sea por mera convicción moral, nos parece valiosa.
Obviamente, a la hora de hacer juicios morales las dificultades de cuantificación se multiplican, aunque puede resultar más
sencillo lograr una ordenación de prioridades.

Finalmente, el valor de legado es el que tiene determinado bien ambiental o recurso natural (valores de uso y no uso) para las
siguientes generaciones, debiendo suponer por tanto no sólo los niveles tecnológicos futuros, sino también escalas de valores
y principios morales de los que nos continuarán.

En la Tabla 1 se resumen los principales métodos de valoración de la economía ambiental, aunque nos parece que la razón
más convincente por la cual debemos proceder a la valoración de los activos ambientales (por estéril que parezca) es la de
evidenciar los servicios que estos nos prestan y aumentar el coste de oportunidad asignado por los agentes económicos a la
utilización de los recursos.


 Tabla 1. Métodos de valoración de los activos ambientales. Fuente: Elaboración propia a partir de Romero (1997) y
 Jiménez (1996).


             Costes y beneficios reales                   Evaluación indirecta a
                                                                                 Evaluación a través de
  Evaluación de costes y      Evaluación de costes         través de mercados
                                                                                   mercados ficticios
   beneficios directos           de restitución                   reales
                                                                                     Se calculan las
                                                          Aún no habiendo
                                                                                     variaciones
  Se evalúan costes y         Se evalúan los costes       mercados directos, el
                                                                                     compensatorias a través
  beneficios directamente     de sustitución o de         activo ambiental influye
                                                                                     de mercados artificiales
  observables y evaluables    compensación del            en mercados reales
                                                                                     o poniendo a los
  por existir mercados.       consumo del activo.         (mercado de la vivienda,
                                                                                     agentes en situaciones
                                                          etc.).
                                                                                     de mercado.

  ?    Efectos en la          ?    Coste de reposición.   ?   Variables hedónicas. ?      Valoración
      producción.                                                                        contingente.
                              ?    Proyecto               ?   Coste del viaje.
  ?    Efectos en la salud.       compensatorio.                                     ?    Mercado artificial.

  ?    Costes defensivos o
      preventivos.




Conclusión

En un viaje de ida y vuelta, la economía ha tomado conciencia de la importancia del medio ambiente como 'sustrato' en el que
se producen las actividades humanas y, por ende, las de mercado. Se ha tomado conciencia del papel del medio como
productor de recursos, como receptor de residuos y como sistema influyente e influenciable por parte de la economía.

Esta incorporación ha venido de la mano del éxito social y político del término desarrollo sostenible, que de forma lenta pero
inexorable forma parte cada día más activa de las políticas de las administraciones, dando incluso nombre a concejalías,
direcciones generales, consejerías, etc. Poco a poco se está pasando, además, de planteamientos verticales a otros
transversales, en las que el medio ambiente aparece como criterio de decisión en ámbitos cada vez más numerosos.

La economía ambiental ha desarrollado multitud de sistemas y metodologías de valoración que permiten ya que no obtener
precios (pues no existen mercados para la mayoría de los servicios ecológicos), si al menos lograr unos valores aproximativos
que 'visibilizan' la utilidad económica de los activos ambientales y sirven para el logro de su sostenibilidad a largo plazo.

Referencias

Aguilera Klink, F. 1992. La preocupación por el medio ambiente en el pensamiento económico actual, en Información
Comercial Española, núm. 711 de noviembre de 1992, pp. 31-42. Ed. Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Madrid.

Azqueta, D. y Ferreiro, A. (eds.) 1994. Análisis económico y gestión de recursos naturales. Ed. Alianza Editorial, Madrid.


                                                                                                                             5
Costanza, R, et al. 1997. The value of the world´s ecosystem services and natural capital. Nature 387: 253-260.

Georgescu-Roegen, N. 1996. La ley de la entropía y el proceso económico. Ed. Fundación Argentaria y Visor Distribuciones,
S.A. Madrid.

Jiménez Herrero, L.M. 1996. Desarrollo sostenible y economía ecológica. Integración medioambiente-desarrollo y economía-
ecología. Editorial Síntesis, Madrid.

Naredo, J.M. 1992. Los cambios en la idea de naturaleza y su incidencia en el pensamiento económico actual, en Información
Comercial Española, núm. 711 de noviembre de 1992, pp. 11-30. Ed. Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Madrid.

Naredo, J.M. y Valero, A. (dirs.) 1999. Desarrollo económico y deterioro económico. Ed. Fundación Argentaria y Visor
Distribuciones, S.A. Madrid.

Passet, R. 1996. Principios de bioeconomía. Ed. Fundación Argentaria y Visor Distribuciones, S.A. Madrid.

Romero, C. 1997. Economía de los recursos ambientales y naturales (2ª edición ampliada). Ed. Alianza Editorial, Madrid.




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Edición Nro 122 - Agosto de 2009
EL MAYOR BANCO GENéTICO DEL PLANETA EN DISPUTA


Al asalto del bosque tropical
Por Róger Rumrrill

La cuenca amazónica, paraíso de la biodiversidad, se encuentra en el ojo de la tormenta: sus
ríos y bosques concentran todos los recursos esenciales a los que apunta el capitalismo en
crisis. La deforestación masiva, la contaminación, los megaproyectos viales, mineros e
hidrocarburíferos amenazan la fragilidad de un ecosistema vital para el planeta. Al amparo de
los gobiernos de Brasil y Perú, se impone un neolatifundismo febril, en absoluta contradicción
con la urgente necesidad de un sistema de desarrollo sustentable e inclusivo.
              a dura y épica batalla delos pueblos indígenas amazónicos del Perú por el respeto a sus tierras y
             territorios tuvo un epílogo trágico el pasado 5 de junio en la localidad de Bagua, con una treintena de
             muertos. Pero también tuvo el impacto de un cambio de época, de un parteaguas en la Amazonia y en la
             política peruana: ha visibilizado a los indígenas erigiéndolos en actores sociales y políticos nacionales,
             puso en cuestión al modelo neoliberal y en jaque al gobierno de Alan García. Pero por sobre todas las
cosas actualizó y puso en agenda el carácter geoestratégico del espacio amazónico sudamericano en el siglo XXI 1.

Los gurúes de la geopolítica coinciden en afirmar que la economía poscrisis del capitalismo debe sostenerse en cuatro
recursos vitales: agua, energía, biodiversidad y tierras. Estas últimas para la producción de las commodities y en
especial de alimentos baratos, cada vez más controlados por los oligopolios y monopsomios que están imponiendo su
reinado a nivel planetario 2. Buena parte de esta riqueza estratégica se encuentra en la cuenca amazónica, localizada en
las tierras y territorios indígenas de los países que integran la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica
(OTCA): Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela 3.

Elmar Altvater, economista de la Universidad Libre de Berlín y analista de la economía global escribió recientemente
al respecto: "¿Qué se viene después de esta crisis? Al aguacero de la new economy en el 2000 siguió el boom
inmobiliario con las hipotecas subprime y los productos financieros aventureros, lo que posibilitó unos cuantos años de
imponentes negocios que han durado hasta ahora, hasta la crisis financiera más grave de los últimos 100 años. Capital
disponible de todos modos sigue habiendo, a pesar de la crisis. Está al acecho de aquellas inversiones que hoy y en lo
venidero podrían reportar réditos. ¿Cuáles podrían ser? Las materias primas, señaladamente petróleo y gas, así como
agrocombustibles procedentes de la biomasa, son la primera opción. Sus precios debían subir, porque escasean y la
demanda es alta. Los certificados de emisión para dióxido de carbono, conformes al Protocolo de Kyoto, prometen
buenos réditos" 4.

De caza en el paraíso
La cuenca amazónica sudamericana es un subcontinente de más de 8 millones de kilómetros cuadrados con una
población estimada de 33,5 millones de habitantes, de los cuales 21 millones viven en ciudades. Se calcula que la


Por Róger Rumrrill                                        -1-                           Edición Nro 122 - Agosto de 2009
El Dipló: Al asalto del bosque tropical                      2/4                                       22-11-2011 21:51:54




cuenca, presidida por el monarca de los ríos, el Amazonas, con más de 1.000 tributarios, posee entre el 15 y el 20 por
ciento del agua dulce del mundo, un recurso vital -más que el petróleo y el gas, dado que es insustituible- y cada día
más escaso, que es y será el recurso estratégico del siglo XXI 5.

La cuenca amazónica es el paraíso de la megadiversidad. Y el bosque cumple allí múltiples funciones: un papel crucial
en el ciclo del agua, reservorio de carbono y banco genético. Pero no es la única riqueza. Además del agua, las tierras,
los bosques y la fauna (sólo en el bosque amazónico peruano se han registrado 4.200 especies de mariposas, un récord
mundial) existen también cuantiosos recursos mineros metálicos y no metálicos y los imprescindibles bancos de
conocimiento de los pueblos indígenas sin los cuales es imposible imaginar el desarrollo sostenible de la cuenca
amazónica 6.

El capital transnacional, con su agudo olfato y su privilegiada información para los negocios, se ha lanzado a la caza de
esta riqueza natural. Una suerte de neolatifundismo se instala en el planeta a través de una "fiebre" mundial de compra
de tierras para producción de biocombustibles y alimentos baratos, complejos turísticos y reservas para servicios
ambientales, entre otros múltiples fines. "Fiebre" que para la doctora Annelies Zoomers, de la Universidad de Utrecht
(Holanda) "debe ser vista como una consecuencia de la combinación de la liberalización de los mercados, el auge de
inversiones directas y los avances en las tecnologías de comunicación y transporte" 7.

Brasil y Perú, mediante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de Alan García Pérez, respectivamente, se han
convertido en los auténticos "Caballos de Troya" del capital transnacional que está desembarcando en el subcontinente
amazónico. Por distintas razones, en los demás países de la cuenca, las puertas permanecen cerradas a este nuevo
modelo de transnacionalización del bosque tropical. En Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y el narcotráfico hacen inviable otra ocupación del territorio amazónico colombiano. Mientras que los
regímenes políticos de Ecuador, Bolivia y Venezuela son por ahora hostiles a negociar sus Amazonias con las
multinacionales.

Según el periodista y escritor francés Christophe Ventura, Lula da Silva ha suscrito sólidos compromisos con las
firmas del agrobusiness Monsanto, Syngenta, Cargill, Nestlé, Basf, Bayer y otros dinosaurios de la economía mundial
para hacer realidad su sueño de convertir a Brasil en el mayor productor mundial de soja, de caña de azúcar para etanol
y otros productos de gran demanda en el mercado global del siglo XXI 8. Alan García Pérez, por su lado, cree que la
Amazonia peruana está sumida en el atraso por culpa de peruanos pobres -a los que de acuerdo a su filosofía
ultraliberal califica de "perros del hortelano" porque poseen millones de hectáreas de tierras que están "ociosas"- que
estorban el desarrollo y la modernidad que sólo puede abrirse paso a través de la privatización de las tierras y su venta
al gran capital. Para hacerlas rentables y productivas, su gobierno promulgó un centenar de decretos legislativos para la
implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, puerta de ingreso del gran capital y
blindaje del modelo neoliberal 9.

Pero existen diferencias de fondo entre la transnacionalización del bosque y las tierras en la Amazonia brasileña y la
que ejecuta Alan García en la Amazonia peruana. En Brasil, el propio Estado actúa como garante de esa
transnacionalización. "No es que el Estado se retire y deja el espacio público para ser ocupado por las grandes
corporaciones", escribe Silvio Caccia Bava, director de la edición brasileña de Le Monde diplomatique 10. En realidad,
Lula negocia desde un Estado cuyas empresas compiten codo a codo con las multinacionales europeas,
estadounidenses o asiáticas. Para probarlo están Petrobras, Electrobras y Odebrecht. Se trata pues de un Estado fuerte,
incluso con pujos y vocación imperiales 11.

García Pérez, por el contrario, no negocia con las transnacionales. Éstas imponen sus condiciones a un Estado débil y a
un gobierno totalmente subordinado. Como señala el destacado economista peruano Humberto Campodónico: "La
legislación peruana es absolutamente permisiva... Sucede que el Estado está tomado 'desde adentro' por lobbies y
diversos estudios de abogados que preparan la legislación 'sastre', al deseo de los inversionistas (...) Cuando el Estado
está 'privatizado', poco o nada le interesa fortalecer las empresas estatales estratégicas (...). Y, claro, tampoco hace
nada para cobrar los impuestos que le corresponden y que, en el caso de Petrotech, serán pagados en Estados Unidos y

Por Róger Rumrrill                                          -2-                            Edición Nro 122 - Agosto de 2009
El Dipló: Al asalto del bosque tropical                     3/4                                       22-11-2011 21:51:54




no en Perú" 12.

Objetivo político-militar
Así, la cuenca amazónica, que atesora el mayor banco genético del planeta Tierra, se encuentra hoy en el ojo de la
tormenta y está siendo asediada por poderosos intereses internacionales y amenazada por toda suerte de peligros. Todo
esto porque sin ninguna duda es el espacio geoestratégico e hidropolítico más importante para la economía global en el
siglo XXI.

En el seminario internacional sobre la Amazonia, "Desarrollo Local, Sustentabilidad y Organización Popular",
realizado en Río Branco, capital del estado brasileño del Acre, del 17 al 20 de julio de 2008, las organizaciones
sociales de la mayoría de los países ribereños del Amazonas concluyeron que las amenazas que se ciernen sobre el
espacio amazónico y sus poblaciones -sobre todo indígenas, habitantes ancestrales de la cuenca- son los megaproyectos
energéticos, viales, hidrocarburíferos, mineros y los grandes monocultivos para biocombustibles que provocan la
deforestación masiva de los bosques, la contaminación de ríos y lagos y el despojo de las tierras y territorios de los
pueblos indígenas. Todo ello contribuye a acelerar el cambio climático y a bloquear las posibilidades de construir un
sistema de desarrollo inclusivo y sostenible.

"Por ejemplo, la agricultura migratoria y la ganadería han generado una deforestación amazónica acumulada al año
2005 de 857.666 kilómetros cuadrados; asimismo, en la Amazonia brasileña, en un período de 30 años (1975-2005), la
red vial se multiplicó diez veces, lo que estimuló el desarrollo de asentamientos humanos. Más recientemente, la
producción creciente de biocombustibles podría acelerar el cambio de uso del suelo en la región" 13.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (FMN), en un informe de septiembre de 2006, sostiene que para el año 2050 la
humanidad necesitará los recursos de dos planetas Tierra para abastecer la demanda mundial de alimentos, agua,
energía, suelos y otras riquezas naturales. A la actual tasa de extracción, la naturaleza amazónica está perdiendo su
capacidad de regeneración. Pero la tala ilegal no sólo abate los bosques tropicales del Amazonas, también devasta al
resto del planeta. El Banco Mundial ha calculado que los países con bosques tropicales de América Latina, África y
Asia pierden entre 10 a 15 mil millones de dólares anuales en el comercio ilegal de madera. En Perú, de acuerdo al
Ministerio de Agricultura, se extraen cada año 22 mil metros cúbicos de caoba (Swetenia macrophyla) por un valor de
40 millones de dólares. El 90% de la extracción de esa valiosa especie, el "oro rojo de la Amazonia", es de origen
ilegal porque proviene de áreas de conservación como Parques y Reservas Nacionales 14.

Por otra parte, en el plano político y jurídico, los movimientos sociales amazónicos denuncian un proceso de
militarización y criminalización de los pueblos, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo
internacional.

La "guerra mundial contra las drogas", cuyo mayor promotor es Estados Unidos, es una guerra perdida desde que se
inició hace más de tres décadas. Ha fracasado en su objetivo de frenar o eliminar la producción y el consumo de las
drogas naturales como la cocaína y la heroína. Pero es un éxito en su objetivo geopolítico. Porque la "guerra mundial
contra las drogas" ha sido y sigue siendo instrumentalizada con fines geopolíticos y de seguridad hemisférica. Tal es el
caso de Colombia. Ni el narcotráfico ni las FARC son las razones de fondo de la presencia militar de Estados Unidos
en ese país, sino el monitoreo de sus intereses geoestratégicos en América del Sur: el petróleo, el gas, la biodiversidad
y el agua de la cuenca amazónica 15.

En efecto, pese a su ostensible declinación como potencia unipolar, Estados Unidos sigue siendo el mayor poder
militar del mundo, y sus políticas estratégicas mantienen una continuidad a prueba de los cambios de administración.
En 2007 el informe del US Southern Command confirmaba la voluntad estadounidense de garantizar "la seguridad, la
estabilidad y la prosperidad de toda América" 16, un eufemismo que esconde su vocación mesiánica y la urgencia de
intereses que le llevan a pensar a América Latina como su antiguo "patio trasero". Allí, el jardín amazónico cumple un
papel cada día mayor.
 1. Francisco Durand, "Crisis en las alturas", La República, Lima, 5-7-09.
Por Róger Rumrrill                                         -3-                           Edición Nro 122 - Agosto de 2009
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 2. De acuerdo a la organización GRAIN, las multinacionales han especulado con los precios de los alimentos
    obteniendo inmensas utilidades. Cargill, la mayor empresa de granos del mundo, tuvo un aumento en sus ganancias
    del 86% en el primer trimestre del año 2008. Bunge, otro gigante de los alimentos, subió en un 77% sus utilidades
    en el último trimestre del 2007. Por su lado, Archer Daniels Midland Company incrementó sus ganancias en 67%
    en 2007. Para más información,véase Boletín Democracy Now, 28-4-08:
    www.democracynow.org/es/2008/4/28/titulares#13
 3. OTCA y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), "Perspectivas del Medio Ambiente
    en la Amazonía. GEO Amazonía", 2009.
 4. En Elmar Altvater y Birgit Mahnkopf, Las limitaciones de la globalización. Economía, ecología y política de la
    globalización, Siglo XXI Editores, México DF, 2008.
 5. El 97,5% del agua existente en el planeta Tierra es agua salada de océanos y mares; sólo un 2,5% es agua dulce,
    apta para el consumo humano, la agricultura y la industria. Y de ese 2,5 sólo queda disponible el 1%, nada más.
    Pero ese 1% se está agotando. De acuerdo a la información científica disponible, la temperatura promedio de la
    Tierra aumentará de 1,5 a 5 grados en el siglo XXI, provocando cambios radicales en la estabilidad ecológica
    planetaria. El mayor impacto se está produciendo en la disponibilidad del agua, por cuanto la superficie de hielo,
    nieve y glaciares que alimentan los ríos y lagos se está derritiendo y disminuyendo por el calentamiento climático.
    Véase también OTCA-PNUMA, op. cit.
 6. Róger Rumrrill, La Amazonía Peruana. La última renta estratégica del Perú en el siglo XXI o la Tierra Prometida,
    PNUD-CONAM, Lima, 2008.
 7. "La globalización está generando cambios a gran escala en la propiedad y uso de la tierra", entrevista a la doctora
    Annelies Zoomers, La revista agraria, N? 106, abril de 2009: www.cepes.org.pe/revista/
    r-agra106/LRA106-04-05.pdf
 8. Christophe Ventura, "Polo de resistencia", Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, abril de 2009.
 9. Alan García Pérez, "El síndrome del perro del hortelano", El Comercio, Lima, 28-10-07: www.elcomercio.com.pe
10. S. Caccia Bava, "Gigante pela própia natureza", Le Monde diplomatique, edición brasileña, San Pablo, febrero de
    2009.
11. Esta temprana vocación expansiva aparece ya en la época colonial, luego de la conquista de Portugal por Felipe II
    en 1580 y cuya consecuencia política en el Nuevo Mundo fue la desaparición de los límites coloniales al
    producirse la unificación de los reinos de España y Portugal. De este período datan las eficaces y devastadoras
    expediciones de bandeirantes que se infiltraron y tomaron posesión de territorios pertenecientes a las colonias
    españolas. Primero Portugal, libre ya de la tutela del imperio español, y luego Brasil, independiente de la corona
    lusitana, merced a una hábil y persuasiva diplomacia de hechos consumados -o de aplicación de la doctrina del uti
    possidetis iure-, lograron afianzar los avances territoriales y luego incorporar definitivamente a la soberanía
    brasileña más de un millón de kilómetros cuadrados. Véase R. Rumrrill y María Elena Medina, Acerca del Pacto
    Amazónico, CIPA, Lima, 1981.
12. Humberto Campodónico, "Cristal de Mira". La República, Lima, 9-2-09.
13. OTCA-PNUMA, "Perspectivas del Medio Ambiente en la Amazonía. GEO Amazonia", op. cit.
14. Róger Rumrrill, La Amazonía Peruana, op. cit.
15. Idem.
16. Juan Gabriel Tokatlian, "El militarismo estadounidense en América del Sur. La configuración de un problema", Le
    Monde diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires, junio de 2008. Véase también el dossier "Petróleo y Plan
    Colombia. Guerra por la Amazonia", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, abril de 2008.




Edición Cono Sur




Por Róger Rumrrill                                        -4-                           Edición Nro 122 - Agosto de 2009
El Dipló: La Amazonia brasileña en el
umbral de una nueva era                                     1/4                                      22-11-2011 21:51:59




Edición Nro 122 - Agosto de 2009
EL COSTO AMBIENTAL DE UN DESARROLLO ARCAICO


La Amazonia brasileña en el umbral de
una nueva era
Por Marina Silva

La Amazonia brasileña se encuentra en una situación límite. El gobierno de Luiz Inácio Lula da
Silva debe decidir si desea liderar la transición hacia nuevos parámetros de desarrollo global o
prefiere continuar avalando la sobreexplotación de los activos sociales y ambientales en
beneficio de una minoría.
                 arios estudios recientes han expuesto diferentes facetas del modelo económico arcaico y predatorio
                que todavía predomina en la Amazonia brasileña. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos
                años por el gobierno federal, las administraciones estatales y municipales, y la sociedad civil -lo que
                dio como resultado una reducción continua de los índices de deforestación desde 2005-, el hecho es que
                el 17% del bosque tropical brasileño ya ha sido consumido; y los mecanismos y prácticas que
destruyen la biodiversidad, perjudican los servicios ambientales 1, generan conflictos sociales, empobrecen la cultura,
marginan poblaciones, agravan el calentamiento global y comprometen la imagen de Brasil, continúan vigentes.

La edición de junio de 2009 de la revista Science 2 incluye un estudio sobre el tema, firmado por investigadores del
Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), que bautiza este modelo como "boom-colapso",
en alusión al efecto "sube y baja" que caracteriza la economía de la región: grandes ganancias financieras para un
pequeño grupo al principio, seguidos de pérdidas y perjuicios para la sociedad en general.

Los investigadores constataron que, en el corto plazo, mejoran los indicadores socioeconómicos, como por ejemplo el
Índice de Desarrollo Humano (IDH). Sin embargo, los beneficios duran alrededor de una década y media, agotándose
cuando se terminan la explotación de madera y la productividad de la ganadería. En ese momento, entonces, los
municipios pasan a presentar índices de calidad de vida parecidos a los del período anterior a la deforestación, con una
diferencia fundamental: perdieron la oportunidad de hacer un uso adecuado de los activos naturales y de crear una
economía sostenible con una distribución de la renta más ecuánime. Sumado a eso, heredan suelos degradados,
desempleo, concentración agraria, éxodo rural, miseria urbana y, por supuesto, el fin de los bosques y de los recursos
naturales disponibles.

El año pasado se publicaron asimismo otros importantes trabajos realizados por Organizaciones No Gubernamentales
(ONGs) que describen las prácticas deletéreas de poderosos grupos empresariales y sus negocios globales, lo que causó
un fuerte impacto en la opinión pública.

En octubre de 2008, la ONG Repórter Brasil redactó una lista de las empresas establecidas en San Pablo que se

Por Marina Silva                                          -1-                           Edición Nro 122 - Agosto de 2009
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benefician con el avance predatorio de la actividad agropecuaria y maderera ilegal sobre el bosque, además de
mantener relaciones comerciales con propietarios e inversores rurales que explotan el trabajo esclavo. La divulgación
del trabajo, titulado "Conexiones sustentables San Pablo-Amazonia: quién se beneficia con la destrucción de la
Amazonia" 3, dio como resultado la firma de tres pactos empresariales para el control de las cadenas productivas de la
madera, la ganadería y la soja oriundas de la Amazonia.

La organización Amigos de la Tierra-Amazonia Brasileña publicó, en abril de 2008, el informe "La hora de la cuenta -
Ganadería, Amazonia y coyuntura" 4, en el que explica que la Amazonia se consolidó como una importante región
productora de carne debido a la instalación de megafrigoríficos, financiados con recursos públicos subsidiados por el
Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil del orden de los 6.000 millones de reales en
2008, un récord histórico. De ese monto, casi nada se destinó al aumento de la productividad y la recuperación de
tierras degradadas o abandonadas. El informe muestra incluso que uno de los factores centrales para la viabilidad de la
ganadería en las principales regiones productoras de la Amazonia es la invasión y la posesión ilegal de tierras públicas,
acompañada de deforestación irregular.

A comienzos de este mes, Greenpeace Brasil divulgó por su parte, después de tres años de estudios, el informe "La
farra del buey" 5 . Allí, la organización ambientalista revela que la destrucción de la Amazonia se debe
mayoritariamente al sector ganadero, responsable de una de cada ocho hectáreas de bosques tropicales destruidas en el
planeta. Ese trabajo analiza las fuertes inversiones gubernamentales destinadas a ese sector, con el objetivo de
consolidar el liderazgo de Brasil en la exportación de carne bovina y duplicar su participación para alcanzar los dos
tercios del mercado mundial de aquí a 2018. El informe hace también una lista de varias empresas nacionales e
internacionales que se abastecen de productos de esa cadena productiva ilegal y antiética, y acusa al BNDES de
contribuir a la devastación ambiental, en la medida en que financia a los frigoríficos sin exigir contrapartidas
ambientales.

La novedad que introdujo el estudio de Greenpeace fue su sociedad con el Ministerio Público Federal para iniciar
acciones civiles públicas en el Estado de Pará contra los frigoríficos y las redes de venta minorista citados en el texto.
La medida generó diferentes reacciones: grandes cadenas minoristas, como Wal-Mart, Carrefour y Pão de Açúcar,
suspendieron las compras a los frigoríficos involucrados, exigiendo a los proveedores trazabilidad y garantías
socioambientales confiables para los productos provenientes de la Amazonia. Las entidades ruralistas ya intentaron
descalificar el estudio e intimidar a sus autores con procesos judiciales, en lugar de adoptar técnicas productivas
sustentables que favorezcan la ganancia de productividad, trazabilidad y recuperación de las áreas degradadas.

A pesar de las evidencias recabadas en los estudios citados y de importantes resultados alcanzados en el ámbito del
Programa de Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonia, la ideología y las fuerzas que sustentan el
modelo predatorio continúan en plena forma debido, especialmente, a la postura equivocada de algunos sectores del
gobierno federal y del Congreso Nacional. Teniendo en cuenta las urgencias de nuestro tiempo -sintetizadas por la
confluencia del agravamiento del calentamiento global y la situación dramática de las poblaciones pobres en todo el
planeta- la persistencia de un patrón de desarrollo arcaico en Brasil -país clave para iniciar el viraje necesario hacia un
modelo de base sustentable- es muy preocupante.

Desde los ministerios que definen políticas vitales para la Amazonia llegan discursos y medidas que aumentan esa
preocupación, al converger en el desmantelamiento de la legislación ambiental y la defensa de facilidades económicas
para sectores que especulan con tierras en la región 6 , y al negarse a asimilar métodos que eviten nuevas
deforestaciones. Esos sectores fueron premiados recientemente con una regularización agraria que distribuyó más de
60 millones de hectáreas de tierras públicas, buena parte de ellas a personas y grupos que las invadieron y promovieron
su deforestación a gran escala. O sea, las autoridades responsables de las políticas de desarrollo tratan a los bosques
como un obstáculo y no como un beneficio para la nueva economía del siglo XXI.


La voz del pueblo

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Tal postura, no obstante, está siendo confrontada por las constantes alertas tanto de respetados formadores de opinión
como de la propia sociedad. En una investigación realizada por el Instituto DataFolha en mayo pasado, el 96% de la
población brasileña defendió la legislación ambiental y dio un mensaje claro a los productores rurales: pide respetar los
límites establecidos por la ley para la protección de bosques, ríos, suelos y biodiversidad 7. Ya no se acepta la
justificación de la producción de alimentos a costa de la destrucción ambiental.

Se ha llegado así, a un umbral. El gobierno brasileño necesita hacer una elección clara: liderar una transición que
convierta a Brasil en una referencia mundial en la búsqueda de nuevos parámetros de desarrollo, o seguir siendo fiador
del pasado, garantizando sobrevida a una concepción de mundo ya superada, que se basa en otorgar privilegios y
permitir la sobreexplotación de los activos sociales y ambientales para usufructo de algunos pocos, sin medir las
consecuencias.

La investigación de Datafolha mostró que los brasileños quieren empleo, renta y acceso a bienes de consumo, pero no a
cualquier precio. Quieren también seguridad ambiental, compromiso ético y visión a largo plazo para crear hoy las
condiciones para un salto civilizatorio indeclinable.

En la Amazonia ese dilema se plantea de varias maneras. La explotación ganadera y maderera irregular es sólo uno de
los aspectos. Otro, de igual importancia, es la puesta en marcha de obras de infraestructura. El conocimiento
acumulado sobre las debilidades del bioma amazónico recomienda cuidados especiales en ese tipo de proyectos,
comenzando por el imprescindible proceso de licenciamiento ambiental, hecho en forma y tiempo adecuados. Frente a
eso, las maniobras para evitar o flexibilizar los procedimientos exigidos por la legislación con el objetivo de acelerar la
aprobación de las obras, como se intenta, por ejemplo, con la ruta BR 319, son inaceptables. La historia enseña que,
realizadas en discrepancia con las contingencias ambientales, esas obras son inductoras de procesos económicos y
sociales que pueden redundar en verdaderas catástrofes sociales, culturales, ecológicas y económicas en toda el área de
influencia del emprendimiento, en vez de generar los beneficios esperados.

Brasil vive un momento crucial, que exige, para que sea posible prosperar, elecciones valientes en pos de un cambio de
rumbo y de patrones. Las alternativas ya existen, tienen fuerte base tecnológica, una concepción política e institucional
innovadora y sectores de punta dispuestos a superar sus límites adoptándolas. Se trata de un desafío que no es sólo de
los brasileños. Se impone a toda la comunidad global. Evidentemente, el país que detenta un patrimonio tan
significativo como la Amazonia tiene una misión especial que cumplir.

Una misión domesticadora, en términos del siglo XXI. Si antes, en la historia de la humanidad, domesticar significaba
dominar, sojuzgar e imponer, hoy quiere decir tener la capacidad de reinventar la civilización, sumando el ambiente
natural como parámetro para la superación de los excesos y equívocos de la sociedad de consumo, en una perspectiva
anticipatoria de la sociedad sustentable que se pretende consolidar.

Brasil es candidato natural a ser una gran nación para navegar el futuro y no puede continuar preso de las peores
amarras de su historia, sin utilizar plenamente lo que ésta le ofrece como herramienta liberadora: los excepcionales
recursos naturales y la igualmente excepcional diversidad social y cultural. A lo largo de las últimas décadas, esta
opción ya fue realizada por crecientes contingentes sociales en los espacios académicos, comunitarios, empresariales,
de organizaciones de la sociedad civil y en nichos de excelencia del sector público. De esa nueva cultura han emanado
continuas demostraciones de que dar el salto cualitativo es posible y viable. Falta la opción decidida de aquellos que
tienen mucho poder en el proceso decisorio del país y en la implementación de grandes políticas, es decir, los
gobernantes y los sectores empresariales de peso.
1. Los servicios ambientales son funciones ecológicas y procesos que aseguran el equilibrio de los ecosistemas y
   posibilitan la supervivencia y el bienestar de todas las especies en el planeta.
2. Science, Vol. 324, Nº 5.933, Nueva York, junio de 2009.
3. www.reporterbrasil.org.br/documentos/conexoes_sustentaveis.pdf
4. www.amazonia.org.br/arquivos/308285.pdf
5. www.greenpeace.org.br/gado/FARRAweb-alterada.pdf
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6. Véase Dario Pignotti, "Polémica diplomacia del cárbono", en el dossier "Amazonia, el espacio geoestratégico del
   siglo XXI", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires, agosto de 2009.
7. http://datafolha.folha.uol.com.br/po/ver_po.php?session=891




eldiplo.org - Internet




Por Marina Silva                                         -4-                           Edición Nro 122 - Agosto de 2009
El Dipló: La coartada política de las
utopías tecnológicas                                           1/4                                      24-11-2011 21:52:24




Edición Nro 67 - Enero de 2005


La coartada política de las utopías
tecnológicas
Por Benjamin Dessus

En materia de energía están todas las alertas encendidas, pero los ciudadanos reciben
escasas incitaciones a empezar a cambiar ahora sus modos de vida, y en cambio una
andanada de propuestas de solución científico-tecnológicas, tanto más entusiastamente
aceptadas cuanto que no se conocen sus implicaciones y consecuencias, y que deben esperar
décadas. En esta materia, se sigue practicando la política del avestruz.
             l petróleo a 50 dólares el barril, recalentamiento del clima, alerta por el terrorismo nuclear,
            contaminación urbana: se encendieron todas las luces rojas en materia de energía. Y como en todos los
            períodos de crisis, aparecen los nuevos profetas que proclaman su intención de salvarnos del desastre
            anunciado. Su inspiración proviene, evidentemente, de la ciencia y de la tecnología. Desde la fusión
            termonuclear hasta el almacenamiento en el subsuelo del gas carbónico que despiden las centrales a
carbón; desde la "civilización del hidrógeno" hasta los satélites solares, esos nuevos gurúes y sus seguidores nos
proponen un amplio abanico de "soluciones" al problema energético mundial.

Los voluntariosos impulsores de esas soluciones, más o menos verosímiles según las leyes de la física, les atribuyen
ciertas características evidentemente seductoras:
q   Una capacidad potencial para resolver -definitivamente o casi, y durante siglos o por la eternidad- los crecientes
    problemas energéticos a los que deberá enfrentarse la humanidad;
q   Un carácter totalmente inocuo respecto del medio ambiente, una muy escasa probabilidad de incidentes y la
    seguridad de que los accidentes que pudieran ocurrir serán benignos;
q   Un costo muy bajo, en cuanto se superen las etapas indispensables para demostrar su factibilidad y su desarrollo
    industrial.

Aún falta, por supuesto, hallar los recursos financieros para superar esas etapas... Pero teniendo en cuenta la magnitud
de lo que está en juego se trata apenas de una gota de agua, pues en un plazo que va de 30 a 100 años, según sea la
tecnología propuesta, la humanidad estará totalmente a cubierto de cualquier preocupación energética. ¿Cómo no
dejarse convencer por perspectivas tan seductoras?

Como todo el mundo -o casi- admite sin discusión la dimensión del problema, el debate se focaliza en las posibilidades
de éxito, en el plazo requerido, en el costo de la operación y hasta en el país que tendrá el privilegio y el honor de
contar con los primeros prototipos. Ya ocurre con el International Thermonuclear Experimental Reactor (ITER), el
famoso proyecto de fusión termonuclear: frente a la negativa de Estados Unidos y Japón a participar en esa aventura, el
gobierno francés acaba de duplicar su oferta inicial de 457 millones de euros para financiar la construcción del reactor
en la localidad de Cadarache. Esa suma de 914 millones de euros representa, al ritmo actual, más de treinta años de

Por Benjamin Dessus                                          -1-                              Edición Nro 67 - Enero de 2005
El Dipló: La coartada política de las
utopías tecnológicas                                         2/4                                      24-11-2011 21:52:24


financiamiento de las investigaciones que se desarrollan en Francia sobre las energías renovables.

En cambio, nadie en Francia parece haberse preguntado ni una sola vez por qué Japón y Estados Unidos -que sin
embargo participaban en ese proyecto desde un principio- lo abandonaron discretamente. Es que es justamente allí
donde se halla el problema. Resulta positivo especular sobre las posibilidades de éxito, pero es más importante analizar
las consecuencias. Para obtener la reacción prevista en el ITER, hay que proceder a la fusión de dos átomos, uno de
deuterio, que se encuentra en muy pequeña cantidad en el agua de mar; y otro de tritio, inexistente en la Tierra, que se
piensa producir a partir de litio. Así -por fusión- se obtiene helio y neutrones de enorme energía, que luego es necesario
captar y posteriormente transformar en calor para generar vapor o gas a alta temperatura. Por último, hay que bajar la
presión de ese gas y hacerlo pasar por una turbina para producir electricidad. ¿Pero cuál será el costo energético? Las
publicaciones de los partidarios de ese proyecto no dicen nada sobre ese punto crucial.

Se omite también decir que un reactor de ese tipo producirá neutrones diez veces más poderosos que los de los
reactores de fisión. Es decir que van a fragilizar rápidamente las paredes del reactor, las que habrá que cambiar
regularmente. Pero el impacto de los neutrones sobre el metal lo transforma en un producto radioactivo... Cada vez que
se cambien las paredes (cerca de una quinta parte por año) se obtendrá una masa de materiales cuya radioactividad será
similar a la del corazón de una central nuclear actual a fisión. Finalmente, se evita debatir sobre los medios para
prevenir los riesgos de proliferación que genera el tritio, componente muy apreciado en pequeñas cantidades (unos
pocos gramos) de las bombas atómicas "modernas"...

En caso de "éxito", como se puede ver, la solución propuesta podría plantear problemas aun más temibles que los que
se intenta resolver. Sobre todo, nadie imagina una difusión masiva de la tecnología de fusión antes de fines del presente
siglo, en tanto que, si se desea evitar la catástrofe, el lanzamiento de una acción contra el cambio climático es de una
urgencia absoluta.

En busca del hidrógeno
¿Qué se puede decir sobre el hidrógeno y la pila de combustible? Por cierto, las investigaciones permitieron realizar
importantes avances en los últimos diez años. Las pilas de combustible transforman el hidrógeno en electricidad con
rendimientos muy superiores a los de los motores a gasolina: 60%, contra 35% a 40% en el caso de estos últimos. Pero,
en la mayoría de los casos, se olvida señalar que el hidrógeno no existe en estado libre en la naturaleza, y que por lo
tanto es necesario extraerlo, sea de los hidrocarburos, sea del agua, y que eso requiere un gasto de energía y un costo
importante, lo que crearía nuevos problemas.

A partir del metano se podría obtener hidrógeno con un rendimiento del orden de 60%: es decir que se consumiría un
recurso fósil que conviene economizar. Además, la reacción genera gas carbónico, lo que se pretende evitar. Es
necesario gastar cerca de 5 kw/h de calor para obtener un metro cúbico de hidrógeno, susceptible a su vez de
suministrar 3 kw/h de calor por combustión, o 1,8 kw/h de electricidad en una pila de combustible. A partir del agua, lo
más simple es descomponerla por medio de electricidad, por electrólisis, para separar el oxígeno del hidrógeno. Pero
con las técnicas actuales se necesitan alrededor de 5 kw/h de electricidad para obtener un metro cúbico de hidrógeno. A
su vez, la producción de electricidad necesaria implica pérdidas.

Si la electricidad es de origen fósil, el gasto total de energía por metro cúbico alcanza de 7,7 a 9 kw/h, con una emisión
asociada de 2,4 a 2,8 kg de CO2. Si es de origen nuclear, no hay emisión, pero existen los riesgos específicos de la
actividad atómica. Si la electricidad es de origen renovable queda exenta de las dos críticas precedentes, pero deja en
suspenso el problema del rendimiento global, de la intermitencia y de la dispersión de algunas de esas fuentes (solar,
eólica) que son difíciles de adaptar a los procedimientos industriales de fabricación de hidrógeno. En síntesis, el
balance de la operación no es para nada tan brillante como nos dicen. Ello no significa de manera alguna que no exista
ninguna posibilidad para desarrollar esa innovación: sin dudas se vislumbran áreas de utilización, tanto en los
transportes como en la producción descentralizada de electricidad, pero es casi seguro que en los próximos 50 años
serán limitadas.

La misma problemática se presenta para la captación y el almacenamiento en el subsuelo del gas carbónico (CO2)
producido por las centrales térmicas a carbón o a gas. Esto suele presentarse como la solución milagrosa y al alcance
de la mano para esconder las emisiones bajo la alfombra y evitar el recalentamiento climático sin restringir la energía.

Por Benjamin Dessus                                        -2-                              Edición Nro 67 - Enero de 2005
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utopías tecnológicas                                          3/4                                       24-11-2011 21:52:25


Se podrá almacenar una buena parte del CO2 producido por esas centrales, pero a condición de admitir un aumento en
el consumo de energías fósiles del 20% al 30% (y por lo tanto, un aumento de gas carbónico), necesarias para separar
el CO2 de los humos y para el transporte hasta los pozos petrolíferos secos donde se lo planea almacenar.

A primera vista, teniendo en cuenta el crecimiento de la demanda de electricidad en el mundo -que casi con seguridad
será satisfecha a partir de energías fósiles-, si esta técnica se difundiera sistemáticamente a nivel mundial concerniría al
20% de las emisiones acumuladas de CO2 del siglo venidero (es decir, un 10% de las emisiones totales de gas de
efecto invernadero). Pero cuando se analizan la capacidad de almacenamiento de los pozos petrolíferos (la técnica que
mejor se domina actualmente), es necesario moderar el entusiasmo por dos razones. La primera es la localización de
esos pozos. En efecto, los mapas donde figuran las centrales térmicas y los de los pozos petrolíferos, coinciden muy
poco, salvo en ciertas regiones del mundo (como Estados Unidos): los sitios con capacidad de almacenamiento de
Medio Oriente y de Rusia están a miles de kilómetros de los grandes conglomerados humanos o industriales europeos
o asiáticos, donde estarán implantadas la mayoría de las centrales.

Países como China o India, que aumentarán la cantidad de sus centrales a carbón, disponen de muy escasa capacidad
de almacenamiento en los campos de hidrocarburos en relación a sus emisiones de CO2. Por otra parte, el
almacenamiento debe respetar la dinámica de depreciación 1 de los pozos en actividad. Si se tienen en cuenta esas
limitaciones, se ve que la cantidad de CO2 que realmente puede ser almacenada se reduce enormemente, para llegar a
unos pocos puntos porcentuales de las emisiones acumuladas del siglo XXI. Claro que cabe pensar en otros sitios de
almacenamiento, como los acuíferos salinos, los yacimientos carboníferos no explotados y hasta las fosas oceánicas,
pero allí se entra en un terreno de incertidumbre sobre los riesgos ambientales. Eso, evidentemente, no significa que el
sistema de captación-almacenamiento de CO2 no sea una buena solución industrial puntual, pero tiene pocas
posibilidades de modificar en profundidad el problema de la reducción de las emisiones de CO2, tarea indispensable en
el curso del presente siglo.

Multiplicar los bosques
Un último ejemplo: el almacenamiento de CO2 por la biomasa. La idea es simple y ni siquiera implica una revolución
tecnológica: plantar árboles en todos los sitios donde sea posible. Mientras crecen, se almacena CO2. Pero, por
supuesto, algún día, 50 o 100 años después, habrá que talarlos para que no acaben pudriéndose en su lugar. Con ellos
se podrán hacer vigas o muebles y continuar así almacenando el carbono por un tiempo, o bien usarlos para alimentar
el fuego. El CO2 emanaría de nuevo hacia la atmósfera, pero sería absorbido por los nuevos bosques jóvenes y de esa
manera se economizarían combustibles fósiles. ¿Pero dónde crecerían los nuevos bosques? A poco de estudiar el
problema se cae en la cuenta de que para disponer de los cientos de millones de hectáreas necesarias para ello, en
particular en África, en América Latina y en Asia, es imprescindible que el rendimiento agrícola de esas regiones
alcance niveles comparables a los de Europa.

Para que resulte significativo en el nivel mundial, ese plan requiere una gran intensificación de la agricultura de los
países en vías de desarrollo. Eso tendrá algunas consecuencias positivas, pero tendrá también efectos perversos, por
ejemplo, sobre el empleo de dos mil millones de campesinos. Enseguida se ve que la importancia real de la solución
"almacenamiento en la biomasa" depende de consideraciones que la superan totalmente.

Dos constataciones a través de esos ejemplos: la fascinación por el progreso técnico parece hacer desaparecer todo
sentido crítico; y una excesiva inclinación a decir "no hay más que hacer esto o aquello"... pero de preferencia no
donde uno vive. Los medios de comunicación se apropian rápidamente de esas utopías, a menudo con la complicidad
de los grandes organismos de investigación, más que contentos de "hacer soñar" al grueso de la población. Por su parte,
los políticos se deleitan con el tema. La utopía del "futuro radiante" les sirvió durante mucho tiempo como trampolín
electoral. Hoy en día, en una sociedad occidental que, a pesar de los considerables avances de que goza, por ejemplo,
en materia de esperanza de vida, se deja arrastrar a la ansiedad generalizada, es más bien de nuestros temores que los
políticos proponen protegernos.

Entonces, frente a riesgos enormes, capaces de poner en tela de juicio nuestro modo de vida, los dirigentes políticos no
encuentran nada más eficaz que prometer una salida de la crisis a través de la ciencia y de la técnica, aunque haya que
esperar 50 u 80 años. Pueden permitirse presentar un cuadro alarmista de las catástrofes que nos acechan,
materializando así nuestras peores pesadillas. Pero son a la vez capaces de brindar inmediatamente una respuesta

Por Benjamin Dessus                                         -3-                               Edición Nro 67 - Enero de 2005
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conceptualmente simple, de fuerte contenido científico, lo que es garantía de seriedad. Esa respuesta les permite,
trasladando a la ciencia y a los demás la solución del problema, evitar cuestionar los modos de vida actuales de sus
electores...

Ésta es la verdadera cuestión. Porque aun en caso de éxito, las respuestas que brindan esas nuevas tecnologías seguirán
siendo parciales y demasiado tardías. Para conjurar nuestras pesadillas, antes que nuevos encantamientos y nuevos
profetas, lo que necesitamos son otras opciones de vida en sociedad: modificar desde ahora nuestros modos de vida y
de consumo, lanzar programas serios para controlar el gasto de energía, en síntesis implicar a los ciudadanos y a los
consumidores -todos lo somos- en una reflexión y en una acción colectiva.

Es ostensiblemente más difícil. Se lo ve perfectamente con el aumento del precio del petróleo, al cual el gobierno
francés responde con una total ausencia de política para economizar energía en los transportes, con desgravaciones
para las profesiones que tienen un peso electoral y con el anuncio de un aumento del 100% de la participación francesa
en el ITER. Le parece más realista y más eficaz reforzar la investigación sobre la fusión -que quizás permita dentro de
80 años disminuir la presión sobre los combustibles- que incitar desde ahora y seriamente a los fabricantes de autos a
producir vehículos de menor consumo, lo que son capaces de hacer perfectamente, y a los automovilistas a utilizar un
poco más sus piernas o los transportes públicos.
1. En referencia a la pérdida de valor de un yacimiento petrolífero debido a su explotación.

Edición Cono Sur




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Edición Nro 69 - Marzo de 2005


Proyectos faraónicos... y destructores
Por Frédéric Lasserre

Frente a una crisis proclamada, y a su corolario permanentemente anunciado -las guerras del
agua-, suelen invocarse soluciones tecnológicas. La idea de ir a extraer el agua de donde
existe y llevarla adonde se la necesita, tiene la ventaja, para los promotores de tales proyectos
-habitualmente ingenieros y empresas de obras públicas- de una perentoria simplicidad. Pero
esas transferencias masivas, a las que durante todo el siglo XX recurrieron numerosos países,
no son inocuas: a menudo tienen un gran alcance político y un enorme impacto ambiental.
                provisionar a las ciudades




Una gran cantidad de aglomeraciones urbanas sólo puede satisfacer su demanda de agua gracias a transferencias
masivas inter-cuencas. Pero esa problemática toma actualmente un giro diferente a causa del acelerado crecimiento de
las ciudades, en particular en los países en desarrollo. Así, la población de la ciudad de México y alrededores pasó de
1,6 millones en 1940 a 13,9 millones en 1980, y a 19 millones en 2000. De esa forma, la ciudad se ve obligada a
construir infraestructuras urbanas, a la vez que procura garantizar el aprovisionamiento de agua a una población en
rápido crecimiento.

Agricultura intensiva
En el Oeste de Estados Unidos el agua no escasea, pero hay que movilizarla y dirigirla para irrigar espacios agrícolas
cada vez más extensos, signo tangible del dominio de la naturaleza por parte de la tecnología. Así, se modificó el curso
de los ríos, se los embalsó, canalizó, y concentró en grandes reservas (el lago Mead: 35.000 millones de m3 ; el lago
Powell: 33.300 millones de m3, ambos sobre el Colorado), desviando luego sus aguas de forma masiva para llevarlas a
las ciudades y a los campos. Por la misma época, otros proyectos igualmente faraónicos surgieron en Asia Central.
Turkmenistán capta hasta 11.000 millones de m3 anuales del río Amu Daria para alimentar el canal de Karakorum que,
construido durante los años 1950-1960 y mal preservado, pierde hasta el 50% de su líquido a lo largo de sus 1.100 km.

Con la construcción del acueducto de Los Angeles, en 1913, California, Arizona y Utah inauguraron la era de los
grandes proyectos de transferencia de las aguas del Colorado, que provocaron el vaciamiento del lago Owens
(California) y la destrucción de las comunidades locales del valle de Owens. Actualmente, el Colorado, al igual que el
Syr y el Amu Daria en Asia Central, sólo llegan al mar esporádicamente, generando así brutales catástrofes
ambientales, como la destrucción de los pantanos del delta del Colorado y la desaparición del mar de Aral. Este último,
en 2001 había perdido el 80% del volumen que tenía en 1960. La salinidad de sus aguas se había cuadruplicado,
destruyendo la mayoría de las especies vivas; las sales, los pesticidas y otros compuestos tóxicos que se depositaron en
el fondo reseco -actualmente barrido por los vientos- esterilizaron centenares de kilómetros de suelo, provocando
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gravísimos problemas de salud a la población local (anemia, enfermedades hepáticas, contaminación de la sangre...).

Esas transferencias masivas, más que responder a una real necesidad, fueron desarrolladas sobre la base de una lógica
de maximización de la producción agrícola y de dominio de la naturaleza como factor de producción.

De Canadá a Estados Unidos
Las limitaciones del medio natural comenzaron a ponerse de manifiesto en el Oeste de Estados Unidos en la década de
1960. El temor a la falta de agua, que se acentuó en 1963, cuando un fallo de la Corte Suprema de California obligó a
reducir el volumen de agua captado del Colorado, llevó a los ingenieros y a los responsables políticos a pensar en
transferir grandes cantidades de agua desde los ríos Columbia y Mississippi. Ante la negativa de los Estados
implicados, surgió la idea de ir a extraer el agua donde existía en abundancia... en Canadá. Era la época de la ingeniería
triunfante, la época en que se pensaba que la solución para responder a la demanda era necesariamente aumentar la
oferta, es decir, efectuar transferencias masivas cuando los recursos locales estuvieran sobreexplotados. La opinión
pública canadiense se opuso de manera frontal a semejantes proyectos, y no porque la práctica de transferencias
masivas fuera desconocida en Canadá, muy al contrario. Pero la idea de ceder el control de sus recursos en agua ponía
crudamente de relieve la cuestión de la soberanía canadiense frente a su poderoso vecino.

Ante la reciente reactivación de tales proyectos, quienes se oponen a ellos, tanto en Canadá como en EE.UU., ponen el
acento en el aspecto no duradero de esos planes: al no modificar las costumbres de consumo, lo único que se hace es
trasladar -onerosamente- el problema. Para Ottawa, es inimaginable ceder en este delicado asunto de soberanía,
avalando así el despilfarro de agua que durante mucho tiempo orientó la gestión de ese elemento en Estados Unidos.
En 2000 la Comisión Mixta Internacional (CMI), organismo binacional encargado de arbitrar sobre los litigios
fronterizos entre Canadá y Estados Unidos, dio razón al primero, afirmando que las transferencias de agua sólo podían
ser encaradas como último recurso, y a condición de que se restituyera el agua a la cuenca de origen 1.

Una competencia insensata
Existen otros proyectos de transferencia de agua, como el de Dakar. Desde hace varios años la ciudad se aprovisiona en
las napas subterráneas más o menos cercanas: en 1999 el 80% del agua provenía de las napas comprendidas entre el
lago de Guiers y el Cabo Verde.

Desde hace más de una década, el proyecto del canal del Cayor es un tema recurrente en el plano hidrológico. Consiste
en realizar un acueducto para garantizar el suministro de agua a la capital senegalesa. Pero ese plan, que era prioritario
para el Estado, fue aplazado sin fecha. La causa principal es la tensión existente entre Senegal y Mauritania sobre el
reparto de las aguas del río Senegal. Las relaciones y los contactos diplomáticos entre ambos países son en general
buenos, pero sufren deterioros repentinos que obedecen más a la susceptibilidad de los gobiernos que a problemas
reales.

En efecto, a pesar de la sequía que afecta el Sahel desde hace treinta y cinco años, la construcción de las represas de
Diama y Manantali sobre el curso del Senegal -en el marco de la Organización para la Mejora del río Senegal (OMVS,
por su sigla en francés)- aportó teóricamente a esos dos países, y también a Malí, una cierta disponibilidad de agua.
Pero luego de los graves motines registrados en Dakar y en Nuakchott en 1989 a raíz de un incidente fronterizo, los
sucesivos gobiernos mauritanos respondieron con una violenta retórica cada vez que el gobierno senegalés presentó un
proyecto para utilizar las aguas del río Senegal. Por ahora ambos países utilizan sólo una pequeña parte (20% Senegal y
menos de 5% Mauritania) de los volúmenes que les atribuyó la OMVS luego de la organización hidráulica del valle 2.
Sin embargo, el aspecto simbólico de la transferencia es políticamente explosivo: los habitantes de esas márgenes la
perciben como una apropiación, como un robo del recurso natural.

Para garantizar el aprovisionamiento de Nuakchott se desarrolló un proyecto similar. Un canal a cielo abierto de 170
kilómetros de largo, previsto entre el río Senegal y la capital de Mauritania, debería alimentar una reserva de agua
pre-tratada de 150.000 m3 y una cisterna semienterrada de 5.000 m3, con el objetivo de triplicar la producción diaria
en 2020.

Financiado de manera conjunta por el Fondo Africano para el Desarrollo (FAD), Kuwait y Arabia Saudita, el proyecto
incluye además una estación depuradora. Pero algunos especialistas temen que el subdimensionamiento de la red

Por Frédéric Lasserre                                      -2-                              Edición Nro 69 - Marzo de 2005
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genere inundaciones con graves consecuencias sanitarias, como las que ya se produjeron (por ejemplo, rebrotes de
cólera).

El caso de Libia
Con el objeto de irrigar las tierras agrícolas, Libia lanzó en 1983 un proyecto titánico para transferir las reservas de
agua subterráneas existentes en su subsuelo desértico. Totalmente financiada por la renta petrolera, la construcción del
Gran Río Artificial (GRA) costará unos 32.000 millones de dólares. Pero las fuentes acuíferas del sur de Libia
-formadas entre 6.000 y 12.000 años antes de nuestra era, en une época en que el actual Sahara era mucho más
húmedo- son abundantes, pero ya no se renuevan. La capacidad de extracción de la GRA es de 2.200 millones de m3
por año, con un costo total de producción del agua comparable, o superior, al de las plantas de desalinización. La
duración de explotación se calcula en unos 50 años.

Esta política de Libia corresponde oficialmente a un interés por desarrollar el autoabastecimiento alimentario -a través
del cultivo de cereales- y una cierta diversificación económica. Sin embargo, es posible interrogarse sobre la
pertinencia del proyecto, pues provocar el desarrollo de un sector agroalimentario de escaso valor agregado (cereales) y
muy dependiente de un recurso cuyo agotamiento ya está previsto, parece económicamente poco racional.

En realidad la política libia, como aquella desarrollada por Arabia Saudita en las décadas de 1980 y 1990 (explotación
intensiva de las aguas fósiles para el cultivo del trigo en medio del desierto y su exportación al mercado mundial)
parece ser más bien una herramienta política de transformación de la sociedad a través de la sedentarización de los
beduinos en el caso de los sauditas, y de reducción de la dependencia alimentaria en el caso de Libia, que Trípoli
percibía como un punto débil en el marco del embargo suspendido en septiembre de 2003.
1. CMI, Análisis de las recomendaciones del informe de la CMI de febrero de 2000, agosto de 2004.
2. Luc Descroix, "Dakar: une capitale dépendant d'approvisionnements lointains", en Les transferts d'eau massifs.
   Outils de développement ou instruments de pouvoir?, Presses de l'Université du Québec, en prensa.



Edición Cono Sur




Por Frédéric Lasserre                                     -3-                             Edición Nro 69 - Marzo de 2005
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Edición Nro 136 - Octubre de 2010
UNA MINERA BRASILEñA IMPLANTADA EN LOS CINCO CONTINENTES


Revuelta global contra Vale
Por Philippe Revelli

Tres empresas multinacionales se reparten la producción de mineral de hierro a escala
planetaria. Un "cartel" dominado por la brasileña Vale que, desde hace algunos años, debe
hacer frente a una nueva resistencia: trabajadores, ecologistas y campesinos se globalizaron
para denunciar los estragos de la actividad minera.
             udbury, 11 de marzo de 2010. En esta pequeña ciudad situada 400 kilómetros al norte de Toronto
            (Canadá), los mineros de la compañía Vale-Inco esperan, en fila india, su turno para ingresar al cuarto
            oscuro. Hace ocho meses que están en huelga y, la semana anterior, se rompieron las negociaciones
            iniciadas entre la dirección de la compañía y United Steel Workers (USW), el sindicato de los metalúrgicos.
            En el origen del conflicto, una nueva versión del convenio colectivo: congelamiento de los salarios de tres
años, discusión sobre las condiciones de su indexación por inflación, modificación del régimen de jubilaciones y
reducción de la prima anual ligada a la rentabilidad de la empresa (en promedio hasta entonces, 25% del salario
básico). Al retirarse de la mesa de votación, un huelguista quema el documento donde se enumeran las propuestas de la
dirección. Muchos otros lo imitan. El resultado del escrutinio es inapelable: 88,7% de los empleados deciden continuar
las movilizaciones.

No es la primera vez que los mineros llevan adelante una huelga dura. Hace más de un siglo que la International Nickel
Company of Canada (Inco) explota el níquel de la región, y el USW fue imponiéndose, al paso de los conflictos, como
interlocutor ineludible de la dirección. De manera que, si bien al sobrevolar la región pueden observarse los estragos de
la actividad minera en el medio ambiente, las sucesivas luchas arrancaron importantes derechos sociales que benefician
a la comunidad en su conjunto. O mejor dicho, "beneficiaban".

En 2006, la compra de la compañía canadiense por la multinacional brasileña Vale cambió las reglas del juego. Si bien
la sede de la nueva sociedad (Vale-Inco) sigue estando en Canadá, los conflictos ya no se resuelven al ritmo del
"quadrille"... sino del samba. Y los mineros no siempre salen ganando.

Con el argumento de la crisis financiera, los directivos de Vale-Inco no tardaron mucho en deshacer las promesas que
habían aplacado las dudas de Ottawa respecto a la compra de una empresa canadiense por parte de una competidora
extranjera. El conflicto originado en los cuestionamientos al convenio colectivo le ofreció a la dirección la oportunidad
de liberarse de las reglas (más o menos tácitas) de negociación vigentes hasta ese momento. Indignados, los mineros
canadienses descubren nuevas prácticas: "¡Nunca antes unos 'carneros' habían roto nuestras huelgas!", cuenta Pascal
Boucher, dirigente de la sección local del USW. Esta formación acelerada en "diálogo social" moderno incluye un
módulo "hostigamiento", suministrado por los agentes de las empresas de seguridad al servicio de la compañía:
"Llegan incluso a perseguirnos, a estacionar frente a nuestras casas y filmar sin disimulo nuestros movimientos". Algo
nunca visto en Sudbury...

Por Philippe Revelli                                       -1-                          Edición Nro 136 - Octubre de 2010
El Dipló: Revuelta global contra Vale                      2/5                                      15-11-2011 20:32:02




Según Doug Olthuis, encargado de asuntos internacionales del USW, esta evolución se explica por una nueva relación
de fuerzas, derivada del cambio de escala de la compañía: "El níquel de Sudbury representaba el 30% de la cifra de
negocios de Inco. Pero no significa más que un 3% de la de Vale. Para ellos, ya ninguna mina es indispensable; las
capacidades de negociación del sindicato se ven por lo tanto reducidas". ¿Acaso el grupo se habrá vuelto demasiado
grande como para ofrecerle resistencia?

Era de expansión agresiva
El estado brasileño de Minas Gerais, cuna de Vale, es una región de tradición minera. Tras la era del oro (en el siglo
XVIII), vino la del hierro, que durante la Segunda Guerra Mundial adquirió una importancia estratégica para los
aliados. Los acuerdos de Washington, firmados en 1942 entre los gobiernos estadounidense, británico y brasileño,
previeron la transferencia de las minas explotadas hasta entonces por la British Itabira Company a una sociedad
brasileña de economía mixta, creada para la ocasión (con ayuda de créditos estadounidenses): la Companhia Vale do
Rio Doce (CVRD).

Diez años después, el estado mineiro tomó el control de la CVRD y la empresa consolidó su posición en el
"cuadrilátero minero" de Minas Gerais. Luego del descubrimiento de los yacimientos de hierro de la Serra do Carajás,
extendió sus operaciones al estado amazónico de Pará y se convirtió, en los años 80, en el primer exportador mundial
de mineral de hierro. En 1997, la Vale do Rio Doce figura entre las empresas más rentables del país: el gobierno de
Fernando Henrique Cardoso concluye que ha llegado la hora de privatizarla.

La operación se efectuó en condiciones cuanto menos dudosas. Vendida -algunos dirán "liquidada"- en 3.140 millones
de dólares, la empresa vale hoy 40 veces más (139.000 millones de dólares). ¿Sus reservas en mineral de hierro se
estimaban en 2.000 millones de toneladas poco antes de la venta? Se triplicaron en los días siguientes. Más aun: unas
sesenta filiales no fueron tomadas en cuenta en la evaluación de los activos de la compañía, realizada con la ayuda del
grupo bancario Bradesco... que se convirtió en uno de los principales accionistas de la nueva empresa privada 1.

A partir de 2001, la llegada de Roger Agnelli a los comandos de la sociedad abre una nueva era de expansión agresiva
en el extranjero (ver "Puentes"). Convertida en multinacional, la firma se eleva al rango de primer proveedor de
mineral de hierro de China, y extiende sus actividades a los metales no ferrosos: níquel, cobre, manganeso, bauxita,
fosfatos...

En 2006, con la adquisición de Inco, la sociedad se convierte en la segunda empresa minera del mundo luego de BHP
Billiton. La operación le permite además hacer pie en Canadá, Indonesia y Nueva Caledonia. Al año siguiente, pasa a
llamarse simplemente Vale y continúa su expansión: en el carbón (obtiene concesiones en el distrito de Moatize, en
Mozambique, donde están localizadas las más importantes reservas sin explotar del planeta) y en fertilizantes químicos
(con la compra de las partes de Bunge en la empresa Fosfertil).

Hoy, sus actividades abarcan más de treinta países, en los cinco continentes. El conglomerado reúne a unas sesenta
empresas, emplea a 150.000 asalariados, posee nueve mil kilómetros de vías férreas, ocho puertos, varias centrales
hidroeléctricas. En 2008, año récord, Vale alcanzó 13.300 millones de dólares de ganancias 2 y distribuyó 2.750
millones de dólares entre sus accionistas, un "paquete" sensiblemente más importante que el destinado a los salarios
(1.900 millones de dólares).

Desgraciadamente, no todos los brasileños son accionistas de Vale. A lo largo de la vía de tren que une las minas de
Carajás con el puerto de São Luís, los felices especuladores bursátiles son aun menos numerosos que en otras partes.
De manera que lo que viene a la mente aquí cuando se menciona el nombre de Vale no son los dividendos.

José Ribama, dirigente del sindicato de los trabajadores rurales de Canaã dos Carajás -comuna en la que están en
ejecución o a punto de estarlo cinco proyectos de explotación minera- cuenta "las explosiones, el estruendo de las
máquinas, el paso de cientos de camiones que afectan la vida cotidiana de los habitantes y que espantan a los animales.
Millones de toneladas de estériles 3 y otros desechos acumulados al aire libre y arrastrados por las lluvias, que

Por Philippe Revelli                                      -2-                          Edición Nro 136 - Octubre de 2010
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contaminan el agua y los suelos". Y eso no es todo: "Para poner en actividad nuevas minas, Vale compra tierras y hace
colocar alambradas de púa. Los campesinos que no quieren vender quedan rodeados y los obreros agrícolas son
amenazados de expulsión".

A unos cincuenta kilómetros de allí, en Parauapebas, se encuentra la sede regional de la compañía. Esta ciudad, que
hasta hace unos pocos años no era más que una aldea, hoy cuenta con 150.000 habitantes. Alrededor de algunos
enclaves de prosperidad, las viviendas precarias no dejan de extenderse -el 45% de los hogares de la comuna no tienen
agua corriente, el 90% no están conectados a la red de saneamiento- y los "royalties" que percibe la municipalidad 4 no
le permiten adaptar su infraestructura a la afluencia continua de nuevas poblaciones.

Cada semana desembarcan decenas de familias, atraídas por la perspectiva de un contrato de trabajo en Vale. Un
espejismo para muchos. Pero un espejismo que engrosa las filas de un "ejército de reserva" del que la compañía extrae
los remplazantes de los obreros "en desuso". Lastimarse equivale entonces a perderlo todo: la Asociación de Defensa
de las Víctimas de Accidentes de Trabajo procesa actualmente sesenta y tres casos de obreros despedidos y expulsados
de sus viviendas tras un accidente de trabajo.

La contratación de un 60% del personal a través de intermediarios poco preocupados por las cuestiones del derecho
laboral contribuye a refrenar la combatividad de los asalariados, mientras las autoridades locales, la policía y la justicia,
que gozan de este maná -apoyo durante las campañas electorales, coimas y otros "arreglos"-, no son demasiado
escrupulosas. Caso excepcional: en abril de 2010, un juez laboral de Marabá se aventuró a condenar a la empresa a 300
millones de reales (135 millones de euros) por daños y perjuicios a varios centenares de trabajadores.
Lamentablemente, unos días después, el Tribunal Superior del Trabajo de Brasilia suspende la ejecución de la
sentencia y Vale anuncia su intención de hacer juicio... al magistrado.

Siempre junto a las vías, la ciudad de Açailandia se convirtió, en los años 90, en un polo siderúrgico, alimentado por el
mineral de Carajás. Al término de la vía del tren, finalmente, el proyecto de ampliación del puerto mineralero de São
Luís do Maranhão enfrenta resistencias de las comunidades de pescadores.

La multiplicación de los conflictos locales dio nacimiento, en 2007, a una campaña común, Justiça nos Trilhos (Justicia
en las Vías [del tren]) 5. Dos años después, en el Foro Social Mundial de Belém (Pará), los opositores brasileños a Vale
se reúnen con otros grupos en conflicto con el gigante minero, procedentes de diversos horizontes. "Las
multinacionales son demasiado poderosas como para combatirlas a nivel local o nacional solamente; hay que globalizar
las luchas", afirman. Germina entonces la idea de un movimiento internacional de oposición a Vale. La huelga de los
mineros canadienses de Vale-Inco, que comienza unos meses más tarde, actúa como catalizador. El primer encuentro
internacional de las víctimas de Vale tiene lugar en Río de Janeiro, ciudad sede de la compañía, en abril de 2010.

Impactos sociales y ambientales
Dos camionetas avanzan a los tumbos por los caminos de ripio de la Serra do Gandarela, en el estado de Minas Gerais.
En su interior, unos quince representantes de organizaciones campesinas, indígenas, ecologistas, sindicales... Vienen de
Perú, de Chile, de Mozambique, de Canadá, para participar en la "caravana internacional" que recorre Minas Gerais.
"La Serra do Gandarela es una zona natural protegida, que alberga el 40% de las reservas de agua aún preservadas del
estado", explica Isabela Cançado. Esta bióloga y militante del Movimento Pelas Serras e Águas (Movimiento por las
Sierras y Aguas) de Minas, está preocupada por los proyectos de Vale de ampliar el perímetro de sus operaciones en la
región a fin de quintuplicar su producción de mineral de hierro. "Esto, cuando las licencias de explotación obtenidas
por la compañía presentan numerosas irregularidades, y contradicen las normas de protección de las aguas y de la
biodiversidad."

La cuestión del impacto de la actividad minera sobre el agua, su calidad, el volumen de las reservas existentes, su
disponibilidad para las poblaciones locales, generará recurrentes repercusiones durante los encuentros e intercambios
que marcan el trayecto de la caravana. Unos canadienses, por ejemplo, mencionan el caso de Newfoundland, en la
provincia de Labrador, donde Vale pretende utilizar el lago de Pondy Sand para depositar desechos tóxicos. Las

Por Philippe Revelli                                         -3-                           Edición Nro 136 - Octubre de 2010
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representantes chilenas alertan sobre "el desvío de un recurso público" que constituiría el bombeo de enormes
cantidades de agua, utilizadas para el tratamiento del mineral, en unos nuevos sitios mineros proyectados en la
provincia de Choapa. Por su parte, los campesinos constatan a diario la contaminación de los cursos de agua, la
acumulación de barros grisáceos en las orillas y la desaparición de peces... ¿Pero qué hacer?

"En 2006, Vale obtuvo una licencia de explotación para una mina de cobre a cielo abierto en el departamento de
Cajamarca, en Perú -interviene José Lezma, presidente del Frente de Defensa del Medio Ambiente de la Cuenca del
Río Cajamarquino-. Pero allá ya habíamos sufrido la amarga experiencia de los destrozos causados por la explotación
minera, y entre los empleos prometidos por Vale y aquellos perdidos en la agricultura, el cálculo resultó muy fácil:
decidimos impedir la apertura de la mina." Con el apoyo de las autoridades, la empresa hizo todo por destruir el
movimiento campesino, llegando incluso a reclutar para su servicio de seguridad a antiguos presos y otros esbirros
vinculados al tráfico de drogas. El propio Lezma fue secuestrado y padeció el saqueo de su vivienda. En 2007,
quinientos campesinos ocuparon el sitio minero durante tres meses, obligando a la empresa a retirar sus máquinas.

En Río, unas 160 personas asisten al encuentro internacional de las víctimas de Vale. Universitarios, campesinos,
pescadores, indígenas, sindicalistas, ecologistas... los participantes son unánimes: el impacto ambiental, inherente a la
actividad minera, podría reducirse mediante la implementación de medidas técnicas o legales. Desgraciadamente, nada
indica que ello esté entre las prioridades de Vale. Al contrario... Jacques Boenghik, consultor de la agencia canaca de
desarrollo, evoca una directiva interna de la planta de Goro (en Nueva Caledonia): se recomiendan algunas medidas de
control y de supervisión de las instalaciones "solo si usted tiene tiempo (...) teniendo en cuenta los operadores
disponibles". Y no se trata de un caso aislado.

En el ámbito social, la lista de conflictos es interminable: de los indígenas Karondi'e Dongi de Sorowako, en Indonesia,
expulsados de su territorio ancestral y que actualmente sobreviven apretados contra el cerco de un campo de golf de
Vale, a los cinco mil campesinos mozambiqueños de la región de Moatize reubicados en condiciones precarias, en
tierras menos fértiles de las que tenían, y alejadas de los mercados en los que comercializan su producción. En la Bahía
de Sepetiba, al oeste de Río de Janeiro, donde el consorcio Thyssen Krupp/Vale construye una planta siderúrgica,
miembros de milicias paramilitares locales han sido identificados entre el personal de seguridad y el dirigente de una
comunidad de pescadores, amenazado de muerte, debió recurrir al Programa Nacional de Protección de los Defensores
de los Derechos Humanos; forzado a abandonar su casa, actualmente vive escondido.

Para los participantes, Vale no sería lo que es ni podría permitirse transgredir impunemente las legislaciones nacionales
sin el apoyo de las autoridades de los países en los que opera. En Mozambique, el diario O País escribe: "el presidente
de la empresa es consejero sobre asuntos internacionales del jefe de Estado Armando Guebuza" 6. En Goro, "un anexo
del cuartel de gendarmería se construyó en el campus de Vale -cuenta Boenghik-. La empresa abre gratuitamente su
restaurante a los gendarmes y les proporciona vehículos". Menos anecdótico es que las ayudas acordadas por el Estado
francés (doble desfiscalización, exoneración de impuestos aduaneros, del impuesto a las empresas, del aporte
profesional, de la contribución inmobiliaria, del impuesto de solidaridad sobre los servicios...) representarían 47.000
millones de euros en veinte años para Goro Nickel 7. Finalmente, en Brasil, donde Vale goza desde siempre del apoyo
infalible del Estado que la ha llevado a las fuentes bautismales -préstamos, construcción de infraestructuras, tarifas de
electricidad preferenciales 8...-, el Tribunal Superior Electoral estableció que cuarenta y seis diputados, seis senadores,
siete gobernadores y... el Presidente de la República Luiz Inácio Lula da Silva, gozaron de la generosidad de Vale
durante la campaña electoral de 2006 9.

La existencia de puentes entre las altas esferas del Estado y las de la compañía despiertan... algunos interrogantes. En
2008, por ejemplo, poco después de que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) acordara a
Vale un préstamo de 7.300 millones de reales (3.300 millones de euros) -la más alta financiación jamás acordada por
este organismo a una empresa-, el secretario ejecutivo del banco, Luciano Siani Pires, fue nombrado director del
departamento de planificación estratégica de la empresa.

La imagen de marca de la firma se vio sin dudas algo erosionada en Río 10, pero ponerse de acuerdo sobre la

Por Philippe Revelli                                        -4-                           Edición Nro 136 - Octubre de 2010
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constatación de los daños no era la tarea más complicada; decidir qué hacer se reveló mucho más delicado. "El
movimiento está dando sus primeros pasos -reconoce Ana Garcia, una de las organizadoras-, la tarea que nos espera es
enorme... y sigue habiendo muchos puntos pendientes." ¿Cómo conciliar la diversidad de los puntos de vista y de las
situaciones políticas? ¿Los objetivos a largo plazo y las demandas inmediatas de las poblaciones afectadas? ¿Las
reivindicaciones sindicales y el cuestionamiento de un modelo de desarrollo basado en la extracción de los recursos
naturales? ¿Las luchas locales y la exigencia de renacionalización?

En Sudbury y Port Colburne, tras un año de huelga, los mineros canadienses de Vale-Inco finalmente pusieron un
término a su movilización -aunque las concesiones obtenidas no permiten cantar victoria, les permiten a los obreros
mantener la frente alta-, mientras que la lucha continúa en el sitio de Voisey's Bay. "En el correr del último año
-escribe Jamie West, un minero que participó del encuentro de Río- aprendimos mucho sobre nuestro empleador.
Aprendimos mucho sobre nosotros mismos, sobre la importancia del sindicalismo y de la solidaridad, no sólo a nivel
local o de nuestra organización, sino con los trabajadores del mundo entero. Aprendimos que había entre nosotros
muchos militantes que no esperaban más que una oportunidad para ser despertados" 11.
En mayo pasado, la Forestry, Logging




Por Philippe Revelli                                    -5-                          Edición Nro 136 - Octubre de 2010
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  • 1. Investigación Uclés Aguilera D. 2006. El valor económico del medio ambiente . Ecosistemas. 2006/2 (URL: http://www.revistaecosistemas.net/articulo.asp?Id=418&Id_Categoria=2&tipo=portada) El valor económico del medio ambiente D. Uclés Aguilera Servicio de Estudios Económicos Cámara de Comercio de Almería - Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Almería. (ducles@camaradealmeria.es) La economía ambiental y su némesis, la economía ecológica, comenzaron a preocuparse por el medio ambiente en la década de los 70, aunque desde ópticas distintas. Sin embargo, ambas visiones están de acuerdo en el valor del medio ambiente para la economía. La economía ambiental ha desarrollado numerosas metodologías de valoración, que se exponen aquí como una aproximación al concepto de desarrollo sostenible y al de valoración económica del medio. Palabras clave: Medio ambiente, desarrollo sostenible, métodos de valoración, economía ambiental. The economic value of the environment. Environmental economy and its Nemesis, ecological economy, began to worry about the environment in the decade of the 70s, although from different points of view. Environmental economy has developed numerous valuation methodologies, which are reviewed here as an approach to the "sustainable development" concept and to the economic value of the environment. Key words: Environment, sustainable development, valuation methods, environmental economy. Desarrollo sostenible marca registrada El desarrollo sostenible es posiblemente la acuñación más exitosa de la economía durante la segunda mitad del siglo XX, aunque es, en realidad, tal y como señala Naredo (1999) solamente un oximoron; es decir, la conjunción de dos términos contradictorios que se unen para dar lugar a uno nuevo. Este término incorpora a la economía la idea de que la naturaleza forma parte de la realidad económica. Idea que, como explican Naredo (1992) o Passet (1996), fue abandonada en la medida que los economistas iban centrando su objetivo en el mercado, olvidando de paso el papel del medio ambiente tras la cortina de la mentalidad mecanicista. Así, en los manuales de economía al uso se podía leer hasta hace muy poco la definición de bienes libres, aquéllos que se podían ser consumidos de manera gratuita y cuya reposición era automática, como el agua o el aire. Afortunadamente hoy nadie pensaría que el agua es un bien del todo libre; al menos no si se hace desde un punto de vista local. Sin embargo, la propia naturaleza de la economía, tanto desde la perspectiva del comunismo como del capitalismo, lleva al agotamiento de los recursos naturales y al deterioro del medio ambiente, con efectos cada día más evidentes sobre la calidad de vida de las personas. A partir de la década de los 70 cristalizó en el pensamiento económico la necesidad de mantener los ecosistemas por la necesidad de garantizar la propia supervivencia de la actividad económica. El concepto de externalidad marshaliana, las teorías de Jevons, Pigou o Coasse, y la alarma desatada por el Club de Roma con su informe sobre Los Límites del Crecimiento (1974) dieron lugar a la economía ambiental y al nacimiento del concepto de ecodesarrollo (definido inicialmente por Sachs). Concepto que contó con el veto político de la administración estadounidense y que debió ser sustituido por el más suave de tono desarrollo sostenible. Con todo, la idea que subyace es la necesidad de mantener un ritmo de actividad compatible con el sostenimiento del medio ambiente en sus condiciones actuales; o, dicho de otra manera, la minimización del coste del usuario para las generaciones futuras. Este concepto ha constituido todo un éxito desde el punto de vista del marketing. Se ha incorporado con normalidad al discurso habitual y, lo que es más importante, al discurso político, dando lugar a organismos, políticas genéricas y 1
  • 2. específicas, así como a mecanismos de promoción del desarrollo sostenible. Evidentemente, la generalización del término ha conllevado que en demasiadas ocasiones se haya malversado su significado, siendo utilizado como sinónimo de desarrollo sostenido. Incluso, a veces, aunque se utilizaba de la manera correcta, era interpretado por parte de los agentes destinatarios como desarrollo sostenido. A modo de ejemplo, entre los Objetivos del Milenio, se establece como objetivo número 7 el de lograr un desarrollo sostenible, aunque unos párrafos antes se establecía la necesidad de crecer de manera sostenida a elevadas tasas para acabar con la pobreza. Desgraciadamente, los crecimientos elevados de manera sostenida son hasta ahora poco compatibles con la sostenibilidad, como pone de manifiesto el fenómeno que está ocurriendo actualmente en China. El cisma ecológico En el entorno de la disciplina económica se ha producido un cisma conceptual importante. Como explica Aguilera Klink (1992) una parte de la profesión (englobada bajo el epíteto de economía ambiental) entiende que el medio ambiente puede regirse por los mismos criterios que el resto de los recursos, insistiendo en la perspectiva del mercado y, por ende, en el de los derechos de propiedad y los precios. Por otro lado, los defensores de la economía ecológica optan por un replanteamiento global de la disciplina, una especie de vuelta a los orígenes, retomando los planteamientos de los fisiócratas para enfocar la economía desde una perspectiva ecosistémica, en la que la propiedad privada tiene un menor papel protagonista y se prima la visión ecológica. Es más, los defensores de este planteamiento tienen un punto de partida muy físico: los principios primero y segundo de la termodinámica, conservación de la energía y entropía. Esta diferencia no es baladí a la hora de plantearse el valor del medio ambiente. La primera de las opciones insiste en la necesidad de integrar, o internalizar, los costes ambientales en el entorno del mercado para que de esa manera los agentes tomen decisiones eficientes desde el punto de vista económico y ambiental. En este sentido se adoptan diversas metodologías que pretenden asignar valores económicos a los recursos naturales, a las externalidades negativas de la actividad económica, a las pesquerías, a los bosques, etc. Con respecto a la economía ecológica, el problema no radica en el valor, sino en el mantenimiento de los ecosistemas. Por así decir, el valor más importante es el de la propia existencia de los mismos y la comprensión de las funciones que el ecosistema cumple en el proceso de producción y en la propia existencia de los seres humanos como especie. En esta perspectiva, la interacción con otras disciplinas científicas es indispensable y, aparte de las cantidades en términos crematísticos, tienen cabida las variables físicas y ecológicas. Una visión integrada que se condensa en la Figura 1, que representa la relación de las diferentes esferas en las que se desenvuelven las actividades económicas. Figura 1. Las esferas de la actividad económica. Fuente: Passet (1996). 2
  • 3. A efectos prácticos, el tiempo de actuación de cada una de las opciones es distinto. La economía ecológica es claramente una opción de y para el futuro, a mi modo de ver necesaria, que a corto plazo se enfrenta a los problemas de falta de sensibilidad de una gran parte de la sociedad. Por ejemplo, Estados Unidos se ha negado ha suscribir el protocolo de Kyoto con el argumento de que el cumplimiento perjudicaría a su economía. Es decir, anteponen explícitamente los beneficios del crecimiento económico a corto plazo (aumentos de renta, mayores niveles de empleo, etc.) a los costes del aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera, costes que, además, consideran no necesariamente relacionados con el cambio climático. Sin embargo, desde el punto de vista de la economía ecológica la alternativa no sería elegir entre crecimiento económico y el aumento de contaminación, sino entre crecimiento económico y la posible modificación del equilibrio climático, que traería consigo una crisis ambiental, humana y por extensión económica. Es comprensible, no obstante, que haya resistencias al nuevo paradigma. No en vano los actuales niveles de desarrollo se han conseguido por la vía del crecimiento económico; y no en vano también hemos logrado llegar a la economía de la satisfacción de Galbraith a costa de expandir nuestro producto nacional bruto. Un nuevo compromiso Desarrollo y crecimiento económico se tratan como sinónimos, aunque en las sociedades desarrolladas tal comparación no tenga ya sentido; entre otras razones, porque comienzan a encontrarse niveles de saturación. ¿Se dobla el bienestar de los ciudadanos de una ciudad como Madrid si se dobla el número de vehículos? Es obvio que tal contingencia multiplicaría los problemas de tráfico de una ciudad ya de por sí bastante saturada, y los perjuicios globales serían casi con toda seguridad mayores que la suma de los beneficios particulares. A corto plazo, sin embargo, la economía ambiental presenta metodologías y soluciones que posiblemente no sean del todo óptimas, vistas desde la perspectiva ecológica, pero que suponen un puente entre el paradigma liberal y el bio-económico. En este sentido, se han desarrollado diversos métodos que sirven para calcular unos valores económicos que, aunque no son propiamente de mercado, si que son útiles como aproximaciones y como herramientas de cálculo. Antes de continuar habría que señalar que los economistas no hemos sido los únicos en realizar estos ejercicios de cálculo. Costanza y colaboradores, por ejemplo, publicaban en 1997 un aventurado cálculo del valor económico de las funciones y servicios medioambientales a nivel global (Costanza et al., 1997). Su estimación era de una media de 33 billones de dólares anuales, frente a los 18 billones de dólares en los que se estimaba el Producto Nacional Global del planeta en términos económicos tradicionales. Las fuentes de valor No es el objetivo de este trabajo profundizar en las metodologías más usadas, ni en los pros y contras de las mismas. El afán que nos mueve es evidenciar las razones por las cuales el medio ambiente posee un valor económico que en muchas ocasiones es imposible de evidenciar o directamente infinito y, por definición, incalculable pero nunca inexistente. Un primer paso debe ser la identificación de las funciones ambientales y de los productos y servicios ambientales generados por éstas. De Groot, basándose en Eagles ha realizado una clasificación de estas funciones que resulta muy útil para la identificación de las mismas (tomado de Jiménez, 1996): - Funciones de soporte o carga, en las que el medio ambiente proporciona el sustrato sobre el que se desarrollan las actividades humanas. q Funciones de construcción. q Funciones de transporte. q Funciones de eliminación de residuos. q Funciones recreativas antropocéntricas. q Funciones de reservorio de espacio y sustrato. - Funciones de producción conjunta, en las que el medio juega un papel activo aunque predominan las decisiones humanas. q Funciones de producción agrícola. q Funciones intensivas y extensivas de producción animal. q Otras funciones de producción conjunta. - Funciones de significación, en las que el medio ambiente se relaciona con los 'significados' y conocimientos humanos. 3
  • 4. q Funciones de señal sobre indicadores espaciales y temporales. q Funciones de significación científica. q Funciones de relación hombre-naturaleza. q Funciones de participación. q Funciones de contemplación. q Funciones de reserva de significación. - Funciones de hábitat, relacionadas con el hogar ecológico de la vida. q Funciones para el desarrollo de especies y ecosistemas. q Funciones de reserva de hábitat. - Funciones de procesado, beneficios para la humanidad derivados de la capacidad del ambiente para amortiguar los riesgos y peligros de las acciones humanas. q Funciones de procesado abiótico. q Funciones de procesado biótico. - Funciones de regulación, referidas a la capacidad de los componentes ambientales para contener influencias dañinas de otros componentes. q Funciones de blindaje. q Funciones de contención. A partir del conocimiento de las funciones ambientales y de la inserción de éstas con las humanas es posible aventurarnos al cálculo de un valor económico total (Jiménez, 1996). Algunos valores son evidentes y tienen reflejo directa o indirectamente en el mercado: son los valores de uso. Pero hay otros que no son evidentes o que incluso se derivan del mero hecho de la existencia. Siguiendo a Munasinghe (1992), el valor económico total de los activos ambientales estaría compuesto por el valor de uso más el valor de no utilización (véase la Fig. 2). Figura 2. Valores económicos del medio ambiente. Fuente: Munasinghe (1992). Los valores de uso directo, como ya hemos dicho, son relativamente sencillos de cuantificar, pues se refieren a productos que se pueden consumir directamente: alimentos, biomasa, salud, etc. Los de uso indirecto alcanzan los beneficios denominados funcionales, tales como la regulación del clima o microclima, la protección contra crecidas y riadas, etc. Por su parte, los valores de opción se refieren a valores de uso directo o indirecto en el futuro, por lo que nos encontramos con la dificultad de predecir los niveles tecnológicos de los años venideros, los cuales influirán en la productividad inducida del medio ambiente. 4
  • 5. El valor de existencia deriva del propio conocimiento de la existencia de un determinado activo ambiental. Es el caso, por ejemplo, de la Antártida o de la biodiversidad, cuya existencia, aunque sea por mera convicción moral, nos parece valiosa. Obviamente, a la hora de hacer juicios morales las dificultades de cuantificación se multiplican, aunque puede resultar más sencillo lograr una ordenación de prioridades. Finalmente, el valor de legado es el que tiene determinado bien ambiental o recurso natural (valores de uso y no uso) para las siguientes generaciones, debiendo suponer por tanto no sólo los niveles tecnológicos futuros, sino también escalas de valores y principios morales de los que nos continuarán. En la Tabla 1 se resumen los principales métodos de valoración de la economía ambiental, aunque nos parece que la razón más convincente por la cual debemos proceder a la valoración de los activos ambientales (por estéril que parezca) es la de evidenciar los servicios que estos nos prestan y aumentar el coste de oportunidad asignado por los agentes económicos a la utilización de los recursos. Tabla 1. Métodos de valoración de los activos ambientales. Fuente: Elaboración propia a partir de Romero (1997) y Jiménez (1996). Costes y beneficios reales Evaluación indirecta a Evaluación a través de Evaluación de costes y Evaluación de costes través de mercados mercados ficticios beneficios directos de restitución reales Se calculan las Aún no habiendo variaciones Se evalúan costes y Se evalúan los costes mercados directos, el compensatorias a través beneficios directamente de sustitución o de activo ambiental influye de mercados artificiales observables y evaluables compensación del en mercados reales o poniendo a los por existir mercados. consumo del activo. (mercado de la vivienda, agentes en situaciones etc.). de mercado. ? Efectos en la ? Coste de reposición. ? Variables hedónicas. ? Valoración producción. contingente. ? Proyecto ? Coste del viaje. ? Efectos en la salud. compensatorio. ? Mercado artificial. ? Costes defensivos o preventivos. Conclusión En un viaje de ida y vuelta, la economía ha tomado conciencia de la importancia del medio ambiente como 'sustrato' en el que se producen las actividades humanas y, por ende, las de mercado. Se ha tomado conciencia del papel del medio como productor de recursos, como receptor de residuos y como sistema influyente e influenciable por parte de la economía. Esta incorporación ha venido de la mano del éxito social y político del término desarrollo sostenible, que de forma lenta pero inexorable forma parte cada día más activa de las políticas de las administraciones, dando incluso nombre a concejalías, direcciones generales, consejerías, etc. Poco a poco se está pasando, además, de planteamientos verticales a otros transversales, en las que el medio ambiente aparece como criterio de decisión en ámbitos cada vez más numerosos. La economía ambiental ha desarrollado multitud de sistemas y metodologías de valoración que permiten ya que no obtener precios (pues no existen mercados para la mayoría de los servicios ecológicos), si al menos lograr unos valores aproximativos que 'visibilizan' la utilidad económica de los activos ambientales y sirven para el logro de su sostenibilidad a largo plazo. Referencias Aguilera Klink, F. 1992. La preocupación por el medio ambiente en el pensamiento económico actual, en Información Comercial Española, núm. 711 de noviembre de 1992, pp. 31-42. Ed. Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Madrid. Azqueta, D. y Ferreiro, A. (eds.) 1994. Análisis económico y gestión de recursos naturales. Ed. Alianza Editorial, Madrid. 5
  • 6. Costanza, R, et al. 1997. The value of the world´s ecosystem services and natural capital. Nature 387: 253-260. Georgescu-Roegen, N. 1996. La ley de la entropía y el proceso económico. Ed. Fundación Argentaria y Visor Distribuciones, S.A. Madrid. Jiménez Herrero, L.M. 1996. Desarrollo sostenible y economía ecológica. Integración medioambiente-desarrollo y economía- ecología. Editorial Síntesis, Madrid. Naredo, J.M. 1992. Los cambios en la idea de naturaleza y su incidencia en el pensamiento económico actual, en Información Comercial Española, núm. 711 de noviembre de 1992, pp. 11-30. Ed. Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Madrid. Naredo, J.M. y Valero, A. (dirs.) 1999. Desarrollo económico y deterioro económico. Ed. Fundación Argentaria y Visor Distribuciones, S.A. Madrid. Passet, R. 1996. Principios de bioeconomía. Ed. Fundación Argentaria y Visor Distribuciones, S.A. Madrid. Romero, C. 1997. Economía de los recursos ambientales y naturales (2ª edición ampliada). Ed. Alianza Editorial, Madrid. 6
  • 7. El Dipló: Al asalto del bosque tropical 1/4 22-11-2011 21:51:54 Edición Nro 122 - Agosto de 2009 EL MAYOR BANCO GENéTICO DEL PLANETA EN DISPUTA Al asalto del bosque tropical Por Róger Rumrrill La cuenca amazónica, paraíso de la biodiversidad, se encuentra en el ojo de la tormenta: sus ríos y bosques concentran todos los recursos esenciales a los que apunta el capitalismo en crisis. La deforestación masiva, la contaminación, los megaproyectos viales, mineros e hidrocarburíferos amenazan la fragilidad de un ecosistema vital para el planeta. Al amparo de los gobiernos de Brasil y Perú, se impone un neolatifundismo febril, en absoluta contradicción con la urgente necesidad de un sistema de desarrollo sustentable e inclusivo. a dura y épica batalla delos pueblos indígenas amazónicos del Perú por el respeto a sus tierras y territorios tuvo un epílogo trágico el pasado 5 de junio en la localidad de Bagua, con una treintena de muertos. Pero también tuvo el impacto de un cambio de época, de un parteaguas en la Amazonia y en la política peruana: ha visibilizado a los indígenas erigiéndolos en actores sociales y políticos nacionales, puso en cuestión al modelo neoliberal y en jaque al gobierno de Alan García. Pero por sobre todas las cosas actualizó y puso en agenda el carácter geoestratégico del espacio amazónico sudamericano en el siglo XXI 1. Los gurúes de la geopolítica coinciden en afirmar que la economía poscrisis del capitalismo debe sostenerse en cuatro recursos vitales: agua, energía, biodiversidad y tierras. Estas últimas para la producción de las commodities y en especial de alimentos baratos, cada vez más controlados por los oligopolios y monopsomios que están imponiendo su reinado a nivel planetario 2. Buena parte de esta riqueza estratégica se encuentra en la cuenca amazónica, localizada en las tierras y territorios indígenas de los países que integran la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA): Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela 3. Elmar Altvater, economista de la Universidad Libre de Berlín y analista de la economía global escribió recientemente al respecto: "¿Qué se viene después de esta crisis? Al aguacero de la new economy en el 2000 siguió el boom inmobiliario con las hipotecas subprime y los productos financieros aventureros, lo que posibilitó unos cuantos años de imponentes negocios que han durado hasta ahora, hasta la crisis financiera más grave de los últimos 100 años. Capital disponible de todos modos sigue habiendo, a pesar de la crisis. Está al acecho de aquellas inversiones que hoy y en lo venidero podrían reportar réditos. ¿Cuáles podrían ser? Las materias primas, señaladamente petróleo y gas, así como agrocombustibles procedentes de la biomasa, son la primera opción. Sus precios debían subir, porque escasean y la demanda es alta. Los certificados de emisión para dióxido de carbono, conformes al Protocolo de Kyoto, prometen buenos réditos" 4. De caza en el paraíso La cuenca amazónica sudamericana es un subcontinente de más de 8 millones de kilómetros cuadrados con una población estimada de 33,5 millones de habitantes, de los cuales 21 millones viven en ciudades. Se calcula que la Por Róger Rumrrill -1- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 8. El Dipló: Al asalto del bosque tropical 2/4 22-11-2011 21:51:54 cuenca, presidida por el monarca de los ríos, el Amazonas, con más de 1.000 tributarios, posee entre el 15 y el 20 por ciento del agua dulce del mundo, un recurso vital -más que el petróleo y el gas, dado que es insustituible- y cada día más escaso, que es y será el recurso estratégico del siglo XXI 5. La cuenca amazónica es el paraíso de la megadiversidad. Y el bosque cumple allí múltiples funciones: un papel crucial en el ciclo del agua, reservorio de carbono y banco genético. Pero no es la única riqueza. Además del agua, las tierras, los bosques y la fauna (sólo en el bosque amazónico peruano se han registrado 4.200 especies de mariposas, un récord mundial) existen también cuantiosos recursos mineros metálicos y no metálicos y los imprescindibles bancos de conocimiento de los pueblos indígenas sin los cuales es imposible imaginar el desarrollo sostenible de la cuenca amazónica 6. El capital transnacional, con su agudo olfato y su privilegiada información para los negocios, se ha lanzado a la caza de esta riqueza natural. Una suerte de neolatifundismo se instala en el planeta a través de una "fiebre" mundial de compra de tierras para producción de biocombustibles y alimentos baratos, complejos turísticos y reservas para servicios ambientales, entre otros múltiples fines. "Fiebre" que para la doctora Annelies Zoomers, de la Universidad de Utrecht (Holanda) "debe ser vista como una consecuencia de la combinación de la liberalización de los mercados, el auge de inversiones directas y los avances en las tecnologías de comunicación y transporte" 7. Brasil y Perú, mediante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de Alan García Pérez, respectivamente, se han convertido en los auténticos "Caballos de Troya" del capital transnacional que está desembarcando en el subcontinente amazónico. Por distintas razones, en los demás países de la cuenca, las puertas permanecen cerradas a este nuevo modelo de transnacionalización del bosque tropical. En Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el narcotráfico hacen inviable otra ocupación del territorio amazónico colombiano. Mientras que los regímenes políticos de Ecuador, Bolivia y Venezuela son por ahora hostiles a negociar sus Amazonias con las multinacionales. Según el periodista y escritor francés Christophe Ventura, Lula da Silva ha suscrito sólidos compromisos con las firmas del agrobusiness Monsanto, Syngenta, Cargill, Nestlé, Basf, Bayer y otros dinosaurios de la economía mundial para hacer realidad su sueño de convertir a Brasil en el mayor productor mundial de soja, de caña de azúcar para etanol y otros productos de gran demanda en el mercado global del siglo XXI 8. Alan García Pérez, por su lado, cree que la Amazonia peruana está sumida en el atraso por culpa de peruanos pobres -a los que de acuerdo a su filosofía ultraliberal califica de "perros del hortelano" porque poseen millones de hectáreas de tierras que están "ociosas"- que estorban el desarrollo y la modernidad que sólo puede abrirse paso a través de la privatización de las tierras y su venta al gran capital. Para hacerlas rentables y productivas, su gobierno promulgó un centenar de decretos legislativos para la implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, puerta de ingreso del gran capital y blindaje del modelo neoliberal 9. Pero existen diferencias de fondo entre la transnacionalización del bosque y las tierras en la Amazonia brasileña y la que ejecuta Alan García en la Amazonia peruana. En Brasil, el propio Estado actúa como garante de esa transnacionalización. "No es que el Estado se retire y deja el espacio público para ser ocupado por las grandes corporaciones", escribe Silvio Caccia Bava, director de la edición brasileña de Le Monde diplomatique 10. En realidad, Lula negocia desde un Estado cuyas empresas compiten codo a codo con las multinacionales europeas, estadounidenses o asiáticas. Para probarlo están Petrobras, Electrobras y Odebrecht. Se trata pues de un Estado fuerte, incluso con pujos y vocación imperiales 11. García Pérez, por el contrario, no negocia con las transnacionales. Éstas imponen sus condiciones a un Estado débil y a un gobierno totalmente subordinado. Como señala el destacado economista peruano Humberto Campodónico: "La legislación peruana es absolutamente permisiva... Sucede que el Estado está tomado 'desde adentro' por lobbies y diversos estudios de abogados que preparan la legislación 'sastre', al deseo de los inversionistas (...) Cuando el Estado está 'privatizado', poco o nada le interesa fortalecer las empresas estatales estratégicas (...). Y, claro, tampoco hace nada para cobrar los impuestos que le corresponden y que, en el caso de Petrotech, serán pagados en Estados Unidos y Por Róger Rumrrill -2- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 9. El Dipló: Al asalto del bosque tropical 3/4 22-11-2011 21:51:54 no en Perú" 12. Objetivo político-militar Así, la cuenca amazónica, que atesora el mayor banco genético del planeta Tierra, se encuentra hoy en el ojo de la tormenta y está siendo asediada por poderosos intereses internacionales y amenazada por toda suerte de peligros. Todo esto porque sin ninguna duda es el espacio geoestratégico e hidropolítico más importante para la economía global en el siglo XXI. En el seminario internacional sobre la Amazonia, "Desarrollo Local, Sustentabilidad y Organización Popular", realizado en Río Branco, capital del estado brasileño del Acre, del 17 al 20 de julio de 2008, las organizaciones sociales de la mayoría de los países ribereños del Amazonas concluyeron que las amenazas que se ciernen sobre el espacio amazónico y sus poblaciones -sobre todo indígenas, habitantes ancestrales de la cuenca- son los megaproyectos energéticos, viales, hidrocarburíferos, mineros y los grandes monocultivos para biocombustibles que provocan la deforestación masiva de los bosques, la contaminación de ríos y lagos y el despojo de las tierras y territorios de los pueblos indígenas. Todo ello contribuye a acelerar el cambio climático y a bloquear las posibilidades de construir un sistema de desarrollo inclusivo y sostenible. "Por ejemplo, la agricultura migratoria y la ganadería han generado una deforestación amazónica acumulada al año 2005 de 857.666 kilómetros cuadrados; asimismo, en la Amazonia brasileña, en un período de 30 años (1975-2005), la red vial se multiplicó diez veces, lo que estimuló el desarrollo de asentamientos humanos. Más recientemente, la producción creciente de biocombustibles podría acelerar el cambio de uso del suelo en la región" 13. El Fondo Mundial para la Naturaleza (FMN), en un informe de septiembre de 2006, sostiene que para el año 2050 la humanidad necesitará los recursos de dos planetas Tierra para abastecer la demanda mundial de alimentos, agua, energía, suelos y otras riquezas naturales. A la actual tasa de extracción, la naturaleza amazónica está perdiendo su capacidad de regeneración. Pero la tala ilegal no sólo abate los bosques tropicales del Amazonas, también devasta al resto del planeta. El Banco Mundial ha calculado que los países con bosques tropicales de América Latina, África y Asia pierden entre 10 a 15 mil millones de dólares anuales en el comercio ilegal de madera. En Perú, de acuerdo al Ministerio de Agricultura, se extraen cada año 22 mil metros cúbicos de caoba (Swetenia macrophyla) por un valor de 40 millones de dólares. El 90% de la extracción de esa valiosa especie, el "oro rojo de la Amazonia", es de origen ilegal porque proviene de áreas de conservación como Parques y Reservas Nacionales 14. Por otra parte, en el plano político y jurídico, los movimientos sociales amazónicos denuncian un proceso de militarización y criminalización de los pueblos, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo internacional. La "guerra mundial contra las drogas", cuyo mayor promotor es Estados Unidos, es una guerra perdida desde que se inició hace más de tres décadas. Ha fracasado en su objetivo de frenar o eliminar la producción y el consumo de las drogas naturales como la cocaína y la heroína. Pero es un éxito en su objetivo geopolítico. Porque la "guerra mundial contra las drogas" ha sido y sigue siendo instrumentalizada con fines geopolíticos y de seguridad hemisférica. Tal es el caso de Colombia. Ni el narcotráfico ni las FARC son las razones de fondo de la presencia militar de Estados Unidos en ese país, sino el monitoreo de sus intereses geoestratégicos en América del Sur: el petróleo, el gas, la biodiversidad y el agua de la cuenca amazónica 15. En efecto, pese a su ostensible declinación como potencia unipolar, Estados Unidos sigue siendo el mayor poder militar del mundo, y sus políticas estratégicas mantienen una continuidad a prueba de los cambios de administración. En 2007 el informe del US Southern Command confirmaba la voluntad estadounidense de garantizar "la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de toda América" 16, un eufemismo que esconde su vocación mesiánica y la urgencia de intereses que le llevan a pensar a América Latina como su antiguo "patio trasero". Allí, el jardín amazónico cumple un papel cada día mayor. 1. Francisco Durand, "Crisis en las alturas", La República, Lima, 5-7-09. Por Róger Rumrrill -3- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 10. El Dipló: Al asalto del bosque tropical 4/4 22-11-2011 21:51:54 2. De acuerdo a la organización GRAIN, las multinacionales han especulado con los precios de los alimentos obteniendo inmensas utilidades. Cargill, la mayor empresa de granos del mundo, tuvo un aumento en sus ganancias del 86% en el primer trimestre del año 2008. Bunge, otro gigante de los alimentos, subió en un 77% sus utilidades en el último trimestre del 2007. Por su lado, Archer Daniels Midland Company incrementó sus ganancias en 67% en 2007. Para más información,véase Boletín Democracy Now, 28-4-08: www.democracynow.org/es/2008/4/28/titulares#13 3. OTCA y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), "Perspectivas del Medio Ambiente en la Amazonía. GEO Amazonía", 2009. 4. En Elmar Altvater y Birgit Mahnkopf, Las limitaciones de la globalización. Economía, ecología y política de la globalización, Siglo XXI Editores, México DF, 2008. 5. El 97,5% del agua existente en el planeta Tierra es agua salada de océanos y mares; sólo un 2,5% es agua dulce, apta para el consumo humano, la agricultura y la industria. Y de ese 2,5 sólo queda disponible el 1%, nada más. Pero ese 1% se está agotando. De acuerdo a la información científica disponible, la temperatura promedio de la Tierra aumentará de 1,5 a 5 grados en el siglo XXI, provocando cambios radicales en la estabilidad ecológica planetaria. El mayor impacto se está produciendo en la disponibilidad del agua, por cuanto la superficie de hielo, nieve y glaciares que alimentan los ríos y lagos se está derritiendo y disminuyendo por el calentamiento climático. Véase también OTCA-PNUMA, op. cit. 6. Róger Rumrrill, La Amazonía Peruana. La última renta estratégica del Perú en el siglo XXI o la Tierra Prometida, PNUD-CONAM, Lima, 2008. 7. "La globalización está generando cambios a gran escala en la propiedad y uso de la tierra", entrevista a la doctora Annelies Zoomers, La revista agraria, N? 106, abril de 2009: www.cepes.org.pe/revista/ r-agra106/LRA106-04-05.pdf 8. Christophe Ventura, "Polo de resistencia", Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, abril de 2009. 9. Alan García Pérez, "El síndrome del perro del hortelano", El Comercio, Lima, 28-10-07: www.elcomercio.com.pe 10. S. Caccia Bava, "Gigante pela própia natureza", Le Monde diplomatique, edición brasileña, San Pablo, febrero de 2009. 11. Esta temprana vocación expansiva aparece ya en la época colonial, luego de la conquista de Portugal por Felipe II en 1580 y cuya consecuencia política en el Nuevo Mundo fue la desaparición de los límites coloniales al producirse la unificación de los reinos de España y Portugal. De este período datan las eficaces y devastadoras expediciones de bandeirantes que se infiltraron y tomaron posesión de territorios pertenecientes a las colonias españolas. Primero Portugal, libre ya de la tutela del imperio español, y luego Brasil, independiente de la corona lusitana, merced a una hábil y persuasiva diplomacia de hechos consumados -o de aplicación de la doctrina del uti possidetis iure-, lograron afianzar los avances territoriales y luego incorporar definitivamente a la soberanía brasileña más de un millón de kilómetros cuadrados. Véase R. Rumrrill y María Elena Medina, Acerca del Pacto Amazónico, CIPA, Lima, 1981. 12. Humberto Campodónico, "Cristal de Mira". La República, Lima, 9-2-09. 13. OTCA-PNUMA, "Perspectivas del Medio Ambiente en la Amazonía. GEO Amazonia", op. cit. 14. Róger Rumrrill, La Amazonía Peruana, op. cit. 15. Idem. 16. Juan Gabriel Tokatlian, "El militarismo estadounidense en América del Sur. La configuración de un problema", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires, junio de 2008. Véase también el dossier "Petróleo y Plan Colombia. Guerra por la Amazonia", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, abril de 2008. Edición Cono Sur Por Róger Rumrrill -4- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 11. El Dipló: La Amazonia brasileña en el umbral de una nueva era 1/4 22-11-2011 21:51:59 Edición Nro 122 - Agosto de 2009 EL COSTO AMBIENTAL DE UN DESARROLLO ARCAICO La Amazonia brasileña en el umbral de una nueva era Por Marina Silva La Amazonia brasileña se encuentra en una situación límite. El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva debe decidir si desea liderar la transición hacia nuevos parámetros de desarrollo global o prefiere continuar avalando la sobreexplotación de los activos sociales y ambientales en beneficio de una minoría. arios estudios recientes han expuesto diferentes facetas del modelo económico arcaico y predatorio que todavía predomina en la Amazonia brasileña. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años por el gobierno federal, las administraciones estatales y municipales, y la sociedad civil -lo que dio como resultado una reducción continua de los índices de deforestación desde 2005-, el hecho es que el 17% del bosque tropical brasileño ya ha sido consumido; y los mecanismos y prácticas que destruyen la biodiversidad, perjudican los servicios ambientales 1, generan conflictos sociales, empobrecen la cultura, marginan poblaciones, agravan el calentamiento global y comprometen la imagen de Brasil, continúan vigentes. La edición de junio de 2009 de la revista Science 2 incluye un estudio sobre el tema, firmado por investigadores del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), que bautiza este modelo como "boom-colapso", en alusión al efecto "sube y baja" que caracteriza la economía de la región: grandes ganancias financieras para un pequeño grupo al principio, seguidos de pérdidas y perjuicios para la sociedad en general. Los investigadores constataron que, en el corto plazo, mejoran los indicadores socioeconómicos, como por ejemplo el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Sin embargo, los beneficios duran alrededor de una década y media, agotándose cuando se terminan la explotación de madera y la productividad de la ganadería. En ese momento, entonces, los municipios pasan a presentar índices de calidad de vida parecidos a los del período anterior a la deforestación, con una diferencia fundamental: perdieron la oportunidad de hacer un uso adecuado de los activos naturales y de crear una economía sostenible con una distribución de la renta más ecuánime. Sumado a eso, heredan suelos degradados, desempleo, concentración agraria, éxodo rural, miseria urbana y, por supuesto, el fin de los bosques y de los recursos naturales disponibles. El año pasado se publicaron asimismo otros importantes trabajos realizados por Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que describen las prácticas deletéreas de poderosos grupos empresariales y sus negocios globales, lo que causó un fuerte impacto en la opinión pública. En octubre de 2008, la ONG Repórter Brasil redactó una lista de las empresas establecidas en San Pablo que se Por Marina Silva -1- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 12. El Dipló: La Amazonia brasileña en el umbral de una nueva era 2/4 22-11-2011 21:51:59 benefician con el avance predatorio de la actividad agropecuaria y maderera ilegal sobre el bosque, además de mantener relaciones comerciales con propietarios e inversores rurales que explotan el trabajo esclavo. La divulgación del trabajo, titulado "Conexiones sustentables San Pablo-Amazonia: quién se beneficia con la destrucción de la Amazonia" 3, dio como resultado la firma de tres pactos empresariales para el control de las cadenas productivas de la madera, la ganadería y la soja oriundas de la Amazonia. La organización Amigos de la Tierra-Amazonia Brasileña publicó, en abril de 2008, el informe "La hora de la cuenta - Ganadería, Amazonia y coyuntura" 4, en el que explica que la Amazonia se consolidó como una importante región productora de carne debido a la instalación de megafrigoríficos, financiados con recursos públicos subsidiados por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil del orden de los 6.000 millones de reales en 2008, un récord histórico. De ese monto, casi nada se destinó al aumento de la productividad y la recuperación de tierras degradadas o abandonadas. El informe muestra incluso que uno de los factores centrales para la viabilidad de la ganadería en las principales regiones productoras de la Amazonia es la invasión y la posesión ilegal de tierras públicas, acompañada de deforestación irregular. A comienzos de este mes, Greenpeace Brasil divulgó por su parte, después de tres años de estudios, el informe "La farra del buey" 5 . Allí, la organización ambientalista revela que la destrucción de la Amazonia se debe mayoritariamente al sector ganadero, responsable de una de cada ocho hectáreas de bosques tropicales destruidas en el planeta. Ese trabajo analiza las fuertes inversiones gubernamentales destinadas a ese sector, con el objetivo de consolidar el liderazgo de Brasil en la exportación de carne bovina y duplicar su participación para alcanzar los dos tercios del mercado mundial de aquí a 2018. El informe hace también una lista de varias empresas nacionales e internacionales que se abastecen de productos de esa cadena productiva ilegal y antiética, y acusa al BNDES de contribuir a la devastación ambiental, en la medida en que financia a los frigoríficos sin exigir contrapartidas ambientales. La novedad que introdujo el estudio de Greenpeace fue su sociedad con el Ministerio Público Federal para iniciar acciones civiles públicas en el Estado de Pará contra los frigoríficos y las redes de venta minorista citados en el texto. La medida generó diferentes reacciones: grandes cadenas minoristas, como Wal-Mart, Carrefour y Pão de Açúcar, suspendieron las compras a los frigoríficos involucrados, exigiendo a los proveedores trazabilidad y garantías socioambientales confiables para los productos provenientes de la Amazonia. Las entidades ruralistas ya intentaron descalificar el estudio e intimidar a sus autores con procesos judiciales, en lugar de adoptar técnicas productivas sustentables que favorezcan la ganancia de productividad, trazabilidad y recuperación de las áreas degradadas. A pesar de las evidencias recabadas en los estudios citados y de importantes resultados alcanzados en el ámbito del Programa de Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonia, la ideología y las fuerzas que sustentan el modelo predatorio continúan en plena forma debido, especialmente, a la postura equivocada de algunos sectores del gobierno federal y del Congreso Nacional. Teniendo en cuenta las urgencias de nuestro tiempo -sintetizadas por la confluencia del agravamiento del calentamiento global y la situación dramática de las poblaciones pobres en todo el planeta- la persistencia de un patrón de desarrollo arcaico en Brasil -país clave para iniciar el viraje necesario hacia un modelo de base sustentable- es muy preocupante. Desde los ministerios que definen políticas vitales para la Amazonia llegan discursos y medidas que aumentan esa preocupación, al converger en el desmantelamiento de la legislación ambiental y la defensa de facilidades económicas para sectores que especulan con tierras en la región 6 , y al negarse a asimilar métodos que eviten nuevas deforestaciones. Esos sectores fueron premiados recientemente con una regularización agraria que distribuyó más de 60 millones de hectáreas de tierras públicas, buena parte de ellas a personas y grupos que las invadieron y promovieron su deforestación a gran escala. O sea, las autoridades responsables de las políticas de desarrollo tratan a los bosques como un obstáculo y no como un beneficio para la nueva economía del siglo XXI. La voz del pueblo Por Marina Silva -2- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 13. El Dipló: La Amazonia brasileña en el umbral de una nueva era 3/4 22-11-2011 21:52:00 Tal postura, no obstante, está siendo confrontada por las constantes alertas tanto de respetados formadores de opinión como de la propia sociedad. En una investigación realizada por el Instituto DataFolha en mayo pasado, el 96% de la población brasileña defendió la legislación ambiental y dio un mensaje claro a los productores rurales: pide respetar los límites establecidos por la ley para la protección de bosques, ríos, suelos y biodiversidad 7. Ya no se acepta la justificación de la producción de alimentos a costa de la destrucción ambiental. Se ha llegado así, a un umbral. El gobierno brasileño necesita hacer una elección clara: liderar una transición que convierta a Brasil en una referencia mundial en la búsqueda de nuevos parámetros de desarrollo, o seguir siendo fiador del pasado, garantizando sobrevida a una concepción de mundo ya superada, que se basa en otorgar privilegios y permitir la sobreexplotación de los activos sociales y ambientales para usufructo de algunos pocos, sin medir las consecuencias. La investigación de Datafolha mostró que los brasileños quieren empleo, renta y acceso a bienes de consumo, pero no a cualquier precio. Quieren también seguridad ambiental, compromiso ético y visión a largo plazo para crear hoy las condiciones para un salto civilizatorio indeclinable. En la Amazonia ese dilema se plantea de varias maneras. La explotación ganadera y maderera irregular es sólo uno de los aspectos. Otro, de igual importancia, es la puesta en marcha de obras de infraestructura. El conocimiento acumulado sobre las debilidades del bioma amazónico recomienda cuidados especiales en ese tipo de proyectos, comenzando por el imprescindible proceso de licenciamiento ambiental, hecho en forma y tiempo adecuados. Frente a eso, las maniobras para evitar o flexibilizar los procedimientos exigidos por la legislación con el objetivo de acelerar la aprobación de las obras, como se intenta, por ejemplo, con la ruta BR 319, son inaceptables. La historia enseña que, realizadas en discrepancia con las contingencias ambientales, esas obras son inductoras de procesos económicos y sociales que pueden redundar en verdaderas catástrofes sociales, culturales, ecológicas y económicas en toda el área de influencia del emprendimiento, en vez de generar los beneficios esperados. Brasil vive un momento crucial, que exige, para que sea posible prosperar, elecciones valientes en pos de un cambio de rumbo y de patrones. Las alternativas ya existen, tienen fuerte base tecnológica, una concepción política e institucional innovadora y sectores de punta dispuestos a superar sus límites adoptándolas. Se trata de un desafío que no es sólo de los brasileños. Se impone a toda la comunidad global. Evidentemente, el país que detenta un patrimonio tan significativo como la Amazonia tiene una misión especial que cumplir. Una misión domesticadora, en términos del siglo XXI. Si antes, en la historia de la humanidad, domesticar significaba dominar, sojuzgar e imponer, hoy quiere decir tener la capacidad de reinventar la civilización, sumando el ambiente natural como parámetro para la superación de los excesos y equívocos de la sociedad de consumo, en una perspectiva anticipatoria de la sociedad sustentable que se pretende consolidar. Brasil es candidato natural a ser una gran nación para navegar el futuro y no puede continuar preso de las peores amarras de su historia, sin utilizar plenamente lo que ésta le ofrece como herramienta liberadora: los excepcionales recursos naturales y la igualmente excepcional diversidad social y cultural. A lo largo de las últimas décadas, esta opción ya fue realizada por crecientes contingentes sociales en los espacios académicos, comunitarios, empresariales, de organizaciones de la sociedad civil y en nichos de excelencia del sector público. De esa nueva cultura han emanado continuas demostraciones de que dar el salto cualitativo es posible y viable. Falta la opción decidida de aquellos que tienen mucho poder en el proceso decisorio del país y en la implementación de grandes políticas, es decir, los gobernantes y los sectores empresariales de peso. 1. Los servicios ambientales son funciones ecológicas y procesos que aseguran el equilibrio de los ecosistemas y posibilitan la supervivencia y el bienestar de todas las especies en el planeta. 2. Science, Vol. 324, Nº 5.933, Nueva York, junio de 2009. 3. www.reporterbrasil.org.br/documentos/conexoes_sustentaveis.pdf 4. www.amazonia.org.br/arquivos/308285.pdf 5. www.greenpeace.org.br/gado/FARRAweb-alterada.pdf Por Marina Silva -3- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 14. El Dipló: La Amazonia brasileña en el umbral de una nueva era 4/4 22-11-2011 21:52:00 6. Véase Dario Pignotti, "Polémica diplomacia del cárbono", en el dossier "Amazonia, el espacio geoestratégico del siglo XXI", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires, agosto de 2009. 7. http://datafolha.folha.uol.com.br/po/ver_po.php?session=891 eldiplo.org - Internet Por Marina Silva -4- Edición Nro 122 - Agosto de 2009
  • 15. El Dipló: La coartada política de las utopías tecnológicas 1/4 24-11-2011 21:52:24 Edición Nro 67 - Enero de 2005 La coartada política de las utopías tecnológicas Por Benjamin Dessus En materia de energía están todas las alertas encendidas, pero los ciudadanos reciben escasas incitaciones a empezar a cambiar ahora sus modos de vida, y en cambio una andanada de propuestas de solución científico-tecnológicas, tanto más entusiastamente aceptadas cuanto que no se conocen sus implicaciones y consecuencias, y que deben esperar décadas. En esta materia, se sigue practicando la política del avestruz. l petróleo a 50 dólares el barril, recalentamiento del clima, alerta por el terrorismo nuclear, contaminación urbana: se encendieron todas las luces rojas en materia de energía. Y como en todos los períodos de crisis, aparecen los nuevos profetas que proclaman su intención de salvarnos del desastre anunciado. Su inspiración proviene, evidentemente, de la ciencia y de la tecnología. Desde la fusión termonuclear hasta el almacenamiento en el subsuelo del gas carbónico que despiden las centrales a carbón; desde la "civilización del hidrógeno" hasta los satélites solares, esos nuevos gurúes y sus seguidores nos proponen un amplio abanico de "soluciones" al problema energético mundial. Los voluntariosos impulsores de esas soluciones, más o menos verosímiles según las leyes de la física, les atribuyen ciertas características evidentemente seductoras: q Una capacidad potencial para resolver -definitivamente o casi, y durante siglos o por la eternidad- los crecientes problemas energéticos a los que deberá enfrentarse la humanidad; q Un carácter totalmente inocuo respecto del medio ambiente, una muy escasa probabilidad de incidentes y la seguridad de que los accidentes que pudieran ocurrir serán benignos; q Un costo muy bajo, en cuanto se superen las etapas indispensables para demostrar su factibilidad y su desarrollo industrial. Aún falta, por supuesto, hallar los recursos financieros para superar esas etapas... Pero teniendo en cuenta la magnitud de lo que está en juego se trata apenas de una gota de agua, pues en un plazo que va de 30 a 100 años, según sea la tecnología propuesta, la humanidad estará totalmente a cubierto de cualquier preocupación energética. ¿Cómo no dejarse convencer por perspectivas tan seductoras? Como todo el mundo -o casi- admite sin discusión la dimensión del problema, el debate se focaliza en las posibilidades de éxito, en el plazo requerido, en el costo de la operación y hasta en el país que tendrá el privilegio y el honor de contar con los primeros prototipos. Ya ocurre con el International Thermonuclear Experimental Reactor (ITER), el famoso proyecto de fusión termonuclear: frente a la negativa de Estados Unidos y Japón a participar en esa aventura, el gobierno francés acaba de duplicar su oferta inicial de 457 millones de euros para financiar la construcción del reactor en la localidad de Cadarache. Esa suma de 914 millones de euros representa, al ritmo actual, más de treinta años de Por Benjamin Dessus -1- Edición Nro 67 - Enero de 2005
  • 16. El Dipló: La coartada política de las utopías tecnológicas 2/4 24-11-2011 21:52:24 financiamiento de las investigaciones que se desarrollan en Francia sobre las energías renovables. En cambio, nadie en Francia parece haberse preguntado ni una sola vez por qué Japón y Estados Unidos -que sin embargo participaban en ese proyecto desde un principio- lo abandonaron discretamente. Es que es justamente allí donde se halla el problema. Resulta positivo especular sobre las posibilidades de éxito, pero es más importante analizar las consecuencias. Para obtener la reacción prevista en el ITER, hay que proceder a la fusión de dos átomos, uno de deuterio, que se encuentra en muy pequeña cantidad en el agua de mar; y otro de tritio, inexistente en la Tierra, que se piensa producir a partir de litio. Así -por fusión- se obtiene helio y neutrones de enorme energía, que luego es necesario captar y posteriormente transformar en calor para generar vapor o gas a alta temperatura. Por último, hay que bajar la presión de ese gas y hacerlo pasar por una turbina para producir electricidad. ¿Pero cuál será el costo energético? Las publicaciones de los partidarios de ese proyecto no dicen nada sobre ese punto crucial. Se omite también decir que un reactor de ese tipo producirá neutrones diez veces más poderosos que los de los reactores de fisión. Es decir que van a fragilizar rápidamente las paredes del reactor, las que habrá que cambiar regularmente. Pero el impacto de los neutrones sobre el metal lo transforma en un producto radioactivo... Cada vez que se cambien las paredes (cerca de una quinta parte por año) se obtendrá una masa de materiales cuya radioactividad será similar a la del corazón de una central nuclear actual a fisión. Finalmente, se evita debatir sobre los medios para prevenir los riesgos de proliferación que genera el tritio, componente muy apreciado en pequeñas cantidades (unos pocos gramos) de las bombas atómicas "modernas"... En caso de "éxito", como se puede ver, la solución propuesta podría plantear problemas aun más temibles que los que se intenta resolver. Sobre todo, nadie imagina una difusión masiva de la tecnología de fusión antes de fines del presente siglo, en tanto que, si se desea evitar la catástrofe, el lanzamiento de una acción contra el cambio climático es de una urgencia absoluta. En busca del hidrógeno ¿Qué se puede decir sobre el hidrógeno y la pila de combustible? Por cierto, las investigaciones permitieron realizar importantes avances en los últimos diez años. Las pilas de combustible transforman el hidrógeno en electricidad con rendimientos muy superiores a los de los motores a gasolina: 60%, contra 35% a 40% en el caso de estos últimos. Pero, en la mayoría de los casos, se olvida señalar que el hidrógeno no existe en estado libre en la naturaleza, y que por lo tanto es necesario extraerlo, sea de los hidrocarburos, sea del agua, y que eso requiere un gasto de energía y un costo importante, lo que crearía nuevos problemas. A partir del metano se podría obtener hidrógeno con un rendimiento del orden de 60%: es decir que se consumiría un recurso fósil que conviene economizar. Además, la reacción genera gas carbónico, lo que se pretende evitar. Es necesario gastar cerca de 5 kw/h de calor para obtener un metro cúbico de hidrógeno, susceptible a su vez de suministrar 3 kw/h de calor por combustión, o 1,8 kw/h de electricidad en una pila de combustible. A partir del agua, lo más simple es descomponerla por medio de electricidad, por electrólisis, para separar el oxígeno del hidrógeno. Pero con las técnicas actuales se necesitan alrededor de 5 kw/h de electricidad para obtener un metro cúbico de hidrógeno. A su vez, la producción de electricidad necesaria implica pérdidas. Si la electricidad es de origen fósil, el gasto total de energía por metro cúbico alcanza de 7,7 a 9 kw/h, con una emisión asociada de 2,4 a 2,8 kg de CO2. Si es de origen nuclear, no hay emisión, pero existen los riesgos específicos de la actividad atómica. Si la electricidad es de origen renovable queda exenta de las dos críticas precedentes, pero deja en suspenso el problema del rendimiento global, de la intermitencia y de la dispersión de algunas de esas fuentes (solar, eólica) que son difíciles de adaptar a los procedimientos industriales de fabricación de hidrógeno. En síntesis, el balance de la operación no es para nada tan brillante como nos dicen. Ello no significa de manera alguna que no exista ninguna posibilidad para desarrollar esa innovación: sin dudas se vislumbran áreas de utilización, tanto en los transportes como en la producción descentralizada de electricidad, pero es casi seguro que en los próximos 50 años serán limitadas. La misma problemática se presenta para la captación y el almacenamiento en el subsuelo del gas carbónico (CO2) producido por las centrales térmicas a carbón o a gas. Esto suele presentarse como la solución milagrosa y al alcance de la mano para esconder las emisiones bajo la alfombra y evitar el recalentamiento climático sin restringir la energía. Por Benjamin Dessus -2- Edición Nro 67 - Enero de 2005
  • 17. El Dipló: La coartada política de las utopías tecnológicas 3/4 24-11-2011 21:52:25 Se podrá almacenar una buena parte del CO2 producido por esas centrales, pero a condición de admitir un aumento en el consumo de energías fósiles del 20% al 30% (y por lo tanto, un aumento de gas carbónico), necesarias para separar el CO2 de los humos y para el transporte hasta los pozos petrolíferos secos donde se lo planea almacenar. A primera vista, teniendo en cuenta el crecimiento de la demanda de electricidad en el mundo -que casi con seguridad será satisfecha a partir de energías fósiles-, si esta técnica se difundiera sistemáticamente a nivel mundial concerniría al 20% de las emisiones acumuladas de CO2 del siglo venidero (es decir, un 10% de las emisiones totales de gas de efecto invernadero). Pero cuando se analizan la capacidad de almacenamiento de los pozos petrolíferos (la técnica que mejor se domina actualmente), es necesario moderar el entusiasmo por dos razones. La primera es la localización de esos pozos. En efecto, los mapas donde figuran las centrales térmicas y los de los pozos petrolíferos, coinciden muy poco, salvo en ciertas regiones del mundo (como Estados Unidos): los sitios con capacidad de almacenamiento de Medio Oriente y de Rusia están a miles de kilómetros de los grandes conglomerados humanos o industriales europeos o asiáticos, donde estarán implantadas la mayoría de las centrales. Países como China o India, que aumentarán la cantidad de sus centrales a carbón, disponen de muy escasa capacidad de almacenamiento en los campos de hidrocarburos en relación a sus emisiones de CO2. Por otra parte, el almacenamiento debe respetar la dinámica de depreciación 1 de los pozos en actividad. Si se tienen en cuenta esas limitaciones, se ve que la cantidad de CO2 que realmente puede ser almacenada se reduce enormemente, para llegar a unos pocos puntos porcentuales de las emisiones acumuladas del siglo XXI. Claro que cabe pensar en otros sitios de almacenamiento, como los acuíferos salinos, los yacimientos carboníferos no explotados y hasta las fosas oceánicas, pero allí se entra en un terreno de incertidumbre sobre los riesgos ambientales. Eso, evidentemente, no significa que el sistema de captación-almacenamiento de CO2 no sea una buena solución industrial puntual, pero tiene pocas posibilidades de modificar en profundidad el problema de la reducción de las emisiones de CO2, tarea indispensable en el curso del presente siglo. Multiplicar los bosques Un último ejemplo: el almacenamiento de CO2 por la biomasa. La idea es simple y ni siquiera implica una revolución tecnológica: plantar árboles en todos los sitios donde sea posible. Mientras crecen, se almacena CO2. Pero, por supuesto, algún día, 50 o 100 años después, habrá que talarlos para que no acaben pudriéndose en su lugar. Con ellos se podrán hacer vigas o muebles y continuar así almacenando el carbono por un tiempo, o bien usarlos para alimentar el fuego. El CO2 emanaría de nuevo hacia la atmósfera, pero sería absorbido por los nuevos bosques jóvenes y de esa manera se economizarían combustibles fósiles. ¿Pero dónde crecerían los nuevos bosques? A poco de estudiar el problema se cae en la cuenta de que para disponer de los cientos de millones de hectáreas necesarias para ello, en particular en África, en América Latina y en Asia, es imprescindible que el rendimiento agrícola de esas regiones alcance niveles comparables a los de Europa. Para que resulte significativo en el nivel mundial, ese plan requiere una gran intensificación de la agricultura de los países en vías de desarrollo. Eso tendrá algunas consecuencias positivas, pero tendrá también efectos perversos, por ejemplo, sobre el empleo de dos mil millones de campesinos. Enseguida se ve que la importancia real de la solución "almacenamiento en la biomasa" depende de consideraciones que la superan totalmente. Dos constataciones a través de esos ejemplos: la fascinación por el progreso técnico parece hacer desaparecer todo sentido crítico; y una excesiva inclinación a decir "no hay más que hacer esto o aquello"... pero de preferencia no donde uno vive. Los medios de comunicación se apropian rápidamente de esas utopías, a menudo con la complicidad de los grandes organismos de investigación, más que contentos de "hacer soñar" al grueso de la población. Por su parte, los políticos se deleitan con el tema. La utopía del "futuro radiante" les sirvió durante mucho tiempo como trampolín electoral. Hoy en día, en una sociedad occidental que, a pesar de los considerables avances de que goza, por ejemplo, en materia de esperanza de vida, se deja arrastrar a la ansiedad generalizada, es más bien de nuestros temores que los políticos proponen protegernos. Entonces, frente a riesgos enormes, capaces de poner en tela de juicio nuestro modo de vida, los dirigentes políticos no encuentran nada más eficaz que prometer una salida de la crisis a través de la ciencia y de la técnica, aunque haya que esperar 50 u 80 años. Pueden permitirse presentar un cuadro alarmista de las catástrofes que nos acechan, materializando así nuestras peores pesadillas. Pero son a la vez capaces de brindar inmediatamente una respuesta Por Benjamin Dessus -3- Edición Nro 67 - Enero de 2005
  • 18. El Dipló: La coartada política de las utopías tecnológicas 4/4 24-11-2011 21:52:25 conceptualmente simple, de fuerte contenido científico, lo que es garantía de seriedad. Esa respuesta les permite, trasladando a la ciencia y a los demás la solución del problema, evitar cuestionar los modos de vida actuales de sus electores... Ésta es la verdadera cuestión. Porque aun en caso de éxito, las respuestas que brindan esas nuevas tecnologías seguirán siendo parciales y demasiado tardías. Para conjurar nuestras pesadillas, antes que nuevos encantamientos y nuevos profetas, lo que necesitamos son otras opciones de vida en sociedad: modificar desde ahora nuestros modos de vida y de consumo, lanzar programas serios para controlar el gasto de energía, en síntesis implicar a los ciudadanos y a los consumidores -todos lo somos- en una reflexión y en una acción colectiva. Es ostensiblemente más difícil. Se lo ve perfectamente con el aumento del precio del petróleo, al cual el gobierno francés responde con una total ausencia de política para economizar energía en los transportes, con desgravaciones para las profesiones que tienen un peso electoral y con el anuncio de un aumento del 100% de la participación francesa en el ITER. Le parece más realista y más eficaz reforzar la investigación sobre la fusión -que quizás permita dentro de 80 años disminuir la presión sobre los combustibles- que incitar desde ahora y seriamente a los fabricantes de autos a producir vehículos de menor consumo, lo que son capaces de hacer perfectamente, y a los automovilistas a utilizar un poco más sus piernas o los transportes públicos. 1. En referencia a la pérdida de valor de un yacimiento petrolífero debido a su explotación. Edición Cono Sur Por Benjamin Dessus -4- Edición Nro 67 - Enero de 2005
  • 19. El Dipló: Proyectos faraónicos... y destructores 1/3 26-11-2011 11:24:43 Edición Nro 69 - Marzo de 2005 Proyectos faraónicos... y destructores Por Frédéric Lasserre Frente a una crisis proclamada, y a su corolario permanentemente anunciado -las guerras del agua-, suelen invocarse soluciones tecnológicas. La idea de ir a extraer el agua de donde existe y llevarla adonde se la necesita, tiene la ventaja, para los promotores de tales proyectos -habitualmente ingenieros y empresas de obras públicas- de una perentoria simplicidad. Pero esas transferencias masivas, a las que durante todo el siglo XX recurrieron numerosos países, no son inocuas: a menudo tienen un gran alcance político y un enorme impacto ambiental. provisionar a las ciudades Una gran cantidad de aglomeraciones urbanas sólo puede satisfacer su demanda de agua gracias a transferencias masivas inter-cuencas. Pero esa problemática toma actualmente un giro diferente a causa del acelerado crecimiento de las ciudades, en particular en los países en desarrollo. Así, la población de la ciudad de México y alrededores pasó de 1,6 millones en 1940 a 13,9 millones en 1980, y a 19 millones en 2000. De esa forma, la ciudad se ve obligada a construir infraestructuras urbanas, a la vez que procura garantizar el aprovisionamiento de agua a una población en rápido crecimiento. Agricultura intensiva En el Oeste de Estados Unidos el agua no escasea, pero hay que movilizarla y dirigirla para irrigar espacios agrícolas cada vez más extensos, signo tangible del dominio de la naturaleza por parte de la tecnología. Así, se modificó el curso de los ríos, se los embalsó, canalizó, y concentró en grandes reservas (el lago Mead: 35.000 millones de m3 ; el lago Powell: 33.300 millones de m3, ambos sobre el Colorado), desviando luego sus aguas de forma masiva para llevarlas a las ciudades y a los campos. Por la misma época, otros proyectos igualmente faraónicos surgieron en Asia Central. Turkmenistán capta hasta 11.000 millones de m3 anuales del río Amu Daria para alimentar el canal de Karakorum que, construido durante los años 1950-1960 y mal preservado, pierde hasta el 50% de su líquido a lo largo de sus 1.100 km. Con la construcción del acueducto de Los Angeles, en 1913, California, Arizona y Utah inauguraron la era de los grandes proyectos de transferencia de las aguas del Colorado, que provocaron el vaciamiento del lago Owens (California) y la destrucción de las comunidades locales del valle de Owens. Actualmente, el Colorado, al igual que el Syr y el Amu Daria en Asia Central, sólo llegan al mar esporádicamente, generando así brutales catástrofes ambientales, como la destrucción de los pantanos del delta del Colorado y la desaparición del mar de Aral. Este último, en 2001 había perdido el 80% del volumen que tenía en 1960. La salinidad de sus aguas se había cuadruplicado, destruyendo la mayoría de las especies vivas; las sales, los pesticidas y otros compuestos tóxicos que se depositaron en el fondo reseco -actualmente barrido por los vientos- esterilizaron centenares de kilómetros de suelo, provocando Por Frédéric Lasserre -1- Edición Nro 69 - Marzo de 2005
  • 20. El Dipló: Proyectos faraónicos... y destructores 2/3 26-11-2011 11:24:44 gravísimos problemas de salud a la población local (anemia, enfermedades hepáticas, contaminación de la sangre...). Esas transferencias masivas, más que responder a una real necesidad, fueron desarrolladas sobre la base de una lógica de maximización de la producción agrícola y de dominio de la naturaleza como factor de producción. De Canadá a Estados Unidos Las limitaciones del medio natural comenzaron a ponerse de manifiesto en el Oeste de Estados Unidos en la década de 1960. El temor a la falta de agua, que se acentuó en 1963, cuando un fallo de la Corte Suprema de California obligó a reducir el volumen de agua captado del Colorado, llevó a los ingenieros y a los responsables políticos a pensar en transferir grandes cantidades de agua desde los ríos Columbia y Mississippi. Ante la negativa de los Estados implicados, surgió la idea de ir a extraer el agua donde existía en abundancia... en Canadá. Era la época de la ingeniería triunfante, la época en que se pensaba que la solución para responder a la demanda era necesariamente aumentar la oferta, es decir, efectuar transferencias masivas cuando los recursos locales estuvieran sobreexplotados. La opinión pública canadiense se opuso de manera frontal a semejantes proyectos, y no porque la práctica de transferencias masivas fuera desconocida en Canadá, muy al contrario. Pero la idea de ceder el control de sus recursos en agua ponía crudamente de relieve la cuestión de la soberanía canadiense frente a su poderoso vecino. Ante la reciente reactivación de tales proyectos, quienes se oponen a ellos, tanto en Canadá como en EE.UU., ponen el acento en el aspecto no duradero de esos planes: al no modificar las costumbres de consumo, lo único que se hace es trasladar -onerosamente- el problema. Para Ottawa, es inimaginable ceder en este delicado asunto de soberanía, avalando así el despilfarro de agua que durante mucho tiempo orientó la gestión de ese elemento en Estados Unidos. En 2000 la Comisión Mixta Internacional (CMI), organismo binacional encargado de arbitrar sobre los litigios fronterizos entre Canadá y Estados Unidos, dio razón al primero, afirmando que las transferencias de agua sólo podían ser encaradas como último recurso, y a condición de que se restituyera el agua a la cuenca de origen 1. Una competencia insensata Existen otros proyectos de transferencia de agua, como el de Dakar. Desde hace varios años la ciudad se aprovisiona en las napas subterráneas más o menos cercanas: en 1999 el 80% del agua provenía de las napas comprendidas entre el lago de Guiers y el Cabo Verde. Desde hace más de una década, el proyecto del canal del Cayor es un tema recurrente en el plano hidrológico. Consiste en realizar un acueducto para garantizar el suministro de agua a la capital senegalesa. Pero ese plan, que era prioritario para el Estado, fue aplazado sin fecha. La causa principal es la tensión existente entre Senegal y Mauritania sobre el reparto de las aguas del río Senegal. Las relaciones y los contactos diplomáticos entre ambos países son en general buenos, pero sufren deterioros repentinos que obedecen más a la susceptibilidad de los gobiernos que a problemas reales. En efecto, a pesar de la sequía que afecta el Sahel desde hace treinta y cinco años, la construcción de las represas de Diama y Manantali sobre el curso del Senegal -en el marco de la Organización para la Mejora del río Senegal (OMVS, por su sigla en francés)- aportó teóricamente a esos dos países, y también a Malí, una cierta disponibilidad de agua. Pero luego de los graves motines registrados en Dakar y en Nuakchott en 1989 a raíz de un incidente fronterizo, los sucesivos gobiernos mauritanos respondieron con una violenta retórica cada vez que el gobierno senegalés presentó un proyecto para utilizar las aguas del río Senegal. Por ahora ambos países utilizan sólo una pequeña parte (20% Senegal y menos de 5% Mauritania) de los volúmenes que les atribuyó la OMVS luego de la organización hidráulica del valle 2. Sin embargo, el aspecto simbólico de la transferencia es políticamente explosivo: los habitantes de esas márgenes la perciben como una apropiación, como un robo del recurso natural. Para garantizar el aprovisionamiento de Nuakchott se desarrolló un proyecto similar. Un canal a cielo abierto de 170 kilómetros de largo, previsto entre el río Senegal y la capital de Mauritania, debería alimentar una reserva de agua pre-tratada de 150.000 m3 y una cisterna semienterrada de 5.000 m3, con el objetivo de triplicar la producción diaria en 2020. Financiado de manera conjunta por el Fondo Africano para el Desarrollo (FAD), Kuwait y Arabia Saudita, el proyecto incluye además una estación depuradora. Pero algunos especialistas temen que el subdimensionamiento de la red Por Frédéric Lasserre -2- Edición Nro 69 - Marzo de 2005
  • 21. El Dipló: Proyectos faraónicos... y destructores 3/3 26-11-2011 11:24:44 genere inundaciones con graves consecuencias sanitarias, como las que ya se produjeron (por ejemplo, rebrotes de cólera). El caso de Libia Con el objeto de irrigar las tierras agrícolas, Libia lanzó en 1983 un proyecto titánico para transferir las reservas de agua subterráneas existentes en su subsuelo desértico. Totalmente financiada por la renta petrolera, la construcción del Gran Río Artificial (GRA) costará unos 32.000 millones de dólares. Pero las fuentes acuíferas del sur de Libia -formadas entre 6.000 y 12.000 años antes de nuestra era, en une época en que el actual Sahara era mucho más húmedo- son abundantes, pero ya no se renuevan. La capacidad de extracción de la GRA es de 2.200 millones de m3 por año, con un costo total de producción del agua comparable, o superior, al de las plantas de desalinización. La duración de explotación se calcula en unos 50 años. Esta política de Libia corresponde oficialmente a un interés por desarrollar el autoabastecimiento alimentario -a través del cultivo de cereales- y una cierta diversificación económica. Sin embargo, es posible interrogarse sobre la pertinencia del proyecto, pues provocar el desarrollo de un sector agroalimentario de escaso valor agregado (cereales) y muy dependiente de un recurso cuyo agotamiento ya está previsto, parece económicamente poco racional. En realidad la política libia, como aquella desarrollada por Arabia Saudita en las décadas de 1980 y 1990 (explotación intensiva de las aguas fósiles para el cultivo del trigo en medio del desierto y su exportación al mercado mundial) parece ser más bien una herramienta política de transformación de la sociedad a través de la sedentarización de los beduinos en el caso de los sauditas, y de reducción de la dependencia alimentaria en el caso de Libia, que Trípoli percibía como un punto débil en el marco del embargo suspendido en septiembre de 2003. 1. CMI, Análisis de las recomendaciones del informe de la CMI de febrero de 2000, agosto de 2004. 2. Luc Descroix, "Dakar: une capitale dépendant d'approvisionnements lointains", en Les transferts d'eau massifs. Outils de développement ou instruments de pouvoir?, Presses de l'Université du Québec, en prensa. Edición Cono Sur Por Frédéric Lasserre -3- Edición Nro 69 - Marzo de 2005
  • 22. El Dipló: Revuelta global contra Vale 1/5 15-11-2011 20:32:02 Edición Nro 136 - Octubre de 2010 UNA MINERA BRASILEñA IMPLANTADA EN LOS CINCO CONTINENTES Revuelta global contra Vale Por Philippe Revelli Tres empresas multinacionales se reparten la producción de mineral de hierro a escala planetaria. Un "cartel" dominado por la brasileña Vale que, desde hace algunos años, debe hacer frente a una nueva resistencia: trabajadores, ecologistas y campesinos se globalizaron para denunciar los estragos de la actividad minera. udbury, 11 de marzo de 2010. En esta pequeña ciudad situada 400 kilómetros al norte de Toronto (Canadá), los mineros de la compañía Vale-Inco esperan, en fila india, su turno para ingresar al cuarto oscuro. Hace ocho meses que están en huelga y, la semana anterior, se rompieron las negociaciones iniciadas entre la dirección de la compañía y United Steel Workers (USW), el sindicato de los metalúrgicos. En el origen del conflicto, una nueva versión del convenio colectivo: congelamiento de los salarios de tres años, discusión sobre las condiciones de su indexación por inflación, modificación del régimen de jubilaciones y reducción de la prima anual ligada a la rentabilidad de la empresa (en promedio hasta entonces, 25% del salario básico). Al retirarse de la mesa de votación, un huelguista quema el documento donde se enumeran las propuestas de la dirección. Muchos otros lo imitan. El resultado del escrutinio es inapelable: 88,7% de los empleados deciden continuar las movilizaciones. No es la primera vez que los mineros llevan adelante una huelga dura. Hace más de un siglo que la International Nickel Company of Canada (Inco) explota el níquel de la región, y el USW fue imponiéndose, al paso de los conflictos, como interlocutor ineludible de la dirección. De manera que, si bien al sobrevolar la región pueden observarse los estragos de la actividad minera en el medio ambiente, las sucesivas luchas arrancaron importantes derechos sociales que benefician a la comunidad en su conjunto. O mejor dicho, "beneficiaban". En 2006, la compra de la compañía canadiense por la multinacional brasileña Vale cambió las reglas del juego. Si bien la sede de la nueva sociedad (Vale-Inco) sigue estando en Canadá, los conflictos ya no se resuelven al ritmo del "quadrille"... sino del samba. Y los mineros no siempre salen ganando. Con el argumento de la crisis financiera, los directivos de Vale-Inco no tardaron mucho en deshacer las promesas que habían aplacado las dudas de Ottawa respecto a la compra de una empresa canadiense por parte de una competidora extranjera. El conflicto originado en los cuestionamientos al convenio colectivo le ofreció a la dirección la oportunidad de liberarse de las reglas (más o menos tácitas) de negociación vigentes hasta ese momento. Indignados, los mineros canadienses descubren nuevas prácticas: "¡Nunca antes unos 'carneros' habían roto nuestras huelgas!", cuenta Pascal Boucher, dirigente de la sección local del USW. Esta formación acelerada en "diálogo social" moderno incluye un módulo "hostigamiento", suministrado por los agentes de las empresas de seguridad al servicio de la compañía: "Llegan incluso a perseguirnos, a estacionar frente a nuestras casas y filmar sin disimulo nuestros movimientos". Algo nunca visto en Sudbury... Por Philippe Revelli -1- Edición Nro 136 - Octubre de 2010
  • 23. El Dipló: Revuelta global contra Vale 2/5 15-11-2011 20:32:02 Según Doug Olthuis, encargado de asuntos internacionales del USW, esta evolución se explica por una nueva relación de fuerzas, derivada del cambio de escala de la compañía: "El níquel de Sudbury representaba el 30% de la cifra de negocios de Inco. Pero no significa más que un 3% de la de Vale. Para ellos, ya ninguna mina es indispensable; las capacidades de negociación del sindicato se ven por lo tanto reducidas". ¿Acaso el grupo se habrá vuelto demasiado grande como para ofrecerle resistencia? Era de expansión agresiva El estado brasileño de Minas Gerais, cuna de Vale, es una región de tradición minera. Tras la era del oro (en el siglo XVIII), vino la del hierro, que durante la Segunda Guerra Mundial adquirió una importancia estratégica para los aliados. Los acuerdos de Washington, firmados en 1942 entre los gobiernos estadounidense, británico y brasileño, previeron la transferencia de las minas explotadas hasta entonces por la British Itabira Company a una sociedad brasileña de economía mixta, creada para la ocasión (con ayuda de créditos estadounidenses): la Companhia Vale do Rio Doce (CVRD). Diez años después, el estado mineiro tomó el control de la CVRD y la empresa consolidó su posición en el "cuadrilátero minero" de Minas Gerais. Luego del descubrimiento de los yacimientos de hierro de la Serra do Carajás, extendió sus operaciones al estado amazónico de Pará y se convirtió, en los años 80, en el primer exportador mundial de mineral de hierro. En 1997, la Vale do Rio Doce figura entre las empresas más rentables del país: el gobierno de Fernando Henrique Cardoso concluye que ha llegado la hora de privatizarla. La operación se efectuó en condiciones cuanto menos dudosas. Vendida -algunos dirán "liquidada"- en 3.140 millones de dólares, la empresa vale hoy 40 veces más (139.000 millones de dólares). ¿Sus reservas en mineral de hierro se estimaban en 2.000 millones de toneladas poco antes de la venta? Se triplicaron en los días siguientes. Más aun: unas sesenta filiales no fueron tomadas en cuenta en la evaluación de los activos de la compañía, realizada con la ayuda del grupo bancario Bradesco... que se convirtió en uno de los principales accionistas de la nueva empresa privada 1. A partir de 2001, la llegada de Roger Agnelli a los comandos de la sociedad abre una nueva era de expansión agresiva en el extranjero (ver "Puentes"). Convertida en multinacional, la firma se eleva al rango de primer proveedor de mineral de hierro de China, y extiende sus actividades a los metales no ferrosos: níquel, cobre, manganeso, bauxita, fosfatos... En 2006, con la adquisición de Inco, la sociedad se convierte en la segunda empresa minera del mundo luego de BHP Billiton. La operación le permite además hacer pie en Canadá, Indonesia y Nueva Caledonia. Al año siguiente, pasa a llamarse simplemente Vale y continúa su expansión: en el carbón (obtiene concesiones en el distrito de Moatize, en Mozambique, donde están localizadas las más importantes reservas sin explotar del planeta) y en fertilizantes químicos (con la compra de las partes de Bunge en la empresa Fosfertil). Hoy, sus actividades abarcan más de treinta países, en los cinco continentes. El conglomerado reúne a unas sesenta empresas, emplea a 150.000 asalariados, posee nueve mil kilómetros de vías férreas, ocho puertos, varias centrales hidroeléctricas. En 2008, año récord, Vale alcanzó 13.300 millones de dólares de ganancias 2 y distribuyó 2.750 millones de dólares entre sus accionistas, un "paquete" sensiblemente más importante que el destinado a los salarios (1.900 millones de dólares). Desgraciadamente, no todos los brasileños son accionistas de Vale. A lo largo de la vía de tren que une las minas de Carajás con el puerto de São Luís, los felices especuladores bursátiles son aun menos numerosos que en otras partes. De manera que lo que viene a la mente aquí cuando se menciona el nombre de Vale no son los dividendos. José Ribama, dirigente del sindicato de los trabajadores rurales de Canaã dos Carajás -comuna en la que están en ejecución o a punto de estarlo cinco proyectos de explotación minera- cuenta "las explosiones, el estruendo de las máquinas, el paso de cientos de camiones que afectan la vida cotidiana de los habitantes y que espantan a los animales. Millones de toneladas de estériles 3 y otros desechos acumulados al aire libre y arrastrados por las lluvias, que Por Philippe Revelli -2- Edición Nro 136 - Octubre de 2010
  • 24. El Dipló: Revuelta global contra Vale 3/5 15-11-2011 20:32:02 contaminan el agua y los suelos". Y eso no es todo: "Para poner en actividad nuevas minas, Vale compra tierras y hace colocar alambradas de púa. Los campesinos que no quieren vender quedan rodeados y los obreros agrícolas son amenazados de expulsión". A unos cincuenta kilómetros de allí, en Parauapebas, se encuentra la sede regional de la compañía. Esta ciudad, que hasta hace unos pocos años no era más que una aldea, hoy cuenta con 150.000 habitantes. Alrededor de algunos enclaves de prosperidad, las viviendas precarias no dejan de extenderse -el 45% de los hogares de la comuna no tienen agua corriente, el 90% no están conectados a la red de saneamiento- y los "royalties" que percibe la municipalidad 4 no le permiten adaptar su infraestructura a la afluencia continua de nuevas poblaciones. Cada semana desembarcan decenas de familias, atraídas por la perspectiva de un contrato de trabajo en Vale. Un espejismo para muchos. Pero un espejismo que engrosa las filas de un "ejército de reserva" del que la compañía extrae los remplazantes de los obreros "en desuso". Lastimarse equivale entonces a perderlo todo: la Asociación de Defensa de las Víctimas de Accidentes de Trabajo procesa actualmente sesenta y tres casos de obreros despedidos y expulsados de sus viviendas tras un accidente de trabajo. La contratación de un 60% del personal a través de intermediarios poco preocupados por las cuestiones del derecho laboral contribuye a refrenar la combatividad de los asalariados, mientras las autoridades locales, la policía y la justicia, que gozan de este maná -apoyo durante las campañas electorales, coimas y otros "arreglos"-, no son demasiado escrupulosas. Caso excepcional: en abril de 2010, un juez laboral de Marabá se aventuró a condenar a la empresa a 300 millones de reales (135 millones de euros) por daños y perjuicios a varios centenares de trabajadores. Lamentablemente, unos días después, el Tribunal Superior del Trabajo de Brasilia suspende la ejecución de la sentencia y Vale anuncia su intención de hacer juicio... al magistrado. Siempre junto a las vías, la ciudad de Açailandia se convirtió, en los años 90, en un polo siderúrgico, alimentado por el mineral de Carajás. Al término de la vía del tren, finalmente, el proyecto de ampliación del puerto mineralero de São Luís do Maranhão enfrenta resistencias de las comunidades de pescadores. La multiplicación de los conflictos locales dio nacimiento, en 2007, a una campaña común, Justiça nos Trilhos (Justicia en las Vías [del tren]) 5. Dos años después, en el Foro Social Mundial de Belém (Pará), los opositores brasileños a Vale se reúnen con otros grupos en conflicto con el gigante minero, procedentes de diversos horizontes. "Las multinacionales son demasiado poderosas como para combatirlas a nivel local o nacional solamente; hay que globalizar las luchas", afirman. Germina entonces la idea de un movimiento internacional de oposición a Vale. La huelga de los mineros canadienses de Vale-Inco, que comienza unos meses más tarde, actúa como catalizador. El primer encuentro internacional de las víctimas de Vale tiene lugar en Río de Janeiro, ciudad sede de la compañía, en abril de 2010. Impactos sociales y ambientales Dos camionetas avanzan a los tumbos por los caminos de ripio de la Serra do Gandarela, en el estado de Minas Gerais. En su interior, unos quince representantes de organizaciones campesinas, indígenas, ecologistas, sindicales... Vienen de Perú, de Chile, de Mozambique, de Canadá, para participar en la "caravana internacional" que recorre Minas Gerais. "La Serra do Gandarela es una zona natural protegida, que alberga el 40% de las reservas de agua aún preservadas del estado", explica Isabela Cançado. Esta bióloga y militante del Movimento Pelas Serras e Águas (Movimiento por las Sierras y Aguas) de Minas, está preocupada por los proyectos de Vale de ampliar el perímetro de sus operaciones en la región a fin de quintuplicar su producción de mineral de hierro. "Esto, cuando las licencias de explotación obtenidas por la compañía presentan numerosas irregularidades, y contradicen las normas de protección de las aguas y de la biodiversidad." La cuestión del impacto de la actividad minera sobre el agua, su calidad, el volumen de las reservas existentes, su disponibilidad para las poblaciones locales, generará recurrentes repercusiones durante los encuentros e intercambios que marcan el trayecto de la caravana. Unos canadienses, por ejemplo, mencionan el caso de Newfoundland, en la provincia de Labrador, donde Vale pretende utilizar el lago de Pondy Sand para depositar desechos tóxicos. Las Por Philippe Revelli -3- Edición Nro 136 - Octubre de 2010
  • 25. El Dipló: Revuelta global contra Vale 4/5 15-11-2011 20:32:02 representantes chilenas alertan sobre "el desvío de un recurso público" que constituiría el bombeo de enormes cantidades de agua, utilizadas para el tratamiento del mineral, en unos nuevos sitios mineros proyectados en la provincia de Choapa. Por su parte, los campesinos constatan a diario la contaminación de los cursos de agua, la acumulación de barros grisáceos en las orillas y la desaparición de peces... ¿Pero qué hacer? "En 2006, Vale obtuvo una licencia de explotación para una mina de cobre a cielo abierto en el departamento de Cajamarca, en Perú -interviene José Lezma, presidente del Frente de Defensa del Medio Ambiente de la Cuenca del Río Cajamarquino-. Pero allá ya habíamos sufrido la amarga experiencia de los destrozos causados por la explotación minera, y entre los empleos prometidos por Vale y aquellos perdidos en la agricultura, el cálculo resultó muy fácil: decidimos impedir la apertura de la mina." Con el apoyo de las autoridades, la empresa hizo todo por destruir el movimiento campesino, llegando incluso a reclutar para su servicio de seguridad a antiguos presos y otros esbirros vinculados al tráfico de drogas. El propio Lezma fue secuestrado y padeció el saqueo de su vivienda. En 2007, quinientos campesinos ocuparon el sitio minero durante tres meses, obligando a la empresa a retirar sus máquinas. En Río, unas 160 personas asisten al encuentro internacional de las víctimas de Vale. Universitarios, campesinos, pescadores, indígenas, sindicalistas, ecologistas... los participantes son unánimes: el impacto ambiental, inherente a la actividad minera, podría reducirse mediante la implementación de medidas técnicas o legales. Desgraciadamente, nada indica que ello esté entre las prioridades de Vale. Al contrario... Jacques Boenghik, consultor de la agencia canaca de desarrollo, evoca una directiva interna de la planta de Goro (en Nueva Caledonia): se recomiendan algunas medidas de control y de supervisión de las instalaciones "solo si usted tiene tiempo (...) teniendo en cuenta los operadores disponibles". Y no se trata de un caso aislado. En el ámbito social, la lista de conflictos es interminable: de los indígenas Karondi'e Dongi de Sorowako, en Indonesia, expulsados de su territorio ancestral y que actualmente sobreviven apretados contra el cerco de un campo de golf de Vale, a los cinco mil campesinos mozambiqueños de la región de Moatize reubicados en condiciones precarias, en tierras menos fértiles de las que tenían, y alejadas de los mercados en los que comercializan su producción. En la Bahía de Sepetiba, al oeste de Río de Janeiro, donde el consorcio Thyssen Krupp/Vale construye una planta siderúrgica, miembros de milicias paramilitares locales han sido identificados entre el personal de seguridad y el dirigente de una comunidad de pescadores, amenazado de muerte, debió recurrir al Programa Nacional de Protección de los Defensores de los Derechos Humanos; forzado a abandonar su casa, actualmente vive escondido. Para los participantes, Vale no sería lo que es ni podría permitirse transgredir impunemente las legislaciones nacionales sin el apoyo de las autoridades de los países en los que opera. En Mozambique, el diario O País escribe: "el presidente de la empresa es consejero sobre asuntos internacionales del jefe de Estado Armando Guebuza" 6. En Goro, "un anexo del cuartel de gendarmería se construyó en el campus de Vale -cuenta Boenghik-. La empresa abre gratuitamente su restaurante a los gendarmes y les proporciona vehículos". Menos anecdótico es que las ayudas acordadas por el Estado francés (doble desfiscalización, exoneración de impuestos aduaneros, del impuesto a las empresas, del aporte profesional, de la contribución inmobiliaria, del impuesto de solidaridad sobre los servicios...) representarían 47.000 millones de euros en veinte años para Goro Nickel 7. Finalmente, en Brasil, donde Vale goza desde siempre del apoyo infalible del Estado que la ha llevado a las fuentes bautismales -préstamos, construcción de infraestructuras, tarifas de electricidad preferenciales 8...-, el Tribunal Superior Electoral estableció que cuarenta y seis diputados, seis senadores, siete gobernadores y... el Presidente de la República Luiz Inácio Lula da Silva, gozaron de la generosidad de Vale durante la campaña electoral de 2006 9. La existencia de puentes entre las altas esferas del Estado y las de la compañía despiertan... algunos interrogantes. En 2008, por ejemplo, poco después de que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) acordara a Vale un préstamo de 7.300 millones de reales (3.300 millones de euros) -la más alta financiación jamás acordada por este organismo a una empresa-, el secretario ejecutivo del banco, Luciano Siani Pires, fue nombrado director del departamento de planificación estratégica de la empresa. La imagen de marca de la firma se vio sin dudas algo erosionada en Río 10, pero ponerse de acuerdo sobre la Por Philippe Revelli -4- Edición Nro 136 - Octubre de 2010
  • 26. El Dipló: Revuelta global contra Vale 5/5 15-11-2011 20:32:02 constatación de los daños no era la tarea más complicada; decidir qué hacer se reveló mucho más delicado. "El movimiento está dando sus primeros pasos -reconoce Ana Garcia, una de las organizadoras-, la tarea que nos espera es enorme... y sigue habiendo muchos puntos pendientes." ¿Cómo conciliar la diversidad de los puntos de vista y de las situaciones políticas? ¿Los objetivos a largo plazo y las demandas inmediatas de las poblaciones afectadas? ¿Las reivindicaciones sindicales y el cuestionamiento de un modelo de desarrollo basado en la extracción de los recursos naturales? ¿Las luchas locales y la exigencia de renacionalización? En Sudbury y Port Colburne, tras un año de huelga, los mineros canadienses de Vale-Inco finalmente pusieron un término a su movilización -aunque las concesiones obtenidas no permiten cantar victoria, les permiten a los obreros mantener la frente alta-, mientras que la lucha continúa en el sitio de Voisey's Bay. "En el correr del último año -escribe Jamie West, un minero que participó del encuentro de Río- aprendimos mucho sobre nuestro empleador. Aprendimos mucho sobre nosotros mismos, sobre la importancia del sindicalismo y de la solidaridad, no sólo a nivel local o de nuestra organización, sino con los trabajadores del mundo entero. Aprendimos que había entre nosotros muchos militantes que no esperaban más que una oportunidad para ser despertados" 11. En mayo pasado, la Forestry, Logging Por Philippe Revelli -5- Edición Nro 136 - Octubre de 2010